Incorporación de elementos neogóticos en la parte inferior del edificio: restauración de las naves laterales y capillas absidiales Hauser y Menet. Ábside de la Catedral de León sin vidrieras y con la refección de la cantería (1887 ca). {Cedida por el Instituto Leonés de Cultura]. El plan general de restauración, como hemos referido anteriormente, seguía una lógica que estaba presidida por la primacía de la consolidación de elementos importantes para la estabilidad del edificio desde el exterior hacia el interior, en la supeditación del equilibrio de las fábricas al sistema constructivo gobernado por las bóvedas de crucería. En un orden similar, la restauración de los paramentos y ventanales exteriores de la catedral se realizó desde las zonas inferiores hacia las superiores. En el presupuesto de restauraciones parciales del año 1880 se comenzó la restauración integral de la parte baja del edificio en ambos costados, trabajos que se extendieron en los siguientes años a las zonas comprendidas por las naves laterales y las capillas absidiales que se abren en torno a la girola de la catedral. Contenido en el presupuesto formado por Demetrio de los Ríos en 1880, se aprobó el modelo de cornisa baja para todo el perímetro del edificio; en el proyecto de 1883 se reanudó la restauración de esta zona del edificio: en las naves laterales se restauraron dos ventanas en el costado septentrional, las que forman ángulo en el brazo del crucero, y tres correspondientes al costado meridional. Para ofrecer un modelo completo de la forma que habrían de adoptar por su lienzo exterior estos tramos de ventanas de las naves de la Catedral de León después de la restauración, Demetrio de los Ríos trazó un alzado tipo de un paño de ventanas entre dos contrafuertes; la continuidad de estos ventanales de las naves bajas a lo largo del perímetro de la catedral recorría disposiciones análogas, adaptadas a su peculiar situación, en la zona de las capillas absidiales abiertas en la parte oriental de la catedral: las cinco capillas hexagonales y las dos cuadrangulares se restauraron en su totalidad, tanto por sus lienzos interiores como exteriores. La restauración interior fue considerable; las arquerías ciegas del interior se renovaron totalmente con toda su decoración, pues, según refiere Ríos, toda esta parte fue destruida para colocar tres altares adosados en cada capilla en sus tres muros principales: "han de reponerse el zócalo, los fustes, los capiteles, la arcatura, las enjutas, la imposta y cuanto fue mutilado por el expresado concepto" (1883); la tracería de las ventanas debía reconstruirse de nuevo por completo, "a causa de hallarse en inminente ruina, reponiéndose algunas dovelas de sus arcos formeros, pues no pocas se desprenderían a no sacarlas preventivamente"; la reedificación de la tracería de las ventanas afectó a todos sus elementos, es decir, maineles, arcos apuntados y rosetas superiores. La restauración del exterior de las capillas absidiales era una aplicación y conciliación de los motivos de las ventanas de las naves laterales a esta zona del ábside; la renovación del lienzo exterior también fue total; algunos elementos se restauraron con la reposición de sus sillares deteriorados, como era el caso de los escamados, maineles y tracería, formeros, contrafuertes principales y secundarios, apilastrados de los ángulos, enjutas y archivoltas, "por hallarse todo esto en muy mal estado o absolutamente ruinoso". Pero más discutible fue la eliminación de algunos elementos para ser sustituidos por otros neogóticos en armonía con el carácter del edificio, como se había realizado en las naves laterales: "obra en su origen de las postrimerías del arte ogival, están tan desfigurados por la restauración de antiartísticos canteros que aunque se pretendiera reponer los elementos nuevos por la traza de los antiguos, lo que en manera alguna conviene a causa de su decadencia y mal gusto, no es posible por impedirlo las reparaciones indicadas". Para proponer la sustitución de todos estos importantes elementos para la fisonomía exterior de la catedral, Demetrio de los Ríos se escudó en la aprobación de los mismos, aplicados a otras zonas del edificio, en presupuestos y proyectos anteriores; de hecho, este proyecto del año 1883 fue aprobado en su totalidad de tal manera que tanto las naves laterales como las capillas absidiales se vieron enriquecidas con estos elementos tan característi- 240