CONOCIMIENTO, VERDAD Y REALIDAD Introducción 1. EL

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Francisco García Moreno
Ies Vistazul
T. 3 Conocimiento Verdad y Realidad
TEMA 3. LA FILOSOFÍA COMO RACIONALIDAD TEÓRICA: CONOCIMIENTO, VERDAD
Y REALIDAD
Introducción
1. EL CONOCIMIENTO.
1.1.
Aproximación al concepto de conocimiento.
Según el Diccionario de la Lengua Española conocer es: “Averiguar por el ejercicio de las
facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas. También lo
define como “percibir el objeto como distinto de todo lo que no es él”.
El diccionario de Filosofía de Ferrater Mora lo define como “lo que tiene lugar cuando un
1
sujeto (llamado "cognoscente") aprehende un objeto (llamado "objeto de conocimiento" y,
para abreviar, simplemente "objeto").
Podemos afirmar que el conocimiento es aquel proceso psicológico por el cual la
mente humana capta un objeto. En este sentido, es una representación que supone un
proceso de conocimiento.
Filosóficamente lo consideramos como la relación que se establece entre un sujeto y un
objeto, mediante la cual el sujeto capta mentalmente (aprehensión) la realidad y/o verdad
del objeto. El conocimiento es por tanto una relación que se establece entre un
sujeto y un objeto, por la cual el sujeto incorpora o adquiere en su mente la
realidad o verdad del objeto conocido.
En este tipo de relación que es el conocimiento hay que distinguir tres fases:
$
$
$
adquisitiva, cuando adquirimos u obtenemos conocimiento;
conservativa, cuando retemos o memorizamos lo conocido
elaborativa, cuando, con base en los conocimientos adquiridos y memorizados,
elaboramos otros por medio de la imaginación, la fantasía o el razonamiento.
Sin embargo esta relación entre sujeto y objeto que caracteriza al conocimiento no se da en
todos los seres humanos por igual. Es decir, no todos los seres humanos adquieren
conocimiento con las mismas pautas, procedimientos e intereses. Lo cual da lugar a
distintos tipos de conocimiento.
1.2.
Tipos de conocimiento.
Según sus intereses vitales (intereses profesionales, personales, etc...) El ser humano tiene
distintas formas de acceso a eso que llamamos realidad, y que analizaremos en un tema
posterior. Esos distintos accesos dan lugar a una distinción entre tipos de conocimiento.
Esos diversos tipos los podemos calificar de la siguiente forma:
1.2.1 Conocimiento cotidiano, llamado también conocimiento común u ordinario
El conocimiento común cotidiano, también conocido como empírico-espontáneo, se obtiene
básicamente por la práctica que el hombre realiza diariamente, lo cual ha permitido a la
humanidad acumular valiosas y variadas experiencias a lo largo de su historia.
1
Aprhender: captar y comprender al mismo tiempo lo captado
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Tiene lugar en las experiencias cotidianas. Es y ha sido respuesta a necesidades
vitales, ofreciendo resultados prácticos y útiles. Se transmite de generación en generación.
Se caracteriza porque es :
$
$
$
$
asistemático porque carece de métodos y técnicas.
superficial porque se forma con lo aparente.
sensitivo porque es percibido por los sentidos.
poco preciso porque es ingenuo e intuitivo.
Este conocimiento común o popular está basado fundamentalmente en la experiencia
cotidiana, y puede ser verdadero, errado (puede mantener como verdadera cosas que no lo
son) o probable
1.2.2
Técnico:
Aunque en un principio estuvo basado en la experiencia, esta tipo de conocimiento va más
allá de ella. Se podría decir que de muchas nociones experimentadas se obtiene una
respuesta universal circunscrita a objetivos semejantes. Es muy propio de las prácticas
artesanales. Se caracteriza por ser un conocimiento de causas. Es universal y es enseñable.
1.2.3 Científico
Va más allá de lo empírico, por medio de él, trascendido el fenómeno, se conocen las
causas y las leyes que lo rigen.
Sus características son:
Parte de los fenómenos
Plantea hipótesis
Explica los fenómenos
Busca regularidades
Está especializada
Intenta ser objetivo
Busca la verdad
Es histórico
Es racional
Es riguroso
Está sometida a crítica y revisión.
1.2.4 Reflexivo. Propio de la Filosofía
«Conocer» puede distinguirse de «saber» y, en sentido estricto debe hacerse. En este
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supuesto, «conocer» indica un contacto consciente con el objeto conocido a través de la
experiencia y, en concreto, de la percepción, en oposición a «saber» que es un
conocimiento por conceptos e ideas. Por reflexión y relación de conceptos e ideas. Saber es,
así, exclusivo y propio del hombre, mientras que tanto los hombres como los animales
conocen. Se conocen cosas; se sabe verdades o proposiciones verdaderas. Saber es un
proceso indirecto, mediato e inferencial, esto es, apoyado en razones.
1.3
Análisis de los elementos que componen el conocimiento
Si tal y como comentamos antes el conocimiento se define como la relación que se
establece entre un sujeto y un objeto, y por la cual el sujeto incorpora la realidad o verdad
del objeto conocido. Será necesario para llegar a comprenderlo mejor analizar esos
elementos estructurales que lo componen. Es decir, tendremos que analizar al sujeto de
conocimiento por un lado, posteriormente al objeto, y por último ver qué y cómo es el
resultado de esa relación, es decir, el producto del conocimiento.
1.3.1 Posturas filosóficas antes los elementos estructurales del conocimiento:
Este análisis se ha hecho de una forma más o menos sistemática a lo largo de la historia de
la Filosofía. Dando lugar a distintas posiciones filosóficas conocidas como “realismo”,
“subjetivismo”, “idealismo”, “racionalismo”, “empirismo”
Explicaremos someramente algunas de estas posturas, sin entrar en demasiadas
profundidades, puesto que estas serán tratadas en el tema de la realidad, para aclarar un
poco el por qué de estas distintas posiciones:
1.3.1.1. El realismo
Las teorías realistas dan una valoración superior al objeto de tal modo que el objeto se
impone y el sujeto recibe el impacto del objeto. La función del sujeto es la pura pasividad.
Las posturas realistas se pueden clasificar en “realismo ingenuo” que es aquel que mantiene
que existe un mundo real y que es sustancialmente tal como lo percibimos. Este realismo
sostiene, por tanto, que el mundo real coincide con el mundo percibido y que es
independiente del sujeto. También existe un realismo crítico que considera que hay que
distinguir entre el mudo físico y la percepción que hacemos de él, pero que en definitiva es
el objeto el que se impone al sujeto.
Dentro de las posturas realistas hay teorías opuestas en cuento al origen del conocimiento.
Por ejemplo, hay teorías empiristas que mantienen que todo nuestro conocimiento proviene
de la experiencia, nuestra mente es cómo una tabla rasa que se va impregnando de la
información que nos proporcionan los sentidos, y cabe también un realismo de carácter
racionalista que mantiene que nuestro conocimiento depende de nuestra razón, que es la
razón quien descubre la realidad en su proceso de conocimiento.
1.3.1.2. El idealismo
El idealismo por el contrario es una postura filosófica que centra su atención en el sujeto
cognoscente. En realidad no se puede hablar de idealismo si no de Idealismos (en plural)
pues hay varias corrientes filosóficas que se denominan así mismas idealistas y que sin sin
embargo llegan a oponerse radicalmente entre sí. Esta equivocidad deriva con frecuencia
del significado diferente que el término "idea" tiene en inglés y en francés, por una parte, y
en alemán, por otra. Mientras que en Alemania suele entenderse por "idea" la esencia
universal en el sentido de Platón, es decir, la idea como realidad en sí misma que la razón
descubre, en Inglaterra y Francia se da ordinariamente el nombre de "ideas" a simples
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"representaciones" de la conciencia que, como las cualidades secundarias de Locke (color,
sabor, calor), que son consideradas como percepciones fundadas sólo en el sujeto.
Expresión de esta complejidad del término es también la necesidad adjetivadora que se ha
dado entre los historiadores de la filosofía para diferenciar los diferentes tipos de doctrinas
consideras idealistas y que ha conducido a hablar de "idealismo subjetivo", "idealismo
objetivo", "idealismo lógico", "idealismo trascendental"etc...,
Pero dejemos de lado de momento estas consideraciones y centrémonos en las facultades
cognoscitivas, es decir, en las facultades que proporcionan conocimiento. A largo de las
siguientes exposiciones irán apareciendo los elementos teóricos y fundamentales
necesarios para poder comprender el por qué de estas posturas.
1.3.2 Las facultades cognoscitivas del sujeto.
El sujeto es aquí considerado como sujeto cognoscente. Es decir, como sujeto que adquiere
conocimiento. En este análisis seguiremos de cerca la línea kantiana, pues fue Kant el
primero que centró su análisis de forma especial y analítica sobre dichas facultades. Esto no
significa que vayamos a seguir a Kant en toda su extensión, y tampoco que nos
adheriremos plenamente a sus planteamientos, pero su análisis sí servirá para guiar el
nuestro.
Decía Kant que existían en el ser humano tres facultades que nos proporcionaban
conocimiento: Sensibilidad, Entendimiento y Razón. Nosotros seguiremos esta línea y
analizaremos estas tres facultades. Comenzaremos pues por la sensibilidad:
Para Kant, la sensibilidad es "capacidad (receptividad) de recibir las representaciones según
la manera como los objetos nos afectan. Sin embargo, la mayoría de los diccionarios nos
dicen que la sensibilidad es la facultad de percibir sensaciones, o de percibir propiedades
de los objetos mediante los sentidos.
Analizar la sensibilidad como facultad cognoscitiva implica, pues, analizar el tema de la
Percepción. Y en este análisis es donde ya nos separamos del planteamiento kantiano, y lo
hacemos por una razón elemental, Kant no conocía las aportaciones de la Psicología del
S.XX. Nosotros en nuestro análisis si seguiremos dichas aportaciones. Comencemos pues:
2.
La percepción
Diferencias entre sensación y percepción.
Llamamos sensación a la capacidad pasiva de recibir estímulos (impresiones) a través de
los sentidos. Para que un estímulo pueda ser captado por alguno de nuestros sentidos ha de
superar un nivel mínimo de intensidad llamado también umbral mínimo o umbral absoluto.
Entendemos por percepción la capacidad activa (constructiva) de captar objetos
organizándolos y dándoles un sentido. La percepción implica un proceso de
atención, selección, organización, integración e interpretación de las sensaciones
recibidas. Es decir, en la percepción además de tener una sensación sabemos lo que es
esa sensación. Lo fundamental en la percepción es la atención, selección e interpretación
de las sensaciones. De hecho, hay multitud de sensaciones que nos pasan desapercibidas,
ya que nos les prestamos atención y por tanto no las interpretamos. Es esencial a la
percepción la aprehensión de la realidad, no como una impresión sensorial aislada o un
ramillete de impresiones sensoriales, sino como un conjunto global organizado, o una
totalidad. Se percibe un paisaje, por ejemplo, no volúmenes, colores, matices, saturaciones,
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tonalidades, contrastes, distancias y sonidos dispersos o simplemente sumados.
Teorías acerca de la percepción.
2.1
Teoría asociacionista.
La escuela asociacionista mantiene que la percepción es el resultado de la suma de las
sensaciones. Esta afirmación implica que:
$
la percepción no es un fenómeno primario sino derivado. El fenómeno primario es
exclusivamente la sensación.
$
la configuración de las cualidades sensibles resulta de la suma de elementos de la
sensación (se percibe gracia a las cualidades de los elementos)
$
la asociación no es activa por parte del sujeto; las sensaciones se asocian entre sí de
un modo mecánico.
La teoría asociacionista, que a primera vista parece razonable, es incapaz sin embargo de
explicar ciertos hechos de experiencia referidos a la percepción. Determinadas ilusiones
ópticas que son percibidas con un sentido por el perceptor, como por ejemplo: dos líneas
paralelas iguales que son percibidas una más larga que la otra por su proximidad a dos
líneas oblicuas a ellas, contradicen el segundo enunciado de la teoría asociacionista, y al
refutar la segunda afirmación se refuta también la primera.
2.2
La teoría de la Gestalt.
Es una corriente de la psicología moderna, surgida en Alemania a principios del siglo XX, La
escuela de la Gestalt formada en su mayoría por psicólogos alemanes, El término Gestalt
proviene del alemán. No posee una traducción única, y aunque se lo entiende generalmente
como "forma", podría traducirse, también, como "figura", aunque posiblemete su traducción
correcta sea la de "configuración" e, "estructura" como estructuración.
Esta teoría sostiene que la percepción no tiene su origen en la asociación de elementos,
si no que la mente configura, a través de ciertas leyes, los elementos que llegan a
ella a través de los canales sensoriales (percepción) o de la memoria (pensamiento,
inteligencia y resolución de problemas). Este planteamiento se ilustra con los axiomas de
que el todo es más que la suma de sus partesy que siempre que sea posible se percibirá
una forma o figura.
Las principales leyes de la forma son:
Leyes generales de la forma o configuración:
1.
Ley de simplicidad, que dice que la forma tiende a organizarse de tal modo
que la figura resultante sea tan regular y sencilla como lo permitan los elementos dados
Cuando miramos una figura la percibimos de la manera mas simple
posible, se percibe un diamante o rombo, pero nadie aprecia las dos
letras “K” una frente a la otra.
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2.
Ley de pregnancia o buena forma, la forma tiende a organizarse de tal modo
que la figura percibida sea lo más definida posible.
Los cuatro puntos se ven como formando un cuadrado y no como cualquier otra figura que
pase por esos puntos. La figura "A" se ve como un hexágono y la "B" como un cubo
tridimensional, aunque la "A" podía verse como un cubo.
Leyes específicas de la forma:
1.
ley de proximidad ante varios estímulos iguales se tenderá a agrupar en una
estructura aquellos que se encuentran más próximos entre sí.
Los elementos y figuras que están
más próximos tienden a verse como una unidad y a aislarse de otros. Las figuras o los
puntos que están más próximos se reúnen en unidades aunque todos sean iguales.
2.
Ley de semejanza, se tiende a agrupar dentro de lo posible, aquellos elementos que
son semejantes entre sí.
Los elementos similares tienden a agruparse y a diferenciarse de otros y eso incluso puede
dominar sobre la proximidad, con independencia de la distancia. Las figuras semejantes
tienden a ser vistas conjuntamente.
3.
Ley de destino uniforme, por la cual tendemos a percibir como un todo, aquellos
objetos o líneas que mantienen la misma dirección.
4.
Ley del movimiento común, ante un conjunto de
elementos percibimos como formando un todo a aquellos que se
desplazan a la vez en la misma dirección y en el mismo sentido,
aún cuando no sean los más próximos entre sí.
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5.
Ley de cierre que mantiene que al agrupar los elementos se tiende a hacerlo
de tal modo que el resultado de su agrupación constituya una figura cerrada en sus
contornos.
6. Ley del Contraste: La percepción del tamaño de un elemento resulta influida por la
relación que éste guarda con los demás elementos del conjunto.
7. Lay de figura -fondo. Cada percepción se configura como una totalidad, dentro de la cual
se distingue la figura -más estructurada u organizada- y el fondo -menos estructurado-.
Rubin describió e ilustró este efecto con la clásica figura de doble percepción de la copa o
los dos perfiles.
De la posibilidad de una doble interpretación del gráfico autores como
Haber o Kienker concluyeron el carácter activo del individuo en la
constitución de la figura.
Rubin destacó unas diferencias fundamentales entre figura y fondo que
pueden reconocerse mirando el dibujo del jarrón o las caras:
"
Cuando dos áreas son limítrofes se percibe el fondo como algo amorfo y la figura con
una forma definida. por lo tanto, el contorno o límite parece pertenecer a la figura.
"
La figura aparece en primer plano, el fondo en segundo. Por lo tanto la figura
destaca o resalta sobre el fondo.
"
La figura es significativa, el fondo no.
"
El color de la figura se percibe más denso y sólido que el del fondo.
"
La figura se recuerda mejor que el fondo.
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Aquí tenemos otro ejemplo de la ley figura-fondo:
En (a) somos capaces de destacar de un fondo un
perro dálmata porque tendemos a percibir una figura
que se destaca de un fondo, a través del
agrupamiento de rasgos elementales
2.3
Teoría cognitiva
Aunque no se trata de una escuela psicológica que verse principalmente de la
percepción no es de desdeñar las aportaciones de dicha escuela. Para los cognitivos todo
desarrollo perceptivo está influenciado por el pensamiento. De hecho para los cognotivistas
no percibimos objetos, sino conceptos, es decir, percibimos un objeto determinado bajo la
sombra del concepto bajo la cual reconocemos ese objeto. Dicho de otro modo, cuando
percibo un árbol lo que es realidad estoy percibiendo es un objeto que responde a la
definición de árbol, es decir no percibo al objeto en sí, sino al objeto en cuanto que
responde a unas características determinadas por un concepto. Percibir es percibir algo
como algo.
2.4 Los fenómenos perceptivos especiales. Las ilusiones ópticas
De las distintas leyes de construcción de la figura y la percepción se deriva la existencia de
fenómenos perceptivos especiales, en los cuales la forma percibida es completada,
permanece constante, se conecta con otras en una sensación de movimiento, etc. a pesar
de que los estímulos recibidos no son completos, no están conexos, no son constantes o
semejantes en algún aspecto o, en suma, no permiten la interpretación que les damos en
nuestra percepción.
La constancia perceptual es la tendencia a percibir los aspectos del mundo como estables a
pesar de los cambios en la entrada de estímulos sensoriales que recibimos de ellos. Se
producen fenómenos de constancia en el tamaño, la forma, la luminosidad, y el tamaño
relativo. Merece una atención especial la consideración mixta que hacemos de tamaño
aparente y la distancia estimada del objeto percibido en el cálculo de su tamaño real. La
percepción de las dimensiones se basa en gran medida en la visión binocular, y la del
movimiento en la conexión de imágenes del objeto en movimiento, su cambio de tamaño, la
relación con el fondo, la postura de la cabeza y los ojos, etc.
Las ilusiones perceptivas son errores de percepción producidos por la combinación de
estímulos sensoriales y leyes de construcción perceptual. Destacan las ilusiones ópticas,
entre las que destacamos dos que ilustran suficientemente el tipo de mecanismo por el cual
se producen
a)
En la ilusión de Wundt y Hering dos líneas paralelas aparecen separándose o
juntándose en el centro por la influencia de unas líneas que se cruzan con ellas:
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En la ilusión de Müller-Lyer, distintos segmentos iguales aparecen de diferente longitud
por el efecto de puntas de flechas colocadas en diferentes direcciones
Otras ilusiones basándose en la ley de figura fondo son las siguientes:
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2.5
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Factores que influyen en la percepción
Mientras que una persona está concentrada en determinada lectura todos los demás
acontecimientos le pasan desapercibidos, no se da cuenta del sonido de la televisión
próxima ni del ruido de la calle ni de otros múltiples estímulos de su alrededor. Si,
súbitamente, se produce una explosión, su atención cambia de sentido y se dirige al
nuevo suceso. Es decir, que la percepción puede estar motivada por factores personales
o internos (caso de la lectura) o por factores externos (caso de la explosión).
Factores personales o internos
Los factores personales son los que dependen de las características propias de cada
individuo; los más importantes son:
 La atención voluntaria. Se denomina atención a la capacidad que poseen las
personas de seleccionar intencionalmente determinados estímulos y procurar
prescindir de los demás
 El interés. Se entiende por interés la inclinación vehemente del ánimo de una
persona hacia determinados objetos, actividades, etc.
 Los estados de necesidad. Se califica como estado de necesidad la situación de
carencia en que se encuentra un sujeto en un determinado momento: “quien
tiene hambre con pan sueña”
 La afectividad. Se conoce como afectividad a las disposiciones sentimentales,
bien positivas bien negativas, hacia algo o hacia alguien. Tanto la afectividad
negativa como la positiva tienden a favorecer la percepción. Las personas se dan
cuenta tanto de lo que aman como de lo que odian, tanto de lo que les produce
alegría como de lo que les causa tristeza. La indiferencia afectiva, en cambio,
lleva a los individuos a ignorar los objetos.
 Las aptitudes. Todo aquello que guarda relación con nuestras capacidades y
actividades se suele percibir mejor
Factores externos
Los factores externos son aquellos que influyen en el sujeto desde el mundo exterior a
él. Los más significativos son:
 El tamaño del objeto: en general, los objetos más grandes “atraen más la
atención”
 El movimiento y las variaciones: los objetos móviles y los que varían de ritmo,
intensidad o tonalidad se perciben mejor que los que permanecen estáticos o
invariables
 El contraste: el cambio más o menos brusco de la situación o del entorno.
 La situación: en general, las cosas situadas en el centro de un determinado
medio tienen a percibirse mucho antes y mejor que las colocadas en zonas
laterales
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Otros factores externos que pueden influir en la percepción son la insistencia o
reiteración, la complejidad, la novedad, etc.
La cultura, factor principal de la percepción humana
El equipo sensorial y las capacidades perceptivas naturales son prácticamente idénticos
en todos los componentes de la especie humana. Pero el uso que se hace de ese
material varía profundamente de unas culturas a otras.
Como han insistido numerosos sociólogos, y particularmente los seguidores de E.
Durkheim, las distintas sociedades transmiten a sus individuos ciertas creencias y
costumbres, y así, en lugar de percibir las cosas como son, las percibimos condicionados
por “lo que todo el mundo piensa, dice y hace” en nuestra sociedad, es decir, en
consonancia con lo que ésta nos ha enseñado.
En nuestra vida, en nuestra experiencia, el mundo humano precede al mundo animal,
vegetal y mineral. Vemos todas las cosas, como a través de unos anteojos,
mediatizados por la cultura y la mentalidad del grupo social en el que nacemos: las
personas que forman parte de mi comunidad me infunden sus ideas y sus creencias y yo
percibo el mundo y las cosas a través de esas ideas recibidas.
De esta manera, mediante el aprendizaje social empezamos no solamente a pensar y a
razonar, a estimar unos valores y a rechazar otros, a juzgar positivas unas normas y
negativas otras, etc., sino también a percibir las distancias, los colores y las formas de
las cosas; como ejemplo de esto veamos los que nos cuenta Ornstein en su libro La
psicología de la conciencia:
Es casi seguro que gran parte de nuestra experiencia perceptiva es
aprendida. Por ejemplo, los pigmeos del Congo habitan sobre todo en densos
bosques y, por tanto, rara vez tienen la oportunidad de ver grandes
distancias. En consecuencia, no desarrollan, como nosotros, una sólida idea
de la continuidad de las medidas. Colin Turnbull, antropólogo que estudiaba a
los pigmeos, llevó una vez a su guía pigmeo a una excursión por el bosque.
Cuando estaban atravesando una vasta planicie, vieron un rebaño de búfalos
a lo lejos.
El guía echó una mirada sobre la planicie donde estaba el rebaño de búfalos.
Me preguntó que de qué tipo de insectos se trataba, y le dije que eran
búfalos, tan grandes como el búfalo de los bosques que él conocía. Estalló en
carcajadas y me respondió que no le contase tonterías … Entramos en el
coche y descendimos hacia donde estaban pastando los animales.
Observamos cómo se hacían cada vez más grandes, y, aunque era tan
valiente como todos los pigmeos, cambió de sitio, sentándose cerca de mí,
murmurando que se trataba de brujería … Cuando se dio cuenta de que eran
búfalos reales, se le pasó el miedo, pero lo que le intrigaba era cómo habían
sido tan pequeños y se habían vuelto de repente más grandes o si había sido
una especie de truco.
Las personas de diferentes culturas pueden no verse confundidas por los
mismos efectos ópticos que nosotros, porque no comparten los mismos
esquemas mentales. Por ejemplo, muchas de las ilusiones más famosas
desarrolladas por nuestros psicólogos dependen en gran medida de que
vivamos en un mundo en el que predominan los ángulos rectos y las líneas
rectas.
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Pasamos ahora al análisis de la segunda facultad cognoscitiva: el entendimiento.
3. El entendimiento.
El vocablo entendimiento traduce al castellano el vocablo latino intellectus de la época
clásica, que es a su vez es la traducción del griego, nous. El entendimiento hace referencia
a la facultad de pensar, y al mismo tiempo de comprender, de entender.
No debemos perder de vista el origen latino de este término, pues siguiendo esa línea
etimológica podemos explicar esta facultad a través de la “Inteligencia”. Bien es cierto que
tradicionalmente la inteligencia se ve como distinta de entendimiento, al cual se considera
como la capacidad de pensar, vista desde la teoría del conocimiento, y que se considera
que «inteligencia» es más propiamente un término psicológico de uso reciente, que se
aplica al conjunto de actividades psíquicas, o aptitudes, de tipo superior con las que el
hombre se enfrenta a su medio ambiente. Sin embargo, el pensamiento humano se
caracteriza por ser pensamiento inteligente, es decir, entendimiento e inteligencia son
anverso y reverso de una misma moneda. Por tanto explicar un término nos llevará
inexorablemente a la explicación del otro, para su mejor comprensión.
Expliquemos pues qué es la Inteligencia y así podremos explicar mejor que es el
entendimiento.
La mayoría de definiciones, dadas por psicólogos, destacan la naturaleza adaptativa de la
inteligencia al medio. Stern la entiende como capacidad de adaptarse, mediante el
pensamiento, al medio; Wechsler, como capacidad de llevar a término acciones
intencionales, de pensamiento y adaptación al medio; Piaget, como forma superior de
adaptación del organismo al medio.
Otras definiciones destacan determinadas características funcionales concretas de la
naturaleza adaptativa general de la inteligencia, y se refieren entonces a la capacidad de
abstracción, de aprendizaje, o de combinación y relación de datos, comprensión,
simbolización, etc.; de estas definiciones, la de mas universal aceptación es la que
considera la inteligencia como la capacidad de resolver problemas, lo cual supone el recurso
al concepto y a la capacidad de razonamiento, inductivo o deductivo.
Nosotros resumiremos todas estas definiciones de la siguiente forma:
Llamamos inteligencia a la capacidad de resolver problemas
consiguiendo así una mejor y mayor adaptación al medio.
comprendiéndolos
y
Factores que componen la Inteligencia.
A)
B)
C)
D)
E)
F)
G)
capacidad verbal, como capacidad comprensiva.
dominio verbal, como capacidad expresiva.
percepción
aptitud espacial, saber visualizar objetos en el espacio.
razonamiento deductivo
razonamiento inductivo
razonamiento numérico.
Las capacidades verbales y la percepción permiten comprender los problemas, los
razonamientos resolverlos, y todos juntos, la adaptación.
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No nos extenderemos mucho en este apartado, pues posteriormente será analizado en el
tema de “pensamiento y Lenguaje”. Sólo resaltar que el pensamiento necesita de un
vehículo lingüístico, no ya para poder expresarse, si no también para existir, y que ese
lenguaje es el que nos permite no sólo adquirir conocimientos, si no también transmitirlos.
Antes comentábamos que el entendimiento es la facultad que nos permite pensar, Kant
afirmaba que el entendimiento es, la facultad de conocer mediante conceptos, referidos a
objetos particulares dados en la sensibilidad, es decir, que son percibidos. Como podemos
comprobar, tanto para la inteligencia como para el entendimiento (anverso y reverso de
una misma facultad), el componente lingüístico es esencial. Pero esto ya lo veremos en su
tema correspondiente. Sólo resumir que el entendimiento se ha identificado
tradicionalmente como aquella facultad humana que permite la abstracción de conceptos
generales y universales a partir de los datos concretos y particulares que nos proporcionan
los sentidos
Pasamos ahora al análisis de la tercera facultad: la Razón.
4. La razón.
Si hay un término polisémico y problemático al mismo tiempo en filosofía, sin duda éste es
el de razón. La razón, a lo largo de toda la Historia de la Filosofía, ha sido interpretada y
considerada de muchas maneras, en muchas ocasiones precisada por un adjetivo. Parece
como si todo el mundo supiera lo que es, pero sin poder llegar precisar a fondo qué es y
cómo es.
Tomados en su sentido amplio, los términos "razón" y "entendimiento" son sinónimos La
razón puede confundirse, y de hecho algunos filósofos así lo hacen, con el entendimiento.
La causa de esta confusión radica en el hecho de que para ellos “razonar es pensar”. Si eso
fuera así no tendría sentido, pues, diferenciarla del entendimiento. Hay quines opinan que
la razón no es más que la intima unión de sensibilidad y entendimiento en una sola
facultad. Si la consideramos como una facultad distinta del entendimiento habrá pues que
diferenciarla de él.
La diferencia entre 'razón' e 'entendimiento' (en griego logos y nous, y en latín ratio e
intellectus respectivamente), consiste en que el conocimiento intelectivo es considerado
intuitivo y directo. Mientras que la razón designa el modo humano de ejercer el
conocimiento intelectivo: modo racional, a través del discurso y la complejidad de un
procedimiento unido a las imágenes sensibles y a los procesos de inducción y deducción.
Antes comentábamos que el entendimiento era la facultad de pensar a través de conceptos.
Con la aplicación de conceptos a las sensaciones que recibimos, comprendemos lo que
percibimos, y por tanto formulamos juicios, es decir, afirmaciones sobre la realidad o sobre
aspectos de la realidad. Pero estas afirmaciones son particulares y concretas, un juicio
sobre un tipo de percepción es un juicio particular y concreto, sometido a una situación
particular y concreta. La razón se constituye pues, como la facultad de dar sentido a la
pluralidad de juicios que el entendimiento puede formular. Digamos que la razón sintetiza y
unifica, dando sentido, los juicios formulados por el entendimiento. La razón permite
extraer conclusiones, relacionar conceptos, establecer hipótesis, etc… La razón es la
facultad que unifica todo el proceso del conocimiento. El producto de esa unificación son los
razonamientos, y las ideas, entendidas estas como la representación intelectual de un
objeto, una representación universal y abstracta que le diferencia de la imagen o del
concepto, que representa lo particular y concreto. Podríamos concluir diciendo que la razón
es el entendimiento inteligente en su afán universal y totalizador.
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Concluimos aquí este breve e incompleto análisis de las facultades cognoscitivas. Sólo sirva
de introducción a uno de los temas más debatido, comentado y analizado de la Historia de
la Filosofía.
Entramos pues en la segunda parte del tema:
5.
El Problema de la Verdad: Ámbitos y Teorías
sobre la verdad.
5.1. El concepto de verdad. Distintas concepciones y distintos ámbitos de la
verdad.
Definir que sea la verdad no es tarea fácil, la pluralidad de teorías, criterios y
consideraciones que históricamente han ido apareciendo es buena muestra de ello. En
definitiva, parece que la consideración de lo que sea “verdad” depende en muchos casos de
nuestra propia concepción de la realidad a la que se refiere esa verdad, o del campo de
actuación en el que estemos inmersos e incluso de nuestra propia tradición cultural.
Tradicionalmente reconocemos tres ámbitos de la verdad:
•
Ámbito ontológico, referido a lo real, propiamente dicho al conocimiento de lo real y
que consiste en la conformidad de lo real con su apariencia y con el conocimiento que
tenemos de esa realidad.
•
Ámbito epistemológico, no se refiere a la realidad como tal, si no que está referido a
nuestro conocimiento de la realidad, a nuestro modo de conocer, y como este se
corresponde con la realidad.
•
Ámbito ético que es la conformidad entre lo que pienso y siento con lo que hago.
Nosotros nos referiremos a los dos primeros, dedicando especial atención al segundo. Pues
en definitiva el enunciado del tema, de formas de conocimiento.
Al tratar la cuestión de la verdad no podemos dejar de lado el acudir al origen histórico y
etimológico del término, ya que su análisis en el transcurrir histórico nos aportará los
distintos marcos de referencia necesarios para poder entender por qué hay que hablar de
“verdad diferenciada” en distintos campos del conocimiento humano.
5.2
Teorías sobre la Verdad.
5.2.1 La verdad como “alétheia”
Filosóficamente hablando, el origen de nuestro vocablo verdad procede del término latino
veritas que a su vez es la trascripción del griego alétheia. En su sentido original griego,
verdad era aquello que era “des-velado”, “des-ocultado” por la luz de la razón. En este
sentido fue entendida la verdad por Parménides y por Platón.
Así pues, podemos afirmar que alêtheia en su sentido originario, remite a una dualidad: lo
que aparece ante nosotros y el fundamento de lo que aparece o, en otros términos, la
auténtica verdad-realidad. De modo que la primitiva noción griega de verdad remite a lo
permanente. Los primeros filósofos griegos comenzaron por buscar lo verdadero frente a la
falsedad, la ilusión, la apariencia, etc. La verdad era idéntica a la realidad. El “logos” griego
concibe la verdad como descubrimiento del ser, es decir, como la visión de la forma o perfil
de lo que verdaderamente es, pero que se halla oculto por el velo de la apariencia.
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T. 3 Conocimiento Verdad y Realidad
Filosóficamente hablando, la primera concepción de la verdad cae, pues, bajo el ámbito de
lo ontológico.
5.2.2 La verdad como correspondencia
Sin embargo, en el S.IV A.C, Aristóteles rompe con esta tradición de la verdad como
desvelamiento, introduciendo una nueva concepción: La verdad como correspondencia. De
esta manera, se introduce el giro epistemológico en el concepto de verdad. El empirismo
cognoscitivo aristotélico era incompatible con un criterio racionalista de la verdad como es
el de la alétheia. Para Aristóteles, el entendimiento agente abstrae y actualiza a los
inteligibles presentes en el entendimiento paciente, obteniendo un concepto, que se
constituye en la base del conocimiento. Ese conocimiento se expresa en un juicio o
proposición, y es a ese juicio o proposición que expresa lo conocido lo que podemos llamar
verdadero si coincide o se corresponde con los hechos o falso si no coincide o no se
corresponde a los hechos.
Así, para Aristóteles, "decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es, es lo falso;
decir de lo que es que es, y de lo que no es que no es, es lo verdadero" (Metafísica, G, 7,
1011b 26-8).
La “verdad como adecuación”.
Para los escolásticos, la verdad como correspondencia pasó a llamarse “verdad como
adecuación”, por obra de la definición tomista de verdad.
Sto Tomás definió la verdad como: “Adecuación del entendimiento a la cosa, según que el
intelecto afirma ser lo que es, y no ser lo que no es” (Suma contra gentiles, I, 49). La
verdad se nos presenta como una propiedad trascendental del ente. La verdad como verdad
trascendental es definida como la conformidad o conveniencia del ente con la mente. Pero
la verdad puede entenderse así mismo como la conformidad o conveniencia de la mente con
la cosa, o adecuación de la mente con la cosa y así tendremos la verdad lógica.
Para estas teorías de la correspondencia, la verdad de una proposición consiste, no en sus
relaciones con otras proposiciones, sino en su relación con el mundo, en su correspondencia
con los hechos.
Ahora bien, ¿qué es esta correspondencia con la realidad? La relación de correspondencia
se explica no en términos de un isomorfismo estructural entre proposición y hecho, sino en
términos de origen del conocimiento. Tanto para Aristóteles como para Sto Tomás, el origen
de nuestro conocimiento hay que buscarlo en la experiencia, esta es la que nos va a
suministrar los datos que nuestro entendimiento va a utilizar para construir los conceptos y
a partir de ellos, los juicios acerca de los hechos. Ahora bien, ese carácter de verdadero que
tiene el juicio no viene determinado por su forma o estructura lógica, si no por la simple
correspondencia con el “ser” que se muestra en el ente que se corresponde con lo
expresado en el juicio. Tenemos pues que las primitivas teorías de la verdad como
correspondencia tienen un valor óntico además del epistemológico, pues es esa “existencia
o es” de lo expresado lo que otorga conformidad o adecuación a lo expresado. En este
sentido podemos afirmar que la verdad correspondencia es una verdad descriptiva.
Describe nuestro conocimiento del mundo en cuanto este nos muestra su ser, o su modo de
ser.
La reformulación de la correspondencia
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T. 3 Conocimiento Verdad y Realidad
Hume (S. XvIII) destacó la diferencia que existe entre lo que llamamos verdades de razón
y verdades de hecho, o conocimiento por relaciones de idea y conocimiento de hechos
Hume, al distinguir impresiones e ideas, introduce un criterio para decidir acerca de la
verdad de nuestras ideas: ¿Queremos saber si una idea cualquiera es verdadera o falsa?
Solo hay un modo de saberlo: una idea es verdadera si proviene de una impresión; es falsa,
si no procede de impresiones. A toda idea la tiene que corresponder una impresión; si no
hay correspondencia, hay falsedad. El límite de nuestro conocer es la impresión: el
conocimiento de la mente humana está completamente limitado por las impresiones. Como
todos sabemos la postura de Hume y su crítica al concepto de causalidad tendrá una
incidencia enorme en el campo epistemológico. Su postura llevó al escepticismo y originó
serios problemas epistemológicos que condicionaron enormemente los derroteros de la
filosofía posterior.
Ya en el siglo XX tenemos que tener en cuenta la reformulación de Tarski.
La verdad como correspondencia formal. La teoría Semántica de la Verdad.
Tarski propuso dar una definición satisfactoria de verdad que fuese materialmente
adecuada y formalmente satisfactoria, basada en la teoría de la correspondencia con la
realidad. Para ello proporciona una fórmula de la adecuación material de la verdad que dice
así: Sea "p" una oración y "p'" el estado de cosas que expresa; "p" es verdadera si y sólo si
"p'" ocurre.
La cuestión central radica en los hechos materiales que son adecuados para dar
cumplimiento al la alcance semántico de la proposición “p”. Aclaremos esto. Del átomo es
posible que nunca tengamos una sensación directa, pero sí podemos inferir un estado de
comportamiento, de tal manera, que se ocurre es estado de comportamiento al que
llamamos “p’”, podemos afirmar la verdad de “p”.
5.2.3. La verdad como evidencia
Con la filosofía moderna del S XVII , la verdad pierde su status ontológico y pasa a ser
definitivamente una cuestión epistemológica: en Descartes, la verdad se convierte en el
problema de la certeza, o de la evidencia.
Descartes sólo tomó como objeto de conocimiento a las ideas. De ahí que necesitara un
nuevo criterio adecuado a su material de conocimiento. Las cosas existentes no son dadas
en sí mismas, sino como ideas o representaciones a las cuales suponemos que
corresponden realidades fuera del yo. Pero el material del conocimiento humano nunca es
otro que ideas, de diferentes clases, y, por tanto, el criterio de verdad de las ideas no
puede ser extrínseco, sino que debe ser interno a las ideas mismas.
La Filosofía moderna debuta con Descartes en idealismo. Incluye el mundo en el sujeto;
transforma las cosas en ideas; tanto que un problema fundamental de la filosofía cartesiana
será el de salir del yo y verificar el tránsito de las ideas a las cosas. Descartes propone la
evidencia, como criterio de verdad. Lo verdadero es lo evidente y lo evidente es a su vez
definido como lo indudable. El punto de partida de la filosofía cartesiana es la duda
metódica. que no es más que la exigencia de una evidencia indestructible; y un método de
investigación positivo, puesto que aquella información que logre salir victoriosa de los
ataques de una duda metódicamente llevada a los mayores extremos de rigor, será la
verdad cierta que buscamos. Y que podrá servir de fundamento sólido para descubrir otras
verdades.
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5.2.4. La verdad trascendental o la verdad como construcción del sujeto
En Kant, la verdad es «trascendental» en un nuevo sentido, esto es, se refiere a las
condiciones a priori, existentes en el sujeto humano, que hacen posible la concordancia del
entendimiento con su objeto. Debido a la revolución copernicana de los planteamientos
kantianos, la verdad es la conformidad de la experiencia con los conceptos puros del
entendimiento o categorías. Esto significa que el sujeto construye su objeto de
conocimiento, haciendo posible por tanto dicho conformidad.
5.2.5
Teoría pragmática de la verdad
Teoría sobre la verdad que se engloba dentro de otra teoría epistemológica más general, el
pragmatismo, iniciado por Peirce, según el cual el significado de un concepto o de un
enunciado se ve en la práctica. De acuerdo con estos principios, y más bien debido a una
formulación de William James se la define como propiedad de toda proposición o enunciado
-James habla más bien de «creencias»- que en la práctica funciona, resulta o tiene
consecuencias útiles. Esta utilidad no debe entenderse en un sentido meramente
tecnológico o práctico de alcance inmediato, sino en un sentido mucho más amplio.
Para Peirce un enunciado es verdadero si y sólo si es aceptado por todo aquel que tiene
suficiente información sobre lo que afirma. Para James, una creencia es verdadera si se
muestra útil para quien la cree.
5.2.6 Verdad como consenso
Variante de la teoría pragmática de la verdad, atribuible a Jürgen Habermas, según el cual
«verdad» no es un predicado o propiedad de una proposición o enunciado, sino una
exigencia ideal del mismo, por la que se reclama de los demás el asentimiento, o el
consenso intersubjetivo, una vez presentadas las justificaciones con que se sostiene y se
afirma un enunciado. El trasfondo de esta teoría supone que los enunciados que se
pretenden verdaderos, como actos lingüísticos que son, se profieren en una situación ideal
de diálogo, en la que ha de ser posible un discurso libre y racional.
5.2.7 La verdad como perspectiva
Se debe a Ortega y Gasset. Según Ortega, la perspectiva inherente a la realidad, la realidad
ofrece muchas caras, de ahí que si el sujeto cambia de lugar, cambia la perspectiva, pero si
un espectador es sustituido por otro en el mismo lugar la perspectiva permanece idéntica.
La perspectiva es el resultado de la influencia de la realidad en el sujeto cognoscente. El
error del objetivismo es hacer del objeto el único responsable del conocimiento, el error del
subjetivismo es subrayar en exceso el papel del sujeto. La verdad está en la comprensión
de que ambos, el sujeto y el objeto, son inseparables.
El que las perspectivas sean distintas ni las hace falsas, ni es un signo de nuestra
imposibilidad de alcanzar la realidad. La realidad misma es una múltiple perspectiva. Hay
muchos paisajes, y todos ellos verdaderos. La perspectiva es uno de los componentes de la
realidad. Una realidad que se ofrezca de modo idéntico a distintos espectadores es un
imposible, tan absurdo como un punto de vista absoluto, un punto de vista que esté más
allá de las determinaciones que cada tiempo y espacio impone.
La dimensión perspectivística de la realidad no se limita a los aspectos perceptuales, como
los colores, los sonidos, las figuras espaciales, alcanza también a las dimensiones más
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abstractas de la realidad, los valores y las propias verdades. Del mismo modo que nuestros
ojos son los órganos receptores de los aspectos visuales de las cosas y sólo las pueden
captar en sus dimensiones perspectivísticas, nuestra mente es como un órgano perceptor
de verdades. Nuestra mente nos predispone para captar ciertas verdades y ser ciegos a
otras, y lo mismo ocurre con cada pueblo y cada época, que tienen también su peculiar
modo de ver la verdad, su peculiar punto de vista. Sólo si nos concebimos como seres
abstractos, fuera del tiempo y del espacio, podemos creer en el privilegio de una
perspectiva frente a otra. La única perspectiva falsa es la que pretende ser la única, la
verdad no localizada, no dependiente de ningún punto de vista; y esto es el racionalismo y
la mayor parte de la filosofía. Frente a esta razón pura del racionalismo, Ortega propone
una razón que sea capaz de integrar la dimensión perspectivística de la realidad, una razón
vital e histórica La razón vital nos muestra que las diferencias individuales, las
peculiaridades de cada pueblo y de cada momento histórico, no son impedimentos para
alcanzar la realidad, al contrario, son el órgano gracias al cual pueden captar la realidad que
les corresponde. Cada individuo es un punto de vista esencial, insustituible.
5.2.8 La verdad como coherencia.
Este tipo de verdad es propio de la ciencia matemática y la lógica. La verdad como
coherencia queda caracterizada a través de este texto de Russell:
Lo que una oración afirmada expresa es una creencia; lo que la hace verdadera o
falsa es un hecho que es en general distinto de la creencia. La verdad o falsedad
son relaciones externas, es decir, ningún análisis de una oración o una creencia
mostrará si esta es verdadera o falsa. Pero esto no se aplica a la Lógica o a la
Matemática, donde la verdad o falsedad, según sea el caso se sigue de la forma de
la oración. (B: Russell "EL conocimiento humano”).
La coherencia queda definida pues como la propiedad de un conjunto de enunciados o de
creencias en el que cada enunciado es consistente con el resto y se deduce de él.
6. El problema de la realidad
Normalmente se suele identificar la realidad con la existencia, es decir con lo que hay, o
mejor dicho, con lo que podemos conocer que existe o hay. El problema de la realidad
queda, pues, circunscrito al problema de cómo podemos conocer lo real.
En este punto tenemos que tener en cuenta las distintas dimensiones en las que puede caer
el concepto de realidad:
-
Realidad como dimensión física del mundo. Es la realidad el cuento material, en
cuanto cosa que pretendemos conocer es el mundo de los hechos físicos.
Realidad como existencia. Es concebir lo real como existente, independientemente
de que esa realidad que consideramos tenga existencia sea material o ideal.
La realidad para mí. Es la dimensión experiencial de la realidad, se trata de como yo
vivo la realidad y como esta se convierte para mí es muy corto para el pensamiento,
para mí sentimientos, en definitiva para mi vida.
Dentro de la teoría del conocimiento podemos reconocer fundamentalmente tres posturas:
a)
Empirismo, cuya tesis fundamental es : “sólo podemos conocer lo que podemos
experimentar, luego sólo es real lo que podemos experimentar”.
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b)
Racionalismo, cuya tesis fundamental es que la razón es la única fuente de
conocimiento válida, luego todo aquello que podamos conocer mediante la razón es real. Es
decir, por ejemplo, desde el racionalismo se reclama la existencia de Dios como real.
c)
Idealismo trascendental, (que se puede considerar como un eclecticismo o un
sincretismo matizado de las corrientes antes mencionadas). Esta postura reconoce cómo
única fuente de conocimiento al entendimiento racional, pero reconoce que los límites del
conocimiento están en la experiencia. A partir de esta teoría, aunque con importante
matizaciones o modificaciones, se construye la nueva teoría de la ciencia como
conocimiento.
A partir del Idealismo trascendental, y según este se va deslindando en nuevas corrientes
filosóficas, el concepto de realidad va adquiriendo nuevos matices o nuevas formulaciones a
través de nuevas consideraciones (Fenomenología, Perspectivismo….)
En definitiva, y después de 27 siglos de Filosofía a nuestras espaldas, siguen vigentes las
mismas preguntas:
‒
‒
‒
¿qué es real?
¿a qué podemos llamar real?
¿desde dónde y cómo podemos estudiar la realidad?
‒
‒
‒
‒
‒
‒
‒
‒
verdad
existencia
lo que hay
lo que es
lo que podemos experimentar
lo que podemos percibir
lo físico
etc..
Lo cierto es que acorde con el estudio de la realidad y parejo a este, van surgiendo nuevos
vocablos que intentan dotar de contenido y significado al término real o realidad; estos
términos son:
Junto con estos vocablos, y a partir de distintas consideraciones filosóficas, surgen intentos
de respuestas a las preguntas anteriores, respuestas tales como:
‒
‒
‒
‒
sólo es real lo que puede expresarse
sólo es real lo que puede conocerse
sólo es real aquello que pueda pensarse
es real todo aquello que pueda imaginarse. Etc...
Ante todas estas preguntas y sus posibles preguntas, surge otra pregunta, quizás mucho
más radical, o quizás más problemática: ¿hay una única realidad, o hay múltiples
realidades?. Y esta, mi estimado alumno, es una pregunta que a propósito dejo sin
respuesta, pretendiendo que seas tú quien, desde tu propia reflexión, des respuesta.
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