N O T A D E TEMOR, ANSIEDAD, INSOMNIO. DEPRESIÓN... P O R T A D A Los efectos provocados por Situaciones extremas cómo se enfrentan? L a madrugada del 27 de febrero la zona más poblada de nuestro país se despertó bruscamente con un sismo de gran intensidad y larga duración. Una gran extensión del territorio nacional sufrió destrozos materiales y muertes de seres queridos. Los chilenos de más edad ya habían vivido el sismo más grande de la historia el 22 de mayo del año 1960 –un sismo de magnitud 9,5 de la Escala de Richter que dejó 1655 víctimas- ; otros no se imaginaban cómo podía ser un evento de la naturaleza de dicha magnitud aunque todos habíamos sido testigos de la reciente tragedia del terremoto de Haití. Pero más allá de las imágenes sobre destrucción de puentes, de caminos, de viviendas, de zonas arrasadas por la furia del mar, hemos presenciado sufrimiento humano. Entonces es válido preguntarse: ¿cómo afectará este desastre natural la salud mental de las personas? Todos los chilenos desde Arica a Magallanes hemos presenciado a través de la televisión y de los medios de comunicación, imágenes de la tragedia y testimonios de seres humanos afectados, por lo tanto de una u otra manera hemos sido parte del hecho noticioso y podemos estar angustiados apenados por lo sucedido. Otros chilenos estuvieron en la zona “terremoteada” pero entre ellos también hay grandes diferencias: unos estuvieron en las zonas donde se salió el mar y se llevó a parientes o amigos, otros estuvieron en las ciudades donde luego del terremoto hubo actos de violencia y saqueos, otros estuvieron en edificios que no resistieron la furia de la naturaleza, algunos en edificios en altura que se movían al ritmo de la naturaleza. En fin, todos hemos tenido experiencias distintas. Otros países han vivido experiencias similares y de esas experiencias sabemos que los seres humanos presentan síntomas ansiosos y depresivos, que tienden a fumar más, a beber más y a consumir más drogas ilícitas luego de una catástrofe como la vivida. También sabemos que estos síntomas y conductas van disminuyendo a medida que pasa el tiempo. Pero algunas personas sufrirán algunos trastornos de salud mental... Y ¿quienes tienen más posibilidades de presentar dichos trastornos?. Las personas que sufrieron situaciones más traumáticas en relación al sismo, aquéllas personas que ya antes del sismo presentaban problemas con su salud mental, las personas que han sufrido pérdida de seres queridos y las que han sufrido pérdidas materiales, aquéllas que han quedado sin trabajo y las que han debido vivir en albergues. Y ¿qué podemos hacer? Resumidamente, en primer lugar, tratar de continuar con la cotidianidad, reforzar la vida familiar, reintegrarnos a nuestro trabajo. Compartir, solidarizar, hablar y escuchar. Esperar. Si no logramos tranquilizarnos, entonces debemos pedir ayuda a nuestros seres más queridos y si aún esto no es suficiente, a un médico y/o psicólogo. Dra. Graciela Rojas Directora Clínica Psiquiátrica Universidad de Chile Análisis de los síntomas psicológicos De acuerdo al Psiquiatra Ramón Florenzano Urzúa, Director de Investigación de la Universidad del Desarrollo, la situación vivida deriva en una variada cantidad de respuestas psicológicas, algunas normales y otras, que pueden evolucionar hacia patologías emocionales crónicas. El término frecuentemente usado de Trastorno por Estrés Postraumático corresponde al último tipo, y no es lo más habitual. Cualquier cambio inesperado de nuestro entorno físico, sean inundaciones, tormentas, huracanes o terremotos, hace que nuestro sistema psicofísico se desestabilice, y se gatille la respuesta de estrés. Ésta es adaptativa en muchas ocasiones, y los periódicos están repletos de historias de personas que, activadas por su percepción del comienzo del terremoto o por la alarma de tsunami, reaccionaron rápida y a veces heroicamente para evitar o minimizar consecuencias a veces fatales de la catástrofe. Cuando el desajuste se produce por un estímulo muy superior al habitual, que hace que las respuestas o mecanismos defensivos habituales se vean sobrepasados, hablamos de TRASTORNO AGUDO DE ESTRÉS. Cuando el estímulo es menor, y la respuesta excesiva o desproporcionada, hablamos de FOBIA (a los sismos, terremotos o maremotos). Cuando pasa el tiempo y los síntomas se prolongan más allá de un período prudente, habitualmente seis meses más allá del final de la etapa sísmica, entonces de habla de TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMATICO. EN LAS PRIMERAS 72 HORAS: Es frecuente el entumecimiento psíquico: la televisión ha mostrado a personas asustadas, apáticas y confundidas. En algunos casos hay crisis emocionales y excitabilidad. Se oscila entre el deseo y el temor de conocer la realidad, cómo ha quedado la casa y donde están sus familiares. Algunos presentan oscilaciones afectivas, pasando de la parálisis emocional, a la rabia y queja permanentes. EN EL PRIMER MES POST-SISMO: Surge la reacción de duelo normal: tristeza, aflicción y miedo cuando las réplicas se prolongan. Algunos presentan achaques orgánicos varios: dolores de cabeza, de espalda, colon irritable o cambios en el apetito. Hay preocupación exagerada, irritabilidad, inquietud motora e insomnio, este último con angustia anticipatoria de un nuevo sismo. B U E N A 24 S A L U D EN LOS DOS A TRES MESES SIGUIENTES: Cuando el proceso evoluciona normalmente, la ansiedad y el temor van disminuyendo, la tristeza puede persistir más al evaluar las consecuencias permanentes de las pérdidas por el evento. En algunos casos surge agresividad creciente, sea intrafamiliar, sea hacia los presuntos culpables de los acontecimientos. Aparece desmoralización cuando se atrasa la Clasificación de las Cuando el paciente es tratado oportunamente los síntomas disminuyen o víctimas de estrés postraumático desaparecen dentro de los treinta días. ayuda o al enfrentar las dificultades de retomar una rutina cotidiana. Hay creciente rabia ante señales de discriminación en la entrega de ayuda, impunidad o revictimización. En algunos se instala una posición de dependencia extrema, esperando todo de los equipos de auxilio. Este es el período crucial en el cual se recupera el estrés agudo, o se evoluciona hacia la recuperación o hacia el trastorno de estrés postraumático (TEPT): En este aparecen sueños recurrentes, en los cuales reaparecen las escenas vividas, o incluso en el día hay pensamientos intrusos en los cuales se repite una y otra vez los pensamientos o los recuerdos traumáticos. Hay ansiedad intensa que puede llevar a actos impulsivos. En algunos hay culpa por haber sobrevivido o por sentir que no se dio suficiente ayuda en el momento del sismo a otros. PARA PREVENIR EL TEPT, ES CRUCIAL LA INTERVENCIÓN EN CRISIS TEMPRANA: Cuando el paciente es tratado oportunamente, los síntomas disminuyen o desaparecen dentro de los 30 días. Los consejos iniciales son alrededor de necesidades prácticas, para sobrevivir, alimentarse, evitar nuevos riesgos. Hay luego que facilitar el relato repetido del o de los eventos vividos. El poder hablar reiteradamente, es lo denominado, desde los médicos griegos, catarsis, que proporciona un alivio importante, especialmente cuando la persona ha presenciado muertes u otras escenas que rompen su equilibrio habitual. Luego es importante planear rutinas diarias, sean las previas, si éstas se pueden reasumir, o nuevas cuando la situación externa ha cambiado radicalmente. Cuando la duración de la respuesta de estrés sobrepasa los tres a seis meses, es necesario tratamientos dados por especialistas. N O T A D E P O R T A D A Los psiquiatras: Matías González, Jefe del Servicio de Psiquiatría de Enlace del Hospital Clínico UC; Rodrigo Figueroa, miembro del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico UC, jefe de Salud Mental el Centro de Medicina Aeroespacial FACH, ex miembro de la Misión para la Estabilización de Haití de la ONU; y Bernando Pacheco, Jefe de la Unidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil de la Red Salud UC conjuntamente señalaron que un evento como el vivido recientemente tiene un impacto directo en la salud mental de la gente, en grados que varían según la exposición y cercanía con éste. Explicaron que: - la mayoría de la gente no desarrolla secuelas a largo plazo. - un porcentaje de la gente afectada directamente puede tener secuelas, y ésta varía según el desastre. En otros terremotos en el mundo ha llegado a un 20% de los afectados. - Las secuelas decrecen en la medida que la población se distancia del epicentro del terremoto. Hay modelos matemáticos asociados para calcular esto. Es decir, a mayor distancia del epicentro, menor es la prevalencia de estrés postraumático. - Los llamados “testigos vicarios” (o visuales, quienes presenciaron el terremoto y sus efectos por medios como televisión, radio e Internet) pueden desarrollar estrés postraumáticos. Esta situación es especialmente relevante con los niños, quienes están más expuestos a la información. LAS VÍCTIMAS DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO SE CLASIFICAN EN SEIS GRUPOS: 1.- los que vivieron directamente la catástrofe. 2.- los familiares. 3.- los rescatistas. 4.- la comunidad alrededor del desastre. 5.- los que no se encontraron en el lugar del desastre por casualidad debiendo haber estado. 6.- los que se enteran del desastre a través de los medios. B U E N A 25 S A L U D FACTORES PREDICTORES DE UN ESTRÉS POSTRAUMÁTICO: - Gente con trastornos psiquiátricos previos al terremoto. - Mujeres (la prevalencia es tres veces más frecuente que en hombres). - Nivel socioeconómico bajo. - Nivel educacional bajo. - Gente con traumas previos (cualquier tipo de trauma psicológico). - Minorías raciales. - Personas con antecedentes familiares previos de trastornos psicológicos. FACTORES LIGADOS AL EVENTO MISMO QUE AUMENTAN EL RIESGO DE ALGÚN TRASTORNO: - Cercanía con la zona del terremoto y el tsunami - Percepción de amenaza vital en el mismo momento del evento - Intensidad de las emociones post trauma (si son muy intensas o muy apagadas) - Disociación peritraumática (amnesia disociativa, desrealización, despersonalización) - Embotamiento afectivo (personas que no sienten ni expresan nada) - Desapego (no les interesa nada ni nadie) FACTORES DE RETRAUMATIZACIÓN: - Percepción de falta de apoyo social - Nivel de estrés posterior al trauma CUATRO PREGUNTAS PARA RECONOCER SI UN ADULTO PUDIERA TENER PROBLEMAS (SI DOS SON POSITIVAS, SE RECOMIENDA CONSULTAR CON UN ESPECIALISTA): 1.- ¿Ha tenido pesadillas acerca del terremoto o pensamientos acerca del terremoto cuando no desea pensar en él? 2.- ¿Ha intentado evitar situaciones, personas o lugares que le hacen recordar el terremoto? 3.- ¿Usted se ha mostrado permanentemente en alerta, a la defensiva y con sobresaltos frente a cualquier cosa como por ejemplo un ruido fuerte? 4.- ¿Se ha sentido emocionalmente apagado o desapegado de los demás, de sus actividades o lo que lo rodea? B U E N A 26 S A L U D OTROS SIGNOS DE ALARMA PARA ACUDIR ANTE UN ESPECIALISTA: - Riesgo de agresión a terceros y a sí mismo - Ideas delirantes o alucinatorias - Síntomas invalidantes (insomnio permanente, crisis de pánico, irritabilidad que hace intolerable vivir con el afectado) SIGNOS A CONSIDERAR EN EL CASO DE LOS NIÑOS: - Reexperimentan desastres o catástrofes a través de juegos - Pueden tener pesadillas - Se tornan irritables - No quieren separarse de la mamá - No quieren salir de la casa a jugar - No dejan de hablar del tema - Pueden orinarse cuando habían dejado de hacerlo (no controlan esfínteres) - Pueden tornarse más peleadores - Se pueden auto dañar (se muerden las uñas, se tiran el pelo) - Pueden hacer dibujos monotemáticos sobre el desastre FORMA DE TRATAR ESTE TIPO DE TRASTORNOS: - Psicoterapia centrada en el trauma. Modelo con énfasis a la exposición de los recuerdos y desensibilización de síntomas aversivos. - Si la psicoterapia falla o hay síntomas depresivos, se usan fármacos antidepresivos. - La terapia EMDR (específica para trauma) tiene 70% de efectividad, al igual que la terapia congnitivo-conductual. También algunas terapias de relajación cuando no existen las anteriores. - Con tratamiento, el tiempo de recuperación va desde tres meses a un año. Si se usan fármacos, deben ser mantenidos por al menos un año. ■ CRISIS DE PANICO: CÓMO RECONOCERLA El doctor Carlos Varas, psicólogo y docente de la Universidad Mayor, nos dice lo siguiente: Las crisis de pánico son episodios de angustia extrema que se manifiestan de manera repentina y abrupta y cuyos síntomas están marcados por fuertes palpitaciones, sudoración general y particularmente de las manos, temblor, calofríos, sensación de falta de aire, malestar y/o dolor torácico, náuseas o malestar abdominal, mareos o sensación de inestabilidad, o despersonalización (que es sentirse extraño en el propio cuerpo). Al mismo tiempo, puede aparecer un claro temor a perder el control o a enloquecer, y miedo a morir, aún cuando no exista un evento o situación peligrosa. En general, la cantidad e intensidad de estos síntomas varía de persona en persona, así como las estrategias para hacerle frente. Algunos evitan salir y encontrarse en lugares donde se sienten más vulnerables, como espacios abiertos o con mucha gente, o donde no puedan recibir ayuda de sus conocidos cuando estos síntomas aparezcan. PASOS PRÁCTICOS PARA HACERLE FRENTE A ESTA ENFERMEDAD: - Lo primero es reconocer este cuadro sintomatológico en la propia persona, de modo de recordar a su vez, que este intenso temor es justamente sólo eso. - Lo segundo es tener presente la naturaleza normal y absolutamente humana en la experimentación del temor. Ante la experimentación del temor luego de un sismo no hay mucho que hacer, es más, esta reacción es completamente coherente e incluso adaptativa, ya que prepara naturalmente al cuerpo para protegerse y prevenir el sufrimiento de una herida o un daño mayor. Lo que sí se puede hacer es regular y decidir sobre las acciones que acompañan la sensación de temor. En el caso de los sismos, lo que sí se puede y debe hacerse es preparar acciones concretas de resguardo y protección de uno mismo y de los demás, para aumentar la sensación de control y seguridad ante un sismo. Esta sensación de control se ve potenciada a través de la coordinación de la red institucional en la que nos movilizamos, debiendo nosotros exigir como sociedad que colegios, empresas y organizaciones diseñen e implementen pautas de acción ante las emergencias y evacuaciones. Si requiere mayor apoyo para articular todos estos pasos y llevarlos a cabo de manera efectiva o para ayudar a disminuir los síntomas cuando son demasiado perturbadores, se recomienda acudir a un especialista. ■ INSOMNIO: ALGO MUY COMÚN El insomnio es uno de los muchos efectos colaterales del terremoto. Entre los más afectados figuran las personas que han perdido a sus seres queridos, sus casas, lugares de trabajo, y esfuerzo de toda una vida y que temen por su futuro. Lamentablemente el insomnio tiene consecuencias invalidantes en el día a día. Es causante de fatiga, irritabilidad, malestar social, ánimo bajo y pueden ocasionar accidentes de tráfico o laborales. De acuerdo a Evelyn Benavides, neuróloga, el insomnio está muy relacionado con situaciones de estrés y en este caso con el estrés post traumático que provocó el terremoto, puede convertirse en algo crónico por lo que se debe estar atento. Se habla de insomnio a nivel de trastorno, cuando se da tres ó más noches a la semana. La fuertes réplicas en las noches y la incertidumbre de lo que puede suceder provoca que estemos en permanente estado de alerta. La falta de sueño influye en el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, hipertensión o diabetes y aumenta las posibilidades de sufrir una depresión. No obstante, las personas pueden adoptar prácticas que ayuden a minimizar el insomnio y favorecer un sueño normal. Los buenos hábitos de sueño nos pueden ayudar a combatir el insomnio que nos afecta por estos días: -No abusar de sustancias como el café, tabaco o alcohol, especialmente antes de dormir, y no tomar fármacos para dormir sin control médico, aunque se sienta muy angustiado. -Cenar entre 2 y 3 horas antes de acostarse y tratar que las cenas sean livianas. -Tratar de retomar el hábito de sueño, levantándonos y acostándonos a la misma hora. -Realizar ejercicio, para liberar las tensiones que nos provocó el terremoto. Esto es saludable en general, no sólo para el sueño. -Bajar el ritmo de actividad mental y física a medida que se acerca la hora de dormir. -Tratar de mantener la calma frente a las réplicas. -Tener fe que lo peor ya pasó y que Chile se va a volver a levantar. Los niños ¿Qué pasa con ellos? A UN MES DEL TERREMOTO Según Fernanda Orrego, psicóloga infanto-juvenil del Centro Médico Vidaintegra, indica que: retomar el colegio, las rutinas diarias, pasatiempos y espacios de entretención sería la mejor terapia para los niños y adolescentes que sufrieron las consecuencias psicológicas del terremoto. Tras haberse cumplido un poco más de un mes del terremoto y haber retomado el ritmo normal de nuestras vidas, algunos niños y adolescentes todavía muestran señales del impacto que esta nueva experiencia tuvo en ellos. En un primer momento el impacto fue tan grande, que el proceso de elaboración fue lento para todos. Así también ha sido para los niños. Es por esto, que ha aumentado la cantidad de madres y padres que consultan a pediatras y psicólogos infantiles, debido a los cambios conductuales o emocionales que han podido detectar en sus hijos desde este evento. Las manifestaciones de que los niños están afectados son variadas; pueden ir desde querer volver a dormir en la cama de los papás y a tener pesadillas, hasta haber perdido o aumentado su apetito. B U E N A 28 S A L U D Es bueno reconocer y validar lo que los niños piensan y sienten. Para poder ayudar a los niños y adolescentes a elaborar esta experiencia, es necesario que los adultos que los rodean también puedan ir retomando la tranquilidad y seguridad previa al terremoto. Esto implica que, en la medida de lo posible, se pueda ir retomando la rutina familiar normal. En el caso de los niños y adolescentes, es muy importante que vuelvan al colegio, hagan sus tareas y retomen sus hobbies y espacios de entretención. Para lograr esto, es necesario que los adultos también puedan elaborar esta experiencia, puesto que los niños y adolescentes son altamente sensibles a las emociones que sus padres presentan: la calma de ellos tiende a calmarlos y su ansiedad a ponerlos ansiosos. En algunos casos, en los cuales los padres sienten que han recobrado un buen nivel de tranquilidad y seguridad con el paso del tiempo, sus hijos todavía muestran señales de angustia, miedo e inseguridad. Es importante consultar a los especialistas en estos casos, ya que es posible que ese niño o adolescente esté presentando algunas dificultades para enfrentar esta dramática experiencia y sus recursos emocionales necesitan un apoyo para salir adelante. . ■ CONSEJOS SEGUN LAS EDADES DE LOS NIÑOS Como primera medida ella recomienda que los padres puedan transmitirles a sus hijos seguridad. Para ello, independiente de la edad que tengan, señala que es muy importante saber lo que sienten y piensan de la experiencia asociada al terremoto. Esta curiosidad por el mundo interno de sus hijos, les permitirá conocerlos mejor y a su vez transmitirles que es posible hablar de los sentimientos asociados y que no está prohibido hablar del miedo que pueden haber tenido. Incluso, puede ser beneficioso usar esos momentos para contarle a los hijos que los adultos también tuvieron o tienen miedo, pero que han podido ir superándolo. Esta conversación también es un buen momento para hablar sobre lo que harán en caso de réplicas. Haber conversado sobre las medidas de seguridad permitirá que tanto adultos, niños y adolescentes sientan que ante este evento incontrolable e impredecible sabrán qué hacer para protegerse y estar seguros en el futuro. - Niños entre 1 y 4 años: para los niños más pequeños se vuelve especialmente importante que los padres se muestren como personas capaces de protegerlos y que puedan acudir a ellos cuando tienen miedo. Para aquellos niños que ya dormían solos en sus piezas es bueno retomar esa rutina recordándoles que antes lo podían hacer y se sentían seguros. Se les puede apoyar la transición de la misma forma en que realizaron la transición la primera vez. - Niños entre 5 y 8 años de edad: en la primera etapa escolar, es bueno apoyar la elaboración de la experiencia explicando lo que son los terremotos. Se puede pedir a los niños que hagan dibujos de sus sentimientos, o del terremoto en sí. Es importante decirles la verdad cuando tengan preguntas. Por ejemplo, cuando los niños preguntan si el terremoto se acabó o si pasará nuevamente, es importante poder explicarles la posibilidad de que sucedan réplicas y que nadie puede saber cuándo vienen los terremotos, pero que como familia están bien preparados para afrontarlos. - Niños entre 9 y 12 años de edad: en el caso de los niños un poco mayores, es importante tener espacios de conversación en losl cuales puedan expresarse. Para eso es necesario tener momentos para que los padres puedan escuchar las emociones de sus hijos y acogerlos. A su vez, es bueno incentivar que conversen con otros niños de sus edades sobre la experiencia del terremoto. Esto se puede fomentar con simples preguntas como por ejemplo dónde estaba cada uno de sus amigos para el terremoto. Si es que el niño no lo sabe, incentívelo a preguntarles a sus amigos y que después le cuente. -De los 13 años en adelante: los adolescentes tienden a usar más a su grupo de pares para conversar sobre sus experiencias. Sin embargo, es bueno que los padres puedan mantener espacios de conversación con ellos y dentro de todos los temas que son importantes para los hijos, es bueno que también se considere la experiencia del terremoto. N O T A D E P O R T A D A ■ B U E N A 30 S A L U D OTRA MIRADA SOBRE LOS NIÑOS Aunque los adultos en ocasiones pensamos que los niños viven ajenos a hechos de esta magnitud, ellos son capaces de comprenderlos de acuerdo a la etapa del desarrollo en que se encuentran. Los más pequeños no distinguen mucho la fantasía de la realidad, por lo que los adultos deben entregarles respuestas simples hasta que surja una nueva inquietud. A medida que crece, el razonamiento del niño es más concreto y, por tanto, necesita explicaciones más relacionadas con la realidad que está viviendo. Después de los 12 años ya tienen un pensamiento abstracto y requieren de orientaciones más complejas respecto al tema y, en el caso de los adolescentes, es probable que cuestionen la explicación que proviene de los padres, para luego tomar su propia postura. Sugerencias para el diálogo: 1. Una vez creado un ambiente de confianza , lo ideal es indagar qué sabe, qué siente. A partir de esto, contextualizar la información. El diálogo puede comenzar planteándoles “¿Hay algo que te preocupa o que yo pueda ayudarte a entender sobre el terremoto?”. Es mejor no presionarlos a hablar si no quieren hacerlo. 2. Cuide que las explicaciones puedan ser entendidas, de acuerdo a la edad de los niños. 3. Debe estar disponible para repetir la misma información y explicaciones muchas veces si se requiere. 4. Entregue a los niños respuestas sinceras a sus preguntas. No invente cosas para dejarlos tranquilos. Trate de calmarlos, pero sin hacer promesas poco realistas. Podemos decirles que están seguros en la casa o en el colegio, pero no prometerles que no habrán temblores como réplicas del terremoto, para que desde ya comenten cómo enfrentarlos. 5. Es bueno reconocer y validar lo que los niños piensan y sienten. Hágales saber que sus preguntas y preocupaciones son importantes y apropiadas. Se les puede decir algo como: “es normal que tengas un poco de miedo. Sin embargo, yo estoy aquí para cuidarte, para que hablemos y ayudarte a que te sientas mejor.” También debemos reconocer, controladamente, nuestros sentimientos al respecto. 6. Ayúdelos a expresarse. Algunos niños pueden no querer hablar sobre sus temores, lo que piensan y sienten; pueden preferir expresarse a través de dibujos, jugando o escribiendo. Se les puede estimular invitándolos a dibujar o hacer un relato sobre lo que vivieron o vieron. La opinión de la especialista Responde Francisca Florenzano Valdés. Socióloga- Profesora Instituto de Sociología UC. ■ ¿Los chilenos somos personas “resignadas” frente a nuestra geografía y a la naturaleza de Chile? Los chilenos debiésemos tener siempre presente que somos un país sísmico, esto está irremediablemente determinado por nuestra geografía. Más que resignación, me da la impresión de que lo que nos sucede, es el permanente olvido de esta situación y la correspondiente falta de preparación en todos los niveles para hacer frente a los minutos mismos de los temblores y terremotos, y en la respuesta social organizada que debiésemos de tener frente a estas situaciones. ■ ¿Existe un sentimiento colectivo de inseguridad? Si, se da un sentimiento colectivo de inseguridad, lo que rompe o quiebra gran parte de las certezas que tenemos sobre el sistema civilizado en el que tenemos que funcionar en el día a día. Todo lo socialmente acordado se pone en cuestión y esto se torna contagioso.....”efecto bola de nieve” ■ ¿Qué se espera y esperamos de los otros? Se produce una situación dual bien curiosa. Por un lado se genera un sentimiento de solidaridad impresionante que se manifiesta en ir en ayuda de los que lo necesitan. Por otra parte, el sentimiento colectivo de inseguridad nos pone en una situación de alerta frente al prójimo ante la posible falta o completa escasez que se pudiera producir, por ejemplo, con aquel que eventualmente tengo que “competir” por el pan, u otros víveres....fenómeno que se dio en un número importante de supermercados, bencineras, etc del país. ■ ¿Se debe conversar mucho o no de lo sucedido? Hay que conversar de lo sucedido sin caer en la obsesión y eventual sentimiento de fatalidad. Hablar de la experiencia vivida ayuda a entenderla, a compartir una experiencia común con el otro, y a bajar el nivel de angustia e inseguridad. Si en esa conversación salen a la luz posibles planes de contingencia y de cómo actuar en caso de réplicas es muy bueno…así traspasamos a las generaciones la “cultura sísmica” que nunca se debe de dormir en el pueblo Chileno. Las secuelas en nuestra alimentación Tras experimentar una situación de gran estrés como es un terremoto, es natural que las personas se sientan ansiosas, angustiadas, estresadas y tensas, todas emociones que, inevitablemente, alteran nuestras conductas alimentarias habituales. Algunas personas pueden sentir deseos incontenibles de comer, especialmente alimentos altos en azúcar y grasa como chocolates, pasteles y grasas en general. Otras, en cambio, sufren de una inhibición del apetito, rechazando cualquier tipo de alimento. LOS ALIMENTOS PUEDEN AYUDAR A MANEJAR EL ESTRÉS Rinat Ratner Goldenberg, responsable del programa “Vivir Bien” de Sodexo y Directora de la carrera de Nutrición y Dietética - Facultad de Medicina Clínica Alemana - Universidad del Desarrollo, asegura que los alimentos son capaces de generar cambios en los neurotransmisores y neuropeptidos cerebrales que gobiernan la alimentación y nuestro estado anímico. “Es por ello que frente a situaciones de gran angustia o estrés debemos recurrir a aquellos alimentos que nos den sensación de bienestar, pero que no produzcan perjuicios a la salud como aumento de peso, elevación de colesterol, u otras complicaciones. Para eso, es conveniente elegir alimentos que inducen una mayor producción de serotonina, conocida como la hormona de la felicidad”, señala la experta en nutrición. Altos en ácidos grasos omega 3: pescados, aceite de soya, magnesio (plátano, nueces, legumbres, verduras y frutas) y zinc ya que favorecen la síntesis de serotonina. Carbohidratos complejos y de bajo índice glicémico: panes y cereales integrales, arroz, fideos, choclo, evitando los simples como azúcar, miel, productos de pastelería, entre otros. Una de las conductas más comunes en períodos post traumáticas es el aumento de la ingesta de alimentos dulces. Renat Ratner explica este fenómeno: “Al consumir azúcar el cuerpo experimenta un alza de esta sustancia en la sangre, la cual es seguida por una baja. Esto se traduce en fatiga y ampliación de las señales de hambre, lo que nos hace comer mucho más, llegando a sentir nauseas y malestar”. LA ALIMENTACIÓN SALUDABLE EN EL TRABAJO ES FUNDAMENTAL Sin duda, el estrés también tiene un fuerte impacto en la vida laboral. Considerando que pasamos alrededor del 75% del día en nuestros lugares de trabajo, es importante considerar qué conductas alimenticias son recomendables a la hora de atenuar las sensaciones de angustia o ansiedad. Ante esto, “Los trabajadores deben evitar los ayunos prolongados, para ello deben desayunar, almorzar y cenar y además incorporar dos colaciones saludables diarias. Junto con esto, tienen que evitar los excesos en general, ya sean alimentarios, de bebidas altas en cafeína (café, té, bebidas energéticas, bebidas cola), de bebidas alcohólicas o de tabaco”. TIPS ALIMENTARIOS PARA DISMINUIR EL ESTRES EN EL TRABAJO Elegir alimentos saludables. Incorporar diariamente 3 porciones de lácteos, 3 frutas, 2 porciones de verduras. Preferir carnes magras (bajas en grasa) eligiendo al menos 2 veces por semana pescado y 2 veces por semana legumbres (sin adición de tocino, longanizas, etc). ALGUNOS DE ESTOS ALIMENTOS SON: B U E N A 32 S A L U D Restringir azúcares y grasas. Ricos en triptófano: Pollo, pavo, pescado, leche, huevo, legumbres, quesillo, nueces, maní. Preferirlos bajos en grasas y prepararlos horneados, a la plancha y sin agregados de aceite, queso o crema Tomar abundante líquido.