Facultad de Derecho UASLP Medios de solución de conflictos Unidad 1: 31 de enero al 4 de febrero 2011. M.D. María Guadalupe Rodríguez Zamora. Segundo repaso: ¿Cómo podemos analizar un conflicto? El conflicto, entendido como una situación, inherente a la naturaleza humana, donde se involucra a uno o más individuos en lucha por una cuestión en donde coexisten tendencias contradictorias al romperse las expectativas previstas por cada sujeto, por ello resulta entonces, una construcción de las expectativas que se forman en nosotros a partir de características y modos de vida, como resultado de los procedimientos educativos y tipos de productividad con los que el grupo social al que pertenecemos nos instruye. Es así, el conflicto, una situación inherente a la naturaleza humana generada en el interior de nuestro aparato psíquico, la cual, tanto puede permanecer en nuestro interior, o bien, proyectarse hacia otros sujetos en relaciones interpersonal, por ello, Highthon1 (1995) lo define como “una relación entre partes en las que ambas procuran la obtención de objetivos que pueden ser o no percibidos para alguno de ellos como incompatibles”, de manera que en la medida que cada uno actúa contribuye a su construcción. Por esta razón, resulta conveniente que al analizar el conflicto tomemos en consideración que éste, resulta de la tensión provocada en la relación interna, o bien en la relación externa de cada individuo con otros miembros del grupo al que pertenece, incluso, surge entre grupos, por lo que se quiere ser, tener, o no hacer, con lo que se puede ser, tener o no hacer, es decir, motivadas por necesidades no satisfechas. Thomas Hobbes2 (Siglo XVII) “reduce el problema a considerar tres causas básicas como fuente de los conflictos: el proceso de competición (alguien cree que puede más que otro), el proceso de afirmación (alguien cree que es más que otro) y la desconfianza en las relaciones sociales.” En síntesis podemos entender entonces con lo expuesto hasta aquí, que la dinámica del conflicto se construye como resultado de procesos relacionados con competir o con cooperar para alcanzar fines. Ahora bien, es importante considerar que la desavenencia o disputa por necesidades no atendidas, construye un conflicto que se comunica o manifiesta en forma de incompatibilidad 1 Highthon, Elena I, y Álvarez, Gladys, Mediación para resolver conflictos, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1995, pp 4142. Citada en Arechiga, Patricia, et. Alt, Acerca de la Clínica de Medicación Relato de casos, Colección visión compartida, Librería Histórica Perrot Emilio J. Buenos Aires, Argentina 2004. P 36 2 Citado en Redorta, Josep, Aprender a resolver conflictos, Paidos, p 18. percibida o de reclamación (Folberg 19923) o en otras cuestiones, no llega a ser expresada y permanece en el interior del individuo, en ambos casos, sustentados en el interés de satisfacción de necesidades. Es así como desde el enfoque de la psicología se le clasifica como conflicto manifiesto, y conflicto latente. Conflicto manifiesto son las exigencias que se oponen en forma consciente, por ejemplo dos sentimientos que son contradictorios o bien, un deseo que se detiene de ser realizado por una exigencia moral que lo define como negativa, o socialmente no aceptable, susceptible a ser reprochado si llegase a materializarse en una conducta. Conflicto latente, éste se expresa de un modo deformado en el contenido manifiesto, al traducirse en la formación de síntomas, trastornos de conducta, o bien en perturbaciones del carácter del sujeto. Entender que la vida del ser humano se desarrolla en este contexto, que en la vida y en todas partes existe el conflicto, que no todos los conflictos tienen que ser considerados malos porque en realidad si aprendemos a conocerlos y a identificar sus componentes, y sus niveles, estaremos en posibilidad de identificar su utilidad social, por ello, se ha convertido hoy en día, en una ciencia, el esfuerzo de científicos dedicados a encontrar una explicación a este fenómeno que surge en las relaciones humanas, a esta ciencia de naturaleza multidisciplinar que se ocupa de estudiar los conflictos y, de una manera amplia de las formas de resolución de éstos se denomina conflictología. Arechiga4 et. Alt (2004) nos aclaran que “ …en el campo interpersonal, el conflicto manifiesto es similar a la disputa explícita, una desavenencia…(en tanto que en el ) conflicto latente, la relación interpersonal las fuerzas particulares de cada miembro o de la estructura de una relación, entran en tensión y pueden o no precipitarse en una oposición de exigencias contrarias o un choque de fuerzas, que emerjan a través de la desavenencia” Como consecuencia, es claro que un conflicto puede afectar ámbitos de la vida de un sujeto porque los distintos elementos que lo construyen son a su vez el resultado de un juego de imbricaciones recíprocas, por ello, el siguiente paso después de la observación será la abstracción de los síntomas que justifican la pretensión que ha llevado a las partes a la disputa, para identificar los elementos que definen la pretensión a partir de la exigencia con la cual se posiciona cada una de las partes, frente a la resistencia de la otra, recordando que es así como se expresa de un modo deformado el contenido latente del conflicto, es un hecho: la competición y la cooperación tienen una alternancia continua. De igual forma Arechiga5 opina “no podemos separar los deseos de las creencias, las representaciones del otro de las expectativas que tuvo en el pasado y de las que tiene hacia el 3 Folberg y Taylor, Mediación, Resolución de conflictos sin litigio, Limusa Noriega, México 1992, p 38. Citado en Aréchiga ob. Cit, pp 36-37. 4 Arechiga ob cit p 37 5 Idem p 38 futuro y el reclamo de las representaciones que cada sujeto tiene de si mismo” este señalamiento, nos permite considerar la importancia de conocer nuestro aparato psíquico, su desarrollo y la generación de sentimientos que se reflejan en emociones que miden cuantitativa y cualitativamente el miedo, el dolor, la alegría, la ira, y el amor, sentimientos implícitos en nosotros y en los individuos que nos rodean, con quienes desarrollamos procesos de comunicación verbal y no verbal. Entonces, es claro como la competición y la cooperación se generan en función de tres factores expresa Redorta6 (2007): a) La capacidad de que unas personas puedan satisfacer los deseos de otras. b) La capacidad de aceptar la influencia de otros. c) La predisposición a actuar en un sentido o en otro desde las actitudes que ostenta cada cual respecto a ser más competitivo o más cooperativo. 6 Redorta, ob cit, p 18