Los carteles en la obra de Henri Toulouse Lautrec. Este cronista social se mezcló y pintó con el pueblo, fue uno más pese a su origen aristocrático. Sus carteles resumen el espíritu 'fin-de-siècle'. Henri de Toulouse-Lautrec fue una persona desdichada y, desde que llegó a Montmartre en 1880, se refugió en los bulliciosos cabarets y en los circos ambulantes del París vanguardista. En este ambiente, el artista supo capturar como nadie esa magia y esos vivos colores que aún hoy vienen a la mente cuando se pronuncian estas dos palabras: Moulin Rouge. En Montmartre pudo pasar desapercibido y dar rienda suelta a su bohemia. Toulouse-Lautrec innovó en la manera de presentar los personajes, en utilizar las referencias japonesas y en la perspectiva, que la cambió completamente. Supo crear dos puntos de mira, desde arriba y desde abajo. Sus carteles enseguida llamaron la atención. No eran convencionales. Toulouse-Lautrec saltó por encima de las fórmulas del art nouveau y se dirigió hacia otras fuentes de inspiración. Las encontró en las estampas japonesas de ahí la simplificación de las líneas- y en las obras de Edgar Degas y de Paul Gauguin -de ahí los enfoques fotográficos de las composiciones y los colores vivos-. Observaba mucho la gestualidad de los cantantes y comediantes y le gustaba ridiculizar la hipocrecía de los poderosos, que rechazaban en voz alta los mismos vicios y ambientes que degustaban en privado. Ganó popularidad con sus ilustraciones para revistas y carteles y esto le permitió ser muy reconocido y vender muchas obras. La originalidad de sus encuadres, las líneas compositivas en diagonal y el corte repentino de las figuras por los bordes caracterizaron su obra. Su memoria fotográfica y la velocidad con la que pintaba le permitían registrar todo lo que veía en sus largas noches en los cabarets. Los dueños de los locales le pedían que dibujara carteles para promocionar sus espectáculos. El sentía que lo que valía la pena eran las personas y el pueblo y era capaz de captar la espontaneidad del movimiento en las escenas y en Página 1 los personajes. Podemos decir que es el creador del cartel moderno: en sus carteles hay relación entre texto y letra, quiere convencer y usa una imagen llamativa y eficaz. Se preocupa por el estímulo sicológico, las escenas del mundo nocturno y los retratos con tintes caricaturescos de los personajes de la noche serán sus temas favoritos. Le interesa el arte y sus carteles como comunicación de una actualidad reinante y de una ciudad que quiere anunciarse. A finales del siglo XIX, cuando Henri de Toulouse-Lautrec crea las obras el cartel se había convertido en un medio fundamental para la difusión de los numerosos productos que ofrecía la industria del consumo. Se inició así un proceso de transformación del cartelismo en un auténtico fenómeno artístico. Los carteles debían vender una idea, un producto, y los artistas que los crearon inventaron un nuevo lenguaje, directo y eficaz: el lenguaje de la publicidad. De este modo, a través del cartel artístico, es como da sus primeros pasos la publicidad moderna. Análisis de un cartel: 1892. 139 x 95 Página 2 Este cartel lo realizó Toulouse con motivo de la actuación de Bruant en el Ambassadeurs, el mejor café- concert al aire libre de París. Toda la ciudad fue empapelada con los carteles, lo que contribuyó al éxito de Lautrec. Cada cartel encierra una historia en sí misma: en éste la dureza del cantautor (Bruant era un hombre duro, de actitud violenta, siempre envuelto en un traje de terciopelo negro, con sombrero de fieltro y bufanda roja) ha sido muy bien interpretada por Henri en esta imagen donde se pone de manifiesto su relación con los grabados japoneses. Página 3