capacidad de culpabilidad y su exclusión

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LA CAPACIDAD DE CULPABILIDAD Y SU
EXCLUSIÓN (INIMPUTABILIDAD)
Con especial referencia al régimen del C. Penal uruguayo
Prof. Dr. Milton Cairoli Martínez.
Catedrático de Derecho Penal en
la Facultad de Derecho de Montevideo.
Universidad de la Republica del Uruguay.
1. Generalidades
Es sabido que la ejecución de una conducta típica y antijurídica no basta
para que justifique la responsabilidad penal. Para ello será necesario examinar
las condiciones personales que han incidido en el autor de esa conducta, para
determinar si puede responsabilizársele de ella.
Estas condiciones de carácter subjetivo deben ser analizadas en forma
separada de aquellas que determinan la existencia de un delito.
Ello es así en la medida en que para ser culpable el autor de la infracción
penal, debe tener las facultades psíquicas y físicas requeridas para poder ser
motivado en sus actos por la norma. La existencia de la acción está unida al
poder de motivación, que se puede definir como la propia expresión de su
sentido, mientras en el concepto de acción el problema de la motivación es
un asunto propio del autor, en la culpabilidad lo que importa es determinar
cuales fueron los factores relevantes para la motivación que pertenecen al autor
y cuáles son los factores que el autor puede invocar como no disponibles para
él1. Esa es precisamente la capacidad de culpabilidad, como se le denomina
actualmente, o la imputabilidad, como se le ha llamado tradicionalmente.
Quien no tiene esa capacidad, por ejemplo: por sufrir graves alteraciones
psíquicas, que lo lleven a no apreciar conscientemente el acto que cumple
JAKOBS, Günther. Derecho Penal. Parte General. Madrid 1997, pag. 581 y 582.CAIROLI, Curso
de Derecho Penal Uruguayo. Montevideo, 2a.edición actualizada, 1990. Tomo I, pag. 224; BAYARDO
BENGOA, Fernando. Derecho penal uruguayo. 3a. Edición. Montevideo 1978, Tomo II, pag. 57.
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MILTON CAIROLI MARTINEZ
y a dirigirse según esa determinación, o por no tener madurez suficiente
ya que es menor de edad, no puede ser culpable y por tanto no puede ser
penalmente responsable de sus actos, por más que estos actos sean típicos y
antijurídicos.
La capacidad de culpabilidad o imputabilidad, se ha entendido bien
como presupuesto previo de la culpabilidad, bien como un elemento más de
ella en particular. O en su caso, como lo sostienen la casi totalidad de los que
aceptan una posición normativa de la culpabilidad, por la razón de que “lo
que es presupuesto también es característica”. Aunque, justo es decirlo, la
cuestión actualmente no tiene importancia, su interés es casi exclusivamente
académico2.
La razón por la que me he pronunciado por la posición de que la
imputabilidad no debe ser considerada como presupuesto previo de la culpabilidad, sino como un elemento constitutivo de esta, es que si se considera
como presupuesto, la imputabilidad se erige como algo independiente de la
culpabilidad. En efecto, obsérvese que la no imputabilidad impide que exista
culpabilidad, por lo que excluye al delito por carecer de uno de sus elementos
fundamentales y a pesar de ello, la inimputabilidad en esa tesitura, no es
considerada como causa de inculpabilidad3.
Por ello considero que debe ubicarse a la imputabilidad a igual nivel
que la posibilidad de conocer la antijuricidad del acto, y a la exigibilidad de
otra conducta es decir, como un elemento más de la culpabilidad.
Tradicionalmente, se ha definido a la imputabilidad como el conjunto
de condiciones para la imputación subjetiva de un hecho concreto, olvidando
el aspecto jurídico de la cuestión, centrando el tema solo en la órbita médica o
psiquiátrica. Por eso me parece más adecuado sustituir ese concepto con el de
“capacidad de motivación”, o en definitiva “capacidad de culpabilidad”.
La tesis tradicional reducía todo el problema a lo intelectivo y volitivo,
olvidando otros factores que inciden en las facultades humanas de la inteligencia y la voluntad. Existen factores psíquicos y socio culturales que
son muy importantes para considerar la capacidad de culpabilidad. Hay un
proceso de interacción social que hace que el sujeto desarrolle una serie de
facultades que le permiten conocer las normas que rigen la convivencia y
dirigir sus actos de acuerdo con ellas. No es una simple motivación general,
sino la individual, la capacidad para que el sujeto pueda motivarse por los
mandatos emanados de las normas, lo que en definitiva es la razón de ser de
CURY URZUA, Enrique. Derecho Penal. Chile, 1992, Tomo II, pag. 26. Como presupuesto lo trata QUINTERO OLIVARES, Gonzalo. Curso de D.P.P.G. (Nuevo C.P. 1995), con colaboración de MORALES PRAT
y PRAT CANUT, 1996,pag.420.
3
Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raùl. Tratado de Derecho Penal. Buenos Aires 1992,Tomo IV, pag. 117.
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ese elemento de la culpabilidad que es la imputabilidad. En tanto esa capacidad no haya podido desarrollarse por falta de madurez o por defectos de la
psiquis, no se podrá hablar de culpabilidad4.
La imputabilidad no es sinónimo de salud mental, así como inimputabilidad tampoco significa enfermedad psíquica o física. El concepto debe
ser independizado de la enfermedad o de la salud, pues se trata de una noción
netamente jurídica, aunque sea preciso a veces, examinar algunos aspectos a
través de nociones de carácter médico.
La imputabilidad es entonces, una capacidad personal que debe ser evaluada en cada caso concreto en relación con el hecho cometido5.
Esa capacidad personal de motivación, no es otra que la actitud para
comprender la antijuricidad del acto (la desaprobación por parte de la ley
penal) y la de dirigirse libremente según esa comprensión.
Una cosa es la capacidad de entender y querer concebida genéricamente
y otra muy distinta es la de haber comprendido la desaprobación por parte de
la ley penal y haber querido igual el hecho concreto realizado.
En consecuencia, no basta con ser imputable a priori, sino que se debe
ser imputable en el momento del hecho y respecto del acto concreto.
Un individuo puede ser imputable para ciertos delitos e inimputable
para otros. Veamos, a un oligofrénico le debe ser más fácil sin duda, darse
cuenta del significado delictivo o prohibido del homicidio, que del de un contrabando o de un ilícito contra la fe pública documentaria. Es más, incluso
una persona normal se da cuenta que no puede cometer ciertos hechos, pero
no de otros, como sucedió en mi país con el delito de Negocio Ilegal de
Divisas, por el cual si dos personas vendían y adquirían divisa extranjera
“fuera de los lugares debidamente autorizados por el Banco Central”, cometían este delito y se les privaba de libertad. Adviértase la ambigüedad del
precepto, que se trata sin duda de una ley penal en blanco, cuyo tipo podía
integrarse por resolución del Banco Central, lo que ponía en tela de juicio, su
constitucionalidad6.
La posición que considera a la imputabilidad como un elemento de la
culpabilidad, a tener en cuenta en el momento en que se cumple la acción,
explica como es posible ser imputable para unos delitos e inimputable para
otros y a la inversa, puesto que existe una innegable relación entre algunas
afecciones mentales y determinadas conductas.
CAIROLI, ob.cit., pag. 279; BAYARDO, ob. cit. pag. 17.
CAIROLI, ob.cit. pag. 278. Del mismo: “Nuevo enfoque de la imputabilidad” en Revista Judicatura.
Montevideo 1986, Nro. 16, pag. 17 y ss.
6
El articulo 2 de la ley 14.095, llamada de Ilícitos Económicos, de fecha 17 de noviembre de 1972, decía:
"El que omitiere negociar o verter las divisas de acuerdo con lo establecido por las normas legales y
resoluciones del Banco Central del Uruguay u otra autoridad competente, será castigado con........”
4
5
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En efecto, un sujeto potencialmente imputable puede ser parcialmente
inimputable frente a un caso concreto. Del mismo modo, un sujeto potencialmente inimputable puede tener capacidad de culpabilidad frente a un hecho
determinado.
Lo importante es saber cuando a ese sujeto le será preciso realizar un
esfuerzo tan considerable para comprender la antijuricidad de sus actos, que
ello no sea posible exigírsele desde el punto de vista de la norma jurídico
penal. Esto no significa que la perturbación que sufre el sujeto le ocasione
una imposibilidad total de esa comprensión, sino solamente que le ocasione
un esfuerzo desacostumbrado para comprender la ilicitud de su acto. Y que
ese esfuerzo sea tan considerable que no se le pueda exigir penalmente como
motivación de su conducta7.
Debe existir en el sujeto una capacidad de evaluación del acto que realiza para que sea considerado imputable. Un individuo a quien se le constató
un defecto psíquico al momento del hecho, no es un inimputable, porque
quizás pudo valorar (comprendiendo y determinándose normalmente) el acto
que realizaba y por ello es capaz de ser culpable.
Por el contrario, un sujeto normal puede ser inimputable por estar condicionado por factores sociales que no le permitan entender ni determinarse
libremente, como sucede por ejemplo con ciertos grupos indígenas, analfabetos, extranjeros, etc.8.
2. Fórmulas legales de imputabilidad.
Las prescripciones por las que se ha establecido esta capacidad de culpabilidad son muy variadas. En realidad puede afirmarse que como la imputabilidad es la regla, en general, lo que expresan los códigos son las causas de
excepción, esto es las situaciones en las que la capacidad de culpabilidad está
ausente, es decir; los casos o causas de inimputabilidad.
Es posible reducirlas a tres clases: las psicológicas puras, las psiquiátricas y las mixtas.
a) Las psicológicas, son aquellas que describen la situación que determina que el sujeto sea inimputable, porque no tuvo conciencia de sus actos y
libertad de elección, o porque no fue capaz de entender la antijuricidad del
mismo y determinarse según ella.
Se trata de fórmulas elásticas, que en ocasiones permiten solucionar
correctamente algunas situaciones límite, pero son muy criticables por su
ZAFFARONI, ob.cit. pag. 132. También MIR PUIG, Santiago, Derecho penal. Parte General. 4a. Edición,
Barcelona 1996, pag. 571, está de acuerdo en que los inimputables pueden conocer y querer el hecho.
8
Ibidem, pag. 111; en igual sentido FONTAN BALESTRA, Carlos. Esquema de una imputabilidad jurídica. Terceras jornadas de Derecho Penal. Buenos Aires, 1975.
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incertidumbre e imprecisión, por lo que en la actualidad es muy difícil encontrar un sistema penal positivo que las consagre9.
Entiendo que esta fórmula estaba plasmada en el viejo código penal
toscano, en su articulo 34, Nro. 1, que decía: “Las violaciones de la ley penal
no son imputables cuando quien las cometió no tuvo conciencia de sus actos
y libertad de elección”.
b) Las fórmulas psiquiátricas puras, son las que taxativamente señalan
ciertos estados patológicos como excluyentes de imputabilidad.
Estas recetas ofrecen algunas ventajas prácticas, porque precisan exactamente y taxativamente los casos en que la inimputabilidad debe ser declarada, pero limitan en forma exagerada las facultades de apreciación por parte
de los jueces10.
Es el caso del código penal francés de 1810, que en su articulo 64 decía:
“No hay crimen ni delito cuando el prevenido estaba en estado de demencia
al tiempo de la acción, o cuando ha sido constreñido por una fuerza a la que
no puede resistir”.
c) Las fórmulas mixtas, mezclan los criterios anteriores con la valoración judicial.
En lo que tiene que ver con el articulo 30 del código penal uruguayo,
se concluye que establece una formula mixta, ya que enumera algunos estados, de los que hace depender la incapacidad de culpabilidad por no comprensión del acto y por no determinación normal del mismo, dejando al juez
la posibilidad de hacer esa apreciación para saber si efectivamente se ha configurado esa incapacidad de comprensión y de autodeterminación.
Dice la citada disposición: “No es imputable aquél que en el momento
que ejecuta el acto por enfermedad física o psíquica, constitucional o adquirida, o por intoxicación, se halle en tal estado de perturbación moral, que no
fuere capaz o sólo lo fuere parcialmente, de apreciar el carácter ilícito del
mismo, o de determinarse según su verdadera apreciación. Esta disposición
es aplicable al que se hallare en el estado de espíritu en ella previsto, por
inujo del sueño natural o del hipnótico”
Lo mixto del sistema reside en la circunstancia de que la apreciación
de las enfermedades o estados de perturbación, es decir de las causas que
pueden llevar a la no comprensión del acto, está en manos de los peritos,
auxiliares del juez que deben limitarse a realizar una descripción de los
hechos que serán evaluados por el juez para resolver si son o no relevantes
jurídicamente11.
V, CURY, ob.cit. pag. 35.
Ibidem.
11
ECHEVERRÍA, Daniel. “Imputabilidad y pericia psiquiátrica” en Revista del Instituto Uruguayo de
Derecho Penal”. Año I, Nro. 2, pag. 173.
9
10
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Esta capacidad, sin duda, será apreciada por el juez de la causa, la
declaración de imputabilidad depende de la decisión del magistrado, negarle
a éste la facultad de examinar la pericia y apartarse incluso de sus conclusiones, significa negar la misma esencia de la función de juzgar.
La imputabilidad o capacidad de culpabilidad es un concepto netamente jurídico, por lo que su valoración debe depender únicamente del
magistrado que tiene a su decisión esa causa, después de haber sido ilustrado
por el perito correspondiente.
3. Un panorama del derecho comparado.
A efectos de completar las citas de las fórmulas de algunos códigos
extranjeros, procederé a formular una breve reseña acerca de cómo se ha
legislado el tema de la imputabilidad o capacidad de culpabilidad en los
códigos de otros países.
En el derecho comparado, la normativa especial es sumamente variada.
El código penal alemán, en su parágrafo Nro. 20, se refiere a la inculpabilidad en razón de trastornos mentales, expresando que obra sin culpa el que,
al tiempo de la comisión del hecho y a causa de perturbación morbosa de la
actividad del espíritu, o de trastorno mental intenso, o debilidad mental u otros
graves disturbios anímicos, fuere incapaz de apreciar y comprender la ilicitud
del hecho o de obrar conforme a esa apreciación y conocimiento.
Puede considerarse similar la formula del código penal cubano, que
en su art. 20.1 se refiere al estado de enajenación mental, trastorno mental
transitorio o desarrollo mental retardado, si por esas causas no posee la
facultad de comprender el alcance de su acción o de dirigir su conducta.
La alemana es una formula mixta que basa la capacidad de culpabilidad
en razones de carácter eminentemente psíquico, que obran sobre el sujeto imposibilitándolo para comprender la ilicitud del acto y de obrar en consecuencia.
Creo que pueden resumirse en esa receta, todos los factores que dan
origen a esas alteraciones de la mente, se trate de verdaderas afecciones psíquicas provocadas por enfermedad, o de influencias de carácter externo como
la ebriedad, el estado de estupor que sobreviene a causa de la droga, el sueño,
la letargia y algunas otras.
Evidentemente, tal como está redactada la norma, pueden incluirse en
ella todas las causas que dan lugar a esos trastornos mentales que impiden
al sujeto comprender la antijuricidad del acto y determinarse conforme a esa
comprensión.
Hay códigos penales latinoamericanos, como los de Perú, Panamá, Costa
Rica, Colombia, que recogen casi invariablemente la formula mixta que había
sido consagrada en el antiguo código penal tipo para Latinoamérica.
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La capacidad de culpabilidad y su exclusión (inimputabilidad)
Algunos de ellos tienen enumeraciones más o menos detalladas, otros,
como el de Panamá, engloba las referencias a las distintas causas de inimputabilidad en la expresión breve: “por causa de trastorno mental”12.
Los hay, como el de Venezuela, que en su artículo 62, excluye la responsabilidad por ausencia de comprensión, en caso de inconsciencia por sueño
o enfermedad mental.
En el caso de Portugal, su código solo establece como causa de inimputabilidad, además de la etaria, la de anomalía psíquica, que impide valorar la
ilicitud del hecho o determinarse conforme a esa valoración.
Coincido con parte de la doctrina respecto a que se trata de una categoría sin precisión suficiente y que sería conveniente elaborar una disposición
un poco más concreta y detallada13.
Y finalmente encontramos códigos como el argentino, el español o el
boliviano, que no traen una definición de imputabilidad o de inimputabilidad,
limitándose a enumerar cada una de las causas de inimputabilidad14.
Considero que el codigo penal de mi país es uno de los más detallados
y precisos en la enumeración de las condiciones de las que puede inferirse
una correcta definición de la imputabilidad como capacidad de culpabilidad.
Además de la enumeración que hace en el articulo 30, agrega como causa de
inimputabilidad en el articulo 31, a la embriaguez completa determinada por
fuerza mayor o caso fortuito, en el articulo 32 al alcoholista crónico, en el
articulo 33 a los intoxicados por drogas en caso de que el estado de estupor
sea involuntariamente causado al ingerirlas por caso fortuito o fuerza mayor y
a la minoría de edad en el articulo 34.
Pese a esta detallada y minuciosa enumeración, entiendo que de lege
ferenda debería legislarse de otro modo, como trataré de demostrarlo en esta
comunicación.
4. La capacidad de culpabilidad como concepto normativo.
Capacidad no es una cualidad del autor, es una atribución, o sea, que
le es atribuída normativamente. Como se ha dicho la cuestión de la capacidad
no es si el autor pudo comportarse de otro modo o no, sino más bien si es
responsable por no haberse comportado de otro modo15.
El articulo 24 dice: “No es imputable quien en el momento de ejecutar el hecho punible, no tenga la
capacidad de comprender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esta comprensión, por causa de
trastorno mental”.
13
PESSOA, “Código Penal de Portugal” en Doctrina Penal. Año 9, 1986, pag.186.
14
Art. 34 del codigo penal argentino, articulo 17 del codigo penal boliviano y articulo 20 del codigo penal
español.
15
Jakobs, ob.cit. pag. 645.
12
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En atención a que considero que la imputabilidad debe apreciarse jurídicamente, por ser un concepto normativo, cualquier fórmula legal debe
contener la posibilidad de que los jueces aprecien las consecuencias de determinados estados biológicos, psíquicos o psiquiátricos en relación con la capacidad de comprender la ilicitud y determinarse normalmente conforme a ella.
Las reglas que deberán tenerse en cuenta por los magistrados serán
variables según los casos. No habrá dificultades notorias cuando se trate de
sujetos con anomalías que surjan de diagnósticos médicos concluyentes acerca
de su incapacidad mental.
Tampoco existirán problemas en situaciones determinadas por límites
etarios, como sucede en muchos países donde se presume inimputable al
menor de determinada edad, que la ley señala cuál es, como ocurre en la legislación de Uruguay, donde se establece el límite fijo de 18 años de edad en el
articulo 34 del código penal.
Estos casos de límites fijos resuelven el problema con una presunción
de falta de madurez mental y social, lo que supone una ficción que obedece
a razones de uniformidad y seguridad jurídicas basadas en criterios empíricos
de política criminal16.
Pero las dificultades sobrevendrán cuando se trate de enfermedades o
perturbaciones mentales o incluso físicas que no sean concluyentes, por lo que
el juez deberá determinar en qué grado afectaron al sujeto cuando ejecutó el
acto a efectos de determinar si los incluye o no en la fórmula legal.
En conclusión, el límite entre imputabilidad e inimputabilidad, o mejor,
entre capacidad e incapacidad de culpabilidad, no puede estar regido por criterios puramente biológicos o meramente psicológicos o psiquiátricos, –porque
no significa salud o enfermedad–, sino por los efectos que ha sufrido el agente
de la conducta en el momento en que la llevó a cabo. Si esos efectos coinciden con las pautas que la ley penal ha establecido como criterio de capacidad
de culpabilidad, entonces el sujeto será imputable y por ende culpable y en
consecuencia responsable. En cambio, si no ha podido comprender la antijuricidad del acto que realizaba o no le ha sido posible determinarse según la
comprensión de la ilegitimidad, deberá ser considerado como inimputable,
incapaz de ser culpable penalmente.
En cualquiera de ambos supuestos, quien deberá decidir, será el juez.
Las Reglas Mínimas sobre Prevención y tratamiento de la delincuencia juvenil surgidas del Seminario
realizado por Naciones Unidas en Rio de Janeiro en 1953, dicen: "Los Estados establecerán una sola edad
de minoria Penal, dentro de la cual el menor será siempre inimputable. En la misma línea se sitúa el
Estudio Comparado sobre Delincuencia Juvenil, publicado por Naciones Unidas y el Proyecto de Código
Penal Tipo para Latinoamérica, aprobado en San Pablo en abril de 1971, que en su artículo 23 establece
que "No es punible el que no tuviera en el momento del hecho la edad señalda en la ley respectiva". Y del
mismo modo en todos los eventos internacionales sobre el tratamiento del menor infractor.
16
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La capacidad de culpabilidad y su exclusión (inimputabilidad)
Para ello, deberá ir más allá de las meras verificaciones de lo psicológico o lo psiquiátrico que le hayan suministrado los peritos correspondientes,
pues deberá recabar puntos de vistas normativo-valorativos de los que resultará al fin, que una determinada persona sea o no imputable17.
Es cierto que la imputabilidad tiene una base de normalidad y suficiencia de facultades intelectuales y volitivas y lo es también que si ellas se
encuentran alteradas en forma importante o no han llegado a un nivel de desarrollo se excluye la capacidad de culpabilidad18.
Pero la ley parte de la presunción de que la mayor parte de los humanos
tienen un nivel normal de dichas facultades, por eso es que son incapaces de ser
culpables penalmente unicamente aquellos que son declarados de esa forma por
la norma jurídica. Esto no significa que yo esté de acuerdo con que exista una
presunción de imputabilidad y menos una inversión del “onus probandi”, sino
simplemente que se trata de una regla y su excepción, por lo que si el magistrado tiene alguna duda sobre la capacidad de culpabilidad de un sujeto, deberá
comprobarlo y si aun así subsiste la duda, deberá sobreseerlo o absolverlo19.
La interpretación respecto a que la incapacidad de culpabilidad no debe
estar necesariamente emparentada con enfermedad mental, me lleva a concluir
que su fundamento más aceptable es el grado de intensidad que sufre la conciencia del sujeto activo en el momento en que ejecuta el acto punible. Esa
perturbación de conciencia debe originar la inexigibilidad de la comprensión de
la antijuricidad al momento de cumplir el acto. Y esa perturbación puede tener
diversas causas que siempre serán o insuficiencias o alteraciones de aquella20.
Entiendo necesario aclarar que la conciencia, en el sentido que viene de
expresarse, es aquella que nos permite comprender lo bueno y lo malo y comportarnos según esa comprensión. La conciencia es una propiedad del espíritu
humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en las modificaciones
que en si mismo experimenta. Pero también es, según el Diccionario de la
lengua castellana, el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas. Y en una de
las tantas acepciones, significa “el conocimiento interior del bien que debemos
hacer y del mal que debemos evitar”.
Creo que la elección de la conciencia como punto de partida para el establecimiento de lo que debe entenderse por capacidad de culpabilidad, está avalada por el significado de esta propiedad que poseemos los humanos.
FRÍAS CABALLERO, Jorge. “Personalidades psicopáticas e inimputabilidad” en Doctrina Penal.
Buenos Aires 1992, Nro. 15, pag. 32. Jakobs dice que el experto debe manifestarse en su dictamen, sòlo
sobre el estado psíquico y sus propiedades. (ob.cit. pag.646).
18
WELZEL, Hans. Derecho penal alemán. Santiago de Chile 1976, pag. 216; Maurach, Reinhard. Tratado
de Derecho Penal. Barcelona 1962, T.II, Pag. 110; Cury, ob.cit. pag. 34.
19
CURY, Ibidem.
20
ZAFFARONI, ob.cit. pag. 131.
17
– 903 –
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En efecto, ninguna otra referencia es más ajustada a la naturaleza de la
comprensión que la conciencia. Ni el espíritu, ni la mente, ni la constitución
psíquica, ni los disturbios anímicos, ni la perturbación morbosa de la actividad
mental, son en realidad la fuente de la comprensión humana entre lo bueno y
lo malo, entre lo permitido y lo prohibido. Esa franja pertenece unicamente a la
conciencia.
Además, esto está en un todo de acuerdo con la conciencia de la ilicitud o
posibilidad real de conocer lo injusto de su actuar que debe poseer la persona en
el momento de su acción, para poder ser culpable.
Entiendo que cualquier fórmula legal que reglamente la capacidad de culpabilidad deberá contener una necesaria referencia al estado de la conciencia
del autor, con la suficiente generalidad como para incluir dentro de ella cualquier trastorno importante, que influya sobre ella de modo que el esfuerzo que
el sujeto realice para la comprensión de la ilicitud, no puede serle jurídicamente
exigible.
No importa en consecuencia, que dentro de esta fórmula legal se hagan
referencias a que la perturbación sea de carácter constitucional o adquirido,
permanente o transitoria, como lo requiere el artículo 30 del código penal uruguayo.
Del mismo modo, tampoco será necesario incluir los estados de ebriedad
o de intoxicación por estupefacientes, ya que la referencia a perturbaciones de
la conciencia es regla suficiente para contemplar estos supuestos, siempre claro
está, que ellos originen el estado de incomprensión que menciona la norma,
como causa de aquellas.
Asimismo, no creo apropiado incluir en una fórmula tal, la referencia a
estados de inconsciencia que entiendo no deben ser contemplados en una definición que se refiera a la incapacidad de culpabilidad, puesto que se trata de hipótesis donde en realidad existe una ausencia de conducta. Es lo que sucede con
el sueño, el sonambulismo, los estados hipnapómpicos, la letargia, la hipnosis y
otros de similares características.
En conclusión, acerca de la regla establecida en el articulo 30 del código
penal uruguayo, entiendo que peca por una suerte de superfetación, ya que después de haber establecido las condiciones generales en que una persona puede
ser capaz de culpabilidad, enumera casi taxativamente las causas que lo exceptuarán de esa capacidad.
El balance de la capacidad de culpabilidad deberá ser realizado en el
momento en que la persona cumple la acción prohibida y no antes o después. Lo
que importa es la conciencia en el instante en que realiza la conducta y los motivos por los que esa conciencia puede desaparecer son múltiples, y nadie puede
prever las causas que pueden alterarla o anularla. Las investigaciones actuales,
sobre todo las psiquiátricas, nos demuestran que ciertas enfermedades mentales,
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La capacidad de culpabilidad y su exclusión (inimputabilidad)
hasta hoy desconocidas por el hombre, pueden ocasionar trastornos de conciencia que hagan impracticable la responsabilidad penal en su caso.
La personalidad anormal no excluye su capacidad, es preciso además que
ese estado anormal sea la causa de su imposibilidad de comprensión y de dirigirse según ella.
Por ello, recordando el sabio pensamiento de que “la realidad supera a
la ley” y que “la ley debe ser más sabia que el legislador”, los códigos modernos deberían establecer una regla para la capacidad de culpabilidad que contuviera los elementos genéricos para determinarla sin necesidad de enumeraciones
tediosas o más o menos taxativas.
5. La capacidad de culpabilidad disminuida.
El código penal uruguayo no contiene una fórmula que se refiera a este
trascendental tema.
Tradicionalmente, en la doctrina, siempre fue aceptada, algunos autores,
entienden que la sociedad se defiende mal de estos sujetos con estados intermedios sancionándolos en forma atenuada ya que deben ser considerados como
inimputables totalmente21.
Otros, están de acuerdo con el maestro de Turín respecto a que la imputabilidad parcial es un problema de intensidad y reafirman el carácter psicológico
del vicio parcial de mente22.
En Alemania se han vertido distintas opiniones respecto de este tema, que
está consagrado como ley desde 1933 y que en el actual articulo 21 de su código
penal, lo llaman culpabilidad disminuída23.
En Argentina ha sido objeto de estudio, a pesar de que esta categoría no
está legislada en su derecho positivo24.
En Uruguay son muy escasas las opiniones que han conferido un tratamiento especial a este tema y puede afirmarse que sólo la jurisprudencia lo ha
considerado en ciertas oportunidades25.
ALIMENA, Bernardino. Principios de Derecho Penal. Madrid 1915, pag.34.
CARNELUTTI, Francisco. Teoría generale del reato. Milano 1933, pag. 88, MANZINI Vincenzo. "Tratado de Derecho Penal". Buenos Aires, 1948, T. II, pag. 440; Maggiore, Giuseppe. Derecho Penal. Bogota
1954, T.I, pag. 501; PANNAIN, Remo. Manuale di diritto penale. Torino 1962, T.I, pag. 581.
23
Von Liszt. Franz. Tratado de derecho penal. Madrid 1914, T.II, pag. 386; Mezger, Edmundo. Derecho
penal. Libro de estudio. Buenos Aires 1959, Pag. 89; BELING, Ernesto. Esquema de Derecho Penal.
Buenos Aires 1944, Pag. 35; WELZEL, ob.cit. pag. 220; MAURACH, ob.cit. T. II, pag. 119 y ss. JAKOBS
ob.cit. pag.647, la llama “inexigibilidad parcial” y dice que es delimitación de exibilidad e inexigibilidad,
pero no de imputabilidad e inimputabilidad
24
Puede consultarse TERAN LOMAS, Roberto. Derecho penal. Buenos Aires 1980, pag. 478 a 485, con
cita de bibliografía y la muy buena monografía de SPOLANSKY, Norberto. “Imputabilidad disminuída,
penas y medidas de seguridad”, en La Ley de 3 de julio de 1978 y ARGIBAY MOLINA, José. "La imputabilidad disminuida en el proyecto Soler" en La Ley Nro. 110/78, entre otros.
25
V. mi Curso, T.I, pag. 301. En contra, Bayardo, ob.cit. T.II, pag.19, quien lo considera un inimputable.
21
22
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Lo importante a señalar es que imputabilidad disminuída no significa
medio imputable o semi-imputable, sino menos culpabilidad y será necesario
establecer una fórmula legal que contemple esos casos "fronterizos" y permita
a los jueces atenuar la pena sin necesidad de recurrir a principios analógicos o
de interpretación extensiva.
Es una clase de imputabilidad que se da en relación con ciertos hechos
y no con otros y puede ser la de los epilépticos, neuróticos, los que sufren
estados emotivos, esquizofrénicos, seniles, trastornos transitorios tanto mentales como fisiológicos (menstruación o embarazo). Y por cierto que no deberán considerarse sin más como sujetos con una responsabilidad disminuída a
todos quienes sufran esos estados, sino que deberá investigarse cada vez el
hecho concreto, aplicando los principios generales. Una vez que se arribe a la
conclusión de considerarlos como culpables disminuídos, ello será tenido en
cuenta como circunstancia atenuante de la responsabilidad, como una consecuencia de la menor culpabilidad26.
6. A modo de reexión nal.
A modo de conclusión, me permito sugerir de lege ferenda, una disposición que podría estar concebida en los siguientes términos:
“Capacidad de culpabilidad. Su exclusión.
No es capaz de culpabilidad, todo aquel que habiendo cumplido X años
de edad, en el momento en que ejecuta un acto, a causa de graves perturbaciones de la conciencia, no pueda comprender su ilicitud o no pueda actuar
conforme a esa comprensión, en la forma en que la ley exige que lo haga”.
Cuando la capacidad a que se reere el inciso anterior, estuviere al
tiempo de la comisión del hecho, considerablemente disminuída por cualquier causa, la pena podrá atenuarse dentro de los límites previstos para cada
delito”.
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ZAFFARONI, ob.cit. pag. 182.
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