Gestionando el patrimonio de los pobres como sabios administradores: De gracia a GRACIA (GRACE) Sor Joyce Weller, Hija de la Caridad Hon. Conway Collis (Nota: Los autores quisieran agradecer a Courtney Powers y a Sandra Sánchez con GRACE por su ayuda para redactar este artículo) Proyecto “GRACIA”: 1. El ejercicio del amor, la bondad, la misericordia, el favor; para beneficiar o servir al hermano; 2. Un don de Dios para la humanidad. En el libro “Orando con S. Vicente de Paúl”, el P. Tom McKenna, C.M., cuenta una historia sobre S. Vicente: “Cuando tenía casi 70 años, S. Vicente volvió cojeando a Paris – tras un viaje agotador por una zona de guerra y de crueldad- y afrontó la inmediatez de la crisis, alimentando a miles de refugiados desnutridos que encontró acampados a la puerta de su casa. Gracias a la contribución de muchas personas generosas, Había convertido su vivienda en un gran centro de acogida, pero a pesar de la contribución de muchas personas generosas, éste había llegado a agotar sus recursos. Al terminar ese primer día de tanta agitación después de su vuelta, el tesorero tímidamente le dio la noticia a S. Vicente de que no les quedaba ya nada. S. Vicente levantó la vista hacia los ojos cansados de su compañero y contestó: “Eso son buenas noticias. Ahora podemos demostrar que nos fiamos de Dios”.1 El P. McKenna continúa escribiendo que a lo largo de la semana llegaron nuevas ayudas. Aunque hay una falta documentación sobre este 1 Thomas McKenna, C.M. Orar con S. Vicente de Paul (DePaul University Vincentian Studies Institute: 2011), 42. 2 punto, lo más probable es que los fondos fueron proporcionados por los mecenas de la familia real con la que Vicente había entablado relaciones y a quien había hecho una última llamada desesperada. En este ejemplo, desde una perspectiva puramente humana, es verdad que en esa obra se encontraban sin ningún tipo de recursos. Pero la actitud característica de Vicente de confiar en la divina Providencia y de esperar en la Gracia, le concedió la constancia para entablar relaciones y la fuerza para continuar pidiendo fondos. S. Vicente pidió y recibió, acogiendo todo como “don de Dios” para la humanidad sufriente, que él contemplaba con tanto respeto y afecto. Esta actitud fundamental de respeto, es un rasgo constante de todos los que siguen el camino vicenciano. Este “don de Dios”, es parte de lo que nos aporta credibilidad entonces y ahora. Además de confiar plenamente en la gracia de Dios, S. Vicente era también un hombre muy práctico. Compaginó su confianza en la divina Providencia, con el mantenimiento de las relaciones y con su constante hacer gestiones. No solo creó servicios para ayudar a los pobres, sino que fue también su abogado, dándoles voz ante la monarquía (lo que equivale al gobierno hoy día) y ante las personas ricas e influyentes. Insistentemente pidió y hasta mendigó apoyo financiero de la monarquía, de los ricos aristócratas y de otros que podían donar tierras, bienes, servicios o tiempo. Distribuyó los fondos cuidadosa y atentamente y daba cuentas de los servicios realizados y de los donativos recibidos. No hubo nada que le frenara, por el contrario se dio siempre incondicionalmente a los que habían perdido toda esperanza. Darse incondicionalmente también significaba establecer relaciones significativas, construidas sobre el respeto y la confianza, con monarcas, aristócratas, los proveedores, los voluntarios y con los pobres. Esto fue lo que permitió que las obras de Vicente de Paúl se sostuvieran. Las relaciones que S. Vicente estableció con gente de influencia, se tradujeron con frecuencia en grandes donativos, tales como el Priorato de S. Lázaro, que fue legado a la Congregación de la Misión en 1632. S. Lázaro era una de las propiedades eclesiásticas más 3 grandes de la capital, convirtiéndose luego en la histórica Casa Madre de la Congregación de la Misión. ¿Cómo consiguió S. Vicente gestionar una empresa de tal magnitud y asegurar su financiación en el futuro? Gestionó cuidadosamente los bienes de la propiedad, pero también aseguró la financiación estable a través de múltiples fuentes, incluidos los ingresos de los productos adquiridos al trabajar la tierra, los de la granja, los de los bienes inmuebles, de las inversiones y también las ayudas del gobierno. Las tasas que se cobraban por los servicios públicos, tales como peajes de puentes y molinos, y especialmente las de las líneas de autobuses que transportaban personas y carga, fueron legadas a S. Vicente por la monarquía. “El joven rey Luis XIV, concedió esta sorprendente franquicia a la Congregación… como un subsidio caritativo por los muchos trabajos de S. Vicente”2. Las Hijas de la Caridad también se beneficiaron de la financiación del gobierno. En su libro “Esferas de expresiones religiosas femeninas en la temprana modernidad francesa”, Susan E. escribió: “…La familia real (Luis XIII y Ana de Austria), fue también un apoyo importante para las Hijas de la Caridad. La reina (Ana de Austria), proporcionaba a la Compañía una dotación anual, y tras su muerte, las Hermanas pidieron al rey (Luis XIV) que continuara proporcionando esta financiación y él así lo hizo. Además, la familia real hizo concesiones menores a la Compañía, por la realización de servicios concretos de caridad. Por ejemplo en 1665, financiaron el establecimiento de escuelas primarias administradas por las Hermanas”3. 2 John E Rybolt, C.M, Ph.D., “Saint Vincent de Paul and Money”, Vincentian Heritage Journal 26, no.1 (2005): 93 3 Susan E. Dinan, “Spheres of Female Religious Expression in Early Modern France” Susan E. Dinan and Debra Meyers, eds. Women and Religion in Old and New Worlds (New York: Routledge, 2001), 83. 4 El apoyo directo y continuo del monarca a la Compañía, le otorgó legitimidad, y la hizo menos vulnerable a las interferencias. “El camino de S. Vicente es de gran importancia hoy día”, señala el P. Ed Udovic, Cm. “Aunque el fue verdaderamente un hombre del siglo XVII a la hora de responder a las necesidades y circunstancias de su tiempo, él nos lleva más allá del siglo diecisiete, hasta el nuestro propio, en el que estamos llamados a estar bien atentos y a responder al Dios presente en los acontecimientos y circunstancias de nuestros días. Si S. Vicente tuviera una última palabra que decirnos, nos ofrecería tal vez la paradoja bipolar de esperar en la providencia y de actuar con todo el alma. De hecho, él continuamente nos invita a poner toda nuestra confianza en la guía de la providencia, esperando hasta que Dios nos conduzca, y entonces, cuando reconozcamos que Dios nos guía, darnos sin reservas y de todo corazón a los pobres, pues Dios está en ellos”!4 Casi cuatro siglos más tarde, esta paradoja bipolar de esperar en la providencia y de actuar de corazón, continúa siendo una verdad central para todos los que buscan recursos en el apoyo gubernamental, en las empresas privadas, en los apadrinamientos con gente de dinero, así como con gente que experimenta el peso de la pobreza. Crear relaciones con unos y con otros, mientras se está a la espera de la providencia, continúa siendo, para todos los que siguen el camino vicenciano, el medio por excelencia para la sostenibilidad. Este credo vicenciano de la sostenibilidad, está centrado en la confianza absoluta de S. Vicente en la providencia. Al mismo tiempo, el credo concreto del actuar de S. Vicente era igual de absoluto: trabajó incansablemente por reunir e involucrar a personas que compartían su 4 Frances Ryan and John E. Rybolt, eds. Vincent de Paul and Louise de Marillac: Rules, conferences, and writings (New York: Paulist Press: 1995), 11-21. 5 sentido de la vida, en orden a que defendieran con todas sus fuerzas y a todas horas al pueblo sufriente. El simple creer en la divina providencia, no excusaba de ninguna manera la mala gestión, los fallos en un servicio o el no trabajar duro por crear recursos para servir a los pobres. Cambiar las estructuras que oprimían, requería exquisitez en el servicio, honestidad en las tareas y en las relaciones personales y una gestión sabia y transparente. Una y otra vez, S. Vicente fue capaz de apelar a sus amigos en el poder, para que proporcionaran los recursos necesarios para continuar la misión. Este enfoque bipolar se hizo evidente en 1856, cuando cinco Hijas de la Caridad dejaron Emmitsburg, en Maryland, habiendo sido enviadas a una tierra salvaje y extranjera, llamada California. Lejos de Emmitsburg, las Hijas de la Caridad dependían de la gracia de Dios, de su formación vicenciana y de su coraje e inteligencia, para crear el primer hospital y los primeros servicios sociales en Los Angeles. Para hacerlo, colaboraron también con el gobierno regional de ese momento, que les financió a las Hermanas los servicios. En su tesis doctoral, que pronto será publicada como libro bajo el título: “Mujeres, misión religiosa y Hospital de cuidados en Los Ángeles, 1856-1927”, la Doctora Kristine Ashton Gunnel, escribió acerca de estas valientes mujeres: “La ética de trabajo de las hermanas y su sentido de responsabilidad fiscal, proporcionaron una base sólida para una gestión hospitalaria eficiente. Las Reglas Comunes desalentaban a las hermanas de perder el tiempo, recordándoles que Dios les pediría una cuenta exacta de la misma. Esta integridad se extendía también a los asuntos financieros de la institución. Las Reglas pedían a las hermanas que mantuvieran registros precisos de ingresos y gastos, que llevaran a cabo un inventario anual de la propiedad del hospital y mantuvieran un registro exacto de las admisiones y de las altas 6 del hospital, así como de los visitantes. Estas Reglas establecieron una estructura organizativa efectiva, que podía adaptarse a las condiciones locales, con el permiso del superior”5. Además de adquirir la "sabiduría de frontera", las hermanas se centraron en establecer relaciones y sólidas amistades con personas de todos los niveles de la sociedad, así como con aquellos en el gobierno, con el fin de que apoyaran programas para ayudar a los pobres. La Dra. Gunnell afirma en su libro cómo las Hijas de la Caridad, acogiendo la diversidad, y respetando las diferencias, se mantuvieron firmes en los valores de su fe y de su formación. De manera inteligente, transparente y determinada, se ganaron el respeto del creciente pueblo de Los Ángeles, así como la plena confianza de las personas a las que servían. Esa confianza se convirtió en su signo de identidad y pronto pudieron establecer numerosos servicios a través del vasto estado de California. En 1984 un grupo de colaboradores laicos con las Hijas de la Caridad de la Provincia de USA Occidental, sugirieron se creara una fundación para asegurar la sostenibilidad financiera de los trabajos de las hermanas. Sabían que las fuentes de financiación no eran muy fiables y que toda posibilidad de adquirir fondos era crucial. Se dieron cuenta de que tal vez llegaría un momento en que las Hijas de la Caridad no pudieran sostener por sí mismas sus importantes servicios. El establecimiento de una fundación, era el modo de asegurar que los servicios realizados a los pobres continuaran aún en los momentos de dificultades económicas. 5 Kristine Ashton Gunnell, Ph.D. Women, Religious Mission, And Hospital Care in Los Angeles, 1856-1927 (DePaul University Vincentian Studies Institute, publication forthcoming), 45. 7 Fue así entonces, como la nueva fundación comenzó su trabajo con gran entusiasmo y con pocos recursos financieros. Sor Teresa Piro (H.C), dirigiéndose a la primera junta directiva les dijo: “Nosotros, como S. Vicente y Sta Luisa de Marillac, tenemos que ser siempre portadores de esperanza, impulsadores de la misión, hemos de llevarla a cabo y creer en ella. S. Vicente creía en su misión y así lo proclamó incesantemente. Su obra estuvo llena de presión política, fue ridiculizado, pasó por dificultades, problemas y falta de medios. Pero él afrontó todas estas adversidades convencido de que no estaba solo. Se enfrentó a la indigencia y a la pobreza con la absoluta convicción, de que simplemente tenía que pedir lo que necesitaba y le sería dado. Nunca se rindió ni sucumbió. Es este espíritu el que tiene que fluir a través de nuestros corazones, mentes y voluntades hoy también. En todas partes encontraremos dificultades. Hemos de buscar modos innovadores y creativos para atraer a los que no conocen nuestra misión, y ayudarles a que aprendan de nosotros, a que crean en nosotros y se unan a nosotros. No debemos cansarnos nunca de contar nuestra historia –una historia de fe, una historia de servicio, de gente normal que hace cosas extraordinarias a causa de su amor-, un amor que es inventivo hasta el infinito”. Tanto como S. Vicente trabajó organizando los servicios para los pobres en el siglo XVII francés, así también Sor Teresa lo hizo, buscando para el Consejo de Administración, mujeres de fe e influencia, con buena visión para los negocios y con fuerte deseo de servir a los necesitados. Buscó mujeres fuertes, inteligentes y apasionadas por la misión, para que ayudaran a las Hijas de la Caridad a conseguir fondos con los que sostenerla. Durante quince años, S. Teresa y el Consejo de Administración de la Fundación de las Hijas de la Caridad, trabajaron incansablemente para establecer relaciones, dar a conocer la misión y aumentar los fondos. Sus esfuerzos fueron determinantes. 8 En 1997, la Fundación recibió un legado excepcional de uno de sus miembros fundadores. Al leer su legado, quedó claro en su magnífico don, el gran amor que tenía por la misión y su total confianza en las Hijas de la Caridad. No es mera coincidencia el hecho de que el legado oficial que ella dejó en herencia, refleja la relación de confianza que tenía con las hermanas. Su don permitió a la Fundación ampliar significativamente su apoyo a las obras de las Hijas de la Caridad. No obstante, ni siquiera este gran regalo pudo reducir el creciente número de personas afectadas por la pobreza, la enfermedad, el paro, la violencia, la falta de vivienda, la adicción y la falta de recursos educativos. Se necesitaba aún más ayuda. Sabemos que S. Vicente y Sta. Luisa fueron grandes organizadores, sabios administradores y buenos gerentes. Frente a intereses competitivos, fueron capaces de persuadir a personas generosas y de grandes riquezas, para que les ayudaran en su misión. Al igual que nosotros, S. Vicente y Sta. Luisa formaron a colaboradores para que les apoyaran tanto económica como físicamente. La manera en que fueron capaces de convencer, incluso a los que sentían aversión a la pobreza, para que trabajaran con ellos, es algo que forma parte del misterio de la misión. Trabajar con un número cada vez mayor de distintos colaboradores, fue otra de las gracias acordadas al caminar vicenciano, en orden a su sostenibilidad. De hecho, para afrontar las tremendas necesidades de los pobres, fueron necesarios los esfuerzos coordinados de todos los relacionados a Vicente de Paúl. Hoy, como en los comienzos, tenemos que seguir intentando ser catalizadores, capaces de unir distintos grupos y aunar esfuerzos. Desde el establecimiento del “Dispensario de Los Ángeles” (hoy Centro Médico S. Vicente de Paúl) en 1856, las Hijas de la Caridad han abirto obras por toda la provincial, dedicadas a la educación, a la sanidad, al cuidado de niños y mujeres en necesidad, a los 9 ancianos. Estos servicios se mantienen gracias a las relaciones establecidas con los gobiernos, con el sector privado, y gracias al firme compromiso de actuar según los valores vicencianos. Las Hijas de la Caridad han adoptado hace tiempo la necesidad de colaborar y establecer relaciones con el gobierno, para poder servir eficientemente al pobre y reducir el número de hombres, mujeres y niños que viven en la pobreza. Encargado de velar por el bienestar de sus ciudadanos, el propósito del gobierno en Estados Unidos, está unido a la misión de las hermanas de servir a los necesitados. Aunque las Hijas son conscientes de la bondad y generosidad de tantísimos colaboradores, también saben que el trabajo que queda por delante requiere la misma atención, esfuerzo y colaboración si es que los sistemas injustos han de ser reorientados, si es que queremos seguir respondiendo a las nuevas necesidades de las personas que viven en pobreza, y si la obra que Dios nos ha dado, ha de seguir adelante. Con la mirada siempre puesta en las necesidades que nos rodean, y sin perder de vista lo que tenemos por delante, ponemos nuestra confianza en la providencia, mientras trabajamos por diseñar un futuro sostenible del servicio. Con el don de la fuerza y comprometidos con el cambio sistémico, estamos convencidos de que la providencia nos conduce hacia un futuro en el que nos reuniremos, respetaremos, defenderemos, cambiaremos y comprometeremos a otros a trabajar con nosotros en bien de aquéllos hermanos nuestros que sufren por causa de la pobreza. Es desde el compromiso de las hermanas por lograr el cambio sistémico, por superar la pobreza y por construir un futuro sostenible para la Misión, cómo GRACE comenzó. GRACE es fruto del enfoque bipolar de S. Vicente, de su confianza en la providencia a la vez que de su actuar con todas las fuerzas que tenía. La misión de las Hijas de la Caridad no es solo atender las necesidades de los pobres, sino el evitar que las generaciones futuras vivan en la pobreza. Las 10 hermanas ven el proyecto GRACE como uno de los medios para el sostenimiento de la misión en los años venideros. La misión de GRACE refleja la misión de las hermanas: “GRACE (reúne, respeta, defiende, cambia, compromete), un ministerio de las Hijas de la Caridad, el “Ministry Services Corporation”, se esfuerza por satisfacer las necesidades vitales de los pobres, respondiendo desde el carisma vicenciano a la llamada del Evangelio de Jesucristo. Fiel a la Enseñanza Social Católica, GRACE intenta sobre todo transformar las vidas de las familias con bajos ingresos, y las de sus hijos, a través de colaboraciones basadas en valores y formulando, mejorando y desarrollando medidas que reduzcan las barreras de un desarrollo personal integral y de una estabilidad económica”. (Es un proyecto iniciado en marzo del 2013). Este proyecto se inserta en la misión de las Hijas de la Caridad y del carisma vicenciano de servicio a los pobres. Como afirma el P. Robert Maloney C.M, en “Semillas para el cambio”: “Considerar la pobreza no solo como el resultado inevitable de las circunstancias, sino también como el producto de situaciones injustas, que pueden transformarse, y centrarse en acciones que rompan el círculo de la pobreza”6. Por eso mismo, GRACE, trata de apoyar y desarrollar los ministerios actuales de las hermanas, y trabajar por reducir las barreras que impiden la superación de la pobreza. Poner fin a todo lo que obstaculiza la estabilidad económica de los niños y de sus familias en América, es un objetivo alcanzable. Los Estados Unidos han demostrado que juntos, con la ayuda del gobierno, la pobreza puede ser sustancialmente reducida. Con una tasa de pobreza cercana al 22 por ciento de la población, el entonces Presidente norteamericano Lyndon B. 6 Fr. Robert Maloney, CM, Seeds of Hope: Stories of Systemic Change (Vincentian Family's Commission for Promoting Systemic Change: 2008). 11 Johnson declaró en 1964, una “Guerra contra la pobreza”, en el primer estado de la Unión. Estableciendo un programa nacional para reducir la pobreza, Johnson fue el autor de una serie de leyes que desarrollaron programas sociales tales como “Head Start” (programa de cuidados infantiles), “Food stamps” (programa nacional de cupones alimentarios), “Medicare y Medicaid” (programas de cobertura médica), que todavía existen hoy día. “La tasa oficial de pobreza se redujo del 19.5 por ciento en 1963 al 11.1 por ciento en 1973”7. Desde entonces el compromiso del gobierno de EE.UU para acabar con la pobreza ha ido disminuyendo, al crecer los déficits y al reducir las administraciones posteriores una y otra vez la ayuda estatal a los pobres. Las hermanas están intentando que las organizaciones de tipo religioso, los grupos sin fines de lucro y otros, trabajen con los organismos del gobierno para que éstos, tanto a nivel estatal como nacional, retomen el compromiso de reducir la pobreza e incluso de erradicarla, en la nación más rica del mundo. GRACE ayudará a dar forma y a llevar adelante este esfuerzo de colaboración. GRACE es un planteamiento comprensivo que ayudará a formular, aplicar y ampliar medidas que puedan hacer frente a los principales obstáculos que están impidiendo el fin del círculo de pobreza en Norteamérica, empezando por poner el énfasis en la pobreza infantil. El objetivo es hacer una diferencia positiva e inmediata en la vida de las personas, tanto en este momento como de cara a las generaciones futuras. Grace está reuniendo a diferentes tipos de organizaciones: sin fines de lucro, religiosas, comerciales y gubernamentales, para apoyar el trabajo de los ministerios actuales de las hermanas, e intenta buscar soluciones de cara a la pobreza infantil y a la estabilidad económica de las familias. 7 Alan Krueger, “Economic Scene; After 40 years, what are some results and lessons from America’s War on Poverty?”, New York Times (January 2004): C2. 12 Las hermanas se han forjado una sólida reputación y son muy respetadas, por su excelente gestión y el éxito de sus programas y la promoción que realizan en el área sanitario, lo cual da una gran credibilidad al trabajo de GRACE. Las Hijas de la Caridad han estado proporcionando servicios sociales, educación y servicios sanitarios en la parte occidental de Estados Unidos durante más de 160 años. Hoy en día llevan 6 hospitales, 10 escuelas, una fundación médica, viviendas asequibles para los mayores y muchos otros programas con respecto a los enfermos, los ancianos, la juventud y el trabajo con familias de bajos ingresos y con sus hijos. Las semillas de GRACE fueron plantadas en el 2006, cuando las hermanas reunieron a distintos grupos y personas de todo Estados Unidos, convocando una conferencia sobre la pobreza. Allí se dieron cita hermanas de toda la región, organizaciones religiosas – incluidos representantes de los grupos de Cáritas de California y de la Asociación de Hospitales Católicos estadounidenses-, otras organizaciones, oficiales del estado, gestores sociales, sindicatos, expertos académicos y otros, para juntos identificar soluciones al problema de la pobreza en Norteamérica y comprometer a otros grupos con ideas afines, con el fin de buscar entre todos soluciones. La conferencia ayudó a establecer un reconocimiento más amplio del compromiso de las hermanas en este campo y de su liderazgo en la misión de abordar la pobreza. Les dio la posibilidad a las hermanas de establecer relaciones que se convertirían en la base de los futuros esfuerzos para combatir la pobreza en California. Las hermanas se apoyaron con éxito sobre esta base de servicio y liderazgo para trabajar con el gobierno y con otras entidades interesadas, en orden a que sostuvieran su misión de proveer a las necesidades de los pobres. En el 2009, los reembolsos del hospital para pacientes de bajos ingresos en California, eran insuficientes para pagar el coste de la atención recibida (clasificada en el número 49 de los 50 estados). Muchos proveedores que servían a estos pacientes, lucharon por sobrevivir, aunque algunos cerraron sus puertas a pacientes de bajos ingresos. La posibilidad de los pobres para 13 acceder a la atención médica, a pesar de contar con un seguro, estaba en riesgo. Las Hijas de la Caridad actuaron con toda su alma, y tomaron la iniciativa para desarrollar y asegurar la aprobación de la legislación del estado que autorizaba un nuevo mecanismo de financiación que ha proporcionado ahora, miles de millones de dólares a todos los proveedores de los hospitales que atienden a pacientes de bajos ingresos. Bajo este nuevo mecanismo, los proveedores están mejor capacitados para servir a los pacientes de bajos ingresos, sin tener necesidad de rechazarlos. Este nuevo programa estabilizó la financiación de la atención sanitaria para pacientes con pocos recursos de California, mucho más allá de lo que otros pensaron que hubiera sido posible, incluyendo un aumento neto de 8 mil millones de dólares para financiación de cuidados sanitarios de hospitales en California que atienden a los pobres, 1.5 mil millones para seguros sanitarios de niños y 140 millones para hospitales de las Hijas de la Caridad. Aprobar esta legislación supuso superar importantes obstáculos. Solo al tender la mano al gobierno, fue como las hermanas pudieron aumentar su capacidad de servir a los pobres, y hacer que el mismo gobierno les sirviera. Establecer lazos de confianza ha sido esencial para el éxito de las hermanas. Es digno de mención el hecho de que, el brillante legislador, a quienes las hermanas consiguieron para ser el autor de esta medida legislativa, entonces Presidente de la Comisión de Salud de la Asamblea Estatal y ahora Comisionado de Seguros del estado de California, Dave Jones, conoció a las hermanas a través de su participación en el Seminario sobre la pobreza del año 2006. Las hermanas también encontraron un fuerte apoyo de la parte de los demás hospitales católicos y de otras confesiones, de otras organizaciones que brindan servicios, de famosos, de líderes empresarios, de sindicatos y otras autoridades, que participaron en el Seminario sobre la pobreza y empezaron a trabajar con las hermanas. 14 Con el fin de lograr la aprobación de la legislación, las Hijas tenían que obtener primero el apoyo de más de 400 hospitales en California, debido a que el nuevo mecanismo de financiación requería unas tasas de la mayoría de los hospitales estatales. Estas habrían de ser recolectadas por el gobierno, ajustadas y devueltas a los hospitales. Muchos de estos hospitales no sirven a los pobres, no confían en el gobierno y se resisten a entregarle dinero. Esto exige de las hermanas un diálogo sincero y transparente con los hospitales, en lo que respecta a los gastos, los beneficios y a las necesidades del programa financiado, y el explicarles que serían las hermanas quienes iban a liderar el programa, por la necesidad de continuar los servicios que hacen a los pobres. En primer lugar las hermanas se comunicaron con otros hospitales católicos y de otras creencias religiosas; después persuadieron a la poderosa Asociación de los Hospitales de California, que representa cientos de hospitales en California, para que apoyara la legislación y sostuviera su aprobación. Más tarde también la “Alianza para el cuidado sanitario” (Alliance for Catholich Health Care) también se unió a la lucha. Las hermanas se habían ganado también el apoyo de los sindicatos que representan a las principales organizaciones que proveen atención sanitaria y que tienen una influencia considerable en los procesos legislativos. Tuvieron también que ganarse el apoyo de legisladores con diferentes orientaciones políticas, que cubrieran distintas perspectivas. Todo esto lo lograron con persistencia, determinación y no aceptando nunca el “no” como respuesta. Nunca se rindieron, ni se dieron por vencidas. Por último las hermanas tuvieron que superar los obstáculos del propio proceso legislativo. En un momento dado, cuando ya la legislación iba a autorizar la aprobación de la ley, todo quedó bloqueado a causa de una disputa que nada tenía que ver con el tema. Entonces la presidenta de la Asamblea, y actual diputada del congreso, Karen Bass, una fiel amiga y por largo tiempo partidaria de las hermanas, mantuvo el cuerpo legislativo del estado toda la noche 15 en sesión. Se negó a permitir que los legisladores salieran, hasta que la ley fue aprobada poco antes de las seis y media de la mañana. Otro ejemplo en el que las hermanas han logrado la sostenibilidad en su trabajo con el gobierno, fue la lucha que en 2012 sostuvieron, para que pasara la “Medida A”, un aumento del impuesto sobre las ventas, en el condado de San Mateo, California, llevado por las hermanas, a través del “Sistema Sanitario de las Hijas de la Caridad”. La “Medida A” debiera rendir unos 600$ millones, para servicios sociales claves y para otras necesidades del condado, incluidos posiblemente 150$ millones en los próximos diez años, para ayudar al Centro Médico Seton a mantener y a ampliar sus servicios a los pacientes de bajos ingresos. Conscientes de la necesidad que existe en la comunidad de mejorar el servicio a estos pacientes y de financiar otros servicios básicos que necesitan, las hermanas hicieron todo lo posible para llevar ante el gobierno local del condado la propuesta de un impuesto de ventas y le detallaron la necesidad de una financiación adicional. Para persuadir a la Junta de Supervisores de que se votara esta medida, las hermanas reunieron a distintos grupos y organizaciones del condado, preocupados por un sinfín de temas, desde la protección contra incendios, pasando por el mantenimiento de parques y espacios abiertos, hasta servicios para niños y mayores. Después convencieron a la Junta de Supervisores de que la medida contaba con el apoyo público. También fueron al encuentro de los mayores oponentes, para pedirles que no se opusieran a la medida fiscal. Gracias a todos estos esfuerzos y al respeto que tenían por las hermanas, la Junta respondió a esta necesidad, organizando una votación para esta medida fiscal. Las hermanas dirigieron y gestionaron la campaña para que la medida fuera aprobada y así ocurrió, con casi dos-tercios de los votos. Las hermanas también establecieron lazos con el gobierno para que apoyara la importante financiación del Centro “Mount St. Joseph - St.Elizabeth’s Epiphany”, que lleva un programa de tratamiento residencial contra la droga, para madres jóvenes y sus hijos. El centro está en S. 16 Francisco y es de las Hijas de la Caridad. El programa dejó de recibir su financiación local y federal en 2004 y se enfrenta a la posibilidad de tener que cerrar sus puertas, pero las hermanas estaban determinadas a mantenerlo abierto. Se pusieron al habla con la supervisora del gobierno local del condado, presentándole el programa y las mujeres y niños a quienes éste atendía. Como resultado de ello, la supervisora se implicó y comprometió con el programa y fijó una audiencia formal de la Junta de Supervisores, en la que las hermanas y aquéllos a quienes ellas sirven, se reunieron para dar fe de la necesidad del programa en la comunidad. La Junta votó la restauración de la financiación del “Centro Epifanía”, haciendo caso omiso de las recomendaciones del personal de gobierno. También aprobó una resolución, solicitando formalmente que los miembros del Congreso que representan el Centro Epifanía de ayuda en San Francisco, busquen fondos federales. Con el apoyo de los Senadores estadounidenses y de los miembros del congreso que representan los distritos en los que está situado el Centro Epifanía, el gobierno estadounidense, otorgó una subvención a Epifanía de 2 millones de dólares, una de las más altas del país para este tipo de servicios. A pesar de estos éxitos, los ministerios de las hermanas todavía están experimentando un aumento en la demanda de servicios y la posibilidad de nuevas reducciones en las fuentes de financiamiento del gobierno. De acuerdo con una encuesta nacional de líderes de organizaciones sin finalidad de lucro, realizada por el Fondo de Financiación sin finalidad de lucro en 2013, más de la mitad de los encuestados dijeron que sus organizaciones no pudieron satisfacer la demanda de servicios en el año 2012 y, probablemente, no serán capaces de satisfacerla en el año 2013. 17 Además, una de cada tres organizaciones, recibieron menos fondos del gobierno en 2012, que en 20118. Estadísticas recientes también sugieren que la demanda de servicios seguirá aumentando. De acuerdo con cifras del Censo de los Estados Unidos, más de 46 millones de estadounidenses, incluyendo 16 millones de niños, viven actualmente en la pobreza. El análisis más reciente de la pobreza en relación al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), reflejó que los Estados Unidos de la tasa de pobreza infantil más altas del mundo industrializado. Para un país que genera cerca del 30 por ciento del PIB mundial, esto es muy desalentador y vergonzoso. Cuando las Hijas de la Caridad de la Provincia de Occidente se reunieron en sus encuentros provinciales de 2010 y 2011, un número de hermanas planteó la cuestión de que la intervención que se venía teniendo en el campo sanitario, concretamente en cuanto al sistema de salud, había sido muy activa y exitosa, pero que ellas veían la necesidad de impulsar los otros ministerios de las hermanas y de responder más radicalmente a las necesidades de los pobres. En 2012, el Consejo Provincial de las Hijas de la Caridad inició unos diálogos con Conway Collins, entonces Consejero Senior y Director de la Política Pública para el Sistema de Salud de las Hijas de la Caridad, quien había estructurado y llevado a cabo la promoción de salud, iniciando un esfuerzo de promoción de la salud, basado en el carisma vicenciano de servicio a los pobres. Juntos desarrollaron y perfeccionaron la propuesta de centrarse en el mantenimiento y en la ampliación de los ministerios actuales de las Hijas de la caridad, para determinar la forma de 8 Nonprofit Finance Fund, 2013 State of the Nonprofit Sector Survey Results, available at http://nonprofitfinancefund.org/files/docs/2013/2013survey-results.pdf (last visited April 30, 2013). 18 abordar mejor las causas sistémicas de la pobreza infantil. Este proceso dio lugar al desarrollo de GRACE. GRACE ha sido posible gracias a la significativa financiación de los Fondos de las Hijas de la Caridad; de hecho, la capacidad de la Fundación para anticipar la necesidad de financiar una nueva vía de promoción, prueba la visión de futuro de las hermanas. Al crear GRACE para sostener y ampliar sus servicios a los pobres, las hermanas pensaron en el estudiante francés Federico Ozanam, cuando dijo: "No tengan miedo de nuevos comienzos. Sean creativos. Sean inventivos. Organicen nuevas obras de amor al servicio de los pobres. Ustedes que tienen energía, que tienen entusiasmo, que quieren hacer algo de valor para el futuro, sean creativos, láncense, no esperen". GRACE se centra en dos estrategias relacionadas entre sí para lograr el cambio. En primer lugar, GRACE está revisando los objetivos y las fortalezas de los servicios y programas llevados hoy por las Hijas de la Caridad de la Provincia de Occidente. Estos programas responden a las necesidades vitales de las personas que viven en o cerca de la pobreza. A través de visitas de campo y de reuniones con líderes, GRACE está determinando y aplicando estrategias para hacer frente a las necesidades de financiación, de manera a asegurar que estos programas puedan mantenerse y ampliarse en el futuro. Una estrategia innovadora es la creación de asociaciones de impacto social, que se describe más adelante. En segundo lugar, GRACE construye sobre lo que se ha aprendido en estos programas y servicios: realizando nuevas investigaciones, colaborando con instituciones académicas y líderes que realizan trabajo de campo, intercambiando ideas a través de conferencias sobre política y estableciendo relaciones de colaboración con otras organizaciones, para lograr un consenso sobre las necesidades y enfoques más importantes, en orden a reducir la pobreza infantil. GRACE ha puesto en marcha una investigación y el estudio de los métodos más eficaces para reducir la 19 pobreza en América. Los resultados de la investigación serán examinados por los mejores expertos en este campo, a través de una serie de Seminarios sobre distintas políticas, una de las cuales se centrará en las necesidades de los niños de acogida. Cada Seminario será organizado por un miembro del Congreso de los EE.UU. El objetivo de las conferencias es que las partes interesadas lleguen a un consenso sobre los planteamientos más eficaces. Líderes clave del gobierno, organizaciones católicas y/o de otros credos, organizaciones de empresarios, académicos o científicos, proveedores de servicios y aquéllos que han experimentando o están experimentado la pobreza, participarán en una serie de Seminarios estratégicos que puedan ayudarles a identificar y alcanzar un consenso, sobre los planteamientos más efectivos en orden a reducir la pobreza infantil. Un aspecto clave de estas conferencias será la función que desempeñan Cáritas y otras organizaciones de tipo religioso, a la hora de servir a los pobres. En 2010, el Consejo Asesor del Presidente Barack Obama para las iniciativas religiosas y comunitarias informó, que una de cada ocho personas viviendo en la pobreza en EE.UU, recibe los servicios y el apoyo de Cáritas y que ésta, ha visto un aumento del 10%, en la demanda de servicios en 20089. El informe señala además que "la presunción de que las organizaciones no lucrativas pueden satisfacer las crecientes necesidades, sin un mayor apoyo del gobierno, no es factible."10 Individuos y organizaciones participantes en las conferencias también serán informados de las necesidades y preocupaciones de las personas que viven en la pobreza. Las hermanas han previsto unas encuestas especiales, para las que tratarán de hablar con un amplio grupo de las personas que viven en la pobreza, ya sea cara a cara o por entrevistas telefónicas. Estas encuestas 9 President’s Advisory Council on Faith-Based and Neighborhood Partnerships, “A New Era of Partnerships: Report of Recommendations to the President”, (March 2010): 3. 10 Ibid. at 4. 20 están diseñadas para ofrecer una visión de primera mano de las experiencias y luchas de los pobres; para llegar a conocer los mayores desafíos a los que se enfrentan los californianos con bajos ingresos, a la hora de intentar crear una vida mejor para ellos y para sus hijos; y para darles la posibilidad de evaluar qué políticas y planteamientos harían verdaderamente una diferencia en sus vidas. El sondeo también se realizaría para determinar los temas y programas que los votantes apoyan actualmente. Los resultados de estas encuestas serán presentados al congreso y servirán de base de discusiones políticas. Además, aquéllos que viven en pobreza participarán directamente en las actas del congreso y tendrán su peso en los planteamientos discutidos. GRACE luchará entonces por la aplicación de estos planteamientos identificados en los congresos, a través de la colaboración con las partes interesadas, el programa de implantación y de promoción. Al darse cuenta de que los actuales recortes del gobierno, motivados por el déficit, y las crecientes necesidades, requieren nuevas fuentes de financiación, tanto para las actuales como para las nuevas o ampliadas propuestas, GRACE está trabajando en la creación de una nueva e innovadora fuente, disponible en California, llamada “Asociación de Impacto Social” (SIP). Las SIPS son un nuevo mecanismo de financiación, diseñado a dirigir dólares adicionales del gobierno a las organizaciones no gubernamentales y sin fin de lucro, que cumplan con los objetivos marcados por el gobierno. En una SIP el gobierno establece un resultado social específico o un conjunto de resultados que quiere alcanzar, con respecto a una población concreta, durante un período de tiempo determinado, y se compromete a pagar a una organización externa una suma preestablecida, siempre que (y sólo entonces) la organización 21 haya sido capaz de lograr el resultado deseado11. La organización externa puede ser una organización con fines de lucro o sin fines de lucro. Con una SIP, el gobierno paga por los resultados efectivos, finalizado el contrato, en lugar de pagar por adelantado. En resumen, que el gobierno paga sólo por el éxito. El beneficio para una organización sin fines de lucro, incluyendo las Hijas de la Caridad, es que si se logra el resultado deseado, se le reembolsará el costo del programa, más una tasa de rendimiento financiero por la inversión hecha, que se puede reinvertir en el programa social. Este mecanismo permitiría a las Hijas de la Caridad reinvertir esencialmente la financiación en los programas actuales. Además, a menudo los métodos más innovadores para hacer frente a un problema se desarrollan fuera del gobierno, y las SIP utilizan esta experiencia, para abordar los problemas sociales difíciles. Este tipo de mecanismo de financiación, se aprobó por primera vez en Peterborough, Inglaterra, para reducir la reincidencia y ahora se está utilizando en la ciudad de Nueva York para reducir la reincidencia de los jóvenes; en Massachusetts para reducir la reincidencia y la falta de vivienda crónica; y en Ohio para hacer frente a los desafíos sociales de bienestar infantil y de salud mental y de comportamiento de la juventud. Cada año el gobierno de EE.UU gasta miles de millones de dólares en programas sociales, que no cumplen con los objetivos previstos. Con la creciente demanda de servicios sociales y la limitada financiación del gobierno, este nuevo mecanismo de financiación contiene la promesa de atraer inversiones privadas para financiar programas sociales que beneficien a la sociedad en su conjunto, incluidos los ministerios de las hermanas. En resumen, la financiación SIP podría ayudar a ampliar los 11 Kristina Costa, Sonal Shah, Sam Ungar and the Social Impact Bonds Working Group, “Frequently Asked Questions: Social Impact Bonds” (Center for American Progress: 2012). 22 programas ya existentes a las poblaciones más grandes o introducir nuevos tratamientos preventivos que carecían de fondos para ser puestos en práctica en el pasado. GRACE está respaldando la legislación en California que autoriza al estado a desarrollar dos acuerdos de SIP en cada uno de los tres ámbitos de actuación diferentes: 1) reducir la reincidencia en la población encarcelada en California, 2) cumplir el triple objetivo de la reforma de salud que está ahorrando costes, mejorando la experiencia del paciente y mejorando la salud y 3) asegurar la salud y el bienestar de los niños en hogares y de aquéllos que han crecido fuera de ellos. La Cáritas de California apoya la legislación y está liderando un esfuerzo para adoptar un acuerdo de las SIPs en el Condado de Santa Clara, en orden a financiar los servicios sociales. GRACE también está trabajando para obtener el apoyo de las entidades gubernamentales locales, las organizaciones y líderes de la seguridad pública, de la salud y de los menores, así como de las organizaciones religiosas, sindicatos y otras organizaciones sin fines de lucro, centradas en la reducción de la pobreza. En conclusión, GRACE se basa en el carisma vicenciano de servicio a los pobres y en la enseñanza y las prácticas de Vicente de Paúl y Luisa de Marillac. Recopilar: la misión de GRACE enfatiza las "colaboraciones basadas en valores", como lo demuestra todo el trabajo que las hermanas hicieron en el campo de la salud y la evolución de GRACE. GRACE reunirá a diversos proveedores, a organizaciones, a funcionarios de gobierno y a otros líderes, en una causa común, para hacer frente a la pobreza infantil en California. Las soluciones elaboradas para California podrán luego ser adaptadas y repetidas en otras áreas. Respeto: De acuerdo a la tradición vicenciana y como se muestra a través de los Seminarios sobre distintas políticas, organizados por GRACE, y las encuestas públicas anteriormente descritas, y las extensas entrevistas que ahora están llevando a cabo, GRACE se basa en el respeto a las opiniones de los diversos grupos y personas con las que trabaja y los 23 puntos de vista y opiniones de las personas que viven en la pobreza. GRACE también respeta a los colaboradores de las hermanas, apoyando aquellos programas que mantienen la asistencia, la rentabilidad y las buenas prácticas institucionales de los ministerios de las Hijas de la Caridad. Abogacía: GRACE seguirá el modelo de S. Vicente, al continuar abogando por acciones que rompan el ciclo de la pobreza. La declaración de objetivos de GRACE pide "la formulación, implementación y expansión de medidas para reducir los obstáculos que impiden el desarrollo humano y la estabilidad económica"12. Cambio: Las hermanas han demostrado que el cambio se puede lograr, aún en contra de una oposición considerable. Cómo en la tradición vicenciana, GRACE pone su confianza en la providencia, actuando a la vez de todo corazón para ayudar a lograr los cambios necesarios, "para hacer frente a las necesidades vitales de las personas que viven en la pobreza, respondiendo con la tradición Vicenciana, a la llamada del Evangelio de Jesucristo"13. Implicación: De la misma manera que el Congreso de las hermanas del 2006 sobre la Pobreza, implicó a gente en su servicio a los que viven en la pobreza, GRACE se basa en la participación de diversos grupos, organizaciones e individuos, en el desarrollo y aplicación de medidas, para reducir las barreras a las que tienen que hacer frente los pobres. GRACE es una inversión en la sostenibilidad y en la vitalidad de la misión de las hermanas. Tendrá éxito porque, como S. Vicente, se basa en confiar en la providencia, actuando con toda el alma. Es una prolongación de la misión de las hermanas, y también como S. Vicente, ellas nunca se dan por vencidas, ni nunca ceden. 12 GRACE mission statement adopted March 2013. 13 Ibid.