1 ¿POR QUÉ ES RELIGIOSO EL HOMBRE? Lectura 3 La Gaya Ciencia Federico Nietzsche 125 EL LOCO. ¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: “¡Busco a Dios!, ¡Busco a Dios!”. Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no creían en dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. ¿Es que se te ha perdido?, decía uno. ¿Se ha perdido como un niño pequeño?, decía otro. ¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigrado? - así gritaban y reían alborozadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. “¿Qué a dónde se ha ido Dios? -exclamó-, os lo voy a decir. Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos su asesino. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia delante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vació? ¿No hace más frío? ¿No viene de continuo la noche y cada vez más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de la putrefacción divina? ¡También los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo podremos consolarnos, asesinos entre los asesinos? Lo más sagrado y poderoso que poseía hasta ahora el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién nos lavará esa sangre? ¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué ritos expiatorios, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este acto demasiado grande para nosotros? ¿No tendremos que volvernos nosotros mismos dioses para parecer dignos de ella? Nunca hubo un acto tan grande y quien nazca después de nosotros formará parte, por mor de ese acto, de una historia más elevada que todas las historias que hubo nunca hasta ahora” Aquí, el loco se calló y volvió a mirar a su auditorio: 2 también ellos callaban y lo miraban perplejos. Finalmente, arrojó su farol al suelo, de tal modo que se rompió en pedazos y se apagó. “Vengo demasiado pronto -dijo entonces-, todavía no ha llegado mi tiempo. Este enorme suceso todavía está en camino y no ha llegado hasta los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de los astros necesita tiempo, los actos necesitan tiempo, incluso después de realizados, a fin de ser vistos y oídos. Este acto está todavía más lejos de ellos que las más lejanas estrellas y, sin embargo son ellos los que lo han cometido.” Todavía se cuenta que el loco entró aquel mismo día en varias iglesias y entonó en ellas su Requiem aeternam deo. Una vez conducido al exterior e interpelado contestó siempre esta única frase: “¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?” 3 La Genealogía de la Moral (Tratado Primero Bueno y malvado; bueno y malo Federico Nietzsche 14 -¿Quiere alguien mirar un poco hacia abajo, al misterio de cómo se fabrican ideales en la tierra? ¿Quién tiene valor para ello?.. ¡Bien! He aquí la mirada abierta a ese oscuro taller. Espere usted un momento, señor Indiscreción y Temeridad: su ojo tiene que habituarse antes a esa falsa luz cambiante... ¡Así! ¡Basta! ¡Hable usted ahora! ¿Qué ocurre allá abajo? Diga usted lo que ve, hombre de la más peligrosa curiosidad -ahora soy yo el que escucha. -«No veo nada, pero oigo tanto mejor. Es un chismorreo y un cuchicheo cauto, pérfido, quedo, procedente de todas las esquinas y rincones. Me parece que esa gente miente; una dulzona suavidad se pega a cada sonido. La debilidad debe ser mentirosamente transformada en mérito, no hay duda «es como usted lo decía.» - ¡Siga! -«... y la impotencia, que no toma desquite, en 'bondad'; la temerosa bajeza, en 'humildad'; la sumisión a quienes se odia, en 'obediencia' (a saber, obediencia a alguien de quien dicen que ordena esa sumisión, —Dios le llaman). lo inofensivo del débil, la cobardía misma, de la que tiene 'mucha, su estar-aguardando-a-la-puerta, su inevitable tener-queaguardar, recibe aquí un buen nombre, el de 'paciencia', y se llama también la virtud; el nopoder-vengarse se llama no-querer-vengarse, y tal vez incluso perdón ('pues ellos no saben lo que hacen ¡únicamente nosotros sabemos lo que ellos hacen!’). También habla esa gente del 'amor a los propios enemigos' -y entre tanto suda.» 4 - ¡Siga! -«Son miserables, no hay duda, todos esos chismorreadores y falsos monederos de las esquinas, aunque están acurrucados calentándose unos junto a otros -pero me dicen que su miseria es una elección y una distinción de Dios, que a los perros que más se quiere se los azota; que quizás esa miseria sea también una preparación, una prueba, una ejercitación, y acaso algo más -algo que alguna vez encontrará su compensación, y será pagado con enormes intereses en oro, ¡no!, en felicidad. A eso lo llaman 'la bienaventuranza'.. -¡Siga! -«Ahora me dan a entender que ellos no sólo son mejores que los poderosos; que los señores de la tierra, cuyos esputos ellos tienen que lamer (no por -temor, de de ninguna manera por temor!, sino porque Dios manda honrar toda autoridad), -que ellos no sólo son mejores, sino que también 'les va mejor', o, en todo caso, alguna vez les irá mejor. Pero ¡basta!, ¡basta! -Ya no lo soporto más. -¡Aire viciado! ¡Aire viciado! Ese taller donde se fabrican ideales me parece que apesta a mentiras.. - ¡No! ¡Un momento todavía! Aún no nos ha dicho usted nada de la obra maestra de esos nigromantes que con todo lo negro saben construir blancura, leche e inocencia: -¿no ha observado usted cuál es su perfección suma en el refinamiento, su audacísima, finísima, ingeniosísima, mendacísima estratagema de artista? ¡Atienda! Esos animales de sótano, llenos de venganza y de odio -¿qué hacen precisamente con la venganza y con el odio? ¿Ha oído usted alguna vez esas palabras? Si sólo se fiase usted de lo que ellos dicen, ¿barruntaría que se encuentra en medio de hombres del resentimiento?.. 5 -«Comprendo, vuelvo a abrir los oídos (¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, y cierro la nariz). Sólo ahora oigo lo que ya antes decían con tanta frecuencia: 'nosotros los buenos -nosotros somos los justos' -a lo que ellos piden no lo llaman desquite, sino 'el triunfo de la justicia'¡ a lo que ellos odian no es a su enemigo, ¡no!, ellos odian la 'injusticia', el 'ateísmo'; lo que ellos creen y esperan no es la esperanza de la venganza, la embriaguez de la dulce venganza (-'más dulce que la miel', la llamaba ya Homero), sino la victoria de Dios, del Dios Justo sobre los ateos; lo que a ellos les queda para amar en la tierra no son sus hermanos en el odio, sino sus 'hermanos en el amor', como ellos dicen, todos los buenos y justos de la tierra. -¿Y cómo llaman a aquello que les sirve de consuelo contra todos los sufrimientos de la vida -su fantasmagoría de la anticipada bienaventuranza futura? -«¿Cómo? ¿Oigo bien? A eso lo llaman 'el juicio final', la llegada de su reino, el de ellos, del 'reino de Dios' -pero entre tanto viven 'en la fe', 'en el amor', 'en la esperanza'. - ¡Basta! ¡Basta!