El ascenso de las potencias emergentes y el nuevo orden

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El ascenso de las potencias
emergentes y el nuevo
orden internacional
DEBATE
Susanne Gratius
Investigadora.
FRIDE.
La elección de Barak Obama como nuevo Presidente de los Estados Unidos y los problemas
causados por la crisis financiera son dos acontecimientos globales que influirán para que las
potencias emergentes aceleren su integración en el sistema internacional. El ascenso de
estas nuevas potencias emergentes está modificando las coordenadas del poder
internacional, empezando a valorarse más la importancia del poder económico, los recursos
naturales, la capacidad de la ciencia y la tecnología y la fuerza de la diplomacia que el poder
militar como valor determinante para liderar el mundo.
La crisis financiera revela una vez
más que los países emergentes están
desafiando la posición de poder de
las viejas potencias que, empezando
por Estados Unidos, están perdiendo peso en el sistema internacional.
Dos acontecimientos acelerarán su
inclusión en el sistema de gobernanza mundial: la elección de Barack
Obama en EEUU y la crisis financiera internacional. Durante su campaña electoral, Obama subrayó que
“pasaron los tiempos de pensar que
los países de la OTAN son los más
importantes del mundo” y anunció
involucrar a las potencias emergentes en un nuevo orden internacional.
Sobre las cenizas del orden internacional de la post-guerra se celebró,
el 15 de noviembre en Washington,
una Cumbre Financiera internacional para poner freno a la mayor depresión desde 1929. Diferente a crisis anteriores, no fue el Fondo Monetario Internacional (FMI) que protagonizó la acción de rescate, sino el
G-20 integrado por once países
emergentes, ocho industrializados y
Nº 170. ENERO 2009
la UE, más España y Países Bajos.
Creado en 1999, el G-20, actualmente presidido por Brasil, es uno
de los pocos foros globales donde
los países emergentes pesan más que
las naciones industrializadas. El hecho de que por primera vez se reunieron, en condiciones de igualdad,
países del Norte y del Sur para
afrontar conjuntamente la crisis financiera originada en Estados Unidos es un reconocimiento implícito
del creciente peso de las potencias
emergentes.
La Cumbre lanzó tres mensajes
al Mundo: advirtió ante los peligros
de volver al proteccionismo nacional, subrayó la necesidad de una
acción concertada internacional
para evitar un colapso de la economía mundial y anunció una reforma
de la arquitectura financiera internacional. Aún así, la Cumbre de Washington no fue un segundo Bretton
Woods, la conferencia de 1944 que
creó el sistema financiero actual
(Banco Mundial y FMI). Al haber
sido convocada por uno de los má-
ximos responsables de la crisis, el
Presidente George W. Bush, la
Cumbre marcó el fin de una etapa
de oscurantismo internacional y, en
un escenario optimista, el inicio de
la construcción de un nuevo orden
internacional.
Para evitar mezclarse con su antecesor y no intervenir en la política
del Presidente saliente, Barack
Obama no asistió a la Cumbre,
pero será durante su Gobierno que
continuará el proceso de diseñar un
sistema político y financiero internacional más reglamentado y equitativo. Al ser un foro que representa
el 85% del PIB mundial e integrar
una gran diversidad de países, el G20 podría ser el germen de una nueva arquitectura financiera internacional. El Foro de Estabilidad Financiera –creado en 1999 en el seno
del obsoleto G-7–, encargado con
esta tarea, tiene poca legitimidad
para hacerlo al no incluir instituciones de China, India o Brasil.
Una lección de las actuales turbulencias financieras –resultado de
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El ascenso de las potencias emergentes y el nuevo orden internacional
la globalización– es que el mundo
ya no se puede dividir en países
desarrollados y subdesarrollados o
en Norte y Sur. Esta vez, la caída de
los mercados financieros se inició en
el epicentro del poder y afecta a todas, potencias emergentes y tradicionales, que tienen que definir conjuntamente reglas y principios comunes para revisar y manejar el capitalismo globalizado. Lo bueno de
las crisis es que siempre ofrecen una
oportunidad de reforma. Una de
ellas es la redistribución del poder
en las principales instituciones multilaterales dominadas por Estados
Unidos y sus aliados.
se perfiló como novena potencia
económica global, tres posiciones
por delante de España.
El ascenso de las potencias
emergentes modifica nuevamente
las coordinadas del poder internacional. En los últimos sesenta años
pasamos del sistema bipolar al mundo triádico (EEUU, UE y Japón), de
la triade al momento unipolar y del
unipolarismo transitamos hacia un
orden multipolar. La seña de identidad del mundo actual es el declive
de las potencias europeas y el auge
de nuevas potencias que pueden ser
democráticas como Brasil e India o
autoritarias como China y Rusia. Su
Los años oscuros de la época Bush demostraron que el
aislamiento, el unilateralismo, las sanciones y la fuerza
militar no son una buena política para crear un mundo
más seguro y estable. Por ello, el principal reto de Estados
Unidos ahora es incluir a China, Brasil, India, Rusia y
Sudáfrica en el sistema, o aceptar la creación de otro.
Las nuevas potencias juntas ya
representan más de la mitad del PIB
mundial y lideran el crecimiento,
que en 2007 superó el 11% en China, el 9% en India, el 8% en Rusia y
el 5% en Brasil. Aunque la crisis reduce también sus perspectivas económicas, a diferencia de Estados
Unidos y la Unión Europea, estos
países no entrarán en recesión, sino
seguirán siendo el motor de la economía global. Además, comparado
con Japón, Estados Unidos o Alemania, su deuda pública es menor.
Por su crecimiento sostenido, los
BRIC (Brasil, Rusia, India y China)
empiezan a reemplazar las potencias europeas. No Japón sino China
fue la segunda economía mundial,
India desplazó a Alemania en el
cuarto lugar, Rusia alcanzó un séptimo rango y, antes que Italia, Brasil
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ascenso señala también que el poder
militar ha dejado de ser el principal
criterio para dominar el mundo y
que tanto o más importantes son el
poder económico, los recursos naturales, la capacidad en ciencia y tecnología y la diplomacia.
Aunque las potencias emergentes han subido en la jerarquía internacional, siguen estando subrepresentadas o ausentes en los centros
de poder: en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en el Fondo Monetario Internacional (FMI),
en el Banco Mundial, en la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y en el
Grupo de los Ocho (G-8). A modo
de respuesta, han surgido alianzas
Sur-Sur por doquier. Ejemplos destacados son el Grupo de los Veinte
(G-20) del Sur que creó Brasil du-
rante la Conferencia Ministerial de
la OMC en Cancún (2003), el foro
de diálogo entre las tres potencias
democráticas India, Brasil y Sudáfrica (IBSA), el grupo de los BRIC que
formalizaron su alianza en mayo de
2008 o el G-5 creado por cinco países emergentes para dialogar con el
G-8. Asimismo, para contrarrestar la
influencia del FMI surgieron el Banco del Sur apoyado por Brasil y Venezuela y el proyecto de crear un
Banco entre Irán y Venezuela.
Estas iniciativas que surgen al
margen de las instituciones internacionales señalan que el sistema global ya no representa la balanza de
poder que se inclina cada vez más
hacia los países emergentes. Frente a
potencias globales como China, que
representa un quinto de la población mundial y la segunda potencia
económica y militar del mundo, será
cada vez más difícil justificar la presencia de países como Francia, el
Reino Unido o del Estado frágil Italia en el poderoso Grupo de los
Ocho (G-8). Es por ello que potencias emergentes como Brasil, India y
China reclaman, con razón, ampliar
las cuotas de poder en los principales foros mundiales que, en caso
contrario, pierden relevancia.
Mientras que la Organización
Mundial de Comercio (OMC) y la
Asamblea Nacional de Naciones
Unidas siguen el principio un país,
un voto, el Consejo de Seguridad
sólo incluye cinco miembros permanentes (China, Estados Unidos,
Francia, Reino Unido y Rusia), el
Banco Mundial y FMI representan
los intereses de Estados Unidos y el
de sus tradicionales aliados y el G-8
excluye las potencias emergentes.
Aún más injusta es la distribución de
los principales cargos internacionales. Con la única excepción de la
OCDE (dirigida por un mexicano)
T E M A S PA R A E L D E B AT E
DEBATE
y la Organización Mundial de Salud
(dirigida por una china), las potencias emergentes no ocupan puestos
internacionales de peso.
Uno de los desafíos que enfrenta
el Presidente Barack Obama será integrar las potencias emergentes en
un nuevo orden internacional sin
perder el liderazgo americano que, a
su juicio, debe ser “visionario” y en
cooperación con otros1. Ello significa, en primer lugar, encontrar un mo-
dad, en las tomas de decisión globales. En todo caso, será mejor tenerlas dentro que fuera del sistema. Sin
ampliar las cuotas de poder, las instituciones multilaterales perderán relevancia, igual que la idea de gobernanza global, que sería sustituida
por diversos subsistemas y alianzas
de geometría variable con consecuencias mucho menos previsibles
que la actuación de las organizaciones internacionales.
Banco Mundial y el FMI) no es un
ejercicio técnico-burocrático, sino
quizás una última oportunidad para
crear un orden internacional más
justo y garante de seguridad global.
Los años oscuros de la época
Bush enseñaron que el aislamiento,
el unilateralismo, las sanciones y la
fuerza militar no son una buena política para crear un mundo más seguro y estable. Por tanto, el nuevo reto
para EEUU y las potencias tradicionales será pensar en
Participación de los países del BRIC* + México en foros internacionales
cómo incluir China,
Brasil, India, Rusia y
Sudáfrica en su sistema,
Brasil
China
India
México
Rusia
o aceptar la creación de
G-8
X
otro. Puesto que EEUU
sigue siendo la primera
G-20
X
X
X
X
X
potencia militar y económica del mundo, seFMI
1,38% (votos)
3,66
1,89% (votos)
1,43
2,69%
rán sobre todo Japón y
las potencias europeas
OMC
X
X
X
X
(Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido)
OCDE
los que perderán poder
en el nuevo juego munConsejo de
X
X
Seguridad
dial que no acaba más
que empezar.
Banco Mundial
2,07% (votos)
2,78%*
2,78%*
1,18%
2,78%
Ello requiere un
cambio de paradigma
* Brasil, Rusia, India y China
en Europa. En vez de
La crisis financiera global abre seguir pensando en categorías
dus vivendi con potencias emergentes
no democráticas como China y Ru- una tercera oportunidad de reformar nacionales (empezando por Essia; y, en segundo lugar, reforzar la el sistema internacional. Cabe espe- paña y su campaña diplomática
alianza con aquellas potencias emer- rar que no termine como las dos an- para participar en la Cumbre)
gentes democráticas como el grupo teriores: la reforma de Naciones hay que fortalecer la UE como
India, Brasil, Sudáfrica (IBSA) más Unidas, que concluyó con la Cum- entidad con voz, voto y veto
afín a los valores “occidentales”.
bre Mundial de 2005 sin conseguir para representar a una Europa inCon la incógnita de Rusia, nin- una ampliación del Consejo de Se- tegrada y unida en el nuevo orguna de las principales potencias guridad, y la Ronda Doha de la den multipolar del futuro. Una
emergentes cuestiona el multilatera- OMC, que está paralizada por un Europa que actúe junto con y no
lismo o plantea una alternativa, sino empate de poder entre potencias frente a las potencias emergenque incluso China quiere integrarse tradicionales y emergentes. Con es- tes. La única respuesta para salir
en las organizaciones internaciona- tos dos fracasos en mente, crear una de esta crisis es construir una
les, fortalecer las reglas globales y arquitectura internacional más justa nueva casa internacional que reparticipar, en condiciones de igual- (ampliando las cuotas de poder en el presente a todos. TEMAS
1 Barack Obama, Renewing American Leadership, en: Foreign Affairs, julio-agosto de 2007.
Nº 170. ENERO 2009
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