Cambios en la teoría y la práctica del psicoanálisis * David Liberman ** Para responder al desaffo que me plantea el tema divideré esta exposición en las partes siguientes: a) Referencias de Freud acerca de las perspectivas futuras del psicoanálisis y su forma de concebir la actividad mental del paciente y del analista. El modelo. del teléfono y el del juego de ajedrez. b) La semiótica como disciplina auxiliar que nos conduce hacia nuevas formas de teorizar sobre el proceso psicoanalítico. c) El paciente "casi-colega" como el constituyente de la mayor parte de los anallzandos de la actualidad. Implicaciones técnicas y un ejemplo cllnlco, d) Consideraciones técnicas referentes al análisis de pacientes con elementos pslcótlcos manifiestos y la importancia del punto de vista comunlcacíonalen la trama familiar del paciente. a) Freud, en su articulo titulado "El porvenir de la, terapia palcoanelttíca", de 19104, sostuvo que las aportaciones de los pslcoanattstas al tratamiento de las neurosis no habían concluido aún y que podríamos esperar progresos en nuestras intervenciones terapéuticas que arnpllartan, en un futuro próximo, el campo de acción de los psiconalistas. "Este incremento de nuestras posibilidades -dijo Freud textualmente- resultará de la acción conjunta de los tres factores siguientes: 1) progreso interno, 2) incremento de nuestra autoridad, y 3! efecto general de nuestra labor" 5. En dicho artículo, es decir ya en 1910, afirmó que a su juicio las intervenciones del psicoanalista en sesión constituían un factor decisivo en la cura y que en el tratamiento, ambos, paciente y analista tenían una parte activa. • •• Trabajo presentado en el XXIX Congreso Psicoanalltico Inl. J. P.ycho·Anal" 1976, LVII, 1. . Dirección: Santa Fe 2829, 59, Capital Federal. Internacional, Londres, 1975, y publicado r en el 421 David Liberman Dos años después, en "Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico" 7 Freud utilizó un modelo para representar las transformaciones ocurridas en la mente del paciente y del analista durante la actividad que desarrollan ambos en la sesión psicoanalítica, modelo que en la actualidad resulta de mucho más valor aún si nos ubicamos en las maneras de pensar de nuestra época para representarnos de alguna manera lo que ocurre durante dicha sesión. Tomando en consideración la teoría de la comunicación, el psicoanalista durante todo el proceso psicoanalítico debe ser considerado como un decodificador calificado de los mensajes que el analizando, en forma inadvertida para él, nos hace llegar. En esa ocasión Freud afirmó: "El [el analista] debe orientar hacia lo inconsciente emisor del sujeto su propio inconsciente, como órgano receptor, comportándose con respecto al analizando como el receptor del teléfono con respecto al micrófono. Como el receptor transforma de nuevo en ondas sonoras las oscilaciones eléctricas provocadas por las ondas sonoras emitidas, asl también el psiquismo del médico está capacitado para reconstruir con los derivados de lo inconsciente que le son comunicados, este inconsciente mismo, que ha determinado las asociaciones libres del paciente." 422 En otro de sus artículos técnicos "La iniciación del tratamiento" 6, Freud consideró la posibilidad de teorizar sobre las intervenciones del analista 'en el proceso psicoanalítico sugiriendo imaginar cada tratamiento psicoanalítico efectuado como un caso particular, posible y diferente de las demás partidas de ajedrez que podrían desarrollar distintos contrincantes. Así afirma que en los tratamientos psicoanalíticos podíamos definiry sistematizar diferentes tipos de aperturas y finales, y que las infinitas posibilidades entre las aperturas y los finales podíamos observarlas comparándonos a los ajedrecistas que estudian las infinitas posibilidades de jugadas posibles estudiando las partidas desarrolladas entre los grandes "maestros de ajedrez". Desde la década del 10; época en que fueron dichas todas estas cosas, hasta la actualidad, tenemos a nuestra Cambios en la teoría y la práctica del psicoanálisis disposición descripciones de múltiples procesos psicoanalíticos llevados a cabo por muchos y muy diferentes pacientes y analistas; siguiendo las mismas reglas, aunque todos estos análisis se desarrollaron en condiciones sociales y económicas de las más diversas características. Estas descripciones de tratamientos llevados a cabo constituyen toda una fuente de posibilidades para preguntarnos si han ocurrido cambios en la manera de teorizar, en las características de la técnica psicoanalítica empleada. En caso afirmativo, es decir que nuestras observaciones nos llevaran a la conclusión afirmativa, de que han ocurrido cambios en la teoría y en la práctica, todo ese conjunto de experiencias de procesos psicoanalíticos que nos llegan, tanto por vía escrita como hasta por tradición oral, pone a nuestra disposición un objeto de estudio que Freud en 1910 no podía tener a su disposición. Tampoco disponía Freud de los instrumentos que poseemos hoy en día para sistematizar las experiencias psicoanalíticas que Freud intuitivamente trató de efectuar. b) Para superar las dificultades con las que los analistas nos enfrentamos para enriquecer con la experiencia de los muchos procesos psicoana/íticos, ya sean escritos y aun por la transmisión oral, así también como para la sistematización de las hipótesis que nos permitan enunciar lo que ocurrió entre las aperturas y los cierres de los procesos psicoanalíticos, disponemos hoy en día de nuevas ciencias, que considero que constituyen disciplinas auxiliares tanto para la práctica como - para la teorización de los procesos psicoanalíticos; dentro del conjunto de estas disciplinas auxiliares quiero destacar la importancia de la semiótica la que, siguiendo a Cherry 2, Morris 12 y Carnap 1, describo como la que constituye la teoría general de los signos y los lenguajes. La semiótica comprende: 1) el estudio de las estructuras sintácticas (incluyendo las disciplinas que investigan las estructuras sintácticas del "habla", lo que abarca, para el caso del psicoanálisis; los aspectos fonológicos que constituyen los elementos paralingüísticos de la sintaxis del "habla" 11); 11) la semántica (incluyendo la semántica clásica y la semántica estructural, la cual da prioridad a las relaciones de sentido sobre \ 423 David Liberman' la relación de palabra y significado, a diferencia de lo que ocurre en la semántica clásica); y 111)la pragmática, que en el caso del psicoanálisis comprende la teoría de la' comunicación humana y que enfatiza las características que tiene la relación que establece una persona con los mensajes emitidos ,Y fos mensajes recibidos Y fa observación de cómo fos mensajes intercambiados entre un emisor Y un receptor afectan sus comportamientos. I " If Y fll constituyen la disciplina que produjo -y que producirácambios en la manera de teorizar sobre la práctica psicoanalítica. Estas tres áreas de la semiótica son independientes entre sí e inclusiVas (la pragmática incluye a la semántica Y ésta a su vez a la sintaxis). La evolución de la transferencia en el proceso psicoanalítico descansa en las variaciones que encontramos en estas tres áreas, las que, de una manera implícita o explícita, se encuentran presentes tanto. en los desempeños del paciente como del analista a lo largo de todo el tratamiento. El enfoque semiótico que se refiere a la sintaxis de la lengua hablada corresponde, con las reformulaciones que haré a continuación, al sistema preconsciente de la primera tópica; en este sistema preconsciente se encuentran las representaciones de palabra Y se manifiesta su grado de orqanizaclón por la capacidad de tener pensamiento y lenguaje verbal. En la segunda tópica, este sistema preconsciente, si bien aparece ahora reubicado en la parte del "ego" más cercana al sistema consciente Y pasible de ser reprimida (lo inconsciente reprimido), persistió como representaciones de palabras, teniendo cada una de ellas un significado. La reformulación que propongo aquí es la siguiente, pasar de este enfoque semántico clásico que Freud utilizó a considerar que el preconsciente está formado por la inscripción de todas las reglas que pueden ser utilizadas en la "lengua" del hablante, que las infinitas combinaciones posibles de estas reglas sintácticas contienen, cada una de ellas; infinitas posibilidades de estructuras semánticas. En la actualidad, J 424 Cambios en la teoría y la práctica del psicoanálisis siguiendo la concepción del lenguaje como la competencia posible de un hablante potencial que desarrolla estas capacidades como desempeños en el acto comunicativo, necesitamos redefinir el concepto de preconsciente, dejar de considerarlo como una mera inscripción de representación de palabra y concebirlo como aquella parte del "ego" que contiene la capacidad de organizar pensamiento y lenguaje verbal siguiendo las infinitas capacidades combinatorias de cualquier tipo de "habla" humana. La semántica se ocupa del significado de los signos así como de las relaciones entre ellos y lo que éstos designan. En nuestro caso, cuando tratamos de captar los sentidos y significados de lo que el paciente está tratando de transmitirnos, nosotros tratamos a la vez de captar esos significados y sentidos que el paciente inadvertidamente nos está haciendo saber. La correlación entre lo que el paciente manifiestamente. nos dice y el contenido latente de sus asociaciones constituye una relación entre los signos verbales con lo que éstos designan. En consecuencia; cuando tratamos de descubrir significados inconscientes en nuestra tarea psicoanalltica estamos ejerciendo una actividad semántica. La pragmática es la relación existente entre el emisor y los mensajes que él emite, con el receptor por los mensajes que él recibe. Por ejemplo, cuando interpretamos a un paciente obsesivo que él está tratando de controlar nuestros pensamientos porque teme ser objeto de castigo por el analista, estamos efectuando una intervención tendiente a modificar el área pragmática, puesto que le hacemos saber al paciente cuál es la relación que él tiene con lo que nos está diciendo (emisor con mensaje que él envía) y qué es lo que teme de nosotros (por ejemplo, el silencio del analista como un mensaje atemorizante que debe controlar). En muchos casos la estructura sintáctica de la frase puede darnos la clave de todo esto; por lo tanto, la manera de accionar sobre el material clínico, según vemos, está situada en el área sintáctica. Estas tres áreas, en términos muy generales, están implfcitamente ubicadas en diferentes categorías en las que pueden ser agrupados los 425 David Liberman trabajos que componen el conjunto de la obra de Freud; así, por ejemplo, "Psicopatología de la vida cotidiana" está centrada predominantemente en el área sintáctica; "La interpretación de los sueños" en el área semántica, y los escritos sobre técnica psicoanalítica en el área pragmática. Me referiré a los elementos mencionados hasta ahora con un poco más de detalle. Supongamos que tenemos ante nosotros un paciente obsesivo en sesión. Mientras el paciente nos adscriba el rol de un padre exigente y atemorizante que, desde la vertiente del paciente; es considerado como alguien que exige "que cuente todo", la verbalización del paciente tendrá las características de una narración centrada en secuencias temporales o espaciales. En estas condiciones la hostilidad despertada por este tipo de interacción comunicativa debe ser escindida y controlada dejándola fuera del vínculo transferencial, y el paciente organiza un tipo de discurso que al escucharlo nos impresiona como si nos estuviera dictando. Mientras la hostilidad y el temor, por una parte, y el deseo de complacer y apaciguar, por la otra, se vayan escindiendo más y más, el discurso del paciente será crecientemente "ordenado" y la tensión muscular irá también en grado creciente a medida que el discurso se desarrolle con la finalidad de mantener la coherencia. 426 De esta manera no he hecho otra cosa que describir y explicar lo que conocemos como un comportamiento transferencial donde está predominando lo que llamamos formación reactiva. La formación reactiva, en términos metapsicológicos, ha sido enunciada 3 como una hipótesis en la cual está bien caracterizado un tipo de comportamiento. El enunciado metapsicológico toma en cuenta en forma predominante una concepción monádica que excluye el contexto en la que dicha formación reactiva ocurre. Para este mecanismo de defensa, así como también para cualquier otro mecanismo de defensa, "la otra persona" se encuentra siempre explícita o implícitamente incluida, hecho que, según lo postulo yo, en esta manera de teorizar se transforma ahora también en otro estímulo motivador. Aplicando la teoría de la cornu- Cambios en la teoña y la práctica del psicoanáUsis nlcaclón, el destinatario de una formación su agente causal 9. reactiva pasa a ser también El paciente entonces promueve cierto tipo de· respuestas en "el otro", que tienden a reforzar las características de un padre "exigente que promueve formaciones reactivas". La diferencia entre mi concepción diádica y la clásica concepción psicoanalítica monádica consiste en el hecho de que aquélla permite enunciar una generalización empírica, en la que para las características del discurso podemos correlacionar que se están dando determinadas motivaciones inconscientes en conflicto con tales motivaciones adscriptas al rol que el analizando adjudica al terapeuta, y caracterizar que el vínculo transferencial presenta tales características y diferenciarlas de las muchas otras que dicho vínculo puede asumir. El estilo narrativo del paciente que ha establecido formaciones reactivas tiene ciertas características sintácticas: elección de modos y tiempos verbales determinados, articulación de. pronombres, etcétera. Los temas que el paciente trata mediante este tipo determinado de discurso y los que omite son igualmente importantes, puesto que ello nos puede revelar (constituir un indicio) de lo que el paciente imagina (o supone, o "da por 'sentado") que nosotros esperamos de él. Esta segunda parte, es decir aquella que se ocupa de los "temas" (tratados u omitidos) y de las significaciones que el paciente le adscribe al método psicoanalítico, constituye el universo semántico del paciente, puesto que se refiere a los significadOS y sentidos que el analizando adscribe al método y a su relación con el analista; en el caso del ejemplo de la formación reactiva que he explicado, define ciertas características de determinado tipo de ambivalencia (ambivalencia obsesiva). Ahora que he caracterizado los aspectos sintácticos y semánticos de la relación analítica, veamos los aspectos comunicacionales o pragmáticos de la misma. El control que el paciente ejerce sobre nosotros con ese tipo de discurso narrativo muestra la motivación y la meta: el miedo y la hostilidad despertados en este tipo de interacción dan lugar a un reforzamiento de la amenaza de castigo por 427 David Liberman parte del analista. El paciente también nos habla para contrarrestar los miedos a la pérdida de afecto (ansiedad depresiva) o a ser destruido (ansiedad esquizo-paranoide). Esta manera de concebir la transferencia en la sesión psicoanalítica, que toma muy en consideración el enfoque interaccional, introduce un cambio en nuestra manera de pensar en el vínculo transferencia!. Permite abordar sus oscilaciones a lo largo de los diferentes momentos de la sesión.· La manera en que un paciente es de.codtñcado (lo que equivale a decir con qué esquema referencial el analista puede enfocarlo) constituye un factor básico en la evolución del vínculo transferencial: los estereotipos infantiles, las pautas repetitivas que el paciente desarrolla en las sesiones pueden ser .reestructurados y .Ilevados al conocimiento del analizando según las maneras en que el analista los perciba, según los significados y sentidos que pueda adscribirles y por último según los recursos lingüísticos de que el terapeuta disponga para que la interpretación formulada llegue con el mínimo de distorsión al destinatario (el paciente). 428 Quiero volver a recordar la metáfora de Freud del teléfono y del ajedrez, que empleó para poder transmitir a los lectores de su época su concepción del diálogo psicoanalítico y del tratamiento psicoanalítico; hoy, con la sistematización de nuevas disciplinas, podemos reconocer en ellas a ciencias auxiliares del psicoanálisis y podemos proseguir en la profundización que Freud esperó cuando pensaba en el futuro de la terapia analítica. Tan pronto como podamos sistematizar diferentes tipos de procesos, quizá nos sea posible trabajar con pautas predictivas. Por lo tanto, si tengo que emitir una opinión acerca de los cambios en la práctica y en la experiencia psicoanalítica, debo llegar a la conclusión de que el psicoanálisls tiene también un segundo objeto de indagación: el diálogo analítico y el estudio de procesos psicoanalíticos. De esta manera, el método psicoanalítico puede ser hoy en día más y más diferenciado de cualquier otro tipo de terapia; sus características técnicas definidas y la utilización instrumental de las disciplinas presupuestas hacen que el palcoanálisls pueda ser considerado hoy en día como una ciencia básica: Cambios en la teoría y la práctica del psicoanálisis la teoría de los procesos terapéuticos por medio de la aplicación del método psicoanalítico de investigación de lo inconsciente en la sesión analftica. c) Consideremos el tema de esta comunicación desde otro ángulo. Veamos en qué relación se encuentra el psicoanálisis con la psiquiatría, la asistencia psiquiátrica y la psicoterapia. Pensemos en los pacientes que; hoy en día, se nos acercan para ser Psicoanalizados. ¿Se parecen a aquellos casos clínicos citados por Freud? Hay también un amplio espectro de técnicas derivadas del psicoanálisis, que van desde las llamadas "psicoterapias breves" pasando por grupos terapéuticos, psicodrama, etcétera -en el psicoanálisis se encuentran las raíces de todas estas técnicas-, y ellas son ejecutadas por psiquiatras, psicólogos, pslcopedaqoqos, asistentes sociales y muchos otros profesionales de áreas conexas (Iaborterapistas, asistencia de rehabilitación de pacientes, etcétera). Este conjunto de nuevos profesionales forman un amplio cinturón alrededor del psicoanálisis, la ciencia madre, y es desde este cinturón desde donde provienen muchos de los pacientes de hoy en dfa. Hay además otra fuente muy frecuente que constituye la clientela de los psicoanalistas, como ser artistas, dentistas, pediatras, parientes y amigos de psicoanalistas, que también son atraídos por el análisis de esta otra rna- . nera y que entran en la clase que estoy caracterizando como al paciente de nuestros días. Estos analizandos son muy diferentes de aquellos que se sienten "enfermos" y buscan en el psicoanálisis "ayuda médica para sus padecimientos mentales". Este tipo de paciente está desapareciendo para nosotros, los psicoanalistas; en cambio, los que estoy mencionando tienen algo de analizando-candidatos, aunque jamás van a ir al Instituto de Psicoanálisis por hallarse orientados en otro tipo de intereses. La psicopatología que puede aparecer en el curso de la terapia suele ser de lo más variada. Nuestros pacientes han cambiado; cada vez aparece más este tipo de analizando que en mi jerga privada yo Ilamo los pacientes "quasi-colegas". 429 David Liberman Si esto es cierto; ¿cuáles son las consecuencias? La nosografía clásica debe ser reconsiderada. Las descripciones psicopatológicas de los libros encajan muy poco con las descripciones que podemos hacer de los analizandos que vemos y oímos hablar en el diván. Por lo tanto, tenernos que poner mucha atención para poder distinguir cuándo operamos psicoanalítícamente y cuándo lo hacemos sobre la base de premisas erradas, tomando a la persona del analizando por lo que ésta no es. Muchos de estos "quasi-colegas" analizandos pueden presentársenos como casos analizables; con todo, algunos de estos analizandos, muy bien adaptados al método, resultan ser estructuras narcisistas psicóticas, y aquellos que parecen haber logrado cierto grado de organización genital presentan realmente características perversas. Los analizandos "quasi-colegas" que se muestran manifiestamente conflictuados, que experimentan enojo y preocupación en la sesión, qurza puedan más adelante desarrollar una neurosis de transferencia en el sentido freudiano clásico. . Este es un hecho que tiene mucha importancia para considerar los cambios en la teoría y en la práctica del análisis y dependerá del grado de preparación del psicoanalista que los pacientes "quasl-colepas" vayan manifestando las características de cualquier otro tipo de analizando. Esto exige mucho tiempo y muy buena formación, 430 Los pacientes "quasi-colegas" soportan, sin embargo, tratamientos largos, difíciles y a menudo muy ,costosos porque se encuentran motivados en muchos casos para desarrollar las diferentes prácticas psicoterapéutlcas, y en otros casos utilizan el análisis como un instrumento para conectarse con otras personas en su campo profesional. Desde hace: tiempo en ciertos ambientes es necesario "estar en análisis" para ser aceptado. Muchos de estos analizandos, que son, por ejemplo, dentistas, pediatras, directores de escuela, arquitectos o ingenieros, pueden utilizar el estar en tratamiento analítico tanto como "emblema" cuanto para desarrollar sus aptitudes creativas. Siendo las cosas asl, los limites entre los "análisis terapéuticos" de los pacientes "quasi-colegas". y los ------------------------------------------~,----------------------~ Cambios en la teoría y la práctica ~lel psicoanálisis ----------------------- análisis didácticos", ¿no se están borrando? En cuyo caso, ¿qué conseuenclas tiene todo esto sobre la práctica y la experiencia psicoanalftica? Contestaré por partes: el analizando "quasi-colega" y el "analiando-candidato" presenta mucha semejanza en lo que se refiere a proIlemas técnicos, y sin embargo existen muchas diferencias. Muchas personas desarrollan aparentemente actividades sublimaorlas muy exitosas para las demás personas, aunque nosotros en el málisls nos percatamos de que para el analizando dichas actividades :onstituyen actuaciones perversas o psicóticas. Esto puede ocurrir tanto m los "quasi-colegas" como en los "analizandos-didácticos". Pero en rste último caso tenemos una ayuda inestimable proveniente de las evauaciones de los Institutos de Psicoanálisis, si es que éstos están coheentemente organizados. Por el contrario, con los "quasi-colegas" nos mcontrarnos desarmados porque el sentido que ellos le adscriben al ratamiento analítlco les sirve como un ingrediente más para dar coheencia a su estructura narcisista y a sus actividades perversas. La práctica del psicoanálisis hoy en día exige al analista la posi>ilidad de discernir entre el uso terapéutico que el paciente hace de su iesión de análisis, de la utilización de la misma para realimentar su dessrrollo narcisista y perverso, sin que el analizando muchas veces tenga :onocimiento de est~. El sentido y significado del tratamiento analftico, m el caso en que ocurra esto último y que el analista no se percate, son otalmente diferentes para uno y para el otro. Este es un caso caracterfsico de lo que yo he denominado en una ocasión 10 como "interacción atrogénica". La "interacción iatrogénica" es, a mi juicio, la piedra funíamentat que nos lleva a cuestionarnos sobre los cambios en la práctica , en la teoría psicoanalftica en la actualidad. Si aceptamos todo esto como una realidad, podemos también apli- car todo lo mucho que se ha dicho acerca de las dificultades terapéuticas sn los análisis didácticos durante los últimos precongresos didácticos. Los pacientes "quasi-coJegas" no tienen conciencia de, sus sfntomas y 431 David Liberman de sus rasgos patológicos de carácter, ni de la envidia y rivalidad incrementadas por el vínculo narcisista con el analista, ni del uso de la intelectualización, etcétera. Los analizandos "quasi-colegas" necesitan de su analista que éste tenga una clara noción de "lo que es" y de "lo que no es" técnica psicoanalítica. 432 Aun siendo cierto que la clientela de los psicoanalistas en nuestros días ha sufrido grandes cambios y que la relación del psicoanalista con el psicoanálisis y con su práctica psicoanalítica ha experimentado cambios por todo lo que he señalado antes, las bases del método psicoanalítico de investigar lo inconsciente en la sesión han permanecido estables. Durante el curso de todas estas décadas el estudio de los procesos psiconalíticos ha llevado a revaluar más y más la importancia básica que tiene el grado de acercamiento o alejamiento del paciente con respecto a la "regla fundamental". La importancia y el refinamiento crecientes de la interpretación psicoanalítica y de su valor como herramienta terapéutica; las diferentes técnicas defensivas del paciente en el vínculo transferencial, los diferentes tipos de resistencia, la temporalidad del proceso de elaboración, etcétera, entre otras cosas, se han mantenido y más aún se han conocido y diferenciado, lo cual nos ha llevado a poder tener mayores expectativas de incrementar nuestros conocimientos por el estudio de los procesos pslcoanallticos, puesto que ahora sabemos mucho más de todo esto que en la época en que el método fue establecido. Daré un ejemplo típico que caracteriza a toda esta colección de casos que denomino como pacientes "quasi-colegas". Este caso lo he tomado de una supervisión. Durante muchos años una paciente mujer que comenzó su análisis cuando tenía 31 años, dio la impresión de ser una persona con muy buena capacidad para experimentar y sobrellevar sus conflictos transferenciales. En su profesión fue obteniendo muchos éxitos que le dieron compensaciones afectivas y económicas. También su sólido prestigio profesional hacía que ella tuviese de sí misma la imagen de una persona "inteligente y cuerda". Luego de bastante tiempo de anállslsella pudo experimentar y el analista detectar que la paciente pa- Cambios en la teoría y la práctica del psicoanálisis decía de perturbaciones muy severas en el proceso del pensar, y que la totalidad de su actividad profesional (que consistía en psicoterapia preoperatoria de niños que iban a ser operados, así como también psicoterapia de urgencia a suicidas) era su manera de efectuar restituciones psicóticas, de defender su megalomanía por medio de identificaciones proyectivas masivas en las personas que ella atendía .. Fue por esto que tomó bastante tiempo lograr que ella pasase de dar la imagen "de una persona que se analiza" a sentirse una persona comprometida seriamente en el vínculo transferencial y experimentando perturbaciones en el proceso del pensar. Fue entonces por primera vez que experimentó interceptaciones en el pensamiento durante la sesión y simultáneamente pudo relacionar dichas interceptaciones con la manera como ella sentía que la habían impactado durante todos estos años los casos gravísimos que atendía, frente a los cuales había mantenido una actitud superficialmente tranquila y objetiva. También pudo descubrir que era cierto que los médicos cirujanos a los que se ligaba transitoriamente durante su trabajo, especialmente uno de ellos en la última época, representaban claramente a su analista, con quien ella se unía para investigar y reparar "cosas ocultas y difíciles". d) En los casos de pacientes psicóticos manifiestos no podemos llevar adelante un tratamiento analítico a menos que tomemos en cuenta que, en estos casos el paciente es un emergente del grupo familiar en el cual él también está incluido. No importa que el paciente viva con su familia o esté marginado. Resultan sumamente sugerentes los cambios que acaecen en el grupo familiar del paciente psicótico con las primeras modificaciones que ocurren en el paciente en las fases iniciales del análisis. No hace mucho tiempo escuchábamos con frecuencia que cuando el paciente psicótico pasaba por los primeros cambios analíticos surgía una situación caótica que englobaba al grupo familiar del paciente y al analista hasta ese momento eficiente. Ocurría entonces, parafraseando lo que dijo Freud 8, que el paciente "arrojaba nuestra ayuda con los beneficios terapéuticos 433 David Uberman que podíamos ofrecerle al canasto de desperdicios". Hoy sabemos, por la inclusión de los postulados de la semiótica y de la patología de la comunlcaclón, que frente a los primeros cambios analíticos del paciente psicótico ocurre una perturbación en la homeostasis de la red comunicativa familiar de dicho analizando, y que frente a dichos cambios esta red reacciona marginando al terapeuta y al psicoanálisis. También conocemos que las motivaciones de los estados psicóticos no residen solamente en la red intrapsíquica del paciente sino que también se encuentran en un tipo peculiar de interacción perturbada de! grupo familiar del psicótico. Considerando al analizando psicótico como una red lntrapsíqulca y a. su grupo familiar como otra, sabemos que una y otra red interaccionan, y como consecuencia técnica podernos afirmar que para todo paciente psicótico que inicia una tratamiento analltlco es condición necesaria que otro terapeuta efectúe sesiones de indagación con el grupo familiar en totalidad. Esta indicación se mantiene aunque el paciente psicótico se encuentre marginado de su grupo familiar. Este proceso terapéutico paralelo debe ser llevado a cabo por un segundo terapeuta que tiene que poseer cierto entrenamiento psicoanalítico y que además debe estar preparado para manejar los procesos de comunicación perturbados en pequeños grupos. Por lo tanto, para los estados psicóticos manifiestos podemos decir que la experiencia y la práctica psicoanalíticas han experimentado estos cambios. En lo referente al análisis de adolescentes y niños, cuyos patrones de interacción (comunicación, área pragmática), organización de escalas de valores (área semántica), y desarrollo del lenguaje y pensamiento verbal (área sintáctica) se encuentran en continua reestructuración por el crecimiento natural, podemos decir que la técnica psicoanalítica terapéutica está favorecida, y el tratamiento psicoanalítico se desarrolla como si remásemos con corriente a favor. En estos casos la técnica tiene que ser cuidada y preservada. 434 Cambios en la teoría y la práctica de'l pslcoanálisls Consecuencias de estas consideraciones sobre cambios en la práctica y la experiencia psicoanalíticas 1) La única respuesta que podemos dar al enigma planteado en el título de esta comunicación es la siguiente: no hay cambios básicos. El verdadero problema reside en el hecho de que hoy en día, nosotros, los analistas, debemos saber muy bien cuándo estamos escuchando e interpretando psicoanalíticamente a nuestros pacientes y también saber reconocer todas aquellas veces que nos desviamos ,hacia otro tipo de prácticas terapéuticas que se oponen a los cambios psicoanaHticos. El analista de hoy en día tiene que estar alerta y poder diferenciar estos dos tipos de interacción para preservar la primera y deshacerse de la segunda cada vez que reconozca que ha ocurrido tal desviación. 2) Propongo hacer una "addenda" a la definición oficial del psicoanálisis contenida en la constitución y los reglamentos de la Asociación Psicoanalítica Internacional, tal como fue aceptada en el vigésimo quinto Congreso Internacional de Copenhage, de 1967. La "addenda" es la siguiente: El psicoanálisis es una ciencia básica que consiste en investigar la evolución del diálogo pSicoanalítico durante y fuera de las sesiones. Este es el momento de utilizar las ciencias auxiliares mencionadas como instrumento para diferenciar /as variaciones en /a comunicación que yo he considerado como nuevas capacidades estilísticas del paciente para recibir (decodificar) y emitir (encodificar) mensajes. En mi opinión, éste es un axioma que abarca al crecimiento mental del paciente, que únicamente puede ocurrir "si y sólo si" el psicoanalista actúa únicamente como un' tipo especial de decodificador, interpretando y haciendo saber al analizando las características de los mensajes que el paciente emite en sesión; una vez conocidas por el paciente, se producen cambios en su estructura interna que solamente pueden ser obtenidos por el método analítico. (Especialmente este aspecto único del cambio analítico puede visualizarse por las modificaciones cualitativas del Superyó.) 435 David Liberman 3) Los enunciados clásicos sobre los cambios terapéuticos pro-' ducidos por el psicoanálisis (que lo inconsciente es traído a la conciencia a través de la técnica analítica; o que la naturaleza y la función de la actividad terapéutica del psicoanalista consisten en producir modificaciones cualitativas en el Superyó y que como consecuencia el Yo gana terreno al Ello) tienen que ser redefinidos. Los cambios psicoanalíticos consisten en el desarrollo de nuevas y diferentes maneras de emitir y captar mensajes, en la configuración de nuevas, estructuras semánticas; las cuales puedan ser transportadas del proceso prlmario al proceso secundario (con posibilidades de ser verbalizado), y en la emergencia de nuevas estructuras sintácticas que existen como disposiciones en la lengua articulada que utiliza el paciente. Pienso que estas transformaciones semióticas constituyen los parámetros empíricos para observar la evolución del proceso psicoanalítico. ~I analista contribuye a estos cambios decodificando, adscribiendo nuevos sentidos y significados a lo que el paciente ha emitido y haciéndole saber a éste estos nuevos sentidos y significados que aquél ha captado.· Para ejecutar esta operación el analista tiene que afinar sus recursos lingüísticos, con el fin de que la interpretación corra el riesgo mínimo de ser distorsionada cuando llegue al paciente. 436' 4) Hoy en día tenemos que enfrentarnos en nuestra práctica con un tipo especial de resistencia que requiere de nuestra parte tener una clara concepción de lo que es una interacción psicoanalltlca. con la finalidad de diferenciarla de otro tipo de interacciones que puedan ocurrir. Este otro tipo de interacción, que inevitablemente se da y de la que tenemos que rescatarnos mientras existe, constituye un tipo especial de coalición o pacto corrupto con el paciente, 'que suscribimos cada vez que perdemos contacto con nuestra capacidad psicoanalítica. Para tener una idea clara, con respecto a lo que consiste este tipo de resistencia que conspira contra nuestra supervivencia como analistas, quiero recordar todo lo dicho acerca del paciente "quasi-colega". Cambios en la teoría y la práctica del psicoanálisis 5) Tomando en consideración lo dicho de 1 a 4, nos damos cuenta de que en nuestra práctica y experiencia psicoanalíticas tenemos que preservarnos, para el ejercicio del psicoanálisis, del modelo médico de psicoterapia, con el fin de poder entonces diferenciar los cambios estructurales producidos por la terapéutica analítica. En este sentido, podemos considerar los cambios cualitativos en el vínculo transterencíal como nuevos estilos en pautas de interacción comunicativa que se contraponen a la rigidez y falta de posibilidades de los estilos comunicativos de las neurosis. 6) El paciente neurótico clásico que viene a buscar alivio a sus síntomas más que con el deseo de investigar su personalidad, generalmente es tratado por otro tipo de prácticas psicoterapéuticas derivadas del psicoanálisis. Hoy en día los análisis de los pacientes requieren una evaluación periódica del diálogo analítico fuera de sesión, comparando segmentos de proceso con la finalidad de diferenciar cuánto ha ocurrido de cambio psicoanalítico y cuánto puede haber ocurrido de interacción iatrogénica. Esto lo propongo muy especialmente para aquellos casos de los análisis de los pacientes "quasi-colegas". 7) El tratamiento individual de los psicóticos es más accesible por nuestro mayor y más profundo conocimiento de los estadios tempranos de desarrollo. Pero la modificación fundamental introducida en la técnica psicoanalítica ha surgido de la explicitación de los postulados de la teoría de la comunicación; de esto último se ha desprendido el consejo de realizar, paralelamente al psicoanálisis del psicótico. indagaciones en el grupo familiar incluyendo al paciente y llevadas a cabo por otro terapeuta con cierta formación analítica y con manejo de técnicas de investigación en pequeños grupos. De esta manera he visto que han podido llevarse a cabo tratamientos de pacientes psicóticos que antes iniciaban el análisis y en complicidad implícita o explícita con su grupo familiar lo abandonaban. 8) Seguramente el análisis de niños y adolescentes va a sobrevivir, lo que constituye no solamente una afirmación sino un deseo. 437 David Liberman Bibliografía 1. Carnap, R., Introduction to Semantics, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1946. 2. Cherry, C., On Human Cornmunication, The Technology Press 01 Massachusetts, Institute of Technology, 1957. 3. Fenichel, O., The Psychoanalytic Theory of Neurosis, Kegan, Trench, Trubner & Co., Ltd., Londres, 1945, pág. 141. 4. Freud, S., The Standard Edition, XI, 1958, "The Future Prospects of Psycho-Anaíytlc Therapy" (1910). 5. -, S. E., Op. cit., pág. 141. 6. -, S. E., XII, 1958, "Recommendations to Physicians practising Psycho-analysis". 7. -, S. E., XII, 1958, "On Beginning the Treatment (Further recommendations on the Technique 01 Psycho-analysis 1)" (1913). 8. -, S. E., XXIII, 1958, "An Outline of Psycho-analysis" (1940 [1938]). 9. Liberman, D., "Criteria for Interpretation in Patients with Obsessive Traits", Int. J. Psycho-Anal., 1966. 10. -, Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico, Galerna, Buenos Aires, 1970. 11. -, "Verbalization and Unconscious Phantasies", Contemporary Psychoanalysis. Academic Press Inc., 1974, X. 12. Morris, Ch., Signos, lenguaje y conducta, Losada, Buenos Aires, 1962. 438 Comentarios y contribuciones Willy Baranger El autor siente el planteo de este tema como un "desafío". Igualmente desafiado me siento yo al intentar este comentario. En realidad, y más allá del relato y del comentario, se trata de un desafío impuesto por la realidad y por la historia del conocimiento al psicoanálisis mismo y a todos los psicoanalistas. ' Este valioso relato se desarrolla en dos niveles: la formulación misma del desafío, de los cambios en la teoría ocurridos desde Freud, del surgimiento de prácticas psíco. terapéuticas más o menos inspiradas en el psicoanálisis, por una parte; y, por la otra, la ilustración de los cambios aportados por el propio Liberman, Entiendo que ésta es la única manera auténtica, para el autor, de enfocar el problema, pero esto no dispensa al crítico del deber de deslindar ambos aspectos. En cuanto a los cambios teóricos, Liberman deja sentada la idea de que la elaboración de la teoría analítica se hizo a partir de determinado estado del conocimiento, e integrando datos y conceptos de otras ciencias (psiquiatría, psicología, antropología, historia, etcétera). La simple lectura de Freud muestra la importancia que atribuye a hechos y teorías obtenidos de otras ciencias -y sabemos que muchos de estos conocimientos han sido rectificados o abandonados como equivocados en el desarrollo ulterior de estas ciencias. No hay evidentemente ningún motivo que nos impida hacer lo mismo que Freud, y pedir a otras ciencias prestados los conocimientos que podemos aprovechar para nuestro propio progreso. Comparto por lo tanto la distinción establecida por Liberman entre el pslcoanállsls como "ciencia básica" y las "disciplinas auxiliares" a las cuales podemos recurrir cuando se necesita. Esta interdependencia de las disciplinas científicas no es, además, privativa de nuestro campo, sino regla general. El problema se complica cuando la importación de nuevos conceptos desde otros campos nos obliga a una reformulación de nuestras teorías. ¿A qué nivel de teorización tenemos que limitarnos para no vernos obligados a una reformulación total? Y si esta reformulación total se revela necesaria por motivos de coherencia, ¿quién nos garantiza que no perdemos más en la reformulación de lo que nos ha enriquecido? Creo que Liberman ve el escollo y el riesgo, y que esta misma visión 010 lleva a una cierta oscilación. Por un lado, concluye que "no hay cambios básicos", pero, por otro lado, propone una redefinición del objeto mismo del psicoanálisis: "tengo que llegar a la conclusión de que el psicoanálisis posee también un segundo objeto de indagación: el diálogo analítico y el estudio de procesos psicoanalíticos". El primer objeto de indagación es obviamente el inconsciente. La dificultad salta a la vista: ambos objetos de indagación, el inconsciente por una parte, y el diálogo y el estudio de los procesos terapéuticos, por la otra, no son objetos que se puedan agregar uno al otro ni sumar. En realidad, se trata de un solo y único objeto -el objeto del psicoanálisis-, pero enfocado 439 Comentarios y contribuciones y formulado de dos maneras distintas, una "monádica" y otra "diádica", como dice Liberman. Hay necesidad de elegir, y Liberman elige cuando escribe que: "el psicoanálisis puede ser considerado hoy en día como una ciencia básica: la teoría de los procesos terapéuticos por medio de la aplicación del método psicoanalítico de invehtigación de lo inconsciente en la sesión analítica". Esto lleva a Liberman a proponer una "addenda" a la definición "oficial" del psicoanálisis: "El psicoanálisis es una ciencia básica que consiste en investigar la evolución del diálogo analítico durante y fuera de las sesiones". Esta "addenda" constituye en realidad un cambio de base, implicando tanto una definición distinta del objeto del psicoanálisis como un cambio radical en su metodología. Sugiere la idea de que lo realmente científico sería estudiar con un método riguroso una actividad psicoanalítica básicamente empírica. Lo científico se daría, por así decir, en segundo grado. No podemos eludir la alternativa: o la ciencia psicoanalítica se define como investigación del inconsciente y teoría fundada en esta investigación, o se define como estudio semiótico de lo que pasa en un proceso psicoanalítico. La legitimidad de este estudio está fuera de duda, y estoy totalmente convencido del interés y de la importancia de las conclusiones que se pueden extraer de él. Pero creo que tenemos que obrar con prudencia cuando partimos de estas conclusiones para reformular los fundamentos mismos de la ciencia psicoanalítica. El problema planteado por el relato de Liberman me interesa también personalmente, ya que, en oportunidades anteriores, al insistir sobre el aspecto bipersonal, dialogado, "diádico", de la experiencia analítica, llegué a formular conclusiones en algo vecinas a las suyas (aunque no fundamentadas en la teoría de la comunicación ni en la semiótica). No se me escapa que las dificultades teóricas que me parece suscitar el relato de Liberman son aproximadamente las mismas que suscitaban mis propias formulaciones anteriores. Tampoco pude hasta ahora encontrar el nivel adecuado de teorización en el cual mis observaciones se pudieran incluir con naturalidad, sin violentar demasiado el edificio teórico del psicoanálisis. 440 Otro punto problemático acerca de los préstamos que pedimos a otras disciplinas sería: ¿a qué disciplinas pedirlos? Freud, en este sentido, fue extremadamente ecléctico y tampoco dejó de lado la lingüística de su tiempo. Entiendo que lo esencial que pasa en un tratamiento analítico -yen particular la herramienta de nuestra acción, la interpretaciónse ubica en el nivel del lenguaje. Era, pues, de esperar que la constitución de la lingüística moderna tenga una influencia sobre el psicoanálisis. Hasta estoy dispuesto a admitir un cierto privilegio del préstamo lingüístico con relación a otros. Pero el problema consiste en saber lo que hacemos con los fondos prestados. Un vistazo acerca del estado actual de la teoría basta para ilustrar la dificultad: Comentarios y contribuciones el impacto' de la lingüística produce resultados tan dispares como la teorización de Lacan y la de Liberman. Además, cuando hablamos de la lingüística moderna, o de la semiótica. sugerimos la idea de una disciplina objetiva constituida en un cuerpo teórico coherente y monolítico. Cada uno sabe que no es así, y que los analistas toman de la multiplicidad de los estudios lingüísticos los aspectos que les parecen aprovechables. El traslado de los conceptos de un campo de investigación a otro, si no se hace con suficiente discriminación, puede distorsionar la realidad. Buen ejemplo de ello es la definición que da Liberman del trabajo del analista: "El psicoanalista durante todo el proceso psicoanalítico debe considerarse como un decodificador calificado de los mensajes que el analizando, en forma inadvertida para él, nos hace llegar". La metáfora telefónica de Freud no debe, en este punto, inducirnos a errores: además que a un ajedrecista, Freud comparó también el analista a un arqueólogo, a un escultor, a un cirujano, a un general de ejército, etcétera. Cada una de estas metáforas estaba destinada a ilustrar uno de los aspectos de la tarea analítica. Aunque algunos puedan sentirse tentados de considerar la tarea analítica como una traducción simultánea (y esto no es lo que hace Liberman en la práctica), de hecho el trabajo analítico no consiste en sustituir un código (el de los mensajes verbales y otros emitidos por el analizando). por otro (el de las interpretaciones), lo que equivaldría en realidad a recubrir el código original del analizando por el código abstracto del analista, y caerte bajo fas justas críticas de Freud en contra de toda técnica que actuase "per vía di porre". El trabajo analítico es otra cosa, y un analista tan sutil como Liberman lo sabe muy bien; es permitir que el analizando, partiendo de las brechas, insuficiencias, lagunas, contradicciones, de su propio relato, gane acceso a su propio inconsciente, y se reestructure a partir de esta ruptura (de defensas, mitos, desconocimientos, etcétera). No se trata de traducir un texto a otro idioma, ni de sustituir un sentido por otro que esté de acuerdo con nuestras teorías, sino de permitir una parturición por el medio de levantar obstáculos ("vía di levare", maiéutica). Por todo ello, no puedo compartir en absoluto la aseveración de Liberman cuando afirma que la semiótica, comprendiendo el estudio de las estructuras sintácticas, la semántica y la pragmática, "que en el caso del pslcoanállsls comprende la teoría de la comunicación humana, ... constituye la disciplina que produjo -y que producirácambios en la manera de teorizar .sobre la práctica pslcoanalítlca". Que el estudio semiótico de una sesión y su comparación con una sesión anterior nos dé una pauta del camino recorrido, es una cosa interesante. Pero es una forma (entre otras posibles) de evaluar el cambio, no es una forma, ni de producirlo, ni de permitirlo, ni de permitir comprenderlo o teorizar acerca de él. Al encargar a la semiótica la tarea de "producir cambios en la manera de teorizar sobre la práctica psicoanalítica", Liberman parece pensar que el método pslcoanalítlco 441 Comentarios y contribuciones en sí .carece de la validez intrínseca necesaria para exigir y producir cambios en la .teoría. Entra así en contradicción flagrante con su propia aserción de que el psicoanálisis es la "ciencia de base" que puede recibir aportes desde el "cinturón" exterior. El trabajo de Liberman responde a dos exigencias contradictorias: la necesidad de integrar el cambio dentro de la teoría del psicoanálisis, y la de mantener su especificidad y su identidad dentro de una floración de teorías afines. En este caso, se trata de la necesidad de integrar los aportes de la semiótica y de la teoría de la comunicación en la teoría psicoanalítica y, por ello, de proponer las reformulaciones conceptuales implicadas en esta integración. Pero Liberman, al mismo tiempo, es consciente del riesgo que va aparejado con su intento, el riesgo de que la reformulación sea de tal magnitud que el psicoanálisis pierda su identidad y cambie radicalmente de fisonomía. Por ello sostiene que "no hay cambios básicos". Pero el lector queda con la convicción de que, al llevar la integración a sus consecuencias lógicas, sí habrá cambios básicos. Por suerte sabemos por otra parte que su contacto con la semiótica lleva a Liberman a una veta de observación clínica muy fecunda, lo que sí corresponde a un aporte positivo e importante, porque aquí la ganancia en experiencia y en afinamiento del instrumento interpretativo no se paga por ninguna pérdida por otro lado. En cuanto al riesgo teórico, es inherente a toda empresa intelectual: quien no dice nada nuevo no hace sino repetir equivocaciones ajenas. Eduardo Issaharoff A mi parecer hay en el trabajo de Liberman dos temas centrales de los que se desprenden muchos de los conceptos que él expone. Estos son: 1) la relación del psicoanálisis con otras disciplinas, y 2) El punto de vista interacciona!. El primer punto da lugar.a consideraciones más bien teóricas, mientras que el segundo es relevante especialmente en la técnica. La relación del psicoanálisis con otras disciplinas 442 Hay varios motivos, que espero mostrar a lo largo de este comentario, por los cuales el desarrollo del psicoanálisis está ligado, de una manera especial, a otras disciplinas. los puntos de vista que voy a exponer tratan de ir más allá de la utilización instrumental de otra disciplina, en el sentido que le da a esto Liberman, para señalar Comentarios y contribuciones la múltiple relación, teórica y técnica, que tenemos con otras disciplinas. Por decirlo así, no estamos solos en este barco que se llama "la estructura y el funcionamiento de la mente". Y nuestros compañeros de viaje observan hechos nuevos que pueden poner a prueba nuestras ideas y también crean teorías que pueden inspirar nuevos abordajes. De esos compañeros de viaje, hay uno, el lingüista generativo-transformacional, al que le voy a prestar especial atención. Por dos razones: la primera es que Liberman lo tiene muy en cuenta cuando piensa, y la segunda es que ha hecho, quizás, uno de los aportes más ricos y significativos de los últimos tiempos a la psicología. Sin embargo, hay también otros no menos valiosos, como los etólogos, para los que también es válido lo que vaya decir a continuación. Compartimos con ellos cierto grupo de conceptos básicos. Algo así como la brújula y las cartas de navegación en .Ia analogía del viaje, aunque cada uno tenga distintos puertos por destino. Estos conceptos son: 1) La enorme complejidad de la conducta. Que no se deja comprender desde un solo ángulo y frente a la cual, por el momento, ninguna teoría puede brindar una explicación unitaria. Las que así lo intentan, restringen tanto su visión que mutilan aspectos significativos de la realidad. Esto, creo, es lo que ha pasado con los conductistas radicales. Es posible que esa pretensión de explicación unitaria sea un efecto de la creencia en la posibilidad de un determinismo estricto. Creo que no capen dudas acerca de que el pslcoanállsts y su creador han contribuido mucho a la exploración y el reconocimiento de esa complejidad. Sin embargo, en nuestra comunidad existe cierta reslstencla a admitir conocimientos o técnicas provenientes de otras dlsclplinas o teorías. Pienso que esa resistencia es muy saludable si está fundada en la crítica, en el examen y la discusión. Pero me parece que puede ser muy grave si consiste sólo en ignorar al vecino. No menos grave puede ser, también, una aparente apertura no sostenida por el ejercicio de la crítica. Por otra parte, el ejercicio de una discusión crítica es, inevitablemente, una forma de evaluar algo, ya sea la pertinencia o la adecuación de una idea a un problema, o su consistencia, por ejemplo. La "enorme complejidad de la conducta" lleva también a un abordaje interaccional. No resulta posible considerar aisladamente lo que aporta el individuo y lo que aporta el medio, aunque no sea nada fácil, y a veces casi imposible, combinar satisfactoriamente estos térrnlnos. Precisamente porque los problemas son difíciles, no conviene cerrar los ojos y sumirse en cualquier tipo de provincialismo teórico o técnico. Creo que lo mejor que podemos hacer es tener los ojos bien abiertos, lo que quiere decir, receptores y críticos. 2) La importancia de un universo abstracto que subyace a 10$ hechos físicos de la conducta. Para nuestro compañero el lingüista esto está representado por lo que él llama la estructura profunda y superficial del lenguaje. Un ejemplo lo constituye el que dos oraciones con la- misma estructura gramatical de superficie pueden recibir una interpretación semántica muy distinta. El pslco- 443 Comentarios y contribuciones análisis sostiene también que la conducta está determinada en su forma y su sentido por elementos que no son observables, ni aun para el mismo sujeto. Yen esto también hay coincidencia con el lingüista. Para él, la estructura profunda no puede ser percibida por el hablante. Lo que se postula es la existencia de procesos mentales inconscientes en cualquier producción psíquica. Y los conocimientos acerca de esos procesos, si bien responden a intereses y problemas distintos, en muchas zonas se superponen. Creo que esto es lo que señala Liberman cuando dice que es necesario reformular muchos conceptos del psicoanálisis a la luz de los conocimientos actuales y, agrego yo, muchos de ellos provenientes de otros investigadores "que están en el mismo barco". 3) La combinación de libertad y control en toda conducta. Nuestro amigo, el lingüista, produjo una revolución al rescatar los aspectos creativos del lenguaje y, simultáneamente, proponer el sistema de reglas finitas que permiten generar infinitas oraciones. Sus reglas son el control, la creación no es por azar. Pero el hablante tiene la posibilidad creativa de combinarlas. En nuestro punto de vista psicoanalítico, desde el deseo inconsciente a la conducta hay un largo camino, en el que el deseo no pierde su vigencia de control, pero puede ser realizado creativamente, cada vez bajo nuevas formas, a veces muy alejadas de la demanda primitiva. El adoptar esta idea de combinación de libertad y control en la conducta implica nuevamente la necesidad de considerar interacciones de distintos niveles y de gran complejidad. A través del desarrollo de estos tres conceptos, la enorme complejidad de la conducta, la importancia del universo abstracto que la subyace y la combinación de libertad y control en su generación, he tratado de aportar elementos que contribuyan a justificar el uso de conocimientos y técnicas de otras disciplinas, en especial la lingüística, en la investigación pstcoanalíttca, y a mostrar la necesidad de mantener un interés crítico y despierto hacia ellas, lo que creo que sin duda redunda en un aumento de la posibilidad de crecimiento del psicoanálisis. 444 Me voy a detener ahora en el uso que hace Liberman del término "competencia", con el que parece referirse, más bien, a su sentido amplia como sistema abstracto que subyace al comportamiento -cualquiera que éste sea-, constituido por el conjunto finito de reglas cuya interacción determina la forma y el sentido de un número potencialmente infinito de conductas. El uso de este sentido general de "competencia" no es objetable, pero no debe confundirse con el uso de una "competencia específica" -. Así, en el caso concreto de un paciente, sus juicios de gramaticalidad sobre oraciones pueden permanecer indemnes, mientras que en un sistema comunicativo, como emisor y receptor, sufre perturbaciones. Comentarios y contribuciones Resulta conveniente demarcar lo más precisamente posible el comportamiento por estudiar y el sistema de reglas que se propone con el fin de ubicarse en condiciones de contrastación experimental. Creo que esto es lo que hace Liberman al proponer que "el pslcoanállsls es una ciencia básica que consiste en investigar la evolución del diálogo pslcoanalítico durante y fuera de las sesiones". Retornando a las competencias específicas, existen varias razones por las cuales se puede distinguir entre una gramatical, otra estilística y otra comunicativa. Vaya citar sólo las que me parecen más importantes. La distinción de una competencia gramatical y otra estilística puede apoyarse en el hecho de que no hay modo de dar cuenta de los estilos con el sistema de reglas gramaticales -tanto de base como transformacionalesactualmente conocidas .. La distinción entre la estilística y la comunicativa reside en el peso de la interacción en una y otra, consideradas por separado. Sin embargo, la investigación de las correlaciones entre estos tres aspectos, gramático, estilístico y comunicativo es en este momento un área promisoria para penetrar en estratos más profundos del funcionamiento mental. Creo que ésta es una zona de investigación en la que l.lberman ha hecho aportes muy importantes, al establecer esas correlaciones, además, con el comportamiento específico de una persona como paciente en la sesión psicoanalítica. Además de sus méritos, las dificultades que este tipo de investigación plantea llevan a la luz los aspectos más oscuros y problemáticos de las teorías, como, por ejemplo, las fronteras entre sintaxis y semántica, competencia y actuación (competen ce-performance de N. Chomsky), lingüística y comunicación. Por último, creo que no es ocioso llamar la atención sobre la distinción de distintos tipos de relaciones entre disciplinas. A los fines que aquí nos interesan, basta con distinguir entre la utilización de la estructura formal de una teoría, como por ejemplo, el uso que hace Freud de la teorta electrodinámica, y las relaciones que surgen entre teorías que -como he tratado de mostrarrepresentan distintos abordajes de un mismo problema y comparten hipótesis fundamentales. El punto de vista interaccional La importancia de la interacción está, a mi parecer, íntimamente ligada a la evolución del psicoanálisis. La opinión de Liberman de que no hay cambios básicos en .pslcoanállsls puede ser entendida como una confirmación sobre la validez del método psicoanalítico para investigar las conductas humanas. Creo que, en efecto, no se vislumbran razones de peso que soliciten un cambio en los aspectos fundamentales del psicoanálisis. Por otra parte, hay puntos importantes, sobre todo en la interacción 445 Comentarios y contribuciones paciente-analista, sobre los que sabemos muy poco. Es a estas cuestiones a las que quiero 'referirme ahora. Permítaseme abordar el problema usando una analogía cibernética. Pensemos en un programa en el que cada una de las instrucciones o pasos puede ser efectuada de varias maneras o, lo que es lo mismo, por distintos procedimientos. Supongamos ahora que la decisión por la que, se elige un determinado procedimiento depende de la información de que se dispone sobre las condiciones internas y externas en ese momento. Ahora observemos que habrá algo así como dos polos de procedimientos. En uno estarán los que toman predominantemente, o en forma exclusiva, los datos internos y en el otro los que consideran muchos o el máximo de los datos externos. Se puede 'apreciar que estos últimos serán mucho más discriminativos y plásticos que los prime'ros o, lo que es lo mismo, menos estereotipados y más variados. En realidad, lo que 'estamos diciendo es que lo que varía es la cantidad de datos externos que considera el programa para elegir una de las ejecuciones posibles, puesto que los datos internos son, de alguna manera, parte del programa mismo. Ahora bien, si hacemos las correspondencias entre el programa y nuestra teoría del aparato psíquico, podemos decir que el programa representa el deseo y que así como las opciones son para un computador estar desarrollando algún programa o no hacer nada, para una persona no hay más remedio que buscar la realización del' deseo. Si hasta aquí estamos de acuerdo a pesar de lo simplificado de todo esto, vamos a seguir. Mientras hay aparato psíquico creemos que no hay modo de sustraerse al deseo. Pero -y esto me parece lo más importanteno busca menos el deseo su realización por elegir un procedimiento que otro. Lo que puede pasar es que tenga un distinto valor cada procedimiento desde el punto de vista del placer [y otras complicaciones). Todo esto era para plantear algunos problemas de la interacción que tenemos con nuestros, pacientes. Uno de ellos es el siguiente: de acuerdo con lo que dijimos, el paciente puede hacer una de estas dos cosas. O ignorarnos e insistir en un procedimiento estereotipado, o buscar información sobre nosotros. ¿Y de qué modo puede obtenerla? Escuchando lo que interpretamos, en todos los canales, lingüísticos y no lingüísticos. Pero a veces sucede que la interacción es una información de tanto peso que produce modificaciones muy grandes. Y aquí creo que no es cuestión de cantidad. Pienso más bien que la interpretación actúa proveyendo una información específica que puede ser esencial para poner en funcionamiento nuevos procedimientos que se hallaban en estado potencial. Otro problema es cómo puede llegar una información cuando ,el paciente nos ignora. Creo que estos problemas no se pueden abordar' con la semántica clásica. La interpretación es, vista así, algo bastante distinto de la relación entre signo y significado. Más bien lo que necesitamos es saber por qué esa información fue efec- o 446 Comentarios y contribuciones tiva y otras no. La respuesta puede estar en un mayor conocimiento de las estructuras profundas que subyacen a la conducta. Uno de los aportes más importantes de Liberman me parece que es el haber llamado la atención sobre la relación entre los estilos comunicativos y el conocimiento psicoanalítico sobre estructuras profundas del comportamiento. Cabría agregar, siguiendo a Liberman, que una interpretación no puede ser complementaria por su forma solamente si no se ha captado esa relación. Por último deseo agregar que en psicoanálisis disponemos de una gran cantidad de experiencias, en cierto modo únicas, de las que no dispone ninguna otra disciplina psicológica. Trabajar sobre los procesos con nuestros paclentes, actuales y pasados, puede ser una vía de acceso inestimable al conocimiento de áreas de la mente que qulzás no se pueden estudiar de otra manera. Jaime l. Szpilka El trabajo de David Liberman me ha resultado muy interesante y estimulante en alto grado, ya que enfoca, con la originalidad que lo caracteriza, aspectos esenciales del desarrollo de la teoría y de la clínica psícoanalítlcas. Como los tópicos que aborda son muy complejos y de diverso orden, justificando cada uno de ellos de por sí un largo y detallado comentario, lo que no es pertinente en este espacio, solamente me atendré a considerar algunas de las reflexiones que en mí ha suscitado: 1. La práctica del psicoanálisis debe estar indisolublemente unida a la teoría que la fundamenta. Si esta estrecha articulación se debilita, la práctica adquiere un carácter tecno-empírico con miras -al producto, y que tiene una estructura teleológica externa ya que tiende a llenar una demanda o carencia definida fuera de ella misma. Este carácter tecno-empírico puede a veces dar lugar a un crecimiento desproporcionado de "una teoría" que le es inmanente y que entonces puede entrar como desarrollo parásito en colisión con la teoría. Definido así el lugar privilegiado que debe caber a la teoría en los llamados "cambios" en el psicoanálisis, podríamos intentar su delimitación en dos tipos: al cambios en extensión, y b) cambios en intensión, dando a este término en parte el uso que tiene en la literatura lógica actual. 447 Comentarios y contribuciones Los cambios en extensión agregan nuevos objetos a la teoría que a veces caen bajo los conceptos anteriores, y otras estimulan la creación de conceptos nuevos. Favorecen un crecimiento periférico y expansivo y les es inherente la articulación de una nueva terminología que a veces es complementaria y otras sustitutiva de la terminología original. Podríamos decir que aquí caben todos los desarrollos que podríamos denominar como agregados teóricos, clínicos y técnicos, despliegues a partir de un sector parcial de la teoría e incorporaciones de disciplinas auxiliares que a veces subsumen a las formas de enunciación propias. A partir de este tipo de cambio en extensión, se estimula la formación de subsistemas parciales, que pueden tener una menor mayor autonomía con respecto al sistema original y que, al adquirir formalización propia y duración, se constituyen en determinados esquemas referenciales. Estos esquemas referenciales pasan a ser san- . cionados por un determinado grupo de poder y su validez comienza muchas veces a depender de la propia coherencia interna de este nuevo subsistema, justificándose así la distancia y evitándose la confrontación crítica con el sistema original. Así, podemos encontrarnos con un número discreto de esquemas referenciales que dan lugar a una diversidad de interpretaciones de la teoría, la técnica y la clínica, y cuyo ligamen, muchas veces conflictivo, con la teoría original, se soslaya, al mismo tiempo que la contradicción entre los diversos esquemas se disimula, con el acuerdo de la suficiencia de explicitar el esquema que se sustenta y evidenciar en los diferentes usos una pertenencia lógica con el mismo. ° Si bien esto fomenta la diversidad y la evolución en diferentes líneas del pensamiento psicoanalítico, tanto a partir de desarrollos parciales de la obra de Freud, de obras de sus contemporáneos, como de creaciones nuevas y bastante originales de los así llamados posfreudianos, su riesgo estriba en la cobertura que sus términos y conceptos pueden dar a las concepciones imaginarias e ilusorias y a los modelos empíricos mal formalizados. En síntesis, este crecimiento o cambio en extensión puede incorporar los aspectos más ideológicos de la teoría. '448 Los cambios en intensión siguen a un movimiento netamente opuesto. Al centrar su óptica en torno al texto tradicional, enfatizan lo nuclear, en una referencia constantemente centrípeta y en permanente retracción. Sus propósitos centrales se relacionan con la discriminación de los conceptos esenciales, la articulación necesaria y lógica de los mismos, sus diferentes jerarquías y ordenamientos, la pertinencia de los distintos enunciados, etcétera. La preocupación esencial de esta actitud es el constante deslinde entre ciencia e ideología. Así, los cambios en la teoría y práctica de una ciencia deberían ser fruto de un adecuado balance entre la extensión y la intensión. Pero en una ciencia frágil y tan poco formalizada aún como la nuestra el trabajo de los cambios en intensión, aunque Comentarios y contribuciones menos llamativo, debería ocupar un lugar de privilegio especial en tanto reubicación y valoración justa, como tarea previa, de los diferentes componentes de la teoría. Si bien el cambio en extensión centrifugando, extiende y abre en abanico. múltiples despliegues, también favorece el riesgo de un encierro circular y especular en el marco del propio esquema referencial. De allí que la integración pluralista sea la intención primera de todo cambio intensivo, con la finalidad de "contraer"y reducir los diferentes despliegues y reubicarlos en el lugar teórico correspondiente. Bástenos como ejemplo la importante tarea de revaluar la relación entre las ansiedades psicóticas y la angustia de castración, el Edipo temprano y el Edipo freudiano, el concepto de parte psicótica y no psicótica y su ubicación en el esquema freudiano de restitución y retorno de lo reprimido, la diferencia entre hacer pasar una barra divisoria entre la transferencia manifiesta y la transferencia latente, y. entre la transferencia y el recuerdo, la concepción del proceso psicoanalítico dentro del marco de la proyección-introyección o dentro de la resistencia-represión, la consideración de la dialéctica entre lo imaginario y lo real o la incorporación fundamental de la mediación del orden simbólico, etcétera. 2. Planteadas así las cosas. deducimos que todos los aportes auxiliares de la teoría pslcoanalítlca (semiótica. lingüística. antropología. psicología evolutiva, biología. epistemología. literatura. etcétera) pueden ser utilizados tanto en el sentido extensivo como en el sentido intensivo. El primer uso marca el riesgo de subsumir el trozo de teoría elegida o partes generales de ella dentro de los presupuestos o postulados implícitos o explícitos de las disciplinas auxiliares elegidas. con todo lo que esto puede trastrocar el sentido original. El segundo uso, en cambio. privilegia. de la disciplina auxiliar. el hecho que permita la adquisición de un status jerárquico más elevado y esclarecido a ciertos enunciados que en la teoría estaban aún en eslado práctico cuyo valor real permanecía oculto. En pocas palabras. favorece "el retorno". Como ejemplo de un riesgo del primer uso: tomar el lenguaje como instrumento de comunicación que dé cuenta de la interacción de dos sujetos que empíricamente son considerados como eje de referencia y polos de acción, buscándose en las diversas manifestaciones del mismo la comprensión de las acciones recíprocas entre los sujetos. Se privilegia aquí una dialéctica entre lo imaginario y lo real y se coloca la intencionalidad nuevamente en un cierto centro yoico del sujeto desatendiéndose la repetición. El lenguaje en la concepción de la interacción pasa a ser segundo y portador de un supuesto movimiento afectivo o emotivo primero entre los sujetos participantes. en los cuales queda enfatizada una acción o conducta. Aquí puede darse -449 Comentarios y contribuciones como rasgo técnico un uso abusivo del: "usted me hace ... ", "usted me pone ... ", "usted me mete ... ", etcétera, y una posible caída en la exagerada descripción fenomenológica de los estados del yo. Por otro lado, se restituye al yo del paciente la ilusión imaginaria de ser director de sus acciones. En la interacción se jerarquiza lo molecular y segmentario, descuidándose lo molar como situación relacional históricobiográfica y significativa de la cual lo molecular es sólo una consecuencia y una parcial puesta en escena y montaje. En un uso intensivo, el lenguaje puede dar cuenta de la estructura del inconsciente, de la profunda influencia subversiva del orden simbólico sobre toda relación del sujeto con su mundo, de su valor fundante de toda escisión del sujeto, del esclarecimiento del sujeto freudiano mismo en su profunda alienación y desconocimiento de la problemática del deseo y de la castración, del Edipo, etcétera. La conducta de los sujetos empíricos en juego, la acción o movimiento primero, quedan refegados a la comprensión de la estructura significante y significativa que pone en juego y ubica a los sujetos mismos. Los sujetos quedan así descentrados de toda intención, quedan profundamente traspasados, de cabo a rabo, por el orden simbólico, y el significante adquiere toda su relevancia en un texto impersonal. Retorno a las fuentes. Sin embargo, si no queremos desdecirnos de la importancia de un justo balance entre extensión e intensión, no podemos desconocer la importancia de muchos de los aportes clínicos del primer uso, aun a riesgo de empirizar, y de muchos de los riesgos "talmúdicos" y esotéricos del segundo uso, aún dentro de todo el valor de radicalizar la teoría. 3. Todo esto puede aplicarse también a los cambios en el psicoanálisis de pacientes psicóticos o del nuevo tipo de analizandos que Liberman denomina "quasi colegas". 450 Si bien aquí los cambios extensivos (por ejemplo, atender la importancia del grupo familiar, o considerar la singular importancia de la estructura narcisista, según el caso) pueden ser fructíferos en la apertura a nuevas problemáticas y posibilidades técnicas. también el no cotejo intensivo a veces favorece la creación de nuevas categorías imaginarias con una serie de problemáticas sobreagregadas cuya legitimidad puede ser puesta en duda. En fin, se trata de ver si en un estudio intensivo están ya agotadas todas las postbllldades de esa comprensión, lo cual justificaría una nueva y diferente categorización. Un ejemplo de los peligros de la creación de categorías a mi juicio imaginarias, lo tenemos en el tan mentado problema del pslcoanáltsts didáctico. Usado al principio como término que describía la pertinencia del pslcoanállsls de un futuro psícoanallsta Comentarios y contribuciones a fin de que vivencie el acceso metódico al inconsciente y comprenda sus conflictos reprimidos para no entorpecer con sus resistencia el desarrollo psicoanalítico de su analizando, se constituyó en un área 'particular' de la problemátlca de la formación psicoanalítica, elitizándose, sobrecodificando a la situación terapéutica misma y fomentando toda una literatura acerca de 'problemas del análisis didáctico', problemas 'especiales' de los candidatos, problemas de la 'transferencia y contratransferencia' en los análisis didácticos, etcétera. y justamente esa sobrecodificación y sanción exterior se constituyó en la mayor causa de que muchas veces haya sido utilizado como ventaja secundaria o como ritual de iniciación a fin de lograr prestigio personal o profesional, cosa que tan acertadamente extiende Liberman a lo que él llama 'quasi colegas'. Volviendo a un uso intensivo, volviendo a las fuentes, ¿cuál sería el lugar teórico de esa diferenciabilidad del psicoanálisis didáctico? ¿No sería más acertado decir simplemente que el futuro psicoanalista tiene que psicoanalizarse? Finalmente, quiero agradecer calurosamente a David Liberman por ser tan concreto y explícito en sus apreciaciones, y por permitir de este modo un claro intercambio reflexivo. Solamente así podremos pensar todos juntos algo más y mejor acerca de lo que consideramos psicoanálisis. 451 Respuesta a los. comentarios y las contribuciones Respuesta al comentario de W. Baranger En relación con el planteo de Willie Baranger, quien afirma que "yo he encargado a la semiótica la tarea de producir cambios en la manera de teorizar sobre la práctica pslcoanalltlca", necesito enfatizar cuál es mi postura. Yo considere a la sernlótlca como un instrumento fundamental, siempre y cuando sea utilizado corno instrumento por el psicoanalista que investiga lo inconsciente en la sesión con el paciente y del mismo modo en la teoría, pero nada más que como instrumento. En este caso sí es posible que se realicen progresos en dos áreas: a) la teoría de una práctica pslcoanalítica se va refinando más y más. En este aspecto deseo señalar que la semiótica puede tener una enorme utilidad para estudiar las teorías de la decodificación por el analista. Igualmente se va a dar un mayor refinamiento referente a la slstemattzaclén de los inicios que constituyen los códigos por medio de los cuales el paciente en sesión, inadvertidamente para él, nos está haciendo saber acerca de su inconsciente. Teorizar sobre la práctica psicoanalítica es lograr que el analista, ya sea en sesión con el paciente o fuera de ella ante el movimiento de la sesión en su totalidad, amplíe la gama de cualidades con la cual es capaz de enfocar a su paciente. Freud hizo esto sin saberlo con el autoanálisis y el análisis de los sueños, que le permitieron elaborar situaciones con sus pacientes rescatándose de las interferencias introducidas por ellos y postbllltándole operar psicoanalíticamente, en consecuencia, durante la sesión. 452 b) El problema más importante es, tal como lo plantea Baranger, el establecer hasta qué punto puede surgir una modificación de base de la teoría psicoanalítica a partir de los conceptos semióticos. Desde mi perspectiva, la semiótica no tiene por función en relación con el psicoanálisis producir cambios que tiendan a descartar nociones básicas, como la de inconsciente. Para mí la semiótica tiene por función permitirnos un refinamiento y una actualización mayores. Una de sus funciones es, por ejemplo, connotar de una manera más específica ciertos términos. Por ejemplo, el concepto de representación de palabra está tomado de una serie de hipótesis de carácter lingüístico, que eran vigentes en la época de Freud, quien entonces pasaba de la neurología al pslcoanálisis, estudiando las afasias. El modo de pensar de nuestra época es producto de cambios y reformulaciones que en la época en que Freud nos hablaba de representación de palabra, se hallaba muy lejos de concebir. Freud no estaba en condiciones de pensar entonces que las unidades de representaciones verbales no pasan necesariamente por la palabra sino por la frase, que admite determinadas combinaciones de palabras y excluye otras. En suma, la semiótica introduce un grado de refinamiento tal que desde la vertiente del terapeuta, éste se va delineando más y más un interlocutor psicoanalítico y no como otra cosa. En este sentido, en cuanto a nuestras teorías de las prácticas, consl- Respuesta a los comentarios y las contribuciones dero que no hay cambios sino mayor refinamiento. Por el contrario, si es' que estos desarrollos que suponen la utilización de la semiótica como instrumento van a prosperar, necesariamente nos llevarán a cambios en lo atinente a la metapsicología, con respecto a la cual, a mi juicio, Freud nos ha dado un excelente punto de partida. Pero debemos pensar que ésta puede llegar a ser un obstáculo si no somos capaces de entrar en crisis con esta psicología monádica, en la que no hay cabida para los procesos de interacción comunicativa salvo en lo que se refiere a los beneficios secundarios de la enfermedad. Hasta allí llega la teoría analítica. Creo que esto es insuficiente y al incluirnos en nuestra práctica ya estamos introduciendo la dimensión comunicacional. Pero volvamos ahora al planteo acerca de la noción de psicoanálisis, puesto que Baranger menciona que no puede estar de acuerdo con la addenda que yo sugerí. Deseo destacar que de ninguna manera desconozco la importancia de la investigación de lo inconsciente en psicoanálisis, sino que sólo quiero agregar (y es por ello mi inclusión como addenda) otro modo de investigar psicoanalíticamente. En varias publicaciones anteriores planteé que a mi juicio Freud nos había legado dos descubrimientos: uno de ellos es el del determinismo inconsciente, y en segundo lugar también nos legó un método de investigación que es original de este tipo de estudios, la sesión psicoanalítica. Es sobre este segundo punto sobre el que trata mi addenda, y en el cual la semiótica tiene cabida como instrumento de indagación que posibilita reformulaciones de hipótesis y teorías que a mi entender ya existen desde los orígenes del pslcoanállsls mismo. Con sólo examinar los primeros historiales clínicos de Freud, nos encontramos con un autor que se nos aparece como un expositor e investigador de una experiencia de indagación previa que él ha efectuado con esos primeros pacientes. Por ejemplo, en el caso de Emmy de N. Freud recurrió al asesoramiento de las capacidades audibles de sus amigos aficionados a la caza para poder terminar de dar cuerpo a un concepto que él estaba tratando de formular en ese momento y que partía de un dato empmco, un elemento paraverbal que él necesitaba explicar y correlacionar con las hipótesis psicoanalíticas, las cuales podrían dar coherencia a un hecho, al cual Freud describió como un singular sonido inarticulado que semejaba mucho el grito de un gallo silvestre con el cual la paciente interrumpía su propia verbalización, así como interrumpía pidiéndole a Freud que no la toque y que se quede quieto. Freud pudo formularse entonces un conjunto de hipótesis en las cuales él pudo develar el sentido y el significado de una identificación que podría ser, por ejemplo, la de la paciente sintiéndose un animal salvaje alejado y codiciado por los cazadores. 453 ---------------------------------------------------------------Respuesta a los comentarios y las contribuciones Respuesta al comentario de E. Issaharoff 454 Con respecto a las ideas de Issaharoff, deseo agradecerle la distinción que formula entre tres tipos de competencia, porque esto permite tener muy claro algo que siempre quedó implícito en mis trabajos anteriores. Vo equipararía la competencia gramatical con la competencia sintáctica, la competencia estilística con la semántica y la comunicacional con la pragmática. Esta distinción nos resulta sumamente útil, en especial para conceptualizar problemas cercanos a la clínica. A modo de ejemplo, podemos indicar que un esquizoide puede tener una óptima competencia gramatical, o hasta estilística si no está comprometido, pero en cambio en el área comunicacional nos muestra un déficit, y esto es lo que muchas veces nos sirve a nosotros como guía de acción a la indaqaclón psicoanalítica para esclarecer desde el campo transferencial el fragmento de historia incluido en el presente que inhibió la competencia comunicacional (pragmática) del esquizoide. El trabajo de Fairbairn sobre la personalidad esquizolde, es una brillante exposición sobre este tipo de trastorno. Issaharoff me ha hecho tomar conciencia de que a lo largo de mis publicaciones existen distintos ítems que he desarrollado con cierta preferencia. Mi libro La comunlcación en terapéutica psicoanalítica está centrado sobre el área pragmática; de allí que resulte accesible para todas aquellos que quieran detectar diferentes cualidades entre conflictos. defensas y formas de comunicarse con el analista. En cambio, en mi libro Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico, al referirme a sentidos y significados de la llamada "realidad exterior" lclrcunstanclas) en función de la estructura intrapsíquica del paciente (Ideal del Vol, me ubiqué en el campo de la competencia semántica, pero manteniendo la primera para que esta segunda tuviera sentido. Un tema similar enfoco en el libro realizado en colaboración con David Maldavsky, Psleoanásis y semiótica. En relación con las teorías generativas podemos distinguir las transformaciones sintácticas y las semánticas (y esto es lo que se desprende de lo que sugiere Issaharoff). Las transformaciones semánticas dan cuenta del grado de estructuración del aparato simbólico. La observación de Issaharoff referente a la utilización de la semiótica que puede considerarse más allá que un mero enfoque instrumental, me lleva a tocar un tema que en esta oportunidad hubiera deseado dejar a un lado. Me refiero a un replanteo de lo que a mi entender antes podríamos llamar psicoanálisis aplicado. Hoy en día un analista formado como tal e informado en alguna o algunas otras disciplinas, segura: mente podrá hacer aportes hacia otros cambios del conocimiento humano, pero ya no como se viene haciendo hasta ahora, desde el psicoanálisis, sino incluyéndose en ese otro campo y operando allí con otras personas con diferente formación y una cierta Respuesta a los comentarios y las contribuciones información psicoanalítica. Un ejemplo de ésto lo tenemos en la influencia que tuvo y tiene el psicoanálisis en el análisis de los mensajes cinematográficos y literarios. Así, por ejemplo, varios años antes de que aparecieran los trabajos 'de la escuela estructurallsta francesa en semiología, realicé un estudio de determinadas producciones fílmicas, y para poder captar la totalidad del mensaje del filme y luego inferir cuál es el sentido profundo que emanaba del mismo, me vi llevado a tener que consultar a personas de la más diversa formación para que me explicaran ciertos detalles del contexto fílmico en este caso, que estaban en el transfondo del mismo y que podrían abarcar campos de los más disímiles, desde una época histórica hasta las características socioculturales de un grupo dado o algún aspecto de la tecnología espacial (cuando estudié el filme 2.001). Tuve que reconocer que para poder instrumentar mis conocimientos psicoanalíticos necesitaba indefectiblemente recurrir a personas que tenían otro acceso a otros tipos de conocimientos de los cuales yo no tenía por qué estar imbuido y actualizado, y sólo así me fue posible, a mi vez, decir algo útil para ellos. ¡' Respuesta al comentario de J. 1. Szpilka Con respecto al planteo de Szpilka, deseo señalar que la utilización de la sermotica como instrumento preserva al psicoanálisis de un desarrollo excesivo en extensión. Sin embargo, es muy posible que en el futuro los cambios en intensidad, además de connotar los conceptos psicoanalíticos, en un momento dado puedan provocar un cambio cualitativo. Pero esto es una conjetura, ya que existen sólo alqunos esbozos de cambio en relación con psicoanálisls y semiótica. Por ejemplo, el punto de vista económico, concebido en término de la segunda ley de termodinámica, pasa a ser reformulado tomando el modelo de la oposición entre azar/incertidumbre (en términos de la microestadística). La teoría que dice que sólo puede haber interacción entre un sistema y otro si hay diferencias de nivel entre éstos, en el caso del punto de vista económico supone que el enfoque del paciente se relativiza según la capacidad del terapeuta de mantenerse lo más idealmente posible como decodificador de los ,mensajes del paciente y nada más, y que de esta manera esté cada vez más facultado para que él perciba como algo "obvio" lo que para el paciente es tanto más lejano al campo de su propia percepción y conocimiento. Además, la inclusión de los conceptos lacanianos me resulta una buena ocasión para contrastar su concepción con la mía. En relación con el tema del lenguaje del sujeto, yo tomo su habla como una combinatoria que puede llegar a adquirir coherencia 455 Respuesta· a los comentarios y las contribuciones en el analista (por ejemplo, cuando el analista tiene un insight y el paciente no). Ese lenguaje es un conjunto compuesto por ingredientes en los que los significantes verbales adquieren una segunda significación para el terapeuta, pero no para el paciente. De esa manera, aunque el paciente pueda estar alienado en sus sesiones, el analista como decodificador puede llegar a captar ese segundo significante que le permitirá desalienarse a sí mismo y secundariamente provocar en el paciente cambios cualitativos que sean emisiones sintácticas inéditas que constituyen un emergente y un proyecto de un nuevo uso de la lengua por efecto de haber podido ser sacado de esa alienación. Quiero recalcar, además, que yo efectúo una distinción acerca del psicoanálisis del paciente con sintomatología pslcctlca manifiesta. En tanto consideremos que la psicosis clínica es algo más que el paciente que conocemos por los textos de psiquiatría y que es un portavoz manifiesto en extremo por medio de cuyos síntomas denuncia un intrincado sistema de mensajes en los que se hallan representadas partes de sí mismo y partes de toda una conflictiva oc>" explícita en el grupo familiar, el sugerir la indagación en grupo familiar es indicar el camino que, según he podido ver, posibilita que las transferencias de los pacientes psicóticos pierdan más y más sus rasgos imaginarios y que éstos puedan captar el mundo simbólico en el cual estaban incluidos sin saberlo, como puede ocurrir en cualquier otro análisis. Las decodificaciones acertadas del analista introducen al paciente en el universo simbólico de su grupo familiar, en cuyo caso cabe esperar que los cambios estructurales del paciente ineludiblemente provoquen crisis y cambios en un grupo que debe tener un mínimo de entrenamiento previo para hacerse cargo de la contención de estas modificaciones, que inevitablemente se darán si es que ocurre en proceso terapéutico psicoanalítico. 456 En mi trabajo establezco además una neta demarcación entre los pacientes cuasicolegas y los análisis didácticos. Sostengo que en el segundo de estos casos existe otra red que está dada por la organización del instituto de psicoanálisis, cosa que no sucede en el caso de los pacientes cuasicolegas. Es indudable que Szpilka y yo podremos encontrarnos a lo largo de este camino de diálogo si se toman muy en cuenta los procesos de interacción comunicativa que son inherentes a todas las fases de nuestro ciclo vital. Considero que hay un punto en la teoría freudiana que aparece implícitamente en los historiales clínicos y manifiestamente en los escritos técnicos. Si se realiza una lectura de Freud haciéndonos cargo del modo de pensar en esta época, resulta evidente que los fenómenos de interacción merecen ser jerarquizados para connotar cualidades del vínculo transferencial y también para encontrar parámetros que nos permitan pensar en cómo evoluciona el paciente con nosotros y cómo nosotros evolucionamos con él, y muy especialmente si no está ocurriendo lo contrario. Esto es particularmente válido para estos pacientes cuasi colegas que caen fuera de la categoría del caso extremo de inanalizabilidad, pero que pueden hacernos caer en un espejismo Respuesta a los comentarios y las contribuciones y llevarnos a errores de apreciación que nos lleven a que confundamos una interacción analítica con una interacción iatrogénica. Esto corresponde, en la categorización de las clases de analizandos, a los pacientes con distorsiones semánticas, vale decir, corresponde a todos aquellos casos en los que el sentido y el significado que ellos atribuyen al análisis y a la persona del analista están determinados por un tipo peculiar de organización narcisista. De no percatarnos de ello, podemos tomar por asociación libre lo que en realidad son comportamientos narcisistas estructurados previos al análisis y que tienden a ser reforzados por el paciente mismo, a menos que el analista sea capaz de cuestionarse en un momento dado su esquema de abordaje, efectuar una autocrítica y una corrección del enfoque y de esa manera desencadenar la crisis ante el cambio que el paciente en cuestión evita con la utilización del pslcoanállsls mismo dentro y fuera de la sesión. En lo que sí concuerdo con Szpilka, y esto es algo que he manifestado repetidas veces, es que el fin último de cualquier análisis es lograr despertar en el paciente su propia disposición al autoanálisis. Una de las señales de que el proceso psicoanalítico está llegando a su fin es que se ha instaurado una suerte de after analysis en las fases finales del proceso psicoanalítico. Vendría a ser una especie de follow up dentro del análisis, en el cual el paciente concurre a mostrar cómo se maneja consigo mismo, y más aún nos llega a dar indicios de cómo se manejará en el futuro frente a las contingencias del tramo de vida que le toque vivir. 457