Dr. Alonso R. Peña Cabrera Freyre LA DOGMÁTICA PENAL EN LOS DELITOS DE PECULADO En la Casación -in examen-, la Sala Penal Permanente, siguiendo el Acuerdo Plenario N° 4-2005/CJ-116, indica que su forma culposa, se configura, cuando el sujeto activo no ha tomado las precauciones necesarias para evitar sustracciones, entendida como el alejamiento de los caudales o efectos del ámbito de vigilancia de la administración pública, por parte de un tercero, que se aprovecha así del estado de culpa incurrido por el funcionario o servidor público, culpa que se configura cuando el sujeto activo viola deberes de cuidado sobre los caudales o efectos, a los que está obligado por vinculación funcional que mantiene con el patrimonio público. Dicho lo anterior, el desvalor del injusto en el delito de Peculado, se manifiesta en la infracción de los deberes jurídico-públicos, que se ven quebrantados cuando el sujeto público, se apropia de caudales y/o efectos, que fueron colocados en el ámbito de su estatus institucional, es decir, el intraneus, con plena conciencia (y voluntad), procede a realizar un acto típico de apropiación de los caudales, el de propio mano o a través de otros; en cambio, en el Peculado culposo, sucede algo distinto, en tanto el funcionario público no se apodera de los efectos confiados a razón del cargo público –que desempeña-, sino que permite que un tercero los sustraiga de la esfera de custodia de la Administración, producto de no haber emprendido las medidas de precaución necesarias, para evitarlo, de manera, que se exterioriza una infracción de los deberes –propios del cargo funcional (norma de cuidado)-, predicado generalizable en todo delito culposo o imprudente A esto debe añadirse, -algo de vital importancia-, que el tipo del Peculado culposo, avizora una complejidad delictual, en el sentido de que el intraneus cualificado, es autor, de un delito, en el cual se observa otro protagonista, por lo general -un extraeus-, a quien se le atribuye la autoría de un delito patrimonial común. Dicho así: en la conducción típica contemplada en el último párrafo del artículo 387° del CP, en realidad vendría a constituir una participación imprudente en un delito doloso, que por motivos de política criminal, se configura como una conducta típica autónoma, quebrando así el principio de Unidad en el Título de la Imputación, sostenida en el específico ámbito de organización ( funcional), en que se mueve el autor de este injusto penal. Por lo tanto, ante un autor de un Peculado culposo, no puede existir ni co-autoría ni tampoco participación delictiva por este mismo delito, en escrupuloso respeto al principio de legalidad; si por contrario, existe contubernio entre ambos -concierto de voluntades-, donde es el particular que se apropia de los caudales, merced a una conducta dolosa atribuible al intraneus cualificado, el primero responde como cómplice y el segundo como autor de un Peculado doloso. LOS HECHOS IMPUTADOS Y ANÁLISIS JURÍDICOPENAL: Que, el inculpado, en su condición de Rector de la Universidad Nacional de San Agustín, durante los años 2001 y 2002, autorizó el pago mensual (sueldo) a favor de los jugadores y cuerpo técnico del Proyecto Universitario Atlético Universidad, para lo cual se dispuso que se ingrese la relación de los deportistas a la Oficina de Planillas de la citada casa de estudios. Siendo, que en las Resoluciones del Consejo Universitario, que dan viabilidad al referido Proyecto así como las fuentes de financiamiento, se designó como Director del mismo, al procesado -ahora recurrente-. Ahora bien, dejando sentado la responsabilidad penal del impugnante, la Sala Penal Suprema procede a evaluar, si es que los hechos -que sustentan la imputación delictiva-, constituyen delito de Peculado doloso o culposo, y ver así, si es que resulta conveniente el procedimiento de «reconducción típica», señalando en primera línea, que: "... éste tenía el deber objetivo de cuidado de advertir si dichos acuerdos atentarían o no contra el patrimonio o funcionamiento de la Universidad, en razón, de ser el máximo representante de la citada casa de estudios y, por tanto, el deber de ser una persona razonable y cuidadosa por el alto cargo que desempeñaba (año 2001 y 2002)...". La pregunta sería la siguiente ¿Sólo bastaba con preguntarse si podía advertir, que dichos acuerdos podrían resultar siendo lesivos al patrimonio estatal? o es que debía añadirse la siguiente interrogante ¿Si el imputado estaba enterado (era consciente), que estaba autorizando el pago para los jugadores y cuerpo técnico del Proyecto Universitario Atlético Universidad, con dinero de la universidad, es decir, a personas que no estaban en planillas de la citada casa de estudios? Para ello debemos tomar en cuenta un dato de relevancia, que el encausado -como Rector de la mencionada universidad- fue designado como Director de dicho Proyecto, y como tal, fue que uno de los que rubricó las Resoluciones Administrativas, que permitieron la vialidad -del tantas veces invocado Proyecto-, por lo que no es de recibo, la reconducción típica efectuada por la Sala Penal Suprema; máxime, al estar ante una persona, que por sus condiciones personales y profesionales, estaba en perfecta condición de conocer el significado delictivo, del contenido de dichos acuerdos. Señalándose en su Considerando Octavo: que este inculpado participó en dichos acuerdos en su calidad de Rector. La Sala Penal Transitoria, en el RN N° 4500-2006-Junín, emitió al respecto el siguiente lineamiento: "El delito de peculado culposo resulta imputable al sujeto que, por falta de control interno, actúa con negligencia o culpa en el ejercicio de sus funciones, originando que una tercera persona sustraiga caudales, es decir, facilita inconscientemente la comisión de un delito doloso por parte de un tercero, tal como lo estableció el Acuerdo Plenario N° 4-2005/CJ-116, según el cual habrá culpa cuando el agente no toma las precauciones necesarias para evitar sustracciones, violando sus deberes de cuidado sobre los caudales o efectos, a los que está obligado por su vinculación funcional con ellos". Por otro lado, se tiene una consecuencia jurídico-penal, de bastante interés, de que la persona de Raúl Fernández Llerena, fue también condenado por el delito de Peculado, -por los mismos hechos-, pero a título de «cómplice primario», tal como se desprende del Considerando Tercero de la resolución, lo cual quiebra toda lógica y razonabilidad, al haberse subrayado, que en el caso del Peculado culposo, no se admiten formas de participación delictiva, esto quiere decir, -de forma simple-, que no puede haber un cómplice de Peculado doloso, cuando el supuesto autor, se le hace responsable de Peculado culposo; quien interviene en la modalidad imprudente del Peculado, sustrayendo los caudales y/o efectos, -careciendo de la vinculación funcional con los mismos-, sólo se le puede atribuir la comisión de un delito común y no del delito especial propio -in examine.