UNIDAD N° 3: DIMENSIÓN PERCEPTIVA, COGNITIVA Y

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UNIDAD N° 3: DIMENSIÓN PERCEPTIVA, COGNITIVA Y LINGÜÍSTICA
DEL DESARROLLO INFANTIL.
Introducción
Las investigaciones realizadas por Rene A Spitz1 permitieron confirmar las
afirmaciones que ya había hecho Sigmund Freud, en el sentido de que para
el neonato no existe un objeto que pueda discriminar, este objeto se
construye a partir del nacimiento y de las experiencias que el infante tiene,
especialmente con su madre. La existencia de este objeto y de la relación de
objeto ha llevado a que el periodo del recién nacido se denomine etapa sin
objeto o etapa de no diferenciación en la grafica N° se observa un infante
recién nacido, por lo cual no experimenta el medio circundante como algo
separado de si.
1. Dimensión perceptiva – 0 a 2 años
El hombre no nace humanizado. Debe adquirir en un largo y arduo proceso
de aprendizaje todas aquellas funciones y destrezas que lo convierten en un
ser conciente de su existencia, capaz de relacionarse a nivel simbólico con
otros seres de su especie y de dar sentido y proyección a su vida cumpliendo
metas y objetivos.
La Percepción, como las relaciones con otros, como los afectos y la
cognición, debe emerger. Esta función se aprende, se coordina, se integra y
sintetiza a partir de las múltiples formas de relación que establece el ser
humano.
El neonato inicia su desarrollo perceptivo en virtud de las relaciones de objeto
que establece con su madre, en aquellas secuencias que son tranquilizantes,
inquietantes y también cambiantes. En las primeras semanas de vida no
puede hablarse aun de percepción en el Infante debido a que los estímulos
que impactan su sistema sensorial no tienen carácter significativo a partir de
la experiencia. Pero sí quedan rastros mnémicos (en la memoria ),los cuales
adquirirán significado al aparecer la percepción.
Para iniciar el desarrollo perceptivo, el ser humano posee al nacer un sistema
de captación denominado Organización Cenestésica o Recepción. Este
sistema de captación o recepción es generalizado, no discrimina
particularidades, por el contrario, tiene la forma de todo o nada, es visceral
y se manifiesta en forma de
1
SPITZ, René A. (1.986) El primer año de vida del niño. Fondo de cultura Económica. México Pág.
39
emociones. Así, un malestar como el que produce la necesidad de alimento,
embarga al infante en su totalidad y ningún estimulo tranquilizador controlará
su emoción. Sólo el alimento controla su emoción generalizada. La
organización cenestésica, como sistema perceptivo es sustituida por la
Organización Diacrítica, pero no puede afirmarse que desaparece. Por el
contrario, continúa funcionando por toda la existencia, a pesar de los
controles sociales y culturales que se oponen a las grandes expresiones
emocionales. Este sistema visceral es como la fuente misma de la vida y
emerge en momentos de peligro, de gran tensión, donde se pierde el control
racional consciente. Así el sujeto logra enfrentar la situación imprevista, la
enfermedad, la gran tensión emocional.
Como ya se anunció, a partir de la organización cenestésica, aparece
posteriormente en el desarrollo la Organización Diacrítica, en la cual la
percepción se efectúa a partir de los órganos sensoriales periféricos, es
localizada, específica e intensiva. Sus centros de interpretación están en la
corteza cerebral y sus manifestaciones son procesos cognoscitivos como el
pensamiento y la atención. Esta organización diacrítica que se inicia desde
los primeros meses de vida, continúa refinándose y estructurándose durante
toda la vida.
Estas organizaciones que posibilitan la percepción se reciben como parte de
la herencia evolutiva de la especie, pero no se desarrollan si no tienen la
suficiente estimulación. El niño requiere manipular, ver, sentir los objetos
ponerse en contacto con múltiples experiencias, a fin de obtener un máximo
desarrollo en su y dimensión perceptiva, hemos de enfatizar, además, la
estrecha relación entre los procesos perceptivos y entre estos y el desarrollo
del yo. En efecto, la percepción y la cognición son funciones que cumple el
yo, el cual se considera como la parte del sistema psicofísico de la persona,
que se reconoce como tal y se desarrolla a partir del nacimiento.
En el neonato la percepción como los afectos es indiferenciada; la percepción
diacrítica no existe y el infante no logra distinguir una de otra. Sin embargo,
ya en el octavo día de vida comienza a observarse cierta especificidad en la
respuesta, no puede hablarse de que hay aprendizaje pero el infante
empieza a responder a sugerencias y se aprecia el condicionamiento en los
reflejos. Recordemos que el reflejo de succión motiva el comportamiento de
mamar o chupar y se presenta cuando el bebe se coloca en posición
horizontal en los brazos de la persona que lo levanta, entonces voltea la
cabeza hacia el pecho y realiza movimientos de succión. Después del octavo
día sólo trata de succionar si se le coloca en esta posición. Si se levanta en
posición vertical no voltea la cabeza para tratar de chupar. Durante los dos
primeros meses de vida este tipo de comportamientos son cada vez más
visibles y específicos.
Antes de avanzar sobre el desarrollo perceptivo del infante, es importante
definir lo que significa esta función psicológica. Precisar este concepto
permite comprender la magnitud del desarrollo alcanzado por el niño en sus
primeros años de vida.
Según Morgan y King2la percepción se refiere a la forma en que vemos el
mundo, lo oímos, lo sentimos, lo gustamos a lo olemos. El mundo que
percibe una persona es el que corresponde a su experiencia inmediata. Una
característica básica de la percepción es su naturaleza selectiva; nuestros
órganos sensoriales se hallan bombardeados con una multitud de estímulos,
pero sólo percibimos con claridad algunos pocos.
Para Coon Dennis3 la percepción es el proceso de organizar las sensaciones
en una representación mental útil del mundo proceso que se cumple en
forma automática. Pueden ocurrir falsas percepciones, pero a partir del
material producido por la sensación, la percepción crea rostros, melodías,
figuras y en ocasiones tragedias.
Parte de lo que percibimos proviene a través de los
sentidos, del objeto que tenemos adelante; otra parte…
procede siempre… de nuestra propia mente.
William Games
Las anteriores funciones ubican la percepción como una función que se
adquiere, se cultiva, se perfecciona pero que esta, también, determinada en
gran medida por componentes subjetivos y afectivos. Así el desarrollo
perceptivo y cognitivo del infante esta claramente influenciado por la
percepción del rostro humano, como primera configuración significativa.
Cuando comienza el segundo mes, una persona que se acerca al infante
empieza a tener un lugar especial entre las cosas que rodean al pequeño. El
infante empieza a percibir visualmente al adulto que se acerca. Si en ese
momento el bebe tiene hambre y esta llorando, puede observar que se calla,
abre la boca y empieza a succionar. Sólo la percepción táctil, intra oral de
alimento, produce esta respuesta a esa edad; pero es necesario que el
infante tenga hambre.
Dos o tres semanas después hay otro progreso: cuando el infante percibe un
rostro humano, sigue sus movimientos con atención y concentración. No hay
otro estimulo capaz de generar este comportamiento en el bebe; lo anterior
en virtud de que el rastro humano se presenta continuamente en su campo
2
MORGAN Clifford T. y King Richard (1979). Introducción a la psicología. Ed. Aguilar. Madrid
Págs. 271-274
3 COON Dennos (1989). Introducción a la psicología. Fondo educativo interamericano. México ,
Pág. 100
visual y asociado a la satisfacción de sus necesidades. La configuración del
rostro humano se hace significativa porque se asocia con el alivio del
displacer y con la experiencia del placer. Así, el bebe criado con pecho mira
fijamente el rostro de la madre durante todo el tiempo en el que succiona.
Cabe señalar que la cavidad bucal presenta en las primeras semanas de vida
un mayor desarrollo que el resto del organismo; el bebé no solo tiene
movimientos de succión y deglución, sino que es capaz de coordinar desde
su nacimiento estos movimientos con la respiración. La secuencia de la
alimentación y la cavidad bucal como zona favorecida y particularmente
sensible, marcan los comienzos de la organización. Pero debe señalarse que
la situación de alimentación va acompañada de múltiples estimulaciones
sensoriales que dan comienzo paulatinamente a la percepción diacrítica: las
caricias y manipulaciones de la madre, los ruidos relacionados con los
preparativos y las palabras y sonidos emitidos por la madre, el olor de la
madre y muy especialmente, la presencia del rostro de la madre, de la
configuración del rostro humano que esta siempre presente en los momentos
de satisfacción.
Desde luego, la secuencia de la alimentación, no es la única oportunidad en
la que el bebé puede mirar el rostro materno. Lo observa también durante el
baño. Cuando le cambia los pañales, cuando lo levanta para tratar de
calmarlo. Siempre que el infante recibe atención, el rostro de un adulto se
coloca frente a él como estimulo visual. Así, durante los dos primeros meses,
quedan fijadas en la memoria del infante las huellas del rostro humano, como
la primera señal de la presencia del satisfactor de sus necesidades. El niño o
la niña seguirán todos los movimientos de esta señal.
El rostro humano se constituye en la primera configuración que, como
estimulo significativo, deja huellas en la memoria humana.
Con respecto a la percepción humana, es importante hacer énfasis en el
siguiente aspecto:

El hombre tiene capacidad de guardar en su memoria rastros y huellas
susceptibles de ser reactivadas como representaciones, o sea, recuerdos e
imágenes y también
puede activar dichas huellas sin el estimulo
correspondiente de una percepción externa. El ser humano puede ver con la
mente o puede representarse estímulos que en el momento no están
presentes. Este fenómeno se denomina apercepción y para el desarrollo
psíquico del niño tienen gran importancia porque experiencias percibidas
durante la primera infancia pueden ser objeto de representaciones
posteriores.
 La capacidad de ver ha de adquirirse paulatinamente, mediante un procese
de aprendizaje, dentro de la experiencia afectiva que proporciona las
relaciones con los otros, básicamente con la madre (relaciones de adjetivo).
Lo anterior ha motivado la siguiente afirmación ¨ el afecto es el motor que
dinamiza la personalidad ¨ se percibe, se aprende, aquello que tiene
significado afectivo.
 Toda prevención se genera en la cavidad oral que sirve de puente inaugural
entre la respiración interna y la percepción externa, la cavidad oral con sus
órganos, la lengua, los labios, la nariz, la faringe y las mejillas. Son las
estructuras que se aplican principalmente para la percepción táctil y para la
exploración.
La sonrisa del tercer mes
A partir del segundo mes de vida, el rostro humano se convierte en la
configuración preferida para la percepción visual, por encima de cualquier
objeto que rodee al infante. Además, ahora logra separar el resto del
trasfondo y
le dedica especial atención. Ya en el tercer mes, el
bebe no solo se vuelve hacia el rostro humano sino que responde ante este
con una sonrisa, esta nueva respuesta para el bebe, propia sólo de la
especie humana da cuenta de su madurez física y de su desarrollo psicólogo.
Esta sonrisa es la primera forma de comportamiento activo, intencional y
dirigido hacia un objeto. Es el paso del comportamiento pasivo al activo,
factor de gran importancia en el desarrollo psicólogo. Para que el bebe sonría
ante el rostro del adulto en el tercer mes, se requiere que el infante pueda ver
los dos ojos y que el resto tenga individualidad especifica que da cuenta del
desarrollo del bebe de los dos a los seis meses.
Sin embargo, no puede afirmarse que la sonrisa del tercer mes ante el rostro
humano, esta dando cuenta de que el infante reconoce o percibe en ese
rostro a un congenere humano, o a un ser querido (objeto libidinal). Este
rostro es un signo o una configuración privilegiada que se compone de ojos,
frente, nariz, todo en movimiento. En realidad puede afirmarse que la sonrisa
del infante entre los tres y los seis meses se genera por una configuración
que representa el rostro humano. Si este se presenta de perfil, no aparece la
sonrisa.
Después de seis meses, por el contrario la gran mayoría de los niños no
sonríe cuando se presenta ante ellos un rostro extraño. Mientras de dos a
seis meses la sonrisa ante el rostro humano es indiscriminada en la segunda
mitad del primer año los infantes sonríen solo para sus madres, amigos y
familiares cercanos, para los seres u objetos de su amor; no sonríen ante los
desconocidos.
La angustia del octavo mes.
Entre el sexto y el octavo mes se presenta en el bebé un comportamiento de
gran interés desde las dimensiones cognitivas, psicosocial y perceptiva. Nos
centraremos ahora en la última dimensión mencionada. Ahora el bebe no
sonríe cuando una persona desconocida se le acerca y le sonríe moviendo la
cabeza. Su percepción diacrítica se ha desarrollado al punto que le permite
diferenciar claramente entre el conocido y el desconocido. Su reacción ante
el extraño es bien particular. Muestra recelo, angustia y rechazo. Algunos
bajan los ojos con timidez, se los cubren con las manos, ocultan el rostro
boca abajo o comienzan a llorar.
En general, la reacción del infante es de negación, de rechazo a cualquier
contacto con el desconocido, de darle la espalda y mostrar angustia.
En la etapa de la angustia del octavo mes, que es más propiamente un “
temor “ por haber encontrado un objeto desconocido, el niño esta mucho mas
avanzado en todo su desarrollo. Reacciona al encontrarse con un
desconocido, porque este no es su madre: esta le ha dejado, la angustia que
manifiesta no es en respuesta al recuerdo a una experiencia desagradable
con el desconocido; es una reacción de su percepción de que el rostro
desconocido no coincide con la representación en su memoria del rostro de
la madre. Durante los meses siguientes el niño preferirá el rostro materno y
rechazará los diferentes a él. A manera de síntesis:
PRIMER ORGANIZADOR
DE LA PSIQUE HUMANA
LA SONRISA DEL TERCER MES
ANTE LA CONFIGURACIÓN DEL
ROSTRO HUMANO
SEGUNDO ORGANIZADOR DE
LA PSIQUE HUMANA
LA ANGUSTIA DEL OCTAVO
MES ANTE LA PRESENCIA DE
UN ROSTRO DESCONOCIDO
A partir de estos organizadores se produce, poco a poco, el desarrollo de la
percepción. En este desarrollo actúan factores innatos asociados con la
maduración del cerebro y del sistema nervioso y también factores
ambientales. Algunos aspectos de la percepción surgen del sistema nervioso,
otros se desarrollan por medio del aprendizaje; en el medio se encuentra una
interacción entre el aprendizaje y las capacidades perceptivas desarrolladas
por la maduración. Los educadores de niños pequeños juegan un papel
trascendental en el aprendizaje de las diferentes modalidades de la
percepción diacrítica, las cuales corresponden a los diferentes sistemas
sensoriales. El cerebro humano esta dotado para percibir, para interpretar un
número ilimitado de estímulos, no todos a la vez desde luego. Es importante,
finalmente, señalar el papel que juegan los aspectos afectivos, del querer y
del sentir, propios del sujeto que percibe: vemos las cosas no como son sino
como somos.
2. Teorías sobre la adquisición del lenguaje.
2.1 Teoría de Chomsky o del dispositivo de adquisición del lenguaje.
Chomsky propone la existencia de una "caja negra" innata, un "dispositivo para la
adquisición del lenguaje" o LAD (por sus siglas en inglés), capaz de recibir el input
lingüístico y, a partir de él, derivar las reglas gramaticales universales. Este input es
muy imperfecto; sin embargo, el niño es capaz de generar de él una gramática que
genera oraciones bien estructuradas y que determina cual es la forma en que deben
usarse y comprenderse éstas. La naturaleza de este LAD no es conocida, pero es
bastante aceptada la idea de que el hombre tiene una tendencia innata para aprender
el lenguaje.
2.2. La teoría de Bruner o de la solución de problemas.
Para Bruner, tanto las cogniciones como los contextos son cruciales para el desarrollo
del lenguaje. Bruner sugirió que el niño aprende a usar el lenguaje para "comunicarse
en el contexto de la solución de problemas", en lugar de aprenderlo; se enfatiza el
aspecto comunicativo del desarrollo del lenguaje más que su naturaleza estructural o
gramatical. De acuerdo con Bruner, el niño necesita dos fuerzas para lograr el
aprendizaje del uso del lenguaje. Una de ellas es equivalente al LAD de Chomsky; la
otra fuerza sería la presencia de un ambiente de apoyo que facilite el aprendizaje del
lenguaje. Bruner denominó a éste sistema de apoyo para la adquisición de un lenguaje
o LASS. Dentro de este LASS sería relevante la presencia del "habla infantil", forma de
comunicación que tienen los padres con sus hijos pequeños que se caracteriza por su
lentitud, brevedad, repetitividad, concentración en el "aquí y ahora" y en su simplicidad;
esta manera de comunicarse le permite al niño "extraer la estructura del lenguaje y
formular principios generales"(DAVIDOFF, 1989). Esta "habla infantil" aparecerá
generalmente en un contexto de acción conjunta, en el que el tutor y el niño concentran
su acción en un solo objeto y uno de ellos "vocaliza" sobre él.
2.3. La teoría de Piaget.
Piaget resalta la universalidad de la cognición y considera al contexto relativamente
poco importante y escasamente influyente en los cambios cualitativos de la cognición.
El niño es visto como constructor activo de su conocimiento y, por lo tanto, del lenguaje.
Piaget presentó una teoría integrada del desarrollo cognitivo, que era universal en su
aplicabilidad y fue caracterizada la estructura subyacente del pensamiento. Su
aproximación es constructivista e interaccionista a la vez. Se proponen 2 mecanismos
constructores de las estructuras cognitivas para tratar con entornos cada vez más
complejos: la organización y la acomodación. Estos principios son aplicables al estudio
del desarrollo del lenguaje; éste se centraría en una expresión cada vez más clara y
lógica del pensamiento y en una progresiva socialización, basada en la capacidad
progresiva del niño para comprender puntos de vistas ajenos (de lenguaje egocéntrico
a social).
2. 4. Teoría de Vygotski o de las influencias socioculturales.
Es un teórico dialéctico que enfatiza tanto los aspectos culturales del desarrollo como
las influencias históricas. Para Vygotski la reciprocidad entre el individuo y la sociedad,
siendo definida esta tanto histórica como culturalmente, es muy importante. El contexto
de cambio y desarrollo es el principal foco de atención, dado que ahí es donde
podemos buscar las influencias sociales que promueven el progreso cognitivo y
lingüístico. Para Vygotski el habla es, fundamentalmente, un producto social.
El lenguaje precederá al pensamiento e influiría en la naturaleza de éste: los niveles de
funcionamiento intelectual dependerían de un lenguaje más abstracto. Además, habla y
acción están íntimamente unidas: mientras más compleja es la conducta y más
indirecta la meta, más importante es el rol de la lengua.
[Informe sobre la perspectiva del "Lenguaje Total", basada en los postulados de
Vygotsky]
2. EVOLUCIÓN DE LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE EN EL NIÑO.
Comunicación prelingüística.
Desde muy temprano el niño y su madre empiezan a comunicarse; además, el niño
presenta una especial atención al habla, volteando los recién nacidos su cabeza como
respuesta
a
las
voces.
La primera herramienta comunicativa del niño es su llanto, que producirá una acción
paterna con relación al contexto (necesidades del bebé). Ya a las 6 semanas el niño
comienza a sonreír, estableciendo nuevos lazos comunicativos. A las 12 semanas el
niño sonríe cuando le hablan y produce sonidos de carácter vocal modulado, el cual es
mantenido por 15 o 20 segundos; a las 20 semanas no sólo emite sonidos de carácter
vocal, sino que se entremezclan con consonantes.
A los seis meses aparece un balbuceo semejante a emisiones monosilábicas. Las más
comunes semejan sílabas Ma, Mu, Da, Di. A los ocho meses se hacen más frecuentes
las repeticiones; se distinguen estructuras de entonación en las emisiones y estas
pueden indicar emociones. A los 10 meses las emisiones se mezclan con sonidos de
juego como los gorgoritos; realiza imitaciones de sonidos.
3.1. Prelenguaje
Gran cantidad de observaciones del desarrollo primario del lenguaje realizadas por
psicólogos y psicolingüistas indican que incluso niños muy pequeños poseen una
gramática elemental. Como guía del avance en la adquisición de esta gramática, uno
de los indicadores más fiables es el LME (Longitud media de enunciado), que indica
cuantos morfemas (elementos con significado) expresa el niño, en promedio, en cada
enunciado. Así, se definen cinco etapas de LME, en la cual la I corresponde a un LME
entre 1 y 2 (Dale, 1992, p.34); por otras parte, Brown (81, p.114) da como límite
superior de I un LME de 1,75. Las otras 4 etapas corresponderían a aumentos de 0.5
en el índice.
Las funciones del lenguaje en esta etapa serían, primero, de orden pragmática
(obtención de objetos y servicios, control de la conducta de las personas) y expresiva
(manifestaciones de agrado o rechazo). Más adelante, el lenguaje tendrá una función
heurística (obtención de información sobre el medio inmediato) e imaginativa (creación
de propias realidades).
3.2. Primeras palabras.
El niño emite sus primeras palabras al final del primer año. En un principio se referirán a
objetos y personas, pero no demorarán en expresar peticiones o en describir el
ambiente. Estas primeras palabras se caracterizan por usar un número limitado de
elementos fonéticos y por referirse a categorías más amplias que las aceptadas por la
lengua adulta, tanto en lo que se refiere a los objetos y acciones. Las palabras, en esta
época, "parecen ser esfuerzos por expresar ideas complejas, ideas que un adulto
expresaría mediante oraciones"(Dale, 1992); a esto se le denomina habla polisintética.
Etapa I (LME de 1 a 2) Esta etapa comienza generalmente entre los diez y ocho a
veinte meses. Se empiezan a formar frases que constan de, generalmente, dos
palabras, pudiendo llegar a las siete Las frases escuchadas por el niño, al ser imitadas,
sufren un proceso de reducción característico, que conforma lo que algunos
investigadores llaman "lenguaje telegráfico"(Brown,1981,p.96), el que se caracteriza,
principalmente , por la retención de los elementos con alta carga semántica
(sustantivos, verbos, adjetivos) y la omisión de aquellos elementos que cumplen con
una función gramatical (ilativos, inflexiones, verbos auxiliares, etc.). ; en el aspecto
formal, estas frases se caracterizan por mantener el orden original y en mantener, para
una determinada etapa del desarrollo, un largo constante no importando la extensión de
la frase modelo. La elección de las palabras por el niño se haría en razón de la función
referencial de las palabras continentes (los sustantivos, verbos y adjetivos hacen
referencia a objetos o cualidades de estos presentes y actuales), la brevedad de la
palabra, por la imposibilidad de inferencia del contexto de la palabra y por la
acentuación más fuerte que se le da las palabras con carga semántica dentro de la
oración (Brown, 1981, p.96-97)
Otros investigadores parten de la base que los niños generan sus propias gramáticas ,
las cuales "poseen propiedades estructurales características, es decir, regularidades
sistemáticas de orden de palabras" (MUSSEN, 1978). Estas gramáticas se
caracterizarían por usar 2 clases de palabras: palabras "pivotes", clase de reducido
número, ubicadas en un determinado lugar de la oración, acompañando siempre a
palabras X; y las palabras de clase abierta o "X", clase más grande, las cuales son las
que no pertenecen a la clase pivote. El niño, en un principio, sólo sabe que
determinadas palabras (las pivotes) son usadas antes de todas las otras (las de clase
abierta), no estableciendo mayor diferenciación; con el tiempo, el niño aprende a
diferenciar que palabras pueden y cuales no pueden preceder a otras, adaptándose a
los patrones adultos de lenguaje.
Las interrogaciones son idénticas a las afirmaciones, con excepción de la entonación,
que es ascendente (Dale, 1992, p.39)
Etapa II (LME de 2 a 2.5) El niño posee ya un vocabulario que excede las cincuenta
palabras. El niño comienza a utilizar las inflexiones del lenguaje, o sea, aquellos
elementos que modifican el significado de las palabras, dándoles una connotación más
específica (pluralidad, tiempo) o estableciendo relaciones entre otros elementos. El
orden en que estas se aprenden, por lo menos en el inglés, es bastante consistente y
depende, en parte, de la complejidad "cumulativa" de los morfemas (Dale, 1992, p.51).
Un hecho interesante de este aprendizaje de flexiones es la hiper regularización, o sea,
el uso de las mismas inflexiones de los verbos regulares en los irregulares, lo que
muestra que el niño busca patrones en el lenguaje.
3.3 Lenguaje propiamente tal.
A esta etapa se llega cuando el niño llega a los 3 o 4 años, entre las etapas III y IV. Se
produce "un abandono progresivo de las estructuras elementales del lenguaje infantil y
de su vocabulario específico, sustituidos por construcciones cada vez más acordes con
el lenguaje del adulto." (Bouton, 1976). En el caso del inglés - lenguaje en el cual se
han realizado más investigaciones- se produce el aprendizaje de las principales
transformaciones gramaticales (reglas de construcción que le dan al sujeto la
capacidad de "transformar" determinados tipos de oración en otros) que le permitirán
formular oraciones "declarativas, negativas, preguntas absolutas, preguntas del tipo wh
[en castellano, las del tipo dónde, cómo, porqué] y oraciones imperativas" (Dale, 1992,
p.136)
Entre sus características encontramos la producción de verdadero diálogo, adquiriendo
así el lenguaje una función informativa, o sea, la de producir aprendizaje sin que éste
tenga relación con algún elemento del contexto inmediato al niño (BOADA, 1986); se
produce una interacción entre la actividad verbal "libre", con la gramática autónoma de
la etapa anterior, y una actividad "mimética", tendiente a adaptarse al mundo lingüístico
del adulto. Según LURIA (1956), a estas características se le sumaría la función
autorreguladora de la conducta del lenguaje, la cual determina que el niño se plantee
metas y busque los medios para lograrlas de acuerdo a las categorías que el mundo
lingüístico le ofrece, pudiendo abstraerse de los concreto e inmediato.
3.4. ¿Cómo aprende el lenguaje?
El bebé descubre el mundo y aprende a través de todos sus sentidos, a los tres
meses le resultan fascinantes los rostros, en particular obviamente el de su mamá, si
acerca su rostro mientras lo amamanta probablemente lo acaricie, la madre debe
acariciarlo también, esto no solo es gratificante para ambos sino que resulta en
estimulo para su inteligencia.
Durante los primeros meses el contacto físico es la mejor forma de estimularlo,
acariciarlo, darle masajes, apoyarlo sobre el pecho para escuchar su corazón, y sobre
todo hablarle, mirarlo a los ojos y sonreírle.
El bebé aprende jugando, se debe convertir el baño diario en una experiencia
placentera, colocar juguetes de colores vivos en el agua y cantarle mientras lo bañan,
esto permite que mueva sus brazos y piernas.
Hay que poner atención para ver como reacciona ante los ruidos, por lo general un
bebé sin problemas auditivos se sobresalta ante un ruido inesperado. También se
calma cuando escucha una voz familiar, la de su madre en particular.
Observar su cabecita, desde el primer mes el bebé debe poder levantar su cabeza
aunque todavía no la sostenga erguida.
Colocar un móvil de colores vivos sobre su cuna, colocar un objeto frente a él y
movérselo para que lo siga con la vista.
Tratar de llevarlo a pasear al aire libre, a lugares donde pueda ver cosas de colores
vivos, flores, animales, gente.
A los dos meses el bebé ya sabrá manifestar que algo le agrada por medio de la
sonrisa, responde a su sonrisa con otra sonrisa y háblale con cariño.
No importa si no la madre no puede tenerlo todo el tiempo en brazos, se sugiere
llevarlo, en su cochecito o sillita de bebé y mientras el adulto hace sus tareas habla
con él, contarle que hace y cada tanto debe detenerse para hacerle una caricia y
tomarlo en tus brazos, sin miedo porque eso no es malcriarlo, al contrario un bebé que
recibe afecto será un niño y un adulto mas estable.
Se le debe enseñar a asociar las horas de luz con estar despierto, sacándolo de la
cuna en cuanto se despierte y llevándolo a la habitación en la que está la familia.
Colocar su cochecito en diferentes posiciones para que pueda ver distintas cosas, si
se tiene una ventana que de a un jardín notara como se entretiene viendo moverse las
hojas. Un espejo puede ser fascinante, colocarlo frente a un espejo en brazos o poner
su cochecito frente a uno, será muy útil porque le encantará mirarse.
Si tiene hermanitos, disfrutará mucho viéndolos jugar, si no los tiene hay que procurar
llevarlo a lugares donde pueda estar con otros bebés.
Cuando comience a balbucear, ah, eh, ajo, se le debe contestar, pues está poniendo
las bases para el desarrollo del lenguaje. El adulto debe colocarse frente a él y hacer
gestos, ruidos, sonreírle dándosele tiempo a contestar con una sonrisa o haciendo
gorgoritos, en unos meses se verá que los sonidos que emite sonaran como frases
pues tratará de imitarte y ‘dialogar’.
Hay que darle juguetes que hagan ruido, como un sonajero o campanilla, mostrarle
como hacerlos sonar y permitirle que él trate de hacerlo.
Cantarle o permitirle escuchar música, tomarlo en brazos y bailar con él.
El adulto debe sentarse frente a él, jugar al escondrijo, bastará con tapar su cara con
una tela para luego destaparla y decir ‘acá está’.
Puede comenzar a familiarizarlo con los miembros de su cuerpo, preguntando ¿dónde
está la mano (o el pie, o la nariz)?’ y mostrándosela.
Juegue con él, a medida que maneje mejor su cuerpo ayúdelo a sentarse, colóquelo
boca abajo en la cama y permita que se mueva, nunca lo deje solo pues puede darse
vuelta y caerse. Colocar una manta acolchada en el piso y rodéalo de juguetes, poco
a poco notara que mejora su habilidad para tomar las cosas, cuando tenga cuatro o
cinco meses tratará de desplazarse para tomar algo que le llame la atención.
Para que el bebé pueda aprender a gatear necesitará que lo dejen en el piso, que
debe estar muy limpio pues todo lo que encuentre lo llevará a la boca, nunca lo dejen
solo pero permítale cierta libertad de movimiento, muéstrele un juguete y luego aléjelo
para que trate de alcanzarlo. Felicítelo cuando lo logre.
Cuando tenga seis meses es probable que se sostenga sentado solo, su destreza
manual habrá aumentado mucho y podrá pasar las cosas de una mano a la otra o
tomar cosas muy pequeñas con dos dedos, permita que toque diferentes texturas,
telas suaves y ásperas, cosas blandas y duras.
Aunque no hable, el bebé entiende y mucho, es muy importante festejar sus logros
para animarlo a seguir aprendiendo.
Llamarlo siempre por su nombre y enseñarle quien es ‘papá’, ‘abuelo’, ‘abuela’, ‘tía’,
etc.
Los juguetes para apilar o meter uno dentro de otro, le encantarán, si no puedes
comprarlo pueden hacerse con cajas de cartón o recipientes de plástico, demostrarle
alegría cuando logre armar una pila o meta uno en otro.
Cuando comience a darle alimentos sólidos, permita que toque la comida, aunque
pase algún tiempo antes de que pueda comer solo, es bueno que desde el principio el
bebé pueda sostener su propia cuchara y su taza. Pronto intentará comer por sus
medios, aunque la mayor parte de la comida se caerá antes de llegar a su boca,
ayudarlo con otra cuchara pero no lo prive de intentarlo, su destreza aumentará en
poco tiempo
El bebé disfruta mucho imitando a los adultos, por lo que la mejor manera de
enseñarle algo es haciéndolo primero, así cuanto más le hable mas querrá hablar,
apilar juguetes o tomar el alimento solo.
Jugando se le puede enseñar el concepto de dar y tomar, cada vez que se le de algo
dígale ‘toma’ y pídele ‘dame’ mientras se la saca con suavidad, pronto aprenderá y
cuando le diga ‘toma’ extenderá sus manos para tomar lo que le ofrecen y lo
devolverá cuando le diga ‘dame’. Cuando maneje bien el concepto enséñele a jugarlo
con una pelota arrojándosela y pidiendo que la devuelva.
Un bebé de diez a doce meses puede aprender a tomar líquidos solo, debe tener su
propia taza, de plástico para que no se lastime, al principio coloca muy poco líquido,
aumentándolo de a poco.
Mientras juega con él, cuéntele cosas sobre los juguetes, para que aprenda conceptos
como tamaño, posición y cantidad. Por ejemplo: ‘esta caja es mas grande que esta’,
‘ponemos la caja azul debajo de la caja roja’, ‘tenemos un, dos, tres pelotas rojas’. O
coloca tu mano al lado de la de él, ‘que grande es la mano de mamá’.
A medida que el bebé crezca, si le pone atención y le toma tiempo para observarlo y
jugar con él, encontrará nuevas formas de ayudarlo a aprender.
La ciencia nos enseña que el ser humano llega a este mundo con casi la totalidad de
células nerviosas que va a requerir en su vida, pero el mapa de conexiones entre ellas
al momento del nacimiento está aún empezando a dibujarse. Con las primeras
experiencias, cuando el bebé escucha a su mamá cantándole una nana, percibe el
olor del biberón, gatea por el pasillo tras la pelota, etc.… se van despertando una
cascada de conexiones nerviosas en su cerebro. Por eso una experiencia rica y una
estimulación adecuada favorecen el desarrollo de su inteligencia.
Las siguientes orientaciones pueden resultarte muy útiles para la tarea de favorecer el
desarrollo y aprendizaje del bebé!
Estimulando la inteligencia de tu bebé La ciencia nos enseña que el ser humano llega
a este mundo con casi la totalidad de células nerviosas que va a requerir en su vida,
pero el mapa de conexiones entre ellas al momento del nacimiento está aún
empezando a dibujarse. Con las primeras experiencias, cuando el bebé escucha a su
mamá cantándole una nana, percibe el olor del biberón, gatea por el pasillo tras la
pelota, etc.… se van despertando una cascada de conexiones nerviosas en su
cerebro. Por eso una experiencia rica, una estimulación adecuada, favorece el
desarrollo de su inteligencia.
Precisamente en el periodo comprendido entre los 0 y los 6 años de edad se produce
un gran desarrollo en el cerebro humano, por ello se han realizado en los últimos
tiempos, numerosas investigaciones para encontrar la mejor forma de potenciar las
capacidades motrices e intelectuales del niño durante esa época de su vida.
A continuación te enseñamos paso a paso, las formas más adecuadas para estimular
la inteligencia de tu bebé. Pero debes tener en cuenta que nunca se ha de forzar al
niño, ni tampoco tratar de adelantar ninguna función cognitiva. Uno de los riesgos que
corremos al tratar de ser unos educadores modélicos para nuestros hijos es
precisamente el de sobre estimular a los pequeños, pudiendo provocar entonces su
irritabilidad y hasta el insomnio. Lo importante es que el niño disfrute y los adultos
debemos estar atentos para observar los primeros síntomas de cansancio, distracción
o aburrimiento, porque será justo el momento de parar el juego.
Recomendaciones para la estimulación temprana: De 0 a 3 meses: Billones de
conexiones neuronales están esperando a ser activadas. Se recomienda:
•Estímulos visuales con juguetes de colores.
•Acariciar con frecuencia al bebé
•Dejarle escuchar música con la precaución de no sobresaltarle.
• Aprovechar los momentos en que se le cambian los pañales, por ejemplo, para
realizar ejercicios de movilidad.
• Y no olvidar que el momento del baño, además de una forma de asearle significa
también poder familiarizar al bebé con los movimientos dentro del agua.
De 3 a 6 meses: En esta época, las sinapsis o conexiones neuronales, alcanzan una
mayor densidad en las áreas visuales.
Se recomienda:
• Como el niño ya distingue los colores y sigue objetos con la mirada, puedes
estimularle con objetos móviles.
•Paseos.
•Sencillos entrenamientos con juegos de esconder y hacer aparecer objetos.
•Hay que hablarle con mucha frecuencia.
• Puede empezar a nadar.
De 6 a 12 meses. El desarrollo del área cerebral relacionada con el lenguaje está en
su momento clave. Se recomienda:
•Ayudar al desarrollo del bebe jugando a reconocer sonidos, olores y sensaciones al
tacto.
•En esta época comienza a gatear y eso le acercará a muchas y nuevas sensaciones
que usted puede poner a su alcance.
• El comienzo de una alimentación variada te permitirá convertir las comidas en toda
una aventura de descubrimiento para tu hijo.
De 12 a 18 meses. Se empieza a habilitar la facultad de anticipar acontecimientos y
realizar razonamientos sencillos. Se recomienda:
•Aprovechando que comenzará a caminar se puede potenciar su motricidad con
juegos y sencillos ejercicios físicos.
•También será la época de sus primeras palabras y ahora será el momento adecuado
para incentivar su participación en la conversación, animándole con preguntas,
repeticiones, estribillos, etc… que le permitan consolidar y ampliar su vocabulario.
De 18 a 36 meses. Últimos años de la primera etapa de efervescencia neuronal. Se
recomienda:
•Utilización de cartulinas con palabras o números para que se familiaricen con sus
formas a través del juego.
• Alrededor de los dos años pueden entender las bases de juegos como dominós, y
tener el primer contacto con el ajedrez.
De 3 a 6 años. Aproximadamente a los seis años se termina este primer periodo de
desarrollo. Se recomienda:
•Seguir
fomentando
el
reconocimiento
de
objetos
con
el
tacto.
• Comenzar a introducirles en la práctica de algún instrumento musical.
• También se puede iniciar la enseñanza de idiomas.
3.6 ¿Cómo hacen los niños para desarrollar las habilidades del lenguaje y
alfabetización?
Ya desde el nacimiento, los niños aprenden, y es por eso que es tan importante el
papel que juegan los padres y aquellos a cargo de los niños. Ellos son los primeros
maestros del niño. Desde ya, cada niño se desarrolla a su propio ritmo, pero existen
ciertos patrones comunes a todos. Las siguientes descripciones ofrecen una idea
general de cómo los niños adquieren el lenguaje y aprenden a leer y escribir.
Los bebés aprenden a través de los sentidos: tocando lo que ven, viendo lo que
escuchan e interactuando con la gente que los rodea. Los bebés gozan de los sonidos
del lenguaje mientras cantamos, jugamos con ellos y los estimulamos a hablar imitando
los sonidos que ellos emiten.
Los niños aprendiendo a caminar desarrollan sus habilidades intentando hacer cosas
una y otra vez. Es por eso que precisan oportunidades para hablar, escribir (garabatos)
y leer (sosteniendo libros y dando vuelta las hojas). Los libros con ilustraciones y
aquellos que juegan con los sonidos y los ritmos del lenguaje, son muy apropiados para
esta edad. Los niños pueden identificar fotos, nombrar objetos y solicitar sus libros,
actividades o vídeos favoritos para desarrollar el lenguaje a través de la repetición.
También tratarán de imitar a los adultos, así que si los ven leyendo, conversando o
escribiendo, estarán dando un buen ejemplo para que imiten (provea crayones y papel
para que escriban o dejen que hablen en un teléfono de juguete).
Los preescolares formulan preguntas y usan la imaginación para explorar distintas
respuestas. Están listos para libros que exploran temas sociales, resuelven problemas,
hablan de aventuras y proveen información. También están ansiosos por escribir, ya
sea haciendo garabatos o copiando letras de palabras que les son familiares. Pueden
dictar historias, aprender las letras de canciones simples y hablar sobre lo que ven en
televisión. A esta edad, los niños comienzan a comprender los conceptos de causa y
efecto, así que pueden ya contar historias y eventos en la secuencia correcta y sus
conversaciones contienen oraciones más largas y completas. A los preescolares
también les gusta ser reconocidos por brindar ayuda, así que asígneles tareas simples
para realizar relacionadas con la alfabetización. Por ejemplo: colocar su nombre en una
etiqueta. Reconozca siempre sus esfuerzos.
3.7. Sugerencias para enriquecer el lenguaje y la alfabetización en los niños
Se sorprenderá de lo mucho que puede ayudar a los niños a leer, escribir y conversar
¡y lo divertido que puede ser! Aquellos a cargo de los niños, son los maestros más
importantes. ¡Y dan el ejemplo! Así que dejen que los vean leer y escribir y permitan
que aunque sea lo ayuden con tareas cotidianas simples como hacer la lista para el
mercado, leer una receta o revisar el horario de los programas televisivos. Permita que
practiquen sus habilidades del lenguaje con tareas diarias. A continuación, algunas
sugerencias para ser realizadas por la madre o por adultos más cercanos al niño:
Sacar tiempo para conversar con los niños. A la hora de la cena, en el carro o de
camino al mercado, cuantas más oportunidades de conversar con el niño tenga, mayor
será su desarrollo del lenguaje. Hasta se puede entablar un dialogo con el bebé
jugando juegos como qué linda manito que tengo yo, o imitando sus sonidos y dejando
que imite al adulto.
Cantar. Ya sea una canción de cuna a la hora de dormir, una rima o cantando al ritmo
de la radio, cantar es una manera divertida para aprender palabras nuevas, sus ritmos
y el sonido del lenguaje.
Contarle o leerle historias todos los días. Se puede hacer a la hora de ir a la cama o
en cualquier momento del día. No debe se preocupante si el niño pide que le lea el
mismo libro una y otra vez. Podrá ser cansador para usted, pero la repetición ayudará
al niño a comprender y gozar de la historia. Si no puede leer un libro (ya que puede
estar conduciendo o cocinando), traten juntos, de inventar relatos orales.
Conversar sobre lo que los niños miran en televisión. Contestar sus preguntas,
invitarlos a hacer comentarios, preguntarles lo que piensan sobre lo que ven y
escuchan y prestar atención a sus respuestas. Leerles libros que toquen aquellos
temas sobre lo que ellos preguntan.
Escribir historias juntas. Dejar que los niños comenten sobre sus experiencias.
Escribir lo que comenten para hacer su propio libro. Incentivarlos a escribir por su
cuenta con garabatos. El primer pasó para aprender a escribir. Armarle un libro con sus
escritos
y
dibujos.
Salir de cacería de letras en la casa o por el vecindario. Escribir una letra y dejar
que los niños busquen ejemplos de la misma en cajas de alimentos, las etiquetas de la
ropa, el correo u otros objetos. Señalar y leer los carteles y señales del vecindario.
Colocar etiquetas con el nombre del niño en sus cajones y en su dormitorio. Cuando se
vaya a conectar la computadora, dejar que el niño ayude a tipear su nombre y clave y
mostrándole cómo las palabras lo guían en el proceso.
4. DIMENSIÓN COGNITIVA CERO A DOS AÑOS
Jean Piaget4 ubicó la aparición de la inteligencia hacia el octavo mes y en
estrecha relación con la actividad motora. Desde luego, los procesos cognitivos no
aparecen súbitamente; son el resultado de la madurez y del desarrollo perceptivo,
sensorio motor y afectivo.
Como ya se ha indicado, el recién nacido está dotado de reflejos innatos, que
funcionan ante determinados estímulos. Rápidamente esos reflejos se enriquecen,
se condicionan con las adaptaciones y experiencias que se repiten y quedan
grabadas. A los cinco meses puede observarse que el bebe repite, buscando que
se reproduzcan, ciertos procedimientos para él interesantes. Ejemplo empuja con
la mano el móvil que tiene a su alcance para ver su movimiento y sentir su sonido.
Ahora su actuación tiene una dirección, un sentido.
A los ocho meses ya no se observa simplemente una repetición de ciertos actos
habituales al infante, sino que se produce coordinación de dos actos entre si para
buscar un objetivo. Ya hay comportamiento inteligente porque la actividad sensorio
motriz se pone al servicio del infante; no se da sin sentido. Ejemplo: el bebé es
capaz de levantar la almohada para buscar debajo de ella el sonajero.
Para Piaget el periodo de desarrollo sensorio motriz de las
funciones intelectuales, abarca desde el nacimiento hasta
la aparición del lenguaje, o sea, los dos primeros años de
vida, aproximadamente. De la actividad sensoria motriz
surge la inteligencia práctica, apoyada en hábitos y
asociaciones, a partir de los cuales surgen los conceptos
en el infante. A juicio de Piaget, el niño pasa directamente
del desarrollo sensorio motriz; basado en actividades y
contenidos concretos, a los conceptos, representados en
significados abstractos.
Cuando el niño o la niña llega a su primer año de vida, se observa otro avance de
gran importancia: los resultados de la actividad sensorio motriz ya no se
reproducen en forma repetitiva; por el contrario, el infante los reproduce con
diferentes modificaciones y estudia los resultados. Ahora el infante cambia la
actividad reproductora por la actividad de experimentación. Lo anterior se observa
claramente cuando el niño tira su juguete continuamente en diferentes formas y
direcciones, observando los resultados, mientras la madre lo recoge una y otra
4
PIAGET, J . y Inhelder, B. (1979) psicología de las edades. ED. Morata. Madrid. Pág. 43
vez. En esta forma el infante descubre diferentes comportamientos, relaciones,
formas de acción.
Llega así con el primer año la inteligencia práctica o manipuladora que permite al
niño acercar hacia él los objetos. Ejemplo abrir una caja, para sacar el juguete;
tirar el mantel para tomar un objeto que hay sobre la mesa.
Pero durante los dos primeros años los comportamientos del infante continúan
ligados a la experimentación, a la manipulación real de los objetos. Aun no se
produce la liberación del pensamiento respecto a la acción; el mundo concreto
prima sobre el mundo representado. La representación mental independiente de la
percepción concreta del objeto se dará en la siguiente etapa.
El Desarrollo de la Actividad Objetal, entre el primero y el segundo año, permite
al niño y a la niña en primer lugar, aplicar una acción aprendida a un objeto nuevo
y, en segundo lugar, ver los objetos con un destino y uso determinado. Ahora el
niño o la niña aprenden las propiedades de los objetos y la función que les ha
asignado la experiencia social. El desarrollo cognoscitivo se apoya en el desarrollo
de la percepción y del conocimiento sobre las propiedades de los objetos.
La dimensión cognoscitiva
guarda estrecha relación con la exploración
independiente, con el desarrollo perceptivo, con el mundo afectivo y con la génesis
del lenguaje.
El infante logra percibir los objetos de manera más objetiva y compleja a partir de
la actividad objetal. Inicia así, diferentes prácticas donde selecciona, compara los
objetos, los acopla de acuerdo con sus características de forma, tamaño, color y
los ubica en diferentes espacios. Si bien la exploración del niño o la niña debe ser
independiente; los adultos deben apoyar y estimular la actividad del infante dando
sugerencias, alabando y observado el trabajo, nombrando los objetos y su función,
resaltando características; en fin, tratando de introducir problemas sencillos que el
niño pueda resolver y que lo lleven a considerar su actividad como algo
interesante, en lo que esos seres significativos para él quieren participar.
Así como la configuración del rostro humano es la primera forma significativa que
el niño o la niña percibe, la presencia del adulto involucrado en la actividad
infantil, comprometido con el infante en su desarrollo es requisito básico para el
avance en todas las dimensiones.
4.1 El desarrollo cognoscitivo según el enfoque constructivista
Jerome Bruner y los investigadores del enfoque construtivista consideran que el
desarrollo del conocimiento nuevo en los niños se produce por eventos de construcción
activa que vinculan el conocimiento nuevo con el conocimiento que los aprendices ya
tienen. Afirman que los niños no reciben de manera pasiva la información que obtienen
a partir de sus exploraciones o del trabajo didáctico de sus educadores, sino que son
activos, tratan de darle sentido y de relacionarla con lo que ya conocen sobre el tema.
El aprendizaje sólo se da, si los niños hacen suyo el conocimiento nuevo; si lo integran
a sus esquemas mentales al relacionarlo y darle sentido. Así el trabajo del educador
debe enfocarse hacia la pregunta, hacia los problemas, estímulos sensoriales,
cuentos, dramas y diversos reactivos que activen las mentes de los niños y los lleven a
la construcción de nuevos conocimientos, de nuevas estructuras de conocimiento.
Mientras Piaget enfatizaba en el aprendizaje de los niños por medio de la exploración
libre del ambiente físico, los constructivistas hacen hincapié, en la necesidad del
aprendizaje orientado desde la escuela. En especial, enfatizan en el aprendizaje de las
disciplinas (lenguaje, biología),no solo porque contienen conocimiento importante y
duradero, sino porque introducen a los niños a formas de pensar más profundas que
les permiten construir habilidades para aprender a aprender. Las disciplinas exigen
observación cuidadosa, las comparaciones, las semejanzas, las diferencias, las
conclusiones, sin llegar al pensamiento lógico o a la solución de problemas abstractos,
los niños de educación preescolar pueden familiarizarse con ejercicios mentales de
construcción de conocimiento, apoyados en la lúdica (juego), en el dibujo, en la
dramatización o representación de situaciones, en la exploración del medio, entre otros.
Bruner considera que la clave para el aprendizaje exitoso del conocimiento de las
disciplinas, esta en traducir las actividades a términos que los niños puedan
comprender. Afirma que los niños en diferentes etapas del desarrollo tienen formas
particulares de ver y explicar el mundo, de manera que la enseñanza adecuada de los
contenidos para los niños de determinada edad requiere de la representación de
estructuras de los contenidos de acuerdo con la forma de ver las cosas de los niños.
De acuerdo con lo anterior, Bruner se refirió a tres formas en las que los niños pueden
conocer algo: por medio de la acción, por medio de un dibujo imagen del objeto a
conocer o a través de medios simbólicos mediados por el lenguaje son ellas:
Modo Inactivo: predomina en la infancia temprana, pero se presenta a lo largo de
toda la existencia. Es el conocimiento acerca de cómo ejecutar procesos u
operaciones las imágenes, las palabras o los símbolos no tienen valor significativo
en esta forma de conocimiento. Ejemplo: el niño tira la pelota y su madre la recoge.
El pequeño disfruta viéndola rodar y sabe que esa es su característica (rueda) pero
no se interesa por el nombre del objeto.
Modo Icónico: con el desarrollo el pensamiento se torna menos ligado al estimulo y
menos dependiente de la manipulación o de las actividades objetales, de la acción
sobre objetos concretos. Los niños, como ocurre con los preescolares, se vuelven
capaces de entender el conocimiento a través de dibujos, imágenes o recuerdos de
objetos o sucesos experimentados antes. Pueden pensar acerca de las propiedades
de los objetos y no solo respecto de los que pueden hacer con ellos. Ejemplo al salir
de paseo con los niños de cinco a seis años, estos tienen la oportunidad de conocer
desde lo concreto, un vaca. Al otro día, basta con presentarles una lamina para que
la imagen del animal aparezca en su mente y comiencen a enunciar sus
propiedades. También es posible que se refieran a las características del animal,
con solo pedirles que recuerden sus experiencias en el paseo.
Modo Simbólico: se presenta cuando los niños son capaces de comprender y
manipula conceptos puramente abstractos. Es necesario que alcancen este nivel
para adquirir la instrucción verbal que subyace en los aspectos más formales del
conocimiento de las materias.
Para los niños, los constructivistas, han defendido las representaciones narrativas más
que las analíticas, acerca del conocimiento como una forma de entender mejor la
manera de pensar de los infantes. Piensan que un buen trabajo comienza por tomar en
consideración las representaciones actuales de los niños, su conocimiento respecto al
tema. Conforme avanzan desarrollan mejores conexiones a través de diferentes modos
de representar el conocimiento existente y extenderlo a aspectos nuevos del tema. En
el proceso, los niños deben tener una gran variedad de experiencias de aprendizaje:
intervención activa, explicaciones verbales, ejemplos presentados de modo inactivo e
icónico y poco a poco entrar en explicaciones de modo simbólico.
Los constructivistas hacen énfasis en el aprendizaje significativo. En esta forma de
aprendizaje la construcción es importante debido a que solo cuando los niños
construyan representaciones del aprendizaje nuevo, se apropian de él, teniendo en
cuenta sus significados e implicaciones, el aprendizaje será retenido y formara parte de
la manera de pensar y de ver el mundo en los sucesivo. De lo contrario será retenido
como recuerdos mecánicos carentes de significado e inertes.
Para Bruner el aprendizaje mas significativo es el que se adquiere por medio de
descubrimientos que ocurren mediante la exploración inducida por la curiosidad.
5. Dimensión perceptiva, cognitiva y lingüística del desarrollo. Dos a siete años.
En el periodo del desarrollo que va de los dos a los siete años el niño avanza
dramáticamente hacia la inscripción en el mundo cultural y social. En la etapa
anterior el infante logra una significativa maduración, inicia el conocimiento del
mundo durante la actividad objetal; el crecimiento físico y las destrezas
sensoriales y motrices lo preparan para la etapa denominada “los años
preescolares”. Esta etapa se caracteriza por los siguientes avances:
Desarrollo significativo de las capacidades intelectuales y lingüísticas.
Identificación psico sexual con las figuras paternas.
Inicio de la caracterización de los roles sexuales.
Aparición de la conciencia moral o el súper yo.
Empleo de comportamientos defensivos ante situaciones de peligro.
DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES COGNOSCITIVAS Y LINGÜÍSTICAS.
La inscripción del niño en el mundo socio cultural y con ello su humanización se da
paralelamente con la construcción en el infante en las instancias denominadas el
yo y el súper yo. Esta última instancia será descrita en la última unidad, al dar
cuenta al desarrollo psico social. Interesa ahora describir al yo porque éste se
encarga de cumplir las funciones de percepción, cognición, lenguaje, contacto con
la realidad.
Recordemos que el ello, instancia innata no reconoce la realidad exterior. Es
egoísta y su acción se encamina específicamente a la satisfacción de los instintos
se ajusta al principio del placer. A fin de eludir el dolor y conseguir el placer el ello
acude a la acción refleja: estornudar, parpadear, succionar, entre otros. Y también
se apoya en tendencias primarias como en sueños, imaginaciones, a través de los
cuales se piensa un objeto deseado, aunque en la realidad no se obtiene.
El yo surge en las primeras etapas de la vida, funciona según el principio de la
realidad, tratando de aplazar las satisfacciones y de regularlas. Su tarea es la de
solucionar problemas, pensar, planear, protegerse a si mismo y al ello. Es un
agente que actúa entre los instintos y el mundo exterior. Su trabajo es duro y en
ocasiones no logra realizar las diferentes adaptaciones, cayendo en la frustración,
el conflicto y la ansiedad.
El yo inicia el desarrollo inmerso en la relación diádica madre – hijo, en la cual
llega a percibir la existencia del yo y del no yo. La madre como el no – yo
representa al otro, pero llegar a esta percepción y a esta diferenciación implica
todo un proceso que comienza con la no diferenciación. Inicialmente, el neonato y
el infante en sus primeros meses de vida no distinguen entre el y los otros.
Con la aparición del primer organizador de la psique, la sonrisa del tercer mes se
insinúa el inicio de la percepción del otro pero falta un largo recorrido porque llegar
a percibir la existencia del yo y el no yo, implica pasar por la angustia que produce
el rostro de un desconocido y llegar a sentir el rostro conocido como el
perteneciente al objeto libidinal (el del ser querido). Este ser querido, proveedor de
satisfacciones, es también el origen de algunas frustraciones: no siempre está
para el niño, debe atender a otros objetos, infringe involuntariamente, como parte
de la cultura, insatisfacciones que son absolutamente necesarias para ubicar al
infante en la realidad, para comunicarle que existen otros. La falta de la madre su
esencia como la del otro, permite al infante percibir su yo como entidad separada.
Pero aunque la madre se ausenta temporalmente su presencia es gratificante y
permite instaurar en el niño y la niña la certeza de un vinculo afectivo con el no –
yo, como objeto libidinal. A su vez, la ausencia del otro, del objeto libidinal, las
frustraciones propias de la cultura permiten desmontar en el niño el narcisismo
primario, como condición básica para el desarrollo del yo, este se considera así
como centro de satisfacciones y de insatisfacciones concientes.
Entendiendo al niño en edad de transición
El niño de esta edad se está dando cuenta de que es un individuo separado de su
madre y de todo lo que le rodea, lo cual no es nada fácil de aceptar, por lo que sus
conductas no serán tan dóciles como antes. Su comportamiento durante esta etapa
puede confundir a sus padres, pero sin duda, para él es una etapa dolorosa.
En esta etapa el niño necesita desarrollar sus propios gustos, aun cuando sean
opuestos a los de los adultos y en ocasiones peligrosos. Necesita sobre todo, saber
que puede experimentar, que es respetado y que tiene a alguien en quien apoyarse
cuando lo requiera. Necesita a alguien que le de un patrón de lo que es aceptado y lo
que no. Para lograr un justo medio es importante conocer muy bien la etapa por la que
está pasando el niño. A los dos años un niño alcanza un desarrollo físico que lo hace
verse mucho más grande de lo que realmente es, y por lo tanto que los adultos esperen
de él mucho más de lo que puede darle ahí que el niño necesite ayuda para
comprender y que las experiencias se adapten a su nivel para que pueda manejarlas.
La memoria de un niño en transición es muy amplia para algunos aspectos, como la
gente o los juegos, y muy corta para otros, como las prohibiciones. Para él es difícil
anticipar las consecuencias de sus actos, el trepa la escalera sin pensar qué hará
cuando llegue arriba o cómo bajará. Su corta memoria frecuentemente lo hace meterse
en problemas.
Su capacidad de espera es muy corta, así como su memoria para algunas órdenes y
sus impulsos para ciertas actividades muy fuertes. El niño de un año vive el momento,
no es capaz de pensar en el pasado o en el futuro. Puede reconocer objetos familiares
al verlos o sentirlos, sonidos conocidos, por el olor puede saber cuando estás
cocinando algo que a él le gusta y el sabor de su comida favorita es ya inconfundible.
Sin embargo, su interpretación del mundo es muy diferente a la de los adultos,
cualquier cambio pequeño puede desconcertarlo e incluso no reconocer a su madre si
un día llega con un sombrero que nunca antes había usado.
Todavía es incapaz de considerar los sentimientos de los otros, si él muerde y lo
muerden de regreso, jamás pensará en lo que sintió el primer agredido, sólo sabrá lo
que él sintió y se molestará mucho (si no es que lo toma a juego).
Es importante que poco a poco aprenda a tomar decisiones, por ello es importante que
se le den opciones en las que no tenga nada que perder ¿cuál cuento quieres leer
primero? no importa cuál escoja porque de cualquier forma leerán los dos. A los niños
de esta edad les causa conflicto perder una opción.
El niño es capaz de usar adecuadamente muchas palabras sin saber la profundidad de
su significado, no se puede tomar muy a pecho si dice que lo promete, no sabe lo que
utilizar esa palabra significa. Él dice lo que siente, aunque no sea cierto, si él lo siente
así para él esa es la verdad. Es muy pronto para que entienda el concepto de mentir.
Sueño
La capacidad que tiene el bebé para dormirse en cualquier parte y permanecer así
aunque lo carguen cambiará radicalmente conforme avance la edad de transición. El
horario y duración de sus siestas variará mucho dependiendo de la actividad que haya
realizado durante el día, qué tan bien haya dormido durante la noche, etc.
La mayoría de los niños de esta edad duermen entre diez y doce horas en la noche y
sus siestas van de veinte minutos a tres horas o más, con lo cual completan sus
requerimientos diarios de sueño. Al inicio de esta etapa la mayoría de los niños toma
dos siestas, hacia el año y medio sufren un ajuste en el que una siesta no es suficiente
y dos es demasiado. Es muy común que los niños de esta edad se nieguen a ir a la
cama a la hora de su siesta, es necesario conocer muy bien al niño e ir midiendo los
tiempos en los que necesita dormir y ayudarlo a hacerlo, ya que el que no se quiera
dormir no siempre significa que no lo necesite.
A los dos años necesitará una sola siesta y es recomendable que le hagan una rutina a
la hora que se acomode al resto de la familia, antes o después de la comida.
Los niños en las siestas inician un ciclo completo de sueño y en ocasiones, por las
actividades del resto de la familia, es necesario despertarlos, lo cual les rompe el ciclo
que habían empezado y les tomará un tiempo estar completamente despiertos y de
buen humor. Cuando lo despierten de su siesta o se despierte el solo muy adormilado y
con signos de no haber dormido todo lo que necesitaba, hay que darle el tiempo que
necesite, papacharlo un rato y no intentarlo vestir o darle de comer inmediatamente. Tu
hijo hace un esfuerzo físico, mental y emocional importante durante el día, y conforme
se cansa va perdiendo el dominio de su cuerpo. Demasiado cansancio produce que no
sepa que está cansado ni cómo relajarse para descansar. Es importante que conozcas
a tu hijo y no lo dejes llegar a este extremo.
Es importante buscar distintas formas para que el niño tenga momentos relajados
donde pueda descansar sin necesariamente dormir; ver la televisión, debido a la gran
cantidad de imágenes que tiene que procesar su mente, no es siempre una actividad
relajante, se pueden escoger actividades que la madre disfrute con él, como dibujar,
armar un rompecabezas o contarle un cuento. Este tipo de actividades requerirán que
lo acompañen y acostumbrarlo a hacerlas le ayudará a entretenerse más adelante en el
coche, en una sala de espera, etc.
En ocasiones los niños tienen problemas para conciliar el sueño por sí mismos,
generalmente se debe a que no han sido acostumbrados a ello o pueden despertarse
con frecuencia durante la noche porque han creado una rutina.
Dientes
Al año los niños tienen en promedio de entre seis y ocho dientes, y a los dos años ya
cuentan con veinte. Durante el segundo año al niño le estarán saliendo dientes con
frecuencia. Entre los doce y los veinte cinco meses le saldrán sus primeras muelas, que
normalmente son las más molestas. Las segundas muelas suelen salir hacia el final del
segundo año. Los dientes que salen durante el primer año molestan menos que los que
saldrán en esta etapa.
Es común que la dentición haga que el niño se sienta realmente incómodo e irritable.
Cuando un diente está saliendo la mejilla de ese lado puede ponerse roja y caliente,
para aliviar la molestia el niño puede intentar chupar algo o morder, pero esto también
puede dolerle. Si tomar leche del pecho o de la botella parece molestarle, hay que
ofrecerle los líquidos en un vasito, de esta forma por lo menos beberá más líquido.
La molestia debe durar sólo unos días, y aunque es poco lo que se puede hacer, a
ambos les hará sentir mejor si:
Si le ofreces algo frío (como una zanahoria) para que lo muerda.
Si le dan masaje con tu dedo en la encía afectada, existen algunas pomadas
especiales para la dentición para ello se debe consultar con el pediatra sobre la
más recomendable.
Protegerlo del frío.
Si el niño está muy molesto o tiene fiebre, hay que estar al pendiente que no sea
algo más, como una infección del oído que son muy comunes a esta edad. Si se
tiene duda alguna se debe consultar al pediatra.
Aunque no existe ninguna razón aparente, es muy frecuente que a los niños que
les están saliendo los dientes o muelas les dé diarrea, y ésta sea verdaderamente
ácida. Mantenernos cerca del niño para detectar lo más pronto posible cuando
haya que cambiarlo y ponerle pomada protectora para evitar rozaduras es lo mas
conveniente.
Aunque los primeros dientes del niño se formaron desde el embarazo, para que
permanezcan sanos y fuertes es importante que tenga una dieta rica en calcio y
vitamina D. (Es importante que continúe tomando una cantidad significativa de leche y
productos lácteos).
Si el agua de la ciudad donde vive el niño no esta florada, es importante que se le de
un suplemento de flúor. Hay que tener mucho cuidado con suministrarle la cantidad
adecuada, ya que aunque es necesario para tener dientes fuertes, el exceso puede
manchárselos. Si se tiene alguna duda sobre el contenido del agua de la ciudad, debe
consultarse con la compañía encargada de suministrarla y consultar al médico sobre la
cantidad adecuada para su edad.
Es importante que comience una rutina de limpieza de dientes dos veces al día, pero
en especial antes de acostarse. Al principio se puede usar una gasa y más adelante un
cepillo de dientes pequeño. Es importante que aprenda a cepillarse de arriba hacia
abajo. Después de lavarse los dientes en la noche no debe tomar ni siquiera leche, si
tiene sed o necesita tomar algo para dormir, se le puede dar agua simple, es
importante que no tenga ningún resto de alimento, en especial azúcar durante la noche.
Tanto los dulces como cualquier alimento o bebida que contenga azúcar representa un
grave peligro para los dientes, por lo que hay que procurar que coma este tipo de
alimentos el menor número de veces al día, es preferible que se coma cuatro dulces
seguidos que durante toda la tarde, y darle a beber agua simple o lavarle los dientes en
cuanto sea posible. Escoger dulces que estén poco tiempo en su boca (como
chocolates) y evitar las colombinas que puede chupar por media hora o más.
Es muy importante contactar a un dentista especializado en niños y llevar al niño a una
visita aunque no tenga ningún problema, la idea es prevenirlo y que sea un apoyo para
la educación del cuidado dental que el pequeño reciba.
5.1 Desarrollo Perceptivo
La función perceptiva del infante se modifica a medida que crece, aumenta sus
destrezas sensorio motoras y realiza exploraciones en su ambiente por medio de la
actividad objetal.
Pasados los dos primeros años aparecen notables avances en las funciones
perceptivas:

Aumenta la diferenciación y la precisión en la percepción visual.
El niño ya logra percibir con mayor precisión y especificidad las semejanzas y
diferencias entre los objetos. Las experiencias cotidianas le aportan nuevos
aprendizajes; reconoce el nombre y el uso que se da al los objetos; logra organizar
mejor lo que ve. Un ejemplo permite aclarar esta afirmación: si se lleva un niño o
una niña de un año al zoológico, el infante no logra distinguir animales como seres
diferentes y no conoce sus nombres para denominarlos, el niño de cinco y seis
años percibe los animales como seres que se relacionan por ser animales del
zoológico, pero los distingue como independiente uno del otro.
En la medida en que el niño pueda relacionar visualmente los objetos por sus
características, su percepción avanza marcadamente porque las características de
un objeto son referentes para distinguir las características de otros objetos. Así, el
tamaño de una pelota es la unidad para contrastar las demás pelotas.
Ahora el niño no necesita manipular un objeto para elegirlo entre otros. La
percepción visual le permite orientarse para escoger el objeto; percepción que
comienza primero por la forma, después por el tamaño y finalmente por el color.
GRÁFICA DE UN NIÑO MENOR DE 3 AÑOS MIRANDO OBJETOS
ESTE NIÑO DE TRES AÑOS PUEDE ELEGIR VISUALMENTE CUAL DE
LOS DOS OBJETOS QUE SE ENCUENTRAN EN LA MESA ES
EXACTAMENTE IGUAL AL QUE SOSTIENE CON LA MANO.
En sus primeros dibujos el niño no se interesa por el color, ni presta atención
al color del objeto que sirve como modelo a su dibujo. Pero la actividad
objetal le permite relacionarse con las formas, tamaños colores, ubicación de
los objetos, de tal forma que el niño comienza a asimilar la propiedad de los
objetos, a interesarse en ellos. Hacia los cuatro años el niño logra captar
cinco a seis formas propias de los objetos: cuadro, círculo, elipse, rectángulo,
triangulo, polígono. Además, logra percibir ocho colores: rojo, verde, negro,
azul, amarillo, anaranjado, violeta y blanco.
Igualmente la percepción auditiva adquiere gran desarrollo. En la medida en
que se sirve de los objetos para su actividad distinguen los sonidos que lo
caracterizan. A partir de los tres años ocurre un hecho esencial para el
desarrollo del lenguaje articulado: mientras el niño antes percibía las palabras
como conjuntos sonoros no diferenciables entre si por el ritmo y el tono,
ahora desarrolla poco a poco el oído fonemático. Este oído le permite
destacar en la palabra los sonidos, su composición sonora; primero el sonido
de las vocales y después el de las consonantes.
 Distinguir los objetos por su denominación.
La actividad objetal unida al desarrollo del lenguaje, le permite al niño
comprender que los objetos tienen propiedades que los caracterizan.
Además, que esas características llevan a que reciban determinados
nombres y se perciban como cosas diferentes. Así, el aprendizaje de
palabras como carro y tarro permite al niño percibir más fácilmente los
objetos representados por dichas palabras.
El adulto debe hablar al niño en forma clara, pronunciando
adecuadamente y denominando los objetos por el nombre que
les ha asignado la experiencia social.
 Percepción del todo y de la parte
Inicialmente la percepción del niño se caracteriza por ser global; el infante
percibe el entorno como una totalidad sin detenerse en detalles o elementos
particulares. La percepción global (sincrética) se conserva durante toda la
infancia y desaparece hacia los nueve años. Sin embargo, después de su
tercer año el niño comienza poco a poco a percibir tanto el todo como las
partes.
La dificultad para la percepción
analítica en el infante se debe a que en el
no se han desarrollado las funciones mentales de análisis y síntesis. El
análisis permite extraer los elementos de un todo y la síntesis permite
integrarlos para formar nuevamente el todo.
 Percepción de la orientación espacial
Inicialmente los niños preescolares no prestan mucha atención a la
orientación espacial de los objetos. Se centran más en el objeto que en su
posición y lo distinguen como habitualmente se le ubica. Así, pueden
distinguir una persona en una fotografía, aunque se les muestre con la
cabeza hacia abajo. Con el aprendizaje y la experiencia llegan a asimilar la
orientación espacial como una característica propia de los objetos.
Cuando el niño preescolar confunde formas inversas como la p
y la q, basta con ayudarle a centrar su atención y con
estimularlo, para lograr que su percepción sea correcta.
Información requerida para distinguir un objeto
Los infantes más pequeños necesitan mayor cantidad de información para
distinguir un objeto. Con el crecimiento de edad, requieren menor,
información para distinguir un objeto que no sea desconocido.
5.2 Desarrollo Cognoscitivo
Valeria Mujina afirma: El niño no puede muchas cosas. Pero sí sólo nos
fijamos en lo que el niño todavía no puede, en lo que todavía no posee,
jamás comprenderemos como se forma el adulto. Es mucho más importante
averiguar qué tiene el niño, que puede, como cambia y se enriquece con la
edad5
Es verdad, aunque el niño de dos a siete años aun no alcanza el
pensamiento abstracto, los avances en su desarrollo intelectual son
definitivos.
A partir del segundo año se genera la función representativa o simbólica,
donde el niño es capaz ya de representarse las acciones necesarias, antes
de realizarlas, de efectuar combinaciones mentales y anticipar los resultados.
El niño deja de estar supeditado a las manipulaciones y a los movimientos
efectivamente realizados, el conocimiento asciende del plano motor y
concreto al plano de la representación; el pensamiento queda vinculado a la
acción en la que se origina.
5
Mujina Valeria (1983). Psicología de la edad preescolar. Pablo del Rió Editor. Madrid. Pág. 13
La solución del problema ya no se descubre por medio de la acción, sino
puede idearse, representarse antes. El objeto se manipula rápidamente pero
a nivel mental.
En la figura N° un niño preescolar clasifica e iguala varios objetos.
Dibujo de niño jugando a la clasificación de los objetos
La génesis de la función simbólica representa para el niño la capacidad de
representar una acción sin necesidad de realizarla, hecho que le permitirá
actuar mentalmente, evocar acciones concretas, los dibujos, las actuaciones
gramaticales y las palabras y denominaciones de los objetos, son adecuadas
para permitir a los niños representar las cosas.
La imitación, como representación por la acción, se convierte en una manera
muy apropiada para evocar, por medio de su cuerpo y de su movimiento,
acontecimientos pasados a que no guardan relación con la situación
presente. En la imitación la imagen antes de aparecer en la mente, es
representada en lo concreto. La imitación o representación por el gesto
aparece a partir de los dos años, como el juego simbólico o representativo.
Este se convierte en la manera de pensar del niño; donde él se representa
las funciones fingiéndolas, jugándolas. Es su forma de exploración de la
realidad, de satisfacer necesidades que surgen en su imaginación o de
acontecimientos, momentos placenteros. Ahora el pensamiento preside a las
acciones. Ejemplo de juego simbólico es el que ofrece la niña cuando toma
sus muñecas y realiza con ella la rutina de limpieza que su madre, con gran
afecto, le provee a ella misma.
En la función simbólica
Con el juego simbólico
El niño adquiere la
capacidad para
representarse una acción,
en lugar de realizarla
El niño representa las
acciones jugándolas. Ahora
el pensamiento preside a la
acción
En esta etapa de pensamiento se denomina intuitivo. A pesar de que el niño
logre realizar algunos razonamientos, su pensamiento se basa en le real y
concreto. No va más halla de lo observable. Puede pensar en lo que ha
percibido antes o en lo que percibe ahora, pero su pensamiento no va más
allá de lo percibido. Aun no logra realizar combinaciones, generalizaciones,
contrataciones, propias del pensamiento abstracto. Logra resolver problemas
pero sobre la representación de lo percibido, no logra formular conjeturas.
Por ejemplo: mostramos a un niño preescolar dos panes largos de igual
tamaño. Este los distingue como iguales. Luego le presentamos los mismos
panes, pero uno partido en diez tajadas, el niño dirá que hay más panes
donde aparecen las diez tajadas. Esta respuesta no es un error es propia del
pensamiento intuitivo del niño.
El periodo que va de los dos a los siete años ha sido denominado por JEAN
PIAGET, etapa preoperacional o anterior a la operación.
En virtud de la génesis de la función simbólica, esta etapa es definitiva para
el desarrollo cognoscitivo. Mientras en la etapa sensorio motora, los
pensamientos del niño dependían de lo real, de lo presente, ahora el infante
puede tener una representación mental de los objetos, las personas, los
lugares. Pueden ir con su mente al pasado o al futuro, cambiar de sitio sin
desplazarse, se inicia la capacidad para representar las cosas con símbolos,
como inicio del leguaje articulado. En esta forma, las funciones mentales del
niño se tornan más activas y reflexivas.
En este momento el niño puede pensar en forma simbólica porque puede
reproducir mentalmente una palabra o una imagen. Los procesos sensorio
motores no son urgentes al pensamiento porque ahora el niño posee
imágenes mentales denominadas significadores, los cuales tenemos: el
rostro de la madre, la voz de madre, sus juguetes preferidos. Los
significantes son los hechos u objetos que representan estas imágenes
mentales, ejemplo la palabra ¨osito¨, es significante que puede representar el
juguete preferido.
Con base de la imitación el niño interioriza la acción como un símbolo mental
ahora el niño no necesita imitar completamente, las acciones porque el
símbolo mental le permite repetir a un comportamiento ya pasado. Ej.:
después de que pasa la hora de almuerzo una niña se dirige a la muñeca, e
imitando a su madre le dice: si te tomas toda la sopa, te doy un helado esta
tarde.
El siguiente cuadro sintetiza las formas de pensamiento propios de la etapa
preoperacional, según Piaget.
FORMAS DE
PENSAMIENTO
EGOCENTRISMO
CENTRAJE
ENFOQUE EN UNA
CITUACIÓN
MÁS ACCIÓN QUE
ABSTRACCIÓN
CARACTERISTICAS
El niño no reconoce ningún punto de vista
diferente del suyo. Él se considera el centro
del universo que lo rodea, al punto que no
concibe que algún ser tenga vida si el no lo
esta viendo. En el lenguaje esta
característica lleva al monologo; cuando el
niño se encuentra reunido con otros con
otros infantes, no presta atención a lo que
dicen los otros; piensa y se interesa sólo en
lo suyo.
Como su pensamiento aun no es lógico, el
niño enfoca sólo un aspecto de la situación.
Ej. Entre dos paquetes, para el niño el más
grande necesariamente es más pesado.
el niño no logra asimilar el significado de la
transformación de una situación o de un
objeto de un estado a otro. Ej. La cantidad
de agua que hay en un vaso alto y delgado
es impensable para el niño que sea la que
existe en un vaso ancho y grueso.
Aunque el niño ya ha adquirido la
representación mental, su pensamiento y
su asimilación de experiencias se lleva a
cabo realizando mentalmente todas las
operaciones, como si las ejecutara en la
realidad; confunde la realidad con la
fantasía. Se enfoca más en la realidad, sin
hacer abstracciones. Para el niño los
fenómenos abstractos como las normas y
los sueños, pertenecen al mundo concreto
y real.
IRREVERSIVILIDAD
TRANSDUCCIÓN
El niño no logra comprender que una
operación se puede realizar de dos
maneras,
lo
cual
imposibilita
el
pensamiento lógico. Cuando el niño llegue
a comprender que el agua puede volver a
su forma original; comprenderá que la
cantidad del liquido presente en una jarra
ancha es la que cabe en un vaso largo y es
igual si retorna a la jarra.
El pensamiento lógico se basa en la
deducción y la inducción, la deducción va
de lo general a lo particular. Ej. Comer
muchos caramelos puede enfermar a las
personas. Yo comí muchos caramelos y
puedo enfermarme, la inducción va de lo
particular a lo general: comí muchos
caramelos y me sentí enfermo, lo mismo le
puede suceder a otros niños.
En la etapa preoperacional los niños
razonan por transducción, es decir, de un
nivel particular a otro particular. Ej. Sentí ira
hacia mi maestra; ahora ella esta enferma.
Yo hice que mi maestra se enfermara.
En el periodo de dos a siete años, poco a poco los niños llegan a asimilar la
relación causa – efecto; y los conceptos de tiempo y espacio. Comprenden
que el tiempo puede ser pasado y futuro y con el espacio establecen
diferencia entre cerca y lejos, grande y pequeño.
Es inútil enseñar a los niños respuestas que aunque nos parecen correctas,
ellos no logran entender porque no han llegado al desarrollo mental
necesario. Presionar a los niños para que digan algo que ellos no creen que
es correcto, solamente los confunde y debilita la creencia que tienen en sus
propias habilidades.
5.3 Desarrollo lingüístico.
La aparición del lenguaje articulado como característica exclusiva del ser
humano, se da en un largo proceso, que comienza en las actividades
sensorio motoras desde los primeros meses de vida. El primer año de vida ha
sido denominado periodo prelinguistico; no corresponde al lenguaje hablado,
pero es una preparación para su futura aparición.
Inicialmente el bebé emite gritos, pero ya en el segundo mes pasa a los
sonidos
guturales cargados de impulsidad. A los tres meses presta gran
atención a los sonidos que emite; los repite y modifica en diferentes formas,
hace ejercicios y juega con la voz. El sentido auditivo en desarrollo, adquiere
gran importancia; también se inicia el desarrollo del aparato fonatorio, de ahí
que el niño produce muchos sonidos lo que ha llevado a denominar esta fase
el periodo de gorjeo.
A los ocho meses el niño imita diferentes sonidos del ambiente, aumentando
considerablemente el repertorio disponible, seleccionando algunos y
ligándolos a otros. Tiende a pronunciar por imitación frases cortas pero
tomadas como un todo, pero logra emitir sonidos sencillos como ¨papᨠo
¨nene¨.
Estos sonidos dan cuenta del inicio del desarrollo cognoscitivo porque
reproducen sonidos ligados a situaciones cotidianas. Cuando el niño cumple
su primer año el lenguaje basado en gestos y sonidos, adquiere un gran valor
representativo. El valor representativo del lenguaje es anterior a la capacidad
de emplear la palabra; igualmente, la frase como conjunto global con
significado, es anterior a las palabras como símbolos personales empleados
para denominar las cosas.
La aparición de estos sonidos tiene gran valor des de el punto de vista
afectivo y de relación del niño con su medio social. A través de estos sonidos
el niño expresa su situación emocional; sí tiene alegría, angustia, alguna
necesidad. Además, empieza a controlar su medio; logra que su mamá se
acerque a él y lo atienda. Estos sonidos se convierten en formas de acción.
La díada madre – hijo tiene en los gorjeos una forma especial de
comunicación donde se relacionan imitándose mutuamente y compartiendo el
afecto. El lenguaje, medio de comunicación y de expresión, implica el
contacto y el intercambio afectivo. Las primeras palabras del niño expresan,
más que nada, un estado afectivo, una actitud mental. Así, la palabra ¨mamá¨
como exclamación del niño, encierra todo lo otro pero que lo incluye a él;
encierra la satisfacción de sus necesidades, su seguridad, su mundo afectivo.
El siguiente cuadro sintetiza los principales momentos del periodo
prelingüístico.
FASE
DEL
PERIODO
PRELINGÜISTICO
LLANTO
INDIFERENCIADO
LLANTO
DIFERENCIADO
CARACTERÍSTICAS
Es el llanto propio del neonato que se
caracteriza por ser poco reflexivo y con el
que pide insistentemente la satisfacción de
sus necesidades primarias.
Se presenta después del primer mes,
cuando ya se aprecia el llanto de disgusto
como diferente al llanto básico, este llanto da
cuenta de las necesidades del infante.
BALBUCEOS
LALACION
ECOLALIA
Son juegos vocales o ejercicios que
contribuyen al desarrollo del aparato bucal.
Se inician a partir del segundo mes y poco a
poco se van diversificando primero con las
consonantes que se pronuncian con la
garganta y las vocales del frente; luego las
consonantes delanteras y las vocales
traseras, son auténticos sonidos sensorio
motores que inauguran el desarrollo fonético.
Consiste en la articulación sucesiva de
sonidos como ma, pa, da que se presentan
de los seis a los nueve meses, no son
palabras sino imitaciones de sonidos propios
del medio social.
Se presenta de los nueve a los doce meses,
el infante hace eco o imita las vocalizaciones
de los adultos en forma mas completa.
Permite la organización de la estructura
fonética; el niño y la niña demuestran cada
vez mayor habilidad en estas vocalizaciones.
Cabe recordar: el lenguaje, medio de comunicación y de
expresión, requiere del contacto y el intercambio afectivo.
Todos los avances anteriormente mencionados, conducen al Periodo
Lingüístico.
Por lo general, hacia los diez meses el niño pronuncia las primeras palabras y
poco a poco aumenta su vocabulario llegando a veinte palabras a los diez y
ocho meses, cien palabras a los veinte meses y aproximadamente
trescientas a los dos años. Pero lo interesante, más que el número de
palabras es el contenido que estas encierran. A partir del segundo año una
palabra pronunciada tiene el valor de una frase completa; es portadora del
mundo afectivo y mental que experimenta el niño. En este momento el niño
no expresa una situación objetiva, observable claramente sino que se
expresa él inmerso en la situación y la situación para él, donde los elementos
subjetivos y objetivos se confunden.
A esta “palabra o frase” que inaugura el periodo lingüístico sigue la fase de
dos o tres palabras que el niño pronuncia en estilo telegráfico, donde las
palabras aparecen en orden de importancia afectiva. Ejemplo: papá- dulcesniño.
El lenguaje del niño se torna divertido, pero estas deformaciones
desaparecen rápidamente cuando los adultos no se encargan de fijarlas al
reforzarlas imitando ellos mismos al infante.
Hacia el segundo año el infante ya ha logrado la frase Gramatical, diferente
de la palabra – frase porque expresa un criterio, un relato o una afirmación.
El niño se refiere a si mismo en tercera persona (él), como un sujeto externo.
Las preposiciones y la sintaxis solo aparecen al finalizar el tercer año.
A los dos años se inaugura la edad de la pregunta, donde el niño con sus
interrogaciones: ¿Qué es ésto?... y ¿esto? Quiere saber acerca de todo lo
que ve, quiere ampliar su vocabulario busca orientarse en su medio y
conocerlo mejor. Aprender el nombre de los objetos le permite apropiarse de
la realidad, de la cultura, de la relación de las personas con las cosas.
Hacia los tres años se sitúa la segunda edad de la pregunta, donde el niño,
más que interesarse por el nombre de los objetos, se interesa por su razón
de ser. Es la edad del ¿por qué? vinculada a las preocupaciones por las
diferencias sexuales, el por qué cumple una función cognoscitiva en la
búsqueda de información; pero indudablemente cumple una función afectiva;
acercarse al adulto, llamar su atención, buscar seguridad, calmar sus
temores inconscientes frente a un mundo complejo que se amplia y que
percibe día a día lleno de imprevistos, de normas y de costumbres impuestas
por la cultura.
En la edad preescolar el niño se hace más independiente, comienza a
interactuar con otros niños y con otros núcleos sociales diferentes a la familia.
Esta oportunidad de interacciones exigen del niño un dominio del lenguaje.
Para el niño de preescolar el lenguaje se desarrolla en varios sentidos:
 Se perfecciona a través de contactos con otras personas.
 Se convierte en un instrumento del pensamiento.
 Es la base de la reorganización de los procesos psíquicos.
La riqueza del lenguaje depende de las condiciones de vida y de educación
que se ofrezcan al niño. El preescolar enriquece su vocabulario con nombres,
verbos, pronombres, adjetivos, y conjunciones. Pero como hecho
trascendente, el aumento del vocabulario va acompañado del empleo de
reglas gramaticales para construir las frases.
Se destaca en el niñ@ de preescolar la gran facilidad para cambiar el
sentido de las palabras, empleando sujetos. Ejemplo: leoncito (El niño se
denomina)
Una vaca = una vaquita
León =
(El adulto es)
Esta forma del lenguaje da cuenta de que el niño tras la palabra percibe el
objeto real.
El infante del preescolar es muy activo frente al empleo y asimilación del
lenguaje; posee una sensibilidad especial con relación a los fenómenos
lingüísticos.
La comunicación no es la única función que desempeña el lenguaje; es su
función principal, pero tiene otras. El lenguaje se convierte en un medio de
planificación y regulación del comportamiento. El lenguaje cumple esta
función cuando se incorpora a los procesos cognoscitivos. Recordemos que
en la primera infancia la inteligencia es práctica, ligada a las actividades
sensorio motrices y se expresa por monólogos; el infante habla consigo
mismo. Este lenguaje egocéntrico se transforma en la edad preescolar
porque el niño comienza por captar lo que esta haciendo y con la palabra se
adelanta a la acción y la orienta. Las palabras se adelantan a la práctica
expresándolas ideas e imaginaciones del infante. El lenguaje egocéntrico no
ha desaparecido sino que se interioriza y conserva su función planificadora.
Al avanzar en su desarrollo intelectual, el niño preescolar si no esta en
contacto con otros, realiza el trabajo sin hablar.
Al finalizar la edad preescolar, si la estimulación y las condiciones educativas
son adecuadas, el infante comienza a asimilar la estructura del lenguaje,
factor que lo prepara para hablar y escribir correctamente en el futuro.
El desarrollo del lenguaje tiene para el niño una inmensa importancia en su
desarrollo psíquico porque es el medio a través del cual se expresa su
pensamiento y poco a poco se constituye en el camino que lo conduce a la
experiencia social y a la cultura.
BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA:
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