Los indígenas que viven dentro de la Reserv a San Rafael y en los

Anuncio
ECONOMÍA Y NEGOCIOS
20
Jueves 15 de octubre de 2015
DEFORESTACIÓN DE LA REGIÓN ORIENTAL
Indígenas alquilan
sus tierras de la
rre
eserv
rva
v para soja
Los indígenas que
viven dentro de la
rva San Rafael
Reserv
y en los alrededorva
res de la Reserv
Mbaracayú desmontan los bosques
de sus tierras para
alquilarlas a productores de soja.
La paga, que ronda
los G. 1.500.000
por hectárea/año,
es el único ingreso
que tienen. Dicen
que esperan, desde
hace cinco años, la
visita del Indi a la
zona.
n
Aldo Benítez
[email protected]
Foto: Roberto Zarza
Lejos de los grupos indigenistas de saco y
corbata que desfilan en Asunción, en la
Reserva San Rafael, ubicada entre los departamentos de Itapúa y Caazapá, a unos 450
kilómetros de la capital, viven 15 comunidades indígenas. Las mismas, a la vez,
poseen alrededor de 15.000 hectáreas que les
fueron entregadas como parte del programa de
la formación de la reserva en 1992.
Bajo carpas y en condiciones mínimas de
salubridad e higiene, los indígenas viven en el
lugar y van desmontando cada vez más los
bosques para alquilar sus tierras para el cultivo
de soja o maíz, actividad prohibida por la
normativa que les permite estar en la reserva.
Sin embargo, cumplir las leyes ambientales es
lo que menos se hace en estas 73.000 hectáreas
de fauna, ffllora, pobreza e impunidad.
Lucio Martínez es el cacique de una de las
comunidades, de la parcialidad Mbya Guarani, que vive en la zona, y recibió al equipo de
ABC Color cuando estaba haciendo su recorrido de la tarde, buscando algo que rescatar
para llevar a su casa. Machete en mano y con
los pies descalzos, Lucio Martínez dijo que
estaba consciente de que el alquiler de sus
tierras no obedece ni a las tradiciones ancestrales que tienen ni a sus costumbres y que
va en contra de la ley, pero añadió que el
hambre no sabe de obligaciones legales o
morales. “No tenemos otra que alquilar nuestras tierras”, dijo Martínez.
Lucio Martínez, líder de una de las comunidades asentadas dentro de la
Reserva San Rafael. En el fondo, una de las viviendas indígenas.
En la comunidad de Martínez conviven 11
familias, que ya llevan deforestadas, en apenas
dos años, cerca de 80 hectáreas.
Martínez confirmó que alquilan sus parcelas a empresarios sojeros paraguayos, que
pagan entre G. 1.500.000 y G. 2.000.000 (320
a 360 dólares) la hectárea por un año. Los
niños no van a la escuela y la comunidad
carece de agua potable y de energía eléctrica.
“Comemos lo que podemos y cuando podemos”, explica Martínez, en medio de cuatro
hectáreas recién deforestadas que alquilarán a
empresarios de la soja. Dijo que no recordaba
el nombre de las personas que les pagan por el
alquiler de sus tierras.
Sin embargo, el líder indígena recordó
rápidamente que la última visita del Instituto
Paraguayo del Indígena (Indi) a la zona fue
hace unos cinco años. Aseguró además que
anteriormente les traían víveres, principalmente de parte de la Secretaría de Emergencia,
pero que esa ayuda en los últimos tiempos dejó
de llegar.
El Proyecto de la Reserva -que apunta a ser
un parque nacional- reconoce y respeta la
cultura indígena. En tal sentido les concede
como habitantes ancestrales de esas tierras el
derecho a vivir en la reserva, preservando sus
costumbres.
Pero, para los indígenas, cada día es más
difícil vivir de la caza y de la pesca, mientras
que alquilar esas tierras para el cultivo de soja
se vuelve más apetecible por el pago. Incluso
se menciona que las están usando para plantar
marihuana, pero con las comunidades que
están dentro de San Rafael eso no ocurre.
En la Reserva Mbaracayú, departamento de
Canindeyú -que también forma parte del
Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAP)-,
esta misma situación se presenta, pero con las
comunidades indígenas que viven en la zona
de amortiguamiento de la misma. Es decir, en
los alrededores. Las tierras de las comunidades indígenas que están en los alrededores
de Mbaracayú, que antes eran bosques, hoy se
convirtieron en enormes sojales.
15.000
hectáreas, de las 73.000 que integran la
reserva para el Parque Nacional San Rafael, corresponden al Indi para asentamientos indígenas. Una parte importante de este territorio ya está deforestada.
Una parte de las tierras que
corresponden a las comunidades
indígenas. La deforestación es para
cultivar soja.
23.000
hectáreas de bosque es el promedio
que se deforesta por año en la Región
Oriental del país, a pesar de que existe
una ley de “Deforestación Cero” para proteger estos recursos naturales.
“El problema es la falta de control”
“Todo el problema que
tiene la Reserva San Rafael, la deforestación por
tala de bosques, plantación
de soja o marihuana, se da
por la falta de control”,
afirmó Celia Garayo, gerente de operativos de la
Asociación Pro Cordillera
San Rafael (Procosara), or-
ganización que hace 18
años trabaja en la preservación de esta zona. Garayo puntualizó que la situación es crítica porque
los organismos encargados
no tienen buena logística.
“Los recursos que manejan
los guardaparques de la
Seam muchas veces no son
suficientes, sobre todo, en
combustibles. Además, el
problema también es que
las instituciones de aplicación están muy distantes”, agregó Garayo.
Mencionó que la Unidad
fiscal especializada en medio ambiente y el Instituto
Forestal Nacional (Infona)
están a 120 kilómetros de la Paraná) y comprobó la total
Reserva, en Encarnación. desprotección de esta riqueza natural. Estos lugaDespro
rotección
res están dentro del área
Un equipo de ABC Co- que corresponde al Bosque
lor recorrió las reservas na- Atlántico del Alto Paraná
cionales San Rafael (Itapúa (BAAP), que abarca zonas
y Caazapá) y Mbaracayú de Amambay, Guairá, Pa(Canindeyú) y el Parque raguarí, San Pedro y ConNacional Ñacunday (Alto cepción.
Celia Garayo, de Procosara.
Descargar