Ardiente paciencia; Antonio Skármeta

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ARDIENTE PACIENCIA
Mario Jiménez, era un joven que ayudaba a su padre en las labores de la pesca, pero a él no le agradaba,
un dÃ-a por dos razones dejo de hacerlo, por tener que levantarse tan temprano, justo cuando soñaba con
alguna mujer, y por tener una bicicleta. Su papá le decÃ-a busca trabajo constantemente. Un dÃ-a paseando
por la costa, en su bicicleta leyó un cartel en el correo, donde solicitaban un cartero. Se presentó y la
primera pregunta fue si tenÃ-a bicicleta, que el sueldo era poco y debÃ-a dejar correspondencia en Isla Negra,
donde habÃ-a un solo cliente que recibÃ-a cartas y era Pablo Neruda, ya que los demás eran analfabetos.
AsÃ- empezó su trabajo y este correo consiguió lo que no hizo el mar, como fue levantarse temprano, a tal
punto que el señor Cosme le entregó la llave del local, para que el abriera, cuando a él se le ocurriera
levantarse tarde.
Con su primer sueldo se compró una botella de vino para su padre, una peineta, una entrada al cine y la
edición Las odas elementales de Pablo Neruda, ya que se proponÃ-a en algún momento, cuando encontrara
a su cliente de buen humor solicitarle un autógrafo para alardear con las mujeres, las cuales algún dÃ-a
conocerÃ-a. Muchas veces lo intentó, pero lo cohibió la pereza con que el poeta lo recibÃ-a y lo
despachaba rápidamente. Durante un par de meses trato de hacerlo y llevaba las odas elementales y de tanto
hacerlo terminó por leerlo, con lo cual se sintió merecedor del autógrafo y una mañana entre las cartas,
le pasó el libro y le solicitó a Neruda que se lo firmara, después analizó el autógrafo y un cordialmente
Pablo Neruda, no era gran cosa, para lo que el perseguÃ-a, que era alardear con las mujeres, por lo tanto se
propuso entablar algún tipo de relación con el poeta, y asÃ- algún dÃ-a le colocara a mi extrañable
amigo Mario Jiménez, Pablo Neruda. Se le ocurrió y le contó a Cosme de sus inquietudes y este le
recordó que estaba prohibido molestar a los clientes, además que no se podÃ-a autografiar dos veces el
mismo libro. Por lo tanto con su segundo sueldo compró Nuevas odas elementales y el librero aprovechó de
decirle que le guardarÃ-a el tercero para la semana siguiente., pero ninguno de ambos libros fue autografiado.
Pero un dÃ-a nunca pensó que la correspondencia, que venia para Neruda, serÃ-a el enganche perfecto paras
tener una conversación con él, ya que vio que Neruda la abrió delante de él, como si fuera algo muy
importante. Aprovecho de preguntarle de qué se trataba y por qué la abrÃ-a. El dijo que era de suecia y
podÃ-a tratarse del premio Nobel. Si a él se lo solicitaran lo aceptarÃ-a, ya que tenÃ-a un muy buen
premio en dinero, pero que era difÃ-cil ya que habÃ-a muchos competidores con grandes obras.
Mario le dijo que cuando leerÃ-a las otras cartas, que a lo mejor eran de amor, como se te puede ocurrir le
dijo no ves que yo soy casado, que no te escuche Matilde.
Le dio un billete y vio que Mario estaba triste y se habÃ-a quedado inmóvil por lo que le habÃ-a dicho,
Neruda le dijo Mario a parte de las odas elementales, tengo libros mucho mejores, además es indigno que me
sometas a todo tipo de comparaciones y metáforas.
Que son las metáforas, son modos de decir una cosa comparándola con otra, ejemplo que quiere decir que
el cielo está llorando, quiere decir que está lloviendo, eso es una metáfora y siendo tan fácil tiene un
nombre tan complicado, pero los nombres no tienen nada que ver con la simplicidad o complejidad de las
cosas. Una cosa chica que vuela no debiera tener un nombre tan largo como mariposa, además que elefante
tiene la misma cantidad de letras y es mucho más grande y no vuela. Mario al irse dijo que le encantarÃ-a
ser poeta, Neruda por su parte le respondió que en chile todos son poetas, que mejor siguiera siendo cartero y
se mantendrÃ-a delgado, porque los poetas son todos guatones. Pero Mario le dijo si fuera poeta podrÃ-a
decir lo que quisiera. Se despidieron, mientras tanto Pablo Neruda abrÃ-a sus otras cartas, pero vio a Mario
mirando las nubes con los brazos cruzados. Neruda le tocó el hombro y le dijo me devolvÃ- porque supuse
que seguÃ-as aquÃ-, lo guió hasta la bicicleta diciéndole que para ser poeta no necesitaba quedarse
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sentado pensando solo debÃ-a caminar y observar el movimiento del mar inventando metáforas. Déme un
ejemplo y le recitó un poema sobre el mar. Mario dijo que era raro, que él se habÃ-a sentido raro al
escuchar ese poema, que incluso se habÃ-a mareado con el vaivén de las palabras como un barco
temblando en sus palabras. Neruda abrió los ojos y le dijo eso que acabas de decir es una metáfora, aunque
sea por casualidad, todas las eran. Entonces UD cree que todo el mundo es metáfora de algo. Neruda se
quedó pensando y le respondió voy a meditarlo y mañana te respondo, y se quedó esperando a que
Mario se retirará.
Mario se fue a la caleta observando el paisaje y el vaivén de las olas, luego se dirigió a la HosterÃ-a para
beber, cuando de repente vio a la muchacha más hermosa que nunca habÃ-a visto, ella jugaba taca taca.
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