En la ciudad de La Plata, a los once días del mes de mayo de dos mil cuatro, reunidos en Acuerdo Ordinario, los Señores Jueces de la Sala Segunda del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, doctores Jorge Hugo Celesia, Fernando Luis María Mancini y Eduardo Carlos Hortel, para resolver en la causa N° 12.609/II seguida a H. M. A. el recurso de casación interpuesto a fs. 43/48vta.; practicado el sorteo de ley, resultó que en la votación debía observarse el orden siguiente: HORTEL – CELESIA – MANCINI. ANTECEDENTES Vienen los presentes autos a consideración de este Tribunal como consecuencia del recurso de casación interpuesto por el señor Defensor Oficial Adjunto del departamento judicial Lomas de Zamora, doctor Roberto C. Fernández, contra la sentencia del Tribunal en lo Criminal N° 7 del mismo departamento judicial, de fecha 13 de noviembre de 2002 por la que no se hace lugar a la solicitud de dejar en suspenso el cumplimiento de la pena que efectuara la defensa en juicio abreviado. Practicado el correspondiente sorteo de ley, y encontrándose la causa en condiciones de ser resuelta, el Tribunal decidió plantear las siguientes CUESTIONES Primera: ¿Es admisible el recurso de casación interpuesto?. Segunda: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?. A la primera cuestión planteada el señor Juez doctor HORTEL dijo: El presente recurso es interpuesto en tiempo oportuno contra una sentencia definitiva dictada por un Tribunal en lo Criminal, habiendo agregado el recurrente copia de la documentación de que intenta valerse así como de la reserva de recurrir en casación, manifestando los motivos y las normas en que funda su reclamo, por lo que el mismo cumple con los requisitos formales establecidos por los arts. 450 y 451 del CPP. Asimismo, y por imperio de lo dispuesto por el art. 454 inc. 1 de dicho digesto de forma, el impugnante se encuentra legitimado para recurrir. Por ello, corresponde declarar admisible el recurso intentado (arts. 456 y 465 inc. 2 del C.P.P.). Voto por la afirmativa. A la misma cuestión planteada el señor Juez doctor CELESIA dijo: Adhiero al voto del doctor Hortel en igual sentido y por los mismos fundamentos. Así lo voto. A la misma cuestión planteada el señor Juez doctor MANCINI dijo: Adhiero al voto del doctor Hortel en igual sentido y por los mismos fundamentos. Así lo voto. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor HORTEL dijo: I. Por sentencia de fecha 13 de noviembre de 2002 el Tribunal en lo Criminal N° 7 del departamento judicial Lomas de Zamora, no hizo lugar al pedido de ejecución condicional de la pena que solicitara la defensa en juicio abreviado. Contra dicho fallo interpone recurso de casación el señor Defensor Oficial Adjunto del mencionado departamento judicial, doctor Roberto C. Fernández, señalando como motivos de agravio que se quebrantaron las formas esenciales del proceso, en tanto se contrarió lo normado por el art. 158 de la constitución de la provincia de Buenos Aires, no se valoraron cuestiones que hacen a la posibilidad de aplicar a A. lo normado en el art. 26 del CP; ponderándose arbitrariamente otra; y se señaló una cuestión que este Tribunal de Casación ya había decidido. Refiere que de ese modo la sentencia se torna arbitraria y quiebra las formas esenciales del proceso, de conformidad con lo prescripto en los arts. 1, 106, 210 y 371 del CPP. II. Asevera que el supuesto de arbitrariedad importa una infracción al art. 168 de la Constitución provincial. Seguidamente referencia a Juan Carlos Hitters –“Técnica de los recursos extraordinarios y de casación”, Librería Editora Platense, 2° edición, p. 638-. En base a ello refiere que importa una cuestión que habilita la vía intentada la ausencia de tratamiento o valoración arbitraria de circunstancias que hacen a la posibilidad de dejar en suspenso la ejecución de una pena privativa de libertad, de acuerdo a lo que establece el art. 26 del CP. Por ello, afirma, lo postulado no se trata de una opinión de parte o de una simple valoración de la prueba, sino de la omisión de tratamiento de una cuestión esencial al resultado del fallo y del quebrantamiento de una forma esencial del proceso, afectándose así lo normado en los arts. 1, 18, 19, 28, 31 y 33 de la Constitución Nacional. Cita en el punto a Sagues –“Derecho procesal penal constitucional. Recurso extraordinario.”, Astrea, 2° edición, t. 2, ps. 205/8-. Observa que no resultan válidos los dos argumentos dados por el Tribunal a quo para descartar la aplicación respecto de A. del derecho de la condicionalidad de la ejecución de la pena, sosteniendo: “a) ‘... la modalidad de los hechos por los que fuera condenado A...’ –voto de la Doctora López Moyano- y b) ‘... la aplicación de dicho instituto resulta facultativa para el sentenciante y de carácter excepcional...’ – voto de la Doctora López Moyano-, toda vez que ‘... disponer una pena en suspenso es una facultad discrecional del Tribunal de mérito...’ –voto del Doctor Lugones-“. Cita “Derecho al respecto Penal. Parte doctrina –Zaffaroni-Alagia-Slokar, General.”, Ediar, p. 925- y seguidamente critica cada uno de los argumentos utilizados por el Tribunal de mérito para arribar a la decisión que impugna. En tal sentido, explica que es dogmática la afirmación “‘la modalidad de los hechos...’”, toda vez que no se describe cuál es su gravedad específica para denegar el derecho al imputado e impide a éste y a su defensa saber qué razonamiento lógico llevó al a quo a concluir la decisión, para así poder formular una crítica; de modo tal que la sentencia es arbitraria. Luego manifiesta que no se analiza “‘... la personalidad moral del condenado, su actitud posterior frente al delito, los motivos que lo impulsaron a delinquir...’” ni “‘... la inconveniencia de aplicar efectivamente la privación de la libertad...’”, concluyendo que se omite analizar circunstancias ordenadas por el art. 26 del CP, “máxime teniendo en cuenta el buen criterio de la mayoría de los órganos jurisdiccionales –inclusive del aquí respetuosamente cuestionado T.O.C. nro. 7 de Lomas de Zamora- de evitar la aplicación de penas privativas de libertad cuando existe la efectiva posibilidad de dejar en suspenso la sanción, conforme lo señalara –con cita a Marcelo Manigot- el señor Defensor Adjunto ante el Tribunal de Casación Penal al momento de peticionar se declare admisible el recurso antes intentado –cfr. fs. 33vta./4 de la sentencia que se acompaña-.” Entiende que éste es, entonces, un segundo argumento de arbitrariedad que contiene la sentencia, al no tratarse cuestiones esenciales que hacen a la posible forma de ejecución de la pena. Señala también que la facultad “‘discrecional’” del sentenciante no puede confundirse con una “‘potestad arbitraria’” o una “‘gracia’” que éste puede otorgar sin necesidad de valoración racional alguna; de modo tal que lo planteado, dice, no constituye una apreciación distinta de las circunstancias hecha por la parte, sino un caso de valoración arbitraria de la prueba, situación prevista en el art. 448 inc. 1 del CPP como quebrantamiento de las formas esenciales del proceso o de la resolución. Advierte que la solución que se pretende es que este Tribunal case parcialmente la sentencia y, de conformidad con el art. 460 del CPP, la revoque parcialmente y establezca la condicionalidad de la ejecución de la pena impuesta a A. Por último, señala que la resolución propuesta resulta ajustada a derecho, siendo improcedente el reenvío de las actuaciones, referenciando en el punto jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación –Fallos 272:155, “Mattei”, publicado en LL, t. 133, ps. 413/4-, y aseverando que dicha interpretación es coherente con lo establecido en los arts. 14 inc. 2 c) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos –incorporado por el art. 75 inc. 22 de la CN; en cuanto garantiza al imputado ser juzgado sin dilaciones indebidas-; y 15 de la Constitución provincial –que ordena que las causas deben resolverse en plazo razonable-. III. A fs. 53/54 se expide el señor Fiscal Adjunto ante este Tribunal, doctor Marcelo F. Lapargo, sosteniendo que el recurso intentado no puede encontrar favorable andamiento. Ello, en tanto el a quo sostuvo “no será dejada en suspenso en virtud de la modalidad de los hechos por los que fuera condenado”, desarrolló a fs. 5vta./7vta. en la resolución del 1 de junio de 2001. Refiere que realizada la lectura del veredicto, no se advierte la ausencia de motivación suficiente, ni la omisión –no descripción de la gravedad de los hechos-, del tratamiento de una cuestión esencial al resultado del fallo. En consecuencia, encontrando en la sentencia atacada un desarrollo pormenorizado de los hechos –describiéndolos el a quo como hechos 1 y 2-, “‘siendo la sentencia un acto completo que no reconoce partición de compartimentos estancos, donde el veredicto en su totalidad implica determinar el substrato fáctico de la sanción o absolución dictadas, emerge como inesencial el lugar donde consten las premisas del macrosilogismo jurisdiccional en tela de juicio...’” –causa N° 103, “Molina, Nelson M. s/ recurso de casación”.-. Asimismo, advierte que también fue contestada por el a quo la negación al justiciable del derecho a la condicionalidad de la ejecución al decir “‘... la sanción prevista por el art. 26 del CP apunta al caso inverso al presente, esto es, cuando no se motiva la imposición de la pena de ejecución condicional, lo que confirma que la prisión de cumplimento de la pena...’”, y luego cita jurisprudencia –SCBA 2-12-75 “Bianco, Héctor O. y otro”, Ac. 22.602, LL 1976-B, 150; SC Mendoza Sala II 22-5-60 “Provincia de Mendoza c/ Escudero, Manuel H.”, LL 136, 1134; CN Fed. Sala Criminal y Correccional 4-8-64 “Polidoro, Ricardo y otro”, LL 115, 686; Tribunal de Casación de la provincia de Buenos Aires, Sala III, causa N° 7596 “López, Juan Enrique s/ recurso de casación”, 7-5-2002-. IV. El recurso intentado no puede tener acogida favorable. En efecto, de modo coincidente con el postulado por el señor representante del Ministerio Público Fiscal, este Tribunal ya se ha expedido en diversas oportunidades en el sentido de que el veredicto y la sentencia, que en cada caso corresponde dictar, constituyen un todo inescindible, de manera que lo probado en el primero puede fundamentar una opinión del tribunal en la segunda. En ese entendimiento, tengo en cuenta que el sentenciante al computar como circunstancia obstativa de la concesión de la condicionalidad de la ejecución de la pena privativa de la libertad, a la modalidad de los hechos por los que fuera condenado A., lo hace sobre la base de lo manifestado en las cuestiones primera y segunda del veredicto (obrante a fs. 4/14), de modo que no se advierten la omisión de tratamiento de cuestiones esenciales planteada, arbitrariedad en la valoración de la prueba ni falta de fundamentación que alegara la recurrente. La llamada condena de ejecución condicional es una potestad acordada al sentenciante y constituye una excepción, en cuanto la regla es que la condena sea de efectivo cumplimiento. Así surge claramente del texto del art. 26 del CP, que refiere de modo expreso a “facultad”, como también cuando el mismo artículo establece, bajo pena de nulidad, que en el supuesto de concederse el beneficio deberá hacérselo en forma fundada, sin establecer obligación alguna análoga cuando la pena es de efectivo cumplimiento. Sin perjuicio de ello, el juzgador está obligado a pronunciarse sobre la procedencia o no del beneficio en todos aquellos casos, como el de marras, en que haya sido solicitado por alguna de las partes. Y ello ha sido cumplimentado por el a quo, por cuanto al otorgar solución negativa al pedido de la parte lo hizo en base al argumento de la modalidad de los hechos, sin que la norma obligue al órgano jurisdiccional decisor indicar la suerte de los restantes extremos –como ya refiriera-, más cuando en realidad el texto legal del art. 26 del CP alude a que ellos –personalidad moral del condenado, actitud posterior al delito, motivos que lo impulsaron a delinquir, naturaleza del hecho, demás circunstancias que demuestren la inconveniencia de aplicar efectivamente la privación de libertad- deben ser fundamento en el caso de concederse el instituto en cuestión. Por lo expuesto, corresponde rechazar el recurso intentado. Así lo voto. A la misma cuestión planteada el señor Juez doctor CELESIA dijo: Adhiero al voto del doctor Hortel en igual sentido y por los mismos fundamentos. Así lo voto. A la misma cuestión planteada el señor Juez doctor MANCINI dijo: Adhiero al voto del doctor Hortel en igual sentido y por los mismos fundamentos. Así lo voto. Con lo que terminó el Acuerdo, dictándose la siguiente SENTENCIA Por lo expuesto en el Acuerdo que antecede, la Sala II del Tribunal R E S U E L V E: I. DECLARAR ADMISIBLE el recurso de casación interpuesto a fs. 43/48vta. por el señor Defensor Oficial Adjunto del departamento judicial Lomas de Zamora, doctor Roberto C. Fernández, en favor de H. M. A. II. RECHAZAR EL RECURSO, por los fundamentos expuestos al tratar la cuestión segunda, CON COSTAS (arts. 448 –a contrario-, 451 –a contrario-, 530, 531 y ccdtes. del Código Procesal Penal). Regístrese, notifíquese y, oportunamente, archívese. FDO.: JORGE HUGO CELESIA; FERNANDO LUIS MARIA MANCINI; EDUARDO CARLOS HORTEL. Ante mí: Rafael Sal-Lari.