Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Med Clin (Barc). 2013;141(5):207–209 www.elsevier.es/medicinaclinica Editorial Administración intravenosa de ácido tranexámico para reducir la hemorragia y la transfusión en cirugı́a protésica de rodilla y cadera: es segura y coste-efectiva? ? Intravenous administration of tranexamic acid to decrease bleeding and transfusion in knee and hip prosthetic surgery: Is it safe and cost-effective? Manuel Muñoz Gómez a,* y José Antonio Páramo Fernández b a b Medicina Transfusional, Facultad de Medicina, Universidad de Málaga, Málaga, España Servicio de Hematologı´a, Clı´nica Universitaria de Navarra, Pamplona, Navarra, España En la actualidad se implantan en España unas 30.000 prótesis de cadera (PTC) y unas 45.000 de rodilla (PTR) al año, aunque, debido al progresivo envejecimiento de la población, se espera un aumento exponencial de las intervenciones en los próximos años1. La pérdida de sangre en estos procedimientos puede ser significativa y requerir transfusión de sangre alogénica (TSA), que a su vez conlleva riesgos de reacciones inmunológicas, hemólisis, insuficiencia renal, daño pulmonar agudo, sobrecarga circulatoria y aumento de las infecciones postoperatorias (sobre todo de las vı́as urinarias, respiratorias y de la herida quirúrgica). Por ello, se han desarrollado una serie de estrategias encaminadas a evitar o reducir la necesidad de TSA2. Entre ellas podrı́amos citar la implementación de criterios restrictivos de transfusión, el adecuado tratamiento de la anemia perioperatoria, el uso de distintas técnicas de autotransfusión o la disminución de las pérdidas sanguı́neas utilizando medidas farmacológicas y no farmacológicas2. Dentro de las alternativas farmacológicas para reducir el sangrado, destaca el uso de agentes antifibrinolı́ticos, especialmente el ácido tranexámico (ATX), un análogo sintético de la lisina que inhibe competitivamente la unión del plasminógeno a la fibrina, evitando la conversión a plasmina que degrada la fibrina, por lo que el ATX previene la disolución precoz del coágulo y reduce el volumen de sangrado. Sin embargo, su uso en cirugı́a ortopédica sigue siendo controvertido, especialmente por la posibilidad de complicaciones tromboembólicas postoperatorias2,3. No obstante, al ser un medicamento de muy bajo coste (1.000 mg = 1 s), en los últimos años estamos asistiendo a un progresivo incremento de su empleo. A ello hay que sumarle la influencia de los resultados del estudio CRASH-2 en más de 20.000 pacientes con traumatismo sangrante, en el que se constató una disminución de la mortalidad por sangrado (4,9 frente a 5,7%; p = 0,0077), sin aumentar los episodios tromboembólicos (0,3 * Autor para correspondencia. Correo electrónicos: [email protected], [email protected] (M. Muñoz Gómez). frente a 0,5%; p = 0,096), pero sin reducir el porcentaje de pacientes transfundidos (50,4 frente a 51,3%; p = 0,21) ni el número de unidades administradas (3 [2-6] frente a 3 [2-6] unidades/ paciente; p = 0,59)4. El gran impacto de esta publicación ha llevado a que muchos profesionales consideren que el uso de ATX en el paciente con coagulopatı´a precoz asociada a trauma5,6 es aplicable al paciente de cirugı´a ortopédica electiva, cuyo contexto clı´nico es muy distinto. En pacientes de PTR, se ha descrito una activación de la coagulación y la fibrinólisis (aumento de los niveles de D-dı́meros) intraoperatoria y postoperatoria, sin que exista correlación entre el grado de fibrinólisis y el volumen del sangrado7. Se considera que el uso del manguito de isquemia en PTR causa la activación de la coagulación y la fibrinólisis a nivel local8, y al retirarlo, comenzarı́a la activación sistémica de estos procesos por liberación de mediadores locales desde la extremidad dañada8. En cambio, en los pacientes de PTC, al no utilizarse manguito de isquemia, los cambios en sangre venosa periférica se observan más precozmente9. Más recientemente, tanto en PTC como en PTR, se ha descrito que la fibrinólisis sistémica alcanza un pico máximo a las 6 h del postoperatorio y se mantiene hasta 18 h del mismo10. En estos pacientes, la administración de ATX reduce la activación de fibrinólisis local y sistémica, disminuyendo el sangrado postoperatorio7,10. Se han publicado 8 metaanálisis de estudios aleatorizados y controlados en los que se investigó la eficacia y seguridad del uso de ATX intravenoso (iv) en PTC y PTR11–18. Existen importantes diferencias entre ellos en relación con el número y los criterios de selección de los estudios incluidos. Entre los más recientes destacan los de Kagoma et al. (2009), incluyendo 12 estudios en PTR y 8 en PTC, Sukeik et al. (2011), con 11 en PTC, Alshryda et al. (2011), con 18 en PTR, y Yang et al. (2012), con 14 en PTR. Los estudios incluidos varı́an notablemente en cuanto a número de pacientes, dosis de ATX y pauta de administración (10-15 mg/kg peroperatoriamente, seguida o no de la infusión de 1 mg/kg/h durante 4-6 h), tipo de anestesia (regional frente a general), tipo de prótesis (cementada frente a no cementada), método y momento de estimación del sangrado (intraoperatorio frente a 0025-7753/$ – see front matter ß 2013 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2013.02.017 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 208 M. Muñoz Gómez, J.A. Páramo Fernández / Med Clin (Barc). 2013;141(5):207–209 postoperatorio frente a total), criterios para la transfusión sanguı́nea (restrictivo frente a liberal), tipo de tromboprofilaxis (heparina de bajo peso molecular frente a ácido acetil salicı́lico frente a warfarina frente a métodos fı́sicos) e inicio de la misma (preoperatorio frente a postoperatorio), y momento y método de detección de los episodios tromboembólicos (examen clı́nico frente a ultrasonidos frente a venografı́a). A pesar de estas diferencias, todos los metaanálisis muestran que el ATX produjo una reducción variable tanto de la pérdida total de sangre como de la proporción de pacientes que requerı́an TSA, siendo estos efectos más evidentes en PTR que en PTC. El número de pacientes incluidos fue suficiente, tanto para evaluar la reducción de las pérdidas sanguı́neas (-450 ml en PTR, 14 estudios, 770 pacientes; -300 ml en PTC, 10 estudios, 444 pacientes), como la reducción de la exposición a TSA (26 frente a 44% en PTR, 16 estudios, 829 pacientes; 15 frente a 38% en PTC, 11 estudios, 571 pacientes)15–18. No obstante, debe recordarse que el ATX no puede ser administrado a todos los pacientes. La mayorı́a de los estudios incluidos en estos metaanálisis y posteriores recogen criterios de exclusión para el uso de ATX, tales como insuficiencia renal o hepática, insuficiencia cardı́aca, enfermedad coronaria o antecedentes de infarto de miocardio, enfermedad respiratoria grave, alteraciones congénitas o adquiridas de la hemostasia, antecedentes de enfermedad tromboembólica venosa o arterial (accidente cerebrovascular), tratamiento con anticoagulantes orales o antiagregantes plaquetarios, y alergia al ATX. Además, en algunos se excluyó a pacientes por otros motivos, como la presencia de anemia preoperatoria (principal factor independiente de riesgo para recibir TSA perioperatoria en esta cirugı́a)19,20 o la negativa a recibir TSA. En los metaanálisis revisados no se recoge el porcentaje de pacientes excluidos por contraindicación para el ATX10–17. Sin embargo, estudios más recientes muestran que el porcentaje de pacientes que presentan alguna contraindicación para el ATX oscila entre el 20 y el 30%21,22. Finalmente, hay que recordar que en la ficha técnica del ATX (Amchafibrin, Rottapharm S. L., Barcelona, España), revisada en diciembre de 2012, la cirugı´a ortopédica no se incluye nominalmente dentro de las indicaciones especı́ficas23. En los metaanálisis citados, la principal variable de seguridad fue la incidencia de complicaciones tromboembólicas, especialmente trombosis venosa profunda (TVP) y, en algunos estudios, embolismo pulmonar (EP). Dicha incidencia fue de 3,2 frente a 3,1% en PTR (17 estudios, 865 pacientes) y de 2,9 frente a 2,9% en PTC (11 estudios, 71 pacientes)11–14. Sin embargo, mientras que algunos autores concluyen que no hay evidencia de un mayor riesgo de TVP o EP11,16–18, otros reseñan que no hay suficiente evidencia para concluir que el uso de ATX no aumenta el riesgo de complicaciones tromboembólicas12–15. Si tenemos en cuenta la baja incidencia de estas complicaciones observada en los estudios analizados (3%), para detectar un aumento del 1% (RR 1,33) con un grado de seguridad del 80% (error b) y un intervalo de confianza del 95% (error a) se necesitarı́an datos de al menos 5.000 pacientes por grupo (control y ATX)24. Asimismo, debe recordarse que en el apartado de reacciones adversas de la ficha técnica del ATX se reconoce que la frecuencia de embolismo arterial o venoso en cualquier lugar, ası´ como la de reacciones de hipersensibilidad incluyendo anafilaxia, es desconocida23. Por otra parte, en un estudio de más de 9.000 pacientes de PTC y PTR, se observó tendencia (p = 0,16) hacia una mayor incidencia de TVP (2%, 34/1.515) entre aquellos que recibieron TSA, en comparación con los que no la recibieron (1%, 61/5.027), si bien este estudio carecı́a de potencia estadı́stica para detectar esta diferencia19. Sin embargo, mediante el análisis de 2 bases de datos que incluı́an casi 36.000 pacientes sometidos a cirugı́a por cáncer colorrectal, se ha descrito una asociación independiente entre la TSA perioperatoria y un mayor riesgo de complicaciones tromboembólicas postoperatorias, riesgo que aumenta más cuanto mayor es el número de unidades transfundidas25,26. Dado que la administración de ATX reduce significativamente el porcentaje de pacientes que reciben TSA, cabrı́a esperar también una reducción de estas complicaciones, pero esta reducción no ha sido documentada. En base a estos datos, podrı́a asumirse que, globalmente, la administración de ATX en pacientes de PTR y PTC inducirı´a un incremento del riesgo de complicaciones tromboembólicas que podrı´a ser contrarrestado por el beneficio conferido por la reducción de la exposición a TSA. Para confirmar la seguridad del ATX serı́a necesario analizar la incidencia de dichas complicaciones en un número adecuado de pacientes de PTC y PTR no transfundidos. En el campo de la cirugı́a cardı́aca se ha descrito un incremento de la frecuencia de convulsiones postoperatorias en pacientes que recibieron dosis altas de ATX, especialmente en aquellos con antecedentes de disfunción renal27, aunque se desconoce la posible incidencia en cirugı́a ortopédica. Finalmente, estudios retrospectivos en cirugı́a ortopédica sugieren que ATX serı́a una estrategia coste-efectiva al reducir las pérdidas sanguı́neas intraoperatorias y el coste asociado a la anestesia28. Hay que recordar que se deben considerar los factores de riesgo de trombosis antes del uso del ATX, especialmente en pacientes con antecedentes personales o familiares, tal como se recoge en la ficha técnica27. Por tanto, los costes de personal y de las pruebas analı́ticas para descartar la presencia de alteraciones de la hemostasia en los pacientes de PTR y PTC deberı́an ser tenidos en cuenta a la hora de evaluar la relación coste-efectividad de ATX. En conclusión, la administración iv de ATX ha demostrado su eficacia en la reducción de las pérdidas sanguı́neas y de las necesidades transfusionales en la cirugı́a ortopédica de PTR y PTC, aunque con resultados variables. Sin embargo, el número de pacientes incluidos en los estudios aleatorizados es claramente insuficiente para demostrar que su uso no aumenta el riesgo de trombosis. Por tanto, es necesario realizar estudios aleatorizados y controlados amplios que examinen el papel del ATX antes de establecer una recomendación definitiva de este fármaco en cirugı́a de PTR y PTC. Estos estudios deben tener una potencia estadı́stica suficiente para evaluar el efecto del ATX sobre las hemorragias y los requerimientos de TSA, como variables de eficacia, y sobre las complicaciones tromboembólicas, como variable de seguridad, que deben ser cuidadosamente exploradas, incluyendo no solo la incidencia de TVP y EP, sino también la de infarto de miocardio, isquemia cerebral y mortalidad. A la espera de los resultados de estos estudios, deberı́amos tener presente que la evidencia disponible sobre su seguridad en cirugı́a ortopédica parece invitar a una actitud de prudencia con respecto al uso de ATX en PTC y PTR2,3, ya que existen otras alternativas eficaces, seguras y coste-efectivas para reducir el sangrado y/o la necesidad de TSA en estos pacientes, tales como el tratamiento de la anemia perioperatoria29 o la recuperación perioperatoria de sangre autóloga30,31. Conflicto de intereses Manuel Muñoz Gómez ha recibido honorarios por conferencias, consultorı́as y ayuda para asistencia a congresos de Vifor Pharma, Pharmacosmos, Wellspect HealthCare y Roche, pero no para este artı́culo. José Antonio Páramo Fernández no tiene nada que declarar. Bibliografı́a 1. Federación Española de Empresas de Tecnologı́a Sanitaria (FENIN). [Consultado 18 Dic 2012]. Disponible en: http://www.fenin.es Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. M. Muñoz Gómez, J.A. Páramo Fernández / Med Clin (Barc). 2013;141(5):207–209 2. Leal-Noval SR, Alberca I, Asuero MS, Bóveda JL, Carpio N, Contreras E, et al. Documento Sevilla de consenso sobre alternativas a la transfusión de sangre alogénica. Med Clin (Barc). 2006;127 Supl 1:3–20. 3. Páramo JA, Lecumberri R, Hernández M, Rocha E. Alternativas farmacológicas a la transfusión sanguı́nea: Qué hay de nuevo? Med Clin (Barc). 2004;122:231–6. 4. CRASH-2 trial collaborators, Shakur H, Roberts I, Bautista R, Caballero J, Coats T, Dewan Y, et al. Effects of tranexamic acid on death, vascular occlusive events, and blood transfusion in trauma patients with significant haemorrhage (CRASH-2): A randomised, placebo-controlled trial. Lancet. 2010;376:23–32. 5. Maegele M, Spinella PC, Schöchl H. The acute coagulopathy of trauma: Mechanisms and tools for risk stratification. Shock. 2012;38:450–8. 6. 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