Derecho Procesal, concursal y arbitraje Newsletter trimestral (octubre – diciembre 2014) Autor: Reyes Martínez Las posibilidades de oposición a la ejecución provisional de condena dineraria en los supuestos de insolvencia del ejecutante. El régimen de ejecución provisional de sentencias de condena dineraria en la jurisdicción civil se encuentra regulado en los artículos 524 y siguientes de la Ley 1/2000, de Enjuiciamiento Civil (en adelante, LEC). Una vez despachada ejecución provisional frente a una sentencia de condena dineraria, la LEC no brinda al ejecutado la posibilidad de oponerse a dicha ejecución, permitiéndole exclusivamente que se oponga a actos ejecutivos concretos de procedimiento de apremio, y siempre y cuando concurran una serie de circunstancias de hecho de difícil prueba: la causación de una situación absolutamente imposible de restaurar o de compensar económicamente mediante el resarcimiento de daños y perjuicios. Además, para el caso de que el ejecutado se oponga a los actos ejecutivos concretos del procedimiento de apremio solicitados por el ejecutante, la ley le impone determinadas cargas, en concreto la indicación de otras medidas o actuaciones ejecutivas que sean posibles y no provoquen situaciones similares a las que causaría, a su juicio, la actuación o medida a la que se opone, así como el ofrecimiento de caución suficiente para responder de la demora en la ejecución, si las medidas alternativas no fuesen aceptadas por el tribunal y el pronunciamiento de condena dineraria resultare posteriormente confirmado. Todo ello, so pena de inadmisión de la oposición, decisión que no es objeto de recurso. Con esta regulación, el ejecutado tiene que asumir, con carácter general, el riesgo derivado de la insolvencia futura del ejecutante, esto es, el periculum in mora derivado del tiempo que se tarde en resolver el recurso, lo que en principio parece razonable. El problema surge cuando se impone ese mismo régimen en aquellos supuestos en los que consta acreditada, sin ningún género de dudas, la imposibilidad actual de la parte ejecutante de devolver las cantidades que reciba a través de la ejecución provisional. Estos supuestos podrían reducirse a tres: (i) encontrarse el ejecutante en situación legal de concurso de acreedores, (b) estar en situación fáctica de manifiesta insolvencia o, (c) estar radicada en un estado que forme parte de los denominados paraísos fiscales, ya que en este último caso resulta imposible contar con la cooperación de estos estados extranjeros en el reconocimiento y ejecución de una eventual sentencia revocatoria, si el dinero ha sido transferido a estos países. Con el advenimiento de la crisis económica, estos supuestos, que en un principio eran aislados, se han multiplicado considerablemente, lo que ha generado un gran debate, ya que una interpretación literal de la LEC privaría de sentido el recurso de apelación y/o casación. Se impone, en consecuencia, una búsqueda de una interpretación de los artículos 528.3 y 530.3 de la LEC en consonancia con lo señalado por el Tribunal Supremo en su Sentencia de fecha 21 de noviembre de 1994, en la que se manifiesta lo siguiente: “Las normas jurídicas sean interpretadas de manera que conduzcan a soluciones que no se adaptan al contenido y filosofía que inspira el cuerpo legal en el que están inserta o las mismas lleguen a ser absurdas e inoperantes.” Sin duda alguna, una interpretación literal de los citados artículos conduciría a soluciones inoperantes, puesto que, como consecuencia de la posibilidad de ejecutar provisionalmente la sentencia, el derecho a la tutela judicial efectiva del ejecutado quedaría cercenado. La redacción de los artículos 528.3 y 530.3 de la LEC es contradictoria a la hora de determinar el carácter acumulativo o alternativo de los requisitos de propuesta de actuaciones ejecutivas alternativas, y prestación de caución por parte del ejecutado. Doctrina y jurisprudencia han dado prevalencia a lo dispuesto en el artículo 539.3 de la LEC, el cual prevé los dos requisitos antedichos como alternativos, por cuanto atenta contra la lógica que se permita una ejecución provisional por parte de un litigante insolvente que imposibilitará en su caso la devolución de lo cobrado, si la sentencia es finalmente revocada. La finalidad de la norma es facilitar la ejecución provisional de las sentencias de condena dineraria como principio general, pero de ello no se sigue que, supuestos excepcionales, estando perfectamente acreditada la insolvencia actual del ejecutante, la misma norma deba aplicarse de forma radical, convirtiendo en definitiva una ejecución que con arreglo a la propia LEC no debería serlo. 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