El collage histórico de los cuerpos 1 Si bien parece obvio que todo texto vaya acompañado por imágenes, se da por hecho que las fotografías funcionan sin explicaciones, que, incluso, dicen más que mil palabras. Esto es lo que ha desviado la atencion de las condiciones de preparacion, realizacion y exposicion de las imágenes, de la relacion entre fotografx, fotografiadx y espectadorx. Si bien considero necesario con-textualizar toda fotografía, no siempre tiene que hacerse con texto. También pueden ser otras imágenes las que ponen el contexto. El collage es la técnica por excelencia para dar cuenta del carácter construido de toda representacion visual, ya que, quien dudara de su propiedad construida, quedaría bien ridículo. Cortar imágenes supone desatarlas de su contexto originario, acabando con su significado supuestamente fijo y neutro en el tiempo y en el espacio. Pegarlas significa reenmarcarlas, saltando su limitacion temporal y espacial, para producir otro sentido. Es en el ámbito artístico donde se reconoce esta calidad del collage, donde se permite, donde se celebra, porque el arte es considerado el ámbito de la subjetividad. En su polo opuesto se encuentra la ciencia que produce ´saber objetivo`, entre otras cosas, sobre los cuerpos humanos. El primer paso de romper con tal division estricta entre los discursos e imágenes científicos y artísticos, consiste en enfrentar las políticas corporales impuestas con otros enfoques a las historias de su creacion. 2 Las historias visuales a revelar en este breve artículo, demuestran que es necesario acabar con el dualismo entre arte y ciencia, para poder comprender las representaciones de los cuerpos en su totalidad. Es en este sentido que el collage me sirve como categoría de análisis, para hablar del carácter construido de todas las imágenes y de los cuerpos representados en ellas. Apoyo la idea de José Francisco Yvars que el collage es un “testigo fiel, hoy y ayer, de las contradicciones de la cultura visual activa”.3 Sin embargo, él limita la cultura visual al arte y a la publicidad, excluyendo una vez más a la ciencia de esta cultura. Reconsiderando cuyas ´verdades` desde el collage, nosotrxs mismxs nos convertimos en testigxs del montaje historico de los cuerpos, sus representaciones y las identidades corporizadas. En su serie How to read character (1990-1991), la fotografa y teorica Carla Williams aplica el collage para convertir el ́corta y pega` de extremidades reales y visuales en el centro de interés. El título de la serie fue también el título de un manual de frenología, publicado por Lorenzo Niles Fowler en 1863. Williams explica que el trabajo “trata los precedentes historicos de un tipo particular de la representacion visual. Por medio de la yuxtaposicion de imágenes y textos del siglo XIX con autorretratos contemporáneos, espero proponer a los espectadores que tales precedentes, mientras parecen absurdos y anticuados, todavía contienen una gran resonancia y mucho poder con respecto a las maneras en las que leemos y contestamos a imágenes contemporáneas de mujeres Afro Americanas”.4 Registrando como se ha (re)presentado a tipos raciales, Carla Williams se proyecta al pasado, traspasando, a la vez, el pasado al presente. Los fragmentos historicos y los autorretratos interactúan dentro de la mirada de lxs espectadorxs. Imagen 1: Carla Williams - How to read character El cuerpo como collage tiene el efecto desenmascarador de la naturaleza construida de estas miradas, resaltando el hecho que tales imágenes fueron, en primer lugar, fabricadas cuidadosamente según la obsesion visual de catalogar a ´la mujer negra`. A través de su propio cuerpo, Williams incorpora la ciencia en el arte y el arte en la ciencia. Las imágenes no están condenadas a una interpretacion prefijada por su contexto originario, su recontextualizacion nos acerca al collage historico de cuerpos biopolíticos. Es aquí el cuerpo imaginado de ́la otra`, creado por los científicos de siglos pasados como polo opuesto a ́la mujer blanca y burguesa`, el que tiene efecto sobre el cuerpo material y experimentado por la artista. Contraponiendo testimonios de la invencion de numerosos métodos de medicion a sus autorretratos artísticamente fragmentados, Carla Williams revela que no se trataba de leer, sino de construir carácter. Para esta construccion, algunos científicos se sirvieron literalmente de la técnica del collage, a pesar de su carácter subjetivo y artístico. En 1878, Francis Galton presento la técnica fotográfica del Retrato Compuesto. Para sus fotomontajes, Galton se sirvio de los archivos racistas y sexistas de la antropología, la etnografía, la medicina y la justicia. En el contexto de la prevencion de crímenes, sus montajes, ganaron el estatus de pruebas de una esencia biologica. La relectura crítica de sus apuntes, desmantela lo contrario: “Lo primero que hago es recopilar fotografías de las personas que me interesan. [...] Nosotros proyectamos la imagen de cada uno de los ocho retratos sobre la misma placa sensibilizada durante diez segundos. [...] El primer conjunto de retratos corresponde a una serie de criminales condenados por asesinato, homicidio sin premeditacion o robo con violencia. [...] Han desaparecido las espantosas irregularidades específicas y prevalece la común humanidad subyacente. Representan, no al criminal, sino al hombre propenso a cometer un crimen”.5 Vale aquí recordar que unos 10 años antes, Francis Galton había planteado la eugenesia. Su aportacion visual a los estudios comparativos todavía es presentada con el nombre de Retrato Compuesto, cuando debería ser analizada como fotomontaje, o collage. ¿Y, a caso, alguien desplazo a Galton al ámbito del arte? Imagen 2: Retrato tipo de mujeres de Vich, España La manipulacion, el retoque y el montaje de imágenes son tan antiguas como la fotografía, mejor dicho, la anteceden. Y, a veces, el collage no es el resultado, sino el proceso de una creacion. Así fue el caso del esqueleto que el anatomista y antropologo alemán Samuel Thomas Soemmering aporto al panoptico de la diferencia a finales del siglo XVIIl. Con metodologías muy creativas, él y sus colegas midieron los huesos de diferentes sexos, edades, clases y razas. Pero, aunque contaba con numerosas osamentas de mujeres en su coleccion, no le parecieron lo suficientemente tiernos para representar la feminidad inherente de su saber social. “El cuerpo femenino en el Oeste no es un signo unitario. [...]: en un lado es blanco; en el otro noblanco o, prototípicamente, negro. Los dos cuerpos no se pueden separar , ni puede se puede aislar un cuerpo del otro en la construccion metaforica occidental de ´mujer`”. 6 Soemmering la encontro, finalmente, en el esqueleto de una chica joven de la ciudad de Mainz que, en vida, fue considerada especialmente bella, inteligente y fértil. Solamente la cabeza no le convencio, por lo que tomo prestado el cráneo reconocido como bello de la coleccion de su colega Johann Friedrich Blumenbach. Imagen 3: La bella de Mainz Si siempre se habla del género como construccion y si el collage es la expresion visual que se sirve de ésta para deconstruir y reconstruirla, resulta casi inevitable aplicar lo uno a lo otro. La bella de Mainz, entonces, se convierte en un collage huesoso que fue grabado al cobre y presentado en la postura de una de las versiones más famosas de la diosa antigua del amor: Venus. “La columna levemente torcida, la pelvis avanzada y la gracia de [las piernas] encantaron al mundo especialista”. Pero, Wulf D. Hund describe de modo ilustrativo su fracaso final: en los manuales de anatomía se establecio otro modelo de dos anatomistas franceses. “No fue, ni con mucho, tan bella como ella. Pero tenía una pelvis bastante más femenina”. 7 Las atribuciones biologicas de las ciencias modernas no descansaron en las superficialidades, inscribieron a los cuerpos capacidades físicas y mentales para jerarquizarlos según ideas culturales, por medio de una gran variedad de collages. 1 Este artículo sale en la publicación impresa La foto en su {con}texto. Número 0, Barcelona 2013. Se trata de una versión acortada de la ponencia El género como collage: Cortando y pegando cuerpos, presentada en el Congreso Internacional El cuerpo y sus expresiones, Universidad de Granada, del 5 al 9 de noviembre de 2012. 2 En las decadas de los ochenta y noventa del siglo XX, teóricas feministas como Teresa de Lauretis y Donna J. Haraway arrancaron teorías críticas sobre la construcción de genero, sexualidad y raza, aplicando la noción foucaultiana de biopoder, para redefinir la representación cinematografica, artística y científica en terminos de tecnologias del género.Teresa de Lauretis: Technologies of Gender; Donna J. Haraway: Simians, Cyborgs, and Women. The Reinvention of Nature. Vease tambien Beatriz Preciado: Biopolítica del genero. 3 4 5 6 7 Jose Francisco Yvars: El siglo del collage. Una apreciación radical. Barcelona: Elba 2012, p. 18. Para los collages victorianos y las muchas maneras de entender el collage, vease El genero como collage. Fanzine número 0. Granada 2012, p. 1 - 3, en http://elgenerocomocollage.wordpress.com/2012/05/18/fanzine-numero-0/ (última visita: 27 de diciembre de 2012). Carla Williams: How to read character. En http://carlagirl.net/photographs/ (última visita: 27 de diciembre de 2012). Se trata de seis grandes fotocollages en blanco y negro, separados de sus referentes históricos por pomposos marcos adorados de oro, para resaltar el acto emancipatorio que supone el uso argumentativo del propio cuerpo, para revelar y salir de la imaginación violenta. Las autorrepresentaciones, a su vez, consisten en numerosas fotografías pequeñas (en una variedad de tonos) de detalles fragmentados de su cuerpo, recompuesto y re-fotografiado. Las imagenes se encuentran en la misma pagina web de Carla Williams. Francis Galton: Retratos compuestos (1878). En: Juan Naranjo (ed.), Fotografía, Antropología y Colonialismo (1845 2006). Barcelona: Gustavo Gili 2006, pp. 64-79. Las imagenes se encuentran en http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2010/12/16/retratos-de-lo-invisible-el-origen-fisonomico-de-nuestros-rostros/ (última visita: 27 de diciembre de 2012). Lorraine O'Gray, citada en: Deborah Willis, Carla Williams: The Black Female Body. A Photographic History. Philadelphia: Temple University Press 2002 (signo del cuerpo femenino en el Oeste). En relación a La bella de Mainz: Wulf D. Hund: Die schöne Mainzerin en http://www.wulfdhund.de/lehre/?Geschichten:Varia%26nbsp%3B%26nbsp%3B (“panóptico de la diferencia”, última visita: 27 de diciembre de 2012); Pensemos tambien en los dibujos anatómicos del temprano siglo XIX. En 1820, por ejemplo, John Barclay (profesor de anatomía en Edinburgh) publicó dos volúmenes, en los que presentó esqueletos masculinos y femeninos en un collage con fondo animal. Rescatados del aparato metafórico y simbólico preexistente a los estudios anatómicos comparativos, la yuxtaposición huama-bestial no fue nada arbitraria, es sabido que el avestruz pone los huevos mas grandes de su especie... Vease John Barclay: A Series of Engravings Representing the Bones of the Human Skeleton, según Roberta McGrath: Seeing her sex. Medical Archives and the Female Body. Manchester: Manchester University Press 2002.