Misti% caciones en torno al cónsul Espurio

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UNIVERSIDAD DE MURCIA
ÁREA DE HISTORIA ANTIGUA
ANTIGÜEDAD Y CRISTIANISMO
MONOGRAFÍAS HISTÓRICAS SOBRE LA
ANTIGÜEDAD TARDÍA
XXIX
REALIDAD, FICCIÓN Y AUTENTICIDAD EN
EL MUNDO ANTIGUO:
LA INVESTIGACIÓN ANTE DOCUMENTOS
SOSPECHOSOS
2012 (E . 2014)
3
2
UNIVERSIDAD DE MURCIA
ÁREA DE HISTORIA ANTIGUA
ANTIGÜEDAD Y CRISTIANISMO
MONOGRAFÍAS HISTÓRICAS SOBRE LA ANTIGÜEDAD TARDÍA
Serie dirigida por el Dr. D. Rafael González Fernández
XXIX
Editores:
Isabel Velázquez
Javier Martínez
REALIDAD, FICCIÓN Y AUTENTICIDAD EN EL
MUNDO ANTIGUO:
LA INVESTIGACIÓN ANTE DOCUMENTOS
SOSPECHOSOS
2012 (E . 2014)
3
REVISTA ANTIGÜEDAD Y CRISTIANISMO
Nº 29
AÑO 2012
La revista Antigüedad y Cristianismo es una revista científica, internacionalmente respetada, especializada
en la Antigüedad Tardía y publicada anualmente por la Universidad de Murcia. Fundada en 1984 por
el catedrático Antonino González Blanco, a lo largo de sus años de existencia ha evitado los trabajos de
síntesis o meramente descriptivos y ha acogido una amplia diversidad de monografías, artículos, noticias
y contribuciones siempre originales en todos los campos de la Tardoantigüedad (cultura material, fuentes
literarias, mentalidad, historiografía, repertorio de novedades y crítica de libros). Esta dimensión de amplio
espectro no implica, llegado el caso, una desatención de las investigaciones en zonas geográficas concretas
abordando aspectos históricos en su manifestación regional, con la misma exigencia de hacer aportaciones
en temas originales y no reelaboraciones o síntesis. Esta revista está abierta a todos los planteamientos y
orientaciones metodológicas que superen el estricto examen del consejo de redacción, pero a la vez se puede
plantear un tema central de discusión o incluso monografías que sirva de marco conceptual y temático a los
originales. El rasgo distintivo de la línea editorial de esta revista es su búsqueda de aportaciones originales,
claras, de carácter inédito, que vayan a hacer una aportación nueva, profesional y metodológicamente
solvente, que sea significativa en el ámbito de los estudios de la Tardoantigüedad. La veracidad y honestidad
son las señas de identidad más preciadas para la revista Antigüedad y Cristianismo.
Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y CC.TT.HH.
Área de Historia Antigua
Universidad de Murcia
DIRECTOR: Rafael González Fernández (Universidad de Murcia)
SECRETARIO: José Antonio Molina Gómez (Universidad de Murcia)
CONSEJO DE REDACCIÓN: María Victoria Escribano Paño (Universidad de Zaragoza), Santiago
Fernández Ardanaz (Universidad Miguel Hernández, Elche), Antonino González Blanco (Universidad de
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de Recerca Històrica, Universitat de Girona), Margarita Vallejo Girvés (Universidad de Alcalá), Isabel
Velázquez Soriano (Universidad Complutense), Gisela Ripoll López (Universidad de Barcelona).
COMITE CIENTÍFICO: Juan Manuel Abascal Palazón (Universidad de Alicante), Alejandro Andrés
Bancalari Molina, (Universidad de Concepción, Chile), Pedro Barceló (Universität Potsdam), Francisco
Javier Fernández Nieto (Universidad de Valencia), Juan José Ferrer Maestro (Universidad Jaime I), Pietro
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Zaragoza).
La correspondencia de carácter científico habrá de dirigirse al Secretario de la revista (Facultad de Letras,
Campus de la Merced, 30001, Murcia). Los pedidos e intercambios, al Servicio de Publicaciones de la
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Portada: Evangelio de la esposa de Jesús por cortesía de Karen King (Harvard Divinity School)
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4
ÍNDICE:
La investigación moderna ante documentos sospechosos: Cuestiones de ficción,
falsificación y autenticidad
Javier Martínez e Isabel Velázquez
9
PROLEGÓMENO
La representación digital y la falsa historia
Mercedes Farjas, Teresa Mostaza y Julio Zancajo
19
Problemas en la detección de plagios antiguos y modernos
Javier Martínez
35
La definición del plagio literario de Jakob Thomasius
Mª Asunción Sánchez Manzano
47
Falsos arqueológicos y falsos artísticos en las colecciones de los museos
municipales de Madrid
Salvador Quero Castro
Falsificando nuestros orígenes
Patricia Ríos, Ana Escobar e Irene Ortiz
61
75
EPIGRAFÍA
Flaminium Litabrum en una inscripción falsa de la Sierra Norte
de Madrid
Armin U. Stylow
El lápiz rojo del P. Fita
Joaquín L. Gómez-Pantoja y Félix García Palomar
Sobre algunas inscripciones romanas, falsas, de Alcañiz (Teruel): la
lucha entre la verdad y la gloria
María del Rosario Hernando Sobrino
Falsos de Toledo: piezas inventadas para la construcción de un ideal cívico
Jesús Carrobles Santos y Jorge Morín de Pablos
101
107
117
141
5
La inscripción apócrifa a los santos mártires Vicente, Sabina y Cristeta de Talavera
la Vieja (Cáceres): un ejemplo de falsificación epigráfica
César Pacheco Jiménez
159
HISTORIOGRAFÍA
Épica y falsificaciones documentales en la castilla medieval
Julio Escalona
175
Lucas de Tuy, Falsificador
Emma Falque
189
La fíbula de Preneste y su difusión en España.
Historiografía de la lingüística latina a comienzos del siglo XX
Francisco García Jurado
199
A vueltas con los “falsos” cronicones
Antonino González Blanco
215
Mistificaciones en torno al cónsul Espurio Cassio Vecellino
José Ignacio San Vicente González de Aspuru
277
Parcialidad en el relato histórico: Aníbal
Almudena Zapata Ferrer
239
El Evangelio místico de San Marcos
Scott G. Brown
251
Visicitudes de un geógrafo: El papiro de Artemidoro y la discusión acerca de su
autenticidad
Irene Pajón Leyra
271
Il cosiddetto “papiro di artemidoro”. Dalla parte degli scettici
Luciano Bossina
285
Las islas: ¿comedia aristofánica o comedia media?
Mikel Labiano
321
La elegía Amores III 5: posible indicio del perfeccionismo de Ovidio
Cristina Martín Puente
337
El tópico del manuscrito reencontrado en la encrucijada entre tradición
grecorromana y cristianismo en la Antigüedad Tardía
Mireia Movellán Luis
6
347
La atracción de la falsa palabra y del código prohibido en Margaret Atwood:
Nolite te bastardes carborundorum
Mª Teresa Muñoz García de Iturrospe
357
NOTICIARIO CIENTÍFICO
La Prefectura del Pretorio: Auge y “declive” de un cargo militar romano
Pedro David Conesa Navarro
375
RECENSIONES
Piñero, Antonio: Año I; Israel y su mundo cuando nació Jesús, por David Villar Vegas
409
Sobre las excavaciones arqueológicas en la domus Tancinus (2004-2008) y la
Conimbriga tardo-antigua y medieval, por Jorge López Quiroga y Artemio M.
Martínez Tejera
413
Ward, Aengus: History an Chronicle in Late Medieval Iberia. Representations of
Wamba in Late Medieval Narrative Histories, por José Angel Castillo Lozano
431
Sánchez Medina, Esther, La reinvención de la barbarie africana durante la
Antigüedad tardía: Africanos y romanos en conflicto con el poder bizantino, por
Pedro David Conesa Navarro
435
7
8
Realidad, ficción y autenticidad en el Mundo Antiguo: La investigación ante documentos sospechosos
Antig. crist. (Murcia) XXIX, 2012, ISSN: 0214-7165, pp. 227-238
M
V
E
C
JOSÉ IGNACIO SAN VICENTE GONZÁLEZ DE ASPURU
Universidad de Oviedo
[email protected]
R
1
Se examinan los datos trasmitidos por los autores greco-latinos sobre el cónsul Espurio
Cassio Vecellino (s. VI-V a. C.). Los analistas de los siglos II y I a. C. reelaboraron y falsificaron
los hechos y presentaron los actos de Cassio como un precedente de los protagonizados por los
Gracos. La condena y ejecución del cónsul fueron expuestas como un ejemplo a seguir contra
los aspirantes a la affectatio regini. Por último, se analizan dos estatuas que la tradición vinculó
con Espurio Cassio y se hacen una serie de consideraciones acerca de su muerte y de la opinión
que sobre su persona tenía la plebe y la gens Cassia en los últimos siglos de la República romana.
P
Affectatio regini, Cicerón, Dionisio de Halicarnaso, Espurio Cassio Vecellino, gens
Cassia, Gracos, Plinio el Viejo, Tito Livio.
A
We examined the data transmitted by the Greco-Latin authors about the consul Spurius
Cassius Vecellinus (VI-V century b. C.). Analysts of the second and first centuries b. C. falsified
data and they presented the action of Cassius as a precedent of the actions of the Gracchi. The
conviction and execution of consul were exposed as a role model against affectatio regini´s
aspirants. Finally, two statues, that tradition linked with Spurius Cassius, are analyzed and some
considerations about his death and the opinion that the plebs and gens Cassia in the last centuries
of the Roman Republic had about him are made.
K
Affectatio regini, Cicero, Dionysius of Halicarnassus, Spurius Cassius Vecellinus, gens
Cassia, Grachi, Pliny the Elder, Livy.
1
Este trabajo se presenta en colaboración con el proyecto de investigación “Falsificaciones y falsificadores de
textos clásicos” (FFI2013-41170-P) bajo la dirección de Javier Martínez (Universidad de Oviedo).
227
1. INTRODUCCIÓN
Spurius Cassius era el único miembro patricio de una conocida familia plebeya, la
Cassia. Fue nombrado tres veces cónsul (502, 493 y 486) y obtuvo según los Fasti Triumphales
dos triunfos, el primero sobre los sabinos en el 502 y el segundo sobre los hérnicos en el 486 a.
C. Además, ostentó el cargo de magister equitum, en el año 501, a las órdenes del dictador Tito
Larcio.
Durante su segundo consulado, concluyó un tratado de alianza con los latinos (493) y ese
mismo año dedicó el templo de Ceres que había sido prometido tres años antes por el dictador A.
Postumio. En su tercer consulado estableció otro tratado con los hérnicos. Las medidas tomadas
durante su último consulado, que las fuentes relacionan con repartos de tierra y una rogatio
agraria, hicieron que al año siguiente de terminar su mandato fuese acusado de affectatio regini,
condenado y ejecutado.
Los datos en torno a su actuación provienen principalmente de dos autores: Tito Livio y
Dionisio de Halicarnaso. Ambos historiadores recurren como fuente a los desaparecidos escritos
de anteriores analistas que elaboraron su obra en los siglos II y I a. C. Una fuente diferente utilizó
Dión Casio (5. 19), quien asegura que Espurio Cassio fue condenado a muerte por los romanos
a pesar de haber sido un benefactor para ellos y precisa que fue por celos, no porque hubiese
cometido alguna injusticia2.
En su Historia de Roma, Theodor Mommsen3 hace una encendida defensa de Espurio
Cassio. Además, le dedicó un estudio que todavía sigue vigente por la pormenorizada referencia
de las fuentes empleadas, al tiempo que demuestra que muchos de los acontecimientos aportados
por los autores greco-latinos eran falsos y que estaban inspirados en los episodios de los Gracos4.
Hoy en día los datos en los que nos basamos para reconstruir la actuación de Espurio
son escasos y muchos de ellos han sido cuestionados recientemente. Aunque en un principio la
opinión prevalente era que todos los cónsules del comienzo de la República eran patricios, los
nomina de algunos cónsules pertenecían a gentes plebeyas. Tal es el caso de Cassio, que lleva el
nomen de la familia Cassia, pero también el de Cominius, Iunius o Sempronius, que entroncan
con familias plebeyas.
Con el fin de dar una explicación coherente, y partiendo del principio de que en la época
cónsul era sinónimo de patricio, Niebuhr5 sugirió que los hijos de Cassio, o bien fueron expulsados
del orden patricio, o bien ellos mismos se pasaron al orden plebeyo por el derramamiento de la
sangre de su padre.
En la actualidad, prevalece la opinión de que los patricios del comienzo de la República
no tuvieron el monopolio de las altas magistraturas. Esto fue asumido por Fracaro6 y Ogilvie7 en
2
Para un estudio de las características de la fuente de Dión Cassio véase J. M. LIBOUREL, “An Unusual
Annalistic Source Used by Dio Cassius”, AJPh, 95, 1974, pp. 383–393.
3
TH. MOMMSEN, Historia de Roma, Madrid, 1876, tom. II, pp. 56–57 (trad. de A. GARCÍA MORENO,
reed. Madrid, 1986).
4
TH. MOMMSEN, “Sp. Cassius, M. Manlius, Sp. Maelius, die drei Demagogen der älteren republikanisehen
Zeit”, Hermes 5, 1871, pp. 228–271= Römischen Forschungen 2, 1879, pp. 153–220. Otra aportación fundamental es la
de F. MÜNZER en PWRE, III, 2, 1899, s.v. Sp. Cassius Vecellinus, col. 1749–1753.
5
B. G. NIEBUHR, History of Rome, vol. II, Londres, 1845, p. 173.
6
P. FRACARO, “La Storia romana arcaica”, RIL 85, 1952, 85–118 = Opuscula I, Pavia, Athenaeum, 1957, I,
pp. 1–23.
7
R. M. OGILVIE, A Commentary on Livy Books 1–5, Oxford, 1965, p. 278.
228
el caso de Cassio. Entre las explicaciones para clarificar estos casos, Momigliano8 propuso que
estos cónsules “plebeyos” podrían estar asimilados a los senadores conscriptos que cita Livio
(2. 1. 11) y que en un principio no serían ni patricios ni plebeyos, pero que entrarían a formar
parte del orden plebeyo cuando este se formó. En esa línea, en su estudio sobre las magistraturas
republicanas, Broughton9 acompaña el nombre de Sp. Cassius Vecellinus de dos significativas
palabras: Plebeian consul?
Gage, por su parte, expone la tesis de que Espurio Cassio pudo ser un jefe militar plebeyo,
cargo que tendría una larga tradición en el Latium. Para ello se fija en su cognomen, Vecellius,
que acompaña a los nombres de otros jefes militares nombrados por Dionisio de Halicarnaso (3.
34. 3): Ancus Publicius y de Spusius Vecilius. Concluye que los términos de Vecillius o el de
Publicius harían referencia a mandos que pervivieron durante largo tiempo y que al traducirlos
al derecho público romano fueron asimilados a cónsul, magister equitum o tribunus plebis10. Esta
hipótesis no ha tenido eco.
En lo que respecta a su nombre, los estudiosos han constatado que su praenomen,
Spurius, es de origen etrusco y que corresponde a un estatus político o social inferior al de plena
ciudadanía, lo que denotaría un origen popular más que aristócrata11.
Su nomen era Cassius, y su origen debió ser un patronímico12, pero se descarta un
origen etrusco y se opta por una ascendencia latina, como el de Spusius Vecilius de Dionisio de
Halicarnaso (3. 34. 3), original de Lavinium.
Ya hemos mencionado el de Vecellinus, que para Gage era un título más que un simple
cognomen. Ogilvie13 sostiene, sin embargo, que Vecellinus se forma probablemente de un nombre
de lugar y descarta un linaje etrusco tanto por el nomen como por el cognomen. D´Ipolito lo
relaciona con la ciudad de Vitellia en el Lazio14.
2. ACTUACIÓN POLÍTICA DE ESPURIO CASSIO
Como ya se ha señalado, Espurio Cassio fue nombrado tres veces cónsul y también
ejerció el cargo de magister equitum en el año 501. Estos cargos no han sido cuestionados,
aunque su nombre no aparece en los Fasti consulares, ya que esta relación solo registra cónsules
desde el año 483 a. C.
Los Fasti Triumphalis recogen dos triunfos. Uno sobre los sabinos en el 502 y el segundo
sobre los volscos y hérnicos en el 486 a. C. Este último, sin embargo, ha sido discutido ya que
Livio no da cuenta de ninguna campaña de Cassio contra los volscos y hérnicos, aunque sí la
menciona Dionisio de Halicarnaso (8. 68).
El primero de los foedera fue el que firmó con los latinos, llamado foedus Cassianum
por su nombre. Todavía en tiempos de Cicerón se conservaba una copia en una columna de
bronce erigida en el Foro (De Rep. 2. 33. 9; Pro Balbo, 53). Dionisio de Halicarnaso nos ofrece
un resumen de su contenido (D. H. 6. 49. 94. 95). Fue el primer tratado de este tipo firmado
8
A. MOMIGLIANO, “L’ascesa della plebe nella storia arcaica di Roma”, RSI 79, 1967, 297–312=Quarto
Contributo, 1969, pp. 437–454.
9
T. R. S. BROUGTHON, The magistrates of the Roman Republic, vol. III, Nueva York, 1986, p. 52.
10
J. GAGE, La chute des Tarquins et les débuts de la république romaine, París, 1976, p. 147.
11
Ibíd., p. 139.
Ibíd., pp. 139, 152.
12
13
R. M. OGILVIE, op. cit., pp. 277–278.
14
F. D’IPPOLITO, “La legge agraria di Spurio Cassio”, Labeo 21, 1975, p. 204.
229
por Roma y sirvió como base para posteriores acuerdos, por lo que gozó de gran fama en la
antigüedad.
En cuanto al segundo foedus, hay contradicciones entre los datos aportados por Livio y
los de Dionisio. Se ha discutido si se trataba de un pacto entre Roma y los hérnicos o bien una
alianza tripartita en la que participaba también la Liga Latina.
Independientemente del tratado, la posición de Roma mejoró considerablemente, ya
que la ciudad del Tiber era la clave de los compromisos sobre la que descansaba la coalición y,
además, tenía el mando del ejército, por lo que en la práctica dirigía la política exterior. Cornell15
señala que la incorporación de los hérnicos mejoró la posición de Roma como eje de la coalición
y paradójicamente debilitó la de sus aliados16.
Livio recalca que, según el tratado, los hérnicos entregaban las dos terceras partes de
su territorio (Liv. 2. 41. 2) y que Cassio propuso dividir este territorio entre los plebeyos y los
latinos a partes iguales, añadiendo al mismo las partes del ager público romano que estaban
ocupadas ilegalmente. Dionisio, por el contrario, apunta que los hérnicos fueron admitidos en
los mismos términos del foedus Cassianum (D. H. 8. 69. 2), que no se les privó de su territorio
(D. H. 8. 77. 2) y que, además, fueron convertidos en aliados e incluidos en la propuesta de
Cassio de repartir el ager público existente ocupado por los patricios. Este ager romano debía ser
distribuido entre la plebe romana, los latinos y los hérnicos (D. H. 8. 69. 4).
Precisa Gage17 que las relaciones entre Espurio Cassio y los hérnicos, lejos de ser
inventadas, contienen las claves sobre el papel desempeñado por Cassio. Detalla que Espurio
privó a los hérnicos de 2/3 de su territorio y después dividió este territorio adquirido: la mitad
a los latinos, la mitad a la plebe. De ahí la violenta cólera de la plebe de Roma y la definitiva
impopularidad del personaje.
Para Emilio Gabba la descripción que hace Dionisio del tratado con los hérnicos, al que
trasforma en un foedus aequum, fue inventada por el analista que sirvió de fuente a Dionisio de
Halicarnaso, con el fin de ponerlo al mismo nivel que el foedus Cassianum y hacer posible la
acusación de traidor al cónsul Cassio18.
Si como dice De Sanctis19 los hérnicos no perdieron su territorio, a pesar de lo dicho
por Livio, el tratado sería para Cornell20 un foedus aequum y en uno de los artículos del acuerdo,
al igual que en el foedus Cassianum, se debía prever que el botín conseguido por la alianza de
romanos, latinos y hérnicos se repartiría entre todos y que los tres pueblos debían participar en la
colonización de aquellos territorios que fuesen conquistados.
3. CAUSAS DE SU MUERTE
De los textos de Livio y Dionisio se desprende que las causas que provocaron su muerte
fueron al menos dos: una, la rogatio agraria que proponía la división del territorio hérnico
conquistado entre la plebe y los aliados latinos, y en segundo lugar, su proposición de que se
15
T. J. CORNELL, Los orígenes de Roma, c.1000 – 264 a. C., Barcelona, 1995, p. 348.
16
Idem, “Roma and Latium”, CAH, VII, 2, Cambridge, 1989, p. 276.
17
J. GAGE, op. cit., p. 162.
18
E. GABBA, “Studi su Dionigi d’Alicarnasso, in: La proposta di legge agraria di Spurio Cassio”, Athenaeum
N. S. 42, 1964, pp. 29-41= Roma arcaica. Storia e storiografia, Roma, 2000, p. 138.
19
F. DE SANCTIS, Storia dei Romani, I-II: La conquista del primato en Italia, (1ª ed. Turín, 1907), 2ª ed.
Florencia, 1960, pp. 8–9.
20
T. J. CORNELL, Los orígenes…, op. cit., p. 317.
230
devolviese a la plebe el importe pagado por el trigo donado por Gelón durante la hambruna del
año 491 a C.
Como dice Fracaro21, aparte de la mención de la muerte violenta de Espurio Cassio,
muy poco debía conocer Livio de las circunstancias y el modo en que se produjo ni tampoco
los motivos que provocaron su proceso, ya que los aducidos por los autores que se ocupan de la
cuestion están muy relacionados con la época de los Graco.
Concretamente los análisis de Emilio Gabba22 han puesto de manifiesto que el tema de
la rogatio agraria de Cassio que narra Dionisio de Halicarnaso se encuentra muy influido por
las propuestas agrarias realizadas por los Gracos23. Aun así un autor como Cornell24 no excluye
la posibilidad de que Cassio pudo plantear una ley agraria, ya que las aspiraciones de la plebe
a ocupar una parte de los terrenos del ager público fueron continuas a lo largo de los primeros
tiempos de la República romana y no se puede descartar que se recordara a Cassio como autor
de un proyecto de reforma agraria.
La segunda razón fue la presentación de una ley que contemplaba la devolución al
pueblo del importe que este había pagado por el trigo siciliano donado por Gelón (D. H. 7. 70.
5)25. La medida fue considerada como un acto de demagogia y un intento de comprar el apoyo
popular. Ya Niebuhr26 observó en la disposición un claro paralelismo con la propuesta que hizo
T. Sempronio sobre la distribución del tesoro de Atalo (Liv. per. 58; Plut. Gra. 14. 1). Esto lleva
a pensar que el asunto pudo ser fruto de la invención de los analistas con el fin de afianzar las
bases de su condena.
Otro motivo relacionado con su caída pudo estar relacionado con las claúsulas del
tratado pactado con los hérnicos. Al ser un foedus aequum, sus condiciones se habían basado
en el foedus Cassianum que se había suscrito con los latinos y la firma del mismo no debió ser
aceptada muy bien en Roma ya que los hérnicos eran un pueblo diferente al romano y al latino.
A ello se añadía que en el compromiso de este foedus había tenido un papel importante sus dotes
diplomáticas, gracias a las cuales disfrutaba de una amplia popularidad entre los aliados de
Roma, pero que precisamente le hacían aún más sospechoso ante el Senado e incluso el pueblo
romano. Y, además, tenían la sensación en Roma de que el pacto les había sido en cierto modo
impuesto.
Por lo que se refiere a medidas que afectaron a la difícil situación interna de la sociedad
romana, es posible que Cassio desarrollase algunas propuestas con el fin de aliviar las dificultades
políticas y económicas de la plebe. Alguien que era tan hábil en política exterior probablemente
también intentaría poner orden en ese terreno.
A todas estas causas que pudieron provocar su caída, se añade que su amplia popularidad
le hacía sospechoso para el Estado, algo que se agravaba con sus extraordinarias dotes militares,
21
P. FRACARO, op. cit., p. 16.
22
E. GABBA, “Studi su Dionigi...”, op. cit., pp. 29-41; Idem, “Dionigi d´Alicarnaso sul prcesso di Spurio
Cassio”, en La storia del diritto nel cuado delle scienze storiche, Atti del I Congreso Intern. delaSocieta Italiana di Storia
del Diritto, Florencia 1966, pp. 143–153=Roma arcaica. Storia e storiografia, Roma, 2000, pp. 141–150.
23
También OGILVI es de la opinión de que la ley agraria que propuso Espurio Cassio y que los analistas dan
como causa de su persecución política es difícil de situar en el siglo V y la explicación que hacer Livio de ella está basada
en la Lex Frumentaria de Gaio Graco (R. M. OGILVIE, op. cit., p. 339).
24
T. J. CORNEL, Los orígenes de Roma…, p. 317.
25
El mismo Dionisio de Halicarnaso había atribuido la donación del trigo a Dionisio de Siracusa, quien ascendió
al poder en el año 405 (7. 1. 4). Se trata de otro anacronismo provocado sin duda por la utilización de diferentes fuentes
de dudosa calidad.
26
B. G. NIEBUHR, Römische Geschichte, (edic. M. ISLER), Berlín, 1873, II, p. 154.
231
como lo demuestran sus triunfos sobre sabinos, volscos y hérnicos y su elección como magister
equitum del dictador Tito Larcio, cargo que también ostentó Coriolano, otro brillante militar y
estratega.
Para el Senado romano se había convertido en un individuo peligroso, particularmente
porque aún estaba reciente el antecedente de Coriolano. Es en este contexto en el que se le
acusará de affectatio regini. Es la época en que en Atenas, por ejemplo, se va a poner en práctica
el mecanismo que Clístenes había implantado en el año 510: el ostracismo. Desde el 488 funciona
con cierta frecuencia: Hiparco, Megacles, Calias fueron enviados al exilio por aspirar o querer
implantar la tiranía. Incluso a Jantipo se le exilia simplemente por ser demasiado poderoso. En
Roma, que no tenía un mecanismo de este tipo, la caída de Cassio significó su condena a muerte.
Su ejecución indudablemente benefició a los patricios. A partir de su muerte, la nobilitas
y concretamente la familia Fabia controló el consulado. Siete miembros de la misma se sucedieron
en los cargos hasta que fue exterminada en la guerra contra Veyes.
La plebe perdió a uno de sus dirigentes más dotados. Las fuentes indican que no defendió
a su líder porque no le convencían sus proposiciones. Esto parece más bien una composición
retórica de los analistas filoaristócratas con el fin de acusar a la plebe de debilidad e inacción, y
particularmente a sus líderes, los tribunos de la plebe. Livio señala que el pueblo se arrepintió de
no haberle apoyado en un momento decisivo y, según la postura expuesta por las fuentes analistas
de Livio, de haberle condenado. Hay que recordar que Espurio Cassio era cónsul en el momento
en que se produjo la retirada de la plebe al monte Aventino y, aunque las fuentes no señalen
una intervención por su parte en la resolución del conflicto, sí que en un pasaje que recoge su
discurso ante la Asamblea Espurio menciona su decisiva intervención en la terminación de la
crisis (D. H. 8. 70. 2). Es indudable que un personaje al que se le reconoce una gran capacidad
negociadora e incluso legislativa tuvo que tener un peso importante en el desarrollo de los pactos
entre el Senado y la plebe, sobre todo cuando las posteriores acciones demuestran su posición
filo-plebeya.
4. EL ASUNTO DE LAS ESTATUAS Y LAS CIRCUNSTANCIAS DE SU MUERTE
4. 1. Las estatuas
Como ya se ha comentado, los planteamientos políticos de Espurio le supusieron una
acusación de affectatio regini y, como consecuencia de la misma, fue condenado a muerte y
ejecutado.
Estas debieron ser las referencias que permanecieron en la tradición romana. Los
analistas del siglo II a. C. partieron de ellas para reconstruir su juicio, condena y ejecución. Es
bastante probable que para ello se basaran en una serie de objetos relacionados por la tradición
con Espurio Cassio, tales como la existencia de dos estatuas ligadas a él mismo o a su familia.
Plinio (NH. 34.15) nos ha trasmitido la noticia de que la primera estatua de bronce que
se realizó en Roma fue una imagen de la diosa Ceres que se encontraba en su templo. El bronce
llevaba la siguiente inscripción: ex Cassia familia datum (Liv. 2. 41.10). Le Boniec27 tradujo
la inscripción como “donación de los bienes de Cassio”, interpretando familia en el sentido de
27
232
H. LE BONNIEC, Le culte de Cérès á Rome, París, 1958, p. 233.
peculio, algo que después ha sido discutido28.
Plinio (NH. 34. 30) recoge también que, según el analista L. Piso, en el año 158 los
censores P. Cornelio Escipión y M. Popilio mandaron fundir la estatua que Espurio Cassio se
había erigido a sí mismo y que se encontraba junto al templo de Tellus. Este edificio estaba
situado en la Carinae y se hallaba en el solar donde Cassio había tenido su morada.
Estas menciones provienen de las investigaciones que realizaron los analistas en el
siglo II a. C. La primera de las estatuas posiblemente sirvió para argumentar una de las dos
proposiciones que hacen los autores greco-latinos sobre las circunstancias de su muerte por haber
pretendido la monarquía. Una de ellas defiende que fue acusado por los cuestores y arrojado
desde la roca Tarpeia. La segunda, que fue ejecutado por su propio padre.
Debido a la lex sacrata, recogida por Livio (4. 55. 7), los bienes de los consagrados
(condenados) debían pasar al templo de Ceres. Por todo ello, no debía ser difícil relacionar la
dedicación de la estatua de Espurio Cassio, al cual ya le era atribuida la dedicación del templo de
Ceres29, con las propiedades que se le confiscaron al ser condenado. Ahora bien, como todavía
vivía su progenitor, los bienes de la familia Cassia eran patrimonio de su padre, por lo que solo
se pudo incautar el peculio de Espurio. Ello estaría en contradicción con la versión que recoge la
demolición de su casa, ya que esta pertenecía al pater familias.
4. 2. Ejecución de Espurio Cassio en la domus paterna y pervivencia de la gens
Parece bastante probable que la estatua de Ceres no fue dedicada por el padre de Espurio
Cassio ya que, según Plinio, las primeras imágenes de los templos estaban realizadas en madera o
terracota (NH 34. 34) y por ello las atribuciones tempranas de estatuas de bronce son inciertas30.
Pero la noticia de la estatua de Ceres con la dedicatoria de la que se hace eco Livio (2.
41. 10) permitió construir una teoría sobre la muerte de Espurio acorde con la pervivencia de la
gens Cassia. La condena del pater familias y la confiscación del hogar paterno hubiesen supuesto
la ruptura con los dioses de la casa y por lo tanto de la gens. No era el caso, ya que vivía su padre,
el pater familias.
Según esta teoría, una vez condenado, Espurio Cassio fue golpeado por su progenitor en
la domus familiar hasta morir (Liv. 2. 41. 10), aunque Valerio Máximo (5. 8. 2) indica que no lo
mató el padre sino que ordenó que se le fustigase hasta la muerte. El instrumento usado debió ser
la verga, la herramienta usual del castigo doméstico31. La ejecución del filius familias Espurio
por su ascendiente explicaría que la gens Cassia no perdiera su estatus y, al mismo tiempo,
permitiría a los ojos de los romanos la permanencia del vínculo entre Espurio Cassio y la familia
Cassia, tal y como lo confirma Dionisio de Halicarnaso (8. 79. 4) al afirmar que en el caso de
que su padre hubiera sido el informante, acusador y ejecutor de su propio hijo, su casa no sería
arrasada ni su patrimonio confiscado.
28
Dice GABBA, después de citar la traducción de LE BONIEC, que le parece difícil sin embargo interpretar
familia en el sentido de peculium (E. GABBA, “Sul proceso…”, op. cit., p. 144).
29
A. MOMIGLIANO, “Due punti si storia romana arcaica”, Studia et documenta Historiae et Iuris, 2, 1936, p.
378, nota 40; E. GABBA, “Sul proceso…”, op. cit., p. 143.
30
Las primeras estatuas honorarias en Roma deben datar del siglo IV (E. H. RICHARDSON, “The Etruscan
Origins of Early Roman Sculpture”, Memoirs of the American Academy in Rome, 21, 1953, p. 103).
31
E. CANTARELLA, Los suplicios capitales en Grecia y Roma, Madrid, 1996, pp. 139–140. Dice esta autora
que en un crimen público del tipo del que se había acusado a Espurio el poder paterno se solapaba con el del Estado y el
castigo del reo podía ser tanto privado como público.
233
Una gens era lo que era la domus familiar, el lugar donde vivía el recuerdo de los
antepasados y se honraba a sus dioses penates32. El hecho de que persistiera la gens Cassia en
Roma hace pensar que la destrucción no se produjo. Si se le hubiese incautado el patrimonio
y confiscado los bienes, la domus habría sido derribada. Igualmente significativo es el destino
de los hijos de Espurio Cassio. Según Dionisio de Halicarnaso (8. 80), se les permitió vivir33.
Estas dos circunstancias explicarían que la familia Cassia situara a Espurio Cassio entre sus
ascendientes.
La gens continuó, aunque D´Inocenti34 precisa que la gens Cassia sufrió una condena
histórica, ya que hasta el año 171 a. C., periodo en el que C. Cassio Longino desempeñó esta
magistratura, ninguno de sus miembros ocupó el cargo de cónsul.
Las gentes romanas daban mucha importancia a las genealogías familiares, tal como
expone Plinio (NH. 35. 7)35 y ello les llevaba a realizar árboles genealógicos. Tenían una gran
trascendencia en el culto familiar, aunque también en las pretensiones familiares, como se
observa en el caso de Galba, que hacía remontar su genealogía a Júpiter por vía paterna, la
familia Sulpicia, y a Pasifae, la familia de su madre Livia Ocelina (Suet. Galb. 2.1).
4. 3. Ejecución de Spurio Cassio por los cuestores y el solar de la domus
La segunda opción barajada en torno a la muerte de Cassio se basa en que los cuestores
Cesone Fabio y L. Valerio Poblicola le acusaron de affectatio regini36. Livio (2. 41. 11) dice
que se trataba de una imputación de perduellio. Es un cargo que debían haber planteado los
duoviri perduellionis y por ello Mommsen37 rechazó la competencia de los cuestores parricidi
en denuncias de perduellio. Staveley38 defendió que la competencia questoria en los casos de
perduellio representa una fase anterior con respecto al procedimiento duoviral y acepta, por lo
tanto, la jurisdicción de los quaestores parricidi en los casos de perduellio39.
Aunque este punto de vista no es compartido por otros autores. Drummond40 defiende
que, si bien los cuestores son descritos ocasionalmente llevando a cabo investigaciones de cargos
32
Ya en 1864 Fustel de Coulanges puso de manifiesto la importancia de la religión en la estructuración, un
apartado dedicado a analizar la relación entre la gens, la domus y el culto a los antepasados (F. DE COULANGES, La
ciudad antigua, Madrid, 1979, [trad. C. MARTÍN], pp. 117–135).
33
Además, este asunto tiene su importancia en Roma, ya que Sila prohibió a los hijos de los proscritos el acceso
al cursus honorum. Este acto fue considerado contra derecho hasta que la Lex Antonia del año 49 a. C. permitió a los
descendientes de los proscritos la recuperación de sus derechos.
34
Aduce que Espurio Cassio desempeñó un papel político importante como miembro de la gens Cassia y que
entró en conflicto con la gens Fabia en su lucha por el poder político. Al ser derrotado Espurio su gens fue apartada del
control político de Roma (F. D’IPPOLITO, op. cit., pp. 197–210, esp. 208).
35
PLIN. NH. 35. 1: “Otro era el tipo de cosas que había en los atrios de las casas de nuestros mayores…., se
guardaban en hornacina individuales máscaras de cera, cuya función era servir de retrato en las ceremonias fúnebres de la
familia y siempre, cuando alguien moría, estaban presentes todos los miembros de la familia, que habían existido alguna
vez. Las ramas del árbol genealógico discurrían por todas sus líneas hasta los retratos pintados” (trad. E. TORREGO, en
Plinio, Textos de Historia del Arte, Madrid, 1987).
36
Gabba opina que los nombres de los cuestores fueron introducidos por los analistas en un proceso de
reelaboración del tema ya que uno era un representante de la gens Fabia y el otro un hermano del ilustre Valerio Poblicola
(E. GABBA, “Sul proceso… ”, op. cit., p. 145).
37
TH. MOMMSEN, Römisches Staatsrecht, vol. II, Leipzig, 1877, pp. 525–526; StR II3, 541, n. 3
38
E. S. STAVELEY, “Provocatio during the Fifth and Fourth century B. C.”, Historia 3, 1954-1955, p. 427.
39
E. GABBA, “Sul proceso… ”, op. cit., p. 144.
40
A. DRUMMOND, “Rome in the fifth century II: the citizen community”, CAH, VII, 2, 1989, p. 196. En las
Doce Tablas (IX. 4) los quaestores parricidi se encargan de los casos de asesinato.
234
de traición, falsos testimonios o peculato, estos juicios son ficciones41. En la época más temprana
los casos de traición parecen haber sido llevados por una comisión especial de duoviros.
Dionisio de Halicarnaso (8. 8. 5) narra que los cuestores le llevaron al precipicio (roca
Tarpeia) y lo arrojaron desde la roca y añade que ese era el procedimiento habitual de ejecución
de la pena de muerte en aquellos tiempos.
Frente a la hipótesis de que la casa fue respetada, debido a que fue ejecutado por su
propio padre, nos encontramos con la otra versión. La mención de que el templo de Tellus, diosa
relacionada con Ceres, estaba asentado en el solar que había ocupado la casa de Espurio Cassio
tendría relación con la ejecución de Espurio Cassio por parte de los cuestores. El proceso, la
condena y la ejecución pública llevaría aparejada la confiscación de todos sus bienes, incluida
la destrucción de la casa hasta los cimientos, permaneciendo el solar vacío con un sentido
ejemplarizante. Valerio Máximo (6. 3. 1b) recoge que el Senado castigó a Espurio Cassio con la
muerte y sobre su cadáver hicieron caer los escombros de su casa para que el castigo incluyera a
sus dioses penates. Conocemos otros ejemplos como el de Melio, acusado de traición en el año
438 y cuya casa fue arrasada (D. H. 12. 1. 1-4, 5), o incluso Cicerón, que por acusaciones de
Clodio vio su mansión derribada (Cic. De Domo Sua). Como ya se ha señalado, la casa era un
monumento a la memoria de la familia. Si la casa era destruida, con ella desaparecía la memoria
familiar y, como dice Hales42, las memorias constructivas de las casas familiares se convertían al
ser destruidas en un recuerdo permanente del castigo sufrido.
En ambos casos (ejecución por el padre o los cuestores) el proceso terminó con la
muerte de Espurio Cassio43. Actualmente prevalece la opinión de que el proceso que pudo tener
más verosimilitud debió ser la ejecución por el padre, a pesar de que hay autores que se muestran
escépticos respecto a que un personaje que había sido tres veces cónsul y había obtenido dos
triunfos fuese ejecutado de ese modo. El proceso llevado a cabo por los cuestores fue una
reelaboración posterior.
Hay una tercera interpretación que es una síntesis de las dos anteriores. En ella el padre
denuncia al hijo ante el Senado, que lo condena, y a continuación se encarga de cumplir la
sentencia dando muerte a su hijo (D. H. 8. 79. 1).
4. 4. La estatua de Espurio Cassio y la opinión de la plebe con anterioridad a los
analistas
Los datos trasmitidos por Livio y Dionisio nos han aportado el punto de vista de la
nobilitas, pero no conocemos cuál era la opinión que sobre él tenía el pueblo y su familia y esto
es lo que analizaremos a continuación.
La estatua de Espurio Cassio que se encontraba cerca del templo de Tellus, en caso
41
W. KUNKEL, Untersuchungen zur Entwicklung des römischen Kriminalverfahrensin vorsullanischer Zeit
Zeit, Munich, 1962, pp. 34–35.
42
S. HALLES, “At home with Cicero”, Greece & Rome, vol. 47, 1, 2000, p. 46.
43
No deja de tener ironía que el personaje que había dedicado el templo de Ceres y era el líder de la plebe sea al
mismo tiempo condenado como ofensor de la diosa. Pero también Tiberio Sempronio Graco fue condenado y ejecutado,
acusado de tendencias monárquicas. Posiblemente, como debió ocurrir en el caso de Cassio, se realizó en torno a su
persona la consecratio bonorum y la consecratio capiti. Su muerte debía ir acompañada de la donación de bienes al
templo de Ceres. Esta segunda parte no se realizó, ya que la fuerza de sus partidarios era considerable en Roma. Con el
fin de aplacar a la diosa, ya que no había recibido los bienes prescritos, el Senado decidió propiciarla en el templo de
Henna en Sicilia (B. S. SPAETH, “The Goddess Ceres and the Death of Tiberius Gracchus”, Historia: Zeitschrift für Alte
Geschichte, 39, 2, 1990, p. 194).
235
de representar al propio Espurio, tuvo que ser erigida con posterioridad a su muerte, quizás
durante el siglo III o en la época en que los Cassio alcanzaron el consulado en el siglo II a. C.
La pervivencia de las estatuas en Roma tuvo que ser altamente improbable ya que debieron ser
destruidas por el fuego provocado por los galos (Liv. 5. 41.11). De ser así, sería imposible que
la mandase erigir el propio Espurio Cassio44. Las estatuas no oficiales fueron fundidas en el
año 158 a. C., por lo que pudo ser colocada en la primera mitad del siglo II, quizás hacia el 171
coincidiendo con el nombramiento de C. Cassio Longino como cónsul.
El dato de la colocación de la estatua indica que con anterioridad a la época de los
Gracos, para la familia Cassia y la plebe, Espurio era un héroe y le consideraban un antepasado.
Que la plebe se arrepintió de su ejecución lo tenemos en un pasaje de Livio en el que precisa que
poco después de su muerte la plebe olvidó la furia que había sentido hacia él (Liv. 2. 42. 1). Por
otra parte, tampoco el Estado debió tener una mala consideración hacia el antiguo aspirante a la
tiranía ya que no estaba permitido erigir la estatua de un tirano reconocido. Cuando los censores
la mandaron fundir, fue destruida junto con todas las demás estatuas que no habían sido erigidas
oficialmente. Todo ello indica que la figura de Espurio Cassio como paradigma del aspirante a la
tiranía debió ser construida a partir del siglo II a. C. y, probablemente, por la actuación política
de los Gracos. Con anterioridad a la recuperación y reconstrucción falseada de su trayectoria
política, Espurio Cassio sería una figura nebulosa de la que se tenían escasos datos, entre los
cuales debía figurar que había sido un personaje importante que había apoyado a la plebe y
que había sido ejecutado después de sufrir una acusación de perduellio por affectatio regini. Se
consideraría que hubo en ello un móvil político detrás de la acusación y que esta estuvo motivada
por las medidas que intentó legislar a favor de la plebe.
Al equiparar los analistas su política a la de los Graco, su ejecución y su final a manos
del Estado fueron considerados por la nobilitas como un modelo a seguir, un antecedente de lo
que debía hacerse en los casos de affectatio regini o una justificación de lo que se había hecho.
El ejemplo de su castigo se debió acentuar durante el siglo I a. C. debido al sesgo autoritario
que estaba tomando la política romana. Su muerte se presentó como el camino que los antiguos
republicanos mostraban a los coetáneos sobre la línea que había que seguir con los aspirantes a
tiranos45. De ahí que el cónsul aparezca repetidamente citado por Cicerón (Rep. 2. 49; Dom. 101)
para quien Cassio, Maelio y Maulio son el ejemplo de los que aspiran a la tiranía46. Esta visión
negativa no era compartida por su familia, que se vinculó a su figura a través de una acuñación
monetaria. El monedero del año 102 a. C., Lucius Cassius Caecinianus reivindica el papel de su
antepasado en la fundación del templo de Ceres. Si hubiese sido un traidor, tal y como mantiene
la revisión anticuaria del siglo II a. C., su familia no habría utilizado su figura como emblema
propagandístico. Además, no se trata de un caso singular, sino que también hay otros sucesos
históricos manipulados como el asunto de la Pax Caudina y su transformación en una pseudo44
Aunque sea falso que Espurio Cassio erigiera su propia estatua, esta leyenda sirvió para reafirmar la creencia
en las aspiraciones monárquicas del político romano. En Roma, durante la época de Cassio, las estatuas se utilizaban para
representar a los dioses. Solo con posterioridad y por influencia helénica se empezó tímidamente a retratar ciudadanos
eminentes (como por ejemplo Escipión el Africano), y todo ello después de una gran polémica sobre esas costumbres
orientalizantes. En la moneda romana solo se comienza a representar personajes vivos a partir de César, el primero que
incluyó en vida su rostro en las monedas romanas. Se dice que ello le costó la vida por affectione regni.
45
A.W. LINTOTT, Violence in Republican Roman, Oxford, 1968, p. 176.
46
J. R. DUNKLE, “The Greek Tyrant and Roman Political Invective of the Late Republic”, TAPA 98, 1967, pp.
157–166; A.W. LINTOTT, “The Tradition of Violence in the Annals of Early Roman Republic”, Historia: Zeitschrift für
Alte Geschichte, 19, 1, 1970, pp. 12–29.
236
narración histórica ejemplarizante con el fin de justificar las decisiones políticas tomadas en el
asunto del Foedus de Mancino47.
4. 5. El asunto de los tribunos quemados
Hay también dos confusas noticias, una recogida por Valerio Máximo y la otra por
Festo, a las que hay que unir un fragmento de Dión Casio. La primera narra que el tribuno de la
plebe Publio Mucio hizo quemar a sus nueve colegas ya que por instigación de Espurio Cassio
se habían opuesto a la elección de las magistraturas (Val. Max. 6. 3. 2). Festo (s. v. Novem, 180
L) por el contrario incluye a Publio Mucio entre los quemados, aunque en este caso son tribunos
militares pertenecientes al ejército de T. Sicinio, muertos en un combate contra los volscos y
cuyos cuerpos fueron quemados en el Circo. Ciertamente un tribuno como Publio Mucio no
tenía capacidad para condenar a muerte a sus colegas, aunque podía llevar a cabo una acusación
contra ellos. Se ha propuesto que se pudo celebrar una especie de ordalía48. El fragmento de
Dión Casio (5. 22. 1; Zon. 7. 7), que se ha fechado en los años 472–471 a. C., relata que nueve
tribunos fueron entregados al fuego por el pueblo. Pero del contexto de la narración se deduce
que debieron ser quemados por la nobilitas, ya que la acción se sitúa en medio de una lucha sorda
entre plebeyos y patricios recurriendo estos al asesinato a escondidas de los hombres más activos
del pueblo.
Sin descartar esta hipótesis, también es interesante el dato mencionado por Valerio
Máximo de que murieron por seguir las consignas de Espurio Cassio. El obstruccionismo
político fue practicado por los tribunos de la plebe, pero no hay constancia de que se hiciese en
una época tan antigua. Sin embargo es probable que Espurio Cassio contase con apoyos entre
los tribunos de la plebe, a pesar de la versión de los analistas, y pudiera pensarse que, además
del proceso que se llevó a cabo contra el cónsul, pudo darse otro contra los tribunos, sus aliados
naturales, que terminaron siendo condenados. La muerte habitual propuesta por los tribunos era
el despeñamiento desde la roca Tarpeia, uno de los castigos que van unidos a la muerte de Espurio
Cassio. Parece una sentencia más acorde con el status del cargo que ostentaba. La condena a
morir quemado era un suplicio que en la antigüedad se aplicaba a los que robaban en los campos
y el castigo estaba vinculado a la diosa Ceres. Al ser el tribunus plebis un magistrado vinculado a
Ceres pudo darse esta confusión. En realidad, debieron ser despeñados pero también pudo darse
como medida de amedrentamiento, tal y como lo recoge Dión Casio en el mencionado pasaje
en el que narra que los tribunos que les sucedieron no se atemorizaron, sino que les sirvió de
estímulo y se animaban más.
5. CONCLUSIONES
La interpretación histórica obedece a unos intereses no solo de clase, sino a veces de
facciones o grupos de poder y esto lo podemos apreciar con claridad en la manipulación que sufrió
la actuación de Espurio Cassio por parte de los analistas romanos. Este hábil político romano
filo-plebeyo cayó víctima de una conspiración seguramente inspirada por la familia Fabia y fue
47
J. I. SAN VICENTE, “El Foedus de Mancino, la Pax Caudina y Tito Livio” en J. MARTÍNEZ (ed.), Mundus
vult decipi. Estudios interdisciplinares sobre falsificación textual y literaria, Madrid, 2012, pp. 319–334.
48
J. GAGE, “’Vivicomburium’, Ordalies o supplices par el feu dans la Rome primitive”, RHDF 42, 1964, pp.
541–573; E. CANTARELLA, op. cit., pp. 210–211.
237
condenado y ejecutado. Aparte de sus consulados, triunfos, foedera y violenta muerte, poco más
se debía conocer de su trayectoria.
Las investigaciones permitieron a los analistas añadir algunos datos más relacionados
con su persona o su gens: estatuas, ubicación de su domus arrasada.
Estos autores, que son la fuente de Livio y Dionisio de Halicarnaso, reinterpretaron
y manipularon los hechos con el fin de adaptarlos a sus intereses políticos y para ello crearon
una serie de teorías relacionadas con su condena y castigo en las que intervenían bien su padre
o magistrados del Estado. La actuación política de los Graco había provocado una crisis en la
sociedad romana. La reescritura de las acciones de ciertos personajes vinculados a la plebs, tal
el caso de Espurio Cassio, fue un arma política a esgrimir contra aquellas tendencias contrarias a
las posiciones aristocráticas surgidas en el entorno de la plebs. La posterior disposición de ciertos
personajes políticos al poder autoritario acentuaron esa tendencia de presentar a Espurio Cassio
como un paradigma del aspirante a tirano, tal y como lo personifica Cicerón.
Pero la observación de los mismos hechos que sirvieron para construir la recreación
histórica de los analistas permite vislumbrar algunas facetas que habían permanecido ocultas.
Los datos aportados por el contexto de las estatuas y de la moneda han permitido entrever que
no había una especial hostilidad por parte de la plebe ni de su gens hacia la figura de Espurio.
238
SS
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Las referencias bibliográficas en las notas: Libros/monografías
P. Brown, El cuerpo y la sociedad. Los cristianos y la renuncia sexual, Barcelona 1993
(traducción de A. J. Desmonts), pp. 156-157.
M. Fuhrmann, Rom in der Spätantike. Porträt einer Epoche, Zúrich 31998, pp. 282-291.
El nombre del autor en versalita, nombre de pila abreviado delante del apellido, títulos en
cursiva.
Artículos/capítulos de libros
P. Leveque, «De noveaux portraits de l’empereur Julien», Latomus 22, 1963, pp. 74-84. Título
del artículo entre comillas, nombre de la revista en cursiva.
Citas de fuentes
Ovidio, Tristes IV, 1, 29, es decir, el nombre del autor se adaptará a la lengua en que se haya
escrito el artículo.
A. Canellis, Faustin (et Marcellin), Supplique aux Empereurs (Libellus Precum et Lex
Augusta), Sources Chrétiennes, nº 504, Les Editions du Cerf, 2006, pp. 126-127.
447
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GRUPO DE INVESTIGACIÓN
«ANTIGÜEDAD Y CRISTIANISMO»
2012
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