Los regímenes fluviales complejos Los regímenes fluviales complejos son propios de los grandes colectores que reciben aportes de numerosos ríos, cuyas aguas tienen su origen en climas diversos. – El Ebro (Pico Tres Mares - Amposta) es el río de régimen más complejo, pues se alimenta de afluentes cantábricos, pirenaicos e ibéricos pertenecientes a climas tan contrastados como el oceánico, el de alta montaña, el mediterráneo continentalizado y el mediterráneo puro, lo que atenúa la variabilidad interanual de su módulo. Así, en su cabecera tiene un régimen pluvio-nival oceánico; los afluentes pirenaicos aportan un componente nival y caudales relevantes; los afluentes ibéricos proporcionan un régimen pluvial mediterráneo; y el centro de la cuenca posee elevadas pérdidas por razones climáticas y antrópicas. Pasa por Logroño y Zaragoza. – El Duero (Picos de Urbión – Oporto) tiene su cuenca circundada por montañas que aportan ríos procedentes del Sistema Ibérico, de la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica y de la vertiente norte del Sistema Central, todos de régimen pluvio-nival, con máximo caudal en primavera debido al deshielo y a las precipitaciones. A su entrada en los llanos de la Meseta, estos ríos pierden bastante caudal, especialmente en verano, por lo que el régimen se torna pluvial mediterráneo continentalizado. Desde que este río sale de la Meseta, los afluentes portugueses, alimentados por lluvias de régimen oceánico, incrementan el caudal del Duero y hacen su estiaje más corto, adquiriendo un régimen pluvial oceánico. Pasa por Soria y Zamora. – El Tajo (Sierra de Albarracín - Lisboa), en su cabecera en el Sistema Ibérico y en su curso alto, donde recibe los aportes del Sistema Central, presenta régimen pluvio-nival, con aguas altas en abril y un segundo pico otoñal. Según avanza hacia el centro de la cuenca adquiere un régimen pluvial mediterráneo continentalizado, con crecidas equinocciales y acusado estiaje en verano. En el curso bajo los afluentes portugueses de la Sierra de Estella incrementan su caudal y aminoran su estiaje, al tener régimen pluvio-nival o pluvial oceánico. Pasa por Toledo. – El Guadiana (Lagunas de Ruidera - Ayamonte) depende exclusivamente del ritmo de las precipitaciones, pues carece de aportes de nieve o nivales. En su cabecera tiene régimen pluvial análogo al oceánico, con máximo en invierno, y se caracteriza por la regularidad. En el resto del curso del río, el régimen es pluvial mediterráneo continentalizado, incluso en la desembocadura, donde los aportes portugueses reflejan ya la transición al clima subtropical. Pasa por Badajoz. – El Guadalquivir (Sierra de Cazorla - Sanlúcar de Barrameda) tiene en su cabecera y en los afluentes de su derecha un régimen pluvial mediterráneo continentalizado; más adelante, el Guadiana menor y el Genil le aportan la influencia del régimen nivo-pluvial de sus cabeceras (máximo primaveral por el deshielo y las precipitaciones). Desde entonces recupera su régimen pluvial hasta la desembocadura. Estas características le proporcionan sus peculiaridades respecto a los grandes ríos meseteños: disminución del caudal en invierno, aunque sin bajar del valor modular, máximo principal en primavera y estiaje menos largo y profundo. Pasa por Córdoba y Sevilla.