Se deben leer los textos, entenderlos y disfrutar su lectura. Es importante reconocer en ellos las características propias de la época: platonismo, amor, mitología, naturaleza, tópicos, recursos literarios, etc. Junto a estos textos deben leerse el Soneto XXIII de Garcilaso (p. 122 del libro), la Oda a la vida retirada de Fray Luis de León (p. 104) y algunas liras de San Juan de la Cruz (por ejemplo, las de la p. 125 del libro. En la obra de San Juan, es importante reconocer las tres vías de la poesía mística, así como los símbolos más importantes empleados por el autor). GARCILASO DE LA VEGA SONETO V SONETO XIII Escrito1’stá en mi alma2 vuestro gesto3 y cuanto yo escribir de vos deseo4: vos sola lo escribistes; yo lo leo tan solo que aun de vos me guardo en esto5. A Dafne ya los brazos le crecían y en luengos9 ramos vueltos se mostraban; en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos que el oro escurecían10; En esto estoy y estaré siempre puesto, que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo, de tanto bien lo que no entiendo creo6, tomando ya la fe por presupuesto. de áspera corteza se cubrían los tiernos miembros que aun bullendo estaban; los blancos pies en tierra hincaban y en torcidas raíces se volvían. Yo no nací sino para quereros7; mi alma os ha cortado a su medida; por hábito8 del alma misma os quiero; Aquel que fue la causa de tal daño11, a fuerza de llorar, crecer hacía este árbol, que con lágrimas regaba. cuanto tengo confieso yo deberos; por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir, y por vos muero. ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño12, que con llorarla crezca cada día la causa y la razón por que lloraba13! 1 Impreso, grabado. Palabra clave en todo el poema. 3 Imagen, rostro 4 Es decir, el poeta no es libre ni siquiera al escribir; es la imagen de su amada, impresa en su alma, la que le dicta sus versos. 5 El poeta manifiesta leer a solas, a escondidas incluso de su misma amada, aquello que ella ha dejado grabado en su propia alma. 6 Garcilaso, al igual que en la religión, acaba creyendo en su amada; el amor es como una religión, una fe irracional en la que se cree pero que no se entiende. 7 Es decir, únicamente nació para amarla. 8 Dilogía con la que el poeta se refiere a la costumbre de amarla y al mismo tiempo al hábito como prenda o vestido de los religiosos. De nuevo alusión al amor como religión. 2 9 Largos Sus cabellos oscurecían el oro, lo superaban con su brillo. 11 Es decir, el dios Apolo, causante del dolor y la metamorfosis de Dafne. 12 Tan grande. 13 Cuanto más lloraba Apolo la metamorfosis de su amada, más hacía crecer con sus lágrimas el motivo por el que lloraba. Se trata de un círculo vicioso. 10 SONETO XXIX Pasando el mar Leandro el animoso14, en amoroso fuego todo ardiendo, esforzó el viento, y fuése embraveciendo el agua con un ímpetu furioso. Vencido del trabajo presuroso15, contrastar16 a las ondas17 no pudiendo, y más del bien que allí perdía muriendo que de su propia vida congojoso18, como pudo, ’sforzó su voz cansada y a las ondas habló d’esta manera19, mas nunca fue su voz dellas oída: "Ondas, pues no se escusa que yo muera20, dejadme allá llegar, y a la tornada21 vuestro furor esecutá en mi vida.22" Nemoroso, en su primera intervención, habla en iguales términos de la naturaleza recordando sus momentos de felicidad con Elisa. Corrientes aguas, puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado, de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno: yo me vi tan ajeno del grave mal que siento24, que de puro contento con vuestra soledad me recreaba, donde con dulce sueño reposaba, o con el pensamiento discurría por donde no hallaba sino memorias25 llenas de alegría. FRAGMENTOS DE LA ÉGLOGA I Salicio habla de las bondades de la naturaleza en el tiempo en el que era correspondido por Galatea Por ti el silencio de la selva umbrosa23, por ti la esquividad y apartamiento del solitario monte me agradaba; por ti la verde hierba, el fresco viento, el blanco lirio y colorada rosa y dulce primavera deseaba. 14 Valeroso Derrotado por el esfuerzo. 16 Luchar contra las olas 17 Las olas 18 Es decir, con más pena por no poder visitar a su amada (“el bien que allí perdía”) que por la pérdida de su propia vida en el mar. 19 Le rogó a las olas. 20 Es decir, es inevitable mi muerte. 21 A la vuelta, en el viaje de regreso, tras ver a su amada. 22 Ejecutad sobre mí el destino establecido: la muerte. 23 Sombría. Nemoroso se lamenta en estos versos de su desgracia y del destino de su amada Elisa. ¿Dó26 están agora aquellos claros ojos que llevaban tras sí, como colgada, mi ánima27 doquier28 que ellos se volvían? ¿Dó está la blanca mano delicada, llena de vencimientos y despojos que de mí mis sentidos le ofrecían? Los cabellos que veían con gran desprecio al oro, como a menor tesoro, ¿adónde están? ¿Adónde el blando pecho? ¿Dó la columna29 que el dorado techo30 con presunción graciosa sostenía? Aquesto todo agora31 ya se encierra, por desventura32 mía, en la fría, desierta y dura tierra. 15 24 Es decir, no podía imaginar entonces el grave mal que siente ahora. 25 Recuerdos. 26 ¿Dónde? 27 Mi alma 28 Por dondequiera. 29 El cuello. 30 El cabello. 31 Ahora. 32 Desgracia. Nemoroso pide su propia muerte, romper el velo que une su alma con el cuerpo para abandonar este mundo terrenal y poder reunirse con su amada eternamente. Divina Elisa, pues agora el cielo con inmortales pies pisas y mides, y su mudanza ves, estando queda33, ¿por qué de mí te olvidas y no pides que se apresure el tiempo en que este velo rompa del cuerpo, y verme libre pueda, y en la tercera rueda34, contigo mano a mano, busquemos otro llano, busquemos otros montes y otros ríos, otros valles floridos y sombríos, do35 descansar y siempre pueda verte ante los ojos míos, sin miedo y sobresalto de perderte? 33 Estando quieta, contempla el movimiento del mundo. 34 El tercer planeta: Venus (metonimia por el amor). 35 Donde