Hermenéutica como no la enseña la Biblia (Inteligibilidad General

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Hermenéutica como no la enseña la Biblia
(Inteligibilidad General)
Capítulo 1
Explicaciones previas
-Por qué escribí este libro.........................................1
-Qué es hermenéutica...............................................2
-Factores que contribuyen a entender
correctamente cualquier escrito.............................3
Capítulo 2
Leer la Biblia sin prejuicios ni intereses secretos
o sectarios
-La honestidad es indispensable...............................6
-Motivos por los cuales la gente no quiere
saber la verdad .......................................................8
Capítulo 3
Para admitir algo nuevo, hay que basarse en
verdades probadas anteriormente
-La verdad no es lo que diga un gran
personaje religioso. ..............................................12
Capítulo 4
Leer diariamente la Biblia, para mantenerla
fresca en la mente.
-Dios mismo recomienda leer diariamente
la Biblia...............................................................14
-El Señor Jesucristo también exhorta a
leer las Escrituras................................................15
.
Capítulo 5
No tener prisa en interpretar un pasaje
-No tratar de “desentrañar” a la fuerza
un pasaje..............................................................17
-El caso de las profecías.........................................17
Capítulo 6
Leamos toda la Biblia, no solamente lo que nos
“gusta”
-Toda la Biblia es palabra de Dios, no
menosprecien ninguna sección............................20
-En el Lugar Santísimo entraba cualquier
Sacerdote por los menos dos veces al día ...........21
-Los libros de la Biblia se autorizan unos
a otros..................................................................29
-En los Hechos aprendemos algo que no nos
dijeron en el libro Primero de Samuel .................30
-Pasajes alejados unos de otros nos aclaran
las Sagradas Escrituras........................................30
-Elías hizo personalmente sólo una de las tres
cosas que Dios le ordenó. ....................................32
-Si no se lee toda la Biblia varias veces, se
fabrican doctrinas extrañas o heréticas ...............35
-No se puede formar doctrina con pasajes
aislados, hay que aplicar toda la Biblia...............37
-Eso de “ojo por ojo” era una guía para los
jueces, pero los fariseos lo tergiversaron ............38
-Un pasaje aclara a otro, Jannes, Jambres y
Timoteo...............................................................41
-Hay quienes creen que la Tierra Prometida
era semi-estéril ....................................................42
.
.
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Capítulo 7
Para interpretar correctamente la Biblia hay que
tener en cuenta que Dios, Cristo y el Espíritu
Santo, ni se contradicen entre sí ni cambian de
opinión a través de los siglos
-Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. .......46
-En Dios no hay mudanza ni sombra
de variación.........................................................47
-Dios dice, personalmente, que Él no cambia........48
Capítulo 8
La Biblia es una unidad doctrinal monolítica
-Las Sagradas Escrituras no son las opiniones
de sus muchos escritores, sino la de Dios ...........49
.
Capítulo 9
Cuando es dificultoso el significado de frases y
palabras en un pasaje, ver cómo se usa en otros
pasajes
-El griego y el hebreo que aprenden hoy.
Peligros de las traducciones modernas................50
-¿Manda Jesucristo que odiemos a
nuestros padres? ..................................................53
-Cuando “desnudo” no quiere decir desnudo.........61
-Cuando “toda la tierra” no significa
“toda la Tierra......................................................64
-Cuando hermano no es hermano...........................71
-Se le llamaba “hijos” a los nietos y
demás descendientes, o a los habitantes
de una región.......................................................72
-A unos los llaman “eunucos” por ser castrados,
y a otros los llaman “eunucos” por ser
funcionarios de un rey.........................................74
-La palabra “herir” puede querer decir “golpear”
o provocar sangre con un arma blanca................77
-Diversos significados de la palabra “ley”.............79
-Cuando una mujer “infiel” no es “adúltera”.........86
.
Capítulo 10
El absolutismo de las palabras
-Cuidado que debemos ejercer con las palabras
de significado “absoluto”....................................89
-La columna de nube sí se apartó del pueblo .........90
-Perpetuo no siempre es perpetuo...........................91
.
-La frase “muchos días” puede significar tres
años o veinte años, y “en breve” puede
significar dos mil años.........................................99
-Las mujeres y los niños no se quedaron solos
y desamparados en la tierra de Og y Sehón ......101
-En Edom no hay nada que eche fuego y
humo día y noche ..............................................105
.
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Capítulo 11
Muy a menudo es el contexto el que determina el
significado
-El contexto nos sugiere que los hijos de
Aarón estaban borrachos...................................108
-“Desierto” significa “solitario”, “deshabitado”,
no “árido” ni “estéril”........................................110
-El Sinaí, un “desierto” donde había agua,
hierba y árboles en abundancia.........................111
-Si Esaú lo hubiera dicho en su corazón
no se hubiera enterado Rebeca..........................116
-La manteca que aquí se menciona
no es manteca....................................................117
-La palabra “apóstol” significa “enviado”............118
-Los tres varones estaban cerca de Abraham
pero no junto a él. ..............................................119
-La frase “el dios de este siglo” tiene dos
significados opuestos.........................................120
-Isaías dijo que Cristo no clamaría, pero
Lucas dice que sí clamaba. ................................122
Capítulo 12
No generalizar un caso específico, aplicándolo a
otros que nada tienen que ver con él
-“Serás salvo tú y tu casa” no es promesa
para todo creyente .............................................123
-Confunden una promesa de Dios a Abraham
aplicándola a la nación Israel............................126
.
-Los fariseos extendían lo de “ojo por ojo”
a sus personales cuestiones ...............................130
.
Capítulo 13
Debemos discutir con los hermanos nuestras
interpretaciones
cuando éstas sean diferentes
-La discusión de temas doctrinales entre
hermanos es saludable.......................................131
-Pablo y Apolos no tenían temor a
discutir sobre religión........................................133
-También los que no eran apóstoles
discutían sus doctrinas religiosas ......................135
-Si el Apóstol Pablo nos exhorta a
examinarlo todo, no debemos rechazar
la discusión fraternal.........................................137
-¿Se puede redargüir sin discutir? .......................138
-Pablo manda a los cristianos a discutir
con los errados ...................................................140
-El Apóstol Pedro opina que se debe
discutir con mansedumbre y reverencia............142
-¿Exhortó Pablo en Tito 3:9 a no discutir?...........143
.
Capítulo 14
Conocer, a través de la Biblia, las costumbres
antiguas
-No confundir las costumbres bíblicas con las
costumbres musulmanas, indias y chinas. .........145
-Por las genealogías se nota que, a veces,
la mujer era más importante
que el esposo.....................................................146
-La mujer y el velo en la época bíblica ................147
-Las ropas femeninas en la época bíblica.............150
-El estado civil de las mujeres se diferenciaba
por su ropa y sus adornos..................................154
.
-Las mujeres no tenían “prohibidas” ciertas
actividades, eran las circunstancias
las que se lo prohibían.......................................155
-Los números se redondeaban..............................161
-Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos....162
-La hiel (bilis) usada como analgésico.................163
-¿Borrachos siendo la hora tercia del día?............165
-Diferenciación de las cabelleras de
hombres y mujeres............................................168
-Reposo de tres días después de un viaje..............169
-Altura de las mesas y postura para
comer en ellas, en Israel....................................171
-Las puertas de las ciudades y el postigo
de las puertas.....................................................174
-El día terminaba al ocultarse el sol .....................180
.
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Capítulo 15
A veces podemos darnos cuenta del tono con que
se dijeron ciertas cosas
-Los gestos, la expresión del rostro y la
inflexión de la voz, nos hacen ver
con qué intento se nos dicen las cosas ..............181
-Cuál fue el tono de voz del profeta Miqueas,
hijo de Imla, para hablar con el rey Achab.......182
.
Capítulo 16
La prolepsis en las Escrituras
-Qué es la prolepsis ..............................................189
-Menciona los diferentes idiomas antes de
narrar que esos lenguajes llegaron a existir.......190
-El nombre “Beerseba” no existía aún, pero
ya lo mencionan ................................................191
-El nombre “Galaad” es mencionado
antes de ser puesto ............................................192
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-Nos resucitó y nos sentó en los Cielos. ...............193
-El nombre “Jehová” no existía aún
cuando ocurrieron los hechos narrados
en el Génesis......................................................194
Capítulo 17
Validez del razonamiento si la conclusión a la
que llegamos no pugna con el resto de Biblia
-Doeg Idumeo solo, no pudo haber matado a
85 sacerdotes y masacrar una ciudad................196
-Aunque no se dice claramente, podemos
razonar que José fingía no saber el idioma
hebreo............................................................... 198
-En Israel, en la época de la siega del trigo,
no llovía ni había truenos..................................200
-Faraón no persiguió a Israel inmediatamente
aunque eso es lo que parece a priori..................201
-Por qué Josué defendió a los gabaonitas.............205
-Jefté no sacrificó a su hija, decir eso
es un disparate...................................................206
-La profecía de las 70 semanas confunde a
algunos que ignoran que son
semanas de años................................................215
-Oseas no fornicó ni adulteró como piensan
algunos ..............................................................218
-El pequeño no era tan pequeño...........................222
-Mala jugada de Achab a su aliado Josafat ..........225
-Jonás no llegó a Nínive recién vomitado por
la ballena............................................................227
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Capítulo 18
Analizar si algo es simbólico, si está dicho en
sentido recto o en sentido figurado
-Cómo saber cuándo algo es simbólico y
cuándo es realidad.............................................229
-El significado del símbolo “lucero” no
siempre es transferible .......................................230
-Las alas de la gallina protegen a los polluelos
por eso la usan como símil................................232
-Cómo interpretar las parábolas. La cizaña..........235
-En el Reino de Dios no habrá mancos
ni tuertos, eso es un simbolismo........................238
-Dios envió a Jesucristo sabiendo que
lo iban a crucificar, Él no pensó que lo
iban a respetar...................................................240
-Por ser molestos a Dios no vamos a obtener
nuestras peticiones............................................241
-El significado de los símbolos no siempre
se puede transferir de un pasaje a otro..............243
-La parábola del árbol de mostaza y
las aves ..............................................................246
-Todos sabían que las nubes no estaban
compuestas de polvo, sino de agua
y que dejaban pasar las oraciones.....................252
-Los mamíferos marinos usaban ropa..................255
-No pudo haber tantos mercaderes en Nínive......256
-Si de la boca le sale una espada, se está
hablando en forma simbólica............................257
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Capítulo 19
Hay cosas que ocurrieron o se dijeron, pero no
fueron escritas anteriormente
-Cristo dijo algo que no está escrito en
ninguno de los cuatro evangelios......................260
-Abraham tuvo una conversación que no se
registró previamente. También Jonás................261
-La guerra de Jacob, la contienda durante el
entierro de Moisés y los 3 ½ años de sequía.....263
-El juramento a Rahab; Aquila y Priscila
arriesgando la vida; la prisión de Andrónico
y Junia; y el aburrimiento en la eternidad.........264
-Cuatro nuevos casos de cosas que no se
escribieron cuando fueron dichas ......................266
Capítulo 20
Modo antiguo de hablar, inexactitud y
cronología
-Cómo se contaba el tiempo en épocas bíblicas...271
-En “aquellos días” no era en aquellos “días”......272
-Lo narrado en Génesis 38 no ocurrió antes
de lo narrado en Génesis 39..............................276
-Dos narraciones continuas pueden estar
separadas por décadas.......................................277
-Lo narrado en el capítulo 9 de Números,
ocurrió antes de lo narrado en el capítulo uno
de Números .......................................................279
-Los 70 eran solamente 68 en dos pasajes
distintos.............................................................280
-El valor de “Pi” en la circunferencia siempre
ha sido 3.1416....................................................283
-Al decir “al segundo año”, se refiere al
tercero, que es el año siguiente ..........................284
-Josías no engendró a Jeconías durante la
trasmigración, como dice Mateo,
puesto que murió 11 años antes.........................287
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Capítulo 21
Hay veces que fijándonos en los detalles de lo
que dice un pasaje se hace una buena
interpretación
-En la parábola, la sal se usa por su sabor, no
por su poder preservante...................................289
-Los hebreos vivían mezclados
con los egipcios.................................................293
-Elías vendrá otra vez, antes de la Segunda
Venida; Juan el Bautista no era Elías................294
-Si Daniel dice que “se levantarán” no se
puede interpretar que ya se había
levantado el primero..........................................299
-Por lo que se habla, se da uno cuenta
de quién es el que habla ....................................308
-Dos mujeres diferentes ungieron a Jesús,
una era decente, la otra no. ................................310
-Por los detalles nos damos cuenta de que Pablo
no está hablando contra la ley de Dios ..............315
-Gracias a fijarnos en los detalles podemos
darnos cuenta de cómo escribieron la Biblia.....317
-Por qué Nabucodonosor hizo la estatua de oro...320
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Capítulo 22
En la Biblia se habla de acuerdo a como ve las
cosas el hombre común
-La niña del ojo no echa lágrimas.........................322
-Los cuatro costados de una cosa redonda...........324
-El “fuego de Dios” no era en realidad de Dios...325
Capítulo 23
Pasajes intercalados, y paréntesis
-La lista de genealogías del capítulo cinco de
Génesis, está intercalada...................................326
-La bendición del capítulo 33 de
Deuteronomio está intercalada..........................328
-El capítulo 3 de Nehemías es un
paréntesis anticipativo.......................................329
-Nuestro hermano Pablo no es fácil de
entender, entre otras cosas por sus
continuos y enormes paréntesis.........................331
-En Efesios tenemos un paréntesis que
abarca doce versículos .......................................336
Capítulo 24
No todo lo que dice un personaje bíblico es
revelación, hay que discernir
-Nathán el profeta le dijo a David algo que
no era revelación, sino su opinión personal ......339
-Jacob no vio a Dios cara a cara como él dice......341
-Job no nos está revelando mensajes divinos
sobre astronomía o geografía............................343
-Sí se sabía dónde había de nacer el Mesías.........347
-Pablo dice que para salvarse hay
que sufrir mucho ................................................349
-Salomón dice que la salvación depende
de las riquezas ...................................................350
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Capítulo 25
Discordancias, errores aparentes, y verdaderos
-¿Puede haber alteraciones en la Biblia?..............354
-Por qué ocurren estas discordancias y errores....356
-Quién ideó lo de enviar espías, Dios o los
líderes del pueblo ..............................................359
-Dicen 25,100 y poco más adelante
dicen 25,000......................................................360
-Las citas que en el Nuevo Testamento se
hacen respecto al Antiguo Testamento,
a veces están erradamente atribuidas
a otro profeta.....................................................361
-San Pablo dice 23,000 y el Antiguo
Testamento dice 24,000.....................................364
-El tal profeta no vino de Samaria, pues
esa ciudad no existía aún...................................365
-¿Tenía Joaquín 8 años, o 18? ¿Era Sedecías
su hermano o su tío? ..........................................367
-Cuantos gadarenos había, uno o dos...................370
-Dijo Juan el Bautista lo de calzar los zapatos
de Cristo o lo de desatar la correa.....................372
.
-La negación de Pedro, el canto del gallo,
y cómo conduce el Espíritu Santo. ....................373
-Estaba moribunda la hija de Jairo,
o ya estaba muerta.............................................377
-Judas no compró un campo para sepultura
como dice Pedro................................................378
Capítulo 26
Escrituras que no han llegado a nosotros
-El libro de las Batallas de Jehová no
está en la Biblia.................................................380
-Los libros de “Jasher” y Crónicas de los
Reyes de Israel ..................................................382
-En qué lugar del Antiguo Testamento dice
que Cristo había de ser llamado Nazareno........385
-Dónde está escrito “Sorbida es la muerte
con victoria”, etc...............................................387
-Parece haber existido otras epístolas...................388
-Parece que también había narraciones
tradicionales que Pablo conocía........................393
.
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Capítulo 27
Las Hipérboles en la Biblia
-Las hipérboles en el idioma corriente.................396
-No murió todo el ganado, ni fue destruida
toda la vegetación, es una hipérbole. .................398
-Las piedras que Josué sacó del Jordán.
Razones para interpretar torcidamente..............403
-Nabucodonosor no se llevó a toda Jerusalem .....406
-El fuego que no se apagará, sí se apagó..............408
-Escalofriantes hipérboles de San Pablo...............408
-O lo que dice San Pablo es una hipérbole,
o los cristianos podemos robar, consultar
espiritistas, adulterar y matar ............................413
-Otras tres afirmaciones hiperbólicas de Pablo....415
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-El pueblo no era tan numeroso como las
estrellas, eso es una hipérbole...........................416
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Capítulo 28
Cómo se hizo la Biblia
-Tiempo que convivieron nuestros primeros
padres, unos con otros.......................................418
-No siempre todo lo que está escrito en un
libro de la Biblia, lo escribió la persona
cuyo nombre lleva ese libro...............................424
-El libro de los jueces parece haber sido
escrito por varios historiadores y un
compilador posterior .........................................428
-Qué Escrituras conocía Job.................................430
-Los capítulos 21, 22 y 24 de Primero de
Samuel fueron insertados después de
escribir el libro ..................................................432
-El Pentateuco fue escrito por Moisés
aunque a veces parezca que no..........................433
-No siempre los libros de la Biblia guardan
un orden cronológico.........................................437
-En Números y Deuteronomio se nota que
hay segmentos no escritos por Moisés..............439
-Parece que hasta el capítulo 16 de
Primero de Samuel escribió uno,
y del 17 en adelante otro....................................443
-Quienes escribieron Primero y Segundo
de Samuel..........................................................445
-Los salmos tenían otro orden. Diferencia
entre las epístolas y los libros históricos.
Daniel no lo escribió todo él mismo. .................447
.
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-Reyes y Crónicas fueron escritos por varios
Profetas. y compilados posteriormente.............448
-Conclusión...........................................................449
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Hermenéutica como nos la
enseña la Biblia
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>Por qué escribí este libro
Este libro lo escribí a sugerencia de mi amigo
Ramón Alemán que me dijo: ¿Por qué no escribes
un libro sobre hermenéutica, porque tus Notas
Bíblicas están llenas de esa enseñanza?
Yo ni siquiera sabía lo que significaba la palabra
“hermenéutica”. Había escuchado la palabra varias
veces, pero no le había puesto atención a su
significado. Pero cómo que él me decía que yo
había escrito notas bíblicas sobre hermenéutica, le
respondí: “Yo no sé bajo que título o bajo que tema
yo puedo haber agrupado las notas bíblicas que tú
dices que tratan sobre hermenéutica, porque yo no
sé lo que es eso. Dime tú algunos de los títulos de
las notas bíblicas que tratan sobre tal cosa, para así
yo darme cuenta de a qué tú te refieres.”
Yo había ya escrito un enorme libro que yo llamo
“Notas Bíblicas”, que son los apuntes de lo que yo
he entendido en la Biblia a través de más de medio
siglo, es algo parecido a un comentario bíblico. El
libro tiene casi cuatro mil notas bíblicas, por lo cual
me era muy difícil revisarlas todas buscando lo que
mi amigo decía. No obstante, yo le había hecho a
las Notas Bíblicas dos índices. Uno que estaba por
orden bíblico, es decir, todas las notas por el orden
que aparecían en la Biblia, desde el Génesis hasta el
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Apocalipsis, algo así como una tabla de contenido.
El otro índice era por temas, el cual tiene más de
160 temas, que recorren todas las cuestiones que yo
me haya dado cuenta que existen.
Recordé entonces que había una serie de notas
bíblicas agrupadas bajo los temas “Inteligibilidad
General” e “Inteligibilidad Específica”, que se
avenían a lo que mi amigo me decía que era la
hermenéutica. Así que decidí escribir un libro
sencillo y corto, sobre hermenéutica, basado en las
experiencias mías para entender la Biblia.
En este libro, más que hablar en forma abstracta y
filosófica sobre hermenéutica, voy a poner los
ejemplos que me sirvieron a mí para entender la
Biblia y para escribir las notas bíblicas sobre
“Inteligibilidad General” e “Inteligibilidad Específica”. Será pues un estudio práctico, no teórico, por
cuya razón será más fácil de entender y recordar.
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>Qué es hermenéutica
Según el diccionario hermenéutica es el arte de
estudiar textos para fijar su verdadero sentido. Es
decir, es el arte de interpretar correctamente lo que
otro escribió, cuando ese escritor no nos puede
explicar lo que él quiso decir en su escrito, cuando
no entendemos algún párrafo, ni podemos hacerle
preguntas al autor.
Para entender correctamente lo que otro escribió
es menester que nosotros tengamos ciertas
cualidades y que se hallen presentes ciertos factores.
Esto es importante siempre, pero mucho más
cuando lo que se trata de entender correctamente
son las Sagradas Escrituras.
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>Factores que contribuyen a entender
correctamente cualquier escrito
Los factores que voy a enumerar a continuación
nos servirán de orientación en la interpretación de la
Biblia. No es menester que nos los aprendamos de
memoria. Al ir leyendo tanto la definición de esos
factores, como los pasajes en los que se aplican, se
aprende a aplicarlos en otros pasajes, cuando nos
toque leerlos. Será algo que nos saltará a la mente
cuando encontremos una dificultad parecida a
alguna de las aquí descritas.
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He aquí los factores:
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1- El principal factor es ser honestos, no leer la
Biblia con prejuicios ni intereses secretos o
sectarios, tratando de que lo que leemos concuerde
a la fuerza con nuestras ideas.
2- No aceptar como base para admitir una
interpretación, lo que no esté dicho claramente en la
Biblia, o de ella se deduzca manifiestamente.
3- Leer diariamente la Biblia, para mantenerla
fresca en la mente.
4- No tener prisa en interpretar un pasaje, esperar
pacientemente a que el Señor nos demuestre
claramente lo que significa, o lo que no significa.
5- Leer toda la Biblia por igual, no dar preferencia
a ciertos capítulos o secciones. No formar doctrinas
versiculares.
6- Saber que Dios, Cristo y el Espíritu Santo no se
contradicen ni cambian de opinión.
7- Estar conscientes de que nuestra interpretación
de un pasaje, para que sea totalmente correcta tiene
que armonizar con el resto de la Biblia.
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8- Ver cómo se utilizan en otros varios párrafos o
pasajes de la Biblia, las palabras y frases usadas en
el pasaje que estamos interpretando. Cuidarnos del
absolutismo de las palabras.
9- Tener en cuenta el contexto previo y posterior
al interpretar un pasaje.
10- No generalizar un caso específico extendiendo
su interpretación a otros casos generales.
11- Discutir fraternalmente con los hermanos
nuestras interpretaciones, cuando éstas sean
diferentes.
12- Conocer las costumbres antiguas, pero de
acuerdo a la Biblia, no a libros escritos por los
intereses sectarios o por la ignorancia.
13- Saber que aunque no podemos oír la inflexión
de la voz en lo escrito, podemos, sin embargo,
darnos cuenta a veces, por el contexto, del tono con
que se dijeron las cosas.
14- Percatarnos de que en la Biblia a veces se usa
la prolepsis o anticipación.
15- Admitir la validez del razonamiento, si la
conclusión a que llegamos no pugna con el resto de
la Biblia.
16- Juzgar si algo es simbolismo, si está dicho en
sentido recto o en sentido figurado.
17- Saber que hay cosas que se dijeron con
anterioridad, pero no fueron escritas antes del pasaje
que ahora estamos leyendo.
18- Darnos cuenta de que dos hechos relatados
uno a continuación del otro pueden estar separados
por décadas y hasta por siglos.
19- Estar alerta a los detalles pues hay veces que
por los detalles que nos dan en un pasaje, se hace
una buena interpretación.
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20- Comprender que en la Biblia se habla de
acuerdo a lo que ve el hombre común, no nos están
tratando de enseñar teorías científicas.
21- Estar alerta sobre la existencia de los pasajes
intercalados y los paréntesis, pues en la época en
que se escribió la Biblia no había signos de
puntuación, pero uno tiene que darse cuenta.
22- Saber que no todo lo que dice un personaje
bíblico es una revelación divina, hay que discernir.
23- Admitir que en la Biblia hay algunas
discordancias y errores aparentes, y también unos
pocos verdaderos errores, que no afectan en lo más
mínimo la doctrina ni la profecía.
24- Comprender el modo antiguo de hablar, que
no necesitaba exactitudes, sino sólo aproximaciones, sobre todo en cronología.
25- Darnos cuenta de que hay Escrituras que no
han llegado a nosotros.
26- Enterarnos de cómo se formó la Biblia, que no
fue un libro escrito de principio a fin por uno solo
hombre, sino que fue la compilación de los trabajos
de muchos inspirados por el Espíritu Santo.
27- Estar apercibidos del uso de las hipérboles, en
nuestro idioma, y mucho más en los del Medio
Oriente, que fueron los que escribieron la Biblia.
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Cada uno de los veinte y siete factores aquí
mencionados los vamos a estudiar por el mismo
orden en que fueron enunciados. Por lo tanto, el
resto del libro lo constituye explicación de esos
factores y la presentación de casos que demuestran
la utilidad del uso de esos factores en la
interpretación de los escritos, sobre todo los
bíblicos.
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Capítulo 2
Leer la Biblia sin prejuicios ni intereses
secretos o sectarios
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>La honestidad es indispensable
El primer factor para interpretar correctamente un
escrito, es ser honestos. Desear de corazón
entender lo que el escritor quiso decir. No
interpretar lo escrito con prejuicios ni intereses
secretos, sean estos sectarios o de grupo. No tratar
de adaptar la interpretación de lo escrito a nuestros
prejuicios, ideas, complejos,
conveniencias
sectarias, o de otra índole. No tener temor a
darnos cuenta de que lo que antes
interpretábamos estaba errado. No cerrarnos a la
realidad por miedo a que nuestro “ego” sea
menoscabado por la nueva conclusión a la que
lleguemos.
El refrán español que dice que “no hay peor sordo
que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no
quiere ver”, nos muestra claramente la necesidad de
ser honestos si queremos interpretar la Escritura.
Millones de católicos, ortodoxos y otros, leen en
Ex 20:3 el mandamiento sobre no adorar ni venerar
imágenes, y sin embargo, las adoran y las veneran,
poniéndose a sí mismos los más deshonestos
pretextos. Es decir, interpretan la Escritura de
acuerdo a sus creencias previas y a sus
conveniencias sectarias.
Los ruselistas (falsos testigos de Jehová) leen en
su propia traducción de la Biblia cómo el Espíritu
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Santo, habla, razona, se acongoja, tiene sentimientos, habla a Dios, etc., y sin embargo, lo
blasfeman diciendo que no es un ser pensante y
divino, sino una “fuerza activa”. No quieren ver, no
quieren oír la verdad de Dios, porque su verdadero
dios es Charles Taze Russell, y su verdadero mesías
es lo que ellos llaman el “Cuerpo Gobernante” de la
agrupación. Por eso leen la Escritura y la interpretan
de acuerdo con las creencias previas que les ha
inculcado su verdadero dios, Russell, y su
verdadero mesías, el Cuerpo Gobernante de los
Testigos de Jehová.
La generalidad de los protestantes, leen que la
palabra “vino” usada en la Biblia se refiere a algo
que emborracha, que allí se dice que beber mucho
vino es malo, y a pesar de todo eso, aseguran que la
palabra “vino” quiere decir jugo de uvas. Por eso en
su Santa Cena, ellos dan jugo y no vino.
No quieren ver, no quieren oír lo que dice la
Biblia, sino lo que dice la secta. Si la palabra “vino”
significara “jugo de uvas” la Biblia no diría que
beber mucho jugo de uvas fuera malo, ni que el
jugo de uvas emborrachara. A pesar de tanta
claridad, ellos interpretan la Escritura de acuerdo a
sus prejuicios, de acuerdo a lo que les enseñan los
hombres, no a lo que dice claramente la Biblia.
Los judíos ven las profecías que señalan a Cristo
como el Mesías, ven el simbolismo del cordero
pascual, ven que después de Cristo el Templo fue
destruido, pero cierran ojos y oídos y niegan que
Jesús sea el Cristo, el Mesías, el Hijo del Dios
Viviente. No interpretan la Escritura por lo que ella
dice, sino por lo que les dicen sus rabinos. La
Mishna interpreta lo que dice la Escritura, y el
Talmud interpreta lo que dice la Mishna, y ellos le
hacen caso al Talmud y no a la Escritura. No
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quieren ver, no quieren oír lo que Dios dice, sino lo
que dicen los hombres.
Tenemos el caso bien patente de los sacerdotes de
aquella época. Cristo demuestra su autoridad
resucitando a Lázaro, y ¿qué hacen dichos
sacerdotes? ¿Creerle a Cristo? No, conspirar para
matar a Lázaro. No quisieron ver, no quisieron oír
la palabra de Dios, sino la de los hombres. Por eso
los hombres les destruyeron el Templo y los
enviaron a la diáspora.
Como vemos, la principal cualidad, el principal
factor para interpretar correctamente la
Escritura, es ser honestos. Sin honestidad
intelectual no se puede interpretar correctamente la
Escritura. Si tratamos de adaptar lo que leemos, a
nuestros prejuicios, las Sagradas Escrituras
permanecen cerradas. Dios, conociendo nuestra
deshonesta actitud, no nos libra del error, porque
sabe que no queremos salir del error, sino caerles
bien a nuestros correligionarios.
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>Motivos por los cuales la gente no quiere saber
la verdad
El no querer salir de un error le sucede al ser
humano, por la mezcla de sentimientos en el
proceso del razonamiento.
He observado a través de mi vida al humano
tratando de justificar muchas cosas mediante
torcidas interpretaciones de lo que leen, bien sea
las noticias, en cuestiones de leyes, o en la Biblia.
Las razones que los mueven a hacer eso son muy
diversas, tanto en la vida común como en las
cuestiones de religión. Veamos éstas últimas.
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1) Temor a ofender a Dios si duda de lo que le
enseñaron los hombres, y lo somete al raciocinio.
2) Temor a encontrar una verdad que a él se le
antoja pudiera ser muy difícil de cargar.
3) Temor a cambiar de doctrina y entonces
tener que enfrentarse a los que antes pensaban como
él, y que lo consideren un traidor.
4) Orgullo, resistencia a admitir que estaba
errado y que no había utilizado adecuadamente sus
facultades mentales.
6) Temor a lo que para él es nuevo, sin saber
por qué teme.
7) Otros lo que quieren es tener “algo nuevo”
para predicar, a fin de justificar su separación
de su iglesia, o que justifique una nueva secta que
él quiere formar o mantener.
8) Otro motivo es justificarse ante sí mismo
en cuanto a seguir admitiendo algo que su
conciencia o su intelecto le dice que no está
correcto, pero que a él: a) le conviene su
existencia; o b) el admitir la interpretación que no
es torcida lo pone en el disparadero de oponerse a
los demás que creen torcidamente.
9) Justificar prejuicios sociales, sexuales o
raciales. En época de la esclavitud africana había
quienes decían que los negros no tenían alma, para
así poder justificar lo que se hacía en su ambiente.
Otros justificaban todo aquello asegurando, sin
base bíblica para ello, que la maldición de Noé para
Cam era la que había provocado la esclavitud negra.
Hubo un pastor americano, siendo yo muy joven,
que me trató de “demostrar” que los negros eran
burlones, según él, por la herencia de Cam, que se
burló de la desnudez de Noé.
10) Desear mantenerse “ignorante”, o al menos
“escéptico” sobre la vigencia de una norma de
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conducta o religión para no sentirse obligado a
cumplirla ni sentirse mal por no cumplirla.
11) El justificar su pecado haciéndose creer a sí
mismo que el entiende la religión o la Biblia de
otra manera. Este fue el caso de un pastor que
ampliaba tanto el concepto del perdón y de la
gracia, que incluía en ese concepto el adulterio
continuado de su esposa, y el repulsivo consentimiento de él a semejante pecado. Para justificarse,
él decía que yo me guiaba por la ley, pero que él
estaba bajo la gracia. (De todos estos casos que
menciono puedo decir sus nombres y sus sectas; si
no lo hago es por no hacer daño innecesariamente).
12) El figurarse que modificar su creencia de
muchos años, adquirida desde niño, por tradición
familiar, o cuando se convirtió al evangelio, puede
hacer peligrar su salvación, o el concepto que él
cree que Dios tiene de él y de su “fe”.
13) La falta de confianza en su propio análisis
de la palabra de Dios, lo cual le hace imaginarse
que toda cosa nueva que le entre en la mente, toda
idea nueva que se le sugiera, es una “prueba” a que
Dios lo somete, para ver si él se mantiene “firme”.
Otros piensan que es una “tentación del demonio”.
Esto lo decía a sus feligreses el cura de un pueblo
que yo visitaba frecuentemente, respecto a la
predicación de los protestantes del lugar.
14) Confundir la fe con la obcecación, y
catalogar el razonar sobre la palabra de Dios, como
una duda pecaminosa, como una debilidad en la
fe, y una tentación. Un cristiano de muchos años,
lector de la Biblia y con cultura universitaria me
garantizaba que razonar sobre religión es un pecado
y que el usar la lógica es una cosa diabólica. Él no
quería ver que Cristo usaba la lógica en su
predicación y que Pablo llena la epístola a los
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Hebreos con razonamientos. Para él, su
aferramiento y su estolidez, es una fe titánica; él
se consideraba un titán de la fe, porque se resistía a
razonar.
15) Otros no desean llegar a la verdad porque
esto los privaría de pertenecer a un grupo élite,
exclusivista, un grupito de “elegidos” que pueden
mirar a los demás por encima del hombro con
“justificación divina”. Así son los ruselistas, que se
creen que van a ser los presidentes, senadores,
gobernadores, alcaldes, etc., de los países, cuando
venga el “nuevo orden”. Algo parecido hacen
algunos judíos, que pretenden justificar con su
religión, sus pujos de superioridad racial, al igual
que los nazis justificaban la suya con su “religión”
nazista y con su ídolo Hitler. Una religión de
igualdad racial como la cristiana no llama la
atención de los que tienen una religión en la que
su raza, o cierto grupo es superior a los demás.
16) Estar tan embebidos en un pecado o
concupiscencia que nos ha acompañado toda la
vida a nosotros como personas, o a nosotros como
miembros de la sociedad, que no nos damos cuenta
de que lo tenemos. No nos damos cuenta de que es
pecado, pues lo creemos parte natural de la vida. Es
como decirle a un pez que él está mojado; no nos
entendería, porque nunca ha visto nada ni nadie
seco. No podría siquiera imaginar qué significa
talco seco, o harina de trigo seca. Igualmente, el
que de tanto tenerla, da una concupiscencia por cosa
natural de la vida, no comprende, o tuerce las
explicaciones o mandatos que la palabra de Dios da
en sentido contrario.
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Capítulo 3
Para admitir algo nuevo hay que basarse
en verdades probadas anteriormente
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>La verdad no es lo que diga un gran
personaje religioso
Un segundo factor es no aceptar como base para
admitir una interpretación, lo que no esté dicho
claramente en la Biblia, o de ella se deduzca
manifiestamente.
No debemos aceptar como verdad algo que no
diga la Biblia, aunque el que lo diga sea un gran
personaje religioso.
Con la Biblia debemos proceder al igual que se
procede en geometría, donde no se acepta como
verdad un enunciado, a menos que haya sido
probado, basados en teoremas previamente
demostrados.
Esto dicho así, les parecerá a muchos hermanos
que es una perogrullada, porque eso es lo que ellos
creen haber hecho siempre. La realidad, sin
embargo, es que muchos hermanos, cristianos
verdaderos, tienen en su acervo religioso una
partida de errores tradicionales, de los cuales ellos
mismos no tienen noción.
Por ejemplo, he escuchado decir a pastores en sus
sermones, y a maestros de escuelas dominicales,
que la Biblia dice que cuando el Sumo Sacerdote
entraba en el Lugar Santísimo, le amarraban una
soga al tobillo para sacarlo, si por casualidad se
moría allí adentro. La Biblia no dice semejante
disparate.
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A veces los que enseñan a los hermanos usan la
misma palabra para expresar dos o más cosas, o
conceptos diferentes, sin darse cuenta ellos
mismos de cuándo expresan uno y cuándo el otro.
Si en la ecuación “A + 7 = 11” , le hemos atribuido
a la letra “A” un valor de cuatro, no debemos, sin
hacer la aclaración pertinente, decir que “A + 5 =
20”, porque en este caso le estamos atribuyendo a
la letra “A” un valor de 15 y no uno de 7, que fue
el que primero le dimos. Hacer eso crea confusión
en nuestro interlocutor, pero eso mismo es lo que
hacen muchos en sus enseñanzas, sobre todo en
religión.
Otras veces he visto maestros que usan, para
razonar sobre la verdad de las doctrinas que
enseñan, premisas o conceptos originados en la
tradición, como si estos conceptos fueran premisas
bíblicas. Si por tradición nos enseñan que el número
3 vale cinco unidades, cada vez que veamos 3 x 4
diremos ser igual a 20 a pesar de que sólo es igual a
12.
Todo esto sucede, porque pastores y maestros
razonan partiendo de bases no bíblicas, como si
fueran bíblicas. Al hacerlo enseñan errores y hasta
herejías, por partir de una falsedad.
En muchas ocasiones estos errores se propagan
por falta de espíritu crítico en los que reciben las
enseñanzas, o por temor a ser echado del seminario
o ser “excomulgado” de la secta.
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Capítulo 4
Leer diariamente la Biblia, para
mantenerla fresca en la mente
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>Dios mismo recomienda leer diariamente la
Biblia
El tercer factor es leer diariamente las Escrituras.
Si uno lee la Biblia diariamente puede ver en ella
aquellos temas que se hayan tratado recientemente y
encontrarles solución o explicación. El leer la Biblia
solamente cuando vamos a la iglesia, tiene dos
fallas. La primera es que la lee mucho menos, y por
lo tanto, abarca mucho menos. La segunda es que
cuando se lee en la iglesia se hace en el contexto de
un tema previamente escogido y sólo dirigido a ese
tema.
Cuando uno lee la Biblia en la casa todos los días,
tiene más tiempo para leer, y la lee más veces. Es
lógico que si abarcamos la Escritura más
ampliamente, aprenderemos más que si solamente
leemos los cuatro versículos que nos mencionan en
la iglesia, los domingos y los miércoles.
El mismo Dios exhorta a que se lea la Biblia
continuamente, como vemos en Jos 1:8, y nos dice
las bendiciones que alcanzaremos si así lo hacemos.
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“El libro de aquesta ley nunca se apartará
de tu boca, antes de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a
todo lo que en él está escrito, porque entonces
harás prosperar tu camino y todo te saldrá
bien.”
(Jos 1:8)
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Ante una exhortación divina como la que
acabamos de leer, es lógico hacernos el propósito de
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leer la Biblia diariamente. La mayoría de los
hermanos solamente leen la Biblia cuando el pastor
menciona o lee un pasaje. Entonces abren la Biblia,
parece que para comprobar si el pastor altera o no la
Escritura. Sin embargo, cuando se van para la casa
ponen la Biblia encima del televisor y encienden el
aparato para ver sus programas. Tal vez programas
religiosos, pero que no son directamente la palabra
de Dios, sino las opiniones de esos hermanos.
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>El Señor Jesucristo también exhorta a leer las
Escrituras
El mismo Señor Jesucristo exhortó a leer las
Escrituras cuando dijo en Mt 22:29 lo siguiente:
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“Entonces respondiendo Jesús, les dijo:
Erráis ignorando las Escrituras y el poder de
Dios.”
(Mt 22:29)
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Aquellos saduceos tenían creencias erradas
porque no leían las Escrituras, sino que se guiaban
por las creencias de su secta. Si hubieran leído las
Escrituras hubieran podido ayudar a su secta a salir
de sus errores.
En Mr 12:10-11 el Señor vuelve a encomiar la
necesidad de saber las Escrituras, cuando recrimina
a los fariseos por no haber leído las que tenían que
ver con el Mesías. Veamos.
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“¿Ni aún esta Escritura habéis leído: la
piedra que desecharon los que edificaban,
esta fue puesta por cabeza de esquina. Por el
Señor es hecho esto y es cosa maravillosa a
nuestros ojos?”
(Mr 12:10-11)
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Lo más probable es que aquellos fariseos sí
hubieran leído o al menos hubieran oído aquella
Escritura, pero la hubieran leído con los prejuicios
de su secta, aceptando sus interpretaciones sin
compararlas con lo que estaba claramente dicho en
las Escrituras.
En Jn 5:39 vuelve el Señor a exhortar a leer la
Biblia cuando les dice:
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“Escudriñad las Escrituras, porque a
vosotros os parece que en ella tenéis la vida
eterna, y ellas son las que dan testimonio de
mí.”
(Jn 5:39)
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A pesar de todas estas exhortaciones del Señor los
cristianos siguen, o bien mirando televisión, o
leyendo libros que tienen que ver con la fe, pero no
lo que Dios escribió sobre la fe.
Leer diariamente la Biblia hace que el cristiano
esté al tanto de las verdades de la fe, pero
recuerden, hay que ser honestos en nuestra lectura
de las Sagradas Escrituras.
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Capítulo 5
571
No tener prisa en interpretar un pasaje
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>No tratar de “desentrañar” a la fuerza un
pasaje
El cuarto factor es no tener prisa en interpretar
algún pasaje, sino esperar pacientemente a que el
Señor nos demuestre claramente lo que significa, o
lo que no significa. Cuando nos damos cuenta de
que un pasaje no lo entendemos cabalmente, no
debemos tratar de “desentrañar” a la fuerza, y ahora
mismo, “el misterio”. Si algo no entendemos hoy,
puede que lo lleguemos a entender el año que viene.
Lo que hay que hacer es seguir leyendo la Biblia
completa, de Génesis a Apocalipsis, y seguir
discutiendo el tema con los hermanos.
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>El caso de las profecías
En el caso de las profecías esto es más fácil aún
de comprenderlo. Las profecías están hechas para
que cuando se acerque el momento de su
cumplimiento, los siervos de Dios puedan beneficiarse de tal conocimiento, mientras que en los años
y siglos anteriores, los enemigos de Dios, tanto
espirituales como humanos, no puedan percatarse
de lo que significaba esa profecía.
Las profecías no son trozos literarios destinados a
satisfacer la curiosidad de los creyentes contándoles
pormenorizadamente la historia de cada país por
adelantado. Las profecías son advertencias que Dios
le da a Su pueblo para que conozcan los acontecimientos que se desarrollarán durante ciertos períodos
de la historia, en algún que otro país o región, a fin de
que estemos preparados para ellos, por el hecho de
que nos conciernen.
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Las profecías están escritas para que, cuando
llegue la época en que Dios desea que se entiendan,
las entienda cualquiera que lea la Biblia y esté
medianamente al tanto de lo que ocurre a su
alrededor.
Muchas de las profecías de la Biblia se dan por
medio de símbolos. Es de pensarse que si Dios da las
profecías por medio de símbolos y no a las claras, es
porque no quiere que se interpreten hasta que llegue
cierta época que Él tiene determinada. Siendo esto
así, los símbolos proféticos cumplen su cometido,
dado que no se va a conocer su significado en los
siglos pasados, y sólo viene a hacerse patente ese
significado en el momento que los cristianos debemos
entenderlas. Una vez comprendido esto, no debemos
tratar de “desentrañar” aquellos pasajes que no
entendemos cabalmente, sino tener paciencia. En
nuestro insensato apuro podemos ser ayudados
precisamente por aquellos que quieren que
entendamos torcidamente la Escritura.
De todo lo dicho anteriormente se puede colegir
que las profecías están dadas para que no se puedan
interpretar (al menos en su totalidad) hasta que llegue
la época determinada por Dios para ello; pero a la vez
en forma tal, que una vez que llegue esa época
cualquier cristiano que lea medianamente a menudo
la Biblia y que esté medianamente enterado de lo que
sucede a su alrededor, la interprete. Si no fuera así, no
tendría sentido el poner dichas profecías en la Biblia.
¿Para qué ponerlas si no se van a poder interpretar
jamás?
Si por otro lado, hiciera falta para su
interpretación dones especiales, ¿para qué iban a
exhortar al cristiano a estar atento a ellas como lo
hace San Pedro en II P 1:19-21?
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“Tenemos también la palabra profética más
permanente, a la cual hacéis bien de estar
atentos como a una antorcha que alumbra en
lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el
lucero de la mañana salga en vuestros
corazones. Entendiendo primero esto, que
ninguna profecía de la Escritura es de
particular interpretación; porque la profecía
no fue en los tiempos pasados traída por
voluntad humana, sino los santos hombres de
Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu
Santo.”
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Si Pedro exhorta a que los cristianos estemos
atentos a ellas es porque sabe que no hacen falta
dones especiales, sino solamente ganas de enterarse.
Es decir, que las profecías son para que las entiendan
todos, no para que sólo gente “especial” las
interprete.
Por otro lado, si desde siempre fuera factible el
interpretar los símbolos que contienen las profecías,
entonces ¿para qué Dios iba a usar símbolos que la
oculten, si una vez conocido por alguien el
significado de esos símbolos, ya no iban a estar
ocultas esas profecías en los siglos posteriores a su
interpretación y anteriores a su cumplimiento?
Lo lógico es pensar que Dios nos dio las
profecías, en forma tal que para todos son
ininterpretables mientras no llegue el momento
apropiado; pero que una vez llegado éste,
cualquiera pueda interpretarlas sin necesitar ni
dones ni genialidades ni cualidades especiales ni
tampoco revelaciones particulares o personales.
Lo que estoy tratando de demostrar es que
cuando un pasaje no lo entendamos, démosle
tiempo. Tal vez todavía no nos corresponde
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saberlo. Sigamos leyendo la Biblia hoy, y mañana y
el año que viene y el otro. No tratemos de
desentrañar a la fuerza un pasaje. Por hacerlo así
son muchos los que han formado nuevas sectas y
otros han caído en el ridículo.
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Capítulo 6
Leamos toda la Biblia, no solamente lo
que nos “gusta”
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>Toda la Biblia es palabra de Dios, no
menosprecien ninguna sección
El quinto factor es leer toda la Biblia por igual,
no solamente los libros o pasajes que “nos gustan”.
Si toda la Biblia es palabra de Dios, ¿por qué
despreciar algunas de sus palabras? En muchas
ocasiones la explicación de un pasaje se halla en
otro libro de la Biblia, que no es el que estamos
leyendo, o el que acostumbramos a leer.
Hay quienes leen 90 veces un pasaje de una
epístola de San Pablo, y no se les ocurre leer ni una
sola vez el pasaje correspondiente del Antiguo
Testamento. Por esa mala costumbre, fabrican
doctrinas heréticas, o caen en errores absurdos y
enseñanzas ridículas. Si leyeran toda la Biblia con
la misma frecuencia, no caerían en errores tan
burdos, como el de afirmar que en el Lugar
Santísimo se entraba una sola vez al año. Si
hubieran leído el capítulo 30 del Éxodo, no
hubieran hablado semejante tontería. Veamos.
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>En el Lugar Santísimo entraba cualquier
sacerdote por lo menos dos veces al día
Hay quienes creen que en el Lugar Santísimo se
entraba solamente una vez al año. No es cierto; se
entraba todos los días a quemar perfume, tanto
por la mañana como por la tarde. Lo que se hacía
en el Lugar Santísimo solamente una vez al año
era entrar con la sangre de la expiación para
ponerla en los cornijales del altar del perfume, que
es lo que realmente está diciendo Pablo.
El motivo de esta confusión general de los
hermanos, es que no leen toda la Biblia, sino
solamente algunos trozos selectos que a ellos les
gustan o les llaman la atención, y así no se enteran
del cuadro general.
Otra de las causas es que la manera de hablar de
Pablo a veces se presta a equivocación al que no
conoce la Biblia en su totalidad. Efectivamente, en
II P 3:15-16 el Apóstol Pedro nos advierte contra la
posibilidad de confundir lo que Pablo habla. Nos
informa Pedro que entre las cosas que Pablo dice,
hay algunas difíciles de entender, las cuales los
inconstantes e indoctos tuercen. Veamos.
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“Y tened por salud la paciencia de nuestro
Señor; como también nuestro amado
hermano Pablo, según la sabiduría que le ha
sido dada, os ha escrito también casi en
todas sus epístolas, hablando en ellas de estas
cosas; entre las cuales hay algunas difíciles
de entender, las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como también las otras
Escrituras, para perdición de sí mismos.”
(II P 3:15-16)
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En Heb 9:1-7 hay un buen ejemplo de ello. De ese
pasaje de San Pablo son varios los teólogos y
profesores de seminario que aunque son buenos
cristianos, actúan de buena fe, y son sinceros, no
obstante, están sinceramente equivocados. Ellos
confunden lo allí dicho, en el sentido de creer que
en el Lugar Santísimo se podía entrar solamente
una vez al año, y que solamente entraba el sumo
sacerdote.
Estando errados ellos, enseñan a otros su error
con muy buena voluntad, sí, pero confundiendo así
a los pastores que aprenden de ellos, los cuales
creen que sus maestros no se pueden equivocar. Así
es como se propagan los errores y se forman los
miles de sectas que existen.
Eso es lo malo de leer solamente ciertas partes
de la Biblia con exclusión parcial o total de otras,
mientras se dedican a leer libros y más libros que
“tratan” sobre la Biblia o la fe. No se dan cuenta de
que al leer tales libros sin espíritu analítico, o sin
haber leído toda la Biblia varias veces, se
arriesgan a ser contaminados con el error en que el
autor haya caído. La confusión se origina por leer
solamente una parte de la Biblia y no la otra; en
este caso leen las epístolas de San Pablo y no leen el
Antiguo Testamento. En Heb 9:1-7 dice:
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“1 Tenía empero también el primer pacto
reglamentos del culto, y santuario mundano.
2 Porque el tabernáculo fue hecho, el
primero, en que estaban las lámparas, y la
mesa, y los panes de la proposición; lo que
llaman el Santuario. 3 Tras el segundo velo
estaba el tabernáculo, que llaman el Lugar
Santísimo; 4 el cual tenía un incensario de
oro, y el arca del pacto cubierta de todas
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partes alrededor de oro; en la que estaba una
urna de oro que contenía el maná, y la vara
de Aarón que reverdeció, y las tablas del
pacto. 5 Y sobre ella los querubines de gloria
que cubrían el propiciatorio; de las cuales
cosas no se puede ahora hablar en particular.
6 Y estas cosas así ordenadas, en el primer
tabernáculo siempre entraban los sacerdotes
para hacer los oficios del culto; 7 mas en el
segundo, sólo el pontífice una vez en el año,
no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo, y
por los pecados de ignorancia del pueblo.”
(Heb 9:1-7)
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Como vemos en el versículo 3, la sección que
estaba tras el segundo velo era llamada el Lugar
Santísimo; y según el versículo 4 en ese “Lugar
Santísimo” habían dos cosas: el altar del perfume
y el arca del pacto. Es decir, que el que quisiera
poner perfume en el altar del perfume, tenía que
entrar dentro del Lugar Santísimo.
Si bien es verdad que sólo una vez al año entraba
el sumo sacerdote con sangre al Lugar Santísimo
para hacer la expiación por todo el pueblo y para
purificar de las inmundicias del pueblo, del altar,
del tabernáculo, etc., mandando el macho cabrío a
Azazel; si bien es verdad, repito, que sólo una vez
al año se hacía todo este rito, no es cierto que no se
entrara más en el Lugar Santísimo hasta el año
siguiente, pues se entraba todos los días.
En la Epístola a los Hebreos lo que está diciendo
Pablo es que, llevando sangre para untarla en los
cuernos del altar del perfume y realizar el rito antes
mencionado, se entraba solamente una vez al año.
Él no dice que se entrara sólo ese día en que llevaba
sangre, puesto que se entraba todos los días para
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quemar perfumes. Vamos a leer la sección del
Antiguo Testamento, donde se habla de construir el
altar del perfume, y de los ritos que se podían o no
se podían realizar en este altar del perfume.
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“1 Harás asimismo un altar de sahumerio
de perfume; de madera de Sittim lo harás. 2
Su longitud será de un codo, y su anchura de
un codo, será cuadrado, y su altura de dos
codos, y sus cuernos serán de lo mismo. 3 Y
cubrirlo has de oro puro, su techado, y sus
paredes en derredor, y sus cuernos; y le harás
en derredor una corona de oro. 4 Le harás
también dos anillos de oro debajo de su
corona a sus dos esquinas en ambos lados
suyos, para meter los varales con que será
llevado. 5 Y harás los varales de madera de
Sittim, y los cubrirás de oro. 6 Y lo pondrás
delante del velo que está junto al arca del
testimonio, delante de la cubierta que está
sobre el testimonio, donde yo te testificaré de
mí. 7 Y quemará sobre él Aarón sahumerio
de aroma cada mañana; cuando aderezare
las lámparas lo quemará. 8 Y cuando Aarón
encenderá las lámparas al anochecer,
quemará el sahumerio; rito perpetuo delante
de Jehová por vuestras edades. 9 No
ofreceréis sobre él sahumerio extraño, ni
holocausto, ni presente; ni tampoco
derramaréis sobre él libación. 10 Y sobre sus
cuernos hará Aarón expiación una vez en el
año con la sangre de la expiación para las
reconciliaciones; una vez en el año hará
expiación sobre él en vuestras edades; será
muy santo a Jehová.”
(Ex 30: 1-10)
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Al leer el versículo 1 vemos que se está hablando
del altar del perfume, cosa a tener en cuenta para
no confundirnos luego. En el versículo 2 nos dice
que ese altar del perfume tenía cuernos, y que sus
medidas eran un codo de largo, un codo de ancho y
dos codos de altura, o sea, 50 cms de largo, 50 cms
de ancho y 100 cms de alto. Ya en el versículo 3
nos dice que le hicieron una corona alrededor, que
tenía un “techado”, que tenía paredes, y que todo
eso lo cubrieron de oro puro. En el 4 y 5 explican
que se le pusieron unos anillos de oro para llevarlo
cargado por medio de varas cubiertas de oro. En el
6 dicen dónde lo debían situar: delante de la
cubierta del arca, o sea, cerca del arca del pacto
la cual se hallaba dentro del Lugar Santísimo.
En los versículos 7 y 8 dicen cuál iba a ser su uso
más frecuente: “Y quemará sobre él Aarón
sahumerio de aroma cada mañana; cuando
aderezare las lámparas lo quemará. Y cuando
Aarón encenderá las lámparas al anochecer,
quemará el sahumerio; rito perpetuo delante de
Jehová por vuestras edades”.
Al analizar este pasaje hasta aquí, vemos que el
sumo sacerdote entraba diariamente donde se
hallaba el altar del perfume, para quemar
“sahumerio de aroma”, y esto lo hacía cada
mañana y al anochecer. Recuerden que el altar del
perfume estaba en el Lugar Santísimo. En el
versículo 9 enumera qué otras cosas no se podían
hacer sobre ese altar de perfume, para finalizar en
el versículo 10 explicando que como excepción a
estas prohibiciones del versículo 9, Aarón iba a
entrar a poner sangre en él solamente una vez al
año. Leamos el versículo diez: “Y sobre sus
cuernos hará Aarón expiación una vez en el año
con la sangre de la expiación para las
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reconciliaciones; una vez en el año hará expiación
sobre él en vuestras edades; será muy santo a
Jehová.”
Como vemos, en el mismo pasaje donde describen
la construcción y el uso del altar del perfume, y
donde dice que sólo debe entrarse con sangre una
vez al año, también dice que Aarón entraba dos
veces al día a quemar perfumes.
Además de esto, si vamos a Lev 4:3-7
(especialmente el siete) y 4:13-18, (especialmente
el dieciocho), veremos que cuando un sacerdote
pecaba, o si toda la congregación pecaba, el
sacrificio y la ceremonia que había que realizar
implicaba que se entrara en el Lugar Santísimo y se
untara de la sangre del sacrificio en los cuernos del
altar del perfume. Veamos lo que dice la primera
cita:
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“Si sacerdote ungido pecare según el pecado
del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado
que habrá cometido…...pondrá el sacerdote
de la sangre sobre los cuernos del altar del
perfume aromático, que está en el
tabernáculo del testimonio delante de
Jehová…...”
(Lev 4:3-7 abreviado)
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La segunda cita dice:
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“Y si toda la congregación de Israel hubiere
errado…...de aquella sangre pondrá sobre
los cuernos del altar que está delante de
Jehová en el tabernáculo del testimonio…...”.
(Lev 4:13-18 abreviado)
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Como vemos, son varios los pasajes en donde si
leyéramos toda la Biblia, y no solamente el Nuevo
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Testamento, podríamos comprobar que en el Lugar
Santísimo se entraba a menudo. Lo único que
sigue siendo cierto, es que para purgar los pecados
del pueblo cometidos durante el año, en la
ceremonia que simbolizaba el sacrificio de Cristo, el
Sumo Sacerdote entraba con sangre, y esto lo hacía
una sola vez al año. Sin embargo, había otras
varias ceremonias que requerían que los sacerdotes
entraran en el Lugar Santísimo.
Si vamos al Nuevo Testamento, veremos en Lc
1:8-9 que a Zacarías, que no era el sumo
sacerdote, le había caído en suerte el poner el
incienso. El incienso se ponía en el altar del
perfume, el cual estaba en el lugar santísimo. Si
Zacarías lo ponía sin ser el sumo sacerdote, ello nos
demuestra que sí se entraba diariamente en el
Lugar Santísimo, y que podía entrar cualquier
sacerdote. Lo que solamente el Sumo Sacerdote
podía hacer, y otro sacerdote no podía, era entrar
con la sangre de la expiación por el pueblo y el
santuario. Ningún sacerdote podía poner sangre en
los cornijales del altar del perfume, solamente podía
hacerlo el Sumo Sacerdote, pero para otras ceremonias podían entrar otros sacerdotes, y a cada rato.
Además de los argumentos ya expuestos,
guiándonos por la misma Biblia vemos que el
Tabernáculo del Testimonio, se desarmaba cada
vez que los hebreos tenían que mover el
campamento, y por lo tanto, tenían que entrar
hombres jóvenes a desarmarlo todo, y a cargarlo.
No es lógico pensar que Aarón, que ya para
entonces tenía más de 83 años de edad, iba a ser el
único que iba a desarmar y armar el Lugar
Santísimo. Vemos de nuevo la necesidad de leer
toda la Biblia, y no solamente pasajes escogidos, y
razonar, usar el sentido común.
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Otra cosa a tener en cuenta, aunque esto no es
un argumento bíblico, sino de sentido común, es
que un lugar a donde solamente se entre una vez al
año, estaría lleno de moho, hongos, ratas y otras
sabandijas.
No hace mucho escuché a un maestro de
escuela dominical asegurar un error, el cual error él
obtuvo de su pastor, quien a su vez obtuvo ese error
de un libro que leyó, cuyo autor obtuvo ese error de
otro individuo, que a su vez lo obtuvo, etc., etc..
La afirmación en cuestión era que en la Biblia
decía que el sumo pontífice, cuando iba a entrar
en el Lugar Santísimo, se amarraba una soga a
un tobillo, para que en caso de que muriera lo
pudieran halar sus compañeros por la soga, sin tener
que entrar en el Lugar Santísimo, porque según los
que tal dicen, los otros sacerdotes no podían entrar a
sacar al sumo sacerdote si este moría.
Eso es falso; eso no lo dice la Biblia en ninguna
parte, ni creo que fuera verdad que se hiciera tal
cosa. Pero si fuere verdad que tal cosa se hacía, se
trataba de una de las muchas supersticiones y
tradiciones que los judíos añadieron a los
mandamientos de Dios, cuando trataban de
explicar la religión por medio de libros escritos
por rabinos y no por medio del Antiguo
Testamento. Es el mismo caso de los que tienen el
error de decir que se entraba una sola vez en el año
al Lugar Santísimo. Están en ese error porque no
leen toda la Biblia, sino los libros que explican la
Biblia, los cuales muchas veces confunden las
tradiciones con los mandamientos de Dios.
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>Los libros de la Biblia se autorizan unos a otros
Otro motivo para que el cristiano lea toda la
Biblia y no sólo pasajes escogidos, es para aprender
por propia experiencia, cómo saber cuáles libros de
la Biblia son los admitidos por Dios y cuales no.
Los libros que verdaderamente pertenecieron
siempre a la Biblia, se mencionan unos a otros. Al
menos se citan algunos pasajes de ellos en otros
libros. Los libros apócrifos que le han agregado a la
Biblia, no se mencionan en ningún lugar de las
Sagradas Escrituras, ni son citados sus pasajes.
En el caso que a continuación presento, en el libro
del profeta Jeremías se menciona al profeta
Miqueas y a su libro. En Jer 26:18 algunos
ancianos, en defensa de Jeremías, mencionan las
profecías de Miq 5:2.
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“Miqueas de Morasti profetizó en tiempo de
Ezequías rey de Judá, diciendo: Así ha dicho
Jehová de los ejércitos: Sión será arada como
campo, y Jerusalem vendrá a ser montones, y
el monte del Templo en cumbres de bosque.”
(Jer 26:18)
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“Por tanto, a causa de vosotros será Sión
arada como campo, y Jerusalem será
majanos, y el monte de la casa como
cumbres de breñal.”
(Miq 3:12)
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Como vemos, si leemos toda la Biblia,
aprendemos incluso a saber cuáles libros pertenecen
a la Biblia y cuáles no, y lo aprendemos por
experiencia propia.
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>En los Hechos aprendemos algo que no nos
dijeron en el libro Primero de Samuel
La Biblia se complementa a sí misma. Leerla toda
ella nos hace aprender de primera mano muchas
cosas. Aunque en los libros de Samuel, Reyes y
Crónicas no se habla del tiempo que reinó Saúl
sobre Israel, vemos en el libro de los Hechos, que se
sabía que había reinado 40 años. Este conocimiento
pudieron tenerlo por tradición oral, o tal vez por
Escrituras o pedazos de Escritura que no han
llegado a nosotros.
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“Y entonces demandaron rey; y les dio Dios
a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de
Benjamín, por cuarenta años.”
(Hch 13:21)
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Los diferentes libros de la Biblia se
complementan. Por eso es bueno leer la Biblia
completa, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, por
orden, sin saltar nada, continuamente mientras
vivamos.
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>Pasajes alejados unos de otros nos aclaran las
Sagradas Escrituras
La persona que lee toda la Biblia y no solamente
ciertos segmentos de ella, entiende mucho mejor las
doctrinas y profecías en ellas contenidas. Una de las
cosas que ayuda a ello es que, además de tener una
noción integral de la doctrina y las profecías, se
encuentra con que la explicación de algo que él no
entendió en un pasaje, o algo que no se decía en un
pasaje, se explica o se menciona en otro pasaje. Tal
es el caso de Lc 4:25 respecto a I R 17:1 y 18:1.
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“Mas en verdad os digo, que muchas viudas
había en Israel en los días de Elías, cuando el
cielo fue cerrado por tres años y seis meses,
que hubo una grande hambre en toda la
tierra”
(Lc 4:25)
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En este pasaje se especifica con más exactitud
cuál fue la duración de la sequía que tuvo lugar en
tiempos de Elías. Aquí dice que duró tres años y
seis meses. Mientras que en los dos pasajes del
Antiguo Testamento donde esto se menciona, no se
nos dice cuánto duró. En el primero usa la vaga
frase “en estos años”; y en el segundo dice que
“pasados muchos días” Elías recibió palabra de
Dios “en el tercer año”, pero tampoco dice si fue al
principio, a mediación o al final del tercer año;
dando así la sensación de que no llegó a durar tres
años.
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“Entonces Elías Thisbita, que era de los
moradores de Galaad, dijo a Achab: Vive
Jehová Dios de Israel, delante del cual estoy,
que no habrá lluvia ni rocío en estos años,
sino por mi palabra.”
(I R 17:1)
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“Pasados muchos días, fue palabra de
Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve,
muéstrate a Achab, y yo daré lluvia sobre la
haz de la tierra.”
(I R 18:1)
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Como vemos, lo que no se dijo en el Antiguo
Testamento, que es donde se narra primariamente el
episodio, se aclara o se detalla en el Nuevo
Testamento, tanto en San Lucas como en Stg 5:17.
Veamos.
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“Elías era hombre sujeto a semejantes
pasiones que nosotros, y rogó con oración
que no lloviese, y no llovió sobre la tierra en
tres años y seis meses.” (Stg 5:17)
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Vemos cómo unas veces el Antiguo Testamento
aclara algo que no dice el Nuevo, y otras veces, es
el Nuevo el que aclara algo que no dice el Antiguo.
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>Elías hizo personalmente sólo una de las tres
cosas que Dios le ordenó
Leyendo otros libros de la Biblia, u otras
secciones del mismo libro, se nos aclaran algunos
pasajes. En este pasaje de Primero de Reyes, el
Señor le encomienda a Elías tres cosas: a) ungir a
Hazael como rey de Siria, b) ungir a Jehú como rey
de Israel, y c) ungir a Eliseo como sucesor suyo. De
estas tres encomiendas Elías sólo realizó
personalmente la última: ungir a Eliseo como
profeta sucesor suyo.
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“15 Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu
camino, por el desierto de Damasco, y
llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria;
16 y a Jehú hijo de Nimsi, ungirás por rey
sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de
Abel-mehula, ungirás para que sea profeta
en lugar de ti. 17 Y será, que el que escapare
del cuchillo, de Hazael, Jehú lo matará; y el
que escapare del cuchillo de Jehú, Eliseo lo
matará.”
(I R 19:15-17)
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A Hazael no se dice en ningún lado que lo haya
ungido Elías. Sin embargo, en II R 8:11-13 (otro
libro diferente), vemos que es Eliseo el que
profetiza a Hazael que será rey de Siria, lo cual era
en ese momento una noticia nueva para este sirio.
Digo que era una noticia nueva para el sirio Hazael
porque en el versículo 13 del pasaje que más abajo
presento, Hazael le dice a Eliseo: “...¿es tu siervo
perro que hará esta gran cosa?” Al hablar así nos
damos cuenta que Hazael no se había enterado hasta
ese momento que él iba a ser rey de Siria. Sin
embargo, ya en ese momento había sido arrebatado
Elías. Por lo tanto, Elías no lo había hecho.
Así que, aunque tampoco dice en ningún lado que
Eliseo haya ungido a Hazael como rey de Siria,
puede uno presumir que haya sido él, porque fue él
el que le profetizó tal cosa.
Por otro lado, se puede garantizar que Elías no
fue el que ungió a Jehú como rey de Israel. Es
más, ni siquiera fue Eliseo. Este profeta envió a
uno de sus discípulos a que lo hiciese, como vemos
en II R 9:1-10.
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“11 Y el varón de Dios le volvió el rostro
afirmadamente, y se estuvo así una gran
pieza; y lloró el varón de Dios. 12 Entonces
le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él
respondió: Porque sé el mal que has de hacer
a los hijos de Israel: a sus fortalezas pegarás
fuego, y a sus mancebos matarás a cuchillo, y
estrellarás a sus niños, y abrirás a sus
preñadas. 13 Y Hazael dijo: ¿Por qué? ¿Es
tu siervo perro, que hará esta gran cosa? Y
respondió Eliseo: Jehová me ha mostrado
que tú has de ser rey de Siria.”
(II R 8:11-13)
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Como dije antes, en el pasaje anterior se ve que
Hazael aún no sabía que iba a ser rey, pero sin
embargo, ya Elías había sido arrebatado. Por lo
tanto, no fue Elías el que lo ungió, sino que él
delegó en Eliseo.
Tampoco Elías ungió a Jehú, sino que delegó en
Eliseo, el cual a su vez delegó en un discípulo de él.
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“1 Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de
los hijos de los profetas, y le dijo: Ciñe tus
lomos, y toma esta alcuza de aceite en tu
mano, y ve a Ramoth de Galaad. 2 Y cuando
llegares allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat
hijo de Nimsi; y entrando, haz que se levante
de entre sus hermanos, y mételo en la
recámara. 3 Toma luego la alcuza de aceite,
y derrámala sobre su cabeza, y di: Así dijo
Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel.
Y abriendo la puerta, echa a huir, y no
esperes.”
(II R 9:1-3)
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De todo esto que hemos visto, debemos obtener
la enseñanza de que lo que leemos en la Biblia no
hay que tomarlo a la luz de lo que nos parece decir
un solo pasaje, sino el conjunto de la Biblia, tomada
en forma integral y unitaria. La Biblia es una unidad
“monolítica”, porque es la verdad, y la verdad es
sólo una; no puede haber una verdad para el Nuevo
Testamento y otra verdad antagónica para el
Antiguo Testamento. La Biblia es una unidad
“monolítica”, porque la hizo una sola persona:
Dios, el cual es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
En este caso particular, aunque Elías personalmente no fue quien cumplió el encargo que Dios le
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dio, lo hizo la “institución” fundada por él, y por
órdenes suyas.
Si solamente hubiéramos leído el pasaje de
Primero de Reyes, hubiéramos asegurado a nuestros
hermanos que Elías ungió a Hazael, a Jehú y a
Eliseo. Pero como que además leímos Segundo de
Reyes, nos enteramos que Elías lo hizo por
delegación en sus discípulos.
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>Si no se lee toda la Biblia varias veces, se
fabrican doctrinas extrañas o heréticas
Aquí tenemos un buen ejemplo de la necesidad
que hay de leer toda la Biblia y no sólo ciertas
secciones. No solamente eso, la necesidad de leerla
varias veces, no una sola vez, para poder encontrar
mañana la respuesta a la interpretación que hoy nos
confunde. Al leer el versículo que más abajo
presento, da la sensación de que Dios castiga la
maldad de los padres sobre los hijos, los nietos y los
biznietos, a pesar de que ellos no hicieron nada. Sin
embargo, si uno ha leído Ex 20:5 verá el pasaje
original, del cual el pasaje este es sólo una mención
sucinta.
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“Jehová, tardo de ira y grande en
misericordia, que perdona la iniquidad y la
rebelión, y absolviendo no absolverá al
culpado; que visita la maldad de los padres
sobre los hijos hasta los terceros y hasta los
cuartos.”
(Nm 14:18)
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Veamos ahora el pasaje original, del cuál el
anterior es sólo una breve mención.
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“No te inclinarás a ellas, ni las honrarás;
porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso,
que visito la maldad de los padres sobre los
hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, a
los que me aborrecen”
(Ex 20:5)
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En el pasaje de Éxodo, que es el original, después
de decir que visita la maldad de los padres sobre los
hijos, nietos, etc., añade una aclaración al decir:
“...a los que me aborrecen.” Es decir, que esta
condena a los descendientes está condicionada a
que esos descendientes aborrezcan a Dios. Si no es
así, si no lo aborrecen, no reciben el castigo de los
padres. Esto se ve claramente también en Ex 24:16
y Ezq 18:20.
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“Los padres no morirán por los hijos, ni los
hijos por los padres; cada uno morirá por su
pecado.”
(Ex 24:16)
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“El alma que pecare, esa morirá; el hijo no
llevará por el pecado del padre, ni el padre
llevará por el pecado del hijo; la justicia del
justo será sobre él, y la impiedad el impío
será sobre él.”
(Ezq 18:20)
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Como vimos, gracias a que leemos toda la Biblia,
desde el Génesis hasta el Apocalipsis, sin saltos,
podemos interpretar correctamente el pasaje que
aparece en Nm 14:18. Si un inconverso nos echara
en cara este pasaje, y no hubiéramos leído toda la
Biblia, tendríamos que tragarnos la lengua, sin saber
cómo defender la fe.
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>No se puede formar doctrina con pasajes
aislados, hay que aplicar toda la Biblia
El guiarse por versículos o pasajes aislados
conduce a error. Si nos guiáramos solamente por el
versículo que más abajo presento, tendríamos que
llegar a la conclusión de que lo que Cristo dijera
sobre sí mismo no lo pudiéramos dar por cierto, a
menos que otro ser humano lo confirmara. Decir
eso sería una herejía y una estupidez, sin embargo,
de ese tipo de “interpretaciones” están llenas las
religiones del mundo.
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“Si yo doy testimonio de mí mismo, mi
testimonio no es verdadero.”
(Jn 5:31)
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En consonancia con el conocimiento integral de la
Biblia podemos decir que Cristo jamás dice
mentiras, y que si él da un testimonio de sí mismo,
ese testimonio es perfectamente cierto.
La explicación es que como que Cristo les estaba
hablando a sus enemigos, lo que él les está diciendo
es que si él diera testimonio de sí mismo, ellos no lo
considerarían verdadero, pero que sus obras daban
testimonio de él. Eso lo aclara en el versículo 36
donde les dice que si no le quieren creer a él, que le
crean a las obras que hace.
Como vemos, no se puede hacer una doctrina
cristiana sana con un solo versículo, pasaje, libro o
sección de la Biblia. Nuestras doctrinas tienen que
armonizar con toda la Biblia.
Al leer un poco más adelante en Jn 8:14 vemos
que es el mismo Cristo el que nos aclara las cosas.
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“Respondió Jesús, y les dijo: Aunque yo doy
testimonio de mí mismo, mi testimonio es
verdadero, porque sé de dónde he venido y a
dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde
vengo, y a dónde voy.”
(Jn 8:14)
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Volvemos a comprobar que la Biblia, para
interpretarla correctamente, hay que leerla toda ella
muchas veces.
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>Eso de “ojo por ojo” era una guía para los
jueces, pero los fariseos lo tergiversaron
Muchos de los que leen el Nuevo Testamento,
cuando llegan a Mt 5:38 entienden, de lo allí
escrito, que en alguna ocasión Dios mandó en el
Antiguo Testamento a odiar a nuestros semejantes y
a cobrarles “ojo por ojo” todo lo que nos hagan.
Pero que “ahora” Cristo desautorizaba lo dicho por
Dios, y le enmendaba la plana al Padre.
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“Oísteis que fue dicho a los antiguos: ojo por
ojo y diente por diente.” (Mt 5:38)
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Lo primero en lo que deben fijarse es en que
Cristo no dice que “Dios dijo”; sino que “fue
dicho a los antiguos”, sin decir quién fue el que lo
dijo. Posiblemente el mandamiento que para guiar a
los jueces Dios estableció, fue torcido por el pueblo
para justificar sus odios personales, convirtiéndolo
en un refrán popular.
En ningún lugar del Antiguo Testamento Dios
manda tal cosa. Lo que más se le parece es Lev
24:15-20, Ex 21:24 y Dt 19:21. En estos tres
pasajes se les ordena a los jueces que a la hora
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de hacer justicia, (no para sus contiendas
personales), utilicen la norma de ojo por ojo, si no
tienen ninguna ley divina al respecto.
Si leemos el primer pasaje comenzando en el
versículo 15 veremos que se está instruyendo sobre
las condenas que deben imponerse por los diversos
delitos: blasfemia, homicidio, daños y lesiones. Y al
llegar a las lesiones es cuando, como generalizando,
les dice “...rotura por rotura, ojo por ojo....”, y así
continúa hasta llegar al 20.
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“15 Y a los hijos de Israel hablarás,
diciendo: Cualquiera que maldijere a su
Dios, llevará su iniquidad. 16 Y el que
blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser
muerto; toda la congregación lo apedreará;
así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que muera. 17 Asimismo el
hombre que hiere de muerte a cualquiera
persona, que sufra la muerte. 18 Y el que
hiere a algún animal ha de restituirlo animal
por animal. 19 Y el que causare lesión en su
prójimo, según hizo, así le sea hecho. 20
Rotura por rotura, ojo por ojo, diente por
diente; según la lesión que habrá hecho a
otro, tal se hará a él.”
(Lev 24:15-20)
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Como vemos, aquí de lo que se habla es de una
norma a seguir para los jueces; pero parece que los
judíos tergiversaron aquello y comenzaron a
justificarse en sus odios, alegando ese pasaje.
El segundo pasaje que pudo dar origen a ese
refrán popular también se refiere a lo que deben
hacer los jueces. Veamos.
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“22 Si algunos riñeren, e hiriesen a mujer
preñada, y ésta abortare, pero sin haber
muerte, será penado conforme a lo que le
impusiere el marido de la mujer y juzgaren
los árbitros. 23 Mas si hubiere muerte,
entonces pagarás vida por vida, 24 ojo por
ojo, diente por diente, mano por mano, pie
por pie, 25 quemadura por quemadura,
herida por herida, golpe por golpe.”
(Ex 21:22-25)
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En el pasaje anterior vimos de nuevo que eso de
“ojo por ojo” no se les dijo a los creyentes para que
lo usaran en sus personales odios y pendencias, sino
para que los jueces tuvieran una guía al actuar. Otro
tanto veremos a continuación en Dt 19:21.
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“16 Cuando se levantare testigo falso contra
alguno, para testificar contra él rebelión, 17
entonces los dos hombres litigantes se
presentarán delante de Jehová, delante de los
sacerdotes y jueces que fueren en aquellos
días. 18 Y los jueces inquirirán bien, y si
pareciere ser aquél testigo falso, que testificó
falsamente contra su hermano, 19 haréis a él
como él pensó hacer a su hermano; y
quitarás el mal de en medio de ti. 20 Y los
que quedaren oirán, y temerán, y no volverán
más a hacer una mala cosa como ésta, en
medio de ti. 21 Y no perdonará tu ojo, vida
por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano
por mano, pie por pie.” (Dt 19:16-21)
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Como hemos visto en todos estos pasajes, cada
vez que se menciona lo de “ojo por ojo”, se refiere
a cómo tienen que castigar los jueces a los
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delincuentes, no era una norma para atizar el odio
personal. Cuando se le hacía daño a una persona,
ésta tenía derecho a no acusar, a perdonar si así lo
deseaba. Pero cuando esa misma persona era juez y
alguien le traía su caso, el juez tenía que actuar de
acuerdo a la norma establecida en este pasaje: ojo
por ojo. No vamos a pensar que Cristo abolió los
jueces, los juzgados y la policía, cuando dijo que
eso de ojo por ojo, que decían los antiguos, no debía
ser norma de conducta personal; nada más lejos de
la realidad.
Si solamente leyéramos el Nuevo Testamento, nos
creeríamos que el dicho de los antiguos, era en
realidad un mandamiento de Dios para el comportamiento de los creyentes. Sin embargo, si leemos
también el Antiguo Testamento, aprendemos que
eso era una norma para los jueces hacer justicia.
Hay que leer toda la Biblia por igual, si no lo
hacemos no sabremos interpretar bien las
Escrituras. Por eso hay tantos disparates presentados como doctrinas cristianas.
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>Un pasaje aclara a otro, Jannes, Jambres y
Timoteo
Aquí se manifiesta una vez más lo ya dicho por
mí en otras ocasiones: que lo que dice en un pasaje
de la Biblia en forma ambigua o confusa, se aclara
al relacionarlo con otro pasaje. Hay veces, incluso,
que lo que parece decir un pasaje, al ser aclarado
por otro, resulta ser lo contrario.
En este caso vemos que algo dicho sin más
detalles en Primera de Timoteo, se especifica y
aclara en II de Timoteo.
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“No descuides el don que está en ti, que te es
dado por profecía con la imposición de las
manos del presbiterio.” (I Tim 4:14)
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Sin embargo, si leemos II de Timoteo veremos
que allí se aclara quién fue el que impuso las manos
a Timoteo.
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“Por lo cual te aconsejo que despiertes el
don de Dios, que está en ti por la imposición
de mis manos.”
(II Tim 1:6)
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En este pasaje se nos aclara, que quién impuso las
manos a Timoteo, fue el mismo Pablo. En I Tim
4:14 no lo aclaraba, pero aquí lo dice llanamente.
También en II Tim 3:8 se da a conocer que los
que resistieron a Moisés (al parecer los magos de
Egipto) se llamaban Jannes y Jambres, cosa que no
se dice en ninguno de los libros de Moisés.
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“Y de la manera que Jannes y Jambres
resistieron a Moisés, así también estos
resisten a la verdad; hombres corruptos de
entendimiento, réprobos acerca de la fe.”
(II Tim 3:8)
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Vemos de nuevo, y no es ocioso reiterarlo, que
hay que leer toda la Biblia para poder interpretarla
correctamente.
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>Hay quienes creen que la Tierra Prometida era
semi-estéril
Hay gente que dice que la tierra de Israel era semi
estéril, pero que a los hebreos les pareció muy
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buena, porque venían de haber estado 40 años por
regiones que eran menos fértiles aún. Eso es un
error que se puede demostrar de dos maneras. Una
es mostrando que ellos no venían de andar cuarenta
años por regiones sin vegetación, y la segunda es
por lo que dicen los pasajes que más abajo muestro.
Los hebreos no venían de ningún lugar que
fuera estéril, sino de las regiones más fértiles de
Egipto. Respecto a su recorrido, venían de lugares
sin población, donde no había las facilidades
suficientes para dar alimento y agua a dos millones
de personas errantes, no de lugares áridos. No era
que no hubiera vegetación o que el suelo no fuera
fértil, es que por no estar cultivado no había
suficiente alimento para tanta gente; y por no estar
habitado, no había pozos para dar de beber a dos
millones de personas con sus animales.
Por eso es que de vez en cuando hubo problemas
de agua y alimentación, no porque estuvieran
atravesando algo así como el Sahara. Además, hay
que darse cuenta de que si las ovejas, asnos,
caballos, chivos, camellos, etc., pertenecientes a
dos millones de personas eran alimentados, es
porque sobraba la hierba y había ríos y manantiales.
Así que hay que llegar a la conclusión de que ellos
pensaban que la tierra prometida era buena, porque
de verdad era buena, no porque la compararan con
la región de donde venían. Con solamente usar el
sentido común, nos damos cuenta de la realidad.
Vamos ahora a ver una prueba bíblica.
Otro argumento que desmiente la idea de que la
tierra prometida no era suficientemente fértil, son
estos pasajes que vamos a estudiar. Senaquerib, rey
de Asiria, acostumbrado a ver la fértil Mesopotamia, dice aquí que la tierra de Israel era igual
que la de él. No dice que la de él era mejor, sino
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que era igual: tierra de grano, vino, pan, viñas,
olivas, aceite y miel, que es la descripción que da
Senaquerib en este versículo.
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“Hasta que yo venga, y os lleve a una tierra
como la vuestra, tierra de grano y de vino,
tierra de pan y de viñas, tierra de olivas, de
aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No
oigáis a Ezequías, porque os engaña cuando
dice: Jehová nos librará.” (II R 18:32)
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Dado que la Mesopotamia era una región muy
fértil, si la Tierra Prometida no lo hubiera sido,
Senaquerib los hubiera incitado a irse con él,
diciendo que la Mesopotamia era más fértil. Sin
embargo, vemos que dice que eran iguales.
Por lo tanto, en época de Senaquerib la tierra de
Israel era fértil y buena todavía, al igual que cuando
los hebreos entraron en ella explorándola, según el
testimonio de Josué y Caleb (Nm 14:7). Hasta los
exploradores rebeldes, que no eran partidarios de
entrar en ella, reconocían que era buena, (Nm
13:28). Si ahora es semi estéril, se debe a la maldad
de sus habitantes, concepto nada nuevo si se ha
leído Gn 4:11-12.
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“Hasta que yo venga y os lleve a una tierra
como la vuestra, tierra de grano y de vino,
tierra de pan y de viñas.” (Isa 36:17)
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“Y le contaron, y dijeron: Nosotros llegamos
a la tierra a la cual nos enviaste, la que
ciertamente fluye leche y miel; y este es el
fruto de ella.”
(Nm 13:28)
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“Y hablaron a toda la congregación de los
hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde
pasamos para reconocerla, es tierra en gran
manera buena.”
(Nm 14 7)
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“Ahora pues, maldito seas tú de la tierra
que abrió su boca para recibir la sangre de tu
hermano de tu mano. Cuando labrares la
tierra, no te volverá a dar su fuerza. Errante
y extranjero serás en la tierra.”
(Gn 4:11-12)
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Vemos aquí que gracias a que leemos toda la
Biblia y usamos el sentido común, podemos
convencer de la verdad bíblica a los que nos
contradicen, diciendo que la Tierra Prometida no
era en realidad tan fértil.
Como estos ejemplos que he puesto pudiera
poner docenas de ellos, pues tengo cientos en la
sección de Inteligibilidad General e Inteligibilidad
Especí-fica de las Notas Bíblicas de que hablé al
principio. Si no pongo más es porque el propósito
de este capítulo es solamente demostrar que es
necesario leer toda la Biblia muchas veces, para
poder interpretar correctamente la Escritura. Poner
más ejemplos recargaría innecesariamente el
capítulo. El que quiera ver algunos más puede ir a
mi Web Site, www.bibleserralta.com.
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Capítulo 7
Para interpretar correctamente la Biblia
hay que tener en cuenta que Dios, Cristo
y el Espíritu Santo, ni se contradicen
entre sí ni cambian de opinión a través de
los siglos
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>Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos
Un sexto factor es darnos cuenta de que Dios,
Cristo y el Espíritu Santo, son seres divinos. Por lo
tanto no es lógico suponer que Dios cambia de
opinión, necesitado de rectificación. Es absurdo
pensar que el Creador erró cuando dijo o mandó
cierta cosa en un libro de la Biblia, y que por eso,
tuvo luego que rectificar su error en otro libro.
Tampoco es lógico creer que Dios pensaba de una
manera y así lo expresaba en el Antiguo Testamento, pero Cristo pensaba de otra forma diferente,
y por eso lo contradecía en el Nuevo Testamento.
Otros son capaces hasta de suponer que el Espíritu
Santo inspiraba algo a los discípulos, con lo cual
Dios no estaba de acuerdo.
Esto dicho así, parecerá que ningún verdadero
cristiano lo cree, pero de hecho lo creen sin darse
cuenta de que lo creen, cuando sostienen doctrinas
erradas. Todo lo que dice la Biblia tiene que
armonizar, porque Dios no es un ser de discordias ni
de caos. Si la interpretación de un pasaje implica
algo de esto que acabamos de decir, es el intérprete
el que está errado, no la Biblia. Es el intérprete el
que no entiende, no que Dios cambió de opinión, o
que Cristo le enmendó o le mejoró la plana a su
Padre.
Hay hermanos que cuando interpretan algún
pasaje de la Escritura actúan como si ellos creyeran
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que “antes” Dios opinaba una cosa, mientras que
“ahora” opina lo contrario. Otros actúan como si
Dios tuviera una opinión y Jesucristo tuviera una
opinión opuesta. Otros incluso creen que Dios tenía
una opinión defectuosa, pero Cristo, cuando vino, la
mejoró. Si vamos a Heb 13:8 veremos que San
Pablo nos dice, inspirado por el Espíritu Santo, que
Jesucristo no cambia.
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“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los
siglos”
(Heb 13:8)
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Si Jesucristo es el mismo siempre, es lógico
pensar que él no ha cambiado. Si por otro lado
sabemos que él siempre obedece al Padre, es lógico
también pensar que él ha estado siempre de acuerdo
con el Padre, y por ende, que tampoco el Padre ha
cambiado jamás.
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>En Dios no hay mudanza ni sombra de
variación
También Santiago nos testifica que Dios no
cambia de parecer. El Creador no necesita rectificar,
porque Él nunca se equivoca. Por lo tanto, si alguna
interpretación de un pasaje implica que Dios, o
Cristo, o el Espíritu Santo, “mejoraron” algo de lo
que antes se había dicho, esa interpretación está
equivocada.
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“Toda buena dádiva y todo don perfecto es
de lo alto, que desciende del Padre de las
luces, en el cual no hay mudanza ni sombra
de variación.”
(Stg 1:17)
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Siendo tres seres divinos, ni Dios, ni Cristo, ni el
Espíritu Santo van a tener que rectificar algo de lo
que antes dijeron u ordenaron. Si al interpretar un
pasaje nuestra interpretación implica que Cristo
mejoró algo que estableció o dijo Dios, esa
interpretación está errada. Si nuestra interpretación
de lo dicho por algún escritor de la Biblia, hombres
que escribieron siendo inspirados por el Espíritu
Santo, implica que ellos están “mejorando” o
“cambiando” algún mandamiento de Dios o de
Cristo, esa interpretación es errada y hasta
blasfema.
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>Dios dice personalmente, que Él no cambia
En el Antiguo Testamento también se percibe
claramente esa idea. Cuando Dios les echa en cara a
los israelitas sus pecados, les informa que si ellos no
han sido consumidos por sus pecados, es porque
Dios no cambia.
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“Porque yo, Jehová, no me mudo, y así
vosotros hijos de Jacob, no habéis sido
consumidos.”
(Mlq 3:6)
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Nadie que sea perfecto tiene que rectificar sus
errores, porque entonces no sería perfecto. Quien
tenga un concepto correcto, comprenderá que
ningún ser divino cambia de opinión.
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Capítulo 8
La Biblia es una unidad doctrinal
monolítica
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>Las Sagradas Escrituras no son las opiniones de
sus muchos escritores, sino la de Dios
Un séptimo factor, por lógica, es cuidar que
nuestra interpretación de un pasaje armonice con
toda la Biblia, no solamente con ciertos pasajes,
libros o secciones de ella. Si una interpretación
nuestra concuerda solamente con el 75 % de lo
dicho en la Biblia, pero antagoniza con el otro 25
%, eso significa que esa interpretación, aunque no
esté totalmente errada, tampoco está totalmente
correcta. Puede que tenga cosas ciertas, pero algo
anda mal en ella. Cuando eso nos ocurre es hora de
discutir el tema con los que se oponen a nuestra
manera de ver las cosas.
La Biblia ha tenido muchos escritores, pero allí no
se ponían sus personales opiniones para que nos
sirvieran de guía, sino la sola opinión de Dios. Por
eso es que la Biblia es una unidad monolítica
doctrinal y proféticamente hablando. Todo lo que
allí hay fue inspirado por el Espíritu Santo, según
nos dice el Apóstol Pedro.
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“Porque la profecía no fue en los tiempos
pasados traída por voluntad humana, sino los
santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados del Espíritu Santo.”
(II P 1:21)
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Otro tanto nos dice el Apóstol Pablo cuando
aleccionando a Timoteo le dice lo siguiente:
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“Toda Escritura es inspirada divinamente, y
útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instituir en justicia.”
(II Tim 3:16)
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Como vemos, dos apóstoles nos dicen que toda la
Escritura es de Dios. Por consiguiente, no es lógico
pensar que diferentes secciones de la Escritura
enseñen cosas antagónicas, cosas que se den de
punta una con la otra. Dios no es un ser de
contradicción, anarquía y caos, sino de armonía. Por
lo tanto, cualquier interpretación correcta tiene que
armonizar con el resto de la Biblia.
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Capítulo 9
Cuando es dificultoso el significado de
frases y palabras en un pasaje, ver cómo
se usa en otros pasajes
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>El griego y el hebreo que aprenden hoy.
Peligros de las traducciones modernas
Un octavo factor para cuando tratamos de interpretar un pasaje difícil o polémico, es ver cómo
utiliza el escritor en otros párrafos o en otros
escritos, los vocablos y frases que hallamos en el
que estamos interpretando. En este caso se hallan
las interpretaciones de palabras tales como
“perpetuo”, “sábado”, “para siempre”, “eterno”,
“toda la tierra”, y otras que más adelante veremos.
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Son muchos los que creen que sabiendo un poquito
de hebreo y griego pueden impugnar las
traducciones antiguas. Ante todo se deben dar
cuenta de que los traductores antiguos no
estudiaban tres o cuatro años de griego o hebreo,
como ahora se hace en los seminarios, sino que lo
hablaban casi desde que nacían. Además de eso lo
usaban continuamente, y estaban mucho más
cercanos a las costumbres, frases y modismos de
aquella época. Muchos de los “eruditos” de hoy
jamás han vivido en el campo, no están familiarizados con las costumbres agrícolas de aquella
época, que tanto se usan en las parábolas. Incluso
confunden las costumbres musulmanas con las
costumbres bíblicas.
Lo que quiero decir con todo esto es que los
antiguos traductores tenían un mejor conocimiento
del idioma y costumbres de la Biblia, que los que
hoy traducen.
Además de esto, tenemos que aquellos hombres
traducían por amor a la palabra, ellos no aspiraban a
tener la patente de sus traducciones, para ganar
dinero para sus compañías. Hoy los traductores, o
las compañías publicadoras que los emplean,
obtienen oficialmente la propiedad literaria de su
traducción, (lo que en inglés se llama copy right),
para poder sacar ganancias de su trabajo o de su
publicación. Ahora bien, dirán ustedes, ¿qué tiene
que ver eso con la calidad de la traducción?
Para poder sacar el “copy right” de la
traducción de un documento antiguo, es menester
que la nueva traducción haya cambiado no menos
del 15 % de las palabras que contenga cualquier
otra traducción existente. Si un traductor antiguo
puso la palabra “bebé”, el que traduzca después
tiene que poner “nene”, los siguientes tienen que
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usar palabras como “infante”, “criatura”, “niño”,
“chiquillo”, que no significan exactamente lo
mismo que bebé. “Criatura” no significa necesariamente un bebé. “Niño” puede ser uno que tenga
cinco años. “Chiquillo” implica cierta malcriadez.
“Infante” es un niño que no ha llegado a los siete
años, pero no es necesariamente un bebé.
Es decir, que mientras más traducciones
modernas haya, más tienen que apartarse sus
traductores del lenguaje original, para poder sacar
su “copy right” o propiedad literaria. Por eso es que
las modernas traducciones no son confiables. Hoy
en día hay más de 30 traducciones de la Biblia. Ya
pueden ustedes imaginar las distorsiones que deben
tener.
Esto es sin contar las traducciones maliciosas,
que tuercen el significado de un pasaje para que se
adapte a las doctrinas de su secta, o para que sean
bien recibidas por los que no quieren que la palabra
de Dios provoque “olas”. Igualmente sabemos que
las tendencias ecuménicas, están tratando de ir
“mejorando” las traducciones de la Biblia, a fin de
que todas las religiones se sientan cómodas con lo
que ella dice. Esto no lo hacen de un solo golpe,
sino que publican hoy una versión, y dentro de
quince años, publican otra un poco más atrevida,
para que así el cristiano no se dé cuenta.
Puede cualquiera alegar que también los
traductores de antes podían torcer un pasaje, y es
verdad, pero como han pasado siglos, ya nosotros
sabemos cuáles eran los intereses ocultos de esos
traductores, y nos daríamos cuenta de cuáles
pudieran ser sus torciones. Sin embargo, nosotros
no podemos saber cuáles son los intereses ocultos
de los traductores de hoy, hasta que no pasen varios
siglos, y para entonces, ya no nos hace falta saberlo,
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porque ya fuimos engañados. Al decirles todo esto
lo que estoy tratando es de exhortarlos a que usen
las traducciones antiguas.
¿Y qué puede hacer el cristiano? Nosotros
podemos usar traducciones antiguas y aplicar los
factores aquí mencionados a nuestras interpretaciones. Veamos algunos ejemplos de cómo entender
las palabras y frases de un pasaje dificultoso,
guiándonos por los que significan esas mismas
palabras y frases en otros pasajes claros.
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>¿Manda Jesucristo a que odiemos a nuestros
padres?
Como dice el título de este capítulo, cuando en
un pasaje encontremos que una palabra o una frase
parece enseñarnos una doctrina que se da de punta
con lo que hemos aprendido del resto de la Biblia,
es hora de analizar cómo se usa esa palabra o frase
en el resto de la Biblia.
Un caso típico es Lc 14:25-33 donde de momento
parece que el Señor está exhortando a sus discípulos
que odien a sus familiares. Como que Cristo no se
contradice a sí mismo ni a su Padre, nos damos
cuenta de que la palabra aborrecer debe significar
alguna otra cosa en este pasaje. Por lo tanto,
vayamos a otros pasaje donde se use esa palabra a
ver cómo se usa allí. Vayamos también a analizar
las costumbres campesinas, para ver cómo usaban
esa palabra.
Esta disparidad puede ser debida a que en el
tiempo en que la Biblia se tradujo a nuestro idioma,
la palabra o frase que se usó, que entonces estaba
usada correctamente, haya perdido su significado o
lo haya cambiado. Si seguimos ese proceso con la
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palabra “aborrecer”, nos daremos cuenta del
correcto significado de esa palabra en esta parábola.
Veamos.
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“25 Y muchas gentes iban con él; y
volviéndose les dijo: 26 Si alguno viene a mí,
y no aborrece a su padre, y madre, y mujer,
e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun
también su vida, no puede ser mi discípulo.
27 Y cualquiera que no trae su cruz, y viene
en pos de mí, no puede ser mi discípulo. 28
Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar
una torre, no cuenta primero sentado los
gastos, si tiene lo que necesita para
acabarla? 29 Porque después que haya
puesto el fundamento, y no pueda acabarla,
todos los que lo vieren, no comiencen a hacer
burla de él, 30 diciendo: Este hombre
comenzó a edificar, y no pudo acabar. 31 ¿O
cuál rey, habiendo de ir a hacer guerra
contra otro rey, sentándose primero no
consulta si puede salir al encuentro con diez
mil al que viene contra él con veinte mil? 32
De otra manera, cuando aun el otro está
lejos, le ruega por la paz, enviándole
embajada. 33 Así pues, cualquiera de
vosotros que no renuncia a todas las cosas
que posee, no puede ser mi discípulo.”
(Lc 14:25-33)
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Si tomamos la palabra “aborrecer” como
equivalente de “odiar” entonces el pasaje
adquiere un significado que a todas luces se da
de punta con el espíritu de lo dicho en todo el
resto de la Biblia, especialmente en Ex 20:12 y
Lev 19:18. Veamos.
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“Honra a tu padre y a tu madre, porque tus
días se alarguen en la tierra que Jehová tu
Dios te da.”
(Ex 20:12)
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“No te vengarás, ni guardarás rencor a los
hijos de tu pueblo; mas amarás a tu prójimo
como a ti mismo; Yo Jehová.”
(Lev 19:18)
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Por lo tanto, es evidente que lo que nosotros
interpretamos a priori del pasaje de Lucas, es
incorrecto. No obstante si llevando esta cuestión en
mente releemos varias veces la Biblia, algún día
encontraremos la explicación.
Efectivamente, los que como yo, hayan vivido en
el campo o en pueblos de campo, recordarán que
cuando una paloma o gallina echada (echada para
empollar huevos) abandonaba el nido para no
volver a él, se decía: “la gallina aborreció el nido”.
Eso no significaba para nosotros que la gallina
odiara el nido, sino que lo había abandonado. Con
ese mismo significado, el diccionario de la Real
Academia Española lo reporta, como segunda
acepción. Pero aún si no tuviéramos un diccionario,
o si éste no registrara ese segundo significado por
ser ya obsoleto, la misma Biblia nos aclararía el
asunto.
Primero, sabiendo que Dios no se contradice a
Sí mismo, y que Jesús tampoco lo va a
contradecir, comprenderíamos que habiendo antes
dicho que amaramos a nuestros padres y a nuestros
prójimos, (Ex 20:12; Lev 19:18; Mt 15:4-9) no
iba ahora Jesucristo a mandar que los odiáramos.
Segundo, no solamente nos daríamos cuenta de la
mala interpretación al encontrar estas contra-
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dicciones. También nos daríamos cuenta aplicando
el sentido común y la lógica. Al hacerlo notaríamos
que en el mismo pasaje habla de aborrecer la
vida (versículo 26); y que a ésta no se le puede
odiar. Podrá uno estar insatisfecho con su vida,
podrá querer abandonarla, o que cambie, pero eso
de odiar la vida es absurdo. La vida es un algo
abstracto imposible de tenérsele odio.
No sólo eso, prosiguiendo en aplicar el sentido
común al pasaje, vemos que después de decir en los
versículo 25-27 que todo se debe aborrecer en aras
del servicio a Dios, enseña, comenzando en el 28 y
terminando en el 32, que antes de abrazar una obra
uno debe analizar si vamos a acabarla una vez
comenzada. Es decir, que si vas a hacerte
misionero, cuentes bien antes si puedes hacerlo. Y
como sacando de todo ello una consecuencia en
conexión con lo dicho en los versículo 25-27 sobre
el aborrecimiento, dice en el versículo 33: “Así
pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a
todas las cosas que posee, no puede ser mí
discípulo.”
Fíjense que subrayé la palabra “renuncia”, porque
como bien claro se ve, Cristo, para expresar la
misma idea general que antes expresó con la palabra
“aborrecer”, usa esta vez, el verbo “renunciar”.
Esto es señal de que cuando se usó el primero se
hizo pensando en su segunda acepción (que
expliqué al principio), la de abandonar los huevos
un ave, la de dejar el nido, renunciar a él.
Cuando Dios estableció los diez mandamientos,
en los que se mandaba a honrar padre y madre,
Jesucristo estaba perfectamente de acuerdo; no
es lógico pensar que ahora Cristo iba mandar a
aborrecerlos en lo que a odio se refiere, sino en lo
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que a renunciar a ellos si por amor de la obra se
necesita.
Tercero. Al leer uno otras partes de la Biblia
puede encontrar el uso que a la palabra “aborrecer”
se le da en otros pasajes, y darse cuenta así de qué
significado le atribuyó el traductor en su época. No
es necesario saber griego ni hebreo, basta con
aplicar el sentido común, y tener ganas de leer toda
la Biblia.
Por ejemplo, en Gn 29:31 vemos que dice que
Dios vio que Lea era aborrecida: “Y vio Jehová que
Lea era aborrecida, y abrió su matriz; pero Rachel
era estéril.” Sin embargo, vemos que Jacob seguía
acostándose con Lea. Por lo tanto, no la odiaba, sólo
que la tenía como mujer de segunda, porque su
preferida era Rachel. En el versículo 33 volvemos a
ver el mismo caso: “.... y dijo: Por cuanto oyó
Jehová que yo era aborrecida, me ha dado también
éste....” Lea reconoce que Jacob se acostó con ella
y, que por el hecho de ser aborrecida, Dios le regaló
otro hijo. No puede estarse refiriendo la palabra
“aborrecida” al significado de “odiada”, porque si
la odiara no tendría la más mínima inspiración para
acostarse con ella.
Otro ejemplo está en Dt 21:15-16 que dice
“....cuando un hombre tuviere dos esposas la una
amada y la otra aborrecida.....”, en este caso se ve
que “aborrecida” no puede significar odiada,
porque si la odiara no sería su mujer; se hubiera
divorciado de ella, y ella se hubiera podido casar
con otro hombre. Por menos que odiarla podía
repudiar un hombre a su esposa. Así que está claro
que se refería a abandonarla desde el punto de vista
afectivo.
En Dt 22:13-17 se nota también que aborrecer
no implica odio, sino más bien deseo de
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abandonarla, porque la muchacha ha dejado de
gustarle, y el hombre anda buscando un pretexto
para librarse de ella y quedar bien a la vez ante la
sociedad.
Más claramente se nota aún en Dt 24:1-4 en
donde se ve que no hay odio envuelto en el doble
repudio de la mujer, sino solamente desencanto.
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“Cuando alguno tomare mujer y se casare
con ella, si no le agradare por haber hallado
en ella alguna cosa torpe, le escribirá carta
de repudio, y se la entregará en su mano, y la
despedirá de su casa. Y salida de su casa,
podrá ir y casarse con otro hombre. Y si la
aborreciere aqueste último, y le escribiere
carta de repudio, y se la entregare en su
mano, y la despidiere de su casa; o si muriere
el postrer hombre que la tomó para sí por
mujer, no podrá su primer marido, que la
despidió, volverla a tomar para que sea su
mujer, después que fue amancillada; porque
es abominación delante de Jehová, y no has
de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da
por heredad.”
(Dt 24:1- 4)
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En Job 33:20 dice que una persona enferma y
dolorida “hace que su vida aborrezca el pan”.
Nadie odia al pan, simplemente no tiene ganas de
comerlo, lo abandona.
En Ecl 2:17-18 declara que “aborreció la vida” y
“aborreció el trabajo” que había hecho. También
aquí se puede decir lo mismo que se dijo anteriormente sobre el odiar la vida; uno no tiene gusto en
su vida o en la obra que hizo, pero no la odia. Se
odia a las personas, a los seres pensantes. Nadie
odia una piedra ni a una nube.
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En resumen, este pasaje es muy buen ejemplo
de lo útil que, para entender la Biblia, es el leerla
muchas veces desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y ver en otros pasajes cuál es el significado
de las palabra que se usan en aquel que tenemos
dificultad. Eso es mejor que ponernos a estudiar un
poquito de hebreo y griego y después creernos que
sabemos más que los antiguos traductores. Eso
también es mejor que ponerse a leer “libros que
expliquen la Biblia”, cuando todavía uno no ha
leído toda la Biblia varias veces. Al leer libros sin
espíritu analítico y sin conocimiento de la Biblia, se
arriesga uno a que: a) lo engañen de mala fe; b) lo
engañen al comunicarle a uno, de muy buena fe, los
errores que de mala fe le comunicaron al escritor de
ese libro; o c) lo engañen a uno al comunicarle los
personales errores del escritor, que no por ser de
buena fe, dejan de ser errores, y no por ser errores
de buena fe, dejan de afectar adversamente nuestra
vida.
Es igual que si uno que esté subido en un
andamio, da un mal paso. Por muy de buena fe que
lo haya hecho, no deja de sufrir las consecuencias.
Otro buen ejemplo está en el episodio de Isaac
y Abimelech. Se ve en todo este pasaje y otros
anteriores, que el comportamiento de Abimelech
para con Isaac fue siempre honorable y justo. En el
versículo 16 Abimelech no agrede ni hace ningún
daño a Isaac. Sólo le pide que se retire de sus
territorios por motivos de estado: su fuerza crecía y
se hacía peligroso dentro del país de Abimelech;
además se estaban generando problemas entre sus
súbditos e Isaac, como se ve en el versículo 15. No
hay encono, sólo deseo de que se retire. Esa
situación la describe Isaac en el versículo 27 con la
palabra “aborrecido”. Querían que Isaac se
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separara, que se fuese del lado de ellos; pero en
ningún momento hay odio.
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“Y les dijo Isaac: ¿Por qué venís a mí, pues
que me habéis aborrecido, y me echasteis de
entre vosotros?”
(Gn 26:27)
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También Judas 1:23 nos presenta un buen
ejemplo para analizar. Como ya vimos, en el
diccionario, la palabra “aborrecer”, en su segunda
acepción, significa abandonar las aves el nido o las
crías. Con este significado lo he escuchado muchas
veces en el campo. Ese es el significado que tiene,
tanto aquí Judas, como en el pasaje de Lucas. Uno
que vaya a dedicarse a seguir a Cristo, a predicar el
evangelio como misionero, en cierta forma tiene
que aborrecer el nido, es decir, tiene en cierta forma
que abandonar a la familia. Veamos ahora la forma
en que Judas usa la palabra aborrecer en su libro.
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“Mas haced salvos a los otros por temor,
arrebatándolos del fuego; aborreciendo aun
la ropa que es contaminada de la carne”
(Jd 1:23)
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Como vemos, manda a aborrecer la ropa. Nadie
odia la ropa, igual que no se odia el agua, ni una
piedra ni ninguna cosa inanimada. En todos estos
ejemplos hemos visto los usos que se le da a la
palabra “aborrecer” en diferentes pasajes de la
Biblia, y dándonos cuenta de eso, podemos razonar
que cuando Cristo manda a aborrecer a la familia,
no está mandando a odiarla. Para aprender a
interpretar correctamente la Biblia, es necesario ver
cómo se usan ciertas palabras en otros pasajes.
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>Cuando desnudo no quiere decir desnudo
Hoy en día cuando se dice que a Fulano lo
encontraron en un bosque amarrado a un árbol y
desnudo, todos sabemos que el pobre hombre estaba
en cueros, tal y como vino al mundo. Sin embargo
en la Biblia no siempre la palabra “desnudo” tiene
esa connotación absoluta. Un caso que nos muestra
la palabra “desnudo” sin esa connotación absoluta
que ahora le damos, está en I Sam 31:9. Veamos.
Aquí tenemos la palabra “desnudar” con otro
significado diferente al que nosotros le damos
corrientemente. Aquí significa “despojar de algo”
o “quitar lo principal de una persona”. Al decir “le
desnudaron las armas”, evidentemente, no se refiere
a dejarlo en cueros, sino a despojarlos de sus armas.
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“Y le cortaron la cabeza, y le desnudaron
las armas; y enviaron a tierra de los filisteos
al contorno, para que lo noticiaran en el
templo de sus ídolos, y por el pueblo.”
(I Sam 31:9)
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Por haber leído toda las Sagradas Escrituras
muchas veces, yo me di cuenta de que la palabra
“desnudo” en la Biblia, no siempre quiere decir
“completamente desnudo”, sino con tan escasa ropa
que es bochornoso; como si en el día de hoy
dijéramos que alguien se presentó en calzoncillos o
en trusa.
Esta idea es confirmada por este versículo donde
dice: “....e hiciste desnudar las ropas de los
desnudos”. Si la palabra “desnudo” significara
“completamente desnudo”, ¿qué otra ropa se le
podía quitar al desnudo? Al decir aquí “....hiciste
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desnudar las ropas de los desnudos....,” nos hace
ver que los desnudos no lo eran tanto, porque tenían
todavía alguna ropa que quitarles. O sea, que la
palabra “desnudo” la usa, no en el sentido absoluto
que corrientemente se le da, sino como una
hipérbole.
Es el sentido general de la oración y el sentido
común, el que debe primar en la interpretación de
un pasaje, así como la actitud general de la Biblia,
en conjunto, hacia ese mismo tema, y el uso que se
le da a la palabra en otros pasajes. Es insensato, y
hasta peligroso, tratar de hacer doctrina, con
versículos o pasajes aislados; sobre todo cuando se
contraponen al tratamiento general que de esa
misma cuestión se hace en el resto de las Sagradas
Escrituras.
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“Porque sacaste prenda a tus hermanos sin
causa, e hiciste desnudar las ropas de los
desnudos.”
(Job 22:6)
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El mismo caso se puede ver en Isa 20:2-3. Aquí
se puede aplicar, a la palabra “desnudo”, lo que
expliqué en la nota de Job 22:6. Pienso esto, porque
no es lógico suponer que Isaías anduvo completamente desnudo durante tres años, día y noche,
verano e invierno.
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“En aquel tiempo habló Jehová por Isaías
hijo de Amós, diciendo: Ve, y quita el saco de
tus lomos, y descalza los zapatos de tus pies.
Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo. Y
dijo Jehová: De la manera que anduvo mi
siervo Isaías desnudo y descalzo tres años,
señal y pronóstico sobre Egipto y sobre
Etiopía”
(Isa 20:2-3)
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También podemos ver en II Sam 6:20 que Michal
la hija de Saúl se burla de David por “desnudarse”
delante de las criadas, cuando en realidad David
no andaba desnudo, sino vestido con un efod de
lino, como podemos ver en II Sam 6: 14.
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“Y David saltaba con toda su fuerza delante
de Jehová; y tenía vestido David un efod de
lino.”
(II Sam 6:14)
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“Volvió luego David para bendecir su casa;
y saliendo Michal a recibir a David, dijo:
¡Cuán honrado ha sido hoy el rey de Israel,
desnudándose hoy delante de las criadas de
sus siervos, como se desnudara un juglar!
(II Sam 6:20)
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Vemos de nuevo la utilidad de analizar otros
pasajes donde se usa la misma palabra o frase, a fin
de ver el significado que en la Biblia se le da.
También vemos en este caso, que es bueno analizar
el contexto, porque al leer seis versículos antes, nos
damos cuenta de que lo que quiere decir Michal al
decir que David estaba desnudándose, no es lo que
hoy nosotros entenderíamos.
Aunque uno debe en primera instancia
atribuir a cualquier palabra de la Biblia el
significado que el diccionario nos da, hay
ocasiones en que las palabras o tienen un segundo o
tercer significado que ya hoy no se usa, o han
mudado el significado con el paso de los siglos, o se
usa la palabra en forma figurada, metafórica, o
hiperbólica. Para resolver esa dificultad lo mejor es
analizar el contexto, así como analizar cómo se usa
la palabra en otras ocasiones en la Biblia.
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“Entonces todos los príncipes de la mar
descenderán de sus sillas, y se quitarán sus
mantos, y desnudarán sus bordadas ropas;
de espanto se vestirán, se sentarán sobre la
tierra, y temblarán a cada momento, y
estarán sobre ti atónitos.” (Ezq 26:16)
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En el pasaje anterior vemos que cuando dice que
se “desnudarán”, se refiere a quitarse las ropas
bordadas, no a quedarse como el día que nacieron.
Inmediatamente añade que se vestirán de espanto, lo
cual evidentemente es una manera figurada de
hablar, puesto que nadie puede vestirse con algo
abstracto como es el espanto.
La hermenéutica que enseña la Biblia, es
simplemente leerla toda ella, aplicar el sentido
común, analizar el contexto, buscar en otros pasajes
la palabra que nos ofrece dificultad, etc.. No se
requiere que ustedes aprendan hebreo y griego.
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>Cuando “toda la tierra” no significa “toda la
Tierra”
Hay veces en la Biblia en la que la frase “toda la
tierra” no significa todo el planeta. Por eso en el
título de esta sección, en la primera frase la palabra
está con minúscula, y en la segunda con mayúscula,
pues cuando se pone con mayúscula se trata del
nombre del planeta.
Esto es bueno tenerlo en cuenta, porque en una
profecía donde se hable de “toda la tierra”, hay que
tratar de darnos cuenta si se refiere a todo el planeta
o se refiere a toda la tierra del país del cual se está
profetizando.
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Es bueno parar mientes en el hecho de que en
nuestro diario hablar, y en este caso en la Biblia, las
palabras muchas veces no son usadas con el
significado absoluto que ellas tienen. Digo que es
bueno, porque de esa manera no yerra uno
atribuyendo ese significado absoluto a esas
palabras en otros pasajes, donde ese significado se
daría de punta con lo que dice el resto de la Biblia.
Esto es muy importante, sobre todo, cuando se van
a interpretar profecías o se va sentar doctrina. En el
versículo que vamos a analizar dice:
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“Y toda la tierra venía a Egipto para
comprar de José, porque por toda la tierra
había crecido el hambre.”
(Gn 41:57)
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Si analizamos el uso de la frase “toda la tierra” en
este versículo, nos damos cuenta de que no se
refiere a toda la Tierra, es decir, que no se
refiere a todo el planeta, sino a toda la tierra
cercana a aquellas regiones. Es evidente que los
habitantes del continente americano no fueron a
Egipto a obtener alimentos de José; y lo mismo
puede decirse de lugares tan remotos como Japón,
China, India e Inglaterra. Lo más seguro es que en
esos lugares ni siquiera hubiera la escasez de
alimentos que aquejaba a aquella región en ese
momento. Es el contexto, y sobre todo la lectura
integral de la Biblia, la que nos mostrará cual es el
significado que tienen frases y palabras.
Si vamos a Gn 47:15 veremos que en realidad las
únicas tierras que iban a comprar alimentos a José
eran la tierra de Egipto y Canaán. No se menciona
ningún otro país como pudiera ser Etiopía, Siria,
Persia, etc..
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“Y acabado el dinero de la tierra de Egipto
y de la tierra de Canaán, vino todo Egipto a
José diciendo: Danos pan, ¿por qué
moriremos delante de ti por haberse acabado
el dinero?
(Gn 47:15)
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De manera que cuando vuelvan a ver en la Biblia
la frase “toda la tierra” analicen si eso significa
“todo el planeta” o una zona determinada como
significa aquí.
Si ahora vamos a Jos 9:24 veremos otra vez que
hay que guiarse por el contexto y el razonamiento,
para darse cuenta de cuál de todos los significados
es el que se está aplicando en el pasaje que leemos.
En el pasaje mencionado vemos que a pesar de que
usan la frase “toda la tierra”, eso no significa todo
el planeta, sino toda la tierra que se suponía que los
israelitas conquistaran en aquella época. Otro tanto
podemos comprender de Jos 11:23. Veamos.
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“Y ellos respondieron a Josué, y dijeron:
Como fue dado a entender a tus siervos, que
Jehová tu Dios había mandado a Moisés su
siervo que os había de dar toda la tierra, y
que había de destruir todos los moradores de
la tierra delante de vosotros, por esto
temimos en gran manera de vosotros por
nuestras vidas, e hicimos esto.”
(Jos 9:24)
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“Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme
a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y
la entregó Josué a los Israelitas por herencia,
conforme a sus repartimientos de sus tribus; y
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la tierra reposó de guerra.”
(Jos 11:23)
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En 9:24 nos damos cuenta de que Dios nunca dijo
que los israelitas fueran a conquistar todo el planeta,
sino toda la tierra de aquella región; ni tampoco
Dios mandó a los israelitas a destruir a todos los
moradores del planeta, por lo tanto comprendemos
que en este caso, “toda la tierra” no es “toda la
Tierra”.
Otro tanto vemos 11:23, puesto que Josué no
conquistó toda la Tierra, es decir todo el planeta,
sino toda la tierra que les había sido asignada.
Tampoco cuando dice que la tierra reposó de
guerra, se refiere a que todo el planeta reposó de
guerras, sino solamente la sección que les fue
prometida.
Vamos ahora a ver un último ejemplo de cómo
se usa la palabra “tierra” en la Biblia. Esta
palabra tiene varios significados o acepciones en la
Biblia:
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a) el material tierra, como en Mt 13:23;
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“Mas el que fue sembrado en buena tierra,
éste es el que oye y entiende la palabra, y el
que lleva fruto, y lleva uno a ciento, y otro a
sesenta, y otro a treinta.” (Mt 13:23)
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b) el suelo o piso como en I Sam 28:20;
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“En aquel punto cayó Saúl en tierra cuan
grande era, y tuvo gran temor por las
palabras de Samuel; que no quedó en él
esfuerzo ninguno, porque en todo aquel día y
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aquella noche no había comido pan.”
(I Sam 28:20)
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c) un país o región cualquiera, como vemos en Ex
1: 7, 10; Mt 2: 12;
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“Y los hijos de Israel crecieron, y
multiplicaron, y fueron aumentados y
corroborados en extremo; y se llenó la tierra
de ellos...... Ahora, pues, seamos sabios para
con él, porque no se multiplique, y acontezca
que viniendo guerra, él también se junte con
nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y
se vaya de la tierra.”
(Ex 1:7-10 abreviado)
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“Y siendo avisados por revelación en sueños
que no volviesen a Herodes, se volvieron a su
tierra por otro camino.” (Mt 2:12)
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d) el planeta que es como se usa en Gn 1:1; Ex
9:14 y Ro 9:17;
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“En el principio crió Dios los cielos y la
Tierra.”
(Gn 1:1)
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“Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas
a tu corazón, sobre tus siervos, y sobre tu
pueblo, para que entiendas que no hay otro
como yo en toda la Tierra.”
(Ex 9:14)
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“Porque la Escritura dice de Faraón: Que
para esto mismo te he levantado, para
mostrar en ti mi potencia, y que mi nombre
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sea anunciado por toda la Tierra.”
(Ro 9:17)
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e) la parte que no es mar, que es lo que vemos en
Gn 1:10; Isa 54:9
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“Y llamó Dios a la seca tierra, y a la reunión
de las aguas llamó mares; y vio Dios que era
bueno.”
(Gn 1:10)
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“Porque esto me será como las aguas de
Noé; que juré que nunca más las aguas de
Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado
que no me enojaré contra ti, ni te reñiré.”
(Isa 54:9)
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f) el país de Israel como en Jer 40:7 y 9; Isa 1:7;
Neh 9:15; II R 4:38; 8:1-2
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“Y como oyeron todos los príncipes del
ejército que estaba por el campo, ellos y sus
hombres, que el rey de Babilonia había
puesto a Gedalías hijo de Ahicam sobre la
tierra, y que le había encomendado los
hombres, y las mujeres, y los niños, y los
pobres de la tierra, que no fueron
trasportados a Babilonia; ......Y les juró
Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a
ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis
temor de servir a los caldeos; habitad en la
tierra, y servid al rey de Babilonia, y tendréis
bien.”
(Jer 40:7 y 9)
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“Vuestra tierra está destruida, vuestras
ciudades puestas a fuego, vuestra tierra
delante de vosotros comida de extranjeros, y
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asolada como asolamiento de extraños.”
(Isa 1:7)
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“Y dísteles pan del Cielo en su hambre, y en
su sed les sacaste aguas de la piedra; y les
dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la
cual alzaste tu mano que se la habías de dar.”
(Neh 9:15)
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“Y Eliseo se volvió a Gilgal. Había entonces
grande hambre en la tierra. Y los hijos de los
profetas estaban con él, por lo que dijo a su
criado: Pon una grande olla, y haz potaje
para los hijos de los profetas.”
(II R 4:38)
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“Y habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo
había hecho vivir, diciendo: Levántate, vete
tú y toda tu casa a vivir donde pudieres;
porque Jehová ha llamado el hambre, la
cual vendrá también sobre la tierra siete
años.”
(II R 8:1)
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g) el estado actual de los vivientes, que es lo que
se percibe en Ex 9:15. Puede que aún haya más
acepciones, pero yo no me percato nada más que de
estas.
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“Porque ahora yo extenderé mi mano para
herirte a ti y a tu pueblo de pestilencia, y
serás quitado de la tierra.”
(Ex 9:15)
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Como vemos, la palabra “tierra” tiene varios
significados en la Biblia, y para darnos cuenta de
los diferentes significados, no tenemos que aprender
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hebreo ni griego, basta aprender a usar el sentido
común. De esa manera podemos confiar en los
traductores antiguos, sin tener que estar temerosos
de que los modernos “descubran” un nuevo significado para los pasajes bíblicos de siempre.
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>Cuando hermano no es hermano
En el siguiente pasaje se ve que la palabra
“hermano” está usada con el significado de
“familiar cercano”. Jacob era hijo de Rebeca, la
hermana de Labán, por lo tanto era sobrino de
Labán y no hermano. El mismo significado se le da
a la palabra “hermano” en Gn 29:15. Ténganse en
cuenta cosas como estas a la hora de pretender
interpretar a “raja-tabla” ciertos pasajes, basándonos en el significado corriente que le damos a las
palabras, y no en el que aconseja el contexto y el
resto de la Biblia.
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“Y Jacob dijo a Rachel cómo él era hermano
de su padre, y como era hijo de Rebeca; y
ella corrió, y dio las nuevas a su padre.”
(Gn 29:12)
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“Entonces le dijo Labán a Jacob: ¿Por ser tú
mi hermano, me has de servir de balde?
Declárame qué será tu salario.”
(Gn 29:15)
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Basten estos dos ejemplos, porque todo el que
haya leído la Biblia habrá visto cómo los cristianos
se llamaban entre sí, por el apelativo de
“hermanos”, sin que tan siquiera fueran parientes.
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>Se le llamaba “hijos” a los nietos y demás
descendientes o a los habitantes de una región
Muy a menudo, en la Biblia se le llama “hijos” a
los nietos o a meros descendientes. En II Sam 19:24
a Mefiboseth le llaman hijo de Saúl cuando en
realidad era su nieto. Eso lo vemos en II Sam 9:6,
donde nos dice que era hijo de Jonathán, el cual a su
vez era hijo de Saúl.
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“También Mefiboseth hijo de Saúl
descendió a recibir al rey. No había lavado
sus pies, ni había cortado su barba, ni
tampoco había lavado sus vestidos, desde el
día que el rey salió hasta el día que vino en
paz.”
(II Sam 19:24)
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“Y venido Mefiboseth, hijo de Jonathán,
hijo de Saúl, a David, se postró sobre su
rostro, e hizo reverencia.” (II Sam 9:6)
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Si vamos ahora al capítulo dos del libro de
Esdras veremos que al decir la frase “hijos de” lo
que quieren decir es “habitantes de”, u “originarios
de”, y no siempre hijos o descendientes de alguien.
Sería algo así como decir hijos de Lima, o hijos de
París, o hijos de Madrid.
Para pensar así me baso en el hecho de que gran
parte de los nombres mencionados son nombres de
conocidas ciudades o regiones. Por ejemplo, en el
versículo 7 del capítulo dos de Esdras, se menciona
a los “hijos de Elam”. Nosotros sabemos que Elam
es una región de Persia. En el versículo 21
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menciona los hijos de Beth-lehem; en el 25
menciona los hijos de Chiriath Jearim, Cafira, y
Beeroth, que son tres ciudades mencionadas en
Josué 9:17. Más adelante en el versículo 26 se
mencionan a Rama y Gabaa, dos ciudades bien
conocidas por los lectores de la Biblia, las cuales
son mencionadas también en Jue 19:13; en el
versículo 29 de este capítulo dos se menciona Nebo,
ciudad también mencionada en I Cr 5:8; y por
último en el versículo 34, se menciona a Jericó, la
archi-conocida ciudad de Israel.
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“Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta
y cuatro.”
(Esd 2:7)
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“Los hijos de Beth-lehem, ciento veinte y
tres.”
(Esd 2:21)
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“25 Los hijos de Chiriath-jearim, Cefira, y
Beeroth, setecientos cuarenta y tres. 26 Los
hijos de Rama y Gabaa, seiscientos veinte y
uno.”
(Esd 2:25-26)
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“Los hijos de Nebo, cincuenta y dos.”
(Esd 2:29)
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“Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y
cinco.”
(Esd 2:34)
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“Los sacerdotes: los hijos de Jedaía, de la
casa de Jesuá, novecientos setenta y tres.”
(Esd 2:36)
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Como vemos, muchos de los llamados “hijos
de…” son en realidad “habitantes de” u
“originarios de…”. No digo que no haya también
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nombres de personas en vez de nombres de
ciudades, como se ve en el versículo 36 y otros; lo
que digo es que hay nombres de ciudades además
de nombres de personas, y que a los habitantes de
esas ciudades se les menciona como “hijos” de esos
lugares.
Con esto lo que quiero destacar es que para tener
una buena hermenéutica, hay que leer la Biblia
muchas veces y guiarse por la forma en que allí se
usan las palabras y las frases.
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>A unos los llaman “eunucos” por ser castrados,
y a otros los llaman “eunucos” por ser
funcionarios de un rey
La palabra “eunuco” se usaba lo mismo para
indicar un hombre castrado, que por extensión, para
indicar un funcionario de un rey, aunque no
estuviera castrado.
Si vamos al diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, veremos que en su segunda
acepción esta palabra la define como sigue: “En la
historia antigua y oriental, ministro o empleado
favorito de un rey”. Como vemos, esta palabra no
significa solamente “hombre castrado”.
En casi todas las ocasiones en que esta palabra
ocurre, Reina y Valera la usan con esta segunda
acepción, en la Biblia que ellos tradujeron y
revisaron, es decir, con el significado de funcionario
de un rey.
Es sabido que en la congregación de Jehová no
podían entrar los castrados, como dice Dt 23:1;
por lo tanto, nadie que fuera realmente un eunuco,
un hombre castrado, podía servir de funcionario en
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la congregación de Jehová. En el siguiente pasaje se
ve que estos eunucos servían a David, rey de Israel.
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“Y juntó David en Jerusalem a todos los
principales de Israel, los príncipes de las
tribus, y los jefes de las divisiones que servían
al rey, los tribunos y centuriones, con los
superintendentes de toda la hacienda y
posesión del rey, y sus hijos, con los eunucos,
los poderosos, y todos sus hombres
valientes.”
(I Cr 28:1)
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“No entrará en la congregación de Jehová
el que fuere quebrado, ni el castrado.”
(Dt 23:1)
Al ver en el pasaje anterior que al reunir David a
los principales de Israel, los príncipes de las tribus,
los tribunos, los centuriones, los superintendentes,
los poderosos, los valientes, etc., reunía junto con
ellos a los eunucos, nos es dable razonar que no se
trata de hombres castrados, sino de funcionarios del
reino.
No podían ser hombres castrados por la doble
razón de que primero, los castrados no podían
pertenecer a la congregación, y segundo, no hay
una razón para que David quisiera congregar a los
mutilados de Israel, es decir, a los infelices
castrados, para exhibirlos conjuntamente con los
principales de la nación. Un hombre castrado podría
ser un criado, pero nunca ser considerados al mismo
nivel que los prohombres que aquí se mencionan.
Si ahora vamos a leer I Sam 8:15 veremos la
palabra “eunuco” significa un funcionario del rey,
aunque no estuviera castrado. Nos damos cuenta de
esto porque no va el rey a diezmar los sembrados y
las viñas de sus súbditos para regalarlas a sus
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castrados. La lógica nos indica que se trata de
funcionarios del reino.
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“Él diezmará vuestras simientes y vuestras
viñas, para dar a sus eunucos y a sus
siervos.”
(I Sam 8:15)
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Al leer el versículo anterior se ve claramente que
ese es el significado con que se usa. ¿Por qué
pienso así? 1) Porque no era costumbre judía el
castrar a los hombres por ninguna causa, y menos a
un hebreo. 2) Los hombres castrados no podían
pertenecer a la congregación de Jehová, como
vimos en Dt 23:1. Por lo tanto, ningún eunuco
podía pertenecer a un grupo de funcionarios
importantes, que tenían que ser judíos. Además esos
hombres que eran de la élite de la sociedad, no se
iban a dejar castrar.
Otro caso en el que podemos darnos cuenta de
que la palabra “eunuco” se refiere a un funcionario
y no a un castrado, es el caso del capitán de la
guardia de Faraón en época de José.
En el siguiente versículo vemos cómo llaman
“eunuco” a un capitán del ejército de faraón, que
luego hallamos que era casado (7); por lo tanto, no
era eunuco en el sentido de estar castrado. No es
razonable que un castrado sea un animoso y
vigoroso capitán de guerreros.
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“Y llevado José a Egipto, lo compró Potifar,
eunuco de Faraón, capitán de los de la
guardia, varón Egipcio, de mano de los
ismaelitas que lo habían llevado allá.”
(Gn 39:1)
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“Y aconteció después de esto, que la mujer de su
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señor puso sus ojos en José, y dijo: Duerme
conmigo.”
(Gn 39:7)
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Hay casos, como en Isaías 56:3-5, en el que la
palabra “eunuco” ha sido usada con la acepción de
hombre castrado, pero en muchos otros casos, en la
Biblia, se da uno cuenta de que se refiere no a un
castrado, sino a un funcionario de un rey.
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>La palabra “herir” puede querer decir
“golpear” o provocar sangre con un arma blanca
El verbo “herir” se usa en la Biblia con varios
significados, entre ellos el que comúnmente le
damos todos: hacer una herida de la que brote
sangre. Pero también es usado muy frecuentemente
con el significado de “golpear”, o el de enviar un
castigo o una plaga, o una invasión.
En el primer pasaje que voy a mostrar, por
ejemplo, no puede atribuírsele a esa palabra el
significado de “hacer una herida”; sólo cabe allí el
de “golpear”.
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“Así ha dicho Jehová: En esto conocerás que
yo soy Jehová: he aquí, yo heriré con la vara
que tengo en mi mano el agua que está en el
río, y se convertirá en sangre”
(Ex 7:17)
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En el segundo ejemplo vemos que eso de herir se
hace por medio del ángel de Dios. No es su
significado, por lo tanto, el de darle una cuchillada
o un golpe a alguien.
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“Porque Jehová pasará hiriendo a los
egipcios; y como verá la sangre en el dintel y
en los dos postes, pasará Jehová aquella
puerta, y no dejará entrar al heridor en
vuestras casas para herir.”
(Ex 12:23)
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En el tercer caso vemos que se habla del herir
que todos conocemos, el herir de muerte.
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“Maldito el que recibiere don para herir de
muerte al inocente. Y dirá todo el pueblo:
Amén.”
(Dt 27:25)
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En el cuarto ejemplo se habla de agredir a un
país, al cual no se le puede dar una herida con un
cuchillo ni un golpe con la mano o con un palo.
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“Entonces el varón de Dios, enojado con él,
le dijo: A herir cinco o seis veces, herirías a
Siria, hasta no quedar ninguno, empero
ahora tres veces herirás a Siria.”
(II R 13:19)
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El quinto pasaje vemos que se refiere a castigar
la Tierra, no es cuestión de entrarle a golpes, ni de
inferirle una herida al planeta.
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“Y meteranse en las cavernas de las peñas, y
en las aberturas de la tierra, por la presencia
espantosa de Jehová, y por el resplandor de
Su majestad, cuando se levantare Él para
herir la Tierra.”
(Isa 2:19)
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Por último en el sexto vemos que habla de
golpear, en este caso con el puño.
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“He aquí que para contiendas y debates
ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que
vuestra voz sea oída en lo alto.”
(Isa 58:4)
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Como vemos, la palabra “herir” tiene varios
significados, y así sucede con muchas de las
palabras que se usan en la Biblia. Por eso es que no
se puede formar doctrina, ni hacer interpretación
correcta, con lo que diga un solo pasaje de la Biblia.
Hay que ver cómo se usa esa misma palabra o frase
en el resto de la Biblia, hay que tener en cuenta el
contexto, hay que ver qué se dice sobre ese mismo
tema en otros pasajes de la Escritura.
Tengan esto presente a fin de que no malinterpreten algún pasaje. Cuando la idea de “hacer
una herida” les parezca exagerada para el caso,
prueben el significado “golpear” a ver si le viene
mejor.
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>Diversos significados de la palabra “ley”
Es importante saber los significados que se le da
en la Biblia a la palabra “ley”, porque dependiendo
del significado que tenga en un pasaje determinado,
así interpretará uno lo que allí se dice.
En la Biblia se le llama ley a varias cosas que
no son la ley de Dios para el comportamiento
humano propiamente dicha. Para nosotros leyes
son aquellas piezas escritas que contienen alguna
norma a seguir, bien sea ritos y ceremonias, o
normas de comportamiento. Sin embargo, por
experiencia vemos que en la Biblia, y sobre todo en
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el Nuevo Testamento, se le llama “ley” no
solamente a las leyes de comportamiento propiamente dichas, sino también a las Tablas de Piedra, a
un pergamino, a los Diez Mandamientos, al
conjunto de la Escritura, a sólo una sección de la
Escritura, a los salmos, a las leyes rituales, y a
alguna otra cosa que se me haya escapado. Veamos.
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¿Dónde se le llama “ley” a las normas de
comportamiento?
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“Esta es la ley de los animales y de las aves,
y de todo ser viviente que se mueve en las
aguas, y de todo animal que anda
arrastrando sobre la tierra”
(Lv 11:46)
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“Estos son los decretos, derechos y leyes que
estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel
en el monte de Sinaí por mano de Moisés.”
(Lv 26:46)
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“Entonces la congregación juzgará entre el
heridor y el pariente del muerto conforme a
estas leyes”
(Nm 35:24)
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“Y ¿qué gente grande hay que tenga
estatutos y derechos justos, como es toda esta
ley que yo pongo hoy delante de vosotros?”
(Dt 4:8)
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2852
2853
2854
2855
“Según la ley que ellos te enseñaren, y según
el juicio que te dijeren, harás; no te apartarás
ni a diestra ni a siniestra de la sentencia que
te mostraren.”
(Dt 17:11)
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2858
¿Dónde se le llama “ley” a un pergamino?
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2860
2861
2862
2863
2864
“Y será, cuando se asentare sobre el solio de
su reino, que ha de escribir para sí en un
libro un traslado de esta ley, del original de
delante de los sacerdotes levitas”
(Dt 17:18)
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2867
2868
¿Dónde se le llama “ley” a los diez mandamientos y a las tablas de piedra?
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2872
2873
“Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí
al monte, y espera allá, y te daré tablas de
piedra, y la ley, y mandamientos que he
escrito para enseñarlos.” (Ex 24:12)
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2877
¿Dónde se le llama “ley” al conjunto de todo lo
dicho en toda la Escritura?
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2881
2882
2883
“Y serte ha como una señal sobre tu mano, y
como una memoria delante de tus ojos, para
que la ley de Jehová esté en tu boca; por
cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de
Egipto.”
(Ex 13:9)
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2888
2889
“Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré
llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y
cogerá para cada un día, para que yo le
pruebe si anda en mi ley, o no.”
(Ex 16:4)
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2891
2892
“Asimismo toda enfermedad y toda plaga
que no está escrita en el libro de esta ley,
81
2893
2894
Jehová la enviará sobre ti, hasta que tú seas
destruido.”
(Dt 28:61)
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2897
2898
2899
2900
2901
“Bienaventurado el varón que no anduvo en
consejo de malos, ni estuvo en camino de
pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha
sentado; antes en la ley de Jehová está su
delicia, y en su ley medita de día y de noche.”
(Sal 1:1-2)
2902
2903
2904
2905
2906
¿Dónde se le llama “ley” a una sección del
conjunto de las Escrituras, puesto que la divide
en dos, la ley y los profetas?
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2908
2909
2910
“No penséis que he venido para abrogar la
ley o los profetas: no he venido para abrogar,
sino a cumplir.”
(Mt 5:17)
2911
2912
2913
2914
2915
2916
“Así que, todas las cosas que quisierais que
los hombres hiciesen con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque
esta es la ley y los profetas.”
(Mt 7:12)
2917
2918
2919
¿Dónde se le llama “ley” al libro de los Salmos,
y a las profecías?
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2921
2922
2923
“Le respondió Jesús: ¿No está escrito en
vuestra ley: Yo dije, dioses sois?”
(Jn 10:34)
2924
2925
2926
“Yo dije: Vosotros sois dioses, e hijos todos
vosotros del Altísimo.”
(Sal 82:6)
2927
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2928
2929
2930
“Mas para que se cumpla la palabra que
está escrita en su ley: Que sin causa me
aborrecieron.”
(Jn 15:25)
2931
2932
2933
2934
2935
2936
“Se han aumentado más que los cabellos de
mi cabeza los que me aborrecen sin causa;
se han fortalecido mis enemigos, los que me
destruyen sin por qué; he venido pues a pagar
lo que no he tomado.”
(Sal 69:4)
2937
2938
2939
2940
2941
2942
“Le respondió la gente: Nosotros hemos oído
de la ley, que el Cristo permanece para
siempre: ¿cómo pues dices tú: Conviene que
el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es
este Hijo del Hombre?” (Jn 12:34)
2943
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2945
2946
2947
2948
2949
“Lo dilatado de su imperio y la paz no
tendrán término sobre el trono de David, y
sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora para
siempre. El celo de Jehová de los ejércitos
hará esto.”
(Isa 9:7)
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2951
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¿Dónde se le llama “ley” a los ritos o leyes
rituales?
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(Ex 12:49 que trata de la Pascua; Lv 6:9 los
holocaustos; Lv 6:14 los presentes; Lv 6:25 y 7:1
que tratan de las expiaciones; Nm 6:13 que trata
del rito del nazareato; Mt 12:5; Lc 2:22-24; Ef
2:15).
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2961
2962
“La misma ley será para el natural y para el
extranjero que peregrinare entre vosotros.”
(Ex 12:49)
2963
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2968
“Manda a Aarón y a sus hijos diciendo: Esta
es la ley del holocausto, es holocausto,
porque se quema sobre el altar toda la noche
hasta la mañana, y el fuego del altar arderá
en él.”
(Lv 6:9)
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2973
“Y esta es la ley del presente: Han de
ofrecerlo los hijos de Aarón delante de
Jehová, delante del altar.”
(Lv 6:14)
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2979
“Habla a Aarón y a sus hijos, diciendo: Esta
es la ley de la expiación: en el lugar donde
será degollado el holocausto, será degollada
la expiación por el pecado delante de Jehová,
es cosa santísima.”
(Lv 6:25)
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“Asimismo esta es la ley de la expiación de
la culpa, es cosa muy santa.”
(Lv 7:1)
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2987
2988
“Esta es, pues, la ley del Nazareo el día que
se cumpliere el tiempo de su nazareato,
vendrá a la puerta del tabernáculo del
testimonio”
(Nm 6:13)
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2991
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2993
“O ¿no habéis leído en la ley, que los
sábados en el Templo los sacerdotes profanan
el sábado, y son sin culpa?
(Mt 12:5)
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“22 Y como se cumplieron los días de la
purificación de ella, conforme a la ley de
Moisés, le trajeron a Jerusalem para
presentarle al Señor. 23 Como está escrito en
la ley del Señor: Todo varón que abriere la
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matriz, será llamado santo al Señor, 24 y
para dar la ofrenda, conforme a lo que está
dicho en la ley del Señor: un par de tórtolas,
o dos palominos.”
(Lc 2:22-24)
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También Pablo llama “ley” a los ritos.
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“Dirimiendo en su carne las enemistades, la
ley de los mandamientos en orden a ritos,
para edificar en sí mismo los dos en un nuevo
hombre, haciendo la paz.”
(Ef 2:15)
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“Y casi todo es purificado según la ley, con
sangre; y sin derramamiento de sangre no se
hace remisión.”
(Heb 9:22)
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“Porque la ley, teniendo la sombra de los
bienes venideros, no la imagen misma de las
cosas, nunca puede, por los mismos
sacrificios que ofrecen continuamente cada
año, hacer perfectos a los que se allegan.”
(Heb 10:1)
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En este próximo caso vemos que Pablo
le llama ley al libro del profeta Isaías.
Veamos.
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“En la ley está escrito: En otras lenguas y
en otros labios hablaré a este pueblo; y ni
aun así me oirán, dice el Señor.”
(I Co 14:21)
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“Porque en lengua de tartamudos, y en
extraña lengua hablará a este pueblo”
(Isa 28:11)
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Como vemos, en el Nuevo Testamento la
palabra “ley” se usa para varias cosas. Por lo
tanto, cuando en el Nuevo Testamento veamos
que se usa la palabra “ley”, para decir que está
obsoleta, tenemos que analizar si se refiere a las
normas de comportamiento, a los ritos, o a otra
cosa.
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>Cuando una mujer infiel no es adúltera
El caso que voy a presentar ahora es muy
particular del idioma español. Posiblemente no se
presente en otros idiomas. En español decir que una
mujer es infiel, significa que está adulterando contra
su esposo. Motivado por este significado, un
individuo tenía gran conflicto.
Recuerdo que hace unos cincuenta años escuché
el caso de un cristiano que se hallaba muy turbado,
porque había leído el versículo que más abajo
presento, y desde su punto de vista, aquí Pablo
ordenaba a los cristianos que si la esposa de alguno
le era infiel, o sea, estaba adulterando contra él,
pero ella quería seguir viviendo con el esposo, que
el cristiano tenía que aceptarlo y convertirse en un
cornudo consentidor. Aunque este señor no se
hallaba en tan dramático caso, le repugnaba esta
supuesta ordenanza de Pablo, puesto que él
consideraba que el que hiciera eso era tan pecador
como la esposa. Efectivamente, de la comparación
de Nm 5:13 y 31, se deduce que el hombre peca si
consiente en el adulterio de su esposa. El versículo
en cuestión era el siguiente.
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“Y a los demás yo digo, no el Señor; si
algún hermano tiene mujer infiel, y ella
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consiente en habitar con él, no la despida.”
(I Co 7:12)
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Su problema consistía en que, muy, pero muy a
menudo, los cristianos se aferran o se guían por
versículos solitarios y pasajes aislados, sin enterarse
de lo que dice el resto de la Biblia. Si este hermano
hubiera leído el resto de la Biblia, o sin haberlo
leído hubiera creído que Dios no cambia de parecer,
para aceptar hoy como bueno lo que ayer dijo que
era pecado, hubiera comprendido que lo dicho por
Pablo no podía significar lo que a priori aparentaba,
y que tenía que tener alguna otra explicación.
Efectivamente, la palabra “infiel” se usaba en
aquella época en que se tradujo esta versión de la
Biblia, para denotar la persona que no era creyente,
y aún hoy en día se usa así en muchas ocasiones.
Incluso en la versión inglesa, la King James, se
traduce como persona que no cree. O sea, que aquí
lo que Pablo está diciendo es que si un hombre se
convertía a Cristo, pero su mujer no, y ella, a pesar
de no ser creyente, estaba de acuerdo en seguir
siendo su esposa, que el cristiano no fuera a
divorciarse.
Un poco antes de este pasaje, en I Co 6:6, vemos
usada la palabra “infieles”, claramente con el
sentido de “persona no creyente”. Igual sentido
tiene la palabra en I Co 10:27; 14:22-24; II Co
6:14-15; I Tim 5:8; 5:16 y I P 4:18.
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“Sino que el hermano con el hermano pleitea
en juicio, y esto ante los infieles”
(I Co 6:6)
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“Y si algún infiel os llama, y queréis ir, de
todo lo que se os pone delante comed, sin
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preguntar nada por causa de la conciencia.”
(I Co 10:27)
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“Así que, las lenguas por señal son, no a los
fieles, sino a los infieles; mas la profecía, no
a los infieles, sino a los fieles. De manera
que, si toda la iglesia se juntare en uno, y
todos hablan lenguas, y entran indoctos o
infieles, ¿no dirán que estáis locos? Mas si
todos profetizan, y entra algún infiel o
indocto, de todos es convencido, de todos es
juzgado”
(I Co 14:22-24)
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“No os juntéis en yugo con los infieles ,
porque ¿qué compañía tienes la justicia con
la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las
tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con
Belial? ¿O qué parte el fiel con el infiel?”
(II Co 6:14-15)
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“Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y
mayormente de los de su casa, la fe negó, y es
peor que un infiel.”
(I Tim 5:8)
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“Si algún fiel o alguna fiel tiene viudas,
manténgalas, y no sea gravada la iglesia; a
fin de que haya lo suficiente para las que de
verdad son viudas.”
(I Tim 5:16)
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“Y si el justo con dificultad se salva; ¿a
dónde aparecerá el infiel y el pecador?”
(I P 4:18)
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Como vemos, no podemos mirar estrechamente
y con exclusividad o preferencia a lo que diga un
solo pasaje, o a las doctrinas que creamos
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poderse basar en sus palabras, si estas se dan de
punta con lo que hemos aprendido en el resto de la
Biblia. Hay que leer la Biblia en forma integral, no
parcial.
Para finalizar este capítulo solamente les quiero
recordar cuán importante es prestar atención a lo
que se lee, ser honestos para interpretar lo que se
lee, y ver cómo se usan las frases y palabras que
nos ofrecen dificultad, cuando éstas son usadas
en otros pasajes. Algo parecido a esto nos
hallamos cuando al interpretar un pasaje nos
encontramos con el “absolutismo” de ciertas
palabras. Veamos esto en el próximo capítulo.
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Capítulo 10
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El absolutismo de las palabras
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>Cuidado que debemos ejercer con las palabras
de significado “absoluto”
En este capítulo 10 vamos a tratar de un caso
especial relacionado con el tema de cómo se usan
las palabras en otros pasajes. Ese caso especial es
“el absolutismo” de algunas palabras. Aunque este
caso se podría haber tratado en el capítulo 9, puesto
que su solución requiere también que nos fijemos en
cómo se usan las palabras en otros pasajes, hay tres
razones que me hacen tratarlo en capítulo aparte.
Una es el hecho de tener muchos ejemplos, lo cual
haría muy largo el capítulo 9. La segunda es el
hecho de que además de ver el significado en otros
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pasajes, se requiere usar el raciocinio. Y la tercera
es que por culpa del uso del absolutismo de las
palabras se forman muchos errores y herejías. Por
todo esto me he decidido a tratarlo en este otro
capítulo.
Hay palabras que por su uso común nos dan
una idea de cosa absoluta, como son “siempre”,
“nunca”, “todo”, “nada”, “jamás”, “eternamente”,
“para siempre”, etc.. Sin embargo, en la Biblia
algunas veces esas palabras no tienen ese
significado absoluto que le damos en la vida diaria,
como veremos a continuación. Por eso debemos ser
cuidadosos cuando leemos pasajes que parecen
darse de punta con el resto de la Biblia, motivado
por el uso de esas palabras de significado absoluto.
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>La columna de nube sí se apartó del pueblo
Aunque aquí dice que nunca se partió de delante
del pueblo ni la columna de nube ni la de fuego, se
entiende que ese “nunca” se limita a nunca hasta el
tiempo que terminaron el éxodo. Por eso palabras
tales como “nunca”, “jamás”, “todo”, “nada”,
“siempre”, etc., hay que tomarlas, no siempre en su
significado absoluto, sino según aconseje el
contexto, según concuerde con el resto de la Biblia.
No debe uno agarrarse a versiculillos aislados para
formar doctrinas torcidas, que se dan de punta con
el resto de la Biblia, y que sólo se usan para atraer
discípulos o para justificar concupiscencias.
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“Nunca se partió de delante del pueblo la
columna de nube de día, ni de noche la
columna de fuego.”
(Ex 13:22)
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Si cuando uno lee este versículo usa su sentido
común con honestidad, se da cuenta de que la
palabra “nunca” no significa “nunca jamás”.
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>Perpetuo no siempre es perpetuo
La palabra “perpetuo” significa algo que
comienza en un momento dado y dura para siempre.
“Perpetuo” tiene una connotación más duradera que
la palabra “vitalicio”, la cual significa: mientras
dure la vida solamente. En varias ocasiones he
dicho que para entender una palabra o expresión en
la Biblia, lo mejor es, además de lo que diga el
diccionario, ver en qué forma se ha usado en otros
pasajes y cual es el contexto en el que ahora se usa.
En el siguiente pasaje dice que el hacer arder las
lámparas en el tabernáculo del testimonio es un
“estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus
generaciones.” Sin embargo, a poco que recapacitemos veremos que en este caso “perpetuo” no es
tan perpetuo como nos diría el diccionario, porque
en varias ocasiones estas lámparas dejaron de arder,
sobre todo cuando la cautividad de Babilonia y
cuando Antioco. No sólo eso, sino que cuando
viniera Cristo, todo eso iba a dejar de ser, por lo
tanto no era “absolutamente perpetuo”.
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“En el tabernáculo del testimonio, afuera del
velo que está delante del testimonio, las
pondrá en orden Aarón y sus hijos, delante de
Jehová desde la tarde hasta la mañana, como
estatuto perpetuo de los hijos de Israel por
sus generaciones.”
(Ex 27:21)
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En Ex 28:43 nos dice que el ropaje de Aarón y
sus descendientes constituía un “Estatuto perpetuo
para él y para su simiente después de él.” Sin
embargo, todo eso tenía que ser eliminado cuando
viniera el “tiempo de la corrección”.
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“Y estarán sobre Aarón y sobre sus hijos
cuando entraren en el tabernáculo del
testimonio, o cuando se llegaren al altar para
servir en el santuario, porque no lleven
pecado, y mueran. Estatuto perpetuo para él,
y para su simiente después de él.”
(Ex 28:43)
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En Ex 29:9 se dice que Aarón y sus descendientes
“…tendrán el sacerdocio por fuero perpetuo…”, y
bien sabemos que en realidad no iban a tener el
sacerdocio perpetuamente, sino que eso iba a durar
hasta la venida del verdadero Gran Sacerdote,
Jesucristo Nuestro Señor.
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“Y les ceñirás el cinto, a Aarón y a sus hijos,
y les atarás los chapeos, y tendrán el
sacerdocio por fuero perpetuo; y henchirás
las manos de Aarón y de sus hijos.”
(Ex 29:9)
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La quema del sahumerio, que en Ex 30:8
declaran que era un “rito perpetuo delante de
Jehová por vuestras edades”, dejó de ser perpetuo
cuando se abolieron las leyes en orden a ritos que
contenía el Antiguo Testamento, como vemos en
Efesios 2:15 y Colosenses 2:14.
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“Y cuando Aarón encenderá las lámparas al
anochecer, quemará el sahumerio; rito
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perpetuo delante de Jehová por vuestras
edades.”
(Ex 30:8)
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“Dirimiendo en su carne las enemistades, la
ley de los mandamientos en orden a ritos,
para edificar en sí mismo los dos en un nuevo
hombre, haciendo la paz.” (Ef 2:15)
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“Rayendo la cédula de los ritos que nos era
contraria, que era contra nosotros, quitándola de en medio y enclavándola en la cruz.”
(Col 2:14)
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Igualmente, hay otros muchos pasajes en los que
se ve el mismo uso de la palabra “perpetuo”, un uso
en el que se evidencia que el significado de la
palabra perpetuo, no es “desde ese momento en
adelante y para siempre”; sino “desde ese momento
en adelante y por mucho tiempo”.
Por ejemplo, en Ex 40:15 dice que “su unción les
servirá por sacerdocio perpetuo por sus generaciones”, pero ese sacerdocio se acabó cuando Roma
destruyó el Templo, y llegó a su fin el sacerdocio
levítico. Por lo tanto, ese sacerdocio no era perpetuo
en el sentido que le damos a la palabra, sino que fue
muy duradero.
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“Y los ungirás como ungiste a su padre, y
serán mis sacerdotes, y será que su unción les
servirá por sacerdocio perpetuo por sus
generaciones.”
(Ex 40:15)
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En Lev 6:18-20 se habla de un “presente
perpetuo”, pero sabemos que ese presente perpetuo
se acabó durante 70 años con la destrucción del
Templo por Nabucodonosor; y por 20 siglos con la
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destrucción del Segundo Templo por los romanos.
De aquí se vuelve a deducir que el significado de la
palabra “perpetuo” no es el que corrientemente se
piensa.
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“Todos los varones de los hijos de Aarón
comerán de ella. Estatuto perpetuo será para
vuestras generaciones tocante a las ofrendas
encendidas de Jehová. Toda cosa que tocare
en ellas será santificada. Y habló Jehová a
Moisés, diciendo: Esta es la ofrenda de Aarón
y de sus hijos, que ofrecerán a Jehová el día
que serán ungidos: la décima parte de un efa
de flor de harina, presente perpetuo, la mitad
a la mañana y la mitad a la tarde.”
(Lev 6:18-20)
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Más adelante, en Lev 7:34 se habla de que el
pecho y la espaldilla de los sacrificios de paces son
de Aarón y sus hijos por estatuto perpetuo; en Lev
24:8 y 9 se ordena los panes de la proposición como
un pacto sempiterno, lo cual equivale a decir
perpetuo, y se añade que esos panes van a ser de
ellos para comerlos como cosa muy santa, “por
fuero perpetuo”. El mismo razonamiento anterior
es válido aquí: la palabra “perpetuo” no significaba
“para siempre”, que es el significado que
comúnmente le damos, puesto que cuando viniera
Cristo, esos ritos iban a ser abolidos.
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“Porque he tomado de los hijos de Israel, de
los sacrificios de sus paces, el pecho que se
agita, y la espaldilla elevada en ofrenda, y lo
he dado a Aarón el sacerdote y a sus hijos,
por estatuto perpetuo de los hijos de Israel.”
(Lev 7:34)
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“Cada día de sábado lo pondrá de continuo
en orden delante de Jehová, de los hijos de
Israel por pacto sempiterno. Y será de Aarón
y de sus hijos, los cuales lo comerán en el
lugar santo; porque es cosa muy santa para
él, de las ofrendas encendidas a Jehová, por
fuero perpetuo.”
(Lev 24:8-9)
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Igualmente en Lev 25:34 habla de que los ejidos
serán “perpetua posesión” de los levitas, sin
embargo, sabemos que ya esos ejidos no son
poseídos por los levitas ni tampoco se sabe quiénes
son hoy en día los levitas.
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“Mas la tierra del ejido de sus ciudades no
se venderá, porque es perpetua posesión de
ellos.”
(Lev 25:34)
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En Nm 15:14-15, donde se habla de las leyes de
las ofrendas de los extranjeros, se dice “estatuto
que será perpetuo por vuestras edades, pero no
obstante esa ley ya no rige. Por lo tanto ese estatuto
no fue perpetuo.
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“Y cuando habitare con vosotros extranjero,
o cualquiera que estuviere entre vosotros por
vuestras edades, si hiciere ofrenda encendida
de olor suave a Jehová, como vosotros
hiciereis, así hará él. Un mismo estatuto
tendréis, vosotros de la congregación y el
extranjero que con vosotros mora; estatuto
que será perpetuo por vuestras edades; como
vosotros, así será el peregrino delante de
Jehová.”
(Nm 15:14-15)
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En Nm 18:8, 11 y 19 se habla de las cosas que de
las ofrendas y sacrificios les correspondía comer a
los sacerdotes como “estatuto perpetuo”, pero ese
estatuto perpetuo ya no existe porque ni hay
sacrificios ni hay levitas. Cuatro versículos más
adelante, en el 23 se habla de como los levitas
llevarán su iniquidad en el tabernáculo, en vez de
los hijos de Israel, y que eso sería un “estatuto
perpetuo por vuestras edades”, cosa que ya
sabemos que terminó cuando destruyeron el
Templo.
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“Dijo más Jehová a Aarón: He aquí yo te he
dado también la guarda de mis ofrendas,
todas las cosas consagradas de los hijos de
Israel te he dado por razón de la unción, y a
tus hijos, por estatuto perpetuo.”
(Nm 18:8)
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“Esto también será tuyo: la ofrenda elevada
de sus dones, y todas las ofrendas agitadas de
los hijos de Israel, he dado a ti, y a tus hijos,
y a tus hijas contigo, por estatuto perpetuo;
todo limpio en tu casa comerá de ellas.”
(Nm 18:11)
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“Todas las ofrendas elevadas de las cosas
santas, que los hijos de Israel ofrecieren a
Jehová, helas dado para ti, y para tus hijos y
para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo;
pacto de sal perpetuo es delante de Jehová
para ti y para tu simiente contigo.”
(Nm 18:19)
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“Mas los levitas harán el servicio del
tabernáculo del testimonio, y ellos llevarán su
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iniquidad; estatuto perpetuo por vuestras
edades; y no poseerán heredad entre los hijos
de Israel.”
(Nm 18:23)
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Otro tanto veremos en Nm 19:10 y 21 donde
habla del rito de la vaca bermeja, declarando de
nuevo que es un estatuto perpetuo; lo mismo
declara Nm 25:13 referente a Finees, en el caso de
la madianita, diciendo que tendría el “sacerdocio
perpetuo”; por último cuando en Jos 14:9 Caleb
relata la promesa que Moisés le hiciera, dice que
éste le prometió la tierra que el holló en “herencia
perpetua”, sin embargo, todos sabemos que eso
cesó hace mucho tiempo, y que ni siquiera se sabe
quién es la descendencia de Caleb.
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“Y el que recogió las cenizas de la vaca,
lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la
tarde; y será a los hijos de Israel, y al
extranjero que peregrina entre ellos, por
estatuto perpetuo.”
(Nm 19:10)
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“Y les será por estatuto perpetuo, también el
que rociare el agua de la separación lavará
sus vestidos; y el que tocare el agua de la
separación, será inmundo hasta la tarde.”
(Nm 19:21)
“Y tendrá él, y su simiente después de él, el
pacto del sacerdocio perpetuo; por cuanto
tuvo celo por su Dios, e hizo expiación por
los hijos de Israel.”
(Nm 25:13)
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“Entonces Moisés juró, diciendo: Si la tierra
que holló tu pie no fuere para ti, y para tus
hijos en herencia perpetua, por cuanto
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cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios.”
(Jos 14:9)
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Como vimos, en todos estos pasajes la palabra
“perpetuo” está usada en relación a promesas
que se cumplieron por larguísimo tiempo, pero
las cuales todos sabemos que no iban a durar
perpetuamente, es decir, para siempre, pues cuando
cesaron los sacrificios y demás ritos, cesaron esas
promesas.
Por todo lo aquí explicado es que debemos ser
juiciosos cuando nos toca interpretar lo dicho en un
pasaje, aunque la palabra allí usada nos parezca que
significa lo que a primera vista pensamos. Esto es
muchísimo más importante aún, cuando lo que
interpretamos en un pasaje, se da de punta con lo
dicho en el resto de la Biblia, o con lo dicho en otro
pasaje.
El fanatismo es uno de los peores enemigos de
la fe. Son muchos los cristianos que confunden el
fanatismo con una profunda convicción. La
convicción es el producto de haber leído varias
veces la Biblia y ver que lo interpretado de un
pasaje no se contradice con otro pasaje de la
Escritura; es el producto de haber debatido
honestamente con otros hermanos sobre esa
interpretación y no verle otra alternativa.
El fanatismo es el producto de aferrarse a una
interpretación y no permitir que nadie lo
convenza de una interpretación contraria a la de
él aunque tenga los más convincentes argumentos.
Esto último lo hacen de tres formas diferentes: una
es rehusando absolutamente hablar con alguien que
le contradiga, otra es hablar con el que opina
diferente, pero dejar el debate antes de llegar a
alguna conclusión, para que no lo convenzan de lo
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que “él sabe” que es un error, y la tercera es ir al
debate creyéndose haber recibido esotéricos
efluvios celestiales respecto al tema que se discute,
por lo cual, si el otro tiene mejores argumentos,
ellos lo atribuyen a una tentación para probar su
“fe”, o a que el otro es más inteligente, pero no
tiene la razón, y por eso no se dejan convencer.
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>La frase “muchos días” puede significar
tres años o veinte años, y “en breve”
puede significar dos mil años
En la Biblia la frase “muchos días” tiene un
significado incierto. En I Sam 7:2 la frase “muchos
días” se usa para indicar 20 años, mientras que en
Primero de Reyes 2:38-39 se usa para indicar
solamente 3 años.
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“Y Semei dijo al rey: La palabra es buena;
como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu
siervo. Y habitó Semei en Jerusalem muchos
días. Pero pasados tres años, aconteció que
se le huyeron a Semei dos siervos a Achís,
hijo de Maacha, rey de Gath.”
(I R 2:38-39)
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“Y aconteció que desde el día que llegó el
arca a Chiriath-Jearim pasaron muchos
días, veinte años; y toda la casa de Israel
lamentaba en pos de Jehová.”
(I Sam 7:2)
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Algo similar ocurre con las frases “en breve” y
“presto”. No es exagerado exhortar al cristiano de
nuevo a ser cauto en su lectura de la Biblia en
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general, las profecías en particular y específicamente el Apocalipsis. No debemos aferrarnos a una
sola posibilidad de interpretación, sino tenerlas
todas en mente, aunque nos inclinemos más por
alguna de ellas.
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“La revelación de Jesucristo, que Dios le
dio, para manifestar a sus siervos las cosas
que deben suceder presto; y la declaró,
enviándola por su ángel a Juan su siervo, el
cual ha dado testimonio de la palabra de
Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de
todas las cosas que ha visto. Bienaventurado
el que lee, y los que oyen las palabras de esta
profecía, y guardan las cosas en ella escritas,
porque el tiempo está cerca.”
(Ap 1:1-3)
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De lo dicho en el pasaje anterior “....las cosas
que deben suceder presto....” y “....el tiempo está
cerca....”, se adquiere la idea de que había cierta
urgencia en lo que se anunciaba; sin embargo,
vemos que de aquellas cosas no han ocurrido
ninguna o casi ninguna. ¿Cuál es la explicación?
Todo esto puede querer decir una (o más) de las
siguientes cosas: a) que todo lo revelado en el
Apocalipsis eran cosas que iban a suceder presto;
b) que pronto iba a comenzar a suceder lo
profetizado, aunque eso no quería decir que se iba a
terminar rápidamente, sino que continuarían
sucediendo los eventos allí anunciados; c) que se
refiera solamente a lo que inmediatamente iba a
decir, o sea, lo de las cartas; d) que al decir el
tiempo está cerca, pueda referirse a un tiempo breve
para Dios: mil o dos mil años; e) que estos tres
versículos se hayan escrito teniendo en mente a los
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cristianos del fin, y a ellos estén dirigidos, para
advertirles, que cuando todo esto comience a
ocurrir, todo sucederá rápidamente. Algo parecido a
cuando dice: “...no pasará esta generación....”, en
Mt 24:34, que no se refería a aquella generación,
sino a la futura que presenciará el inicio de lo dicho
allí. Igualmente, en Apocalipsis puede Juan estar
hablando para la generación del fin; y a esos es que
les dice que “el tiempo esta cerca”, por cuanto al
hablar lo hace como estando Juan en la generación
del fin. A una idea tal presta apoyo Ap 1:10 donde
vemos que Juan se siente trasladado al día del
Señor, es decir a la generación del fin, y estando en
esa generación del fin es que él dice que “el tiempo
está cerca”.
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“Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y
oí detrás de mí una gran voz como de
trompeta,”
(Ap 1:10)
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Es bueno recordar aquí, para no aferrarnos
neciamente a simples palabras, que en Ap 22:20, la
frase adverbial “en breve”, no significaba brevedad
desde nuestro humano punto de vista, porque han
pasado casi 2000 años sin cumplirse.
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“El que da testimonio de estas cosas dice:
Ciertamente vengo en breve. Amén, sea así.
Ven Señor Jesús.”
(Ap 22:20)
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>Las mujeres y los niños no se quedaron solos y
desamparados en la tierra de Og y Sehón
Como digo siempre, la Biblia hay que leerla día a
día, por orden, desde el Génesis hasta el
Apocalipsis, una y otra vez. Solamente así se logra
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tener una imagen integral y diáfana de lo en ella
escrito. Sólo así logramos tener una doctrina
monolítica.
Si leemos Nm 32:1-32 sacaremos la impresión de
que todos los hombres de la tribu de Rubén, la tribu
de Gad y la media tribu de Manasés, iban a pasar el
Jordán a ayudar en la guerra a las otras tribus. Esto
se nota más en los versículo 16 y 17, donde parece
que sólo quedarían en la tierra el ganado y los
niños, pues no mencionan a ningún hombre.
También se nota en el versículo 21 donde Moisés
dice “...pasaréis todos vosotros armados....”;
igualmente en el versículo 24 donde se repite la
misma idea que en 16 y 17; de nuevo en el 26
donde además de repetirse la misma idea sobre el
ganado y los niños, se añade a las mujeres, pero no
mencionan hombres; otra vez en el 29, donde
Moisés de nuevo da la sensación de que especifica
que “todos” pasarían; y por último en el versículo
32, donde el pueblo de las dos tribus y media parece
asentir a lo dicho por Moisés sobre que “todos”
pasarían.
Si nos guiáramos por solamente este pasaje del
libro de los Números, tendríamos que llegar a la
conclusión de que las mujeres y los niños se iban a
quedar solos en medio de una tierra recién
conquistada, a expensas de los enemigos de los
alrededores, que invadirían una tierra que tan fácil
botín les brindaba, dado que sólo mujeres y niños la
habitaban, y en donde tanto ganado había (32:1).
Si leemos ahora Nm 26; 7, 18 y 34, veremos que
en el último censo, el que se hizo después del
problema creado por Balaam, la tribu de Rubén
tenía 43,730, la de Gad 40,500 y la de Manasés
52,700 hombres de guerra, de 20 años arriba y
menores de 60. Recordemos que sólo había 40 años
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que habían salido de Egipto, y los que en esa época
era mayores de 20 años habían muerto en el camino.
Pues bien, si sumamos la mitad de la gente de
Manasés, que serían 26,350 con todos los de Rubén
y Gad, la suma sería 110,580 hombres de veinte
años arriba. Sin embargo, vemos que aquí, en Jos
4:12-13, se dice que los que pasaron en son de
guerra fueron solamente unos 40,000.
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“También los hijos de Rubén y los hijos de
Gad, y la media tribu de Manasés, pasaron
armados delante de los hijos de Israel, según
Moisés les había dicho. Como cuarenta mil
hombres armados a punto pasaron hacia la
campiña de Jericó delante de Jehová a la
guerra.”
(Jos 4:12-13)
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Al leer esto nos damos cuenta de que tenemos
que modificar la impresión que nos dio la lectura
de aquellos pasajes del libro de los Números que
parecían decir que “todos” iban a ir a la guerra, y
que los niños, las mujeres y el ganado se iban a
quedar desamparados en medio de una vasta tierra
recién conquistada, rodeada de pueblos nada
amigables y con un obstáculo como el Jordán
separándolos de sus posibles ayudadores, los cuales
se hallaban a muchos días de camino.
Como se ve, los que pasaron el Jordán para ir
a la guerra fueron 40,000 de los 110,580 que
había, un 36 % aproximadamente. Aquel grupo
de combatientes formaba poco más de tres
divisiones de infantería ligera; mientras que en la
tierra conquistada quedaban 70,580 hombres de más
de 20 años, casi seis divisiones. Recuérdese que de
todos estos hombres había muy pocos (si alguno),
que tuvieran más de 60 años. Este pueblo estaba
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formado por los que tenían menos de 20 años
cuando la rebelión de los exploradores, unos 40
años antes.
También comprueba todo esto, lo dicho en Jos
22:8 donde vemos que en la tierra de las dos y
media tribus habían quedado hermanos con los
que partir los despojos de los enemigos. Si todos
hubieran ido a la guerra no habría con quien partir
los despojos al regreso, porque todos hubieran
tomado parte del botín.
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“Y les habló, diciendo: Volveos a vuestras
tiendas con grandes riquezas, y con grande
copia de ganado, con plata, y con oro, y
metal, y muchos vestidos; partid con vuestros
hermanos el despojo de vuestros enemigos”.
(Jos 22:8)
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Tal vez se quedaron por diversos motivos, los más
viejos, los que no tenían energía y vigor aunque
fueran jóvenes, los que no tenían armas, los que no
tenían valor, como estatuye Dt 20:8, etc.. Esto
último parece ser el principal motivo, si nos
guiamos por lo dicho en Jos 1:14 “...mas vosotros
todos los valientes y fuertes, pasaréis armados...”.
Moraleja: la Biblia, para entenderla correctamente, hay que leerla completa, desde el Génesis
hasta el Apocalipsis. No se le debe dar más
importancia a unos pasajes que a otros, a unos libros
que a otros; porque como dijo Pablo “...toda
Escritura es inspirada divinamente y útil....” (II
Tim 3:16); y cuando él decía eso, se refería al
Antiguo Testamento, porque el Nuevo Testamento
aún no estaba escrito.
Debe leerse continuamente, día a día, como
dice Jos 1:8, porque sólo así se mantienen en la
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mente las diversas cosas que uno tiene que analizar
o recordar.
Debemos leerla por orden, sin estar continuamente saltando de un lugar para otro, porque por
algo tiene la Escritura ese orden y no otro, y porque
además, así está uno seguro de si ha leído todo, o
hay cosas que uno no ha leído nunca, o al menos no
las ha leído en el contexto correspondiente.
Sin saltar nada aunque nos parezca inútil o
aburrido, porque por algo está escrito. Un pasaje no
es más bíblico que otro ni más inspirado que otro.
Si no sirvieran para nada no estarían ahí.
Esta misma comprobación de que sólo una
parte de las dos tribus y media fueron a la
guerra, la saqué del hecho de que leí la cantidad
de habitantes dada en los censos de los israelitas,
cosa que algunos consideran sumamente tediosa
y no la leen.
El conocimiento de la Escritura que yo pueda
mostrarles a ustedes en estas notas, lo he adquirido
solamente así: leyendo yo la Biblia como les
aconsejo a ustedes que hagan.
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>En Edom no hay nada que eche fuego y humo
día y noche
En algunos pasajes de la Biblia se usan las
palabras “eterna”, “perpetua”, “siempre”, “jamás”,
“nunca”, etc., sin el sentido absoluto que nosotros
le atribuimos. Otras veces sí se usa con sentido
absoluto; o sea, que “nunca” quiere decir exactamente eso: nunca más. En el versículo 5 de este
capítulo 34 de Isaías, vemos que se está hablando de
Edom. En el versículo 10 se habla de un fuego que
en la tierra de Edom, no se va a apagar ni de
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noche ni de día; y que el humo subirá perpetuamente.
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“9 Y sus arroyos se tornarán en pez, y su
polvo en azufre, y su tierra en pez ardiente.
10 No se apagará de noche ni de día,
perpetuamente subirá su humo; de
generación en generación será asolada,
nunca jamás pasará nadie por ella.”
(Isa 34:9-10)
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Es evidente que en la tierra que ocupó la
descendencia de Esaú (que también se llama Edom)
no existe en la actualidad nada que eche humo o
fuego continuamente. Por lo tanto, las palabras
“perpetuamente”, “noche ni día”, “de generación
en generación”, “nunca jamás”, etc., no tienen en
realidad la fuerza que uno les da.
Pudiera decirse que lo que sucede es que esta
profecía no se ha comenzado a cumplir aún; pero si
así fuera, tendríamos que llegar a la conclusión de
que va a cumplirse casi al fin del mundo, y entonces
eso de “de generación en generación”, se referiría a
las generaciones que se levanten durante el Milenio,
después de la Segunda Venida de Cristo.
Ahora bien, aún así, ese fuego y ese humo
pudieran durar a través de todo el milenio (mil
años), pero no duraría perpetuamente, porque
cuando vengan los cielos nuevos y la Tierra
nueva ya no seguirá durando.
Una posibilidad es que esta profecía se refiriera a
una amenaza que se le hace a Edom, pero que no
llegó a efectuarse por el arrepentimiento de su
pueblo, como fue el caso de Nínive.
El contexto de cada pasaje y su compaginación
con otras profecías o hechos, es la mejor guía para
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darnos cuenta de si una palabra significa exactamente lo que nosotros creemos o no. En el caso que
nos ocupa, la lectura del resto del capítulo nos
muestra que después de la destrucción anunciada, la
tierra de Edom seguiría habitada por humanos
(versículo 12) y por animales (versículos 11-15).
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“Porque en los cielos se embriagará mi
espada. He aquí que descenderá sobre Edom
en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.”
(Isa 34:5)
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“9 Y sus arroyos se tornarán en pez, y su
polvo en azufre, y su tierra en pez ardiente.
10 No se apagará de noche ni de día,
perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca
jamás pasará nadie por ella. 11 Y la poseerán
el pelícano y el mochuelo, la lechuza y el
cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre
ella cordel de destrucción, y niveles de
asolamiento. 12 Llamarán a sus príncipes,
príncipes sin reino; y todos sus grandes serán
nada. 13 En sus alcázares crecerán espinas, y
ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán
morada de chacales, patio para los pollos de
los avestruces. 14 Y las bestias monteses se
encontrarán con los gatos cervales, y el
peludo gritará a su compañero; la lamia
también tendrá allí asiento, y hallará para sí
reposo. 15 Allí anidará el cuclillo, conservará
sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará
debajo de sus alas; también se ayuntarán allí
buitres, cada uno con su compañera.”
(Isa 34:9-15)
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Como hemos visto en este capítulo, la prudencia
nos enseña a examinar las palabras de significado
“absoluto”, para darnos cuenta si se trata de una
hipérbole, de una profecía no cumplida aún, de una
amenaza que no llegó a ocurrir por arrepentimiento
del amenazado, o si se trata de alguna otra cosa.
Vimos también que uno de los métodos para llegar
a una conclusión es leer otros pasajes que traten del
mismo asunto o de uno similar.
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Capítulo 11
Muy a menudo es el contexto el que
determina el significado
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>El contexto nos sugiere que los hijos de Aarón
estaban borrachos
Un noveno factor para entender correctamente la
Biblia, es tener en cuenta el contexto; tanto el
anterior como el posterior. En el caso de la muerte
de los dos hijos de Aarón, que se relata en Lv 10:110, el contexto posterior nos faculta a sospechar,
que estos dos sacerdotes estaban borrachos cuando
se atrevieron a quemar perfume en forma no
autorizada.
Nos es dable sospechar que estos dos hijos de
Aarón estaban borrachos cuando se les ocurrió la
idea de ofrecer “...delante de Jehová, fuego
extraño...”, porque inmediatamente después de
narrar el acontecimiento, se narra que Dios le dijo a
Aarón que no bebieran vino ni sidra cuando
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hubieren de entrar a hacer los oficios sagrados. Y
para resaltar más tal sospecha, agrega que el
mandamiento este se pone “....para poder discernir
entre lo santo y lo profano.....”.
Da la sensación como si la muerte de Nadab y
Abiú, hijos de Aarón, hubiera sido motivada por no
haber podido hacer esa distinción entre lo santo y lo
profano, debido al nivel de alcohol en sus
organismos.
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“1 Y los hijos de Aarón, Nadab y Abiú,
tomaron cada uno su incensario, y pusieron
fuego en ellos, sobre el cual pusieron
perfume, y ofrecieron delante de Jehová
fuego extraño, que él nunca les mandó. 2 Y
salió fuego de delante de Jehová que los
quemó, y murieron delante de Jehová.....8 Y
Jehová habló a Aarón, diciendo: 9 Tú, y tus
hijos contigo, no beberéis vino ni sidra,
cuando hubiereis de entrar en el tabernáculo
del testimonio, porque no muráis; estatuto
perpetuo por vuestras generaciones; 10 y
para poder discernir entre lo santo y lo
profano, y entre lo inmundo y lo limpio.”
(Lev 10:1-10 abreviado)
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Es significativo también el hecho de que en este
caso Dios hablara directamente con Aarón y sólo
con él; sin intermedio de Moisés, como siempre
ocurría. Pocas veces Dios habló directamente a
Aarón solo; antes de esta sólo recuerdo Ex 4:27.
Esta idea me fue sugerida leyendo las notas de la
Biblia traducida por Felipe Scío de San Miguel, que
fue impresa a finales de los años mil setecientos, y
la cual conservo como una valiosa prueba de lo
que en esa época no se había alterado aún.
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También tengo una copia de la Biblia original que
tradujo e imprimió Casiodoro de Reina, antes de
que fuera revisada por Cipriano de Valera. Pero de
esta última lo que tengo es una copia fotográfica
impresa de cada página, no el original mismo, como
en el caso de Scío de San Miguel.
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>“Desierto” significa “solitario”, “deshabitado”,
no “árido” ni “estéril”
En muchas ocasiones es el contexto el que nos
ilumina sobre el significado de una palabra, frase,
versículo o pasaje. En las traducciones de la Biblia
al español se usa a menudo y apropiadamente, la
palabra “desierto”. En las traducciones al inglés
usan la palabra “wilderness” que significa un lugar
deshabitado.
La palabra “desierto” la toman muchos hoy en día
solamente con el significado de un terreno árido,
estéril, sin humedad ni vegetación, como el Sahara.
No obstante el significado de la palabra
“desierto” es “solitario”, “sin habitantes”.
Como que los terrenos estériles, infecundos,
áridos, son abandonados por la gente, se quedan
solitarios y sin habitantes, y por eso a esos terrenos
les llaman “desiertos”. Pero el verdadero significado de la palabra “desierto” no es un lugar sin
vegetación o sin agua, sino un lugar donde no hay
habitantes. Por ejemplo, la selva es un lugar
desierto, pero no es un lugar sin agua ni vegetación.
Por eso es que en inglés traducen con la palabra
“wilderness” y no “desert”.
Si bien es verdad que el que conozca el
significado de esta palabra no tendrá problema en
entender lo que dice la Biblia, si la persona no
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conoce el significado real de la palabra, pero presta
atención al contexto donde la palabra “desierto” se
halla, entenderá cabalmente que el significado es
“solitario”, “deshabitado” y no “árido” ni “estéril”.
Veamos algunos ejemplos, para que comprendan la
importancia de fijarnos en el contexto.
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>El Sinaí, un “desierto” donde había agua,
hierba y árboles en abundancia
En el capítulo 19 de Éxodo vemos que el pueblo
llegó al desierto de Sinaí. Este desierto era un lugar
inhabitado, no un lugar yermo, estéril o infecundo.
No estaba exento de agua y vegetación. Para decir
esto me baso en el hecho de que para dar agua a dos
y medio millones de personas y a sus ovejas, vacas,
asnos, etc, tenía que haber hierba y agua en el lugar;
y en el hecho probado de que tenía suficiente agua,
no solo para beber, sino para lavar la ropa, como
podemos constatar en el versículo 14.
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“Al mes tercero de la salida de los hijos de
Israel de la tierra de Egipto, en aquel día
vinieron al desierto de Sinaí.”
(Ex 19:1)
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“Y descendió Moisés del monte al pueblo, y
santificó al pueblo; y lavaron sus vestidos.”
(Ex 19:14)
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Como vemos, es válido usar el contexto para
razonar cuál es el significado de una palabra. Otros
pasajes semejantes se pueden ver más adelante en el
propio libro de Éxodo.
Mucha gente cree que porque ahora hay regiones
del planeta que son verdaderos arenales, terrenos
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áridos en donde no hay vegetación ni agua, eso
significa que siempre fueron así.
La región del Sinaí, en la época de Moisés no era
árida, porque había hierba. Eso se colige de lo que
aquí dice Dios, al advertirle a Moisés que ni a los
animales les está permitido pacer delante del monte.
Si Dios les prohíbe comer hierba delante del monte,
es porque había hierba; y si había hierba, no era un
lo que hoy se dice un desierto.
Igualmente si nos fijamos en Ex 32:20 veremos
que había agua, puesto que cuando Moisés molió el
becerro de oro, lo echó en las aguas del lugar.
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“Apercíbete, pues, para mañana, y sube por
la mañana al monte de Sinaí, y está allí
sobre la cumbre del monte. Y no suba hombre
contigo, ni parezca alguno en todo el monte;
ni ovejas ni bueyes pazcan delante del
monte.”
(Ex 34:2-3)
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“Y tomó el becerro que habían hecho y lo
quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo
a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo
dio a beber a los hijos de Israel.”
(Ex 32:20)
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“Y tomé vuestro pecado, el becerro que
habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo
desmenucé moliéndole muy bien, hasta que
fue reducido a polvo; y eché el polvo de él en
el arroyo que descendía del monte.”
(Dt 9:21)
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En los dos versículos anteriores vemos que
además de haber agua, había leña, puesto que
quemó el becerro. Si había leña es porque había
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árboles. Eso no quiere decir que cada tres pasos
hubiera un manantial o un arroyo, pero
evidentemente, salvo excepciones, ellos tenían
acceso al agua y a la leña. Vemos de nuevo la
conveniencia de prestarle atención al contexto.
En el siguiente pasaje se ve de nuevo que este
“desierto” por donde andaban los israelitas durante
el Éxodo, no era un lugar seco, puesto que hasta
había rocío por la noche. En otras ocasiones, como
en I R 17:1, vemos que para que se acabara el rocío,
tenía que haber una sequía muy grande, como en la
época de Elías. Por lo tanto, la presencia del rocío
en este “desierto”, nos hace pensar que era un
terreno más fértil que el de Israel en tiempos de la
sequía de tres años y medio que trajo Elías.
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“Y cuando descendía el rocío sobre el real
de noche, el maná descendía de sobre él.”
(Nm 11:9)
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“Entonces Elías Thisbita, que era de los
moradores de Galaad, dijo a Achab: Vive
Jehová Dios de Israel, delante del cual estoy,
que no habrá lluvia ni rocío en estos años,
sino por mi palabra.”
(I R 17:1)
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En este territorio por donde andaban los
israelitas, no había pozos ni facilidades para un
pueblo en éxodo, dos millones y medio de
personas; en ese sentido era inhóspito, pero no era
un terreno tan seco como lo que hoy, en español,
llamamos desierto.
Esta palabra se usa en la Biblia muy a menudo
con el significado de “paraje solitario”, y no con el
de “lugar sin vegetación”, que es el único
significado que actualmente le damos al vocablo.
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En el pasaje de más abajo se ve que se usa con el
significado de “paraje solitario”, “lugar despoblado”, pues en ese “desierto” había un bosque. Si
se refiriera a un lugar árido, como el Sahara, no
podría haber allí un bosque.
Tal vez sea con ese significado de “lugar
despoblado”, que se usa la palabra “desierto” en
Apocalipsis 12: 6 y 14.
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“Viendo pues David que Saúl había salido en
busca de su alma, se estaba él en el bosque
en el desierto de Zif.”
(I Sam 23:15)
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Está claro que en lo que hoy llamamos un
desierto, no puede haber un bosque. He ahí de
nuevo la importancia de tener en cuenta el contexto
a la hora de interpretar un pasaje.
En el libro de Nehemías vemos claramente que la
palabra “desierto” significa sin habitantes, no un
lugar árido.
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“Y dije al rey: El rey viva para siempre.
¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la
ciudad, casa de los sepulcros de mis padres,
está desierta, y sus puertas consumidas del
fuego?”
(Esd 2:3)
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Esdras usa la palabra desierto para indicar que la
ciudad de Jerusalem estaba solitaria, con pocos
habitantes.
Si vamos al Nuevo Testamento veremos el
mismo uso de la palabra. Aquí vemos que en el
“desierto” donde bautizaba Juan, había suficiente
agua para bautizar a las multitudes.
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“Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba
el bautismo del arrepentimiento para
remisión de pecados.”
(Mr 1:4)
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Si Juan bautizaba en el desierto es porque
había allí suficiente agua como para que la gente
se metiera en ella al menos hasta la cintura. Por
lo tanto, el llamado desierto no era un lugar como el
Sahara, sino un lugar como el campo de nuestros
países cuando se halla lejos de las ciudades y de las
carreteras, donde no hay facilidades para vivir, pero
puede encontrarse un río.
A pesar de que en el versículo 35 se habla de
“desierto”, en el 39 se ve que allí había hierba
verde, esto da la tónica de a qué cosa ellos
llamaban “desierto”.
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“Y como ya fuese el día muy entrado, sus
discípulos llegaron a él, diciendo: El lugar es
desierto, y el día ya muy entrado; envíalos
para que vayan a los cortijos y aldeas de
alrededor, y compren para sí pan; porque no
tienen qué comer. Y respondiendo él, les dijo:
Dadles de comer vosotros. Y le dijeron: ¿Que
vayamos y compremos pan por doscientos
denarios, y les demos de comer? Y él les dice:
¿Cuántos panes tenéis? Id, y vedlo. Y
sabiéndolo, dijeron: Cinco, y dos peces. Y les
mandó que hiciesen recostar a todos por
partidas sobre la hierba verde.”
(Mr 6:35-39)
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Si vamos a Mt 3:1-4 veremos que Juan Bautista
hallándose en el desierto, se alimentaba con miel
silvestre. Si había miel es porque había flores en
ese lugar desierto (solitario). No se trata de un lugar
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donde no hay vegetación, porque si así fuera no
podría haber flores ni abejas ni miel.
Si leemos Jn 6:10 donde se relata este mismo
episodio, vemos que dice que había mucha hierba.
Si había mucha hierba no pueden estar hablando de
un lugar estéril, sino de un lugar desierto, es decir,
un lugar solitario, un lugar sin gente.
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“Entonces Jesús dijo: Haced recostar la
gente. Y había mucha hierba en aquel lugar;
y se recostaron como número de cinco mil
varones.”
(Mr 6:35-39)
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Como vemos, si uno se fija en el contexto, tanto
en el anterior como en el posterior, puede entender
el uso de palabras que hayan cambiado de
significado a través de los siglos, o palabras cuyo
significado uno tiene confundido. Eso es mejor que
ponerse a aprender un hebreo o un griego que en
realidad nunca vamos a dominar, ni sabemos si los
que lo enseñan hoy saben lo que significaban antes
las palabras, si saben lo que tienen que saber, como
los sabían los antiguos traductores.
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>Si Esaú lo hubiera dicho en su corazón, no se
hubiera enterado Rebeca
Cuando uno lee el pasaje que más abajo muestro,
le da la sensación a priori de que la frase “dijo en su
corazón” significa algo así como pensar algo para
sus adentros, pero sin comunicárselo a nadie.
Sin embargo, vemos en el versículo 42 que
Rebeca se había enterado de lo que su hijo Esaú
“dijo en su corazón” en el versículo 41. Es
evidente, pues, que la frase “dijo en su corazón” no
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significa lo que a priori creeríamos. Al menos, no
significa eso siempre.
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“41 Y aborreció Esaú a Jacob por la
bendición con que le había bendecido, y dijo
en su corazón: Llegarán los días del luto de
mi padre, y yo mataré a Jacob mi hermano.
42 Y fueron dichas a Rebeca las palabras de
Esaú su hijo mayor. Y ella envió y llamó a
Jacob su hijo menor, y le dijo: He aquí, Esaú
tu hermano se consuela acerca de ti con la
idea de matarte.”
(Gn 27:41-42)
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Como vemos, si a Rebeca le fueron dichas las
palabras de Esaú, eso significa que éste no lo dijo
en su corazón solamente, sino que lo habló con
alguien. El contexto nos hace ver la realidad. Tal
vez Esaú lo pensó primero, pero evidentemente,
después se lo dijo a alguien.
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>La manteca que aquí se menciona no es
manteca
Aunque este caso sólo ocurre en la antigua
versión Reina Valera, y no en inglés, es bueno
ponerlo como ejemplo. Allí se le llama “manteca”
a algo que no es lo que hoy llamamos “manteca”,
como es la manteca de cerdo o la manteca vegetal,
sino a la única “manteca” o grasa que puede
sacarse de la leche: lo que nosotros llamamos
mantequilla.
La palabra “mantequilla” es un diminutivo de la
palabra “manteca”, al igual que “bolsillo” es un
diminutivo de “bolso”, y “manilla” es un diminutivo de “mano”.
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“Ciertamente el que exprime la leche,
sacará manteca; y el que recio se suena las
narices, sacará sangre; y el que provoca la
ira, causará contienda.” (Prv 30:33)
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Como vemos, el contexto y el sentido común nos
hacen darnos cuenta del significado de las palabras
usadas en un pasaje.
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>La palabra “apóstol” significa “enviado”
Según el diccionario la palabra “apóstol” significa
“enviado”. Cuando leí la Biblia de Valera, la
original, en una nota marginal a este versículo decía
lo mismo, que significa “enviado”, “embajador”.
Ese significado se ve confirmado en este versículo
al poner en él dos ejemplos similares, en los que se
ven que, en la misma forma en que la palabra
“siervo” se relaciona con “señor”, así también la
palabra “apóstol” se relaciona con el que envía, o
como dice literalmente “el que lo envió”. De aquí
se colige que efectivamente, la palabra “apóstol”
significa “enviado”.
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“De cierto, de cierto os digo: El siervo no es
mayor que su señor, ni el apóstol es mayor
que el que le envió.”
(Jn 13:16)
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Leyendo la Biblia se puede confirmar o negar,
con seguridad, las cosas que nos enseñan por
tradición o por estudios.
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>Los tres varones estaban cerca de Abraham,
pero no junto a él
Para entender correctamente la Biblia hay que
tener en cuenta el contexto. En este versículo dice
que los tres varones estaban junto a Abraham, pero
luego dice que cuando él los vio salió corriendo de
la puerta de su tienda para recibirlos. Por lo tanto,
no estaban junto a él en el sentido que comúnmente
le damos a la palabra “junto”.
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“Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres
varones que estaban junto a él, y cuando los
vio, salió corriendo de la puerta de su tienda
a recibirlos, y se inclinó hacia la tierra”
(Gn 18:2)
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Aquí vemos que en este caso la palabra “junto”
no significa lo mismo que cuando decimos que los
novios paseaban juntos por la acera, sino como
cuando decimos que la casa de campo se halla junto
a la carretera, a pesar de que está a 100 ó 200
metros de la carretera.
Yo recuerdo que siendo niño mi padre y yo
fuimos a la casa de un campesino el cual convidó a
mi padre a ir a casa de un vecino. Mi padre le
preguntó cuan lejos estaba el lugar, pues tenía un
niño consigo, a lo cual el campesino le respondió
que estaba “muy cerca”, al “canto de un gallo”.
Estuvimos caminando como media hora para llegar
al lugar.
En otra ocasión siendo yo mayor también me
ocurrió algo parecido con otro campesino. Este me
dijo que Fulano vivía pegado a la carretera.
Tuvimos que caminar como dos kilómetros para
llegar.
La gente de campo considera que las distancias
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son mucho más cortas que lo que piensan los de la
ciudad. Hay que recordar que en tiempos bíblicos
aún los que vivían en la ciudad eran gente de
campo, pues su ganado y sus siembras se hallaban
en el campo.
Un uso del idioma parecido al versículo anterior
se ve también en Jue 19:14-15, donde después de
decir que estaban junto a Gabaa, tuvieron que
apartarse del camino para llegar a esa ciudad.
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“Pasando pues, caminaron, y se les puso el
sol junto a Gabaa, que era de Benjamín. Y se
apartaron del camino para entrar a tener allí
la noche en Gabaa; y entrando, se sentaron
en la plaza de la ciudad, porque no hubo
quien los acogiese en casa para pasar la
noche.”
(Jue 19:14-15)
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Por el contexto se da uno cuenta de en qué
sentido están usando una palabra o frase. Es
fácil, cuando se ha leído la Biblia muchas veces,
darse cuenta de lo que se está diciendo en un pasaje,
que para un primer lector puede tener dificultad.
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>La frase “el dios del siglo” tiene dos
significados opuestos
Hay quienes de lo dicho en II Co 4:4 sacan en
conclusión que, por cuanto en ese pasaje Satanás es
llamado “el dios de este siglo”, eso significa que él
es el dueño del planeta Tierra, de sus destinos y de
sus gobiernos.
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“En los cuales el dios de este siglo cegó los
entendimientos de los incrédulos para que no
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les resplandezca la lumbre del evangelio de la
gloria de Cristo, el cual es la imagen de
Dios”
(II Co 4:4)
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Sin embargo, vemos en el pasaje de Isaías que
Jehová es llamado “el Dios del siglo”, y sin
embargo, esa gente que piensa así, no quiere darse
cuenta de que Dios es el dueño del planeta Tierra,
de sus destinos y de sus gobiernos. Como es de
esperar, los ruselistas han alterado la traducción de
este versículo, a fin de que concuerde con su
herejía. Es que cada hereje busca creer lo que le
gusta. Leamos el pasaje.
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“¿ No has sabido, no has oído que el Dios
del siglo es Jehová, el cual crió los términos
de la Tierra? No se trabaja, ni se fatiga con
cansancio, y su entendimiento no hay quien
lo alcance.”
(Isa 40:28)
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Como vemos, el significado de una frase depende
del contexto en que se use, la misma frase que se
usa en Corintios para nombrar a Satanás, se usa aquí
para nombrar a nuestro Creador. Es el contexto el
que le da significado. En el pasaje de Segunda de
Corintios se ve que se refiere a Satanás, por la
maldad que se le atribuye “al dios de este siglo”.
No es porque en un caso pongan dios con minúscula
y en el otro con mayúscula, porque eso depende de
lo que interprete el que imprimió la Biblia. Uno se
da cuenta porque la maldad atribuida no puede
estarse refiriendo a nuestro Creador. Es decir, es el
contexto el que nos indica la correcta interpretación.
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>Isaías dijo que Cristo no clamaría, pero Lucas
dice que sí clamaba
Isaías, refiriéndose a Cristo dijo que no clamaría
ni haría oír su voz en las plazas. Si fuéramos a
aferrarnos a versiculillos aislados como este
veríamos en Lc 8:8 que Cristo sí clamaba. O sea,
tendríamos que pensar que hay una contradicción en
la Biblia. Sin embargo, si tratamos de darnos cuenta
del significado por el contexto, veremos la realidad.
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“2 No clamará, ni alzará, ni hará oír su
voz en las plazas. 3 No quebrará la caña
cascada, ni apagará el pabilo que humeare,
sacará el juicio a verdad.”
(Isa 42:2)
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“Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando
fue nacida, llevó fruto a ciento por uno.
Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene
oídos para oír, oiga.”
(Lc 8:8)
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Al leer lo dicho en Isaías teniendo en cuenta el
contexto nos damos cuenta de que lo que significa
es que no andaría en peleas y contiendas, mientras
que en el otro caso, el de Lc 8:8, se refiere a alzar la
voz para que lo escuchen los que no están tan
cerca.
¿Por qué pienso así? Si leemos el versículo 2
teniendo en cuenta lo dicho en el 3, (contexto
posterior) nos daremos cuenta de que se refiere a
que Cristo no andaría en discusiones, reyertas,
griterías, etc., pues en el versículo 3 nos dice que no
quebraría la caña cascada, ni apagaría el pabilo que
humeare. O sea, nos retrata a una persona incapaz
de terminar de quebrar algo que ya está medio
quebrado, incapaz de apagar algo que ya está casi
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apagado. Nos muestra la delicadeza de su trato para
con la gente que venía a salvar.
Por el otro lado, en el pasaje de Lucas nos damos
cuenta al leer el contexto anterior (versículo 4) que
se había juntado una gran multitud proveniente de
varias ciudades de sus alrededores. Por lo tanto,
había que alzar la voz.
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“Y como se juntó una grande compañía, y
los que estaban en cada ciudad vinieron a él,
dijo por una parábola:” (Lc 8:4)
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Es decir, no existe contradicción, se trata de
diferente uso para la misma palabra. Nos damos
cuenta en cada caso cuál es su uso correcto, usando
el contexto como referencia. El usar todos los
factores mencionados al principio de este libro nos
ayudará mucho a entender correctamente la Biblia.
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Capítulo 12
No generalizar un caso específico,
aplicándolo a otros que nada tienen que
ver con él
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>“Serás salvo tú y tu casa” no es promesa para
todo creyente
Un décimo factor es no generalizar ni extender lo
dicho para un caso específico, a todos los casos del
mismo estilo. Esa cuestión se me ha dado en
personas que extienden la promesa que fue hecha en
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dos casos particulares (Hch 16:31 y 11:14). Dichas
personas quieren entender que si ellos creen en
Cristo ya todos sus familiares van a ser salvos. Eso
es falso.
Hay veces que algo dicho en la Biblia se presta a
confusión. Eso es lo que le ocurre a algunos en la
interpretación de este versículo, pues suponen que
la promesa de salvación aquí expresada, es
extensiva a los miembros de la familia de todos los
creyentes. Es decir, que creyendo uno, toda su
familia será salva, o al menos, toda su familia
llegará a creer.
No hay tal cosa. Pablo y Silas, que tenían Espíritu
Santo y podían discernir más allá de lo que ve el
ojo, o analiza el humano, sabían que en creyendo el
carcelero, toda su familia creería también. Por eso,
en este caso particular y sólo para este caso,
Pablo y Silas prometieron salvación a todos los
miembros de la familia de aquel macedonio, tan
pronto él creyera.
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“Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo,
y serás salvo tú, y tu casa”
(Hch 16:31)
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Es lo mismo que la promesa expresada en Gn
22:17 para Abraham. En puridad, nadie puede
pensar que también puede recibirla él, pues fue
hecha solamente para Abraham.
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“Bendiciendo te bendeciré, y multiplicando
multiplicaré tu simiente como las estrellas
del cielo, y como la arena que está a la orilla
del mar; y tu simiente poseerá las puertas de
sus enemigos.”
(Gn 22:17)
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No quiero decir con esto que el cristiano no
alimente la esperanza de que con él puede
suceder algo parecido a lo del carcelero,
bendiciéndolo con la conversión de su familia. Es
más, yo lo alentaría a orar por la conversión de sus
familiares, pues Dios, que sabía que él pediría tal
cosa, pudo proveer para la familia suya, almas
proto-cristianas.
Lo que digo es que eso no es una ley ni una
promesa general, sino algo particular; mientras
que lo dicho respecto a rogar por la conversión de
los nuestros, no siendo una promesa, sí está dentro
de las posibilidades de la dinámica celestial
establecida por Dios.
Algo parecido a lo aquí dicho podemos sacar en
conclusión de Hch 11:13-14 donde se le promete a
Cornelio el centurión que su familia iba a ser salva.
También allí se trata de una promesa particular, o
más bien de una notificación a una persona, de lo
que va a suceder, no de una promesa general para
cualquier creyente.
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“El cual nos contó cómo había visto un ángel
en su casa, que se paró, y le dijo: Envía a
Joppe, y haz venir a un Simón que tiene por
sobrenombre Pedro; el cual te hablará
palabras por las cuales serás salvo tu, y toda
tu casa.”
(Hch 11:14)
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No está Dios en estos pasajes, comprometiéndose con el creyente a salvarle toda la
familia si sólo él cree, sino que a ese creyente se le
está notificando, posiblemente gracias al don de
profecía, que sus familiares iban a creer y a ser
salvos conjuntamente con él.
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No tiene lógica esa creencia, porque si así
fuera, todo el mundo sería salvo, porque la
salvación se convertiría en una reacción en
cadena. Efectivamente, si un hombre se convierte,
y merced a ello se convierten su esposa y todos sus
hijos, tendremos el caso de que cuando la esposa se
convierta, también a ella la promesa le garantiza
que todos sus familiares van a ser salvos, sus
padres, sus hermanos, las esposas de ellos, etc.. Y
una vez que se conviertan las esposas de esos,
entonces volvemos a comenzar otra reacción en
cadena.
Como vemos, estos dos casos son notificaciones
particulares que les hicieron a estos dos creyentes,
no una promesa de Dios para todos los que se
conviertan.
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>Confunden una promesa de Dios a Abraham,
aplicándola a la nación Israel
En Gn 12:1-3 Dios le dijo a Abraham que
bendeciría a los que bendijeran a Abraham, y que
maldeciría a los que lo maldijeran. Eso fue lo que
Dios prometió a Abraham personalmente.
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“Empero Jehová había dicho a Abram: Vete
de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de
tu padre, a la tierra que te mostraré, y haré
de ti una nación grande, y te bendeciré, y
engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los
que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra.”
(Gen 12:1-3)
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Hay sin embargo, quienes tienen el error de
generalizar, y pensar que lo dicho a Abraham era
extensivo a todos sus descendientes carnales.
Incluso los hay que creen que para nosotros obtener
la bendición de Dios tenemos que estar a bien con la
nación de Israel.
No obstante, vemos en el siguiente versículo que
eso de seré enemigo de tus enemigos, tenía una
condición: había que ser obediente. No era por ser
simplemente descendiente carnal de Abraham por lo
que Dios se convertía en enemigo de sus enemigos,
sino por la obediencia a los mandamientos de
Dios.
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“Pero si en verdad oyeres su voz, e hicieres
todo lo que yo te dijere, seré enemigo a tus
enemigos, y afligiré a los que te afligieren.”
(Ex 23:22)
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Si cuando Dios le dijo a Abraham que sería
enemigo de sus enemigos y maldeciría a los que lo
maldijeran, se hubiera referido a sus descendientes,
no tendría un por qué condicionar ahora tal cosa a
que fueran obedientes, puesto que la condición
hubiera sido ser descendientes de Abraham, y ellos
lo eran.
Igualmente, si cuando Dios hizo tal promesa a
Abraham se hubiera referido también a sus
descendientes, no hubiera podido Nabucodonosor,
primero, y los romanos después, destruir a Israel y
el Templo. Los romanos, después de destruir el
Templo y llevarse cautivo a los judíos, siguieron
reinando varios siglos. Si Dios iba a maldecir a los
que maldijeran a los descendientes de Abraham, los
romanos hubieran perdido su poder después de
destruir el Templo y la nación. Lo mismo puede
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decirse de los babilonios, que después de destruir el
Templo y la nación de Israel, siguieron reinando
setenta años.
En la mente de los que tienen esta errada
interpretación, lo único que tiene valor es ser
descendiente de Abraham. Según ellos no se puede
maldecir a un descendiente de Abraham, pero sí a
un negro africano, a un francés, o a un alemán. No
se puede ser enemigo de un descendiente de
Abraham, pero sí de un chino o de un negro o de un
peruano.
Según ellos las bendiciones de Dios nos vienen de
acuerdo a cómo tratemos a los descendientes de
Abraham, aunque atropellemos a todas las demás
razas y nacionalidades. Esta gente tiene muy errada
la forma de interpretar la manera de ser del Creador.
Son muchos los hermanos que, influidos por
interpretaciones interesadas o erradas, creen que lo
que Dios dijo al patriarca Abraham, sobre
“bendeciré a los que te bendijeren y maldeciré a los
que te maldijeren”, se le aplica también a los judíos
actualmente, y sobre todo a Israel como nación.
Piensan incluso que la suerte de un país no
depende de cómo haga justicia, ni de cómo trate a
los negros, o a los extranjeros, o a las mujeres o a
los niños, o a los pobres, o a los cristianos, sino de
cómo traten a Israel como nación. Da la sensación
de que este error fue introducido habilidosamente
en el cristianismo, por los que quieren beneficiarse
con esa interpretación, contando con que los
cristianos son tontos.
Israel como nación y los judíos como personas,
deben ser tratados como Jesucristo manda que lo
hagamos. A todos se les trata con amor, justicia y
equidad, lo mismo judíos, que chinos, que
japoneses, que árabes, que latinoamericanos. Con
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todas las naciones debemos hacer justicia. Dios nos
toma en cuenta lo que hagamos a cualquier persona
o nación, no solamente a Israel y a los judíos.
Otro argumento claro es el contenido en el
siguiente versículo, de boca de Jesucristo, donde
vemos claramente que el Señor no consideraba
descendientes de Abraham a los judíos no
creyentes. Es decir, para el Señor, los descendientes
carnales de Abraham, que no creían en él, no eran
simiente de Abraham. Veamos.
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“Respondieron y le dijeron: Nuestro padre
es Abraham. Les dice Jesús: Si fuerais hijos
de Abraham, las obras de Abraham harías.”
(Jn 8:39)
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Si a los judíos no creyentes el Señor no los
consideraba simiente de Abraham, es evidente
que las promesas hechas a Abraham, no son
extensivas a ellos. Específicamente, eso de
“bendeciré a los que te bendijeren y maldeciré a los
que te maldijeren”, no sólo no se refiere a los
descendientes en general, sino que no se refiere a
los judíos no creyentes.
Hay dos razones para no extender a la simiente
carnal de Abraham la promesa hecha específicamente a sólo ese patriarca: a) porque en el pasaje
del Génesis, el original, se ve que la promesa es
personal para Abraham, y no para su simiente; y b)
porque aunque fuera extensiva a su simiente, los
judíos no creyentes no son considerados por
Jesucristo como simiente de Abraham.
Tenemos que ser cuidadosos para no generalizar,
extendiendo el significado de un caso específico, a
todos los casos que se le parecen.
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>Los fariseos extendían lo de “ojo por ojo” a sus
personales cuestiones
En el capítulo 6 puse el ejemplo del “ojo por ojo”,
referente a que debemos leer toda la Biblia. En este
caso lo pongo para que se vea el error de tomar un
mandamiento, establecido para un caso particular, y
extenderlo a otros casos generales. Si leemos Dt
19:16-21 veremos que lo que allí manda Dios se
refiere exclusivamente al caso de cuando los jueces
se enfrentan a un testigo falso.
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“16 Cuando se levantare testigo falso contra
alguno, para testificar contra él rebelión, 17
entonces los dos hombres litigantes se
presentarán delante de Jehová, delante de los
sacerdotes y jueces que fueren en aquellos
días. 18 Y los jueces inquirirán bien, y si
pareciere ser aquél testigo falso, que testificó
falsamente contra su hermano, 19 haréis a él
como él pensó hacer a su hermano; y
quitarás el mal de en medio de ti. 20 Y los
que quedaren oirán, y temerán, y no volverán
más a hacer una mala cosa como ésta, en
medio de ti. 21 Y no perdonará tu ojo, vida
por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano
por mano, pie por pie.” (Dt 19:16-21)
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A pesar de que el mandamiento está dado para el
caso específico de los jueces, los fariseos lo habían
extendido, generalizando erradamente su uso para
lo que a ellos les convenía. Vemos de nuevo que no
se puede extender un mandamiento, una profecía o
una promesa, más allá de aquello para lo que fue
dada.
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Como dice el octavo factor necesario para una
buena interpretación de la Escritura: No generalizar
un caso específico, aplicándolo a otros que nada
tienen que ver con él.
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Capítulo 13
Debemos discutir con los hermanos
nuestras interpretaciones cuando éstas
sean diferentes
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>La discusión de temas doctrinales entre
hermanos es saludable
Un onceno factor, para interpretar correctamente
la Biblia, el cual yo considero crucial, es discutir
nuestras interpretaciones con los que tienen una
interpretación diferente. Lo considero crucial,
porque si yo estoy errado, solamente los que se me
oponen pueden hacerme ver la luz. Los que piensan
igual que yo, si ambos estamos equivocados, lo
único que pueden hacer es reafirmarme en mi error.
Por el lado contrario, el que se opone a nuestra
interpretación, nos ayuda a salir de nuestro error, si
es que estamos errados, o nos reafirma en nuestra
interpretación, si vemos que sus argumentos son
falaces, débiles o que no aplican al asunto que se
discute.
Los cristianos del comienzo, Pablo y Bernabé
entre ellos, discutían acaloradamente, pero con
justicia, sus diferencias. Por lo tanto, no es malo
discutir, como opinan algunos. A mi modo de ver se
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puede discutir, siempre y cuando el que discute
lleve en su espíritu el deseo de convencer al otro de
algo que él cree sinceramente que es doctrina
correcta; y siempre que en su propio espíritu deje
abierta la puerta del entendimiento para ser
convencido si es el otro el que tiene buenos
argumentos. Veamos qué hacían Pablo y Bernabé.
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“Así que, suscitada una disensión y
contienda no pequeña a Pablo y a Bernabé
contra ellos, determinaron que subiesen
Pablo y Bernabé a Jerusalem, y algunos otros
de ellos, a los apóstoles y a los ancianos,
sobre esta cuestión.”
(Hch 15:2)
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Lo que sucede muchas veces es que la gente no
discute, sino pelea de palabras, trata de ofender, de
irritar, de rebajar a su oponente y de burlarse de él.
O sea, no está discutiendo, sino peleando, tratando
de vencerlo con armas indignas de una causa justa.
El esgrimir los argumentos propios, aunque a veces
alguien lo haga en forma acalorada (pero nunca
ofensiva) no lo considero malo.
El problema real de muchos hermanos es que
no quieren discutir, porque su fe es muy débil y
temen que se la destrocen. Tienen doctrinas erradas
y hasta heréticas, que absorbieron cuando se
convirtieron, y aunque no tienen sobre qué base
sostenerla, desean mantenerla a toda costa, y por
eso no las discuten.
Otros no discuten porque saben que no tienen
la razón, y su ego no les permite reconocerlo, ni
les permite que tal cosa se descubra públicamente
durante una fraternal discusión.
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>Pablo y Apolos no tenían temor a discutir de
religión
La misma saludable costumbre sobre la validez de
las discusiones y disputas de argumentos, se puede
apreciar en los siguientes pasajes, donde se ve que
tanto el Apóstol Pablo como Apolos discutían sobre
religión continuamente.
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“Y disputaba en la sinagoga todos los
sábados, y persuadía a judíos y a griegos.”
(Hch 18:4)
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“Y llegó a Éfeso, y los dejó allí; y él,
entrando en la sinagoga, disputó con los
judíos”
(Hch 18:19)
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“Porque con gran vehemencia convencía
públicamente a los judíos, mostrando por las
Escrituras que Jesús era el Cristo.”
(Hch 18:28)
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“Y entrando él dentro de la sinagoga,
hablaba libremente por espacio de tres meses,
disputando y persuadiendo del reino de
Dios.”
(Hch 19:8)
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En todos estos pasajes percibimos que era
costumbre de los apóstoles, y en general, de los
primeros hermanos, discutir sobre religión con los
creyentes y con los incrédulos. Yo no sé de donde
sacan ahora muchos hermanos tanto “asco” por
la discusión fraternal de nuestras creencias,
como no sea el temor a que le lastimen su ego si sus
argumentos son errados.
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Hay quienes por no tener argumentos bíblicos
para defender sus heréticas doctrinas, apelan al
sofisma de que “él fue llamado a predicar no a
discutir las doctrinas”. Eso es hipocresía, eso es
solamente un falso pretexto para seguir con una
creencia que saben errada, pero que no quieren que
otros se den cuenta de que ellos saben que está
errada.
San Pablo, que predicaba el evangelio mucho más
que todos esos individuos, acostumbraba a discutir
sus puntos de vista, como podemos ver en el
siguiente pasaje.
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“17 Así que, disputaba en la sinagoga con
los judíos y religiosos; y en la plaza cada día
con los que le ocurrían. 18 Y algunos
filósofos de los epicúreos y de los estoicos,
disputaban con él; y unos decían: ¿Qué
quiere decir este palabrero? Y otros: Parece
que es predicador de nuevos dioses, porque
les predicaba a Jesús y la resurrección.”
(Hch 17:17-18)
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Así vemos que Pablo discutía sobre doctrina, en
la sinagoga, con los judíos, y con los gentiles
convertidos al judaísmo, mientras que en la plaza
pública discutía con cualquier interesado, como se
ve en el versículo 17. También discutía con los
filósofos como vemos en el 18. Es decir, Pablo no
tenía tanto “asco” a discutir sobre religión, como
los supuestos imitadores del apóstol, los cuáles se
aterran cuando de lo que se trata es de mantener sus
convicciones religiosas por medio de una discusión
entre hermanos. Tal vez sean más santos que San
Pablo.
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>También los que no eran apóstoles discutían sus
doctrinas
Los primeros cristianos acostumbraban a discutir
de religión. En el libro de los Hechos vemos que en
6:9 lo hace Esteban, que no era apóstol, al igual que
vimos hacerlo a Apolos anteriormente, que tampoco
era apóstol. Los apóstoles lo hacían. Por ejemplo,
en Hch 9:29 es Pablo; en 11:2 y 15:7 es Pedro; en
17:2 es de nuevo Pablo. Veamos todos.
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“Se levantaron entonces unos de la sinagoga
que se llama de los Libertinos, y Cireneos, y
Alejandrinos, y de los de Cilicia, y de Asia,
disputando con Esteban. Mas no podían
resistir a la sabiduría y al Espíritu con que
hablaba.”
(Hch 6:9)
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Aquí vemos que los miembros de las sinagogas
discutían con Esteban, y lógicamente, si ellos
discutían con él era porque él discutía con ellos.
Nadie puede discutir solo. Entonces estos que
discutían con Esteban hicieron lo que siempre hacen
los que no tienen argumentos para sostener sus
convicciones religiosas: usar la fuerza contra el
opositor, si es que tienen esa fuerza, o huir de la
discusión si no tienen la fuerza para acallar al que
les discute. En este caso como que tenían la fuerza,
mataron a Esteban. Ahora veremos de nuevo a
Pablo discutiendo de religión.
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“Y hablaba confiadamente en el nombre del
Señor, y disputaba con los griegos; mas ellos
procuraban matarle.”
(Hch 9:29)
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En el pasaje anterior volvemos a ver el mismo
patrón. Como que no tenían argumentos para refutar
a Pablo, procuran matarlo. No obstante siguen
aferrados a sus creencias erradas. Todos son
iguales.
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“Y como Pedro subió a Jerusalem,
contendían contra él los que eran de la
circuncisión”
(Hch 11:2)
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Vemos de nuevo a los hermanos contender, esta
vez con Pedro, a causa de una doctrina errada que
ellos tenían. Si ellos no hubieran discutido el
asunto, hubieran seguido con su error.
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“Y habiendo habido grande contienda,
levantándose Pedro, les dijo: Varones
hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace
algún tiempo que Dios escogió que los
gentiles oyesen por mi boca la palabra del
evangelio, y creyesen.” (Hch 15:7)
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Como vemos en estos dos pasajes anteriores,
gracias a aquella “disensión y contienda no
pequeña”, se aclararon las doctrinas y se escribió la
Carta Apostólica. Si los primeros cristianos
hubieran sido cobardes para discutir, como los
de hoy, lo que hubieran hecho es no discutir, pero
formar una secta aparte con sus indiscutidas
creencias.
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“Y Pablo, como acostumbraba, entró a ellos,
y por tres sábados disputó con ellos de las
Escrituras.”
(Hch 17:2)
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En el pasaje anterior vemos no solamente que
Pablo discutía, sino que esa era su costumbre
siempre. Si Pablo discutía, era porque: a) no es
malo el discutir sobre las doctrinas; b) porque tenía
argumentos sólidos para sostener la doctrina en la
que creía, y c) porque prefería que prevaleciera la
verdad de Dios antes que su ego.
Así que, visto que tantos cristianos primitivos, y
en tantas ocasiones, discutían cuestiones doctrinales, no veo base para el “escrúpulo” que tienen o
fingen tener algunos que dicen creer que el cristiano
no debe discutir.
Sin embargo, la verdad de mi experiencia es que
sí discuten, pero solamente cuando creen que tienen
buenos argumentos. No obstante, tan pronto se dan
cuenta de que están errados, se van sin reconocer su
error, y es entonces cuando dicen que el cristiano no
debe discutir. Eso me ha pasado con cristianos de
todas las denominaciones, pero más aún con los
ruselistas, que siempre le dicen a uno que van a
traer a alguien que sepa más que ellos, pero jamás
regresan con ese que sabe más. Es una manera de
huir salvando la honrilla.
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>Si el Apóstol Pablo nos exhorta a examinarlo
todo, no debemos rechazar la discusión fraternal
“Discutir” significa examinar minuciosamente
una materia, exponiendo cada cual su opinión e
impugnando la contraria. Por lo regular los
religiosos se niegan a discutir sus creencias, tal vez
intuyendo que pueden demostrarles que están
errados, y no queriendo que les quiten su idea o que
se les lastime su ego. Por lo que dice San Pablo se
ve que, a diferencia de lo que muchos creen hoy en
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día, no hay nada malo en examinar las doctrinas de
otros.
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“Examinadlo todo; retened lo bueno.”
(I Tes 5:21)
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No obstante esta clara amonestación de nuestro
hermano Pablo, son muchos, demasiados, los
cristianos que se enclaustran en sí mismos,
privándose de discutir sus convicciones, para que
“no los engañen”. La solución no se halla en
enclaustrarnos ni en taparnos los oídos “para que no
nos engañen”, sino en leer la Biblia diariamente, y a
la luz de sus enseñanzas, examinarlo todo y retener
lo bueno.
Recuerdo que cuando yo era joven, a los católicos
les estaba terminantemente prohibido hablar con
los no-católicos, o leer la Biblia, aún la Biblia
católica. Igual norma siguen los ruselistas. Hacen
todo lo contrario de examinarlo todo y retener lo
bueno.
Una vez que una denominación cualquiera tiene a
sus conversos, los aísla de las demás denominaciones cristianas, para evitar que se den cuenta de
sus errores. No es una medida para “proteger” a los
suyos. Eso es una medida para evitar que se le
vayan los donantes.
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>¿Se puede redargüir sin discutir”
A diferencia de los primeros cristianos, los cuales
discutían sus creencias, en la actualidad la gente
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toma la palabra “discutir” casi como si fuera una
mala palabra.
La mayoría de la gente, y los cristianos no son
excepción, rechazan el discutir sus convicciones.
Esto es motivado por una de dos razones o por
ambas:
a) no tienen argumentos bíblicos para mantener lo
que creen, pero quieren seguir creyéndolo, y al
discutir, alguien puede demostrarles que están
equivocados, por lo tanto, se abstienen de discutir
con diversos pretextos;
b) no les importa ayudar al que ellos consideran
equivocado, y no están dispuestos a molestarse en
discutir con ellos para convencerlos.
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“Toda Escritura es inspirada divinamente y
útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instituir en justicia”
(II Tim 3:16)
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Si Pablo dice que la Escritura es útil para
redargüir y para corregir lo errado, se evidencia que
él consideraba que se debían discutir las creencias
religiosas, y bien sabemos que él las discutía donde
quiera que iba.
La palabra “redargüir” significa anular el
argumento que otro haya usado, agarrar el
argumento contrario y demostrar que está en contra
de la tesis que mantiene el que lo presentó. Eso
solamente se puede hacer durante una discusión.
En el pasaje anterior, donde Pablo aconseja usar
la Escritura para redargüir, constatamos que Pablo
opinaba que el cristiano debía redargüir, de donde
se deduce que encontraba normal y aceptable que el
cristiano discutiera sobres las creencias religiosas.
No sé por qué ahora “los más santos que nadie”
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opinan que no se debe discutir, porque el discutir,
según ellos “no es de cristianos”. Pobre Pablo, no
era tan buen cristiano como estos que son
“alérgicos” a la discusión fraternal de nuestras
convicciones.
Ya vimos anteriormente, al analizar varios
pasajes del libro de los Hechos, cómo los
apóstoles y demás hermanos discutían ampliamente lo que tenía que ver con la fe. El abstenerse
de discutir las doctrinas con los hermanos,
fingiéndose más mansos que nadie, me parece un
subterfugio de los que en realidad saben que no
tienen la razón, pero no quieren que se sepa. Es
decir, es un subterfugio de los que, dudosos de lo
que creen, no desean que nadie les abra los ojos a la
verdad, para así poder seguir creyendo en la mentira
sin que la conciencia les moleste demasiado.
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>Pablo manda a los cristianos a discutir con los
errados
Hoy en día los cristianos piensan que para ser
“buen cristiano”, no se debe discutir de religión.
Lo que no se debe es pelear, insultar u ofender, pero
Pablo siempre aconsejó a sus discípulos y hermanos
discutir sobre religión; y él mismo lo hacía
constantemente en las sinagogas, en el areópago, y
donde quiera que alguien contradijera la sana
doctrina. Pablo, hablando de cómo tenían que ser
los pastores dijo lo siguiente:
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“Retenedor de la fiel palabra que es
conforme a la doctrina, para que también
pueda exhortar con sana doctrina, y
convencer a los que contradijeren. Porque
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hay aún muchos contumaces, habladores de
vanidades, y engañadores de las almas,
mayormente los que son de la circuncisión, a
los cuales es preciso tapar la boca; que
trastornan casas enteras; enseñando lo que
no conviene, por torpe ganancia.”
(Tit 1:9-11)
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Son muchos hoy en día los que contradiciendo
esta enseñanza de Pablo, a quien dicen imitar, dicen
que lo único que ellos tienen que hacer es “decir”,
sin usar argumentos o tratar de convencer a nadie.
Pablo discutió con judíos y gentiles, porque
sabía que tenía la verdad, que tenía la sana doctrina,
y por tenerla, no le faltaban argumentos. Lo que le
sucede a estos que temen discutir con los que ellos
consideran errados, es que en realidad no tienen la
sana doctrina, o no están seguros de si tienen o no la
verdad, y su inflado ego no les permite que los
derroten en la discusión. Prefieren esconderse en
el pretexto de que lo único que tienen que hacer
es “decir y luego huir” para que nadie pueda
demostrar que están errados.
Sin embargo, ¿cuál es la realidad? ¿Qué es lo
que Pablo quería que los pastores hicieran? En este
pasaje, Pablo, además de decir que los pastores
deben retener la sana doctrina, dice clara y
diáfanamente que con esa sana doctrina deben
“convencer a los que contradijeren”. No creo que
haga falta un excesivo esfuerzo de la inteligencia
para darnos cuenta de que para “convencer” hay
que “discutir”, hay que exponer argumentos a favor
de lo verdadero y en contra de lo errado. Sobre
todo, porque hay que convencer a los que
“contradijeren”. Para convencer al contradictor no
hay más remedio que discutir con él. Con “decir y
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huir” no se resuelve nada, sólo se salva el ego. Y se
deja a los pobres oyentes en la duda.
Incluso vemos que Pablo les dice que “es preciso
tapar la boca” a los que trastornan la verdad.
No aconseja el apóstol predicar una doctrina y salir
huyendo, sino que aconseja enfrentar a los que se
oponen y sostienen lo falso. Para taparles la boca
hay que discutir amigablemente con ellos, no
rehuir la discusión ni quemarlos en la hoguera, ni
matarlos, como hacía la inquisición católicoromana, Calvino y otros. Los que rehuyen la
discusión por lo general lo hacen porque no pueden
enviarnos a la hoguera; si pudieran, en vez de rehuir
o discutir nos enviaban a la hoguera.
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>El Apóstol Pedro opina que se debe discutir
con mansedumbre y reverencia
Según el Apóstol San Pedro, todo cristiano debe
estar aparejado para responder a aquellos que
deseen saber sobre su doctrina; así como para poder
explicar si alguno tiene objeciones, bien sea porque
no entiende esa doctrina o porque cree entender otra
cosa en la lectura del pasaje en el cual se basa el
cristiano.
Contrariamente a este sano consejo del apóstol, la
costumbre de la casi totalidad del cristiano es
aseverar dogmáticamente lo que él cree, leer un par
de versículos, y salir huyendo si ve que su
interlocutor tiene buenos argumentos bíblicos en
contra. No es esa actitud la que aquí aconseja el
Apóstol Pedro.
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“...sino santificad al Señor Dios en vuestros
corazones, y estad siempre aparejados para
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responder con mansedumbre y reverencia a cada
uno que os demande razón de la esperanza que
hay en vosotros.”
(I P 3:15)
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Esa es la forma cristiana de discutir las cuestiones
religiosas, con mansedumbre y reverencia, pero sin
salir huyendo de la discusión cuando el inconverso,
o el errado en la doctrina le ponen argumentos que
parecen correctos.
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>¿Exhortó Pablo en Tito 3:9 a no discutir?
Hay quien ha sacado como su justificación para
no discutir, el versículo mencionado en el título.
Comencemos por leerlo.
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“Mas las cuestiones necias, y genealogías,
y contenciones, y debates acerca de la ley,
evita; porque son sin provecho y vanas.”
(Tit 3:9)
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A poco que razonemos se nos hace evidente que
Pablo no le está prohibiendo a los hermanos el
hablar o aún el discutir sobre el alcance de los
mandamientos de Dios, puesto que eso mismo es lo
que todos los apóstoles hicieron, según vemos en el
capítulo 15 de Hechos y a través de todas las
epístolas. A todo lo largo del libro de los Hechos
vemos como Pablo debatía con los hermanos judíos,
basándose en las Escrituras, y demostrando por ellas
que Jesús era el Cristo. También lo hacía Apolos.
Asimismo vemos que Pablo debatía con los
hermanos sobre la inoperancia actual de las leyes
rituales, dado que ellas eran meros símbolos de la
venida y sacrificio del verdadero Cordero de Dios.
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Nunca enseñó Pablo que las leyes de Dios para el
comportamiento humano estaban abolidas o eran
obsoletas, sino las leyes ceremoniales y rituales.
En el versículo anteriormente leído nos dice que
evitemos debates acerca de la ley. ¿Acerca de qué
ley? ¿Puede pensar alguien que Pablo estaba
diciendo que no se debe hablar sobre los
mandamientos de Dios? ¿Acaso está Pablo diciendo
aquí que las conversaciones acerca de las leyes de
Dios para el comportamiento humano son
genealogías o cuestiones necias? No es lógico
pensar tal cosa.
No está diciendo Pablo que si alguien decía que
mandamientos tales como no adorar imágenes, no
adulterar, no robar, etc., estaban obsoletos y ya no
había que guardarlos, el cristiano no debía debatir
con esa persona ni contradecirlo, sino simplemente,
callarse la boca. No tiene lógica pensar que esa era
la enseñanza de Pablo.
Los debates acerca de la ley que él recomienda
evitar, se refieren a algún tipo de doctrina que
algunos traían, la cual tenían que ver con
genealogías judaicas y cuestiones rituales.
Si algún griego le decía a Pablo y a los demás
cristianos que era lícito adorar a Jehová y a Júpiter,
estoy seguro que Pablo o los hermanos le iban a
discutir el punto. No está Pablo llamándole
“cuestiones necias” a un asunto como este que
hablamos.
Si alguien salía predicando que los cristianos se
salvaban contrapesando sus malas acciones con las
buenas, estoy seguro que Pablo y los demás
hermanos iban a discutir el punto con él, en vez de
dejar que envenenara a la Iglesia con semejante
doctrina. No está Pablo llamándole “cuestiones
necias” a este tipo de discusiones. Por lo tanto, no
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se puede alegar este único versículo, en contra de
todos los demás en los que Pablo aconseja lo
contrario de lo que a priori parece decir aquí.
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Capítulo 14
Conocer, a través de la Biblia, las
costumbres antiguas
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>No confundir las costumbres bíblicas con las
costumbres musulmanas, indias y chinas
El factor número doce es conocer las costumbres
antiguas. Conociendo las costumbres de la época
bíblica podremos entender algunos pasajes que de
otra manera nos parecerían truncos o ilógicos. Pero
ese conocimiento debe haber sido sacado de nuestra
lectura de la Biblia, no de la lectura de libros que
enseñan cosas inventadas por sus confundidos
autores. Leyendo toda la Biblia, desde el Génesis
hasta el Apocalipsis, podemos darnos cuenta de las
verdaderas costumbres bíblicas. Los autores de
libros sobre las costumbres bíblicas, unas veces por
ignorancia y otras por conveniencias sectarias,
políticas, o de otra índole, nos hacen ver cosas que
se contradicen con lo que en la Biblia leemos.
He leído en libros y escuchado en sermones, que
la situación de las mujeres en épocas bíblicas era
solamente un escalón por encima de los esclavos.
Eso es mentira, y lo puede comprobar cualquiera
que lea toda la Biblia. Lo que sucede es que algunos
confunden las costumbres musulmanas, las de la
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India y las de China, con las costumbres bíblicas.
Llegan a decir que los hebreos comprometían a sus
hijos en casamiento, desde que tenían 4 ó 6 años;
eso es un disparate. Sin embargo, todas estas
confusiones las he visto predicadas desde el púlpito
y escritas en folletos para uso de la escuela
dominical de algunas denominaciones.
Por eso es bueno, para interpretar correctamente
la Biblia, conocer las costumbres antiguas, pero a
través de la Biblia, no a través de lo que nos
enseñen los demás.
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>Por las genealogías se nota que a veces la mujer
era más importante que el esposo
El leer toda la Biblia nos enseña cuál era en
realidad la posición de la mujer en épocas bíblicas.
Son muchos lo que creen que en época del Antiguo
Testamento la mujer era algo así como un cero a la
izquierda. Tienen esa errada idea porque confunden
las costumbres de los musulmanes, con la de los
siervos de Dios en los tiempos bíblicos. En el
siguiente versículo vemos que la genealogía que
menciona Rebeca incluye a Milca, la mujer, antes
de mencionar a Nachor, el hombre. Parece que en
aquella sociedad o en aquel paraje, Milca era un
personaje.
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“Y ella respondió: Soy hija de Bethuel, hijo
de Milca, el cual parió ella a Nachor.”
(Gn 24:24)
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En 36:2 vemos de nuevo un caso parecido, pues
en la genealogía se menciona a la mujer en vez de al
hombre, señal de que al parecer, en este caso la
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mujer era más importante que el marido. En el caso
de Aholibama, vemos que no se menciona la
genealogía de su padre, sino la de su madre, que se
llamaba Ana.
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“Esaú tomó sus mujeres de las hijas de
Canaán: a Ada, hija de Elón heteo, y a
Aholibama, hija de Ana, hija de Zibeón el
heveo”
(Gn 36:2)
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También vemos en 36:39 que cuando dan la
genealogía de Meetabel, a quien mencionan es a su
madre Matred.
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“Y murió Baalanán, hijo de Achbor, y reinó
Adar en lugar suyo; y el nombre de su ciudad
fue Pau; y el nombre de su mujer Meetabel,
hija de Matred, hija de Mezaab.”
(Gn 36:39)
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Hay gente que confunde sus personales tendencias
misóginas, con la ordenación de Dios en el
matrimonio, en el que el esposo es el que gobierna.
Son muchos los pasajes de la Biblia de donde se
puede sacar en conclusión que aunque por
costumbre las mujeres no se ocupaban de ciertas
labores o mandos, no les era prohibido hacerlo.
Buen ejemplo son los casos de Débora, Jael y
Hulda. La primera una líder guerrera; la segunda, la
ejecutora de un enemigo; y la tercera una profetisa.
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>La mujer y el velo en la época bíblica
Existe muy a menudo entre los cristianos el error
de confundir las costumbres musulmanas, con las
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costumbres de las épocas bíblicas. Muchos creen,
incluso algunos eruditos y profesores de seminario,
que las mujeres de las épocas bíblicas vivían con el
rostro tapado por un velo, como las musulmanas de
hoy. No hay tal cosa. Como costumbre nupcial la
mujer usaba velo para presentarse ante el hombre
con quien se iba a casar, pero eso era solamente con
ese propósito, el resto de sus actividades y de su
vida discurría a rostro descubierto. Hoy en día
también durante la ceremonia la novia usa un velo.
Las mujeres decentes no tenían que taparse el
rostro, quienes se tapaban el rostro eran las
prostitutas, como se ve en el pasaje que más abajo
presento, en el que Judá al ver a Thamar su nuera,
con un velo sobre el rostro, la toma por una
prostituta. Incluso dice que la razón por la que él se
creía que era una prostituta, era porque tenía un velo
sobre el rostro. Si todas las mujeres de aquella
época hubieran acostumbrado a usar velo sobre sus
rostros, no hubiera Judá calificado de prostituta a
una mujer a quien veía con un velo sobre el rostro.
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“Entonces quitó ella de sobre sí los vestidos
de su viudez, y se cubrió con un velo, y se
arrebozó, y se puso a la puerta de las aguas
que están junto al camino de Timnath; porque
veía que había crecido Sela, y ella no era
dada a él por mujer. Y la vio Judá, y la tuvo
por ramera, porque había ella cubierto su
rostro.”
(Gn 38:14-15)
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De la lectura de estos dos versículos anteriores, se
hace evidente que las mujeres decentes no andaban
con el rostro cubierto, sino las prostitutas. El error
de muchos es confundir las costumbres bíblicas con
las costumbres musulmanas.
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Esta misma idea se percibe en Gn 24:65 donde se
ve que Rebeca andaba sin velo delante del criado de
Abraham y de los diez hombres que él tenía bajo su
mando. Rebeca sólo se vino a poner el velo, cuando
vio que Isaac, su futuro esposo, venía a encontrarse
con ella. Si Rebeca hubiera usado siempre el velo,
no se lo hubiera tenido que poner cuando el criado
de Abraham le dijo que era su novio el que venía
hacia ella.
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“Porque había preguntado al criado: ¿Quién
es este varón que viene por el campo hacia
nosotros? Y el siervo había respondido: Este
es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se
cubrió.”
(Gn 24:65)
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Se ve claramente que Rebeca estaba sin velo
delante del criado de Abraham, y por ende, delante
de todos los hombres que iban en la comitiva.
Más adelante, en Gn 29:17 se dice que Rachel
(sobrina de Rebeca) tenía linda cara. No da eso
mucho margen a pensar que la tenía escondida
detrás un velo.
Además, no recuerdo ningún pasaje en el que se
nos haga pensar que las mujeres del Medio Oriente
de aquella época andaban con sus caras cubiertas
de velo. Eso vino después que los musulmanes
impusieron a sangre y fuego su religión y sus
costumbres en la zona.
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“Y los ojos de Lea eran tiernos, pero Rachel
era de lindo semblante y de hermoso
parecer.”
(Gn 29:17)
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Si en Rachel se podía apreciar un lindo rostro, es
porque andaba sin velo, porque oculto por un velo
todos los rostros son iguales.
Para interpretar correctamente la Biblia, es bueno
conocer las costumbres antiguas, pero a través de la
Biblia, no a través de libros de autores confundidos.
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>Las ropas femeninas en la época bíblica
Hay quienes piensan que las ropas de las mujeres,
en los tiempos bíblicos, eran algo así como los
atavíos de una monja de clausura. Aunque en
ningún lugar se describe las ropas de la mujer, es
evidente que estas ropas permitían apreciar su
hermosura. Ya comprobamos que las costumbres de
entonces permitían ver el rostro de las mujeres.
Veamos ahora por qué podemos saber que sus ropas
permitían apreciar las formas de su cuerpo. No
estamos hablando del descoco que hoy existe en el
vestir femenino; así no vestían aquellas pías
mujeres, pero tampoco vestían como una monja.
El versículo que nos ocupa es buena prueba de
ello. Y no se piense que en este caso es así porque
se trataba de una mujer liviana. Hay otros casos que
también lo demuestran. En el siguiente versículo
nos habla de forma que nos hace ver que la
hermosura de una mujer se podía ver a pesar de sus
ropas, señal esta que no eran ropas como las de una
monja de clausura.
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“No codicies su hermosura en tu corazón,
ni ella te prenda con sus ojos.”
(Prv 6:25)
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También mujeres recatadas, como Sara, vestían de
manera que los circundantes podían apreciar su
hermosura (Gn 12:14); no obstante nadie debe
acusarla de liviandad, puesto que el mismo apóstol
la cita como ejemplo de recato, cuando describe
cómo deben vestirse y ataviarse las mujeres, en I P
3:5-6.
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“Y aconteció que, como entró Abram en
Egipto, los egipcios vieron la mujer que era
hermosa en gran manera.”
(Gn 12:14)
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“Porque así también se ataviaban en el
tiempo antiguo aquellas santas mujeres que
esperaban en Dios, siendo sujetas a sus
maridos; como Sara obedecía a Abraham,
llamándole señor; de la cual vosotras sois
hechas hijas, haciendo bien, y no sois
espantadas de ningún pavor.”
(I P 3:5-6)
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En Gn 24:16, hablando esta vez de Rebeca, se
hace un comentario favorable sobre la hermosura
que de ella podían apreciar los que la veían, señal
esta de que las ropas no eran tales que la ocultaran
totalmente. En Gn 26:7, ya casada, Rebeca vuelve
ella a ser notable entre los que la veían por la
hermosura que cualquiera podía notar en ella.
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“Y la moza era de muy hermoso aspecto,
virgen, a la que varón no había conocido; la
cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro,
y se volvía.”
(Gn 24:16)
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“Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es
mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es
mi mujer; que tal vez, dijo, los hombres del
lugar me matarían por causa de Rebeca;
porque era de hermoso aspecto.”
(Gn 26:7)
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Como vemos en todos estos casos presentados, la
hermosura de una mujer podía ser notada a pesar de
sus ropas, de donde se deduce que las ropas
decentes que ellas acostumbraban a usar no eran al
estilo de las mujeres sauditas ni al estilo de monjas
de clausura.
En Gn 29:17 se ve que se hacía diferencia entre
una cara linda y un cuerpo hermoso; por lo tanto,
cuando usan la palabra “hermosa” no se refieren a
una cara linda, sino a un cuerpo bien formado,
recordemos que la palabra “hermosa” viene de la
antigua palabra “formosa”, que significa abundante
en formas.
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“Y los ojos de Lea eran tiernos, pero Rachel
era de lindo semblante y de hermoso
parecer.”
(Gn 29:17)
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En otros muchos pasajes se nota la misma ropa no
monacal que usaban, de donde se deduce que ese
era el tipo de ropa común en la moda de aquella
época. Veamos: Dt 21:11; Jue 15:2; II S 14:27; I R
1:3-4; Est 1:11; Est 2:7; Job 42:15.
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“Y vieres entre los cautivos alguna mujer
hermosa, y la codiciares, y la tomares para ti
por mujer,”
(Dt 21:11)
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“Y dijo el padre de ella: Me persuadí que la
aborrecías, y la di a tu compañero. Mas su
hermana menor, ¿no es más hermosa que
ella? tómala, pues, en su lugar.”
(Jue 15:2)
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“Le nacieron a Absalom tres hijos, y una hija
que se llamó Thamar, la cual era hermosa de
ver.”
(II Sam 14:27)
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“Y buscaron una moza hermosa por todo el
término de Israel, y hallaron a Abisag
Sunamita, y la trajeron al rey. Y la moza era
hermosa, la cual calentaba al rey, y le servía:
mas el rey nunca la conoció.”
(I R 1:3-4)
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“Que trajesen a la reina Vasthi delante del
rey con la corona regia, para mostrar a los
pueblos y a los príncipes su hermosura;
porque era linda de aspecto.”
(Est 1:11)
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“Y había criado a Hadassa, que es Esther,
hija de su tío, porque no tenía padre ni
madre; y era moza de hermosa forma y de
buen parecer; y como su padre y su madre
murieron, Mardoqueo la había tomado por
hija suya.”
(Est 2:7)
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“Y no se hallaron mujeres tan hermosas
como las hijas de Job en toda la tierra; y les
dio su padre herencia entre sus hermanos.”
(Job 42:15)
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Como se ve en todos estos pasajes, la hermosura
de las mujeres se podía apreciar por encima de la
ropa que usaban; por lo tanto, no usaban atavíos
monacales, pues de haber usado ese tipo de ropas
que todo lo ocultan, no podría haberse dicho de
ellas, por parte del público que las veía, que eran
hermosas.
Tampoco puede pensarse que las mujeres cuya
hermosura podía apreciarse sin que la ocultaran las
ropas, eran mujeres livianas, como ya demostré; ni
que sus esposos o padres fueran consentidores,
puesto que hombres de la talla moral de Job tenían
hijas cuya hermosura todos podían ver sin que las
ropas que él les permitía usar, la ocultara.
Claro, nadie debe tomar esa oportunidad para
dar rienda suelta a su desvergüenza, pretextando
basarse en la Escrituras para justificar un vestir
obsceno. Pero el que use su buen juicio, sin dejarse
arrastrar ni por prejuicios misóginos u otros
complejos personales o de grupo, ni por la lujuria de
la época, hallará una buena zona de equilibrio
dentro de la cual poder desenvolverse.
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>El estado civil de las mujeres se
diferenciaba por su ropa y sus adornos
Es bien sabido que en la antigüedad las mujeres
casadas y las solteras se diferenciaban por sus
adornos. También se diferenciaban las que ya
estaban comprometidas (desposadas) de las casadas
y de las vírgenes.
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“¿Se olvida la virgen de su atavío, o la
desposada de sus sartales? mas mi pueblo se
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ha olvidado de mí por días que no tienen
número.”
(Jer 2:32)
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“Por esta causa las aguas han sido
detenidas, y faltó la lluvia de la tarde; y has
tenido frente de mala mujer, ni quisiste tener
vergüenza.”
(Jer 3:3)
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En Jer 2:32 se evidencia la diferencia de atavíos
y sartales entre las mujeres comprometidas y las
casaderas. En Jer 3: 3 se habla de “....frente de
mala mujer....” de donde se colige que las
prostitutas se conocían porque tenían o dejaban de
tener, algún adorno en la frente. Era lógico que las
prostitutas quisieran diferenciarse de las casadas y
de las solteras, puesto que sin esa diferenciación
evidente, no había posibilidad de atraer clientes,
dado que estos temerían buscarse un grave
problema si se dirigían a una mujer casada con tales
pretensiones. Hay que recordar que en aquella
época eso era en realidad un grave problema,
debido a las costumbres de la época. Por eso es
bueno aprender esas costumbres a fin de interpretar
correctamente.
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>Las mujeres no tenían “prohibidas” ciertas
actividades, eran las circunstancias las que se lo
prohibían
Hay mucha gente que cree que en la antigüedad y
sobre todo en la Biblia, las mujeres eran
menospreciadas y hasta despreciadas. Hay quien
tiene esto en la mente por sus atavismos misóginos,
pero hay quien lo cree por error. Eso no ocurría en
la cultura bíblica, sino que eso se introdujo en
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aquella región a partir de la imposición de la
religión islámica. Las religiones falsas se distinguen
por tener dos posiciones extremas y erradas hacia la
mujer: unos la desprecian, otros las adoran como
semidiosas.
El hecho de que la mujer no descollara más a
menudo en las culturas antiguas se ha debido a que
en épocas pasadas la fuerza física era
indispensable para descollar en la sociedad.
Hasta principios del siglo 20 lo que existía era una
sociedad que por no tener los adelantos técnicos de
hoy, requería la fuerza bruta. Pongamos el caso de
la guerra. Quienes más han descollado siempre en la
sociedad han sido los héroes guerreros. La guerra se
hacía a mazazos, a espada, a pedradas, corriéndole
detrás a los que se les escapaban o corriéndole
delante a los que los vencían y perseguían, luchando
cuerpo a cuerpo con el enemigo. Nada de estas
cosas las podían hacer las mujeres con la eficiencia
de los hombres. Por lo tanto, no podían ellas, por
lo general, ser heroínas en la guerra y, por ende,
tampoco podían ser personajes influyentes. Hoy
en día por el contrario, se les permite alistarse en el
ejercito, la marina y la aviación. Cualquier mujer
puede pilotear un avión de combate, no se requiere
extraordinarios esfuerzos físicos para ello.
Lo mismo se puede decir de los negocios. Una
mujer de entonces podía dedicarse a ciertos y
determinados negocios, pero no a tantos como los
hombres. Tenemos el caso de la mujer de la que
habla Prv 31:10-31, y de Lidia, en Hch 16:14, que
se dedicaban a negocios que ellas podían llevar a
cabo. Pero no podían por ejemplo, como sí hacían
muchos hombres, llevar su mercadería a lugares
distantes y peligrosos, cabalgando en su camello,
porque por su debilidad, las asaltarían, las violarían,
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las esclavizarían o las asesinarían.
Hoy en día cualquier mujer puede viajar con
seguridad para su persona a la mayoría de las
grandes ciudades del mundo y hacer grandes
negocios. Incluso puede hacer muchos de esos
negocios sin salir de su oficina, a través del teléfono
y de bancos en diversos países.
Si hablamos de trabajo en el campo sucede lo
mismo. Una mujer puede arar un terreno en un
tractor, o desmontar un terreno lleno de malezas,
montada en una moto niveladora. No era lo mismo
en los 1,800, cuando lo único que se podía utilizar
era el brazo fuerte del hombre o la fuerza del buey.
No les era fácil por lo tanto, acumular riquezas en la
agricultura y la ganadería.
La cuestión no era que “antes” la mujer fuera
despreciada; la cuestión es que antes, en tiempos
bíblicos, la mujer no podía competir en el mundo
brutal en que se vivía, y nadie le iba a dar
oportunidad a una competidora, porque tampoco se
la daban a un competidor. Por eso las mujeres
estaban reservadas para cierta clase de trabajos o
actividades, a las cuales ellas mismas se restringían
por naturaleza. Eso no quiere decir que no hubiera
excepciones, pero eran eso, excepciones en las
cuales por algún motivo o circunstancia no
frecuente, descollaba la mujer.
Como vemos no era una cuestión de que
estuviera prohibido a la mujer descollar; era que
las circunstancias no se lo permitían.
Entre los trabajos que hacían las mujeres estaban
los domésticos, puesto que en la ciudad y en su casa
se hallaban más seguras, que andando solas por el
campo. No obstante, ellas trabajaban en el campo en
compañía de los demás vecinos, o en lugares
cercanos a la ciudad donde vivían, que eran
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frecuentados por sus vecinos y conocidos. Tal es el
caso de las mujeres que pastoreaban las ovejas de la
familia.
En Ex 2:16 también se ve que las hijas de Jethro,
el suegro de Moisés, apacentaban las ovejas de su
padre. En este caso especial, estas mujeres aunque
no recibían agresiones graves, eran desplazadas por
los otros pastores. Motivado por ese abuso fue que
Moisés las defendió y llegó a envolverse con la
familia de Jethro. También Rachel era pastora de las
ovejas de Labán su padre.
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“Tenía el sacerdote de Madián siete hijas,
las cuales vinieron a sacar agua, para llenar
las pilas y dar de beber a las ovejas de su
padre.”
(Ex 2:16)
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“Estando aún él hablando con ellos Rachel
vino con el ganado de su padre, porque ella
era la pastora.”
(Gn 29:9)
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Otra tarea que a veces daban a las mujeres era la
de guardar las viñas, como se ve en Cant 1:6.
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“No miréis en que soy morena, porque el sol
me miró. Los hijos de mi madre se airaron
contra mí, me hicieron guarda de viñas; y mi
viña, que era mía, no guardé.”
(Cnt 1:6)
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El acarrear el agua para el servicio de la casa, era
otra labor de las mujeres, especialmente las solteras.
El que haya visto beber a un caballo, comprenderá
la labor que tuvo que hacer Rebeca para dar de
beber a diez camellos. El cántaro que ella cargaba al
hombro no parece haber sido pequeño, porque no se
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llena una “pila” (un tanque de piedra que hay cerca
de los pozos) para que beban diez camellos, con
buchitos de agua.
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“Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila,
y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y
sacó para todos sus camellos.”
(Gn 24:20)
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Parece que aquellas mujeres, dentro de ciertos
límites, tenían un rudo trabajo. Acarrear el agua que
se necesita en una casa, cántaro por cántaro, no es
tarea ligera. Claro que es más que probable que
hubiera otras jóvenes en la casa que compartieran
dicha tarea. Da la sensación, a juzgar por el
versículo 43 que el trabajo de ir a buscar agua al
pozo estaba reservado a las mujeres solteras; por
lo menos en esa época o en esa región. En época de
Cristo vemos que la samaritana iba a buscar agua.
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“He aquí yo estoy junto a la fuente de agua;
sea, pues, que la doncella que saliere por
agua, a la cual dijere: Dame a beber, te
ruego, un poco de agua de tu cántaro”
(Gn 24:43)
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También había otras actividades propias de
hombres que a veces hacían las mujeres, como se ve
en el caso de la construcción de los muros de
Jerusalem por Nehemías.
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“Junto a ellos restauró Sallum hijo de Lohes,
príncipe de la mitad de la región de
Jerusalem, él con sus hijas.”
(Neh 3:12)
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En este caso se ve que no ya una mujer, sino toda
una familia de ellas, estaban trabajando en la
restauración de los muros de Jerusalem. Es
indudable que una de dos, o estas mujeres ejercían
como arquitectas, o trabajaban en la albañilería.
En general, en cuanto a las actividades de las
mujeres, no había reglas prohibitivas, eran ellas
mismas las que, sabiendo que físicamente no podían
competir, se apartaban. Sin embargo, las que se
consideraban capaces de hacer algo lo hacían sin
que nadie las molestase.
En cuanto a las actividades sociales, se percibe
que participaban tanto hombres como mujeres,
como vemos en el siguiente pasaje de Job.
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“E iban sus hijos y hacían banquetes en sus
casas, cada uno en su día; y enviaban a
llamar sus tres hermanas, para que
comiesen y bebiesen con ellos.”
(Job 1:4)
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En general se puede decir que las mujeres tenían
libertad, pero las circunstancias, la competencia, y
la naturaleza misma de su sexo, las limitaban
mucho. Incluso el mismo hecho de ser mujeres y
salir en estado y criar los recién nacidos, las
limitaba en el uso del tiempo y en la cantidad de
esfuerzo que podían dedicar a otras labores para
superarse política, social o económicamente. No
quiere esto decir que ninguna lo hacía, lo que
significa es que siempre había más impedimentos
para las mujeres que para los hombres. Es bueno
analizar estas cosas porque ello nos conduce a
entender las costumbres, y el entenderlas nos ayuda
a interpretar correctamente la Escritura.
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>Los números se redondeaban
Hoy en día nuestra cultura nos obliga a ser
precisos. Si varios amigos van a tomar un avión,
tienen que estar allí a 4:23 P.M. En siglos pasados
no era así, si varios amigos se reunían para dar un
viaje a caballo, tenían que estar en el punto de
partida a media mañana, o después de almuerzo.
Por la misma razón hoy en día cuando se hace un
censo, se dan números exactos, pero la costumbre
de aquella época era redondear los números. Por
ejemplo, si se contaban 3,218 personas, se ponía
3.200; y si se contaban 3,288 se decía 3,300.
En el siguiente pasaje tenemos una prueba ello.
En Nm 3:22 se dice que los descendientes de
Gersón eran 7,500. En el 28 se dice que los de
Coath eran 8,600; y en el 34 se dice que los de
Merari eran 6,200. Es mucha casualidad que los tres
vayan a terminar en dos ceros. Son trescientas
contra una las posibilidades de que todos terminen
en dos ceros. Veamos.
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“Los contados de ellos conforme a la cuenta
de todos los varones de un mes arriba, los
contados de ellos, siete mil y quinientos.”
(Nm 3:22)
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“Por la cuenta de todos los varones de un
mes arriba, eran ocho mil y seiscientos, que
tenían la guarda del santuario.”
(Nm 3:28)
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“Y los contados de ellos conforme a la
cuenta de todos los varones de un mes arriba,
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fueron seis mil y doscientos.”
(Nm 3:34)
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“Todos los contados de los levitas, que
Moisés y Aarón conforme a la palabra de
Jehová contaron por sus familias, todos los
varones de un mes arriba, fueron veinte y dos
mil.”
(Nm 3:39)
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Pero no es solamente esto que acabo de decir lo
que demuestra que esa era la costumbre, sino el
versículo 39 donde se dice que todos los contados
de los levitas fueron 22,000. La suma de 7,500 +
8,600 + 6,200 = 22300 y no 22,000. Eso nos indica
que redondearon la cifra quitándole 300. Hay otros
casos sin embargo, en que habiendo necesidad de
mayor exactitud debido a las circunstancias, las
cuentas se hacían exactas, como en el caso de
Esdras y Nehemías cuando hicieron el censo del
pueblo que regresaba de Babilonia.
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>Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos
Si uno no conoce las costumbres bíblicas, esta
oración del Salmo 16:6 no le hace sentido. En la
época antigua se acostumbraba a medir los terrenos
con cordeles o cuerdas ya previamente medidas.
Eso lo vemos en II Sam 8:2, donde David habiendo
echado en tierra a los vencidos, mide con un cordel
el espacio que ocupaban, para darles vida o muerte.
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“Hirió también a los de Moab, y los midió
con cordel, haciéndolos echar por tierra; y
midió con dos cordeles para muerte, y un
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cordel entero para vida; y fueron los
moabitas siervos debajo de tributo.”
(II Sam 8:2)
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En el salmo 16:6, al mencionar la frase “las
cuerdas me cayeron.....”, está haciendo referencia a
la costumbre de usar cuerdas para medir los
terrenos. Lo que está diciendo es que su terreno fue
medido en un paraje que a él le gustaba. Algo
parecido se dice en Sal 78:55.
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“Las cuerdas me cayeron en lugares
deleitosos, y es hermosa la heredad que me
ha tocado”.
(Sal 16:6)
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“Y echó las gentes de delante de ellos, y le
repartió una herencia con cuerdas; e hizo
habitar en sus moradas a las tribus de
Israel.”
(Sal 78:55)
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En el versículo anterior se ve que la palabra
“cuerdas” se refiere a una herramienta de medir
terrenos, al igual que en los 1800 se usaba la cadena
del agrimensor. De aquí es que se deduce que la
frase “las cuerdas me cayeron en lugares
deleitosos”, que aparece en Sal 16:6 significa que
el terreno que midieron para él le cayó en un buen
lugar. Eso es lo bueno de conocer las costumbres
bíblicas, se interpreta la Escritura mucho más
fácilmente.
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>La hiel (bilis) usada como analgésico
Cuando uno lee los pasajes que narran la
crucifixión de Jesucristo, no entiende el por qué el
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Señor rechazó la mezcla de vinagre con hiel que
Mateo dice que le dieron. Marcos también nos narra
algo parecido, pero esta vez le trataron de dar vino
mezclado con mirra. Puede que primero trataron de
darle el vinagre con hiel, y al ver que lo rechazaba,
pensarían que era por el mal sabor y se lo
cambiaron por vino mezclado con mirra. A uno le
da la sensación de que se trata de una crueldad de
los allí presentes, y que por eso el Señor no la tomó.
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“Le dieron a beber vinagre mezclado con
hiel; y gustando, no quiso beberlo.”
(Mt 27:34)
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“Y le dieron a beber vino mezclado con
mirra; mas él no lo tomó.”(Mr 15:23)
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He oído decir que en la antigüedad la hiel (bilis)
se usaba como sedante, puesto que se le atribuían
cualidades soporíferas y anestésicas. En el versículo
que más adelante presento parece confirmarse tal
creencia antigua, pues se habla de dar a beber vino
y de dar hiel con objeto de embriagar. Lo dicen
como si creyeran, o supieran que la mezcla de
ambos tenía efectos más poderosos para embriagar.
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“¡Ay del que da de beber a sus compañeros,
que les acercas tu hiel y embriagas, para
mirar sus desnudeces!” (Hab 2:15)
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Si en realidad la hiel tiene ese efecto o no, lo
ignoro; pero parece ser cierto que así se creía
entonces. Es probable pues, que esa sea la razón por
la cual Jesús rechazó el beber el vinagre mezclado
con hiel que le ofrecieron antes de crucificarlo,
posiblemente con la intención de que se adorme-
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ciera y sufriera menos, puesto que sabían que no era
un delincuente (Mt 27:34).
El rechazo de Jesús probablemente se debió a que
él estaba consciente de que tenía que sufrir por
nosotros y que si bebía aquello, no sería perfecto su
padecimiento. Aunque la intención del que brindó
aquel brebaje puede haber sido buena, evidentemente estaba siendo utilizado por Satanás, para
tentar a Jesús en el umbral mismo del tormento.
A veces, por no conocer la dinámica de las cosas
celestiales, somos instrumentos de Satanás,
creyendo hacer una buena obra. El ignorar las
Escrituras nos conduce a ignorar la dinámica de las
cosas celestiales y los propósitos divinos.
En Marcos 15:23 dice que lo que se le dio a beber
a Jesús fue vino mezclado con mirra. A lo mejor
esta mezcla tenía también cualidades soporíferas y
se la ofrecieron al ver que rechazó la otra, pensando
tal vez que la rechazaba por su mal gusto. Pudiera
suceder también que la tal mezcla no tenga ninguna
cualidad sedante, pero que se creía así, y Cristo no
quiso aceptarla por el mal testimonio que respecto a
su gran obra podría traer.
Gracias a que leemos toda la Biblia, en este caso
Hab 2:15, podemos aprender sobre las costumbres,
y al saber las costumbres, podemos interpretar
mejor lo que leemos.
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>¿Borrachos siendo la hora tercia del día?
De momento uno no se percata de lo que quiere
decir Pedro en Hch 2:15 con eso de: “Porque estos
no están borrachos, como vosotros pensáis, siendo
la hora tercia del día”. ¿Qué tiene que ver que sea
la hora tercia, para que no estén borrachos? La
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fuerza dialéctica de este argumento se basa en las
costumbres de aquella época.
En la antigüedad no existían bebidas como el ron,
el coñac, el vodka, tequila, whiskey, aguardiente,
etc., que tienen mucho más del 12 % de alcohol.
Esos licores se hacen por medio de la destilación de
líquidos azucarados ya fermentados, a los que se les
saca el alcohol y se le echa a las tales bebidas. Por
eso esas bebidas pueden emborrachar rápidamente.
El vino es una bebida producto de la fermentación
natural del jugo de la uva. La cáscara de la uva trae
en sí misma los microorganismos que provocan la
fermentación. Por eso para hacer el vino, lo único
que tenían que hacer los antiguos era pisar la uva y
guardar el jugo; el sólo fermentaba. El microorganismo que provoca la fermentación se
caracteriza por alimentarse de la glucosa de la uva,
y como producto colateral, producir alcohol. Eso lo
hace naturalmente dicho microorganismo hasta que
llega a producir un 12 ó 13 por ciento de alcohol en
el líquido en que vive, en cuyo momento empieza a
morir. Por eso el vino natural de los antiguos, no
pasaba del 13% de alcohol. Los licores fuertes
vinieron después que se descubrió la destilación.
El vino era una bebida natural y común de los
tiempos bíblicos, que se bebía todos los días,
incluyendo los niños, igual que hoy se bebe el café.
Por eso aquella gente estaba acostumbrada a beber
vino diariamente sin emborracharse, cuando bebían
en cantidades normales para la época. Para
emborracharse, tenían que beber grandes cantidades
y comenzar temprano, para a la noche estar
borrachos.
Por eso en Hch 2:15 Pedro les argumenta que
aquellos hombres que habían recibido el Espíritu
Santo, no estaban borrachos, dado que era sola-
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mente la hora tercia del día, es decir, las nueve de la
mañana. Como que en esa época lo único que se
bebía era vino, y como que desde niños ellos
estaban acostumbrados a beberlo, no les podía haber
ya causado embriaguez siendo solamente las nueve
de la mañana. Al no existir ron, vodka, whiskey,
etc., no podía haber una embriaguez rápida.
El conocer las costumbres antiguas, sobre todo las
costumbres bíblicas, nos ayuda a entender la
Escritura.
Algo parecido parece percibirse en Isa 5:11,
donde se dice que los que estaban bebiendo hasta la
noche eran “encendidos” por el vino. Es bueno
recordar que la gente de aquella época estaba
acostumbrada a beber vino desde niños, y a beberlo
todos los días, pues se usaba como alimento, y lo
tenía cualquiera que cultivara la tierra o tuviera una
viña en su patio. Por lo tanto, no era fácil que,
gente acostumbrada a beber, se emborracharan tan
rápidamente, por haber estado bebiendo solamente
desde las 6 hasta las 9 de la mañana. La destilación
del alcohol fue algo muy posterior a la época
romana, por lo tanto, no podían existir bebidas que
tuvieran más de un 13 % de alcohol, por cuanto el
microorganismo que fabrica el alcohol muere al
llegar al 12 ó 13 % la concentración de alcohol.
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“¡Ay de los que se levantan de mañana para
seguir la embriaguez; que se están hasta la
noche, hasta que el vino los enciende!”
(Isa 5:11)
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Como vemos, había que estar bebiendo hasta la
noche para que el vino los encendiera, como dice
Isaías. Eso es lo que quiso decir Pedro al mencionar
de pasada la hora tercia; no pretendió en ninguna
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manera contrarrestar la acusación, puesto que la
verdad era evidente: nadie olía a bebida, y los
hechos producidos no eran los característicos de un
beodo.
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>Diferenciación de las cabelleras de hombres y
mujeres
En la antigüedad bíblica, los hombres usaban pelo
largo, aunque no tan largo. Sin embargo, se
diferenciaba la cabellera de un hombre de la de una
mujer. Es decir, que la costumbre de aquella época
era que a pesar de usar ambos pelo largo, se podía
distinguir entre un hombre y una mujer con sólo
mirar la cabellera. Esto se deduce del hecho de que
Juan dice, por un lado (versículo 7), que las tales
langostas tenían cara de hombre, y por el otro lado
(versículo 8), que tenían “cabellos como cabellos de
mujeres”. Si a pesar de tener cara de hombre él les
notaba cabellera de mujeres, es porque se podía
distinguir la diferencia.
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“7 Y el parecer de las langostas era
semejante a caballos aparejados para la
guerra; y sobre sus cabezas tenían como
coronas semejantes al oro; y sus caras como
caras de hombres. 8 Y tenían cabellos como
cabellos de mujeres; y sus dientes eran como
dientes de leones.”
(Ap 9:7-8)
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Si en medio de una visión, Juan, que estaba
acostumbrado a ver las cabelleras masculinas y
femeninas de su época, podía diferenciarlas, es
porque a pesar de usar los hombres pelo largo, se
diferenciaba su cabellera de las del sexo opuesto.
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Aún teniendo caras de hombres, él hace la salvedad:
las caras eran de hombre, pero los cabellos
correspondientes a esas caras de hombre eran de
aspecto femenino. A pesar de que las circunstancias
eran propicias para que Juan considerara que el pelo
correspondiente a esas caras masculinas fuera
también masculino, a pesar de eso, repito, él
diferenciaba ambas cabelleras.
Por consiguiente, la cabellera de ambos sexos
se diferenciaba tanto, que ni aún puesta en una
cabeza del sexo opuesto se confundía. No ocurre
lo mismo en la época en que ahora vivo. A veces
cuesta trabajo diferenciar un hombre de una mujer,
a pesar de que uno observe algo más que la
cabellera: ropa, ademanes, porte, actividades, forma
de hablar, etc..
Como vemos, con sólo leer la Biblia y fijarnos en
los detalles de lo que leemos, podemos enterarnos
de cuáles eran las costumbres de la época aquella.
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>Reposo de tres días después de un viaje
Al leer la Biblia aprendemos cuáles eran las
costumbres de la época, con sólo fijarnos en los
detalles, y analizar que cierta costumbre aparece en
varios pasajes que no tienen relaciones directas
unos con otros. He notado que en la antigüedad
existía la costumbre de descansar tres días después
de un viaje. En el pasaje que más abajo presento se
descubre ese patrón de descanso que veremos en
otros pasajes.
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“Y se levanto Josué de mañana, y partieron
de Sittim, y vinieron hasta el Jordán, él y
todos los hijos de Israel, y reposaron allí
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antes que pasasen. Y pasados tres días, los
oficiales atravesaron por medio del campo,”
(Jos 3:1-2)
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Esa costumbre antigua de descansar tres días
después de un viaje se ve de nuevo en Esd 8:15 y
8:32, esta vez para descansar del largo viaje. Otro
caso distinto, pero motivado por un viaje parecido,
se menciona en Neh 2:11.
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“Y los junté junto al río que viene a Ahava, y
reposamos allí tres días, y habiendo buscado
entre el pueblo y entre los sacerdotes, no
hallé allí de los hijos de Leví.”
(Esd 8:15)
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“Y llegamos a Jerusalem, y reposamos allí
tres días.”
(Esd 8:32)
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“Llegué pues a Jerusalem, y estado que hube
allí tres días,”
(Neh 2:11)
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En el Nuevo Testamento podemos notar de nuevo
que se acostumbraba a descansar tres días después
de un viaje. Después de su viaje, Pablo esperó tres
días antes de comenzar su tarea.
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“16 Y como llegamos a Roma, el centurión
entregó los presos al prefecto de los ejércitos,
mas a Pablo fue permitido estar por sí, con
un soldado que le guardase. 17 Y aconteció
que tres días después, Pablo convocó a los
principales de los judíos; a los cuales, luego
que estuvieron juntos, les dijo: Yo, varones
hermanos, no habiendo hecho nada contra el
pueblo, ni contra los ritos de la patria, he
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sido entregado preso desde Jerusalem en
manos de los romanos” (Hch 28:17)
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Vemos de nuevo que para aprender a entender la
Biblia, en este caso las costumbres de aquella
época, nos basta la Biblia misma, siempre y cuando
la leamos toda ella y no nos dejemos cegar por lo
que aprendemos de las tradiciones.
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>Altura de las mesas y postura para comer en
ellas, en Israel
En el pasaje que más abajo presento se ve que las
mesas usadas en Israel no eran de esas que sólo
levantan una cuarta del suelo, como las japonesas,
sino que eran altas, pues necesitaban una silla
para sentarse a la mesa. No es lógico pensar que a
pesar de que le dieron una silla, la mesa fuera bajita
como para sentarse en el suelo, porque si se sentaba
en el suelo para comer en la mesa, no necesitaba la
silla para sentarse a descansar, podía sentarse
también en el suelo.
No es, como algunos piensan, que en la época
bíblica se sentaban en el suelo porque la mesa era
siempre baja. Pudiera ocurrir que estas mesas
bajas existieran también, pero se ve que no eran
las únicas. Tal vez este tipo de mesa baja, que
requería que uno se sentara o se recostara en el
suelo, vinieron después, en la época helénica, es
decir después que los greco-macedonios de
Alejandro Magno esparcieron las costumbres
helénicas por el mundo. Hoy en día los árabes usan
ese tipo de mesa que precisa sentarse o acostarse en
el suelo. Tal vez algunos se han confundido con las
costumbres griegas y árabes.
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En la época del profeta Eliseo, en Israel se usaba
el tipo de mesa que necesitaba una silla para
sentarse. Eso se deduce por la petición que la
sunamita le hace a su esposo, para que le fabrique al
profeta una habitación con cama, candelero, mesa y
silla.
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“Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo
entiendo que éste que siempre pasa por
nuestra casa, es varón de Dios santo. Yo te
ruego que hagas una pequeña cámara de
paredes, y pongamos en ella cama, y mesa, y
silla, y candelero, para que cuando viniere a
nosotros, se recoja en ella.”
(II R 4:9-10)
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Es cierto que actualmente en el mediano y lejano
oriente, se usan unas mesas muy bajitas, que no
levantan mucho más de una cuarta, unos 22 a 25
cms, o sea 9 ó 10 pulgadas. Para comer en esas
mesas hay que sentarse en el suelo, como hacen en
muchos países árabes y en Japón. También es cierto
que mesas como estas se dice que existían en la
época greco-romana, y que estos pueblos se casi
acostaban sobre su lado izquierdo, con los pies
hacia afuera apoyando el codo en el suelo para
comer de ella. No obstante, a mí me parece que
las que usaba Cristo eran casi siempre del tipo
de las actuales.
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“Y como fue hora, se sentó a la mesa, y con
él los apóstoles.”
(Lc 22:14)
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Me baso para ello en el hecho de que ese tipo de
mesas eran conocidas en aquella región desde
mucho tiempo atrás, como se ve en Jue 1:7, donde
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al expresar su amarga queja, el rey Adonibezec
declara que debajo de su mesa había hombres que
recogían migajas. Por lógica, si un hombre cabía
debajo de la mesa, es que ésta no tenía una ni dos
cuartas de altura, sino la altura actual por lo menos.
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“Entonces dijo Adonibezec: Setenta reyes,
cortados los pulgares de sus manos y de sus
pies, cogían las migajas debajo de mi mesa;
como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le
metieron en Jerusalem, donde murió.”
(Jue 1:7)
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En época de Cristo vemos también que las mesas
eran lo suficientemente altas como para que los
perros cupieran debajo de ellas como vemos en el
episodio de la mujer Sirofenisa en Mr 7:28. Si los
perros cabían debajo de la mesa, no iban a ser esas
mesas de una cuarta de altura, ni iban a estar los
comensales recostados en el suelo, porque entonces
los perros no podían pasar.
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“Y respondió ella, y le dijo: Sí, Señor; pero
aún los perrillos debajo de la mesa, comen de
las migajas de los hijos.”
(Mr 7:28)
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No obstante, parece que también se usaba el
recostarse en el suelo y comer de lo que se hallaba
en una mesa bajita, o sobre la alfombra. Digo esto
porque del episodio de la pecadora que ungió los
pies de Jesús en casa del fariseo, eso es lo que se
deduce. Veamos
Allí la mujer pecadora se hallaba a los pies de
Jesús, pero detrás. Esto sólo sería posible si Jesús
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se hallara recostado en el suelo, a la usanza oriental,
con los pies hacia afuera y la cabeza hacia la mesa.
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“36 Y le rogó uno de los fariseos, que
comiese con él. Y entrado en casa del fariseo,
se sentó a la mesa. 37 Y he aquí una mujer
que había sido pecadora en la ciudad, como
entendió que estaba a la mesa en casa de
aquel fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
38 y estando detrás a sus pies, comenzó
llorando a regar con lágrimas sus pies, y los
limpiaba con los cabellos de su cabeza; y
besaba sus pies, y los ungía con el ungüento.”
(Lc 7:36-38)
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Como vemos, en este caso específico, parece que
la posición adoptada por los comensales era
parecida a la de los griegos. Es decir, una alfombra
en el suelo, la comida encima de la alfombra o de
una mesita muy baja, y los comensales alrededor,
recostados sobre el lado izquierdo, con la cabeza
hacia la mesa y los pies hacia fuera. Pienso que esta
era la posición, porque el pasaje que leímos dice
que la mujer se hallaba detrás a sus pies. Si
Cristo hubiera estado sentado en una silla comiendo
en una mesa corriente, tendría que decir que estaba
delante, a sus pies, o debajo, a sus pies.
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>La puerta de las ciudades, y el postigo de las
puertas
Antes del invento de la artillería, las murallas
resultaban una gran defensa para las ciudades.
Estas murallas si bien contenían la invasión de
extraños, también restringían la salida y acceso de
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sus habitantes. Por eso se ponían en la muralla
tantas puertas como les fuera conveniente y factible.
Estas puertas por lo general se hallaban cerca de
lugares tales como caminos, puntos fácilmente
defendibles, ríos, fuentes, zonas de producción, etc..
Como que en las ciudades pequeñas había una
sola o muy pocas puertas, éstas, entre otras cosas,
constituían un punto natural de reunión. Alrededor
de ellas había una explanada que constituía la plaza
donde la gente se reunía.
Si la ciudad estaba cercana al mar, por ejemplo,
por la puerta de ese lado entraban y salían los que
tenían algo que ver con el mar (pescadores,
navegantes, los que con ellos comerciaban, etc.), y
esa puerta y su explanada se convertían en punto de
reunión de todos los que tenían que ver con el mar.
A una puerta así le llamarían “La Puerta del Mar”,
o “La Puerta del Pescado”, o cosa así. En el otro
extremo de la ciudad, por ejemplo, había otra puerta
que daba hacia la llanura donde pastaba el ganado, y
por allí salían y entraban los animalitos y sus
pastores. También se reunían en su explanada los ya
mencionados y los que querían comerciar con ellos.
A esa puerta le llamarían “La Puerta del Ganado”, o
“La Puerta de las ovejas”. En un costado podía
haber una puerta que diera hacia la sección de las
fincas, viñas, etc., y allí se reunían los campesinos y
los que negociaban con ellos.
En resumen, la puerta, o las puertas eran vía de
acceso a la ciudad y se especializaban según las
circunstancias, convirtiéndose en lugar natural de
reunión de los que tenían que ver con cierto giro de
actividades.
También adquirían nombres, como puerta del
ganado, puerta del pescado, puerta del rey, etc.,
como podemos ver en la Escritura que llamaban a
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las distintas puertas de Jerusalem. En un lugar
parecido a los antes descritos, es donde estaba
sentado Lot en Sodoma, cuando llegaron los
ángeles.
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“Llegaron pues, los dos ángeles a Sodoma a
la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la
puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se
levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el
suelo”
(Gn 19:1)
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El hecho de que todo el que salía o entraba en la
ciudad tenía que hacerlo por la puerta, daba lugar a
que fuera fácil encontrar allí a quien uno buscaba.
En Ruth 3:11 vemos, por la manera de hablar de
Booz, que él se refiere a los que se reunían en la
puerta.
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“Y Booz subió a la puerta y se sentó allí. Y
he aquí pasaba aquel pariente del cual había
Booz hablado, y le dijo: Eh, Fulano, ven acá
y siéntate. Y él vino, y se sentó. Entonces él
tomó diez varones de los ancianos de la
ciudad, y dijo: Sentaos aquí. Y ellos se
sentaron.”
(Ruth 4:1-2)
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“Ahora pues, no temas, hija mía, yo haré
contigo lo que tú dijeres, pues que toda la
puerta de mi pueblo sabe que eres mujer
virtuosa.”
(Ruth 3:11)
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Se ve, por la forma de hablar de Booz que él se
refería a aquellos que se reunían en la puerta de la
ciudad.
O sea, la tendencia gregaria del humano, lo llevó
durante siglos a congregarse en ciertos lugares en
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los que las circunstancias, la civilización y las
costumbres de la época facilitaban la reunión.
Hoy, debido a los modernos inventos tales como
la televisión, y la expansión del cine, esa costumbre
gregaria se ha perdido poco a poco, sobre todo en
los Estados Unidos, donde la gente se ha vuelto
casa-sola, prendidos de una pantalla de televisión, y
tan absortos en lo que ocurre en ella, que ni siquiera
les queda tiempo o cabeza para intercambiar pensamientos o palabras con sus hijos.
Antes, debido a la no existencia de estos
entretenimientos, y gracias a la tendencia gregaria
del humano, la gente se reunía en ciertos lugares a
intercambiar pensamientos y objetos. O acostumbraban a hacer visitas muy a menudo. Antes, todo el
mundo intercambiaba ideas y noticias con los
demás; hoy nadie intercambia ideas; son los que
controlan la televisión, radio y periódicos, los que
inoculan a los televidentes sus ideas y las noticias
que les conviene...y punto. El televisor puede ser
llamado muy apropiadamente, el monstruo de un
solo ojo.
Dada esa costumbre de reunirse en los lugares
públicos, es que se comprende la cantidad de
personas notables que iban a escuchar a San Pablo
según dice en Hechos 25:23. En otros muchos
lugares de la Biblia se menciona esta costumbre de
reunirse en la puerta de la ciudad como veremos a
continuación.
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“Y al otro día, viniendo Agripa y Bernice con
mucho aparato, y entrando en la audiencia
con los tribunos y principales hombres de la
ciudad, por mandato de Festo, fue traído
Pablo”
(Hch 25:23)
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“10 Este Efrón se hallaba entre los hijos de
Heth; y respondió Efrón heteo a Abraham, en
oídos de los hijos de Heth, de todos los que
entraban por la puerta de su ciudad,
diciendo: 11 No, señor mío, óyeme: te doy la
heredad, y te doy también la cueva que está
en ella; delante de los hijos de mi pueblo te la
doy; sepulta tu muerto” (Gn 23:10-11)
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“Entonces Hamor y Siquem su hijo vinieron
a la puerta de su ciudad, y hablaron a los
varones de su ciudad, diciendo”
(Gn 34:20)
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“19 Entonces tomarlo han su padre y su
madre, y lo sacarán a los ancianos de su
ciudad, y a la puerta del lugar suyo; 20 y
dirán a los ancianos de la ciudad: Este
nuestro hijo es contumaz y rebelde, no
obedece a nuestra voz; es glotón y borracho”
(Dt 21:19-20)
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“No robes al pobre, porque es pobre, ni
quebrantes en la puerta al afligido, porque
Jehová juzgará la causa de ellos, y despojará
el alma de aquellos que los despojaren”
(Prv 22:22-23)
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“Alta está para el insensato la sabiduría; en
la puerta no abrirá él su boca.
(Prv 25:7)
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En resumen: en las antiguas ciudades amuralladas las puertas de acceso a la ciudad era un lugar
de reunión.
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Estas puertas eran muy grandes y pesadas, y había
que atrancarlas fuertemente al caer el día, o cuando
había enemigos cerca. Por eso se presentaba el
problema de que si alguien venía de noche a entrar
en la ciudad, se encontraba las puertas cerradas.
Para obviar esa dificultad existía lo que se llamaba
“postigo”, que era una puertita que se hallaba en el
mismo cuerpo de la puerta grande, la cual solo
dejaba pasar a una persona.
Lo mismo ocurría en las casas grandes donde
había una gran puerta que servía para que entraran
al gran patio central los jinetes con su cabalgadura,
o las carretas con su carga. Estas puertas también
tenían un postigo, a fin de que por la noche no
hubiera que abrir la gran puerta. Eso es lo que se
menciona en el episodio de la liberación de Pedro,
cuando él llegó a casa de María la madre de Juan.
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“12 Y habiendo considerado esto, llegó a
casa de María la madre de Juan, el que tenía
por sobrenombre Marcos, donde muchos
estaban juntos orando. 13 Y tocando Pedro a
la puerta del patio, salió una muchacha, para
escuchar, llamada Rhode. 14 La cual como
conoció la voz de Pedro, de gozo no abrió el
postigo, sino corriendo adentro, dio nueva de
que Pedro estaba al postigo.”
(Hch 12:12-14)
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Estas puertas y postigos, yo alcancé a verlas, no
como puertas de ciudades, sino en las grandes
mansiones o ciudadelas, en los años 1930.
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>El día terminaba al ocultarse el sol
Hoy en día cuando ni las actividades comerciales
ni los trabajos se detienen a la llegada de la noche,
puesto que la luz eléctrica facilita su continuación,
la caída del sol no representa el límite natural que
en otras épocas representaba. Por eso se buscó un
límite artificial para el final oficial del día y el
comienzo del día siguiente. La media noche, hasta
no hace muchas décadas, era el momento de la
inactividad; por eso el cambio de fecha era menos
engorroso en ese momento. Por eso ahora el día
finaliza a las doce de la noche.
Sin embargo, en épocas bíblicas, para los hebreos,
el final natural del día, la puesta del sol, era
también el momento del cambio de fecha. En el
pasaje que más abajo muestro, se constata que no
eran solamente los hebreos los que consideraban la
caída del sol como el final del día y de la fecha.
También los filisteos pensaban así. Por eso, en el
episodio de la boda de Sansón, ellos vienen con la
respuesta al séptimo día, pero “antes que el sol se
pusiese”. O sea, se ve que también ellos pensaban
que una vez puesto el sol del séptimo día, el plazo
para adivinar el enigma que Sansón les había
presentado, había finalizado, el séptimo día había
terminado.
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“Y al séptimo día, antes que el sol se
pusiese, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué
cosa más dulce que la miel? ¿Y qué cosa más
fuerte que el león? Y él les respondió: Si no
araseis con mi novilla, nunca hubierais
descubierto mi enigma.” (Jue 14:18)
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Aquí vemos que no eran solamente los hebreos
los que consideraban que el cambio de fecha ocurría
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al caer el sol, pues también pensaban así los
filisteos. Conocer este tipo de cosas, conocer estas
costumbres, nos sirve para interpretar correctamente
la Escritura, como es el caso de en qué día de la
semana murió el Señor.
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Capítulo 15
A veces podemos darnos cuenta del tono
con que se dijeron ciertas cosas
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>Los gestos, la expresión del rostro y la inflexión
de la voz, nos hacen ver con qué intento se nos
dicen las cosas
El factor número trece es comprender que a veces
las palabras, según la inflexión de la voz,
significan una cosa, o lo contrario. Supongamos que
alguien le dice a otra persona “Llévatelo si
quieres”. Según el tono con que habló y el contexto
anterior o posterior, esa frase adquiere muy
diferente significado. Una expresión tal puede
querer decir por el tono en que se dice, que al dueño
ya no le hace falta aquello, por lo tanto le indica a
su amigo: “Llévatelo si quieres”. O tal vez, ante la
amenaza de alguien que quiere robarnos algo, le
decimos: “Llévatelo si quieres”, y por el tono
estamos diciendo: “y verás lo que te va suceder”.
Es evidente que al leer un escrito no se puede oír
la inflexión de la voz con que se habló, pero a veces
uno se da cuenta por el contexto. Este es el caso del
profeta Miqueas hijo de Imla cuando confrontó al
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rey Achab de Israel. Por la respuesta airada del rey
nos damos cuenta de que el profeta le hablaba
irónicamente.
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>Cuál fue el tono de voz del profeta Miqueas,
hijo de Imla, para hablar con el rey Achab
Antes de comenzar a analizar este pasaje, es
bueno tratar de darnos cuenta de quiénes eran estos
400 profetas que tenía Achab. No eran profetas de
Baal por dos razones: una, que Elías había matado
a los profetas de Baal no mucho antes, y es dudoso
que hubiera podido tener otros 400, aunque no es
imposible; la otra razón es que estos de ahora,
aunque falsamente, se llamaban a sí mismos
profetas de Jehová. Prueba de ello es que hablaban
en nombre de Dios, como vemos en 22:11-12 y 24.
No es eso nada raro, hoy en día hay muchos que
predican el nombre de Dios y de Cristo y no creen
en ellos. El mismo caso del profeta Hananías, en el
capítulo 28 de Jeremías, es buena prueba de esto
que digo.
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“Y Sedecías hijo de Chanaana se había
hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así ha
dicho Jehová: Con éstos acornearás a los
Siros hasta acabarlos. Y todos los profetas
profetizaban de la misma manera, diciendo:
Sube a Ramoth de Galaad, y serás
prosperado; que Jehová la dará en mano del
rey.”
(I R 22:11-12)
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“Llegándose entonces Sedecías hijo de
Chanaana, hirió a Miqueas en la mejilla,
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diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el espíritu
de Jehová para hablarte a ti?”
(I R 22:24)
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Además, a la luz de este pasaje, que menciona
400 profetas vivos, adquiere claridad el pasaje de la
ejecución de los 450 profetas de Baal. En I R 18:19
vemos que Elías menciona los 400 profetas de los
bosques, además de los 450 profetas de Baal. Sin
embargo, luego vemos en 18:40, que a los que mata
es a los de Baal solamente. Pudiera ser que los 400
profetas de los bosques se consideraban ministros
de Jehová, aunque tuvieran un culto irregular en los
bosques; y por eso no los mató Elías. Sea que estos
400 profetas aquí mencionados sean o no los
mismos que los mencionados en 18:19, lo cierto es
que se llamaban a sí mismos profetas de Dios,
aunque no lo fueran en realidad. Al menos,
nominalmente, de dientes para fuera, invocaban Su
nombre.
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“Envía pues ahora y júntame a todo Israel en
el monte de Carmelo, y los cuatrocientos y
cincuenta profetas de Baal, y los
cuatrocientos profetas de los bosques, que
comen de la mesa de Jezabel.”
(I R 18:19)
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“Y le dijo Elías: Prended a los profetas de
Baal, que no escape ninguno. Y ellos los
prendieron; y los llevó Elías al arroyo de
Cisón, y allí los degolló.” (I R 18:40)
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Además de los anteriores razonamientos, vemos
que cuando Josafat de Judá pide a Achab de Israel
que se consulte a Jehová, (5) éste le trae estos
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profetas. No es lógico pensar que si reconocidamente ellos hubieran sido profetas de Baal, Achab
fuera a tratar de pasárselos a Josafat como profetas
de Dios. Así que debemos concluir que aquellos
hombres se calificaban a sí mismos como profetas
de Dios, aunque parcial o totalmente fueran unos
farsantes.
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“5 Y dijo luego Josafat al rey de Israel: Yo te
ruego que consultes hoy la palabra de
Jehová. 6 Entonces el rey de Israel juntó los
profetas, como cuatrocientos hombres, a los
cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramoth
de Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube,
porque el Señor la entregará en mano del rey.
7 Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún
profeta de Jehová, por el cual consultemos?
8 Y el rey de Israel respondió a Josafat: Aun
hay un varón por el cual podríamos consultar
a Jehová, Miqueas, hijo de Imla; mas yo le
aborrezco porque nunca me profetiza bien,
sino solamente mal. Y Josafat dijo: No hable
el rey así. 9 Entonces el rey de Israel llamó a
un eunuco, y le dijo: Trae presto a Miqueas
hijo de Imla.”
(I R 22:5-9)
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Sabiendo pues que estos profetas, aunque sólo de
boca para afuera eran profetas de Jehová,
entenderemos mejor el episodio. Así las cosas,
cuando Josafat de Judá (donde se adoraba a Dios y
no a Baal) pide consultar a Dios, le traen estos
profetas (6). Pero parece que Josafat no quedó muy
convencido de la confiabilidad de estos profetas de
Jehová, porque preguntó (7) que si no había otro
profeta de Dios. A pesar de la renitencia de Achab
de Israel a llamar al verdadero profeta de Dios,
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ante la insistencia del rey Josafat de Judá (8-9) optó
por complacerlo. No podía Achab, por un capricho
suyo, prescindir de una tan preciosa ayuda militar
como eran las tropas de Josafat de Judá allí
presentes, como vemos en el versículo 4.
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“Y dijo a Josafat: ¿Quieres venir conmigo a
pelear contra Ramoth de Galaad? Y Josafat
respondió al rey de Israel: Como yo, así tú; y
como mi pueblo, así tu pueblo; y como mis
caballos, tus caballos.” (I R 22:4)
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Es por eso que a pesar de la resistencia de
Achab, el profeta Miqueas hijo de Imla entra
en escena. Como veremos más adelante, en
realidad Miqueas había sido enviado por
Dios para que explicara cómo había espíritu
de error en los otros profetas; puesto que
Dios no engaña ni deja engañado a quien
quiera saber la verdad.
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“15 Vino pues al rey, y el rey le dijo:
Miqueas, ¿iremos a pelear contra Ramoth de
Galaad, o la dejaremos? Y él respondió:
Sube, que serás prosperado, y Jehová la
entregará en mano del rey. 16 Y el rey le
dijo: ¿Hasta cuántas veces he de conjurarte
que no me digas sino la verdad en el nombre
de Jehová? 17 Entonces él dijo: Yo vi a todo
Israel esparcido por los montes, como ovejas
que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no
tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en
paz.”
(I R 22:15-17)
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Aunque Miqueas en el versículo 15 dice una cosa
que no es cierta, no se le puede calificar de mentira,
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porque a todas luces se da uno cuenta de que fue
dicho en una forma, con un tono de voz tal, que
nadie, ni aún Achab (16), lo creería. Posiblemente
el tono de la voz, los gestos y ademanes de las
manos y de la cara, etc., indicaban que hablaba
en forma irónica, en forma burlona. O sea, que
por el contexto nos damos cuenta de que aquello lo
dijo Miqueas en forma que todos iban a entender
que la verdad era otra.
Me baso para creerlo así en la reacción de
Achab en el versículo 16. Si Miqueas hubiera dicho
aquello en forma que pudiese haberse tomado como
que estaba hablando en serio, el rey Achab, a quien
le convenía que la gente creyera que también
Miqueas profetizaba en su favor, se hubiera callado
la boca y no lo hubiera increpado. Sin embargo, por
la forma airada, en que respondió Achab de Israel,
nos damos cuenta de que él no podía tomar en serio
lo dicho por Miqueas, no podía tomarlo, delante de
todos, como una cosa aceptable.
Así que en esto Miqueas no miente, sino que
habla en una forma irónica que era evidente a
todos. Si Miqueas hubiera dicho lo que dijo en el
versículo 15 en una forma creíble para la multitud,
Achab se hubiera callado la boca y lo hubiera
dejado pasar, porque convenía a sus propósitos de
animar a la gente para la guerra.
Si nosotros hoy en día no podemos percibir la
verdad, es porque no oímos el tono de voz del
profeta ni vemos su cara ni sus ademanes, pero nos
podemos guiar por el contexto.
En la vida corriente nosotros hablamos muy a
menudo como Miqueas. A veces alguien pregunta:
¿has visto a Fulano? y su interlocutor responde, “Sí,
un perro se lo llevaba en la boca”. Todos, sin
embargo, entendemos que quiere decir que no lo ha
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visto. Aunque no es cierto lo que dijo primero,
tampoco es una mentira, porque está dicha para que
nadie la crea.
Lo que sucede con Miqueas es totalmente
opuesto a lo que sucede con los 400 profetas.
Miqueas dice algo falso con el propósito de que
nadie lo crea, a fin de poder aclarar luego. Por el
lado contrario, los cuatrocientos dicen algo falso
para que se crea que es cierto y sin el propósito de
aclarar luego. ¿Quién engañó a los profetas?
Ante todo vemos en 19-23 que en aquella época
aún vivían en el cielo los espíritus rebeldes, y
asistían ante el Trono de Dios al igual que se ve en
Job, capítulo uno. Esto siguió siendo así hasta que
ellos se atrevieron a atentar contra la vida de Jesús,
momento en el que fueron expulsados del Cielo a la
Tierra.
Pues bien, uno de estos espíritus de mentira o
ángeles rebeldes, propuso engañar a los 400
profetas de Achab. Dios le permitió hacer tal cosa
(22), pero no consintió que el engaño quedara sin
aclaración, aún delante de aquel a quien se
pretendía inducir a subir a pelear a Ramoth de
Galaad: el rey Achab.
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“19 Entonces él dijo: Oye pues palabra de
Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y
todo el ejército de los Cielos estaba junto a
él, a su diestra y a su siniestra. 20 Y Jehová
dijo: ¿Quién inducirá a Achab, para que suba
y caiga en Ramoth de Galaad? Y uno decía de
una manera; y otro decía de otra. 21 Y salió
un espíritu, y se puso delante de Jehová, y
dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De
qué manera? 22 Y él dijo: Yo saldré, y seré
espíritu de mentira en boca de todos sus
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profetas. Y él dijo: Inducirlo has, y aun
saldrás con ello; sal pues, y hazlo así. 23 Y
ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de
mentira en la boca de todos estos tus
profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca
de ti.”
(I R 22:19-23)
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“26 Entonces el rey de Israel dijo: Toma a
Miqueas, y vuélvelo a Amón gobernador de la
ciudad, y a Joas hijo del rey; 27 y dirás: Así
ha dicho el rey: Echad a este en la cárcel, y
mantenedle con pan de angustia y con agua
de aflicción, hasta que yo vuelva en paz. 28 Y
dijo Miqueas: Si llegares a volver en paz,
Jehová no ha hablado por mí. En seguida
dijo: Oíd, pueblos todos.”
(I R 22:26-28)
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Vemos en 19-23 y 28 que un verdadero profeta
de Dios aclara detalladamente, lo ocurrido en el
Cielo; así que ya no había engaño. No sólo estaba
él diciendo la verdad, sino que aclaraba por qué los
otros estaban profetizando la mentira. La culpa era
de los que no querían creerle al profeta verdadero y
preferían creerles a los falsos profetas, que hablaban
lo que a “los engañados” les gustaba oír.
Es el mismo caso de los ángeles rebeldes, que
parecen no querer creer lo que les va a suceder; o el
caso de las religiones falsas y el cristianismo
verdadero. Dios permite que las religiones falsas
(islam, espiritismo, budismo, judaísmo, ruselismo,
armstrongismo, mormonismo, romanismo, etc.,)
que son los profetas falsos, digan sus mentiras, pero
desde siempre ha mantenido las Sagradas Escrituras
y a los que se basan en ellas para predicar, a fin de
que todos sepan cuál es la verdadera verdad, y
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sepan también por qué están engañados los demás.
La culpa es de la gente que prefiere creer la mentira
de los que los halagan a ellos o a sus
concupiscencias.
En el caso de Achab, a pesar de que él se halló
frente a la verdad, la rechazó, porque le gustaba más
lo que decían los 400 profetas falsos, lo cual
concordaba con su afán de poder, con su deseo de
conquistar aquella ciudad, o sea, con su
concupiscencia.
Como hemos visto, si uno analiza los detalles y el
contexto de un pasaje, podemos darnos cuenta aún
del tono con que se dicen las cosas. Ese tono es a
veces crucial para interpretar correctamente la
Escritura.
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Capítulo 16
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La prolepsis en las Escrituras
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>Qué es la prolepsis
El factor número catorce es percatarnos de que en
la Biblia a veces se usa la prolepsis. Se llama
“prolepsis” al hecho retórico de que un autor que
escribe una historia, usa nombres, menciona hechos
o habla como ya existentes, de cosas que aún no
habían ocurrido durante los episodios que en ese
momento él está relatando.
Un ejemplo de eso sería el de un historiador, que
mientras relata los episodios de la historia de los
Estados Unidos, que tuvieron lugar antes de su
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independencia, al mencionar que eligieron un
militar para dirigir el ejército independentista, dice
que fue George Washington, primer presidente de
los Estados Unidos.
En esa época que el historiador está narrando en
ese momento, todavía Washington no había llegado
a presidente; pero como que el autor escribe a
posteriori, y como que él sabe que llegó a
presidente, le llama por antelación o prolepsis,
Primer Presidente. En la Biblia ese caso se da varias
veces.
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>Menciona los diferentes idiomas antes de
narrar que esos lenguajes llegaron a existir
Como ya vimos, se llama “prolepsis” al hecho de
que al hacer una persona una narración, anticipa
parte de la historia, diciendo primero lo que ha de
ocurrir después, dado que conoce la historia y su
final. Por ejemplo, si una madre le va a contar a su
hijo la historia de Cristo, ella puede decirle: “...los
reyes magos, cuando vieron la estrella de Belén,
vinieron a ver a Cristo, el que murió crucificado,
por nosotros,.…”. En este caso, la madre intercala
el hecho de que Jesús murió en una cruz, en un
momento en que no le corresponde cronológicamente, porque ella le esta narrando la infancia del
Señor, mientras que su crucifixión ocurrió 33 años
más tarde.
Esas narraciones por anticipación, es a lo que se
llama “prolepsis”. La Biblia está llena de ellas.
Muchas veces van ustedes a encontrar este tipo de
cosas en la Biblia, y ello crea en algunas ocasiones,
mucha confusión. Por lo tanto estén en guardia.
En el caso que vamos a estudiar ahora, vemos que
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el escritor, que sabe que los distintos idiomas
llegaron a existir, por cuanto lo narra en el capítulo
el once, se anticipa aquí en su narración y menciona
en el capítulo diez, algo que va a contar después:
los diferentes idiomas. Esto se colige de la frase:
“...cada cual según su lengua....”.
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“Por éstos fueron repartidas las islas de las
gentes en sus tierras, cada cual según su
lengua, conforme a sus familias en sus
naciones.”
(Gn 10:5)
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Muchas veces van a encontrar este tipo de cosas
en la Biblia; y ello crea confusión en algunas
ocasiones.
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>El nombre “Beerseba” no existía aún, pero ya
lo mencionan
Muchos pasajes de la Biblia, fueron escritos largo
tiempo después de ocurridos los hechos que allí se
narran, y otros casi al momento de su ocurrencia.
Me refiero, claro está, a los pasajes narrativos.
En este caso el escritor dice que Ismael y Agar
andaban errantes por el desierto de Beerseba,
cuando en realidad, en el momento que ellos
andaban por el tal desierto, éste aún no se llamaba
así. Ese nombre vino después, cuando diecisiete
versículos más adelante, se narra el episodio de
Abraham y Abimelech, que fue cuando pusieron ese
nombre al lugar. Veamos.
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“14 Entonces Abraham se levantó muy de
mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo
dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le
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entregó el muchacho, y la despidió. Y ella
partió, y andaba errante por el desierto de
Beerseba.”
(Gn 21:14)
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“Por esto llamó a aquel lugar Beerseba;
porque allí juraron ambos.”
(Gn 21:31)
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La prueba inmediata la tenemos en 21:31, donde
vemos que el nombre “Beerseba” surgió primero
para un pozo, y que esto ocurrió después de lo de
Agar e Ismael.
Es de pensarse también que para que el nombre se
hiciera extensivo a la región cercana, tenía que
pasar algún tiempo. Téngase en mente este tipo de
cosas, para que no mal entiendan ciertos pasajes.
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>El nombre “Galaad” es mencionado antes de
ser puesto
A veces en la Biblia vemos que se le llama a un
lugar con cierto nombre, para luego ver que ese
nombre le fue puesto mucho después. Es lo que ya
hemos hablado, y que se llama “prolepsis”. En este
caso vemos que la historia narrada nos indica en el
versículo 47 que el nombre Galaad fue puesto a
aquel lugar por Jacob, después de su encuentro
con Labán. Sin embargo, como que el escritor del
libro lo narró todo con posterioridad a los hechos,
usa antes, en los versículos 21, 23 y 25, el nombre
de Galaad, que se suponía que aún no había sido
puesto. Sirva este claro ejemplo para entender
algunas cosas narradas en la Biblia, que nos causan
extrañeza.
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“21 Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se
levantó, y pasó el río, y puso su rostro al
monte de Galaad. 22 Y fue dicho a Labán al
tercero día como Jacob se había huido. 23
Entonces tomó a sus hermanos consigo, y fue
tras él camino de siete días, y le alcanzó en el
monte de Galaad. 24 Y vino Dios a Labán
Arameo en sueños aquella noche, y le dijo:
Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente. 25 Alcanzó pues Labán a Jacob, y
éste había fijado su tienda en el monte; y
Labán la plantó con sus hermanos en el
monte de Galaad.”
(Gn 31:21-25)
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“45 Entonces Jacob tomó una piedra, y la
levantó por título. 46 Y dijo Jacob a sus
hermanos: Coged piedras. Y tomaron piedras
e hicieron un majano; y comieron allí sobre
aquel majano. 47 Y lo llamó Labán Jegar
Sahadutha; y lo llamó Jacob Galaad.”
(Gn 31:45-47)
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O sea, desde antes de ponerle a aquel monte el
nombre de Galaad, ya se le estaba llamando así. Por
suerte en este caso ambas cosas estaban en el
mismo capítulo, pero otras veces la explicación se
halla en diferente libro.
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>Nos resucitó y nos sentó en los Cielos
En Efesios 2:4-6 Pablo habla en pasado de una
cosa que aún está en futuro. Es una manera de dar
énfasis a lo dicho. Es una figura retórica que
consiste en anticiparse a los hechos, o sea, decir lo
que va a tener lugar como si ya hubiera sucedido.
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El apóstol dice “nos resucitó”, cuando aún él no
había muerto. Dice “nos sentó en los Cielos”,
cuando aún él estaba en la Tierra. En nuestra vida
diaria también se usa esa figura retórica.
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“Empero Dios, que es rico en misericordia,
por su mucho amor con que nos amó, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio
vida juntamente con Cristo; por gracia sois
salvos; y juntamente nos resucitó, y asimismo
nos hizo sentar en los Cielos con Cristo
Jesús”
(Ef 2:4-6)
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En nuestro diario hablar también nosotros usamos
esa figura retórica, como cuando decimos “Para mí
Fulano murió”, con lo cual queremos significar que
nos hemos peleado para siempre con el tal Fulano, a
pesar de que él sigue vivo.
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>El nombre “Jehová” no existía aún cuando
ocurrieron los hechos narrados en el Génesis
Moisés fue el que escribió el Pentateuco, es decir,
los cinco primeros libros de la Biblia, incluyendo el
Génesis. A todo lo largo del Génesis se usa el
nombre de Jehová, pero cuando ocurrían los hechos
narrados en el Génesis, aún el nombre “Jehová” no
se conocía. Lo que sucede es que Moisés, que ya
conocía el nombre Jehová, lo utilizó al escribir todo
aquello, pero en la época de Abraham, Isaac y
Jacob, aún no se conocía ese nombre.
Ese nombre vino a manifestarse en época de
Moisés, según vemos en Ex 6:2-3. Por lo tanto,
cada vez que se emplea el nombre “Jehová” en el
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Génesis y en los cinco primeros capítulos del
Éxodo, se emplea por prolepsis. Veamos.
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“2 Habló todavía Dios a Moisés, y díjole: Yo soy
Jehová; 3 y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob
bajo el nombre de Dios Omnipotente, mas en mi
nombre Jehová no me notifiqué a ellos.”
(Ex 6:2-3)
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Está bien claramente dicho, que en época de
Abraham, Isaac y Jacob, aún no se conocía el
nombre “Jehová”. Ese nombre se vino a conocer en
época de Moisés. Por eso me parece extraordinariamente ridículo el fanático esfuerzo de los
ruselistas por usar para todo el nombre “Jehová”,
como si fuera un pecado el no mencionarlo. Durante
los 2400 años que transcurrieron desde la Creación
hasta el momento en que Dios le manifestó a
Moisés el nombre “Jehová”, no se conocía tal
nombre. Señal evidente de que Dios no estaba tan
interesado como los ruselistas en que se le invocara
con ese nombre. Es más, en la época del Antiguo
Testamento, los hebreos dejaron de pronunciar el
nombre “Jehová”, de forma que hoy en día no se
sabe en realidad cómo se pronunciaba.
Por eso es que es ridículo el fingido celo que
ponen los miembros del Cuerpo Gobernante de los
ruselistas, en inculcarle a sus súbditos que cada vez
que mencionen a Dios tienen que llamarle
“Jehová”, porque si no lo hacen pecan. Si por casi
dos y medio milenios a partir de la Creación no se
conoció ese nombre, y hace más de dos y medio
milenios que se dejó de pronunciar, es señal
indubitable que a Dios no le interesa tanto ese
nombre.
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Como vemos, la prolepsis se usa en la Biblia a
menudo, puesto que el nombre “Jehová” no se usó
antes de Moisés, pero aparece en toda la narración
de ese profeta.
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Capítulo 17
Validez del razonamiento si la conclusión
a la que llegamos no pugna con el resto de
la Biblia
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>Doeg Idumeo solo, no pudo haber matado a 85
sacerdotes y masacrar una ciudad
El factor número 15 es la validez del razonamiento lógico, si partiendo de una base (premisa)
correcta, la conclusión a que llegamos no pugna con
el resto de la Biblia. En las Escrituras vemos
muchos casos en que se hacen razonamientos
válidos. Eso nos indica que no está fuera de lo que
Dios permite el usar el razonamiento en forma
honesta y prudente. En este caso que a continuación
voy a presentar, vamos a ver dos cosas importantes.
Una de ellas es el hecho de que la Biblia habla en
forma lacónica, no se extiende en detalles. Mucho
de lo que se dice está basado en la idea de que la
gente entendería lo otro que no se dice. Pongamos
un ejemplo actual.
Si un amigo de ustedes les dice que acaba de
llegar de Nueva York, o de Madrid, a ninguno se le
ocurre pensar que el primero vino caminando o a
caballo, ni que el segundo vino nadando o remando.
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Por lo tanto, el que habla no tiene que aclararle al
que escucha, que él vino de Madrid en un avión o
en un barco, eso se sobreentiende en nuestra
civilización actual. Si les dice: Yo hice esta casa”,
todos sabemos que él fue el que pagó, no
necesariamente el único que trabajó en su
construcción. Igualmente, en aquella época y en
aquella civilización, había cosas que no era
necesario aclararlas, porque los oyentes o los
lectores lo sobreentendían. Por eso es que es bueno,
para interpretar correctamente la Biblia, sumergirse
mentalmente en la civilización, cultura, y
costumbres de aquella época. Uno de esos ejemplos
es el caso de la matanza llevada a cabo por Doeg
Idumeo, el sirviente de Saúl.
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“17 Entonces dijo el rey a la gente de su
guardia que estaba alrededor de él: Cercad y
matad a los sacerdotes de Jehová; porque
también la mano de ellos es con David, pues
sabiendo ellos que huía, no me lo
descubrieron. Mas los siervos del rey no
quisieron extender sus manos para matar a
los sacerdotes de Jehová. 18 Entonces dijo el
rey a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los
sacerdotes. Y revolviéndose Doeg Idumeo,
arremetió contra los sacerdotes, y mató en
aquel día ochenta y cinco varones que
vestían efod de lino. 19 Y a Nob, ciudad de
los sacerdotes, puso a cuchillo, así a
hombres como a mujeres, niños y mamantes,
bueyes y asnos y ovejas, todo a cuchillo.”
(I Sam 22:17-19)
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Aunque aquí dice literalmente que Doeg
Idumeo mató 85 sacerdotes, y a todos los
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hombres, mujeres y niños de la ciudad de ellos, es
de pensarse que lo hiciera él al mando de sus
criados. Para pensar esto me baso en que en 21:7 se
le llama principal de los pastores. Lo más probable
es que tuviera bajo su mando cierta cantidad de
idumeos que vivían en las tierras de Saúl, y
trabajaban para él.
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“Aquel día estaba allí uno de los siervos de
Saúl detenido delante de Jehová, el nombre
del cual era Doeg Idumeo, principal de los
pastores de Saúl.”
(I Sam 21:7)
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La otra cosa que me hace pensar así es que a un
solo hombre no le es fácil matar a 85; ni tampoco
éstos iban a esperar inertes viendo cómo él mataba
uno a uno a los anteriores. Otro tanto puede decirse
sobre la masacre de la ciudad de Nob en el versículo
19. La lógica dicta que haya sido una cuadrilla de
idumeos, pues los hebreos no quisieron hacerlo
(17), y los hombres de la ciudad de Nob no iban a
esperar inertes viendo cómo Doeg iba matando uno
a uno a todos sus habitantes.
Con este ejemplo lo que quiero mostrar es que el
razonamiento es válido cuando se parte de una
premisa válida y la cadena de razonamiento no tiene
fallas.
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>Aunque no se dice claramente, podemos
razonar que José fingía no saber el idioma
hebreo
De momento uno no entiende qué tiene que ver el
hecho de que hubiera un intérprete entre ellos, con
el hecho de que los hermanos no supieran que José
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los estaba entendiendo.
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“Y ellos no sabían que los entendía José,
porque había intérprete entre ellos.”
(Gn 42:23)
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El caso es que en la Biblia muchos detalles se
omiten. Cuando en 42:7 dice que José les habló
ásperamente, eso le hace pensar a uno que José
hablaba en su idioma nativo directamente con sus
hermanos o que éstos le hablaban a él en idioma
egipcio, pero que ambos estaban hablando el mismo
idioma.
La verdad es que en todo momento ellos se
hablaban por medio de un intérprete. Los hermanos
decían al intérprete lo que deseaban, y éste se lo
traducía al idioma egipcio para José , sin saber ellos
que él entendía perfectamente el hebreo, a pesar de
que hacía ya más de 20 años que no lo hablaba.
Desde los 17 años en que fue vendido hasta los 39,
edad que tenía dos años después de acabar las vacas
gordas, José no hablaba con su familia. Como que
ellos veían a aquel gran personaje, con tanta gente a
su servicio, con tantísimo poder, hablando egipcio,
vestido como egipcio y encima de todo, con un
intérprete a su lado para hablar con la gente de
Canaán, no tenían por qué sospechar que él los
entendiera cuando hablaban hebreo entre sí. Se ve
que los dos idiomas eran diferentes.
Esta es la explicación de esa obscura frase: “…y
ellos no sabían que los entendía José, porque había
intérprete entre ellos.” Por eso, hablando ellos
entre sí, en su propia lengua, de asuntos familiares,
delante de José, no creían que éste los estuviera
entendiendo. Posiblemente tampoco estaba en ese
momento delante el intérprete.
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Es muy común en la Biblia el que se digan las
cosas sin entrar en detalles. Por eso es que hay que
usar a veces el razonamiento para entender ciertas
cosas. Téngase esto muy en cuenta para comprender
otros muchos pasajes donde, aunque las palabras no
se dicen, se da uno cuenta de que fueron dichas.
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>En Israel, en la época de la siega del trigo, no
llovía ni había truenos
La forma en que Samuel dice estas cosas le hace
pensar a uno que en el tiempo de la siega no había
lluvias, y menos aún acompañadas de truenos.
Primero dice: “...mirad esta gran cosa que Dios
hará....”, y a continuación pregunta: “¿No es ahora
la siega de los trigos?”, para añadir como quien
piensa hacer una cosa no vista; “....yo clamaré a
Dios y dará truenos y aguas...”.
Claro, que el pedir a Dios una tormenta o
aguacero y ser otorgado, ya es en sí un milagro;
pero parece que Samuel lo encarece más al decir
que por ser tiempo de la siega del trigo, no era de
esperarse que ni por casualidad, se apareciera por
allí una tormenta de truenos y un aguacero.
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“Esperad aún ahora, y mirad esta gran cosa
que Jehová hará delante de vuestros ojos.
¿No es ahora la siega de los trigos? Yo
clamaré a Jehová, y él dará truenos y aguas;
para que conozcáis y veáis que es grande
vuestra maldad que habéis hecho en los ojos
de Jehová, pidiéndoos rey. Y Samuel clamó a
Jehová; y Jehová dio truenos y aguas en
aquel día; y todo el pueblo temió en gran
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manera a Jehová y a Samuel.”
(I Sam 12:16-18)
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Según vimos, es válido razonar que el clima de
Israel era tal, que en el tiempo de la siega del trigo
era imposible o casi imposible que lloviera y
tronara. Eso no lo dice la Biblia, pero se puede
razonar a partir de las palabras dichas por Samuel.
En la Biblia se puede usar el raciocinio, lo que no se
puede es introducir fantasías.
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>Faraón no persiguió a Israel inmediatamente,
aunque eso es lo que parece a priori
Por la forma de hablar en este versículo nos da la
sensación a priori de que faraón se levantó a
perseguir a los israelitas inmediatamente después
que salieron de Egipto, pero no fue así.
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“5 Y fue dado aviso al rey de Egipto cómo el
pueblo se huía; y el corazón de Faraón y de
sus siervos se volvió contra el pueblo, y
dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber
dejado ir a Israel, para que no nos sirva? 6 Y
unció su carro, y tomó consigo su pueblo,….8
y siguió a los hijos de Israel…”
(Ex 14:5-8 abreviado)
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Si leyéramos solamente este pasaje creeríamos
que Faraón persiguió al pueblo tan pronto ellos se
fueron, pero si razonamos lo que dicen otros
pasajes, incluso en otros libros de la Biblia, veremos
que no fue así.
Para decir esto me baso en lo que dice Nm 33:5,
donde vemos que los israelitas salieron de Rameses
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y asentaron campamento en Sucoth, de ahí llegaron
a Etham, luego a Pihahiroth y de ahí pasaron el Mar
Rojo.
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“5 Partieron, pues, los hijos de Israel de
Rameses, y asentaron campo en Succoth. 6 Y
partiendo de Succoth, asentaron en Etham,
que está al cabo del desierto. 7 Y partiendo
de Etham, volvieron sobre Pihahiroth, que
está delante de Baalsefon, y asentaron
delante de Migdol. 8 Y partiendo de
Pihahiroth, pasaron por medio de la mar al
desierto, y anduvieron camino de tres días
por el desierto de Etham, y asentaron en
Mara.”
(Nm 33:5-8)
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Para opinar que los egipcios tardaron varios días
antes de perseguir a los israelitas, me asisten las
siguientes razones:
a) Aquel pueblo se movilizaba a pie, con
ancianos, mujeres, niños y animales domésticos.
Por lógica, tenían que ir despacio; ni los ancianos ni
los niños podían caminar al mismo paso que los
jóvenes adultos. Tampoco iban ellos a lograr que
los bueyes, las ovejas y demás animales domésticos
apuraran el paso. Si cuando los egipcios alcanzaron
a los israelitas ya éstos estaban junto al Mar Rojo,
es porque habían pasado varios días. Esos días
fueron los que usaron para llegar a Succoth, Etham
y Pihahiroth, antes de cruzar el mar Rojo.
b) Dos y medio millones de personas no pueden
andar rápidamente, porque basta que algunos de los
que van delante tengan un percance o vayan
despacio, para que todos los que van detrás tengan
que aguantar el paso.
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c) Por otro lado, el ejército egipcio estaba
compuesto de solamente adultos jóvenes y fuertes
que se movilizaban a caballo o en rápidos carros de
guerra, podían alcanzarlos rápidamente si los
hubieran perseguido el mismo día o el siguiente.
De todo esto se deduce que si los egipcios
hubieran comenzado a perseguir a los israelitas a las
pocas horas de haber salido de Egipto, los hubieran
alcanzado en seguida.
Sin embargo, al leer Nm 33:5-8 vemos que los
israelitas, cuando salieron de Egipto, acamparon en
Sucoth, luego salieron de Sucoth y acamparon en
Etham, después salieron de Etham y acamparon en
Pihahiroth. Después de acampar en Pihahiroth
fue que vinieron los egipcios, y después de ver a
los egipcios fue que cruzaron en Mar Rojo.
Para que una multitud como aquella se movilizara
de un lado a otro, tomaba tiempo; y también tomaba
tiempo acampar, preparar la comida, armar las
tiendas, y después desarmarlo todo, levantar el
campamento y volverse a desplazar; y todo eso lo
hicieron tres veces antes de que llegaran los
egipcios. Aquello no era un ejército organizado,
disciplinado, adiestrado, acostumbrado a todo eso,
sino una masa amorfa y llena de impedimentos.
Pues bien, aquella enorme multitud acampó tres
veces antes que los persiguieran los egipcios. Es
evidente pues que pasaron varios días entre la salida
del pueblo y la persecución de los egipcios.
Parece que durante esos días los egipcios
comenzaron a darse cuenta de lo que significaba
haberse quedado sin esclavos. Posiblemente cada
vez que tenían que hacer algo por sí mismos, se
arrepentían de la hora en que dejaron irse a sus
criados, y fue por eso que se decidieron a
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perseguirlos. Al menos, eso es lo que parece
poderse colegir de Ex 14:5.
Aprendamos algo importante en este caso: leer
toda la Biblia, aunque algunos pasajes nos parezcan
aburridos, pues los detalles dados en esos
“aburridos” pasajes, nos pueden servir para algo, ya
que por algo están escritos. El cristiano tiene la
mala costumbre de saltar ciertos tramos,
capítulos o secciones de la Biblia, porque según él,
son “aburridas”, o “no tienen importancia”, o “son
solamente una lista de nombres que no interesan”.
Uno de esos capítulos llenos de nombres que “no
interesan” es el capítulo 33 del libro de los
Números. Allí está la lista de los campamentos que
fueron poniendo los israelitas a medida que
avanzaban hacia la Tierra Prometida. Gracias a esa
lista, “aburrida” y “sin importancia”, es que
podemos sacar en consecuencia lo que aquí se ha
dicho.
Es común en la Biblia este tipo de situaciones que
nos hacen pensar erradamente, a menos que leamos
toda la Biblia para poder encontrar en otros libros
de ella o en otro pasaje de ese mismo libro, la
solución que necesitamos. El propósito de este libro
es precisamente ayudar a que los lectores se den
cuenta de qué técnica deben usar para interpretar la
Biblia. En este caso demostrar que el razonamiento
lógico y honesto es válido, siempre que la
conclusión a la que lleguemos no se dé de punta con
el resto de la Biblia tomada en forma integral, ni se
trate de idioteces y fantasías.
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>Por qué Josué defendió a los gabaonitas
Los gabaonitas engañaron a Josué haciéndole ver
que ellos vivían lejos y arrancándoles a los israelitas
un juramento de paz. En este pasaje, sin embargo,
nos da la impresión de que aquel juramento
implicaba también protección. Aunque no dice tal
cosa, se puede deducir. Si no fuera así no habría
razón para que los gabaonitas enviaran mensajeros a
Josué en busca de ayuda. Tampoco hubiera
habido razón para que si los gabaonitas hubieran
pedido esa ayuda sin derecho, Josué hubiera
accedido a ella.
Al fin y al cabo, más inteligente, desde el punto
de vista militar, hubiera sido dejar a los cinco reyes
atacar a Gabaón y matarse unos a otros hasta acabar
con los gabaonitas; para luego, cuando los cinco
reyes estuvieran diezmados y exhaustos, atacarlos y
aniquilarlos. Además, de esa manera se hubieran
quitado en encima el error que cometieron al
perdonar a los gabaonitas, pues ellos no los habrían
matado, sino los cinco reyes amorreos.
En vista de todas estas consideraciones se me
antoja lógico sospechar que, en el capítulo nueve,
había un pacto de protección, del cual no se habló
específicamente en aquella ocasión. Cosas como
esta son comunes en la Biblia, y hay que aprender a
interpretarlas razonando correctamente.
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“Y los moradores de Gabaón enviaron a
decir a Josué al campo en Gilgal: No encojas
tus manos de tus siervos; sube prestamente a
nosotros para guardarnos y ayudarnos,
porque todos los reyes de los amorreos que
habitan en las montañas, se han juntado
contra nosotros. Y subió Josué de Gilgal, él y
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todo el pueblo de guerra con él, y todos los
hombres valientes.”
(Jos 10:6-7)
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Ese pacto de protección, esa alianza o ayuda
mutua parece sobreentenderse en 9:11 donde se ve
que los ancianos de los gabaonitas instruyeron a
estos delegados para que obtuvieran una alianza,
que al parecer implicaba mutua ayuda militar.
Veamos.
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“Por lo cual nuestros ancianos y todos los
moradores de nuestra tierra nos dijeron:
Tomad en vuestras manos provisión para el
camino, e id al encuentro de ellos, y decidles:
Nosotros somos vuestros siervos, y haced
ahora con nosotros alianza.”
(Jos 9:11)
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Como hemos visto, el sano y honesto razonamiento nos ayuda a interpretar las Escrituras. Lo
que hay que evitar es el torcido razonamiento que
algunos usan para poder sacar una “doctrina nueva”
con la que poder arrastrar detrás de sí donantes que
sentar en los bancos de su iglesia.
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>Jefté no sacrificó a su hija, decir eso es un
disparate
Siendo evidente que la ley de Dios no admitía
sacrificios de seres humanos, sino de ovejas, salta a
la vista que el uso de la palabra “holocausto”, en el
episodio de la hija de Jefté, es metafórico. Un uso
metafórico parecido a este de la hija de Jefté, se
halla en Nm 8:21.
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“Y los levitas se purificaron, y lavaron sus
vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda
delante de Jehová, ….” (Nm 8:21)
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En el anterior pasaje vemos que Aarón ofreció
a los levitas en ofrenda, y no por eso vamos a
pensar que mataron a los levitas y los quemaron
en un altar. No es lógico pensar tal cosa, porque ni
la ley de Dios lo permitía, ni los levitas se iban a
dejar hacer tal cosa. Lo mismo ocurrió con la hija
de Jefté. Si Jefté hubiera prometido a Dios un
sacrificio humano Dios no lo hubiera aceptado y
mucho menos le hubiera dado la victoria como
premio.
El holocausto era una ofrenda que se quemaba
completa, no se comía nada de ella, era
íntegramente para Dios. Eso es lo que aquí quiere
decir Jefté metafóricamente: que ofrecería a Dios en
forma total (no parcial ni temporal) a quien lo
saliera a recibir. Por eso, luego vemos que la joven
queda sin casarse, no se le da en matrimonio a
ningún hombre, porque en lo adelante se dedicaría
integra y vitaliciamente a Dios, como se dedica un
holocausto.
Hace varios años se publicó que Jefté, uno de
los principales jueces de Israel, había degollado a su
hija y la había quemado como sacrificio en un altar
pagano. Este errado artículo salió publicado en
inglés en el folleto de lecciones para la Escuela
Dominical que trimestralmente publica una de las
principales denominaciones cristianas de los
Estados Unidos.
Tal cosa me entristeció mucho, porque demostraba la falta de cuidado que a veces las altas
jerarquías de las denominaciones ponen en
examinar lo que se publica. Esta revista trimestral
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influye en millones de hermanos, los cuales fueron
conducidos a error por el autor de esa lección de
Escuela Dominical. El origen de ese disparate fue la
mala interpretación del siguiente pasaje.
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“29 Y el Espíritu de Jehová fue sobre Jefté;
y pasó por Galaad y Manasés; y de allí pasó
a Mizpa de Galaad; y de Mizpa de Galaad
pasó a los hijos de Ammón. 30 Y Jefté hizo
voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los
ammonitas en mis manos, 31 cualquiera que
me saliere a recibir de las puertas de mi casa,
cuando volviere de los ammonitas en paz,
será de Jehová, y le ofreceré en holocausto.”
(Jue 11:29-31)
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El voto que hizo Jefté no era el de degollar y
quemar en sacrificio al primero que le saliera a
recibir de su casa cuando volviera victorioso. Lo
que él prometió fue dedicar enteramente a Dios a
esa primera persona que lo saliera a recibir. Esa
entera dedicación era semejante a cuando se ofrecía
un cordero en holocausto.
En tal tipo de ofrenda el sacerdote no podía
participar de ella comiendo una parte del animal,
como sí podía hacerlo en los otros tipos de
sacrificios de corderos. La ofrenda quemada era una
dedicación total para Dios. Usando ese símil es que
Jefté dice en forma metafórica, que ofrecería en
holocausto al primero que lo recibiera.
En el versículo 29 vemos que el Espíritu Santo
estaba sobre Jefté. No es lógico que un hombre
lleno de Espíritu Santo vaya a hacer una promesa
pagana, una promesa brutal de matar y quemar a un
ser humano.
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La hija de Jefté se convirtió, debido a ese voto del
padre, en una especie de monja de clausura, sólo
que no viviría encerrada, sino normalmente en la
sociedad, dedicada solamente a las cosas de
Dios. Como que iba a dedicarse cien por ciento al
servicio de Dios, no podría casarse, porque una
mujer casada tiene que atender a su esposo y a sus
hijos. Era en ese sentido en el que Jefté iba a
dedicar a su hija como un holocausto a Dios, una
ofrenda total.
En otras ocasiones otras madres dedicaron sus
hijos a Dios en forma total también, como fue el
caso de Ana, la madre de Samuel, según vemos a
continuación en I Sam 1:11 y 1:27-28.
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“E hizo voto, diciendo: Jehová de los
ejércitos, si te dignares mirar la aflicción de
tu sierva, y te acordares de mí, y no te
olvidares de tu sierva, mas dieres a tu sierva
un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos
los días de su vida, y no subirá navaja sobre
su cabeza”
(I Sam 1:11)
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“Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que
le pedí. Yo pues le vuelvo también a Jehová,
todos los días que viviere, será de Jehová. Y
adoró allí a Jehová.”
(I Sam 1:27-28)
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Ahora bien, el caso de Jefté tenía una faceta
diferente. Al dedicar a su hija a Dios en forma total,
Jefté se estaba privando de tener descendencia que
llevara su nombre. Aquella era su única hija. No
tenía otro hijo ni hija. Eso era muy duro para un
hombre de aquella época y de aquella sociedad. De
ahí brota el amargo quejido de Jefté cuando vio que
su hija era la que había salido a recibirlo.
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“34 Y volviendo Jefté a Mizpa, a su casa, he
aquí que su hija le salió a recibir con adufes y
danzas, y era la sola, la única suya; no tenía
fuera de ella otro hijo ni hija. 35 Y como él
la vio, rompió sus vestidos diciendo: ¡Ay, hija
mía! De verdad me has abatido, y tú eres de
los que me afligen, porque yo he abierto mi
boca a Jehová, y no me podré retractar.”
(Jue 11:34-35)
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Hay varios pasajes que nos muestran que Jefté
nunca prometió sacrificar a su hija degollándola
y quemándola en un altar pagano. Vamos a leer
estos pasajes con el fin de obtener de primera mano
la idea correcta de qué fue lo que prometió Jefté. Si
leemos Jue 11:36-39 veremos que la preocupación
de la joven hija de Jefté no era sobre perder la vida,
sino sobre su virginidad y la pérdida de su oportunidad de matrimonio, que era una de las ambiciones
más acariciadas de las mujeres de aquella sociedad
en aquella época.
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”36 Ella entonces le respondió: Padre mío, si
has abierto tu boca a Jehová, haz de mí como
salió de tu boca, pues que Jehová ha hecho
venganza en tus enemigos los hijos de
Ammón. 37 Y tornó a decir a su padre:
Hágasme esto: déjame por dos meses que
vaya y descienda por los montes, y llore mi
virginidad, yo y mis compañeras. 38 Él
entonces dijo: Ve. Y dejola por dos meses. Y
ella fue con sus compañeras, y lloró su
virginidad por los montes. 39 Pasados los dos
meses volvió a su padre, e hizo de ella
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conforme a su voto que había hecho. Y ella
nunca conoció varón.” (Jue 11:36-39)
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Como podemos ver en el versículo 36, la hija de
Jefté pidió a su padre que hiciera con ella tal y
como había prometido. Por lo tanto, lo que sigue a
la petición de la hija es lo que prometió el padre.
¿Y qué es lo que sigue a la petición de la hija? En el
versículo 37 vemos que la joven solamente pidió
llorar su virginidad por dos meses. Evidentemente,
su vida no estaba amenazada, porque sería algo
completamente fuera de lógica que ella llorara
por su virginidad cuando lo que iba a perder era
la vida.
El llorar su virginidad, el no poderse casar, era
una cosa muy secundaria ante la seguridad de
perder la vida. Hubiera sido excesivamente tonto
que la joven llorara por algo (no poderse casar) que
después de la muerte no le serviría para nada, y no
llorara por su vida, sin la cual todo lo demás era
inútil. Todo esto nos hace ver que ella sabía que lo
único que iba a perder, era la oportunidad de
casarse.
En el versículo 39 vemos que, como una
consecuencia de todo lo que previamente se narró,
se dice que “pasados los dos meses volvió a su
padre, e hizo de ella conforme a su voto que había
hecho. Y ella nunca conoció varón.” O sea, que
cuando la joven volvió, su padre, éste hizo
conforme a su voto, es decir, hizo lo que había
prometido; y como consecuencia de hacer lo que él
había prometido, ella se quedó sin casarse. Está
perfectamente claro que Jefté no prometió matar y
quemar a nadie, sino dedicarla a Dios.
Por último, vemos en Jue 11:40 que las doncellas
de Israel iban a visitar a la hija de Jefté durante
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cuatro días al año, y que tal cosa se hizo una
costumbre anual, señal de que ella estaba viva y
no había sido degollada, sino que solamente
permaneció sin casarse, por lo cual iban a
endecharla las doncellas israelitas, como vemos en
el mencionado versículo.
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“De aquí fue la costumbre en Israel que de
año en año iban las doncellas de Israel a
endechar a la hija de Jefté Galaadita, cuatro
días en el año.”
(Jue 11:40)
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Otra cosa a notar, es que si a esta joven la
hubieran ido a matar después de sus dos meses de
lamentación, hubiera sido excesivamente tonto e
inútil de parte del escritor de este capítulo, el aclarar
que ella nunca tuvo relaciones sexuales. Claro está,
si la hubieran matado no era necesario que el
escritor, a posteriori, aclarara que ella no tuvo
relaciones sexuales; todo el mundo sabe que los
muertos no tienen relaciones sexuales. Es obvio, por
lo tanto, que el escritor se está refiriendo a una
joven que siguió viviendo, pero nunca llegó a
casarse.
Vamos ahora a usar de nuevo la lógica.
¿Hubiera Dios premiado con la victoria a un
hombre capaz de hacer sacrificios humanos? Si
el voto de Jefté hubiera sido el de sacrificar a una
persona en un altar, (lo cual estaba estrictamente
prohibido por la ley de Dios, e incluso se condenaba
a muerte al que tal cosa hiciera), ¿hubiera acaso
Dios otorgado la victoria a un hombre de esa
calaña?
En el versículo 29 dice que el Espíritu de
Jehová fue sobre Jefté. ¿Hubiera el Espíritu Santo
venido sobre un asesino, sobre un hombre tan
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confundido religiosamente? ¡Claro que no! Si la
promesa de Jefté hubiera sido la de cometer un
homicidio en un acto de idolatría, el Espíritu Santo
no hubiera venido sobre él.
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”Y el Espíritu de Jehová fue sobre Jefté; y
pasó por Galaad y Manasés; y de allí pasó a
Mizpa de Galaad; y de Mizpa de Galaad pasó
a los hijos de Ammón.” (Jue 11:29)
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El mismo razonamiento anterior puede hacerse
cuando leemos Heb 11:32. Allí Pablo alaba a Jefté
entre otros muchos héroes de la fe. No puedo yo
creer que si Jefté hubiera degollado a su hija y la
hubiera quemado en holocausto en un altar pagano,
Pablo lo iba a tomar como un buen ejemplo que los
cristianos debíamos imitar. Se ve que Pablo, al leer
las Escrituras, no interpretaba las cosas en la misma
torcida forma que el autor de esa lección de Escuela
Dominical que antes mencioné.
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“¿Y qué más digo? porque el tiempo me
faltará contando de Gedeón, de Barac, de
Samsón, de Jefté, de David, de Samuel, y de
los profetas”
(Heb 11:32)
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Si Jefté hubiera sido un ignorante de religión
de tal magnitud que ni siquiera sabía que Dios
prohibía los sacrificios humanos, Pablo no lo
hubiera exhibido como un guía digno de ser imitado
por los cristianos. Pablo no iba a hacer tal cosa con
un idólatra asesino. Por lo tanto es evidente que
Pablo sabía que lo que Jefté prometió no fue
sacrificar a su hija en un altar pagano.
Jefté no era un ignorante de religión como lo pinta
esa revista trimestral de Escuela Dominical. Si
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leemos Jue 11:14-28 veremos que Jefté conocía al
dedillo todo lo concerniente a la historia de su
nación, y que era un hombre de fe. Viendo cómo
este caudillo de Israel conocía la historia de su
nación, no puedo yo pasar a creer, como dice la
revista antes mencionada, que Jefté no supiera que
Dios tenía prohibidos los sacrificios humanos. Y no
solamente ignorarlo, sino basar en un sacrificio
humano la petición de victoria que le hacía a
Dios. ¡¡Absurdo!!
Por todo lo hasta aquí visto y razonado está
muy claro que Jefté nunca prometió un sacrificio
humano. Está claro que la joven nunca lamentó que
la fueran a matar, sino que lo que lamentó es que no
se iba a poder casar. Está claro que el Espíritu Santo
no iba a estar sobre Jefté si él hubiera sido un
asesino idólatra. Y por último, está bien claro que
Pablo no iba a elogiar, como digno de imitación, a
un hombre que hubiera prometido un sacrificio
humano.
Por lo tanto, es evidente que lo que Jefté
prometió fue dedicar su hija enteramente al
servicio de Dios, igual que se dedicaba enteramente
a Dios un cordero durante una ofrenda quemada, en
la que los sacerdotes no podían tomar ninguna parte
del cordero.
Es mi deseo que aquellos que se hallan en
posiciones jerárquicas dentro de las iglesias y las
denominaciones, sean más vigilantes de qué cosa es
lo que se publica, a fin de evitar que las ovejas bajo
su cuidado sean conducidas al error por escritores
que, tal vez son buenas personas, pero que no por
eso dejan de estar errados y hacerle daño a las
ovejas.
Con este caso de Jefté vemos de nuevo cómo uno
de los factores para interpretar correctamente la
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Biblia es el sano razonamiento. Empleemos el
razonamiento, esa hermosa facultad que Dios ha
dado a sus criaturas, para que hagan uso honesto de
ese don.
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>La profecía de las 70 semanas confunde a
algunos que ignoran que son semanas de años
Hay hermanos a quienes les causa no poca
ansiedad el leer el capítulo 9 de las profecías de
Daniel, porque al leer que son 70 semanas, piensan
que se refiere a semanas de días. Ellos ignoran que
en la Biblia se habla también de semanas de años,
es decir períodos de 7 años. Esto les sucede por no
leer toda la Biblia, sino sólo lo que “les gusta”.
Es frecuente en la Biblia el contar el tiempo en
forma que a nosotros actualmente nos luce extraño.
En Gn 29:15-28 se ve cómo se llamaba “semana” a
un período de siete años. En el versículo 18 se
especifica que son siete años el lapso del contrato.
Eso mismo se confirma en el 20. En el 27, sin
embargo, a ese mismo lapso de siete años se le
llama una semana. Otro tanto ocurre en el 28.
Veamos.
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“15 Entonces dijo Labán a Jacob: ¿Por ser
tú mi hermano, me has de servir de balde?
declárame qué será tu salario. 16 Y Labán
tenía dos hijas, el nombre de la mayor era
Lea, y el nombre de la menor, Rachel.17 Y los
ojos de Lea eran tiernos, pero Rachel era de
lindo semblante y de hermoso parecer.
18 Y Jacob amó a Rachel, y dijo: Yo te
serviré siete años por Rachel tu hija menor.
19 Y Labán respondió: Mejor es que te la dé
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a ti, que no que la dé a otro hombre; estate
conmigo.
20 Así sirvió Jacob por Rachel siete años; y
le parecieron como pocos días, porque la
amaba. 21 Y dijo Jacob a Labán: Dame mi
mujer, porque mi tiempo es cumplido para
que cohabite con ella. 22 Entonces Labán
juntó a todos los varones de aquel lugar, e
hizo banquete. 23 Y sucedió que a la noche
tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él entró a
ella. 24 Y dio Labán su sierva Zilpa a su hija
Lea por criada. 25 Y venida la mañana, he
aquí que era Lea: y él dijo a Labán: ¿Qué es
esto que me has hecho? ¿no te he servido por
Rachel? ¿por qué, pues, me has engañado?
26 Y Labán respondió: No se hace así en
nuestro lugar, que se dé la menor antes de la
mayor. 27 Cumple la semana de ésta, y se te
dará también la otra, por el servicio que
hicieres conmigo otros siete años. 28 E hizo
Jacob así, y cumplió la semana de aquélla, y
él le dio a Rachel su hija por mujer.”
(Gn 29:15-28)
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También en Levítico 25:8 se menciona con toda
claridad las semanas de años; o sea, lapsos de 7
años, de forma tal, que siete semanas forman 49
años. Es como si Dios hubiese querido dejar prueba
documental para los que quisiesen negar que las
semanas de Daniel 9:22-27 son semanas de años.
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“Y te has de contar siete semanas de años,
siete veces siete años; de modo que los días
de las siete semanas de años vendrán a serte
cuarenta y nueve años.” (Lev 25:8)
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En el mismo libro de Daniel, pero en otro
capítulo, y como para evitar confusiones con
semanas de años, en el versículo 10:3, se aclara
que las semanas de las que allí se hablan, son
semanas de días. Tal vez, sabiendo que antes había
hablado de semanas de años, se cree obligado aquí a
aclarar que son semanas de días, para evitar
confusiones. Veamos.
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“No comí pan delicado, ni entró carne ni vino en
mi boca, ni me unté con ungüento, hasta que se
cumplieron tres semanas de días.”
(Dn 10:3)
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Además de todos estos obvios razonamientos
que nos demuestran que era costumbre hablar de
semanas de años, podemos razonar que cualquiera
que crea en el Antiguo Testamento como palabra de
Dios, tiene que concluir que si en la profecía de las
70 semanas se refiriera a semanas de días, entonces
la profecía no se hubiera cumplido; porque año y
pico (setenta semanas) después de comenzada la
reedificación de Jerusalem no la volvieron a
destruir. Sin embargo, más de 483 años después de
su reconstrucción fue destruida la ciudad y el
santuario; prueba de que se trataba de semanas de
años.
Vemos de nuevo que gracias a la lectura integral
de la Biblia y a la aplicación del razonamiento a lo
que leemos, se puede interpretar correctamente la
Escritura.
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>Oseas no fornicó ni adulteró, como piensan
algunos
He aquí otro buen ejemplo de cómo el aplicar el
razonamiento a la lectura de la Biblia, nos conduce
a interpretarla correctamente.
Cuando Dios manda a Oseas a que tome mujer
fornicaria no lo está mandando a que fornique con
esa mujer. Lo que le está diciendo es que la tenga
en su casa como si fuera su esposa, no que
necesariamente la use como mujer. Simplemente,
la tiene y la mantiene a ella y a sus hijos para poder
hacer un símil de la traición de Israel a Dios.
Algo que ayuda a probar esto, es el hecho de
que en este mismo versículo Dios no sólo manda a
que tome una mujer fornicaria, sino también hijos
producto de las fornicaciones ya cometidas por
su entonces futura esposa. Si eran hijos de
fornicaciones, no eran hijos de Oseas. Claro que
esto se refiere a los hijos que ya ella traía; pero es el
caso, que los hijos que esta mujer tuvo después de
estar como esposa de Oseas, fueron también hijos
de fornicaciones, Oseas no era su padre biológico,
no eran hijos de él por naturaleza, sino por
convención, porque él, legalmente, era el esposo
de ella.
Eso se ve claramente en 2:4 donde Oseas declara
que esos muchachos son hijos de fornicaciones, no
hijos de él. También en 2:2 se ve que Oseas dice
que él no es su marido, señal que no se acostó con
ella.
Oseas no tuvo contacto sexual con esa mujer.
Si lo hubiera tenido no hubiera podido asegurar que
Lo-Ammi y Lo-Ruhama, no era hijos de él, como
asegura en 2:4, y lo asegura hasta el punto de decir
que no tendrá misericordia de ellos. Si fueran sus
hijos no hablaría así.
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“2 Pleitead con vuestra madre, pleitead;
porque ella no es mi mujer, ni yo su marido;
quite pues sus fornicaciones de su rostro, y
sus adulterios de entre sus pechos; 3 no sea
que yo la despoje desnuda, y la haga tornar
como el día en que nació, y la ponga como un
desierto, y la deje como tierra seca, y la mate
de sed. 4 Ni tendré misericordia de sus hijos,
porque son hijos de fornicaciones.”
(Os 2:2-4)
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Todo esto se reafirma al analizar que aquello
Oseas lo hacía para hacer un símil viviente, para
imitar la forma en que los israelitas se portaban
respecto a Dios. Por eso, tanto los israelitas
respecto a Dios como Lo-Ammi y Lo-Ruhama
respecto a Oseas, tenían que ser hijos ajenos. Si los
“hijos” de Oseas no fueran ajenos, si Oseas fuera
su padre biológico, el símil no era correcto, el
símil no se habría realizado.
Para que este símil fuera válido tenía que existir
paralelismo entre la no-paternidad de Dios respecto
Israel y Judá, y la no-paternidad de Oseas respecto a
Lo-Ammi y Lo-Ruhama, que se suponían hijos de
él, porque su esposa los tuvo estando casada con
Oseas.
Si el profeta se hubiera acostado con esa mujer, él
no hubiera podido saber si Lo-Ruhama y Lo-Ammi
eran hijos de él o hijos de fornicaciones; y por lo
tanto, no la hubiera podido acusar de fornicaria
ni hubiera podido decir que esos no eran hijos
suyos ni hubiera podido haber parábola o símil.
Si la mujer hubiera tenido relaciones sexuales con
Oseas, el haberla acusado de adúltera o fornicaria
habría sido calumniarla. El mismo nombre
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simbólico que Oseas le da al niño, Lo-Ammi, que
significaba “no pueblo mío”, nos hace ver que no
era su hijo (1:9).
Con más claridad aún se ve en 3:1-3, en que en un
segundo matrimonio simbólico, el mismo Oseas
explica cómo iban a ser las relaciones entre él y la
mujer que en ese momento tomaba por esposa, con
la cual no tendría contacto sexual.
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“1 Y me dijo otra vez Jehová: Ve, ama una
mujer amada de su compañero, aunque
adúltera, como el amor de Jehová para con
los hijos de Israel; los cuales miran a dioses
ajenos, y aman frascos de vino. 2 La compré
entonces para mí por quince dineros de plata,
y un hómer y medio de cebada; 3 y le dije: Tú
estarás por mía muchos días, no fornicarás,
ni tomarás otro varón; ni tampoco yo vendré
a ti.”
(Os 3:1-3)
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Es lógico pensar que el procedimiento utilizado
en este segundo matrimonio, sea idéntico al del
primero. En el versículo 2 se explica cómo él toma
posesión de aquella mujer como cosa propia, y en el
3 expresa diáfanamente en qué forma Oseas
cumpliría con el símil: “tú estarás por mía...”,
“…ni tampoco yo vendré a ti”. En este segundo
símil se aclara mejor todo; la mujer iba a ser de su
absoluta propiedad, pero él no tendría relaciones
maritales con ella.
Es común en la Biblia hallar cómo un pasaje
posterior da mayor claridad a uno que no
entendimos claramente. Eso mismo ocurre en estos
dos pasajes, el segundo aclara al primero. Oseas, ni
fornicó en el primer caso ni adulteró en el segundo.
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No es lógico pensar que Dios haya mandado a
un profeta a fornicar y adulterar. Cuando en Ezq
4:12-15 Dios manda al profeta a hacer un símil le
concede a éste que cambie a estiércol de bueyes en
lugar de humano, a petición de Ezequiel. ¿Por qué
en una cosa de mucho mayor importancia no iba
Dios a conceder una sustitución aceptable para la
parábola, tratando de hacer algo peor aún que lo que
se le proponía a Ezequiel?
Esto sirve para que nadie tome oportunidad en el
caso de Oseas, torciéndolo, para justificar sus
fornicaciones voluntarias, o su falta de energía en
rechazar la concupiscencia que le esclaviza, y
mantenerse como marido consentidor.
Si Dios no tienta a nadie, mucho menos le va a
ordenar alguien que peque. En Stg 1:13-14 vemos
bien claramente esta doctrina. No es lógico pensar
que Dios le ordene a su siervo hacer algo que Él
ha prohibido por considerarlo pecado.
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“13 Cuando alguno es tentado, no diga que
es tentado de Dios, porque Dios no puede ser
tentado de los malos, ni él tienta a alguno,
14 sino que cada uno es tentado, cuando de
su propia concupiscencia es atraído, y
cebado.”
(Stg 1:13-14)
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Se llama “tentación” a la acción de ponerle en la
mente a una persona la idea de que cometa un
pecado. Es lógico pensar que si Dios no tienta a
nadie, mucho menos le va a ordenar que peque.
Si no está en la naturaleza de Dios el ponerle al
humano en la mente el cometer un pecado, mucho
menos va Él a ordenarle que lo cometa. Ese es el
caso de Oseas.
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¿Cree alguno que Dios ordenaría a un cristiano
que adore una imagen de Buda o una imagen del
Diablo? ¿Cree alguien que Dios va a ordenar a un
cristiano que asesine y robe a una ancianita para que
le dé el dinero a la iglesia; o que le va a ordenar que
calumnie a la mujer de su mejor amigo diciendo que
la vio acostada con su jefe? Si ustedes no aceptarían
que alguien les dijera que Dios le había ordenado
tales cosas, ¿por qué van a aceptar que alguien les
diga que Dios ordenó a Oseas que fornicara y
adulterara?
Es bueno explicar este pasaje a los hermanos para
que no tengan una torcida interpretación de él y
mucho menos una torcida concepción del carácter
de Dios. Como vemos, gracias razonar honestamente llegamos a la verdad que hay en la Escritura.
Cómo se expresa a todo lo largo de este capítulo, el
razonamiento honesto es válido.
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>El pequeño no era tan pequeño
Hay que tener cuidado con cómo se toman las
cosas que se dicen en la Biblia. En Gn 44:20 Judá
declara que en el viaje anterior él le había dicho a
José que tenían otro hermano el cual, según lo que
se dice en el versículo, era “pequeño aún”.
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“Y nosotros respondimos a mi señor:
Tenemos un padre anciano, y un mozo que le
nació en su vejez, pequeño aún; y un
hermano suyo murió, y él quedó solo de su
madre, y su padre lo ama.”
(Gn 44:20)
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Ahora, en Gn 46:21 vemos, sin embargo, que al
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momento de entrar Jacob en Egipto, pocas semanas
después de haberse dicho que Benjamín era
“pequeño aún”, nos encontramos, que éste tenía ya
nada menos que diez hijos. No sólo se ve que el
“pequeño” no era tan pequeño, sino que se ve que
no había perdido el tiempo, porque siendo mucho
menor que José, que tenía 39 años, ya era padre de
diez hijos. Evidentemente Benjamín tenía varias
esposas.
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“Y los hijos de Benjamín fueron Bela, y
Becher y Asbel, y Gera, y Naamán, y Ehi, y
Ros y Muppim, y Huppim, y Ard.”
(Gn 46:21)
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Tengamos mucho cuidado con la fuerza con
que tomamos un versículo aislado. Sobre todo
cuando pretendemos basar alguna doctrina en uno o
en pocos versículos aislados. Más cuidado debemos
tener aún, si esa doctrina o ese aserto que basamos
en un pasaje aislado, se da de punta con lo
expresado claramente o lo que se puede deducir
del resto de la Biblia. Debemos leer muchas veces
la Biblia de Génesis a Apocalipsis, y aplicar el
razonamiento, para no errar y convertirnos en
“doctrineros versiculares”.
Yo llamo doctrineros versiculares a aquellas
personas que forman doctrinas y hasta sectas
enteras, basados en un solo versículo o pasaje de la
Biblia. Estos doctrineros versiculares casi siempre
caen en una o más de estas tres categorías:
a) los doctrineros versiculares impostores, que
tratan de arrastrar seguidores, y para poderlos sacar
de donde están, tienen que inventarles una doctrina
diferente a la que éstos ahora tienen, la cual nueva
doctrina basan en uno solo o unos pocos versículos,
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sin respeto alguno para el resto de la Biblia;
b) los doctrineros versiculares obcecados, que
por creer que han descubierto una nueva
interpretación, o que han recibido una inspiración
divina, su hinchado orgullo los lanza a resistir
rabiosamente a todos los que le tratan de demostrar
que está errado;
c) los doctrineros versiculares carneros, a los
cuales llamo así porque siguen al pastor o al rebaño
a que pertenecen, sin analizar lo que le dicen, como
hacen los carneros según explico más abajo.
Por su parte, el pastor a su vez sigue al maestro
del seminario donde él se graduó; el cual maestro
de seminario siguió al profesor de teología donde
él aprendió, a cuyo profesor de teología lo enseñó
un famoso instructor, el cual aprendió…
etc…etc…de otro que aprendió de un famoso
religioso, muy honesto, que estaba muy
honestamente equivocado, y estándolo, fundó un
seminario o una nueva secta.
Y créase o no, en esa cadena humana a través de
la que se trasmitió el error, si bien todos o muchos
se molestaron en ir a leer el versiculillo en que se
basaba la doctrina, nadie se molestó en leer veinte o
treinta veces la Biblia, para saberla de verdad, ni en
ir a ver si en el resto de ella encontraban algo que se
opusiera a la nueva doctrina, ni en aplicar el
raciocinio al tema. Y mucho menos, claro está,
trataron de discutir el tema con hermanos que tenían
opiniones antagónicas.
Todos ellos pensaban que dado que su maestro era
un hombre de tanta experiencia, conocimientos y
santidad de vida, no podía estar equivocado, y así
cada generación aceptaba a pie juntillas el error que
le enseñaba la generación anterior. Por eso los
errores persisten; y mientras más antiguos son, más
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fuerza dogmática tienen.
Un buen ejemplo es el catolicismo, pero no es el
único, porque entre las doctrinas de los protestantes
hay enormes errores. ¡¡Nadie se atreve a razonar!!
La mayoría no quiere molestarse en hacerlo, porque
es más fácil creer que razonar. Otros tienen
miedo razonar sobre religión: creen que Dios los
castigará si razonan. Y si no fuera esto así, ¿por
qué otra razón creen ustedes que hay tantas sectas
con doctrinas antagónicas, las cuales por lógica, no
todas pueden ser ciertas?
Para aquellos que no conozcan las costumbres
de los carneros (u ovejas) les contaré la experiencia
de un amigo que lo vio con sus propios ojos. El
rebaño venía caminando por un estrecho sendero, el
pastor de las ovejas quiso mostrarle al amigo una
jocosa situación, y para ello puso un obstáculo no
muy alto en el sendero. Al llegar, el carnero guía
saltó el obstáculo, el segundo y el tercero hicieron
lo mismo, entonces el pastor quitó el obstáculo,
pero no obstante, cuanto carnero u oveja llegaba a
ese mismo lugar daba un gracioso brinco semejante
al que había dado el miembro del rebaño que le
antecedía, a pesar de que ya no había obstáculo. Así
mismo procede el ser humano en religión, en
política y en casi todo.
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>Mala jugada de Achab a su aliado Josafat
Hay veces que en la Biblia no se nos dice un
detalle o un dato, pero nosotros podemos
sospecharlo o hasta encontrarlo, con sólo aplicar el
razonamiento. A través de todo el capítulo 22 de
Primero de Reyes, se ve cómo Achab rey de Israel,
solicita y obtiene de su pariente Josafat rey de Judá,
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una alianza bélica. Sin embargo, da la sensación,
por la lectura de estos versículos, que Achab le jugó
una mala pasada a Josafat.
Posiblemente Achab se enteró (por medio de sus
agentes) de la orden dada por el rey de Siria
(versículo 31) de pelear solamente con el rey de
Israel, y es por eso que se quita los vestidos reales
y entra a la batalla sin ellos, mientras que
aconseja a su aliado que se los vista (30). De esa
manera desviaría la atención de los sirios hacia
Josafat, protegiéndose a sí mismo.
Si lo único que pretendía Achab hubiera sido el
disfrazarse él, no tuviera que haber aconsejado a
Josafat que se vistiera de ropas reales. También
el hecho de que él escritor haya puesto lo que
planificó el rey de Siria a continuación de lo que
dijo Achab a Josafat, nos hace pensar que una cosa
tenía relación con la otra.
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“30 Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me
disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú vístete
tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó, y
entró en la batalla. 31 Mas el rey de Siria
había mandado a sus treinta y dos capitanes
de los carros, diciendo: No peleéis vosotros
ni con grande ni con chico, sino sólo contra
el rey de Israel. 32 Y como los capitanes de
los carros vieron a Josafat, dijeron:
Ciertamente éste es el rey de Israel; y
vinieron a él para pelear con él; mas el rey
Josafat dio voces. 33 Viendo entonces los
capitanes de los carros que no era el rey de
Israel, se apartaron de él.”
(I R 22:30-33)
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Esto sirvió también de reprimenda a Josafat, por
hallarse participando en una empresa que él sabía
perfectamente que no era del agrado de Dios,
por cuanto Miqueas el profeta lo dijo claramente
delante de todos. Con el susto que debe haber
pasado, debía haber quedado curado de su afán de
ayudar a los impíos; pero parece que tuvo necesidad
de la reprimenda que se halla en II Cr 19:2. Aquí
hubiera podido enseñársele a Josafat lo que dice
Pablo, “no os juntéis en yugo desigual con los
infieles”.
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“Y le salió al encuentro Jehú el vidente, hijo
de Hanani, y dijo al rey Josafat: ¿Al impío
das ayuda, y amas a los que aborrecen a
Jehová? Pues la ira de la presencia de
Jehová será sobre ti por ello.”
(II Cr 19:2)
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Como vemos es lícito usar el raciocinio, lo que no
es lícito es lanzarnos a fabricar historietas
fantasiosas que no tienen una base bíblica sólida.
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>Jonás no llegó a Nínive recién vomitado por
la ballena
Una de esas historietas fantasiosas que no tienen
base bíblica, es la que he escuchado contar a más de
un pastor. Les he oído decir que cuando Jonás llegó
a Nínive, venía todo hecho harapos, con la piel
medio decolorada, digerida parcialmente en el
estómago de la ballena, el pelo chorreando baba, y
luciendo un deplorable y aterrador aspecto, razón
por la cual, según ellos, hizo tanta impresión en los
ninivitas. Ese cuento es un exceso de fantasía y no
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tiene la menor base bíblica ni lógica, como
explicaré a continuación. Esa historieta es algo
parecido al cuento de que los sumos sacerdotes
tenían que entrar en el Lugar Santísimo con una
soga amarrada al tobillo. Todo eso son leyendas
inventadas por gente que quiere tener algo nuevo
que decir, las cuales leyendas se tragan muchos
buenos hermanos y las repiten sin analizar lo que
les dicen.
Jonás, para huir de Dios, fue al puerto de
Joppe, que se halla en la costa de Israel, en el Mar
Mediterráneo, junto a Tel Aviv, y que actualmente
se llama Jaffa. Fue allí donde se embarcó; fue en
ese mar donde la ballena lo tragó; y fue en las
costas de ese mar que la ballena lo vomitó.
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“Y Jonás se levantó para huir de la
presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a
Joppe; y halló un navío que partía para
Tarsis. Y pagando su pasaje, entró en él, para
irse con ellos a Tarsis de delante de Jehová.”
(Jon 1:3)
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El que le eche un vistazo al mapa de esa región
podrá darse cuenta de que Jonás, para ir a Nínive,
tenía que enfilar hacia el este, atravesar la tierra de
Israel y caminar más de 500 millas (800 Kms) para
llegar a Nínive.
Es lógico por tanto, que se bañara, se vistiera y se
repusiera en Israel, y que demorara largo tiempo en
caminar las 500 millas. Para el momento en que
Jonás llegó a Nínive, ya toda la baba del pelo y las
supuestas lesiones de la piel, si es que en verdad las
tuvo, estarían completamente sanadas. Es decir, que
cuando Jonás llegó a Nínive era ya un hombre
normal en el que no se veían las huellas del trágico
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episodio que había sufrido. Yo no sé por qué
inventan tanta bobería. Es válido usar el
razonamiento en nuestras interpretaciones, pero
no inventar sandeces y presentarlas como si fueran
pura interpretación bíblica.
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Capítulo 18
Analizar si algo es simbólico, si está dicho
en sentido recto o en sentido figurado
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>Cómo saber cuando algo es simbólico y cuando
es realidad
El factor número 16 consiste en dilucidar si algo
es un simbolismo o no, si algo está dicho en sentido
recto o en sentido figurado. El hablar en sentido
figurado es muy usado en todas las culturas. Si se
ve que el joven Juan está muy fuerte, se dice: “Juan
es un toro”, pero eso no quiere decir que Juan sea
un bovino con cuernos y cola. Si escuchamos decir:
“Juan es una enciclopedia”, todos entendemos que
tiene muchos conocimientos, nadie se confunde
para creer que hay una enciclopedia que se llama
Juan.
En cuanto a los simbolismos también los usamos
en nuestras conversaciones. Si decimos: “Veo una
negra nube avanzar en tu futuro”, eso no significa
que el cielo va a nublarse en realidad. Si vemos una
mujer con los ojos vendados, una balanza en una
mano y una espada en la otra, sabemos que
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simboliza la justicia, la cual debe castigar sin
miramientos.
En la Biblia hay muchos simbolismos y hay que
tener cuidado de no confundirlos. Hay que analizar
bien lo que se lee, para darnos cuenta de cuándo
está en forma simbólica y cuando no. También hay
que tener cuidado de no generalizar, extendiendo a
otros pasajes el significado de un símbolo en uno de
ellos. El hecho de que en una parábola o profecía
una cierta cosa represente algo, no significa que
necesariamente, donde quiera que aparezca de
nuevo esa cosa, va a significar lo mismo. Hay que
analizar cada caso.
Hay narraciones que por su propia naturaleza
constituyen algo simbólico, como son las parábolas.
Las parábolas sirven para enseñar un solo
asunto. No se puede tomar cada una de las palabras
o peripecias de una parábola como si fueran una
revelación.
Otra cosa que nos sirve para saber cuándo algo es
o no simbólico es fijarnos en los detalles. Por
ejemplo si en una narración o profecía se dice que
una hormiga se comió un elefante, sabemos que eso
es simbólico, porque no puede ser realidad. Si por
ejemplo, se nos habla de langostas que no hacen
daño a la vegetación sino a los hombres, tenemos
que pensar que podemos estar ante un simbolismo,
porque en la realidad las langostas hacen todo lo
contrario.
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>El significado del símbolo “lucero” no siempre
es transferible
Hay quienes piensan, y con muchísima razón, que
el significado que una palabra o símbolo tenga en
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un pasaje de la Biblia, es válido para aplicarlo en
otro pasaje. En muchos de los casos eso es cierto,
pero siempre se debe ser prudente y estar abierto
a la discusión, porque pudiera haber excepciones.
Los que evitan las discusiones sobre algún tema, lo
hacen casi siempre porque no están seguros de lo
que afirman y tienen miedo a que les demuestren lo
contrario. En el siguiente versículo la palabra
“lucero”, es una de esas excepciones. Veamos.
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“Tenemos también la palabra profética más
permanente, a la cual hacéis bien de estar
atentos como a una antorcha que alumbra en
lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el
lucero de la mañana salga en vuestros
corazones. “
(II P 1:19)
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Aquí vemos que la palabra “lucero” significa
algo bueno, bien sea la luz de la verdad, o Nuestro
Señor Jesucristo en su Segunda Venida. En otros
casos la palabra lucero se ha referido a Satanás,
significado que obviamente no es el que tiene en el
pasaje recién leído. En Isaías 13:10; y 14:12, el
profeta menciona dos veces la palabra “lucero”. En
el primer caso se trata de los verdaderos luceros o
estrellas, no está usando la palabra en forma
simbólica, sino en sentido recto. En el segundo caso
lo está aplicando en sentido figurado, como un
símbolo del Diablo presumiblemente.
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“Por lo cual las estrellas de los cielos y sus
luceros no derramarán su lumbre; y el sol se
oscurecerá en naciendo, y la luna no echará
su resplandor.”
(Isa 13:10)
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“¡Cómo caíste del Cielo, oh Lucero, hijo de
la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que
debilitabas las gentes.” (Isa 14:12)
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En resumen, aunque es cierto que el significado
de una palabra o símbolo en un pasaje es válido
aplicarlo a otro pasaje, eso no es una regla fija, no
es una regla sin excepción, puesto que el contexto
de estos tres pasajes nos dice que en el caso de la
palabra “lucero”, se usa con tres significados
diferentes. Por lo tanto, debemos analizar cuándo
algo se dice como simbolismo y cuándo como
realidad; cuándo en sentido recto y cuando en
sentido figurado.
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>Las alas de la gallina protegen a los polluelos,
por eso la usan como símil
A menudo, en la Biblia se usa un lenguaje
metafórico que confunde al que lee la Biblia por
pedacitos, leyendo un pasaje aquí y brincando a leer
otro pasaje allá; sin llegar a tener una lectura total y
continuada de la Biblia, la cual le dé una perspectiva integral de las cosas.
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“¡Cuán ilustre, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan
bajo la sombra de tus alas.”
(Sal 36:7)
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De ninguna manera se puede sacar de aquí la
conclusión de que Dios tenga alas, como sí puede
decirse de los querubines. Aquí, para hablar de
protección, se hace un símil, aunque sin mencionar
su origen (la gallina), puesto que todos los antiguos,
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en contacto directo con el campo, conocían de la
protección que brindaba la gallina a sus polluelos.
Este mismo símil de protección por medio de las
alas, o de hablar de alas en forma metafórica, se
hace también en otros pasajes. Veamos.
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“Jehová galardone tu obra, y tu
remuneración sea llena por Jehová Dios de
Israel, que has venido para cubrirte debajo
de sus alas.”
(Ruth 2:12)
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“Subió sobre el querubín, y voló; se apareció
sobre las alas del viento.” (II Sam 22:11)
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“Guárdame como lo negro de la niña del
ojo, escóndeme con la sombra de tus alas.”
(Sal 17:8)
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“Y cabalgó sobre un querubín, y voló; voló
sobre las alas del viento.” (Sal 18:10)
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“Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus
alas estarás seguro; escudo y adarga es su
verdad.”
(Sal 91:4)
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“¡Jerusalem, Jerusalem, que matas a los
profetas, y apedreas a los que son enviados a
ti! ¡Cuántas veces quise juntar tus hijos,
como la gallina junta sus pollos debajo de
las alas, y no quisiste!” (Mt 23:37)
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Esto sirve de una buena muestra de cómo se habla
en la Biblia y de cómo hay que entenderla. Además
de lo aquí presentado, búsquese las descripciones
que de Dios se hacen en Apocalipsis y otras
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visiones de profetas, para que se vea que solamente
se le describe como un “anciano de días”.
Hay quienes sin tener en cuenta estas cosas,
interpretan la Biblia sin análisis alguno y luego,
para sostener sus ridículas interpretaciones o
estúpidas conclusiones, nos gritan con los ojos
desorbitados: “eso es lo que dice la Biblia”.
La Biblia hay que entenderla teniendo en cuenta
la enseñanza integral que en ella hay, no
aferrándose a solamente un versículo, pasaje, libro o
sección de la Biblia. También es necesario, para
entenderla correctamente, ser sinceros con Dios y
con nosotros mismos. No debe nadie agarrarse de
palabritas, versiculillos, etc., para respaldar sus
concupiscencias o apoyar sus falsas interpretaciones. Interpretaciones estas cuya existencia les
levanta el ego, o aparentemente respaldan una falsa
doctrina cuya destrucción no desea, porque él la
inventó, o es el que la riega por el mundo.
Es muy común entre los religiosos el aferrarse a
versículos aislados, porque en ellos parece decirse
algo que a ellos les gusta o les conviene. Algo así le
sucede a cierta persona que, abroquelándose en la
frase “Cualquiera que es nacido de Dios...no puede
pecar”, que se halla en I Juan 3:9, se lanza a hacer
todo lo que le viene en ganas, porque según él eso
no es pecado si lo hace él, pero sí es pecado si lo
hace un inconverso.
Sin embargo, este hombre deja fuera de su mente
algo que el mismo Juan dijo un poco antes, en I
Juan 2:1, refiriéndose a los cristianos: “si alguno
hubiere pecado…” , de donde se deduce que el
cristiano sí puede fallar y pecar. ¿Pero, por qué
yerra tanto este hombre? Pues porque se agarra de
palabrillas y palabrejas, de versiculillos aislados
para formar su doctrina, para formar su
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estructura mental, en la cual se siente cómodo
con sus concupiscencias.
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“Cualquiera que es nacido de Dios, no hace
pecado, porque su simiente está en él; y no
puede pecar, porque es nacido de Dios.”
(I Jn 3:9)
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“Hijitos míos, estas cosas os escribo, para
que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo.”
(I Jn 2:1)
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Como vemos, no se puede tomar un versículo
para formar doctrina, ni siquiera un capítulo o un
libro de la Biblia, sino toda la Biblia. Igualmente no
se puede tomar una palabra o frase simbólica, para
trasponer su significado a otro pasaje donde no está
dicha en forma simbólica.
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>Cómo interpretar las parábolas. La cizaña
Yo opino que las parábolas sirven para aclarar, en
forma general, un solo asunto, y que por lo tanto,
no se pueden desmenuzar pormenorizadamente
para atribuir un significado revelativo a cada
faceta de una parábola, símil o visión. Un buen
ejemplo de ello es la parábola de la cizaña. A mi
modo de ver esta parábola lo único que está
enseñando es que Dios por algún motivo deja
convivir a los creyentes y a los réprobos por un
tiempo, pero que luego, cuando llegue el momento
apropiado, separará a unos de otros, echando los
réprobos al infierno.
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Sin embargo si nos ponemos a hurgar en cada
faceta de la parábola, en cada palabrita, en cada
imagen, llegaremos a las más contradictorias
conclusiones. Por eso mi manera de tomar las
parábolas es en forma general, para una sola
enseñanza. Veamos qué sucede si nos decidimos a
tomar cada detalle de la narración como si fuera
algo revelador.
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“24 Otra parábola les propuso, diciendo: El
Reino de los Cielos es semejante al hombre
que siembra buena simiente en su campo, 25
mas durmiendo los hombres, vino su
enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se
fue. 26 Y como la hierba salió e hizo fruto,
entonces apareció también la cizaña. 27 Y
llegándose los siervos del padre de la familia,
le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena
simiente en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene
cizaña? 28 Y él les dijo: Un hombre enemigo
ha hecho esto. Y los siervos le dijeron:
¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos?
29 Y él dijo: No; porque cogiendo la cizaña,
no arranquéis también con ella el trigo. 30
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro
hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré
a los segadores: Coged primero la cizaña, y
atadla en manojos para quemarla; mas
recoged el trigo en mi alfolí.”
(Mt 13:24-30)
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“36 Entonces, despedidas las gentes, Jesús
se vino a casa; y llegándose a él sus
discípulos, le dijeron: Decláranos la
parábola de la cizaña del campo. 37 Y
respondiendo él, les dijo: El que siembra la
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buena simiente es el Hijo del Hombre; 38 y
el campo es el mundo; y la buena simiente
son los hijos del reino, y la cizaña son los
hijos del malo; 39 y el enemigo que la
sembró, es el Diablo; y la siega es el fin del
mundo, y los segadores son los ángeles. 40
De manera que como es cogida la cizaña, y
quemada al fuego, así será en el fin de este
siglo. 41 Enviará el Hijo del Hombre sus
ángeles, y cogerán de su reino todos los
escándalos, y los que hacen iniquidad, 42 y
los echarán en el horno de fuego, allí será el
lloro y el crujir de dientes. 43 Entonces los
justos resplandecerán como el sol en el reino
de su Padre. El que tiene oídos para oír,
oiga.”
(Mt 13:36-43)
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Si tomáramos cada detalle como algo revelador,
lo primero que nos vendría a la mente es que según
los versículos 25 y 39, el Diablo tiene poder para
crear gente mala y meterla en la Tierra, lo cual es
absolutamente absurdo. Satanás puede tentar a la
gente que Dios creó, sugerirles que se aparten de las
cosas de Dios, pero no puede crear gente mala para
mezclarla con los que Dios hizo.
Lo segundo que tendríamos que pensar según el
propio versículo 25, es que los ángeles que cuidan
la Tierra se durmieron y no vieron a Satanás cuando
traía a los malos por él creados. También esto es
absurdo, aunque los ángeles se descuidaran, Dios no
se iba a descuidar.
En tercer lugar según el versículo 30 habría que
pensar que el arrebatamiento tiene lugar no para
llevarnos a los cristianos, sino para llevarse primero
a los malos. Siguiendo esa manera de interpretar,
tendríamos que pensar que los buenos se quedan en
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la Tierra, que ya es el reino, según el versículo 43.
Al decir en el 41 “cogerán de su reino todos los
escándalos.....” nos haría pensar que Jesús
considerará ya al mundo como su reino cuando se
empiece a recoger la “cizaña”. Y que en vez de
llevarnos a nosotros fuera de este mundo, es a los
enemigos a los que se llevará fuera. Del versículo
del 40 al 43 se aclara específicamente que al final
del mundo se recogerán a los réprobos y quedarán
los creyentes en el reino.
¿Es acaso todo esto lo que pretende enseñarnos
la parábola? No, lo único que se pretende enseñar
con esta parábola es que los que aman a Dios y los
que lo odian van a convivir durante mucho tiempo,
y que luego van a ser separados. No se puede sacar
otras enseñanzas de esta parábola. Como ya dije, no
creo que deba tomarse cada faceta de una parábola,
visión o símil que ha sido usado en forma integral y
general, para sacar en conclusión detalles cuya
enseñanza no parecen haber sido la meta o intención
de la parábola, visión o símil.
Esta insensatez de tomar las parábolas detalle
por detalle, se hace patente en la del mayordomo
infiel, la de la viuda y el juez injusto, la del amigo a
media noche, y otras. Si las tomáramos detalle por
detalle sus enseñanzas serían contradictorias a las
del evangelio.
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>En el Reino de Dios no habrá ni mancos ni
tuertos, eso es un simbolismo
Hay personas que quieren hacer la disección de
las parábolas palabra por palabra, como si cada
faceta fuera una enseñanza divina. Es decir, que en
vez de pensar que la parábola está dicha para
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enseñar un solo tema, una sola cosa, creen que cada
palabra, cada animal, cada cosa mencionada en la
parábola, tiene un significado oculto que ellos
“tienen” que desentrañar. No es cierto, la parábola
enseña solamente una cosa, no varias. Cristo ponía
parábolas para facilitar el entendimiento de la
gente simple que lo seguían, no para complicarles
la vida tratando de desentrañar misterios. Si las
parábolas fueran tan complicadas, no hubieran
servido para enseñar a gente simple. Veamos.
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“8 Por tanto, si tu mano o tu pie te fuere
ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor
te es entrar cojo o manco en la vida, que
teniendo dos manos o dos pies ser echado en
el fuego eterno. 9 Y si tu ojo te fuere ocasión
de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es
entrar con un solo ojo en la vida, que
teniendo dos ojos ser echado en el infierno
del fuego.”
(Mt 18:8-9)
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Esta parábola solamente nos enseña que nosotros
debemos desechar de nuestra vida aquellas cosas
que nos lleven a pecar, aquellas cosas que nos
separen de Dios. Bajo ningún concepto podemos
querer hacer la disección de la parábola para irle
buscando significados a cada cosa que se dice. La
parábola sirve para enseñar lo que dice el conjunto,
no lo que dice cada frase. Sería ilógico sacar en
conclusión de esta parábola, que en el Reino de los
Cielos habrá cristianos mancos y tuertos.
Son muchos los hermanos que desarman las
parábolas al igual que los niños desarman sus
juguetes. Este tipo de hermanos pretenden encontrar
una “revelación” en cada palabra o en cada frase de
la parábola. Le atribuyen significados al tipo de
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animal que se menciona, o al color, o al tamaño,
tratando de hacer algo muy complicado, de las
parábolas de Jesucristo, que fueron hechas
precisamente para enseñar a gente que no
entendía cosas complicadas. Cada parábola lleva
una sola enseñanza, no traten de forzar interpretaciones complicadas.
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>Dios envió a Jesucristo sabiendo que lo iban a
crucificar, Él no creyó que lo iban a respetar
Las parábolas hay que tomarlas solamente como
una similitud del asunto o tema que se pretende
enseñar, y nunca tomando cada detalle de ella para
justificar una doctrina. Hacer cosas como esa es lo
que ha conducido a muchos a enseñar herejías.
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“Teniendo pues aún un hijo suyo amado, lo
envió también a ellos el postrero, diciendo:
Tendrán en reverencia a mi hijo. Mas
aquellos labradores dijeron entre sí: Este es
el heredero; venid, matémosle, y la heredad
será nuestra. Y prendiéndole, le mataron, y
echaron fuera de la viña.”
(Mr 12:6-8)
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Si intentáramos pensar que cada detalle de la
parábola tiene un mensaje, tendríamos que pensar
que Dios creía que cuando Él enviara a Su Hijo
Jesucristo, lo iban a respetar, puesto que eso es lo
que pensó el padre de la parábola. Como vemos,
bajo ningún concepto se puede desglosar una
parábola y tratar de ver en cada detalle de ella una
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doctrina o enseñanza. Las parábolas hay que
tomarlas integralmente, solamente para simbolizar
el punto único que se quiere enseñar con ella. En
este caso enseñaba cómo iban a crucificar al Hijo de
Dios, aquellos a los cuales fue él enviado.
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>Por ser molestos a Dios no vamos a obtener
nuestras peticiones
Las parábolas fueron escritas para enseñar un solo
asunto, no para que se estuvieran desmenuzando
punto por punto para inventar nuevas doctrinas o
sacar de allí nuevas conclusiones “estudiando” cada
palabra que allí se dice, viendo lo que significa en el
griego e inventando complicadas interpretaciones.
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“Les dijo también: ¿Quién de vosotros
tendrá un amigo, e irá a él a media noche, y
le dirá: Amigo, préstame tres panes, porque
un amigo mío ha venido a mí de camino, y no
tengo que ponerle delante. Y el de dentro
respondiendo, dijere: No me seas molesto; la
puerta está ya cerrada, y mis niños están
conmigo en cama; no puedo levantarme, y
darte? Os digo, que aunque no se levante a
darle por ser su amigo, cierto por su
importunidad se levantará, y le dará todo lo
que habrá menester.”
(Lc 11:5-8)
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Un buen ejemplo de cómo no se puede tomar
palabra por palabra todo lo dicho, es la presente
parábola. En ella se retrata a un hombre
importuno y molesto que pide ayuda a su amigo,
y éste lo ayuda, no por amor fraternal, sino para
que no lo embrome más, y lo deje dormir. Esta
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parábola lo que nos enseña es que si los humanos
que insisten en su petición a otros humanos
obtienen lo que piden, así también los que le piden a
Dios con ahínco pueden persuadir al Padre para que
se lo otorgue.
De ninguna manera se puede sacar de este pasaje
la doctrina de que siéndoles molestos a Dios vamos
a obtener lo que queremos. Algo parecido se puede
decir de la parábola de la Viuda y el Juez Injusto.
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“1 Y les propuso también una parábola
sobre que es necesario orar siempre, y no
desmayar, 2 Diciendo: Había un juez en una
ciudad, el cual ni temía a Dios, ni respetaba a
hombre. 3 Había también en aquella ciudad
una viuda, la cual venía a él diciendo: Hazme
justicia de mi adversario. 4 Pero él no quiso
por algún tiempo; mas después de esto dijo
dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo
respeto a hombre, 5 todavía, porque esta
viuda me es molesta, le haré justicia, porque
al fin no venga y me muela. 6 Y dijo el Señor:
Oíd lo que dice el juez injusto. 7 ¿Y Dios no
hará justicia a sus escogidos, que claman a
él día y noche, aunque sea longánime acerca
de ellos? 8 Os digo que los defenderá presto.
Empero cuando el Hijo del hombre viniere,
¿hallará fe en la tierra?” (Lc 18:1-8)
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En esta ocasión vemos de nuevo que no podemos
“descuartizar” la parábola para atribuirle una
enseñanza a cada palabra, a cada acción o a cada
detalle que en ella se narre. De ninguna manera
podemos pensar que Dios es un juez injusto al que
hay que molestar para que nos escuche. Lo que esta
parábola enseña es que hay que orar sin desmayar,
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porque si un juez injusto es capaz de hacer justicia a
quien le ruega continuamente, mucho más Dios va a
escuchar a sus hijos. Esa enseñanza está implícita
desde el mismo versículo uno, donde nos dice el
propósito de la parábola.
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>El significado de los símbolos no siempre se
puede transferir de un pasaje a otro
Otro problema de interpretación que tienen
algunos hermanos es que trasladan el significado de
un símbolo, en un pasaje, a otro pasaje que nada
tiene que ver con el primero, pero que contiene el
mismo símbolo. Por el hecho de que en el sueño de
Faraón las vacas representaran años, eso no quiere
decir que cada vez que en una profecía o una
ceremonia se incluya una vaca, también allí
significan años.
Por ejemplo, hay quienes piensan que cuando se
mencionan aves en parábolas y profecías ellas
constituyen un símbolo de cosas malas o de gente
mala. Se basan para ello en el papel que jugaron las
aves en el sueño del panadero de faraón y en la
parábola del sembrador, que veremos a continuación.
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“16 Y viendo el principal de los panaderos
que había declarado para bien, dijo a José:
También yo soñaba que veía tres canastillos
blancos sobre mi cabeza; 17 y en el canastillo
más alto había de todas las viandas de
Faraón, obra de panadero; y que las aves las
comían del canastillo de sobre mi cabeza. 18
Entonces respondió José, y dijo: Esta es su
declaración: Los tres canastillos tres días
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son; 19 al cabo de tres días quitará Faraón tu
cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la
horca, y las aves comerán tu carne de sobre
ti.”
(Gn 40:16-19)
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“5 Uno que sembraba, salió a sembrar su
simiente; y sembrando, una parte cayó junto
al camino, y fue hollada; y las aves del cielo
la comieron…11 Es pues ésta la parábola:
La simiente es la palabra de Dios. 12 Y los de
junto al camino, éstos son los que oyen; y
luego viene el Diablo, y quita la palabra de
su corazón, porque no crean y se salven.”
(Lc 8:5-12 abreviado)
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Pero es el caso, que no siempre las aves son
símbolo de lo malo, pues tenemos pasajes en los
que, o no tienen significado especial, o tienen un
significado positivo.
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“Mirad las aves del cielo, que no siembran,
ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿No sois
vosotros mucho mejores que ellas?
(Mt 6:26)
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“Como las aves que vuelan, así amparará
Jehová de los ejércitos a Jerusalem,
amparando, librando, pasando y salvando.”
(Isa 31:5)
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“¡Jerusalem, Jerusalem, que matas a los
profetas, y apedreas a los que son enviados a
ti! ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como
la gallina junta sus pollos debajo de las alas,
y no quisiste!”
(Mt 23:37)
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“22 Así ha dicho el Señor Jehová: Y tomaré
yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo
pondré; del principal de sus renuevos cortaré
un tallo, y plantarlo he yo sobre el monte
alto y sublime. 23 En el monte alto de Israel
lo plantaré, y alzará ramos, y llevará fruto, y
se hará magnífico cedro; y habitarán debajo
de él todas las aves, toda cosa que vuela
habitará a la sombra de sus ramos. 24 Y
sabrán todos los árboles del campo que yo,
Jehová, abatí el árbol sublime, levanté el
árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice
reverdecer el árbol seco. Yo Jehová hablé e
hice.”
(Ezq 17:22-24)
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En el anterior pasaje parece ser que el cogollo
mencionado en el versículo 22, que se convierte en
un árbol que produce fruto, es Jesucristo; y que en
su reino habitarán todas las aves a la sombra de sus
ramos (23).
Si ese cogollo que se convierte en un árbol que da
fruto, no fuera Jesucristo, se ve que por lo menos es
alguien bendecido de Dios, puesto que lo notamos
por la descripción que de él se hace, y las
bendiciones que le alcanzan.
No vamos a pensar pues que en una profecía
sobre el Reino de Jesucristo, o en el de un
bendecido de Dios, las aves que allí habitan son
símbolos de maldad. El mismo hecho de decir que
todas las aves del cielo habitarán a la sombra de sus
ramos, nos hace ver que no puede estar diciéndonos
que en ese reino habitarán todos los malos de la
Tierra. No es lógica esa interpretación. Por lo tanto,
podemos estar seguros de que las aves no siempre
simbolizan lo malo.
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Si bien es cierto que a veces se utiliza el ave como
símbolo de cosa mala, otras veces se utiliza como
símbolo de cosas buenas. Por lo tanto no creo
sensato asegurar que siempre que se vea un ave en
una parábola o profecía, tiene por necesidad que
simbolizar el mal. Cada caso habría que analizarlo
por separado, sin juicios preconcebidos.
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>La parábola del árbol de mostaza y las aves
Hay un pasaje en especial, el cual ha sido usado
muchas veces para atribuir a las aves un significado
malévolo. Se trata de la parábola del árbol de
mostaza y las aves que viven en él.
Este caso lo alegan para demostrar que en la
simbología bíblica las aves son siempre símbolo
de lo malo. No me parece que sea cierto.
Analicemos el caso.
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“30 Y decía: ¿A qué haremos semejante el
Reino de Dios? ¿O con qué parábola le
compararemos? 31 Es como el grano de
mostaza, que, cuando se siembra en tierra, es
la más pequeña de todas las simientes que
hay en la Tierra; 32 mas después de
sembrado, sube, y se hace la mayor de todas
las legumbres, y echa grandes ramas, de tal
manera que las aves del cielo puedan morar
bajo su sombra”
(Mr 4:30-32)
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Recuerdo que decían que las aves representaban
la maldad y la gente mala que se iba a infiltrar en
las jerarquías de las iglesias, echándolas a perder.
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No estoy de acuerdo en que en la Biblia las aves
signifiquen siempre la maldad o lo malo, no sólo
por lo que anteriormente he dicho en este capítulo,
sino porque en esta misma parábola vemos que no
es así.
En el versículo 30 se constata que la parábola
no se está refiriendo a la Iglesia, sino al Reino de
Dios. No es lógico pensar que los malos se van a
infiltrar en el Reino de Dios y van a apoderarse de
él.
Pudiera alguien pensar que bajo el nombre de
“Reino de Dios”, se está representando a la Iglesia,
pero no es así. La lógica nos dice que la Iglesia ha
sido y será perseguida, pero el Reino de Dios no
puede ser perseguido. No solamente eso, en la
Iglesia nunca han estado Abraham y los profetas,
pues ellos ya habían muerto cuando comenzó la
Iglesia.
Si ahora vamos a ver esta misma parábola en
Lc 13:18-19 veremos que después de decir en ese
pasaje que el Reino de Dios era semejante al grano
de mostaza, declara más adelante en Lc 13:28 que
en el Reino de Dios estarían Abraham, Isaac,
Jacob y todos los profetas. Esta declaración nos
muestra claramente que lo que antes llamaron
“Reino de Dios”, el lugar donde estaban las aves,
en los versículos 18-19, no representa a la Iglesia,
pues luego se declara que en ese Reino de Dios van
a estar en él Abraham, Isaac, Jacob y los profetas,
los cuales nunca pudieron llegar a vivir en la
época en que se fundó la Iglesia.
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“Y dijo: ¿A qué es semejante el Reino de
Dios, y a qué le compararé? Semejante es al
grano de la mostaza, que tomándolo un
hombre lo metió en su huerto; y creció, y fue
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hecho árbol grande, y las aves del cielo
hicieron nidos en sus ramas.”
(Lc 13:18-19)
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“Allí será el llanto y el crujir de dientes,
cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a
Jacob, y a todos los profetas en el Reino de
Dios, y vosotros excluidos.”
(Lc 13:28)
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Por lo tanto, está claramente probado que el
grano de mostaza representa al Reino de Dios y
no a la Iglesia. Está probado también que al menos
en este caso, las aves no simbolizan la maldad o
a los malos, pues los malos no van a apoderarse del
Reino de Dios.
Además, hay otros muchos pasajes en los que
las aves no simbolizan lo malo. Por ejemplo, en
Ex 19:4 vemos cómo Dios mismo hace un símil con
las alas del águila para decir que amparó a Su
pueblo. Lo mismo puede decirse de Dt 32:11-12.
En Job 12:7-9 se habla de las aves como de
animales que pudieran enseñar al humano sobre las
cosas de Dios, señal de que no representan a los
rebeldes contra Dios. En Sal 124:6-7 se pone a las
aves representando a un creyente que escapa de la
persecución de los malos. Otro tanto se ve en Prv
6:5. Más adelante, en Isa 31:5 se usa a las aves para
simbolizar el amparo de Dios a los creyentes, es
decir que en este caso las aves simbolizan a Dios.
En Isa 40:31 vemos que se compara a los redimidos
con las águilas, señal de que las aves de por sí no
son siempre símbolo de lo malo.
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“Vosotros visteis lo que hice a los Egipcios,
y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he
traído a mí.”
(Ex 19:4)
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“Como el águila despierta su nidada,
revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas,
los toma, los lleva sobre sus plumas; Jehová
solo le guió, que no hubo con él dios ajeno.”
(Dt 32:11-12)
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“Y en efecto, pregunta ahora a las bestias,
que ellas te enseñarán; y a las aves de los
cielos, que ellas te lo mostrarán; o habla a la
tierra, que ella te enseñará; los peces de la
mar te lo declararán también. ¿Qué cosa de
todas estas no entiende que la mano de
Jehová la hizo?”
(Job 12:7-9)
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“Bendito Jehová, que no nos dio por presa a
sus dientes. Nuestra alma escapó cual ave
del lazo de los cazadores. Se quebró el lazo,
y escapamos nosotros.” (Sal 124: 6-7)
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“Escápate como el corzo de la mano del
cazador, y como el ave de la mano del
parancero.”
(Prv 6:5)
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“Como las aves que vuelan, así amparará
Jehová de los ejércitos a Jerusalem,
amparando, librando, pasando, y salvando.”
(Isa 31:5)
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“Mas los que esperan a Jehová tendrán
nuevas fuerzas; levantarán las alas como
águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.” (Isa 40:31)
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También vemos que en Ezq 1:10 y 10:14 se usa a
las aves representando sirvientes de Dios, en este
caso querubines, por lo tanto, no pueden tomarse
siempre como símbolo de lo malo. En Ezq 17:22-24
vimos ya que cuando allí se menciona a las aves, se
está hablando de gente que se va a amparar debajo
del magnífico y fructífero cedro que Dios plantó.
No se aprecia en este pasaje nada que nos haga
pensar que se trata de gente mala, sino al contrario.
Lo mismo se ve en Ezq 31:6 y 13 en donde las
aves se usan en un simbolismo sobre el faraón de
Egipto, pero en el mismo versículo donde aparecen
las aves se mencionan también las bestias del
campo y las personas. Si fuéramos a asignarle un
significado malo a las aves en estos dos pasajes,
tendríamos que asignarle ese mismo significado
también a las bestias y a las personas, a lo cual no le
veo lógica. Estas menciones de las aves las veo
simplemente como algo que se puede mencionar
cuando se habla de árboles, lo mismo que se
menciona el agua cuando de ellos se habla, y no por
eso vamos a pensar que el agua tiene otro
simbolismo.
En Ap 4:7 vuelve a representarse a sirvientes de
Dios bajo el simbolismo de un águila. En Ap 12:14
vemos que un ave, un águila grande, ayuda a la
mujer a escapar de la serpiente.
En resumen, no se puede decir que si en una
profecía o simbolismo existe un ave, esa ave
representa, necesariamente, la maldad o a los
malos; puede representar lo contrario, puede
representar lo bueno. Hay que analizar el contexto.
Es igual que las espinas, que pueden ser símbolo de
protección si se habla de ellas como estando en una
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cerca, o puede ser símbolo de sufrimiento si se
habla de ellas como hincando al hombre.
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“Y la figura de sus rostros era rostro de
hombre; y rostro de león a la parte derecha
en los cuatro; y a la izquierda rostro de buey
en los cuatro; asimismo había en los cuatro
rostro de águila.”
(Ezq 1:10)
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“Y cada uno tenía cuatro rostros. El primer
rostro era de querubín; el segundo rostro, de
hombre; el tercer rostro, de león; el cuarto
rostro, de águila.”
(Ezq 10:14)
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“Así ha dicho el Señor Jehová: Y tomaré yo
del cogollo de aquel alto cedro, y lo pondré;
del principal de sus renuevos cortaré un tallo,
y plantarlo he yo sobre el monte alto y
sublime. En el monte alto de Israel lo
plantaré, y alzará ramos, y llevará fruto, y se
hará magnífico cedro; y habitarán debajo de
él todas las aves, toda cosa que vuela
habitará a la sombra de sus ramos. Y sabrán
todos los árboles del campo que yo Jehová
abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo,
hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el
árbol seco. Yo Jehová hablé e hice.”
(Ezq 17:22-24)
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“En sus ramas hacían nido todas las aves
del cielo, y debajo de su ramaje parían todas
las bestias del campo, y a su sombra
habitaban muchas gentes.”
(Ezq 31:6)
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“Sobre su ruina habitarán todas las aves del
cielo, y sobre su ramas estarán todas las
bestias del campo”
(Ezq 31:13)
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“Y el primer animal era semejante a un león;
y el segundo animal, semejante a un becerro;
y el tercer animal tenía la cara como de
hombre; y el cuarto animal, semejante a un
águila volando.”
(Ap 4:7)
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“Y fueron dadas a la mujer dos alas de
grande águila, para que de la presencia de la
serpiente volase al desierto, a su lugar, donde
es mantenida por un tiempo, y tiempos, y la
mitad de un tiempo.”
(Ap 12:14)
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Todos estos muchos ejemplos que les he puesto,
lo he hecho para que ustedes queden seguros de que
la simbología de un pasaje no siempre se puede
aplicar a otro.
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>Todos sabían que las nubes no estaban
compuestas de polvo, sino de agua, y que
dejaban pasar las oraciones
Yo soy partidario de la interpretación literal
siempre que no sea ilógico el hacerlo así, pero no
siempre la interpretación literal es la correcta. En el
pasaje que más abajo presento vemos que, además
de ciertas características de la personalidad de Dios,
se asegura que las nubes son el polvo de sus pies.
Como vemos, en un mismo versículo se dicen cosas
que hay que entenderlas en sentido recto y otras que
hay que entenderlas en sentido figurado.
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“Jehová es tardo para la ira, y grande en
poder, y no tendrá al culpado por inocente.
Jehová marcha entre la tempestad y turbión,
y las nubes son el polvo de sus pies.”
(Nah 1:3)
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La característica de ser tardo para la ira, la de ser
grande en poder, y la de no tener al culpado por
inocente, deben entenderse en sentido recto; pero la
imagen retórica que le sigue, es lógico entenderla en
sentido figurado, puesto que además se halla en una
oración diferente que los otros atributos.
No es por ignorancia de la realidad que el escritor
dice que las nubes son polvo, puesto que en escritos
de profetas anteriores se ve que ellos sabían que las
nubes estaban cargadas de agua, como podemos ver
en Job 26:8; 36:27-28; Sal 18:11; 77:17; Ecl 11:3
y otros.
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“Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no
se rompen debajo de ellas.”
(Job 26:8)
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“Él reduce las gotas de las aguas, al
derramarse la lluvia según el vapor; las
cuales destilan las nubes, goteando en
abundancia sobre los hombres.”
(Job 36:27-28)
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“Puso tinieblas por escondedero suyo, su
pabellón en derredor de sí; oscuridad de
aguas, nubes de los cielos.”
(Sal 18:11)
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“Las nubes echaron inundaciones de
aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus
rayos.”
(Sal 77:17)
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“Si las nubes fueren llenas de agua, sobre
la tierra la derramarán; y si el árbol cayere
al mediodía, o al norte, al lugar que el árbol
cayere, allí quedará.”
(Ecl 11:3)
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Como vemos, es el contexto y la lectura integral
de la Biblia lo que nos faculta para entender si
debemos tomar algo en sentido literal o no. En este
caso, la lectura integral de la Biblia no dice que
ellos sabían que las nubes no estaban hechas de
polvo, por lo tanto, es lógico tomar la expresión
como una figura retórica, y no como una “nueva
revelación” sobre la composición de las nubes.
Gracias a la lectura integral, aprendimos que ellos
conocían la composición de las nubes, por lo tanto,
nos damos cuenta de que en este caso lo toman
como una figura retórica, un simbolismo. En eso
consiste la verdadera hermenéutica, en leer
muchas veces la Biblia y tener una doctrina
integral.
También en el libro de las Lamentaciones de
Jeremías se dice que las nubes no dejaban pasar las
oraciones. Es evidente que eso se dice en forma
poética, puesto que no sólo no se dice algo parecido
en ningún otro pasaje, sino que además en muchos
lugares se dice que donde quiera que estemos, Dios
está con nosotros. Por lo tanto, es lógico tomarlo en
forma retórica.
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“Te cubriste de nube, porque no pasase la
oración nuestra.”
(Lam 3:44)
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Menos mal que hasta ahora ningún doctrinero
versicular se ha fijado en este pasaje, si no, ya
hubieran fundado una nueva denominación, una
nueva secta que solamente orara en los días sin
nubes, puesto que según ellos interpretarían de este
versículo, las nubes impiden que las oraciones
lleguen al Trono de Dios.
Como vemos no se puede tomar un versículo, un
pasaje, ni siquiera un libro, aislado del resto de la
Biblia, de otra manera se fabrican denominaciones
versiculares. Denominaciones que han sido formadas por seguir lo que dice un solo versículo o pasaje
o sección de la Biblia, con desprecio por lo que dice
el resto.
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>Los mamíferos marinos usaban ropa
Repito aquí lo que ya antes he dicho. La
interpretación literal es siempre preferible, a menos
que la lógica, el contexto o el resto de la Biblia nos
indique que se está hablando en forma simbólica o
en forma figurada.
Son muchos los que se aferran a lo que dice un
versículo sin tomar en consideración el resto de la
Biblia. Estos forman doctrinas erradas y mantienen
las más peregrinas ideas, respondiendo, cuando se
les refuta el conocido estribillo: “la Biblia lo dice”.
A este tipo de gente le viene muy bien este
versículo. El decir en este pasaje que los monstruos
marinos “sacan” la teta y dan de mamar a sus
chiquitos, pudiera sugerirle a algunos, que esos
animales usaban ropa.
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“Aun los monstruos marinos sacan la teta,
dan de mamar a sus chiquitos. La hija de mi
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pueblo es cruel, como las avestruces en el
desierto.”
(Lam 4:3)
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Cualquier persona que lea sensatamente la Biblia
se da cuenta de que se trata de una imagen retórica
originada en la costumbre de las mujeres que crían,
las cuales tienen que sacarse el pecho para que sus
bebés puedan alimentarse. Pero los fanáticos que
quieran entender al pie de la letra cosas que
evidentemente son figuras retóricas, van a asegurar
que los mamíferos marinos usaban ropa; y tal vez
hasta funden una nueva denominación religiosa, que
asegura que tales monstruos se visten.
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>No pudo haber tantos mercaderes en Nínive
Los lenguajes orientales son muy metafóricos,
pero la metáfora es algo que se usa en todas las
lenguas. Frases como “está en la cima de su poder”,
“está en la flor de su edad” o “el invierno de la
vida”, son metáforas que todo el mundo entiende.
Eso mismo ocurre cuando se usan las estrellas del
cielo para denotar abundancia.
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“Multiplicaste tus mercaderes más que las
estrellas del cielo; el pulgón hizo presa, y
voló.”
(Nah 3:16)
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Para darnos cuenta de cuándo algo que se dice es
literal y cuándo simbólico o figurado, basta usar el
sentido común. En este mismo caso que tratamos,
los mercaderes de Nínive no podían llegar a ser más
numerosos que las estrellas del cielo. Bajo ningún
concepto los mercaderes de la antigua Nínive
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podían llegar a semejante cantidad. Aún suponiendo
que la ciudad de Nínive hubiera tenido cinco
millones de habitantes, algo imposible para aquella
época, aún así, todavía las estrellas son muchas
más. No sólo eso, hay que pensar que todos los
habitantes no podían ser comerciantes. Lo dicho
por la Biblia hay tomarlo con fe y cordura, no
con fanatismos que no resisten el razonamiento.
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>Si de la boca le sale una espada, se está
hablando en forma simbólica
En el caso específico del primer capítulo de
Apocalipsis, se ve que se habla en forma simbólica.
Lo que Juan ve, no ocurrió, ni está ocurriendo ni va
a ocurrir, tal y como lo ve en su visión; sino que la
visión, aunque en forma simbólica, equivale a lo
que ocurrió, está ocurriendo, o va a ocurrir; no es
exactamente igual a la realidad.
En todos los casos, la profecía, si es de Dios, tiene
que coincidir con la realidad; pero la coincidencia
puede ser simbólica (equivalente), o exacta. Si para
profetizar que muere el rey, al profeta le es dada
una visión en la que él ve una persona asesinando al
rey, la visión no es simbólica, sino real, clara. Pero
si para vaticinarle el mismo evento él recibe una
visión en la que él ve que el árbol más alto y
frondoso del bosque es derribado por un sólo
leñador de un solo hachazo, entonces él tiene una
visión simbólica de lo que ha de suceder.
Ejemplo de la primera es la ocurrida a Pablo en
Hch 16:9; ejemplo de la segunda es la visión del
árbol frondoso que tuvo Nabucodonosor, en el
capítulo 4 de Daniel, en la que el árbol representaba
al rey Nabucodonosor.
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“Y fue mostrada a Pablo de noche una
visión: Un varón Macedonio se puso delante,
rogándole, y diciendo: Pasa a Macedonia, y
ayúdanos.”
(Hch 16:9)
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“El árbol que viste, que crecía y se hacía
fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y
su vista por toda la Tierra; y cuya copa era
hermosa, y su fruto en abundancia, y que
para todos había mantenimiento en él; debajo
del cual moraban las bestias del campo, y en
sus ramas habitaban las aves del cielo, tú
mismo eres, oh rey, que creciste, y te hiciste
fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado
hasta el cielo, y tu señorío hasta el cabo de la
tierra.”
(Dn 4:20-22)
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Pues bien, en este caso del primer capítulo de
Apocalipsis, la lógica nos dice que lo que Juan ve es
algo simbólico. Eso se evidencia especialmente en
el versículo 16, en el que se ve a Nuestro Señor con
una espada que le sale de la boca, cosa que ni por
asomo, va a ser una réplica de la realidad. Vista ya
la imposibilidad de que la visión sea real, nos ayuda
a pensar el que sea simbólica, otros versículos que,
antes de analizar el 16, nos pudieron haber parecido
reales, pero que ahora nos damos cuenta de que son
también simbólicos. Veamos.
El versículo 10 dice que hay una voz como de
trompeta, lo cual nos traía duda sobre si era real o
simbólico, ahora nos parece que es simbólico.
En el 12 dice que vio siete candeleros de oro, lo
cual es simbólico, de acuerdo a lo que nos dice el
versículo 20, donde se declara que representan a las
iglesias.
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Cuando en los versículos 14 y 15 nos dice que los
ojos eran como llama de fuego, los pies como latón,
etc., nos hace pensar en realidad y en simbolismo,
no estamos seguros.
Sin embargo, cuando en el 16 nos dice que tenía
siete estrellas en su mano, y que de su boca salía
una espada, volvemos a estar seguros de que se trata
de simbolismo; lo cual es ratificado en el versículo
20, al explicarnos el significado de las estrellas y
los candeleros.
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“10 Yo fui en el Espíritu en el día del Señor,
y oí detrás de mí una gran voz como de
trompeta, ....... 12 Y me volví a ver la voz que
hablaba conmigo, y vuelto, vi siete
candeleros de oro; ....14 Y su cabeza y sus
cabellos eran blancos como la lana blanca,
como la nieve; y sus ojos como llama de
fuego; 15 Y sus pies semejantes al latón fino,
ardientes como en un horno; y su voz como
ruido de muchas aguas. 16 Y tenía en su
diestra siete estrellas; y de su boca salía una
espada aguda de dos filos. Y su rostro era
como el sol cuando resplandece en su fuerza.
..... 20 El misterio de las siete estrellas que
has visto en mi diestra, y los siete candeleros
de oro. Las siete estrellas son los ángeles de
las siete iglesias; y los siete candeleros que
has visto, son las siete iglesias.”
(Ap 1:10-20 abreviado)
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Lo que quiero dejar en la mente del lector con este
capítulo, es la certidumbre de que leyendo
cuidadosamente esas cosas, y sin tener prejuicios,
podemos irnos dando cuenta de cuándo algo está
dicho en sentido recto y cuándo en sentido figurado
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o en forma simbólica.
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Capítulo 19
Hay cosas que ocurrieron o se dijeron,
pero no fueron escritas anteriormente
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>Cristo dijo algo que no está escrito en ninguno
de los cuatro evangelios
El factor número 17 es darnos cuenta de que hay
cosas que se dijeron, pero no fueron escritas, en el
momento en que se dijeron, sino que se mencionan
a posteriori. El mejor ejemplo de ello es cuando San
Pablo indica que el Señor dijo que más bienaventurada cosa era dar que recibir. En ninguno de
los cuatro evangelios está registrado que el Señor
dijera eso, pero en Hch 20:35, Pablo nos informa
que Jesucristo dijo tal cosa.
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“En todo os he enseñado que, trabajando
así, es necesario sobrellevar a los enfermos, y
tener presente las palabras del Señor Jesús,
el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar
que recibir.”
(Hch 20:35)
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Este ejemplo nos pone en guardia para que
aprendamos a darnos cuenta de que, efectivamente,
hay veces que algo que se dice en un pasaje que con
anterioridad fue dicho, es cierto. En este caso Pablo
nos dice que el Señor Jesucristo dijo algo, que sin
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embargo, hasta ese momento ninguno de los cuatro
que narraron su vida nos lo había dado a conocer.
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> Abraham tuvo una conversación que no se
registró previamente. También Jonás
Hay veces que en la Biblia no vemos que en un
pasaje hayan dicho algo a alguien sobre un asunto,
pero sin embargo, vemos más adelante que sí se le
dijo.
En la conversación narrada en los versículos 20 y
21 no se menciona nada absolutamente sobre la
destrucción de Sodoma y de sus habitantes. Sin
embargo, al llegar al versículo 23 vemos que
Abraham se había enterado de los propósitos de
Dios, porque intercede por los que van a ser
destruidos. Es obvio que en la conversación
anterior, Abraham había sido informado del
asunto, pero el escritor no lo menciona en ese
momento.
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“20 Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el
clamor de Sodoma y Gomorra se aumenta
más y más, y el pecado de ellos se ha
agravado en extremo, 21 descenderé ahora, y
veré si han consumado su obra según el
clamor que ha venido hasta mí; y si no,
saberlo he. 22 Y se apartaron de allí los
varones, y fueron hacia Sodoma, mas
Abraham estaba aún delante de Jehová. 23 Y
se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás
también al justo con el impío?”
(Gn 18:20-23)
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Un caso parecido a este se da en la conversación
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que tuvieron con Jonás los marineros del barco
durante la tormenta. En la conversación que se
registra en los versículos 8 y 9 no se dice que Jonás
hubiera dicho a los marineros que él estaba huyendo
de Jehová. Sin embargo, vemos que sí se lo había
dicho, por cuanto en el versículo 10 se dice que se
los había comunicado. Lo bueno de este pasaje es
que la aclaración viene casi inmediatamente, pero
en otras ocasiones no es así. Veamos.
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“5 Y los marineros tuvieron miedo, y cada
uno llamaba a su dios; y echaron a la mar los
enseres que había en la nave, para
descargarla de ellos. Jonás empero se había
bajado a los lados del buque, y se había
echado a dormir. 6 Y el maestre de la nave se
llegó a él, y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón?
Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá
compasión de nosotros, y no pereceremos. 7 Y
dijeron cada uno a su compañero: Venid, y
echemos suertes, para saber por quién nos ha
venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte
cayó sobre Jonás. 8 Entonces le dijeron ellos:
Decláranos ahora por qué nos ha venido este
mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes?
¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres? 9 Y
él les respondió: Hebreo soy, y temo a
Jehová, Dios de los Cielos, que hizo la mar y
la tierra. 10 Y aquellos hombres temieron
sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has
hecho esto? Porque ellos entendieron que
huía de delante de Jehová, porque se lo
había declarado.”
(Jonás 1:5-10)
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Es bueno tener en cuenta, a medida que se lee la
Biblia, que este tipo de cosas ocurren, porque si no,
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malentenderemos algunos pasajes.
Un caso semejante se da a veces con hechos
ocurridos, que no se mencionan en el pasaje que
corresponde, pero luego se habla de ello como si
todos los conocieran.
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>La guerra de Jacob, la contienda durante el
entierro de Moisés, y los 3 ½ años de sequía
En la Biblia hay varias ocasiones en las que nos
enteramos de un hecho o de algún detalle de ese
hecho, mucho después del pasaje donde, por lógica,
debía haber sido narrado. En el versículo que más
abajo muestro nos enteramos de que, en algún
momento anterior a su venida a Egipto, Jacob había
tenido guerra con algún grupo de amorreos y había
conquistado su tierra.
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“Y yo te he dado a ti una parte sobre tus
hermanos, la cual tomé yo de mano del
amorreo con mi espada y con mi arco.”
(Gn 48:22)
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En ningún lugar del Génesis, que es donde se
narran los sucesos de la vida de Jacob, se dice que
él haya participado en una guerra. Sin embargo,
aquí él lo declara así.
Cosas como esta han sucedido también en otros
casos, como cuando Judas 1:9 nos habla de la
contienda espiritual que hubo durante el entierro de
Moisés; o como cuando en Stg 5:17 nos enteramos
de que la sequía de Elías había durado tres años y
seis meses. Hay otros muchos casos en los que la
Biblia aclara algún episodio anterior en otro libro
posterior, o posteriormente en el mismo libro. Por
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eso es que debemos leer toda la Biblia, de Génesis a
Apocalipsis, sin saltos.
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“Pero cuando el arcángel Miguel contendía
con el Diablo, disputando sobre el cuerpo de
Moisés, no se atrevió a usar de juicio de
maldición contra él, sino que dijo: El Señor te
reprenda.”
(Jd 1:9)
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“Elías era hombre sujeto a semejantes
pasiones que nosotros, y rogó con oración
que no lloviese, y no llovió sobre la tierra en
tres años y seis meses.” (Stg 5:17)
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En el pasaje de Judas nos enteramos de que hubo
una lucha entre el arcángel Miguel y Satanás, por
algún asunto relativo al cuerpo de Moisés. Eso no se
menciona en Dt 34:5-8, que es donde se narra el
entierro de Moisés. Tampoco en el libro Primero de
Reyes, capítulos 17 y 18, que es donde se narra la
gran sequía, se nos dice que duró tres años y seis
meses.
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>El juramento a Rahab; Aquila y Priscila
arriesgando la vida; la prisión de Andrónico y
Junia; y el aburrimiento en la eternidad
En ningún lugar de todo este pasaje que más abajo
presento, se ve que los dos espías israelitas jurasen
algo a Rahab. Sin embargo, nos damos cuenta de
que hubo un juramento por varios datos. En el
versículo 12 Rahab pide ese juramento, pero no se
ve que los espías jurasen. Sin embargo, en el 17
ellos mencionan las condiciones por las cuales el
juramento, que ya se da por hecho, dejaría de tener
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validez. Al decir: “Nosotros seremos desobligados
de este juramento con que nos has conjurado”, da
por hecho el tal juramento, aunque nunca se
mencionó que lo hicieran. Lo mismo se colige del
versículo 20.
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“12 Os ruego pues ahora, me juréis por
Jehová, que como he hecho misericordia con
vosotros, así la haréis vosotros con la casa de
mi padre, de lo cual me daréis una señal
cierta;...... 17 Y ellos le dijeron: Nosotros
seremos desobligados de este juramento con
que nos has conjurado...... 20 Y si tú
denunciares este nuestro negocio, nosotros
seremos desobligados de este tu juramento
con que nos has juramentado.”
(Jos 2:12-20 abreviado)
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También en Ro 16:4 nos enteramos de que Aquila
y Priscila arriesgaron gravemente sus vidas por
salvar la de Pablo. Sin embargo, no se narra ese
episodio en ningún lado. Más adelante, en el
versículo 7, vemos a un par de ex compañeros de
prisión de Pablo, cuyo caso nunca fue narrado.
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“Saludad a Priscila y Aquila, mis
coadjutores en Cristo Jesús, que pusieron sus
cuellos por mi vida, a los cuales no doy
gracias yo sólo, mas aun todas las iglesias de
los gentiles.”
(Ro 16:3-4)
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“Saludad a Andrónico y a Junia, mis
parientes, y mis compañeros en la
cautividad, los que son insignes entre los
apóstoles; los cuales también fueron antes de
mí en Cristo.”
(Ro 16:7)
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Algunos hermanos creen que se van aburrir en
la eternidad, pero además de lo que Dios haya
planificado para nosotros, son miles y miles las
narraciones que podemos hacernos unos a otros.
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>Cuatro nuevos casos de cosas que no se
escribieron cuando fueron dichas
Hay veces que en un pasaje se dan por dichas
ciertas palabras, que no se sabe que hayan sido
dichas antes. En el versículo 4 vemos que lo único
que dice Dios que va a darle a los hebreos es pan.
No se habla de carne en ningún lugar. Es sólo en el
versículo 8, en el cual Moisés hace el relato de lo
que Dios le había dicho que Él iba a dar, cuando nos
enteramos de que también había prometido carne.
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“Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré
llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y
cogerá para cada un día, para que yo le
pruebe si anda en mi ley, o no.”
(Ex 16:4)
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“Y dijo Moisés: Jehová os dará a la tarde
carne para comer, y a la mañana pan en
hartura; por cuanto Jehová ha oído vuestras
murmuraciones con que habéis murmurado
contra él, que nosotros, ¿qué somos?,
vuestras murmuraciones no son contra
nosotros, sino contra Jehová.”
(Ex 16:8)
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Este caso es frecuente en las Escrituras, y es
bueno el tener en cuenta esta manera de escribir,
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para entender muchas cosas. Si entre lo dicho en el
versículo 4 y lo dicho en el 8, hubiera un espacio de
varios capítulos, o aún de varios libros, se hubieran
podido formar opiniones divergentes sobre qué fue
lo que recibieron los hebreos. Unos dirían que maná
solamente y otros que también carne. Los primeros
no se molestarían en analizar el pasaje que muestran
los segundos, ni los segundos se hubieran molestado
en tratar de entender el porqué los primeros creen
tal cosa. Por cosas como esas es que se forman
tantísimas sectas, sub-sectas, sectillas y sectuelas.
Y si en realidad no es por eso, al menos es con ese
pretexto.
Algo parecido a eso de enterarnos de que algo
sucedió, pero no se escribió, está en Ex 18:2-6
donde nos enteramos de que Moisés había enviado
a su esposa e hijos de vuelta a casa de su padre,
después de haberlos traído a Egipto, como se nos
dice en Ex 4:20.
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“Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos,
y los puso sobre un asno, y se volvió a tierra
de Egipto; tomó también Moisés la vara de
Dios en su mano.”
(Ex 4:20)
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“2 Y tomó Jethro, suegro de Moisés a
Séfora la mujer de Moisés, después que él la
envió, 3 y a sus dos hijos; el uno se llamaba
Gersom, porque dijo: Peregrino he sido en
tierra ajena; 4 y el otro se llamaba Eliécer,
porque dijo, el Dios de mi padre me ayudó, y
me libró del cuchillo de Faraón. 5 Y Jethro el
suegro de Moisés, con sus hijos y su mujer,
llegó a Moisés en el desierto, donde tenía el
campo junto al monte de Dios. 6 Y dijo a
Moisés: Yo tu suegro Jethro vengo a ti, con
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tu mujer, y sus dos hijos con ella.”
(Ex 18:2-6)
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En el siguiente pasaje Moisés asegura que él les
había dicho: “No temáis ni tengáis miedo de ellos”;
sin embargo, esa frase no aparece en boca de
Moisés antes de ahora, en ningún lado. Sólo hay
algo semejante en Nm 14:9, pero está puesto en
boca de Josué y Caleb. Pudiera ser que Moisés
también lo dijo, pero no se escribió entonces; o
pudiera ser que en Nm 14:9, el que escribía el libro,
saltó de lo que dijeron Josué y Caleb (ver 8) a lo
que dijo Moisés (9), sin aclaración, y que lo dicho
en el versículo 9 sea de Moisés, y no de Caleb ni de
Josué. O tal vez también Moisés lo dijo, y como que
era la misma cosa, el escritor no quiso repetirlo.
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“Entonces os dije: No temáis, ni tengáis
miedo de ellos.”
(Dt 1:29)
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“8 Si Jehová se agradare de nosotros, él nos
meterá en esta tierra, y nos la entregará;
tierra que fluye leche y miel. 9 Por tanto, no
seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al
pueblo de aquesta tierra, porque nuestro pan
son; su amparo se ha apartado de ellos, y con
nosotros está Jehová; no los temáis.”
(Nm 14:8-9)
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Casos como este son muy comunes en la Biblia,
en un pasaje se aclara o complementa lo que de
confuso o escaso tiene otro. Por eso la Biblia hay
que leerla toda ella, parejamente; no unos
pasajes más y otros menos.
Un caso similar tenemos en Dt 9:20, donde nos
enteramos de que el motivo por el cual Dios no
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destruyó a Aarón, fue por la petición que sobre tal
asunto hizo Moisés. Sin embargo, cuando ese caso
se narra por primera vez en Ex 32:19-35, especialmente 30-35, no vemos nada que nos haga ni
siquiera sospecharlo.
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“Contra Aarón también se enojó Jehová en gran
manera para destruirlo; y también oré por Aarón
entonces.”
(Dt 9:20)
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Leamos ahora el pasaje donde se narró por
primera vez este episodio, y veremos que en todo
ese pasaje no se habla de que Moisés intercediera
por Aarón para que no fuera destruido.
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“19 Y aconteció, que como llegó él al campo,
y vio el becerro y las danzas, se le enardeció
la ira a Moisés, y arrojó las tablas de sus
manos, y las quebró al pie del monte. 20 Y
tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó
en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a
polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio
a beber a los hijos de Israel. 21 Y dijo Moisés
a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que
has traído sobre él tan gran pecado? 22 Y
respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú
conoces el pueblo, que es inclinado a mal. 23
Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan
delante de nosotros, que a este Moisés, el
varón que nos sacó de tierra de Egipto, no
sabemos qué le ha acontecido. 24 Y yo les
respondí:¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me
lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este
becerro. 25 Y viendo Moisés que el pueblo
estaba despojado, porque Aarón lo había
despojado para vergüenza entre sus
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enemigos, 26 se puso Moisés a la puerta del
real, y dijo: ¿Quién es de Jehová? júntese
conmigo. Y juntáronse con él todos los hijos
de Leví. 27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová,
el Dios de Israel: Poned cada uno su espada
sobre su muslo; pasad y volved de puerta a
puerta por el campo, y matad cada uno a su
hermano, y a su amigo, y a su pariente. 28 Y
los hijos de Leví lo hicieron conforme al
dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en
aquel día como tres mil hombres. 29
Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis
consagrado a Jehová, porque cada uno se ha
consagrado en su hijo, y en su hermano, para
que dé él hoy bendición sobre vosotros. 30 Y
aconteció que el día siguiente dijo Moisés al
pueblo: Vosotros habéis cometido un gran
pecado; mas yo subiré ahora a Jehová; quizá
le aplacaré acerca de vuestro pecado. 31
Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te
ruego, pues este pueblo ha cometido un gran
pecado, porque se hicieron dioses de oro, 32
que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme
ahora de tu libro que has escrito. 33 Y Jehová
respondió a Moisés: Al que pecare contra mí,
a éste raeré yo de mi libro. 34 Ve pues ahora.
Lleva a este pueblo a donde te he dicho; he
aquí mi ángel irá delante de ti, que en el día
de mi visitación yo visitaré en ellos su
pecado. 35 Y Jehová hirió al pueblo, porque
habían hecho el becerro que formó Aarón.”
(Ex 32:19-35)
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En la Biblia a veces se narra un episodio
sucintamente, pero a posteriori se dan otros detalles.
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Capítulo 20
Modo antiguo de hablar, inexactitud y
cronología
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>Cómo se contaba el tiempo en épocas bíblicas
El factor número 18 es percatarnos de que dos
episodios relatados uno a continuación del otro
pudieran estar separados por años y hasta por
décadas. El hecho de que se narren juntos no es
garantía de que ocurrieron juntos, como veremos en
Ex 2:10-11 en donde al decir “en aquellos días” se
refieren a cuarenta años después.
El tiempo no era algo que se tomara con
precisión, como hacemos hoy. A ninguna carta se le
ponía fecha, porque no interesaba tal dato. Hoy, sin
embargo, un correo electrónico tiene fecha y hora,
porque en nuestra actual cultura a veces importa a
qué hora me avisaron de algo.
Motivado por eso, los antiguos contaban los años
en una forma bastante irregular en lo que a los dos
extremos de un período se refiere. Diez años puede
que signifiquen menos (o más) de 3,650 días.
Cuando dicen que un individuo reinó diez años,
puede estarse refiriendo a que comenzó su reinado,
pongamos por ejemplo, el 20 de agosto de 1931, y
lo terminó el 4 de mayo de 1940. Es decir que reinó
cuatro meses y diez días del año 1931, más cuatro
meses y cuatro días del año 1940, más ocho años
completos, desde el 1 de Enero de 1932 al 31 de
diciembre de 1939. En puridad reinó ocho años,
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ocho meses y catorce días, pero dicen que reinó diez
años, porque comenzó en 1931 y terminó en 1940.
Por ese motivo es que en la Biblia la cronología
no es completamente exacta, hay que irse
auxiliando con otros datos para ir corrigiendo estos
pequeños errores. Lo bueno que eso tiene es que esa
forma de contar el tiempo se auto-corrige, porque la
inexactitud se provoca en ambos sentidos. Es decir,
pueden decir lo contrario, pueden decir que reinó
ocho años, cuando en realidad reinó, como ya
dijimos, ocho años, ocho meses y catorce días. O
sea, lo que a veces ponen de más en un reinado, lo
pudieran poner de menos en otro, y así se compensa
involuntariamente.
De todas maneras, a través de tres mil o cuatro
mil años, una inexactitud de veinte o treinta años no
tiene la mayor importancia. No estamos tratando de
celebrarle el cumpleaños a ningún patriarca, sino
darnos una idea de en qué época sucedieron las
cosas.
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>En “aquellos días” no era en aquellos “días”
Es muy inseguro aferrarse a lo que parece querer
decir un solo versículo o un solo pasaje, sin
contemplarlo en la amplia perspectiva que da la
lectura integral y continua de la Biblia. Se puede
admitir lo que dice un solo pasaje, cuando no hay
otro que lo contradiga.
En el pasaje que más abajo aparece, la expresión
“en aquellos días”, que parece referirse a la época
del nacimiento de Moisés, o a cuando ya estaba
crecido (8 ó 10 años), se refiere en realidad a
cuando él tenía 40 años de edad, según se colige de
Hch 7:23-24.
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“Y como creció el niño, ella lo trajo a la hija
de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por
nombre Moisés, diciendo: Porque de las
aguas lo saqué. Y en aquellos días acaeció
que, crecido ya Moisés, salió a sus hermanos,
y vio sus cargas; y observó a un Egipcio que
hería a uno de los Hebreos, sus hermanos.”
(Ex 2:10-11)
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“Y cuando hubo cumplido la edad de
cuarenta años, le vino voluntad de visitar a
sus hermanos los hijos de Israel. Y como vio
a uno que era injuriado, le defendió, e
hiriendo al Egipcio, vengó al injuriado.”
(Hch 7:23-24)
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Otro caso similar tenemos con la frase “en
aquellos días”, pero esta vez en el Nuevo
Testamento.
En los versículos finales del capítulo dos de
Mateo se nos dice que José regresó de Egipto con
María y el niño Jesús; e inmediatamente se dice en
el versículo siguiente el 3:1, que “En aquellos
días vino Juan el Bautista predicando…”
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“2:21 Entonces él se levantó, y tomó al niño
y a su madre, y se vino a tierra de Israel. 22
Y oyendo que Arquelao reinaba en Judea en
lugar de Herodes su padre, temió ir allá, mas
amonestado por revelación en sueños, se fue
a las partes de Galilea. 23 Y vino, y habitó en
la ciudad que se llama Nazaret, para que se
cumpliese lo que fue dicho por los profetas,
que había de ser llamado Nazareno. 3:1 Y en
aquellos días vino Juan el Bautista
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predicando en el desierto de Judea, 2 y
diciendo: Arrepentíos, que el Reino de los
Cielos se ha acercado.”
(Mt 2:21 a Mt 3:1)
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Si nos aferramos al significado absoluto de esa
frase tendríamos que llegar a la conclusión de que
Juan el Bautista había comenzado a predicar a los
pocos días de haber regresado el niño Jesús de
Egipto. Sin embargo sabemos que Juan y Jesús
eran contemporáneos; Juan le llevaba a Jesús unos
seis meses, como pueden comprobar en Lc 1:24-27.
Es decir, que a pesar de que se usa la frase “en
aquellos días” se refieren a 20 ó 30 años más tarde,
cuando ya Juan el Bautista era un adulto.
Hay que ser prudentes respecto a llegar a
conclusiones partiendo de un solo pasaje; y
cuando esto se hace, porque a veces hay que
hacerlo, se debe mantener abierta la mente para ver
si nosotros vemos, o alguien nos señala, contradicciones, confirmaciones o aclaraciones, en otro u
otros pasajes.
Más que en cronología, esta actitud es
importantísima en asuntos doctrinales, por
cuanto es más importante esto último que aquello.
Además, los asuntos doctrinales apasionan a la casi
totalidad de los creyentes, en forma tal, que unas
veces no ven lo que la Biblia dice en contrario a la
tesis sustentada por ellos; otras veces no quieren
verlo, y se auto engañan; y otras veces, lo ven, pero
no se lo muestran a aquellos con quienes conversan,
poniéndose a sí mismos el deshonesto pretexto de
no darle armas al antagonista.
Dije que esa actitud abierta es importante en
asuntos doctrinales, puesto que si uno mismo no
descubre la posibilidad de que sea cierta la tesis
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contraria, nadie que crea igual que nosotros se lo va
enseñar a uno. Nadie que discuta con nosotros nos
mostrará los pasajes opuestos a su doctrina, porque
según ellos “eso nos confunde”. La honestidad
mental o intelectual es difícil de hallar en el
humano; ¡hasta en los cristianos es difícil de hallar!
Pero volvamos al tema. La explicación para
esta manera confusa de hablar en la antigüedad,
a que se refieren los pasajes leídos, está en el
tiempo que media entre los acontecimientos
narrados y su historiador. Hay que tener en cuenta
en estos casos no solamente la manera de expresarse
de hace 3 ó 4 milenios, sino el hecho de que los que
escribían los diferentes libros o secciones de libros
de la Biblia, a veces lo hacían 5 ó 10 años después,
pero otras veces 50 ó 100 años más tarde, y aún
más. El mismo Moisés, que fue quien escribió el
Génesis, lo vino a escribir más de veinte siglos
después de ocurridos los primeros sucesos que allí
se relatan. Claro que él contaba con la inspiración
del Espíritu Santo, con las narraciones heredadas de
los ancestros, y posiblemente con pergaminos
pasados de generación en generación. Lo mismo
nos ocurriría a nosotros respecto a un acontecimiento que sucedió hace mil o dos mil años.
A la distancia que nosotros nos hallamos en el
tiempo de la época de Cristo, un historiador puede
decir: “en aquellos días ocurrieron hechos muy
importantes, tales como el nacimiento de Cristo, su
crucifixión, y la destrucción del “Templo”. Sin
embargo, bien sabemos que el primer acontecimiento mencionado está separado del último por 70
años.
Ese parece ser el caso de los pasajes que
mencionamos, parecen haber sido escritos largo
tiempo después de ocurridos los sucesos narrados,
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sirviendo como fuente de información las
tradiciones familiares que eran muy fuertes y
exactas, o la divina revelación.
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>Lo narrado en Génesis 38 no ocurrió antes de lo
narrado en Génesis 39
Este capítulo 38 del Génesis es un buen ejemplo
de cómo se escribió la Biblia, desde el punto de
vista de la cronología. No se puede confiar en que,
porque un versículo o pasaje se halle después de
otro, lo que narra el anterior aconteció primero
que lo que narra el posterior. Puede que sea así, y
muchísimas veces así es, pero no siempre
necesariamente. Antes que otra cosa, fijémonos en
que este capítulo 38 está incrustado entre el 37 y el
39; y digo incrustado, porque 39:1 es continuación
de 37:36.
Además de eso el capítulo 38 abarca varias
décadas, las cuales no transcurrieron entre lo
narrado en 37:36 y lo narrado en 39:1. En el
capítulo 38 se narra, intercalado en la historia de la
vida de José, una parte de la vida de Judá. Se habla
de su casamiento con Súa, de cómo nacieron y
crecieron los tres hijos qué tuvo con ella, de cómo
se casaron, procedieron mal y murieron; de la larga
viudez de Thamar, de la viudez de Judá, de su
involuntario incesto con su nuera y del nacimiento
de sus dos nuevos hijos. Como vemos, es una
historia que abarca demasiado tiempo, para considerar que tuvo lugar solamente en el tiempo
que pasó mientras José era vendido a Egipto.
Es bueno parar mientes en esta manera de narrar
en la Biblia, para no confundirnos cronológicamente por el simple hecho de que un asunto se narre
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antes que otro, y ello nos lleve a creer que,
necesariamente, el primero tiene que haber ocurrido
antes que el segundo; pudiera ser así, pero no
siempre es así. A veces se puede demostrar que no
es así y otras muchas no se puede demostrar que lo
sea ni que no lo sea. Esto que aquí digo es
aplicable a toda la Biblia, incluyendo el Nuevo
Testamento y en éste los Evangelios.
Volviendo al episodio de la vida de Judá, que en
este capítulo se narra, puedo puntualizar que ocurrió
antes de la entrada de la familia de Jacob en Egipto,
porque en la lista de los que entraron se incluyen a
Fares y a Zara, hijos de Thamar con Judá (Gn
46:12). Por lo tanto, ocurrió antes del año 2236 Cr.,
que fue cuando según Gn 47:9 ocurrió dicho
advenimiento a Egipto.
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>Dos narraciones continuas pueden estar
separadas por décadas
Por la forma en que se dicen las cosas en este
versículo da la sensación de que una cosa ocurrió
inmediatamente después de la otra; como si la
invasión de Necao hubiera sido después de celebrar
la Pascua que se menciona en los versículos
precedentes. Sin embargo, a poco que analicemos
el caso veremos que entre un evento y otro pasaron
aproximadamente 13 años.
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“19 Esta pascua fue celebrada en el año
dieciocho del rey Josías. 20 Después de todas
estas cosas, luego de haber Josías preparado
la casa, Necao rey de Egipto subió a hacer
guerra en Carchemis junto a Éufrates; y salió
Josías contra él.”
(II Cr 35:19-20)
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La Pascua fue el año 18 del reinado de Josías
según el versículo 19, mientras que su muerte
ocurrió, lógicamente, el último año de su reinado,
que duró 31 años según II Cr 34:1. Del año 18 al 31
van 13 años. Por lo tanto, la subida de Necao a la
guerra no pudo ocurrir inmediatamente después de
la Pascua mencionada, y de la preparación de la
casa.
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“De ocho años era Josías cuando comenzó a
reinar, y treinta y un años reinó en
Jerusalem.”
(II Cr 34:1)
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Son muchos los lugares en la Biblia, en que se
habla en esta forma ambigua, conduciendo a error al
lector no atento, al que ignora la existencia de esta
forma de hablar y al que se aferra a no escuchar lo
que otros le indican.
Hay veces que, efectivamente, detrás de lo
mencionado en un párrafo cualquiera, se narra algo
que sucedió inmediatamente después, pero otras
veces, como en este caso, algo que nos da la
sensación de haber acontecido seguidamente, está
separado en realidad por muchos años. En las
profecías sucede otro tanto.
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>Lo narrado en el capítulo 9 de Números
ocurrió antes que lo narrado en el capítulo uno
de Números
Lo escrito en el primer capítulo de Números
estaba ocurriendo el día primero del mes Segundo
del segundo año de la salida de Egipto. Lo narrado
en el capítulo 9 de Números ocurrió también en el
año segundo, pero en el mes primero, antes del día
14 de ese mes, según Nm 9:3. Por lo tanto, lo
narrado en este pasaje ocurrió un mes antes de lo
narrado en Nm 1:1, a pesar de que esto está escrito
después de aquello.
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“Y habló Jehová a Moisés en el desierto de
Sinaí, en el segundo año de su salida de la
tierra de Egipto, en el mes primero,
diciendo.”
(Nm 9:1)
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“Y habló Jehová a Moisés en el desierto de
Sinaí, en el tabernáculo del testimonio, en el
primero del mes segundo, en el segundo año
de su salida de la tierra de Egipto, diciendo:”
(Nm 1:1)
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Fíjense en que lo que se dijo en Nm 9:1 ocurrió
antes que lo que ocurrió en Nm 1:1, cuando debía
haber sido lo contrario, si es que todo hubiera sido
escrito en orden cronológico.
Las narraciones bíblicas no siempre se hallan en
orden cronológico. Eso es muy notable en los libros
de los profetas, en los que vemos que las profecías
son dichas en distintas fechas, pero cuando se
escriben, no se ponen por orden cronológico, sino
que el orden lo tenemos que poner nosotros en
nuestra mente.
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>Los 70 eran solamente 68, en dos pasajes
distintos
Bien sea por las costumbres de la época, en la que
no era necesaria la exactitud como lo es hoy día; o
por falta de costumbre, de experiencia y de método
en la expresión escrita del pensamiento (métodos y
formatos que se desarrollaron después) o por
cualquier otra razón, el caso es que en la Biblia es
muy frecuente el que las cosas se expresen “al poco
más o menos”.
Aquí hay un buen ejemplo: en el versículo 24 dice
que Moisés juntó a los 70 ancianos. Sin embargo,
vemos en el versículo 26 que esos 70 eran solamente 68, porque dos de ellos no habían llegado al
tabernáculo aún, aunque pertenecían al grupo de los
setenta. O sea, a aquel grupo se le decía “los
setenta” aunque no estuvieron completos.
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“24 Y salió Moisés, y dijo al pueblo las
palabras de Jehová; y juntó los setenta
varones de los ancianos del pueblo, y los
hizo estar alrededor del tabernáculo. 25
Entonces Jehová descendió en la nube, y le
habló; y tomó del Espíritu que estaba en él, y
lo puso en los setenta varones ancianos; y fue
que, cuando posó sobre ellos el Espíritu,
profetizaron, y no cesaron. 26 Y habían
quedado en el campo dos varones, llamado el
uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales
también reposó el Espíritu; estaban estos
entre los escritos, mas no habían salido al
tabernáculo; y profetizaron en el campo”
(Nm 11:24-26)
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Hoy en día también se habla así en ciertas
ocasiones, se dice que se reunió el senado, aunque
hayan faltado varios senadores. Lo mismo se decía
cuando se reunía el “Consejo de los Quinientos”,
durante la Revolución francesa, a pesar de que
muchos de ellos ya habían sido guillotinados.
Algo parecido ocurre con la muerte de los hijos
de Gedeón, (el cual también se llamaba Jerobaal),
los números se expresan con aproximación.
Al leer la Biblia hay que saber adaptarse a la
forma de hablar de hace más de 25 siglos. En
aquella época nadie se preocupaba mucho de la
exactitud, ni falta que hacía. No había un avión que
saliera a las 4:23 P.M., ni había que entrar al trabajo
a las 8:15 A.M. Si se le preguntaba a alguien que
cuándo saldría montado en su burro para la ciudad
vecina, contestaría que a media mañana, o después
de la siesta. No hacía falta mayor precisión, a nadie
le interesaba tal cosa. Para entrar al trabajo dirían
que “al amanecer”, o “antes de que el sol caliente”.
Yo recuerdo que mi abuelo, que murió a mediados
del siglo XX (1953), y nació en 1865, usaba esa
terminología: “te veo a eso del medio día”, “voy
después de la siesta”, “me acosté a prima noche”
etc.. ¡No le interesaba el reloj!
Pues bien, algo similar ocurre en la Biblia con los
números; o mejor dicho con algunos números. En
Jue 8:30 dice que Gedeón tuvo 70 hijos, y en 9:5
y 24 dice que mataron a los 70. Sin embargo, luego
agrega que unos de ellos (Jotham), se escapó de la
matanza, y obviamente, Abimelech, el hijo
fratricida de Gedeón, tampoco murió. Luego, para
que sea verdad que mataron 70 hijos, Gedeón tuvo
que haber tenido 72 hijos, y para ser verdad que
Gedeón tuvo 70 hijos, sólo pueden haber muerto
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68; una de las dos cifras tiene que haber sido
redondeada.
Al decir que tuvo 70 hijos se está redondeando la
cifra, que sería 72 si es que en realidad mataron 70
de sus hijos; o al decir que mataron 70 hijos, están
redondeando la cifra, que sería 68, si es que en
realidad tuvo 70 hijos. Como vemos, como quiera
que se ponga el caso, hay una mención aproximada
de los números, no una mención matemáticamente
exacta.
Eso no se hacía antes solamente, hoy también
redondeamos las cifras. Por ejemplo, decimos que
los nazis asesinaron seis millones de judíos, y
seguro estoy que esa cifra no es exacta; es decir que
los nazis mataron 6,000,000, ni uno más ni uno
menos.
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“Y tuvo Gedeón setenta hijos que salieron
de su muslo, porque tuvo muchas mujeres.”
(Jue 8:30)
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“Y viniendo a la casa de su padre en Ofra,
mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal,
setenta varones, sobre una piedra. Mas
quedó Jotham, el más pequeño hijo de
Jerobaal, que se escondió.”
(Jue 9:5)
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“Para que el agravio de los setenta hijos de
Jerobaal, y la sangre de ellos, viniera a
ponerse sobre Abimelech su hermano que los
mató, y sobre los hombres de Siquem que
corroboraron las manos de él para matar a
sus hermanos.”
(Jue 9:24)
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Este tipo de inexactitudes al hablar no afecta a la
veracidad general de las Escrituras, porque
cualquiera con sentido común sabe adaptarse a estas
maneras de expresarse el humano, que como ya
demostré, aún se usan en la actualidad.
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>El valor de “Pi” en la circunferencia siempre
ha sido 3.1416
Son varias las veces en que notamos que en la
antigüedad se redondeaban las cifras. En la mayoría
de las veces lo notamos porque, estadísticamente
hablando, no es razonable que tantas de las cifras
que se dan terminen siempre en ceros. En este caso,
sin embargo, podemos comprobarlo matemáticamente. Veamos.
En este pasaje dice que el mar tenía 10 codos de
borde a borde, que era enteramente redondo, y que
una línea de 30 codos lo ceñía; o sea, que su
circunferencia era de 30 codos.
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“También hizo un mar de fundición, el cual
tenía diez codos del un borde al otro,
enteramente redondo. Su altura era de cinco
codos, y una línea de treinta codos lo ceñía
alrededor.”
(II Cr 4:2)
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Recordando que la circunferencia es igual al
producto de multiplicar el diámetro por 3.1416,
veremos de 10 x 3.1416 = 31.416, es decir, que la
circunferencia de algo cuyo diámetro sea de 10
codos no puede ser 30 codos, sino 31.416 codos, es
decir, casi treinta y un codos y medio. Por lo tanto,
hay que llegar a la conclusión de que una de tres, o
la circunferencia no era 30 codos o el diámetro no
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era de 10 codos, o simplemente se redondeaban las
cifras.
Es esa antigua costumbre de redondear las cifras
lo que les hace decir que la circunferencia era de 30
codos, o lo que les hace decir que la distancia de
borde a borde era de 10 codos. Esta costumbre de
redondear las cifras la vemos también en la
cronología, y en los censos cuando cuentan el
pueblo; veamos un ejemplo.
En Ex 38:26 y Nm 1:46 se dice el número de los
hijos de Israel: 603,550. No eran seiscientos mil,
eran seiscientos tres mil quinientos cincuenta. Sin
embargo, en el pasaje siguiente Moisés, que sabía
perfectamente cuántos israelitas habían sido
contados, que sabía su número exacto, da una cifra
redondeada cuando habla con Dios, diciendo que
eran seiscientos mil, o sea, omite 3,550 personas.
Esta es una buena muestra de cómo acostumbraban
a hablar los antiguos.
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“Entonces dijo Moisés: Seiscientos mil de a
pie es el pueblo en medio del cual yo estoy; y
tú dices: Les daré carne, y comerán el tiempo
de un mes.”
(Nm 11:21)
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El lector ocasional o poco avisado, encontrará
dificultades entendiendo la Biblia, pero si la lee
toda ella varias veces, comenzará darse cuenta de la
forma en que se hablaba en aquella época, con lo
cual aprenderá a entenderla.
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>Al decir “al segundo año” se refiere al tercero,
que es el año siguiente
Es bueno aquí volver a poner énfasis en el hecho
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de que en la Biblia hay maneras de decir las cosas
que confunden al lector ocasional o no avisado. Si
leemos Gn 47:14-18 veremos que el primer año del
hambre, José recogió el dinero, el segundo recogió
el ganado, y es en el tercero cuando vienen los
egipcios a proponerle a José que los compre a ellos
y a sus tierras.
De manera que podemos llamar al primer año de
las vacas flacas, el año del dinero; al segundo, el
año del ganado; y al tercero, el año de la tierra. Sin
embargo, en el versículo 18, refiriéndose al año del
ganado dice: “y acabado aquel año…”, para
continuar diciendo: “…vinieron a él el segundo
año…”; y al decir el “segundo año”, se refieren al
de la tierra, que en realidad es el tercero. A veces en
la Biblia usan la palabra “segundo” con el
significado de el “siguiente”, no como el número
“dos”. Aquí lo que quiere decir es que el año
siguiente de aquel en que les compararon el ganado,
volvieron a ir a negociar con José y venderle la
tierra. Analicemos.
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“14 Y recogió José todo el dinero que se
halló en la tierra de Egipto y en la tierra de
Canaán, por los alimentos que de él
compraban; y metió José el dinero en casa de
Faraón. 15 Y acabado el dinero de la tierra
de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo
Egipto a José diciendo: Danos pan, ¿por qué
moriremos delante de ti, por haberse acabado
el dinero? 16 Y José dijo: Dad vuestros
ganados, y yo os daré por vuestros ganados,
si se ha acabado el dinero. 17 Y ellos trajeron
sus ganados a José; y José les dio alimentos
por caballos, y por el ganado de las ovejas, y
por el ganado de las vacas, y por asnos; y los
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sustentó de pan por todos sus ganados aquel
año. 18 Y acabado aquel año, vinieron a él el
segundo año, y le dijeron: No encubriremos a
nuestro señor que el dinero ciertamente se ha
acabado; también el ganado es ya de nuestro
señor; nada ha quedado delante de nuestro
señor sino nuestros cuerpos y nuestra
tierra.”
(Gn 47:14-18)
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Vimos en el anterior pasaje, que José le dio
alimentos a los egipcios todo un año, en trueque
por sus ganados. El año anterior les había dado
alimento por su dinero. Al tercer año les da
alimento por sus tierras. Sin embargo, aquí para
mencionar el año siguiente del trueque del ganado,
en vez de llamarlo el tercer año, le llama el
segundo. Eso es así, porque no se está refiriendo a
que sea el tercer año de las vacas flacas, sino a que
es el segundo año a partir del trueque del ganado.
En la Escritura a menudo se dice, por ejemplo:
“en el cuarto año de…” y no se refiere al cuarto
año de la cuenta común que se usaba en aquellos
días, sino al cuarto año de un hecho particular
que se narró en ese episodio. Esto es bueno tenerlo
en cuenta, porque a veces la forma de decir las
cosas nos confunde.
Algo parecido puede verse en el pasaje de Hch
28:12-13, donde vemos que a pesar de estar tres
días en Siracusa, dice que al segundo día llegó a
Puteolos. Es que ahora habla refiriéndose a Regio y
al tiempo que ha estado soplando el “Austro”, no a
la cuenta general del viaje.
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“Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres
días. De allí, costeando alrededor, vinimos a
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Regio; y otro día después, soplando el austro,
vinimos al segundo día a Puteolos.”
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Vemos aquí, que si ya habían estado tres días en
Siracusa, no podían llegar al segundo día a
Puteolos. Se hace evidente que al mencionar “el
segundo día” se refiere a partir de su estancia en
Regio.
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>Josías no engendró a Jeconías durante la
trasmigración, como dice Mateo, puesto que
murió once años antes
Hoy en día a las cartas y documentos se les pone
la fecha, y a veces hasta la hora. En épocas pasadas
la exactitud no era tan importante y se hablaba al
“poco más o menos”. Los que escribieron en la
Biblia, cuyo último libro fue escrito hace casi dos
milenios, tenían esa forma de hablar.
Josías murió siendo aún rey de Judá, y por tres
meses lo sustituyó Joachaz su hijo, que fue depuesto
por Faraón Necao, el cual entronizó a su hermano
Joacim, quién reinó once años. Luego reinó en su
lugar Joaquín (llamado también Joachín, Jeconías y
Conías), que duró tres meses y fue llevado cautivo.
Como se ve Josías no engendró a Jeconías
durante la trasmigración, sino antes, pues el
cautiverio comenzó con Joaquín (Jeconías), y
Josías murió once años antes. No obstante, lo que
se pretende expresar se entiende: el escritor quiere
decir que en aquella época del comienzo de la
trasmigración fue que nacieron Jeconías, etc..
Otro tanto puede decirse sobre Salathiel hijo de
Jeconías, que no fue engendrado después de la
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trasmigración, sino durante la trasmigración,
puesto que Zorobabel, que era hijo de Salathiel,
volvió del cautiverio de Babilonia, por lo cual es
evidente que su padre Salathiel había nacido antes
de que se terminara el cautiverio como se ve en Esd
2:1-2; 3:2.
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“Y Josías engendró a Jeconías y a sus
hermanos, en la trasmigración de Babilonia.
Y después de la trasmigración de Babilonia,
Jeconías engendró a Salathiel; y Salathiel
engendró a Zorobabel:” (Mt 1:11-12)
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“Y estos son los hijos de la provincia que
subieron de la cautividad, de la trasmigración que Nabucodonosor rey de
Babilonia hizo traspasar a Babilonia, y que
volvieron a Jerusalem y a Judá, cada uno a
su ciudad; los cuales vinieron con
Zorobabel, Jesuá, Nehemías, Seraías,
Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar,
Bigvai, Rehum y Baana. La cuenta de los
varones del pueblo de Israel:”
(Esd 2:1-2)
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“Entonces se levantó Jesuá hijo de Josadec,
y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel
hijo de Sealtiel, y sus hermanos, y edificaron
el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre
él holocaustos como está escrito en la ley de
Moisés varón de Dios.” (Esd 3:2)
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Como vemos ni Josías engendró a Jeconías en la
trasmigración, ni Jeconías engendró a Salathiel,
padre de Zorobabel después de la trasmigración.
Esta manera inexacta de hablar se nota también
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hoy día cuando uno oye decir a la gente: “hace un
siglo que no lo veo”; “le dieron un saco de
patadas”, “estoy a mil”, etc..
Lo más probable es que lo que está queriendo
decir el escritor, es que después del día que los
sacaron de Judá, fue que Salathiel, padre de
Zorobabel fue engendrado. Sin embargo, la forma
en que lo dice parece que quiere decir que después
que se acabó la trasmigración, fue engendrado
Salathiel.
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Capítulo 21
Hay veces que fijándonos en los detalles
de lo que dice un pasaje se hace una
buena interpretación
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>En la parábola, la sal se usa por su sabor, no
por su poder preservante
El factor número 19 es tener costumbre de
fijarnos en todo lo que escuchamos, aún en los
pequeños detalles que nos dicen. Muchas veces la
clave de lo que se nos narra estriba en los detalles.
Recuerdo el caso que me contaron (real o ficticio no
lo sé), pero se trataba de una región de España en la
que la sequía había azotado cruelmente.
Los pobladores habían ido al cura de la aldea para
que sacara en procesión la imagen de San Isidro el
Labrador, que se supone que es el patrón de la
lluvia. Como que en la iglesia aquella no había la tal
imagen, el cura de la aldea alegaba que había que ir
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a Madrid a comprarla y que había que reunir gran
cantidad de dinero para ello. Como que los
labradores eran pobres no era fácil recoger esa
cantidad, y aunque se dirigían a menudo al cura,
este les recordaba que había que reunir primero el
dinero.
Al fin los aldeanos se decidieron a hacer el
sacrificio siempre y cuando el cura les asegurara
que después de la procesión llovería. El cura les
dijo: “Les garantizo que al final de la procesión ya
nos estaremos mojando con la lluvia del cielo”.
Confiados en la promesa se reunió el dinero, el cura
fue a Madrid y trajo la imagen de San Isidro.
El domingo siguiente mientras se ponían en orden
en la calle e iniciaban la procesión, todos los
aldeanos llenos de contento alababan al cura. Sin
embargo, un niño que cogido de la mano de su
madre observaba la escena, le dijo a la autora de sus
días: “Mamá, el cura es un mentiroso”. La madre lo
regañó, pero el niño repetía lo mismo a oídos de la
madre. Al fin la madre molesta, le dijo al niño: “Por
qué dices que es un mentiroso”, el niño, que se
había fijado en los detalles le respondió: “El cura
no cree que nos vamos a mojar con lluvia, fíjate que
no trae paraguas”. Fijarnos en los detalles nos
revela muchas cosas.
Por no fijarse en los pequeños detalles de lo que
se dice, hay hermanos que mal interpretan la
parábola de la sal. Efectivamente, hay quienes
piensan que el uso del ejemplo de la sal por parte de
Jesucristo, fue debido a la cualidad que tiene este
producto de preservar las carnes. Jesús no usó esta
parábola basándose en la cualidad preservante de la
sal, sino basándose en su sabor. Para pensar así me
baso en el hecho de que Jesús menciona su sabor,
no su cualidad preservante.
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“Vosotros sois la sal de la Tierra; y si la sal
se desvaneciere ¿con qué será salada? No
vale más para nada, sino para ser echada
fuera y hollada de los hombres.”
(Mt 5:13)
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En este versículo se ve que si la sal se
desvaneciera, la pregunta a hacerse sería ¿con qué
será salada? No se dice “con que otra cosa
preservaremos”. Es decir, que la preocupación se
centra en su sabor o falta de sabor, no en su falta de
poder preservante. Con más claridad aún aparece en
Mr 9:50, donde incluso se menciona la palabra
“desabrida”, que solamente se usa para hablar de
sabores, no de preservación; y la palabra
“adobaréis” que se usa para hablar de sazonar, no
de preservar. Otro tanto ocurre con Lc 14:34.
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“Buena es la sal, mas si la sal fuere
desabrida, ¿con qué la adobaréis? Tened en
vosotros mismos sal; y tened paz los unos con
los otros.”
(Mr 9:50)
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En el versículo que acabamos de leer está aún más
claro, que en la cualidad de la sal en que la parábola
se enfoca, no es su poder preservante, sino su
cualidad de sazonar y dar sabor. Esto se ve
evidentemente cuando se mencionan las palabras
“desabrida” y “adobaréis”, que se refieren al sabor
y no poder preservante.
Otro tanto ocurre con Lc 14:34. Allí también las
palabras “desvanecida” y “adobará” se refieren
únicamente a la cualidad sazonadora de la sal y no a
su poder de preservar las carnes.
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“Buena es la sal; mas si aun la sal fuere
desvanecida, ¿con qué se adobará?”
(Lc 14:34)
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Por los ejemplos anteriormente mencionados
se hace evidente que en la parábola, la sal no se
usa con el significado de elemento preservante,
sino con el significado de elemento que da sabor.
Yo no sé en que se basan las personas que opinan
que en estos pasajes la sal es un símbolo de
preservación.
He visto en muchas ocasiones a hermanos que
escarban con exageración en cada uno de los datos
de una parábola, como si ellos creyeran que cada
parábola es un arcano al que hay que arrancarle
varios secretos, descifrándole todos los más
recónditos pormenores. Las parábolas llevan por
lo regular un solo mensaje, un mensaje simple,
una comparación para ser entendida por las
personas ignorantes, por pescadores y pastores de
ovejas, no un mensaje esotérico al que, con
sabidurías exquisitas, hay que arrancarles sus
significados.
Las parábolas son puestas para enseñar un simple
mensaje, no un conjunto de ellos, y mucho menos
pueden usarse para predecir el futuro, usando cada
detalle de ellas.
Si los hermanos se hubieran fijado en el simple
detalle de que el Señor menciona su sabor, y no su
poder preservante, no se hubieran descarriado
atribuyéndole a la parábola poder preservante,
aunque la sal lo tenga. Es como si quisieran
atribuirle el significado de pureza, por el simple
hecho de sus blancura.
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>Los hebreos vivían mezclados con los egipcios
Si cuando uno lee la Biblia presta atención a
pequeños detalles y los analiza con honestidad y
sentido común, va a poder interpretar las cosas
correctamente. Lo que no se puede hacer estar
tratando de inventar tonterías o herejías, escarbando
en detalles que no indican nada para fabricar
fantasías.
De la lectura de la Biblia vemos que desde la
entrada de Jacob en Egipto hasta el capítulo once de
Éxodo, incluyendo el pasaje de las nueve plagas, se
adquiere la errónea idea de que los hebreos vivían
solamente en Gosén, apartados de los egipcios. Sin
embargo, en este versículo, al aconsejar que cada
hebreo pida a su vecino egipcio vasos de oro y de
plata, nos hacer pensar que vivían entremezclados.
Algo semejante puede interpretarse de Ex 12:23,
donde se ve que había casas donde se ponían la
marca de la sangre del cordero, y en otras no. De
ahí se deduce de nuevo que los judíos vivían en
vecindarios donde habitaban ambos, egipcios y
hebreos.
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“Habla ahora al pueblo, y que cada uno
demande a su vecino, y cada una a su
vecina, vasos de plata y de oro.”
(Ex 11:2)
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“Porque Jehová pasará hiriendo a los
egipcios; y como verá la sangre en el dintel y
en los dos postes, pasará Jehová aquella
puerta, y no dejará entrar al heridor en
vuestras casas para herir.”
(Ex 12:23)
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La explicación pudiera ser que la gran masa de
hebreos, lo que formaba la mayoría, vivía en Gosén;
pero otros muchos, sobre todo los que se habían
“egipcificado”, vivían entremezclados con los
egipcios.
También pudiera haber habido entre los
hebreos (como siempre ocurre) muchos
“despabilados” que por tener buenos oficios,
profesiones y / o negocios, pagarían impuestos y no
tendrían que ser esclavos. Cosas como esta
ocurrieron en época de Roma y cuando la esclavitud
africana en América.
Otra posibilidad sería que las diversas labores
que en diferentes lugares necesitarían los egipcios
de sus esclavos hebreos, obligaría a éstos a vivir en
donde quiera, regados por todo el reino.
La enseñanza de esta sección es que fijarnos en
los detalles de lo que se nos dice, nos ayuda a
interpretar correctamente los pasajes bíblicos.
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>Elías vendrá otra vez, antes de la Segunda
Venida; Juan el Bautista no era Elías
Un buen ejemplo de cómo debemos fijarnos en
los detalles de lo que se nos dice en la Biblia, lo
tenemos en el caso de la mala interpretación que los
hermanos han hecho respecto a que Juan Bautista
era Elías. Él era un profeta del tipo de Elías, pero
no era el Elías que ha de venir.
Está bien claramente dicho en la Biblia que el
profeta Elías, que nunca llegó a morir, regresará
poco antes de la Segunda Venida de Cristo. En la
misma forma en que los discípulos de la época de
Jesús estaban confundidos, porque no veían a Elías
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venir antes del Mesías (Cristo), así también muchos
cristianos modernos están confundidos al creer que
Elías era San Juan Bautista. Este profeta no era
Elías, como él mismo asegura bien claramente en Jn
1:21.
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“Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú
Elías ? Dijo: No soy.”
(Jn 1:21)
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Si Juan Bautista hubiera sido Elías, él no lo
hubiera negado. Juan Bautista tenía el espíritu y la
virtud de Elías, como dice Lc 1:17, pero él no era
Elías, sino que era el mensajero precursor que
había de venir antes del Mesías; y por eso Jesús dijo
que él era “el Elías” que había de venir antes del
Señor en la época de su Primer Advenimiento. No
obstante, Jesús mismo dijo que si bien Juan
Bautista era el profeta “elíasico” que había de venir
en su Primer Advenimiento, todavía, al final de los
tiempos, vendría el verdadero Elías. Veamos lo
que Jesús y los demás dijeron al respecto.
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“13 Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas;
porque tu oración ha sido oída, y tu mujer
Elizabet te parirá un hijo, y llamarás su
nombre Juan. 14 Y tendrás gozo y alegría, y
muchos se gozarán de su nacimiento. 15
Porque será grande delante de Dios, y no
beberá vino ni sidra; y será lleno del Espíritu
Santo, aun desde el seno de su madre. 16 Y a
muchos de los hijos de Israel convertirá al
Señor Dios de ellos. 17 Porque él irá delante
de él con el espíritu y virtud de Elías, para
convertir los corazones de los padres a los
hijos, y los rebeldes a la prudencia de los
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justos, para aparejar al Señor un pueblo
apercibido”
(Lc :13-17)
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“10 Entonces sus discípulos le preguntaron,
diciendo: ‘¿Por qué dicen pues los escribas
que es menester que Elías venga primero?’
11 Y respondiendo Jesús, les dijo: ‘A la
verdad, Elías vendrá primero y restituirá
todas las cosas. 12 Mas os digo que ya vino
Elías, y no le conocieron; antes hicieron en él
todo lo que quisieron. Así también el Hijo del
Hombre padecerá de ellos’. 13 Los discípulos
entonces entendieron que les habló de Juan el
Bautista.”
(Mateo 17:10-13)
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Si bien la mayoría (al menos todos los que yo
conozco) interpreta de este pasaje que Juan Bautista
era Elías, nadie, que yo sepa, interpreta de aquí que
Jesús dice claramente que Elías vendrá (verbo en
futuro) y restituirá (verbo en futuro de nuevo)
todas las cosas. Fíjense en que cuando se refiere al
verdadero Elías, lo hace en futuro (vendrá,
restituirá), pero cuando se refiere a Juan Bautista
lo hace en pasado (ya vino, no le conocieron,
hicieron). Si vamos a Mr 9:12 veremos de nuevo
que cuando se refiere a Elías lo hace en futuro.
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“Y respondiendo él, les dijo: Elías a la
verdad, viniendo antes, restituirá todas las
cosas; y como está escrito del Hijo del
hombre, que padezca mucho y sea tenido en
nada.”
(Mr 9:12)
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De estos dos pasajes se deduce, sin forzar el
razonamiento, que Cristo admitía que Elías estaba
aún por venir. Pero no es esto solamente.
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Podremos verlo más claramente si vamos a las dos
profecías originales, que están en Malaquías 3:1
(donde se profetiza la misión de Juan Bautista
durante la Primera Venida de Cristo), y a
Malaquías 4:5-6 (donde se profetiza la venida de
Elías y su misión antes de la Segunda Venida de
Cristo.) Leamos.
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“He aquí yo envío mi mensajero, el cual
preparará el camino delante de mí, y luego
vendrá a su Templo el Señor a quien
vosotros buscáis y el ángel del pacto, a quien
deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho
Jehová de los ejércitos.” (Mlq 3:1)
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En este versículo se le llama “mi mensajero” a
aquel cuya venida y misión está profetizando. No le
llama Elías. Además, dice bien claramente que su
pacífica misión era preparar el camino delante de
Cristo, y que después de esa misión es que Cristo
vendría a su Templo. O sea, se habla de este
mensajero como de un hombre que va a venir en la
época en que Jesús iba a entrar en aquel Templo
de Jerusalem, un mensajero que iba a venir en la
época en que aún se podía entrar en aquel Templo,
porque aún éste no estaba destruido. (El Templo fue
destruido en el año 70 d.C.) No venía este
mensajero en una misión de castigo, sino con la
misión de anunciar y preparar la pacífica llegada de
Nuestro Señor. Muy diferente es la otra profecía.
Veamos.
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“He aquí yo envío a Elías el profeta antes
que venga el día de Jehová grande y terrible.
Él convertirá el corazón de los padres a los
hijos, y el corazón de los hijos a los padres,
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no sea que yo venga y con destrucción hiera
la Tierra.”
(Mlq 4:5-6)
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Aquí vemos un cuadro muy diferente. Primero,
Malaquías llama por su nombre propio al enviado,
le llama Elías; y como para que no haya dudas,
aclara que es “el profeta”, como para que no se
confundan con otro Elías. Luego dice que su misión
va a tener lugar antes de que venga el día de
Jehová grande y terrible. Esa descripción no se
aviene a la Primera Venida de Cristo. Su Primera
Venida fue un suceso extremadamente pacífico, sin
dramatismos, un suceso que no tenía nada de
terrible, como sí lo tendrá su Segunda Venida.
En su Primera Venida Cristo no venía a
destruir ni a herir la Tierra, sino a salvarla, a
sufrir por ella. Por lo tanto no puede estar hablando
este pasaje de Juan Bautista durante la Primera
Venida de Cristo, sino de Elías durante la Segunda
Venida del Señor.
Por el análisis de los detalles de ambos pasajes,
se ve que están hablando de dos personajes
diferentes que tendrían una misión parecida (ser
precursores), en una época muy diferente cada uno.
El primero es Juan Bautista, para la época de la
Primera Venida, el segundo es Elías el Profeta,
para la época del fin. Incluso cuando Cristo
identifica a Juan Bautista en Mt 11:10; lo identifica
usando las palabras de Mlq 3:1 y no las palabras de
Mlq 4:5-6. Veamos:
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“Porque este es de quien está escrito: He
aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz,
que aparejará el camino delante de ti.”
(Mt 11:10)
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Esto nos confirma que es el primer pasaje (Mlq
3:1) el que habla de Juan Bautista, no el segundo
(Mlq 4:5-6).
Todo esto que acabamos de analizar nos confirma
la importancia que tiene el fijarnos en los detalles
para interpretar un pasaje, en este caso, una profecía
que todavía está por cumplirse. Veamos otra
profecía que se puede interpretar correctamente con
sólo fijarnos en los detalles que nos dan. Veamos el
capítulo 7 de Daniel.
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>Si Daniel dice que “se levantarán”, no se puede
interpretar que ya se había levantado el primero
Por dos milenios y medio la profecía de las cuatro
bestias del capítulo 7 de Daniel, ha sido interpretada
erradamente. Todos la han interpretado como
concerniente a los cuatro imperios de la antigüedad,
a saber Babilonia, Persia, Grecia y Roma.
De ninguna manera está justificada esa interpretación, porque bien claramente se puede dar uno
cuenta, analizando los detalles que nos dan en esa
visión, que esa profecía concierne al fin de los
tiempos, no al lejano pasado.
Yo comprendo que en siglos anteriores nadie
pudiera saber específicamente a qué imperios se
refería la profecías, pero sí se podía saber
perfectamente que no se refería a los cuatro
imperios antes mencionados. Eso se podía constatar
con sólo analizar los detalles que nos daban.
Veamos por qué podíamos haber sabido que no se
refería a Babilonia, Persia, Grecia y Roma.
Voy a demostrarlo con cinco pruebas diferentes,
cada una de las cuales es suficiente, por sí sola, para
invalidar esa interpretación tradicional.
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1) Los profetas de Dios nunca “profetizaron”
el pasado. En este caso, como en casi todas las
profecías, es de primordial importancia conocer el
momento en que el profeta recibió la visión o habló
sobre ella. Si vamos a Dan 7:1 veremos que esta
visión fue recibida por Daniel en el primer año de
Belsasar, último rey de Babilonia:
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“En el primer año de Belsasar rey de
Babilonia, vio Daniel un sueño y visiones de su
cabeza en su cama, luego escribió el sueño y
notó la suma de los negocios.” (Dan 7:1).
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Si vamos ahora a leer Dan 5:30-31 al final del
sacrílego festín de Belsasar, cuando Daniel interpretó
la escritura en la pared, veremos que Belsasar fue el
último rey de Babilonia, porque lo mataron esa
misma noche, es decir, que el imperio babilónico
terminó con él, y comenzó el imperio persa.
Veamos:
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“La misma noche fue muerto Belsasar, rey de
los Caldeos, y Darío de Media tomó el reino,
siendo de sesenta y dos años.”
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Del examen de estas dos citas bíblicas anteriores
podemos razonar, sin forzar las circunstancias, que
cuando Daniel recibió la visión del capítulo siete ya
el imperio babilónico había existido por más de
setenta años, y se hallaba en su etapa final.
Tengamos este dato verídico muy en cuenta para el
razonamiento que un poco más adelante haremos.
Leamos ahora los versículos 16-18:
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“Llegueme a uno de los que asistían, y le
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pregunté la verdad acerca de todo esto, y me
habló, y me declaró la interpretación de las
cosas. Estas grandes bestias, las cuales son
cuatro, cuatro reyes son, que se levantarán
en la Tierra. Después tomarán el reino los
santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta
el siglo, y hasta el siglo de los siglos.”
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Cuando Daniel le pregunta “a uno de los que
asistían” cuál era el significado de aquellas cosas,
este ángel le responde que aquellas cuatro bestias
simbolizaban cuatro reinos que se levantarían en el
futuro, en la Tierra. Al referirse el ángel a los
cuatro reinos y decir la frase “que se levantarán”,
está indicándonos que ninguno de los cuatro
reinos se habían levantado todavía, que era algo
que ocurriría en el futuro. Por lo tanto, eso excluye
al imperio babilónico, que ya estaba agonizando, y
que ya hacía más de setenta años que se había
levantado.
Todo el que interpreta que esta profecía
representa a los imperios ya pasados de Babilonia,
Persia, Grecia y Roma, adjudica el león a Babilonia,
el oso a Persia, el tigre a Grecia y la bestia de los
diez cuernos a Roma. Pero si ya demostramos por
un lado que el león estaba en el futuro cuando
Daniel recibió la visión, y por el otro lado que
Babilonia ya se había levantado hacía más de
setenta años, y que en ese momento estaba
agonizando, tenemos que llegar a la conclusión de
que Babilonia no puede ser el león de la visión.
Y si Babilonia no puede ser el león, por ende
Persia no puede ser el oso, ni Grecia el tigre ni
Roma la bestia de los diez cuernos. Es decir que
todo el entarimado que se haya armado sobre esa
errónea suposición, se cae por su propio peso,
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gracias a habernos fijado en el detalle que nos dice
el ángel al decir “que se levantarán”.
En cuanto a la interpretación tradicional, como dije
al principio, los profetas de Dios nunca “profetizaron” el pasado, sino el futuro. No es lógico pensar
que Dios le dio a Daniel una visión para “profetizar”
que Babilonia se levantaría en un futuro, cuando ya
hacía más de setenta años que se había levantado, y
en ese momento ya estaba agonizando. Es algo así
como que alguien ahora pretenda “profetizar” que
en el futuro se levantará un país llamado Los Estados
Unidos de Norteamérica, cuando ya hace más de
doscientos años que se levantó.
O sea, que el futuro levantamiento del primer
reino de esta visión, representado por un león, no
puede concordar de ninguna manera con un rey que
ya reinaba ni con su dinastía o imperio que ya
agonizaba.
En resumen, no es lógico pensar que Daniel estaba
“profetizando” el pasado (Babilonia), al profetizar el
advenimiento de la primera bestia, el león. Vemos
aquí la importancia de prestar atención a los detalles
que se nos dicen en la Biblia.
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2) ¿Dos revelaciones al mismo profeta para el
mismo evento? Los que defienden la interpretación
clásica tradicional para Daniel 7, también interpretan
que la visión de la estatua, del capítulo dos del libro
de Daniel, es un vaticinio de los cuatro imperios de la
antigüedad, Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Yo
estoy de acuerdo con esa interpretación del capítulo
dos, pero no con la hipótesis de que esa interpretación
del capítulo dos se extienda al capítulo siete.
El que la visión de la estatua representa a los cuatro
imperios del pasado se hace evidente desde el
momento que Daniel le dice a Nabucodonosor en
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2:38 “Tu eres aquella cabeza de oro”. Si
Nabucodonosor era la cabeza de oro, está dentro de la
lógica que el pecho de plata representara al imperio
que siguiera al de Babilonia, que fue el persa; y que
el vientre y los muslos de metal (bronce)
representaran al imperio que siguió al persa que fue el
imperio griego de Alejandro Magno; y por último,
que las piernas de hierro representaran al imperio
romano, que fue el que sustituyó al imperio griego.
Así que por esa razón, yo estoy de acuerdo con la
interpretación de que el sueño de la estatua del
capítulo dos era una profecía sobre los cuatro
imperios de la antigüedad.
Ahora bien, si el sueño de la estatua claramente nos
informa que iban a haber cuatro imperios, ¿cuál sería
el propósito de darle otra vez a Daniel una
segunda visión para informarnos exactamente la
misma cosa? Si se tratara de una nueva revelación
en la que se pormenorizaba sólo una sección de la
anterior, o en la que se ampliara un segmento de la de
Daniel dos, yo podría creer que se diera una nueva
visión para ampliar lo revelado, pero ese no es el
caso.
No recuerdo yo que Dios le haya dado a un mismo
profeta dos revelaciones diferentes en distintas
épocas, para vaticinar el mismo evento histórico, ni
creo que tal cosa exista. Como vemos, no es lógico
pensar que le hayan dado a Daniel en el capítulo siete,
exactamente la misma información que le revelaron
en el capítulo dos.
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3) Si en un cuarteto se substituye un miembro,
ya no es el mismo cuarteto. Supongamos que una
librería anuncia que está vendiendo los Cuatro
Evangelios, en un paquete que contiene solamente
los Cuatro Evangelios, y que además de eso, se puede
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encontrar allí otros libros envasados también en
paquetes de a cuatro y envueltos todos en papel
transparente. Si al pedir un paquete de los Cuatro
Evangelios en esa librería, a usted le dan un paquete
que contiene cuatro libros, y al recibirlo usted ve a
través del papel transparente que el primer libro es El
Quijote, usted puede tener la seguridad de que ese
paquete no son los Evangelios, porque el paquete
solamente puede contener los cuatro Evangelios.
Ese es el mismo caso de la interpretación clásica de
esta profecía de Daniel siete. Si el primer miembro de
una serie está errado, ya esa serie no es la que usted
se imaginaba. Si el león no es Babilonia, tampoco el
oso es Persia, ni el tigre es Grecia, etc..
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4) Un pastor amigo mío me sugirió que a lo
mejor Babilonia no era el león, sino que lo era
Persia, y así, Grecia sería el oso, Roma sería el tigre
y el próximo imperio que se levantó, el imperio
musulmán, sería el de los diez cuernos.
Ante todo, el aceptar esta hipótesis echa por tierra
de todas maneras todos los razonamientos en que
hayan podido basarse los que sustentan la
interpretación tradicional, la de que las cuatro bestias
representaban los cuatro imperios de la antigüedad.
Digo que los echa por tierra, porque todas las
consideraciones que ellos hubieran esgrimido para
identificar a Babilonia como un león quedarían fuera
de lógica.
También quedarían fuera de lógica las consideraciones que antes los motivó a identificar a Persia
como un oso; y tendrían por lo tanto que comenzar a
inventar nuevas consideraciones para demostrar
que debe identificarse Persia como un león y no como
un oso.
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Lo mismo ocurriría al tener que anular la
identificación de Grecia con el tigre, como lo hace la
interpretación tradicional, y tendría que comenzar
ahora a justificar su identificación con un oso. En ese
caso tendrían que dar por malos los argumentos que
antes daban por buenos, y en los que basaban su
afirmación de que el tigre identificaba al imperio
greco-macedónico.
Otro tanto ocurriría con Roma, a la que habría que
identificar ahora como un tigre, desechando todo lo
concerniente a su identificación anterior con la bestia
de diez cuernos, y dando por errados todos los datos y
características que servían para asemejarla a esa
cuarta bestia.
Lo que pretendo probar con esto es que la
sugerencia de esa segunda hipótesis no salva la
interpretación tradicional, sino que también la
destruye. Ni la interpretación tradicional ni su
sucedánea, (la hipótesis de que el león sea Persia),
resisten el razonamiento.
En cuanto a la segunda hipótesis, la de que el
león es Persia, etc., podemos decir que después del
imperio musulmán no vino el antiCristo ni ocurrió la
Segunda Venida. Si la primera bestia (león) hubiera
sido el imperio persa, entonces la segunda, que es el
oso, sería el imperio griego, la tercera, que es el tigre,
tendría que ser el imperio romano, y la cuarta bestia
tendrían que ser los conquistadores musulmanes,
cuyo imperio feneció hace ya varios siglos, por lo
cual no duró hasta la Segunda Venida de Cristo.
Si leemos atentamente toda la secuencia desde el
versículo 7 al 14 veremos que durante la existencia
de la cuarta bestia, y derivada de ella, surge el
antiCristo y ocurre la Segunda Venida de Cristo. Es
bien sabido que los musulmanes perdieron su
imperio, y que a) ni el antiCristo surgió, b) ni
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ocurrió la Segunda Venida de Cristo, c) ni ocurrió
que después del imperio musulmán tomaran el reino
los santos del Altísimo, como declaran paladinamente los versículos 17-18 que ocurrirá después de
fenecida la cuarta bestia. Veamos.
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“Estas grandes bestias, las cuales son cuatro,
cuatro reyes son, que se levantarán en la
tierra. Después tomarán el reino los santos del
Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, y
hasta el siglo de los siglos.” (Dan 7:17-18)
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Es por lo tanto evidente, que tampoco la cuarta
bestia puede ser el fenecido imperio musulmán. Y si
la cuarta bestia no pudo ser el imperio musulmán,
entonces tampoco el león pudo ser Persia, ni el oso
pudo ser Grecia, ni el tigre pudo ser Roma. Es decir,
que como quiera que traten de identificar las
bestias, jamás encajan lógicamente en ningún
hecho histórico del pasado, como sí encajan en el
presente.
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5) Ya no existen los imperios babilónico, persa,
griego y romano. Vamos a leer Dan 7:11-13 para
que veamos que durante la existencia de la cuarta
bestia es que viene Nuestro Señor Jesucristo, y que
aunque ella es destruida, las tres bestias anteriores
aún permanecen en existencia. Este detalle nos hace
razonar que esta visión no puede estarse refiriendo a
los imperios babilónico, persa, griego y romano,
porque estos imperios ya no existen, mientras que
según la profecía de Daniel 7, el león, el oso y el tigre
sí van a existir cuando llegue el fin.
Por tanto, razonando basados en el detalle que nos
provee la frase “…y les había sido dada
prolongación de vida hasta cierto tiempo”, podemos
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colegir que no puede estarse refiriendo a Babilonia,
Persia y Grecia, porque a ninguno de estos imperios
le fue dada prolongación de vida, sino que cada uno
de ellos desapareció para dar lugar al siguiente. El
imperio babilónico cesó para dar paso al persa, este
fue desecho por Alejandro Magno que estableció el
imperio griego, el cual a su vez, ya dividido,
sucumbió ante el empuje romano. Veamos.
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“Yo entonces miraba a causa de la voz de las
grandes palabras que hablaba el cuerno;
miraba hasta tanto que mataron la bestia, y
su cuerpo fue deshecho, y entregado para ser
quemado en el fuego. Habían también quitado
a las otras bestias su señorío, y les había sido
dada prolongación de vida hasta cierto
tiempo. Miraba yo en la visión de la noche, y
he aquí en las nubes del cielo como un hijo
de hombre que venía, y llegó hasta el
Anciano de grande edad, y le hicieron llegar
delante de él.”
(Dan 7:11-13)
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Como vemos, durante la existencia de la cuarta
bestia persisten las tres bestias anteriores, y es
durante ese período que ocurre la Segunda Venida
de Cristo. Si durante la existencia de la cuarta bestia
(una vez dividida en diez) ocurre la Segunda
Venida, es indudable que la cuarta bestia es el
último imperio humano que va a existir. Si
posteriormente a la destrucción de la cuarta bestia,
todavía existen las otras tres, como dice en el
versículo doce, es indudable que no se refieren a los
imperios babilónico, persa y griego, que ya no
existen. Como vemos, es importante fijarnos en los
detalles que claramente nos dan en la Escritura.
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Resumiendo. Con todo esto que he explicado
creo que quede bien claro en la mente del lector
que, efectivamente, esta profecía no puede ser
interpretada en la forma tradicional, no puede
interpretarse como algo referente a los cuatro
antiguos imperios antes mencionados. Guiándonos
por todo eso, es muy lógico suponer que esos cuatro
imperios serán los últimos cuatro antes de la Segunda
Venida de Jesucristo; nunca aquellos cuatro que
comenzaron antes de su Primera Venida.
Como información ajena a este caso de hermenéutica, puedo decir que las cuatro bestias del
capítulo siete de Daniel representan a Inglaterra,
Rusia, China y la Unión Europea. Para ver las
pruebas gráficas sobre este asunto lean mi libro
“Daniel Siete, las Cuatro Últimas Potencias
Mundiales.
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>Por lo que se habla se da uno cuenta de quién es
el que habla
Son muchas las veces en la Biblia en que, para
saber uno quién es el que está diciendo algo, tiene
que volver atrás varios versículos y leer de nuevo.
Otras veces se da uno cuenta de quién es el que
habla, por las palabras que pronuncia. Ese es el caso
del siguiente pasaje.
Al llegar al versículo 22 nos imaginamos que
comienza a hablar Moisés, y al pasar al 23, aunque
de momento nos creemos que sigue hablando
Moisés, al final del versículo nos damos cuenta de
que no es Moisés el que habla. ¿Por qué nos damos
cuenta?
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“22 Y Moisés escribió este cántico aquel día,
y lo enseñó a los hijos de Israel. 23 Y dio
orden a Josué hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate
y anímate, que tú meterás los hijos de Israel
en la tierra que les juré, y yo seré contigo.”
(Dt 31:22-23)
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Habiendo recién leído el versículo 22, donde se
dice que Moisés escribió el cántico y lo enseñó a los
hijos de Israel, se nos dice seguidamente que dio
orden a Josué hijo de Nun, diciéndole: “Esfuérzate
y anímate, que tú meterás los hijos de Israel en la
tierra....”. Hasta ahí nos parece que quien aún está
hablando es Moisés, sin embargo, al seguir adelante
y ver que dice: “en la tierra que les juré, y yo seré
contigo.”, nos damos cuenta por este detalle, de que
no puede ser Moisés el que está hablando, sino que
tiene que ser Dios. Fue Dios, no Moisés, el que juró
darles esa tierra, además, Él es el único que puede
decir a Josué “...y yo seré contigo”, puesto que una
vez muerto, Moisés no puede “ser” con Josué.
Vemos que el versículo 22 es una información
intercalada en la narración, y que del versículo 21 se
debe saltar al 23, y tomar el 22 como un simple
paréntesis.
Por lo que dice el que habla en el versículo 23,
nos damos cuenta de que no puede ser Moisés, sino
que tiene que ser Dios. Esa es una de las maneras
que tiene uno de interpretar lo que dice un pasaje:
fijarse en los detalles.
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>Dos mujeres diferentes ungieron a Jesús, una
era decente, la otra no
He hablado con muchos hermanos que confunden
los dos casos diferentes en que una mujer ungió a
Nuestro Señor, y creen que se trata de un solo caso.
Por esta confusión algunos consideran que María, la
hermana de Lázaro, el amigo de Cristo, era una
prostituta, cuando en realidad ella era una mujer
decente. La prostituta era la otra, la que ungió a
Jesús en Galilea, al norte. Lázaro vivía en Bethania,
cerca de Jerusalem, al sur. Estos pasajes que tratan
sobre la unción, son el mejor ejemplo de lo
necesario que es fijarnos en los detalles para
interpretar correctamente las Escrituras.
Los pasajes de Mateo, Marcos y Juan hablan de la
unción de Jesús por María, pero en el episodio
narrado en Lucas se habla de otra ocasión, y de una
mujer desconocida. Veamos las diferencias entre los
dos casos para que se entienda más fácilmente.
a) Esta acción de María derramando el ungüento,
tuvo lugar en la propia casa de ella, donde vivía
con Marta y Lázaro. Por tanto, no puede ser el
mismo caso que se relata en Lc 7:36-50, el cual
tuvo lugar en casa de un fariseo llamado Simón,
y la mujer que ungió al Señor no vivía allí.
b) El caso de la mujer mencionada en Lucas
ocurrió mucho antes que el caso de María; ya que el
de esta mujer ocurrió a principios de la predicación de Jesús, y el de María, a finales de la
predicación de Jesús, cerca de su muerte. Así
pues, los casos relatados en Mt 26:6; Mr 14:3; y Jn
12:1 son iguales entre sí, relatan el mismo episodio;
pero el caso relatado en Lc 7:36-50 es un episodio
diferente, porque ocurrieron en tiempos diferentes.
c) En estos tres relatos María, la hermana de
Lázaro, es la criticada por derramar un ungüento
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que se podía vender para dar a los pobres; mientras
que en el episodio de Lucas a quien critican es a
Cristo, por dejarse tocar por una pecadora, no
critican a la pecadora por derramar el ungüento.
d) En los tres casos iguales los anfitriones son
amistosos, y creen en la divinidad de Jesús; en el
caso de Lucas el anfitrión es un fariseo que le es
hostil, y duda incluso de que sea profeta, porque
creía él que Jesús no sabía qué clase de mujer lo
estaba tocando.
e) En los tres casos iguales son los discípulos los
que se enojan, porque hubieran preferido vender el
ungüento y dar el dinero a los pobres; en el caso de
Lucas nadie se enoja por el derrame de ungüento.
f) En el caso de la hermana de Lázaro, el Señor
defiende la acción de María; pero en el caso de
Lucas no existe esa defensa de la acción realizada.
Lo que allí vemos es una demostración de su
divinidad y su perdón; demostración y perdón que
no existen en los otros tres casos. Compárense los
cuatro pasajes.
g) En Lucas Jesús liga la unción o derrame del
ungüento con los pecados cometidos por la mujer,
su perdón, y la falta de hospitalidad del anfitrión
fariseo. Sin embargo en los otros tres casos Jesús
liga la unción con su sepultura.
h) En los tres casos similares, el de Mateo,
Marcos y Juan, los judíos son amistosos con las dos
hermanas, se tratan con ellas, las consideran dignas,
las consuelan y las acompañan; señal que no eran
consideradas públicamente como pecadoras. En el
caso de Lucas, la que ungió los pies de Jesús era
considerada una pública pecadora, indigna de
alternar con los judíos.
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Caso de Mateo.
“6 Y estando Jesús en Bethania, en casa de
Simón el leproso, 7 vino a él una mujer,
teniendo un vaso de alabastro de ungüento de
gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de
él, estando sentado a la mesa. 8 Lo cual
viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo:
¿Por qué se pierde esto? 9 Porque esto se
podía vender por gran precio, y darse a los
pobres. 10 Y entendiéndolo Jesús, les dijo:
¿Por qué dais pena a esta mujer? Pues ha
hecho conmigo buena obra. 11 Porque
siempre tendréis pobres con vosotros, mas a
mí no siempre me tendréis. 12 Porque
echando este ungüento sobre mi cuerpo, para
sepultarme lo ha hecho. 13 De cierto os digo,
que donde quiera que este evangelio fuere
predicado en todo el mundo, también será
dicho para memoria de ella, lo que ésta ha
hecho.”
(Mt 26:6-13)
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Caso de Marcos.
“3 Y estando él en Bethania en casa de
Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino
una mujer teniendo un alabastro de ungüento
de nardo espique de mucho precio; y
quebrando el alabastro, se lo derramó sobre
su cabeza. 4 Y hubo algunos que se enojaron
dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho
este desperdicio de ungüento? 5 Porque
podía esto ser vendido por más de trescientos
denarios, y darse a los pobres. Y
murmuraban contra ella. 6 Mas Jesús dijo:
Dejadla; ¿por qué la fatigáis? Buena obra me
ha hecho; 7 que siempre tendréis los pobres
con vosotros, y cuando quisiereis les podréis
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hacer bien; mas a mí no siempre me tendréis.
8 Esta ha hecho lo que podía; porque se ha
anticipado a ungir mi cuerpo para la
sepultura. 9 De cierto os digo que donde
quiera que fuere predicado este evangelio en
todo el mundo, también esto que ha hecho
ésta, será dicho para memoria de ella”
(Mr 14:3-9)
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Caso de Juan.
“1 Y Jesús, seis días antes de la Pascua, vino
a Bethania, donde estaba Lázaro, que había
sido muerto, al cual había resucitado de los
muertos. 2 Y le hicieron allí una cena y
Marta servía, y Lázaro era uno de los que
estaban sentados a la mesa juntamente con él.
3 Entonces María tomó una libra de ungüento
de nardo líquido de mucho precio, y ungió los
pies de Jesús, y limpió sus pies con sus
cabellos, y la casa se llenó del olor del
ungüento. 4 Y dijo uno de sus discípulos,
Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había
de entregar: 5 ¿Por qué no se ha vendido este
ungüento por trescientos dineros, y se dio a
los pobres? 6 Mas dijo esto, no por el
cuidado que él tenía de los pobres, sino
porque era ladrón, y tenía la bolsa, y traía lo
que se echaba en ella. 7 Entonces Jesús dijo:
Déjala; para el día de mi sepultura ha
guardado esto; 8 porque a los pobres siempre
los tenéis con vosotros, mas a mí no siempre
me tenéis.”
(Jn 12:1-8)
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Caso de Lucas.
“36 Y le rogó uno de los fariseos, que
comiese con él. Y entrado en casa del fariseo,
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se sentó a la mesa. 37 Y he aquí una mujer
que había sido pecadora en la ciudad, como
entendió que estaba a la mesa en casa de
aquel fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
38 y estando detrás a sus pies, comenzó
llorando a regar con lágrimas sus pies, y los
limpiaba con los cabellos de su cabeza; y
besaba sus pies, y los ungía con el ungüento.
39 Y como vio esto el fariseo que le había
convidado, habló entre sí, diciendo: Este, si
fuera profeta, conocería quién y cuál es la
mujer que le toca, que es pecadora. 40
Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón,
una cosa tengo que decirte. Y él dice: Di,
Maestro. 41 Un acreedor tenía dos deudores,
el uno le debía quinientos denarios, y el otro
cincuenta; 42 y no teniendo ellos de qué
pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de
éstos le amará más? 43 Y respondiendo
Simón, dijo: Pienso que aquél al cual
perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has
juzgado. 44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón:
¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste
agua para mis pies; mas ésta ha regado mis
pies con lágrimas, y los ha limpiado con los
cabellos. 45 No me diste beso, mas ésta,
desde que entré, no ha cesado de besar mis
pies. 46 No ungiste mi cabeza con óleo; mas
ésta ha ungido con ungüento mis pies. 47 Por
lo cual te digo que sus muchos pecados son
perdonados, porque amó mucho; mas al que
se perdona poco, poco ama. 48 Y a ella dijo:
Los pecados te son perdonados. 49 Y los que
estaban juntamente sentados a la mesa,
comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste,
que también perdona pecados? 50 Y dijo a la
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mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.”
(Lc 7:36-50)
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En Lc 7:1 vemos que se menciona a Capernaum,
y en 7:11 se menciona a Naín, dos ciudades del
norte, por consiguiente, el episodio de la pecadora
ocurrió en el norte. Sin embargo, Bethania, la
ciudad de María, estaba en el sur.
Vemos en estos cuatro ejemplos la necesidad que
tenemos de fijarnos en los detalles que nos dan. Eso
no significa que debemos escarbar fantasiosamente
en lo que se nos dice, pero sí fijarnos en lo que
claramente nos dicen.
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>Por los detalles nos damos cuenta de que Pablo
no está hablando contra la ley de Dios
Aquí se ve de nuevo lo que ya he dicho en otras
ocasiones, que hay que fijarse en los detalles para
interpretar correctamente la Escritura. Al leer el
pasaje que más abajo tenemos, nos parece de
momento que Pablo está hablando contra la ley de
Dios, cosa insospechable en Pablo. En el versículo
15 nos parece que Pablo está despotricando contra
las leyes de la dieta que Dios puso en el Pentateuco.
Pero si analizamos los detalles veremos que no es
así.
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“13 Este testimonio es verdadero, por tanto,
repréndelos duramente, para que sean sanos
en la fe, 14 no atendiendo a fábulas
judaicas, y a mandamientos de hombres
que se apartan de la verdad. 15 Todas las
cosas son limpias a los limpios; mas a los
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contaminados e infieles nada es limpio, antes
su alma y conciencia están contaminadas.”
(Tit 1:13-15)
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Pablo no está hablando contra las leyes de Dios
que prohibían comer ciertas cosas, como por
ejemplo, la sangre, sino contra alguna otra cosa; tal
vez comidas, tal vez animales o vegetales, que los
herejes daban por inmundos sin serlo. De la lectura
del pasaje es fácil darse cuenta de que Pablo no
puede estarse refiriendo a lo prohibido en los
mandamientos de Dios, puesto que él no va a decir
que los mandamientos de Dios eran fábulas judaicas
y mandamientos de hombres, como dice en el
versículo 14 que acabamos de leer.
En el pasaje que acabamos de leer, al igual que
en otras ocasiones, la tal herejía de no comer
ciertas cosas, se ve vinculada a “fábulas
judaicas” y “mandamientos de hombres. Es
evidente que Pablo no va a llamar a los
mandamientos de Dios “fábulas judaicas”, ni les va
llamar tampoco “mandamientos de hombres”, así
que tiene que estarse refiriendo a otra cosa que
nosotros ignoramos.
También San Pedro confrontaba el mismo
problema, y él también le llamaba fábulas. Parece
que era acostumbrado en aquella época, bien sea
por los judíos o por todo el mundo, el usar fábulas
para tratar de persuadir a los oyentes.
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“Porque no os hemos dado a conocer la
potencia y la venida de nuestro Señor
Jesucristo, siguiendo fábulas por arte
compuestas; sino como habiendo con
nuestros propios ojos visto su majestad.”
(II P 1:16)
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Los judíos usaban las fábulas, al igual que las
genealogías, para sacar conclusiones favorables a
sus pretensiones. En I Tim 1:4 leemos, además de
lo de las fábulas, sobre las genealogías. En II Tim
4:4 menciona sólo las fábulas. Con lo cual vemos
que era común usarlas por parte de los herejes.
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“Ni presten atención a fábulas y genealogías
sin término, que antes engendran cuestiones
que la edificación de Dios que es por fe; así
te encargo ahora.”
(I Tim 1:4)
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“Y apartarán de la verdad el oído y se
volverán a las fábulas”. (II Tim 4:4)
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En resumen, los antagonistas suplantadores del
cristianismo, ante la total ausencia de poder del
Espíritu Santo, tenían que descender a cuentos de
camino, fábulas, alegar genealogías y a imponer
mandamientos humanos, en sustitución de los
mandamientos divinos. De todas estas cosas nos
damos cuenta gracias a que nos fijamos en los
detalles.
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>Gracias a fijarnos en los detalles podemos
darnos cuenta de cómo escribieron la Biblia
La Biblia no es una narración cronológicamente
ordenada. Contiene muchas inexactitudes cronológicas, sin importancia, propias de una época en
que la exactitud en el tiempo no era necesaria,
porque nadie tenía que estar a las 4:43 PM en el
aeropuerto. Bastaba con decir que iban a llegar a
donde se iba, “al atardecer”. Además el escribir era
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costoso y trabajoso. Hoy día podemos hacer un
borrador de una narración en papel, con una
maquina de escribir, releerla, organizarla, tachar,
añadir, transponer párrafos y luego pasarlo todo en
limpio fácilmente. Esto se puede hacer porque con
una maquina de escribir o una computadora, se
escriben de 40 a 60 palabras por minuto y el papel
cuesta unos centavos.
Cuando se escribió la Biblia, sin embargo, todo
había que escribirlo a mano; no con la rapidez de
las modernas plumas de fuente o bolígrafos; sino
con el cuidado de no emborronar; con la dificultad
de tener que estar mojando la pluma en el tintero;
cuidando la pluma, porque no era de punto
metálico, sino una pluma de ave; teniendo que
esperar a que se secara la tinta, etc..
No sólo eso, sino que el “papel” era la piel de un
animal; era por tanto, caro. No era fácil que alguien
escribiera un borrador y luego de arreglarlo y
organizarlo, lo copiara en limpio. Por lo general, lo
que se escribía y se recibía, era el borrador mismo.
Si algo que iba al principio se olvidaba, había que
ponerlo al final, aunque cronológicamente no fuera
correcto.
Eso es lo que se nota en I R 4:4, si lo comparamos
con el pasaje I R 2:26-27, que aunque es anterior al
que estamos tratando, narra una cosa posterior a
este. Aquí en 4:4 se dice que Sadoc y Abiathar eran
sacerdotes, mientras que en el anterior se narra
cómo Salomón echó del sacerdocio a Abiathar.
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“Benaía hijo de Joiada era sobre el ejército;
y Sadoc y Abiathar eran los sacerdotes.”
(I R 4:4)
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“Y a Abiathar sacerdote dijo el rey: Vete a
Anathoth a tus heredades, que tú eres digno
de muerte; mas no te mataré hoy, por cuanto
has llevado el arca del Señor Jehová delante
de David mi padre, y además has sido
trabajado en todas las cosas en que fue
trabajado mi padre. Así echó Salomón a
Abiathar del sacerdocio de Jehová, para que
se cumpliese la palabra de Jehová que había
dicho sobre la casa de Eli en Silo.”
(I R 2:26-27)
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Téngase este tipo de cosas en cuenta, cuando se
lea la Biblia. Muchas veces tiene uno que ordenar
las cosas en la cabeza, porque están escritas sin
orden; otras veces se tienen que tomar conceptos
disgregados, y juntarlos con nuestra mente y
armonizarlos.
Otra cosa a notar es que en el mismo capítulo, en
la misma lista de funcionarios, se menciona a dos de
ellos casados con sendas hijas de Salomón
(versículos 11 y 15), lo cual nos indica que la lista
fue confeccionada, al menos parcialmente,
cuando ya Salomón, que subió al trono siendo
bastante joven, tenía hijas casaderas. Sin
embargo esta lista la ponen al principio de su
reinado.
Como se ve, a pesar de que la lista fue
confeccionada (o arreglada) cuando ya Salomón
había reinado por mucho tiempo, aún se menciona a
Abiathar entre los sacerdotes.
La parquedad con que se escribía, sin dar muchas
explicaciones de las cosas, es bien evidente en II R
5:6, donde en vez de explicarse con más palabras,
como hubiera sido lógico, el rey de Siria le envía al
de Israel una corta carta en estos términos: “Luego,
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en llegando a ti estas letras, sabe por ellas que yo
envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su
lepra”. ¡Casi nada! Léase el pasaje para que se
entienda mejor.
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>Por qué Nabucodonosor hizo la estatua de oro
Hay quienes piensan que la estatua de oro que
hizo Nabucodonosor fue motivada por el deseo de
este rey de hacer ver que su dinastía iba a durar para
siempre. Según esta hipótesis después que Daniel
interpretó el sueño de la estatua del capítulo dos, en
la cual la cabeza de oro representaba a Babilonia, el
pecho de plata a Medo-Persia, etc., Nabucodonosor,
lleno de soberbia, quiso hacer ver que el oro iba a
formar toda la estatua, es decir, que a su dinastía no
la sustituiría otro reino de plata, ni otro de bronce
ni otro de hierro; sino que todo iba a ser de oro, que
todo iba a ser su dinastía babilónica. Esto es lo que
interpretan algunos. Si nos fijamos en algunos
detalles veremos que no es cierto. Leamos.
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“Hay unos varones judíos, los cuales pusiste
tú sobre los negocios de la provincia de
Babilonia: Sadrach, Mesach, y Abednego;
estos varones, oh rey, no han hecho cuenta de
ti; no adoran tus dioses, no adoran la estatua
de oro que tú levantaste.” (Dn 3:12)
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De primera impresión la hipótesis suena lógica,
pero tiene algunos argumentos que la contradicen,
por lo cual no la considero correcta. Si leemos
detenidamente el versículo anterior veremos que la
estatua no era un símbolo político, sino un
símbolo religioso. La estatua no representaba a
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Nabucodonosor ni a su dinastía, sino que era una
estatua de su dios. Por eso los que denunciaron a
los tres amigos de Daniel le dicen “no adoran tus
dioses, no adoran la estatua”. O sea, se ve que la
estatua no lo representaba a él ni a su dinastía, sino
a su dios. Leamos el versículo 14.
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“Habló Nabucodonosor, y les dijo: ¿Es
verdad Sadrach, Mesach, y Abednego, que
vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la
estatua de oro que he levantado?”
(Dn 3:14)
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En este versículo vemos que el mismo
Nabucodonosor llama a la estatua “mi dios”.
En el versículo 18 son los tres hebreos que van a
ser echados en el horno de fuego, los que
consideran que aquella estatua es el dios de
Nabucodonosor, es decir, que ni el rey ni sus
víctimas ni sus sirvientes consideran que la estatua
de oro representa a Nabucodonosor o a su dinastía,
sino a su dios. Veamos el versículo 18.
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“Y si no, sepas, oh rey, que tu dios no
adoraremos, ni tampoco honraremos la
estatua que has levantado.”
(Dn 3:18)
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También en el versículo 28 vemos que después
del milagro del horno de fuego, es el propio rey el
que habla en forma que nos hace ver que la estatua
de oro era una representación de su dios.
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“Nabucodonosor habló y dijo: Bendito el
Dios de ellos, de Sadrach, Mesach, y
Abednego, que envió su ángel, y libró sus
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siervos que esperaron en él, y el mandamiento del rey mudaron, y entregaron sus
cuerpos antes que sirviesen ni adorasen otro
dios que su Dios”
(Dn 3:28)
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Por todos estos testimonios es que considero que
lo que hizo Nabucodonosor no fue un acto tratando
de demostrar que su dinastía duraría para siempre,
sino un acto de idolatría en el cual él quiso enrolar a
todos sus súbditos. Aunque la hipótesis de la
duración eterna de su dinastía de momento parece
cierta, a poco que se analicen los detalles del pasaje,
se da uno cuenta de su debilidad.
Con todos estos ejemplos que he puesto en este
capítulo, lo que pretendo es motivar al lector a que
en su lectura de la Biblia, no se guíe por la
tradición, sino que analice todos los detalles.
Analizar los detalles es lícito; inventar, escarbar y
producir fantasías es dañino y ridículo.
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Capítulo 22
En la Biblia se habla de acuerdo a como
ve las cosas el hombre común
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>La niña del ojo no echa lágrimas
El factor número 20 es darnos cuenta de que el
lenguaje de la Biblia es el mismo lenguaje del
hombre común, es decir, que allí se habla de las
cosas tal y como el hombre común ve los objetos o
los fenómenos.
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No es solamente la Biblia la que habla así;
nosotros en nuestra diario hablar hablamos de la
misma manera. Todos ustedes dicen: El sol sale por
el este. Eso no es verdad. El sol siempre está en el
mismo lugar; es el planeta el que al girar hacia el
este hace que el sol se vea por las mañanas. Pero a
nosotros nos parece que es el sol el que se mueve, y
así es como hablamos. Otros dicen: Esta carretera
va a tal ciudad. Tampoco es cierto, la carretera no se
mueve, son la gente la que van a la tal ciudad, por
esa carretera.
Como vemos, también nosotros hablamos
según vemos las cosas, no necesariamente según
las cosas son. Por lo tanto, debemos darnos cuenta
de que en la Biblia la gente hablaba igual.
Son muchas las personas que quieren sacar de la
Biblia “doctrinas” y “revelaciones” que no existen
en ella, basándose para ello en giros de expresión,
hipérboles, modismos, formas populares de hablar
y expresiones que denotan la forma en que el
humano ve las cosas en la vida, no la forma en que
en realidad son. Así es que Salomón dice que el sol
sale por el este y se pone en el oeste, para volver a
su lugar, de donde vuelve a salir. El que tenga
aunque sea un adarme de sentido común, sabe que
eso no es una “revelación” sobre astronomía, sino
una manera de expresarse basados en lo que vemos.
Igualmente, lo que dice en las Lamentaciones de
Jeremías no es una revelación sobre la fisiología del
ojo, sino una expresión del que ve las cosas a su
manera. Por las niñas de los ojos no salen lágrimas.
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“El corazón de ellos clamaba al Señor: Oh
muro de la hija de Sión, echa lágrimas como
un arroyo día y noche; no descanses, ni cesen
las niñas de tus ojos.”
(Lam 2:18)
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Las cosas que dice la Biblia hay que
entenderlas de acuerdo a como se dicen. En este
caso no podemos pensar que en este versículo se
nos revela un misterio fisiológico: que las lágrimas
salen por la niña de los ojos y no por los conductos
lagrimales. Tampoco podemos interpretar que los
muros tienen ojos para echar lágrimas. El que
quiere entender la Biblia, la entiende fácilmente,
pero siempre habrá el que quiere agarrarse a
versiculillos y palabrejas para formar una doctrina o
interpretación diferente, a fin de arrastrar discípulos
tras sí, para tener muchos donantes sentados en los
bancos de su iglesia. Un caso parecido es el de los
que niegan la existencia del alma, que se agarran de
versículos aislados del libro de Eclesiastés.
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>Los cuatro costados de una cosa redonda
En el siguiente ejemplo vemos que en el idioma
de aquella época parece haber habido una expresión
idiomática tal como “los cuatro costados”, para
referirse a todo el conjunto de algo, aunque ese algo
no fuera cuadrado. Es algo parecido a otra
expresión idiomática que nosotros usamos cuando
para expresar que cierta persona es completamente
buena, decimos: “Ese hombre es honrado por los
cuatro costados”. Ninguna persona tiene cuatro
costados, el ser humano es de superficies redondas.
Pero el que nos oye entiende perfectamente lo
queremos decir.
En el caso que vamos a tratar, vemos que se le
aplica esa expresión idiomática a una cosa redonda,
como es una rueda. En el versículo en cuestión dice
que andaban sobre sus cuatro costados. Es evidente
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que al decir cuatro costados no es porque estén
considerando una rueda cuadrada, dado que tal cosa
es absurda. Parece que lo que esa expresión
idiomática significa es “todo”.
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“Cuando andaban, sobre sus cuatro
costados andaban; no se tornaban cuando
andaban, sino que al lugar adonde se volvía
el primero, en pos de él iban; ni se tornaban
cuando andaban.”
(Ezq 10:11)
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Por analogía se puede considerar también que
cuando se habla de los cuatro cantones, o las
cuatro esquinas de la tierra, no es porque crean
que es cuadrada, sino que es la misma expresión
idiomática aplicada a sólo una superficie limitada
del planeta.
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>El “fuego de Dios” no era en realidad de Dios
Cuando leemos el capítulo primero del libro de
Job, vemos a un criado venir a decirle que fuego de
Dios había consumido las ovejas y los mozos. En
realidad ese fuego no era de Dios, lo había
provocado Satanás, a quien Dios había concedido
permiso para actuar. Pero como que aquel pastor de
ovejas vio que el fuego descendió del cielo, se lo
atribuyó a Dios.
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“Aún estaba este hablando, y vino otro que
dijo: Fuego de Dios cayó del cielo que quemó
las ovejas y los mozos, y los consumió;
solamente escapé yo solo para traerte las
nuevas.”
(Job 1:16)
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Todo esto nos enseña que lo que en la Biblia se
lee tiene la misma forma de decirse que lo que
nosotros hablamos. No podemos atribuir autoridad
revelativa a todo lo que en la Biblia se dice, hay que
poner en funciones el sentido común.
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Capítulo 23
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Pasajes intercalados, y paréntesis
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>La lista de genealogías del capítulo cinco de
Génesis, está intercalada
El factor número 21 es darnos cuenta de que en la
época en que se escribió la Biblia no existían
comas, ni puntos, ni signos de interrogación, ni
paréntesis ni nada de esos auxilios que hoy tenemos
para ayudarnos a entender lo escrito. Por ese
motivo, al leer la Biblia, somos nosotros mismos los
que tenemos que darnos cuenta de donde hay un
paréntesis, o en donde hay un párrafo intercalado en
medio de una narración, es decir, un párrafo que no
estaba ahí cuando escribieron la tal narración, pero
que luego se añadió. Otras veces sí se intercaló el
párrafo en el momento en que se estaba escribiendo
la narración, pero como que no lo pusieron entre
paréntesis, no nos damos cuenta a priori, y tenemos
que analizarlo para llegar a la conclusión correcta.
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El capítulo 5 del Génesis es uno de estos
ejemplos. A poco que analicemos el capítulo cinco
veremos que todo él fue una intercalación, puesto
que habla de genealogías. Esto se nota más en el
versículo 1 donde dice “Este es el libro de las
generaciones de Adam...”, como si se tratara de un
libro o pergamino aparte, que fue incluido en la
narración, intercalándolo entre el final del capítulo 4
y el principio del capítulo 6.
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“Este es el libro de las generaciones de
Adam. El día en que crió Dios al hombre, a
la semejanza de Dios lo hizo”
(Gn 5:1)
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Otra cosa que me hace pensar que el cinco es un
capítulo intercalado es el hecho de que si de los
últimos versículos del capítulo cuatro se salta al
principio del capítulo seis, dejando fuera el cinco, la
narración no parece trunca, sino que adquiere
continuidad. Veamos
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Gn 4:25 “Y conoció de nuevo Adam a su
mujer, la cual parió un hijo, y llamó su
nombre Seth, porque Dios (dijo ella) me ha
substituido otra simiente en lugar de Abel, a
quien mató Caín. 26 Y a Seth también le
nació un hijo, y llamó su nombre Enós.
Entonces los hombres comenzaron a llamarse
del nombre de Jehová....... 6:1 Y acaeció que,
cuando comenzaron los hombres a
multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les
nacieron hijas, 2 viendo los hijos de Dios que
las hijas de los hombres eran hermosas, se
tomaron mujeres, escogiendo entre todas.”
(Gn 4:25-26 y 6:1-2)
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Como hemos visto, si se salta todo el capítulo
cinco y se sigue leyendo, la lectura adquiere
continuidad en vez de lucir trunca.
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>La bendición del capítulo 33 de Deuteronomio,
está intercalada
La bendición de Moisés a las tribus de Israel, que
se halla en el capítulo 33 del libro de Deuteronomio
es algo intercalado en la narración que se registra en
los capítulos 32 y 34. Al comenzar a leer el 33
vemos que nos advierte que se trata de una
bendición de Moisés, ya eso nos debe poner alerta,
pero hay más.
Si comenzamos leer en 32:48, y al llegar al
versículo 52 saltamos todo el capítulo 33 hasta
llegar al 34:1, para continuar leyendo, veremos que
lejos de lucir interrumpida, la lectura cobra sentido
y continuidad. Da la sensación de que esta
bendición de Moisés del capítulo 33, fue intercalada
en medio de una narración, por alguien posterior,
que estimó que debía ser incluida en el
Deuteronomio, pero que no quiso ponerla al final,
después del versículo 12 del capítulo treinta y
cuatro. Veamos.
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“32:48 Y habló Jehová a Moisés aquel
mismo día, diciendo: 49 Sube a este monte de
Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra
de Moab, que está en derecho de Jericó, y
mira la tierra de Canaán, que yo doy por
heredad a los hijos de Israel; 50 y muere en
el monte al cual subes, y sé reunido a tus
pueblos; al modo que murió Aarón tu
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hermano en el monte de Hor, y fue reunido a
sus pueblos; 51 por cuanto prevaricasteis
contra mí en medio de los hijos de Israel en
las aguas de la rencilla de Cades, en el
desierto de Zin; porque no me santificasteis
en medio de los hijos de Israel. 52 Verás por
tanto delante de ti la tierra; mas no entrarás
allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.
...... “34:1 Y subió Moisés de los campos de
Moab al monte de Nebo, a la cumbre de
Pisga, que está enfrente de Jericó, y le mostró
Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan, 2
y a todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de
Manasés, toda la tierra de Judá hasta la mar
postrera; 3 y la parte meridional, y la
campiña, la vega de Jericó, ciudad de las
palmas, hasta Soar. 4 Y le dijo Jehová: Esta
es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac, y
a Jacob, diciendo: A tu simiente la daré. Te la
he hecho ver con tus ojos, mas no pasarás
allá.”
(Dt 32:48-52 y 34:1-4)
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El fijarnos en estas intercalaciones nos capacita
para darnos mejor cuenta de qué es lo que se dice, y
cómo se escribió la Biblia.
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>El capítulo 3 de Nehemías es un paréntesis
anticipativo
El capítulo 3 habla de la gente que se prestó a
construir el muro hasta terminarlo. Por lo tanto, está
anticipándonos que el muro se terminó. Sin
embargo, los capítulos siguientes continúan
hablando de las peripecias que ocurrieron mientras
se construía. Se puede catalogar pues, como un
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paréntesis anticipativo intercalado en la narración.
Efectivamente, si leyendo el capítulo 2 de
Nehemías, al llegar a sus últimos versículos,
saltamos a 4:1, veremos que no se altera el hilo de
la narración, sino que por el contrario adquiere
continuidad.
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“Neh 2:19 Mas habiéndolo oído Samballat
horonita, y Tobías el siervo amonita, y Gesem
el árabe, escarnecieron de nosotros, y nos
despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que
hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?
20 Y le volví respuesta, y les dije: El Dios de
los Cielos, él nos prosperará, y nosotros sus
siervos nos levantaremos y edificaremos; que
vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni
memoria en Jerusalem....4:1 Y fue que como
oyó Samballat que nosotros edificábamos el
muro, se encolerizó y se enojó en gran
manera, e hizo escarnio de los judíos. 2 Y
habló delante de sus hermanos y del ejército
de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles
judíos? ¿Les han de permitir? ¿Han de
sacrificar? ¿Han de acabar en un día? ¿Han
de resucitar de los montones del polvo las
piedras que fueron quemadas?”
(Neh 2:19-20 y 4:1-2)
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Si leemos el capítulo tres veremos que habla de
quiénes fueron los que se prestaron a la obra del
Señor, y qué tramo del muro o qué puertas fueron
las que ellos restauraron. Es decir, están hablando
del trabajo como si ya estuviera terminado, mientras
que si seguimos leyendo los capítulos siguientes,
veremos que se narran los días en que aún el trabajo
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no estaba finalizado, como vemos en 6:1. Esto nos
comprueba que el capítulo 3 es un paréntesis.
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>Nuestro hermano Pablo no es fácil de entender,
entre otras cosas por sus continuos y enormes
paréntesis
Pablo tenía la costumbre de hacer largos
paréntesis, en sus escritos. Estos paréntesis no
siempre se marcan gráficamente en la Biblia, sino
que tiene que suplirlos el lector que se dé cuenta de
ellos. Eso no es lo peor que hace Pablo; también
hace largos paréntesis dentro del paréntesis que
antes iniciara. Si en esto quedara todo, no sería
demasiada la dificultad; el problema es que en esos
paréntesis primarios o secundarios (y hasta
terciarios) intercala explicaciones primarias, y a
estas últimas les añade explicaciones secundarias.
El resultado es que para entenderlo hay que llevar
en la cabeza el hilo de todo ello, como tendría que
hacer con el tablero y las jugadas, un jugador de
ajedrez o damas, o un matemático que simplifica
expresiones algebraicas complejas puestas entre
paréntesis, llaves y corchetes con signos menos. La
diferencia es que en la Biblia adolecemos de tan
preciosa nomenclatura y signos, y todo se deja al
buen juicio del lector. Uno de estos ejemplos
paulinos es Ro 1:1-7.
Si nosotros leyéramos el versículo 1 y luego
saltáramos al 7, entenderíamos claramente lo
dicho; pero el problema está en que una vez
mencionado lo dicho en el versículo uno, Pablo se
siente en la obligación de aclarar en el versículo 2,
que ese evangelio que él antes mencionara en el
versículo uno, había sido ya anunciado por los
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profetas, en referencia a Su hijo. Y ahora, al
mencionar al Hijo en esta aclaración, cree necesario
aclarar que ese hijo era de la simiente de David,
etc.. Y cuando acaba tal aclaración, conecta de
nuevo con la aclaración que primero iniciara y
cuyas últimas palabras fueron “....Acerca de Su
Hijo.....”
Al terminar esta aclaración secundaria (final del
versículo 4) inicia en el versículo 5 un aserto, y en
el 6 una aclaración sobre ese aserto, para, en el 7,
empatar con el versículo 1:
¿Qué les parece? ¿Es fácil entender a Pablo?
¿Debe uno lanzarse a formar doctrina con
versículos estrambóticos que él escribiera, sin
analizarlos muy concienzudamente y cerciorarnos de que armonizan con el resto de la Biblia?
Eso es al menos lo que nos advierte el apóstol San
Pedro, tan inspirado por el Espíritu Santo como lo
podía estar San Pablo. Leamos la advertencia al
respecto de Pedro.
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“Y tened por salud la paciencia de nuestro
Señor; como también nuestro amado hermano
Pablo, según la sabiduría que le ha sido
dada, os ha escrito también, casi en todas sus
epístolas, hablando en ellas de estas cosas;
entre las cuales hay algunas difíciles de
entender, las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como también las otras
Escrituras, para perdición de sí mismos.”
(II P 3:15-16)
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11853
11854
Veamos cómo debería quedar este pasaje, si lo
fuéramos a escribir con precisión matemática
usando todos los cinco tipos de paréntesis
332
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necesarios en el siguiente orden de importancia, de
mayor a menor: { }; |[ ]| ; [ ] ; ( ) ; < >.
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“Pablo, {siervo de Jesucristo} {llamado a ser
apóstol,} {apartado para el evangelio de Dios,
|[que Él antes había prometido por sus
profetas en las Santas Escrituras, [acerca de
Su Hijo (que fue hecho de la simiente de
David según la carne;) (el cual fue declarado
Hijo de Dios con potencia, según el espíritu
de santidad, por la resurrección de los
muertos,)] [de Jesucristo Señor Nuestro (por
el cual recibimos la gracia y el apostolado,
para la obediencia de la fe en todas las
naciones en su nombre, <entre las cuales sois
también vosotros, llamados de Jesucristo>)]
]| }, a todos los que estáis en Roma, { amados
de Dios, llamados santos}: gracia y paz
tengáis de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo.”
(Ro 1:1-7)
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Si en el pasaje anterior leemos solamente lo
subrayado, que es lo que de inicio está fuera de todo
tipo paréntesis, imaginando que lo que está dentro
de cualquier tipo de paréntesis no existe, veremos
que tiene sentido, y que es lo que en realidad se
intenta decir. Todo lo demás que hay en este pasaje
son añadiduras y aclaraciones. Si leyéramos
solamente lo que está fuera de paréntesis, este
pasaje diría lo siguiente:
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11887
11888
“Pablo, a todos los que estáis en Roma,
gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre y
del Señor Jesucristo”
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Si después leemos de nuevo todo el pasaje, pero
borrando previamente todas las llaves { } y leyendo
todo lo que no esté cerrado en algún tipo de
paréntesis, veremos que también tiene sentido.
Tienen que imaginar que todo lo que esté dentro de
algún tipo de paréntesis no existe. En este caso diría
lo siguiente:
11897
11898
11899
11900
11901
11902
“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser
apóstol, apartado para el evangelio de Dios, a
todos los que estáis en Roma, amados de
Dios, llamados santos, gracia y paz tengáis de
Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”
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11908
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11912
Si seguimos haciendo lo mismo, pero quitando
esta vez este tipo de paréntesis |[ ]| y leyendo sólo
lo que está fuera de todo tipo de paréntesis,
seguiremos encontrándole sentido a lo dicho. Lo
malo, es que a medida que quitamos algún tipo de
paréntesis, el entender el párrafo se hace cada vez
un poco más difícil. En este caso, si quitáramos el
tipo de paréntesis antes mencionado diría lo
siguiente:
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11916
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11918
11919
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“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser
apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
que Él antes había prometido por sus profetas
en las Santas Escrituras, a todos los que estáis
en Roma, amados de Dios, llamados santos,
gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre y
del Señor Jesucristo.”
11921
11922
11923
11924
Otro tanto va a ocurrir si se quita el siguiente tipo
de paréntesis: [ ]. En este caso el pasaje de muestra
quedaría diciendo lo siguiente:
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“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser
apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
que Él antes había prometido por sus profetas
en las Santas Escrituras, acerca de Su Hijo,
de Jesucristo Señor Nuestro, a todos los que
estáis en Roma, amados de Dios, llamados
santos, gracia y paz tengáis de Dios nuestro
Padre y del Señor Jesucristo.”
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Quitemos ahora los paréntesis de este tipo ( ) y
veremos cómo suena el pasaje. Mientras más
paréntesis se suprimen y por lo tanto más
aclaraciones se añaden, más dificultoso de leer y
entender resulta el pasaje.
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“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser
apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
que Él antes había prometido por sus profetas
en las Santas Escrituras, acerca de Su Hijo,
que fue hecho de la simiente de David según
la carne; el cual fue declarado Hijo de Dios
con potencia, según el espíritu de santidad,
por la resurrección de los muertos, de
Jesucristo Señor Nuestro, por el cual
recibimos la gracia y el apostolado, para la
obediencia de la fe en todas las naciones en su
nombre, a todos los que estáis en Roma,
amados de Dios, llamados santos, gracia y paz
tengáis de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo.”
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Si ahora le quitamos el último tipo de paréntesis
que queda < > el pasaje quedará tal y como lo trae
la Biblia, un tanto confuso y difícil de poner en
orden.
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“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser
apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
que Él antes había prometido por sus profetas
en las Santas Escrituras, acerca de Su Hijo,
que fue hecho de la simiente de David según
la carne; el cual fue declarado Hijo de Dios
con potencia, según el espíritu de santidad,
por la resurrección de los muertos, de
Jesucristo Señor Nuestro, por el cual
recibimos la gracia y el apostolado, para la
obediencia de la fe en todas las naciones en
su nombre, entre las cuales sois también
vosotros, llamados de Jesucristo, a todos los
que estáis en Roma, amados de Dios,
llamados santos, gracia y paz tengáis de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”
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Aunque la forma de agrupar con paréntesis el
pasaje puede no estar perfecta, sirve sin embargo
para el propósito de demostrar lo que quiero decir.
Pablo se caracteriza por su gran sabiduría, pero
también, tal vez debido a eso mismo, por escribir en
forma difícil de entender, como lo advierte otro
inspirado apóstol en II P 3: 15-16.
La mejor manera de entender un escrito con
palabras entre paréntesis, es leerlo primero
saltando los paréntesis, y una vez entendido, leerlo
de nuevo con paréntesis y todo.
*
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>En Efesios tenemos un paréntesis que abarca
doce versículos
Este pasaje de Ef 3:1-14, es un buen ejemplo de
uno de esos interminables paréntesis que Pablo abre
en la exposición de sus temas, y que a uno le cuesta
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tanto trabajo llevarlos en mente hasta encontrar al
fin dónde se cierran.
En el caso que nos ocupa, vemos que Pablo abre
un paréntesis (imaginariamente), que comienza al
final del versículo 1, y parece no cerrarse jamás; o
cerrarse tal vez al final del versículo 13. Entonces
reasume el hilo de la conversación al principio del
versículo 14, cuando dice de nuevo “por esta
causa...”, tal y como dijo en el versículo 1.
Si comenzamos a leer el versículo 1 y al
finalizarlo saltamos a seguir leyendo el 14,
omitiendo la frase “por esta causa”, que está
repetida, no se altera lo dicho por Pablo. En realidad
lo único que se nota extraño es que repite la frase
“por esta causa”, dado que ya se le había olvidado
al lector.
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“1 Por esta causa yo Pablo, prisionero de
Cristo Jesús por vosotros los gentiles, 2 {si es
que habéis oído la dispensación de la gracia
de Dios que me ha sido dada para con
vosotros, 3 a saber, que por revelación me fue
declarado el misterio, como antes he escrito
en breve; 4 leyendo lo cual podéis entender
cuál sea mi inteligencia en el misterio de
Cristo; 5 el cual misterio en los otros siglos
no se dio a conocer a los hijos de los hombres
como ahora es revelado a sus santos
apóstoles y profetas en el Espíritu: 6 que los
gentiles sean juntamente herederos, e
incorporados, y consortes de su promesa en
Cristo por el evangelio, 7 del cual yo soy
hecho ministro por el don de la gracia de
Dios que me ha sido dado según la operación
de su potencia. 8 A mí, que soy menos que el
más pequeño de todos los santos, es dada esta
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gracia de anunciar entre los gentiles el
evangelio de las inescrutables riquezas de
Cristo, 9 y de aclarar a todos cuál sea la
dispensación del misterio escondido desde los
siglos en Dios, que crió todas las cosas; 10
para que la multiforme sabiduría de Dios sea
ahora notificada por la iglesia a los
principados y potestades en los cielos, 11
conforme a la determinación eterna, que hizo
en Cristo Jesús nuestro Señor. 12 En el cual
tenemos seguridad y entrada con confianza
por la fe de él. 13 Por tanto, pido que no
desmayéis a causa de mis tribulaciones por
vosotros, las cuales son vuestra gloria.} 14
Por esta causa doblo mis rodillas al Padre de
nuestro Señor Jesucristo, ....”
(Ef 3:1-15)
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Si saltáramos este enorme paréntesis la lectura
haría sentido y diría lo siguiente:
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“1 Por esta causa yo Pablo, prisionero de
Cristo Jesús por vosotros los gentiles....
14..... doblo mis rodillas al Padre de nuestro
Señor Jesucristo, ....”
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Si el lector no se imaginara que existe ese
paréntesis, se prestaría para que, viendo que termina
la oración y no aclara nada, preguntara: “Por esta
causa, tú, Pablo prisionero de Cristo Jesús por
nosotros los gentiles.... ¿qué? ¡Acaba de decirlo!
Algo parecido tenemos en I Co 15:12-34. En este
capítulo hay un gran paréntesis que no se percibe
durante su lectura. Si al llegar al versículo 22,
después de leerlo, saltan al principio del versículo
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29, verán que la lectura no se altera, sino más bien
adquiere continuidad. Prueben a hacerlo y verán.
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Capítulo 24
No todo lo que dice un personaje bíblico
es revelación, hay que discernir
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>Nathán el profeta le dijo a David algo que no
era revelación, sino su opinión personal
El factor número 22 es percatarnos de que no todo
lo que un personaje bíblico dice, debe tomarse
como revelación o como enseñanza divina. Hay que
aplicar el sentido común, y sobre todo ver si lo que
ese personaje bíblico dice en ese momento,
concuerda con lo dicho en el resto de la Biblia.
No todo lo que digan los profetas actuales (si es
que los hay) tiene que ser palabra de Dios. Ni
siquiera todo lo que decían o aconsejaban los
verdaderos profetas de la antigüedad era mensaje
divino, como se ve en el caso Nathán.
En el versículo 3 vemos que Nathán aconseja a
David seguir el impulso de su corazón y dedicarse a
construir el Templo de Dios. Cualquiera hubiera
pensado que viniendo de un profeta tal consejo, era
una confirmación divina de los deseos de David.
Sin embargo vemos más adelante, en los versículos
12-13, cómo el mismo profeta Nathán, esta vez por
revelación de Dios, le advierte a David que no va a
ser él el que edifique el Templo, sino su hijo que
reinará en lugar suyo. Aunque Nathán era sincero,
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estaba sinceramente equivocado. Ser sincero no
garantiza nada.
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“1 Y aconteció que, estando ya el rey
asentado en su casa, después que Jehová le
había dado reposo de todos sus enemigos en
derredor, 2 dijo el rey al profeta Nathán:
Mira ahora, yo moro en edificios de cedro, y
el arca de Dios está entre cortinas. 3 Y
Nathán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que
está en tu corazón, que Jehová es contigo.”
(II Sam 7:1-3)
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“Y cuando tus días fueren cumplidos, y
durmieres con tus padres, yo estableceré tu
simiente después de ti, la cual procederá de
tus entrañas, y aseguraré su reino. Él
edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré
para siempre el trono de su reino.”
(II Sam 7:12-13)
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Más claramente aún se advierte este caso en I Cr
17:1-4, donde se ve que en el versículo 2, Nathán
le dice a David que haga todo lo que tiene en su
corazón, porque Dios es con él, sin embargo, dos
versículos más adelante Dios le dice lo contrario a
Nathán, ordenándole que diga a David que él no
iba a construir el Templo. Esto vuelve a
reafirmarse en I Cr 22:7-10.
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“1 Y aconteció que morando David en su
casa, dijo David al profeta Nathán: He aquí
yo habito en casa de cedro, y el arca del
pacto de Jehová debajo de cortinas. 2 Y
Nathán dijo a David: Haz todo lo que está en
tu corazón, porque Dios es contigo. 3 En
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aquella misma noche fue palabra de Dios a
Nathán, diciendo: 4 Ve y di a David mi
siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me
edificarás casa en que habite.”
(I Cr 17:1-4)
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Como vemos, lo que a priori cualquiera
hubiera tomado como venido de Dios, porque lo
decía un profeta, no era palabra ni consejo de Dios,
sino palabra y consejo de un profeta, que aunque era
un buen hombre y estaba bajo la influencia del
Espíritu Santo, no por eso había que tomar todas
sus palabras como venidas del Cielo. Cuando él le
aconsejó a David que siguiera los impulsos de su
corazón, estaba equivocado. Si eso era así con
profetas como Nathán, que evidentemente era
profeta, cómo vamos a creer con los ojos cerrados
que todo lo que diga un pastor o uno que se llame a
sí mismo inspirado, tiene que ser palabra de Dios.
Por muy sincero que sea, puede estar sinceramente
equivocado. Hay que saber discernir.
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>Jacob no vio a Dios cara a cara como él dice
Para saber si lo que dice un personaje bíblico es o
no una revelación divina, algo por lo cual nosotros
nos debamos guiar y aceptar como venido de Dios,
es necesario someterlo a comparación con el resto
de la Biblia. Nuestra doctrina cristiana tiene que
ser una doctrina integral, una doctrina que
concuerde con toda la Biblia, no con solamente
una parte de ella, o peor aún con un solo
versículo o pasaje. Hay veces que los personajes de
la Biblia al hablar, lo que hacen es expresar una
opinión personal, no un mensaje o revelación de
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Dios. Veamos lo que dijo Jacob.
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“Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar
Peniel, porque vi a Dios cara a cara, y fue
librada mi alma.”
(Gn 32:30)
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Vemos aquí que Jacob dice que él vio a Dios cara
a cara. Sin embargo, en Ex 33:20 Dios,
personalmente, dice que Moisés no podría ver su
rostro, porque ningún hombre puede ver a Dios y
seguir viviendo. Por lo tanto, Jacob no pudo ver a
Dios o eso de que el hombre no puede ver a Dios y
seguir viviendo es falso. ¿Cuál afirmación creer?
¿La de Jacob o la de Dios? La lógica nos grita en el
oído que debemos creer la afirmación que Dios
hace personalmente.
Recordemos que a pesar de que Jacob creía haber
visto a Dios, y así lo afirma en el pasaje que leímos,
más adelante, en Oseas 12:4-5 se nos aclara
perfectamente que en realidad, en aquel episodio,
quien actuó fue un ángel. Vemos que ese pasaje de
Oseas se refiere a Jacob, no sólo porque en el
versículo 3 lo menciona, sino porque lo identifica
por sus acciones, como por ejemplo “en el vientre
tomó por el calcañal a su hermano”.
Pues bien, refiriéndose a Jacob vemos que dice
“…con su fortaleza venció al ángel…”, por tanto,
evidentemente no era Dios el que allí estaba, sino
un ángel que le representaba. Luego, refiriéndose a
la victoria que obtuvo Jacob sobre aquel que luchó
con él dice: “…venció al ángel y prevaleció…” de
donde sacamos de nuevo en conclusión que el
personaje celestial que se hallaba involucrado en
aquel episodio, no era Dios mismo, sino un ángel.
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“Dijo más: No podrás ver mi rostro, porque
no me verá hombre, y vivirá.”
(Ex 33:20)
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“En el vientre tomó por el calcañal a su
hermano, y con su fortaleza venció al ángel.
Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le
rogó…”
(Oseas 12:4-5)
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Como vemos lo que dice un personaje bíblico
no siempre es una revelación, pudiera ser que esté
expresando su propia opinión. Hay que comparar lo
que él dice con el resto de la Escritura, porque toda
Escritura es inspirada divinamente, y no hay un
libro de la Biblia más inspirado que otro, ni un
escritor de la Biblia más autorizado que otro. Las
interpretaciones y las doctrinas tienen que
concordar con toda la Biblia, no con sólo una
parte de ella.
*
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>Job no nos está revelando mensajes divinos
sobre astronomía o geografía
Cuando uno lee la Biblia hay que discernir si lo
que está diciendo el que habla en ese pasaje es una
verdad revelada o simplemente la manera en que él
el que habla ve las cosas desde su limitado punto de
vista. Son muchos lo que creen que todo versículo
es una verdad revelada, como ocurre con el pasaje
de Lc 4:6-7, donde muchos creen que lo que
Satanás dice allí es cierto.
Pues bien, en el versículo 7 del pasaje de Job, éste
dice a sus amigos que sus ojos no volverían a ver el
bien. ¿Podemos tomar acaso esas palabras como
una revelación de que Job no iba a ser salvo, o de
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que durante su vida terrenal no volvería a disfrutar
del bien, puesto que según él dice sus ojos no
volverían a ver el bien? ¿O debemos tomarlo más
bien como su punto de vista respecto a su vida
terrenal, lo que él creía que le iba a suceder muy
pronto?
Lo que Job aquí expresa es la situación en que él
se hallaba en ese momento, no una verdad revelada,
aunque esté escrito en la Biblia. Él creía que iba a
morir sin volver a ver el bien. Y digo que él aquí se
refería a su vida terrenal, porque en otro pasaje,
refiriéndose a su resurrección y vida eterna, él dice
que sabía que su redentor vivía y que al fin sus ojos
lo verían (Job 19:25-27), por lo tanto, no estaba
refiriéndose a la vida eterna cuando dijo que sus
ojos no verían el bien.
Pero es el caso, que ni siquiera en eso acertó, pues
poco después de haber dicho todo esto, su vida se
arregló, tuvo más que lo que antes había tenido, y
volvió a ver el bien. Por lo tanto, aquello fue una
opinión personal de Job, no una revelación,
aunque esté escrito en la Biblia. Eso significa,
repito, que tenemos que discernir cuando leemos, si
lo que allí está escrito es una verdad revelada, o la
opinión de quien habla.
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“7 Acuérdate que mi vida es viento, y que
mis ojos no volverán a ver el bien. 8 Los ojos
de los que me ven, no me verán más; Tus ojos
sobre mí, y dejaré de ser.” (Job 7:7-8)
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“Y le dijo el Diablo: A ti te daré toda esta
potestad, y la gloria de ellos; porque a mí es
entregada, y a quien quiero la doy; pues si tú
adorares delante de mí, serán todos tuyos.”
(Lc 4:6-7)
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“Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se
levantará sobre el polvo; y después de
deshecha esta mi piel, aun he de ver en mi
carne a Dios; al cual yo tengo de ver por mí,
y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mis
riñones se consuman dentro de mí.”
(Job 19:25-27)
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En Job 7:8 dice que los ojos de los que ahora lo
veían no lo volverían a ver más. Aquí tampoco
acertó, porque él no se murió como sospechaba,
sino que los que entonces lo veían, siguieron
viéndolo, pues Job vivió larguísimos años después
de este episodio. Esto nos hace ver que en este
pasaje lo que Job decía no era una verdad
revelada, sino solamente una opinión suya desde
su punto de vista.
Si vamos a 9:6 veremos que dice que Dios hace
temblar las columnas de la Tierra, de donde
tendríamos que llegar a la conclusión, si usáramos
la Biblia agarrándonos de versiculillos aislados, que
el planeta no es una esfera, sino que está apoyado
en columnas. Sin embargo, si leemos Job 26:7
veremos que es el mismo Job el que dice que Dios
cuelga la Tierra sobre la nada, con lo que nos hace
ver que él sabía la realidad, y que si usó la frase
“columnas de la Tierra” fue para significar
“fundamentos”, el basamento interior del lugar
donde vivían. Efectivamente, desde el punto de
vista humano, cuando hay un terremoto es como si
hubieran temblado las columnas de la tierra.
Si vamos a Isa 40:22 veremos que este profeta
habla de la Tierra como de una esfera o círculo.
Por lo cual, si leemos toda la Biblia y no nos
agarramos a versículos aislados, o a figuras
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retóricas, hallaremos la verdad. En este caso si nos
guiamos por sólo un versículo, nos conduce al error,
si tomamos en consideración toda la Biblia,
llegaremos a la verdad.
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“Que remueve la Tierra de su lugar, y hace
temblar sus columnas.” (Job 9:6)
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“Extiende el alquilón sobre vacío, cuelga la
Tierra sobre nada.”
(Job 26:7)
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“Las columnas del cielo tiemblan, y se
espantan de su reprensión.”
(Job 26:11)
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“El está asentado sobre el globo de la
Tierra, cuyos moradores son como langostas,
él extiende los cielos como una cortina,
tiéndelos como una tienda para morar.”
(Isa 40:22)
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Cuando leímos 26:11 vimos allí una figura
retórica semejante, usada esta vez con los cielos, al
decir que las columnas de los cielos tiemblan.
Como que nadie me dirá que él ha visto las
columnas de los cielos, tendremos que llegar a la
conclusión de que muy a menudo en la Biblia se
usan figuras retóricas que hay que entenderlas así,
como figuras retóricas, y no textualmente. Como se
ve, son maneras de expresarse, no versículos o
pasajes que nos sean lícitos usar para formar
doctrinas heréticas con ellos.
Cometeríamos de nuevo el mismo error de
guiarnos por figuras retóricas en versículos aislados,
si al leer Job 9:22 sacamos la conclusión de que
nadie se salva. Allí dice: “Al perfecto y al impío Él
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los consume”. Si los consume a ambos, entonces
nadie se salva, porque consumir quiere decir acabar
con todo. Pero si nos damos cuenta de que se trata
de una manera de ver las cosas desde el punto de
vista de los vivos, nos daremos cuenta de que lo que
quiere decir es que todos morimos, lo mismo los
creyentes que los no creyentes.
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“Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y
al impío él los consume.” (Job 9:22)
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La lección a sacar de aquí es que no se puede
agarrar un versículo, pasaje o hasta libro, aislarlo, y
pretender formar doctrina sólo con él.
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>Sí se sabía donde había de nacer el Mesías
En Jn 7:27 se dice que cuando viniere el Mesías,
o sea, el Cristo, nadie sabría de donde sea. Aunque
eso está escrito en la Biblia, eso no es revelación
de Dios, es una errada opinión del individuo que
pronuncia esas palabras. No hay un solo versículo
en el Antiguo Testamento de donde pueda sacarse
en conclusión que el Mesías o Cristo iba a ser una
persona cuyo origen se ignorara. En esto, como en
otras muchas cosas, se ve la negligencia del
humano, que añade a su acervo de creencias, lo que
otros le dicen, sin molestarse en hacer una cabal
comprobación por medio de leer la Biblia.
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“Mas éste, sabemos de dónde es: y cuando
viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea”
(Jn 7:27)
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Esta creencia tradicional de este individuo es
desmentida más tarde en 7:40-42 donde se ve que el
pueblo sabía perfectamente dónde había de nacer el
Mesías.
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“Entonces algunos de la multitud, oyendo
este dicho, decían: Verdaderamente éste es el
profeta. Otros decían: Este es el Cristo.
Algunos empero decían: ¿De Galilea ha de
venir el Cristo? ¿No dice la Escritura, que de
la simiente de David, y de la aldea de
Bethlehem, de donde era David, vendrá el
Cristo?”
(Jn 7:40-42)
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También en Miq 5:2 el profeta anuncia que el
Mesías saldría de Bethlehem.
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“Mas tú, Bethlehem Efrata, pequeña para
ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el
que será Señor en Israel; y sus salidas son
desde el principio, desde los días del siglo.”
(Miq 5:2)
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Otro tanto se ve en Mt 2:4-6, donde los escribas y
los sacerdotes se dan por enterados de que es en
Bethlehem que va a nacer el Mesías.
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“Y convocados todos los príncipes de los
sacerdotes, y los escribas del pueblo, les
preguntó dónde había de nacer el Cristo. Y
ellos le dijeron: En Bethlehem de Judea;
porque así está escrito por el profeta. Y tú,
Bethlehem, de tierra de Judá, no eres muy
pequeña entre los príncipes de Judá; porque
de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi
pueblo Israel.”
(Mt 2:4-6)
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Como vimos, el hecho de que un individuo en la
Biblia diga algo, no quiere decir, necesariamente,
que eso es una nueva revelación, o que sea algo en
lo que se puede confiar.
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>Pablo dice que para salvarse hay que sufrir
mucho
He visto quienes usan un pequeño versículo para
que sirva de base al enorme edificio de su herética
doctrina. En algunos versículos o pasajes se dicen
cosas que si se sacan de contexto, o si se tratan de
tomar con dejación de la enseñanza integral de la
Biblia, confunden, pues parecen establecer
doctrinas que en realidad no están estableciendo,
porque no son ciertas. Este es el caso del versículo
que más abajo presento, el cual nos sirve para
aprender que no necesariamente, lo que dice un
personaje bíblico es revelación o doctrina divina.
Si nos agarramos fieramente a solamente este
versículo, pudiéramos afirmar que la Biblia dice que
para poder salvarnos tenemos que padecer muchas
tribulaciones, y que quien no padece esas
tribulaciones no es salvo. Eso es contrario a
doctrina integral de la Biblia, que nos enseña que la
salvación consiste únicamente arrepentirnos de
corazón, y en poner nuestros pecados en la cruz de
Cristo.
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“Confirmando los ánimos de los discípulos,
exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y
que es menester que por muchas
tribulaciones entremos en el Reino de Dios.”
(Hch 14:22)
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El cristiano padece tribulaciones y sufrimientos
por dos motivos: uno porque los enemigos
espirituales de Dios nos ponen obstáculos, y otro
porque cometemos pecados o errores que acarrean
consecuencias dolorosas. Pero eso no quiere decir
que gracias a esos padecimientos es que somos
salvos, sino que quien se convierta a Cristo siempre
va a tener la enemiga de los que odian a Dios.
Vemos de nuevo que no todo lo que dice un
personaje bíblico es revelación o doctrina de Dios.
Hay que saber utilizar el sentido común, tener
discernimiento, leer toda la Biblia, y armonizar lo
dicho en toda ella, a fin de sacar en conclusión la
doctrina correcta.
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>Salomón dice que la salvación depende de las
riquezas
Hay quienes fabrican toda una doctrina y hasta
una secta completa, basándose en lo dicho por un
solo personaje bíblico, sin tratar de ver lo dicho por
él, a la luz de una lectura integral de la Biblia. Es
decir, tratando de darse cuenta de cuál es la doctrina
que armoniza al mismo tiempo con lo que dice ese
personaje, y con lo que dicen los muchos otros que
se le oponen. Es muy común ver esta parcialización
entre los cristianos respecto a lo que diga Pablo.
En el caso que nos ocupa, Salomón dice que la
redención del hombre son sus riquezas. Algo así
como que para salvarse lo que hace falta es tener
dinero.
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“La redención de la vida del hombre son
sus riquezas; pero el pobre no oye censuras.”
(Prv 13:8)
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Si vamos a aferrarnos a lo diga Salomón, porque
él era un sabio, lo que se forma es una de las
herejías más espantosas que pueda haber. Pero si
analizamos lo dicho por él, a la luz de todo lo que
dice la Biblia, incluyendo lo que dice el mismísimo
Antiguo Testamento (Sal 49:6-8), veremos que la
redención del alma nada tiene que ver con la
riqueza.
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“Los que confían en sus haciendas, y en la
muchedumbre de sus riquezas se jactan,
ninguno de ellos podrá en manera alguna
redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate.
Porque la redención de su vida es de gran
precio, y no se hará jamás.”
(Sal 49:6-8)
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Por eso no se puede hacer doctrina con lo que
diga un solo personaje bíblico, con menosprecio de
lo que dicen el resto de los personajes de la Biblia.
Tenemos que aceptar sólo las doctrinas que
concuerden con lo que dice toda la Biblia, no con
lo que dice sólo una parte de ella.
Algo similar sucedería si tratáramos de hacer una
“doctrina versicular” con lo dicho por Salomón en
Prv 21:18. De allí tendríamos que afirmar que para
rescatar al justo tiene que perderse un impío, y para
salvar un recto hay que condenar a un prevaricador;
cuando la realidad es precisamente lo contrario: que
para salvar al pecador tuvo que morir un justo.
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“El rescate del justo es el impío, y por los
rectos el prevaricador.” (Prv 21:18)
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Todo esto lo digo, para que aprendan a no admitir
doctrinas que se basan en lo que diga un solo
apóstol, sólo un versículo, sólo un pasaje, o sólo un
libro o sección de la Biblia, si a la vez antagoniza
con con lo que dijeron otros apóstoles en otras
secciones, libros, pasajes o versículos.
Este es un gravísimo error que la inmensa
mayoría de los cristianos comete hoy en día,
menospreciando el Antiguo Testamento en beneficio del Nuevo. Lo hacen sin darse cuenta de que
toda doctrina sana y verdadera, tiene que
concordar con toda la Biblia, no con sólo una
parte de ella, con lo que han dicho todos los
personajes bíblicos, no solamente uno de ellos.
Dios no es un ser de cambios, contradicciones o
caprichos. Para todo tiene una razón. La doctrina
que se saca de cualquier pasaje de la Biblia tiene
que armonizar con toda ella, y si no armoniza con
todo, es porque está errada en todo o en parte.
¿Qué pues está diciendo aquí Salomón? A mi
modo de ver en Prv 13:8 él está refiriéndose a la
vida terrenal, no a la salvación del alma. Lo que
dice, a mi parecer, es que en esta vida son muchas
las cosas que se resuelven con las riquezas; y que
los pobres corrientemente no oyen consejo, como
veremos en 13:18 y 23.
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“Pobreza y vergüenza tendrá el que
menosprecia el consejo, mas el que guarda la
corrección, será honrado.”
(Prv 13:18)
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“En el barbecho de los pobres hay mucho
pan; mas se pierde por falta de juicio.”
(Prv 13:23)
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No puedo estar seguro de lo qué significa un
versículo tan oscuro como este que analizamos,
pero sí puedo estar seguro de lo que no significa;
porque el resto de la Biblia se opone a lo que a
priori parece significar. En la Biblia no pueden
haber dos doctrinas antagónicas: si tal cosa nos
ocurre, una de las dos (o ambas) tiene que estar
errada. Eso es lo que le sucede a muchos cristianos
con la ley de Dios: creen que San Pablo abolió la
ley del comportamiento humano, a pesar de que
Jesucristo dijo que duraría hasta que pereciera el
Cielo y la Tierra, como vemos en Mt 5:17-19. Lo
que Cristo abolió con su crucifixión fueron las leyes
rituales, puesto que esos ritos representaban lo que
él había de hacer, y ya eso estaba hecho, no hacían
falta por lo tanto, las leyes rituales.
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“No penséis que he venido para abrogar la
ley o los profetas; no he venido para
abrogar, sino a cumplir. Porque de cierto os
digo, que hasta que perezca el cielo y la
tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la
ley, hasta que todas las cosas sean hechas.
De manera que cualquiera que infringiere
uno de estos mandamientos muy pequeños, y
así enseñare a los hombres, muy pequeño
será llamado en el Reino de los Cielos, mas
cualquiera que hiciere y enseñare, éste será
llamado grande en el Reino de los Cielos.”
(Mt 5:17-19)
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Capítulo 25
Discordancias, errores aparentes, y
verdaderos
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>¿Puede haber alteraciones en la Biblia?
El factor número 23 es saber que en la Biblia hay
discordancias, que hay aparentes errores, y que hay
verdaderos errores. Ninguna de estas cosas afecta
en lo más mínimo la credibilidad de la Biblia, y la
confianza absoluta que podemos tener en su
contenido, como veremos a lo largo de este
capítulo, porque no inciden sobre la doctrina ni la
profecía. Es como si a un automóvil nuevo se le
ensucia la banda de rodaje de los neumáticos.
Hay quienes piensan que la Biblia ha permanecido incólume desde que fue escrita, de manera
que nada tiene de más ni de menos. Aunque a mi
modo de ver la Biblia, tomada en conjunto, aún
enseña lo mismo que en ella se intentó enseñar,
tiene, sin embargo, errores probados, y es posible
que tenga alteraciones, añadiduras; y aún que le
falten palabras, pasajes o libros.
Si la Biblia iba a permanecer incólume,
entonces no tendría sentido la advertencia que para
los que la alteraran, hacen estos dos versículos del
Apocalipsis que más abajo muestro. Si Dios la iba a
defender al 100 % de alteraciones, ¿para qué
anunciar castigos a los que la alteren, si nadie lo iba
a poder hacer?
Dios sabe que ni los seres humanos ni los ángeles
rebeldes tienen la sabiduría necesaria para alterar la
Biblia de forma tal que luego de alterada no se
pueda sacar de ella la verdadera doctrina. La prueba
es que leyendo las Biblias alteradas de la iglesia
romana y la de los ruselistas, aún así se puede sacar
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la doctrina verdadera.
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“Porque yo protesto a cualquiera que oye las
palabras de la profecía de este libro: Si
alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá
sobre él las plagas que están escritas en este
libro. Y si alguno quitare de las palabras del
libro de esta profecía, Dios quitará su parte
del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de
las cosas que están escritas en este libro.”
(Ap 22:18-19)
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Como vemos, Dios esperaba que iba a haber
quien añadiera y quien quitara de la Biblia. Ha
habido añadiduras de libros enteros. De eso hay
buena evidencia en los llamados libros apócrifos
de la Biblia católica, como son el libro de Baruch, el
de Tobías, Judith, Eclesiástico, etc. No es tan
evidente, sin embargo, el que hayan añadido
palabras, frases o versículos. Tampoco es tan
evidente el que los hayan quitado; sólo que a veces
se nota algo extraño. Por ejemplo todas las epístolas
tienen una despedida, aunque sea pequeña, sin
embargo, la de Santiago no.
Para ver ejemplos de libros mencionados en la
Biblia, pero que no se hallan en ella hoy día, ver I R
15: 31; 16: 5, 14, 20, 27; II R 14: 15; 15: 11 y
21, donde se menciona un libro de las crónicas de
los reyes de Israel (no Judá). En la Biblia sólo están
los libros de las Crónicas de los reyes de Judá.
Puede que estos libros jamás debieron pertenecer a
la Biblia, y por eso no están en ella, pero también
pudieron ser suprimidos.
Ahora mismo estamos asistiendo a una conspiración para “modernizar” y “ecumenizar” la Biblia.
Lo hacen poco a poco, algo hoy, otra cosa dentro de
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una década, etc.. Cada vez cuesta más trabajo
conseguir las antiguas versiones. Simplemente, no
las imprimen y sanseacabó; o imprimen unas pocas
para apagar la protesta de los más belicosos. ¡Y eso
que no tienen en la mano todo el poder, como lo
tuvo la Iglesia Romana durante siglos!
Lo que nos importa a nosotros los cristianos es
que la Biblia, tal y como está en este momento, es
lo que a Dios le parece suficiente para nosotros.
Sin contar lo que se pueda haber alterado
maliciosamente, podemos decir que también la
Biblia ha sufrido alteraciones “naturales”, es
decir alteraciones no maliciosas, producto de
errores humanos. No obstante, esas alteraciones son
mínimas y no cambian para nada la doctrina ni las
profecías que tenemos en la Biblia, cuando ésta se
lee en forma integral. En la Biblia hay discordancias, errores aparentes y errores verdaderos,
pero ninguno, repito, altera la doctrina integral, las
profecías, ni la confiabilidad que tenemos en las
Escrituras.
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>Por qué ocurren estas discordancias y errores
Las discordancias se deben al hecho de que dos
o más personas que observaron un mismo hecho, a
la hora de relatarlo lo hacen de diferente manera.
Uno le puso atención a una faceta, y esa es la que
enfatiza, aunque narra ambas. Otro le puso atención
a otra faceta y hace caso omiso de la primera,
narrando solamente la segunda. Eso no significa que
ambas cosas no ocurrieron, sólo que uno de ellos
omite una de las facetas del caso.
Es como si tres o más personas presencian un
accidente de tránsito. Uno de ellos miraba el carro
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blanco que venía por la calle preferencial a
demasiada velocidad, y al verlo pasar, escuchó el
choque detrás de él. Otro testigo estaba en la calle
transversa, y observó que el carro negro no se
detuvo en la esquina antes de cruzar, pero no vio la
velocidad a la que venía el carro blanco. Un tercer
testigo que estaba parado en la esquina, vio ambas
cosas al mismo tiempo. A la hora de testificar, el
primero va a decir que el carro blanco tuvo la culpa,
pues venía a exceso de velocidad; el segundo va
decir que el carro negro tuvo la culpa pues no paró
en la esquina como era su obligación; y el tercer
testigo va a decir que los dos tuvieron culpa, uno
por venir a exceso de velocidad y el otro por no
parar en la esquina. Ninguno dijo mentira, a pesar
de que cada uno hace el cuento a su manera.
Algo parecido a esto es lo que sucede, por
ejemplo, en los evangelios, cuando cada uno de los
cuatro evangelistas cuenta, de un episodio, lo que él
vio, lo que más le impresionó, o lo que recuerda. No
son discordancias, son facetas diferentes de un
mismo episodio.
Otro caso que se da a menudo, es que cuando
el Señor predicaba, esa predicación la hizo varias
veces, en distintas fechas, y en diferentes lugares.
Cuando un evangelista cuenta un tema predicado
por el Señor, uno cuenta lo que dijo sobre ese
asunto en cierta fecha, y otro cuenta lo dicho sobre
ese mismo asunto, tal y como lo dijo en otra fecha
diferente. Y aunque la esencia de lo que el Señor
dijo era lo mismo, la forma en que lo dijo era
diferente, y por eso un evangelista lo dice de una
manera y otro de otra.
Lo mismo sucede con los milagros. El Señor
hizo cientos de ellos. Le dio la vista a cientos de
ciegos. Un evangelista cuenta el milagro que
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ocurrió en cierta fecha y lugar al darle Jesús la vista
a un ciego; y otro evangelista cuenta otro milagro
diferente, al darle la vista a otro ciego, en otra
fecha, pero en ese mismo lugar. Lógicamente, al
contar un caso y otro, puede haber disparidad,
porque son dos casos diferentes, pero como que
nosotros nos creemos que es el mismo caso, por
haber ocurrido en el mismo lugar, nos creemos que
hay un error.
También puede ocurrir lo contrario que se
cuenten dos sucesos parecidos que ocurrieron en la
misma fiesta o en la misma época, pero en dos
lugares diferentes, uno en el Templo y otro a la
entrada de Jerusalem, y eso nos hace creer que hay
algún error.
Los errores aparentes de deben casi siempre a la
manera antigua de narrar las cosas, en la que no se
ponía mucha atención a la exactitud de números o
de tiempo. Hay muchos de estos errores aparentes,
pero todos pueden ser comprobados.
Los errores verdaderos son muy escasos e
insignificantes. Se deben por lo general a un error
de un copista, y tal vez al hecho de que algún
animalito (polilla o cosa parecida) se pueda haber
comido la parte del pergamino que tenía escrito, por
ejemplo, un número uno. Por eso en un lugar puede
decir 18 años y en el otro puede decir 8 años,
porque una polilla se comió el número uno, y el
copista no se atrevió a copiar lo que no veía escrito.
Los copistas de la Biblia ponían una exquisita
atención a lo que copiaban. La prueba es que, a
pesar de que a través de las muchas generaciones de
los varios milenios que han pasado, todavía las
copias son iguales a las de la antigüedad. A cada
rato se encuentran antiguos pergaminos, como los
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rollos del Mar Muerto, y al compararlas con las
actuales, la exactitud entre ambas es sorprendente.
Ninguna de estas discordancias, errores
aparentes o errores verdaderos, alteran en lo más
mínimo la confiabilidad de la Biblia, ni su doctrina,
como veremos en este capítulo.
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>Quién ideó lo de enviar espías, Dios o los líderes
del pueblo
En este caso cualquiera pudiera pensar que hay
una discordancia entre dos pasajes, puesto que
ambos dicen claramente cosas opuestas. El pasaje
del libro de Números, luce diáfano; en él parece
claro que quien originó la idea de enviar a los
exploradores fue el mismo Dios (o el ángel que le
representaba). Sin embargo, en Dt 1:22-23 aparece,
claramente también, que quienes originaron esa idea
de enviar exploradores, fueron los líderes del
pueblo. ¿Es esto una contradicción o dos facetas
diferentes, pero sucesivas de un mismo caso?
Veamos.
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“Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Envía
tú hombres que reconozcan la tierra de
Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel;
de cada tribu de sus padres enviaréis un
varón, cada uno príncipe entre ellos. Y
Moisés los envío desde el desierto de Parán,
conforme a la palabra de Jehová; y todos
aquellos varones eran príncipes de los hijos
de Israel.”
(Nm 13:2-4)
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Veamos ahora el otro pasaje, que también luce
claro y diáfano.
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“Y llegasteis a mí todos vosotros, y dijisteis:
Enviemos varones delante de nosotros, que
nos reconozcan la tierra y nos traigan de
vuelta razón del camino por donde hemos de
subir, y de las ciudades adonde hemos de
llegar. Y el dicho me pareció bien, y tomé
doce varones de vosotros, un varón por tribu”
(Dt 1:22-23)
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En otras ocasiones hemos visto que el pueblo traía
un problema a Moisés y éste les posponía la
respuesta hasta que él consultara a Dios. Tal es el
caso en Lev 24:12-13; Nm 27:1-5 y 36:1-6.
Imagino pues, que aunque en el caso de los
exploradores no se especifique, ocurriera lo mismo:
vinieron los líderes del pueblo a pedir a Moisés
que enviara exploradores como dice Dt 1:22-23,
y Moisés fue a consultar a Dios sobre el caso, el
cual le dijo lo que dice el pasaje de Números. O sea,
ambas cosas son ciertas; son simplemente facetas
sucesivas de un mismo caso.
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>Dicen 25,100 y poco más adelante dicen 25,000
En el primer versículo que presento (35), dice que
los muertos fueron 25,100, mientras que en el 46
dice que fueron 25,000.
El hecho de que estas discordancias o
aparentes errores no se arreglen pudiendo ser
arreglados tan fácilmente, nos hace ver que la Biblia
no se “arregla” al paso del tiempo, sino que se
copia exactamente como esté, aún con errores si los
hubiere.
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“E hirió Jehová a Benjamín delante de
Israel; y mataron los hijos de Israel aquel
día veinticinco mil y cien hombres de
Benjamín, todos los cuales sacaban espada.”
(Jue 20:35)
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“Así todos los que de Benjamín murieron
aquel día, fueron veinticinco mil hombres
que sacaban espada, todos ellos hombres de
guerra.”
(Jue 20:46)
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Si leemos este episodio desde el versículo 30,
vemos que se cuentan las peripecias hasta el
versículo 35, en donde parece que la persona que
estaba escribiendo dejó de escribir, y que en el 36,
comienza otra persona a escribir. Esto se nota
porque vemos que del 36 en adelante se repite la
narración, como se ve al comparar los versículos
33-34 con 36-37, y el 32 con el 39. Luego se
yuxtapusieron los dos pergaminos y resultó lo que
hoy vemos en la Biblia.
Tal vez los muertos fueron, por ejemplo, 25,053 y
el primero redondeó la cifra a 25,100 y el segundo
la redondeó a 25,000.
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>Las citas que en el Nuevo Testamento se hacen
respecto al Antiguo Testamento, a veces están
erradamente atribuidas a otro profeta
En Zc 9:9 se profetiza cuando Jesús hizo su
entrada triunfal en Jerusalem cabalgando sobre un
burro. Esto se narra en Mt 21:1-7. En el versículo 5
de este pasaje de Mateo, la cita no es al pie de la
letra, e incluso en vez de decir “...un pollino hijo de
asna”, como dice aquí, dice “...un pollino hijo de
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animal de yugo”. En Zacarías dice que cabalgaría
sobre un ejemplar macho (asno y pollino) mientras
que en Mateo una vez dice asna (hembra) y otra
pollino (macho).
Estas minúsculas divergencias sirven para
demostrar a todo el que tenga buena fe para ver la
verdad, que de los escritores del Nuevo
Testamento, ninguno puso interés en urdir un
sistema doctrinal personal, sino escribían lo que
habían visto y lo que recordaban.
Si todo esto del Nuevo Testamento fuera, (como
quieren hacer ver muchos), algo que escribieron
avezados eclesiásticos con ánimo de “fabricar” una
religión, no les hubiera costado ningún trabajo
pulir todas esas diferencias, errores o
discordancias, para presentar un sistema filosófico
inobjetable. Si no lo hubieran hecho al principio, lo
hubieran hecho más adelante otros; pero jamás se
ha hecho. Por un lado el escrupuloso respeto de los
creyentes hacia la palabra de Dios, los hace copiarla
al pie de la letra, sin atreverse a arreglar errores
obvios. Por otro lado los inescrupulosos no pueden
hacerlo, porque se evidenciaría su atrevimiento
malquistándolos con los verdaderos cristianos. No
solamente eso, sino que debido a que muchas copias
se han regado por el mundo, nunca podrían apagar
la verdad. Este es uno de los diferentes medios que
Dios usa para mantener como es debido Su palabra.
Comparemos los pasajes.
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“Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de
júbilo, hija de Jerusalem. He aquí, tu rey
vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y
cabalgando sobre un asno, así sobre un
pollino hijo de asna.”
(Zc 9:9)
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“Decid a la hija de Sión: He aquí, tu Rey
viene a ti, manso, y sentado sobre una asna,
y sobre un pollino, hijo de animal de yugo.”
(Mt 21:5)
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Hay un segundo ejemplo que saldría de comparar
Zc 11:13, que fue quien profetizó lo de las treinta
piezas de plata, con Mt 27:9, donde dice
erradamente que fue Jeremías. Este error puede
atribuirse a que las Escrituras eran citadas a la
memoria y no consultando el texto para copiarlo.
Otra posibilidad es que también Jeremías hiciera
esta profecía, pero haya desaparecido el pasaje ese
del libro de Jeremías.
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“Y me dijo Jehová: Échalo al tesorero,
hermoso precio con que me han apreciado. Y
tomé las treinta piezas de plata, y las eché en
la casa de Jehová al tesorero.”
(Zc 11:13)
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“Entonces se cumplió lo que fue dicho por el
profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las
treinta piezas de plata, precio del apreciado,
que fue apreciado por los hijos de Israel.”
(Mt 27:9)
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Como ustedes ven, esas son discordancias que se
han conocido a través de los siglos, pero que ningún
verdadero cristiano se ha atrevido a arreglar,
pensando que ellos se deben limitar a copiar lo que
ven. Con esto quiero decir que las copias que han
llegado a nosotros son reproducciones exactas de
lo contenido en los pergaminos y papiros que
llegaron hasta ellos. Si hubieran querido,
hubieran arreglado esos errores obvios, pero no
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se han atrevido; igual que tampoco se han
atrevido a modificar las profecías ni nada de lo
que la Biblia dice.
No quiere decir esto que no haya sectores
religiosos que se atrevan a modificar la Biblia en
algo; pero esas modificaciones provocadas por
conveniencias circunstanciales “viven” sólo temporalmente; y viven al mismo tiempo que las
versiones veraces, las que nadie se atreve a
modificar; de manera que todo ser bien
intencionado siempre puede encontrar la verdad
cuando se empeña en ello.
Al pasar las décadas y con ellas aquella
conveniencia temporal que dio origen al
inescrupuloso cambio, también perece éste, se
impone la eterna verdad. Por otro lado, la
arqueología halla arcaicos pergaminos en los que se
encuentra qué es lo que en realidad decía antes de
que surgieran aquellas conveniencias circunstanciales que modificaron parcial y temporalmente algún
pasaje.
En resumen, la misma existencia de estas
pequeñas divergencias, errores, etc., nos habla
muy elocuentemente de la escrupulosidad absoluta
de los que se han dedicado a copiar las Sagradas
Escrituras, y a legárnosla hasta nuestros días. Esta
es una fidelidad que llega al punto de copiar errores
obvios sin atreverse a modificarlos. ¿Cómo pues
iban a atreverse a modificar profecías o doctrinas?
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>San Pablo dice 23,000 y el Antiguo Testamento
dice 24,000
Hay veces que en la Biblia hay errores pequeños,
sin consecuencias doctrinales o proféticas. Otras
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veces el error lo es sólo en apariencia. San Pablo
dice aquí que los muertos en un día fueron 23,000,
mientras que si vamos a ver el caso original en Nm
25:9, nos dice que de aquella mortandad murieron
24,000, o sea, mil más de lo que dijo San Pablo.
Pudiera ser una equivocación del apóstol, al citar
de memoria la cifra de bajas habidas; pero pudiera
ser también que en la mortandad en general (más de
un día) hubo 24,000, mientras que los 23,000 que
menciona Pablo murieron en un sólo día, el
primero, y los otros mil regados en días siguientes,
o en días anteriores. Si tal fuere el caso, ambas
afirmaciones serían ciertas.
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“Y murieron de aquella mortandad veinte y
cuatro mil.”
(Nm 25:9)
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“Ni forniquemos, como algunos de ellos
fornicaron, y cayeron en un día veinte y tres
mil.”
(I Co 10:8)
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Como vemos, aún en el caso de que, efectivamente, fuera un error, en nada modifica las
profecías o la doctrina del Creador.
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>El tal profeta no vino de Samaria, pues esa
ciudad no existía aún
La ciudad de Samaria se fundó a mediados del
reinado de Omri de Israel padre de Achab, el cual
comenzó a reinar como veinte años después de
haber finalizado el reino de Jeroboam (I R 16:2324). El episodio del profeta desobediente que vino
de Judá ocurrió durante el reinado de Jeroboam, es
decir, mucho antes del reinado de Omri; así que no
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puede haber habido ningún profeta que haya venido
de la ciudad de Samaria, pues faltaban más de
veinte años para que esa ciudad fuera fundada.
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“17 Y después dijo: ¿Qué título es este que
veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este
es el sepulcro del varón de Dios que vino de
Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho
sobre el altar de Beth-el. 18 Y él dijo:
Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así
fueron preservados sus huesos, y los huesos
del profeta que había venido de Samaria.
19 Y todas las casas de los altos que estaban
en las ciudades de Samaria, las cuales
habían hecho los reyes de Israel para
provocar a ira, las quitó también Josías, e
hizo de ellas como había hecho en Beth-el.”
(II R 23:17-19)
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“23 En el año treinta y uno de Asa rey de
Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y
reinó doce años; en Tirsa reinó seis años. 24
Y compró él de Semer el monte de Samaria
por dos talentos de plata, y edificó en el
monte; y llamó el nombre de la ciudad que
edificó, Samaria, del nombre de Semer, señor
que fue de aquel monte.” (I R 16:23-24)
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Cuando en el versículo 18 dice “…así fueron
preservados sus huesos…”, se refiere a los huesos
del profeta viajero que vino de Judá, que es lo que
dice el versículo 17, y cuando dice “…y los huesos
del profeta que había venido de Samaria…”, se
refiere al viejo profeta que vivía en Bethel, y que le
mintió al primero, haciéndolo comer con él en
aquella tierra. En este caso hay un error, porque
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como ya dije, Samaria no había sido fundada aún,
cuando aquellos sucesos ocurrieron, y por lo tanto,
el viejo profeta que vivía en Bethel no pudo haber
venido de la ciudad de Samaria.
Tal vez no es un error, sino que cuando el
escritor dijo Samaria, no se refería a la ciudad, que
aún no estaba fundada, sino a la región de Samaria,
al monte de Samaria, que ya tenía ese nombre,
como vimos en II R 16:24. A esta idea parece
prestar respaldo el último versículo (19), donde
habla de “las ciudades de Samaria”, como si
Samaria fuera una región en la que hubiera varias
ciudades.
Otra posibilidad es que ese profeta viniera de
aquella región, la cual luego llegó a llamarse
Samaria, y el escritor, a posteriori, como que ya
conocía el nombre la llamó por el nombre que llegó
a tener. Es algo parecido a que nosotros digamos
que Cristóbal Colón llegó a la América, cuando en
realidad, en la época en que él llegó aquí, no se
llamaba aún con ese nombre. Con eso vemos que
una aparente discordancia no siempre tiene que ser
un error en la Biblia.
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>¿Tenía Joaquín 8 años o 18? ¿Era Sedecías su
hermano o su tío?
Mientras que en II R 24:8 dice que Joaquín tenía
18 años de edad al comenzar a reinar, en II Cr 36:9
dice que tenía solamente ocho años. Alguno de los
dos tiene que estar equivocado.
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“De dieciocho años era Joachín cuando
comenzó a reinar, y reinó en Jerusalem tres
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meses. El nombre de su madre fue Neusta hija
de Elnathán, de Jerusalem.”
(II R 24:8)
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“De ocho años era Joachín cuando
comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez
días en Jerusalem; e hizo lo malo en ojos de
Jehová.”
(II Cr 36:9)
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Dado que Joacim, padre de Joaquín (Joachín)
tenía 25 años cuando llegó al reino y gobernó por
11 años, tenía 36 al morir. En esas condiciones lo
mismo podía tener un hijo de 8 años que uno de 18.
Por otro lado, para que Joaquín pudiera tener
varias mujeres, como se ve en II R 24:15, tenía
que estar algo más crecidito que un niño de ocho
años.
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“Asimismo trasportó a Joachín a Babilonia,
y a la madre del rey, y a las mujeres del rey,
y a sus eunucos, y a los poderosos de la
tierra; cautivos los llevó de Jerusalem a
Babilonia.”
(II R 24:15)
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Así que me inclino a creer que el error está en II
Cr 36:9, donde parece que a un copista se le pasó el
número uno del dieciocho, o que alguna polilla
decidió comérselo, o la palabra correspondiente se
borró, o lo que fuera. Efectivamente, lo más
probable es que en el original del Segundo de
Crónicas estuviera escrita la edad correcta (18
años), pero que la acción de los años borrara la
palabra o signo correspondiente al uno, o más bien
un animalito cualquiera se comiera el pedazo de
pergamino (cuero) donde se hallaba el equivalente
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del número uno, (en letras o en números) quedando
sólo el ocho.
En adelante, sea por ignorarlo, o por respeto, los
copistas posteriores no se atrevían a copiar un
número que les dictaba la lógica, pero que ellos no
veían escrito.
Lo otro que pudiera considerarse un error o
más bien una manera de expresarse, es II R
24:17, donde dice que Sedecías era tío de Joaquín,
mientras que II Cr 36:10 dice que era su hermano.
Hay que recordar que la palabra “hermano” se usa
muy a menudo en la Escritura, con el significado de
“pariente”. Este parece ser el presente caso, puesto
que I Cr 3:15 nos dice que Sedecías era hijo de
Josías al igual que Joacim; y por tanto, Sedecías
tenía que ser tío de Joaquín, y no hermano, pues
Sedecías y Joacim, padre de Joaquín, eran
hermanos.
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“Y el rey de Babilonia puso por rey en lugar
de Joachín a Mathanías su tío, y le mudó el
nombre en el de Sedecías.”
(II R 24:17)
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“A la vuelta del año el rey Nabucodonosor
envió, y lo hizo llevar a Babilonia juntamente
con los vasos preciosos de la casa de Jehová;
y constituyó a Sedecías su hermano por rey
sobre Judá y Jerusalem.” (II Cr 36:10)
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“Y los hijos de Josías: Johanán su
primogénito, el segundo Joacim, el tercero
Sedecías, el cuarto Sallum.”
(I Cr 3:15)
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Estos errores que persisten en la escritura por
siglos, nos demuestra que nadie trata de “arreglar”
la Biblia, ni de “ponerla al día”, y que las profecías
que allí están escritas, no fueron “arregladas” ni
“puestas al día”; sino que se cumplieron como
estaban escritas, porque son palabra de Dios.
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>Cuántos gadarenos había, uno o dos
La narración de este episodio aquí en San Marcos,
difiere un poco de la de Mt 8:28-34. En Mt 8:28 le
llaman al lugar “el país de los gergesenos”, pero en
Mr 5:1 le llaman “la provincia de los gadarenos”.
Eso no tiene importancia; pueden ser dos nombres
para el mismo lugar, como cuando se dice “las
provincias vascongadas” o “el país vasco”; o
cuando se dice unas veces Iberia y otras España,
que es lo mismo. Puede ser también que la
provincia de los gadarenos fuera una sección del
país de los gergesenos. Sin embargo, hay otra
disparidad que observar, y es el caso de que en un
pasaje dicen que eran dos gadarenos, y en otro que
era uno.
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“Y como él hubo llegado en la otra ribera al
país de los gergesenos, le vinieron al
encuentro dos endemoniados que salían de
los sepulcros, fieros en gran manera, que
nadie podía pasar por aquel camino.”
(Mt 8:28)
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“Y vinieron de la otra parte de la mar a la
provincia de los gadarenos. Y salido él del
barco, luego le salió al encuentro, de los
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sepulcros, un
inmundo.”
hombre con un espíritu
(Mr 5:1-2)
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“Y saliendo él a tierra, le vino al encuentro
de la ciudad, un hombre que tenía demonios
ya de mucho tiempo; y no vestía vestido, ni
estaba en casa, sino por los sepulcros.”
(Lc 8:27)
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En pasaje de Mateo dice que los endemoniados
eran dos; mientras que Marcos y Lucas dicen que
era uno solo. Lo más seguro es que fueran dos y que
ambos fueran sanados, pero que el de la legión y los
puercos fuera sólo uno de ellos.
También pudiera ser que Mateo relata el hecho
como una historia, y por eso da el detalle de que
eran dos, mientras que Marcos y Lucas lo relatan
tomando en consideración solamente al que dio
frutos, y por eso sólo mencionan a uno, porque ese
fue el que se puso a predicar luego de que fue
sanado.
Probablemente fueron dos los que le vinieron al
encuentro, pero una vez curados, sólo uno se quedó
allí, como pasó con los diez leprosos de Lc 17:1219. Con ese gadareno que quedó fue que ocurrió
todo lo narrado en Lc 8:35-39.
Por eso Mateo, que solamente narra la curación de
los gadarenos y la reacción de los habitantes de la
zona, desde el punto de vista de un historiador,
especifica que fueron dos; mientras que Lucas que
se interesa en el lado humano del episodio, amplía
las peripecias con uno de los sanados, y sólo
menciona a éste, haciendo caso omiso del otro. O
sea, que Mateo, sin ocuparse más que de la parte
histórica menciona el número de ellos; Lucas a
quien interesó la parte humana del caso describe,
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más que el hecho y sus participantes, al personaje
principal del episodio, desde el punto de vista que a
él le interesa.
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>Dijo Juan el Bautista lo de calzar los zapatos de
Cristo o lo de desatar la correa
Este episodio de Juan el Bautista cuando lo narra
Mateo y cuando lo narran Marcos, Lucas y Juan,
difieren entre sí. En Mt 3:11 lo que dice es que él
(Juan el Bautista) no es digno de llevar los zapatos
de Jesús. Por otra parte, en Mr 1:7, Lucas 3:16 y Jn
1:27, los tres dicen lo mismo, que Juan el Bautista
no era digno de desatar la correa de los zapatos de
Cristo. Evidentemente la discordancia es de Mateo
con los otros tres. Se ve que no se pusieron de
acuerdo para escribir los evangelios.
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“Yo a la verdad os bautizo en agua para
arrepentimiento; mas el que viene tras mí,
más poderoso es que yo; los zapatos del cual
yo no soy digno de llevar; él os bautizará en
Espíritu Santo y en fuego”
(Mt 3:11)
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“Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que
es más poderoso que yo, al cual no soy digno
de desatar encorvado la correa de sus
zapatos.”
(Mr 1:7)
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“Respondió Juan, diciendo a todos: Yo, a la
verdad, os bautizo en agua; mas viene quien
es más poderoso que yo, de quien no soy
digno de desatar la correa de sus zapatos; él
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os bautizará en Espíritu Santo y fuego.”
(Lc 3:16)
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“Este es el que ha de venir tras mí, el cual es
antes de mí; del cual yo no soy digno de
desatar la correa del zapato.”
(Jn 1:27)
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Pudiera ser que Juan Bautista dijera ambas cosas,
una en un lugar y la otra en otro lugar y fecha, y que
Mateo se acordó de una de ellas y los otros tres de
la otra.
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>La negación de Pedro, el canto del gallo, y cómo
conduce el Espíritu Santo
En Mt 26:34, en Lc 22:34 y 61, y en Jn 13:38,
mencionan el caso de la negación de Pedro y del
canto del gallo en forma breve y general, mientras
que en el pasaje de Mr 14:30 y 72 se narra el asunto
detalladamente. Los tres pasajes mencionados
primero hablan de un solo canto del gallo; el de San
Marcos habla de dos.
Como he dicho en varias ocasiones, a mi parecer
cada autor bíblico escribe las cosas que se recuerda,
aquellas que más lo impresionaron, o aquellas que
él cree que tienen mayor importancia; y mientras
no se aparten de la verdad y de la meta
fundamental, el Espíritu Santo, respetando el
libre albedrío que Dios le dio al humano, les
permite independencia de expresión a cada uno.
Esa es, a mi modo de ver, la explicación para
muchas narraciones paralelas, que contienen
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diferentes detalles o perspectivas sobre un mismo
asunto. Veamos.
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“34 Jesús le dice: De cierto te digo que esta
noche, antes que el gallo cante, me negarás
tres veces......74 Entonces comenzó a hacer
imprecaciones, y a jurar, diciendo: No
conozco al hombre. Y el gallo cantó luego.
75 Y se acordó Pedro de las palabras de
Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo,
me negarás tres veces. Y saliéndose fuera,
lloró amargamente.” (Mt 26:24 y 74-75)
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“34 Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no
cantará hoy antes que tú niegues tres veces
que me conoces.....60 Y Pedro dijo: Hombre,
no sé qué dices. Y luego, estando él aún
hablando, el gallo cantó. 61 Entonces, vuelto
el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de
la palabra del Señor como le había dicho:
Antes que el gallo cante, me negarás tres
veces. 62 Y saliendo fuera Pedro, lloró
amargamente.”
(Lc 22:34 y 60-62)
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“38 Le respondió Jesús: ¿Tu alma pondrás
por mí? De cierto, de cierto te digo: No
cantará el gallo, sin que me hayas negado
tres veces.......27 Y negó Pedro otra vez, y
luego el gallo cantó.” (Jn 13:38 y 18:27)
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“30 Y le dice Jesús: De cierto te digo que tú,
hoy, en esta noche, antes que el gallo haya
cantado dos veces, me negarás tres veces
....72 Y el gallo cantó la segunda vez; y
Pedro se acordó de las palabras que Jesús le
había dicho: Antes que el gallo cante dos
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veces, me negarás tres veces. Y pensando en
esto, lloraba.”
(Mr 14:30 y 72)
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Yo creo que este caso de la negación ocurrió
como lo detalla Marcos. En el 14:68 de Marcos se
ve que después de la primera negación, Pedro salió
fuera por un rato, y estando lejos de donde antes
se hallaba, que es donde estaba el gallo, fue que
por primera vez el animalito cantó. Por eso la
primera vez él no lo oyó, y volvió a negar a Cristo
dos veces más. Si no hubiera sido así, al oír Pedro al
gallo la primera vez, se hubiera acordado del
vaticinio y se hubiera abstenido de seguirlo
negando.
No solamente hay que pensar que aquella
mansión era grande, sino que la cantidad de gente
alterada e iracunda que habría allí hablando a voz
en cuello, impediría, a un hombre que se hallara
afuera, en la portada de la mansión, por donde
incluso entraban los caballos, oír el canto de un
gallo que estuviera en el patio interior.
Es decir, que estando Pedro afuera de la mansión
o ciudadela, rodeado de gente alterada hablando en
alta voz, no pudo oír al gallo que estaba en el patio
interior cuando cantó por primera vez.
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“Mas él negó, diciendo: No conozco, ni sé lo
que dices. Y se salió fuera a la entrada; y
cantó el gallo.”
(Mr 14:68)
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Pienso que el gallo estaba dentro, porque el
versículo 54 de este mismo capítulo de Marcos dice
que Pedro primero entró hasta un patio interior. En
Lc 22:60-61 se comprende que desde donde Jesús
se hallaba se podía ver a Pedro. Parece que desde
esa sala donde estaba Cristo se veía el patio interior
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donde se hallaba Pedro. Si los dos pudieron oír el
canto del gallo, es que este animalito estaba cerca
de ambos. Y si el gallo estaba cerca de Cristo, lo
más probable es que estaba dentro, en el patio
interior de la casa. Por eso la segunda vez que cantó
el gallo lo escucharon ambos. Pero la primera vez
Pedro no oyó el canto del gallo, porque había salido
hasta la entrada de aquella gran mansión o
ciudadela. Por eso desde el punto de vista de Pedro,
esta era la primera vez que había cantado el gallo,
pero para los demás, era la segunda vez.
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“Empero Pedro le siguió de lejos hasta
dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba
sentado con los servidores, y calentándose al
fuego.”
(Mr 14:54)
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“60 Y Pedro dijo: Hombre, no sé qué dices.
Y luego, estando él aún hablando, el gallo
cantó. 61 Entonces, vuelto el Señor, miró a
Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del
Señor como le había dicho: Antes que el gallo
cante, me negarás tres veces. 62 Y saliendo
fuera Pedro, lloró amargamente.”
(Lc 22:60-61)
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Marcos, a quién le interesaron los detalles, los
escribe. Los otros coinciden en que fueron tres las
negaciones, pero consideran irrelevante las veces
que cantó el madrugador animalito. En cosas como
esta podemos darnos cuenta de por qué razón a
veces nos parece que hay discrepancias en la Biblia,
cuando en realidad no las hay.
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>Estaba moribunda la hija de Jairo o ya estaba
muerta
En Mt 9:18 dice que Jairo le dijo a Jesús que su
hija estaba muerta, que por favor la resucitara.
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“Hablando él estas cosas a ellos, he aquí
vino un principal, y le adoraba, diciendo: Mi
hija es muerta poco ha, mas ven y pon tu
mano sobre ella, y vivirá.”
(Mt 9:18)
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Sin embargo, en Mr 5:22-23 y Lc 8:41-42 dice
que lo que Jairo le dijo a Jesús fue que su hija se
estaba muriendo, que por favor viniera a su casa a
curarla.
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“Y vino uno de los príncipes de la sinagoga,
llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a
sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi
hija está a la muerte; ven y pondrás las
manos sobre ella para que sea salva, y
vivirá.”
(Mr 5:23-23)
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“Y he aquí un varón, llamado Jairo, y que
era príncipe de la sinagoga, vino, y cayendo a
los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su
casa, porque tenía una hija única, como de
doce años, y ella se estaba muriendo. Y
yendo, le apretaba la compañía.”
(Lc 8:41-42)
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Parece ser que lo que ocurrió fue que Jairo
primero le dijo a Jesús que su hija se estaba
muriendo, pero luego, cuando vinieron de su casa a
decirle que ya la hija estaba muerta (Mr 5:35 y Lc
8:49), fue cuando él le dijo al Señor que la
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resucitara, que es lo que dice el pasaje de Mateo. O
sea, que Mateo comienza su narración con la
segunda apelación de Jairo a Cristo, y omite la
primera; mientras que Marcos y Lucas comienzan
con la primera y omiten la segunda.
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“Hablando aún él, vinieron de casa del
príncipe de la sinagoga, diciendo: Tu hija es
muerta; ¿para qué fatigas más al Maestro?”
(Mr 5:35)
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Aunque de momento nos puede parecer que hay
contradicciones, en realidad no las hay, pues la
inmensa mayoría de las veces se trata de la manera
de hablar de la antigüedad.
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>Judas no compró un campo para sepultura,
como dice Pedro
Si vamos a tomar lo dicho Hch 1:18 al pie de la
letra, tenemos que decir que estamos ante un error,
pues Judas no llegó a comprar ningún campo con
las treinta piezas de plata que le dieron por su
traición a Cristo.
La realidad es, según se ve en Mt 27:3-10, que
Judas devolvió las treinta piezas de plata a los
sacerdotes y a los ancianos, arrojándoselas en el
Templo, hecho lo cual fue y se ahorcó. Por lo tanto,
no tuvo tiempo de adquirir ningún campo con el
salario de su iniquidad. Veamos.
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“Este, pues, adquirió un campo del salario
de su iniquidad, y colgándose, reventó por
medio, y todas sus entrañas se derramaron.”
(Hch 1:18)
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“Y los príncipes de los sacerdotes, tomando
las piezas de plata, dijeron: No es lícito
echarlas en el tesoro de los dones, porque es
precio de sangre. Mas habido consejo,
compraron con ellas el campo del alfarero,
por sepultura para los extranjeros”
(Mt 27:6-7)
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Por eso es que la Biblia hay que leerla
íntegramente, no un pedacito aquí y otro pedacito
allá. Lo que sucede en este caso es que, como que
los sacerdotes, con ese dinero arrojado a ellos por
Judas, compararon un campo, puede decirse, hasta
cierto punto, estirando el concepto, que Judas
adquirió un campo, pero en realidad no fue él,
aunque sí fue con su dinero.
En este caso el escritor no pretende dejar
constancia histórica de quién fue el comprador del
campo, sino que simplemente está narrando a
grosso modo el proceso de la traición y sus hechos
aledaños. Por eso dice lo que dice, sin preocuparse
de la exactitud judicial del proceso de la compra del
terreno.
Hay muchos otros ejemplos que se pudieran
poner, pero para darse uno cuenta de cómo se debe
entender la Biblia, bastan estos. Es verdad que hay
errores aparentes y discordancias en las Escrituras,
pero la inmensa mayoría tienen una clara
explicación. Los errores verdaderos son mínimos.
Ni los verdaderos ni los aparentes, hacen variar en
nada las profecías y doctrinas de la Biblia.
Cuando ustedes se enfrenten a lo que les parece
ser un error o discordancia, búsquenle la
explicación, y si no la encuentran, consulten con
otros hermanos, que a lo mejor la han hallado. La
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Biblia no pierde ni un ápice de su confiabilidad, por
reconocer que tiene errores aparentes y algunos
errores verdaderos.
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Capítulo 26
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Escrituras que no han llegado a nosotros
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>El libro de las Batallas de Jehová no está en la
Biblia
El factor número 24 es saber que existieron
escrituras que se conocían en aquella época, pero
que no han llegado a nosotros, bien sea porque no
correspondía que se incluyeran en la Biblia, o
porque se han perdido total o parcialmente. Esto se
sabe porque en la misma Biblia se mencionan esas
Escrituras, como veremos más adelante.
Eso no significa que nosotros debamos ponernos a
escarbar buscándolas ni cosa que se parezca. Si
Dios permitió que las Sagradas Escrituras llegaran a
nosotros en la forma en que han llegado, eso es
suficiente para todos nuestros menesteres. Ponerse a
“buscar las escrituras perdidas” es arriesgarnos ser
engañados por nuestros enemigos espirituales y caer
en errores o herejías.
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En Nm 21:14-15 se menciona un pasaje que no
existe en ningún lugar de la Biblia; por lo tanto, “El
Libro de las Batallas de Jehová”, del cual se dice
que se sacó este pasaje, no podemos identificarlo
con ninguna sección de la Biblia tal y como
actualmente la conocemos. Eso indicaría una de
estas tres posibilidades:
a) El Libro de las Batallas de Jehová nunca fue
parte de la Biblia, porque era un libro profano, a
pesar de que aquí se le cita.
b) Era escritura sagrada y por eso se le cita;
pero, o fue mutilado de la Biblia, o se extravió ese
pergamino, o aún se halla dentro de la Biblia, pero
sin ese nombre, y se mutilaron o extraviaron estos
versículos del libro, y por eso ahora no
reconocemos la sección de la Biblia que compone
dicho libro.
c) Fue Escritura Sagrada, cumplió su función,
quedó obsoleta y, por lo tanto, no pasó a la
posteridad.
Sea lo que fuere, “El Libro de las Batallas de
Jehová” fue un pergamino que el escritor del libro
de los Números consideraba digno de mencionarse,
o simplemente, útil el mencionarlo.
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“Por tanto se dice en el libro de las Batallas
de Jehová: Lo que hizo en el mar Bermejo, y
en los arroyos de Arnón; y a la corriente de
los arroyos que va a parar en Ar, y descansa
en el término de Moab.” (Nm 21:14-15)
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Como esta hay varias menciones de escrituras que
hoy en día no se hallan en la Biblia.
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>Los libros de “Jasher” y “Crónicas de los Reyes
de Israel”
Da la sensación de que se han perdido secciones
de libros de la Biblia, y hasta libros completos.
Cuando digo que se han perdido, tengo en cuenta
tanto la posibilidad de que se trate de una pérdida
casual, como de una mutilación voluntaria de
alguien a quién no convenía lo allí escrito.
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“Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta
tanto que la gente se hubo vengado de sus
enemigos. ¿No está aquesto escrito en el libro
de Jasher? Y el sol se paró en medio del
cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día
entero.”
(Jos 10:13)
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En el caso que nos ocupa vemos que quien
escribió el libro de Josué, tenía conocimiento en
su época, de un libro llamado “Jasher”, en el cual
también estaba escrito este episodio de la detención
del sol. Pienso que ese libro completo se ha perdido,
no sólo porque no aparece en la Biblia con ese
nombre (que sería lo de menos), sino porque este
episodio no está narrado en toda la Biblia en ningún
otro lugar.
En II Sam 1:18 se menciona otro libro en el cual,
según el escritor de Samuel, se hallaba escrito algo
relativo a David. Ese libro se llama allí “Libro del
Derecho”; pero en la nota marginal de la Biblia
aclaran (no sé con cuanto fundamento) que ese libro
se llama también “Jasher”. Por lo tanto, pudiera
tratarse del mismo libro, en cuyo caso éste existió
durante varios siglos, porque era conocido en la
generación de Josué y en la de David.
Los libros Primero y Segundo de Reyes, cuentan
las historias de los reyes de Israel y Judá,
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conjuntamente. No obstante, los libros Primero y
Segundo de Crónicas sólo cuentan las historias de
David, Salomón y los demás reyes de Judá. Las
referencias al libro llamado “Crónicas de los Reyes
de Israel”, son muy abundantes en Primero y
Segundo de Reyes. En algunos casos pudiera uno
admitir que se trate de menciones a los libros
Primero y Segundo de Crónicas, en los cuales se
cuenta de nuevo la historia de los reyes de Judá. No
obstante, en otros casos no pueden estarse
refiriendo a Primero y Segundo de Crónicas,
porque en esos pasajes se cuentan historias de los
reyes de Israel solamente, en las que nada tuvieron
que ver reyes de Judá.
En los pasajes que a continuación mencionaré, se
hace referencia a un libro llamado “Crónicas de los
Reyes de Israel”, el cual no existe en la Biblia con
ese nombre ni con ningún otro, por la sencilla razón
de que es únicamente en los libros de los Reyes,
donde se narran las historias de los monarcas de
Israel. Como que no se conoce ningún otro libro
que narre tal cosa, y como que en todos estos
pasajes se dice que existía, tenemos que llegar a la
conclusión de que se ha perdido. He aquí los pasajes
donde lo mencionan: I R 14:19; 15:31; 16:5, 14,
20, 27; 22:39; II R 1:18; 10:34; 13:8, 12; 14:15,
28; 15:11,15, 21, 26, y 31. Para ejemplo voy a
transcribir los tres primeros solamente.
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“Los otros hechos de Jeroboam, qué guerras
hizo, y cómo reinó, todo está escrito en el
libro de las historias de los reyes de Israel.”
(I R 14:19)
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“Lo demás de los hechos de Nadab, y todas
las cosas que hizo, ¿no está todo escrito en el
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libro de las crónicas de los reyes de Israel?”
(I R 15:31)
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“Lo demás de los hechos de Baasa, y las
cosas que hizo, y su fortaleza, ¿no está todo
escrito en el libro de las crónicas de los reyes
de Israel?”
(I R 16:5)
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El hecho de que se mencionen y ahora no
aparezcan esos libros en la Biblia, nos hace
concluir que se perdieron, pero no que
necesariamente pertenecían a la Biblia; puede
que sí y puede que no. Lo que me hace pensar que
formaron parte de las Escrituras es el hecho de que
se les menciona con cierta autoridad, como para
corroborar lo dicho en los pasajes mencionados, por
el escritor bíblico. Pero ese simple hecho no prueba
nada; en Est 10:2 también se menciona con
autoridad “el libro de los anales de los reyes de
Media y de Persia”, y no por ello vamos a concluir
que éste también pertenecía a la Escritura.
No es cuestión de prepararle el camino al
primer impostor a quien se le ocurra decir que él
halló los libros perdidos. Lo que hay hoy en la
Biblia es suficiente; si no, Dios no hubiera
permitido que se perdiera lo demás. Él que pretenda
“hallar” lo perdido, es un impostor....y tal vez
alguien lo intente en el futuro.
En II Crónicas 33:17-18 se menciona otra vez
el libro de “los Hechos de los Reyes de Israel”
(17) y el libro de “Los Videntes”. Aunque por esos
nombres no se conoce ningún libro, pudiera estarse
refiriendo a cualquiera de los ya conocidos. Hay
una cosa empero, que nos hace pensar que no se
trata de ninguno de los incluidos en la Biblia.
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En ninguna parte se halla escrita la oración que
hizo Manasés (17) ni una relación de los lugares
donde edificó altos y puso bosques e ídolos (18),
que es lo que se dice en este pasaje, que se halla en
esos mencionados libros. Eso me hace pensar que
los libros a que se refiere, no existen ya, se han
perdido, o tal vez nunca formaron parte de la Biblia,
aunque existieron, que es lo más probable.
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“Lo demás de los hechos de Manasés, y su
oración a su Dios, y las palabras de los
videntes que le hablaron en nombre de
Jehová el Dios de Israel, he aquí todo está
escrito en los Hechos de los Reyes de Israel.
Su oración también, y cómo fue oído, todos
sus pecados, y su prevaricación, los lugares
donde edificó altos y había puesto bosques e
ídolos antes que se humillase, he aquí estas
cosas están escritas en las palabras de los
videntes.”
(II Cr 33:17-18)
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En resumen: Es seguro que se han perdido libros
enteros; no es seguro que esos libros formaran parte
de la Escritura.
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>En qué lugar del Antiguo Testamento dice que
Cristo había de ser llamado “Nazareno”
¿En dónde está escrito que el Mesías había de ser
llamado Nazareno? Parece ser que estuvo escrito en
alguna Escritura que se ha perdido, o que la han
perdido, porque por un lado Mateo dice
específicamente que “fue dicho por los profetas”;
y por el otro lado no existe en todo el Antiguo
Testamento semejante profecía. Es posible que la
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clerecía saduceo-farisaica, que era la que dominaba
el Templo y las Escrituras, borrara de las profecías
del Antiguo Testamento lo que señalara demasiado
claramente que Jesús era el Mesías.
Lo único que se parece un poco es Gn 49:26, y no
se refiere a nazareno (originario de Nazaret), sino a
nazareo, uno que hace una promesa o voto.
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“Y vino, y habitó en la ciudad que se llama
Nazaret; para que se cumpliese lo que fue
dicho por los profetas, que había de ser
llamado Nazareno.”
(Mt 2:23)
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“Las bendiciones de tu padre fueron mayores que
las bendiciones de mis progenitores; hasta el
término de los collados eternos serán sobre la
cabeza de José, y sobre la mollera del nazareo de
sus hermanos.”
(Gn 49: 26)
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Es necesario recordar que el voto de nazareo
implicaba no cortarse el pelo y no beber vino y ni
siquiera comer uvas o pasas. Por lo tanto, eso de
“nazareo”, que se menciona en Génesis, no puede
aplicarse a Cristo, porque no existe en el Nuevo
Testamento nada que nos haga ver que él no se
cortara el pelo. Por otro lado sí hay varios pasajes
en el Nuevo Testamento en los que se nos dice que
Cristo bebía vino, cosa que no podía hacer un
nazareo. De manera que Gn 49:26 no puede estarse
refiriendo a Jesús. Es por lo tanto más razonable
pensar que esa mención que Mateo hace ha salido
de alguna Escritura que se ha perdido, o algún libro
que nunca perteneció al canon de la Biblia, pero que
había sido escrito por algún profeta.
Algo similar ocurre con Jn 7:38. Aquí es el
mismo Jesús, quien mejor podía saber qué
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Escrituras existían, el que menciona un pasaje que
no se halla en ningún lugar del Antiguo Testamento,
que es el que aquí está mencionando Cristo, puesto
que el Nuevo Testamento ni siquiera había sido
comenzado. Digo que no se halla, porque aquí dice
que las aguas vivas correrán de su vientre, y con
esas o semejantes palabras no existe nada.
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“El que cree en mí, como dice la Escritura,
ríos de agua viva correrán de su vientre.”
(Jn 7:38)
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Es de pensarse, por lo tanto, que esa Escritura
mencionada por el Señor, se perdió o la
“perdieron”. Tal vez todas esas Escrituras perdidas
que se notan, pertenecían a un mismo libro, o tal
vez pertenecían a una sección de alguno de los
libros existentes.
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>Donde está escrito “Sorbida es la muerte con
victoria”, etc.
I Co 15:54-56 Pablo, citando algún pasaje de
algún escrito, dice: “.....entonces se efectuará la
palabra que está escrita:.....” ¿En dónde están
escritas las cinco frases por él citadas? La oración:
“Sorbida es la muerte con victoria” no se halla en
ninguna parte del Antiguo Testamento. Tampoco se
hallan allí las otras cuatro oraciones citadas:
“¿Dónde está oh muerte tu aguijón?”; “Dónde está
oh sepulcro tu victoria”; “el aguijón de la muerte es
el pecado” y “la potencia del pecado la ley”.
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“Y cuando esto corruptible fuere vestido de
incorrupción, y esto mortal fuere vestido de
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inmortalidad, entonces se efectuará la
palabra que está escrita: Sorbida es la
muerte con victoria. ¿Dónde está, oh muerte,
tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu
victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el
pecado, y la potencia del pecado, la ley.”
(I Co 15:54-56)
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En el Nuevo Testamento no podía estar esa
Escritura, porque Pablo no podía estarse refiriendo a
una cosa que aún no estaba escrita, ni estaba
compilada. Además de eso, tampoco se halla esta
cita en el Nuevo Testamento, salvo en este mismo
pasaje. ¿Qué pensar pues?
Se puede, como siempre yo he sospechado, pensar
que se han perdido, o han sido mutilados libros de
la Biblia o pedazos de ellos. O simplemente, que
han sido olvidados por copistas, pequeños pasajes.
La otra posibilidad es que Pablo no esté citando
las Sagradas Escrituras, sino algún libro sobre el
tema, escrito por alguien confiable desde el punto
de vista humano. Es bueno recordar aquí que Pablo,
hablando a los atenienses (Hch 17:28) cita a los
escritores griegos en apoyo de lo por él dicho. Tal
vez sea este un caso similar, porque hasta las
mismas frases citadas tienen sabor poético o
literario.
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>Parece haber existido otras epístolas
La palabra “epístola” significa “carta”. Por lo que
aquí se lee, da la sensación de que a los corintios
Pablo les había enviado una epístola anterior a la
nosotros conocemos como Primera de Corintios.
Esa carta anterior a Primera de Corintios es la que
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nosotros no conocemos. En este pasaje de Primera
de Corintios Pablo dice que ya él había escrito una
carta anterior dándoles consejos.
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“9 Os he escrito por carta, que no os
envolváis con los fornicarios. 10 No absolutamente con los fornicarios de este mundo, o
con los avaros, o con los ladrones, o con los
idólatras; pues en tal caso os sería menester
salir del mundo. 11 Mas ahora os he escrito,
que no os envolváis, es a saber, que si alguno
llamándose hermano fuere fornicario, o
avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho,
o ladrón, con el tal ni aun comáis”
(I Co 5:9-11)
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En el versículo 9 al decir “os he escrito por
carta”, pone en pasado la acción. Por ello nos hace
ver que antes de la epístola que en ese momento
estaba escribiendo, (que era la que hoy conocemos
como Primera de Corintios), había habido otra.
Luego se confirma la misma idea cuando en el
versículo 11 dice: “Mas ahora os he escrito”, frase
que nos hace pensar que hubo un “antes” y un
“ahora”.
Esa carta que primero se mencionó no se adjuntó
a la Biblia, si se hubiera adjuntado, ella sería
Primera de Corintios; la que ahora llamamos
Primera de Corintios, sería en realidad Segunda de
Corintios; y como es natural, la actual Segunda
sería la Tercera de Corintios.
Esta sospecha se reafirma en II Co 10:9-11. Si nos
atenemos a lo que se dice allí, parece que Pablo
envió más de dos cartas a los corintios. Dado que el
pasaje que vamos a leer pertenece a lo que hoy
llamamos Segunda de Corintios, deberíamos
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suponer que antes que esta sólo existiera una carta
(en singular) y no varias “cartas” (en plural), que es
como se dice en estos tres versículos.
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“Porque no parezca como que os quiero
espantar por cartas. Porque a la verdad,
dicen, las cartas son graves y fuertes; mas la
presencia corporal flaca, y la palabra
menospreciable. Esto piense el tal, que cuales
somos en la palabra por cartas estando
ausentes, tales seremos también en hechos,
estando presentes.”
(II Co 10:9-11)
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Pudiera ser que Pablo escribiera otras cartas
anteriores, pero tratando algún caso específico de
aquella congregación, que por no tener aplicación
fuera de allí, o por hallarse la doctrina que
contenían aquellas, en las otras dos epístolas, pues
no se incluyeron en el canon bíblico.
Como he dicho antes, parece haberse perdido, o
haber sido separados adrede algunos libros de la
Biblia. Tal vez no fue ese el caso, sino que nunca
llegaron a formar parte de ella, aunque en aquellos
días se usaran y se consultaran, por contener
asuntos de importancia para aquel momento
exclusivamente. Por eso me parece más
apropiado decir “Escrituras que no han llegado
a nosotros”, en vez de “Escrituras perdidas”.
Si Dios protegió las actuales Escrituras solamente,
es porque no nos era indispensable nada más. Todo
lo que hace falta saber, se puede leer o deducir
honestamente de las que ahora existen. Incluso
vemos que al mundo en su totalidad, y al cristiano
en su casi totalidad, le importa muy poco lo que
dice allí, y no se molestan en leer las Escrituras
que sí hay. ¿Para qué pues molestarnos en pensar
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en lo que pudiera haber habido? Si tal cosa
efectivamente ocurrió, alguna razón tuvo Dios para
no impedir que se perdieran.
No obstante, despierta la sana curiosidad el
percatarse de que los autores bíblicos, en muchas
ocasiones, mencionan libros, casos, nombres,
mandamientos, etc., como quien cita una sección de
la Escritura, la cual luego comprobamos que no
existe actualmente; pero que evidentemente existía,
dado que la mencionan o la invocan.
Pues bien, el caso que ahora voy a presentar es
uno de los más claros. Al decir a los efesios en el
versículo 3: “como antes he escrito en breve”, se
evidencia que antes de la presente epístola, hubo
otra carta que Pablo les escribió a los efesios.
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“A saber, que por revelación me fue
declarado el misterio, como antes he escrito
en breve; leyendo lo cual podéis entender
cuál sea mi inteligencia en el misterio de
Cristo”
(Ef 3:3-4)
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No puede estarse refiriendo a una conversación o
mensaje oral, puesto que en el versículo 4 dice
“....leyendo lo cual....”, con lo que nos hace ver que
se refería a algo que se podía leer.
Otra cosa que se colige es que la primera epístola
a los efesios cuya existencia sospecho, era breve, o
al menos trataba largos temas en forma breve. En
ella Pablo cuenta algo relativo a alguna revelación.
Si esa otra epístola se hubiese conservado, la actual
Epístola a los Efesios, hubiera podido llamarse
Segunda Epístola del Apóstol Pablo a los Efesios.
Lo mismo podemos decir de la “Epístola del
Apóstol Pablo a los Laodicenses”, la cual es
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evidente que existió y que su lectura era útil a más
de una Iglesia, como vemos en Col 4:16.
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“Y cuando esta carta fuere leída entre
vosotros, haced que también sea leída en la
iglesia de los Laodicenses; y la de Laodicea
que la leáis también vosotros.”
(Col 4:16)
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No son estas las únicas evidencias de que hubo
otras Escrituras, pero no es menester ponerlas todas.
Incluso la advertencia contenida en Ap 22:18-19
nos hace pensar que, al menos para aquel libro,
cabía la posibilidad de ser alterado. Como antes
dije, hay quienes piensan que la Biblia se halla
incólume, que Dios no ha permitido que la alteren.
Yo no estoy de acuerdo; la misma advertencia del
castigo que recibirá el que la altere nos hace ver que
era posible alterarla, porque si no iba a ser posible
su alteración ¿para qué la advertencia? Era ociosa.
El mismo hecho de que durante siglos la Biblia
estuvo alterada por la Iglesia Católica, y aún hoy
permanece así, nos indica que sí era posible
alterarla. Y si era posible alterarla para añadirle,
era posible alterarla para quitarle; no veo
diferencia. Máxime que la advertencia de
Apocalipsis se hace para los dos casos: para
añadirle y para quitarle. Otro testimonio de que la
Biblia se ha alterado lo tenemos en los ruselistas,
cuya versión contiene muchas alteraciones.
Es peor cuando le quitan que cuando le añaden,
porque si bien es verdad que cuando se le añade
siempre hay la posibilidad de detectarlo y
rechazarlo, cuando se le suprime sólo hay la
posibilidad de detectarlo, de sospecharlo, pero no de
reintegrarlo. De lo que sí estoy cierto es que tal y
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como la Biblia está, es suficiente para los planes
de Dios, y no hay que buscar nada más.
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>Parece que también había narraciones
tradicionales que Pablo conocía
Pablo habla de varios casos que no se mencionan
ni se dan a entender en toda la Biblia. Dice él que
Moisés rehusó ser llamado nieto de Faraón, o
hijo de su hija. Es posible que esto lo supiera Pablo
por las narraciones tradicionales confiables que
probablemente se conocían en aquellos días, o por
medio de Escrituras que hoy no tenemos.
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“Por fe Moisés, hecho ya grande, rehusó ser
llamado hijo de la hija de Faraón”
(Heb 11:24)
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Desecho la idea de que estos casos por él
mencionados puedan haberle sido revelados a Pablo
personalmente, porque él los está mencionando
como casos que todos conocían, y que le servían a
él para recordárselos a ellos, a modo de ejemplo
aleccionador. Si esos casos no fueran de conocimiento general, no los hubiera él mencionado como
sabiendo que los demás los conocían, sino que los
hubiese mencionado diciendo que les habían sido
revelados a él.
Otro tanto puede decirse del versículo 34 donde
habla de que hubo quienes, en el Antiguo
Testamento, por fe, habían apagado fuegos
impetuosos. Hasta donde yo recuerdo tal cosa jamás
se narra en la Biblia. Lo único que se le parece un
poco es el episodio del soterramiento del fuego
cuando Moisés oró (Nm 11:1-3). También el de los
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compañeros de Daniel en el horno de fuego, pero
estos últimos en ningún momento apagaron tal
fuego, lo único que sucedió, y ya es bastante, fue
que el fuego no se enseñoreó de ellos. Así que no
creo que se refiera a eso.
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“Apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo
de cuchillo, convalecieron de enfermedades,
fueron hechos fuertes en batallas, trastornaron campos de extraños.” (Heb 11:34)
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Lo mismo ocurre con el 35, cuando dice que
“...fueron estirados...”. Parece estarse refiriendo a
torturas infligidas en el potro del martirio, a algunos
hermanos fieles de la época anterior a Cristo, tal vez
de la época de los Macabeos. Estas cosas tampoco
aparecen fuera de la Epístola a los Hebreos.
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“Las mujeres recibieron sus muertos por
resurrección; unos fueron estirados, no
aceptando el rescate, para ganar mejor
resurrección.”
(Heb 11:35)
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Más adelante, en el versículo 37, menciona los
que fueron aserrados. Que yo recuerde no hay un
solo lugar en el Antiguo Testamento donde tal cosa
se narre. El único caso parecido que recuerdo es el
de David aserrando él a los de la ciudad de Rabba,
(II S 12:31), pero no el caso de que algo así se le
hiciera a creyentes.
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“Fueron apedreados, aserrados, tentados,
muertos a cuchillo; anduvieron de acá para
allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras,
pobres, angustiados, maltratados.”
(Heb 11:37)
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En 12:21 dice Pablo que Moisés dijo: “estoy
asombrado y temblando”. Tampoco estas palabras
de Moisés están registradas en ningún otro pasaje de
la Biblia. Eso es señal de que estas cosas, tanto
Pablo como los hebreos a quienes él se dirigía, las
sabían por algún otro medio que hoy no está a
nuestro alcance. Bien sea tradición o Escrituras que
no han llegado a nosotros.
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“Y tan terrible cosa era lo que se veía, que
Moisés dijo: Estoy asombrado y temblando”
(Heb 12:21)
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Es de notarse la gran cantidad de estas citas
bíblicas, para nosotros inexistentes hoy, que el
apóstol hace en la Epístola a los Hebreos. Tal vez,
precisamente, porque era a los hebreos, que al igual
que él conocían todas aquellas cosas, es que él se
las dice. Por lo tanto, es de pensarse que todas estas
cosas Pablo las sabía por tradición o por Escrituras
hoy inexistentes.
También Santiago menciona escrituras perdidas.
Aquí él menciona algo que tiene que ser una parte
perdida de la Escritura. No puede admitirse en este
caso la posibilidad, como en otras veces he
admitido, de que se trate de tradición, por que él
especifica claramente, que eso lo dice la Escritura.
Hasta donde yo recuerdo, tal cosa no existe en
ningún lugar de la Biblia que tenemos ahora.
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“¿Pensáis que la Escritura dice sin causa: El
espíritu que mora en nosotros codicia para
envidia?”
(Stg 4:5)
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Si no es conocimiento atribuible a la tradición,
tiene que ser que se perdió la sección de la
Escritura que él menciona con tanta autoridad.
Al final de esta epístola (5:20), podemos notar que
termina abruptamente, sin las despedidas o frases de
bendición que se acostumbra en otras, y sin ni
siquiera decir amén. Esto insinúa también la perdida
del segmento final de la epístola.
Como hemos visto a través de este capítulo, hubo
escrituras que se usaban en la antigüedad, que no
han pasado hasta nosotros, es decir, que la Biblia no
las contiene.
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Capítulo 27
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Las Hipérboles en la Biblia
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>Las hipérboles en el idioma corriente
El factor número 25 es darnos cuenta de que en la
Biblia hay multitud de hipérboles, al igual que en
nuestro idioma diario. Tenemos que aprender a
comprender lo que se quiere decir en la Biblia,
cuando hay una hipérbole, al igual que las
entendemos cuando se usan en el idioma corriente.
Hipérbole es una figura retórica que consiste en
exagerar lo que se dice, casi siempre con el objeto
de atraer la atención o impresionar al oyente, no con
el objeto de engañarlo.
No es hipérbole el mentir diciendo que pescamos
un pez de 20 lbs cuando en realidad sólo pesaba dos
libras. Si pescamos un pez grande, hipérbole es
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decir que parecía una ballena. Nadie va a creer que
tenía el tamaño de una ballena, pero comprenden
que era grande. Por otro lado decir que pesaba 20
lbs cuando sólo pesaba dos libras es una mentira,
pues el oyente puede creerlo. San Pablo era dado a
usar hipérboles en sus epístolas, lo cual hace que los
que no conocen la Biblia se confundan con sus
doctrinas.
Así, en el idioma corriente decimos cosas como
“lo molieron a palos”, con lo cual queremos hacerle
ver al oyente que la paliza recibida por el infeliz fue
muy grande, no que realmente hayan molido a la
persona en una moledora. Cuando hace mucho
tiempo que no vemos a un amigo, y alguien nos
pregunta por él, a veces decimos “hace un siglo que
no lo veo”, pero todos entienden que no me refiero
en realidad a cien años.
Nosotros tenemos muchas expresiones hiperbólicas en español; por ejemplo: “le dieron un saco de
patadas”, “ya te he dicho mil veces”, “está podrido
en dinero”, “baila como un trompo”, “tiene la mar
de vacas”....etc.. Pudiéramos poner millones de
ejemplos; y en este caso cuando digo “millones de
ejemplos”, se me ha ido otra hipérbole, porque yo
no puedo poner millones de ejemplos.
A pesar de lo exagerado de estas frases, todos las
entendemos en su verdadero significado. Nadie
piensa que las patadas vienen envasadas en sacos;
todos sabemos que nadie le ha dicho a otro mil
veces la misma cosa; nadie se pudre en dinero; el
que baila dando rápidas y continuadas vueltas como
un trompo se muere; las reses no forman un mar y,
por último, yo, como máximum, podré recordarme
de mil ejemplos de hipérboles, jamás llegaría a un
millón.
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Lo que quiero decir con todo esto es que al
igual que sabemos entender lo que se dice en el
lenguaje diario, debemos tratar de entender las
hipérboles de la Biblia, y no agarrarnos a ellas como
medio de justificar nuestras erradas doctrinas,
indebidos comportamientos o nuestras sucias
concupiscencias.
En la Biblia las hipérboles se usan por las mismas
razones: manera de hablar del humano y también
con el propósito impregnar en la mente del lector un
concepto importante. Quien más usa las hipérboles
en las Sagradas Escrituras es nuestro hermano
Pablo, pero no es él solamente. Veamos algunos
ejemplos.
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>No murió todo el ganado, ni fue destruida toda
la vegetación, es una hipérbole
En Ex 9:6 dice que de esta quinta plaga, (que fue
una enfermedad o pestilencia para los animales),
murió “todo” el ganado egipcio. ¿Es esto una
hipérbole o un dato preciso? Analicemos.
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“Y el día siguiente Jehová hizo aquello, y
murió todo el ganado de Egipto; mas del
ganado de los hijos de Israel no murió uno.”
(Ex 9:6)
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Si leemos el anuncio de la séptima plaga, la del
granizo, veremos que se les advierte a Faraón y a
los egipcios, que el ganado que no recojan morirá
(9:19), más abajo (20 y 21) nos narra cómo los
egipcios que hicieron caso de la advertencia
salvaron su ganado y los que no obedecieron
perdieron su ganado. Señal esta de que los egipcios
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tenían ganado después de la quinta plaga en la que
se dijo que había muerto “todo” el ganado de
Egipto. Veamos.
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“Envía, pues, a recoger tu ganado, y todo lo
que tienes en el campo; porque todo hombre
o animal que se hallare en el campo, y no
fuere recogido a casa, el granizo descenderá
sobre él, y morirá. De los siervos de Faraón
el que temió la palabra de Jehová, hizo huir
sus criados y su ganado a casa, mas el que
no puso en su corazón la palabra de Jehová,
dejó sus criados y sus ganados en el campo.”
(Ex 9:19-21)
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Si “todo” el ganado egipcio fue destruido
anteriormente por la quinta plaga, la de la
enfermedad o pestilencia del ganado, según dice
claramente Ex 9:6, ¿cómo pues, ahora, al
anunciarse la séptima plaga la del granizo, va a
hablarse de nuevo de destruir el ganado egipcio?
¿No había sido destruido todo en la quinta plaga?
¿Cómo se explica eso?
Es una hipérbole, cosa nada asombrosa en los
pueblos del Medio Oriente, y aún en nuestros
pueblos. Además, en la Biblia se usa muy a
menudo.
Algo parecido a esto ocurre con la vegetación
en Ex 9:25, que dice que el granizo desgajó
“todos” los árboles e hirió “toda” la hierba; sólo
para ver más adelante, en Ex 10:5, 12 y 15 que en
realidad el granizo había dejado hierba, y frutos en
los árboles. De ahí se deduce que no los había
desgajado a todos ni los había desgajado
completamente, sino que era una hipérbole.
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También se ve que de la plaga del granizo había
quedado hierba, pues el 10:15 dice que la langosta
consumió toda la hierba. Si los árboles hubieran
sido desgajados cuando lo del granizo, tan completa
y totalmente como allí se dice, no hubiera habido
tiempo para que volvieran a crecer y los comiese la
langosta de la octava plaga.
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“Y aquel granizo hirió en toda la tierra de
Egipto todo lo que estaba en el campo, así
hombres como bestias; asimismo hirió el
granizo toda la hierba del campo, y desgajó
todos los árboles del país.”
(Ex 9:25)
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Más bien debe entenderse que el granizo afectó
a todos los árboles, o a casi todos, quebrándole
algún que otro gajo a cada uno, pero manteniendo
los demás, que también tenían el fruto que luego
comió la langosta. En los tres próximos pasajes
veremos cómo en ellos se dice que la langosta iba a
comer lo que había quedado salvo del granizo. Por
lo tanto, el granizo no había acabado con toda la
vegetación; era una hipérbole.
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“La cual cubrirá la faz de la tierra, de modo
que no pueda verse la tierra; y ella comerá lo
que quedó salvo, lo que os ha quedado del
granizo; comerá asimismo todo árbol que os
produce fruto en el campo” (Ex 10:5)
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“Entonces Jehová dijo a Moisés: Extiende tu
mano sobre la tierra de Egipto para langosta,
a fin de que suba sobre el país de Egipto, y
consuma todo lo que el granizo dejó.”
(Ex 10:12)
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“Y cubrió la faz de todo el país, y se
oscureció la tierra; y consumió toda la
hierba de la tierra, y todo el fruto de los
árboles que había dejado el granizo; que no
quedó cosa verde en árboles ni en hierba del
campo, por toda la tierra de Egipto.”
(Ex 10:15)
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Otro tanto sucede con Ex 9:3 en relación con 14:
9, 18 y 23. En 9:3 nos dicen que entre el ganado de
los egipcios había caballos. Luego nos dice en el
versículo 6, que ya leímos, que murió todo el
ganado de los egipcios. Se entiende que en ese
“todo” están también los caballos. Sin embargo
vemos que cuando el pueblo pasó el Mar Rojo, los
egipcios los siguieron a caballo. Por lo tanto, no se
habían acabado todos los caballos, es decir, no se
había acabado todo el ganado de los egipcios, como
vimos en el versículo seis; aquello era una
hipérbole.
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“He aquí la mano de Jehová será sobre tus
ganados que están en el campo, caballos,
asnos, camellos, vacas y ovejas, con
pestilencia gravísima.” (Ex 9:3)
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“Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la
caballería y carros de Faraón, su gente de a
caballo, y todo su ejército, los alcanzaron
asentando el campo junto a la mar, al lado de
Pihahiroth, delante de Baal-zefón.”
(Ex 14:9)
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“Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová,
cuando me glorificaré en Faraón, en sus
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carros, y en su gente de a caballo.”
(Ex 14:18)
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“Y siguiéndolos los Egipcios, entraron tras
ellos hasta el medio de la mar, toda la
caballería de Faraón, sus carros, y su gente
de a caballo.”
(Ex 14:23)
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Como vemos estas expresiones de totalidad, son
hipérboles. Es parecido a cuando al describir un
combate se dice que no dejaron ni el gato. En
realidad nadie se tomó el trabajo de matar al útil
animalito. Lo más bello que tienen todas
hipérboles es el hecho de que nos demuestra
cabalmente que a través de varios milenios, la
Biblia ha sido sagradamente respetada por los
creyentes. Los tenedores de las Escrituras, sus
guardianes y copistas las han respetado hasta el
punto de no hacerle “arreglos” para eliminar
esas supuestas “contradicciones”. Ello es prueba y
garantía de que las otras cosas que la Biblia dice
tampoco han sido “arregladas”. O sea, que la
exactitud de las profecías no es el producto del
“arreglo” de ellas ni de su escritura posterior a los
hechos, sino el producto de la palabra de Dios, el
único que puede predecir el futuro. Sirva a los
creyentes, de estímulo a su fe, lo que para los
enemigos de Dios son (aparentemente) errores o
contradicciones, cuando en realidad son las
naturales hipérboles del lenguaje de los pueblos.
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>Las piedras que Josué sacó del Jordán. Razones
para interpretar torcidamente
Al leer Jos 4:3 vemos que Josué dijo que las
piedras sacadas del Jordán y edificadas luego como
un monumento recordatorio del paso del pueblo en
seco, iban a servir “...por memoria a los hijos de
Israel para siempre.” Esa frase “para siempre”, no
significa “perpetuamente”; sino por “larguísimo
tiempo”. ¿Sabe alguien hoy dónde está ese
monumento?
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“Para que esto sea señal entre vosotros; y
cuando vuestros hijos preguntaren a sus
padres mañana, diciendo: ¿Qué os significan
estas piedras? Les responderéis: Que las
aguas del Jordán fueron partidas delante del
arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el
Jordán, las aguas del Jordán se partieron; y
estas piedras serán por memoria a los hijos
de Israel para siempre.” (Jos 4:6-7)
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Hay expresiones hiperbólicas que no deben
tomarse al pie de la letra. Y ahora se preguntará
cualquiera, ¿Y cómo sé yo cuándo una expresión
es hiperbólica y cuándo no? Él buen juicio, el
deseo de hallar la verdad, el no pretender tomar
ciertos pasajes como excusas o bases para nuestras
concupiscencias o falsas doctrinas, ayudará mucho.
Él analizar los pasajes con amplitud, teniendo en
cuenta la totalidad de la Biblia, y no sólo ese pasaje
aislado, también nos ayudará. Él no mezclar
nuestros sentimientos, o mezquinos intereses a la
hora de interpretar, el no pretender justificar
nuestros pecados pasados, presentes o futuros, etc.,
todos ellos son factores que ayudan también a una
buena interpretación.
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He observado a través de mi vida, al humano
tratando de justificar muchas cosas mediante
torcidas interpretaciones de ciertos pasajes. Las
razones que los mueven ello son muy diversas;
entre las que en este momento recuerdo están las
siguientes:
1) Él tener algo nuevo que justifique su
separación de su secta, o que justifique una nueva
secta que él quiere formar o mantener.
2) Él justificarse ante sí mismo en cuanto a
seguir admitiendo algo que su conciencia, o su
intelecto le dice que no está correcto, pero que a él:
a) le conviene su existencia; o b) el admitir la
interpretación que no es torcida lo pone en el
disparadero de oponerse a los de su ambiente, a
los demás que creen torcidamente.
3) Justificar prejuicios sociales, sexuales o
raciales. En época de la esclavitud africana había
quienes decían que los negros no tenían alma, para
así poder justificar lo que se hacía en su ambiente.
Otros justificaban todo aquello asegurando, sin base
bíblica para ello, que la maldición de Noé para Cam
era la que había provocado la esclavitud negra.
Hubo un pastor americano del sur, siendo yo
muy joven, que me trató de “demostrar” que los
negros eran burlones, según él, por la herencia de
Cam, que se burló de la desnudez de Noé.
4) Desear mantenerse “ignorante”, o al menos
“escéptico” sobre la vigencia de una norma de
conducta o religión para no sentirse obligado a
cumplirla ni sentirse mal por no cumplirla.
5) Él justificar su pecado haciéndose creer a
sí mismo (cosa que muchos intentan pero nadie
logra), que ellos entienden la religión o la Biblia
de otra manera. Este fue el caso de un pastor que
ampliaba tanto el concepto del perdón y de la
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gracia, que incluía en ese concepto el adulterio
continuado de su esposa, y su repulsivo consentimiento a ello. Para justificarse, me decía que yo me
guiaba por la ley, pero que él estaba bajo la gracia.
(Todos estos casos que menciono puedo decir sus
nombres y sus sectas; si no lo hago es por no hacer
daño innecesariamente).
6) Él figurarse que modificar su creencia de
muchos años, adquirida de niño, por tradición
familiar o cuando se convirtió al evangelio, puede
hacer peligrar su salvación, o el concepto que él
cree que Dios tiene de él y de su “fe”.
7) La falta de confianza en su propio análisis
de la palabra de Dios, lo cual le hace imaginarse
que toda cosa nueva que le entre en la mente, toda
idea nueva que se le sugiera, es una “prueba” para
ver si él se mantiene “firme”, o es una “tentación
del demonio”, como decía a sus feligreses el cura
de un pueblo que yo visitaba frecuentemente.
8) Confundir la fe con la obcecación y catalogar
el razonar sobre la palabra de Dios, como una duda
pecaminosa, como una debilidad en la “fe”, y
una tentación. Un cristiano de muchos años, lector
de la Biblia y con cultura universitaria me
garantizaba que razonar sobre religión es un pecado
y que el usar la lógica es una cosa diabólica. Él no
quería ver que Cristo usaba la lógica en su
predicación y que Pablo llena la epístola a los
Hebreos con razonamientos. Para él, el aferramiento
y la estolidez, es una “fe” que mueve montañas.
9) Él desear pertenecer a un grupo élite,
exclusivista, un grupito de “elegidos” que pueden
mirar a los demás por encima del hombro con
“justificación divina”, como los ruselistas, que se
creen que van a ser los presidentes, senadores,
gobernadores, alcaldes, etc., de los países, cuando
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venga el “nuevo orden”; o como muchos de los
judíos, que pretenden justificar con su religión,
sus pujos de superioridad racial, al igual que los
nazis justificaban la suya con su “religión” nazista y
con su ídolo Hitler. Una religión de igualdad racial
como la cristiana no llama la atención de los que
tienen una religión en la que su raza es superior a
las demás.
10) Estar tan embebidos en un pecado o
concupiscencia que nos ha acompañado toda la
vida a nosotros como personas, o a nosotros como
miembros de la sociedad, que no nos damos cuenta
de que tenemos ese pecado o concupiscencia. No
nos damos cuenta de que es pecado, pues lo
creemos parte natural de la vida. Es como decirle a
un pez que él está mojado; no nos entendería,
porque nunca ha visto nada ni nadie seco. No podría
siquiera imaginar qué significa gofio seco, o harina
de trigo seca. Igualmente, el que de tanto tenerla,
mira una concupiscencia como una cosa natural,
no comprende o tuerce las explicaciones o
mandatos que la palabra de Dios da en sentido
contrario.
El creyente tiende a torcer las Escrituras para que
respalden o justifiquen sus concupiscencias y
pecados. Y en muchos casos se vale de tomar las
hipérboles como si fuera información precisa.
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>Nabucodonosor no se llevó a toda Jerusalem
Como he dicho en otras ocasiones a veces en la
Biblia hay que darle a las palabras el significado
que aconseja el contexto y no el significado
gramatical absoluto. En este caso tenemos que en
Segundo de Reyes 24:14 se comienza diciendo que
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Nabucodonosor “…llevó en cautiverio a toda
Jerusalem…” para luego, en este mismo versículo,
ver que dejó allí “…los pobres del pueblo de la
tierra”. Por lo tanto, se evidencia que no se llevó a
toda Jerusalem.
Es una costumbre muy común el expresarnos en
forma hiperbólica. Si somos testigos de un tornado,
de un terremoto o de algo así, cuando nos
preguntan, por lo general decimos algo así como
“allí todo está desbaratado”; sin embargo, tan
pronto lo vemos con nuestros propios ojos nos
damos cuenta de que muchas edificaciones
quedaron en pie, si bien la mayoría está en ruinas.
Esta misma tendencia a la hipérbole es la que se
evidencia en este versículo; no se trata de un
engaño ni de una inexactitud, puesto que no se trató
en ningún momento de dar un reporte exacto.
Incluso un poco más adelante, en el mismo
versículo el escritor dice que no toda Jerusalem
salió en cautiverio.
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“Y llevó en cautiverio a toda Jerusalem, a
todos los príncipes, y a todos los hombres
valientes, hasta diez mil cautivos, y a todos
los oficiales y herreros; que no quedó nadie,
excepto los pobres del pueblo de la tierra.”
(II R 24:14)
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Sirva este ejemplo para ser prudentes en
interpretar ciertos versículos o pasajes que
contienen palabras y frases como estas, pero que se
dan de punta con el resto de la Biblia.
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>El fuego que no se apagará, sí se apagó
No podemos siempre tomar lo dicho en un pasaje
como una revelación de lo que ha de ocurrir. No se
puede confundir una revelación con una hipérbole.
En este caso de Jeremías la hipérbole se usa para
advertir que el castigo no quedará a medias. No se
está tratando de revelar que el fuego ese va a durar
eternamente.
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“Mas si no me oyereis para santificar el día
del sábado, y para no traer carga ni meterla
por las puertas de Jerusalem en día de
sábado, yo haré encender fuego en sus
puertas, y consumirá los palacios de
Jerusalem, y no se apagará.”
(Jer 17:27)
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En este caso la hipérbole consiste en decir “y no
se apagará”, puesto que todos sabemos que sí se
apagó. Lo que se trata de hacer llegar al intelecto
del oyente o del lector, es que una vez que las
puertas de la ciudad y los palacios cojan fuego, éste
seguirá consumiendo hasta completar su destructora
obra, no se apagará antes de completarla.
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>Escalofriantes hipérboles de San Pablo
La Epístola a los Romanos está llena de asertos
extremadamente polémicos, que uno sólo acepta por
ser quien fue el que lo dijo. El hecho de estar una
afirmación registrada en la Biblia no nos garantiza
que sea correcta esa afirmación, pues tenemos que
recordar que en ella se registra tanto lo que se dijo
correcta como incorrectamente.
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El solo hecho de que un personaje de la Biblia
diga algo no quiere decir que, necesariamente, es
correcto. Es más bien el momento en que se dice,
quién lo dice, por qué lo dice, etc., en conjunto, lo
que nos dicta si debe considerársele correcto o no.
Lo que dijo e hizo David cuando lo de Urías, no
es norma de conducta para nadie. En cuanto a lo
que hizo Salomón no todo es de imitar; pero lo que
él dice en los Proverbios sí. Lo que Balaam dijo no
todo es correcto, etc.. Lo que quiero decir con todo
esto es que no todo lo dicho por personajes bíblicos
tiene que ser correcto. Veamos.
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“Verdad digo en Cristo, no miento, dándome
testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo,
que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi
corazón. Porque deseara yo mismo ser
apartado de Cristo por mis hermanos, los que
son mis parientes según la carne.”
(Ro 9:1-3)
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Lo que Pablo dice en este pasaje bordea la herejía
y la blasfemia, es casi equivalente a rechazar la
salvación única que se le ofrece, en favor de unos
parientes suyos a quienes no les ha dado la gana de
ver la realidad.
Lo que Pablo dice aquí significa que él quisiera
ser apartado de Cristo, si con ello sus parientes y
hermanos se convertían al cristianismo. O sea, que
él quisiera ser erradicado de la presencia del Señor,
no verlo más, no tener comunión con Dios, Cristo y
el Espíritu Santo, si con ese horrendo sacrificio, él
lograra la conversión de sus parientes.
Yo, en realidad, honestamente, no creo que de
verdad Pablo sintiera cabalmente lo que dijo. Me
parece que esta es una de sus hipérboles más
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grandes. Esta es una de esas muchas cosas que él
afirma, que no pueden tomarse al pie de la letra y
que hay que tratar de entenderlas tomando en cuenta
el personaje que habla, a quién le habla y por qué le
habla. Ese es el por qué Pedro dice lo que dice en II
P 3:15-16.Veamos.
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“Y tened por salud la paciencia de nuestro
Señor; como también nuestro amado hermano
Pablo, según la sabiduría que le ha sido
dada, os ha escrito también casi en todas sus
epístolas, hablando en ellas de estas cosas;
entre las cuales hay algunas difíciles de
entender, las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como también las otras
Escrituras, para perdición de sí mismos.”
(II P 3:15-16)
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Si analizamos lo que Pablo dijo, equivale a
afirmar que él amaba tanto a su parentela que los
amaba más que a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo,
juntos, y por ello estaba dispuesto a negarse, a sí
mismo la dicha de la presencia de Dios, con tal de
dársela a sus parientes. Él estaba dispuesto (si
creyéramos lo que dice) a privar a Dios de su
compañía para darle la compañía de otros, a quienes
él (Pablo) amaba, y a los cuales hasta ahora no les
había interesado convertirse al Señor. Eso
significaría, repito, (si fuéramos a creerlo; y yo no
lo creo) que Pablo amaba a su parentela más que a
Dios, a Cristo y al Espíritu Santo, e incluso prefería
ir al infierno en vez de al Cielo, con tal que su
parentela fuera al Cielo, a pesar de que a ellos no les
había dado la gana de aceptar a Jesucristo.
¿Podemos creer semejante cosa de un hombre como
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Pablo, que demostró hasta el martirio (según la
tradición) su amor a la Trinidad? A todas luces no.
¿Cuál es la alternativa pues? Darnos cuenta de
que Pablo habla en una forma muy hiperbólica y
enrevesada, y que con lo que él dice hay que ser
excesivamente prudentes, si tal cosa se contradice
con los conceptos que adquirimos del resto de la
Biblia.
Sabiendo Pablo que el que rechazara una
salvación tan grande no tenía otra oportunidad,
como él mismo dice en Heb 2:3; 6:4-6 y 10:29, y
amando a Dios como lo amaba, no es lógico pensar
que él de verdad sentía lo que dijo en el pasaje
mencionado, sino que se trata de una de sus
mayores hipérboles.
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“¿Cómo escaparemos nosotros, si tuviéremos en poco una salud tan grande? La
cual, habiendo comenzado a ser publicada
por el Señor, ha sido confirmada hasta
nosotros por los que oyeron.”
(Heb 2:3)
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“Porque es imposible que los que una vez
fueron iluminados y gustaron el don
celestial, y fueron hechos partícipes del
Espíritu Santo. Y asimismo gustaron la buena
palabra de Dios, y las virtudes del siglo
venidero, 6 y recayeron, sean otra vez
renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de
Dios, y exponiéndole a vituperio.”
(Heb 6:4-6)
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“¿Cuánto pensáis que será más digno de
mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios,
y tuviere por inmunda la sangre del
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testamento, en la cual fue santificado, e
hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”
(Heb 10:29)
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El hombre que escribió estos tres últimos
pasajes, sabe que no hay una segunda oportunidad
de salvación. Por eso, para mí esta es la más
polémica de todas las polémicas e hiperbólicas
aseveraciones que hace Pablo en su Epístola a los
Romanos y en las demás epístolas.
Esto nos debe servir de guía para comprender
a Pablo cuando habla. No veo yo sensato, en un
cristiano maduro, que haya leído toda la Biblia
muchas veces, y la tenga en el corazón y la mente,
que se lance a formar doctrina con este y aquel
versículo de Pablo, porque se presta a error si no se
tiene una visión integral y balanceada de la Biblia y
sus mentores.
Tanta autoridad tenía Pablo como Pedro,
Jacobo, Matías, Lucas, Juan, Moisés o Isaías.
Tener visiones estrechas y parciales de la Biblia, así
como padecer de sanpablismo, conduce a muchos
errores de buena fe, que no por ser errores de buena
fe, dejan de ser errores; y no por ser de buena fe
dejan de hacernos sentir sus dañinos efectos. Eso
sería igual a que si encaramados en gran altura,
damos, de muy buena fe, un paso en falso.
No tome nadie esto dicho por mí, como
pretexto para menospreciar lo que dice el gran
San Pablo; sino como razón para analizar bien las
cosas contradictorias que él expresa, sobre todo, sus
hipérboles, que como en este caso, hacen un
impacto terrible en la mente del lector.
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> O lo que dice San Pablo es una hipérbole,
o los cristianos podemos robar, consultar
espiritistas, adulterar y matar
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En I Co 6:12-13 tenemos un muy buen ejemplo
de la forma hiperbólica de hablar de Pablo, lo cual
nos pone en guardia sobre el cuidado y la prudencia
que hay que tener para no sentar doctrina en
versículos aislados de sus epístolas. En la forma en
que habla en este pasaje, nos da la sensación a priori
de que Pablo dice que uno puede hacer lo que le dé
la gana, pero que no todo conviene. Sin embargo si
a uno no le importa esa inconveniencia, entonces
puede hacer todo lo que quiera, porque todo es
lícito. He ahí una de esas confusas hipérboles de
Pablo.
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“Todas las cosas me son lícitas, mas no
todas convienen; todas las cosas me son
lícitas, mas yo no me meteré debajo de
potestad de nada.”
(I Co 6:12)
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Pablo dice en el versículo 12 que todo le era
lícito, que simplemente, no todo convenía. Algo así
como que a mí me es lícito cambiar de trabajo, pero
no lo hago porque no me conviene. Y al aplicarlo a
la vida diaria sería algo así como decir que a mí
me es lícito, robar, adulterar, fornicar, matar,
adorar imágenes, consultar espiritistas, etc., pero
no lo hago porque no me conviene. Esta es la
forma insensata en la que muchos interpretan lo
dicho por Pablo.
Sin embargo, en el versículo siguiente, el 13, se
ve que no le era lícita la fornicación. Como
vemos, es muy problemático el tomar al pie de la
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letra, y a pie juntillas las hipérboles o simbolismos
del apóstol. En el versículo 13 Pablo parece
contradecirse con lo que afirma en el 12.
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“Las viandas para el vientre, y el vientre
para las viandas; empero a él y a ellas
deshará Dios. Mas el cuerpo no es para la
fornicación, sino para el Señor; y el Señor
para el cuerpo”
(I Co 6:13)
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¿Pero es acaso verdad que él se contradice?
No, claro que no. Lo que sucede es que en el
primer caso (6:12), él se está refiriendo a todas
aquellas cosas permitidas por Dios, de las cuales
él podía hacer dejación si no convenían a la obra.
Él no se refería a que todo, absolutamente todo, le
era lícito. Él lo que está diciendo es que de todas
esas cosas que le eran lícitas hacer, el dejaba de
hacer aquellas que no convenían, aunque tuviera el
derecho de hacerlo. Un buen ejemplo fue el hecho
de que a pesar de tener derecho a recibir ayuda
económica por su trabajo, él no hacía uso de ese
derecho. No es lógico pensar que cuando Pablo dice
“todo me es lícito”, se refiera a absolutamente todo,
incluyendo robar, matar, adulterar, fornicar, adorar
imágenes, consultar espiritistas, etc.. Ese es un buen
ejemplo de las hipérboles paulinas.
En un caso como este tenemos la suerte de que la
aclaración de la extraña, y aparentemente herética,
afirmación hecha por Pablo en un versículo, se halle
en el versículo siguiente, pero en otros casos no es
así. No obstante, todo esto nos ayuda a estar en
guardia sobre las hipérboles que hay en la Biblia.
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>Otras tres afirmaciones hiperbólicas de Pablo
Al leer lo que dice Pablo en Ef 3:8, tenemos que
llegar a la conclusión de que, o Pablo habla en
forma hiperbólica, o él es realmente el más indigno
de todos los creyentes de su época. Como que esto
último resulta ilógico, tenemos que concluir que eso
es una hipérbole de Pablo.
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“A mí, que soy menos que el más pequeño
de todos los santos, es dada esta gracia de
anunciar entre los gentiles el evangelio de las
inescrutables riquezas de Cristo”
(Ef 3:8)
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En el próximo versículo Pablo dice que, en su
época, el evangelio fue predicado a toda criatura.
Evidentemente eso es una hipérbole de Pablo,
porque en realidad nunca se llegó a todos y cada
uno de los habitantes de Europa, Asia, África,
América y Oceanía.
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“si empero permanecéis fundados y firmes en
la fe, y sin moveros de la esperanza del
evangelio que habéis oído; el cual es
predicado a toda criatura que está debajo del
cielo; del cual yo Pablo soy hecho ministro.”
(Col 1:23)
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Por último, tenemos la sabia exhortación de tener
la oración como algo de grandísima importancia en
nuestra vida. La exhortación es sabia, si uno
entiende lo que San Pablo quiere decir, no lo que
gramaticalmente está diciendo. Definitivamente, lo
dicho por él es una hipérbole. Veamos.
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“Orad sin cesar.”
(I Tes 5:17)
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Si usamos el sentido común nos daremos cuenta
de que Pablo nos aconseja a apelar a la oración
cuantas veces necesitemos. Bajo ningún concepto se
puede creer que él nos aconseja a orar sin cesar. Eso
significaría que no podríamos dormir, ni trabajar, ni
bañarnos, ni predicar, ni nada, porque no se podía
cesar en la oración.
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>El pueblo no era tan numeroso como las
estrellas, eso es una hipérbole
En Dt 1:10 vemos usada la frase “como las
estrellas del cielo en multitud”, la cual no significa
en este caso, lo que gramaticalmente pudiéramos
interpretar. Si fuéramos a interpretar al pie de la
letra esa frase tendríamos que atribuirle un valor de
trillones, y ese valor es absurdo en el caso
específico que tratamos. ¿Por qué?
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“Jehová vuestro Dios os ha multiplicado, y
he aquí sois hoy vosotros como las estrellas
del cielo en multitud.”
(Dt 1:10)
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Si vamos a Ex 12:37 y Nm 11:21 veremos que los
hombres que partieron de Egipto eran 600, 000, de
lo cual podemos calcular que el pueblo todo era
como dos y medio millones a lo más. Siendo el
pueblo que salió de Egipto menos de tres millones,
y siendo las estrellas más de un trillón, se evidencia
que el significado de la frase “como las estrellas del
cielo en multitud”, no es un significado al pie de la
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letra, sino una figura retórica para expresar una gran
cantidad.
En aquella época, cuando no había electricidad y
por lo tanto no había contaminación lumínica en la
atmósfera, donde quiera que uno se parara por la
noche se veían miles y miles de estrellas. Al ver la
gente esa cantidad de estrellas que ellos no podían
contar, se generaba una frase retórica por medio de
la cual se trataba de expresar lo inmenso que era un
número dado, cuando se le comparaba con el
número de las estrellas.
Es bueno tener en cuenta estas cosas, y cosas
como estas, a la hora de interpretar las Escrituras.
No se puede caer tampoco en el otro extremo,
pretender que nada o muy poco es literal. Por lo
regular las palabras deben interpretarse con su
significado gramatical, a menos que nos demos
cuenta de que se trata de una figura retórica. La
mejor manera de darnos cuenta si es o no literal lo
que se dice, es tener en cuenta el contexto y lo que
sobre el mismo asunto dice el resto de la Biblia. La
lectura integral de la Biblia, y no la de ciertos
pasajes o secciones exclusivamente, nos arrojará la
luz que necesitamos, si además somos honestos al
interpretar.
No es por solamente el hecho de orar, por lo
que nos vendrá la luz, necesitamos además ser
honestos y desapasionados después que oremos; al
igual que la solución no es solamente orar por el
pan nuestro de cada día, también es necesario salir a
trabajar. Igualmente, la solución no es sólo pedir a
Dios que nos libre del pecado, también debemos
apartarnos de lugares a donde sólo se va a pecar, y
de personas que solo para pecar se juntan con
nosotros.
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Como vemos, las hipérboles cumplen su función,
que es resaltar el valor de lo que se está diciendo, y
así es como se usa en la Biblia y en nuestro diario
hablar. Con las hipérboles tratamos de inculcar un
concepto en el oyente. Nuestro buen juicio y el
comparar lo que se dice con el resto de la Biblia,
nos guiará con toda seguridad en su lectura.
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Capítulo 28
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Cómo se hizo la Biblia
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>Tiempo que convivieron nuestros primeros
padres, unos con otros
El factor número 26 es entender cómo se fue
formando la Biblia. Este no fue un libro que se
escribió de una sola sentada, ni en una sola época,
ni por una sola persona. La Biblia está compuesta
por 66 libros diferentes. A veces, uno solo autor
escribió más de un libro; otras veces, un solo libro
está escrito por más de un autor. La Biblia es la
yuxtaposición de muchos pergaminos; unos
heredados de los ancestros, como los de Génesis,
otros escritos por los profetas, otros escritos por
personas que se prestaban a ayudar a éstos, otros
por revelación de Dios. Es muy posible que gran
parte de lo que se sabe sobre los orígenes de la
creación haya pasado de padres a hijos hasta llegar
a nuestro común padre Noé. Supongo que él
recibiría no solamente las narraciones de sus
ancestros, sino pergaminos que luego heredarían
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Abraham, Isaac, Jacob y los principales del pueblo.
Veamos ahora cómo pudiera haberse trasmitido
oralmente la historia. Vamos a presentar primero la
lista de los doce primeros patriarcas, poniendo en la
primera columna el nombre, en la segunda el año en
que nació y en la tercera el año en que murió. Estos
años se refieren a los años de la creación, los años a
partir de la fecha en que Dios creó a Adam. Ese será
el año cero. Como que Adam vivió 930 años, por lo
tanto la fecha de su muerte tiene que haber sido el
año 930 de la creación. Como que Seth nació
cuando Adam tenía 130 años, por lo tanto, el
nacimiento de Seth ocurrió el año 130 Cr., y así
sucesivamente, cada uno de los primeros patriarcas.
Los once primeros patriarcas, son comunes a todos
los seres humanos; Noé es el último patriarca que es
común para todos nosotros. Los datos aquí
presentados los saqué del capítulo 5 del Génesis, en
donde ustedes pueden comprobarlos.
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Año que Nació
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Adam -----------------------0 ---------------------------930
Seth ----------------------130 -------------------------1042
Enós ----------------------235 -------------------------1140
Cainán --------------------325 -------------------------1235
Mahalaleel ---------------395 -------------------------1290
Jared ----------------------460 -------------------------1422
Henoch -------------------622 -------------------------- 987
Matusalem ---------------687 -------------------------1656
Lamech -------------------874 -------------------------1651
Noé ----------------------1056 -------------------------2006
Sem ----------------------1556 -------------------------2156
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Basado en esta lista, se puede construir la gráfica
que presento en la página 420, para mostrar, en
forma visual, el tiempo que convivieron entre sí
nuestros primeros padres.
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Hay gente que duda de la veracidad de lo narrado
en la Biblia, preguntando que cómo pudieron saber
esas cosas, los escritores de estos libros. Lo
primero que debemos razonar es que Dios pudo
haberles inspirado todo; lo segundo es que Dios
pudo hacerles llegar los pergaminos que los
primeros padres hubieran escrito, los cuales se
podían conservar a través de Noé, y luego ser
compilados todos en uno, en el Génesis; y lo
tercero, es que pudo conservarse por tradición
familiar, dado que aquella gente convivía con sus
padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, etc.,
durante varios siglos. Eso es algo de lo que uno no
se percata fácilmente cuando lee la Biblia, pero que
es mucho más fácil darnos cuenta de ello cuando
fabricamos una gráfica en la que hacemos que el
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lapso de vida de cada patriarca sea representado por
una barra colocada entre el año que nació y el año
que murió. Esa es la gráfica de la página 420.
Cuando analicen la gráfica en la que se presenta el
tiempo que convivieron los patriarcas unos con
otros, fíjense que el extremo izquierdo de la barra
que representa la vida de cada patriarca, se halla
en la línea que representa la fecha de su
nacimiento, y el extremo derecho, en la fecha que
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representa su muerte. Esto lo he establecido
basándome en los cómputos que hice tomando los
datos dados en Gn 5:1-32.
Las barras de Adam hasta Peleg van una debajo
de otra sucesivamente; pero por no caber todas en
ese orden, las demás las tuve que poner en un
espacio superior a la derecha de las anteriores. Las
barras de Adam, Jared, Noé y Sem, están repetidas,
con un color más oscuro, para facilitar el poder
percatarnos de quiénes convivieron con quiénes, y
durante cuanto tiempo. Los números que hay en el
extremo izquierdo, dentro de las barras, representan
el número de la generación correspondiente al
patriarca cuyo nombre está en esa barra. El número
que está en el extremo derecho, dentro de la barra,
es la edad que alcanzó ese patriarca.
Si analizamos la gráfica del tiempo que
convivieron los patriarcas unos con otros
veremos cosas notables:
a) Cualquiera de los 7 primeros padres convivió
más de cuatro siglos con Adam, exceptuando a
Henoch, que convivió con él toda su “corta” vida de
“solamente” 365 años.
Todos ellos tuvieron tiempo más que suficiente
para hablar con nuestro primer padre Adam, el
cual les contaría todo lo que sabía de la creación, de
lo que Dios hizo y dijo, de las costumbres y leyes a
seguir, etc.. En resumen, lo que hoy nosotros
conocemos gracias al Génesis, y mucho más que
eso, lo conocían ellos de primera mano.
b) Los patriarcas antediluvianos posteriores a
estos siete, vivieron con su padre Adam más años
que los que cualquiera que lea estas líneas, lleva en
la Tierra enterándose de lo actual.
El viejo Matusalem convivió con su antepasado
Adam (y muy probablemente Eva), 243 años, casi
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dos siglos y medio oyendo las historias de la
creación y de los acontecimientos, de la propia boca
de Adam y Eva.
Lamech oyó las historias directamente de la boca
de Adam, durante 56 años. Es lógico que tuvieran
sus fiestas y días de reunión. Todos lo escucharían;
todos seguirían comentando lo oído, con sus hijos,
por siglos; se fijaría fuertemente en la memoria de
todos. Así pudo haber pasado hasta Moisés.
c) Noé, que fue uno de los 8 que pudo pasar la
historia del mundo a través del Diluvio y la
destrucción del género humano, convivió 84 años
con Enós nieto de Adam, que estaba empapado de
la historia por su abuelo, con el que convivió él a
su vez, casi siete siglos. Noé convivió con su
tatarabuelo Jared, durante 366 años; y éste con
Adam durante 470 años. Tuvo tiempo Jared, más
que de sobra, para informarse con Adam e informar
a Noé.
Quiero decir con todo esto que los patriarcas que
nos legaron la historia de la creación, era gente bien
informada, que conocían los sucesos de primera o
segunda mano.
d) Sem, que fue uno de los que salvó la historia a
través de aquella hecatombe acuática, convivió con
Matusalem durante un siglo; y Matusalem
convivió con Adam 243 años; Sem podía saber la
historia, de segunda mano. Esto, sin contar que
todos los otros que convivieron con Adam
larguísimos años, también la confirmarían a sus
sucesores y estos a los suyos, al igual que unos a
otros. Quiero decir con esto, que no se podía
tergiversar la historia; había muchos testigos.
e) Sem vivió más que todos sus descendientes;
vivió 600 años, mientras que de sus descendientes,
el que más vivió fue Heber, con 464 años.
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Exceptuando a este último, que murió sólo 29 años
después que su bisabuelo Sem, a todos los demás
descendientes, incluyendo a Abraham, los vio
morir Sem.
Este hijo de Noé, que pudo haber hablado con
Matusalem durante un siglo, convivió con Abraham
toda la vida de este patriarca. Pudo trasmitirle pues,
todo lo que sabía. El mismo Sem era un testimonio
histórico vivo para todo el que quisiera molestarse
en ir a visitarlo, durante la época de Abraham, Isaac
y Jacob.
De los 180 años que vivió Isaac, 110 los
convivió con Sem. Aún Jacob ya tenía 50 años
cuando murió Sem, el que había convivido un
siglo con Matusalem el cual a su vez había
convivido 243 años con Adam .
Tal vez por eso Jacob dijo con tristeza lo que dijo
cuando descendió a Egipto y se entrevistó con
Faraón: “… pocos y malos han sido los días de los
años de mi vida, y no han llegado a los días de los
años de la vida de mis padres….” (Gn 47:9). Él vio
a Sem, Sala y Heber durar muchísimo.
f) Abraham convivió 60 años con Noé. Cuando
Tare padre de Abraham salió de Ur de los caldeos
para ir a tierra de Canaán (Gn 11:31) es más que
probable que aún viviera Noé o hacía menos de 15
años que había muerto .
g) Según Gn 11:10 Arfaxad nació dos años
después del Diluvio, lo cual nos hace ver que
convivió con Noé más de 300 años.
h) Los únicos dos patriarcas (primogénitos se
entiende) que vivían aún durante el período
comprendido entre el anuncio del Diluvio y su
comienzo, fueron Matusalem y Lamech. Ninguno
de ellos murió ahogado en el Diluvio.
Como hemos podido constatar, aparte de las
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revelaciones de Dios a los escritores de la Biblia, las
historias pudieron pasar de padres a hijos
perfectamente, avaladas por muchos testigos que
aún vivían y también habían escuchado esas
historias de boca de Adam y los otros patriarcas.
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>No siempre todo lo que está escrito en un libro
de la Biblia, lo escribió la persona cuyo nombre
lleva ese libro
En este pasaje vemos que Moisés escribió parte
del Éxodo de su puño y letra, pero el mismo hecho
de que sea otro el que diga que Moisés lo escribió,
nos hace ver que esta sección la escribió ese otro.
Lo más probable es que Moisés escribiera secciones
completas y luego alguien copiaba o unía esas
secciones, añadiéndoles los comentarios suyos
personales u otras cosas inspiradas por Dios.
Analizando el conjunto de la Biblia, yo he sacado
la conclusión de que además de los profetas,
apóstoles y personajes cuyo nombre lleva un libro,
dentro de ese libro a veces hay, además de ese
personaje, una o más personas escribiendo. Es como
si en algunos libros, como por ejemplo los de
Moisés en este caso, se incluyera en ellos:
a) lo que Moisés inspiradamente escribió,
b) lo que Moisés inspiradamente dictó,
c) las verdades que Moisés sabía por tradición,
d) lo escrito en rollos y pergaminos verídicos,
heredados por Moisés o por el escribiente de esa
sección,
e) lo que sabía o le había sido revelado al escriba,
y
f) lo que añadió el que, o los que, copiaron y / o
compilaron los trabajos de profetas y escritores.
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¿En qué me baso para pensar así? En algunos
casos, como es el de Ex 24:4, donde se ve
claramente que el personaje al que se atribuye el
libro (Moisés), escribió en él. Ese es el caso “a”.
También se ve que, o alguien escribió para Moisés
parte del libro, o alguien de su misma época añadió
algo. El que escribió el versículo 4 se refiere a
Moisés en tercera persona, por consiguiente, no fue
Moisés mismo el que lo escribió. Esto confirma los
casos “b” y “f”.
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“Y Moisés escribió todas las palabras de
Jehová, y levantándose de mañana edificó un
altar al pie del monte, y doce columnas,
según las doce tribus de Israel.”
(Ex 24:4)
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El libro del Génesis, que es historia de cosas que
sucedieron antes de que Moisés naciese, pudiera
haber llegado a él a través de una verídica tradición
(caso “c”), o por libros, pergaminos, o fragmentos
que él pudiera haber heredado u obtenido de alguien
que los había heredado de Noé y Sem, que es el
caso “d”. Recuerden que este último patriarca
murió después de Abraham, y convivió largo
tiempo con Isaac y Jacob.
La salida de Egipto ocurrió sólo 304 años
después de la muerte de Sem, por lo cual no es
difícil que tuvieran guardados pergaminos legados
por Sem. Es como si en el día de hoy tuviéramos
pergaminos o documentos guardados de la época en
que el rey Charles II de Inglaterra le cedió a
William Penn el territorio de lo que actualmente es
Pennsylvania. Es más, hoy en día hay guardados
documentos que pertenecieron a Cristóbal Colón, a
pesar de los cinco siglos que han transcurrido.
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Si uno se fija, en el Génesis hay historias
fragmentarias intercaladas dentro de una historia
mayor. Eso nos da la sensación de que se trata de un
pergamino o fragmento que tenía el escribiente, el
cual lo quiso añadir al rollo o libro principal que
estaba escribiendo en ese momento. Tal es el caso
del capítulo 38 del Génesis, donde la historia de
Judá y Tamar interrumpe la historia de José.
También tenemos evidencia de que hubo gente
que copiaron o compilaron un libro y le añadieron
algo, que es el caso “f”, como vemos en los
Proverbios. En Prv 25:1 vemos que “los varones de
Ezequías” le añadieron otros proverbios de
Salomón al libro de proverbios, que ya se había
compilado. Esta añadidura tuvo lugar larguísimo
tiempo después de Salomón, puesto que se hizo en
época de Ezequías.
Más adelante vemos que alguien, tal vez los
mismos que copiaron y / o compilaron los
proverbios de Salomón, le añadieron el contenido
de otros pergaminos, rollos o fragmentos donde se
hallaban “las palabras de Agur” y “las palabras del
Rey Lemuel”.
Este rey Lemuel, como que no fue rey ni de Judá
ni de Israel, tiene que haber sido un rey no judío, así
que este es otro capítulo de la Biblia que junto con
el cuatro de Daniel, fueron escritos por gente no
judía en el Antiguo Testamento.
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“También estos son proverbios de Salomón,
los cuales copiaron los varones de Ezequías,
rey de Judá.”
(Prv 25:1)
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“Palabras de Agur, hijo de Jaqué. La
profecía que dijo el varón a Ithiel, a Ithiel y a
Ucal.”
(Prv 30:1)
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“Palabras del rey Lemuel; la profecía con
que le enseñó su madre.” (Prv 31:1)
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El mismo caso de las genealogías nos hace ver
que los escritores de estos libros heredaron o
tuvieron acceso a pergaminos antiguos, de los
cuales copiaron las genealogías, a menos que se las
supieran de memoria por tradición, de generación
en generación, cosa nada difícil en aquellos
tiempos.
Tal vez Moisés heredó toda esa información, en
pergaminos que Noé pasó a través del diluvio, y que
su hijo Sem y sus descendientes pasaron a los
suyos. Un caso semejante puede haber ocurrido con
el escritor del libro Primero de Crónicas, en cuyos
nueve primeros capítulos aparecen genealogías que
él no puede haber copiado de las que escribió
Moisés solamente, puesto que esas nuevas
generaciones no aparecían en aquella época.
Algo semejante ocurre con el capítulo siete del
Libro de Daniel. Por la forma de expresarse, no
parece haber sido Daniel el que escribió esta parte
del libro, pues hablan de él en tercera persona.
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“En el primer año de Belsasar rey de
Babilonia, vio Daniel un sueño y visiones de
su cabeza en su cama; luego escribió el
sueño, y notó la suma de los negocios. Habló
Daniel y dijo: Veía yo en mi visión de noche,
y he aquí que los cuatro vientos del cielo
combatían en la gran mar”
(Dn 7:1-2)
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Como vemos, en las siete palabras subrayadas se
usaron los verbos y los pronombres en tercera
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persona, señal que el que escribía era otro que no
era Daniel.
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>El libro de los jueces parece haber sido escrito
por varios historiadores y un compilador
posterior
Por lo que dicen los versículos Jue 1:1; 2:6, 7, 8,
10, y 6:21, se ve que este libro de Jueces fue escrito
o más bien compilado, con posterioridad a la muerte
de Josué. No sólo eso, sino que por los comentarios
vertidos en el versículo 7, nos parece que los
israelitas siguieron sirviendo a Dios un tiempo
apreciable después de la muerte de Josué;
posiblemente mientras vivieron los componentes de
la élite que se hallaba en el poder con Josué.
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“Y aconteció después de la muerte de Josué,
que los hijos de Israel consultaron a Jehová,
diciendo: ¿Quién subirá por nosotros el
primero a pelear contra los cananeos?”
(Jue 1:1)
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“6 Porque ya Josué había despedido al
pueblo, y los hijos de Israel se habían ido
cada uno a su heredad para poseerla. 7 Y el
pueblo había servido a Jehová todo el tiempo
de Josué, y todo el tiempo de los ancianos
que vivieron largos días después de Josué,
......8 Y murió Josué hijo de Nun......10 Y toda
aquella generación fue también recogida con
sus padres. Y se levantó después de ellos otra
generación, que no conocían a Jehová, ni la
obra que él había hecho por Israel.”
(Jue 2:6-10 abreviado)
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“Tampoco yo echaré más de delante de ellos
a ninguna de aquestas gentes que dejó Josué
cuando murió;”
(Jue 6:21)
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Además de eso, en otros versículos podemos
percatarnos de que el escritor o compilador de este
libro es posterior en el tiempo a todos los hechos en
él relatados. O sea, que pudiera ser que se trate de
una compilación de lo escrito por varias personas a
través de los varios siglos de los jueces, además de
lo escrito por un solo historiador-compilador al final
de los hechos.
Uno de los pasajes que da la sensación de que un
solo escritor narró los hechos al final de ellos, es
Jue 2:16-19, donde se hace un resumen del
comportamiento de Israel durante esa etapa. Es
decir, que los escribió quien podía comentar los del
principio y los del final; o tal vez quien los compiló
fue el que hizo tal comentario a posteriori. Allí se
dice cómo tuvieron jueces los cuales los libraban;
señal de que esto se escribió después de que varios
jueces hicieron su trabajo de librarlos.
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“16 Mas Jehová suscitó jueces que los
librasen de mano de los que los despojaban.
17 Y tampoco oyeron a sus jueces, sino que
fornicaron tras dioses ajenos, a los cuales
adoraron; se apartaron bien presto del
camino en que anduvieron sus padres
obedeciendo a los mandamientos de Jehová;
mas ellos no hicieron así. 18 Y cuando Jehová
les suscitaba jueces, Jehová era con el juez, y
los libraba de mano de los enemigos todo el
tiempo de aquel juez, porque Jehová se
arrepentía por sus gemidos a causa de los
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que los oprimían y afligían. 19 Mas en
muriendo el juez, ellos se tornaban, y se
corrompían más que sus padres, siguiendo
dioses ajenos para servirles, e inclinándose
delante de ellos; y nada disminuían de sus
obras, ni de su duro camino.”
(Jue 2:16-19)
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Vemos en el caso del libro de los jueces, que por
un lado parece haber sido escrito por varias
personas, cada una en su época, a través de los
siglos; y por el otro, parece haber sido escrito por
una sola persona al final del período. Posiblemente
lo que hubo fue una compilación de varias historias
y la inserción de varios comentarios a través del
libro. Pienso esto, porque es difícil que una sola
persona pueda escribir la historia de un período de
más de 300 años, sin la ayuda de pergaminos
dejados por otros historiadores, anteriores a él.
Además, no hay nada que nos haga pensar que se
trate de un historiador posterior a la época, que
recibió una revelación histórica.
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>Qué Escrituras conocía Job
Este gran hombre habla de “el mandamiento de
Sus labios” y “las palabras de Su boca”; ¿a qué
se refiere? Claro que se refiere a Dios, pero… ¿de
dónde las conocía?, ¿cómo se enteró de esas
palabras y esos mandamientos?
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“Del mandamiento de sus labios nunca me
separé; guardé las palabras de su boca más
que mi comida.”
(Job 23:12)
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En Job 42:5 él declara que conocía a Dios “de
oídas”; o sea, que no había tenido una experiencia
personal con Él. Por lo tanto, su conocimiento de
los mandamientos de Dios no era por revelación
personal. Por otro lado, dado que Job fue anterior a
Moisés, él no conocía el Pentateuco. Además, si ya
hubiera sido establecida la ley ritual, no iba Job a
hacer sacrificios por su cuenta (Job 1:5), lo cual
estaba prohibido (Lev 7:3-4). Así que es de
pensarse que él existió antes de Moisés.
Las leyes de comportamiento siempre estuvieron
reveladas, aunque las leyes rituales todavía no todas
lo estaban, pues la mayoría fueron establecidas por
Moisés.
Entonces, ¿qué Escritura podía él conocer?
Cuando Job habla se refiere a “mandamientos de
labios” y “palabras del Santo” “la palabra de Dios”
y “la ley de Su boca”. Es evidente que aquella
gente pre-mosaica conocía perfectamente la
palabra de Dios, sus leyes, sus reglas de
comportamiento, y hacían referencia a ella, como
a cosa conocida públicamente. ¿A qué se referían?
No pudiendo estarse refiriendo a la ley mosaica,
porque aún no existía, tienen que estarse refiriendo
a una de dos: o a Escrituras que existían antes de
Moisés y en las que estaban escrito todo lo referente
a Adam, la creación, Henoch, Matusalem, Noé, el
Diluvio, las leyes, etc., o se referían a narraciones
tradicionales que contenían los mismo datos y
conocimientos antes mencionados, pero sin estar
escritos.
La conclusión es que fuera por el medio que
fuese, esta gente conocía palabra autorizada y la
usaban como referencia para sus alegatos.
El mismo hecho de que estos acontecimientos y
discursos de Job y sus amigos, que ocurrieron fuera
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de Israel, llegaran a incorporarse autorizadamente a
las Escrituras hechas dentro de Israel por los
israelitas, son una prueba de que fuera de Israel
existían Escrituras: al menos el libro de Job.
No sería disparatado, pues, razonar que si en ese
libro mencionan palabras y mandamientos divinos,
como hemos visto, ello indique que aquella gente
no israelita y anteriores a Moisés, tuvieran
Escrituras divinas, heredadas tal vez de nuestro
común padre Noé, o copiadas de las que él tenía.
Aquí vemos de nuevo cómo las Sagradas
Escrituras se fueron formando. Uno libro que narra
la historia de alguien no israelita, pasó a formar
parte de la Biblia.
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>Los capítulos 21, 22 y 24 de Primero de Samuel
fueron insertados después de escribir el libro
En el Segundo libro de Samuel se narra todo lo
concerniente al reino de David, hasta llegar, en el
capítulo 20 al final de esa historia, terminando allí
de relatar la rebelión de Absalom y de Seba hijo de
Bichri, las cuales ambas tuvieron lugar en el año 40,
que fue el último año de su reinado.
Al terminar el capítulo 20, se empiezan a narrar
en el 21, episodios que ocurrieron mucho antes,
pero que es ahora que se añaden a la Escritura. Uno
de ellos es el de una hambruna de 3 años que hubo
durante el reinado de David. Sabemos que eso
ocurrió mucho antes, porque la hambruna duró 3
años, y en el año 40 ya a David no le faltaban nada
más que pocos meses para morir. Es decir, que una
hambruna que duró 3 años, no pudo comenzar en el
año 40 de su reino.
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El otro caso es el narrado en el capítulo 22 donde
nos dice en el versículo uno, que el cántico que van
a mostrar allí fue compuesto “el día que Jehová le
había librado de mano de todos sus enemigos y de
la mano de Saúl.” Es lógico pensar, por lo tanto,
que lo narrado en ese capítulo ocurrió en los
primeros años de su reinado, pero que insertan ese
pergamino ahora, aunque cronológicamente no le
corresponde.
En el capítulo 24, vemos narrado algo que ocurrió
mucho antes, que es el censo de Israel y sus
funestas consecuencias.
En esto que hemos visto, comprendemos también
cómo se formó la Biblia. En este libro, al terminar
la historia de I Samuel, añaden en los capítulos 21,
22 y 24, historias que son anteriores a lo dicho en
los capítulos precedentes. Se ve que la Biblia es una
yuxtaposición de pergaminos y narraciones tradicionales divinamente autorizadas. El saber eso nos
sirve para entender mejor lo escrito en la Biblia.
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>El Pentateuco fue escrito por Moisés, aunque a
veces parezca que no
Los libros de la Biblia a veces fueron escritos por
una sola persona, y otras veces por más de una.
Incluso hay veces en que se nota que los que
escribieron diferentes secciones de un mismo libro
lo hicieron en épocas y / o en lugares diferentes.
Eso es más común verlo en los libros de los Reyes y
las Crónicas. Uno nota que el que escribe lo hace
como si hubiera sido testigo, mientras que poco más
adelante el escribiente denota que lo narrado
sucedió hace mucho tiempo. En los Jueces por
ejemplo, se usa la expresión “...en aquellos días,
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cuando no había rey sobre Israel...” (Jue 17:6 y
19:1), lo cual nos indica que el escribiente
narraba los hechos, o compilaba los pergaminos
mucho después, cuando sí había rey en Israel.
Otras veces al referirse a lugares dicen: de la parte
de allá de tal ciudad o del Jordán, mientras que más
adelante uno nota que el escritor está situado en otro
lado diferente, y por lo tanto da la sensación de que
es otro escritor.
Pues bien, en el pasaje que más abajo veremos,
se refieren a Moisés en tercera persona, lo cual
nos da base para suponer que él no fue el escribiente
de esta sección del Éxodo. Puede, sin embargo, que
él la haya dictado al escribiente, y por eso el que
escribe se refiere a Moisés en tercera persona; o que
Moisés escribió unas secciones y otras no.
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“Y apacentando Moisés las ovejas de Jethro
su suegro, sacerdote de Madián, llevó las
ovejas detrás del desierto, y vino a Horeb,
monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de
Jehová en una llama de fuego en medio de
una zarza. Y él miró, y vio que la zarza ardía
en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces
Moisés dijo: Iré yo ahora, y veré esta grande
visión, por qué causa la zarza no se quema.”
(Ex 3:1-3)
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Aunque el titular del libro del Éxodo dice que este
es el segundo libro de Moisés, puede que no lo haya
escrito todo él personalmente, sino que lo haya
dictado a un amanuense. El titular puede querer
decir que el libro trata de la obra de Moisés, no que
él lo haya escrito todo de su puño y letra. Los libros
de Tito, Timoteo, Esther, Ruth, Job, Filemón, etc.,
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no lo escribieron aquellos cuyos nombres tienen
esos libros.
Digo esto porque la forma en que el escritor habla
en el pasaje que más abajo presento no nos da pie
para suponer que fueron Moisés o Aarón los
escritores de esta sección; “...este es aquel....”
(26); “...Estos son los que hablaron a Faraón
…..Moisés y Aarón fueron estos” (27).
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“26 Este es aquel Aarón y aquel Moisés, a
los cuales Jehová dijo: Sacad a los hijos de
Israel de la tierra de Egipto por sus
escuadrones. 27 Estos son los que hablaron
a Faraón rey de Egipto, para sacar de Egipto
a los hijos de Israel. Moisés y Aarón fueron
éstos.”
(Ex 6:26-27)
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Claro que esto que digo aquí lo único que induce
a pensar es que esta sección del Éxodo no fue
escrita por Moisés ni por Aarón. El resto pudo o no
haber sido escrito por ellos personalmente. No
obstante son muchos los lugares de este libro en los
que se ve que fue Moisés personalmente el que
escribió. También pudo haber ocurrido que Moisés
compilara pergaminos escritos por patriarcas
anteriores, añadiera las revelaciones directas que él
tenía y los hechos que a él le ocurrían, y otro escriba
posterior compilara lo escrito por Moisés, o que sin
compilar nada, lo único que hiciera es añadir a lo
escrito por Moisés un comentario como el que aquí
vemos.
Hay que recordar que los libros de la Biblia, que a
nosotros ahora nos lucen un todo homogéneo, una
sola unidad, a veces son la yuxtaposición de varios
escritos de diferentes individuos. Esto es más
notable en libros como Reyes y Crónicas.
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A los libros del Pentateuco les llaman los libros
de Moisés. Sin embargo, no parece que eso
signifique que él lo escribió todo personalmente de
su puño y letra, como es el caso de la epístola de
Pablo a los Romanos, que fue escrita por un tal
Tercio, pero dictada por el apóstol.
Un buen ejemplo es Ex 16:35, pues allí se dice
algo que no puede haberlo escrito Moisés. En Jos
5:12 vemos que después de la muerte de Moisés y
el paso del Jordán al mando de Josué, el maná
seguía cayendo diariamente. Es en este versículo
donde se nos notifica que cesó de caer luego que
pudieron alimentarse del fruto de la tierra. Sin
embargo, en el versículo de Éxodo antes
mencionado, vemos que el que escribió ese
segmento había sido testigo del cese del maná. Por
tanto no pudo ser Moisés el que escribió ese
segmento del Éxodo, pues él había muerto antes
de cruzar el Jordán, y fue después de cruzar el
Jordán, que cesó el maná.
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“Y el maná cesó el día siguiente, desde que
comenzaron a comer del fruto de la tierra; y
los hijos de Israel nunca más tuvieron maná,
sino que comieron de los frutos de la tierra de
Canaán aquel año.”
(Jos 5:12)
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“Así comieron los hijos de Israel maná
cuarenta años, hasta que entraron en la
tierra habitada; maná comieron hasta que
llegaron al término de la tierra de Canaán.”
(Ex 16:35)
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Puede ser, sin embargo, que todo el pasaje lo
escribiera Moisés, pero que este versículo 35 fuera
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una añadidura posterior; hecha por los copistas, en
décadas o siglos posteriores.
Podemos dar por seguro que el Éxodo fue
escrito por Moisés, porque en él se dice que Dios
le ordenó escribir un libro. En el pasaje que
presento más abajo vemos que una de dos, o ya
Moisés estaba escribiendo un libro y Dios le manda
que añada ese asunto de Amalec, o Dios manda a
Moisés en este momento que comience a escribir un
libro.
Lo que importa del asunto es que sea de una o de
otra manera Moisés escribía lo que Dios le
ordenaba, y por lo tanto, los libros del Pentateuco
son de Moisés aunque a veces se hable de él en
tercera persona.
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“Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para
memoria en un libro, y di a Josué que del
todo tengo de raer la memoria de Amalec de
debajo del cielo.”
(Ex 17:14)
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Todo esto se los digo para que no se sientan
turbados cuando ustedes lean, o alguien les señale
lo que aparentemente son inconsistencias o
discordancias, porque en la realidad, no lo son.
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>No siempre los libros de la Biblia guardan un
orden cronológico
Otra cosa que pudiera traer confusión es el hecho
de que lo narrado en un libro posterior, sea
contemporáneo o anterior, a lo narrado en un libro
anterior. La Biblia está compuesta por 66 libros
diferentes, los cuales no están organizados por
orden cronológico. A veces un libro posterior narra
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episodios que ocurrieron antes de los narrados en un
libro anterior. Tenemos un buen ejemplo en Lev 7:
37-38.
Si vamos al final del libro del Éxodo (40:35)
veremos que ya el Tabernáculo se había fabricado y
erigido. Sin embargo, en este pasaje de Levítico nos
dicen que esto ocurrió cuando aún se hallaban los
hebreos en el desierto de Sinaí. De eso se deduce
que este pasaje de Levítico es anterior al de Éxodo,
o por lo menos, son casi contemporáneos.
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“Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo
del testimonio, porque la nube estaba sobre
él, y la gloria de Jehová lo tenía lleno.”
(Ex 40:35)
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“Esta es la ley del holocausto, del presente,
de la expiación por el pecado, y de la culpa, y
de las consagraciones, y del sacrificio de las
paces; la cual intimó Jehová a Moisés, en el
monte de Sinaí, el día que mandó a los hijos
de Israel que ofreciesen sus ofrendas a
Jehová en el desierto de Sinaí.”
(Lev 7:37-38)
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En el segundo pasaje, el de Levítico, vemos que
se le estaba hablando a Moisés de las leyes sobre los
holocaustos, presentes, sacrificios, etc., mientras
que en el primer pasaje, el de Éxodo, ya el altar
estaba erigido y todo preparado para efectuar los
sacrificios, holocaustos, etc., que en Levítico se
estaban explicando. De ahí se puede entender que el
pasaje de Levítico es anterior al de Éxodo, y que
ambos libros se estaban escribiendo al mismo
tiempo.
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La forma en que se ha escrito la Biblia puede
provocar que en un mismo libro, episodios
posteriores se narren antes que los que sucedieron
primero. Según podemos ver en Nm 1:1, lo escrito
allí estaba ocurriendo el día primero del mes
Segundo del año 2461 Cr., que es el segundo año de
la salida de Egipto. Lo que se narra en Nm 9:1
ocurrió también en el año segundo (2461 Cr.), pero
en el mes primero, antes del día 14 de ese mes. Por
lo tanto, lo narrado en el pasaje posterior ocurrió un
mes antes de lo narrado pasaje anterior.
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“Y habló Jehová a Moisés en el desierto de
Sinaí, en el segundo año de su salida de la
tierra de Egipto, en el mes primero,
diciendo.”
(Nm 9:1)
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“Y habló Jehová a Moisés en el desierto de
Sinaí, en el tabernáculo del testimonio, en el
primero del mes segundo, en el segundo año
de su salida de la tierra de Egipto, diciendo:”
(Nm 1:1)
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Fíjense en que lo que se dijo en Nm 9:1 ocurrió
antes que lo que se dice en Nm 1:1, cuando debía
haber sido lo contrario, si es que todo hubiera sido
escrito en orden cronológico.
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>En Números y Deuteronomio se nota que hay
segmentos no escritos por Moisés
Al leer Dt 2:12 se nota que este segmento del
libro, no fue escrito hasta después que los hebreos
conquistaron la tierra de Canaán, bajo el mando de
Josué, cuando ya Moisés había muerto. En ese caso
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no fue Moisés quien escribió esta parte del
Deuteronomio.
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“Y en Seir habitaron antes los horeos, a los
cuales echaron los hijos de Esaú; y los
destruyeron de delante de sí, y moraron en
lugar de ellos; como hizo Israel en la tierra
de su posesión que les dio Jehová.”
(Dt 2:12)
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Pudiera ser que alguien que copió posteriormente lo escrito por Moisés, añadió ese comentario.
Veamos ahora otros tres casos en los que se ve
que se habla de Moisés en tercera persona, lo cual
nos sugiere que ese trozo lo escribió un individuo
ajeno a Moisés, posiblemente un copista posterior, o
el escriba que tomaba al dictado lo que Moisés
decía.
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“Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los
sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca
del pacto de Jehová, y a todos los ancianos
de Israel.”
(Dt 31:9)
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“Y Moisés escribió este cántico aquel día, y
lo enseñó a los hijos de Israel.”
(Dt 31:22)
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“Y como acabó Moisés de escribir las palabras
de esta ley en un libro hasta concluirse, mandó
Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto
de Jehová, diciendo: Tomad este libro de la ley, y
ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová
vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.”
(Dt 31:24-26)
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Tenemos un ejemplo similar en el comentario que
se hace cuando Aarón y María hablan contra Moisés
en Nm 12:3. En ese pasaje se percibe que no fue
Moisés quien escribió esa sección, dado lo
encomiástico hacia él, de las palabras allí escritas.
Es de pensarse que aquello fue escrito por un
amanuense de Moisés, o por un escriba posterior
que copió lo escrito por Moisés o por el amanuense.
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“Y aquel varón Moisés era muy manso, más
que todos los hombres que había sobre la
Tierra.”
(Nm 12:3)
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Sin embargo, en otros pasajes, como el que ya
vimos en Dt 31:9 se ve que Moisés escribió de su
puño y letra, si no todo lo que hay en el libro, al
menos la mayoría de él. El resto puede haber sido
escrito por un amanuense, al dictado de Moisés, o
por un copista posterior.
También en el ya visto Dt 31:22 da la sensación
de que quien escribió fue otro individuo, el cual se
refiere a Moisés en tercera persona. Dos versículos
más abajo, en 24-26, vuelve a darnos la misma
impresión, pero allí el escribiente testifica que fue
Moisés mismo el que escribió “las palabras de
esta ley en un libro hasta concluirse”.
Pudiera ser que Moisés escribiera las leyes
solamente, y otro escribiera la crónica que lo adorna
de trecho en trecho; o que Moisés escribiera de su
puño y letra el libro o los libros, y más tarde,
copistas conocedores de ciertas peripecias, las
añadieron en su comentario.
Tenemos otro caso similar con Dt 34:5-10, donde
recibiremos una impresión semejante a la que
anteriormente recibimos con los anteriores pasajes.
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Al leer el siguiente pasaje tengan en cuenta que
pertenece al libro de Deuteronomio, que fue escrito
por Moisés, sin embargo, lo allí escrito no puede
haber sido escrito por él.
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“5 Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en
la tierra de Moab, conforme al dicho de
Jehová. 6 Y lo enterró en el valle, en tierra de
Moab, enfrente de Beth-peor; y ninguno sabe
su sepulcro hasta hoy. ......8 Y lloraron los
hijos de Israel a Moisés en los campos de
Moab treinta días. Y así se cumplieron los
días del lloro del luto de Moisés.......10 Y
nunca más se levantó profeta en Israel como
Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a
cara.”
(Dt 34:5-10 abreviado)
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En Dt 34:5 vemos que Moisés no pudo haber
escrito ese versículo, porque allí se habla de su
muerte; ni el 6, porque se habla de su entierro, ni el
8, porque se habla del lloro y el luto que se le hizo a
Moisés; ni tampoco el 10, que parece como si se
hubiera escrito siglos después de la muerte de
Moisés, puesto que se dice que nunca más se
levantó otro profeta como él.
Otro motivo para pensar que alguien más escribió
en el Deuteronomio es lo dicho en Jos 24:26. De lo
dicho allí surge la sospecha de que parte del
Pentateuco lo escribió Josué. Me baso para decir
esto en la frase usada por el escritor de esta sección
del libro de Josué, cuando afirma: “y escribió Josué
estas palabras en el libro de la ley de Dios.”
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“Y escribió Josué estas palabras en el libro
de la ley de Dios; y tomando una grande
piedra, la levantó allí debajo de un
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alcornoque que estaba junto al santuario de
Jehová.”
(Jos 24:26)
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Puede que esto indique que Josué escribió un libro
que no ha llegado a nosotros, pero pudiera también
indicar que él escribió un segmento del Pentateuco.
Con este inciso que ahora termino, lo que trato de
mostrar es que pocos libros de la Biblia se
escribieron por una sola persona y de una sola
sentada, sino que los escribientes o los copistas
posteriores añadían algún comentario, o algún
hecho que ellos consideraban meritorio de ser
sabido por la posteridad. Lo que importa de esto es
que Dios con su anuencia autorizaba estas
añadiduras.
Es una maravilla darnos cuenta de que a pesar de
que la Biblia ha sido escrita por una heterogénea
masa de personas, épocas y lugares, sin embargo,
todas sus partes concuerdan unas con otras con una
armonía que solamente el Espíritu Santo podía dar.
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>Parece que hasta el capítulo 16 de Primero de
Samuel, escribió uno, y del 17 en adelante, otro
La forma de referirse a David y la detallada
explicación que el escritor hace de él y de su familia
en 17:12, le hace pensar a uno que se trata de
alguien que no había aún hablado de él. Parece
como si hasta el capítulo 16 hubiera escrito una
persona, y el capítulo 17, o del 17 en adelante, lo
hubiera escrito otra; y que ambos escritos los
hubieran unido después.
En 16:1 ya se menciona a Isaí de Beth-lehem. Lo
mismo ocurre en los versículos 3, 4 y 5. Luego de
esto se mencionan los nombres de sus tres hijos
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mayores, y a David (6-13) en unión de Isaí su
padre. No tenía el escritor del capítulo 17, si fuera el
mismo que el del capítulo 16, un por qué explicar
de nuevo en 17:12, tan detalladamente, quién era
David, y su relación con Isaí y con Beth-lehem.
Unos pocos versículos antes ya lo había explicado
sobradamente, y por tanto, se le conocía. Veamos.
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“4 Hizo pues Samuel como le dijo Jehová, y
luego que él llegó a Beth-lehem, 5......Y
santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó
al sacrificio. 6 Y aconteció que como ellos
vinieron, él vio a Eliab, y dijo...... 8 Entonces
llamó Isaí a Abinadab,...... 9 Hizo luego
pasar Isaí a Samma...... 10 E hizo pasar Isaí
sus siete hijos delante de Samuel...”
(I Sam 16:4-10 abreviado)
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“Y David era hijo de aquel hombre Efrateo
de Beth-lehem de Judá, cuyo nombre era
Isaí, el cual tenía ocho hijos; y era este
hombre en el tiempo de Saúl, viejo, y de
grande edad entre los hombres.”
(I Sam 17:12)
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Por eso es que me inclino a creer que esta sección
del libro que comienza con el capítulo 17, fue
escrita por alguien diferente del que escribió la
sección anterior; por alguien que no tuvo en cuenta
lo que el primer escritor había dicho; bien sea
porque no había visto sus escritos, o porque escribió
en otro rollo. Parece ser que más adelante en el
tiempo otra persona anexó lo del segundo rollo al
primer rollo.
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Otro tanto puede aplicarse a lo dicho en los
versículos 13 y 14, donde se vuelve a hablar de los
hijos de Isaí, como si jamás hubiera hablado de
ellos anteriormente.
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>Quiénes escribieron Primero y Segundo de
Samuel
Vemos que en I Sam 25:1 se nos dice que Samuel
murió, por tanto es evidentemente no fue él el que
escribió de ahí en adelante; o sea, los capítulos del
25 al 31 de Primero de Samuel, y todo el libro
Segundo de Samuel, no fueron escritos por Samuel.
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“Murió Samuel, y se juntó todo Israel, y lo
lloraron, y lo sepultaron en su casa en
Rama. Y se levantó David, y se fue al desierto
de Paran.”
(I Sam 25:1)
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Tal vez lo escribieron otros profetas y escribas
que vivieron en esa época. O sea, que otros profetas
y escribas escribieron cada uno lo que le tocó vivir,
a lo largo de los reinados de Saúl y de David, que
son de los que exclusivamente tratan estos dos
libros. Vamos a poner dos ejemplos de dos profetas,
cada uno de los cuales pudo haber escrito el
episodio que le tocó vivir, uno en Primero de
Samuel y el otro en Segundo de Samuel.
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“Y Gad profeta dijo a David: No te estés en
esta fortaleza, pártete, y vete a tierra de Judá.
Y David se partió, y vino al bosque de
Hareth.”
(I Sam 22:5)
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“Dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora,
yo moro en edificios de cedro, y el arca de
Dios está entre cortinas.” (II Sam 7:2)
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O tal vez cada uno escribió por su cuenta los
episodios en los que él participó, o de los que él se
enteró y cada uno añadió algo que no había escrito
el otro por no saberlo, o no haber participado en el
asunto. Probablemente luego se juntaron todos esos
escritos o fragmentos en uno solo y se formó lo que
hoy son los libros Primero y Segundo de Samuel.
Otro caso parecido, pero esta vez dicho en el libro
de las Crónicas es II Cr 32:32 donde dice que Isaías
escribió en el libro de los reyes de Judá y de Israel,
parte de la biografía del rey Ezequías de Judá. Eso
se colige de la oración donde dice que lo demás de
los hechos de Ezequías está escrito en la profecía de
Isaías profeta, hijo de Amós, en el libro de los reyes
de Judá e Israel. El libro de los reyes de Israel y
Judá es el II de Reyes.
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“Lo demás de los hechos de Ezequías, y de
sus misericordias, he aquí todo está escrito en
la profecía de Isaías profeta, hijo de Amós,
en el libro de los reyes de Judá y de Israel.”
(II Cr 32:32)
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No creo que a lo que se refiera sea al libro de
Isaías, en cuyos capítulos 36 al 39 se halla una
relación de los hechos de Ezequías con el asunto de
Senaquerib. No me inclino a creer tal cosa, porque
en este versículo parece aclarar que lo que escribió
Isaías lo hizo en “el Libro de Los Reyes de Judá e
Israel”, es decir, como si se refiriera al libro
Segundo de Reyes.
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>Los salmos tenían otro orden. Diferencia entre
las epístolas y los libros históricos. Daniel no lo
escribió todo él mismo
Se pueden citar muchos pasajes para hacer notar
la forma en que la Biblia se formó. Un ejemplo de
esto es el hecho de que los Salmos tenían un orden
diferente al que ahora tienen. Eso es una teoría que
he escuchado y la considero cierta. Esto se sabe
porque a pesar de la nota que aparece en Sal 72:20
respecto a que se habían acabado los salmos de
David, otros salmos de David aparecen más
adelante. Ver los salmos 86, 101, 103, 108, 109,
110, 122, 124, 131, 133, y 138 al 145 para que se
vea que son de David, a pesar de que dijeron que el
salmo 72 era el último.
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“Acábanse las oraciones de David, hijo de Isaí.”
(Sal 72:20)
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Es lógico pensar que esos salmos de David
estaban colocados antes que el 72, o tal vez fueron
hallados y añadidos con posterioridad al Libro de
los Salmos.
Si bien es verdad que los libros mencionados
son en muchos casos la yuxtaposición de varios
pergaminos de diferentes personas, no todos los
libros de la Biblia son así. Hay diferencia entre las
epístolas y los libros proféticos e históricos. Las
primeras fueron escritas por orden, todo en un solo
documento. Los libros históricos y los proféticos
son el resultado de compilar varios escritos, varios
documentos que se yuxtapusieron más tarde, sin
atender al orden cronológico.
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>Reyes y Crónicas fueron escritos por varios
profetas, y compilados posteriormente
Guiándonos por lo que aquí dice parece ser que lo
escrito sobre David y su reinado, tanto en los libros
de Samuel como en los de los Reyes y las Crónicas
es una compilación de lo escrito sobre él por los
profetas mencionados aquí: Samuel, Nathán y Gad.
Algo semejante a lo dicho en I Cr 29:29-30, se dice,
referente a los profetas Iddo, Semeías, Ahías
Silonita, Jehú hijo de Hanani, etc., en los siguientes
pasajes: II Cr 9:29; 13:22 y 20:34. Esto explicaría
ciertas repeticiones de historias, transposiciones,
etc., que notamos en la Biblia. Así se escribió la
Biblia y así hay que tomarla, puesto que es Palabra
de Dios.
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“Y los hechos del rey David, primeros y
postreros, están escritos en el libro de las
crónicas de Samuel vidente, y en las crónicas
del profeta Nathán, y en las crónicas de Gad
vidente, con todo lo relativo a su reinado, y
su poder, y los tiempos que pasaron sobre él,
y sobre Israel, y sobre todos los reinos de
aquellas tierras.”
(I Cr 29:29-30)
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“Lo demás de los hechos de Salomón,
primeros y postreros, ¿no está todo escrito en
los libros de Nathán profeta, y en la profecía
de Ahías Silonita, y en las profecías del
vidente Iddo contra Jeroboam hijo de
Nabat?”
(II Cr 9:29)
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“Lo demás de los hechos de Abías, sus
caminos y sus negocios, está escrito en la
historia de Iddo profeta.”
(II Cr 13:22)
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“Lo demás de los hechos de Josafat,
primeros y postreros, he aquí están escritos
en las palabras de Jehú hijo de Hanani, del
cual es hecha mención en el libro de los reyes
de Israel.”
(II Cr 20:34)
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Si los escritos de estos profetas que han sido
mencionados, no se estuvieran refiriendo a Reyes y
Crónicas, entonces habría que pensar que los libros
de Nathán, Gad, Ahías, Iddo, Jehú, etc., se
perdieron. A la vez, nos encontraríamos con que no
habría explicación para la narración de una misma
historia en dos pasajes diferentes. Por eso me parece
más lógico pensar que los libros que conocemos
como Samuel, Reyes y Crónicas, hayan sido
escritos en parte, por cada uno de estos profetas
mencionados, así como otros escritores que no han
sido mencionados.
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>Conclusión
Como ustedes habrán podido notar, les he
mostrado la mejor manera de interpretar la Biblia,
que es permitir a la Escritura interpretarse a sí
misma. No he tenido necesidad de acudir a
pedirles que aprendan griego o hebreo, me ha
bastado con la propia Biblia y el sentido común. No
tienen ustedes que preocuparse por saber otro
idioma diferente de aquel en el que la Biblia de
ustedes haya sido escrita. No tienen ustedes que ir a
ningún seminario o universidad para aprender a
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interpretar la Biblia. Dios no escribió la Biblia
para que solamente la entendieran los muy
sabios, sino para que la entendieran los
pescadores.
Prefieran las traducciones antiguas, porque las
de ahora pueden ocultar intereses bastardos que
serían muy difíciles de descubrir. Si las
traducciones antiguas tuvieran tales intereses
ocultos, hoy lo sabríamos gracias a la historia.
Además, las traducciones de ahora, para
alcanzar la patente de propiedad intelectual,
tienen que cambiar no menos de un 15 % de las
palabras de todas las traducciones anteriores. Eso
quiere decir que van a apelar a lo que sea para
obtener la propiedad intelectual.
Todos los factores necesarios para entender
correctamente la Escritura están al alcance de
ustedes. Unos están en la Biblia, los otros en el
alma de ustedes. No sean apasionados. No traten
de adaptar las Escrituras a sus doctrinas, sino
sus doctrinas a las Escrituras. La Biblia es una
doctrina
monolítica,
no
una
doctrina
fragmentaria y regada.
No rehúsen la fraternal discusión con los que
opinan diferente, traten de entender sus argumentos
a ver si tienen razón. Recuerden que es una
bendición el que un hermano nos convenza de qué
es lo correcto cuando estemos equivocados. Sean
honestos con Dios, con ustedes mismos y con los
que discuten. Recuerden, los que opinan igual
que ustedes no los van a poder sacar del error si
es que ustedes están equivocados. Los únicos que
pueden ayudarnos, si es que estamos equivocados,
son los que no opinan igual que nosotros.
Usen sólo las bases que estén claramente dadas
en la Biblia, no las tradiciones ni las
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interpretaciones de los “iluminados”. No traten de
“desentrañar” las Escrituras “ahora mismo”, sino
denle tiempo leyendo toda la Biblia todos los días.
Léanla toda ella, no sólo lo que les “gusta”.
Recuerden que Dios no cambia de opinión, y
que nuestras interpretaciones tienen que
armonizar con toda la Biblia, no con un segmento
que nos “gusta”. Leyendo toda la Biblia podemos
analizar cómo se usan las palabras en otros pasajes,
a fin de interpretar el que nos causa problemas,
teniendo también en cuenta el contexto. También
hay que tener cuidado en no generalizar
extendiendo indebidamente lo dicho en un pasaje
a otros que no guardan relación.
No debemos confundir las costumbres bíblicas
con las costumbres musulmanas, las hebreas
modernas y las de otros pueblos. Otra cosa que
deben tener en mente es usar el razonamiento
cuando vemos algo que parece ser un simbolismo o
una prolepsis, fijándonos en los detalles, con lo cual
muchas veces nos damos cuenta de la realidad.
Deben estar conscientes de que la cronología no
es exacta, porque en aquella época no hacía falta
exactitud. Deben estar conscientes también de que
hay cosas que fueron dichas o hechas, las cuales no
se registraron en su momento, sino mucho después,
por lo cual es bueno leer toda la Biblia una vez
cada año, por lo menos.
Recuerden que en la Escritura se habla tal y
como el hombre corriente ve las cosas, no como la
ciencia descubrió luego que eran; por eso decimos
que el sol se levanta en vez de decir que la Tierra
gira. Otra cosa a tener en cuenta es que cuando se
escribió la Biblia no había signos de puntuación, y
que debemos prestar atención a tal cosa. No todo lo
que dice un personaje bíblico puede tomarse
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siempre como revelación de Dios. Tampoco deben
dejarse afectar por hipérboles, aparentes errores y
discordancias, que no lo son en realidad; ni
tampoco por los pequeños errores que existen, los
cuales no afectan ni la doctrina ni la profecía.
Por último, tengan en cuenta que el Espíritu
Santo iba coordinando la Escritura, a medida que
se fue formando a través de los siglos, con
diferentes escritores y en diferentes lugares, pero
todos armonizando entre sí. ¡Que Dios los ayude a
interpretar correctamente Su divina palabra!
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Y recuerden: para entender claramente una
verdad bíblica hace falta un niño. Para
complicarla, oscurecerla y torcerla, hace falta un
teólogo.
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