Hart, Herbert 1. Biografía 2. El derecho internacional en

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Hart, Herbert
1. Biografía
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Herbert Lionel Adolphus Hart nació en Harrogate el 18 de julio de 1907 y falleció en Oxford el 19 de diciembre de 1992. Durante
un tiempo ejerció la abogacía de manera privada. Posteriormente, a partir de 1952, fue Profesor de Jurisprudence en Oxford, cargo
que, junto a su obra filosófica, le dio fama internacional y lo erigió en uno de los filósofos del derecho más importantes del siglo XX. El
sesgo de su trabajo siempre fue un compromiso con la teoría analítica del derecho tal como había sido iniciada por autores como
Bentham y Austin. Durante la segunda guerra mundial, Hart trabajó para el servicio de inteligencia británico junto a filósofos de la talla
de Gilbert Ryle y Stuart Hampshire. Entre sus alumnos se destacan Brian Barry, Joseph Raz, John Finnis, Ronald Dworkin, Kent
Greenawalt y Neil MacCormick, entre otros.
2. El derecho internacional en la obra de Hart
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En el marco de una búsqueda de esclarecimiento conceptual en torno al derecho internacional, filósofos como H. Hart han hecho
aportes muy significativos. Hart pertenece a la familia de la jurisprudencia analíticaque se remonta a Locke, Bentham y Austin, círculo
filosófico preocupado preponderandamente por la clarificación de los conceptos que sigue resultando especialmente necesaria
respecto de la expresión ‘derecho internacional’. Hart se dedicó al tema del derecho internacional, básicamente en dos trabajos. El
más amplio y conocido The Concept of Law (1961) y su también célebre escrito en el que critica al postulado de ‘unidad del Derecho’
defendido por Kelsen titulado “Kelsen’s doctrine of the unity of law” (1970). Aunque esta entrada se centra sobre todo en la
exposición más complete de la primera obra, vale la pena recorder que en este Segundo texto Hart critica dos aspectos fundamentals
de la teoría de Kelsen. El primero es que el derecho internacional y los derechos nacionales forman un solo conjunto sistemático de
normas (tesis monista de Kelsen). El segundo es que entre ambos órdenes, el internacional y los nacionales, no pueda haber
conflictos normativos.
2.1. Cuando alguien piensa en la frase
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“el derecho internacional según Hart”, acaso pueda creer que lo que el filósofo comentado hará es proporcionar prontamente una
definición de la expresión. Este pensamiento o expectativa está equivocada. Los filósofos analíticos solo en contadas
ocasiones definen, si por definición entendemos el acto de legislación filosófica consistente en estipular las condiciones
semánticas de aplicación de un término. Emplear este método podría ser un atajo indebido para el filósofo enfrentado a
problemas complejos. Una definición equivaldría nada menos que a sepultar el diagnóstico y discusión sobre los problemas
que encierra el término que busca esclarecimiento. Hart no comete este error a pesar del equívoco al que puede conducir la
literalidad del título de su principal obra iusfilosófica El concepto de Derecho. Hart en esta obra propone una tarea de análisis
conceptual de ciertos problemas recurrentes de la ciencia del Derecho que, si no son vistos de manera “clara y distinta”, como pedía
Descartes, harán que la tarea de análisis se “vaya al traste”. Si según Hart los juristas y los filósofos vienen manteniendo desde hace
siglos profundos desacuerdos sobre qué es el Derecho. Dado el talante de esta afirmación, no debería resultar sorprendente que, si
existen desacuerdos fundamentales sobre qué cosa es el Derecho, también se experimentan desacuerdos profundos sobre qué es el
“derecho internacional”.
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Para Hart, las fuentes de duda sobre qué tipo de fenómeno es el derecho internacional son las mismas que rodean al concepto
general de Derecho. El Derecho es un fenómeno que mantiene intrincadas relaciones con otros dos aspectos sociales: por un lado con
la moralidad, por el otro, con la coacción. Cuando Hart refiere al derecho internacional va al corazón de los problemas que rodean la
expresión cuando afirma lo siguiente: “si bien concuerda con el uso de los últimos 150 años utilizar aquí la expresión “derecho”, la
falta de una legislatura internacional, de tribunales con jurisdicción compulsiva, y de sanciones centralmente organizadas, ha inspirado
desconfianzas, por lo menos entre los teóricos del derecho”. A este severo primer diagnóstico Hart añade e otro: “Se puede sostener,
por cierto, como veremos, que el derecho internacional no sólo carece de reglas secundarias de cambio y adjudicación que
establezcan una legislatura y tribunales, sino que carece también de una regla de reconocimiento unificadora que especifique las
“fuentes” del derecho y que suministre criterios generales para la identificación de sus reglas”.
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Frente a esta diagnosis surge naturalmente la pregunta: ¿es realmente derecho el derecho internacional? Para encauzar la respuesta
a esta pregunta, el análisis conceptual sugerido por Hart parece ser ambicioso en el sentido de que no se ciñe a constatar cómo
usamos la expresión ‘derecho internacional’ o a proporcionar un tratamiento breve que sostenga que la expresión “no se ajusta a los
convencionalismos lingüísticos que subyacen al empleo del término general Derecho”. El análisis de Hart se dirige, más bien, a
encontrar cuáles son los “principios que han guiado el uso existente”. Para esta tarea analítica, Hart identifica lo que, a su criterio,
son las dos primordiales fuentes de duda, a parte de las dos cuestiones señaladas previamente: sus deficiencias institucionales y la
ausencia de reglas claras de ‘reconocimiento´ de sus fuentes.
3. Naturaleza obligatoria en la obra de Hart
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La primera tiene raíces en la concepción que ve al Derecho como un conjunto de órdenes respaldadas por amenazas y contrapone,
desde este punto de vista, las reglas del derecho internacional a las de un derecho nacional determinado. La segunda duda surge de
la creencia de que los estados son sujetos incapaces de obligaciones jurídicas y, por ello, contrapone los sujetos de derecho
internacional a los sujetos de derecho nacional.
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El motivo de la primera duda está encaminada a poner en cuestión que las normas que componen el derecho internacional tengan
fuerza obligatori, es decir, tengan la capacidad de cambiar las razones de primer orden que pueden tener los agentes estatales para
actuar de determinada forma. Esta duda está cincelada, afirma Hart, por una concepción –que él imputa a Austin– según la cual sólo
es auténticamente derecho aquel conjunto de órdenes respaldadas por amenazas, es decir, por la promesa del uso efectivo de la
coacción estatal. Este fenómeno, apreciable en los derechos nacionales, no se vislumbra en el derecho internacional debido a la falta
de sanciones organizadas. En contra de esta concepción “imperativista” empobrecedora del concepto de Derecho, Hart aboga por un
concepto de obligación que no depende del dato de la coacción que considera un refuerzo de la idea de obligación pero no parte de su
núcleo conceptual. Para Hart hay que tener en cuenta que lo que en el lenguaje aparece como ‘obligatorio’ es que exista una
‘presión general’ a favor del respeto de las reglas. Y que se considere, además, que su violación justifica demandas de
compensación, así como represalias o contramedidas. Cuando se hace caso omiso de estas reglas no es sobre la base de que no
sean obligatorias.
3.1 subap.
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Por el contrario, dice Hart, se realizan esfuerzos para ocultar estos hechos.
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