pág. 34 UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 TEMAS RELEVANTES EN LA GÉNESIS HISTÓRICA DE LA DIÓCESIS DE TALCA IImportant topics in the historical genesis of the Diocese of Talca Pbro. Luis Vaccaro Cuevas Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas, Universidad Católica del Maule, Chile [email protected] Héctor Inzunza Reyes Asistente de Investigación [email protected] Resumen El presente artículo describe, desde un trabajo de estudio de fuentes historiográficas realizado durante varios años, los elementos que son relevantes, a juicio de los autores, para una consideración histórica de la génesis del territorio eclesiástico de Talca. La mayoría de los documentos analizados son inéditos y se encuentran en los Archivos Episcopales del Arzobispado de Santiago y de la Diócesis de Talca. Se pretende visualizar la relevancia de hechos que permiten establecer coordenadas históricas para una interpretación del hecho fundacional de la Diócesis de Talca. Abstract This paper describes relevant elements for a historical consideration of the genesis of the ecclesiastical territory of Talca, based on a study of historiographic sources carried out over a long period of time. Most of the documents analyzed are unpublished and are located in the Episcopal Archives of the Archbishopric of Santiago and the Diocese of Talca. To visualize the relevance of the facts that contribute to establish the historical coordinates that can help to interpret the foundational event of the Diocese of Talca is the aim of the study. Palabras Clave: Archivos, fundación, San Pelayo, imaginario histórico, Iglesia – Estado. Key words: Archives, foundation, San Pelayo, historical imaginariness, Church – State. UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 pág. 35 Los temas relevantes que a nuestro juicio inciden en la génesis histórica de la Diócesis de Talca se desarrollan como procesos que actúan de manera transversal y convergente para la consecución en 1925 del territorio llamado por la Bula “Apostolici Muneris ratio”: Diócesis de Talca.1 Tales motivos, y con legitimidad, pueden ser aducidos a la totalidad de las diócesis creadas en la misma fecha, como sufragáneas del Arzobispado de Santiago o desprendidas del territorio del obispado de Concepción. Sin embargo, me parece que dada la composición de la sociedad talquina cuyos referentes alternativos a Santiago como sociedad y como sistema político y eclesiástico, pueden agudizarse de modo especial constituyendo lo que damos en llamar “Temas relevantes” o elementos que hayan adquirido un especial relieve en los estudios de fuentes realizados hasta la fecha en los últimos cuatro años. Nos referimos a un breve análisis concreto a cuatro de estos referentes tenidos como fundamentales, a saber: 1) Antecedentes del patronato ejercido desde la Constitución de 1833. 2) Impulso que otorga la fundación del Seminario San Pelayo. 3) La Sustitución del imaginario histórico como motivo formal. 4) La intención y realización de la separación Iglesia-Estado: Conclusiones. 1) Antecedentes del patronato ejercido desde la Constitución de 1833 Fruto de los muchos años del gobierno pastoral del arzobispo de Santiago, don Rafael Valentín Valdivieso y la sucesión en la presidencia de la República de gobiernos liberales, suceden una serie de acontecimientos: la ya conocida Cuestión del Sacristán2 se cita como paradigma fundante de una relación en que 1 El presente trabajo fue expuesto como ponencia en la IV Jornada de Historia Religiosa. Iglesia y Sociedad: Reflexiones y propuestas, Congreso organizado por la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad del Bío-Bío el 28 y 29 de agosto del 2008. 2 “Corrían los primeros días de 1856 cuando un joven empleado de la Catedral, un muchacho de apellido Santelices, quizás al borde de verse doblegado por la modorra, cometió un desmán cuyas insospechadas consecuencias estaba muy lejos de imaginar. De una pedrada rompió la claraboya de la sacristía, dando a piso con los sacros cristales, y en un ímpetu no precisamente de ardiente fe religiosa, fue con sus amigos a beberse el vino sagrado que se ocultaba tras esas frágiles, pero ahora destruidas, murallas.” MOSCOSO, Pablo, “La cuestión del sacristán: Historia en diez actos” en VV.AA., “Historia del Siglo Diecinueve Chileno”, Vergara, Santiago de Chile, 2006, p. 132. pág. 36 UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 la mezcla de poderes y de ámbitos se hace permanentemente tensa.3 El derecho de patronato regio, ejercido de facto por los presidentes de Chile, tendrá como respuesta el permanente reclamo por independencia de la autoridad eclesiástica. Lo que produce tensión respecto de la creación de nuevos territorios eclesiásticos que debían ser aprobados por el Congreso según la Constitución de 1833, pues el régimen político sólo reconocía la religión católica como oficial. Esto implicaba que ella tuviese una relación con el Estado más allá de toda previsión, teniendo en cuenta que los organismos de control se mezclan hasta el punto de ser ambiguos y utilizables para uno u otro sector. La tensión respecto de los espacios de confesionalidad y de ejercicio de la autoridad eclesiástica así como civil, entendida al modo liberal, se mantendrá hasta el gobierno de don José Manuel Balmaceda y Fernández, cuyo punto álgido será la Guerra Civil del 1891; el conflicto bélico Civil más grande que Chile haya tenido.4 “La religión formaba parte del Estado y era el origen de su legitimidad, se profesaba a la vista de muchos y era individual en un sentido escatológico, pero mediada por la Iglesia […] La política del siglo XIX va a ser definida en buena medida por la secularización del estado, es decir, por separar la religión de lo estatal.”5 3 Este problema se da bajo el gobierno de Manuel Montt. Las relaciones entre Iglesia y Estado durante el episcopado de Valdivieso, comenzaron a exasperarse con un hecho insólito, risible y doméstico, porque lo provocó el empleado de la Catedral, Pedro Santelices. Éste se insolentó contra su jefe, el sacristán mayor del templo, presbítero Francisco Martínez Garfias, quien lo destituyó del servicio. Santelices se quejó de la medida ante el Cabildo metropolitano, y este alto cuerpo lo reincorporó. El canónigo tesorero, jefe del presbítero Martínez, reclamó al vicario general subrogante, Vicente Tocornal, y éste, con su autoridad ordinaria, confirmó la autoridad de Santelices. En otras palabras, lo que hay que tener claro es que ante el robo del sacristán se dan los dos fueros: el civil y el eclesiástico. Cfr. ARANEDA, Fidel, “Historia de la Iglesia en Chile”, Ediciones Paulinas, Santiago de Chile, 1986, pp. 493-497. 4 “La crisis se prolongó por ocho meses y contempló varios enfrentamientos armados, con un saldo que se calcula en unos diez mil muertos. Hacia agosto, la situación comenzó a tornarse cada vez más favorable a los revolucionarios. El 21 de agosto tuvo lugar una de las contiendas más relevantes de este enfrentamiento, la batalla de Concón, en la que triunfaron los revolucionarios. Una semana después, el día 28, todo quedaría definido en la batalla de Placilla, localidad cercana a Valparaíso, donde el triunfo de los parlamentaristas ya pudo contarse como definitivo.” BAEZA, Andrés, “La muerte de José Manuel Balmaceda. ‘… El sacrificio es lo único que queda al honor del caballero’”, en VV.AA., “Historia del Siglo Diecinueve Chileno”, Op. cit., p. 243. 5 SERRANO, Sol, “La privatización del culto y la piedad católicas” en SAGREDO, Rafael y GAZMURI, Cristián, “Historia de la vida privada en Chile: el Chile moderno de 1840 a 1925”, Taurus, Santiago de Chile, 2005, p. 139. UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 pág. 37 Durante este largo período de 1850-1891 se establece una situación que da cuenta de esa realidad, cual es la vacancia larguísima de la sede de Santiago, gobernada a la muerte de monseñor Valdivieso por el vicario capitular y obispo titular de Martyropolis, don Joaquín Larraín Gandarillas. Personaje conocido por su adhesión al partido conservador y su tenaz lucha por el posicionamiento social de la Iglesia con plena libertad de derechos. El otro episodio surge como un elemento excepcional en esta visión diacrónica y se refiere a la Guerra del Pacífico. La campaña que se inicia en 1879 bajo la presidencia de don Aníbal Pinto Garmendia y termina victoriosamente para Chile en el tratado de Ancón en 1883 bajo el gobierno de don Domingo Santamaría. La guerra del Pacífico concitará una notable unidad en torno al apoyo que se presta al ejército en combate; son notables los episodios en los que actúan diversos capellanes y prelados en apoyo de la campaña del norte, de modo especial durante la época de la campaña de Tacna.6 Durante este tiempo las diferencias entre Estado e Iglesia para apoyar la causa del ejército se ven notablemente disminuidas. El hecho del conflicto bélico provoca unidad en torno a las nociones de “República” y de “Territorio” que se entienden tanto por la Iglesia como por el Estado, como amenazados por la alianza Perú - boliviana. La constitución de 1833 fue reformada convirtiendo a la República en un régimen claramente parlamentario a partir del gobierno de don Jorge Montt Álvarez. La sociedad chilena comienza una nueva etapa en la que se morigera la influencia del Ejecutivo en el dominio de la Iglesia y se pone de relieve la búsqueda de nuevos horizontes pastorales. Los congresos eucarísticos, como el Congreso Mariano de 1918, van señalando rumbos nuevos y búsquedas diversas.7 La acción social o el llamado “Catolicismo social” comienza a desarrollarse al interior la clase burguesa más acomodada. Uno de los centros de mayor irradiación en este sentido será el colegio San Ignacio a cargo de la compañía de Jesús, con figuras señeras como los pp. Jorge Fernández Pradel y Fernando Vives. 6 7 pág. 38 Cfr. ARANEDA, Fidel, “Historia de la Iglesia en Chile”, Op. cit., p. 436-437. Cfr. ARANEDA, Fidel, “Historia de la Iglesia en Chile”, Op. cit., pp. 621-624. UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 La ebullición política tiene repercusiones no sólo en la oligarquía dominante –entendiéndose por ello los partidos conservador, liberal, radical y nacionalsino con mucha fuerza en el campo sindical y obrero, especialmente en el norte de Chile, donde se funda el Partido Comunista, teniendo a Luis Emilio Recabarren como su fundador y principal dirigente. A su vez, el movimiento social católico intenta dar respuestas a este avance del agnosticismo sindical, sobre todo en la gestión pastoral de los obispos José María Caro y Luis Silva Lezaeta, ambos vicarios apostólicos de Iquique y Antofagasta respectivamente.8 En medio de este devenir complejo, lleno de cambios y de procesos iniciados respecto de la modernidad del siglo XX, que incluye la Primera Guerra Mundial y la irrupción de gobiernos liberales en Europa como en América, aparece una figura muy carismática y muy atrayente en su discurso político. Hijo de inmigrante italiano dedicado al comercio y proveniente de la clase media baja chilena, cobra un notable poder en las masas obreras, sindicales y en la burguesía inquieta por cambios: es la figura de don Arturo Alessandri Palma. El año 1920 obtiene una mayoría aplastante en las elecciones presidenciales para suceder a don Juan Luis Sanfuentes. 2) Impulso que otorga la fundación del Seminario San Pelayo. El objeto de fundar un Seminario en Talca es signo del empuje que se quiere dar a la formación de un territorio diocesano propio. Abundan los fundamentos que reclaman la necesidad de un seminario en una vasta arquidiócesis, donde hay urgencia de cultivar las vocaciones a la vida sacerdotal.9 Corroborando la antigua aspiración de la constitución de nuevas diócesis (que sólo se verificará, en el caso de Talca, más de 60 años después) y con una innegable visión hacia el futuro, el arzobispo Valdivieso reafirma la tremenda importancia de un Seminario que consolide vocaciones sacerdotales. 8 Cfr. GONZÁLEZ PIZARRO, José Antonio y SEPÚLVEDA DEL RÍO, Ignacio, “Luis Silva Lezaeta, el Pastor del Desierto”, Universidad Católica del Norte, Ediciones Universitarias, Antofagasta, 2005, pp. 73-77. 9 Cfr. Boletín Eclesiástico, tomo III (1861-1866), p. 25 UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 pág. 39 Ya en esta normativa se instruye bajo qué invocación habrá de nombrarse al nuevo seminario y quiénes integrarán dicha junta, encabezada por el cura párroco de la ciudad. Diez años después, el 24 de febrero de 1871, verá la luz este auto de erección definitiva del Seminario San Pelayo de Talca, firmado por el propio Arzobispo Rafael Valentín Valdivieso. En las cartas del Pbro. José Fortunato Berríos, Rector del Seminario San Pelayo, se refuerza la eficacia administrativa que tiende a hacer del seminario una institución solvente que suponga niveles de rendimiento y eficacia académicas, tanto en los alumnos que son atendidos, como en la calidad de los profesores que sirven en él. Desde mayo de 1875 a marzo de 1878, es detectable una intensa comunicación epistolar que da cuenta del trabajo administrativo: asume la responsabilidad en la gestión de herencias para beneficio del seminario. Aumenta las becas a favor de estudiantes más necesitados que puedan distinguirse por sus cualidades cristianas y académicas, de modo tal que los estudios no se vean truncados por las necesidades económicas, tan presentes en aquellos años en la clase media baja de Talca. Realiza una notable labor bancaria con los intereses del capital en el que confluyen herencias, donaciones, etc., y que mantiene el seminario como capital fijo para su manutención anual. Cambia de ministro en el seminario para agilizar las tareas económicas.10 Cabe señalar además, en segundo momento, la carta del Pbro. José María Castillo al Arzobispo de Santiago con la intención de formar una población católica en los terrenos que pretende vender el Seminario la cual, hace eco al tenor de la redacción, pareciera hacerse cargo del sentir de un grupo clérigos y seglares en torno al Seminario. La recomendación hecha al arzobispo de manera 10 Existe numerosa y variada correspondencia sobre los temas de gestión. Destacamos las siguientes cartas: Carta a Monseñor Rafael V. Valdivieso del 29 de marzo de 1875; Carta a Monseñor Rafael V. Valdivieso del 20 de abril de 1875; Carta a Monseñor Rafael V. Valdivieso del 24 de abril de 1875, agradece respuesta del arzobispo respecto de la asignación de sueldos propuesta en carta anterior; da cuenta de la implementación de nuevos cursos de escritura y del asunto relativo al testamento de la señorita Antúnez que ha legado 500 pesos para el Seminario. El mismo tema se repetirá en Carta a Monseñor Rafael V. Valdivieso del 7 de mayo de 1875. En noviembre 3 del mismo año acusa el recibo de 300 pesos de don Rafael de la Cruz, que proceden de un legado de la señora Carmen Antúnez. En Carta a Monseñor Rafael V. Valdivieso del 10 de febrero de 1876, se queja de las estrecheces económicas por las que pasa el Seminario. Vuelve a insistir en la dificultad de ocupar en el profesorado a personas seglares o a clérigos que no hayan recibido el sacerdocio, “no sólo por lo que respecta a la unidad de miras, sino al buen servicio religiosos de los alumnos, y al cultivo de vocaciones”. Carta a Monseñor Rafael V. Valdivieso del 20 de agosto de 1877, sobre temas económicos. Carta a Monseñor Rafael V. Valdivieso del 22 de marzo de 1878, en la que comunica que “[…] habiendo aceptado la renuncia como ministro del seminario de don Juan de la Cruz Sepúlveda, propone a su S.S. Ilma. al señor presbítero Moisés Lara […]”. pág. 40 UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 bastante escueta consiste en evitar la venta de los terrenos cercanos al Seminario, a la Municipalidad o a cualquier comprador, para evitar la reducción del terreno que sin duda, como se desprende del tenor de la carta, iría en desmedro del patrimonio que posee a la fecha la institución, por ello no sólo se recomienda conservar lo adquirido, sino el canje por la chacra de “Los Maquis”.11 3) La Sustitución del imaginario histórico como motivo formal Queremos destacar de modo especial en el análisis y en el contexto, lo relativo a un hecho del todo especial en Talca. Aquel del que se da cuenta en la prensa de la época, cuyos recortes conservamos y cuyo origen periodístico nos es desconocido. Nos referimos a la celebración de las Fiestas Constantinianas.12 11 Talca, Diciembre 18 de 1909 Señor Arzobispo de Santiago Los abajo suscritos , respetuosamente á S.S. Ilma. decimos: Hace algún tiempo elevamos ante S.S. una solicitud en la cual hacíamos presente la idea que teníamos de formar una población esencialmente católica en los terrenos que pretende vender el Seminario de esta ciudad. Cree el Seminario que puede hacer proposiciones de compra la Municipalidad de este pueblo pero como hasta hoy no les ha hecho y nosotros les hicimos mas de un mes rogamos á S.S. Ilma. se sirva fijar un plazo que podrá el 15 del entrante mes de Enero como última fecha para esperar lo que pueda hacer el Municipio de este pueblo, sin esa fecha no se presentaría. No costará del todo esta negociación sino que la suspendiera unicamente hasta tanto que el Seminario no encontrara otra propiedad que comprar, con el fin de ensanchar el predio del Seminario, que quedaría muy reducido con la enajenación de que se trata. Esta solución vendría a encaminar una insinuación que el que suscribe, por creerla ventajosa para el Seminario, ha hecho á los representantes de la Municipalidad y es la de que V. S. I. R. estaría mas bien dispuesto á cambiar estos terrenos por la chacra de “Los Maquis” que es de doble extensión y está separada del predio del Seminario por el estero Piduco, donde sería fácil y de poco costo hechar un puente para unirlos. Con estos antecedentes suplico á V. S. I y R. se digne resolver lo que crea más conveniente para el Seminario. Dios güe. á V. S. I y R. José Maria Castillo 12 En recorte de diario “Programa de las FIESTAS CONSTANTINIANAS Sábado 11 A las 6.10 de la tarde- llegada a Talca del Sr. Vicario General de Arzobispado P.D. Martín Rücker, a cuyo acto se ruega a las Sociedades Obreras y pueblo en general asistan a la Estación. Domingo 12 Al salir el sol- Colocación de cruces y banderas en todas las casas y repiques de campana en todas las iglesias […] A las 8 misa por el Sr. Vicario P.D. Martín Rücker en la iglesia Parroquial, predicará el Sr. Cura Carlos Labbé. Ocuparán la nave central los niños, las señoras las de los costados y en el presbiterio tomarán colocación los caballeros […] A las 8 p.m. Gran Asamblea en el Teatro Municipal en que harán uso de la palabra el Vicario General P.D. Martín Rücker y Sres. Juan Agustín Barriga, Abel González y Diego Munita […] Lunes 13 […] A las 2- Visita al Liceo Blanco Encalada […] A las 4- Visita a la Parroquia San Luis […]” Miguel León Prado, Gobernador Eclesiástico. UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 pág. 41 Resulta muy curioso y singular que en una pequeña ciudad de carácter marcadamente rural, cuya importancia en el ámbito nacional es relativa se celebren las fiestas, de modo popular y masivo, de un hecho histórico patrimonio de la Iglesia Universal, pero que resulta difícilmente comprensible en la religiosidad popular, ni en la catequesis de la época. Tal es la libertad religiosa proclamada por el emperador Constantino el año 313 en Milán, y cuya fiesta conmemorativa redunda en un gran acto cívico religioso.13 Este hecho suscita, a nuestro juicio, el mérito de ser más analíticamente tratado, pues sin duda obedece a un acto que dista bastante del hecho histórico conmemorado y hace clara referencia a una lectura histórico contingente del imaginario apologético de la relación Iglesia-Estado.14 En este mismo sentido, comenta Sol Serrano: “… lo privado (es) como una categoría estrictamente moderna que obedece a la separación que establecieron los estados liberales entre el espacio público y el privado. El espacio público comprendía el Estado y la política […] un espacio de individuos iguales, libres y autónomos depositarios de la soberanía y de la legitimidad política; el espacio del razonamiento crítico, del disenso y del consenso. El espacio privado comprendía la propiedad y el mercado, pero también, y especialmente, la vida privada identificada con la familia, un espacio jerárquico y definido por vínculos de protección y dependencia, de la mujer con el marido, de los hijos con los padres, de los sirvientes con los amos.”15 13 En recorte de diario, cuarto de hoja editorial: “FIESTAS CONSTANTINIANAS ____________ Imponente y consoladora manifestación De los católicos de Talca El Éxito de esta demostración de Civismo y de piedad supera A toda expectativa ____________ 20 mil personas desfilan por nuestras Calles paseando en triunfo la Cruz Del Redentor _____________ Hermoso aspecto de la ciudad – Orden y compostura – Edificante actitud de las clases sociales – Los actos se realizan en medio de delirante entusiasmo” 14 Los recortes de diario conservados tratan el tema con notable obsecuencia y fervor. Lo que indica que las crónicas por alguien católico y, por supuesto, en un diario claramente militante y opuesto al discurso liberal de la época. 15 SERRANO, Sol, “La privatización del culto y la piedad católicas”, Op. Cit., p. 139. pág. 42 UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 Especial indicación supone el discurso dirigido a un auditorio selecto de la sociedad talquina, pronunciado con motivo de estas fiestas por el señor gobernador eclesiástico en una solemne velada en el Teatro Municipal de Talca. El presbítero León Prado maneja términos de igualación y sustitución que son dignos de destacar: “Así como es un deber sagrado celebrar las fiestas patrias, así es justo que los católicos conmemoremos este justo acontecimiento […] el cristianismo vino a sustituir el paganismo […] El cristianismo rompió las cadenas de la Humanidad […] proclamando la libertad humana: la igualdad ante Dios y ante la Ley, y la fraternidad universal por el sagrado vínculo de la caridad …”.16 Se sitúa la Iglesia como autora de civilización y progreso. La glosa realizada por Miguel León Prado del lema de la revolución francesa cristianizado busca reivindicar la posición de la Iglesia en lo social. Se iguala la Iglesia a la Patria y se la sitúa como su protectora. En la misma línea S. Serrano señala que “… Para la Iglesia, la separación entre un espacio público y privado era ajena a su tradición y, como para toda religión, resultaba una escisión que no podía comprender la conciencia, aunque aceptaba que había un espacio privado donde la ley no podía entrar. Sin embargo, todo lo que pasara de la casa hacia fuera y de la conciencia hacia la palabra, era público”.17 Por tanto, el derecho de expresión de la Iglesia es defendido con ardor. Por ello no deja de llamar la atención el que el gesto y las palabras realizadas durante el discurso, así como en el conjunto del programa de las fiestas, resultan una apología del cristianismo, teniendo como parámetros dos ejes de la discusión ilustrada, pero esta vez utilizados de modo inverso, a saber: · El detrimento de lo no cristiano · La Iglesia generadora de un progreso entendido al modo de la razón ilustrada.18 16 Discurso de Miguel León Prado en la Asamblea celebrada en el Teatro Municipal el domingo 12 agosto de 1913 en recorte de periódico que se conserva. 17 SERRANO, Sol, “La privatización del culto y la piedad católicas”, Op. cit., p. 141. 18 Ibid. UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 pág. 43 Las críticas a las diversas maneras de publicidad del rito católico tuvieron esta dimensión política en que la separación de las esferas pretendía dejar la religión en el ámbito de lo privado. El rito siguió siendo público pero tendió a salir de las calles y se quedó en los templos.19 En el último cuarto de siglo, las cofradías que organizaban las novenas y la procesión anual con su santo o Virgen en andas, tendieron a desaparecer y la organización laical que predominó fueron las asociaciones piadosas bajo la advocación de la Inmaculada Concepción o del Sagrado Corazón de Jesús.20 El conjunto documentario da cuenta sin duda alguna de una Iglesia actuante y dinámica que refleja los problemas de la época, en la que se desarrolla una tensión insoluble entre el liberalismo anticlerical y una Iglesia cuyo reclamo por espacios propios es evidente en todo el ámbito del quehacer humano. Se hace del discurso de don Miguel León Prado un claro muestrario apologético de una ruta abierta hacia la futura separación del Estado. Se desprende también, sin mucho análisis, la afirmación por vía negativa de la índole liberal de la sociedad talquina. “La privatización de la piedad en el siglo XIX tiene, en síntesis, dos vertientes dependiendo del sentido que se le dé al término. La religión se privatizó en el sentido de que progresivamente fue expulsada del Estado y redefinió su lugar en el ordenamiento del espacio público tradicional y moderno, de las calles, de la política, de la opinión y el debate […] La privatización del catolicismo responde a su nueva inserción en una sociedad secular como, progresivamente, se fue transformando la del siglo XIX.” 21 4) La intención y realización de la separación Iglesia-Estado: Conclusiones El gobierno de don Arturo Alessandri Palma está marcado por un notable pragmatismo que intenta poner el énfasis en lo social y en el distanciamiento no cruento con la Iglesia. En esos años comienza a perfilarse la nueva constitución que regirá en Chile desde 1925 en adelante; el último acto presidencial de importancia de Alessandri, pues partirá al exilio por un golpe de Estado palaciego dado por coroneles que tenían a la cabeza a don Carlos Ibáñez del Campo. 19 Cfr. SERRANO, Sol, “La privatización del culto y la piedad católicas”, Op. cit., p. 145. Ibid. 21 SERRANO, Sol, “La privatización del culto y la piedad católicas”, Op. cit., p. 153. 20 pág. 44 UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 La Iglesia “habida cuenta” de la experiencia ya iniciada en Europa de las violentas escisiones producidas en la república laica francesa de inicio de siglo y de algunas experiencias americanas cuyo paradigma lo constituye la Revolución mexicana y episodios tan sangrientos como la guerra de los Cristeros,22 adopta mediante la notable gestión de la secretaría de Estado una política previsora de la separación Iglesia-Estado con los menores costos políticos, humanos y religiosos posibles.23 La constitución chilena de 1925 en que este tema es sancionado de manera definitiva, proclamando al Estado como no confesional, tiene su antecedente histórico en dos hechos importantísimos para la historia del país. El primero corresponde a las conversaciones a este respecto entre el presidente Alessandri en Roma y el cardenal Pietro Gasparri, secretario de Estado, cuyo tenor fue la cordialidad en que debía realizarse tal separación.24 El segundo, es la elección de un obispo que fuese buen vehículo de ese proyecto de advenimiento de partes. Evidentemente esto era de competencia del único metropolitano chileno, a saber, 22 El breve régimen de Madero fue una época de renacimiento para el catolicismo mexicano. Sin embargo, a partir de 1913 la Iglesia sufrió una represión mayor que la que experimentara bajo el liberalismo. El Estado revolucionario chocó contra una Iglesia reformada y combativa que tenía su propia política para la organización de los obreros y la reforma agraria. Los revolucionarios no eran como los liberales. Eran intolerantes, absolutistas, y querían eliminar la religión. Es así como la ley Calles de 1926 disponía la aplicación rigurosa de severos castigos para quienes infringieran las leyes relativas a la religión. Ante este panorama seguía habiendo para la Iglesia otra opción: la insurrección. Así es como la llamada ‘rebelión de los cristeros’ fue activada el 1 de enero de 1927 con levantamientos en varias zonas del país. Consiguió arraigar en Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Querétaro y Colima. Esta rebelión fue una prueba seria para los principios católicos. Muchos defendieron la acción de José de León Toral, que dio muerte al ex presidente Obregón, porque juzgaban legítimo dar muerte a un tirano. Su modo de ver las cosas se vio reforzado por la subsiguiente ejecución del jesuita clandestino Miguel Pro. Algunos de los grupos cristeros eran mandados por sacerdotes que combatían y que no tenían duda alguna de que la resistencia armada estaba justificada. En cuanto a los cristeros mismos, creían que la causa de Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe era inherentemente justa y que su naturaleza y sus objetivos la legitimaban. Roma no compartió nunca estos puntos de vista, puesto que estaba convencida de que la fuerza armada no llevaría a buen puerto y comprometería a la Iglesia en el futuro; de manera que llamó a los obispos mexicanos a que se distanciaran de los rebeldes y trabajaran en la búsqueda de una solución negociada. Cfr. BETHELL, Leslie, “Historia de América Latina” tomo 8: América Latina: Cultura y Sociedad 1830-1930, Crítica, Barcelona, 2000, pp. 117-120. 23 “En 1920, la situación de la Iglesia en Chile era difícil: aunque la jerarquía se mantuvo al margen de las luchas políticas, desde la época de Mariano Casanova, las actividades de los ministros sagrados, redundaron en desmedro de los fines espirituales de la Iglesia. La evolución social y política quería arrasar con todo lo que fuera eclesiástico. Según la mentalidad de la mayoría de los hombres de la alianza liberal, los sacerdotes eran retrógrados y enemigos del pueblo.” ARANEDA, Fidel, “Historia de la Iglesia en Chile”, Op. cit., p. 703. 24 Cfr. RETAMAL FUENTES, Fernando, “Chilensia Pontificia” Vol. II Tomo III, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 1998, pp. 1634-1635. UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 pág. 45 el Arzobispo de Santiago; cuya elección recayó en un anciano de 79 años representante de una corriente conservadora moderada y de un notable ascendiente en la sociedad chilena. Nos referimos en concreto a don Crescente Errázuriz Valdivieso, quien sería ordenado Arzobispo de Santiago a los 79 años de edad.25 Una carta de monseñor Crescente Errázuriz al Ministro de Estado en el Departamento de Culto, sin fecha en el registro de correspondencia del Archivo Eclesiástico de Santiago, legitima el contexto de amigable convivencia con que el papa Pío XI calificó a la separación entre la Iglesia y el Estado establecida por la nueva Constitución. Esta carta señala que “Es cierto […] que me he empeñado en mantener en paz y en ser un vínculo de unión […]; pero habrían sido estériles mis esfuerzos si no hubiera hallado en los siete años de mi episcopado, toda clase de auxilios y cooperación en el Supremo Gobierno. Dígnese […] dar por ello las gracias al Excelentísimo Señor Presidente, ya que durante los cinco años de su administración tengo innumerables motivos de gratitud, sin recuerdo alguno que los amargue: la Iglesia ha hallado constantemente las mayores facilidades para cuanto ha debido acudir al Gobierno y yo personalmente le soy deudor de inmerecidas manifestaciones de aprecio y bondad.” 2 6 La figura de monseñor Errázuriz será, sin duda, aquella que salve las naturales inquietudes suscitadas en otros pastores de la Iglesia, como el caso de don Gilberto Fuenzalida, Obispo de Concepción o para abrir senderos que otros 25 En Roma se exigía que el elegido fuera un hombre joven y apto para el movimiento y el trabajo, y en cambio, el poder chileno proponía a un sacerdote de 78 años de edad y en apariencia casi inválido. En medio de estas dificultades, Rafael Errázuriz, embajador ante la Santa Sede, sobrino carnal de Errázuriz, y su hermana, Amalia de Subercaseaux, fueron llamados por el papa Benedicto XV, y en una larga y confidencial audiencia, les interrogó y averiguó sobre el estado de salud del tío Crescente, ante lo cual su sobrina Amalia aseguró que se encontraba entero de mente y cuerpo. Entretanto, en la Santa Sede se estudiaba la persona del sacerdote presentado y desde Chile, el clero y los conservadores objetaban la candidatura de Errázuriz, porque era demasiado viejo y sacerdote exclaustrado, pero en el fondo el gran impedimento implícito era su amistad con los liberales y el deseo de apartar al clero del conservantismo. El nuevo arzobispo tenía 79 años; pero estaba en pleno goce de su rico talento y tenía sobre todo un inmenso prestigio y una poderosa influencia entre los políticos anticlericales. Es indudable que era el escogido para gobernar la Iglesia de Santiago en aquellos días. Cfr. ARANEDA, Fidel, “Historia de la Iglesia en Chile”, Op. cit., p. 692. 26 Archivo Eclesiástico de Santiago, Oficios del Prelado, vol. 19 (1920-1932), citado en RETAMAL FUENTES, Fernando, “Chilensia Pontificia” Vol. II Tomo III, Op. cit., p. 1636. pág. 46 UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 sigan de modo pionero, como también es el caso de don Luis Silva Lezaeta, quien prohíbe a su clero la participación en la política contingente.27 También el anciano y aristocrático arzobispo de Santiago realizó una figura estrictamente pontifical (sirvió como puente) para los entendimientos no fáciles entre liberales y conservadores, así como una notable cercanía con un presidente liberal, claramente lejano de lo religioso, con un gran carisma popular y cercano a tendencias laicizantes del Estado. Tal es el perfil de don Arturo Alessandri Palma en su primera gestión como presidente de la República. Una vez producida la separación Iglesia-Estado don Crescente Errázuriz, junto a los obispos de Chile, emite la siguiente declaración: “el Estado se separa, en Chile, de la Iglesia, pero la Iglesia no se separará del Estado y permanecerá pronta a servirlo; a atender el bien del pueblo; a procurar el orden social; a acudir en ayuda de todos; sin exceptuar a sus adversarios en los momentos de angustia en que todos suelen, durante las grandes perturbaciones sociales, acordarse de ella y pedirle auxilio”.28 Verdaderamente la separación de la Iglesia con el Estado constituye un hecho no deseable en la concepción eclesiológica de la época, como lo expresaran el mismo secretario de Estado al presidente Alessandri. Sin embargo, no cabe duda que la colaboración del gobierno permitió una salida no solamente digna sino adecuada a tan larga controversia. Por ello la queja presente en la declaración de los obispos de la época corresponde al verdadero sentimiento, pero no se deja de reconocer al mismo tiempo que tal fórmula ha sido benévolamente redactada a favor de la misma Iglesia. La separación realizada es el escenario inmediato y concreto que rodea la institución de las nuevas diócesis. 27 “Silva Lezaeta debió encarar cuatro coyunturas históricas: la revolución de 1891, la emergencia de la cuestión social, las vicisitudes de la política regional y la separación de la Iglesia y el Estado. En lo primero se vio envuelto de lleno en el conflicto fraticida y tomó partido por uno de los contendientes. El problema social lo llevó a erigirse en un precursor del catolicismo social la idea-fuerza de organizar a los artesanos de la ciudad. En tal sentido, una proyección de esta capacidad de vislumbrar las urgencias de los problemas y captar las orientaciones que asumía la sociedad –y el mundo europeo en tales materiaslo llevó de modo premonitorio a plantearse hipotéticamente las consecuencias de la separación de la Iglesia y el Estado, asunto sobre el cual su opinión suscribió la posición del Arzobispo Crescente Errázuriz. La política local la encaró en buscar el respeto mutuo entre las distintas ideologías. La tolerancia fue una noción que dispensó nuestro personaje hacia las posturas no católicas. E incluso avanzó hacia la discusión de lo que se entendía por <<socialismo>>, al momento de debatirse el nuevo rumbo de la política nacional liderado por Arturo Alessandri.” GONZÁLEZ PIZARRO, José Antonio y SEPÚLVEDA DEL RÍO, Ignacio, “Luis Silva Lezaeta, el Pastor del Desierto”, Op. cit., pp. 45-46. 28 Texto citado por Fidel Araneda consignado como ‘Apuntes Inéditos’ en ARANEDA, Fidel, “Historia de la Iglesia en Chile”, Op. cit., p. 712. UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009 pág. 47 Referencias Bibliográficas VV.AA., (2006) Historia del Siglo Diecinueve Chileno, Vergara, Santiago de Chile. ARANEDA, F. (1986) Historia de la Iglesia en Chile, Ediciones Paulinas, Santiago de Chile. BAEZA, A. (2006) “La muerte de José Manuel Balmaceda. ‘… El sacrificio es lo único que queda al honor del caballero’”, en VV.AA., Historia del Siglo Diecinueve Chileno, Vergara, Santiago de Chile, SERRANO, S. (2005) “La privatización del culto y la piedad católicas” en SAGREDO, Rafael y GAZMURI, Cristián, “Historia de la vida privada en Chile: el Chile moderno de 1840 a 1925”, Taurus, Santiago de Chile. GONZÁLEZ P., J. A. y SEPÚLVEDA del Río, I. (2005) Luis Silva Lezaeta, el Pastor del Desierto Universidad Católica del Norte, Ediciones Universitarias, Antofagasta. Boletín Eclesiástico, tomo III (1861-1866). Arzobispado de Santiago. RETAMAL F., F. (1998) “Chilensia Pontificia” Vol. II Tomo III, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile. pág. 48 UCMaule - Revista Académica N°36 - Julio 2009