> Q u¶e es la conciencia? Ja m e s Tr e vil, Ge o r g e Ma s o n U n ive r s it y, Fa ir fa x V ir g in ia Resumen D ura nte sig lo s lo tura le z a de la c o c ie nte s, g ra c ia s a inv e stig a c i¶o n, se c i¶o n; lo a nte rio r c e ntro de un e n¶e ¯c Search for the Soul (1994) de Francis Crick, The Conscius Mind: In Search of a Fundamental Theory (1996) de David Chalmers, How the Mind Works (1997) de Steve Pinker, Consciousness Explained (1991) de Daniel C. Dennett, Kinds of Minds: Toward an Understanding of Consciousness (1996) del mismo Dennett, por mencionar algunos. Un aspecto sobresaliente de la controversia sobre la conciencia es la aproximaci¶ on interdisciplinaria de la mayor¶³a de los participantes. Muchos de los investigadores del tema son conocedores de una gran variedad de disciplinas: ¯losof¶³a, f¶³sica, neurociencias, inteligencia arti¯cial y sicolog¶³a cognitiva. s ¯l¶o so fo s ha n disc utido a c e rc a de la na nc ie nc ia huma na , pe ro s¶o lo e n a n ~ o s re lo s e no rme s pro g re so s e n lo s me dio s de ha po dido e studia r e l c e re bro e n o pe ra ha lle v a do e l pro ble ma me nte { c ue rpo a l rg ic o de ba te . Introducci¶ on Cuando Charles Darwin public¶o su obra monumental \Acerca del origen de las especies por medio de la selecci¶ on natural" en 1859, inaugur¶o en periodo u ¶nico en la historia de la ciencia. Su trabajo desencaden¶ o una larga pol¶emica acerca de la naturaleza de la humanidad y el lugar de los seres en el universo. Lo novedoso e inusual en las discusiones era que, en su gran mayor¶³a, se basaban en libros escritos para un gran p¶ ublico. A¶ un hoy, quien lee a Darwin reconoce la elegancia de su redacci¶on y la claridad con que sus ideas eran presentadas a cualquier persona medianamente educada. La pregunta Brevemente: >Por qu¶e los seres humanos, colecciones de c¶elulas y mol¶eculas como cualquier otro ser viviente, tienen la propiedad mental que llamamos \conciencia"? Puede servirnos ver el problema de la siguiente manera: como todos los seres humanos, usted est¶a equipado con un cerebro, este cerebro pesa unos 1500 gramos y sus componentes fundamentales son las c¶elulas llamadas neuronas. Usted tiene algo as¶³ como diez mil millones de neuronas, cada una gobernada, hasta donde sabemos, por las leyes de la f¶³sica y la qu¶³mica. Cualquier cosa que hace el cerebro, cualquier experiencia de usted, incluye actividad neuronal. Desde los tiempos de Darwin los debates cient¶³¯cos se han desplazado a ambientes m¶as sutiles. Quienes desean estar al d¶³a en las m¶as recientes investigaciones en un campo particular de la ciencia s¶ olo tienen dos opciones. Una es leer la sumamente dif¶³cil y t¶ecnica literatura especializada; la otra es con¯ar en publicaciones de segunda mano dirigidas a un p¶ ublico amplio. Hay, cada vez, mayor distancia entre el grado de especializaci¶on exigido al cient¶³¯co contempor¶ aneo y la clase de conocimientos cient¶³¯cos que la mayor¶³a de los legos tiene. Considere esto: es incuestionable que ahora est¶a leyendo. Tambi¶en lo es que su atenci¶ on est¶ a dirigida al tema y que usted es consciente de lo que est¶a leyendo en esta p¶ agina. Una forma de establecer el problema de la conciencia es preguntar c¶ omo uno llega de la actividad neuronal al estado de auto{conciencia. Es por lo anterior que, con gran agrado, observ¶e los inicios de lo que, creo, ser¶a el debate cient¶³¯co m¶ as grande del siglo 21: la discusi¶on acerca de la naturaleza de la conciencia. A semejanza de la pol¶emica generada por la teor¶³a de la evoluci¶on de Darwin, est¶ a dirigida al gran p¶ ublico lector. En a~ nos recientes he visto la publicaci¶on de muchos libros sobre este tema: The Astonishing Hypothesis: The Scienti¤ A d ap tad o p or U A M{Iztap alap a. ¤ Por muchas d¶ecadas los cient¶³¯cos que han estudiado al cerebro se han limitado a mapearlo, esto es, a localizar los diferentes tipos de c¶elulas y, en algunos casos, a descubrir qu¶e partes del cerebro est¶an relacionadas con qu¶e funciones mentales. El descubrimiento de que el habla est¶ a controlada por zo- J . L. C ¶ or d ov a F., Dep to. d e Qu ¶³m ica, 55 56 ContactoS 43, 55{59 (2002) nas del hemisferio izquierdo y que la percepci¶ on espacial lo est¶ a por el derecho es un ejemplo de tales investigaciones. rebro". Es muy infrecuente tener un nuevo campo de conocimiento donde los t¶erminos m¶ as fundamentales no est¶ an de¯nidos. El conocimiento detallado de este tipo es muy importante, sobre todo en el tratamiento de des¶ordenes neurol¶ ogicos. S¶olo hace unos cuantos a~ nos, sin embargo, la profunda e inquietante pregunta de c¶ omo el cerebro produce la conciencia estaba m¶as all¶ a de la comprensi¶ on cient¶³¯ca. De hecho, como ha apuntado el ¯l¶ osofo cognitivo Dennett, este campo de investigaci¶ on es tan nuevo que ignoramos cu¶ales preguntas tienen signi¯cado. Aunque no todos est¶en de acuerdo en una de¯nici¶ on de conciencia, hay muchos pensadores que han delimitado el territorio intelectual y han luchado algunas escaramuzas para investigar c¶ omo se origina la conciencia en el cerebro humano. Una buena parte del empuje de estos estudios se debe a las nuevas t¶ecnicas experimentales y, en mayor medida, a la disponibilidad de computadoras de gran velocidad. Gracias a estos nuevos instrumentos, la capacidad de los investigadores para examinar sistemas complejos como el cerebro ha crecido enormemente. Ciertamente, los cient¶³¯cos est¶ an a¶ un lejos de lograr explicaciones de¯nitivas acerca del cerebro, pero est¶ an comenzando a explorar el tipo de comportamiento que muestran los sistemas complejos. Estas investigaciones prometen echar luz acerca de la forma en que los pensamientos y los sentimientos se relacionan con las neuronas y las mol¶eculas que constituyen el cerebro. El problema se agudiza por el hecho de que \conciencia" es uno de los t¶erminos cuyo signi¯cado todo mundo conoce. . . pero no hay dos personas que den la misma de¯nici¶on. Escuchar a la gente discutir acerca de la naturaleza de la conciencia remite a la respuesta que San Agust¶³n dio acerca de otro t¶ermino dif¶³cil de de¯nir: el tiempo. \>Qu¶e es el tiempo? Si no me lo preguntas, lo s¶e. Pero si intento explicar qu¶e es, no lo s¶e". En tanto uno quiera dar una de¯nici¶on rigurosa de la conciencia, m¶ as dif¶³cil es esa tarea. Ilustrar¶e el punto con un ejemplo de mi propia experiencia. En 1993 el Krasnow Institute for Advanced Study se estableci¶ o en la George Mason University de Fairfax, Virginia. Es un instituto dedicado a la investigaci¶ on de sistemas adaptativos complejos, como el cerebro; los primeros grupos de discusi¶on incluyeron a f¶³sicos como yo, a un gran n¶ umero de expertos en computaci¶ on, bi¶ ologos, sic¶ologos, educadores, ¯l¶osofos y a un entusiasta egresado de ciencias pol¶³ticas. Despu¶es de las primeras rondas de discusi¶on, fue claro que est¶ abamos entrampados en el campo de la sem¶ antica. Quer¶³amos empezar un encuentro con un tema espec¶³¯co, tal como \inteligencia arti¯cial", a ¯n de llevar la argumentaci¶on hacia lo que entend¶³amos por \inteligencia". Queriendo llevar las cosas m¶ as all¶ a, enlist¶e unos t¶erminos con°ictivos; empec¶e con \cerebro" y termin¶e la lista con palabras m¶ as abstrusas como \conciencia". Trabajamos un par de horas una lluviosa tarde a ¯n de lograr un consenso acerca del signi¯cado de los t¶erminos. Pensaba, c¶ andidamente, que no tendr¶³amos di¯cultades, al menos con los primeros t¶erminos. Sin embargo, este grupo de estudiosos arguy¶o acaloradamente durante m¶ as de dos horas sin llegar a un acuerdo acerca de lo que quer¶³amos decir al decir \ce- Como ya mencion¶e una gran parte del debate cient¶³¯co acerca de la conciencia se presenta en libros dirigidos al p¶ ublico general. No sorprende, pues, dado que muchos cient¶³¯cos y ¯l¶ osofos han participado en la discusi¶ on del problema mente{cuerpo, que haya una ampl¶³sima variedad de opiniones en estos libros. De aqu¶³ que sea u ¶til una s¶³ntesis de las corrientes principales. Para tal ¯n hay dos formas de categorizar las corrientes acerca del problema de la conciencia. Una incluye los m¶etodos con los que trabaja; la otra considera los aspectos ¯los¶ o¯co sobre qu¶e es la conciencia. En t¶erminos del m¶etodo de trabajo, la mayor¶³a de los pensadores se han aproximado a la cuesti¶on a partir de la neurona y, gradualmente, trabajando ascendentemente hasta el cerebro, o bien, estudiando las funciones del cerebro como un todo y considerando c¶ omo opera. Estos m¶etodos son llamados, respectivamente bottom{up y top{down. En general, quienes estudian c¶ omo se conectan las neuronas entre s¶³, por ejemplo, los neuro¯si¶ ologos, eligen la aproximaci¶ on bottom{up, en tanto que los experimentos para averiguar como las personas realizan sus funciones mentales son top{down. Es com¶ un que haya investigadores en ambos campos, lo cual es una medida de cu¶ anto tenemos por aprender ya que no hay un terreno com¶ un entre ambos grupos. >Qu¶e es la conciencia? James Trevil En lo que se re¯ere a las posturas ¯los¶o¯cas acerca de la naturaleza de la conciencia, el panorama es aun m¶ as variado. Es posible, sin embargo, establecer tres categor¶³as: materialistas, espiritualistas y esc¶epticos. Los materialistas La idea de que la mente puede ser descrita exclusivamente en t¶erminos de las operaciones del cerebro es fundamental para los materialistas. Para ellos la idea de que haya algo en la conciencia humana que no sea de¯nible por las leyes de la f¶³sica y la qu¶³mica es un anatema. Aunque los materialistas reconocen que no conocen lo su¯ciente para entender la conciencia, creen que hay leyes asequibles por los m¶etodos cient¶³¯cos y que, con su¯cientes esfuerzo y recursos, alg¶ un d¶³a ser¶ an conocidas. Quiz¶ as el m¶as conspicuo apoyo de este punto de vista sea Francis Harry Compton Crick (1916{), el biof¶³sico brit¶ anico que comparti¶o el premio nobel de 1962 por haber determinado la estructura molecular del ADN. En su libro The Astonishing Hypothesis a¯rma enf¶aticamente: \Usted", sus alegr¶³as y sus penas, sus recuerdos y sus ambiciones, su sentido de libertad personal y de libre decisi¶on, son, de hecho, no m¶as que el comportamiento de un enorme estructura de neuronas. . . Usted no es nada m¶as que un empaquetamiento de neuronas. Crick se encuentra, desde luego, en el terreno de los investigadores bottom{up. De hecho, una buena parte de The Astonishing Hypothesis es una detallada discusi¶ on de la visi¶on. C¶ omo el cerebro humano toma un conjunto de rayos de luz y produce una imagen mental es uno de los grandes misterios acerca del funcionamiento del cerebro. Se ha establecido que cuando los fotones que entran al ojo excitan a las c¶elulas fotosensibles del ojo, comienza el procesamiento de los datos visuales. Las conexiones de las c¶elulas en el reverso de la retina es tal que las se~ nales que viajan del nervio ¶ optico al cerebro dependen de los patrones de luz y oscuridad detectados por cada sitio de la retina. Algunas se~ nales, por ejemplo, ser¶an enviadas por un grupo de c¶elulas s¶olo si registran una mancha oscura con un anillo brillante, mientras que otras se~ nales dependen de las c¶elulas que detectan s¶olo puntos brillantes en un fondo oscuro. De esta forma, la luz que 57 llega a la retina genera un gran n¶ umero de se~ nales nerviosas. Lo que permanece sin responder es c¶ omo el cerebro reconstruye estas se~ nales para producir la imagen que experimentamos. Puesto que hoy es posible detectar la excitaci¶on de neuronas individuales, los investigadores pueden trazar este proceso de reconstrucci¶ on en el cerebro. El nervio ¶ optico est¶ a conectado con el c¶ ortex visual donde las se~ nales de diferentes partes de la retina se re¶ unen por grupos de c¶elulas especializadas. Algunas de ¶estas se excitan s¶ olo si hay una l¶³nea vertical en el campo visual, mientras que otras lo hacen s¶ olo si hay l¶³neas a ¶ angulos espec¶³¯cos. Las se~ nales de estas c¶elulas son reenviadas a otras partes del cerebro y, en una forma a¶ un no entendida, se estructuran para forman una imagen en nuestra mente. En el argot de los investigadores del cerebro el \problema del enlace" consiste en desenredar los detalles de esta reconstrucci¶ on. Aunque est¶ a por resolverse el problema del enlace lo que ya saben los cient¶³¯cos acerca de la visi¶ on revela una caracter¶³stica muy importante del cerebro. No es como una supercomputadora sino, m¶as bien, como un conjunto de peque~ nas y especializadas calculadoras de bolsillo, cada una de ellas contribuye en peque~ na medida al producto ¯nal sin un control central. En How the Mind Works, Steven Pinker (1954{), sic¶ ologo experimental muy conocido por sus estudios del lenguaje y del comportamiento lingÄ u¶³stico detalla esta caracter¶³stica del cerebo y discute c¶ omo pudo haberse desarrollado. Usa un proceso que llama \ingenier¶³a en reversa", por el cual analiza el comportamiento humano en un intento de comprender c¶ omo el cerebro evolucion¶o gracias a la selecci¶ on natural. Pinker aplica la perspectiva darwiniana a funciones mentales como la visi¶ on tridimensional y el pensamiento l¶ ogico. Por supuesto, es posible ser un materialista top{ down as¶³ como uno bottom{up. Un ¯l¶ osofo que puede ser clasi¯cado de esta u ¶ltima manera es Daniel C. Dennett (1942{). En su libro Consciousness Explained, Dennett describe el fen¶ omeno llamado \color Á", un experimento com¶ un de la visi¶ on. En ¶este el sujeto mira una pantalla en la cual dos haces de luz de diferente color parpadean en r¶ apida alternancia con un breve intervalo de oscuridad entre los dos destellos; la percepci¶ on es de una luz que cambia de color a medio camino de donde se proyectan los haces individuales. 58 ContactoS 43, 55{59 (2002) El sujeto cree que el color de la luz \movi¶endose" cambia antes de que se encienda la segunda luz, lo cual muestra que el orden en que percibimos las cosas no es necesariamente el orden en que las sensaciones llegan al cerebro. Obviamente, en la visi¶ on hay mucho m¶as que el registro de fotones incidiendo en el ojo. De un experimento de este tipo, Dennett concluye que el cerebro no produce im¶agenes como lo hace una computadora o televisi¶on sino que emplea \bosquejos m¶ ultiples". Su idea es que el cerebro forma primero una imagen a partir de los datos sensoriales y elabora un esquema burdo, quiz¶as s¶ olo para detectar si hay algo peligroso en el objeto percibido, y entonces contin¶ ua mejorando las versiones de ese primer bosquejo hasta el producto ¯nal, todo en una fracci¶on de segundo. En su libro Consciousness Explained, escribe Dennett: De acuerdo al modelo de los bosquejos m¶ ultiples, todas las variedades de percepci¶ on y, sin duda, todos los tipos de actividad mental, se logran en el cerebro por procesos paralelos con muchos canales de interpretaci¶ on y elaboraci¶on de los datos sensoriales. La informaci¶on que entra al sistema nervioso est¶a bajo una cont¶³nua \revisi¶ on editorial". Desde el punto de vista de la biolog¶³a evolutiva, habr¶³a una ventaja de¯nitiva para un organismo que comprendiera r¶apidamente cu¶ales son las principales caracter¶³sticas de su ambiente para, poco despu¶es, llegar al detalle. Sospecho que cuando lleguemos a una teor¶³a de¯nitiva de la visi¶on, algo del modelo de los bosquejos m¶ ultiples estar¶a ah¶³. Con todo, >qu¶e tiene que ver una descripci¶on detallada, sea desde una perspectiva top{down o desde una bottom{up, con la conciencia? A pesar de todos los datos que los materialistas puedan reunir, al ¯nal permanece la di¯cultad de explicar c¶ omo la organizaci¶ on y la actividad de las c¶elulas da lugar a la conciencia. En mi libro Are We Unique?: A Scientist Explores the Unparalleled Intelligence of the Human Mind (1997) sugiero que la soluci¶on a este problema vendr¶a, probablemente, de un fen¶omeno emergente. Una forma de entender un fen¶omeno emergente es imaginar una pila de granos de arena en una mesa. Cada vez que se a~ nade un nuevo grano de arena, la pila crece; pero hay un punto en que a~ nadir un grano produce un nuevo fen¶ omeno: una avalancha. Tales fen¶ omenos, que aparecen repentina e inesperadamente, son los que han producido expresiones del tipo \la gota que derrama al vaso". En los sistemas que tienen muchos agentes en interacci¶ on, los cambios de comportamiento pueden ocurrir una vez que el sistema ha alcanzado cierto nivel de complejidad. En estos sistemas se alcanza un punto en el que repentinamente se vuelve diferente. As¶³, una posible forma de pensar la conciencia es como una \avalancha" que ocurre en cierto n¶ umero cr¶³tico de neuronas con cierto arreglo. Esta aproximaci¶ on nos permite entender porqu¶e los humanos somos tan diferentes de nuestros vecinos gen¶eticos, los chimpanc¶es, aun cuando tenemos mucho ADN en com¶ un. No es ¶ese el punto importante, sino que la peque~ na diferencia basta para llevarnos a la avalancha de la conciencia. Debo precisar que estos procesos requirieron algunos millones de a~ nos en la evoluci¶ on de los primates. Los espiritualistas Muchas personas se frustran por la idea de que los grandes logros de la especie humana sean reducibles a las leyes impersonales de la ciencia, as¶³ como muchas personas en tiempos de Darwin se ofendieron por el pensamiento de que el hombre fuera resultado de la ciega operaci¶ on del proceso evolutivo. Tradicionalmente las personas que reaccionan de esta manera sostienen que la diferencia entre los humanos y los animales est¶ a en el esp¶³ritu. Debo abandonar este punto del debate a otros especialistas puesto que la existencia del esp¶³ritu no puede probarse, ni negarse, cient¶³¯camente. Incluso dentro de los m¶ as importantes grupos de cient¶³¯cos hay quienes a¯rman, por las m¶ as diversas razones, que el fen¶ omeno de la conciencia permanecer¶ a fuera de la comprensi¶ on cient¶³¯ca. Una notable exposici¶ on de este punto de vista la ha presentado el ¯l¶ osofo australiano David Chalmers en su libro The Conscious Mind: In Search of a Fundamental Theory. Su argumentaci¶ on no se basa en doctrinas religiosas o m¶³sticas sino en un riguroso an¶ alisis de la forma en que operan las teor¶³as cient¶³¯cas. Al restablecer la posici¶ on dualista mente{cuerpo como clases distintas de sustancias o naturalezas, Chalmers rechaza ¯rmemente la aproximaci¶ on materialista y mantiene que la conciencia es inexplicable en t¶erminos de neuronas. Esta teor¶³a tiene origen en el pensamiento de Ren¶e Descartes, matem¶ atico y >Qu¶e es la conciencia? James Trevil ¯l¶ osofo del siglo XVII, quien propuso que la mente es una sustancia inmaterial ajena a las leyes de la f¶³sica. De forma semejante, Chalmers sostiene que la conciencia no puede de¯nirse dentro de la estructura conceptual de las ciencias. Su punto fundamental es que hay una diferencia radical entre la excitaci¶ on neuronal al ver el color rojo y la experiencia real de ver el rojo. Esa experiencia, arguye, no es reducible a la acci¶on de neuronas. Como Chalmers propone en The Conscious Mind, la conciencia \escapa a cualquier explicaci¶on reduccionista", esto es, al intento de explicar el todo en t¶erminos de las partes. Los pensadores que enfrentan el problema de la conciencia desde el punto de vista espiritualista est¶ an, en cierta medida, en la misma posici¶on que los cient¶³¯cos del siglo XVIII respecto a los fen¶ omenos el¶ectricos. Estos investigadores encontraron una nueva realidad en la naturaleza, la carga el¶ectrica, que no pod¶³a ser explicada en los t¶erminos newtonianos de materia y movimiento. Trataron a la carga el¶ectrica como una nueva entidad fundamental por estudiar y no como algo dependiente de otros aspectos de la naturaleza. En forma an¶aloga, Chalmers propone que la conciencia es una propiedad fundamentalmente nueva de los sistemas complejos y requiere de una nueva clase de ciencia para su comprensi¶ on. La posici¶ on espiritualista es una hip¶otesis perfectamente v¶ alida acerca de la naturaleza de la conciencia y, como todas las hip¶otesis cient¶³¯cas, ser¶ a comprobada o refutada por los experimentos. Hay, sin embargo, puntos de vista entre los espiritualistas que est¶an muy lejos de las corrientes cient¶³¯cas. As¶³, algunos sostienen que el cerebro humano nunca podr¶a entender su propia conciencia. Este tipo de a¯rmaciones son presentadas frecuentemente, pienso que incorrectamente, con un lenguaje seudocient¶³¯co cuando, de hecho, tienen m¶ as base espiritual o m¶³stica. Dado el estado actual del conocimiento cient¶³¯co del cerebro, se necesitar¶ a mucho tiempo antes de poder hacer experimentos cruciales. Los esc¶ epticos Uno de los m¶as extra~ nos fen¶omenos asociado a los estudios de la conciencia es la presencia de un gran n¶ umero de personas, sobre neurocient¶³¯cos, que tratan el problema negando que exista la conciencia. Cuando he propuesto el tema a mis colegas la respuesta frecuente es: \Oh, la conciencia. . . es s¶ olo 59 una ilusi¶ on. Ahora, d¶ejame continuar mi trabajo". Est¶ an muy involucrados en los detalles de las sinapsis pero eluden las cuestiones m¶ as dif¶³ciles. Aunque muchas personas colocar¶³an a Dennett entre los materialistas, podr¶³a coloc¶ arsele entre los que niegan la existencia de la conciencia. Dennett mismo rechaza tal designaci¶ on, pero muchos que han leido Consciousness Explained llegan a la conclusi¶on opuesta. La provocativa tesis de Dennet de que la conciencia no es sino \una m¶ aquina virtual" corriendo en el cerebro es, sin duda, parcialmente responsable de esta impresi¶ on. Al leer su discusi¶ on del modelo de bosquejos m¶ ultiples de la conciencia tuve la impresi¶ on de leer una detallada descripci¶ on de la operaci¶ on de un motor de combusti¶ on interna s¶olo para concluir que un coche es \s¶ olo una ilusi¶ on". Hay muchas formas de tratar con los problemas sin resolver de la ciencia. Una es ignorarlos hasta que tengamos los medios para llegar a una respuesta. Esto, en esencia, es lo que hacen muchos neurocient¶³¯cos. Con todo, decir que el fen¶ omeno no puede ser explicado por ahora, es muy diferente a decir que el fen¶ omeno en cuesti¶ on no existe. En palabras de Chalmers, quienes niegan la existencia de la conciencia \no toman seriamente a la ciencia". S¶ olo el comienzo Puesto que ahora es posible estudiar el comportamiento de sistemas complejos como el cerebro y puesto que las t¶ecnicas experimentales permiten trazar la actividad de neuronas individuales, estamos en posibilidad de enfrentar las siguientes preguntas: >c¶omo lleg¶ o el cerebro a ser lo que es? >c¶ omo se desarrollaron las funciones cerebrales? El debate acerca de la naturaleza de la conciencia nos ayudar¶ a a entender la identidad de la especie humana y lo que nos separa del resto del reino animal. Aunque las respuestas no vendr¶ an pronto, es agradable el hecho de que est¶e abierta la pol¶emica y podamos participar con cient¶³¯cos y ¯l¶ osofos para desentra~ nar los misterios de la conciencia. cs