CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE Magistrado Ponente Radicación N° 41317 Acta N°1 Bogotá D.C., quince (15) de enero de dos mil trece (2013). Se pronuncia la Corte sobre la impugnación interpuesta por ÉDISON ALBERTO SANTOS ORTIZ, contra el fallo proferido el 16 de octubre de 2012 por la SALA DE CASACIÓN CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, dentro de la acción de tutela que interpuso contra la FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, UNIDAD DELEGADA ANTE LA SALA DE CASACIÓN PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. I. ANTECEDENTES Édison Alberto Santos Ortiz, quien al parecer se encuentra recluido en el establecimiento penitenciario de alta y mediana seguridad “Palogordo”, en la vía GirónZapatoca, pidió la protección de los derechos fundamentales a la igualdad y al debido proceso, que considera vulnerados por el ente accionado. Afirma la parte actora, que con base en el artículo 413 de la Ley 600 de 2000, pidió a la Fiscalía Delegada ante la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema, el beneficio por colaboración eficaz con la justicia. Que la Fiscalía de Bucaramanga, delegada para el efecto por la accionada, emitió concepto favorable para que le fuera concedida la rebaja de la pena, luego de demostrar que la información que suministró fue base para el esclarecimiento de los hechos constitutivo de delitos de homicidio agravado, hurto calificado y agravado, y otros, y la posterior captura y sentencia condenatoria de los demás coautores de esos hechos. Aduce que a pesar de lo anterior, el “Fiscal Jefe de Bogotá”, mediante Resolución DFGN/B-5265 SMNR de fecha 24 de diciembre 2011, negó la petición, porque el accionante, “…fue judicializado por hechos que ocurrieron en vigencia de la Ley 906 de 2004, procedimiento en el cual no es aplicable el artículo 413 de la Ley 600 de 2000”; que interpuso recurso de reposición ante el mismo funcionario, pero este, por auto de 27 de marzo de 2012 no repuso la providencia inicial, porque en su sentir, “… la figura de beneficios por colaboración es característica de la Ley 600 de 2000, y no encuentra equivalente en el nuevo sistema penal acusatorio”. Alegó que no hay razón para haber colaborado con el esclarecimiento de los hechos y recibir engaño de parte del fiscal que le prometió ese beneficio. Reconoce que su proceso fue adelantado bajo la cuerda procesal de la Ley 906 de 2004 y que ese modelo acusatorio no contempla la rebaja de penas por colaboración con la justicia, pero siguiendo el principio de favorabilidad y la analogía, debe aplicarse el citado artículo 413 de la Ley 600 de 2000, dada la eficacia de su colaboración. En consecuencia, solicita que se ordene a la Fiscalía Delegada ante la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, estudie de nuevo la petición de rebaja de pena por colaboración eficaz con la justicia, bajo la regla del artículo 413 de la Ley 600 de 2000, en virtud del principio de favorabilidad. II. TRÁMITE Y DECISIÓN DE INSTANCIA. Por auto de fecha 4 de octubre de 2012, la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia admitió a trámite la acción, le dio traslado a la accionada y la requirió para que presentara informe y copias de la actuación censurada. La Unidad Delegada ante la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia hizo recuento del trámite dado a la solicitud del accionante, y adujo que en casos como el planteado, cuando el procesado es investigado y posteriormente condenado por hechos ocurridos en vigencia de la Ley 906 de 2004, no es procedente la concesión de beneficios por colaboración eficaz de que trata el artículo 413 de la Ley 600 de 2000, porque esta figura jurídica no es propia del nuevo sistema penal acusatorio ni puede coexistir, por tratarse de instituciones de naturaleza diferente. Adujo que por esa razón, no existe ninguna vulneración de los derechos que reclama el interesado. Mediante sentencia del 16 de octubre de 2012, la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia negó el amparo pedido. Destacó que las decisiones tomadas, tanto en la providencia por la cual negó el otorgamiento del beneficio por colaboración con la justicia, como aquella por la cual resolvió el recurso de reposición interpuesto por el actor, confirmándola, estuvieron precedidas de las razones por las cuales así lo dispusieron; luego ello descarta que la autoridad accionada hubiera incurrido en proceder opuesto a las normas aplicables, como para establecer la configuración de una “vía de hecho”; que no encontró que se haya incurrido en consideraciones arbitrarias o en conductas irregulares que atentaran contra los derechos reclamados, pues la negativa provino de la imposibilidad de aplicar los beneficios pedidos a una situación no reglada por la norma que se invocó para el efecto. III. IMPUGNACIÓN Impugnó el accionante, e insistió en que debió aplicarse el principio de favorabilidad y la analogía, alegando un vacío jurídico en la Ley 906 de 2004. IV. CONSIDERACIONES La vía preferente de la tutela, establecida en el artículo 86 de la Constitución Política, permite a todo ciudadano acudir a la Rama Judicial en busca de una orden que impida un acto amenazante o lo suspenda, siempre que se trate de proteger ciertos y determinados derechos, definidos como fundamentales. La prosecución de la eficacia de los citados derechos, ha de acompasarse con otros valores del Estado de derecho, en particular, en lo que concierne a la administración de justicia, la seguridad jurídica, específicamente la que realiza el instituto de la cosa juzgada, y el principio constitucional de la independencia y autonomía de los jueces. En este sentido se ha decantado jurisprudencialmente que la acción de tutela es procedente contra providencias judiciales, sólo si con las actuaciones u omisiones del funcionario de conocimiento, resultan violados en forma evidente derechos constitucionales fundamentales; además que está limitada, primero a aquellas situaciones en las cuales el afectado no dispone de otro medio de defensa judicial, en cuyo caso se convierte en mecanismo principal y, en segundo lugar, cuando aún existiendo aquél, se utiliza como mecanismo transitorio con el fin de evitar un perjuicio irremediable. Es claro que la intención del constituyente de 1991 al instituir la acción de tutela no fue la de que los jueces constitucionales reemplacen o usurpen las facultades de los funcionarios competentes para decidir el asunto; por el contrario, se creó como único medio de protección con rango constitucional, para otorgar a las personas una plena protección de sus derechos esenciales; por ello, no puede utilizarse como otra instancia ante el fracaso del fin propuesto a través del proceso natural. Bajo esta óptica, es improcedente fundamentar la solicitud de amparo constitucional en una simple discrepancia de criterio sobre la interpretación y aplicación de las normas legales o valoraciones probatorias realizadas por la autoridad competente para tomar su decisión, como si se tratara de una instancia adicional, donde el juez constitucional puede reemplazar con su propia apreciación el análisis e interpretación que, ajustado a las normas legales, hagan los funcionarios designados por el legislador para tomar la decisión dentro de los litigios sometidos a su consideración. Sólo ante eventuales yerros protuberantes, se insiste, puede encaminarse el procedimiento bajo la vía constitucional, para preservar el debido proceso. Examinado el caso en estudio bajo los anteriores parámetros, encuentra esta Sala de la Corte que la alegada vulneración del debido proceso es inexistente, porque lo que plantea el peticionario es que se dé aplicación ultractiva a la Ley 600 de 2000, en su caso particular, el cual se rige exclusivamente por la Ley 906 de 2004, frente a lo cual advirtió razonadamente la Unidad Delegada ante la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, al resolver el recurso de reposición contra la resolución que negó la solicitud de concesión de beneficios por colaboración eficaz con la administración de justicia, que: “Los dos sistemas procesales existentes al momento contemplan figuras jurídicas diversas y propias de cada uno de ellos, de conformidad con las características que los identifican; sin que se pueda acudir a la aplicación indiscriminada de las mismas.” Agregó que “Pretender aplicar el artículo 413 de la Ley 600 de 2000, en este asunto adelantado bajo la Ley 906 de 2004, es tanto como afirmar que es posible acudir al principio de oportunidad en procesos de la Ley 600 de 2000, no obstante que la Corte Suprema de Justicia ha sostenido que solo es viable aplicar indistintamente las figuras de cada sistema, acudiendo al principio de favorabilidad, cuando entre otras exista identidad de los institutos jurídicos, situación que no ocurre en este asunto, pues la figura de beneficios por colaboración es característica de la Ley 600 de 2000, y no encuentra equivalente en el nuevo sistema penal acusatorio.”(Folios 27 y s.s.) Este análisis del juez natural dista de ser caprichoso o arbitrario, y por el contrario asoma como resultado obvio de la aplicación normativa que le era propia al caso particular del actor, razón por la cual, mal puede considerarse que vulnere los derechos fundamentales reclamados en sede constitucional. Tampoco resulta viable afirmar válidamente que en el presente caso se haya configurado una vía de hecho que amerite la concesión del amparo constitucional solicitado. Y menos puede hablarse de vacíos normativos que impongan la utilización de la analogía, pues, el accionado dio claridad de las razones por las cuales fue retirado ese beneficio de la vida jurídica. En consecuencia, no es dable al juez constitucional entrar a controvertir lo decidido, so pretexto de tener una opinión diferente sobre los hechos estudiados, o como aquí ocurre, pretender la migración de los efectos contenidos en una ley, a otra que claramente no los tiene. En estas condiciones, con independencia de que se compartan o no las consideraciones esgrimidas por la autoridad judicial accionada, lo cierto es que la providencia se encuentra edificada en claro obedecimiento de la ley, lo que impide al juez de tutela interferir, invocando una mejor interpretación del asunto. Ahora bien, el propósito de la acción de tutela no es el de promover nuevos procesos, sustitutos de los ordinarios, y mucho menos, crear instancias adicionales a las ya existentes, ni pretender modificar decisiones que se consideren desfavorables. Su única finalidad, como se ha señalado reiteradamente, se encuentra determinada en el artículo 86 de la Constitución, que no es otra que la de proteger en forma inmediata los derechos fundamentales. Así las cosas y sin necesidad de más consideraciones, habrá de confirmarse el fallo impugnado. En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, FALLA PRIMERO.- CONFIRMAR el fallo proferido el 16 de octubre de 2012 por la SALA DE CASACIÓN CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, dentro de la acción de tutela que ÉDISON ALBERTO SANTOS ORTIZ interpuso contra la FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, UNIDAD DELEGADA ANTE LA SALA DE CASACIÓN PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SEGUNDO.- NOTIFICAR a los interesados telegráficamente o por cualquier otro medio expedito. TERCERO.- REMITIR el expediente a la Corte Constitucional para su eventual revisión. NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS