Aprender a equivocarse La Iglesia y el trabajo humano / Liderazgo social Por: Alfonso Aguiló | Fuente: Catholic.net Los perfeccionistas son personas que tienen cosas muy positivas: creen en el trabajo bien hecho, procuran terminar bien las cosas, ponen ilusi en cuidar los detalles...; pero tienen tambi bastantes negativas Una de las cosas m difiles de aprender es a equivocarse y no venirse abajo, saber reconocer un error sin sentirse terriblemente humillado Debemos aprender a darnos cuenta de que no es una tragedia equivocarse, puesto que la calidad humana no esten no fallar, sino en saber reponerse de esos errores Triunfar es -en cierta manera- aprender a fracasar. El ito en la vida viene de saber afrontar las inevitables faltas de ito del vivir de cada d. De esta curiosa paradoja depende en mucho el acierto en el vivir. El ito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse", dec el conocido estadista e historiador britico Winston Churchill. Todos hemos conocido chicos y chicas que acaban siendo personas raras por culpa de una especie de terror a hacerlo mal. Ese chico, o esa chica, a lo mejor no quiere jugar al ftbol o al baloncesto en el colegio, porque dice -y no es para tanto- que no juega bien. O jam sale voluntariamente a la pizarra, porque le aterra la posibilidad de no saber contestar perfectamente. O no quiere participar de un juego que no conoce, porque no quiere arriesgarse a ser el perdedor hasta que haya conseguido dominar bien sus reglas. Los perfeccionistas son personas que tienen cosas muy positivas: creen en el trabajo bien hecho, procuran terminar bien las cosas, ponen ilusi en cuidar los detalles. Pero tienen tambi bastantes negativas: viven tensos, sufren mucho cuando ven que no siempre pueden llegar a la suma perfecci que tanto anhelan, su minuciosidad les hace ser lentos, y con frecuencia son demasiado exigentes con quienes no son tan perfeccionistas como ellos. Reconocer los errores Una de las cosas m difiles de aprender es a equivocarse. No me refiero al hecho en sde fallar, de cometer un error, que eso es muy fil. Hablo de equivocarse y no venirse abajo, de saber reconocer un error sin sentirse terriblemente humillado. Que no nos suceda como a Guille, el hermanito de Mafalda, aquella vez que su hermana lo encontrllorando desconsoladamente: -Qute pasa, Guille? -Me duelen los pies -responde entre pucheros. Mafalda se fija en los pies del cr y le explica: -Claro, Guille, te has puesto los zapatos cambiados de pie, al rev. Guille, tras un instante para comprobar el hecho indiscutible, comienza a berrear m fuerte. Mafalda le interrumpe: -Y ahora? -Ahora me duele mi odgullo! Lo natural, el fracaso Los fracasos son algo connatural al hombre, le siguen como la sombra al cuerpo. Todos nos equivocamos, y a veces quizm de lo que creemos. Por eso, cuando los perfeccionistas se derrumban al comprobar que no son perfectos, demuestran con ello ser personas que cuentan poco con la realidad. Debemos aprender a darnos cuenta de que no es una tragedia equivocarse, puesto que la calidad humana no esten no fallar, sino en saber reponerse de esos errores. A veces en esto tienen bastante culpa los padres. Son peligrosos los padres que educan a sus hijos en la neurosis perfeccionista. Quiz educan a su hijo para que jam suspenda o jam rompa un plato, cuando m bien debern educarle para que se esmere en ser un buen estudiante y procure que no se le caiga el plato, y -sobre todo- para que sepa sacar fuerza de cada error y sea capaz de volver a estudiar con ilusi o de recoger los pedazos del plato roto. Ensenza y humildad Porque errores..., cometemos todos. La diferencia es que unos sacan de ellos ensenza para el futuro y humildad, mientras que otros solo obtienen amargura y pesimismo. Conviene educar a los chicos de modo que tengan capacidad de superar los tropiezos con deportividad. Las dificultades de la vida juegan, en cierta manera, a nuestro favor. El fracaso hace lucir ante uno mismo la propia limitaci y, al tiempo, nos brinda la oportunidad de superarnos, de dar lo mejor de nosotros mismos. Es as en medio de un entorno en el que no todo nos viene dado, como se va curtiendo el carter, como va adquiriendo fuerza y autenticidad. Ingenuidad ante la vida Ser una completa ingenuidad dejar que la vida se diluyera en una desesperada bsqueda de algo tan utico como es el deseo de permanecer en un estado de euforia permanente, o de continuos sentimientos agradables. Quien pensara as estar casi siempre triste, se sentir desgraciado, y los que le rodeen probablemente acabarn estdolo tambi. Da pena ver a personas inteligentes venirse abajo y abandonar una carrera o una oposici al primer suspenso; a chicos o chicas jenes que fracasan en su primer noviazgo y maldicen contra toda la humanidad; a otros que no pueden soportar un peque batacazo en su brillante carrera triunfadora en la amistad, o en lo afectivo, o en lo profesional, y se hunden miserablemente: el mayor de los fracasos suele ser dejar de hacer las cosas por miedo a fracasar. Como dec G. von Le Fort, "hay una dicha clara y otra oscura, pero el hombre incapaz de saborear la oscura, tampoco es capaz de saborear la clara". O como dec Quevedo, "el que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrmuchos disgustos". Por eso, en la tarea de educar el propio carter, o el de los hijos, es muy importante no caer en ese estilo de neurosis perfeccionista. Qui triunfa? Los que puede decirse que triunfan en la vida no es porque no fracasen nunca, o lo hagan muy pocas veces: si triunfan es porque han aprendido a superar esos peques y constantes fracasos que van surgiendo, se quiera o no, en la vida de toda persona. Los que, por el contrario, fracasan en la vida, son aquellos que con cada peque fracaso, en vez de sacar experiencia, se van hundiendo un poco m. Triunfar es -en cierta manera- aprender a fracasar. El ito en la vida viene de saber afrontar las inevitables faltas de ito del vivir de cada d. De esta curiosa paradoja depende en mucho el acierto en el vivir. Cada frustraci, cada descalabro, cada contrariedad, cada desilusi, lleva consigo el germen de una infinidad de capacidades humanas desconocidas, sobre las que los espitus pacientes y decididos han sabido ir edificando lo mejor de sus vidas. Para pensar... La equivocaci del perfeccionista no es combatir el error, sino pretender aniquilarlo, como si fuera posible semejante cosa. Corremos el peligro de entretenernos con detalles y minucias que distraen la mirada de lo principal. El perfeccionismo suele ir unido a la indecisi y a la resistencia a delegar o confiar en los dem. Lleva a un estilo titubeante, rido, demasiado exigente. Al perfeccionista le cuesta comprometerse. Sin embargo, vivir es optar y adquirir vculos, y eso supone riesgos: quien pretenda evitarlos siempre, no es libre, sino un prisionero de su indecisi. Te ves a veces un tanto atormentado por un diogo interior incesante, por una de esas situaciones en las que la mente gira a gran velocidad y no concluye en nada claro? Ese diogo de la mente consigo mismo, de modo interminable, sopesando pros y contras de una decisi intrascendente... lo m probable es que no te aporte casi nada. ...Y actuar Haz un esfuerzo por hacerte con el mando de esa voz interior. No dejes que se te llene la cabeza de ideas reiterativas o recurrentes, de nuevos argumentos a favor o en contra de cuestiones de poca importancia. El hombre activo y prtico ha de saber confiar en los dem, delegar, distribuir las tareas, etc. Una muina de decidir no existirnunca. Si tienes tendencia al perfeccionismo, mcate un lite y decide, y despu quate tranquilo, no pienses m en eso.