Ruta Crítica El espaciotiempo en la física Arnulfo Castellanos Moreno* Existen regiones del espacio con campos gravitacionales tan grandes que ni la luz puede salir de allí: los hoyos negros. Foto: http://www.nasa.gov/multimedia/imagegallery/iotd.html La idea de una máquina del tiempo no es sólo producto de una imaginación situada en el terreno de la ciencia ficción. Desde hace mucho tiempo, los físicos se han ocupado de explorar la posible existencia de un tiempo circular, lo que implicaría poder viajar al pasado. E n este trabajo haremos una exposición breve de varios conceptos desarrollados en la física acerca del espacio y el tiempo. El propósito final es sembrar en el lector la idea de que quizá es posible que en el universo existan túneles que funcionen como atajos en el espacio y el tiempo, tales que podría ser factible viajar hacia el pasado sin violar las leyes de la física. Esta afirmación, tan ligada a la ciencia ficción, es sorprendente para la visión moderna del tiempo, según la cual éste avanza * Profesor-investigador del Departamento de Física de la Universidad de Sonora. Doctor en Física de Materiales por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada. [email protected] trabajos de Edwin Hubble, después de 1925, se pudo comprender que el universo está en expansión, lo cual corresponde a la primera de las posibilidades planteadas por De Sitter, aunque él nunca obtuvo reconocimiento por haber adelantado esa idea. I. El carácter relativo e indisoluble del espaciotiempo Las soluciones matemáticas que nos interesa comentar enseguida son las conocidas como agujeros de gusano. Supongamos una naranja ligada todavía al árbol que la produjo y en la superficie de ella un gusano que la ha infectado. Imaginemos también que este bicho se encuentra en el lado izquierdo de la naranja que observamos; si quisiera pasar al lado derecho podría darle la vuelta a la naranja recorriendo toda su superficie, o bien, horadarla para tomar un atajo que la lleve a aparecer del otro lado sin recorrer tanta distancia. Eso es lo que en física se llama un “agujero de gusano”. Los agujeros de gusano aparecen en las matemáticas como soluciones de las ecuaciones del campo gravitatorio encontradas por Einstein en 1915. La diferencia es que la superficie de la naranja tiene dos dimensiones y se encuentra inmersa en un espacio de tres dimensiones, que es el espacio físico en que vivimos. En cambio, el espaciotiempo tiene cuatro dimensiones, una de ellas es el tiempo, y además, todas sus propiedades deben entenderse sin recurrir a un espacio de cinco dimensiones donde podría encontrarse el nuestro. Evidentemente, esto se traduce en un quebradero de cabeza para nuestra imaginación. Si esos agujeros de gusano existen realmente, conectarían regiones del universo tan distantes entre sí que la luz duraría decenas de años, o miles, o millones de años en llegar desde una región hasta otra. Los agujeros de gusano serían túneles que servirían como atajos para llegar de un lugar a otro mucho más rápido. Las soluciones matemáticas que hablan de la posible existencia de los agujeros de gusano fueron estudiadas por Einstein y Rosen desde 1935, pero sus autores perdieron interés en ellas cuando encontraron que esas presuntas estructuras del espacio eran tan inestables que desapa- Es bien conocido que a raíz del desarrollo de la Teoría especial de la relatividad, en 1905, se llegó a la conclusión de que el ritmo de avance de un reloj es más lento cuando está sobre una nave que se mueve con respecto a nosotros, y también que la longitud de una regla se modifica, pues se contrae en la dirección del movimiento. Dicho en palabras menos técnicas, si observáramos al director de una orquesta colocado en la nave mencionada, dirigiendo la Sinfonía número 40 de Mozart, encontraríamos que sus movimientos parecen demasiado lentos; a su vez, la longitud de la batuta se vería modificada. A raíz de esa teoría, los físicos concluyeron que no tiene razón de ser pensar por separado al espacio y al tiempo. Lo que sí tiene sentido es una sola palabra, espaciotiempo, que indique un concepto en el cual ambas atribuciones son indisolubles. II. La forma del espaciotiempo La Teoría general de la relatividad nos brinda conclusiones aún más asombrosas. En esa descripción de la naturaleza se le asignan formas curvadas al espaciotiempo y la curvatura se presenta, en mayor o menor medida, dependiendo del tamaño de la masa presente. La herramienta matemática que nos permite caracterizar a esos espacios se llama métrica y es la que sustituye a los conceptos originales de la mecánica de Newton. En este sentido, el concepto de fuerza es sustituido por el de métrica del espaciotiempo. En noviembre de 2007 se cumplieron 93 años de la obtención de las ecuaciones que permiten calcular cuánto se curva el espaciotiempo ante la presencia de masas. Sus soluciones nos dicen cuál es la forma del espaciotiempo y nos proporcionan los elementos para saber cómo se moverán las partículas, planetas, estrellas y hasta la luz misma. La primera solución encontrada se debió al físico alemán Karl Schwarzschild. La encontró apenas un mes después de que fue publicada la Teoría general de la relatividad de Einstein. Él estudió el caso de masas esféricas que no rotan y su solución permite describir varios de los efectos más conocidos de esa teoría de la gravitación. Entre ellos, la existencia de regiones del espacio con campos gravitacionales tan grandes que ni la luz puede salir de allí: los hoyos negros. Con el paso de los años se conocieron otras soluciones. Una de ellas se debió a Willem de Sitter, un científico holandés que encontró una métrica conforme a la cual el universo debería expandirse, contraerse, o bien, oscilar. A partir de los Revista Universidad de Sonora únicamente hacia adelante. Tan acostumbrados estamos a esa realidad, que nos hemos olvidado, o no hemos comprendido, a las civilizaciones antiguas que planteaban una idea circular del tiempo, en el cual los fenómenos se repiten con cierta periodicidad. En el marco de la concepción de un tiempo lineal, en permanente avance hacia el futuro, las máquinas del tiempo son una idea que parece descabellada, ¿entonces por qué se ocupan los físicos del tema? III. Los agujeros de gusano Los agujeros de gusano serían túneles que servirían como atajos para llegar de un lugar a otro mucho más rápido. Ruta Crítica recían casi de inmediato. Éstas volvieron a aparecer en la literatura científica en 1962, cuando John Wheeler y Robert Fuller publicaron un artículo en el cual demostraron que esos agujeros se trozaban tan pronto como la luz incidía sobre ellos. Esa idea inspiró al físico Kip Thorne, quien acicateado por una pregunta de Carl Sagan, planteó que los agujeros de gusano se podrían estabilizar si en ellos existiera un tipo especial de materia que llamó “exótica”, debido a que sus propiedades serían las de una masa negativa, en lugar de las masas positivas de todas las partículas que conocemos. La idea de Thorne evolucionó en el sentido de que esa materia exótica podría deberse a una propiedad del espacio vacío que en física se conoce como “polarización del vacío”. Así, los científicos se lo tomaron en serio. IV. El enredo con la materia exótica La idea de esos agujeros que podían mantenerse abiertos, fue publicada por Thorne y uno de sus estudiantes, Michael Morris, en 1988. Por esa razón se les conoce ahora con el nombre de agujeros de Morris y Thorne. Al año siguiente, Matt Visser publicó que los agujeros de gusano podrían ser estables sin necesidad de estar llenos de materia exótica. Además, dijo que posiblemente los agujeros podrían haberse creado de manera natural desde la creación del universo. Como narra Kip Thorne en su libro Black Holes & Time Warps, la idea se le ocurrió a partir de una con- Foto: http://www.nasa.gov/multimedia/imagegallery/iotd.html Si una civilización avanzada pudiera crear y mantener un agujero de gusano en el espacio para viajar a través de él, ese túnel podría ser convertido en una máquina del tiempo en la cual la causalidad podría ser violada. 10 sulta que le hizo Carl Sagan mientras escribía su novela Contacto (publicada en 1985 y llevada al cine en 1997 por Robert Zemeckis). Como hemos visto en los párrafos anteriores, la idea evolucionó y alcanzó la posibilidad de avanzar hacia atrás en el tiempo, con lo cual surgió en la literatura seria de la física la idea de la máquina del tiempo. V. Una civilización infinitamente avanzada Para estudiar estos temas, Kip Thorne introdujo la idea de una civilización infinitamente avanzada, tanto que ningún obstáculo tecnológico podría significar para ella una barrera infranqueable. En consecuencia, las únicas limitaciones serían las impuestas por las leyes de la física. Con ese principio básico se dio a la tarea de estudiar la posibilidad de construir y mantener abiertos agujeros de gusano para facilitar el traslado de una región a otra del universo, sin limitarse a las distancias accesibles por la velocidad finita de la luz. Estudió también qué se podría hacer con una máquina del tiempo sin violar las leyes de la física. En esta dirección, Michael Morris, Ulvi Yurtsever y Kip Thorne demostraron en 1988 que si una civilización avanzada podía crear y mantener un agujero de gusano en el espacio para viajar a través de él, entonces ese túnel podría ser convertido en una máquina del tiempo en la cual la causalidad podría ser violada. Una de las principales preocupaciones de los científicos ha sido la dificultad que implica disponer de materia exótica para mantener abierto el túnel, sin embargo, en el año 2003, Matt Visser, Sayan Kar y Naresh Dadhich encontraron que es posible la existencia de un agujero de gusano con una cantidad extremadamente pequeña de materia exótica. ¿Cuánta materia exótica es necesaria para construir y mantener abierto un agujero de gusano que sea útil para viajar entre regiones muy separadas del espacio? El debate entre los especialistas continúa, aunque la mayoría lo considera un simple pasatiempo de expertos que no tienen otra cosa que hacer. Con todo y lo fantástico de las afirmaciones anteriores, vale la pena tener presente que hace 103 años la Teoría especial de la relatividad nos planteó que la masa podía convertirse en energía, lo cual ayudó a aclarar la fisión del átomo en 1939. Esa misma teoría nos planteó que un reloj en movimiento marcharía más lento, lo cual permitió después explicar cómo es que cierta clase de partículas logran llegar desde una altura de más de 10 kilómetros hasta el nivel del mar, a pesar de tener una vida media demasiado corta. A su vez, la Teoría general de la relatividad llevó a De Sitter a plantear que la distancia entre cualquier par de estrellas podría crecer, lo cual vino a ser descubierto por Hubble años después. Nos planteó también la existencia de regiones del universo con una gravitación tan poderosa que ni la luz podría salir de allí, lo cual hoy se entiende como la existencia de hoyos negros, que los astrónomos sostienen ahora que efectivamente existen. Con todo ese historial, ante la posibilidad de que existan túneles que sirvan como atajos para los viajes espaciales, lo menos que podemos hacer es mantenernos enterados.