364 EL MACHISMO EN CHILE Jorge Gissi Bustos El "Año Internacional de la Mujer" y su publicidad revelan dos fenómenos importantes y relacionados. Por una parte, la presión reivindicativa sobre los valores y derechos femeninos se mantiene y en este caso es asumida por un organismo que se supone tendrá cierta influencia, las Naciones Unidas. Por otra parte y como cara negativa de lo anterior, la discriminación de la mujer sigue existiendo en diferentes niveles (laboral, educacional, jurídico, religioso, sexual, etc.) y con distintas características y grados según los países y las clases sociales. En otras palabras, el "boom" del año internacional muestra cierta lucha por la igualdad de derechos y posibilidades de los sexos, y manifiesta que esta igualdad no está lograda en ningún (o casi ningún) país. La discriminación de la mujer se mantiene aún hoy a nive] universa!. Esta discriminación es relativamente conocida y criticada en sus características descriptivas externas, en la faz "externa" y visible de la sociedad machista. Lamentablemente, es mucho menos conocida la faz "interna", subjetiva e invisible que la hace posible en sus diferentes planos: e] machismo como "cultura", como "modus vivendi", como el "ethos" y el "pathos" "normal" en la mayoría de los países del mundo, y en toda América Latina. Machismo masculino y femenino El hecho de que el machismo sea una cultura o modo de vida implica —lo que a ojos in- genuos puede parecer extraño— que es internalizado y vivido por los dos sexos. Si se piensa un mínimo, se comprenderá que si los hombres fueran machistas y las mujeres no, habría un conflicto e incompatibilidad básicos y manifiestos entre ambos sexos, conflicto que se superaría con una de dos salidas: o los sexos se armonizan de algún modo, o se segregan. Esta segunda salida no es una salida, como es obvio, pues ambos sexos tienen necesidades imprescindibles uno de! otro. Por consiguiente, eliminado este polo fantástico de la alternativa, resulta que los dos sexos necesariamente tienen que armonizarse de alguna manera. Así pues, manteniendo aquel supuesto de que los hombres fueran machistas y las mujeres no. queda otra alternativa, que esta vez sí es real: el conflicto tendría que disolverse o resolverse. Si el conflicto se disuelve, las mujeres harían de algún modo propias algunas importantes pautas machistas, creyendo que eso es lo "natural", lo "norma!" y lo único legítimo y posible. Si el conflicto se resuelve, los hombres abandonarían las pautas machistas. Por consiguiente, y si he sido claro, éstas son algunas razones lógicas elementales que demuestran la falsedad del supuesto que en una sociedad los hombres pudieran ser machistus y las mujeres no. Obviamente, estoy hablando en general. No debe pensarse que en ninguna sociedad real todos los hombres o todas las mujeres serán o no machistas; ni lo serán en el mismo grado los diferen- 365 tes individuos y grupos. En ciencias humanas sólo se puede hablar de tendencias predominantes, y no existen sociedades o individuos que sean de "machismo puro" o lo contrario, así como no hay sociedades ni individuos "buenos" o "malos" puros. Volviendo al razonamiento antei : or, si en cualquier sociedad no sólo los hombres son machislas, sino también las mujeres, y ambos sexos tienden a disolver o resolver el problema de alguna manera, debemos preguntarnos: ¿qué es lo que predomina, la disolución o resolución del problema de la discriminación machista? Predomina en casi todo el mundo la tendencia a disolver el problema antes que a resolverlo. Desgraciadamente la demostración rigurosa de esta tesist teórica y empírica, no la podre desarrollar aquí. Más allá de las "sombras": "ídolos" El "académico" Platón y su caverna harían pensar que lo que la mayoría de los seres humanos ve y dice sobre "el machismo", se refiere a las sombras. Incluso los datos empíricos sobre discriminación jurídica y laboral, acaso no llevan a un análisis teórico y totalizante que los ilumine, se siguen manteniendo dentro de Jas sombras. Lamentablemente, tampoco lo que sigue es —ni de lejos— el exterior de la caverna, pero por lo menos pretende dar algunas chispas que iluminan algo nuestro tema. Otro "profesor", el filósofo inglés del siglo XVI, Francis Bacon, también puede enseñarnos algo al respecto. Hl desarrolló en su Novum Organum geniales observaciones sobre los prejuicios o "ídolos", siendo un precursor de la sociología del conocimiento y la psicología del prejuicio. Distinguió 4 tipos de ídolos: ¡Jólos de tu tribu: son loí mitos inherentes a toda la especie humana. Se expresan en la facilidad para aceptar prejuicios genéralo, como por ej. la tendencia a identificar lo natural con lo social, y el orden establecido con el "orden". Se hacen falsas genera* I i/aciones, no se diferencia bien lo deseado o fantaseado de la realidad, y su causa general son las limitaciones de los sentidos y de la razón que todo ser humano padece en algún grado. /dolos de la caverna son los que tiene cada individuo, cuya visión del mundo está influida, porque en cierto modo todos vivimos en nuestra propia caverna, !o que nos impide ver la realidad y aproxi- marnos a la verdad. Dependen de las características e historia de vida de cada individuo. ídolos del foro son los que se producen por los equívocos del lenguaje y comunicación entre los hombres, donde las mismas palabras tienen con frecuencia significados diferentes y hasta opuestos. ídolos de! teatro son los producidos por la pertenencia y aceptación irracional de grupos o escuelas: cada escuela es como un escenario en que sus miembros representan y viven sus fantasías, sin darse cuenta de que son fantasías porque se las refuerzan unos a otros como si fueran verdades. Estos 4 tipos de ídolos podemos quizá aplicarlos al problema del machismo y de la mujer: el prejuicio —y la práctica derivada de él—• de que el hombre es "superior", "sexo fuerte", ha sido y es casi universal desde hace algunos miles de años. Es un "ídolo de la tribu", y se puede expresar en mitos sobre superioridad intelectual, o biológica, o sexual, o de capacidad de dirección, etc. En cualquier caso legitima una relación más o menos sutil de dominio del hombre sobre la mujer. Datos empíricos del Chile actual aparecen en las páginas que siguen. En relación con este (o estos) ídolos de la tribu está también el considerar como "natural" la dependencia económica y psicológica de la mujer, y en considerar por tanto que "el orden" en la familia contemporánea y su dinámica es el único o el mejor posible. Así, estos ídolos ignoran los problemas importantes que existen en la interacción familiar, en Chile o fuera de Chile, ayer y hoy. Son ídolos de la tribu el considerar que la mujer debe estar destinada solamente al hogar, o como decía Goethe, que "la casa del hombre es el inundo y el mundo de la mujer es Ja casa". Son ídolos de la tribu el pretender que las tarcas de esposa y madre son simples, y que la mujer nace ya con aptitudes para ellas. La verdad es que "no se nace hombre ni mujer sino que se llega a serlo", y que son nece sari as pero completamente insuficientes ciertas ca racterísticas anatomo-fisiológicas para ser buena madre (o padre). Los ídolos de la caverna son la forma particular en que cada individuo concreto, hombre o mujer, padece y vive su machismo. Como cada persona tiene su propia caverna, hay tantas cavernas como personas. Así, para algunos es natural tener varias amantes, para algunas mujeres aceptar que su marido o amante las golpee, para otro no salir nunca junto con su mujer, o con sus hijos, o entregar un tercio del sueldo en su casa y 366 • FOTO OtT Del sohiigamiento a la realización humana gastar el resto con amigos, etc., etc. Los ejemplos serían infinitos. Los ídolos del foro, ligados al lenguaje y comunicación, son también patentes y frecuentes. La palabra "madre" hace a algunos elevarse hacia las alturas, mientras para otras personas significa un embarazo no deseado, o un nuevo hijo al que no se podrá alimentar, o terror al parto. La expresión "muy hombre" tiene distinto significado para un macho mejicano, para un macho chileno, para un psicoanalista, para una mujer crítica o una mujer masoquista. Y así los términos: "femenino", "maternal", "feminista", etc. En relación al muy mentado pero poco reflexionado feminismo, vemos en acción a los ídolos del teatro. Para algunos grupos de feministas norteamericanas su reivindicación consiste en subir al escenario y "representar" la segregación del sexo masculino agitando ropa interior, de manera irracional y más o menos enfermiza. Pero en "la comedia humana" —como la llamaba Balzac—, mucho más frecuente, más regresivo y por lo tanto peor es el ídolo de que la mujer está ya liberada en Chile y el mundo porque alguna ha alcanzado un cargo importante. Para éstos, el teatro consiste en creer que las mujeres están emancipadas, los hombres también, y por tanto todos seremos felices. Para otros, de una escuela aún más conservador;!, el mundo actual es un teatro horrible porque las mujeres frecuentemente salen de sus casas. Les parece, dentro de su lógica tradicionalista, que como salen frecuentemente a la calle son "mujeres de la calle", y que no hay nada mejor que una "mujer de su casa". En fin, como el lector ve, entre cada individuo y la totalidad del mundo andan los ídolos por todas partes, y se expresan en diferentes grados y de diferentes modos. Desde luego que los ídolos o mitos sobre los sexos no son los únicos importantes, pero sí son inuy importantes. El resto del artículo muestra —a través de investigaciones empíricas— algunos ídolos actuales del machismo en Chile, tanto en hombres como en mujeres. EL MACHLSMO DE AMBOS SEXOS EN CHILE A través de algunas expresiones concretas de los mitos, veremos cómo se manifiesta el machimo de nuestro país en los dos sexos, comenzando con el hombre. La mitología machista en el hombre Trabajo hogareño Al preguntarse a una mujer popular si ellas reciben ayuda en la casa, responde que ". . .esto 367 sucede en pocas familias obreras. . . son muy pocos los maridos que son así. . . Ahí le falta conciencia al hombre" >. En investigaciones con encuestas a hombres de distintos grupos sociales, las respuestas son aún más claras. Se les pregunta por "la mujer ideal" 2. Contestan: "Debe preocuparse de su hogar, ojalá que seu cariñosa con sus hijos"; un universitario: "Que sea dueña de casa, preocupada de su marido y de los hijos", un empleado. "Que sen hogareña, que se preocupe de la casa no más", obreres. "Que se preocupe nada más que del hogar y de los hijos". "Dueña de casa, buena para tener comida cuando yo liego", campesinos. Comentan los autores: "Resumiendo, en lo que concierne a los conceplü^. QUE tienen los muchachos sobre las relaciones en el interior del hogar, el papel tradicional de la madre y de la esposa domina todavía en todas las categorías. Sin embargo, estaría en retroceso entre los estudiantes y los empleados"3. Pero este retroceso es muy débil, pues luego escriben; ". . .Fuera de una ínfima proporción de universitarios (4% ) la conciencia de la necesidad en que se encontraría eventualmentc la mujer de realizarse profesionalmente. o por lo menos de trabajar fuera del hogar, se halla totalmente ausente de las motivaciones de la muestra"4. Los datos anteriores tienen tanta mayor gravedad cuanto son respuestas obtenidas de jóvenes, los que realmente padecen los mitos en un grado menor que antes, pero aún muy intenso, com > se ve. Siipcritmdaá masculina Las respuestas de hombres de diferentes grupos sociales son nuevamente inequívocas, ahora en otra investigación: . "Es menos que el hombre" (clase ini'erior). "No puede ser independiente como el hombre" (clase inferior). "No las encuentro ejecutivas" lelas; inferior). "Con sus condiciones psíquicas, la mujer no está capacitada" (clase inferior). "El carácter del hombre es más compatible con un cargo directivo" (clase media superior). "La tnujtr, por el hecho de ser mujer, por su timidez, no puede afrontar situaciones graves" (dase media inferior). i "Familia, Educación, Sociedad". Revista <.V Cenfa. N1.' 2, mili/u 1973, Santiago, p, 63. i Juventud chilena: rebeldía v conformismo. Ed, i niversitaria, Santiago 1070, pp 131-32-33. ' 3 Ibid. 4 Ibid.. p. 159. '• La mujer chilena fii una nueva sociedad. Edit. Pacifico, Stgo. '968, p. 124. Estas citas nos muestran cuan clara es la mitología machista de los hombres chilenos, empíricamente investigada, y cualquiera sea su estrato social. Dominio masculino Lo natural es —según la mitología— que el hombre mande. Y lo hace: "Incluso para ir a reuniones al Centro de Madres o a la Junta de Veci nos necesita tener permiso de él. El marido no las deja salir. En la clase muestra esto es así". Y luego: "Yo veo muy mal trato a la mujer. Los hombres son. como le dijera yo, poco menos que se creen reyes, que tienen que atenderlos y hacerles todo. Incluso hay que atenderlos a ellos mejor que a los niños" 6. En un estudio antes citado, leemos: "La desigualdad fundamental de los sexos es el principal argumento que esgrimen en sus asertos los jóvenes empicados de ambos sexos y las obreras para justificar el mantenimicnlo de status drásticamente separados y para n=gar a la mujer el acceso a los mismos derechos que el hombre. . . El apego a la imagen tradicional de la mujer, reflejado en un modelo implícito de relaciones entre los sexos, susceptible de compaginarse al igualar la libertad de la mujer con la del hombre, cobra relativa importancia en las categorías empleados y obreros. Especialmente en los primeros este miedo a la degeneración moral está relacionado con el miedo a per der las ventajas de la sumisión femenina a cambio de la protección que le proporciona el hombre". "Se ponen muy altaneras", un obrero. "Si tienen iguales garantías, la mujer atropella al hombre y después surgen las disenciones". un obrero ?. Este texto revela claramente la relación entre dominio rígido, inseguridad y temor del hombre "macho". La entrevistada antes citada lo dice explícitamente, confirmando en estos temores el rechazo del hombre al trabajo o estudio de la mu jer: ". . .a la mayoría de los hombre» no les gusta. Piensan que la mujer que sale a trabajar es porque engaña al marido,..'". Y sobre el estudio: "¡Ah! con eso M que no están de acuerdo. Lo veo en mi propio marido. . . ¿Por qué? Porque los hombres tienen mié do que s> la mujer estudia puede llegar a ser más qu: ellos y superarlos y eso no les gusta nada"*. Según otra investigación, los hombres rechazan el trabajo de la mujer en Francia, Yugoslavia 8 "Familia. . ." Ob. cit.. p. (v-4. 7 "Juventud chilena.. ." Ob. cit., p. 63-4. s ' Familia. ,." Oh cit., p. 65. 168 y Chile s. El temor del hombre, ligado al carácter dominante, como el rechazo del trabajo de la mujer, lo expresaron también ante encuestas. Si ella trabajar se da: "rivalidad entre el hombre y la mujer1". "La mujer se hace independiente y pierde el respecto por el marido". (Ambas son respuestas de clase media). Todos los estratos ven más cambios negativos si ella trabaja fuera del hogar '". En Canadá (Québec), Gerald Fortín hizo los mismos hallazgos: "Casi la totalidad de los hombres se opone al trabajo de sus toposas, indepedientemente de la presencia o ausencia de hijos, de la edad que fuere . .. La única forma de asegurar la fidelidad de una mujer, consiste en mantenerla económicamente dependiente. . . Dejar qtte su mujer trabaje es confesar públicamente que no se es hombre..."". En el texto precedente aparece clara la superposición de variables económicas, psicológicas, sexuales. Parece también claro que la fantasía de potencia en estos planos para el hombre tiene como condición la garantía de impotencia en los mismos planos de la mujer. También en México encontró Lewis lo mismo: "El temor de dar a la esposa una mayor libertad y la subsecuente amenaza a su papel de proveedor, son factores que evitan que la mayor parle de los hombres permitan a sus mujeres ganar todo lo que podrían" 12. Así, el machismo aparece nuevamente como una compensación defensiva. Pues el machismo expresa el temor a perder (o no tener) potencia sexual ("engaña al marido acaso sale"), potencia económica ("ella se pone altanera") y/o potencia intelectual ("puede llegar a ser más que ellos. . . " ) . Sexualidad Se considera normal por ambos sexos que el hombre sea "polígamo" y ella "monógama". Por ejemplos, dicen un grupo de hombres: "Que el hombre sea infiel es algo natural, en la mujer no"13. s Algunos fucíurcs que inciden en /<« participación laboral de las mujerei de estratos bajos Paz Covarrubias y Ménica Muñoz. Instituto de Sociología Universidad Católica, Noviembre 1972. p. 15. in "La mujer chilena. . ." Ob. cil.. p. 120. Paru estadísticas ver P. US. 11 "Aspectos sodtjkígicusdi.1! trabajo femenino" en Boletín DocumCntal "La Mujer", CIDAL, México. Vol. I. Die. 7W1, p. 237. 12 Tepoztláñ, Osear LcwU, Moritz, México, 1968. p, 1.14. 13 Análisis tlr !•! Ftíinilia, María L Rojus y cjnv--. Instituto di- Sociología U Católica, mayo 1973. p. f>. El hombre exige virginidad a la mujer y. a pesar del (o por el) machismo más acentuado, es menor la frecuencia de relaciones sexuales en estratos bajos '*. Esto nos plantea interrogantes sobre la forma de la sexualidad en ambos sexos dentro del machismo, y sus relaciones con el dominio rígido, la educación inhibidora y los mitos culturales. En todo caso, en nuestro país estos mitos están legitimados jurídicamente. El artículo 376 del Código Penal dice: "No se impondrá pena por el delito de adulterio sino en virtud de querella del marido. . ." y el artículo 381 dice: "Comete adulterio el marido que mantiene manceba dentro de la casa conyugal o fuera de ella con escándalo. Comete adulterio la mujer que yace con otro hombre que no es su marido". Curiosamente Figcs cita algo análogo en Europa a mediados del siglo pasado: "El Matrimonial Causes Act de 1857 sancionaba el adulterio como motivación suficiente para que el marido pidiese el divorcio de su mujer; pero la mujer, en cambio, tenía que probar una segunda causa —por ejemplo, abandono, crueldad, violación, incesto, sodomía o bestialismo— si quería divorciarse de su marido" '5. En lo que sigue veremos cómo se expresa el machismo en la vida que tiene la mujer chilena. La mitología machista en la mujer En la situación de la mujer la existencia cotidiana, la familia y el trabajo, que son formas radicales de socialización, casi se identifican. Este hecho nos permite hipotetizar una fuerte cohesión en la mitología machista. Los otros agentes —medios masivos, religión, escuela— son también predominantemente manejados por el sexo masculino. Por tanto, tendremos una mayoría de mujeres machistas. Por supuesto, habría que diferenciar según estratos, trabajo extra-hogareño o no. pertenencia o no a otras instituciones, etc. Veamos algunos aspectos. Se encontró en una investigación que: H Sexo y conducta sexual en Chile de Rodrigo Quijada y Couducta sexual de los chilenos de Eduardo Taibo, Imprenta Sanstva, S m i i i a g o . 1971. Cuadernos de la Realidad Nacional, N9 l>, Sepl. 1971. U,C, Stgo., p. 202. 13 Actitudes patriarcales: tas mujeres en ¡u sociedad, Eva 1 Figes Alianza Editorial. Madrid 1972, p ••i 369 "E! NO'r de los muchachos y el 68% de las jóvenes se pronunciaron sin reservas en favor de la igualdad de los sexos. Lo que sorprende es la discrepancia entre las respuestas de los muchachos y l:is muchachas. Estas últimas —y esto es más-aún para las empleadas (629! contra 4 6 % ) — se muestran cómplices, al menos al nivel del principio, de un estado de cosas que no las favorece . . . El desequilibrio entre las respuestas de los dos sexos no vuelve a encontrarse ni en Sos obreros ni en los campesinos, ds los cuales más o menos la mitad de los varones y las muchachas se oponen abiertamente al principio de la igualdad'' 16. Estas cifras hablan muy mal de la "emancipación" femenina, sobre todo si se considera que las mujeres son al respecto más conservadoras que los hombres incluso en grupos privilegiados y "modernizados" (universitarias). Además, recordemos que las respuestas conscientes frecuentemente se acompañan de un estilo de vida más tradicional que lo vernalizado, como ya hemos visto antes. Pasemos a análisis más particulares. Trabajo hogareño Es considerado lo fundamental por las mujeres. En las que intentan conseguir trabajo extrahogareño, la principal motivación es de tipo económico, según las investigaciones que hay en Chile. Por ejemplo en un estudio se cita a mujeres: "La mujer e;s de la casa porque le "nace". Uno de los motivos porque no trabaja afuera es que "a él no le .mista", pero lo haría '"por darle más comodidades y para tenerlo contento"17. En otra investigación vemos que un gran porcentaje de mujeres que tienen capacitación técnica no trabajan fuera del hogar, pero sí la usan para su rol hogareño. La mayoría había tenido esta capacitación en Corte y Confección (44,93%) ; e a Auxiliar Paramédica más Artesanía y Manualidad sumaban un 27.53% más. Es decir, vemos claramente que tanto los intereses de las mujeres como (probablemente) las posibilidades objetivas de capacitación están inmersos en el ni i lo de "la mujer para la casa" 1B. Por otra parte, también la elección de estudios universitarios está ligada a tarcas e intereses hogareños: un gran porcentaje de universitarias no trabaja fuera del hogar (36.36%) 19. Según ie "Juventud c h i l e n a . . . " ob. cit., p . 147. 17 •Análisis de la. . ." ob. cit., p. 59. 18 n trabajo. ¿Un nuevo desuno pura la :nu¡er chilena'.'. Angélica Ducci, Margarita Gilí y M a r t a Illancs, Instituto La boral, Santiago \Til. p 127. II ibid . p. IIJ. Covarrubias-Muñoz, 25.9% del total de egresadas y tituladas universitarias no trabajan fuera de la casa, y el 44.4% de mujeres con Educación media profesional tampoco lo hace 20 . De las universitarias que trabajan fuera de casa llama la atención que "no tienen un mayor yiado de compromiso con la sociedad" 21. Lo paradojal de esta situación es que las mujeres escogen profesiones "sociales". Sin embargo, no habría paradoja si pensamos que las prefieren por los mitos tradicionales sobre la mujer, ligados a la utilidad para el hogar. Porcentajes de mujeres en Escuelas de la Universidad de Chile, 1966 22 . Medicina 17.3% Enfermería 100.0% Obstetricia y Puericultura 100.0% Tecnología Médica 92.1% Dental y Química y Farmacia 46.1% Arquitectura 30.8% Bellas Artes 70.2% Pedagogía 59.6% Servicio Social 90.9% Periodismo 56.0% Psicología y Sociología 61.0% Además de esta inscripción de las jóvenes estudiantes, las madres desearían lo mismo para sus hijas, por análogos motivos míticos: "Psicología, porque sirve para el hogar", dentística "porque puede atender a sus niños", "médico, psicóloga, porque sabe atender a sus niños, a su familia", "arquitectura, por ser adecuado a su sexo"1". Dejando estos grupos elitarios, volvamos a las mujeres populares: klEI hombre es más libertino, una es más de su casa" 24. Inferioridad de la mujer La legitimación de la división de roles y de la dependencia de la mujer en todos los planos, implica ya tal estrechez de posibilidades, que ésta queda realmente en situación de interioridad. La internalización de tal visión se expresaba incluso en el tipo de carreras universitarias preferidas, en las que coexistía el rol tradicional y la menor exigencia intelectual. Pero veamos ahora ejemplos 20 Ob. cit., p . 3. 21 "El trabajo. . .". ob. cit.. p. 123. 22 ¡ii/lt-tra informativo N" 9 y 10, Santiago, cit, en ' La m u j e r chilena. ." p. " 4 . ÜS 'L;i m u j e r c h i l e n a . . . ' , ob. cit., p . 1S4-5 D;ilo:s p 129. 24 " J u v e n t u d chilena . . " , ob. cit., p. 144 cstadislicus, 370 de la autoimagen de la mujer, relacionada con la visión de su rol en !a sociedad: "Siempre lu mujer ha sida menos que el hombre", obreras. Trab;ijo. . . sí, siempre que la mujer se mantenga en el nivel ilc la mujer, no sobrepase al hombre", empleada -a. Sexualidad Los conflictos sexuales provocan un porcentaje de frigidez femenina cercano al 60% en Chile y al 70% en los grupos populares ". Por otra parte y como dato alarmante, sólo el 13% de las mujeres de estratos bajos se casan "por amor" Se nos plantea nuevamente el problema de la relación dominio-sumisión, la inhibición general y sexual, y la dependencia. Otras investigaciones indican que las mujeres de estratos bajos frecuentemente tienen hijos sin desearlos ni esperarlos, en Perú y México2". Fn Buenos Aires se han encontrado problemas análogos: R. Kertesz y colaboradores, en la maternidad del Hospital Ranson de Buenos Aires, realizaron una reveladora encuesta con madres precedentes de un medio social sumamente precario: trabajo no especializado, semianalfabetas casi todas y solteras en su mayor parte, procedentes de barrios de emergencia, todas las que no eran trabajadoras-domésticas. La falta de toda información sexual fue, según los autores, prácticamente absoluta. Los 2/3 no habían usado medio anticonceptivo alguno, predominando en el resto ampliamente el más primitivo: el coito interrumpido. "Excepcionaimente hallamos un deseo real de maternidad1', dicen los autores "". La relación masoquismo-maternidad la vio Lewis en México: "Sin embargo, las mujeres tien¿i tbid., p. 149 y 151. •X "Conduela sexual.. .". ob. cit, -•v "Sexo y conduela. . .". ob. cit., p. 202. aj Asi viven y así nacen, Joaquín Adúriz, Revista EURE, Julio 1972. Santiago. -9 í,a ¡mijar. Alfredo Bauer, Silaba, B. Aires, p. 174. den a considerar que el tener hijos es una carga que debe soportarse y que el tener muchos es un castigo de Dios" :m. También en Chile hay en parte de los sectores populares "inadecuación entre el tamaño real e ideal de la familia". En las poblaciones suburbanas (Santiago) las familias tienen 5.4 hijos en promedio, 7 embarazos en promedio, y 2 de cada 5 mujeres se lamentan de haber tenido más hijrs de los deseados. En relación está el problema del aborto: para 1961 se estimó un aborto por cada 3 nacimientos en Santiago y para 1965 cerca de 20 abortos por cada 100 nacidos vivos 31 . LJD dato más psicógeno es que en Bogotá las mujeres populares son más rígidas que los hombres en la valoración de la virginidad prematrimonial, por lo menos verbalnicnte 32. Iodos estos problemas nos hacen comprensible la explicación adletiana de la frigidez. En El carácter neurótico escribe: "El deseo de venganza de la mujer desdeñada y humillada se sirve preferentemente de los síntomas neuróticos, entre ellos de l;i frigidez muy en especial. La oculta intención de la frigidez es negarle al hombre su masculinidad, hacerle dudar de sus aptitudes sexuales, demostrarle, aunque a las buenas, bkn a las claras, su limitado poder e influencia so bre ella. De esta manera se asegura así. cuando me nos, un sector 33(el sexual) donde ella es inexpugnable. invencible . La situación sexual es pues deplorable: frecuentemente las mujeres de estrato popular se casan sin desearlo, tienen relaciones sexuales sin desearlas, tienen hijos sin desearlos, tienen abortos. La relación conflictiva con el hombre es polifacética. Sin duda, las mujeres de niveles medios no tienen los mismos problemas. Pero hay otros, que siempre están condicionados de una u otra manera por los mitos de la sociedad machista. 30 " T e p u / . i U u i " . oh. cit,. p. 15t. 31 Mensaje, K9 182, S e p t i e m b r e I961J; " L a r e g u l a c i ó n d e l a . . . " , p . 440. 32 Rerixití paraguaya de Sociología N" 18, Mayo-Agosto 197(1, a P. 204.