EN TORNO A LOS UNIVERSALES JOYCE ZURCHER DE CARR/LLO a polémica sobre la existencia de los Universales que ocupó a los filósofos de la Edad Media todavía perdura, aunque hoy relacionada con algunos problemas ide lógica y simbolización. ¿Qué es lo que los filósofos discuten cuando tratan de ponerse de acuerdo sobre la existencia de los Universales? ¿Están discutiendo acerca de la existencia de otras entidades distintas a los objetos particulares, o están discutiendo sobre la clasificación lógica de los símbolos que representan términos generales? Los realistas o platonistas han sostenido que además de entidades particulares tales como mesas, casas, Bolívar y el Banco de Costa Rica, existe otro tipo de entes que pueden ocupar varios lugares al mismo tiempo guardando sin embargo identidad numérica, llamados Universales. Tales entes son características, propiedades o relaciones que aparecen en los particulares. Por ejemplo, una silla determinada es un particular; e l color que tiene, idéntico al de la mesa y al del tronco de madera, es un Universal, uno y el mismo numéricamente idéntico, distribuido en todos los particulares que lo ejemplifican. Esta posición realista sufre algunas variantes, según el autor que la sostenga; pero su postulado básico es la afirmación de que los términos genera- los tirrminos que mencionan propiedades, caracte risticas o relaciones y esto con propósitos sintácticos. les mencionan la idea abstracta o Universal que tie ne un modo distinto de existencia al de los particulares que la ejemplifican. Tal término general es aplicable a los particulares agrupados bajo su extensión, debido a que cada uno de ellos exhibe la propiedad idéntica numéricamente o Universal. I Por otro 1ad8, 10s nominalistas sostienen que que los Universales sean entes que ex¡* no es d ~ r t o ten o subsisten de una manera distinta a los particulares. Las características de los particulares ex¡* ten, pero son tambi6n particulares y rro objetos w n identidad numérica, que se esparcen en todos los particulares que los exhiben. Un Iápiz azul es un particular que tiene la característica de ser azul. Un término general (bien podría ser "lápiz") agrupa particulares en virtud de ciertas características semejantes y no idénticas numéricamente. El azul de un lápiz y el azul de una alfombra son semejantes y aún pueden ser absolutamente semejantes, pero no son el mismo. Por Último está el nominalista extremo que afirma que las características no existen. Lo único que hay son particulares. Y a la pregunta sobre ¿qué es lo que permite agrupar particulares bajo términos generales?, no contesta como el nominalista que esto es posible porque los particulares tienen características semejantes, sino que dice que lo que hay son particulares únicamente, que son como son. Por ejemplo, a la pregunta sobre ¿qué es lo que permite agrupar a Aristóteles entre los particulares mencionados por el término "sabio"?, contestará que es simplemente el hecho de que Aristóteles es sabio y esto no implica que haya dos entidades: Aristóteles y sabiduría, sino sólo una: Aristóteles. En torno a esta polémica, Morris Lazerowitz escribió un artículo denominado La existeltcia de los L~nivc~rsalcs, que publicó en fa.rmista Mbd, en el volumen LV del aRo 1946; corientarrrbo la posición de EértrantJ Rússell sobre los Un4versaks. Trataré en este trabajo de presentar sustel;is'ixhWalss y aportaré algunas ideas en torno a la naturakza de la discusión. Se puede adelantar, a grandes ras@s, qw'.' Rússell sostiene una posición realista plaZ&nioa, mientras que Lazerowitz, desde un punto de vista analítico y nominalista recheza que la pol&miwsobre los Universales sea ontológica, puesto que los hechos si así fuera, habrían dado la razón al nominalista y esto no ha ocurrido. M4s bien se trata de un intento lingüístico de clásificar como mombres a Expondrd, en primer lugar, la posición de Lazerowitz respecto a Rússell y, en segundo lugar, trataré de elucidar algunos argumentos del Último para mostrar que ciertamente la polémica es lingüística pero fundamentada en la ontología, de manera que los hechos pueden en alguna medida pesar a favor o en contra de la posición realista; lo que sí parece ser asunto lingüístico puramente es la polémica en torno a si los términos generales son o no nombres propios. . El artículo La existencia de los Universales, como dice su autor, Lazerowitz, tiene por objeto aclarar el terreno y la naturaleza de la polémica sobre los Universales, es decir, dilucidar qué es lo que disputan los filósofos en torno a estas entidades. Presentaremos brevemente los argumentos principales de Lazerowitz: La teoría de los Universales sostiene que "además de los objetos conocidos mediante experiencia sensible, existen entilades de una clase enteramente diferente y más esotérica, designada técnicamente como 'Universales' " 1 . O sea, "además de los objetos del mundo como sillas y árboles, tenemos o t ~ aclase de objetos que no pueden ser percibidos sensorialmente, atemporales, exactos, inmutables. Objetos intelig%bles,como lo dice Platón en el Theatetus" 2. Los filósafos realistas se ocupan de explicarnos la naturaleza de los Universales para que así como ellos, también nosotros los conozcamos, comprobando así que la teoría es verdadera. Esto lo hacen de dos formas primordialmente: a) pueden ser conocidos nos dicen que los Uniwersclle~ dirwemmtq y b) nos dan pruebas de su existencia. Por ejemplo, PIatÓnl instruye a Diógenes para que8airrr;nioél, urnbih conozca los Universales y RÚsseI1f' dilw que éstos son objetos que podemos oúnoer directamente, de manera que la aprefiensi6n de ellos puede d b m p a r a d a con la aprehensibn sensible de los o b j ~ s RGssell . afirma que la '3eate e~ gmvwl falla en notar la existencia de los Unitaersalesporque de manera na&uralno se fija en aquellas.p~labrasque no repmsentan particulares en sus racione^; y si se ue forzada a hcelclo respecto u algzena p(a1abra que represente al Universal, piensa en ella de manera natural, como reprexen~ tando alguno de los particulares que caen bajo el UnZver~al.Cuando pot ejemp Eo o h t o s la oración 'la mente gansm en Cm&s I, en ia cabeza de Carbs 7, y btrn lioperación de cmtur su cabeza, todos esos part&wlares, pero no reflexionamos en tu sip;fjcado por lapalabra 'cabeza' o la palabra 'cort@r>que son Un@ersalt:s.Nosotros serttimos que talqs pubbms son incorapktas e iasus~enczalas;par~cen demudar zLn c o n t e ~ t oantes de que pueda hacerse al-. go can ellas. De esta manera logramos ezitar toda reflexibn acerca dfil @iuersal como tal hasta que e? estudio de llXE F h o f i a los somete a nuestra eten- : ' S sar+a&&chi&LO los Universales. Se ha cre<do d memw do q21:d pwque podemos usar una palabm como ' h o d ~ & ~ , ~ p y v z : t , m e debemos n.te, ser capaces de t e w f E $ ' ~. )~ r-*r ~ s ~ ~ n d$m i e nabs~racta tia de hombre, pero sn error. . . Consecuentemente no hay_wgw#@, e bfisner que hemos aprehendkio el LipivqataFqu-~U t q,reneus correctamente las palab r a g.*fl&4*', 1 . . f . $ B, S q & la interpretación que da Lazerowitz a l texfo antprior*'$d$mrisdeaprenderse el uso correcto 3 del tfir~iw~gqfikhl, precíso ejecutar un acto extra de apqpi#z#a para conocer al Universal, de maNota LazerowRz que tanto por ta Turma de nera q,pe la orqdán "fa palabra 'silla' representa al hablar del prab'lema como por los términqs que usa Universal q~lidad':,dice algo nuevo además de lo RYwH, el aslinto parece empirico. La exlsrencla de que serla dicho por una proposiciónque explicara los Illiiivershles nos seria evidente si nos edordrael uso correcto &f €érmino"silla" y una persona mos en cdnocerloq porque son una clase de objetos que entienda lo dícbo por la primera proposición que generalmente dio los estudiantes de FFlosof la no entenderfa ib rnwmo que otra que sólo conoce reconocen pero que cualquier persana si e esfuerza el usa correcto deq*silla". Esta distinción explica puede lograr aprehender. Bastaría una debida aten- por qué el !yynbr- en general desconoce a l Univerción al significado de las palabras generales para sal a pesar de emplgar correctamente la palabra gedescubrir el Universal, que no es otra cosa que ese neral, y explica ;también la disputa filosófica acerca significado que la generalidad de las personas no de la existencia del Universal que debe ser conocinota. Mo obmnte, afirma Lalerowitz, si el Uni~ier- do mediante uki aqtg postet3or al aprendizaje del sal fuera el signiflicadex, resulta incomprensible que uso de los'términas. biógenes, por ejemplo, sostieseniegu~ su existencia, porque decir "no existe el , ne que los Unhersbetiles no existen porque además de Universal" equivaldría a decír "las palabras generaconocer el usó de 1hs @labráisRes inwpM de local¡les no tienen significado" y decir que es "un sin zar la idea abstrae-ta'b Universal. Pero, iciámo exexpresaría lo sentido afiqnar q p iq~,$J@Ww55igl&~ plicar este proceso posterior mediante el que se lomismo que,"ea un $y,@Flti&~lilJ".3rrilarqwelos tércaliza al Unkersal? minos gemmles tien? significíad~"y a evidente ~genpral~s tengan que nadie niega que 1- t9rrni.m~ Si mantuviéramos la ideptidad afirmada en el significado, ni tampoco afirrnq que sqm sjn.mnti- primer textó de Rhsell, citkdo arriba, entre signifido dwir qu63,1?t5en1z.n.LOSfilhmfq~~awntinhan dk cado y Universal, y adqh&s'd~~Bnlmos que wnocer cutiendo si 1 ~ Universal= s tienen geh-pnci@,onov el uso no es lo mismo que' apreheider el Universal, sin tom'qr en cwns si-hecho ~ewnoctelopar .r@ia- , el uso correcto de un tbrrnino no impIicaria el cotas y nomimli@@pde que los térrnivw gemtes tí@ nocim+nto de su siqrcifip@?,.p~rq,uepuede aprennen ~gn'ificada..Esta permite ;pcmsar q_ue Igs que derse el uso y no por:@& qptgwnderss el Univerawyan el realismo y. b s que b adreran no eddn sal; p r o es obv'io que Rb*I3, nq bríg, tal afirmadisputando reaiqmte acerq del sjgnif icade de Eos, fq de @cuerdoen decir ción y pa&blemsp@,qi: t é r m l w general@; de manera que es precise qnque el UPO -&rlee+ deune,mT*a erra prueba de conBar1epl seii:Fgo 8 la puj@lm ca*ena r a B d i $ o4, que r eonaw q~ no prueba de que se cona& qI onii~rpwlpeyYla representado. pero Es p6';Jb"le que los ffi16?30;fosrealistas no hayan aceptado b s P@'e'b&mipírieas como evidencia de que 'se c@wr/&l ~~fiam?, vrque la única que hay a la mano& &&M nos perm'r'te saber si se conoce o no el dgnificadho del tdrmino mediante su usa cor r w , . sknbo contradictorio afirmar que se sabe crj'hp apliw~ dl término y m m conoce su significado6. La pol.dmka no se resuelve con la evlúencia disponible, lo que arroja más luz sobre su naturaleza. La distinción que causa toda la discusión debe hacerse entre conocer el significado, es decir e1 uso correcto de la palabra, y aprehender el U(ivePlwil o concepto abstraldo a partir .de Idbrticülares denotados por el término. Posíbiemdnte, a'fi'i"-ia Laze rowitz, tal distinción se lleva a cabo debiclb ala insatisfacción que se siente al aprender a u,sar una palabra correctamente sin presupdher iih asic$r!i"ion- cual se aplica la palabra, el significado. Este propiedad común a el mismo termino además de ofrecer idbd camún, piedades comunes que fijen los límites exactos del signif icado. Sin embargo, es curioso que los hechos no han impresionado a los filósofos y hayan resuelto la disputa en favor de Locke, como sería natural dada la evtdencia . 8. 8 La úi.if&a"explicaciónque se le pude dar a la discusióri,~B6sestos hechas, es que no constituyen evide'fkidb~gunapara lo que está en juego, lo que elvpuntode vista que se : que perm~t3'k~ncluir ha atribuido a los resilistas y a'los naminalistas no es realmente el que e'stdti s04itkniiend0, siendo preciso reconstruir su lenguaje de manera que los hechos no aporten evidencia. S i Iqs filówfos insisten en decir que un término '%l*\s aplicable a un número de particulares en virtud de una propiedad común a pesarde que ejemplificada en cada unode'el~~s, los hechos muestren que no h3y tal cualidad común, lo qu,e quieran decir e$ algo acerca del uso de los términos y no algo sobre la naturaleza del mund09. Es evidente que cuando se dice "un término general es aplicable a un número de cosas porque representa una propiedad mmGn que todas ellag tienen", se esrá afi'bm* cohib "representa una propiedad% n8 t'cari l o rtílsmo que son "apl imbies a un número de cosas"' y en este'aso tos hechos no refutan la teoría. , Por otro lado, en relación intima con la tesis de que el significado de las palabras generales son Locke sostiene que él no es capaz de encontrar una las propiedades comunes, está la de que tales propropiedad común a un conj~ntode particulares depiedades comunes san entidades abstractas distinnotados por el mismo térmir)@general, doride el tas de los particulares que lasejemplifican, de rhaprimer particular tenga algo en$omún con el últinera que para un realista decir que "blancura e& mo, concluyendo que no e h e , t i l pioiopedad coen muchas lugares al mismo tiempo" no es solamún '. mente decir "hay muchas cocas blancas". La noAdemás el comportartrient& da'Ifoit~?wfias re- ción de tales entidades parece cbntradictoria ciertamente, si uno se acoge al uso ordinario dBI t6rmino sulta paradójico porque si el'%iipl"i$~@ehral es aplicado a particulares en virtud $%ufla'p@@Te@ad "entidad", pero IosfHómfos que usan ese tsrmino para denominar Universales no e&n ¡ ubándolo en común y el uso correcto del tdt.rn'~nb~Y&&~;al reL conocimiento de esta propieda?l 1 8 d - ~ l a r e s sentido ordinario,sino que están proponiendo una nueva definición. 'Si aceptáramos que el significado denotados, no es posible c o n u e~ 4 &&&rr&o sin conocer la propiedad común. De'mi'fid&que si ! de las palabras generajes son las propiedades wmunes o Universales, q ~ los q términos generales reprela búsqueda de la propiedad común es,rncesaria aún despues de conocer el uso correcto BeVttrmino sentan Universales y Que los Universalesson entidades, lo que estaríamos aceptando es que las palageneral, es porque el USQ correcto no es@b&$$ío en tal propiedad o característica que mrí$titgre ai ' bras generales representan entidades abstractas y decir que una palabra general representa una entisignificado. dad abstracta no quiere decir otra cosa que el uso de "entidad abstracta" es intercambiable con el de El hecho sobre \as palabras abstractas, affrcriá "particulares denotados por el termino general". Lazerowitz, es que son aplicables a un número de particulares en virtud a semejanzas entre unos y ' Sí "las palabras generales representan propie otros, sin que haya propiedad o wnj,unto de prol - 3 , . . I > . . - . - + ' 7 . .. . ' I - . . . 8 , .. .. -- -.. 8 . - -.... . 8' - ' ;8 8 . . I . . 1 81 dadss mmunes" equiuaie a deeir "las palabras gene ralesson aplicables a un número de cosas'' se está proponiendo que se torne a las términos abstractos como nombres propios de entidadesabstractas. Y d el nombre propio de un objeto abstracto ng es nombre propio de ningún objeto en sentido ordinario, lo que sedice es que lostérminosabstractosson nombres propios sin que realmente lo sean de nada. Desde luego es de presumir que los filósofos que dicen tales miras raben qyp los términos generales no son nombres propios w)no sí lo son Platón y Sócrates; por lo tanto están recomendando su clasifiación como tales, con propósitos lingüístiws o 16gicos ' 0 . De esta manera se pueden explicar una serie de acertijos relacionados con la teoría de los Universales: por ejemplo, se puede ver por qué sólo los estudiantes de f ilosof a t' conocen Los Universales y esto se debe a que sólo ellos descubren que,pueden clasif icarse los términos generales como nombres propios; se puede explicar, asimismo, por qué el USQ correcto no es suficiente para el conocimiento del Universal: a l conocer el uso correcto de los terminas no nos damos cuenta de la posibilidad de reclasificar los términos generales como nombres propios; se puede dar cuenta tambi6n de por qué la controversia no se ha resuelto a pesar de la evidencia empírica: si la polémica consiste en establecer o ' modificar convenciones lingüísticaq es difícil que los filósofos se pongan de acuerdo. Además se puede dar cuenta razonqtale,de por qué Bértrand Rússell, después de años de presentar la teoría de los Universales, dude si en realidad existen tales entidades: su duda serla sobre la bondad de la reclasif icación lingüfstica. Finalmente, se puede ver por qué los filásofos realistas no se ven afectados por el argumento de la imposibilidad lógica de que una entidad pueda estar en más de un lugar al mismo ' tiempo: están d iswtiendo sobre una convención lingüfstica. w9 Algunos especialistas se rehúsan a clasificar los .#minos generales como nombres propios badndose que realmente no lo son, pues el experimento de aprehender o inteligir.a los entes subsistentes nom4 brados por ellos resulta negativo. Otros filósofos consideran la reclaaificación aprapiada. 1-m I Sintetizando. Lateranitz *@@ne que uso y ?significado son términos intercaM/sMeso a lo menos la proposición "el signifi@~~-d@ un término es el uso correcto" es una definicibn. Los realistas 1 afirman que se puede mnocer el significado sin m-! nocer el Universal, corno si "conocer el Universal" I:significat-a llevar a cabo un acto psicolágim meel cual se comprenda que el significado se ' + 4 aplica en virtud de una característica absolutamente semejante presente en los particulares mencionados por el término. Si la polémica se diera en este sentido, el realista estar ia perdido frente a la evidencia, pues no hay características idhticas sino sólo semejantes. Lo curioso es que a pesar de la evidencia adversa los realistas siguen hablando de Universales, lo que hace suponer que la polémica es sobre la clasifiwción de los términos solamente. Lazerawitz concluye el adlisis de las teorías realistasdiciendo que es satisfactorio ver compartidos sus puntos de vista sobre la naturaleza de la discusión por Ouine, a quien cita en la Última página de su articulo: "Esconveniente sin embargo considerar tales términos generales (subio, ciudad) como nombres de la misma clase que Sócrates y ParzS: nombres cada uno de una entidad singular, aunque menos tangible que el nombre Sócrates o la ciudad de Boston." 1 l Los argumentos de Lazerowitz respecto a lo que constituye la pol6mica filosófica acerca de la teorfa de los Universales con válidos en alguna medida, no obstante Rússell no está haciendo simplemente una sugerencia lingüística para que alteremos nuestras wnvenciones y consideremos los términos generales como nombres propios. E s conveniente examinar algunos otros textos de Rússell que w n relevantes para ilustrar su posición ontológica sobre la existencia de los Universales. Rússell considera que además de los objetos sensibles del mundo hay entidades suprasensibles, absolutas, inmutables, que tienen ser. La naturaleza del ser de estas entidades constituye su preocupación en Los principios de I;asMatemáticas, párrafo 55, donde se ocupage delerminar si la relación de diferencia se éjernglifjca pn cada caso particular en que ocurre, o 4 la entidad subsistente Universal, ella misma premnt+q cada ,caso sin que medie ing tanciación. Y en Los problemas de la Filosofía podemos leer que '"si consideramos por ejemplo la noción de justicia y nos preguntamos qué es ésta, es natural obseruar los actos justos y sacar lo que ellos tienen en comzin. Estos actos que tienen en común la propiedad justicia, son denominados con la mGma palabra 'justo' en virtud de la ejemplzjccacián de una y la misma cualidad. L4 idea justicia o Un& versa1 no es &al ni Edéntica a nada justo. Está opuesta a das cosas particulares dadas en la sensación.- 1 2 En oposición a esto, un Universal será. cualquier Cosa que pueda ser compartida por mZr,T,j 66 ; ' - L '2 fl.&wrnudQ'Ioi&#a . ' mstidmt~;prirnt~4~4rn ~é! dentemente t e n e m dd mundo y el lenguajeQW emib.~ los hechos c0nstir.u(Ftg qde e&'#stcmI.00Wdbrsa$& n"&&Q #df,,+' B&@kM&eia 9 #tembs: QQI tbft%fb,YWianiríd& te q l a *smi(i las semejantes y que nuestra razón relacisna $ales caracterlstjcas semeja ntes mediante términos gtwpales que no nombran entes abstractos ni aubsistei;ites, ni denotan ejemplificaciones numéricamente idénticas. A esto contestaría RYsaell que si bien es cierto que los términos generales no siempre tienen fundamento ontológico idéntico numéricamente, a veces si lo tienen y en esos casos podemos decir que sl existe el Uniflrsal o ente abstracto, nombrado por el nombre general que denota ejemplificaciones particulares, "Si bien es dficil mostrar la ejemplifcacwn múltiple de una misma cualidad en dktintos particulares denotados por un mismo término lingüístico, digamos 'blanco', no es tan dificil demostrar la instanciación de una relación, o sea la ocurrencia múltiple de una relación id&nticaen cada caso en que ejemplifica. Hume y Bérkeley niegan la existencia de deas abstractas, aunque no niegan las cualidades semejantes o idénticas en los particulares, Nos dicen que sipensamos en blancura lo que hacemos no es inte1igzT una idea abstracta que hemos adquirido a partir de las distintas cosas blancas sino que imaginamos algo blanco, teniendo cuidado de no deducir de esto nada que no sea verdadero de cualquier otro particular blanco. Esto es cierto respecto al proceso mental de reconocer particulares, sin embargo no explica cómo sabemos que algo es blanco. iCuál es el q i e $ o que asamos para efectuar el reconocirqie#o.? Si a pesar de todo queremos negar que haya tal d e a abstracta respecto a cualdades podemos escoger un particular blanco, y decir que cualquier cosa es blanca si tiene la semejanza adecuada con nuestro particular. La sernejanza requerda tendrá que ser u n Universal. Puesto que hay muchas cosas blancas, la semejanza debe darse entre muchos pares de particulares blawos, y ésta es la caracteristica del Universal. Siaún no se admite que la semejanza sea la mkma en cada par, podemos ver que la semejanza de un par se asemeja a la de otro par y por lo tanto nos vemos forzados a admitir la semejanza como un Universal y luego de haber admitz'cáo una de estas gntidades, podemos admitir sin d Zfcultad a otros" 1 9 . ' rgumento es comentado por varios filófos detenidamente, arguditih$o* en su contra que es circular o que gene~$f regreso y, a su faéste no es vor, que si en efecto genal 0 vicioso, ya que no es nec~$~'f+&rrertoda la serie de smejanzas para cbmprender lo que es; sin eso, los Universales existen independientemente de ser pensados, aprehendidos y aún ejemplif icados. S i se dice que "Edimburgo está al norte de Londres, tenemos una relación entre dos lugares. Hay un hecho verdadero: u n objeto fisico Londres está al norte de otro. 'Al norte de' es un Universal que tiene realdad distinta a h de los objetos físicos como Londres y Edimburgo. Sin recurrir a la experiencia jamás podremos saber qué propiedades tienen los objetos fi'sicos. Al decir que Edimburgo y Londres guarhn una relación, estamos diciendo que los objetos fén'cos que son públicos y percibidos como tales cz'udades están en una relación estructural que al darse a la sensibilidad y entendimiento aparece como 'al norte de'. No hay razón que nos haga pensar que tal relación sea producto mental y que lospartiwlares no puedan interactuar constituyendo de tat modo mónadas o dándose en un monismo. " '%l hecho parece ser que todo nuestro conocikiento a priori es acerca de entidades que no existen propiamente hablando, ni en el mundo mental, ~ien .el fi'sico. Estas entidades son nombradas por pases del lenguaje que no son sustantivos; son entidades tales como cualidades y relaciones. Supongamos por ejemplo que yo estoy en m i cuarto. Y o existo y m i cuarto existe;pero existe en ? Sin em,burgo es obvio que la palabra 'en' tiene un significado; denota una relación que se sostiene entre mi cuarto y y o. Esta relación es algo aunque no podamos decir que existe en el mismo sentido en que mi cuarto existe. La relación en es algo que podemos pensar y comprender, puesto que si no la comprendiéramos no entenderiamos la oración 'yo estoy en m i cuartos352~. ¿Quétipo de entidad está mencionando RSissell? tQud tipo de didcusión hay a su alrededor? Si admitiéramos que la discusión no es fáctica, porque el hecho es que las caracteristicas no son idénticaqsino semejantes, a la. manera en.que el ejemplo de WittgenQeM mot muestra que los entes mencionados por et termino "juego" no tienen ejempliflcada, todos ellos, ciba característica idéntica ni siquiera muy semejante entre todos los elementos de la dase agrupada por los términos, psrque éstos agrupan a los entes en virtud de parecidos de familia, Rússell habría perdido su tiempo al aducir el argumento de la semejanza entre semejanzas. No obstante este argumento pretende describir los hechos para que pesen a favor o en contra de la polémica sobre la existencia de los Universales. tan&iaade al narte de S& Sd&tib'o'$lp;ipC~m&nt~ o M irk&nCis & d i d b l q i &mb bk!s menos una semejanza .. ~ ~ \ ~ ?decir. $ de ~ un + . tnej&ntaa a el cslro de q u ynh ~ ,4.sinzil ies un@ Itl&ntio9a Universal. ?, > \ , ' otra, pera, P&dg diseufírsdli eximifsia de ki re & ~ T V 1' NO nos qu&a BbjO;l~frmn~ i3ar0 ii '&4&e11 lalcibn7' , . sastiene UM definición de samWanza c~ní-ioidenti; j $<) $ 4 1. LAZEROWITZ, Morris The Existame of Un&@sals Mnd. Vol. LV. Enero de 1946. 11. Ibíd. P. 23. 12. RUSSELL, Bértrand. The Problems of Philosophy. Oxford University Press. 1973. 13. ibíd.P.53. 14. Ibíd. P. 54. 2. Ibld.P.2* 3. R USSELL, BBrtrand,*ve Problems of Phil Citado por Lazerowitz. Ibíd. P. 3. 4. Pássirn. 15. Ibíd.P.43. 5. Ibid. P. 7. 16. Pássirn. 6. Ibíd. P. 10. 17. Ibíd. P. 32. 7. Ibld. P. 12. 18. Ibíd. P. 52. 8. Pássirn. 19. Ibíd. P. 28. 9. Pássirn. 20. Ibíd. P. 53. Ibíd. P. 22. 21. Ibíd. 10. * wjj ,- .. - 'S- g. * e? ., ' . .. - i. -b . '1 S ' y. .Ay P S