UNIDAD N° 3: DIMENSIÓN PERCEPTIVA, COGNITIVA Y LINGÜÍSTICA DEL DESARROLLO INFANTIL. Introducción Las investigaciones realizadas por Rene A Spitz1 permitieron confirmar las afirmaciones que ya había hecho Sigmund Freud, en el sentido de que para el neonato no existe un objeto que pueda discriminar, este objeto se construye a partir del nacimiento y de las experiencias que el infante tiene, especialmente con su madre. La existencia de este objeto y de la relación de objeto ha llevado a que el periodo del recién nacido se denomine etapa sin objeto o etapa de no diferenciación en la grafica N° se observa un infante recién nacido, por lo cual no experimenta el medio circundante como algo separado de si. 1. Dimensión perceptiva – 0 a 2 años El hombre no nace humanizado. Debe adquirir en un largo y arduo proceso de aprendizaje todas aquellas funciones y destrezas que lo convierten en un ser conciente de su existencia, capaz de relacionarse a nivel simbólico con otros seres de su especie y de dar sentido y proyección a su vida cumpliendo metas y objetivos. La Percepción, como las relaciones con otros, como los afectos y la cognición, debe emerger. Esta función se aprende, se coordina, se integra y sintetiza a partir de las múltiples formas de relación que establece el ser humano. El neonato inicia su desarrollo perceptivo en virtud de las relaciones de objeto que establece con su madre, en aquellas secuencias que son tranquilizantes, inquietantes y también cambiantes. En las primeras semanas de vida no puede hablarse aun de percepción en el Infante debido a que los estímulos que impactan su sistema sensorial no tienen carácter significativo a partir de la experiencia. Pero sí quedan rastros mnémicos (en la memoria ),los cuales adquirirán significado al aparecer la percepción. Para iniciar el desarrollo perceptivo, el ser humano posee al nacer un sistema de captación denominado Organización Cenestésica o Recepción. Este sistema de captación o recepción es generalizado, no discrimina particularidades, por el contrario, tiene la forma de todo o nada, es visceral y se manifiesta en forma de 1 SPITZ, René A. (1.986) El primer año de vida del niño. Fondo de cultura Económica. México Pág. 39 emociones. Así, un malestar como el que produce la necesidad de alimento, embarga al infante en su totalidad y ningún estimulo tranquilizador controlará su emoción. Sólo el alimento controla su emoción generalizada. La organización cenestésica, como sistema perceptivo es sustituida por la Organización Diacrítica, pero no puede afirmarse que desaparece. Por el contrario, continúa funcionando por toda la existencia, a pesar de los controles sociales y culturales que se oponen a las grandes expresiones emocionales. Este sistema visceral es como la fuente misma de la vida y emerge en momentos de peligro, de gran tensión, donde se pierde el control racional consciente. Así el sujeto logra enfrentar la situación imprevista, la enfermedad, la gran tensión emocional. Como ya se anunció, a partir de la organización cenestésica, aparece posteriormente en el desarrollo la Organización Diacrítica, en la cual la percepción se efectúa a partir de los órganos sensoriales periféricos, es localizada, específica e intensiva. Sus centros de interpretación están en la corteza cerebral y sus manifestaciones son procesos cognoscitivos como el pensamiento y la atención. Esta organización diacrítica que se inicia desde los primeros meses de vida, continúa refinándose y estructurándose durante toda la vida. Estas organizaciones que posibilitan la percepción se reciben como parte de la herencia evolutiva de la especie, pero no se desarrollan si no tienen la suficiente estimulación. El niño requiere manipular, ver, sentir los objetos ponerse en contacto con múltiples experiencias, a fin de obtener un máximo desarrollo en su y dimensión perceptiva, hemos de enfatizar, además, la estrecha relación entre los procesos perceptivos y entre estos y el desarrollo del yo. En efecto, la percepción y la cognición son funciones que cumple el yo, el cual se considera como la parte del sistema psicofísico de la persona, que se reconoce como tal y se desarrolla a partir del nacimiento. En el neonato la percepción como los afectos es indiferenciada; la percepción diacrítica no existe y el infante no logra distinguir una de otra. Sin embargo, ya en el octavo día de vida comienza a observarse cierta especificidad en la respuesta, no puede hablarse de que hay aprendizaje pero el infante empieza a responder a sugerencias y se aprecia el condicionamiento en los reflejos. Recordemos que el reflejo de succión motiva el comportamiento de mamar o chupar y se presenta cuando el bebe se coloca en posición horizontal en los brazos de la persona que lo levanta, entonces voltea la cabeza hacia el pecho y realiza movimientos de succión. Después del octavo día sólo trata de succionar si se le coloca en esta posición. Si se levanta en posición vertical no voltea la cabeza para tratar de chupar. Durante los dos primeros meses de vida este tipo de comportamientos son cada vez más visibles y específicos. Antes de avanzar sobre el desarrollo perceptivo del infante, es importante definir lo que significa esta función psicológica. Precisar este concepto permite comprender la magnitud del desarrollo alcanzado por el niño en sus primeros años de vida. Según Morgan y King2la percepción se refiere a la forma en que vemos el mundo, lo oímos, lo sentimos, lo gustamos a lo olemos. El mundo que percibe una persona es el que corresponde a su experiencia inmediata. Una característica básica de la percepción es su naturaleza selectiva; nuestros órganos sensoriales se hallan bombardeados con una multitud de estímulos, pero sólo percibimos con claridad algunos pocos. Para Coon Dennis3 la percepción es el proceso de organizar las sensaciones en una representación mental útil del mundo proceso que se cumple en forma automática. Pueden ocurrir falsas percepciones, pero a partir del material producido por la sensación, la percepción crea rostros, melodías, figuras y en ocasiones tragedias. Parte de lo que percibimos proviene a través de los sentidos, del objeto que tenemos adelante; otra parte… procede siempre… de nuestra propia mente. William Games Las anteriores funciones ubican la percepción como una función que se adquiere, se cultiva, se perfecciona pero que esta, también, determinada en gran medida por componentes subjetivos y afectivos. Así el desarrollo perceptivo y cognitivo del infante esta claramente influenciado por la percepción del rostro humano, como primera configuración significativa. Cuando comienza el segundo mes, una persona que se acerca al infante empieza a tener un lugar especial entre las cosas que rodean al pequeño. El infante empieza a percibir visualmente al adulto que se acerca. Si en ese momento el bebe tiene hambre y esta llorando, puede observar que se calla, abre la boca y empieza a succionar. Sólo la percepción táctil, intra oral de alimento, produce esta respuesta a esa edad; pero es necesario que el infante tenga hambre. Dos o tres semanas después hay otro progreso: cuando el infante percibe un rostro humano, sigue sus movimientos con atención y concentración. No hay otro estimulo capaz de generar este comportamiento en el bebe; lo anterior en virtud de que el rastro humano se presenta continuamente en su campo 2 MORGAN Clifford T. y King Richard (1979). Introducción a la psicología. Ed. Aguilar. Madrid Págs. 271-274 3 COON Dennos (1989). Introducción a la psicología. Fondo educativo interamericano. México , Pág. 100 visual y asociado a la satisfacción de sus necesidades. La configuración del rostro humano se hace significativa porque se asocia con el alivio del displacer y con la experiencia del placer. Así, el bebe criado con pecho mira fijamente el rostro de la madre durante todo el tiempo en el que succiona. Cabe señalar que la cavidad bucal presenta en las primeras semanas de vida un mayor desarrollo que el resto del organismo; el bebé no solo tiene movimientos de succión y deglución, sino que es capaz de coordinar desde su nacimiento estos movimientos con la respiración. La secuencia de la alimentación y la cavidad bucal como zona favorecida y particularmente sensible, marcan los comienzos de la organización. Pero debe señalarse que la situación de alimentación va acompañada de múltiples estimulaciones sensoriales que dan comienzo paulatinamente a la percepción diacrítica: las caricias y manipulaciones de la madre, los ruidos relacionados con los preparativos y las palabras y sonidos emitidos por la madre, el olor de la madre y muy especialmente, la presencia del rostro de la madre, de la configuración del rostro humano que esta siempre presente en los momentos de satisfacción. Desde luego, la secuencia de la alimentación, no es la única oportunidad en la que el bebé puede mirar el rostro materno. Lo observa también durante el baño. Cuando le cambia los pañales, cuando lo levanta para tratar de calmarlo. Siempre que el infante recibe atención, el rostro de un adulto se coloca frente a él como estimulo visual. Así, durante los dos primeros meses, quedan fijadas en la memoria del infante las huellas del rostro humano, como la primera señal de la presencia del satisfactor de sus necesidades. El niño o la niña seguirán todos los movimientos de esta señal. El rostro humano se constituye en la primera configuración que, como estimulo significativo, deja huellas en la memoria humana. Con respecto a la percepción humana, es importante hacer énfasis en el siguiente aspecto: El hombre tiene capacidad de guardar en su memoria rastros y huellas susceptibles de ser reactivadas como representaciones, o sea, recuerdos e imágenes y también puede activar dichas huellas sin el estimulo correspondiente de una percepción externa. El ser humano puede ver con la mente o puede representarse estímulos que en el momento no están presentes. Este fenómeno se denomina apercepción y para el desarrollo psíquico del niño tienen gran importancia porque experiencias percibidas durante la primera infancia pueden ser objeto de representaciones posteriores. La capacidad de ver ha de adquirirse paulatinamente, mediante un procese de aprendizaje, dentro de la experiencia afectiva que proporciona las relaciones con los otros, básicamente con la madre (relaciones de adjetivo). Lo anterior ha motivado la siguiente afirmación ¨ el afecto es el motor que dinamiza la personalidad ¨ se percibe, se aprende, aquello que tiene significado afectivo. Toda prevención se genera en la cavidad oral que sirve de puente inaugural entre la respiración interna y la percepción externa, la cavidad oral con sus órganos, la lengua, los labios, la nariz, la faringe y las mejillas. Son las estructuras que se aplican principalmente para la percepción táctil y para la exploración. La sonrisa del tercer mes A partir del segundo mes de vida, el rostro humano se convierte en la configuración preferida para la percepción visual, por encima de cualquier objeto que rodee al infante. Además, ahora logra separar el resto del trasfondo y le dedica especial atención. Ya en el tercer mes, el bebe no solo se vuelve hacia el rostro humano sino que responde ante este con una sonrisa, esta nueva respuesta para el bebe, propia sólo de la especie humana da cuenta de su madurez física y de su desarrollo psicólogo. Esta sonrisa es la primera forma de comportamiento activo, intencional y dirigido hacia un objeto. Es el paso del comportamiento pasivo al activo, factor de gran importancia en el desarrollo psicólogo. Para que el bebe sonría ante el rostro del adulto en el tercer mes, se requiere que el infante pueda ver los dos ojos y que el resto tenga individualidad especifica que da cuenta del desarrollo del bebe de los dos a los seis meses. Sin embargo, no puede afirmarse que la sonrisa del tercer mes ante el rostro humano, esta dando cuenta de que el infante reconoce o percibe en ese rostro a un congenere humano, o a un ser querido (objeto libidinal). Este rostro es un signo o una configuración privilegiada que se compone de ojos, frente, nariz, todo en movimiento. En realidad puede afirmarse que la sonrisa del infante entre los tres y los seis meses se genera por una configuración que representa el rostro humano. Si este se presenta de perfil, no aparece la sonrisa. Después de seis meses, por el contrario la gran mayoría de los niños no sonríe cuando se presenta ante ellos un rostro extraño. Mientras de dos a seis meses la sonrisa ante el rostro humano es indiscriminada en la segunda mitad del primer año los infantes sonríen solo para sus madres, amigos y familiares cercanos, para los seres u objetos de su amor; no sonríen ante los desconocidos. La angustia del octavo mes. Entre el sexto y el octavo mes se presenta en el bebé un comportamiento de gran interés desde las dimensiones cognitivas, psicosocial y perceptiva. Nos centraremos ahora en la última dimensión mencionada. Ahora el bebe no sonríe cuando una persona desconocida se le acerca y le sonríe moviendo la cabeza. Su percepción diacrítica se ha desarrollado al punto que le permite diferenciar claramente entre el conocido y el desconocido. Su reacción ante el extraño es bien particular. Muestra recelo, angustia y rechazo. Algunos bajan los ojos con timidez, se los cubren con las manos, ocultan el rostro boca abajo o comienzan a llorar. En general, la reacción del infante es de negación, de rechazo a cualquier contacto con el desconocido, de darle la espalda y mostrar angustia. En la etapa de la angustia del octavo mes, que es más propiamente un “ temor “ por haber encontrado un objeto desconocido, el niño esta mucho mas avanzado en todo su desarrollo. Reacciona al encontrarse con un desconocido, porque este no es su madre: esta le ha dejado, la angustia que manifiesta no es en respuesta al recuerdo a una experiencia desagradable con el desconocido; es una reacción de su percepción de que el rostro desconocido no coincide con la representación en su memoria del rostro de la madre. Durante los meses siguientes el niño preferirá el rostro materno y rechazará los diferentes a él. A manera de síntesis: PRIMER ORGANIZADOR DE LA PSIQUE HUMANA LA SONRISA DEL TERCER MES ANTE LA CONFIGURACIÓN DEL ROSTRO HUMANO SEGUNDO ORGANIZADOR DE LA PSIQUE HUMANA LA ANGUSTIA DEL OCTAVO MES ANTE LA PRESENCIA DE UN ROSTRO DESCONOCIDO A partir de estos organizadores se produce, poco a poco, el desarrollo de la percepción. En este desarrollo actúan factores innatos asociados con la maduración del cerebro y del sistema nervioso y también factores ambientales. Algunos aspectos de la percepción surgen del sistema nervioso, otros se desarrollan por medio del aprendizaje; en el medio se encuentra una interacción entre el aprendizaje y las capacidades perceptivas desarrolladas por la maduración. Los educadores de niños pequeños juegan un papel trascendental en el aprendizaje de las diferentes modalidades de la percepción diacrítica, las cuales corresponden a los diferentes sistemas sensoriales. El cerebro humano esta dotado para percibir, para interpretar un número ilimitado de estímulos, no todos a la vez desde luego. Es importante, finalmente, señalar el papel que juegan los aspectos afectivos, del querer y del sentir, propios del sujeto que percibe: vemos las cosas no como son sino como somos. 2. Teorías sobre la adquisición del lenguaje. 2.1 Teoría de Chomsky o del dispositivo de adquisición del lenguaje. Chomsky propone la existencia de una "caja negra" innata, un "dispositivo para la adquisición del lenguaje" o LAD (por sus siglas en inglés), capaz de recibir el input lingüístico y, a partir de él, derivar las reglas gramaticales universales. Este input es muy imperfecto; sin embargo, el niño es capaz de generar de él una gramática que genera oraciones bien estructuradas y que determina cual es la forma en que deben usarse y comprenderse éstas. La naturaleza de este LAD no es conocida, pero es bastante aceptada la idea de que el hombre tiene una tendencia innata para aprender el lenguaje. 2.2. La teoría de Bruner o de la solución de problemas. Para Bruner, tanto las cogniciones como los contextos son cruciales para el desarrollo del lenguaje. Bruner sugirió que el niño aprende a usar el lenguaje para "comunicarse en el contexto de la solución de problemas", en lugar de aprenderlo; se enfatiza el aspecto comunicativo del desarrollo del lenguaje más que su naturaleza estructural o gramatical. De acuerdo con Bruner, el niño necesita dos fuerzas para lograr el aprendizaje del uso del lenguaje. Una de ellas es equivalente al LAD de Chomsky; la otra fuerza sería la presencia de un ambiente de apoyo que facilite el aprendizaje del lenguaje. Bruner denominó a éste sistema de apoyo para la adquisición de un lenguaje o LASS. Dentro de este LASS sería relevante la presencia del "habla infantil", forma de comunicación que tienen los padres con sus hijos pequeños que se caracteriza por su lentitud, brevedad, repetitividad, concentración en el "aquí y ahora" y en su simplicidad; esta manera de comunicarse le permite al niño "extraer la estructura del lenguaje y formular principios generales"(DAVIDOFF, 1989). Esta "habla infantil" aparecerá generalmente en un contexto de acción conjunta, en el que el tutor y el niño concentran su acción en un solo objeto y uno de ellos "vocaliza" sobre él. 2.3. La teoría de Piaget. Piaget resalta la universalidad de la cognición y considera al contexto relativamente poco importante y escasamente influyente en los cambios cualitativos de la cognición. El niño es visto como constructor activo de su conocimiento y, por lo tanto, del lenguaje. Piaget presentó una teoría integrada del desarrollo cognitivo, que era universal en su aplicabilidad y fue caracterizada la estructura subyacente del pensamiento. Su aproximación es constructivista e interaccionista a la vez. Se proponen 2 mecanismos constructores de las estructuras cognitivas para tratar con entornos cada vez más complejos: la organización y la acomodación. Estos principios son aplicables al estudio del desarrollo del lenguaje; éste se centraría en una expresión cada vez más clara y lógica del pensamiento y en una progresiva socialización, basada en la capacidad progresiva del niño para comprender puntos de vistas ajenos (de lenguaje egocéntrico a social). 2. 4. Teoría de Vygotski o de las influencias socioculturales. Es un teórico dialéctico que enfatiza tanto los aspectos culturales del desarrollo como las influencias históricas. Para Vygotski la reciprocidad entre el individuo y la sociedad, siendo definida esta tanto histórica como culturalmente, es muy importante. El contexto de cambio y desarrollo es el principal foco de atención, dado que ahí es donde podemos buscar las influencias sociales que promueven el progreso cognitivo y lingüístico. Para Vygotski el habla es, fundamentalmente, un producto social. El lenguaje precederá al pensamiento e influiría en la naturaleza de éste: los niveles de funcionamiento intelectual dependerían de un lenguaje más abstracto. Además, habla y acción están íntimamente unidas: mientras más compleja es la conducta y más indirecta la meta, más importante es el rol de la lengua. [Informe sobre la perspectiva del "Lenguaje Total", basada en los postulados de Vygotsky] 2. EVOLUCIÓN DE LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE EN EL NIÑO. Comunicación prelingüística. Desde muy temprano el niño y su madre empiezan a comunicarse; además, el niño presenta una especial atención al habla, volteando los recién nacidos su cabeza como respuesta a las voces. La primera herramienta comunicativa del niño es su llanto, que producirá una acción paterna con relación al contexto (necesidades del bebé). Ya a las 6 semanas el niño comienza a sonreír, estableciendo nuevos lazos comunicativos. A las 12 semanas el niño sonríe cuando le hablan y produce sonidos de carácter vocal modulado, el cual es mantenido por 15 o 20 segundos; a las 20 semanas no sólo emite sonidos de carácter vocal, sino que se entremezclan con consonantes. A los seis meses aparece un balbuceo semejante a emisiones monosilábicas. Las más comunes semejan sílabas Ma, Mu, Da, Di. A los ocho meses se hacen más frecuentes las repeticiones; se distinguen estructuras de entonación en las emisiones y estas pueden indicar emociones. A los 10 meses las emisiones se mezclan con sonidos de juego como los gorgoritos; realiza imitaciones de sonidos. 3.1. Prelenguaje Gran cantidad de observaciones del desarrollo primario del lenguaje realizadas por psicólogos y psicolingüistas indican que incluso niños muy pequeños poseen una gramática elemental. Como guía del avance en la adquisición de esta gramática, uno de los indicadores más fiables es el LME (Longitud media de enunciado), que indica cuantos morfemas (elementos con significado) expresa el niño, en promedio, en cada enunciado. Así, se definen cinco etapas de LME, en la cual la I corresponde a un LME entre 1 y 2 (Dale, 1992, p.34); por otras parte, Brown (81, p.114) da como límite superior de I un LME de 1,75. Las otras 4 etapas corresponderían a aumentos de 0.5 en el índice. Las funciones del lenguaje en esta etapa serían, primero, de orden pragmática (obtención de objetos y servicios, control de la conducta de las personas) y expresiva (manifestaciones de agrado o rechazo). Más adelante, el lenguaje tendrá una función heurística (obtención de información sobre el medio inmediato) e imaginativa (creación de propias realidades). 3.2. Primeras palabras. El niño emite sus primeras palabras al final del primer año. En un principio se referirán a objetos y personas, pero no demorarán en expresar peticiones o en describir el ambiente. Estas primeras palabras se caracterizan por usar un número limitado de elementos fonéticos y por referirse a categorías más amplias que las aceptadas por la lengua adulta, tanto en lo que se refiere a los objetos y acciones. Las palabras, en esta época, "parecen ser esfuerzos por expresar ideas complejas, ideas que un adulto expresaría mediante oraciones"(Dale, 1992); a esto se le denomina habla polisintética. Etapa I (LME de 1 a 2) Esta etapa comienza generalmente entre los diez y ocho a veinte meses. Se empiezan a formar frases que constan de, generalmente, dos palabras, pudiendo llegar a las siete Las frases escuchadas por el niño, al ser imitadas, sufren un proceso de reducción característico, que conforma lo que algunos investigadores llaman "lenguaje telegráfico"(Brown,1981,p.96), el que se caracteriza, principalmente , por la retención de los elementos con alta carga semántica (sustantivos, verbos, adjetivos) y la omisión de aquellos elementos que cumplen con una función gramatical (ilativos, inflexiones, verbos auxiliares, etc.). ; en el aspecto formal, estas frases se caracterizan por mantener el orden original y en mantener, para una determinada etapa del desarrollo, un largo constante no importando la extensión de la frase modelo. La elección de las palabras por el niño se haría en razón de la función referencial de las palabras continentes (los sustantivos, verbos y adjetivos hacen referencia a objetos o cualidades de estos presentes y actuales), la brevedad de la palabra, por la imposibilidad de inferencia del contexto de la palabra y por la acentuación más fuerte que se le da las palabras con carga semántica dentro de la oración (Brown, 1981, p.96-97) Otros investigadores parten de la base que los niños generan sus propias gramáticas , las cuales "poseen propiedades estructurales características, es decir, regularidades sistemáticas de orden de palabras" (MUSSEN, 1978). Estas gramáticas se caracterizarían por usar 2 clases de palabras: palabras "pivotes", clase de reducido número, ubicadas en un determinado lugar de la oración, acompañando siempre a palabras X; y las palabras de clase abierta o "X", clase más grande, las cuales son las que no pertenecen a la clase pivote. El niño, en un principio, sólo sabe que determinadas palabras (las pivotes) son usadas antes de todas las otras (las de clase abierta), no estableciendo mayor diferenciación; con el tiempo, el niño aprende a diferenciar que palabras pueden y cuales no pueden preceder a otras, adaptándose a los patrones adultos de lenguaje. Las interrogaciones son idénticas a las afirmaciones, con excepción de la entonación, que es ascendente (Dale, 1992, p.39) Etapa II (LME de 2 a 2.5) El niño posee ya un vocabulario que excede las cincuenta palabras. El niño comienza a utilizar las inflexiones del lenguaje, o sea, aquellos elementos que modifican el significado de las palabras, dándoles una connotación más específica (pluralidad, tiempo) o estableciendo relaciones entre otros elementos. El orden en que estas se aprenden, por lo menos en el inglés, es bastante consistente y depende, en parte, de la complejidad "cumulativa" de los morfemas (Dale, 1992, p.51). Un hecho interesante de este aprendizaje de flexiones es la hiper regularización, o sea, el uso de las mismas inflexiones de los verbos regulares en los irregulares, lo que muestra que el niño busca patrones en el lenguaje. 3.3 Lenguaje propiamente tal. A esta etapa se llega cuando el niño llega a los 3 o 4 años, entre las etapas III y IV. Se produce "un abandono progresivo de las estructuras elementales del lenguaje infantil y de su vocabulario específico, sustituidos por construcciones cada vez más acordes con el lenguaje del adulto." (Bouton, 1976). En el caso del inglés - lenguaje en el cual se han realizado más investigaciones- se produce el aprendizaje de las principales transformaciones gramaticales (reglas de construcción que le dan al sujeto la capacidad de "transformar" determinados tipos de oración en otros) que le permitirán formular oraciones "declarativas, negativas, preguntas absolutas, preguntas del tipo wh [en castellano, las del tipo dónde, cómo, porqué] y oraciones imperativas" (Dale, 1992, p.136) Entre sus características encontramos la producción de verdadero diálogo, adquiriendo así el lenguaje una función informativa, o sea, la de producir aprendizaje sin que éste tenga relación con algún elemento del contexto inmediato al niño (BOADA, 1986); se produce una interacción entre la actividad verbal "libre", con la gramática autónoma de la etapa anterior, y una actividad "mimética", tendiente a adaptarse al mundo lingüístico del adulto. Según LURIA (1956), a estas características se le sumaría la función autorreguladora de la conducta del lenguaje, la cual determina que el niño se plantee metas y busque los medios para lograrlas de acuerdo a las categorías que el mundo lingüístico le ofrece, pudiendo abstraerse de los concreto e inmediato. 3.4. ¿Cómo aprende el lenguaje? El bebé descubre el mundo y aprende a través de todos sus sentidos, a los tres meses le resultan fascinantes los rostros, en particular obviamente el de su mamá, si acerca su rostro mientras lo amamanta probablemente lo acaricie, la madre debe acariciarlo también, esto no solo es gratificante para ambos sino que resulta en estimulo para su inteligencia. Durante los primeros meses el contacto físico es la mejor forma de estimularlo, acariciarlo, darle masajes, apoyarlo sobre el pecho para escuchar su corazón, y sobre todo hablarle, mirarlo a los ojos y sonreírle. El bebé aprende jugando, se debe convertir el baño diario en una experiencia placentera, colocar juguetes de colores vivos en el agua y cantarle mientras lo bañan, esto permite que mueva sus brazos y piernas. Hay que poner atención para ver como reacciona ante los ruidos, por lo general un bebé sin problemas auditivos se sobresalta ante un ruido inesperado. También se calma cuando escucha una voz familiar, la de su madre en particular. Observar su cabecita, desde el primer mes el bebé debe poder levantar su cabeza aunque todavía no la sostenga erguida. Colocar un móvil de colores vivos sobre su cuna, colocar un objeto frente a él y movérselo para que lo siga con la vista. Tratar de llevarlo a pasear al aire libre, a lugares donde pueda ver cosas de colores vivos, flores, animales, gente. A los dos meses el bebé ya sabrá manifestar que algo le agrada por medio de la sonrisa, responde a su sonrisa con otra sonrisa y háblale con cariño. No importa si no la madre no puede tenerlo todo el tiempo en brazos, se sugiere llevarlo, en su cochecito o sillita de bebé y mientras el adulto hace sus tareas habla con él, contarle que hace y cada tanto debe detenerse para hacerle una caricia y tomarlo en tus brazos, sin miedo porque eso no es malcriarlo, al contrario un bebé que recibe afecto será un niño y un adulto mas estable. Se le debe enseñar a asociar las horas de luz con estar despierto, sacándolo de la cuna en cuanto se despierte y llevándolo a la habitación en la que está la familia. Colocar su cochecito en diferentes posiciones para que pueda ver distintas cosas, si se tiene una ventana que de a un jardín notara como se entretiene viendo moverse las hojas. Un espejo puede ser fascinante, colocarlo frente a un espejo en brazos o poner su cochecito frente a uno, será muy útil porque le encantará mirarse. Si tiene hermanitos, disfrutará mucho viéndolos jugar, si no los tiene hay que procurar llevarlo a lugares donde pueda estar con otros bebés. Cuando comience a balbucear, ah, eh, ajo, se le debe contestar, pues está poniendo las bases para el desarrollo del lenguaje. El adulto debe colocarse frente a él y hacer gestos, ruidos, sonreírle dándosele tiempo a contestar con una sonrisa o haciendo gorgoritos, en unos meses se verá que los sonidos que emite sonaran como frases pues tratará de imitarte y ‘dialogar’. Hay que darle juguetes que hagan ruido, como un sonajero o campanilla, mostrarle como hacerlos sonar y permitirle que él trate de hacerlo. Cantarle o permitirle escuchar música, tomarlo en brazos y bailar con él. El adulto debe sentarse frente a él, jugar al escondrijo, bastará con tapar su cara con una tela para luego destaparla y decir ‘acá está’. Puede comenzar a familiarizarlo con los miembros de su cuerpo, preguntando ¿dónde está la mano (o el pie, o la nariz)?’ y mostrándosela. Juegue con él, a medida que maneje mejor su cuerpo ayúdelo a sentarse, colóquelo boca abajo en la cama y permita que se mueva, nunca lo deje solo pues puede darse vuelta y caerse. Colocar una manta acolchada en el piso y rodéalo de juguetes, poco a poco notara que mejora su habilidad para tomar las cosas, cuando tenga cuatro o cinco meses tratará de desplazarse para tomar algo que le llame la atención. Para que el bebé pueda aprender a gatear necesitará que lo dejen en el piso, que debe estar muy limpio pues todo lo que encuentre lo llevará a la boca, nunca lo dejen solo pero permítale cierta libertad de movimiento, muéstrele un juguete y luego aléjelo para que trate de alcanzarlo. Felicítelo cuando lo logre. Cuando tenga seis meses es probable que se sostenga sentado solo, su destreza manual habrá aumentado mucho y podrá pasar las cosas de una mano a la otra o tomar cosas muy pequeñas con dos dedos, permita que toque diferentes texturas, telas suaves y ásperas, cosas blandas y duras. Aunque no hable, el bebé entiende y mucho, es muy importante festejar sus logros para animarlo a seguir aprendiendo. Llamarlo siempre por su nombre y enseñarle quien es ‘papá’, ‘abuelo’, ‘abuela’, ‘tía’, etc. Los juguetes para apilar o meter uno dentro de otro, le encantarán, si no puedes comprarlo pueden hacerse con cajas de cartón o recipientes de plástico, demostrarle alegría cuando logre armar una pila o meta uno en otro. Cuando comience a darle alimentos sólidos, permita que toque la comida, aunque pase algún tiempo antes de que pueda comer solo, es bueno que desde el principio el bebé pueda sostener su propia cuchara y su taza. Pronto intentará comer por sus medios, aunque la mayor parte de la comida se caerá antes de llegar a su boca, ayudarlo con otra cuchara pero no lo prive de intentarlo, su destreza aumentará en poco tiempo El bebé disfruta mucho imitando a los adultos, por lo que la mejor manera de enseñarle algo es haciéndolo primero, así cuanto más le hable mas querrá hablar, apilar juguetes o tomar el alimento solo. Jugando se le puede enseñar el concepto de dar y tomar, cada vez que se le de algo dígale ‘toma’ y pídele ‘dame’ mientras se la saca con suavidad, pronto aprenderá y cuando le diga ‘toma’ extenderá sus manos para tomar lo que le ofrecen y lo devolverá cuando le diga ‘dame’. Cuando maneje bien el concepto enséñele a jugarlo con una pelota arrojándosela y pidiendo que la devuelva. Un bebé de diez a doce meses puede aprender a tomar líquidos solo, debe tener su propia taza, de plástico para que no se lastime, al principio coloca muy poco líquido, aumentándolo de a poco. Mientras juega con él, cuéntele cosas sobre los juguetes, para que aprenda conceptos como tamaño, posición y cantidad. Por ejemplo: ‘esta caja es mas grande que esta’, ‘ponemos la caja azul debajo de la caja roja’, ‘tenemos un, dos, tres pelotas rojas’. O coloca tu mano al lado de la de él, ‘que grande es la mano de mamá’. A medida que el bebé crezca, si le pone atención y le toma tiempo para observarlo y jugar con él, encontrará nuevas formas de ayudarlo a aprender. La ciencia nos enseña que el ser humano llega a este mundo con casi la totalidad de células nerviosas que va a requerir en su vida, pero el mapa de conexiones entre ellas al momento del nacimiento está aún empezando a dibujarse. Con las primeras experiencias, cuando el bebé escucha a su mamá cantándole una nana, percibe el olor del biberón, gatea por el pasillo tras la pelota, etc.… se van despertando una cascada de conexiones nerviosas en su cerebro. Por eso una experiencia rica y una estimulación adecuada favorecen el desarrollo de su inteligencia. Las siguientes orientaciones pueden resultarte muy útiles para la tarea de favorecer el desarrollo y aprendizaje del bebé! Estimulando la inteligencia de tu bebé La ciencia nos enseña que el ser humano llega a este mundo con casi la totalidad de células nerviosas que va a requerir en su vida, pero el mapa de conexiones entre ellas al momento del nacimiento está aún empezando a dibujarse. Con las primeras experiencias, cuando el bebé escucha a su mamá cantándole una nana, percibe el olor del biberón, gatea por el pasillo tras la pelota, etc.… se van despertando una cascada de conexiones nerviosas en su cerebro. Por eso una experiencia rica, una estimulación adecuada, favorece el desarrollo de su inteligencia. Precisamente en el periodo comprendido entre los 0 y los 6 años de edad se produce un gran desarrollo en el cerebro humano, por ello se han realizado en los últimos tiempos, numerosas investigaciones para encontrar la mejor forma de potenciar las capacidades motrices e intelectuales del niño durante esa época de su vida. A continuación te enseñamos paso a paso, las formas más adecuadas para estimular la inteligencia de tu bebé. Pero debes tener en cuenta que nunca se ha de forzar al niño, ni tampoco tratar de adelantar ninguna función cognitiva. Uno de los riesgos que corremos al tratar de ser unos educadores modélicos para nuestros hijos es precisamente el de sobre estimular a los pequeños, pudiendo provocar entonces su irritabilidad y hasta el insomnio. Lo importante es que el niño disfrute y los adultos debemos estar atentos para observar los primeros síntomas de cansancio, distracción o aburrimiento, porque será justo el momento de parar el juego. Recomendaciones para la estimulación temprana: De 0 a 3 meses: Billones de conexiones neuronales están esperando a ser activadas. Se recomienda: •Estímulos visuales con juguetes de colores. •Acariciar con frecuencia al bebé •Dejarle escuchar música con la precaución de no sobresaltarle. • Aprovechar los momentos en que se le cambian los pañales, por ejemplo, para realizar ejercicios de movilidad. • Y no olvidar que el momento del baño, además de una forma de asearle significa también poder familiarizar al bebé con los movimientos dentro del agua. De 3 a 6 meses: En esta época, las sinapsis o conexiones neuronales, alcanzan una mayor densidad en las áreas visuales. Se recomienda: • Como el niño ya distingue los colores y sigue objetos con la mirada, puedes estimularle con objetos móviles. •Paseos. •Sencillos entrenamientos con juegos de esconder y hacer aparecer objetos. •Hay que hablarle con mucha frecuencia. • Puede empezar a nadar. De 6 a 12 meses. El desarrollo del área cerebral relacionada con el lenguaje está en su momento clave. Se recomienda: •Ayudar al desarrollo del bebe jugando a reconocer sonidos, olores y sensaciones al tacto. •En esta época comienza a gatear y eso le acercará a muchas y nuevas sensaciones que usted puede poner a su alcance. • El comienzo de una alimentación variada te permitirá convertir las comidas en toda una aventura de descubrimiento para tu hijo. De 12 a 18 meses. Se empieza a habilitar la facultad de anticipar acontecimientos y realizar razonamientos sencillos. Se recomienda: •Aprovechando que comenzará a caminar se puede potenciar su motricidad con juegos y sencillos ejercicios físicos. •También será la época de sus primeras palabras y ahora será el momento adecuado para incentivar su participación en la conversación, animándole con preguntas, repeticiones, estribillos, etc… que le permitan consolidar y ampliar su vocabulario. De 18 a 36 meses. Últimos años de la primera etapa de efervescencia neuronal. Se recomienda: •Utilización de cartulinas con palabras o números para que se familiaricen con sus formas a través del juego. • Alrededor de los dos años pueden entender las bases de juegos como dominós, y tener el primer contacto con el ajedrez. De 3 a 6 años. Aproximadamente a los seis años se termina este primer periodo de desarrollo. Se recomienda: •Seguir fomentando el reconocimiento de objetos con el tacto. • Comenzar a introducirles en la práctica de algún instrumento musical. • También se puede iniciar la enseñanza de idiomas. 3.6 ¿Cómo hacen los niños para desarrollar las habilidades del lenguaje y alfabetización? Ya desde el nacimiento, los niños aprenden, y es por eso que es tan importante el papel que juegan los padres y aquellos a cargo de los niños. Ellos son los primeros maestros del niño. Desde ya, cada niño se desarrolla a su propio ritmo, pero existen ciertos patrones comunes a todos. Las siguientes descripciones ofrecen una idea general de cómo los niños adquieren el lenguaje y aprenden a leer y escribir. Los bebés aprenden a través de los sentidos: tocando lo que ven, viendo lo que escuchan e interactuando con la gente que los rodea. Los bebés gozan de los sonidos del lenguaje mientras cantamos, jugamos con ellos y los estimulamos a hablar imitando los sonidos que ellos emiten. Los niños aprendiendo a caminar desarrollan sus habilidades intentando hacer cosas una y otra vez. Es por eso que precisan oportunidades para hablar, escribir (garabatos) y leer (sosteniendo libros y dando vuelta las hojas). Los libros con ilustraciones y aquellos que juegan con los sonidos y los ritmos del lenguaje, son muy apropiados para esta edad. Los niños pueden identificar fotos, nombrar objetos y solicitar sus libros, actividades o vídeos favoritos para desarrollar el lenguaje a través de la repetición. También tratarán de imitar a los adultos, así que si los ven leyendo, conversando o escribiendo, estarán dando un buen ejemplo para que imiten (provea crayones y papel para que escriban o dejen que hablen en un teléfono de juguete). Los preescolares formulan preguntas y usan la imaginación para explorar distintas respuestas. Están listos para libros que exploran temas sociales, resuelven problemas, hablan de aventuras y proveen información. También están ansiosos por escribir, ya sea haciendo garabatos o copiando letras de palabras que les son familiares. Pueden dictar historias, aprender las letras de canciones simples y hablar sobre lo que ven en televisión. A esta edad, los niños comienzan a comprender los conceptos de causa y efecto, así que pueden ya contar historias y eventos en la secuencia correcta y sus conversaciones contienen oraciones más largas y completas. A los preescolares también les gusta ser reconocidos por brindar ayuda, así que asígneles tareas simples para realizar relacionadas con la alfabetización. Por ejemplo: colocar su nombre en una etiqueta. Reconozca siempre sus esfuerzos. 3.7. Sugerencias para enriquecer el lenguaje y la alfabetización en los niños Se sorprenderá de lo mucho que puede ayudar a los niños a leer, escribir y conversar ¡y lo divertido que puede ser! Aquellos a cargo de los niños, son los maestros más importantes. ¡Y dan el ejemplo! Así que dejen que los vean leer y escribir y permitan que aunque sea lo ayuden con tareas cotidianas simples como hacer la lista para el mercado, leer una receta o revisar el horario de los programas televisivos. Permita que practiquen sus habilidades del lenguaje con tareas diarias. A continuación, algunas sugerencias para ser realizadas por la madre o por adultos más cercanos al niño: Sacar tiempo para conversar con los niños. A la hora de la cena, en el carro o de camino al mercado, cuantas más oportunidades de conversar con el niño tenga, mayor será su desarrollo del lenguaje. Hasta se puede entablar un dialogo con el bebé jugando juegos como qué linda manito que tengo yo, o imitando sus sonidos y dejando que imite al adulto. Cantar. Ya sea una canción de cuna a la hora de dormir, una rima o cantando al ritmo de la radio, cantar es una manera divertida para aprender palabras nuevas, sus ritmos y el sonido del lenguaje. Contarle o leerle historias todos los días. Se puede hacer a la hora de ir a la cama o en cualquier momento del día. No debe se preocupante si el niño pide que le lea el mismo libro una y otra vez. Podrá ser cansador para usted, pero la repetición ayudará al niño a comprender y gozar de la historia. Si no puede leer un libro (ya que puede estar conduciendo o cocinando), traten juntos, de inventar relatos orales. Conversar sobre lo que los niños miran en televisión. Contestar sus preguntas, invitarlos a hacer comentarios, preguntarles lo que piensan sobre lo que ven y escuchan y prestar atención a sus respuestas. Leerles libros que toquen aquellos temas sobre lo que ellos preguntan. Escribir historias juntas. Dejar que los niños comenten sobre sus experiencias. Escribir lo que comenten para hacer su propio libro. Incentivarlos a escribir por su cuenta con garabatos. El primer pasó para aprender a escribir. Armarle un libro con sus escritos y dibujos. Salir de cacería de letras en la casa o por el vecindario. Escribir una letra y dejar que los niños busquen ejemplos de la misma en cajas de alimentos, las etiquetas de la ropa, el correo u otros objetos. Señalar y leer los carteles y señales del vecindario. Colocar etiquetas con el nombre del niño en sus cajones y en su dormitorio. Cuando se vaya a conectar la computadora, dejar que el niño ayude a tipear su nombre y clave y mostrándole cómo las palabras lo guían en el proceso. 4. DIMENSIÓN COGNITIVA CERO A DOS AÑOS Jean Piaget4 ubicó la aparición de la inteligencia hacia el octavo mes y en estrecha relación con la actividad motora. Desde luego, los procesos cognitivos no aparecen súbitamente; son el resultado de la madurez y del desarrollo perceptivo, sensorio motor y afectivo. Como ya se ha indicado, el recién nacido está dotado de reflejos innatos, que funcionan ante determinados estímulos. Rápidamente esos reflejos se enriquecen, se condicionan con las adaptaciones y experiencias que se repiten y quedan grabadas. A los cinco meses puede observarse que el bebe repite, buscando que se reproduzcan, ciertos procedimientos para él interesantes. Ejemplo empuja con la mano el móvil que tiene a su alcance para ver su movimiento y sentir su sonido. Ahora su actuación tiene una dirección, un sentido. A los ocho meses ya no se observa simplemente una repetición de ciertos actos habituales al infante, sino que se produce coordinación de dos actos entre si para buscar un objetivo. Ya hay comportamiento inteligente porque la actividad sensorio motriz se pone al servicio del infante; no se da sin sentido. Ejemplo: el bebé es capaz de levantar la almohada para buscar debajo de ella el sonajero. Para Piaget el periodo de desarrollo sensorio motriz de las funciones intelectuales, abarca desde el nacimiento hasta la aparición del lenguaje, o sea, los dos primeros años de vida, aproximadamente. De la actividad sensoria motriz surge la inteligencia práctica, apoyada en hábitos y asociaciones, a partir de los cuales surgen los conceptos en el infante. A juicio de Piaget, el niño pasa directamente del desarrollo sensorio motriz; basado en actividades y contenidos concretos, a los conceptos, representados en significados abstractos. Cuando el niño o la niña llega a su primer año de vida, se observa otro avance de gran importancia: los resultados de la actividad sensorio motriz ya no se reproducen en forma repetitiva; por el contrario, el infante los reproduce con diferentes modificaciones y estudia los resultados. Ahora el infante cambia la actividad reproductora por la actividad de experimentación. Lo anterior se observa claramente cuando el niño tira su juguete continuamente en diferentes formas y direcciones, observando los resultados, mientras la madre lo recoge una y otra 4 PIAGET, J . y Inhelder, B. (1979) psicología de las edades. ED. Morata. Madrid. Pág. 43 vez. En esta forma el infante descubre diferentes comportamientos, relaciones, formas de acción. Llega así con el primer año la inteligencia práctica o manipuladora que permite al niño acercar hacia él los objetos. Ejemplo abrir una caja, para sacar el juguete; tirar el mantel para tomar un objeto que hay sobre la mesa. Pero durante los dos primeros años los comportamientos del infante continúan ligados a la experimentación, a la manipulación real de los objetos. Aun no se produce la liberación del pensamiento respecto a la acción; el mundo concreto prima sobre el mundo representado. La representación mental independiente de la percepción concreta del objeto se dará en la siguiente etapa. El Desarrollo de la Actividad Objetal, entre el primero y el segundo año, permite al niño y a la niña en primer lugar, aplicar una acción aprendida a un objeto nuevo y, en segundo lugar, ver los objetos con un destino y uso determinado. Ahora el niño o la niña aprenden las propiedades de los objetos y la función que les ha asignado la experiencia social. El desarrollo cognoscitivo se apoya en el desarrollo de la percepción y del conocimiento sobre las propiedades de los objetos. La dimensión cognoscitiva guarda estrecha relación con la exploración independiente, con el desarrollo perceptivo, con el mundo afectivo y con la génesis del lenguaje. El infante logra percibir los objetos de manera más objetiva y compleja a partir de la actividad objetal. Inicia así, diferentes prácticas donde selecciona, compara los objetos, los acopla de acuerdo con sus características de forma, tamaño, color y los ubica en diferentes espacios. Si bien la exploración del niño o la niña debe ser independiente; los adultos deben apoyar y estimular la actividad del infante dando sugerencias, alabando y observado el trabajo, nombrando los objetos y su función, resaltando características; en fin, tratando de introducir problemas sencillos que el niño pueda resolver y que lo lleven a considerar su actividad como algo interesante, en lo que esos seres significativos para él quieren participar. Así como la configuración del rostro humano es la primera forma significativa que el niño o la niña percibe, la presencia del adulto involucrado en la actividad infantil, comprometido con el infante en su desarrollo es requisito básico para el avance en todas las dimensiones. 4.1 El desarrollo cognoscitivo según el enfoque constructivista Jerome Bruner y los investigadores del enfoque construtivista consideran que el desarrollo del conocimiento nuevo en los niños se produce por eventos de construcción activa que vinculan el conocimiento nuevo con el conocimiento que los aprendices ya tienen. Afirman que los niños no reciben de manera pasiva la información que obtienen a partir de sus exploraciones o del trabajo didáctico de sus educadores, sino que son activos, tratan de darle sentido y de relacionarla con lo que ya conocen sobre el tema. El aprendizaje sólo se da, si los niños hacen suyo el conocimiento nuevo; si lo integran a sus esquemas mentales al relacionarlo y darle sentido. Así el trabajo del educador debe enfocarse hacia la pregunta, hacia los problemas, estímulos sensoriales, cuentos, dramas y diversos reactivos que activen las mentes de los niños y los lleven a la construcción de nuevos conocimientos, de nuevas estructuras de conocimiento. Mientras Piaget enfatizaba en el aprendizaje de los niños por medio de la exploración libre del ambiente físico, los constructivistas hacen hincapié, en la necesidad del aprendizaje orientado desde la escuela. En especial, enfatizan en el aprendizaje de las disciplinas (lenguaje, biología),no solo porque contienen conocimiento importante y duradero, sino porque introducen a los niños a formas de pensar más profundas que les permiten construir habilidades para aprender a aprender. Las disciplinas exigen observación cuidadosa, las comparaciones, las semejanzas, las diferencias, las conclusiones, sin llegar al pensamiento lógico o a la solución de problemas abstractos, los niños de educación preescolar pueden familiarizarse con ejercicios mentales de construcción de conocimiento, apoyados en la lúdica (juego), en el dibujo, en la dramatización o representación de situaciones, en la exploración del medio, entre otros. Bruner considera que la clave para el aprendizaje exitoso del conocimiento de las disciplinas, esta en traducir las actividades a términos que los niños puedan comprender. Afirma que los niños en diferentes etapas del desarrollo tienen formas particulares de ver y explicar el mundo, de manera que la enseñanza adecuada de los contenidos para los niños de determinada edad requiere de la representación de estructuras de los contenidos de acuerdo con la forma de ver las cosas de los niños. De acuerdo con lo anterior, Bruner se refirió a tres formas en las que los niños pueden conocer algo: por medio de la acción, por medio de un dibujo imagen del objeto a conocer o a través de medios simbólicos mediados por el lenguaje son ellas: Modo Inactivo: predomina en la infancia temprana, pero se presenta a lo largo de toda la existencia. Es el conocimiento acerca de cómo ejecutar procesos u operaciones las imágenes, las palabras o los símbolos no tienen valor significativo en esta forma de conocimiento. Ejemplo: el niño tira la pelota y su madre la recoge. El pequeño disfruta viéndola rodar y sabe que esa es su característica (rueda) pero no se interesa por el nombre del objeto. Modo Icónico: con el desarrollo el pensamiento se torna menos ligado al estimulo y menos dependiente de la manipulación o de las actividades objetales, de la acción sobre objetos concretos. Los niños, como ocurre con los preescolares, se vuelven capaces de entender el conocimiento a través de dibujos, imágenes o recuerdos de objetos o sucesos experimentados antes. Pueden pensar acerca de las propiedades de los objetos y no solo respecto de los que pueden hacer con ellos. Ejemplo al salir de paseo con los niños de cinco a seis años, estos tienen la oportunidad de conocer desde lo concreto, un vaca. Al otro día, basta con presentarles una lamina para que la imagen del animal aparezca en su mente y comiencen a enunciar sus propiedades. También es posible que se refieran a las características del animal, con solo pedirles que recuerden sus experiencias en el paseo. Modo Simbólico: se presenta cuando los niños son capaces de comprender y manipula conceptos puramente abstractos. Es necesario que alcancen este nivel para adquirir la instrucción verbal que subyace en los aspectos más formales del conocimiento de las materias. Para los niños, los constructivistas, han defendido las representaciones narrativas más que las analíticas, acerca del conocimiento como una forma de entender mejor la manera de pensar de los infantes. Piensan que un buen trabajo comienza por tomar en consideración las representaciones actuales de los niños, su conocimiento respecto al tema. Conforme avanzan desarrollan mejores conexiones a través de diferentes modos de representar el conocimiento existente y extenderlo a aspectos nuevos del tema. En el proceso, los niños deben tener una gran variedad de experiencias de aprendizaje: intervención activa, explicaciones verbales, ejemplos presentados de modo inactivo e icónico y poco a poco entrar en explicaciones de modo simbólico. Los constructivistas hacen énfasis en el aprendizaje significativo. En esta forma de aprendizaje la construcción es importante debido a que solo cuando los niños construyan representaciones del aprendizaje nuevo, se apropian de él, teniendo en cuenta sus significados e implicaciones, el aprendizaje será retenido y formara parte de la manera de pensar y de ver el mundo en los sucesivo. De lo contrario será retenido como recuerdos mecánicos carentes de significado e inertes. Para Bruner el aprendizaje mas significativo es el que se adquiere por medio de descubrimientos que ocurren mediante la exploración inducida por la curiosidad. 5. Dimensión perceptiva, cognitiva y lingüística del desarrollo. Dos a siete años. En el periodo del desarrollo que va de los dos a los siete años el niño avanza dramáticamente hacia la inscripción en el mundo cultural y social. En la etapa anterior el infante logra una significativa maduración, inicia el conocimiento del mundo durante la actividad objetal; el crecimiento físico y las destrezas sensoriales y motrices lo preparan para la etapa denominada “los años preescolares”. Esta etapa se caracteriza por los siguientes avances: Desarrollo significativo de las capacidades intelectuales y lingüísticas. Identificación psico sexual con las figuras paternas. Inicio de la caracterización de los roles sexuales. Aparición de la conciencia moral o el súper yo. Empleo de comportamientos defensivos ante situaciones de peligro. DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES COGNOSCITIVAS Y LINGÜÍSTICAS. La inscripción del niño en el mundo socio cultural y con ello su humanización se da paralelamente con la construcción en el infante en las instancias denominadas el yo y el súper yo. Esta última instancia será descrita en la última unidad, al dar cuenta al desarrollo psico social. Interesa ahora describir al yo porque éste se encarga de cumplir las funciones de percepción, cognición, lenguaje, contacto con la realidad. Recordemos que el ello, instancia innata no reconoce la realidad exterior. Es egoísta y su acción se encamina específicamente a la satisfacción de los instintos se ajusta al principio del placer. A fin de eludir el dolor y conseguir el placer el ello acude a la acción refleja: estornudar, parpadear, succionar, entre otros. Y también se apoya en tendencias primarias como en sueños, imaginaciones, a través de los cuales se piensa un objeto deseado, aunque en la realidad no se obtiene. El yo surge en las primeras etapas de la vida, funciona según el principio de la realidad, tratando de aplazar las satisfacciones y de regularlas. Su tarea es la de solucionar problemas, pensar, planear, protegerse a si mismo y al ello. Es un agente que actúa entre los instintos y el mundo exterior. Su trabajo es duro y en ocasiones no logra realizar las diferentes adaptaciones, cayendo en la frustración, el conflicto y la ansiedad. El yo inicia el desarrollo inmerso en la relación diádica madre – hijo, en la cual llega a percibir la existencia del yo y del no yo. La madre como el no – yo representa al otro, pero llegar a esta percepción y a esta diferenciación implica todo un proceso que comienza con la no diferenciación. Inicialmente, el neonato y el infante en sus primeros meses de vida no distinguen entre el y los otros. Con la aparición del primer organizador de la psique, la sonrisa del tercer mes se insinúa el inicio de la percepción del otro pero falta un largo recorrido porque llegar a percibir la existencia del yo y el no yo, implica pasar por la angustia que produce el rostro de un desconocido y llegar a sentir el rostro conocido como el perteneciente al objeto libidinal (el del ser querido). Este ser querido, proveedor de satisfacciones, es también el origen de algunas frustraciones: no siempre está para el niño, debe atender a otros objetos, infringe involuntariamente, como parte de la cultura, insatisfacciones que son absolutamente necesarias para ubicar al infante en la realidad, para comunicarle que existen otros. La falta de la madre su esencia como la del otro, permite al infante percibir su yo como entidad separada. Pero aunque la madre se ausenta temporalmente su presencia es gratificante y permite instaurar en el niño y la niña la certeza de un vinculo afectivo con el no – yo, como objeto libidinal. A su vez, la ausencia del otro, del objeto libidinal, las frustraciones propias de la cultura permiten desmontar en el niño el narcisismo primario, como condición básica para el desarrollo del yo, este se considera así como centro de satisfacciones y de insatisfacciones concientes. Entendiendo al niño en edad de transición El niño de esta edad se está dando cuenta de que es un individuo separado de su madre y de todo lo que le rodea, lo cual no es nada fácil de aceptar, por lo que sus conductas no serán tan dóciles como antes. Su comportamiento durante esta etapa puede confundir a sus padres, pero sin duda, para él es una etapa dolorosa. En esta etapa el niño necesita desarrollar sus propios gustos, aun cuando sean opuestos a los de los adultos y en ocasiones peligrosos. Necesita sobre todo, saber que puede experimentar, que es respetado y que tiene a alguien en quien apoyarse cuando lo requiera. Necesita a alguien que le de un patrón de lo que es aceptado y lo que no. Para lograr un justo medio es importante conocer muy bien la etapa por la que está pasando el niño. A los dos años un niño alcanza un desarrollo físico que lo hace verse mucho más grande de lo que realmente es, y por lo tanto que los adultos esperen de él mucho más de lo que puede darle ahí que el niño necesite ayuda para comprender y que las experiencias se adapten a su nivel para que pueda manejarlas. La memoria de un niño en transición es muy amplia para algunos aspectos, como la gente o los juegos, y muy corta para otros, como las prohibiciones. Para él es difícil anticipar las consecuencias de sus actos, el trepa la escalera sin pensar qué hará cuando llegue arriba o cómo bajará. Su corta memoria frecuentemente lo hace meterse en problemas. Su capacidad de espera es muy corta, así como su memoria para algunas órdenes y sus impulsos para ciertas actividades muy fuertes. El niño de un año vive el momento, no es capaz de pensar en el pasado o en el futuro. Puede reconocer objetos familiares al verlos o sentirlos, sonidos conocidos, por el olor puede saber cuando estás cocinando algo que a él le gusta y el sabor de su comida favorita es ya inconfundible. Sin embargo, su interpretación del mundo es muy diferente a la de los adultos, cualquier cambio pequeño puede desconcertarlo e incluso no reconocer a su madre si un día llega con un sombrero que nunca antes había usado. Todavía es incapaz de considerar los sentimientos de los otros, si él muerde y lo muerden de regreso, jamás pensará en lo que sintió el primer agredido, sólo sabrá lo que él sintió y se molestará mucho (si no es que lo toma a juego). Es importante que poco a poco aprenda a tomar decisiones, por ello es importante que se le den opciones en las que no tenga nada que perder ¿cuál cuento quieres leer primero? no importa cuál escoja porque de cualquier forma leerán los dos. A los niños de esta edad les causa conflicto perder una opción. El niño es capaz de usar adecuadamente muchas palabras sin saber la profundidad de su significado, no se puede tomar muy a pecho si dice que lo promete, no sabe lo que utilizar esa palabra significa. Él dice lo que siente, aunque no sea cierto, si él lo siente así para él esa es la verdad. Es muy pronto para que entienda el concepto de mentir. Sueño La capacidad que tiene el bebé para dormirse en cualquier parte y permanecer así aunque lo carguen cambiará radicalmente conforme avance la edad de transición. El horario y duración de sus siestas variará mucho dependiendo de la actividad que haya realizado durante el día, qué tan bien haya dormido durante la noche, etc. La mayoría de los niños de esta edad duermen entre diez y doce horas en la noche y sus siestas van de veinte minutos a tres horas o más, con lo cual completan sus requerimientos diarios de sueño. Al inicio de esta etapa la mayoría de los niños toma dos siestas, hacia el año y medio sufren un ajuste en el que una siesta no es suficiente y dos es demasiado. Es muy común que los niños de esta edad se nieguen a ir a la cama a la hora de su siesta, es necesario conocer muy bien al niño e ir midiendo los tiempos en los que necesita dormir y ayudarlo a hacerlo, ya que el que no se quiera dormir no siempre significa que no lo necesite. A los dos años necesitará una sola siesta y es recomendable que le hagan una rutina a la hora que se acomode al resto de la familia, antes o después de la comida. Los niños en las siestas inician un ciclo completo de sueño y en ocasiones, por las actividades del resto de la familia, es necesario despertarlos, lo cual les rompe el ciclo que habían empezado y les tomará un tiempo estar completamente despiertos y de buen humor. Cuando lo despierten de su siesta o se despierte el solo muy adormilado y con signos de no haber dormido todo lo que necesitaba, hay que darle el tiempo que necesite, papacharlo un rato y no intentarlo vestir o darle de comer inmediatamente. Tu hijo hace un esfuerzo físico, mental y emocional importante durante el día, y conforme se cansa va perdiendo el dominio de su cuerpo. Demasiado cansancio produce que no sepa que está cansado ni cómo relajarse para descansar. Es importante que conozcas a tu hijo y no lo dejes llegar a este extremo. Es importante buscar distintas formas para que el niño tenga momentos relajados donde pueda descansar sin necesariamente dormir; ver la televisión, debido a la gran cantidad de imágenes que tiene que procesar su mente, no es siempre una actividad relajante, se pueden escoger actividades que la madre disfrute con él, como dibujar, armar un rompecabezas o contarle un cuento. Este tipo de actividades requerirán que lo acompañen y acostumbrarlo a hacerlas le ayudará a entretenerse más adelante en el coche, en una sala de espera, etc. En ocasiones los niños tienen problemas para conciliar el sueño por sí mismos, generalmente se debe a que no han sido acostumbrados a ello o pueden despertarse con frecuencia durante la noche porque han creado una rutina. Dientes Al año los niños tienen en promedio de entre seis y ocho dientes, y a los dos años ya cuentan con veinte. Durante el segundo año al niño le estarán saliendo dientes con frecuencia. Entre los doce y los veinte cinco meses le saldrán sus primeras muelas, que normalmente son las más molestas. Las segundas muelas suelen salir hacia el final del segundo año. Los dientes que salen durante el primer año molestan menos que los que saldrán en esta etapa. Es común que la dentición haga que el niño se sienta realmente incómodo e irritable. Cuando un diente está saliendo la mejilla de ese lado puede ponerse roja y caliente, para aliviar la molestia el niño puede intentar chupar algo o morder, pero esto también puede dolerle. Si tomar leche del pecho o de la botella parece molestarle, hay que ofrecerle los líquidos en un vasito, de esta forma por lo menos beberá más líquido. La molestia debe durar sólo unos días, y aunque es poco lo que se puede hacer, a ambos les hará sentir mejor si: Si le ofreces algo frío (como una zanahoria) para que lo muerda. Si le dan masaje con tu dedo en la encía afectada, existen algunas pomadas especiales para la dentición para ello se debe consultar con el pediatra sobre la más recomendable. Protegerlo del frío. Si el niño está muy molesto o tiene fiebre, hay que estar al pendiente que no sea algo más, como una infección del oído que son muy comunes a esta edad. Si se tiene duda alguna se debe consultar al pediatra. Aunque no existe ninguna razón aparente, es muy frecuente que a los niños que les están saliendo los dientes o muelas les dé diarrea, y ésta sea verdaderamente ácida. Mantenernos cerca del niño para detectar lo más pronto posible cuando haya que cambiarlo y ponerle pomada protectora para evitar rozaduras es lo mas conveniente. Aunque los primeros dientes del niño se formaron desde el embarazo, para que permanezcan sanos y fuertes es importante que tenga una dieta rica en calcio y vitamina D. (Es importante que continúe tomando una cantidad significativa de leche y productos lácteos). Si el agua de la ciudad donde vive el niño no esta florada, es importante que se le de un suplemento de flúor. Hay que tener mucho cuidado con suministrarle la cantidad adecuada, ya que aunque es necesario para tener dientes fuertes, el exceso puede manchárselos. Si se tiene alguna duda sobre el contenido del agua de la ciudad, debe consultarse con la compañía encargada de suministrarla y consultar al médico sobre la cantidad adecuada para su edad. Es importante que comience una rutina de limpieza de dientes dos veces al día, pero en especial antes de acostarse. Al principio se puede usar una gasa y más adelante un cepillo de dientes pequeño. Es importante que aprenda a cepillarse de arriba hacia abajo. Después de lavarse los dientes en la noche no debe tomar ni siquiera leche, si tiene sed o necesita tomar algo para dormir, se le puede dar agua simple, es importante que no tenga ningún resto de alimento, en especial azúcar durante la noche. Tanto los dulces como cualquier alimento o bebida que contenga azúcar representa un grave peligro para los dientes, por lo que hay que procurar que coma este tipo de alimentos el menor número de veces al día, es preferible que se coma cuatro dulces seguidos que durante toda la tarde, y darle a beber agua simple o lavarle los dientes en cuanto sea posible. Escoger dulces que estén poco tiempo en su boca (como chocolates) y evitar las colombinas que puede chupar por media hora o más. Es muy importante contactar a un dentista especializado en niños y llevar al niño a una visita aunque no tenga ningún problema, la idea es prevenirlo y que sea un apoyo para la educación del cuidado dental que el pequeño reciba. 5.1 Desarrollo Perceptivo La función perceptiva del infante se modifica a medida que crece, aumenta sus destrezas sensorio motoras y realiza exploraciones en su ambiente por medio de la actividad objetal. Pasados los dos primeros años aparecen notables avances en las funciones perceptivas: Aumenta la diferenciación y la precisión en la percepción visual. El niño ya logra percibir con mayor precisión y especificidad las semejanzas y diferencias entre los objetos. Las experiencias cotidianas le aportan nuevos aprendizajes; reconoce el nombre y el uso que se da al los objetos; logra organizar mejor lo que ve. Un ejemplo permite aclarar esta afirmación: si se lleva un niño o una niña de un año al zoológico, el infante no logra distinguir animales como seres diferentes y no conoce sus nombres para denominarlos, el niño de cinco y seis años percibe los animales como seres que se relacionan por ser animales del zoológico, pero los distingue como independiente uno del otro. En la medida en que el niño pueda relacionar visualmente los objetos por sus características, su percepción avanza marcadamente porque las características de un objeto son referentes para distinguir las características de otros objetos. Así, el tamaño de una pelota es la unidad para contrastar las demás pelotas. Ahora el niño no necesita manipular un objeto para elegirlo entre otros. La percepción visual le permite orientarse para escoger el objeto; percepción que comienza primero por la forma, después por el tamaño y finalmente por el color. GRÁFICA DE UN NIÑO MENOR DE 3 AÑOS MIRANDO OBJETOS ESTE NIÑO DE TRES AÑOS PUEDE ELEGIR VISUALMENTE CUAL DE LOS DOS OBJETOS QUE SE ENCUENTRAN EN LA MESA ES EXACTAMENTE IGUAL AL QUE SOSTIENE CON LA MANO. En sus primeros dibujos el niño no se interesa por el color, ni presta atención al color del objeto que sirve como modelo a su dibujo. Pero la actividad objetal le permite relacionarse con las formas, tamaños colores, ubicación de los objetos, de tal forma que el niño comienza a asimilar la propiedad de los objetos, a interesarse en ellos. Hacia los cuatro años el niño logra captar cinco a seis formas propias de los objetos: cuadro, círculo, elipse, rectángulo, triangulo, polígono. Además, logra percibir ocho colores: rojo, verde, negro, azul, amarillo, anaranjado, violeta y blanco. Igualmente la percepción auditiva adquiere gran desarrollo. En la medida en que se sirve de los objetos para su actividad distinguen los sonidos que lo caracterizan. A partir de los tres años ocurre un hecho esencial para el desarrollo del lenguaje articulado: mientras el niño antes percibía las palabras como conjuntos sonoros no diferenciables entre si por el ritmo y el tono, ahora desarrolla poco a poco el oído fonemático. Este oído le permite destacar en la palabra los sonidos, su composición sonora; primero el sonido de las vocales y después el de las consonantes. Distinguir los objetos por su denominación. La actividad objetal unida al desarrollo del lenguaje, le permite al niño comprender que los objetos tienen propiedades que los caracterizan. Además, que esas características llevan a que reciban determinados nombres y se perciban como cosas diferentes. Así, el aprendizaje de palabras como carro y tarro permite al niño percibir más fácilmente los objetos representados por dichas palabras. El adulto debe hablar al niño en forma clara, pronunciando adecuadamente y denominando los objetos por el nombre que les ha asignado la experiencia social. Percepción del todo y de la parte Inicialmente la percepción del niño se caracteriza por ser global; el infante percibe el entorno como una totalidad sin detenerse en detalles o elementos particulares. La percepción global (sincrética) se conserva durante toda la infancia y desaparece hacia los nueve años. Sin embargo, después de su tercer año el niño comienza poco a poco a percibir tanto el todo como las partes. La dificultad para la percepción analítica en el infante se debe a que en el no se han desarrollado las funciones mentales de análisis y síntesis. El análisis permite extraer los elementos de un todo y la síntesis permite integrarlos para formar nuevamente el todo. Percepción de la orientación espacial Inicialmente los niños preescolares no prestan mucha atención a la orientación espacial de los objetos. Se centran más en el objeto que en su posición y lo distinguen como habitualmente se le ubica. Así, pueden distinguir una persona en una fotografía, aunque se les muestre con la cabeza hacia abajo. Con el aprendizaje y la experiencia llegan a asimilar la orientación espacial como una característica propia de los objetos. Cuando el niño preescolar confunde formas inversas como la p y la q, basta con ayudarle a centrar su atención y con estimularlo, para lograr que su percepción sea correcta. Información requerida para distinguir un objeto Los infantes más pequeños necesitan mayor cantidad de información para distinguir un objeto. Con el crecimiento de edad, requieren menor, información para distinguir un objeto que no sea desconocido. 5.2 Desarrollo Cognoscitivo Valeria Mujina afirma: El niño no puede muchas cosas. Pero sí sólo nos fijamos en lo que el niño todavía no puede, en lo que todavía no posee, jamás comprenderemos como se forma el adulto. Es mucho más importante averiguar qué tiene el niño, que puede, como cambia y se enriquece con la edad5 Es verdad, aunque el niño de dos a siete años aun no alcanza el pensamiento abstracto, los avances en su desarrollo intelectual son definitivos. A partir del segundo año se genera la función representativa o simbólica, donde el niño es capaz ya de representarse las acciones necesarias, antes de realizarlas, de efectuar combinaciones mentales y anticipar los resultados. El niño deja de estar supeditado a las manipulaciones y a los movimientos efectivamente realizados, el conocimiento asciende del plano motor y concreto al plano de la representación; el pensamiento queda vinculado a la acción en la que se origina. 5 Mujina Valeria (1983). Psicología de la edad preescolar. Pablo del Rió Editor. Madrid. Pág. 13 La solución del problema ya no se descubre por medio de la acción, sino puede idearse, representarse antes. El objeto se manipula rápidamente pero a nivel mental. En la figura N° un niño preescolar clasifica e iguala varios objetos. Dibujo de niño jugando a la clasificación de los objetos La génesis de la función simbólica representa para el niño la capacidad de representar una acción sin necesidad de realizarla, hecho que le permitirá actuar mentalmente, evocar acciones concretas, los dibujos, las actuaciones gramaticales y las palabras y denominaciones de los objetos, son adecuadas para permitir a los niños representar las cosas. La imitación, como representación por la acción, se convierte en una manera muy apropiada para evocar, por medio de su cuerpo y de su movimiento, acontecimientos pasados a que no guardan relación con la situación presente. En la imitación la imagen antes de aparecer en la mente, es representada en lo concreto. La imitación o representación por el gesto aparece a partir de los dos años, como el juego simbólico o representativo. Este se convierte en la manera de pensar del niño; donde él se representa las funciones fingiéndolas, jugándolas. Es su forma de exploración de la realidad, de satisfacer necesidades que surgen en su imaginación o de acontecimientos, momentos placenteros. Ahora el pensamiento preside a las acciones. Ejemplo de juego simbólico es el que ofrece la niña cuando toma sus muñecas y realiza con ella la rutina de limpieza que su madre, con gran afecto, le provee a ella misma. En la función simbólica Con el juego simbólico El niño adquiere la capacidad para representarse una acción, en lugar de realizarla El niño representa las acciones jugándolas. Ahora el pensamiento preside a la acción En esta etapa de pensamiento se denomina intuitivo. A pesar de que el niño logre realizar algunos razonamientos, su pensamiento se basa en le real y concreto. No va más halla de lo observable. Puede pensar en lo que ha percibido antes o en lo que percibe ahora, pero su pensamiento no va más allá de lo percibido. Aun no logra realizar combinaciones, generalizaciones, contrataciones, propias del pensamiento abstracto. Logra resolver problemas pero sobre la representación de lo percibido, no logra formular conjeturas. Por ejemplo: mostramos a un niño preescolar dos panes largos de igual tamaño. Este los distingue como iguales. Luego le presentamos los mismos panes, pero uno partido en diez tajadas, el niño dirá que hay más panes donde aparecen las diez tajadas. Esta respuesta no es un error es propia del pensamiento intuitivo del niño. El periodo que va de los dos a los siete años ha sido denominado por JEAN PIAGET, etapa preoperacional o anterior a la operación. En virtud de la génesis de la función simbólica, esta etapa es definitiva para el desarrollo cognoscitivo. Mientras en la etapa sensorio motora, los pensamientos del niño dependían de lo real, de lo presente, ahora el infante puede tener una representación mental de los objetos, las personas, los lugares. Pueden ir con su mente al pasado o al futuro, cambiar de sitio sin desplazarse, se inicia la capacidad para representar las cosas con símbolos, como inicio del leguaje articulado. En esta forma, las funciones mentales del niño se tornan más activas y reflexivas. En este momento el niño puede pensar en forma simbólica porque puede reproducir mentalmente una palabra o una imagen. Los procesos sensorio motores no son urgentes al pensamiento porque ahora el niño posee imágenes mentales denominadas significadores, los cuales tenemos: el rostro de la madre, la voz de madre, sus juguetes preferidos. Los significantes son los hechos u objetos que representan estas imágenes mentales, ejemplo la palabra ¨osito¨, es significante que puede representar el juguete preferido. Con base de la imitación el niño interioriza la acción como un símbolo mental ahora el niño no necesita imitar completamente, las acciones porque el símbolo mental le permite repetir a un comportamiento ya pasado. Ej.: después de que pasa la hora de almuerzo una niña se dirige a la muñeca, e imitando a su madre le dice: si te tomas toda la sopa, te doy un helado esta tarde. El siguiente cuadro sintetiza las formas de pensamiento propios de la etapa preoperacional, según Piaget. FORMAS DE PENSAMIENTO EGOCENTRISMO CENTRAJE ENFOQUE EN UNA CITUACIÓN MÁS ACCIÓN QUE ABSTRACCIÓN CARACTERISTICAS El niño no reconoce ningún punto de vista diferente del suyo. Él se considera el centro del universo que lo rodea, al punto que no concibe que algún ser tenga vida si el no lo esta viendo. En el lenguaje esta característica lleva al monologo; cuando el niño se encuentra reunido con otros con otros infantes, no presta atención a lo que dicen los otros; piensa y se interesa sólo en lo suyo. Como su pensamiento aun no es lógico, el niño enfoca sólo un aspecto de la situación. Ej. Entre dos paquetes, para el niño el más grande necesariamente es más pesado. el niño no logra asimilar el significado de la transformación de una situación o de un objeto de un estado a otro. Ej. La cantidad de agua que hay en un vaso alto y delgado es impensable para el niño que sea la que existe en un vaso ancho y grueso. Aunque el niño ya ha adquirido la representación mental, su pensamiento y su asimilación de experiencias se lleva a cabo realizando mentalmente todas las operaciones, como si las ejecutara en la realidad; confunde la realidad con la fantasía. Se enfoca más en la realidad, sin hacer abstracciones. Para el niño los fenómenos abstractos como las normas y los sueños, pertenecen al mundo concreto y real. IRREVERSIVILIDAD TRANSDUCCIÓN El niño no logra comprender que una operación se puede realizar de dos maneras, lo cual imposibilita el pensamiento lógico. Cuando el niño llegue a comprender que el agua puede volver a su forma original; comprenderá que la cantidad del liquido presente en una jarra ancha es la que cabe en un vaso largo y es igual si retorna a la jarra. El pensamiento lógico se basa en la deducción y la inducción, la deducción va de lo general a lo particular. Ej. Comer muchos caramelos puede enfermar a las personas. Yo comí muchos caramelos y puedo enfermarme, la inducción va de lo particular a lo general: comí muchos caramelos y me sentí enfermo, lo mismo le puede suceder a otros niños. En la etapa preoperacional los niños razonan por transducción, es decir, de un nivel particular a otro particular. Ej. Sentí ira hacia mi maestra; ahora ella esta enferma. Yo hice que mi maestra se enfermara. En el periodo de dos a siete años, poco a poco los niños llegan a asimilar la relación causa – efecto; y los conceptos de tiempo y espacio. Comprenden que el tiempo puede ser pasado y futuro y con el espacio establecen diferencia entre cerca y lejos, grande y pequeño. Es inútil enseñar a los niños respuestas que aunque nos parecen correctas, ellos no logran entender porque no han llegado al desarrollo mental necesario. Presionar a los niños para que digan algo que ellos no creen que es correcto, solamente los confunde y debilita la creencia que tienen en sus propias habilidades. 5.3 Desarrollo lingüístico. La aparición del lenguaje articulado como característica exclusiva del ser humano, se da en un largo proceso, que comienza en las actividades sensorio motoras desde los primeros meses de vida. El primer año de vida ha sido denominado periodo prelinguistico; no corresponde al lenguaje hablado, pero es una preparación para su futura aparición. Inicialmente el bebé emite gritos, pero ya en el segundo mes pasa a los sonidos guturales cargados de impulsidad. A los tres meses presta gran atención a los sonidos que emite; los repite y modifica en diferentes formas, hace ejercicios y juega con la voz. El sentido auditivo en desarrollo, adquiere gran importancia; también se inicia el desarrollo del aparato fonatorio, de ahí que el niño produce muchos sonidos lo que ha llevado a denominar esta fase el periodo de gorjeo. A los ocho meses el niño imita diferentes sonidos del ambiente, aumentando considerablemente el repertorio disponible, seleccionando algunos y ligándolos a otros. Tiende a pronunciar por imitación frases cortas pero tomadas como un todo, pero logra emitir sonidos sencillos como ¨papᨠo ¨nene¨. Estos sonidos dan cuenta del inicio del desarrollo cognoscitivo porque reproducen sonidos ligados a situaciones cotidianas. Cuando el niño cumple su primer año el lenguaje basado en gestos y sonidos, adquiere un gran valor representativo. El valor representativo del lenguaje es anterior a la capacidad de emplear la palabra; igualmente, la frase como conjunto global con significado, es anterior a las palabras como símbolos personales empleados para denominar las cosas. La aparición de estos sonidos tiene gran valor des de el punto de vista afectivo y de relación del niño con su medio social. A través de estos sonidos el niño expresa su situación emocional; sí tiene alegría, angustia, alguna necesidad. Además, empieza a controlar su medio; logra que su mamá se acerque a él y lo atienda. Estos sonidos se convierten en formas de acción. La díada madre – hijo tiene en los gorjeos una forma especial de comunicación donde se relacionan imitándose mutuamente y compartiendo el afecto. El lenguaje, medio de comunicación y de expresión, implica el contacto y el intercambio afectivo. Las primeras palabras del niño expresan, más que nada, un estado afectivo, una actitud mental. Así, la palabra ¨mamᨠcomo exclamación del niño, encierra todo lo otro pero que lo incluye a él; encierra la satisfacción de sus necesidades, su seguridad, su mundo afectivo. El siguiente cuadro sintetiza los principales momentos del periodo prelingüístico. FASE DEL PERIODO PRELINGÜISTICO LLANTO INDIFERENCIADO LLANTO DIFERENCIADO CARACTERÍSTICAS Es el llanto propio del neonato que se caracteriza por ser poco reflexivo y con el que pide insistentemente la satisfacción de sus necesidades primarias. Se presenta después del primer mes, cuando ya se aprecia el llanto de disgusto como diferente al llanto básico, este llanto da cuenta de las necesidades del infante. BALBUCEOS LALACION ECOLALIA Son juegos vocales o ejercicios que contribuyen al desarrollo del aparato bucal. Se inician a partir del segundo mes y poco a poco se van diversificando primero con las consonantes que se pronuncian con la garganta y las vocales del frente; luego las consonantes delanteras y las vocales traseras, son auténticos sonidos sensorio motores que inauguran el desarrollo fonético. Consiste en la articulación sucesiva de sonidos como ma, pa, da que se presentan de los seis a los nueve meses, no son palabras sino imitaciones de sonidos propios del medio social. Se presenta de los nueve a los doce meses, el infante hace eco o imita las vocalizaciones de los adultos en forma mas completa. Permite la organización de la estructura fonética; el niño y la niña demuestran cada vez mayor habilidad en estas vocalizaciones. Cabe recordar: el lenguaje, medio de comunicación y de expresión, requiere del contacto y el intercambio afectivo. Todos los avances anteriormente mencionados, conducen al Periodo Lingüístico. Por lo general, hacia los diez meses el niño pronuncia las primeras palabras y poco a poco aumenta su vocabulario llegando a veinte palabras a los diez y ocho meses, cien palabras a los veinte meses y aproximadamente trescientas a los dos años. Pero lo interesante, más que el número de palabras es el contenido que estas encierran. A partir del segundo año una palabra pronunciada tiene el valor de una frase completa; es portadora del mundo afectivo y mental que experimenta el niño. En este momento el niño no expresa una situación objetiva, observable claramente sino que se expresa él inmerso en la situación y la situación para él, donde los elementos subjetivos y objetivos se confunden. A esta “palabra o frase” que inaugura el periodo lingüístico sigue la fase de dos o tres palabras que el niño pronuncia en estilo telegráfico, donde las palabras aparecen en orden de importancia afectiva. Ejemplo: papá- dulcesniño. El lenguaje del niño se torna divertido, pero estas deformaciones desaparecen rápidamente cuando los adultos no se encargan de fijarlas al reforzarlas imitando ellos mismos al infante. Hacia el segundo año el infante ya ha logrado la frase Gramatical, diferente de la palabra – frase porque expresa un criterio, un relato o una afirmación. El niño se refiere a si mismo en tercera persona (él), como un sujeto externo. Las preposiciones y la sintaxis solo aparecen al finalizar el tercer año. A los dos años se inaugura la edad de la pregunta, donde el niño con sus interrogaciones: ¿Qué es ésto?... y ¿esto? Quiere saber acerca de todo lo que ve, quiere ampliar su vocabulario busca orientarse en su medio y conocerlo mejor. Aprender el nombre de los objetos le permite apropiarse de la realidad, de la cultura, de la relación de las personas con las cosas. Hacia los tres años se sitúa la segunda edad de la pregunta, donde el niño, más que interesarse por el nombre de los objetos, se interesa por su razón de ser. Es la edad del ¿por qué? vinculada a las preocupaciones por las diferencias sexuales, el por qué cumple una función cognoscitiva en la búsqueda de información; pero indudablemente cumple una función afectiva; acercarse al adulto, llamar su atención, buscar seguridad, calmar sus temores inconscientes frente a un mundo complejo que se amplia y que percibe día a día lleno de imprevistos, de normas y de costumbres impuestas por la cultura. En la edad preescolar el niño se hace más independiente, comienza a interactuar con otros niños y con otros núcleos sociales diferentes a la familia. Esta oportunidad de interacciones exigen del niño un dominio del lenguaje. Para el niño de preescolar el lenguaje se desarrolla en varios sentidos: Se perfecciona a través de contactos con otras personas. Se convierte en un instrumento del pensamiento. Es la base de la reorganización de los procesos psíquicos. La riqueza del lenguaje depende de las condiciones de vida y de educación que se ofrezcan al niño. El preescolar enriquece su vocabulario con nombres, verbos, pronombres, adjetivos, y conjunciones. Pero como hecho trascendente, el aumento del vocabulario va acompañado del empleo de reglas gramaticales para construir las frases. Se destaca en el niñ@ de preescolar la gran facilidad para cambiar el sentido de las palabras, empleando sujetos. Ejemplo: leoncito (El niño se denomina) Una vaca = una vaquita León = (El adulto es) Esta forma del lenguaje da cuenta de que el niño tras la palabra percibe el objeto real. El infante del preescolar es muy activo frente al empleo y asimilación del lenguaje; posee una sensibilidad especial con relación a los fenómenos lingüísticos. La comunicación no es la única función que desempeña el lenguaje; es su función principal, pero tiene otras. El lenguaje se convierte en un medio de planificación y regulación del comportamiento. El lenguaje cumple esta función cuando se incorpora a los procesos cognoscitivos. Recordemos que en la primera infancia la inteligencia es práctica, ligada a las actividades sensorio motrices y se expresa por monólogos; el infante habla consigo mismo. Este lenguaje egocéntrico se transforma en la edad preescolar porque el niño comienza por captar lo que esta haciendo y con la palabra se adelanta a la acción y la orienta. Las palabras se adelantan a la práctica expresándolas ideas e imaginaciones del infante. El lenguaje egocéntrico no ha desaparecido sino que se interioriza y conserva su función planificadora. Al avanzar en su desarrollo intelectual, el niño preescolar si no esta en contacto con otros, realiza el trabajo sin hablar. Al finalizar la edad preescolar, si la estimulación y las condiciones educativas son adecuadas, el infante comienza a asimilar la estructura del lenguaje, factor que lo prepara para hablar y escribir correctamente en el futuro. El desarrollo del lenguaje tiene para el niño una inmensa importancia en su desarrollo psíquico porque es el medio a través del cual se expresa su pensamiento y poco a poco se constituye en el camino que lo conduce a la experiencia social y a la cultura. BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA: - BASTIDAS Miriam. (1.998) Puericultura del preescolar. En posada, Gómez J.F y Ramírez H Eds El niño sano. 2 ED Universidad de Antioquia - DANOFF, Judith. Breitbart Viki. Barr Elionor (1.984) Iniciación con los niños, ED Trillas México. - GARCIA manzano, E y Cods Biología, Psicología y sociología del niño en edad preescolar. 6 ED Barcelona Ceac. - GESELL, Arnold. (1.998) psicología Evolutiva de uno a diez y seis años. Biblioteca de Psicología evolutiva. Buenos Aires. - GOOD Thomas L. 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