Previsibles conflictos por la inviolabilidad del domicilio, consagrada

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27/nov/2006
Previsibles conflictos por la inviolabilidad del domicilio, consagrada en la
Constitución
Fidel Torres Camacho* Especial para el Economista
Implicaciones de la Reforma al artículo 10 del Código Fiscal de la Federación
La necesidad de intimidad es inherente a la persona humana ya que para que el
hombre se desarrolle y geste su propia personalidad e identidad, es menester que
goce de un área que comprenda diversos aspectos de su vida individual y familiar
que esté libre de la intromisión de extraños.
La necesidad de intimidad es inherente a la persona humana y el respeto a su vida
privada resulta en que estén alejadas injerencias no deseables e indiscreciones
abusivas.
Sin embargo, es de destacar que existen limitantes a dicha privacidad, que están
sustentadas en el Derecho Positivo Mexicano, contenidas en el artículo 16
Constitucional.
En este tenor surge el llamado derecho a la privacidad, a la vida privada o
simplemente derecho a la intimidad, como un derecho humano fundamental, por
virtud del cual se tiene la facultad de excluir o negar a las demás personas del
conocimiento de ciertos aspectos de la vida de cada persona que sólo a ésta le
incumben.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 12 se
establece que nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su
familia, su domicilio o su correspondencia ni de ataques a su honra o a su
reputación, y que toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas
injerencias o ataques.
Por su parte el artículo 16 de nuestra Carta Magna expone "que nadie puede ser
molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones sino en virtud
de mandamiento escrito de autoridad competente, que funde y motive la causa
legal del procedimiento".
Dicho artículo también establece la inviolabilidad del domicilio, así como la
inviolabilidad de las comunicaciones privadas y de la correspondencia.
Resulta fundamental exponer que la protección de la vida privada frente a actos de
las autoridades se encuentra debidamente instituida en el primer párrafo del
artículo 16 constitucional, al establecer que para que una injerencia de la autoridad
en nuestra intimidad sea válida, ésta deberá provenir de una orden de una
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autoridad facultada por la propia ley para realizar dicha intervención plasmada por
escrito, la cual deberá estar debidamente razonada y justificada además de estar
prevista en una ley el acto de molestia en cuestión.
Ahora bien, a partir del 1 de octubre del presente año entró en vigor la siguiente
disposición contenida en el Código Fiscal de la Federación, misma que establece:
Artículo 10. Se considera domicilio fiscal en el caso de personas físicas:
Cuando realizan actividades empresariales, el local en que se encuentre el
principal asiento de sus negocios.
Cuando no realicen las actividades señaladas en el inciso anterior, el local que
utilicen para el desempeño de sus actividades.
Únicamente en los casos en que la persona física, que realice actividades
señaladas en los incisos anteriores no cuente con un local, su casa habitación.
Para estos efectos, las autoridades fiscales harán del conocimiento del
contribuyente en su casa habitación, que cuenta con un plazo de cinco días para
acreditar que su domicilio corresponde a uno de los supuestos antes previstos.
De la anterior disposición se vislumbra que a la autoridad fiscal se le conceden
facultades para considerar como domicilio para ejercer sus facultades de
comprobación la casa habitación de las personas físicas, lo cual denota diversas
implicaciones jurídicas que se estima resultan violatorias de garantías individuales
por lo siguiente:
La señalada disposición presume que en el caso de personas físicas que no
cuenten con un local, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) considerará
que la casa habitación del contribuyente es su domicilio fiscal, lo cual pone de
relieve que en un momento dado existe la presunción salvo prueba en contrario,
de que dicho lugar es el principal asiento de sus negocios o bien que es el local
para el desempeño de sus actividades, lo cual es sumamente riesgoso, ya que si
el contribuyente no desvirtúa dicha presunción en el término de cinco días, la
autoridad podrá realizar cualquier diligencia de carácter administrativo en la casa
habitación del contribuyente.
Diligencias
Por ello tales diligencias deberán de reunir diversos requisitos de conformidad con
lo establecido con el artículo 16 constitucional, es decir deben contar con las
debidas formalidades que para los cateos se establecen, ya que pretender llevar
al cabo una orden de visita en la casa habitación del contribuyente resultaría
menester que se reunieran las siguientes condiciones:
Que sea emitida por autoridad competente y sea por escrito; en la misma deberá
fundarse y motivarse la causa legal del procedimiento, así como señalar el
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nombre y domicilio del visitado así como el objeto de la visita. Y al finalizar,
deberá circunstanciarse dicha acta ante la presencia de dos testigos designados
por el visitado, o en su defecto por la autoridad fiscalizadora.
Ante tal hipótesis legal, resulta interesante que no obstante que en la casa
habitación del contribuyente no existan papeles o contabilidad relacionada con
asuntos fiscales, el citado artículo abre la posibilidad para que la autoridad fiscal,
con una orden de visita que reúna los anteriores requisitos podría introducirse al
domicilio donde habita el contribuyente.
Ello, bajo el argumento de revisar que se hayan cumplido con las disposiciones
fiscales, lo cual tendría como consecuencia que la garantía constitucional de
seguridad jurídica, que dogmáticamente se conoce como de inviolabilidad del
domicilio, sea vulnerada por una presunción que tal vez el contribuyentegobernado no desvirtuó y que da la posibilidad para que un órgano del Estado
vulnere nuestro derecho a la intimidad.
Consideramos que lo cual tendrá implicaciones jurídicas que en el futuro se
podrán vislumbrar con el desempeño que la autoridad fiscal realice en un futuro, y
que eventualmente dará lugar a la promoción de juicios de amparo por violación
al artículo 16 constitucional.
*El autor es integrante de la Comisión de Comisión Investigación Fiscal del Colegio de Contadores Públicos
de México (CCPM).
(CCPM). Los artículos y respuestas expresan la opinión de los profesionistas de las diferentes comisiones.
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