A ¿CUÁNTOS AÑOS ME ECHAS?>LAS EDADES DEL HOMBRE

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ENPORTADA
04 MILENIO
TM MARTES 24.NOV.2009 HERALDO DE ARAGÓN
¿CUÁNTOS AÑOS ME
ECHAS?>LAS EDADES
DEL HOMBRE...
Y DE TODO LO DEMÁS
MILENIO 05
TM MARTES 24.NOV.2009 HERALDO DE ARAGÓN
RESUMEN
PARA LECTORES
CON PRISA
■ Lo último para calcular la edad de un
cadáver es aplicar el método de datación
por carbono-14 a las proteínas del ojo.
El cálculo más preciso hasta la fecha de
la edad del Universo le atribuye nada
menos que 13.700 millones de años.
■
¿CÓMO SE CALCULA LA EDAD DE…
… UN ÁRBOL?
… UNA ROCA?
… LOS CORALES?
La mayoría de los árboles de zonas templadas forman bajo su corteza un anillo
de crecimiento cada año. Los años lluviosos aparecen anillos anchos, mientras que los períodos de sequía producen anillos estrechos. De estudiar estas
secuencias e identificar los acontecimientos más importantes en la vida de
un árbol se ocupa la dendrocronología.
Para conocer los anillos de un ejemplar
vivo se utiliza un perforador que extrae
un diminuto cilindro del radio completo
del tronco.
En geología, uno de los sistemas más antiguos de datación consiste en analizar
las varvas glaciares, nombre con el que
se conoce la alternancia de estratos depositados en antiguos lagos formados
por la fusión del hielo glaciar. Estos sedimentos son claros cuando están compuestos por limos y arenas (verano) y oscuros cuando incluyen arcillas y organismos en suspensión (invierno). Contando
el número y espesor de las varvas se han
datado procesos de hasta 8.000 años de
antigüedad.
En el esqueleto de carbonato de calcio
de los corales marinos se forma cada
año una banda de crecimiento. De su estudio se encarga la esclerocronología,
una disciplina científica que, entre otras
cosas, relaciona el grosor y la estructura
de estas bandas con los cambios que experimenta la temperatura del nivel del
mar, ayudando así a reconstruir la historia climática de nuestro Planeta Azul.
… UN PULPO?
… UNA TORTUGA?
… EL UNIVERSO?
Para averiguar la edad del Octopus vulgaris o pulpo común hay que analizar el
estilete, una pequeña estructura cartilaginosa de unos cinco centímetros, vestigio de una primitiva concha, situada en
la cabeza de estos cefalópodos. El estilete acumula una capa de tejido cada día,
lo que proporciona un método para calcular con precisión cuánto tiempo ha vivido, según demostraba el pasado mes
de septiembre un equipo de científicos
de la Universidad de Vigo.
Los caparazones de las tortugas están
compuestos por placas óseas formadas
como resultado de la evolución de las
vértebras y costillas. Estas están cubiertas, a su vez, por placas córneas de queratina llamadas escudos. Contando los
anillos de crecimiento que se forman en
los escudos es posible obtener una estimación aproximada de la edad de estos
animales.
A mediados de los años treinta, Edwin P.
Hubble se dio cuenta de que cuanto más
lejos se situaban las galaxias, más rápido se distanciaban de nosotros. Desde
entonces, los astrónomos han intentado
determinar la velocidad de expansión del
Universo (la constante de Hubble) para
calcular su edad. Analizando las distancias a estrellas variables cefeidas, tres
cosmólogos obtuvieron por fin en 2001
el cálculo más preciso hasta la fecha:
13.700 millones de años.
El pasado 5 de octubre, el pirata somalí Abdu Willy era detenido en aguas del océano Índico por
participar en el secuestro del pesquero español ‘Alakrana’. El joven aseguró tener 17 años, un dato
que los expertos han desmentido usando siete pruebas radiológicas que sitúan su edad ósea entre
19,7 y 21,2 años. El caso ha sacado a la luz las técnicas que utilizan los antropólogos forenses para
averiguar la edad de una persona viva. Pero, ¿cómo se calcula la edad de otros organismos, como
un pulpo, una longeva tortuga o una secuoya gigante? ¿Y la edad del Universo? La ciencia sabe
cómo. TEXTO ELENA SANZ
LOS HUESOS HABLAN Nuestros huesos no son órganos
estáticos. Crecen, se fusionan y aumentan o reducen su
densidad con el paso del tiempo.
Estas transformaciones resultan
muy evidentes en los períodos extremos de la vida (infancia y senectud), pero son paulatinas en
las etapas intermedias. Aplicando
los conocimientos sobre los cambios que se suceden en el esqueleto humano a medida que transcurren los años, médicos y antropólogos pueden calcular la edad
ósea de un individuo. Y ese dato
les permite averiguar la edad cronológica con un margen de error
máximo de 18 meses.
A partir de una radiografía, los
expertos identifican los centros
de osificación, es decir, las zonas
cartilaginosas donde se lleva a cabo la formación de nuevo tejido
óseo. Los ocho huesos de la muñeca (carpo) funcionan como un
reloj biológico muy preciso en el
que estos puntos aparecen secuencialmente: en el hueso piramidal se observan a partir de los
3 años, en el trapecio a los 5, un
año más tarde en el trapezoides, y
en el pisiforme al cumplir los 10.
Además, hay que tener en cuenta
que los centros de osificación desaparecen una vez que el hueso alcanza su tamaño definitivo. En el
caso del fémur (en la pierna) esto
sucede entre los 17 y los 18 años.
Y el radio (antebrazo) termina de
osificarse en torno a los 14 años.
Por regla general, en un joven
de 25 años la osificación de todos
los huesos del esqueleto ha concluido. No obstante, existen variaciones que afectan a la madurez
ósea que los científicos deben
considerar al calcular la edad. Por
ejemplo, los sujetos de raza negra
muestran una maduración más
rápida que los caucásicos. Y las
>
niñas suelen llevar la delantera a
los niños durante la primera infancia. Además, enfermedades
como el hipertiroidismo o los tumores de ovario aceleran el desarrollo de los huesos, mientras que
la malnutrición prolongada y el
hipotiroidismo lo retrasan.
queleto comienza a menguar debido a que los discos que separan
las vértebras se vuelven más finos. Además, el maxilar (mandíbula) pierde material óseo y se encoge, lo que explica por qué, al envejecer, la frente, la nariz y la boca parecen más prominentes.
LOS CENTROS DE
OSIFICACIÓN
DEL ESQUELETO
HUMANO FUNCIONAN COMO UN
RELOJ BIOLÓGICO EN
LAS PRIMERAS
ETAPAS DE LA VIDA
LA EDAD AL REVÉS Entendemos por
edad el tiempo transcurrido desde el nacimiento de una persona.
¿Pero qué pasaría si contásemos
los años al revés? Científicos del
Instituto Demográfico de Viena
(Austria) y de la Universidad de
Nueva York (Estados Unidos)
propusieron recientemente que lo
importante a la hora de calcular
la edad humana no debería ser
cuánto tiempo hemos vivido, sino cuánto nos queda por vivir. De
este modo, un sujeto de 30 años
en el año 2000 tendría 50 años de
expectativa de vida, los mismos
que un individuo que cumpla 40
años en 2050. “Las poblaciones rejuvenecerían a medida que aumenta la esperanza de vida, gracias a los avances médicos”, explica Warren Sanderson, coautor del
estudio que publicó la revista ‘Nature’.
Por otra parte, investigadores
del Instituto Max Planck (Alemania) identificaron el año pasado
un grupo de “proteínas del envejecimiento” que se liberan cuando
los extremos de los cromosomas
se acortan o cuando el ADN de las
células sufre algún daño. Midiendo sus niveles mediante un sencillo análisis de sangre podríamos
calcular a qué velocidad envejece
el organismo y cifrar la auténtica
edad biológica de cada persona.
Tanto es así que los científicos ya
han sugerido que, en el futuro, se
tenga en cuenta este dato para decidir individualmente el momento óptimo de la jubilación.
Cuando la cronología que se obtiene a partir de los huesos no es
del todo concluyente hay que recurrir a los dientes. Desde el nacimiento hasta los 14 años, la edad
dental se calcula analizando la estructura de la raíz y la corona dental, el grado de desgaste y la combinación de las denticiones primaria y adulta. A partir de los 15
años, el análisis se centra en el tercer molar o muela del juicio, que
se examina a través de una ortopantomografía o radiografía panorámica de la boca.
CUESTIÓN DE ALTURA En el primer
año de vida, la estatura aumenta
un 50 por ciento. Durante la infancia, la talla se incrementa entre 5
y 7 centímetros cada año y, al llegar la pubertad, la velocidad de
crecimiento se sitúa en torno a 15
centímetros anuales. Los huesos
que más crecen son los llamados
huesos largos, como el fémur, el
húmero o la tibia. A partir de los
30 años, los huesos tienden a perder peso y, rondando los 50, el es-
TIC TAC RADIOACTIVO
ME DESINTEGRO Los primeros humanos poblaron
América hace 14.000 años.
Es la conclusión a la que llegó el
año pasado un equipo multidisciplinar de arqueólogos, geólogos y
botánicos tras datar los restos de
nueve especies de algas marinas
encontradas en antiguas viviendas del yacimiento arqueológico
de Monte Verde, en el sur de Chile. La antigüedad exacta de estos
fósiles fue obtenida con ayuda del
carbono-14, un isótopo del carbono que los científicos utilizan para fechar restos orgánicos.
El fundamento de este método
es bien sencillo. El carbono-14 se
forma continuamente en las capas
altas de la atmósfera terrestre como consecuencia del bombardeo
constante de las radiaciones cósmicas sobre los átomos de nitrógeno. Cuando se une con el oxígeno, el carbono-14 da lugar a moléculas de dióxido de carbono
prácticamente idénticas a las formadas por el isótopo ‘normal’ del
carbono (carbono-12). A través de
la fotosíntesis, estas moléculas pa-
>
san a formar parte de los tejidos
vegetales, que a su vez son ingeridos por animales. Los seres vivos mantienen en sus tejidos la
misma proporción entre carbono14 y carbono-12 que existe en la atmósfera. Cuando el organismo
muere, la concentración del carbono-14 empieza a caer debido a
la desintegración radiactiva.
Transcurridos 5.730 años desde la
muerte de un ser vivo, la mitad de
su carbono-14 habrá desaparecido y, pasados 11.460 años, la cantidad de carbono-14 inicial se habrá reducido a una cuarta parte.
Con este método de datación,
desarrollado por el químico estadounidense Willard Libby en 1947,
se puede averiguar la edad de
cualquier muestra que no supere
los 50.000 años de antigüedad. Para períodos de tiempo más prolongados se usa el potasio-40, un isótopo con un periodo de desintegración de 1.250 millones de años.
A OJO Los médicos forenses también le han encontrado utilidad a
estas técnicas. Concretamente, el
año pasado un equipo de investigadores de las universidades de
Copenhagen y Aarhus (Dinamarca) logró calcular la fecha de nacimiento de cadáveres aplicando
la datación con carbono-14 a las
proteínas del ojo.
El experimento se centró en el
cristalino, un componente del ojo
con forma de lente biconvexa que
contiene una alta concentración
de proteínas. Desde que somos
concebidos y hasta los 2 años de
edad, el ojo sintetiza constantemente nuevas proteínas. Pero a
partir de ese momento, el cristalino no se regenera y conserva la
misma composición hasta el final
de nuestra vida.
Esa peculiaridad ha sido aprovechada por el profesor Niels y su
equipo que, usando solamente un
miligramo de tejido ocular, han
podido calcular el año de nacimiento de varios fallecidos con
una sorprendente precisión. El
nuevo método forense podría sustituir al análisis dental y óseo
cuando se trata de descubrir la
edad de cadáveres sin identificar.
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