04 Dom 6553 caidas

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En el domicilio
Caídas en los ancianos
J.M. Carrilloa y S. Collado-Vázquezb
aProfesor
Titular de la Facultad de Psicología. Universidad Complutense. Madrid..
de Ciencias de la Salud. Universidad Alfonso X el Sabio y Universidad Rey Juan Carlos. Madrid. España.
bProfesora
Las caídas son muy frecuentes en los ancianos y en muchos
casos deterioran su calidad de vida y producen una restricción
de su movilidad e independencia para las actividades de la vida diaria, lo que provoca inseguridad en la marcha, temor a
salir a la calle o a moverse. Ello les convierte en prisioneros en
sus propios hogares, con lo que aumenta su morbimortalidad y
se produce una mayor carga sobre los cuidadores. El riesgo de
caída es, sobre todo a partir de los 65 años, una amenaza continua de pérdida de su independencia y autonomía que lleva a
un mayor grado de institucionalización y a un elevado coste
económico, lo que hace que éste sea un problema de salud pública de primera magnitud.
El problema de las caídas
en el paciente mayor
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la caída como “consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita
al individuo al suelo en contra de su voluntad”. Las caídas son
repentinas, involuntarias e insospechadas, y constituyen un
factor de riesgo de tener nuevas caídas. La incidencia anual de
caídas oscila entre el 25 y el 40% en ancianos mayores de 70
años, y el 50% de los mayores de 65 años se caen más de una
vez a lo largo de un año.
Las caídas son la causa más importante de muerte por heridas entre los adultos a partir de los 65 años, y, de todas las
muertes por caídas, el 60% afecta a personas mayores de 74
años. Las caídas son más frecuentes en mujeres; el número de
caídas aumenta con la edad; son más frecuentes en el domicilio y, en cuanto a las causas, destacan las ambientales y los
problemas de movilidad.
Se puede diferenciar entre: a) caídas ocasionales, que se
producen en ancianos con buen estado de salud que realizan
actividades que pueden considerarse de riesgo para su edad,
por ejemplo la práctica deportiva; b) caídas intermitentes, que
coinciden con el consumo de un medicamento o el padecimiento de una enfermedad, y c) caídas recurrentes, que se
producen en ancianos con un mal estado de salud, polimedicación y problemas del equilibrio y de la marcha.
Factores predictores de la caída
Las caídas no están provocadas por una única causa, sino por
un conjunto de factores intrínsecos y extrínsecos.
Dentro de los factores intrínsecos destacan las enfermedades sensoriales (cataratas, glaucoma, retinopatías, alteraciones auditivas); las enfermedades neurológicas (demencias,
Tabla I.
Algunas consecuencias de las caídas en los
ancianos
Físicas
Contusiones, laceraciones, esguinces, fracturas,
traumatismo craneoencefálico, consecuencias
de la inmovilidad, muerte
Psicológicas
Alteración de los hábitos, calidad de vida,
síndrome poscaída
Sociales
Necesidad de cuidador, ayudas técnicas,
institucionalización, menores relaciones sociales
enfermedad de Parkinson), que provocan confusión mental,
inestabilidad y alteraciones del equilibrio y la marcha; las enfermedades cardiovasculares (hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca), que pueden provocar hipotensión ortostática, mareos, etc., y las patologías del aparato locomotor, que
producen dolor o restricciones del movimiento.
En cuanto a los factores extrínsecos, influye el uso inadecuado de fármacos y el entorno en el que se desenvuelve el
anciano: obstáculos, falta de iluminación, calzado inadecuado,
suelos deslizantes, escaleras altas, estrechas y sin pasamanos,
si vive en pareja o solo, si pasa períodos de tiempo solo, etc.
Cuando el anciano tiene cierto grado de independencia, sale
a la calle y utiliza medios de transporte, existen otros factores
de riesgo de caída, como: aceras estrechas con pavimento mal
conservado, obstáculos, semáforos de escasa duración, escalones de los transportes públicos demasiado altos o tiempos
muy cortos para entrar o salir de los transportes.
Consecuencias de las caídas
Tras una caída, las lesiones más frecuentes son las incisocontusas, y algunas de las más graves son las fracturas, sobre todo las de cadera, por el encamamiento prolongado que llevan
consigo y que puede agravar cuadros de arteriosclerosis, disminuir el estado de conciencia, facilitar la aparición de incontinencia de esfínteres, enfermedades infecciosas, escaras, osteoporosis, atrofia muscular, riesgo de trombosis, etc. Además, las caídas pueden ser causa directa de muerte, por
ejemplo por traumatismo craneoencefálico o por las consecuencias de lesiones como fracturas de cadera (tabla I)
Hay también consecuencias psicológicas muy importantes.
En los ancianos que han tenido una o más caídas es frecuente
la aparición del síndrome poscaída, caracterizado por el miedo a moverse, a tener una nueva caída, pérdida de autoestima,
depresión y sobreprotección por parte de los familiares o de
los cuidadores.
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Caídas en los ancianos
J.M. Carrillo y S. Collado-Vázquez
Tabla II. Medidas para evitar las caídas
Domicilio seguro
Buena iluminación
Suelo antideslizante y sin obstáculos; alfombras fijadas al suelo
Barras de agarre en cuartos de baño, asientos en duchas y bañeras
Barandillas en escaleras
En la cocina, que todo esté a su alcance
za, el equilibrio y la coordinación); b) secundaria (diagnóstico
de la caída y corrección de riesgos), y c) terciaria, que comprende el tratamiento de las consecuencias de las caídas, psicoterapia en los casos de síndrome poscaída y fisioterapia para reeducar la marcha y el equilibrio y mejorar la movilidad
del anciano (tabla II).
Alrededor del 30% de las caídas podrían evitarse con una
revisión periódica de los medicamentos que consume el anciano, intentando evitar la polifarmacia y la automedicación.
Calzado adecuado
Teleasistencia
Suelas antideslizantes
Zapatos que sujeten bien el pie
Sin tacón
Programa regular de ejercicios para mejorar
Fuerza
Equilibrio
Coordinación
Revisiones médicas
Valorar la necesidad de ayudas técnicas
Revisar medicación. Comunicar posibles efectos secundarios
Revisar la vista
Otra medida preventiva de gran interés que se está instalando en la vida comunitaria, sobre todo para los ancianos que
están solos durante largos períodos, es la teleasistencia, que
les conecta vía teléfono con un centro de vigilancia durante
las 24 h del día. El anciano dispone de una pulsera o collar en
el que puede presionar un botón en caso de caída. El servicio
de alerta dispone de una llave del domicilio del anciano y puede enviar con rapidez a un equipo asistencial para ayudarle a
levantarse y asistirle en caso de lesiones. El solo hecho de disponer de este sistema mejora la confianza del anciano, su calidad de vida y su sentido de independencia y autonomía.J
A tener en cuenta
Necesidad de evaluar el riesgo de caída
en el anciano
Es preciso identificar en cada anciano los factores de riesgo
realizando una completa evaluación del paciente: patologías,
caídas previas, fármacos que consume, valoración funcional,
evaluación mental, social, examen neurológico, sensorial, de la
marcha y del equilibrio, del sistema cardiorrespiratorio, del
aparato locomotor, etc. Los sistemas de evaluación presentan
una serie de cuestiones que son fundamentales para estimar
el riesgo de caídas, tales como:
– Caídas previas.
– Toma de 4 o más medicinas diarias.
– Hemorragia cerebral o enfermedad de Parkinson.
– Problemas de equilibrio.
– Dificultad para levantarse de una silla.
– Vivir solo.
Los ancianos en los que se dan 3 o más de estos ítems necesitan medidas de asistencia o prevención, ya que el peligro de
caída es grande. La finalidad de la prevención es disminuir el
riesgo de caída sin comprometer la movilidad del anciano, su
grado de independencia y su calidad de vida. La prevención
puede ser: a) primaria (disminución de riesgos ambientales,
detección de factores de riesgo intrínsecos, revisión de la vista
y entrenamiento en ejercicios regulares para mejorar la fuer-
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• Las caídas provocan una elevada morbimortalidad
en el anciano, con graves consecuencias físicas,
psicológicas, sociales y económicas, que afectan
tanto al ámbito institucional como al entorno familiar.
• La detección precoz de los factores de riesgo de
caída propios del anciano y de su entorno es
fundamental para poner en práctica las medidas de
prevención más adecuadas.
• Crear un entorno seguro, aplicar los tratamientos
adecuados y proporcionar al anciano una mayor
autonomía y calidad de vida deben ser objetivos
prioritarios dentro de las medidas de prevención.
Bibliografía recomendada
Pérez García C. Deterioro de la motricidad en el anciano. En: Collado Vázquez S, Pérez García C, Carrillo JM, editores. Motricidad.
Fundamentos y aplicaciones. Madrid: Dykinson; 2004. p. 213-21.
Pujiula Blanch M, Quesada Sabaté M. Prevalencia de caídas en ancianos que viven en la comunidad. Aten Primaria. 2003;32:86-91.
Rose DJ. Equilibrio y movilidad con personas mayores. Barcelona:
Paidotribo; 2005.
Tinetti M, Speechley M, Ginter S. Risk factors for falls among elderly
persons living in the community. N Engl J Med. 1988;319:1701-7.
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