Enrique Valdearcos Guerrero Historia del Arte Noche estrellada, Vincent Van Gogh, Saint Rémy, 1889 Óleo sobre lienzo, 73 x 92 cm. Museo de Arte Moderno de Nueva York Análisis: La luz Es de destacar el tratamiento de la luz de las estrellas como puntas de luz envueltas en un halo luminoso a su alrededor, obtenido con una de las pinceladas más personales de la historia de la pintura: un trazo a base de espirales que dominan el cielo y los cipreses de primer plano. Al fondo se aprecia la silueta de un pueblo con la larga aguja de la torre de la iglesia presidiendo el conjunto. Las líneas del contorno de los edificios están marcadas con gruesos trazos de tonos oscuros, igual que las montañas. Imagen en grande Dos enormes espirales nebulosas se envuelven una con otra, mientras once estrellas sobre-dimensionadas atraviesan la noche con sus halos de luz. La luna, pintada de color naranja en la parte superior derecha del lienzo, hace pensar en un sol radiante, y un ancho sendero luminoso se extiende sobre la línea del horizonte. La composición: Los colores llamativos y las líneas en espiral del cielo y del ciprés reproducen la inestabilidad de su estado de ánimo y la necesidad de descargar esta frustración que le inundaba por dentro. Todo esto forma parte de una estructura que también llama la atención; el cuadro se divide claramente en dos partes, el cielo estrellado y el pueblo, presidido por la larga aguja que forma la torre de la iglesia. Pero el gran ciprés que hay en primer plano rompe esta división, elevándose ondulante hasta arriba del todo de la obra. Incluso las montañas serpentean y parecen unirse con el cielo. La línea del horizonte está baja, dando el protagonismo al cielo. La presencia imponente del cipres a la izquierda queda equilibrada por la de la luna, a la derecha. El cielo agitado por estrellas incandescentes como fuertes llamaradas contrasta con el pueblo inmutable y sereno dormido bajo ellas. El contraste entre la claridad y movimiento del cielo, con la quietud y oscuridad del pueblo nos indica el poder de la naturaleza frente al hombre. El ciprés -un elemento cargado de simbolismo que el artista había comenzado a utilizar en sus últimas representacionesocupa el primer plano, es la figura más oscura de la composición, y adopta una morfología flamígera acorde con el fondo. Junto con la torre de la iglesia del pueblo, el árbol determina una relación de repetición de formas que, en su carácter geométrico, aportan el elemento de estabilidad y firmeza que sostiene la composición. El pueblo, cuya serenidad contrasta con la virulencia del cielo, está representado con trazos rectos y breves, con lo cual se acentúa la oposición con las curvas que dominan la parte superior del cuadro. De la misma manera, las pequeñas luces de las casas son, al contrario que los astros, cuadradas y poco brillantes. La luz no se manifiesta sino en las formas de la luna y las estrellas como sólidas irradiaciones. De este modo, Van Gogh deja claro que el tema que supedita la obra está representado en el cielo y no en la tierra. Este predominio ha sido representado por el artista también en la elección y distribución de colores -azul, morado y amarillo, frecuentes en las obras realizadas por el artista durante la temporada estival de 1889-, aplicando los más vivos en el cielo y utilizando tonos sombríos en el poblado. Enrique Valdearcos Guerrero Historia del Arte El color: El color morado junto a su complementario, el amarillo realzan la fuerza visionaria. Un negro ciprés de dignas proporciones aplaca en primer plano la llamarada y equilibra los ritmos vertical – horizontal. Los tonos que Van Gogh utiliza son comunes a todas las obras de esta primavera del 89: malvas, morados y amarillos que muestran el estado de ánimo eufórico del artista. El aura luminosa que envuelve la Luna, hace que ésta se confunda con un Sol. Pincelada y contorno: La pincelada de Vincent en esta etapa seguía siendo pastosa y alargada, pero ya había evolucionado hacia grandes espirales y remolinos, que intensificaban la sensación de dramatismo en sus obras. Son pinceladas serpenteantes, arremolinadas, largas y espasmódicas, intensas como su alma agitada. Los contornos, en la parte inferior, están marcados con una línea negra gruesa, como era característico también en la obra de su compañero Gauguin. Las únicas líneas rectas son las de los tejados de las casas al fondo. Simbología: Representa la pequeñez del se humano frente a las fuerzas de la naturaleza. La agitación es de espasmo. Hay una visión doble de sol y luna. El ámbito humano queda aplastado por el movimiento de la bóveda celeste. Los astros están a punto de chocar, nos hallamos ante un eminente fin del mundo, ante el mayor de los cataclismos. Por el significado podría enlazar el Romanticismo, en línea de un Friedrich, también sirve de puente de unión con el Expresionismo posterior que participa de la concepción del universo incidiendo en la pequeñez del hombre. Se ha comentado que esta obra quizá se refiera al episodio bíblico del Génesis (37,10) en el que José tiene un sueño con once estrellas, el sol y la luna (en el cuadro ambos parecen unidos). Un investigador español (José Navarro) ha demostrado que la constelación que aparece es la de Aries, visible desde el sur de Francia en las noches del 14 al 19 de junio de 1890, que es cuando se estima que se pintó el cuadro Comentario: La obra en su contexto Esta famosa escena resulta una de las más vigorosas y sugerentes realizadas por Vincent. En pocas obras ha mostrado la naturaleza con tanta fuerza como aquí. Vincent se encuentra recluido en el sanatorio de Saint-Rémy (Provenza) desde el mes de mayo de 1889, donde fue ingresado por sus ataques de epilepsia y víctima de una profunda crisis depresiva que indicaba el carácter crónico de la enfermedad mental que padecía un año antes de que se suicidara. Muestra en sus imágenes lo que contempla desde su ventana. La noche le había atraído siempre - Café nocturno o La terraza del café - especialmente porque se trataba de una luz diferente a la que se había empleado hasta esos momentos. A diferencia de las otras obras, este paisaje no fue pintado al aire libre, sino desde la habitación del sanatorio, dónde sólo podía ver el cielo a través de una pequeña ventana. En tan extrema situación, el genio holandés extrajo de su interior esta escena, en la cual la naturaleza estalla, despliega su energía y exhibe todo su esplendor. A Van Gogh le atraía especialmente la noche porque desplegaba una luz especial. Las estrellas y la luna daban vida a un paisaje adormecido e inmóvil. En esta obra la noche cobra un sentido totalmente subjetivo. El autor: El tesón y las ganas de trabajar - más de 800 cuadros en nueve años como pintor - que demostrará Vincent a lo largo de su corta vida son encomiables y definen claramente la biografía de este magnífico pintor neo-impresionista. Vincent Willem van Gogh nace en Groot Zunder (Holanda) el 30 de marzo de 1853 en el seno de una familia de clase media. Su padre - Theodorus van Gogh - era un pastor protestante y su madre - Anna Cornelia Carbentus - pertenecía a una importante familia de encuadernadores. Hasta los 30 años no tendrá vocación artística. Parece que su primera crisis psíquica fue motivada por el rechazo sentimental de la hija de su patrona, la joven Ursula Layer, de quien se había enamorado profundamente. En su estancia parisina conocerá a Toulouse-Lautrec, poniéndose en contacto con los impresionistas. Este nuevo movimiento artístico sirve a Vincent de punto de partida, aunque piensa que Millet ha hecho más por la pintura que Manet. Durante estos años realizará paisajes de las cercanías de su casa o bodegones de flores. También inicia ciertos experimentos con el Puntillismo así como conoce a Enrique Valdearcos Guerrero Historia del Arte Degas, interesándose por la figura humana. Pero la atención de Vincent se centra en sus contactos con los jóvenes Paul Signac y Émile Bernard, quienes consideran anticuado el Impresionismo. Ambos artistas influirán mucho en la obra de Vincent, que empieza a pensar en la creación de una comunidad de artistas. Las estampas japonesas supondrán también una importante influencia para el joven pintor. El contacto de Vincent con Gauguin se inicia en el otoño de 1886. Entre ambos surgió un respeto mutuo, creciendo la admiración de Van Gogh hacia Paul a medida que pasaba el tiempo, haciéndose cada vez más fuerte la idea de constituir una sociedad de artistas en la que se compartieran gastos e ideas, ofreciéndose apoyo mutuo. En febrero de 1888 Vincent se traslada al sur de Francia, a Arles e invitó a Gauguin a instalarse en con él, aceptando éste trasladarse en octubre de ese año, Cuando Gauguin llega la convivencia entre ambos artistas no es fluida y las discusiones cada vez suben más de tono. El desenlace se produce la noche del 23 de diciembre de 1888. Después de haber bebido mucho, discuten de nuevo y Vincent amenaza a su amigo con una navaja de afeitar. Gauguin, asustado, se marcha al hotel y Vincent, arrepentido por el desenlace de la disputa, decide arrancarse el lóbulo de su oreja derecha, entregándoselo a una prostituta para que lo lleve a Gauguin como señal de arrepentimiento. Vincent es internado en el hospital y delira durante tres días. En febrero Vincent es ingresado de nuevo en el hospital al cuidado del doctor Felix Rey ya que padece de insomnio y alucinaciones. Las recaídas son cada vez más frecuentes y el propio Vincent desea ingresar en un sanatorio, lo que ocurre el 8 de mayo. Voluntariamente, se marcha al sanatorio mental de Saint-Paul-deMausole, cerca de Saint-Rémy, a 27 kilómetros de Arles. ¿Cuál era la enfermedad de Vincent? Exactamente desconocemos a qué se debían esas crisis y ataques, surgiendo múltiples hipótesis. La más certera sería una inestabilidad psíquica de carácter congénito, acentuada por el abuso del alcohol. Este encierro en Saint-Rémy le obliga a pintar lo que hay alrededor del hospital, tanto las habitaciones, la naturaleza o los propios internos. Tras una conversación con Pissarro, Theo considera conveniente que Vincent se instale en Auvers-sur-Oise, en el noroeste de París, al cuidado del doctor Gachet, famoso homeópata relacionado con los impresionistas. A fines de diciembre de 1889 sufre un nuevo ataque mientras está pintando e intenta tragarse las pinturas. El doctor Gachet le cuida cariñosamente e incluso piensa que está curado, considerando que nunca más tendrá un ataque. Durante los dos meses que vivió en Auvers pintó más de 80 cuadros, demostrando estar en pleno éxtasis creador. Pero el 27 de julio sale al campo y se dispara con un revólver; regresa a su hogar y avisa a los señores Ravoux para que soliciten un médico al no encontrarse bien. Reconoce haberse disparado y los doctores le vendan la herida pero no extraen la bala. Enterado de la noticia, Theo parte para Auvers y pasa el día con Vincent, fumando ambos en pipa. El 29 de julio de 1890 fallece el primer genio de la pintura contemporánea. Curiosamente, su hermano Theo muere seis meses después en una casa de salud de Utrecht. Desde 1914 ambos hermanos reposan juntos en el cementerio de Auvers-sur-Oise. Volver al temario Volver a la Presentación