las incompatibilidades de los ministros de culto

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LAS INCOMPATIBILIDADES DE LOS MINISTROS
DE CULTO *
Por: Dr.Alberto PACHECOESCOBEDO
Notario del D.F.
* Ponencia presentada e n el XX Congreso Nacional de la A.N.N.M., A. C., celebrado en Puebla, Pue., octubre, 1992.
Revista de Derecho Notarial Mexicano, núm. 103, México, 1993.
DR © Asociación Nacional del Notariado Mexicano, A. C.
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Las disposiciones relativas a ciertas actividades de los ministros de culto
que establece el Artículo 130 de la Constitución y que regulan los Artículos
14 y 15 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, no deben considerarse como prohibiciones o incapacidades. Estamos en presencia más bien
de verdaderas incompatibilidades.
La incapacidad nunca está provocada por un acto voluntario del incapaz,
como es el caso de estas limitantes, ni puede terminar por otro acto voluntario de éste. La prohibición tiene normalmente un sentido de castigo o de sanción ante un acto ilícito, que no encontramos en las disposiciones citadas.
Las incompatibilidades que vuelven lícitas ciertas actividades de los ministros de culto, podemos agruparlas en la siguiente forma:
a ) No podrán desempeñar cargos públicos. No se especifica el origen del
nombramiento y por tanto abarca cargos administrativos, legislativos y judiciales, del orden federal, estatal o municipal. Es una prohibición análoga a la que
establece la Iglesia Católica para sus clérigos en el tercer párrafo del Canon
285 que dice: "Le está prohibido a los clérigos aceptar aquellos cargos públicos, que llevan consigo una participación en el ejercicio de la potestad civil."
b ) No podrán participar en la política partidista. Así, no podrán ser votados, ni asociarse con fines políticos, ni realizar proselitismo a favor o en contra
de candidato, partido o asociación política alguna. El texto de la Ley claramente se refiere a la politica de los partidos y no a la Política entendida ésta
como la ciencia del gobierno de la sociedad.
Por tanto no puede entenderse que la ley prohiba a los Ministros de Culta hacer declaraciones y orientar ya sea a sus feligreses o a cualquier persona
que quiera escucharlos, sobre doctrinas sociales, cuestiones morales de trascendencia, cuestiones relativas a bien común temporal, etc., puesto que la ley
sólo pide que no intervengan en la política de los partidos. Algún problema
puede presentarse cuando la ideología de algún partido ata.que a la religión
o a la moral, o dentro del programa político de alguna agrupación de este
tipo se contengan doctrinas incompatibles con las creencias religiosas de alguna iglesia. En este caso, es el Estado el que debe de prohibir la actuaiización de esos partidos, tomando como base no tanto la moral de una determinada religión, sino los Derechos Fundamentales del Hombre y la moral
natural puesto que aquellos todos los hombres los tienen y ésta, todos los
hombres deben observarla cualquiera que sea su creencia religiosa.
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c ) No podrán 'heredar por testamento de las personas a quienes los propios ministros hayan dirigido o auxiliado espiritualmente y no tengan parentesco dentro del cuarto grado en los términos del Artículo 1325 del Código
Civil para el Distrito Federal.
Una primera consideración sobre estas incompatibilidades, nos hace ver
que todas ellas son motivadas por el especial ascendiente que adquiere un
ministro de culto sobre sus feligreses y en ocasiones sobre personas de otras
iglesias por el sólo hecho de serlo. Como el ministro de culto no puede despojarse de tal carácter sino dejar de serlo, su actividad como tal ministro debe
orientarse primordialmente al culto y a la enseñanza de la religión y no a
actividades políticas de tipo partidista, pues interviniendo en éstas, aunque no
quisiera estaría utilizando el ascendiente que se le otorga por motivos religiosos
para fines políticos. Eso sería un engaño impropio de un ministro de culto.
Además, ninguna de las incompatibilidades se aplica en forma exclusiva a
los ministros de los cultos, por lo que resulta absurdo el pensar que se legisló
contra ellos. Así, por ejemplo, también tiene incompatibilidad para ser candidatos a diputados o senadores, los funcionarios del Instituto Federal Electoral, los Presidentes Municipales o los Delegados en las delegaciones políticas
del Distrito Federal, los diputados, los representantes de los partidos políticos,
etcétera (Artículo 7 9 del Código Federal Instituciones y Procedimientos Electorales) todos ellos por razones similares a la incompatibilidad legal establecida para los ministros, pues pueden perturbar la plena libertad en que deben
realizarse los procesos electorales.
Podrían algunos opinar que el participar en los procesos políticos es un
derecho natural de todo ciudadano y que por tanto la Ley estada violando
ese derecho con la consiguiente injusticia. No parece acertada esta opinión
que llevaría a pensar que la Iglesia Católica a través del Derecho Canónico
viola también un derecho natural. La Libertad de Expresión y de Asociación,
que sí son derechos naturales, no deben confundirse con la libertad de participar en la política partidista de un régimen político determinado.
La incompatibilidad del ministerio religioso con la actividad política de
los partidos, debe buscarse más bien en el acto libre y voluntario por el cual
una persona se hace ministro de un culto? La incompatibilidad deriva de su
acto libre y de la peculiar situación que necesariamente adquiere frente a los
feligreses y tiene una razón de ser plenamente justificada ante el Estado y
ante la propia Iglesia.
También existen otras muchas incompatibilidades derivadas de actos voluntarios mediante los cuales el hombre va marcando su camino en la vida:
para no ir más lejos, el que voluntariamente contrae matrimonio renuncia por
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ese sólo hecho a la posibilidad de contraer otro matrimonio válido con otra
persona, a lo cual si tenía derecho antes de casarse. Igualmente el sacerdote
católico de rito latino renuncia a contraer matrimonio, sin que esto se haya
considerado nunca atentatorio de sus derechos naturales.
En relación con la incompatibilidad que menciona el Artículo 15 de la
1,ey de Asociaciones Religiosas y Culto Público, basta mencionar que la misma tiene los médicos y los Notarios, pues aquéllos tampoco pueden heredar
por testamento de las personas a las que hayan asistido en su última enfermedad, ni éstos de quienes otorguen su testamento ante ellos. Lo que se protege con estas disposiciones es la libertad del testador, pues fácilmente a un
moribundo se le puede influir para que modifique sus disposiciones testamentarias y no está lejana la realidad y la consideración que son precisamente e!
sacerdote, el médico o el Notario, quienes tienen un especial ascendiente sobre
el moribundo. La incompatibilidad resulta plenamente justificada.
Todas estas incompatibilidades terminan si el ministro de culto decide separarse "formal, material y definitivamente de su ministerio", desapareciendo
la imposibilidad de realizar esas funciones al cumplirse los plazos que marca la Ley.
Es necesario hacer notar sin embargo, que la prohibición de heredar por
testamento, para el caso de los ministros de culto, presenta serias dificultades
para su aplicación concreta, pues en el caso del médico, sólo abarca al que
haya asistido al testador durante su Última enfermedad "si entonces hizo su
disposición testamentaria", hay claramente una situación objetiva que pueda
conocerse y valorarse con facilidad. Análoga situación existe para el Notario
y los testigos, pues sólo está prohibido que hereden los que intervienen en el
testamento. En cambio la prohibición para el ministro del culto se extiende
solamente a aquellos a "quienes los propios ministros hayan dirigido o auxiliado espiritualmente", con lo cual será dificil en la práctica determinar qué
debe entenderse por auxilio o dirección espiritual, pues sólo a los que hayan
ejercido estas funciones les queda ~rohibidoheredar del moribundo.
Con estas incompatibilidades, el Estado presta también un servicio a las
Iglesias, al no permitir que sus ministros desvirtúen sus funciones religiosas.
Podría pensarse que no es el Estado el encargado de ello y que con esto se
está implicando en la vida interna de las Iglesias. Sin embargo, el permitir
una actuación política partidista o un ministro de culto puede causar problemas serios en la convivencia social: el evitarlos, si queda bajo la competencia del Estado.
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