LA SANTA INQUISICION Apesar de que los argumentos presentados en favor de esa expulsión son de grave importancia, esta corte juzga necesario considerar el bien de la Iglesia Universal además de el del demandante. Cardenal Joseph Ratzinger ¿Por qué alguien habría de escandalizarse por la carta firmada por Ratzinger? ¡Es como asombrarse por la salida del closet de Ricky Martin! Sólo hace falta recordar que Ratzinger era el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la misma dependencia que siglos antes se llamaba Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición. Prefecto, por supuesto, es el nombre del otrora Inquisidor. ¿Y qué hacían los inquisidores? Defender “el bien de la Iglesia Universal” (Vaya petulancia esto de Universal, por cierto). En los tiempos en los que se les permitía actuar impúnemente, sólo hacía falta un rumor para detener a alguien y hacerlo confesar bajo tortura. Si la víctima era inocente, no importaba si moría pues, así lo justificaban, “iría al cielo”. Todo por el bien de la iglesia católica y, específicamente, del poder de los hombres que la dirigen. Creo que el gran error está en pensar que alguna vez la política vaticana dejó de ser sucia y que los papas, en algún momento de la historia dejaron de ser, como por arte de magia, las bestias ávidas de poder que siempre han sido. Solo hace falta leer la historia; tener memoria, sólo eso. 1 EL TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO Desde el primer siglo del cristianismo, se presentaron las primeras disidencias o herejías, en cuanto a la doctrina cristiana sostenida por los obispos. La lista es extensa, mencionaré las más importantes en cuanto a la atención que se prestó para su eliminación: ebionismo, gnosticismo, adopcionismo, montanismo, donatismo, maniqueísmo, arrianismo, nestorianismo, monofisismo y muchas otras más, hasta llegar el año de 1520, con la rebeldía del monje Martín Lutero, iniciador de las corrientes protestantes, que a su vez, se dispersaron en numerosas sectas o comunidades disidentes. Los motivos de éstas separaciones o herejías, versan sobre las distintas interpretaciones a los escritos bíblicos, así como a ritos y facultades que ostenta el Papa de la Iglesia Católica Romana, considerada como la única mantenedora de la verdad y esencia de las sagradas escrituras. Conviene al lector saber que el término hereje no es despectivo, pues equivale a selección. La Iglesia Católica Romana no considera como protestantes a las Iglesias ortodoxas y reconoce como válidos los sacramentos por ellas conferidos, pues por muchos siglos habían sido obedientes al Papa y, aún en la actualidad, muchos de sus dogmas siguen siendo iguales. Una recomendación del Papa a los obispos era la diligencia para que desterraran las herejías de sus diócesis. En la Edad Media la influencia de la Iglesia 2 era tan poderosa que más de una ocasión el populacho enardecido por las prédicas contra herejes y hechiceros, los victimaba sin ningún juicio y en forma atroz; generalmente eran llevados a la hoguera, convencidos de que los herejes o rebeldes, con la aceptación de la doctrina imperante, no eran sino representantes del propio Satanás y por ello merecedores de suplicio y muerte. El tribunal del Santo Oficio o de la Inquisición, como generalmente es conocido, quedó formalmente constituido como una dependencia papal en el año de 1223, siendo Papa Gregorio IX, y existió en gran parte de los países europeos occidentales católicos. No llegó a establecerse en Escandinavia y fue en la propia Italia, Francia, Alemania y España en donde tuvo una gran actividad. En un principio fueron las órdenes de frailes mendicantes y predicadores como los dominicos y franciscanos designados, quienes por sus propias funciones de predicación debían mezclarse con el pueblo y detectar posibles herejías para ser denunciadas ante el obispo, quien tenía para estos menesteres un fraile adjunto. Con el devenir del tiempo, el fraile inquisidor fue desplazando al obispo, con ello se inicia el origen de los Tribunales de la Inquisición en las diócesis episcopales. Esta acción independentista les permitió actuar libremente en su jurisdicción y siempre siguiendo las directrices del Tribunal Inquisitorial Romano. Por varios siglos los reyes y príncipes apoyaron decisivamente las actividades inquisitoriales; con ello, sus gobernados eran sumisos y obedientes, pues a través de la religión es que se consideraba a un país, a un rey y a otra religión. En tanto la Inquisición iba en franca desaparición en la mayoría de las naciones católicas, en España, continuó por condiciones muy propias emanadas de la reconquista, lo que trajo como consecuencia que desaparecieran las fronteras geográficas con los reinos moros, originándose una considerable dispersión morisca por todo el territorio hispano. Con el pueblo judío ocurría algo similar. Aunque de siglos atrás, las comunidades judías constituían una gran prosperidad para sus habitantes y muchos de ellos eran funcionarios públicos comisionados en la recaudación de impuestos, tesoreros y prestamistas, para la nobleza y aún para el rey, nunca fueron bien vistos por el pueblo, pues por su riqueza y poder eran arrogantes y prestos al lucimiento de joyas y vistosas prendas. 3 Los mismos reyes sabían que las conversiones obligadas de judíos y moros eran de conveniencia y por ende falsas. Además, se sabía que herejes perseguidos en Francia e Italia habían obtenido refugio en España. Así, por Bula del Papa Sixto IV con fecha del 17 de septiembre de 1480, quedó formalmente establecida la Inquisición en el Reino de Castilla, que unido al de Aragón, formaban la nación española, aunque se seguían manteniendo diferencias entre las distintas leyes y ordenamientos, pues mientras que los aragoneses las defendían por darles libertades a los conversos, en Castilla eran reducidas. El primer auto de fe de la recién establecida Inquisición se efectuó en Sevilla. La inquisición española acrecentó más su importancia, por la necesidad del gobierno español de tener libres de herejes sus posesiones ultramarinas, especialmente de falsos conversos, así como por la llegada de protestantes a través de la piratería. Con la aparición de la contrarreforma se agudizó la lucha contra los luteranos, baste recordar aquella exclamación del rey Felipe II de España en la que prefería perder sus dominios a tener súbditos protestantes. Los procedimientos seguidos por el Tribunal Inquisitorial no se diferenciaban mucho de los usados por la justicia común, así como las inhumanas cárceles en donde eran recluidos los condenados. Era frecuente la delación o difamación, en donde una o varias personas acusaban al sujeto de herejía. En estos casos, se sometía la averiguación a los calificadores, quienes consideraban si era necesario o no enjuiciar al acusado. En cambio, cuando las faltas denunciadas eran consideradas desde el principio como graves, sin más consideraciones el sujeto era aprehendido y encarcelado. No se le comunicaba el motivo de su detención, ni de quién provenía la acusación. El primer objetivo era el de obtener una confesión libre del acusado; y según la misma Inquisición lo que les preocupaba en todos los casos era la salvación del alma del reo. Cuando los inquisidores concluían que la libre confesión, siempre en presencia de un escribano que tomaba nota de todo lo que se decía, era incongruente y por ende falsa, se indicaba la tortura; se ordenaba la presencia de un médico que en principio examinaba al reo y si lo encontraba saludable se iniciaba la tortura, la cual generalmente se aplicaba de dos formas: la garrucha y la tina de agua. En el tormento de la garrucha se ataban por la espalda las manos del reo y la soga era pasada por una garrucha o polea y el verdugo jalaba la cuerda produciendo dislocación de hombros y si aún no estaban conformes con la declaración del atormentado, se le amarraban a sus pies unas pesas y se jalaba la cuerda levantándolo del suelo, con la consiguiente luxación de miembros superiores e inferiores. 4 En la tortura con agua, el reo era colocado en una especie de bastidor, conocido como la escalera, con travesaños afilados sobre los cuales el reo era colocado de tal manera que su cabeza quedaba a la altura de sus pies. La cabeza era introducida en una cubeta agujereada y mantenida en esta posición por una cinta de hierro en la frente. Se le enroscaban en los brazos y piernas cuerdas muy apretadas. La boca tenía que mantenerse forzosamente abierta, metiéndole un trapo en la garganta, se le echaba agua de un jarro, de manera que con la garganta obstruida y el agua introduciéndose por las fosas nasales, se producía un estado de asfixia. Cuando el reo llegaba a fallecer durante la tortura los inquisidores declaraban que el acusado, por su obstinación en reconocer su pecado los obligaba a torturarle. En ocasiones, no infrecuentes, también eran llevados a tortura uno o varios de los delatores, así como individuos que se presentaban voluntariamente diciéndose poseídos por el diablo o hechizados, y que las más de las veces eran dementes. En honor a la verdad el Tribunal de la Santa Inquisición no perdonaba ni a clérigos, ni a obispos; en estas situaciones, hasta el Papa intervenía. Los procesos se llevaban con increíble lentitud, meses o años, y con cierta frecuencia el acusado moría antes de ser sentenciado. Junto con la detención del presumible herético, venía la confiscación inmediata de todos sus bienes, dejando a sus familiares en la cruel pobreza y el oprobio del pueblo, que en adelante los consideraba como apestados. La Inquisición o el Tribunal del Santo Oficio no entró en los reinos de Castilla y León sino hasta 250 años después de que se había establecido en toda Europa. Antes, la vigilancia de los obispos y de otros prelados de la iglesia había sido suficiente para reprimir la herejía, de hecho, hasta la segunda mitad del siglo XV se toleraba que moros y judíos celebraran su culto pacíficamente. Tanto las mezquitas como las sinagogas gozaban de fueros particulares y eran protegidas en sus derechos. En América, el Tribunal del Santo Oficio se estableció por primera vez en la isla de Santo Domingo, llamada en ese entonces La Española, gracias a que el cardenal Adrián de Utrech, regente del reino e inquisidor general de España, extendió el nombramiento de inquisidor de todas las tierras descubiertas y a descubrir a don Pedro de Córdoba, residente de dominicana. 5 Tres años después de consumada la Conquista de la Nueva España, fray Martín de Valencia, franciscano evangelizador, fue nombrado por Pedro de Córdoba comisario de la Inquisición en México. Aunque los franciscanos no tenían ni bula ni permiso para ejercer ese oficio que era y había sido siempre privilegio exclusivo de los dominicos. Ese primer inquisidor ejerció suavemente el empleo, hasta que a la muerte de Córdoba, llegó de España fray Vicente de Santa María, un dominico. En 1535 el inquisidor general de España y arzobispo de Toledo, Alfonso Manrique, expidió el título de inquisidor apostólico al primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Aunque este no creyó prudente establecer aún la Inquisición en México, cometió el tremendo error de formar proceso a un indio, señor principal de Texcoco, bautizado ya con el nombre de Carlos y nieto de Netzahualcóyotl, a quien acusó de seguir sacrificando víctimas a sus dioses. El inquisidor apostólico lo mandó a quemar vivo en la plaza pública el 30 de noviembre de 1539 para convertirlo en la primera víctima del Santo Oficio en la Nueva España. Zumárraga recibió regaño y castigo porque en las disposiciones reales y las reglas del Santo Oficio, se estipulaba que no se podían ejercer rigor ni pena contra los cristianos nuevos de la raza india. Sin embargo, no fue hasta 1571 que el doctor Moya de Contreras, inquisidor mayor de la Nueva España estableció en México el Tribunal de la Fé, este año, se considera oficialmente, como el del establecimiento del Santo Oficio en México. Fray Tomás de Torquemada, pariente de Juan de Torquemada, el ilustre fraile que se ocupó de la historia indiana de México, fue uno de los más crueles inquisidores de España, Fue él quien desarrolló las reglas más crueles y estrictas para el Santo Oficio, reglas que se siguieron al pie de la letra en México. Entre sus disposiciones estaba que el secreto de los testigos fuera inviolable, que se adoptara el tormento y la confiscación de bienes, que en un corto período de gracia los acusados se denunciaran a sí mismos y abjuraran de sus errores, que se recibieran las denuncias de padres contra hijos y de hijos contra padres y que se permitiera la separación del derecho común y del orden de proceder en todos los tribunales conocidos. 6 Luis González Obregón calcula que se pronunciaron 51 sentencias de muerte en los 235 o 242 años en los que funcionó en México el Santo Oficio, pero esta puede ser una conjetura: Llorente dice, por ejemplo, que sólo en 1481 hubo 21 mil procesos y hasta quienes sostienen que la Inquisición no quemó a nadie en tierras mexicanas. Sin embargo, es muy probable que todos se equivoquen o que el más aproximado en sus cálculos sea González Obregón ya que, por ejemplo, en el caso contra Luis de Carvajal, uno de los más célebres de México, murieron ocho personas, siete de ellas en la hoguera y una en el garrote vil. Las penas impuestas a los reos de delitos que no se castigaban con la muerte eran generalmente “el auto, vela, soga y mordaza y abjuración de Levi”, y a veces también el destierro. Eran de rigor, eso sí, 100 o 200 azotes. Entre los delitos figuraban no sólo el renegar de Dios, de sus santos y la Virgen, sino también el amancebamiento, la fornicación y la sodomía. La indumentaria denunciaba al reo y así lo segregaba: a los judaizantes, por ejemplo, se les condenaba a llevar ad perpetuum, un hábito penitencial amarillo con dos aspas coloradas de San Andrés: es lo que llamaban el sanbenito. Remataba el atuendo un gorro de papel en forma cónica, color azafrán. Para indicar que un preso iba hacia las cárceles del Santo Oficio se decía que “se lo habían llevado en la calesita verde”. Durante la Conquista, al edificio de la Inquisición, después la Escuela de Medicina, se le llamó la “casa de la esquina chata”. El Patio de los Naranjos era el de las prisiones y estas celdas medían, por lo general, 16 pasos de largo y 10 de ancho, contaban con dos puertas de un grosor bastante importante, un agujero con rejas dobles donde entraba escasamente la luz y una tarima de azulejos que hacía las veces de cama. Las cortes generales y extraordinarias que decretaron en España la abolición de la Inquisición, sesionaron el 8 de diciembre de 1812, y el decreto se pronunció en México en 1813, sin embargo quedó definitivamente abolida hasta 1820. 7 Este Tribunal fue visto generalmente con desprecio, sobre todo después de la Revolución Francesa, puesto que en realidad se había convertido en una institución represiva del propio gobierno más que de la Iglesia, aunque es verídico que en muchas ciudades, en sus principios, los autos de fe eran un espectáculo regocijante. Por mucho tiempo se escuchó una frase que decía: El que entre a la Inquisición, si no lo queman, de todos modos sale chamuscado. Torturas barbáricas en extremo utilizadas por la "Santa Inquisición", institución de la Iglesia Católica Romana. Escena 5, del Acto 7, del "Escandaloso drama convulsionado de la gran ramera". "La mujer ebria de la sangre de los santos, y de los mártires de Jesús." Advertencia. En esta “Escena 5”, veremos aparatos espantosos y procedimientos horrendos de tortura usados para ejecutar órdenes de los inquisidores católicos romanos contra “herejes”. Bien pueden afectar gravemente a personas muy sensibles de corazón y espíritu, trastornando su mente, provocando repugnancia o nausea, y además, causando mucha indignación, enojo, profunda depresión o hasta pesadillas. Instrumentos de tortura. A la derecha, el sarcófago en posición vertical, se conocía como “Virgen de hierro”, o “Virgen de Nuremberg”. Las puertas, al igual que el espaldar, tenían púas largas y afiladas. Forzada la víctima a pararse dentro del aparato, al cerrarse las puertas, las púas penetraban en el cuerpo, pero no mataban de inmediato al acusado, pues estaban fijadas de tal forma que no lesionaban órganos vitales, así prolongándose la tortura hasta causar, con el andar del reloj, una muerte vilmente cruel. Se agravaba todavía más la tortura al abrirse y cerrarse las puertas sobre la víctima más de una vez. 8 www.sfu.ca Pintura por Hippolyte Delaroche, 1824, Musée des Beaux-Arts, Rouen, France. Juana de Arco interrogada por el Cardenal Winchester en la célula donde ella fue encarcelada. La vestimenta “escarlata” del Cardenal Winchester lo identifica certeramente como siervo de la “bestia escarlata” y de “la mujer vestida de púrpura y escarlata”, la que viene montada sobre la “bestia escarlata” (Apocalipsis 17). Juana de Arco nació en el este de Francia, en 1412 d. C., siendo sus padres Jacques d’Arc e Isabelle Romée. Obedeciendo a “visiones”, la joven Juana logró introducirse en el ejército Francés, llevándolo al triunfo en varias batallas importantes durante la Guerra de los Cien Años. Juzgada en una corte eclesiástica, fue condenada y quemada en una hoguera. Tenía tan solo diecinueve años de edad. Veinticuatro años más tarde, el Papa Calixto III revisó la decisión de aquella corte eclesiástica, encontrando inocente a la doncella y declarándola mártir. (Datos de www.wikipedia.org. Tomados del artículo en inglés “Joan of Arc) -Estimado lector, al considerar usted las horribles torturas efectuadas por la "Inquisición" católica romana, tenga presente en todo momento, se lo suplicamos, que la Iglesia Católica Romana no es, ni representa de modo alguno, la original iglesia fundada por Jesucristo. Esta jamás tortura a nadie. Tampoco inicia o participa en "guerras santas" o "guerras religiosas" de naturaleza carnal. "Las armas de nuestra milicia no son carnales" (2 Corintios 10:4). Los cristianos fieles al Señor no toman venganza contra ningún enemigo de Dios o su iglesia verdadera (Romanos 12:19-20). Por cierto, "cristianismo" no es sinónimo de "catolicismo romano", ni viceversa. Atribuir "guerras santas" y "torturas de inquisición" al "cristianismo en general" no es correcto; no es honesto. Hacerlo es implicar que todas las iglesias del "cristianismo", que todos los integrantes del "cristianismo", sean culpables de "guerras y torturas en el nombre de Dios". Pero, ¡esto es muy lejos de la realidad! Sencillamente, porque el verdadero Reino de Dios y de Cristo "no es de este mundo... no es de aquí", palabras de Cristo dirigidas a Poncio Pilato (Juan 18:36), y lógicamente, hechas extensivas a todos los habitantes del globo terráqueo. 9 Lamentablemente, el "reino del Vaticano" sí, en definitiva, es del mundo; es de aquí, es decir, de la tierra, terrenal, y por consiguiente, no es cosa extraña que actúe como reino terrenal. Lo trágico es que este "reino mundano del Vaticano", con su disfraz de "cordero", manso, humilde, espiritual (Apocalipsis 13:11), haya crecido tanto y se haya dado a conocer a tal extremo que los incrédulos e indoctos lo perciban como sinónimo de "la iglesia", "el cristianismo" o "el reino de Dios en la tierra", desconociendo ellos a la verdadera iglesia que Cristo fundó y al verdadero evangelio por el Espíritu Santo revelado (Juan 16:13). Si usted pertenece a este grupo que adolece de una percepción equívoca acerca de la Iglesia Católica Romana, lo inteligente sería procurar conocer a la iglesia puramente bíblica, la que no persigue, no tortura, ni hace alianzas con poderes seculares, sino que predica y sigue el evangelio de reconciliación y paz revelado solo y exclusivamente en el Nuevo Testamento. Permítanos recomendarle"Doctrinas fundamentales del evangelio", donde se encuentran estudios concisos sobre la iglesia ideal concebida y hecha realidad por Dios, como además, sobre el evangelio por ella proclamada –evangelio libre de credos y concordatos humanos, libre de venganzas y torturas, lleno de amor, tranquilidad, amistad y buena voluntad hacia todo ser humano. -Referencias. La letra entre paréntesis al final de cualquier información o cita corresponde al libro identificado con la misma letra en“Fuentes de información citadas en esta obra”, al final de este escrito, y el número identifica la página donde se halla la información o cita. En esta pintura por Joe Maniscalco (Derechos reservados), la celda, donde se encuentra amarrado a la pared un varón acusado de herejía, se ve bastante limpia. Según la historia, muchas prisiones de aquellos tiempos eran mazmorras, algunas subterráneas, llenas de ratones, sabandijas, podredumbre fétida, enfermedades 10 contagiosas, excreta, orina, humedad y frío. ¿Se fija en las dos figuras paradas en la entrada? La que está vestida de una túnica púrpura es un clero católico romano. Con sus manitas “inocentes” tomadas en gesto típicamente hipócrita de “humildad y santidad”, seguramente no acude para consolar al reo, ni suplicar clemencia, sino para interrogar y condenar. I. Medios de tortura y muerte cuyo uso fue aprobado por oficiales católicos romanos, no faltando entre ellos algunos, excepcionalmente diabólicos, inventados especialmente por los “humildes y santos prelados”, o sus secuaces, con el propósito de forzar a las infelices víctimas a “confesar sus herejías”. Para colmo, solían inscribir las palabras “Soli Deo Gloria” (“Gloria solo a Dios”) en los aparatos satánicos confeccionados para torturar. También rociaban los instrumentos de tortura con “agua bendita” (B, 122). A. “La tortura principal fue el encarcelamiento prolongado.” (La Reforma, por Will Durant. Página 211) Una pintura que ilustra este tipo de tortura aparece en la página anterior. B. El “Auto-de-fe”, o sea, “Acto de fe”. “Llegando al lugar preparado para las ejecuciones, los que habían confesado [su herejía],fueron estrangulados, luego incendiados; los recalcitrantes [tercos, obstinados] fueron incendiados vivos. Alimentaron las llamas hasta que nada quedara sino las cenizas de los muertos, las que fueron regadas por campos y ríos. Los sacerdotes y los espectadores retornaron a sus altares y hogares convencidos de haber hecho una ofrenda propiciatoria al Dios insultado por la herejía. El sacrificio humano había sido restaurado.” (La Reforma, por Will Durant. Página 213) 11 En Bélgica, queman en la hoguera a una dama sospechada de herejía. www.sfu.ca Efectuándose un “Auto-de-fe” en Lima, Perú. www.wikipedia.org 12 www.paracompusa.com “Auto de fe” en México. El último fue realizado en 1850 d. C. a) Procedimiento. “Al igual que en una representación teatral, los personajes que participaban en el auto de fe, vestían de acuerdo con su cometido y categoría. El cortejo que se formaba para llegar hasta el lugar de la representación tenía también sus normas en cuanto al orden y distribución de los participantes. Los reos eran conducidos de madrugada desde la prisión de la Inquisición hasta la capilla del Santo Oficio de donde salía formada toda la procesión. En algunos lugares llamaban a este desfile la procesión de la Cruz Verde por ser esta cruz el símbolo de la Inquisición. La cruz iba a la cabeza de la comitiva enarbolada por el fiscal del Tribunal que solía marchar a caballo. Detrás de él, a pie, caminaban los reos reconciliados portando cirios encendidos en señal de penitencia. A continuación iban los frailes dominicos precediendo a los reos relajados, es decir, a los condenados a muerte. Estos reos iban vestidos con una especie de casulla llamada sambenito, pintada con escenas del infierno, con terribles llamas y figuras de condenados. En la cabeza soportaban la coroza o capirote, una especie de cucurucho también pintado con símbolos infernales, generalmente hecho de cartón, que resultaba grotesco y humillante. Tras ellos iban los llamados familiares de la Inquisición que en algunos escritos figuran como ¨los ojos¨, y cerraban el cortejo, primero los lanceros a caballo (u otra delegación militar) y después los representantes de las comunidades religiosas existentes en la ciudad.” (www.wikipedia.org. ArtículoAuto de fe) b) La Inquisición Española. ¡32,000 personas murieron en las llamas! “El ‘Auto de Fe’, o sea, ‘Acto de Fe’, fue una combinación de ceremonia religiosa y evento público efectuados para dar a conocer la sentencia contra quienes la Inquisición Española hubiese encontrado culpables. Demostraba el poder de la Iglesia. La práctica comenzó en Sevilla en 1481 y terminó en México, en 1850. Durante estos siglos, cerca de 32,000 personas murieron en las llamas.” (www.paracompusa.com) 13 C. El “Sillón de púas”. www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. El “Sillón de púas”. Púas agudas en el asiento, el espaldar, los brazos y los descansos para piernas y pies penetraban la carne del acusado. Correas fueron utilizadas para sujetar al reo en el sillón y apretar su cuerpo contra las púas.“Frecuentemente, el asiento fue fabricado de hierro, el cual podía ser calentado. Estos implementos fueron usados en Italia y España hasta fines del Siglo XVIII, y conforme a algunas fuentes, en Francia, Alemania y otros países del centro de Europa, hasta fines del Siglo XIX.” D. El “Garrote”. www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. “El garrote de forma evolucionada, consistía en un collar de hierro que, por medio de un tornillo, con una bola al final retrocedía produciendo la muerte al reo por la dislocación de la apófisis de la vértebra axis sobre el atlas en la columna 14 cervical, es decir, se le rompe el cuello a la víctima, que muere de esta manera rápidamente.” (www.wikipedia.org. Artículo Garrote vil) E. Las “Pinzas grandes” fueron utilizadas para arrancar las uñas de manos y pies. (B, 122) F. Las “Botas españolas” servían para aplastar piernas y pies. (B, 122) G. La “Virgen de hierro”. Ilustración y descripción al comienzo de este “Escenario”. H. La “horca”. I. El “Tenedor de hereje.” www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. “Tenedor de hereje” El reo, teniendo amarradas las manos, no podía mover su cabeza o cuerpo sin que penetraran cada vez más las puntas del “Tenedor de hereje”. J. “La cama de estirar el cuerpo hasta romper coyunturas.” 15 Haciendo uso de este mecanismo sádico, los verdugos estiraban, poco a poco, los miembros del cuerpo del culpado hasta descoyuntarlos, procedimiento que causaba indecible dolor. Pintura por Joe Maniscalco. Derechos reservados. K. Torturaron y desfiguraron a algunos acusados de herejías, vaciándoles “hierro candente” en los ojos, los oídos, la boca y hasta en otros orificios del cuerpo. (B, 123) L. Ojos sacados. A algunos culpados de herejía se les sacaron los ojos. M. El “Látigo” infligía terrible sufrimiento a algunas víctimas de la “Santa Inquisición”. Un acusado de herejía es torturado bárbaramente a latigazos. A la izquierda, dos cleros católicos observan fríamente la acción.http://sprintbare.com/radioactive/images/uploads/inquisition.jpg N. Quemados muchos ejemplares de la Biblia y de otros libros proscritos por la “Santa Inquisición”. Ejemplo. “En 1731, el conde Leopold Anton von 16 Firmian, arzobispo de Salzburg, siendo también su gobernador secular, inició una persecución salvaje de los luteranos residentes en las regiones rurales de Salzburg. No solo desterró a decenas de miles de protestantes, sino que también ordenó confiscar y quemar todos los libros protestantes, incluso la Biblia.” (www.wikipedia.org. Artículo, en ingles, Book Burning) www.nostradamus101.com Quemando ejemplares de la Biblia y de otros libros condenados por la “Santa Inquisición”. A la izquierda, un clero católico romano vestido de “escarlata”, y dos vestidos de negro y blanco, observan el acto, sancionándolo, mientras feligreses de la Iglesia Católica Romana se hacen copartícipes de la represión del conocimiento, la entronización de la ignorancia y la violación de derechos innatos del ser humano de estudiar, aprender, analizar y determinar para sí mismo el rumbo espiritual de su vida, sin represalias o persecuciones humanas. Sucedió, pues, que los católicos romanos fueron los responsables de quemar muchos ejemplares de la Biblia, pero ni aun así pudieron detener el esparcimiento del la Palabra de Dios, ya que “la 17 palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (1 Pedro 1:25). O. Suspendido por manos atadas. Las manos de la víctima fueron atadas a espaldas; luego la víctima fue suspendida en el aire por una soga atada a sus muñecas. En esta posición, todo el peso del cuerpo constantemente hacía fuerza en las manos, las muñecas y los hombres de la víctima. (La Reforma, por Will Durant. Página 211) Víctima suspendida de las manos. http://www.christianisme.ch/images/grandes/corde.jpg P. Ahogados. Usaron orina o excremento para ahogar a algunos “herejes”. (B, 123) Q. Lanzados por peñascos. Algunos acusados fueron amarrados a estacas y lanzados por peñascos. (B, 123) R. Propiedades confiscadas. “Las propiedades de los herejes fueron confiscadas y divididas entre los inquisidores y los Papas.” (C, 253) S. Tortura por agua. En este procedimiento, la víctima fue inmovilizada y luego dejaban gotear agua por su garganta hasta casi ahogarla. (La Reforma, por Will Durant. Página 211) 18 www.marxmarx.com En una recámara de tortura, dos tipos, obedeciendo las órdenes de la “Santa Inquisición” católica romana han colocado el cuerpo de una mujer acusada de “herejía” sobre un tipo de banco, sujetando sus manos y pies con sogas. Están en el acto de echar agua en su boca hasta casi ahogarla, mientras observa un monje y una monja. T. La “rueda” fue usada para estirar el cuerpo de la víctima, procediendo entonces los verdugos a romper sus huesos. www.journeywithjesus.net 19 Mientras un verdugo estira el cuerpo del acusado de “herejía” sobre una rueda, otro abanica llamas debajo de sus pies. Dos “santos” cleros de la Iglesia Católica Romana observan atentamente este acto sádico de tortura. El que tiene papel y pluma está escribiendo una descripción detallada del procedimiento y su efecto en el desdichado “hereje”. U. La “santa trinidad” fue un casco de acero calentado a rojo vivo, luego colocado sobre la cabeza del denunciado. Quitándosela las bestias brutales que se prestaban para las torturas, la piel quemada quedaba pegada al acero, y también los ojos mismos en algunos casos. La “santa trinidad”: casco de acero calentado a rojo vivo. V. El “Taburete de Judas”. La siguiente ilustración dice más que muchas palabras. www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. W. La “Guillotina”. 20 www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. X. Algunos instrumentos y procedimientos de tortura eran tan y tan inhumanamente barbáricos y obscenos que optamos por no incluir descripciones o ilustraciones en este estudio. A continuación, anotamos los nombres de tres más, para el estudioso que quisiera buscarlos en Internet u otras fuentes de información. (Palabras claves para la búsqueda en Internet: “inquisición”, “inquisición española”, “tortura sobre rueda”. Seleccionar la categoría de “Imágenes” en el programa de búsqueda –Yahoo, Google, Bing.) 1. “Las peras del Papa.” (Pope’s Pears) 2. “La araña de hierro.” (The Iron Spider) 3. “La pata de gato, con uñas.” (The Cat’s Paw) Y. La Inquisición católica romana comenzó la práctica de torturar en el año 1252. En 1816, una bula papal prohibió la práctica. “Mientras las cortes seculares frecuentemente trataban ferozmente a los sospechados, Will y Ariel Durant argumentaron, en su libro La edad de la fe, que muchos de los procedimientos más salvajes fueron infligidos sobre herejes píos por frailes todavía más píos. En la España medieval, los dominicos granjearon fama como los más temibles torturadores. Usualmente, las torturas fueron efectuadas en secreto, en mazmorras subterráneas.” (www.wikipedia.org. Artículo en ingles Torture) II. Tres evaluaciones de la Inquisición Católica Romana. A. “Mejor ser ateísta que creer en el Dios de la Inquisición” (Católico anónimo). Desde luego, el “Dios de la Inquisición” no es el verdadero Dios de la Biblia sino el monstruo creado por la jerarquía católica romana. B. “La persecución contra los cristianos por los romanos durante los primeros tres siglos después de Cristo era un procedimiento moderado y 21 humano comparada con la persecución contra la herejía en Europa de 1227 a 1492.” (La historia de la civilización, Tomo IV, por Will Durant. Página 784). C. “Los católicos romanos creen en el Purgatorio y que allí las almas sufren más dolor que en el Infierno. Mas sin embargo yo creo que la Inquisición es el único Purgatorio en la tierra y que los santos padres (sacerdotes, Papas) son los jueces y verdugos. La barbaridad de ese tribunal... sobrepasa todo entendimiento.” (La llave maestra del papado, Edición tres, Página 253, D. Antonio Gavin. Antonio Gavin era sacerdote católico y testigo ocular de los procedimientos de la Inquisición española.) III. Mensaje para el católico romano inteligente e intelectualmente honesto. ¡Historia tan terrible y trágica la de la Iglesia Católica Romana! Escrita en sangre durante gran parte de su trayectoria. La sangre de quienes se negaban a respaldar u obedecer a los oficiales autoritarios de la Santa Sede, que de "Santa" muy poco o nada tenía. La sangre de personas que desaprobaban varios ritos de la "iglesia madre", que denunciaban los atropellos del clero, que criticaban la secularización y politización de la Iglesia Romana. Ningún católico romano honesto niega esta historia. Ninguno en sus cabales espirituales intenta justificar los penosos sucesos desastrosos que ella cuenta. Ni siquiera la suma total de obras caritativas realizadas por la Iglesia Católica Romana cancela la historia de sus atrocidades contra incontables millones de seres humanos. No todos los hospitales, clínicas, programas de bienestar social, retiros para fortalecer el matrimonio y el hogar, etcétera, de la Iglesia Católica Romana en todo el mundo nivelan la balanza. Es imposible rectificar tan enorme mal, obviarlo, recompensarlo, justificarlo. ¿Cuántos católicos romanos conocen esta historia de su iglesia? De seguro, no se la cuentan sus sacerdotes, pues no les conviene enunciar ni una palabra al respecto. No obstante, el sentido común dicta que es deber de todo ser humano investigar la procedencia, trayectoria e historia de su fe. Muy distinta a la historia de la Iglesia Católica Romana es la de la verdadera iglesia de Jesucristo, auténticamente apostólica y bíblica. Esta iglesia jamás ha manchado su vestimenta con la sangre de persona alguna. Jamás se seculariza o politiza. Jamás se embrolla en mercaderías. Jamás ostenta lujos mundanos, ni reclama autoridad sobre los gobernantes seculares de las naciones. "Mi reino no es de este mundo... no es de aquí", aclaró Cristo a Pilato (Juan 18:20), y la verdadera iglesia del Señor entiende esta verdad fundamental, procediendo de acuerdo a ella. La tergiversación inexcusable de ciertos textos bíblicos tales como Mateo 16:18 contribuyó, y contribuye aún, a la formación de un reino o dominio "cristiano" diametralmente opuesto al verdadero reino de Cristo. Al leer el católico romano inteligente e intelectualmente honesto la historia de su iglesia, contrastándola con la de la verdadera iglesia bíblica, si ama, de veras, a 22 Dios y Cristo, si ama la verdad y quiere salvar su preciosa alma, dejará de ser católico romano, obedeciendo al evangelio no adulterado. Haciéndolo, será añadido a la auténtica iglesia fundada por Cristo (Hechos 2:32-47). Ciertamente, lo hará si ama la verdad por encima de todas las cosas, aprecia la transparencia y verticalidad en asuntos espirituales y valúa el innato derecho divino de cada individuo de creer y practicar religiosamente lo que quisiera, sin ser perseguido, torturado o muerto. ¡SALDRÁ de la Iglesia Romana! ¿Cómo quedarse en su seno, tratando vanamente de justificarla? ¿Suavizar o encubrir la historia? ¿Reescribir la historia de su iglesia, alterando o eliminando hechos tan feos como innegables? ¡Eso no sería honesto! ¿Perdonarle sus persecuciones, torturas y matanzas? Perdonar a los católicos romanos ya muertos, los que, en vida, derramaron tanta sangre, ¿cómo hacerlo o qué sentido tendría? De todos modos, "perdonar", o "pedir perdón", aunque sea el mismo Papa quien lo haga,no cambia los hechos, ni cambia las doctrinas o pretensiones, vigentes hasta el día de hoy, que trajeron tantísimo sufrimiento escalofriante y muchos millones de muertes crueles en extremo. Por lo tanto, la única opción sabia es ¡SALIR! "Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas" (Apocalipsis 18:4). "¡SALID!" "¡SALID!" "¡SALID de ella!" Tenga presente, se lo suplicamos respetuosamente, que a los que no reciben "el amor de la verdad para ser salvos... Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia" (2 Tesalonicenses 2:10-12). Pues, "¡salid!" Sin demorar, teniendo por más excelente y necesario "el amor de la verdad" que cualquier otro "amor". Estimado católico romano abierto a la verdad, le animamos a leer “Salid de ella, pueblo mío”, mensaje de seis páginas en el que se abunda sobre el significado y la aplicación práctica de esta exhortación-advertencia divina. _____________________________________________ Fuentes de información citadas en esta obra -La “A” corresponde al libro en inglés: “The Two Babylons” (“Las dos Babilonias”). Subtitulado: “El culto papal”. Autor: Alexander Hislop. Segunda edición americana, 1959. Publicado por Loizeaux Brothers, Neptune, New Jersey. -La “B” identifica al libro traducido al español: “Babilonia, Misterio religioso”. Autor: Ralph Woodrow, P. O. Box 124, Riverside, California 92502. -La “C” corresponde al libro en inglés: “A Woman Rides the Beast” (“Una mujer viene sentada sobre la bestia”). Autor: Dave Hunt. Publicado por: Harvest House Publishers, Eugene, Oregon 97402. 23 -La “D” corresponde a “La historia de la civilización” (“The History of Civilization”), una obra en inglés que se compone de ocho tomos grandes, contiene muchísima información histórica que respalda la interpretación de Apocalipsis, presentada en este estudio. Los autores son: Will y Ariel Durant. La obra fue publicada por Simon and Schuster, New York. -La “E” corresponde a “La nueva enciclopedia Schaff-Herzog de conocimientos religiosos.” Esta obra en inglés consta de unos cuantos tomos. Publicada por Baker Book House, Grand Rapids, Michigan, Estados Unidos. -La “F” corresponde a “El debilitamiento y la caída del Imperio Romano.” Dos tomos. Por Edward Gibbon. Obra publicada por William Benton. Enciclopedia Britannica, Inc., Chicago, London, Toronto. 1952. Esta obra figura en la serie de: “Los libros más importantes del mundo occidental”. La santa inquisición católica Romana. por JESUS ES EL CAMINO,LA VERDAD Y LA VIDA ¿¿SOLIS DEO GLORIA?? EL DESASTRE INQUISIDOR. Instrumentos de tortura papista 24 POR EL DR. JAVIER RIVAS MARTÍNEZ. (MD). «Escrutando entre mis libros, encontré algo interesante en uno de ellos: Encontré una gran verdad sobre el sistema inquisidor medieval el cual surgió del los oscuros adentros de Satanás para destruir por medio de hombres necios e ignorantes a quienes están hechos a la misma Imagen y Semejanza del Eterno Rey». La Edad Media se caracterizó por su oscuridad intelectual y también por su terrible perversión religiosa. Fue tanta perversión la mencionada, que millares de buenos cristianos fueron depuestos para muerte por considerárseles herejes contra el sistema romanista católico apóstata maligno. En esa época de incertidumbre e ignorancia, Inocencio IV decretó un escrito llamadoAd Exstripanda que declaraba que los herejes fuesen «aplastados como víboras venenosas». Reyes, plebeyos, personas civiles: pobres y ricos, sin distinción alguna, se juntaron a una para dar inicio a una de las persecuciones más sangrientas en la historia del mundo, maquinada bajo los oscuros sótanos de la llamada Santa Inquisición, auspiciada por el sistema romanista católico. La Ad Extripandaprometía a los perseguidores de herejes entregar cualquier propiedad confiscada a quien asesinara a uno de ellos, asegurándoseles, además, la entrada al cielo directamente sin haber pasado por el candente Purgatorio. En este Infernal promulgo, se declara oficialmente la tortura contra los infieles al Papa, y los instrumentos más crueles y martirizantes dejan ver sus espantosas formas, siendo Satanás la fuente de inspiración para ser creados. 25 Uno de ellos, es el estante, era una mesa larga en la que se acostaba a la víctima que era atada con cuerdas y tablones por los brazos y las piernas para ser estirados paulatinamente, mientras se procedía a presionar al angustiado martirizado para que negase la verdadera fe, hasta el punto del llegar al choque neurogénico por el gran dolor que se le producía y el dislocamiento de las articulaciones óseas. Se les arrancaba las uñas con pinzas. Objetos metálicos calientes eran puestos en zonas delicadas del cuerpo, causándoles un increíble dolor por las profundas quemaduras hechas. Especies de barriles grandes, eran vestidos con filosas cuchillas en los que se amarraban a los condenados haciéndoseles rodar en movimientos de vaivén provocándoseles heridas lacerantes serias que llevaban regularmente a la muerte. Horroríficos destornilladores de dedos se usaban para desarticularlos. Las Botas Españolas, se colocaban en los pies para triturar piernas y pies. La famosaVirgen de Hierro, era un sarcófago erizado en su totalidad con aguda y filosas puntas en el que se introducía al inculpado para ser herido en todo el cuerpo, en una muerte penosa y duradera, ya que las puntas estaban dispuestas para no causar estragos en órganos vitales. Eso tornaba más cruel el castigo. Miles fueron quemados en la hoguera. En 1554, Francisco Gamboa, fue condenado a la hoguera. Un monje le presentó una cruz y le dijo antes de morir, así: «Mi mente está tan clara pensando en los verdaderos méritos y bondades de Cristo, que no requiero de un pedazo de madera sin méritos». A otros se les vació hierro candente por sus oídos y bocas; a otros más, se les arrancaron los ojos de manera salvaje con instrumentos agudos punzo-cortantes. Muchos fueron azotados hasta lograr matarlos por la severidad de la flagelación. A algunas personas se les amputaba los músculos corporales para ser ahorcados con ellos mismos, o se les ahogaba en excremento y orina. Los pobres inocentes culpados de blasfemia eran encadenados en el suelo y en las paredes para que las ratas los devoraran inmisericordemente. Eran puestas deliberadamente serpientes venenosas para que fueran mordidos y que a causa de los efectos de la agresiva toxina inyectada por el reptil, morían en indescriptibles clamores. Los ahorcamientos no pasaron desapercibidos, y eran realizados en grupo. El día de San Bartolomé es conocido por la gran matanza de cristianos, los hugonotes, ejecutados en París en el año 1572. El rey francés fue a misa a dar gracias por la gran cantidad de herejes ajusticiados y el Papa Gregorio XIII se regocijo por el 26 acontecimiento «satánicamente divino». ¡Hasta se acuñaron monedas para conmemorar esta desdicha! Aunque el Papa pido perdón hace un poco de tiempo atrás por estos hechos denigrantes ante Dios y la humanidad, el sistema católico romano no ha dejado de ser el mismo. Su dogmatismo tenebroso que fue levantado hace menos de dos mil años y que persiguió a los santos cristianos y fieles al Dios del cielo en la Edad Oscura Medieval, lleva hoy la misma esencia doctrinal. Nada ha cambiado de él. La iglesia romanista católica emprende ambiciosa y activamente la búsqueda para la consumación por su supremacía mundial, no sólo en el ámbito religioso, sino en el político y en social. Todo un negocio milenario. Las persecuciones injuriosas y mortales ya no existen contra los verdaderos cristianos de parte del Papado romanista y sus desviados seguidores, y le damos gracias a Dios por eso, pero el Ecumenismo ha surgido como un arma relativamente nueva, diplomática y demagógica, que están usando los líderes católicos romanistas de manera artera e inteligente para extraer y poner en sus dominios de muerte a los creyentes «medio crudos», como lo hace el pescador con los peces anzuelados en su caña, al ser extraídos del agua para ser puestos en el bote, y de allí, al plato del comensal, por dejarse seducir ignorantemente por los modelos católicos expuestos, que son sincréticamente pseudocristianos y verazmente diabólicos. Los católicos se han hecho ahora carismáticos como los neopentecostalistas. Hablan lenguas oscuras o jerigonza, predican como lo hacen los cristianos y alaban de igual manera que en las congregaciones que refutan con celo celestial la idolatría mariana. Muchos creyentes han asentido positivamente los cambios radicales presentados en los católicos, y por esa razón, por el parecido a lo que religiosamente hacen, han creído que Dios lo ha aceptado por semejante «transformación» que no tiene nada de santa. Un punto más para el diablo para engancharlos directamente hacia el Ecumenismo, que ofende a Dios por las distintas mezclas doctrinales unificadas en un sentir único que dirige hacia un cristianismo puramente socializado e insalvable. Dios los condenará «con mano en la cintura» si no se arrepienten de sus maldades y detracciones. A decir verdad, creo que Satanás ha dejado la violencia pasada («La Santa Inquisición»), para tornarse fino y diplomático con el propósito de llevar 27 a la perdición, con paso seguro y firme, a millones de incautos del Ecumenismoy del falso cristianismo que se del Carismatismo Católico. No dejo de admirar la gran inteligente de este maligno y marrullero ser, que «se magistralmente todas». por medio desprende capacidad las sabe Dios les bendiga siempre. Ranking Top 30 de métodos de torturas de la Inquisición Católica 30. LA PICOTA EN TONEL Era una especie de vergüenza pública que se aplicaba sobre todo a los borrachos. Había dos clases de "picotas en tonel": las que tenían el fondo cerrado, en las que la víctima se colocaba dentro, con orines y estiércol o simplemente con agua podrida, y las abiertas para que las víctimas caminaran por las calles de la ciudad con ellas a cuestas, lo que les producía un gran dolor debido a su gran peso. 28 29. LA MORDAZA O EL BARBERO DE HIERRO Éste artilugio sofocaba los gritos de los condenados para que no estorbaran la conversación de los verdugos. La "caja" de hierro del interior del aro es embutida en la boca de la víctima, y el collar asegurado a la nuca. Un agujero permite el paso del aire, pero el verdugo lo puede tapar con la punta del dedo y provocar la asfixia. 29 28. MÁSCARAS INFAMANTES Estos artilugios, que existían con gran profusión de formas fantasiosas y, a veces, francamente artísticas, desde 1500 hasta 1800, se imponían a quienes habían manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden, contra las convenciones vigentes, contra la prepotencia del poder o, de cualquier forma, contra el estado de las cosas en general. A través de los siglos, millones de mujeres, consideradas "conflictivas" por su cansancio de la esclavitud doméstica y los continuos embarazos, fueron humilladas y atormentadas; así el poder eclesiástico exponía el escarnio público a los desobedientes y a los inconformistas. La Iglesia castigaba una larga lista de infracciones menores mediante este método. 30 26. EL CEPO La víctima, con las manos y pies aprisionados en las aberturas correspondientes, era expuesta en la plaza pública, donde la chusma, en el mejor de los casos, le provocaba, abofeteaba y embadurnaba con heces y orina, sustancias procedentes de orinales y pozos ciegos que se le emplastaban en boca, orejas, nariz y pelo; pero en muchas ocasiones era también golpeada, lapidada, quemada, lacerada e incluso gravemente mutilada. También las incesantes cosquillas en las plantas de los pies y en los costados llegaban a convertirse en una tortura insoportable. Sólo los transgresores más inocuos podían esperar librarse con no más de unos pocos cardenales. Esta tortura fue utilizada por catolicos y protestantes por igual. 24. EL TABURETE DE SUMERSIÓN Las brujas eran sentadas en taburetes y atadas con correas, que colgaban de un 31 extremo para que se balancearan y tambolearan. Las víctima era sumergida en un río o charco. No solo que las temperaturas heladas podía matarlas, sino que se las sumergía y se las levantaba por lapsos de cinco minutos o mas. El "taburete del pato" fue utilizado en América para las brujas, y en Gran Bretaña para castigar a pequeños criminales y prostitutas. 23. CINTURÓN DE SAN ERASMO Los orígenes de su denomimación son inciertos, puesto que no se conocen las circunstancias del martirio de San Erasmo/Eramo/Elmo en el 303 d.C.; probablemente se trata de una alusión al "fuego de Santelmo", espectacular fenómeno electromagnético que parece revestir de fuego y centellas los palos de los veleros en ciertas condiciones atmosféricas. El uso y los efectos de este artefacto son evidentes y no necesitan comentarios. 32 22. LAS BOTAS O APLASTAPIERNAS Las bootikens (o botas) o cashielaws era un "ingenioso" dispositivo que consistía en cuñas que se aplicaban a las piernas de los tobillos a las rodillas. El torturador utilizaba un martillo para golpear las cuñas hacia dentro. Mientras que el espacio existente entre las cuñas comenzaba a cerrarse, el espacio de ésta manera comenzaba a achicarse y el instrumento comenzaba a punzar las piernas de tal manera que las cuñas comenzaban a entrar en la carne y provocaba el estallido de los huesos y la salida la médula por las inciciones. 33 21. LA TORTUGA Comprimir o triturar bajo una madera con peso encima (tambien llamado la tortuga) era un método común entre los ingleses. En esta foto del siglo XVI se muestra la "tortuga" con su variación de la "balanza", un tronco puesto en la espalda de la víctima para que el espinazo se quebrara bajo el peso. 34 20. LÁTIGOS DE CADENAS No se necesitan comentarios para describir estos artilugios, que parecen más armas de guerra que instrumentos de tortura; sin embargo, látigos más o menos similares pero en gran variedad con 2, 3 y hasta 8 cadenas, provistas de muchas estrellas, o bien hojas de acero cortantes se usaban, y en cierta medida aún se usan, para flagelar el cuerpo humano. 19. LA CIGÜEÑA 35 Éste es otro de los instrumentos de tortura que a primera vista no da fe de los sufrimientos que es capaz de crear, porque su misión no es únicamente la de inmovilizar a la víctima. A los pocos minutos de su utilización sobre la persona, ésta sufre fuertísimos calambres, primero de los músculos abdominales y rectales, luego de los pectorales, cervicales y de las extremidades. Con el paso de las horas, estos calambres conducen a un contínuo e insufrible dolor en abdomen y recto. En tal situación, la víctima solía ser golpeada, pateada, quemada y mutilada a placer. 18. APLASTAPULGARES También conocido como pinniwinks, éstas herramientas hicieron lo mismo que "Las Botas", pero en los de los pies y las manos. El instrumento aplastaba la raíz de las uñas hasta que la sangre saliera a chorros. En el año 1629 en Prossneck, Alemania, dejaron a una mujer con éstos tornillos puestos de diez de la mañana a la una de la tarde mientras que el torturador y sus colaboradores fueron a almorzar. Le aseguramos que la victima se acordo del señor cada minuto de su agonía. 36 17. EL GARROTE Este tipo de muerte era reservada para aquellos que tenian dinero y podían pagar para no morir tan dolorosamente en la hoguera o para las víctimas cuya sentencia a la hoguera ya había sido leída pero que, después de dicha lectura, se arrepintieron. Con esto se les evitaba morir quemados vivos y todos los dolores atroces que implicaba. Además obtenian el perdón de sus pecados, lo que si bien no les servía para salvar sus vidas , si les era útil para "salvar" sus almas. 37 16. TORTURA DE AGUA Estandarizado en Francia pero usado a través de la cristiandad la tortura mantenia al procesado totalmente inmovilizado sobre una mesa de madera, le colocaban una toca o un trapo en la boca, deslizándolo hasta la garganta; luego, el verdugo procedía a echar agua lentamente, produciéndole al infeliz la sensación de ahogamiento. Una variación incluía alimentar a la víctima solamente con alimentos salados y agua sucia. 38 15. LA GARRUCHA Consistía en amarrar al preso con los brazos hacia atrás, colgarlo y subirlo lentamente. Cuando se encontraba a determinada altura era soltado bruscamente, sujetándosele fuertemente antes de que tocase el piso. El dolor producido en ese momento era mucho mayor que el originado por la subida. Si el preso no confesaba en la segunda estrapada, le colocaban un sobrepeso en los pies a fin de aumentar el dolor. 39 14. LA HORQUILLA Con cuatro puntas afiladísimas que se clavaban profundamente en la carne bajo la barbilla y sobre el esternón, la horquilla impedía cualquier movimiento de la cabeza, pero permitía que la víctima murmurase, con voz casi apagada, "abiuro" (palabra que se halla grabada a un costado de la horquilla). En cambio, si éste se obstinaba o si la Inquisición era española, el hereje considerado "impenitente", se vestía con el traje característico y se le conducía a la hoguera, pero con la condición de la Extremaunción; si el inquisidor era romano, se le ahorcaba o quemaba, sin el beneficio del traje pero siempre con el rito cristiano. 13. COLLAR DE PÚAS PUNITIVO Está provisto de pinchos en todos los lados. El instrumento de la fotografía pesa más de cinco kilos, se cerraba en el cuello de la víctima, y a menudo se convertía en un medio de ejecución: la erosión hasta el hueso de la carne del cuello, hombros y mandíbula, la progresiva gangrena, la infección febril y la erosión final de los huesos, sobre todo de las vértebras descarnadas conducen a una muerte segura, atroz y rápida. Aparte de esto, el collar presentaba la ventaja de economizar tiempo y dinero: su función es pasiva y no requiere el esfuerzo, ni por tanto el pago, de un verdugo; "trabaja" por sí mismo, día y noche, sin descanso, sin problemas y sin manutención. Por ésta razón todavía es utilizado en algunos sitios. 40 12. EL ARAÑADO El arañado era la vercion femenina de la uña de gato. Esta forma de tortura era muy similar al "masectomy". La araña era un trozo de hierro, en rodillo, con filo en forma de tenedor y se lo colocaba en los pechos. Nuevamente, ésta era una tortura muy exclusiva para las mujeres. 41 11. EL TORO DE FALARIS Se atribuye la quema de seres humanos dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano de Agrakas (la actual Agriento, en Sicilia), que murió en el año 554 a.C. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía. 10. EL APLASTACABEZAS La barbilla de la víctima se coloca en la barra inferior y el casquete es empujado hacia abajo por el tornillo. Primero se destrozan los alvéolos dentarios, después las mandíbulas, hasta que el cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo. Esto aseguraba que el diablo saldría de la cabeza del acusado. 42 9. UÑAS DE GATO Grandes casi como cuatro dedos de hombre, estos artefactos, montados encima de un mango, se usaban para reducir a tiras la carne de la víctima y extraerla de los huesos, en cualquier parte del cuerpo: abdómen, espalda, extremidades, senos, etc.. 8. LA SILLA DE INTERROGATORIO Se trataba de un utensilio básico del inquisidor El efecto de los pinchos sobre la víctima, siempre desnuda, es evidente y no necesita comentarios. Ésta sufre atrozmente desde el primer instante del interrogatorio, que puede ser más intenso si 43 se aplican sacudidas o golpes en brazos, piernas u otras partes del cuerpo. El asiento era muchas veces de hierro, de manera que se podía calentar con un brasero o una antorcha. Hoy en día esta función la realiza la electicidad. 7. LA SIERRA Observando el dibujo, éste instrumento de tortura no necesita muchas explicaciones. Sus mártires son abundantes. Debido a la posición invertida del reo, se asegura suficiente oxigenación al cerebro y se impide la pérdida general de sangre, con lo que la víctima no pierde el conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el pecho, según relatos del siglo XIX. 44 6. LA DONCELLA DE HIERRO DE NUREMBERG Es un envase, caja cerrada, similar a un ataúd que estaba parado íntegramente y cerrado firmemente. En uno de sus lados una puerta y sobre ella se añadieron unos pinchos. Se colocaban a las víctimas paradas allí dentro, cuando la puerta con sus pinchos se cerraba, éstos últimos se dirigían a los cuerpos de las víctimas. Las garras no fueron diseñadas para matar, francamente, pero sin embargo la víctima podía disfrutar de su nuevo hogar varios días antes de morir. 45 5. DESGARRADOR DE SENOS Ya frías o incandescentes, las cuatro puntas desgarraban hasta convertir en masas informes los senos de incontables mujeres condenadas por herejía, blasfemia, adulterio y muchos otros "actos libidinosos", aborto provocado, magia blanca erótica y otros delitos. En varios lugares en diferentes épocas en determinadas regiones de Francias y Alemania hasta el siglo XVIII un "mordisco" con dientes al rojo vivo se aplicaba a uno de los pechos de las madres solteras, a menudo mientras sus criaturas se contorsionaban en el suelo salpicadas por la sangre materna. Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos servía como procedimiento inquisitorial y judicial. 46 4. LA CUNA DE JUDAS En este procedimiento la víctima es izada de la manera que se puede ver en la ilustración adjunta y descendida sobre la punta de la pirámide; de tal forma que su peso reposa sobre el punto situado en el ano, en la vagina, bajo el escroto o bajo el coxis . El verdugo, según las indicaciones de los interrogados, puede variar la presión desde nada hasta todo el peso del cuerpo. Se puede sacudir a la víctima o hacerla caer repetidas veces sobre la punta. 3. LA RUEDA PARA DESPEDAZAR La rueda para despedazar. Era el instrumento de ejecución más común en la Europa germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro macizas y mazas herradas en lugar de ruedas... Ver mas La rueda para despedazar. Era el instrumento de ejecución más común en la Europa germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro macizas y mazas herradas en lugar de ruedas. La víctima, desnuda, era estirada boca arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo, asestando violentos golpes con la rueda de borde 47 herrado, machacaba hueso tras hueso y articulación tras articulación procurando no asestar golpes fatales. La víctima se transformaba, según nos cuenta un cronista alemán anónimo del siglo XVII, "en una especie de gran títere aullante retorciéndose, como un pulpo gigante de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda, viscosa y amorfa mezclada con astillas de huesos rotos”. Después se desataba e introducía entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban los ojos de la víctima hasta que a ésta le llegaba la muerte. 2. LA PERA ORAL, ANAL, VAGINAL Eran forzados en la boca, recto o vagina de la víctima y allí expandidos a fuerza por el tornillo a su máxima apertura. El interior de la cavidad en cuestión era irremediablemente mutilada, y casi siempre fatalmente. Las puntas al final de los segmentos servían para cortar mejor la garganta, los intestinos y el cervix. El uso de la pera originalmente fue ideado para aquellas mujeres que habían sido encontradas culpables de la unión sexual con el diablo o sus familiares. 48 1. EL POTRO La víctima es atada al instrumento y estirada rápidamente o gradualmente por periodos de días. Se reportaron casos de cuerpos estirados hasta doce pulgadas como resultado de la sistemática dislocación de cada cuyuntura del cuerpo, fuertes ruidos de huesos dislocados, gritos de agonia y futiles pedidos de misericordia retumbaban por el taller del inquisidor. Con el prisionero atado a este horrible aparato, el inquisidor también usaba un variedad de torturas mas sutiles. 49 IGLESIA CATOLICA, CONTINUIDAD DE LA INQUISICIÓN por sintracianalchoc Saturday, Jan. 26, 2008 at 8:35 PM Gracias a Juan Carlos Vallejo, podemos compartir con los lectores un buen artículo de la web para reflexionar. La Iglesia Católica "mediadora". Marchan las mitras azules "Gracias" a ella, el desarrollo de la humanidad se atrasó 500 años, desde la abjuración de Galileo, cuando gran parte del mundo vivió en el oscurantismo. En la Guerra Civil Española, se aliaron con Franco y coadyuvaron a la masacre del pueblo rebelde. En el Holocausto Judío, guardaron un silencio cómplice (el Papa actual fue miembro de las juventudes hitlerianas y es miembro activo del Opus Dei). Cuando las dictaduras en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay señalaron a los "rojos", que luego fueron torturados y desaparecidos. En Colombia no marcharon ni protestaron sino que voltearon la cara ante el genocidio de la Unión Patriótica. 50 En Venezuela apoyaron el Golpe de Estado y el Paro Petrolero contra Chávez y siguen conspirando para su caída. En la toma de la Embajada del Japón por parte del MRTA, fue el obispo Cipriani (Opus Dei) quien introdujo los micrófonos que contribuyeron al éxito de la operación militar de rescate y a la ejecución extrajudicial de los guerrilleros (recomiendo leer Sombras de un Rescate de David Hidalgo y Secretos del Túnel de Humberto Jara). A los sacerdotes de la "Teología de la Liberación", los persiguieron, los expulsaron y si no los obligaron al silencio. ¿Se les olvidó que uno de los cardenales papables de Colombia, López Trujillo (Opus Dei) tuvo tratos con Pablo Escobar en Medellín? Y que otro cardenal, igualmente papable, Darío Castrillón (Opus Dei), dijo que el dinero del narcotráfico se santificaba cuando se lo daban a la iglesia, después de que fue sorprendido bendiciendo "La Posada Alemana" de Carlos Ledher? "Que tenemos que asistir a la marcha del 4 de febrero pero sin uniforme, porque será tomada lista por los profesores", dijo Liliana, una colegiala de una institución educativa católica en Bogotá. "Debemos marchar en defensa de la vida y de la democracia que nos quiere arrebatar ese Chávez, engendro del demonio en Venezuela", afirmó el párroco de una iglesia en un sector exclusivo de Cali. Y así, de colegio en colegio y de parroquia en parroquia, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, es consecuente con su tradición: hablar de paz cuando acaba de bendecir las armas para la guerra; inmóvil ante la barbarie paramilitar, pero presta a marchar al lado de los ricos y opresores. El narcopresidente Uribe (Opus Dei) ha querido imponer a la brava la mediación de la anquilosada Iglesia Católica colombiana. Y ella misma ha hecho lobby para meterse a "mediar", cuando siempre ha estado con el sector más extremo de la derecha, en el histórico conflicto colombiano. Uno de los diez mandamientos de la Ley de Dios dice que no se debe mentir. Y la iglesia católica, Apostólica y Romana lo acaba de hacer en cabeza del presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, monseñor Luís Augusto Castro (Opus Dei), cuando dijo que: "de diversas maneras hemos tomado contacto con la guerrilla". Afirmación que fue desmentida por Raúl Reyes: "No entiendo de dónde se asegura de supuestos contactos recientes con la Iglesia, cuando de darse estos corresponden al Secretariado (mando central de las FARC). Alguien pretende generar falsas expectativas con aseveraciones como ésta". (El Tiempo, enero 22, 2008). En la época de monseñor Builes, "la Mitra Azul", como lo llamó el gran periodista 51 Miguel Zapata Restrepo, muchas mujeres fueron "excomulgadas" porque montaban a caballo como los hombres y no "de lado", como lo debían hacer las damas de alta sociedad. Y les repetía la dosis, si pintaban desnudos, como lo hizo con artistas de la época. Miles de seres humanos que fueron asesinados por "los pájaros" (sicarios de los conservadores), no tuvieron cristiana sepultura porque pertenecían a "la chusma gaitanista". Hubo que velarlos en sus casas y enterrarlos en su propio patio. No bautizaban "hijos de liberales". En los colegios católicos, a los estudiantes zurdos les amarraban la mano izquierda dizque porque era "la mano del diablo" y era pecado escribir con ella; les frustraron su futuro, muchos no volvieron al estudio. Todos los perros que cuidaban las instalaciones del clero, se llamaban "Trostky". Dice la escritora Sara Pozos, en su blog, enero 15 de 2008: "Ni avances tecnológicos ni apertura ideológica ni cambio social; ni siquiera cambio de un hombre elegido por los hombres para dirigir a una institución como la iglesia Católica, ha logrado impedir que el actual Papa regrese, sino a las catacumbas, sí al medievo en franca evidencia de retornar a la época en la que el poder absoluto (el terrenal y el religioso) eran uno sólo en la persona del Papa. El pasado domingo, Benedicto XVI, por primera vez en público, celebró una misa de espaldas a los fieles, tal como se hacía en la antigua liturgia apenas reactivada hace seis meses". No es de extrañar que den la misa de espaldas, pues de espaldas siempre han estado frente al pueblo. Se comportan como un partido político y así deberían ser tratados: ¡Partido Político Iglesia Católica! Continúa la escritora: "El misal que ahora reactiva el actual Papa fue promulgado en 1570 por Pío V luego del Concilio de Trento. El misal sufrió numerosas modificaciones, la última de las cuales data de la época de Juan XXIII en 1962. Ahora bien, la misa es lo de menos porque el punto central no está en las formas sino en el fondo. Y el fondo del asunto es que el actual Papa ha decidido realizar reformas a las prácticas y el culto que tenían vigencia en el ritual católico, para retornarlas a las 52 prácticas antiguas datadas en las postrimerías del siglo XVI. Lo hace, claro está, como máximo jerarca de esa religión. Pero el asunto no queda ahí. El fondo trasciende más allá del ritual católico porque intenta impactar, con profundo dolo, todo lo relacionado con la vida política y pública, social y cultural de los países en los que la iglesia Católica había perdido la mayor parte de sus fueros y prerrogativas para, simple y sencillamente, recobrarlos. Además de lo anterior, el objetivo central de aplanadora "celestial", es la instauración de Estados confesionales (obviamente católicos) en todo el mundo. Para lograrlo, es decir, para recobrar esos privilegios perdidos e instaurar los Estados confesionales, el Vaticano impulsa políticas institucionales que destruyen el Estado laico, por ejemplo; emplea estrategias diplomáticas y políticas, acciones concretas como el cabildeo para tergiversar el concepto de libertad religiosa, para emplazar al mundo en materia de comunicación social y derechos humanos, para corromper la política pública e imponer, con denuedo, su particular forma de ver y concebir la vida. Lo que no deja de admirarme en todo este asunto es la insistencia y consistencia, disciplina diría, con que hacen las cosas. En nuestro país hemos sufrido los embates en y desde todos los puntos posibles en contra del Estado laico. Declaraciones, provocaciones, acciones específicas, etc., cualquier cosa se vale incluso que los jerarcas religiosos opinen sobre lo que no es de su incumbencia e inciten a la desobediencia civil al fin que -dicen los partidarios de regresarnos a vivir tiempos obsoletos-, la libertad de expresión la tienen también los Jerarcas religiosos". Que la cavernaria Iglesia Católica quiera ser "mediadora" cuando desde los púlpitos y las aulas de sus colegios y universidades ha arengado y apoyado la infamia y la narcodemocracia en Colombia, suena más que sospechoso. Bueno sería que las FARC-EP abrieran los ojos, pues acá hay algo muy oscuro y no es precisamente la sotana sacerdotal. Ante los falsos positivos y el desespero de las rancias oligarquías venezolana y colombiana, me temo mucho que haya disparos en la marcha del 4 de febrero y luego le echen la culpa a las FARC-EP o a Chávez. 53 Tribunal de la Inquisición Española La Iglesia católica romana Uno de los apóstoles, san Pedro (llamado originalmente Simón o Simeón), organizó a los cristianos en la Iglesia primitiva. Es decir, parece haberlo hecho. Los relatos históricos hablan poco de la vida y las obras de Pedro. San Pablo, judío converso a quien se considera también apóstol, predicó extensamente entre los gentiles (es decir, no judíos), incluyendo a los romanos. La Iglesia católica considera a Pedro el primer obispo de Roma, y allí, según la leyenda, fue crucificado por los romanos hacia el año 64 d.C. La Iglesia estableció su sede en Roma, donde los sucesivos papas (de la palabra latina papa que significa padre) han sido ungidos como los sucesores de Pedro y representantes de Dios en la tierra. Convertirse en “la Iglesia” Hasta la Reforma protestante la Iglesia católica romana era simplemente la Iglesia, al menos en Europa. La palabra católico significa universal o de gran alcance. La Iglesia católica romana era la iglesia de todo el mundo. 54 La doctrina católica romana se centra en una Santa Trinidad, en la que un dios toma la forma de tres personas distintas: Dios Padre, Dios Hijo (Jesús) y Dios Espíritu Santo. Los católicos veneran también a la madre de Jesús, María, a quien consideran virgen después de haber dado milagrosamente a luz. (Los santos son seres humanos cuyas vidas ejemplares causan milagros divinos y cuya virtud, confirmada por la Iglesia, los hace acreedores a la condición de santidad.) Aunque varios emperadores romanos persiguieron a los cristianos, Constantino el Grande dio media vuelta en el siglo cuarto d.C., y no solamente ordenó tolerar el cristianismo sino que convirtió a la Iglesia en una institución rica y poderosa. Una fuerza unificadora A la caída del Imperio Romano de Occidente, en el siglo quinto d.C. la Iglesia permaneció siendo la principal fuerza unificadora y civilizadora en Europa, llamada también la cristiandad. Los reyes consideraban que su autoridad era un derecho concedido por el dios de los cristianos. El papa era no sólo un líder espiritual sino también político. León III (el futuro san León) coronó al rey franco Carlomagno como emperador de Occidente (o emperador del Sacro Imperio Romano) en el año 800 d.C. Cuando el pontífice Urbano II hizo un llamado para la liberación de los Santos Lugares (el Israel actual) del dominio turco, su poder y prestigio impulsaron las Cruzadas en 1095. Enfrentar disidencias y abandonos Sin embargo, no todo el mundo estaba de acuerdo sobre si el rey respondía directamente ante Dios o ante el Papa, y esto produjo luchas de poder que duraron siglos. En la Inglaterra del siglo doce este desacuerdo causó el asesinato del arzobispo de Canterbury, a manos de los soldados de Enrique II, lo que fue un desastre de relaciones públicas para el rey. Enrique negó haber ordenado el hecho, pero se había quejado del arzobispo, Thomas Becket, quien había sido antes su canciller, y había manifestado en voz alta su deseo de verse librado de tan “turbulento clérigo”. A veces surgían disputas acerca de quién era el verdadero papa. Cuando Federico 1, emperador del Sacro Imperio Romano, estuvo en desacuerdo con la elección de Orlando Bandínelli como el papa Alejandro III, ocurrida en 1159, simplemente decidió nombrar por su cuenta, uno tras otro, a sus 55 propios candidatos, que recibieron el nombre de antipapas. Víctor IV, Pascal III, Calixto IV e Inocencio III se llamaron a sí mismos papas, pero Roma replicaba: “Vaya! ¡Ninguno de ustedes es el verdadero papa!” Las luchas de poder entre la Iglesia y los gobernantes nacionales causaron la Reforma protestante del siglo dieciséis La Reforma produjo contiendas militares entre protestantes y católicos, la mayor de las cuales fue la guerra de los treinta años. Esta contienda comenzó en 1618, cuando los protestantes de Bohemia, región que formaba parte del Sacro Imperio Romano, trataron de nombrar un rey protestante. España se lanzó a la guerra, del lado católico, y como demostración de que las guerras religiosas suelen ocurrir por causas ajenas a la religión, la católica Francia se alió con los protestantes. (Los franceses estaban inquietos por el hecho de que los Habsburgo, familia católica que gobernaba España y el Sacro Imperio Romano, se estaba volviendo demasiado poderosa.) Algunos conflictos entre protestantes y católicos, pero sólo de nombre, habrían de estallar mucho tiempo después. Uno particularmente enconado se centra en la disyuntiva de si Irlanda del Norte, en donde la mayoría de la población es protestante, debe seguir formando parte de la Gran Bretaña o unirse a la democrática y católica República de Irlanda. Puesta en marcha de la Inquisición Antes de que el clérigo alemán Martín Lutero desencadenara la Reforma protestante en 1517, ciertos funcionarios eclesiásticos intentaron abordar el problema de la percepción extendida y creciente de muchos europeos acerca de la corrupción, indolencia y arrogancia de sacerdotes y monjes. Algunos cardenales y obispos trataron de expulsar a los clérigos de conducta impropia. Estos ensayos reformistas tuvieron poco éxito, excepto en España, país que, al enfrentar desafíos diferentes de los de gran parte de Europa, produjo una solución extremista. Los moros, que eran musulmanes, gobernaron España durante siglos. Los cristianos tomaron el último reino musulmán de la península en 1492, el mismo año en que Colón se hizo a la vela. Muchos judíos vivían también en España. Y como los moros eran más tolerantes que los cristianos europeos hacia los judíos, éstos preferían vivir en las regiones dominadas por los musulmanes. 56 Al perder los moros el poder, judíos y musulmanes quedaron paralizados. Podían salir del país, convertirse al cristianismo o, posiblemente, ser asesinados. Muchos se convirtieron, pero eran cuando mucho cristianos tibios: odiaban a la Iglesia y a todo lo que simbolizaba, y practicaban en secreto sus religiones. Los cristianos españoles temían que estos cristianos nuevos se rebelaran si los moros de África del norte o los turcos musulmanes del oriente atacaban. Por su parte, la jerarquía eclesiástica temía que el resentimiento de los cristianos nuevos minara la autoridad de los sacerdotes. Para aliviar estas inquietudes, los monarcas Fernando e Isabel pusieron en marcha la Inquisición española, campaña para detectar, exponer y castigar la herejía. La Inquisición ganó bien su reputación de minuciosidad, imparcialidad (nobles, religiosos y gente del común eran todos vulnerables) y abominable crueldad. Operaba en secreto, empleando informadores anónimos y efectuando arrestos nocturnos, y recurría al confinamiento solitario y a la tortura para arrancar las confesiones. La sentencia era pública, sin embargo, y tenía lugar en una llamativa ceremonia llamada auto da fe, en la cual los prisioneros aparecían vestidos con una túnica especial denominada sambenito. Las penas iban desde multas y azotes hasta el trabajo forzado como remero en una galera y la muerte por el fuego. Tales tácticas y castigos no eran inusitados en ese tiempo, y de hecho la Inquisición era menos cruel que muchas cortes civiles: prohibía la tortura que produjera daño físico permanente y requería la presencia de un médico; los condenados a la hoguera debían morir primero, casi siempre por estrangulación. Con todo, la institución era temible. Los marineros extranjeros tenían pavor de un arresto en España por piratería o contrabando, pues estaban seguros de que terminarían en manos de la Inquisición, y difundían historias sobre sus horrores. Simultáneamente, la Iglesia española se volvió más rigurosa. Sacerdotes y monjes indolentes y corruptos fueron expulsados. Así que cuando las ideas 57 de la Reforma protestante llegaron a España, no encontraron tierra fértil. La Inquisición se encargó de aquéllos pocos tentados por el protestantismo. Y sólo para asegurarse, mantuvo alejadas las ideas que consideraba peligrosas mediante la proscripción de libros y la prohibición, para los españoles, de estudiar en universidades extranjeras. El asunto funcionó y las ideas calvinistas y luteranas no encontraron eco en la península ibérica. Se mantiene la continuidad La Iglesia permaneció siendo una importante influencia civil en las naciones firmemente católicas y sus territorios, durante el siglo dieciséis, y en la actualidad continúa teniendo poder en muchos países. Los sacerdotes, que figuraron entre los primeros españoles presentes en muchas regiones del Nuevo Mundo , construyeron misiones y convirtieron a los nativos, con lo cual el catolicismo se convirtió en la religión mayoritaria de gran parte de Latinoamérica. La Iglesia católica sigue ejerciendo influencia política. Sus normas influyen desde hace tiempo sobre las leyes civiles, especialmente en lo referente a problemas de orden moral como el divorcio y el control natal, en países católicos como Italia e Irlanda. Algunas conductas en los asuntos políticos son contrarias a la política del Vaticano. En el siglo veinte, la Iglesia católica romana censuró a los clérigos latinoamericanos que predicaban la teología de la liberación y participaban en movimientos políticos populares. Como Actuaban?: Los inquisidores se establecían por un periodo definido de semanas o meses en alguna plaza central, desde donde promulgaban órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por propia iniciativa. Los inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona sospechosa. A quienes se presentaban por propia voluntad y confesaban su herejía, se les imponía penas menores que a los que había que juzgar y condenar. Se concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para realizar esta confesión espontánea; el verdadero proceso comenzaba después. Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, el prelado del sospechoso publicaba el requerimiento judicial. La policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados recibían una declaración de cargos contra ellos. Durante algunos años se ocultó el nombre de los acusadores, pero el papa Bonifacio VIII abrogó esta 58 práctica. Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general prueba de culpabilidad. Los inquisidores contaban con una especie de consejo, formado por clérigos y laicos, para que les ayudaran a dictar un veredicto. Les estaba permitido encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que estaban mintiendo. En 1252 el papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento del Derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido ajeno a la tradición canónica. Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al final de todo el proceso. Era el sermo generalis o auto de fe. Los castigos podían consistir en una peregrinación, un suplicio público, una multa o cargar con una cruz. Las dos lengüetas de tela roja cosidas en el exterior de la ropa señalaban a los que habían hecho falsas acusaciones. En los casos más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el encarcelamiento. La pena más severa que los inquisidores podían imponer era la de prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de un reo a las autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa persona. Aunque en sus comienzos la Inquisición dedicó más atención a los albigenses y en menor grado a los valdenses, sus actividades se ampliaron a otros grupos heterodoxos, como la Hermandad, y más tarde a los llamados brujas y adivinos. Una vez que los albigenses estuvieron bajo control, la actividad de la Inquisición disminuyó, y a finales del siglo XIV y durante el siglo XV se supo poco de ella. Sin embargo, a finales de la edad media los príncipes seculares utilizaron modelos represivos que respondían a los de la Inquisición. La Siniestra Inquisicion Catolica 59 Institución judicial creada por el pontificado en la edad media, con la misión de localizar, procesar y sentenciar a las personas que consideraban culpables. Sus víctimas eran las brujas, los judíos, herejes, alquimistas, disidentes, homosexuales y cualquier persona no grata al clero. Los acusados eran brutalmente torturados y ejecutados, y sus bienes requisados. En la Iglesia primitiva la pena habitual por herejía era la excomunión. Con el reconocimiento del cristianismo como religión estatal en el siglo IV por los emperadores romanos, los herejes empezaron a ser considerados enemigos del estado, sobre todo cuando habían provocado violencia y alteraciones del orden público. San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobó la coacción y los castigos físicos. En el siglo XII, en respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produjo en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida de forma destacada contra la doctrina albigense. La doctrina y práctica albigense parecían nocivas respecto al matrimonio y otras instituciones de la sociedad y, tras los más débiles esfuerzos de sus predecesores, el Papa Inocencio III organizó una cruzada contra esta comunidad. Promulgó una legislación punitiva contra sus componentes y envió predicadores a la zona. Sin 60 embargo, los diversos intentos destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron relativamente ineficaces. La Inquisición en sí no se constituyó hasta 1231, con los estatutos Excommunicamus del Papa Gregorio IX. Con ellos el Papa redujo la responsabilidad de los obispos en materia de ortodoxia, sometió a los inquisidores bajo la jurisdicción del pontificado, y estableció severos castigos. El cargo de inquisidor fue confiado casi en exclusiva a los franciscanos y a los dominicos, a causa de su mejor preparación teológica y su supuesto rechazo de las ambiciones mundanas. Al poner bajo dirección pontificia la persecución de los herejes, Gregorio IX actuaba en parte movido por el miedo a que Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano, tomara la iniciativa y la utilizara con objetivos políticos. Restringida en principio a Alemania y Aragón, la nueva institución entró enseguida en vigor en el conjunto de la Iglesia, aunque no funcionara por entero o lo hiciera de forma muy limitada en muchas regiones de Europa. Dos inquisidores con la misma autoridad nombrados directamente por el Papa eran los responsables de cada tribunal, con la ayuda de asistentes, notarios, policía y asesores. Los inquisidores fueron figuras que disponían de imponentes potestades, porque podían excomulgar incluso a príncipes. En estas circunstancias sorprende que los inquisidores tuvieran fama de justos y misericordiosos entre sus contemporáneos. Sin embargo, algunos de ellos fueron acusados de crueldad y de otros abusos. Los inquisidores se establecían por un periodo definido de semanas o meses en alguna plaza central, desde donde promulgaban órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por propia iniciativa. Los inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona sospechosa. A quienes se presentaban por propia voluntad y confesaban su herejía, se les imponía penas menores que a los que había que juzgar y condenar. Se concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para realizar esta confesión espontánea; el verdadero proceso comenzaba después. Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, el prelado del sospechoso publicaba el requerimiento judicial. La policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados recibían una 61 declaración de cargos contra ellos. Durante algunos años se ocultó el nombre de los acusadores, pero el Papa Bonifacio VIII abrogó esta práctica. Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general prueba de culpabilidad. Los inquisidores contaban con una especie de consejo, formado por clérigos y laicos, para que les ayudaran a dictar un veredicto. Les estaba permitido encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que estaban mintiendo. En 1252 el Papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento del derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido ajeno a la tradición canónica. Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al final de todo el proceso. Era el sermo generalis o auto de fe. Los castigos podían consistir en una peregrinación, un suplicio público, una multa o cargar con una cruz. Las dos lengüetas de tela roja cosidas en el exterior de la ropa señalaban a los que habían hecho falsas acusaciones. En los casos más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el encarcelamiento. La pena más severa que los inquisidores podían imponer era la de prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de un reo a las autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa persona. Aunque en sus comienzos la Inquisición dedicó más atención a los albigenses y en menor grado a los valdenses, sus actividades se ampliaron a otros grupos heterodoxos, como la hermandad, y más tarde a los llamados brujas y adivinos. Una vez que los albigenses estuvieron bajo control, la actividad de la inquisición disminuyó, y a finales del siglo XIV y durante el siglo XV se supo poco de ella. Sin embargo, a finales de la edad media los príncipes seculares utilizaron modelos represivos que respondían a los de la inquisición. PUBLICADO POR JOSE ALBINO TAPIA GA LLARDO 62 TORQUEMADA Y LOS CRÍMENES DE LA INQUISICIÓN Los cátaros fueron duramente perseguidos por su firme oposición a las doctrinas de la Iglesia. Ellos pretendían formar una nueva iglesia, y llegó un momento en que su fuerza era tan grande que la Iglesia católica los vió como rivales peligrosos. En principio, el Papa Inocencio III convocó una cruzada en la que participaron muchos nobles franceses y mandada por el rey Felipe II. Fue después de la conquista de Carcasona cuando los cátaros fueron condenados a morir en la hoguera. Evidentemente, en nombre de la religión se han cometido muchos crímenes y asesinatos, y la Inquisición fue culpable de la muerte de miles de supuestos herejes. Solamente en los años que estuvo al frente de la misma Torquemada, fueron quemados en la hoguera entre 4. 000 y 8. 000 judíos y moriscos. Igualmente ocurría en muchas zonas de Europa, en Francia ocurrió la famosa matanza de la Noche de San Bartolomé, en la que soldados católicos asesinaron a 5. 000 hugonotes. Hacia el Siglo XIII la Iglesia Católica de Roma comenzó a reprimir la herejía con tal violencia y crueldad que hasta nuestros días se saborea la amargura que se derivó de esa medida. Entre los llamados herejes se contaban a practicantes de la hechicería, judíos, indios peruanos y mexicanos, musulmanes, masones y miembros de otras organizaciones secretas, etc. Digamos que la medida política instaurada para combatir la supuesta herejía significaba una serie de regulaciones mediante las que la Iglesia y/o el reino tomaba en propiedad las pertenencias del supuesto hereje para financiar sus guerras contra los musulmanes. Fue el Papa Gregorio IX quien ordenó la persecución y enjuiciamiento de herejes e instauró la Inquisición, dando comienzo a un período prolongado de terror durante el cual fueron asesinados, por tortura o ejecución, muchos seres humanos principalmente en las zonas norte de la actual Italia y en el sur de Francia. Hay, sin embargo, algunos antecedentes que indican al Papa Inocencio IV como el autor intelectual de las atrocidades porque dicho pontífice publicó una bula en la que ordenaba a los gobiernos de los países católicos a perseguir, arrestar y ejecutar a los herejes. Aquellas autoridades que se negaran a cumplir los mandatos de papales sufrirían la excomunión y se les acusaría de herejía. España -fielmente- eligió la barbaridad. 63 Unos 200 años despues que Gregorio IX tomara aquellas decisiones, los reinos de Castilla y Aragón en España vivían un agitado clima político con frecuentes rebeliones, segregación racial, censura literaria y amenazas contra la estabilidad política. Fueron culpados los árabes, llamados moros, quienes resultaron deportados, los judíos, los conversos a los que se les denominó "marranos" y otros más. Para frenar esta situación las autoridades de Castilla y Aragón persuadieron al Papa Sixto VI, en 1478, para que -basado en la Bula de Inocencio IV- autorizara una versión autónoma del Tribunal del Santo Oficio que fue conocida como la Inquisición Española. Como Inquisidor General fue designado el sacerdote dominico Tomás de Torquemada. El Tribunal del Santo Oficio extendió sus poderes hacia los territorios conquistados en America, principalmente hacia el Perú y Mexico, lugares donde el sadismo de los inquisidores tambien instauró centros de torturas, hogueras, garrotes, horcas y otras macabras formas para dar muerte a personas con propiedades, acaudalados comerciantes, indios rebeldes contra los abusos de los conquistadores en el Perú, indios ricos acusados de no contribuir con la Iglesia, hechiceros, masones, judíos, etc., la mayoría de los que encontraron la muerte, o quizá todos, por una acusación falsa o calumnia. Se puede afirmar que la evangelización de los indios americanos fue un acto de crueldad e imposición. Para los miembros de la Inquisición en España todos eran sospechosos de herejía e infundiendo el temor, la amenaza y la ejecución lograron tambien que los reinos de Castilla y Aragón alcanzaran la estabilidad política deseada. Tomás de Torquemada, el Primer Gran Inquisidor de España, fue un sacerdote de la orden de Santo Domingo a la que ingresó contra la opinión de su padre, un noble que guardaba la esperanza de que su único hijo contrajera matrimonio para que continuara con la descendencia y el linaje. Nació en Valladolid en 1420 y murió de muerte natural en Ávila en 1498. Los años anteriores a su deceso constituyeron un período de preocupación porque Torquemada pensaba que moriría envenenado, razón por la que siempre tenía en su plato un cuerno de unicornio para usarlo como antídoto de inmediato. La Iglesia inició la Inquisición, ¿qué es la Inquicisión? El término Inquisición (latín: Nestoris Herectus Pravitatis Sanctum Officium) hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia Católica. La herejía en la era medieval muchas veces se castigaba con la pena de muerte, y de ésta se derivan todas las demás. La Inquisición medieval fue fundada en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o albigenses, que en 1249 se implantó también en el reino de Aragón (fue la primera Inquisición estatal) y que en la Edad Moderna, con la 64 unión de Aragón con Castilla, fue extendida a ésta con el nombre de Inquisición española (1478-1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a América; la Inquisición portuguesa (1536-1821) y la Inquisición romana (1542-1965). Aunque en los países de mayoría protestante también hubo persecuciones, en este caso contra católicos, contra reformadores radicales como los anabaptistas y contra supuestos practicantes de brujería, los tribunales se constituían en el marco del poder real o local, generalmente ad-hoc para cada caso concreto, y no constituyeron una institución específica. Torturas: La Inquisición fue un tribunal eclesiástico establecido en Europa durante la Edad Media para castigar los delitos contra la fe. Sus víctimas eran las brujas, los homosexuales, los blasfemos y los herejes (cristianos que niegan algunos de los dogmas de su religión). En algunos casos, también eran castigados los judíos, pero esto no era corriente. Los acusados eran brutalmente interrogados, mediante torturas, y ejecutados sin ninguna piedad, requisándose sus bienes. Torturas para el castigo ejemplarizante y la humillación pública -Se trataba de objetos que se le colocaban al reo para humillarle ante los ciudadanos; éste era insultado y maltratado por la muchedumbre mientras el verdugo multiplicaba su tormento, de distintas maneras, según cuál fuera el instrumento que se impusiera. Estos instrumentos de condena se imponían por las causas menos graves, como desobediencia, desorden público, a los vagos, borrachos y a quienes no cumplían con sus obligaciones religiosas. - Un ejemplo de este tipo de tortura es la flauta del alborotador: en este instrumento, hecho de hierro, el collar se cerraba fuertemente al cuello de la víctima, sus dedos eran aprisionados con mayor o menor fuerza, a voluntad del verdugo, llegando a aplastar la carne, huesos y articulaciones de los dedos. Flauta del alborotador 65 Objetos vinculados al castigo físico y tortura de los reos La finalidad de estos objetos era causar un largo dolor, y en su mayoría provocaban una muerte agonizante. Hay dos instrumentos llamativos: - La dama de hierro, que consistía en un gran sarcófago con forma de muñeca en cuyo interior, repleto de púas, se situaba a la víctima y se cerraba, quedando todas las púas clavadas en su cuerpo. - El otro instrumento a destacar es la cuna de Judas, una pirámide de madera o hierro, sobre la cual se alzaba a la víctima, y una vez arriba, se la dejaba caer sobre ella, desgarrando el ano o la vagina. 66 Instrumentos que tenían como objetivo final la ejecución Están diseñados para causar la muerte, pero dejar al reo sentir el tormento que se le aplicaba. Dos de los instrumentos de este grupo son: - El aplasta cabezas, un instrumento que primero rompía la mandíbula de la víctima, después se hacían brechas en el cráneo y, por último, el cerebro se “escurre” por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo. 67 - También está la sierra, más que un instrumento es una forma de tortura y ejecución. Es muy sencilla pero a la vez muy eficaz, consistía simplemente en colgar a la víctima “boca abajo” y cortarla por la mitad partiendo de la ingle, con una sierra muy afilada. El reo siente todo el proceso hasta que la sierra avanza un poco más del ombligo, en ese momento la víctima muere. A este proceso eran condenados los homosexuales, sobre todos los hombres. Aparatos creados para torturar específicamente a las mujeres No fueron escasos los objetos ideados para torturar y hacer sufrir a mujeres acusadas de brujería, prostitución o adulterio. Normalmente, pocas mujeres eran acusadas de herejía. - El cinturón de castidad es el instrumento más destacado en este bloque, aunque no fuera exactamente un medio de tortura,sino que más bien se usaba para garantizar la fidelidad de las esposas durante los períodos de largas ausencias de los maridos, y sobre todo de las mujeres de los cruzados que partían para Tierra Santa. La fidelidad era de este modo asegurada durante períodos breves de un par de días o como máximo de pocas semanas, nunca por tiempo más dilatado. No podía ser así, porque una mujer trabada de esta manera perdería en breve la vida a causa de las infecciones ocasionadas por la acumulación tóxica no retirada, las abrasiones y las magulladuras provocadas por el mero contacto con el hierro. 68 - La pera oral, rectal o vaginal: era un instrumento con forma de “pera al revés”, hecho de hierro que terminaba con una llave de bronce y un gran tornillo. Fue creado para torturar a las mujeres, pero más adelante se descubrió que también era muy eficaz para los hombres. Se embutían en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio del tornillo hasta su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba dañado irremediablemente. Las puntas que sobresalen del extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a los homosexuales pasivos . Cifras Algunas cifras (estimadas) de las ejecuciones por tribunales civiles y por procesos inquisitoriales constatados , por proporcionalidad en relación ejecutados/población: 69 Suiza: 4000 personas ejecutadas de un total de un millón de personas (4 por cada mil). Polonia-Lituania: unas 10.000, en una población de 3.400.000 (casi 3 por cada mil). Reino Unido: miles de ejecutados. Destacar además que en este país protestante existió la figura de los punzadores, los cuales se dedicaban a cazar y ejecutar brujas de forma lucrativa. Alemania: donde más gente es ejecutada, hasta un total de 25.000 personas de unos 16 millones (1,5 personas por cada mil). Dinamarca-Noruega: 1.350 de 970.000 personas (1,4 por cada mil). España: 59 brujas (de unos 125.000 procesos llevados por la inquisición). Italia: 36. Portugal: 4. En total la mayoría de las cazas de brujas se produjo en el norte de Europa, con más de 50.000 ejecuciones y en la gran mayoría de los casos por tribunales civiles. La mayor parte de los ajusticiados por brujería fueron mujeres. Ilustraciones de la Inquisición 70 71 MÉTODOS DE TORTURA Las Torturas en la Antigüedad - Los diversos instrumentos utilizados INSTRUMENTOS DE TORTURAS: Instrumentos de tortura y muerte INTRODUCCIÓN Se dice que la Edad Media fue la edad de oro de los torturadores y de la imaginación puesta al servicio de los mismos, desbordándose y agudizándose al máximo, inventando los mejores y más prácticos medios de tortura. Si bien existe un atisbo de realidad en esta idea sobre la tortura, podemos desmitificar a los inquisidores como los mayores torturadores de todos los tiempos, puesto que otros, en etapas posteriores, han sido mucho más eficaces y han aplicado la tecnología punta de su época para crear instrumentos de terror y de aniquilación masiva. No nos llevemos a engaño, ya que la tortura, desde que el mundo es mundo, 72 existe y desafortunadamente sigue existiendo, solo que hay que quitarse la venda, abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor. El uso de los medios de tortura se ha ido aboliendo poco a poco en todos los países durante los siglos XVIII y XIX, siendo condenado por la Declaración de los Derechos Humanos de 1948. Desgraciadamente, aún persisten en muchos países, aunque en sus Constituciones se prohíban expresamente. Los métodos más recientes de tortura y muerte, como son la electricidad; los productos químicos, drogas, y fármacos; la presión psicológica... evitan las marcas en el cuerpo, pero no la destrucción del ser humano torturado. Existen diversas organizaciones, tales como Amnistía Internacional o la A.C.A.T. (Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura), que luchan contra la tortura denunciando a los países que la practican. En España, la Constitución de 1978 declara expresamente en su artículo 15 "que nadie puede ser sometido a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes". También el Código Penal español, en virtud de la reforma de 1988, establece un aumento en las penas por delitos de esta índole y amplía los supuestos de tortura incluyendo los insultos, amenazas y coacciones, que forman parte de lo que se ha denominado tortura psicológica. Desgraciadamente, aún queda mucho camino por andar en nuestro país y en el resto de países occidentales, ya que los malos tratos domésticos, por ejemplo, siguen siendo un continuo en nuestras sociedades. En muchas ocasiones, los torturadores utilizaban animales para ayudarles en sus torturas, este el casó del método de la cabra, que no faltaba en ninguna de las mazmorras de los castillos medievales europeos. Se ponían las piernas de la víctima en un cepo, para que le fuera imposible el movimiento, y a continuación se le untaba los pies con grasa o sal. La cabra comenzaba a lamer con fuerza y con la aspereza de su lengua levantaba la piel de los pies de la víctima, provocando un terrible dolor. En la antigua China ya se tenía constancia del tormento de la rata, aunque fue en el occidente medieval donde se consagró. En esta tortura, se colocaba sobre el abdomen de la víctima una jaula abierta por su base. En el interior se encontraba la rata que venía a ser molestada por los torturadores, con fuego principalmente. El animal despavorido buscaba la manera que fuera para escapar y terminaba por excavar un túnel en las entrañas de la víctima. 73 Los elementos naturales, también se han utilizado para torturar en distintos tiempos de la humanidad. El gota a gota, era un método de tortura basado en el agua, fue muy utilizado durante la Edad Media, y se usaba fundamentalmente para arrancar la confesión o información a la víctima. Era una tortura larga, en la que el torturador no tenía prisa ninguna y lo único que tenía que hacer, era esperar a que la víctima se viniera abajo. Consistía en amarrar al reo a un poste o a la pared, atarlo fuertemente de pies, manos, cuello y frente; colocándose la cabeza debajo de un caño o grifo que dejaba derramar una gota a un ritmo continuado. Esto provocaba un estado de locura además de terminar erosionando el hueso del cráneo hasta producir la muerte. La Doncella de Hierro La Cuna de Judas Aplasta Cráneos La Pera La Guillotina Instrumentos de tortura y muerte: Agua, Inquisición española, Toalla, El toro de Fálaris y La cuna de Judas El método del agua, en el que a la víctima se le obligaba a ingerir la mayor cantidad de agua posible, ayudándose el torturador, de un embudo que se le coloca en la boca. En estas sesiones se les hacía tragar aproximadamente unos diez litros, provocando un terrible sensación de ahogo, produciéndose en la mayoría de las ocasiones la explosión del estómago. 74 El método de la toca fue muy utilizado por la Inquisición española de los siglos XV y XVI. Su nombre procede de uno de los elemento necesario para esta tortura, la toca, que era una tela blanca de lino o seda con la que se hacían en aquella época las tocas o pañuelos que cubrían la cabeza de las mujeres. Esta toca, se introducía en la boca de la víctima, intentado que incluso llegara hasta la tráquea, y posteriormente se vertía agua sobre la toca, que al empaparse, provocaba en el reo una sensación de ahogo e innumerables arcadas. La toalla mojada es un método moderno de tortura, basado en otros más antiguos como el método de la toca, y consiste en colocar una toalla sobre la boca y la nariz de la víctima, después se vierte agua sobre la toalla provocándole la asfixia momentánea. La sensación de ahogo es terrible; pero si se hacía bien, era un método que no dejaba marcas, por lo que el reo, no podía en ningún momento demostrar que había sido torturado. A partir del siglo XX, este método ha sido usado por los ejércitos y por ciertos cuerpos de policía secreta y paramilitar, que se han dedicado a reprimir tendencias políticas contrarias al régimen establecido en aquellos países. Como ejemplo, podemos decir que ha sido un método muy extendido entre las dictaduras sudamericanas, aparentando de este modo normalidad en sus actuaciones. Fálaris (siglo VI a. de C.) fue Tirano de Agrigento durante el 570 a. de C. y 555 a. de C. Ascendió al poder con el apoyo popular, gobernando sanguinariamente. Extendió los dominios de Agrigento y combatió en Himera a los cartaginenses. Tan macabro personaje ideó un método de eliminación de opositores a su tiranía, que más tarde fue adoptado por la Inquisición durante los siglos XVI al XVIII. Este método, era conocido como el toro de Fálaris; y consistía en meter a los herejes dentro de una esfinge de bronce o hierro con forma de toro, quemándolos vivos. Esto divertía especialmente a los espectadores, ya que los alaridos de las víctimas se podían escuchar a través de la boca del toro, asemejándose a los mugidos de dicho animal. Dentro de los métodos de tortura más eficaces para sacar una confesión verdadera o falsa, se encontraba la Cuna de Judas. Este método, consistía en atar a la víctima de las muñecas y elevarla, para luego dejarla caer sobre una pirámide muy puntiaguda para que con su propio peso se le clavara en el ano, escroto o vagina. Ni que decir tiene, que la confesión se conseguía en las primeras veces, ya que esta operación se repetía sucesivamente hasta que el condenado hablara o muriera, caso este último, que confirmaba su culpabilidad. 75 Mucho antes de que Galileo enunciara las leyes del péndulo simple, el Péndulo, era utilizado como método de tortura. Era el aperitivo con el que se abría una buena sesión de tortura. Las manos de la víctima eran atados a su espalda y por ellas, era elevado. Al balancearse se producía la luxación de los hombros, codos y muñecas. Era habitual añadir peso adicional atando pesas a los pies del reo. La fustigación, que consistía en azotar a la víctima con una fusta o vara, era un castigo extendido en la mayoría de los ejércitos, desde la Antigüedad hasta la Revolución francesa. Se aplicaba en caso de las penas consideradas graves, como podía ser la deserción o el robo; aunque si tenemos en cuenta que la deserción se podía pagar con la vida, este castigo, era muy bien recibido. Instrumentos de tortura y muerte: La garrucha, El potro, La rueda, El borceguí, El casco y La Doncella de Hierro La garrucha era el nombre con el que se conoció en la España del siglo XV, al método de tortura conocido como el estrapado, propio de la época medieval. Consistía en atar al reo con las manos atrás e izarlo con una cuerda por medio de una polea, de ahí el nombre de garrucha. A la víctima se le colocaban pesos en los pies, para después cuando se encontraba elevado, dejarlo caer de golpe contra el suelo. Esto se repetía varias veces. Al izado, que podía provocar las luxaciones de las articulaciones de hombros, codos y muñecas, hay que sumar las posibles fracturas y magulladuras, en todo el cuerpo y piernas fundamentalmente, que producían las múltiples caídas. El potro, es un instrumento de tortura en el que la víctima, atada de pies y manos con unas cuerdas o cintas de cuero, a los dos extremos de este aparato, era estirada lentamente produciéndole la luxación de todas las articulaciones -muñecas, tobillos, codos, rodillas, hombros y caderas-. Este método, se tiene constancia que se aplicó durante todo el período que duró la Inquisición en los países de Francia y Alemania; si bien ya se conocía desde mucho antes y por supuesto se utilizaba frecuentemente en las lúgubres mazmorras de castillos, prisiones y palacios de justicia. 76 La rueda, era un instrumento que fue introducido en Francia en el siglo XVI, y que era muy utilizado en la zona germánica de Europa. Sin duda alguna, fue el aparato más versátil de la Edad Media, ya que la víctima se encontraba a merced total del torturador. El reo era ataba desnudo a la rueda, de pies manos y cuello; mientras que el torturador le rompía poco a poco los huesos de sus miembros, que era el objetivo de esta tortura, pudiendo aderezarla con hierros candentes, cortes, mutilaciones y algunas cosas más, que se le pasara por la imaginación. También era habitual, colocar un miembro de la víctima o todo el cuerpo, entre los radios de la rueda y hacerla girar, quebrantándole los huesos. Como remate se podía dejar al reo atado en la rueda a la intemperie, para que los animales carroñeros se lo fueran comiendo poco a poco. Ha sido uno de los instrumentos de tortura más crueles inventados por el hombre. El borceguí era el tipo de calzado más popular del siglo XV, cubría el tobillo y era abierto por su parte delantera y se ataba con correas o cordones. Pues bien, en este período se popularizó un método de tortura que se denominó con el nombre del calzado, puesto que consistía en apretar el tobillo de la víctima por medio de varias maderas enlazadas por unas correas o gatos de hierro, para administrar presión, hasta quebrantar los huesos. Existían métodos para dar tormento de manera general y para tan solo ciertas partes del cuerpo. Este era el caso del aplasta cabezas ó cráneos. Este instrumento estaba compuesto por un casco finalizado en un torno con una manivela. El casco, a su vez estaba colocado en una estructura metálica que permitía que al girar la manivela, fuera bajando. Pues bien, la víctima se tumbaba boca abajo con la mandíbula apoyada en el suelo, colocándosele entonces el casco y se comenzaba a girar la manivela, provocándole la ruptura de los dientes, el quebranto de la mandíbula y de los huesos del cráneo, antes de estrujar su cerebro. El mecanismo por tanto, actuaba como una prensa. La Doncella de Hierro era una especie de sarcófago provista de estacas metálicas muy afiladas en su interior, de este modo, a medida que se iba cerrando se clavaban en la carne del cuerpo de la víctima que se encontraba dentro, provocándole una muerte lenta y agónica. Las más sofisticadas disponían de estacas móviles, siendo regulables en altura y 77 número, para acomodar la tortura a las medidas del "delito" del torturado. Además, podemos encontrar desde el modelo más básico, que es un sarcófago de hierro puro y duro; hasta las más refinadas obras de arte, ricamente decoradas con relieves. Instrumentos de tortura y muerte: La horca, Garrote vil, La cuerda y La sierra Condenas a Muerte: El Garrote Vil La horca, instrumento de muerte que todos conocemos, formado por una barra horizontal, sostenida sobre dos barras verticales, de la que pende una soga con un lazo en la que eran colgados los condenados a esta pena. En la Edad Media era la pena que los señores feudales reservaban a sus vasallos plebeyos, de ahí, que el ser ahorcado fuera la manera más vil de morir. En España, las Cortes de Cádiz de 1812 la abolieron, siendo ratificada en 1828 por Fernando VII; aunque no nos engañemos, puesto que este método de muerte fue sustituido por el de garrote vil desde1832. Entre los instrumentos sencillos utilizados en pos de la "justicia y la verdad", la Inquisición aplicó el método de la cuerda a muchas de sus reos. Este método era sencillo pero muy doloroso, consistía en colocar a la víctima sobre una mesa o en el suelo, con unas cuerdas atadas a sus miembros o cualquier miembro sobresaliente del cuerpo humano y girar dichas cuerdas hasta tensarlas. La tensión de la cordada que provocaba el estiramiento de los miembros, daba lugar a la luxación de las articulaciones. El garrote consiste en un aro de hierro, con el que se sujeta contra un poste fijo, la garganta de la persona que se va a ejecutar; oprimiéndola por medio de un tornillo de paso muy largo hasta conseguir la estrangulación. 78 También el tornillo penetraba en la parte trasera del cuello rompiendo las vértebras y por tanto, la espina dorsal. La muerte podía sobrevenir por dos medios, asfixia o por el quebranto de la columna vertebral de la víctima. En cualquier caso, el sufrimiento estaba garantizado. El garrote vil, es el nombre con el que se conoce en España al garrote. Se introdujo en nuestro país a raíz del código penal de 1822. En 1832, se suprimió la horca y fue sustituida por el garrote vil, estando vigente desde entonces hasta 1978, como uno de los procedimientos utilizados para administrar la pena capital. Por fortuna, en 1978, se abolió la pena máxima en este país, en virtud de lo que se expresa en nuestra Constitución. El garrote, además de ser el nombre con el que se conocía un método de muerte, era la denominación que tomó un aparato de tortura, propio de la Inquisición. Este instrumento consistía en una mesa, a la que se le adosaban unos "garrotes" o prensas, que oprimían las piernas de la víctima, por un lado; y los brazos y pecho, por otro. Aplicando presión lentamente en aquellas zonas del cuerpo, se producía un intenso y agudo dolor al provocar el quebranto de los huesos. La sierra, fue un método de muerte utilizado ya en tiempos del bíblico Rey David. Esta pena, consistía en colgar boca abajo a la víctima para que el cerebro estuviera bien regado y no muriera el condenado desangrando antes de lo previsto; y se le comenzaba a serrar desde el ano y los genitales hacia el pecho. El acero de dientes agudos de la sierra cortaba fácilmente el cuerpo de la víctima provocándole un gran dolor, si bien el reo no comenzaba a perder el sentido hasta que se había llegado por lo menos al ombligo. Era sanguinolento y muy cruel y fue aplicado fundamentalmente contra homosexuales, de ahí que la tortura comenzara por el ano y los genitales, objetos fruto del pecado. Instrumentos de tortura y muerte: La sierra, Las jaulas colgantes, Los grilletes, El Cepo y La Cigüeña El método de la sierra ha sido muy utilizado, pero parece ser, que muerte tan macabra ha sido eludida por la 79 memoria selectiva de la Historia. En España, este método fue usado en el ejercito hasta el siglo XVIII como medio de ejecución. Goya captó de manera magnífica, mejor que cualquier reportero de guerra actual, los "Horrores de la guerra" -Guerra de la Independencia española-, que enfrentó entre 1808 y 1914, a franceses y españoles fundamentalmente, por el domino de nuestro país. Durante la contienda los guerrilleros españoles cometieron crímenes contra las soldados de las tropas napoleónicas terribles, empleando el método de la sierra con los prisioneros entre otras muchas crueldades. De todos modos, el método de la sierra, era ya conocido por los franceses que lo empleaban contra las brujas embarazadas, supuestamente por el mismo demonio. En Alemania, en tiempos de Lutero también se empleó esté método contra los cabecillas de las sublevaciones campesinas. Las aulas colgantes eran armazones metálicos que quedaban suspendidos en el aire por un cable. Formaban parte del mobiliario urbano de los ayuntamientos, palacios y cortes de justicia de las ciudades europeas, hasta que poco a poco a finales del siglo XVIII decayó su uso. Era el lugar de honor de aquellos que hubieran cometido alguna acción, que tuviera que servir de escarmiento y ejemplo para el resto del pueblo; o a veces, cuando el pueblo requería justicia sobre algún hecho que hubiera conmovido a toda la comunidad, la manera de manifestar que la autoridad se encargaba de impartirla. El caso es que la víctima, semidesnuda, que quedaba condenada a morir de inanición, tenía que soportar las inclemencias del tiempo. En ocasiones, tenía también que compartir su jaula con gatos salvajes y otros animales que eran azuzados por los torturadores; otras veces, eran las gentes del pueblo los que, entre otras cosas, lo apedreaban. Los grilletes han sido utilizados desde época antigua. Según diversas fuentes, ya los egipcios conocían las cadenas y las utilizaban para engrilletar a los esclavos y a los reos de delitos de cualquier índole. En las mazmorras medievales era muy habitual tener colgados de brazos o muñecas a los presos, por medio de unas cadenas adosadas al muro, finalizadas en argollas. Las víctimas podían permanecer de esta manera durante tiempo indefinido, provocando a corto plazo, inmensos dolores, calambres y luxaciones; y a largo plazo, la invalidez total de las extremidades superiores e inferiores. 80 El Cepo, era un método más que de muerte, de castigo por delitos de robo, disturbios o pendencias; aunque en un momento dado se podía tener expuesta a la víctima hasta la muerte, si así se decidía por la corte de justicia. También fue utilizado como método de tortura para conseguir una confesión en las mazmorras de castillos, palacios de justicia o cárceles inquisitoriales. El Cepo era un instrumento que servía para sujetar al reo por la garganta y las muñecas; y según el modelo también por los tobillos, consistente en dos maderos ajustables. La víctima quedaba expuesta al público en la plaza de la ciudad, encontrándose a merced del populacho que lo vejaba y goleaba, a veces incluso hasta la muerte, con el beneplácito de la autoridad. Los métodos de tortura han sido siempre expeditivos y han conseguido la confesión de la víctima. La Cigüeña era un método infaliblemente cruel, que consistía en someter al reo a este aparato. La Cigüeña, en sí, es un aparato hecho de hierro que sujetaba al condenado por cuello, manos y tobillo, y lo sometía a una posición incomodísima que provocaba calambres en los músculos rectales y abdominales; y a las pocas horas de todo el cuerpo. Pero esto no terminaba aquí, ya que se acompañaba de golpes de todo tipo, mutilaciones, quemaduras... Instrumentos de tortura y muerte.: La Pera, Garras de Gato, La Crucifixión, La Flagelación y La Fustigación Aparatos dedicados a fines médicos, como era el caso de la pera, que servía para los estreñimientos, se modificaron y adaptaron a las mil y una necesidades de los torturadores del siglo XV. La Pera, era un instrumento 81 con forma de pera que una vez introducido en boca, vagina o ano, comenzaba a abrirse gracias a un mecanismo giratorio. Además en sus puntas gozaba de unos pinchos o púas que desgarraban la traquea, útero o el recto, dependiendo por la zona en la que fuera introducido. La modalidad oral de este invento, era aplicada a las personas que habían obrado mal de palabra, es decir, herejes, ortodoxos...; la anal, como no, a los homosexuales; y por supuesto la vaginal a las brujas que habían mantenido relaciones sexuales con el diablo, prostitutas, adulteras o mujeres que habían mantenido relaciones incestuosas. Utensilios que hoy en día nos parecen la mar de inocentes, fueron utilizados como elementos de tortura física ciertamente inhumanos, dejando secuelas corporales y psicológicas terribles en los reos que lograban sobrevivir. De este modo, lo que hoy conocemos como rastrillo de jardinero, eran conocidos en otros tiempos como las Garras de Gato. Esta especie de rastrillo de puntas afiladas arrancaban la carne a tiras de las víctimas desnudas, que colgaban por sus muñecas suspendidas en el aire. En ocasiones, dependiendo de la destreza del torturador se llegaba incluso a separar la carne de los huesos. Cualquier instrumento sencillo, ha servido a los torturados, como han sido unas simples tenazas, que servían para arrancar de cuajo, dientes y cualquier otro miembro sobresaliente del cuerpo humano. El fuego y los hierros incandescentes servían también, al igual que las tenazas, de un complemento perfecto. El famoso escritor francés, Julio Verne (Nantes, 1828-Amiens, 1905), inmortalizó en su famoso obra Miguel Strogoff (1876), su uso, describiendo como el personaje de su obra era cegado utilizado un hierro al rojo vivo. La crucifixión consiste en fijar o clavar al reo en una cruz. Generalmente la víctima moría por inanición, aunque sufría las inclemencias del tiempo al encontrarse a la intemperie, además de estar expuesto a los escarnios del pueblo, que ocasionalmente podía apedrearlo. Este método de muerte fue muy utilizado en época romana y en principio era la pena para sancionar a ladrones reincidentes, violadores... Desde la crucifixión de Cristo comenzó a ser la pena para castigar a los cristianos, pero cayó en desuso al igual que caía el Imperio Romano. Esto se debió sin duda alguna, al triunfo del 82 Cristianismo, comenzando a considerarse una herejía el uso de la crucifixión como método de muerte. La flagelación es un castigo consistente en azotar a una persona. Los concilios cristianos de Agde en el 506 y Mâcon en el 582 adoptaron la flagelación como castigo y posteriormente la aplicaron diversas reglas monásticas como penitencia. Este método se adaptó también como medio de tortura, utilizado para conseguir cualquier tipo de confesión. A veces, las heridas provocadas por los látigos y flagelos, eran tratadas con sal o vinagre, que por un lado servían para desinfectar y evitar que el reo muriera; y a la par, le proporcionaban un dolor tremendo que servía de doble castigo. La fustigación, que consistía en azotar a la víctima con una fusta o vara, era un castigo extendido en la mayoría de los ejércitos, desde la Antigüedad hasta la Revolución francesa. Se aplicaba en caso de las penas consideradas graves, como podía ser la deserción o el robo; aunque si tenemos en cuenta que la deserción se podía pagar con la vida, este castigo, era muy bien recibido. Fray Tomás de Torquemada Torquemada, el terrible inquisidor A finales del siglo XV, los reyes Católicos, en su afán de construir un Estado unitario y acorde con su apelativo, necesitaban erradicar de España a las otras religiones monoteístas. La reconquista ya tenía acorralados a los moros, 83 que morían en combate, se replegaban a fincas o se convertían. El gran problema eran entonces los judíos, arraigados desde hacia siglos en toda la Península. La solución fue el dominico fray Tomás de Torquemada, confesor de la reina Isabel, que en 1483 fue nombrado inquisidor general de Castilla y Aragón. Poco después, el tremendo fraile reorganizó la inquisición española y fue el mayor inspirador del decreto de expulsión de los judíos en 1492. Dictó entonces nuevas ordenanzas que le daban carta blanca, y actué con feroz ensañamiento y crueldad contra aquellos que no aceptaban convertirse o contra los «marranos», como se llamaba a los que seguían practicando su credo en secreto. La Santa Sede lo llamó varias veces a! orden, pero los cónyuges reinante siempre lo defendieron en su cargo y su forma de actuar. Se calcula que Torquemada condenó a unas 1011000 personas de ambos sexos a distintas penas, de las cuales alrededor de 4.000 fueron condenas de muerte? Murió en 1498 sin haber mostrado un signo de arrepentimiento, quizá porque él mismo era hijo de un judío converso. La historia señala a Fray Tomás Torquemada como el símbolo de la intransigencia del catolicismo cristiano, un adelantado de las leyes racistas y de limpieza de sangre, que aparecieron después de él. En el inconsciente colectivo, su nombre permanecerá ligado al de hoguera y Auto de Fe, y a una fecha particular: 1492. En ese año Torquemada estuvo a cargo de la expulsión de los judíos españoles, los cuales no pudieron regresar. Además, en esa misma fecha, se sucedieron dos hechos cruciales, la conquista de Granada y el “descubrimiento” de América. Incluso, el papel de Torquemada seria trascendental en el Tribunal de la Inquisición. En este actor se conjugaban su pasión por ejercer el poder, incluso sobre los monarcas a los que repetidas veces sobrepasó, y su desapego a los mandatos del evangelio. Torquemada impulsó la gran purga que empobrecería y arruinaría los reinos de España recién reunificada. Tomás de Torquemada nació en Valladolid y se convirtió en el primer Gran Inquisidor español después de su nombramiento en 1483. Este fraile dominico realizó una carrera política brillante: era confesor de los Reyes Católicos y a la vez, miembro del Consejo Real de ambos monarcas. A los 14 años ingresó al convento de los dominicos de San Pablo en su ciudad natal, obtuvo allí el titulo de bachiller en Teología y a la edad de 22 años se 84 convirtió en prior del convento de Santa Cruz en Segovia. Estos primeros pasos en su formación, lo convirtieron en responsable del Tribunal de la Inquisición o Santo Oficio, establecido en 1478, que hasta ese momento llevaba a cabo actividades de fiscalización de judíos. Con la asunción de Torquemada (en sustitución de los dominicos Juan de San Martín y Miguel de Morillo) la gama de actividades y de perseguidos de la inquisición se amplió considerablemente, siendo procesados todos los herejes y gentes de fe dudosa en general. Para poder evidenciar las atrocidades cometidas bajo la Inquisición, se transcribe el formulario de la parte dispositiva de las sentencias de tortura dictadas por la Inquisición bajo el mandato de fray Tomas de Torquemada: Christi nomine invocato. Fallamos atentos los autos y méritos del dicho proceso, indicios y sospechas que del resultan contra el dicho..., que le debemos condenar y condenamos a que sea puesto a cuestión de tormento, en el cual mandamos esté y persevere por tanto tiempo cuanto a Nos bien visto fuere, para que en él diga la verdad de lo que esté testificado y acusado; con protestación que le hacemos, que si en el dicho tormento muriere, o fuese lisiado, o se siguiere efusión de sangre, o mutilación de miembros, sea a su culpa y cargo y no a la nuestra, por no haber querido decir la verdad. Y por esta nuestra sentencia, así lo pronunciamos y mandamos. Presidido por Torquemada, el Santo Oficio extendería su jurisdicción por los reinos peninsulares desde Castilla. La situación de los reinos peninsulares se agravó porque en ellos no había tradición inquisitorial anterior, a diferencia de Europa, no habían implantado la anterior Inquisición Papal, de manera que a la brutal represión se le añadía el “factor sorpresa”. No obstante, la acción de la Inquisición en otros reinos peninsulares estuvo expuesta a problemas: en Aragón se opusieron a las medidas, obligando al Gran Inquisidor a enviar a Zaragoza el canónigo Pedro Arbués, que antes de poder actuar fue apuñalado misteriosamente (se estima que a manos de conversos) en la catedral de la Seo mientras realizaba sus oraciones. Este asesinato no impidió expandir el control de la Inquisición, imponiendo el reino del terror por toda España. Al mismo momento se produjo una reacción que resaltaba las bondades de la Inquisición, intentando justificar su presencia, igualándola con el poder de Dios de la Biblia: “La Inquisición —afirmaba un monje llamado Macedo— se fundó en el Cielo. Dios ejerce la función de primer inquisidor, y, como tal, castigó con el fuego celeste a los ángeles rebeldes». Esta teoría justificaría las acciones del Santo Oficio. 85 Fray Tomás fue un déspota, evitó e ignoró la ayuda que, legalmente, debía prestarle el Consejo Supremo o de la Inquisición (conocido como la Suprema), dependiente de Fernando e Isabel. Así, Torquemada dictó sus Instrucciones Antiguas a su libérrimo albedrío, sin consultar con nadie y según su parecer obsesivo para con los no puros en materia de religión. En algunas ocasiones, solía asistir a los autos de fe, y a la terrible puesta en escena de los mismos, se sumaba la figura angulosa y espectral de Torquemada, asegurándose de que, a los que él había condenado, fenecieran efectivamente en la hoguera. Envestido de plenos poderes por los Reyes Católicos, Torquemada se propuso conseguir la unidad religiosa de una España recién “inventada y conformada”, para lo cual aconsejó la expulsión de los judíos en 1492. Esta petición se realizo en la emblemática ciudad de Granada, con cuya conquista se había culminado la unidad peninsular, y en la cual residían por entonces Femando e Isabel. Su proyecto de expulsión podía considerarse hasta absurdo, porque según algunos historiadores, él mismo y el propio rey Fernando de Aragón, pertenecían al pueblo hebreo a través de sus antepasados. Sin embargo, como todos los puros (más si son conversos), el dominico no dejaba de enviar al brazo secular para el cumplimiento de las penas a toda clase de víctimas, tocadas con el sambenito negro, camino de la hoguera purificadora. Esta cuestión se puede observar al comienzo de la parte preceptiva del edicto dado en Granada por los Reyes Catolicos el 31 de marzo de 1492, expulsando de sus reinos a los judíos: Por ende, Nos en consejo e parecer de algunos prelados e grandes caballeros de nuestros reynos o de otras personas de ciencia e conciencia de nuestro Consejo, aviendo ávido sobre ello mucha deliberación, acordamos de mandar salir a todos los judíos de todos nuestros reinos, que jamás tornen ni vuelvan a ellos, ni alguno delios; e sobre ello mandamos dar esta nuestra carta, por la qual mandamos a todos los judíos e judías de cualquier edad que seyan, que viven e moran e están en los dichos nuestros reynos e señoríos, ansí los naturales delios como los non naturales (....) salgan con sus fijos e fijas, e criados e criadas e familiares judíos, ansí grandes como pequeños, de quaiquier edad que seyan, e que no seyan osados de tornar a ellos (...) so pena incurran en pena de muerte e confiscación de todos sus bienes para la nuestra cámara e fisco... Este inquisidor actuó como un déspota en estado puro, evitó dar cuenta de la expulsión a las Cortes, como era preceptivo, trabajando desde la impunidad de los hechos ya consumados. Fueron expulsados unos 165.000 judíos, se bautizaron a la fuerza 50.000 y murieron en el éxodo más de 86 20.000. Sin embargo, no todo el mundo estaba de acuerdo con las medidas adoptadas, porque el más perjudicado, después de los propios expulsados, era el reino de España que se veía empobrecido por aquella sangría humana. No obstante, la decisión era inclaudicable sobretodo por la ceguera y la inflexibilidad de fray Tomás. Esta ceguera se extendía hasta sobrepasar la voluntad de los propios monarcas. En este sentido, una vez conocido el expediente de expulsión, algunos judíos habían ofrecido a los reyes hasta 30.000 ducados, por lo menos para prolongar el plaza de expulsión y morigerar el transito hacia el exilio. Cuando Torquemada se enteró de esta propuesta, irrumpió en la audiencia portando un enorme crucifijo que había extraído de los pliegues de su habito de dominico, y amenazó a los monarcas: «Judas Iscariote vendió a su Maestro por treinta dineros de plata; vuestras altezas le van a vender por treinta mil...! ¡Ahí le tenéis; tomadle y vendedle!». Fray Tomás, de inmediato se retiro de la estancia, dejando a todos los presentes sorprendidos ante aquella interpelación. La acción de Torquemada fue efectiva ya que los reyes desestimaron el pago de esa suma de dinero y la posibilidad de minimizar los efectos de la expulsión. Sobre España recién unificada se abría una era de horrores, que sólo finalizarían en 1834, en la ciudad de Cádiz, y en el enunciado de su Constitución, que abolía el tribunal inquisitorial. Sin embargo, esto se produciría tres siglos después, en 1492 los obligados a marcharse debieron sufrir el exilio, mientras que los que se quedaron no tuvieron mejor suerte, pues fray Tomás exigía obsesiva y tajantemente la limpieza de sangre, una aberración que, cinco siglos después, retomaría el nazismo. Las purgas inquisitoriales afectaron a más de 150.000 personas. Para comprender el alcance de esta medida, se transcribe un segmento del estatuto de la Inquisición: Los hijos y los nietos de tales condenados no tengan ni usen oficios públicos, ni honras, ni sean promovidos a sacros órdenes, ni sean Jueces, Alcaldes, Alguaciles, Regidores, Mercaderes, Notarios, Escribanos públicos, Abogados, Procuradores, Secretarios, Contadores, Chancilleres, Tesoreros, Médicos, Cirujanos, Sangradores, Boticarios, Corredores, Cambiadores, Fieles, Cogedores, Arrendadores de rentas algunas, ni otros semejantes oficios que públicos sean. Incluso Torquemada propició otras medidas, adelantándose al edicto del Papa de 1521 que imponía que todos los libros prohibidos debían ser entregados a la Inquisición y quemados públicamente. Fray Tomás, ya en 1490, había entregado a las llamas más de 600 volúmenes repletos, se 87 dijo, de ideas heréticas y judaizantes. Por otro lado, personalmente fray Tomás fue un asceta que vivía modestamente y presumía de incorruptible. Pero si la parte del león en la represión correspondía a herejes y falsos conversos, el largo brazo del inquisidor llegaba también a la de los delitos comunes, aunque él los justificaba y bautizaba como herejías implícitas. En estas figuras confusas entraban los bígamos, los curas que se casaban, los que se acostaban con mujeres haciéndoles ver que eso no era pecado, los que preparaban filtros de amor, los guardianes que violaban a sus prisioneras, los místicos y los embaucadores, entre otros muchos. De esta forma, Torquemada pasó a la Historia por su acción al frente de esta institución macabra, conjugando frente a él el odio de muchos siglos y de muchas personas. No obstante, su vida privada es casi desconocida, no se sabe si en ella prolongaba el dominico aquel sadismo frío e inhumano que utilizaba en lo público. Algunos historiadores rescataron una curiosa historia, según aquéllos parece que fray Tomás, un hombre al fin y al cabo, sintió una gran pasión por una joven llamada Concepción Saavedra. De tal manera que ordenó a sus agentes que la buscaran allá donde viviera y la llevaran a su presencia. Cumplida la orden y estando la joven frente a él, el frío e insensible monstruo intentó seducirla, pero antes solicitó los servicios de una matrona para ver si, como creía, era virgen. La matrona asintió tras examinarla. Al día siguiente, y tras una noche de pesadilla, la joven fue trasladada a una estancia ricamente adornada en la que, además, aparecieron ante su vista ricos vestidos y costosas joyas. En un primer momento, se ilusionó frente a aquellos presentes, pero enseguida se dio cuenta en qué situación y en qué lugar se hallaba, y se puso a temblar. Concepción era una bellísima joven andaluza, morena, de cuerpo grácil y atractivos innatos. Su padre había muerto en una emboscada tendida por las tropas castellanas a los moriscos, con los que su progenitor se hallaba. Entonces, comprendió que la habían llevado a la sede de la Inquisición y que se hallaba a merced del Gran Inquisidor. Sin embargo, a la mañana siguiente la despertó el roce de unos labios y el olor penetrante de un perfume. Al abrir los ojos, vio junto a ella a Torquemada. Muy asustada, se tiró del lecho y se arrodilló ante el dominico, besándole el anillo que adornada su huesuda mano. La joven preguntó cuál era el motivo por el cual se encontraba allí. Al instante, le respondió con sentidas alabanzas a su belleza y a su cuello nacarado, a esos ojos turbadores y otras lindezas de enamorados. La víctima intentó huir, pero el inquisidor la persiguió y acorraló. Entonces llamó a sus criados y les ordenó que la desnudaran y ataran al lecho. Allí mismo acabó con la 88 doncellez de Concepción. Tras aquel atentado al pudor de la joven, el monje pudo asegurarle que le había hecho feliz y que, sin duda, ella también lo había sido con él. Poco tiempo después, Concepción Saavedra moría achicharrada en una hoguera levantada en una céntrica plaza de Sevilla. Fray Tomas de Torquemada, fue uno de los ocho inquisidores nombrados por el Papa Sixto IV en 1482. Durante sus quince años de mandato hizo funcionar con fiereza al Tribunal de la Inquisición. Incluso, fue relevado del cargo por el propio Pontífice, ya que Torquemada, con el consentimiento de los Reyes Católicos, hicieron funcionar la Inquisición de manera autónoma respecto al papado y en su exclusivo beneficio político. Es necesario destacar que Torquemada, atiborrado de poder, había traspasado ciertos límites al procesar a dos obispos, que según él, tenían contacto con los protestantes. Ante tanta arbitrariedad, y aunque fuesen voces en el desierto y se jugaran la vida, algunas, como las de fray Hernando de Talavera (confesor de la reina) y Hernando del Pulgar (secretado real), resonaron con fuerza denunciando los abusos del dominico. Es así que el Papa decidió poner fin a los abusos cometidos por este dominico. Como compensación por su defenestración, le fueron ofrecidos los arzobispados de Sevilla y Toledo, que rechazó. Torquemada era un hombre contradictorio, combinaba su sed de sangre y de pureza por el fuego con una vida oficialmente “ejemplar”: vivía la vida conventual de manera similar a la del último lego, durmiendo sobre una tarima desnuda. Además, nunca comía carne y sus signos exteriores de riqueza eran inexistentes. Su retiro se produjo al convento de Santo Tomás de Avila, donde murió en 1498. Su sucesor fue fray Diego de Deza, de su misma orden dominica, que siguió los pasos despiadados de su antecesor y hermano de orden fray Tomás. Al morir, Torquemada, dejaba como herencia un abultado número de víctimas entre un desgraciado pueblo español: más de 100.000 procesados y cerca de 3.000 condenados a muerte y ejecutados en 15 años de actuación despiadada contra cualquier desviación de la más absoluta ortodoxia religiosa y política. Las acciones del Santo Oficio nunca alcanzaron la crueldad y el desprecio por la vida humana como las que se cometieron en la época del dominico Torquemada, quien impulso la política de mano férrea. Los documentos demuestran que en sus primeros veinte años de existencia, el Santo Tribunal de la Inquisición, conminó a la muerte a las tres cuartas partes del 89 total de víctimas en toda su historia de tres siglos. Quizás estas cifras representaban para Torquemada, el aval a las puertas de un Cielo que, seguramente, creyó merecer. 90