Gestionando el patrimonio de los pobres como

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Gestionando el patrimonio de los pobres como sabios administradores:
De gracia a GRACIA (GRACE)
Sor Joyce Weller, Hija de la Caridad
Hon. Conway Collis
(Nota: Los autores quisieran agradecer a Courtney Powers y a Sandra Sánchez con GRACE por
su ayuda para redactar este artículo)
Proyecto “GRACIA”: 1. El ejercicio del amor, la bondad, la misericordia, el favor; para
beneficiar o servir al hermano; 2. Un don de Dios para la humanidad.
En el libro “Orando con S. Vicente de Paúl”, el P. Tom McKenna, C.M., cuenta una
historia sobre S. Vicente: “Cuando tenía casi 70 años, S. Vicente volvió cojeando a Paris – tras
un viaje agotador por una zona de guerra y de crueldad- y afrontó la inmediatez de la crisis,
alimentando a miles de refugiados desnutridos que encontró acampados a la puerta de su casa.
Gracias a la contribución de muchas personas generosas, Había convertido su vivienda en un
gran centro de acogida, pero a pesar de la contribución de muchas personas generosas, éste había
llegado a agotar sus recursos. Al terminar ese primer día de tanta agitación después de su vuelta,
el tesorero tímidamente le dio la noticia a S. Vicente de que no les quedaba ya nada. S. Vicente
levantó la vista hacia los ojos cansados de su compañero y contestó: “Eso son buenas noticias.
Ahora podemos demostrar que nos fiamos de Dios”.1 El P. McKenna continúa escribiendo que a
lo largo de la semana llegaron nuevas ayudas. Aunque hay una falta documentación sobre este
1
Thomas McKenna, C.M. Orar con S. Vicente de Paul (DePaul University Vincentian Studies
Institute: 2011), 42.
2
punto, lo más probable es que los fondos fueron proporcionados por los mecenas de la familia
real con la que Vicente había entablado relaciones y a quien había hecho una última llamada
desesperada. En este ejemplo, desde una perspectiva puramente humana, es verdad que en esa
obra se encontraban sin ningún tipo de recursos. Pero la actitud característica de Vicente de
confiar en la divina Providencia y de esperar en la Gracia, le concedió la constancia para entablar
relaciones y la fuerza para continuar pidiendo fondos. S. Vicente pidió y recibió, acogiendo todo
como “don de Dios” para la humanidad sufriente, que él contemplaba con tanto respeto y afecto.
Esta actitud fundamental de respeto, es un rasgo constante de todos los que siguen el camino
vicenciano. Este “don de Dios”, es parte de lo que nos aporta credibilidad entonces y ahora.
Además de confiar plenamente en la gracia de Dios, S. Vicente era también un hombre
muy práctico. Compaginó su confianza en la divina Providencia, con el mantenimiento de las
relaciones y con su constante hacer gestiones. No solo creó servicios para ayudar a los pobres,
sino que fue también su abogado, dándoles voz ante la monarquía (lo que equivale al gobierno
hoy día) y ante las personas ricas e influyentes. Insistentemente pidió y hasta mendigó apoyo
financiero de la monarquía, de los ricos aristócratas y de otros que podían donar tierras, bienes,
servicios o tiempo. Distribuyó los fondos cuidadosa y atentamente y daba cuentas de los
servicios realizados y de los donativos recibidos. No hubo nada que le frenara, por el contrario se
dio siempre incondicionalmente a los que habían perdido toda esperanza. Darse
incondicionalmente también significaba establecer relaciones significativas, construidas sobre el
respeto y la confianza, con monarcas, aristócratas, los proveedores, los voluntarios y con los
pobres. Esto fue lo que permitió que las obras de Vicente de Paúl se sostuvieran.
Las relaciones que S. Vicente estableció con gente de influencia, se tradujeron con
frecuencia en grandes donativos, tales como el Priorato de S. Lázaro, que fue legado a la
Congregación de la Misión en 1632. S. Lázaro era una de las propiedades eclesiásticas más
3
grandes de la capital, convirtiéndose luego en la histórica Casa Madre de la Congregación de la
Misión. ¿Cómo consiguió S. Vicente gestionar una empresa de tal magnitud y asegurar su
financiación en el futuro? Gestionó cuidadosamente los bienes de la propiedad, pero también
aseguró la financiación estable a través de múltiples fuentes, incluidos los ingresos de los
productos adquiridos al trabajar la tierra, los de la granja, los de los bienes inmuebles, de las
inversiones y también las ayudas del gobierno. Las tasas que se cobraban por los servicios
públicos, tales como peajes de puentes y molinos, y especialmente las de las líneas de autobuses
que transportaban personas y carga, fueron legadas a S. Vicente por la monarquía. “El joven rey
Luis XIV, concedió esta sorprendente franquicia a la Congregación… como un subsidio
caritativo por los muchos trabajos de S. Vicente”2.
Las Hijas de la Caridad también se beneficiaron de la financiación del gobierno. En su libro
“Esferas de expresiones religiosas femeninas en la temprana modernidad francesa”, Susan E.
escribió: “…La familia real (Luis XIII y Ana de Austria), fue también un apoyo importante para
las Hijas de la Caridad. La reina (Ana de Austria), proporcionaba a la Compañía una dotación
anual, y tras su muerte, las Hermanas pidieron al rey (Luis XIV) que continuara proporcionando
esta financiación y él así lo hizo. Además, la familia real hizo concesiones menores a la
Compañía, por la realización de servicios concretos de caridad. Por ejemplo en 1665,
financiaron el establecimiento de escuelas primarias administradas por las Hermanas”3.
2
John E Rybolt, C.M, Ph.D., “Saint Vincent de Paul and Money”, Vincentian Heritage Journal 26, no.1 (2005): 93
3
Susan E. Dinan, “Spheres of Female Religious Expression in Early Modern France”
Susan E. Dinan and Debra Meyers, eds. Women and Religion in Old and New Worlds (New York: Routledge,
2001), 83.
4
El apoyo directo y continuo del monarca a la Compañía, le otorgó legitimidad, y la hizo
menos vulnerable a las interferencias.
“El camino de S. Vicente es de gran importancia hoy día”, señala el P. Ed Udovic, Cm.
“Aunque el fue verdaderamente un hombre del siglo XVII a la hora de responder a las
necesidades y circunstancias de su tiempo, él nos lleva más allá del siglo diecisiete, hasta el
nuestro propio, en el que estamos llamados a estar bien atentos y a responder al Dios presente en
los acontecimientos y circunstancias de nuestros días. Si S. Vicente tuviera una última palabra
que decirnos, nos ofrecería tal vez la paradoja bipolar de esperar en la providencia y de actuar
con todo el alma. De hecho, él continuamente nos invita a poner toda nuestra confianza en la
guía de la providencia, esperando hasta que Dios nos conduzca, y entonces, cuando
reconozcamos que Dios nos guía, darnos sin reservas y de todo corazón a los pobres, pues Dios
está en ellos”!4
Casi cuatro siglos más tarde, esta paradoja bipolar de esperar en la providencia y de
actuar de corazón, continúa siendo una verdad central para todos los que buscan recursos en el
apoyo gubernamental, en las empresas privadas, en los apadrinamientos con gente de dinero, así
como con gente que experimenta el peso de la pobreza. Crear relaciones con unos y con otros,
mientras se está a la espera de la providencia, continúa siendo, para todos los que siguen el
camino vicenciano, el medio por excelencia para la sostenibilidad.
Este credo vicenciano de la sostenibilidad, está centrado en la confianza absoluta de S.
Vicente en la providencia. Al mismo tiempo, el credo concreto del actuar de S. Vicente era igual
de absoluto: trabajó incansablemente por reunir e involucrar a personas que compartían su
4
Frances Ryan and John E. Rybolt, eds. Vincent de Paul and Louise de Marillac: Rules,
conferences, and writings (New York: Paulist Press: 1995), 11-21.
5
sentido de la vida, en orden a que defendieran con todas sus fuerzas y a todas horas al pueblo
sufriente.
El simple creer en la divina providencia, no excusaba de ninguna manera la mala gestión,
los fallos en un servicio o el no trabajar duro por crear recursos para servir a los pobres. Cambiar
las estructuras que oprimían, requería exquisitez en el servicio, honestidad en las tareas y en las
relaciones personales y una gestión sabia y transparente. Una y otra vez, S. Vicente fue capaz de
apelar a sus amigos en el poder, para que proporcionaran los recursos necesarios para continuar
la misión.
Este enfoque bipolar se hizo evidente en 1856, cuando cinco Hijas de la Caridad dejaron
Emmitsburg, en Maryland, habiendo sido enviadas a una tierra salvaje y extranjera, llamada
California. Lejos de Emmitsburg, las Hijas de la Caridad dependían de la gracia de Dios, de su
formación vicenciana y de su coraje e inteligencia, para crear el primer hospital y los primeros
servicios sociales en Los Angeles. Para hacerlo, colaboraron también con el gobierno regional de
ese momento, que les financió a las Hermanas los servicios. En su tesis doctoral, que pronto será
publicada como libro bajo el título: “Mujeres, misión religiosa y Hospital de cuidados en Los
Ángeles, 1856-1927”, la Doctora Kristine Ashton Gunnel, escribió acerca de estas valientes
mujeres:
“La ética de trabajo de las hermanas y su sentido de responsabilidad fiscal,
proporcionaron una base sólida para una gestión hospitalaria eficiente. Las Reglas
Comunes desalentaban a las hermanas de perder el tiempo, recordándoles que Dios les
pediría una cuenta exacta de la misma. Esta integridad se extendía también a los asuntos
financieros de la institución. Las Reglas pedían a las hermanas que mantuvieran
registros precisos de ingresos y gastos, que llevaran a cabo un inventario anual de la
propiedad del hospital y mantuvieran un registro exacto de las admisiones y de las altas
6
del hospital, así como de los visitantes. Estas Reglas establecieron una estructura
organizativa efectiva, que podía adaptarse a las condiciones locales, con el permiso del
superior”5.
Además de adquirir la "sabiduría de frontera", las hermanas se centraron en establecer relaciones
y sólidas amistades con personas de todos los niveles de la sociedad, así como con aquellos en el
gobierno, con el fin de que apoyaran programas para ayudar a los pobres. La Dra. Gunnell afirma
en su libro cómo las Hijas de la Caridad, acogiendo la diversidad, y respetando las diferencias, se
mantuvieron firmes en los valores de su fe y de su formación. De manera inteligente,
transparente y determinada, se ganaron el respeto del creciente pueblo de Los Ángeles, así como
la plena confianza de las personas a las que servían. Esa confianza se convirtió en su signo de
identidad y pronto pudieron establecer numerosos servicios a través del vasto estado de
California.
En 1984 un grupo de colaboradores laicos con las Hijas de la Caridad de la Provincia de
USA Occidental, sugirieron se creara una fundación para asegurar la sostenibilidad financiera de
los trabajos de las hermanas. Sabían que las fuentes de financiación no eran muy fiables y que
toda posibilidad de adquirir fondos era crucial. Se dieron cuenta de que tal vez llegaría un
momento en que las Hijas de la Caridad no pudieran sostener por sí mismas sus importantes
servicios. El establecimiento de una fundación, era el modo de asegurar que los servicios
realizados a los pobres continuaran aún en los momentos de dificultades económicas.
5
Kristine Ashton Gunnell, Ph.D. Women, Religious Mission, And Hospital Care in Los Angeles, 1856-1927
(DePaul
University Vincentian Studies Institute, publication forthcoming), 45.
7
Fue así entonces, como la nueva fundación comenzó su trabajo con gran entusiasmo y
con pocos recursos financieros. Sor Teresa Piro (H.C), dirigiéndose a la primera junta directiva
les dijo:
“Nosotros, como S. Vicente y Sta Luisa de Marillac, tenemos que ser siempre portadores
de esperanza, impulsadores de la misión, hemos de llevarla a cabo y creer en ella. S.
Vicente creía en su misión y así lo proclamó incesantemente. Su obra estuvo llena de
presión política, fue ridiculizado, pasó por dificultades, problemas y falta de medios. Pero
él afrontó todas estas adversidades convencido de que no estaba solo. Se enfrentó a la
indigencia y a la pobreza con la absoluta convicción, de que simplemente tenía que pedir
lo que necesitaba y le sería dado. Nunca se rindió ni sucumbió. Es este espíritu el que
tiene que fluir a través de nuestros corazones, mentes y voluntades hoy también. En todas
partes encontraremos dificultades. Hemos de buscar modos innovadores y creativos para
atraer a los que no conocen nuestra misión, y ayudarles a que aprendan de nosotros, a que
crean en nosotros y se unan a nosotros. No debemos cansarnos nunca de contar nuestra
historia –una historia de fe, una historia de servicio, de gente normal que hace cosas
extraordinarias a causa de su amor-, un amor que es inventivo hasta el infinito”.
Tanto como S. Vicente trabajó organizando los servicios para los pobres en el siglo XVII
francés, así también Sor Teresa lo hizo, buscando para el Consejo de Administración, mujeres de
fe e influencia, con buena visión para los negocios y con fuerte deseo de servir a los necesitados.
Buscó mujeres fuertes, inteligentes y apasionadas por la misión, para que ayudaran a las Hijas de
la Caridad a conseguir fondos con los que sostenerla.
Durante quince años, S. Teresa y el Consejo de Administración de la Fundación de las
Hijas de la Caridad, trabajaron incansablemente para establecer relaciones, dar a conocer la
misión y aumentar los fondos. Sus esfuerzos fueron determinantes.
8
En 1997, la Fundación recibió un legado excepcional de uno de sus miembros
fundadores. Al leer su legado, quedó claro en su magnífico don, el gran amor que tenía por la
misión y su total confianza en las Hijas de la Caridad. No es mera coincidencia el hecho de que
el legado oficial que ella dejó en herencia, refleja la relación de confianza que tenía con las
hermanas. Su don permitió a la Fundación ampliar significativamente su apoyo a las obras de las
Hijas de la Caridad. No obstante, ni siquiera este gran regalo pudo reducir el creciente número de
personas afectadas por la pobreza, la enfermedad, el paro, la violencia, la falta de vivienda, la
adicción y la falta de recursos educativos. Se necesitaba aún más ayuda.
Sabemos que S. Vicente y Sta. Luisa fueron grandes organizadores, sabios
administradores y buenos gerentes. Frente a intereses competitivos, fueron capaces de persuadir
a personas generosas y de grandes riquezas, para que les ayudaran en su misión.
Al igual que nosotros, S. Vicente y Sta. Luisa formaron a colaboradores para que les
apoyaran tanto económica como físicamente. La manera en que fueron capaces de convencer,
incluso a los que sentían aversión a la pobreza, para que trabajaran con ellos, es algo que forma
parte del misterio de la misión. Trabajar con un número cada vez mayor de distintos
colaboradores, fue otra de las gracias acordadas al caminar vicenciano, en orden a su
sostenibilidad. De hecho, para afrontar las tremendas necesidades de los pobres, fueron
necesarios los esfuerzos coordinados de todos los relacionados a Vicente de Paúl.
Hoy, como en los comienzos, tenemos que seguir intentando ser catalizadores, capaces de
unir distintos grupos y aunar esfuerzos.
Desde el establecimiento del “Dispensario de Los Ángeles” (hoy Centro Médico S.
Vicente de Paúl) en 1856, las Hijas de la Caridad han abirto obras por toda la provincial,
dedicadas a la educación, a la sanidad, al cuidado de niños y mujeres en necesidad, a los
9
ancianos. Estos servicios se mantienen gracias a las relaciones establecidas con los gobiernos,
con el sector privado, y gracias al firme compromiso de actuar según los valores vicencianos.
Las Hijas de la Caridad han adoptado hace tiempo la necesidad de colaborar y establecer
relaciones con el gobierno, para poder servir eficientemente al pobre y reducir el número de
hombres, mujeres y niños que viven en la pobreza. Encargado de velar por el bienestar de sus
ciudadanos, el propósito del gobierno en Estados Unidos, está unido a la misión de las hermanas
de servir a los necesitados.
Aunque las Hijas son conscientes de la bondad y generosidad de tantísimos
colaboradores, también saben que el trabajo que queda por delante requiere la misma atención,
esfuerzo y colaboración si es que los sistemas injustos han de ser reorientados, si es que
queremos seguir respondiendo a las nuevas necesidades de las personas que viven en pobreza, y
si la obra que Dios nos ha dado, ha de seguir adelante.
Con la mirada siempre puesta en las necesidades que nos rodean, y sin perder de vista lo
que tenemos por delante, ponemos nuestra confianza en la providencia, mientras trabajamos por
diseñar un futuro sostenible del servicio. Con el don de la fuerza y comprometidos con el cambio
sistémico, estamos convencidos de que la providencia nos conduce hacia un futuro en el que nos
reuniremos, respetaremos, defenderemos, cambiaremos y comprometeremos a otros a trabajar
con nosotros en bien de aquéllos hermanos nuestros que sufren por causa de la pobreza.
Es desde el compromiso de las hermanas por lograr el cambio sistémico, por superar la
pobreza y por construir un futuro sostenible para la Misión, cómo GRACE comenzó. GRACE es
fruto del enfoque bipolar de S. Vicente, de su confianza en la providencia a la vez que de su
actuar con todas las fuerzas que tenía. La misión de las Hijas de la Caridad no es solo atender las
necesidades de los pobres, sino el evitar que las generaciones futuras vivan en la pobreza. Las
10
hermanas ven el proyecto GRACE como uno de los medios para el sostenimiento de la misión en
los años venideros.
La misión de GRACE refleja la misión de las hermanas:
“GRACE (reúne, respeta, defiende, cambia, compromete), un ministerio de las Hijas de
la Caridad, el “Ministry Services Corporation”, se esfuerza por satisfacer las necesidades
vitales de los pobres, respondiendo desde el carisma vicenciano a la llamada del
Evangelio de Jesucristo. Fiel a la Enseñanza Social Católica, GRACE intenta sobre todo
transformar las vidas de las familias con bajos ingresos, y las de sus hijos, a través de
colaboraciones basadas en valores y formulando, mejorando y desarrollando medidas que
reduzcan las barreras de un desarrollo personal integral y de una estabilidad económica”.
(Es un proyecto iniciado en marzo del 2013).
Este proyecto se inserta en la misión de las Hijas de la Caridad y del carisma vicenciano de
servicio a los pobres. Como afirma el P. Robert Maloney C.M, en “Semillas para el cambio”:
“Considerar la pobreza no solo como el resultado inevitable de las circunstancias, sino también
como el producto de situaciones injustas, que pueden transformarse, y centrarse en acciones que
rompan el círculo de la pobreza”6. Por eso mismo, GRACE, trata de apoyar y desarrollar los
ministerios actuales de las hermanas, y trabajar por reducir las barreras que impiden la
superación de la pobreza.
Poner fin a todo lo que obstaculiza la estabilidad económica de los niños y de sus familias
en América, es un objetivo alcanzable. Los Estados Unidos han demostrado que juntos, con la
ayuda del gobierno, la pobreza puede ser sustancialmente reducida. Con una tasa de pobreza
cercana al 22 por ciento de la población, el entonces Presidente norteamericano Lyndon B.
6
Fr. Robert Maloney, CM, Seeds of Hope: Stories of Systemic Change (Vincentian Family's Commission for
Promoting Systemic Change: 2008). 11
Johnson declaró en 1964, una “Guerra contra la pobreza”, en el primer estado de la Unión.
Estableciendo un programa nacional para reducir la pobreza, Johnson fue el autor de una serie de
leyes que desarrollaron programas sociales tales como “Head Start” (programa de cuidados
infantiles), “Food stamps” (programa nacional de cupones alimentarios), “Medicare y Medicaid”
(programas de cobertura médica), que todavía existen hoy día. “La tasa oficial de pobreza se
redujo del 19.5 por ciento en 1963 al 11.1 por ciento en 1973”7.
Desde entonces el compromiso del gobierno de EE.UU para acabar con la pobreza ha ido
disminuyendo, al crecer los déficits y al reducir las administraciones posteriores una y otra vez la
ayuda estatal a los pobres. Las hermanas están intentando que las organizaciones de tipo
religioso, los grupos sin fines de lucro y otros, trabajen con los organismos del gobierno para
que éstos, tanto a nivel estatal como nacional, retomen el compromiso de reducir la pobreza e
incluso de erradicarla, en la nación más rica del mundo.
GRACE ayudará a dar forma y a llevar adelante este esfuerzo de colaboración. GRACE
es un planteamiento comprensivo que ayudará a formular, aplicar y ampliar medidas que puedan
hacer frente a los principales obstáculos que están impidiendo el fin del círculo de pobreza en
Norteamérica, empezando por poner el énfasis en la pobreza infantil. El objetivo es hacer una
diferencia positiva e inmediata en la vida de las personas, tanto en este momento como de cara a
las generaciones futuras. Grace está reuniendo a diferentes tipos de organizaciones: sin fines de
lucro, religiosas, comerciales y gubernamentales, para apoyar el trabajo de los ministerios
actuales de las hermanas, e intenta buscar soluciones de cara a la pobreza infantil y a la
estabilidad económica de las familias.
7
Alan Krueger, “Economic Scene; After 40 years, what are some results and lessons from America’s War on
Poverty?”, New York Times (January 2004): C2.
12
Las hermanas se han forjado una sólida reputación y son muy respetadas, por su
excelente gestión y el éxito de sus programas y la promoción que realizan en el área sanitario, lo
cual da una gran credibilidad al trabajo de GRACE. Las Hijas de la Caridad han estado
proporcionando servicios sociales, educación y servicios sanitarios en la parte occidental de
Estados Unidos durante más de 160 años. Hoy en día llevan 6 hospitales, 10 escuelas, una
fundación médica, viviendas asequibles para los mayores y muchos otros programas con
respecto a los enfermos, los ancianos, la juventud y el trabajo con familias de bajos ingresos y
con sus hijos. Las semillas de GRACE fueron plantadas en el 2006, cuando las hermanas
reunieron a distintos grupos y personas de todo Estados Unidos, convocando una conferencia
sobre la pobreza. Allí se dieron cita hermanas de toda la región, organizaciones religiosas –
incluidos representantes de los grupos de Cáritas de California y de la Asociación de Hospitales
Católicos estadounidenses-, otras organizaciones, oficiales del estado, gestores sociales,
sindicatos, expertos académicos y otros, para juntos identificar soluciones al problema de la
pobreza en Norteamérica y comprometer a otros grupos con ideas afines, con el fin de buscar
entre todos soluciones. La conferencia ayudó a establecer un reconocimiento más amplio del
compromiso de las hermanas en este campo y de su liderazgo en la misión de abordar la pobreza.
Les dio la posibilidad a las hermanas de establecer relaciones que se convertirían en la base de
los futuros esfuerzos para combatir la pobreza en California. Las hermanas se apoyaron con éxito
sobre esta base de servicio y liderazgo para trabajar con el gobierno y con otras entidades
interesadas, en orden a que sostuvieran su misión de proveer a las necesidades de los pobres.
En el 2009, los reembolsos del hospital para pacientes de bajos ingresos en California,
eran insuficientes para pagar el coste de la atención recibida (clasificada en el número 49 de los
50 estados). Muchos proveedores que servían a estos pacientes, lucharon por sobrevivir, aunque
algunos cerraron sus puertas a pacientes de bajos ingresos. La posibilidad de los pobres para
13
acceder a la atención médica, a pesar de contar con un seguro, estaba en riesgo. Las Hijas de la
Caridad actuaron con toda su alma, y tomaron la iniciativa para desarrollar y asegurar la
aprobación de la legislación del estado que autorizaba un nuevo mecanismo de financiación que
ha proporcionado ahora, miles de millones de dólares a todos los proveedores de los hospitales
que atienden a pacientes de bajos ingresos. Bajo este nuevo mecanismo, los proveedores están
mejor capacitados para servir a los pacientes de bajos ingresos, sin tener necesidad de
rechazarlos.
Este nuevo programa estabilizó la financiación de la atención sanitaria para pacientes con
pocos recursos de California, mucho más allá de lo que otros pensaron que hubiera sido posible,
incluyendo un aumento neto de 8 mil millones de dólares para financiación de cuidados
sanitarios de hospitales en California que atienden a los pobres, 1.5 mil millones para seguros
sanitarios de niños y 140 millones para hospitales de las Hijas de la Caridad.
Aprobar esta legislación supuso superar importantes obstáculos. Solo al tender la mano al
gobierno, fue como las hermanas pudieron aumentar su capacidad de servir a los pobres, y hacer
que el mismo gobierno les sirviera. Establecer lazos de confianza ha sido esencial para el éxito
de las hermanas. Es digno de mención el hecho de que, el brillante legislador, a quienes las
hermanas consiguieron para ser el autor de esta medida legislativa, entonces Presidente de la
Comisión de Salud de la Asamblea Estatal y ahora Comisionado de Seguros del estado de
California, Dave Jones, conoció a las hermanas a través de su participación en el Seminario
sobre la pobreza del año 2006. Las hermanas también encontraron un fuerte apoyo de la parte de
los demás hospitales católicos y de otras confesiones, de otras organizaciones que brindan
servicios, de famosos, de líderes empresarios, de sindicatos y otras autoridades, que participaron
en el Seminario sobre la pobreza y empezaron a trabajar con las hermanas.
14
Con el fin de lograr la aprobación de la legislación, las Hijas tenían que obtener primero
el apoyo de más de 400 hospitales en California, debido a que el nuevo mecanismo de
financiación requería unas tasas de la mayoría de los hospitales estatales. Estas habrían de ser
recolectadas por el gobierno, ajustadas y devueltas a los hospitales. Muchos de estos hospitales
no sirven a los pobres, no confían en el gobierno y se resisten a entregarle dinero. Esto exige de
las hermanas un diálogo sincero y transparente con los hospitales, en lo que respecta a los gastos,
los beneficios y a las necesidades del programa financiado, y el explicarles que serían las
hermanas quienes iban a liderar el programa, por la necesidad de continuar los servicios que
hacen a los pobres.
En primer lugar las hermanas se comunicaron con otros hospitales católicos y de otras
creencias religiosas; después persuadieron a la poderosa Asociación de los Hospitales de
California, que representa cientos de hospitales en California, para que apoyara la legislación y
sostuviera su aprobación. Más tarde también la “Alianza para el cuidado sanitario” (Alliance for
Catholich Health Care) también se unió a la lucha. Las hermanas se habían ganado también el
apoyo de los sindicatos que representan a las principales organizaciones que proveen atención
sanitaria y que tienen una influencia considerable en los procesos legislativos. Tuvieron también
que ganarse el apoyo de legisladores con diferentes orientaciones políticas, que cubrieran
distintas perspectivas. Todo esto lo lograron con persistencia, determinación y no aceptando
nunca el “no” como respuesta. Nunca se rindieron, ni se dieron por vencidas.
Por último las hermanas tuvieron que superar los obstáculos del propio proceso
legislativo. En un momento dado, cuando ya la legislación iba a autorizar la aprobación de la ley,
todo quedó bloqueado a causa de una disputa que nada tenía que ver con el tema. Entonces la
presidenta de la Asamblea, y actual diputada del congreso, Karen Bass, una fiel amiga y por
largo tiempo partidaria de las hermanas, mantuvo el cuerpo legislativo del estado toda la noche
15
en sesión. Se negó a permitir que los legisladores salieran, hasta que la ley fue aprobada poco
antes de las seis y media de la mañana.
Otro ejemplo en el que las hermanas han logrado la sostenibilidad en su trabajo con el
gobierno, fue la lucha que en 2012 sostuvieron, para que pasara la “Medida A”, un aumento del
impuesto sobre las ventas, en el condado de San Mateo, California, llevado por las hermanas, a
través del “Sistema Sanitario de las Hijas de la Caridad”. La “Medida A” debiera rendir unos
600$ millones, para servicios sociales claves y para otras necesidades del condado, incluidos
posiblemente 150$ millones en los próximos diez años, para ayudar al Centro Médico Seton a
mantener y a ampliar sus servicios a los pacientes de bajos ingresos. Conscientes de la necesidad
que existe en la comunidad de mejorar el servicio a estos pacientes y de financiar otros servicios
básicos que necesitan, las hermanas hicieron todo lo posible para llevar ante el gobierno local del
condado la propuesta de un impuesto de ventas y le detallaron la necesidad de una financiación
adicional. Para persuadir a la Junta de Supervisores de que se votara esta medida, las hermanas
reunieron a distintos grupos y organizaciones del condado, preocupados por un sinfín de temas,
desde la protección contra incendios, pasando por el mantenimiento de parques y espacios
abiertos, hasta servicios para niños y mayores. Después convencieron a la Junta de Supervisores
de que la medida contaba con el apoyo público. También fueron al encuentro de los mayores
oponentes, para pedirles que no se opusieran a la medida fiscal. Gracias a todos estos esfuerzos
y al respeto que tenían por las hermanas, la Junta respondió a esta necesidad, organizando una
votación para esta medida fiscal. Las hermanas dirigieron y gestionaron la campaña para que la
medida fuera aprobada y así ocurrió, con casi dos-tercios de los votos.
Las hermanas también establecieron lazos con el gobierno para que apoyara la importante
financiación del Centro “Mount St. Joseph - St.Elizabeth’s Epiphany”, que lleva un programa de
tratamiento residencial contra la droga, para madres jóvenes y sus hijos. El centro está en S.
16
Francisco y es de las Hijas de la Caridad. El programa dejó de recibir su financiación local y
federal en 2004 y se enfrenta a la posibilidad de tener que cerrar sus puertas, pero las hermanas
estaban determinadas a mantenerlo abierto. Se pusieron al habla con la supervisora del gobierno
local del condado, presentándole el programa y las mujeres y niños a quienes éste atendía. Como
resultado de ello, la supervisora se implicó y comprometió con el programa y fijó una audiencia
formal de la Junta de Supervisores, en la que las hermanas y aquéllos a quienes ellas sirven, se
reunieron para dar fe de la necesidad del programa en la comunidad. La Junta votó la
restauración de la financiación del “Centro Epifanía”, haciendo caso omiso de las
recomendaciones del personal de gobierno. También aprobó una resolución, solicitando
formalmente que los miembros del Congreso que representan el Centro Epifanía de ayuda en San
Francisco, busquen fondos federales. Con el apoyo de los Senadores estadounidenses y de los
miembros del congreso que representan los distritos en los que está situado el Centro Epifanía, el
gobierno estadounidense, otorgó una subvención a Epifanía de 2 millones de dólares, una de las
más altas del país para este tipo de servicios.
A pesar de estos éxitos, los ministerios de las hermanas todavía están experimentando un
aumento en la demanda de servicios y la posibilidad de nuevas reducciones en las fuentes de
financiamiento del gobierno. De acuerdo con una encuesta nacional de líderes de organizaciones
sin finalidad de lucro, realizada por el Fondo de Financiación sin finalidad de lucro en 2013, más
de la mitad de los encuestados dijeron que sus organizaciones no pudieron satisfacer la demanda
de servicios en el año 2012 y, probablemente, no serán capaces de satisfacerla en el año 2013.
17
Además, una de cada tres organizaciones, recibieron menos fondos del gobierno en 2012, que en
20118.
Estadísticas recientes también sugieren que la demanda de servicios seguirá aumentando.
De acuerdo con cifras del Censo de los Estados Unidos, más de 46 millones de estadounidenses,
incluyendo 16 millones de niños, viven actualmente en la pobreza. El análisis más reciente de la
pobreza en relación al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), reflejó que los
Estados Unidos de la tasa de pobreza infantil más altas del mundo industrializado. Para un país
que genera cerca del 30 por ciento del PIB mundial, esto es muy desalentador y vergonzoso.
Cuando las Hijas de la Caridad de la Provincia de Occidente se reunieron en sus
encuentros provinciales de 2010 y 2011, un número de hermanas planteó la cuestión de que la
intervención que se venía teniendo en el campo sanitario, concretamente en cuanto al sistema de
salud, había sido muy activa y exitosa, pero que ellas veían la necesidad de impulsar los otros
ministerios de las hermanas y de responder más radicalmente a las necesidades de los pobres. En
2012, el Consejo Provincial de las Hijas de la Caridad inició unos diálogos con Conway Collins,
entonces Consejero Senior y Director de la Política Pública para el Sistema de Salud de las Hijas
de la Caridad, quien había estructurado y llevado a cabo la promoción de salud, iniciando un
esfuerzo de promoción de la salud, basado en el carisma vicenciano de servicio a los pobres.
Juntos desarrollaron y perfeccionaron la propuesta de centrarse en el mantenimiento y en la
ampliación de los ministerios actuales de las Hijas de la caridad, para determinar la forma de
8
Nonprofit Finance Fund, 2013 State of the Nonprofit Sector Survey Results, available at
http://nonprofitfinancefund.org/files/docs/2013/2013survey-results.pdf (last visited April 30,
2013).
18
abordar mejor las causas sistémicas de la pobreza infantil. Este proceso dio lugar al desarrollo de
GRACE.
GRACE ha sido posible gracias a la significativa financiación de los Fondos de las Hijas
de la Caridad; de hecho, la capacidad de la Fundación para anticipar la necesidad de financiar
una nueva vía de promoción, prueba la visión de futuro de las hermanas. Al crear GRACE para
sostener y ampliar sus servicios a los pobres, las hermanas pensaron en el estudiante francés
Federico Ozanam, cuando dijo: "No tengan miedo de nuevos comienzos. Sean creativos. Sean
inventivos. Organicen nuevas obras de amor al servicio de los pobres. Ustedes que tienen
energía, que tienen entusiasmo, que quieren hacer algo de valor para el futuro, sean creativos,
láncense, no esperen".
GRACE se centra en dos estrategias relacionadas entre sí para lograr el cambio. En primer lugar,
GRACE está revisando los objetivos y las fortalezas de los servicios y programas llevados hoy
por las Hijas de la Caridad de la Provincia de Occidente. Estos programas responden a las
necesidades vitales de las personas que viven en o cerca de la pobreza. A través de visitas de
campo y de reuniones con líderes, GRACE está determinando y aplicando estrategias para hacer
frente a las necesidades de financiación, de manera a asegurar que estos programas puedan
mantenerse y ampliarse en el futuro. Una estrategia innovadora es la creación de asociaciones de
impacto social, que se describe más adelante.
En segundo lugar, GRACE construye sobre lo que se ha aprendido en estos programas y
servicios: realizando nuevas investigaciones, colaborando con instituciones académicas y líderes
que realizan trabajo de campo, intercambiando ideas a través de conferencias sobre política y
estableciendo relaciones de colaboración con otras organizaciones, para lograr un consenso sobre
las necesidades y enfoques más importantes, en orden a reducir la pobreza infantil. GRACE ha
puesto en marcha una investigación y el estudio de los métodos más eficaces para reducir la
19
pobreza en América. Los resultados de la investigación serán examinados por los mejores
expertos en este campo, a través de una serie de Seminarios sobre distintas políticas, una de las
cuales se centrará en las necesidades de los niños de acogida. Cada Seminario será organizado
por un miembro del Congreso de los EE.UU.
El objetivo de las conferencias es que las partes interesadas lleguen a un consenso sobre
los planteamientos más eficaces. Líderes clave del gobierno, organizaciones católicas y/o de
otros credos, organizaciones de empresarios, académicos o científicos, proveedores de servicios
y aquéllos que han experimentando o están experimentado la pobreza, participarán en una serie
de Seminarios estratégicos que puedan ayudarles a identificar y alcanzar un consenso, sobre los
planteamientos más efectivos en orden a reducir la pobreza infantil. Un aspecto clave de estas
conferencias será la función que desempeñan Cáritas y otras organizaciones de tipo religioso, a
la hora de servir a los pobres. En 2010, el Consejo Asesor del Presidente Barack Obama para las
iniciativas religiosas y comunitarias informó, que una de cada ocho personas viviendo en la
pobreza en EE.UU, recibe los servicios y el apoyo de Cáritas y que ésta, ha visto un aumento del
10%, en la demanda de servicios en 20089. El informe señala además que "la presunción de que
las organizaciones no lucrativas pueden satisfacer las crecientes necesidades, sin un mayor apoyo
del gobierno, no es factible."10
Individuos y organizaciones participantes en las conferencias también serán informados
de las necesidades y preocupaciones de las personas que viven en la pobreza. Las hermanas han
previsto unas encuestas especiales, para las que tratarán de hablar con un amplio grupo de las
personas que viven en la pobreza, ya sea cara a cara o por entrevistas telefónicas. Estas encuestas
9
President’s Advisory Council on Faith-Based and Neighborhood Partnerships, “A New Era of Partnerships: Report
of Recommendations to the President”, (March 2010): 3.
10
Ibid. at 4. 20
están diseñadas para ofrecer una visión de primera mano de las experiencias y luchas de los
pobres; para llegar a conocer los mayores desafíos a los que se enfrentan los californianos con
bajos ingresos, a la hora de intentar crear una vida mejor para ellos y para sus hijos; y para darles
la posibilidad de evaluar qué políticas y planteamientos harían verdaderamente una diferencia en
sus vidas. El sondeo también se realizaría para determinar los temas y programas que los
votantes apoyan actualmente. Los resultados de estas encuestas serán presentados al congreso y
servirán de base de discusiones políticas. Además, aquéllos que viven en pobreza participarán
directamente en las actas del congreso y tendrán su peso en los planteamientos discutidos.
GRACE luchará entonces por la aplicación de estos planteamientos identificados en los
congresos, a través de la colaboración con las partes interesadas, el programa de implantación y
de promoción.
Al darse cuenta de que los actuales recortes del gobierno, motivados por el déficit, y las crecientes necesidades, requieren nuevas fuentes de financiación, tanto para las actuales como para las nuevas o ampliadas propuestas, GRACE está trabajando en la creación de una nueva e innovadora fuente, disponible en California, llamada “Asociación de Impacto Social” (SIP). Las SIPS son un nuevo mecanismo de financiación, diseñado a dirigir dólares adicionales del gobierno a las organizaciones no gubernamentales y sin fin de lucro, que cumplan con los objetivos marcados por el gobierno. En una SIP el gobierno establece un resultado social específico o un conjunto de resultados que quiere alcanzar, con respecto a una población concreta, durante un período de tiempo determinado, y se compromete a pagar a una organización externa una suma preestablecida, siempre que (y sólo entonces) la organización 21
haya sido capaz de lograr el resultado deseado11. La organización externa puede ser una organización con fines de lucro o sin fines de lucro. Con una SIP, el gobierno paga por los resultados efectivos, finalizado el contrato, en lugar de pagar por adelantado. En resumen, que el gobierno paga sólo por el éxito. El beneficio para una organización sin fines de lucro, incluyendo las Hijas de la Caridad, es que si se logra el resultado deseado, se le reembolsará el costo del programa, más una tasa de rendimiento financiero por la inversión hecha, que se puede reinvertir en el programa social. Este mecanismo permitiría a las Hijas de la Caridad reinvertir esencialmente la financiación en los programas actuales. Además, a menudo los métodos
más innovadores para hacer frente a un problema se desarrollan fuera del gobierno, y las SIP
utilizan esta experiencia, para abordar los problemas sociales difíciles.
Este tipo de mecanismo de financiación, se aprobó por primera vez en Peterborough,
Inglaterra, para reducir la reincidencia y ahora se está utilizando en la ciudad de Nueva York
para reducir la reincidencia de los jóvenes; en Massachusetts para reducir la reincidencia y la
falta de vivienda crónica; y en Ohio para hacer frente a los desafíos sociales de bienestar infantil
y de salud mental y de comportamiento de la juventud. Cada año el gobierno de EE.UU gasta
miles de millones de dólares en programas sociales, que no cumplen con los objetivos previstos.
Con la creciente demanda de servicios sociales y la limitada financiación del gobierno, este
nuevo mecanismo de financiación contiene la promesa de atraer inversiones privadas para
financiar programas sociales que beneficien a la sociedad en su conjunto, incluidos los
ministerios de las hermanas. En resumen, la financiación SIP podría ayudar a ampliar los
11
Kristina Costa, Sonal Shah, Sam Ungar and the Social Impact Bonds Working Group, “Frequently Asked
Questions: Social Impact Bonds” (Center for American Progress: 2012).
22
programas ya existentes a las poblaciones más grandes o introducir nuevos tratamientos
preventivos que carecían de fondos para ser puestos en práctica en el pasado.
GRACE está respaldando la legislación en California que autoriza al estado a desarrollar
dos acuerdos de SIP en cada uno de los tres ámbitos de actuación diferentes: 1) reducir la
reincidencia en la población encarcelada en California, 2) cumplir el triple objetivo de la reforma
de salud que está ahorrando costes, mejorando la experiencia del paciente y mejorando la salud y
3) asegurar la salud y el bienestar de los niños en hogares y de aquéllos que han crecido fuera de
ellos. La Cáritas de California apoya la legislación y está liderando un esfuerzo para adoptar un
acuerdo de las SIPs en el Condado de Santa Clara, en orden a financiar los servicios sociales.
GRACE también está trabajando para obtener el apoyo de las entidades gubernamentales locales,
las organizaciones y líderes de la seguridad pública, de la salud y de los menores, así como de las
organizaciones religiosas, sindicatos y otras organizaciones sin fines de lucro, centradas en la
reducción de la pobreza.
En conclusión, GRACE se basa en el carisma vicenciano de servicio a los pobres y en la
enseñanza y las prácticas de Vicente de Paúl y Luisa de Marillac.
Recopilar: la misión de GRACE enfatiza las "colaboraciones basadas en valores", como lo
demuestra todo el trabajo que las hermanas hicieron en el campo de la salud y la evolución de
GRACE. GRACE reunirá a diversos proveedores, a organizaciones, a funcionarios de gobierno y
a otros líderes, en una causa común, para hacer frente a la pobreza infantil en California. Las
soluciones elaboradas para California podrán luego ser adaptadas y repetidas en otras áreas.
Respeto: De acuerdo a la tradición vicenciana y como se muestra a través de los
Seminarios sobre distintas políticas, organizados por GRACE, y las encuestas públicas
anteriormente descritas, y las extensas entrevistas que ahora están llevando a cabo, GRACE se
basa en el respeto a las opiniones de los diversos grupos y personas con las que trabaja y los
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puntos de vista y opiniones de las personas que viven en la pobreza. GRACE también respeta a
los colaboradores de las hermanas, apoyando aquellos programas que mantienen la asistencia, la
rentabilidad y las buenas prácticas institucionales de los ministerios de las Hijas de la Caridad.
Abogacía: GRACE seguirá el modelo de S. Vicente, al continuar abogando por acciones
que rompan el ciclo de la pobreza. La declaración de objetivos de GRACE pide "la formulación,
implementación y expansión de medidas para reducir los obstáculos que impiden el desarrollo
humano y la estabilidad económica"12.
Cambio: Las hermanas han demostrado que el cambio se puede lograr, aún en contra de una
oposición considerable. Cómo en la tradición vicenciana, GRACE pone su confianza en la
providencia, actuando a la vez de todo corazón para ayudar a lograr los cambios necesarios,
"para hacer frente a las necesidades vitales de las personas que viven en la pobreza,
respondiendo con la tradición Vicenciana, a la llamada del Evangelio de Jesucristo"13.
Implicación: De la misma manera que el Congreso de las hermanas del 2006 sobre la
Pobreza, implicó a gente en su servicio a los que viven en la pobreza, GRACE se basa en la
participación de diversos grupos, organizaciones e individuos, en el desarrollo y aplicación de
medidas, para reducir las barreras a las que tienen que hacer frente los pobres.
GRACE es una inversión en la sostenibilidad y en la vitalidad de la misión de las hermanas.
Tendrá éxito porque, como S. Vicente, se basa en confiar en la providencia, actuando con toda el
alma. Es una prolongación de la misión de las hermanas, y también como S. Vicente, ellas nunca
se dan por vencidas, ni nunca ceden.
12
GRACE mission statement adopted March 2013.
13
Ibid. 
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