Proyecto de ley sobre abusos de publicidad

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Proyecto de ley
sobre abusos
de publicidad
Eduardo NOVOA MONREAL
Presidente del Instituto de
Ciencias Penales
Es un hecho comprobable por cualquier
persona que no haga vida ile claustro, la existencia de un buen número de diarios y publicaciones periódicas cuya principal característica
consiste en su hábito de d<ir preferencia en
sus páginas a todo lo que signitique escándalo
o estridencia. Cuando así so obra por razones
J.- lucha ideológica, especialmente política, poilt I;I L-siiiiKirse que esa forma de publicidad se
mantiene dentro del lunik: de lo tolerable.¿Pero
í\u¿ decir de aquella que se esmera pur dar la
nota alia difundiendo infui mariones o conii-ntarios sensacional islas acerca de los sucesos
más truculentos o sórdidos que ocurren en la
vida social?
Porque muchos de esos periódicos parecen
destinados exclusivamente a dar resonancia a
los hechos más bajos, vituperables o repugnanles del acontecer diario. Sus titulares más desUicados, sus páginas principales, sus mejores esuiu¿os gráficos, se reservan para exhibir a sus
lectores, COH indisimulada fruición, aquellas manifestaciones más crueles ó morulmenle más
repulsivas dol actuar humano.
Coleccionar los títulos que algunos de esos
diarios dedican a estas crónicas de su prefe-
rencia, podría dar base pat-a un interesante estudio psiquátrico de redactores cuya máxima
hazaña parece ser la de llegar a escribir: "Padre degolló a su pequeña hija y luego bebió
su sangre" o "Parlamentaria ebria gritaba obscenidades en plena Plaza de Armas". En ellos
se agotan los esfuerzos de imaginación para
producir el mas fuerte, impacto emocional y
moral en los lectores, mediante la presentación
de los hechos más anormales, abultando sus
proporciones, por añadidura.
El éxito comercial que periodistas de este
jaez logran en la gran masa alienta naturalmente la aparición de otros periódicos dol mismo corte, y con ellu sobreviene una emulación
que no se detiene ante ningún exceso. Una carrera desenfrenada por sobrepasar al rival, en
e.sta ruta ascendente de la indecencia y de lo
tremebundo, parece no tener término.
Ko parece, sin embargo, que deba buscarse
en el alan de lucro, evidentemente colmado
para los editores de tales publicaciones, la
única explicación de la actitud de los plumarias que les suministran el material. Poco prohable, aun cuando no siempre pueda ser descartada, puede estimarse la posibilidad de que
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la anime un propósito de lucha social, dirigida a demostrar que una sociedad, que dice
estar organizada sobre bases morales sólidas,
exhiba lacias reveladoras de una corrupción
interna próxima a irrumpir desbordantemente.
¿No pudría el psicólogo experto descubrir su
raíz en el ansia de abatir sentimientos y conceptos de nobleza y de bondad, para rebajar a
los demás a un nivel que permita no reconocerles odiosa superioridad? Un complejo de inferioridad moral podría hallarse mucha veces
en la base de estos desbordes.
Publicidad de esta cíase va unida muy Frecuentemente a formas llenas de grosería y mal
gusto, sin perjuicio de que en oportunidades
sirvan para evidenciar ¡lisiadas y mal aplicadas
manifestaciones de ingenio.
De manera que, por su fondo y por su forma, esas publicaciones ofenden al público: explícitamente a las personas que sienten menoscabado el respeto a la dignidad humana con
la difusión pública de tales infundios, que agravian aun a los que quisieran rehuirlos por la
forma ostentosa en que se exhiben en los lugares públicos; implícilamenle, a aquéllos que
no advierten su mala clase y se solazan con
ellas o las favorecen económicamente debido a
una falta de madurez cultural, intelectual o
moral de la que no son responsables.
¿Cómo se explica que prospere prensa de
esa índole, sin que las leyes o los tribunales
parezcan hallarse en situación de ponerle atajo?
El Decreto-Ley K> 425
Existe en Chile una legislación destinada a
reprimir los abusos de publicidad. El Decreto
Ley N-- 425, de 20 de marzo de 1925, dictado por
la Junta de Gobierno que entonces ejercía el
mando supremo, está vigente hasta ahora y tiene por objeto preciso sancionar los hechos delictuosos cometidos por medio de la piensa y
demás medios de publicidad. Pero dicho Decreto Ley, de tan antigua data y sin modificacíones posteriores necesarias para ponerlo a
tono con las nuevas circunstancias sociales y
económicas del país, no constituye en la práctica un medio eficaz para impedir publicaciones abusivas de la naturaleza de aquéllas a que
nos referimos.
Por una parle, la penalidad contemplada en
dicho texto legal resulta enteramente irrisoria
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en la época actual. Baste señalar que la más
grave de las multas previstas en él (la mayor
parLe de las sanciones establecidas para trangresiones como las que se analizan, son pecunarias) asciende a diez escudos, que las más
frecuentes son de un escuda y que hasta hay
alguna de cinco centesimos ác eseudu. Es manifiesto que estas sanciones no intimidan a nadie y que, de ser aplicadas, significarían una
parte ínfima de la cuantiosa utilidad que rinde
la explotación periodística del escándalo.
La conciencia de esta inadecuación de la
penalidad aplicable es suficiente para explicar
la indiferencia o el desánimo con que los tribunales, facultados para obrar de propia iniciativa en la persecución de delitos de esta especie, reaccionan ante éstos. Hace ya muchos
años que no se conoce un solo caso en que la
justicia en lo criminal haya procedido de oficio
a instaurar la correspondiente acción en contra
de publicaciones abiertamente delictuosas.
Cabe agregar que el desinterés judicial se
exterioriza aun en aquellos casos de mayor gravedad, en que hay alguna manifestación expresa y responsable de protesta en contra de
semejantes publicaciones. Puede suponerse en
algunos casos, especialmente tratándose de magistrados no situados en las más altas categorías del escalafón judicial, un cierto temor a
los ataques o críticas que su actuación para
aplicar la ley pudiera provocar en la prensa
afectada.
Pero no es solamente la falta de sanciones
efectivas lo que conspira para dejar impunes
a los responsables de los abusos señalados. Hay
también ausencia de disposiciones adecuadas
para encarar ta represión de algunas de MIS
manifestaciones. Se deja entregada al criterio
de los jueces la calificación del daño público
que ellas causan, en circunstancias que ese
daño, en ciertas formas muy comunes dentro
de esta forma de periodismo, es tan evidente
que no merece quedar sujeto a discusión.
Proyecto de reforma de la actual legislación
Es por esto que desde hace tiempo se vienen realizando estudios y preparando proyectos
para sustituir el Decreto Ley H^ 425, o por lo
menos, para modificar y modernizar sus disposiciones.
Ya en 1947 el entonces Ministro de Justicia
don Eugenio Puga F. se dirigió a ¡os Tribunales
Superiores, solicitando su intervención; posteriormente ofició a la Comisión de Reforma del
Código Penal, en funciones en esa época, proponiéndole adoptar reformas legales. Al aña
siguiente, el Diputado señor Manuel Montalba V. presentó una moción destinada a modificar el Decreto Ley N" 425 en forma de limitar
la crónica roja.
El Instituto de Ciencias Penales designó a
mediados de 1950 una comisión formada por el
abogado criminalista don Daniel Schweitzer, el
Magistrado don Eduardo González Ginouvés y
el Profesor de Derecho Penal que suscribe estas
líneas, para que redactara un proyecto de ley
tendiente a impedir la explotación sensacionalista de la crónica roja y la pornografía en los
diarios y publicaciones periódicas.
La comisión designada evacuó un informe
en el que propuso una reforma del Decreto Ley
sobre Abusos de Publicidad, que después de
aprobado por la Asamblea General dol Instituto, fue enviado al Ministerio de Justicia ül 9
de noviembre de 1950. Ni el entonces Ministro
de Justicia ni Ministros posteriores de la misma secretaría, de Educación Pública o del Interior, a los cuales también fue remitido el proyecto así elaborado, en sucesivos intentos de
interesar por ¿1 al Ejecutivo, lo utilizaron para
iniciar el trámite legislativo necesario. Todos
coincidieron con la urgente necesidad de abordar el problema, pero ninguno quiso ponerle...
el cascabel al gato.
El Proyecto del Institulo de Ciencias Penales combate la crónica roja sensacionalista
fijando marcos materiales máximos para las
noticias o informaciones relativas ¡i crímenes,
simples delitos y suicidios. Se prohibe utilizar
para ellas más de una columna, se suprimen
las Fotografías o grabados relativos a hechos
punibles, se impone un tipo de imprenta de
tamaño equivalente a los menores que se empleen en el respectivo diario o periódico y se
fija un máximo de palabras. Con ci objeto de
evitar que estas restricciones sirvan de pretexto
para coartar la libertad de critica política, se
exceptúan de ellas a los hechos relativos a la
seguridad del Estado, a los delitos cometidos
por funcionarios públicos y a los que tengan
transcendencia política, nacional o internacional. Para reprimir ta pornografía faculta a las
autoridades administrativas para impedir que
las publicaciones de carácter licencioso o que
puedan constituir un peligro para la juventud,
sean ofrecidas o exhibidas en público, concediendo a los afectados por la medida el derecho de acudir de inmediato y sin trámite alguno en reclamo a la Corte de Apelaciones
correspondiente, la que resolverá en el acto la
discrepancia. Establece, además, la presunción
legal de que el ultraje a las buenas costumbres
tiene por objeto la perversión de menores cuando se ofrezcan a éstos las publicaciones o imágenes o cuando la actividad de venta se desarrolle dentro del radio de doscientos metros de
una escuela, colegio, instituto, universidad o
establecimiento educacional o de asilo destinado a la niñez o a la juventud.
Aparte de lo anterior, el Proyecto citado
aumenta las sanciones pécunarias del Decreto
Ley N- 425 y adopta medidas para evitar que se
eluda la responsabilidad de los que han llevado
a cabo la publicación delictuosa, predeterminando ciertas personas a las cuales va a exigir
responsabilidad c impidiendo la práctica de designar directores responsables a individuos que
no son los que efectivamente desempeñan el
cargo, sino que se prestan para soportar las
consecuencias legales de tos desmanes del auténtico director.
La impasibilidad gubernativa ante tan grave
problema y su indiferencia ante la solución legal sugerida por el Instituto, llevó a este organismo a señalar como uno de los temas oficiales de las Segundas Jornadas Chilenas de Ciencias Penales, celebradas en agosto de 1954, a
"La publicidad como factor criminógeno". La
materia fue abordada desde el triple ángulo periodístico, jurídico y criminológico y hubo consenso en orden a que no admitía dilaciones la
adopción de las modificaciones legales necesarias.
Muchos periodistas, que miraron como un
peligro para ellos la posible aceptación del proyecto del instituto de Ciencias Penales, obtuvieron del Gobierno en 1952, que designara una
Comisión Oficial encargada de resolver las modificaciones que debían introducirse al Decreto
Ley N" 425. Dicha Comisión fue presidida por
el Senador José Maza e integrada por Ministros
de Corte, abogados y periodistas. Concluyó ella
redactando un proyecto que tuvo acogida en
el Ejecutivo y que fue enviado al Congreso, sin
que adelantara posteriormente en sus trámites
legislativos. Dicho proyecto procura el mejoramiento del D.L. 425 en aspectos administra157
tivos y eleva muy moderadamente la penalidad.
perú no contiene las disposiciones especiales
necesarias para combatir la crónica roja y l;i
pornografía.
El pi'oyecto de 1962
Desde que se inició la gestión del actual
Gobierno se manifestó preocupación por ir a la
modificación de la legislación vigente sobre
;il)us(js tic publicidad. Varias comisiones sucesivas trabajaron L-II este sentido, hasta que en
1962, bajo la dirección del Ministro de luí
señor Enrique Orlúzar, se llegó a una redacción
completa del proyecto modificatorio, el que fue
enviado al Congreso el 21 de enero último. Este
úHimo proyecto sigue muy de cerca los principios inspiradores de! Proyecto del Instituto
de Ciencias Penales de 1930. especialmente en
materia de represión del sensacionalismo en la
crónica roja. Desafortunadamente, eliminó un
importante precepto contenido en aquél sobre
medidas en contra de la pornografía. Pese ;i
ello, no puede dudarse que es el proyecto más
amplio en cuanto a puner al día las añejas
disposiciones del Decreto Ley N 42f¡, pues se
extiende a materias que antes no habían sido
consideradas.
Desde que se hizo pública la preparación
de dicho Proveció de Ley, se lia podido apreciar una cerrada oposición a él por parle de
la mayor parte de los periodistas, a la que ha
adherido ta casi totalidad de los sectores politicos de izquierda. Se lo ha llamado "Ley Mordaza" y se lo ha calificado como de "inspiración
fascista".
Argumentos en contra del Proyecto
Examinemos, pues, las principales razones
que pueden darse para atacar un proveció de
esta especio, sea que ellas hayan sido esgrimidas hasta ahora por sus adversarios, sea que
hayan sido expresadas en otras oportunidades
y lugares ante tentativas similares.
Un primer argumento se basa en que la
verdad no debe ser ocultada, por cruda, desagradable, chocante o cruel que ella sea; mediante ella se conseguiría que la sociedad tome
conciencia de sus lacras y se facilitaría una
reacción en contra de éstas. No denunciar los
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vicios seria iavorecer su desarrollo exulto; conocerlos, tonifica a los miembros sanos de ¡a
sociedad, los pone sobre aviso acerca de los
peligros que ellos acarrean, despierta en el pueblo el sentido de la importancia de la crimi
nalidad, facilita los esfuerzos que se hagan para
proteger a la sociedad y constituye una ayuda
\ .••.nmuio a la acción policial
Otros arguyen que toda medida que tienda
a restringii en cualquier Forma la libertad de
piensa o el derecho a dar información sobre
sucesos que interesan n la colectividad, constituye mi atentado en contra de las garantías
constitucionales y los derechos humanos reconocidos por las naciones civilizadas. Agregan
que el público es el mejor juez \ arbitro de
la calidad de la distinta prensa; si él dispensa
su lavor a la que da acogida .i la crónica roja,
es poique ella merece su aprobación o su interés. Y si se pretende que esto ocurra por
bajo nivel cultural del pueblo, lo que corresponda hacer es elevar ese nivel y no adoptar
medidas coercitivas con la prensa popular.
Una tercera posición piensa qiiij i-slos desbordes periodísticos hacen el papet de válvula
de escape de las bajas pasiones que se esconden, ahogadas por una mayor o menor represión, en el rondo de casi tudos los hombres.
Así se explica que aquéllos existan prácticamente en lodos los países del mundo. Impedir
toda maní íes lacion de esta elase sería crear
una tensión peligrosa, disimulada bajo una apariencia de asepsia moral. I.as variantes de esla
posición van desde dar a aquellos desbordes L!
carácter de verdadera vacuna social contra el
delito o los vicios, hasta interpretaciones rebuscadas de fondo freudiano.
P;na otros, especialmcnle los periodistas,
loca únicamente a los urganismus gremiales —
Colegios de Periodislas— la función de contener los excesos de esta clase. Han de ser, según este criterio, los que dominan Ir. naturaleza
y carácter de la i unción periodística, los que
podrán adoptar las medidas más adecuadas y
que mejor garanticen el respeto de ella.
Finalmente, se da una razón política. La
prensa que destina su mejor espacio a la crónica roja y al escándalo, es la prensa de izquierda. Reprimir el sensacionalismo es atacar a
la prensa de izquierda y el propósito de fondo
que lleva a ello no es otro que un móvil de
ataque al adversario político.
Justificación del proyecto
Pero fren le a toda esta especiosa argumentación, está el consenso general de los cientf
v ios técnicos', psiquiatras, psicólogos, crimínólogos, pedagogos moralistas, magistrados
y penalistas, qiu- señalan el mal evidente que
esta ciase de publicaciones periodísticas ocasionan en l;i colectividad. Su principal efecto pacso radica en el poder de sugestión que
ellas tienen pura muchos individuos que necesui ¡Liinunití van a Quedar sujetos a su Lnfluert-
cia, cumy son lodos aquéllos que, por falla de
capacidad o desarrollo intelectual, de equilibrio
emocional o de sólida formación ética, ven ex• su imaginación por hechos delictuo
sin que cuenten con e¡ poder de Inhibición que
les permita centrar su conducta conforme a las
nautas- mínima requeridas por la sociedad
ir.npoa coinu son los menores de edad, especialmente los adolescentes, los débiles mentí
lo neurópatas, lus que acusan una pcrsonalisicopática y muchos inadaptados sociales
u tañidos psíquicos, que constituyen partidas
numerpsas dentro de la sociedad, van perturbados siis conceptos etico-sccialcs con el sensacionalismo criminal que exalta curta prensa.
Además, p;ir;i muchas mentes inmaduras la publicidad alrededor de los delitos transforma a
los crimínales en héroes dignos de ser Imitados.
Aun lus individuos maduros v etoi males sufren
un menoscabo peligroso: .se les Familiariza con
la crueldad o con lus ÍILÍOS ruines, disminuyendo la natura] reprobación que ellos deben
merecerle, v se les provoca una degradación de
sus más nobles sentimientos, debido a su permanente contacto espiritual cun hechos vituperables, rodo ello sin contar con lo (.¡tic esas
publicaciones significan en materia de enseñan• i • •
para cometer delitos y
de aviso para criminales deseosos de eludir a
la policía que los persigue.
Tur lo que se refiere a lus argumentos de
lus que se oponen ;* toda limitación de la crónica ruja, cabe también hncei- algunas observaA'in supuesto que el conocimiento de
todos lus hechos delictuosos o antisociales debiera ser ilatlo a todos los componentes de la
su, ¡rilad, siempre habría necesidad de impedir,
por dañina, la explotación sengacionalista de
la clónica roja.
Porque lo que se crítica no es ¡a ¡nforma. ion sobre delitos, redactada en forma objetiva
v concisa, sino la forma en que Ka información
se proporciona \ adereza, dándole un relieve
desproporcionado, insistiendo en !«s detalles
más escabrosos, presentándola de la manera
más novelesca posible, muchas veces desentendiéndose de la verdad o alterándola deliberadamente, formulando preguntas o sugerencias
que tienden a insinuar mó\i!es morbosos o peines de la mayor anormalidad. Vn efecto,
lo que en última instancia se busca es explotar
comerciahiu'riie la noticia sobre el delito al isa
de la satisfacción de esa avidez de sensa
ciones fuertes que manifiesta aquella parle de
la masa quf, por su bajo nivel cultural e intelectual o por su escaso refinamiento espiritual
¡tico, solamente puede hallarla en los actos más bárbaros o en las anomalías rrto
más repugnantes. No se trata pues de servir
al público mediante informaciones serias y vei ídicas, sino de halagar las bajas pasiones de
una parte de él, .\Jn la menor preocupación por
i-! malsano efecto psicológico que se tiene que
i'. Para actos ele esta naturaleza, que pn>vocan daño social, no puede invocarse la libertad di- prensa, porque ésta tiene por objeto
manifestar opiniones o dar información, pero
no preparar irresponsablemente lecturas positivamente perniciosas. No hay razón atendible,
tampoco, para que los Poderes del Estado, a
quienes está encomendada la tutela del bien
común, deleguen sus atribuciones, en tan importante1; aspectos, en los representantes de un
gremio profesional como es el de lus periodisqfné por muy respetable que sea, siempre
habrá de apreciar el problema con un criterio
parcial, desde el punto de vista de sus intereses
dónales, esto es, con un ángulo muy estrecho que no conviene a una materia ^ tanla
transcendencia social. La meior prueba de ello
es que el Colorió de Periodistas existe desde
hace varios años v hasta ahora, no obstante
los notorios y yraves abusos que a diario se
comprueban, no se sabe que haya aplicado una
sanción.
l.o que se ha expresado es válido, naturalmente, para el sensacional ismo en la crónica
roja; pero en varios aspectos, y muy en especial por lo que .se refiere a sus dañinos efectos
en la formación de la niñez v de la juventud,
puede ser extendido también a las publicaciones licenciosas y pornográficas, que casi siempre van a parejas con aquél. Aun cuando csuterrena pueda parecer más relativo, por cuanto
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hay un campo personal o subjetivo de apreciación mucho más amplio, es lo cierto que ante
determinadas publicaciones que se explayan innecesariamente sobre materias relativas a ia
intimidad sexual, que entran en relatos minuciosos y descarados sobre prácticas antinaturales del mismo orden o que exponen fotografías
Q grabados provocativos y que tienden a sobreexcitar o extraviar el instinto sexual, debe cuando menos reaccionarse en defensa del desenvolvimiento moral y físico de niños y adolescentes
y adoptar medidas para impedir que éstos reciban su mala influencia. No parece que esté
demás, sin embargo, señalar el desprestigio que
para tareas de esta índole acarrean frecuentes
campañas de "moralistas" que con criterio gazmoño quisieran impedir hasta la exhibición del
tobillo femenino. Problemas como estos deben
ser tratados legislativamente teniendo en consideración los usos y costumbres de la época,
si se quiere que sean algo más que letra muerta
en el texto legal.
Legislación vigente e innovaciones
del reciente proyecto
Analicemos ahora la forma como la legislación vigente afronta el problema de los abusos de publicidad y las innovaciones que en
ella introduce el reciente proyecto gubernativo
con el fin de procurar adaptarla a las actuales
circunstancias. Para ello es indispensable sistematizar los diversos aspectos que se contemplan.
I. Como medida scncral, el nuevo proyecto
sustituye las multas indicadas en el Decreto
Ley N? 425 (cuyas cuantías corrientes eran
% 500, S 1-000 o $ 2.000) por sueldos virales o
cuotas de sueldos vitales. Con ello no solamente se reajusta el valor de la sanción pecuniaria en relación con el poder adquisitivo actual de la moneda, sino que también se evita
que futuras dcsvalorizacioncs monetarias puedan disminuir la gravedad de las multas. El
criterio ha sido, más o menos, poner un sueldo
vital mensual por cada $ 400 o S 500 de las antiguas multas, lo que aproximadamente corresponde a la proporción de desvalorización.
II. El proyecto hace extensivas las reglas soluc abusos de publicidad no solamente a los
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impresos, diarios y revistas, sino también a las
estaciones de radiodifusión y de televisión, en
cuanto son aplicables a éstas, y particularmente por lo que se refiere a la responsabilidad
penal de directores, empresarios, etc. En ciertos casos extiende dichas reglas a los cinematógrafos.
III. Mantiene el proyecto el triple sistema de
control preventivo y aseguramiento de responsabilidad que tiene previsto el Decreto Ley 425,
consistente en: a) colocación de pie de imprenta en todo diario, revista u otra publicación,
lo que significa que deben señalarse el nombre
de la imprenta y la fecha de impresión; b) obligación de remitir cierto número de ejemplares
a la Dirección de Bibliotecas y a autoridades
:nhni?iisinilivas; y c) designación previa de un
director responsable antes de iniciar la publicación de cualquier diario, revista o escrito periódico. Es en el último de los aspectos senalados donde el proyecto contiene novedades de
importancia, pues exige designar, aparte del
director responsable, a un reemplazante de éste;
impone que la designación se haga en declaración jurada (cuya falsedad significaría incurrir
en delito de perjurio); obliga a indicar en forma visible el nombre del director y del propietario de la publicación periódica en cada uno
de los ejemplares de ésta, y establece una pena
severa para quien consienta en aparecer como
director sin serto y para el que, en el mismo
caso, ejerza la dirección efectiva. Esta última
medida tiende a evitar la actuación de pobres
diablos que se allanan a servir de testaferros
y, con ello, a dificultar o en último término á
soportar las sanciones en que incurra el director del diario o revista.
El incumplimiento de la obligación de designar director responsable tiene castigos que
comienzan en severas multas y que concluyen,
en caso de resistencia, con la suspensión de la
publicación.
IV. El Decreto Ley N- 425 establece el derecho
de toda persona ofendida o infundadamente
aludida en una publicación, para obtener que
gratuitamente se inserten en esta misma las
aclaraciones o rectificaciones que estime necesarias. Esta respuesta debe ser publicada de
inmediato y en la misma página y caracteres
del artícuío al que se refiere.
Tan útil derecho de respuesta es muy poco
respetado en la actualidad, porque las vías le-
gales para exigir su cumplimiento y para sancionar al infractor son demorosas y poco eficaces. El proyecto se ocupa de acelerar los
trámites para garantizar asi un mejor acata'miento du el.
innovaciones que merezcan ser- expuestas en un articulo de divulgación como el presente.
VI. Dentro de las materias ya examinadas, el
proyecto presenta dos brechas fáciles de ser
V. En lo relativo a !os delitos que se cometen utilizadas por la habilidad de los que buscan
por los medios de publicidad, caben también la forma de eludir la ley o de sustraerse a las
responsabilidades que ella impone. Ellas son
algunas observaciones.
Complementa el proyecto la disposición que tanto más inexplicables cuanto que hay ya una
sanciona la publicación de noticias falsas o de nutrida experiencia que demuestra que la pudocumentos supuestos o adulterados, ya pre- blicidad ilícita busca siempre escudarse tras la
vista en el Decreta Ley 425, con una norma que intervención de testaferros que, mediante un
también pena la tergiversación maliciusa y sus- precio determinado, se prestan para aparecer
tancial de hechos, declaraciones, discursos, etc., como responsables de aquélla y para soportar
medio muy socorrido para eludir la responsa- la sanción correspondiente, liberando así al verbilidad por el delito actualmente previsto, ya dadero responsable y permitiéndole, que siga
que no se trata de una noticia falsa, sino de actuando al margen de la ley.
una información deformada o lorcida, con alUna de ellas es la disposición del proyecto
jama base de verdad, pero que obtiene el mis- que permite excusar la responsabilidad por pumo resultado que la falsedad total. Para esta blicación de nolicius falsas o de documentos
clase de delitos, acepta el proyecto como excu- adulterados a los que "presenten a la persona
sas la prueba de justa causa de error o la pre- que les hubiere garantizado por escrito la versentación de una persona que haya garantizado dad de la información y que sea justiciable sin
por escrito ¡y verdad de la información. Nada trámite previo". No se requiere mucha imagihay que objeíar a la primera de tas excepcio- nación para percatarse que cada vez que se
nes; acerca de la segunda haremos una obser- persiga este delito de noticia falsa, el responvación en el párrafo siguiente.
sable va a presentar documento escrito por un
El proyecto completa la figura punible re- pobre diablo que aparezca garantizando su velativa a publicaciones obscenas, integrándola racidad.
con la difusión de expresiones, hechos o accioLa otra no es de cargo exclusivo del prones obscenos o contrarios a las buenas costum- yecto ni examen, porque aparece ya en el Debres, no considerados claramente en el texto ereio Ley N" 425. Ella se origina en el buen
vigente debido al excesivo casuísmo de éste. propósito de asegurar la eficiencia del derecho
Llama la atención que no se haya incluido en de respuesta y se encuentra en el precepto que
las disposiciones pertinentes un precepto seme- dispone que "el diario, revista, escrito periódijante al estudiado por el Instituto de Ciencias co, radiodifusora o televisora no podrá negarse
Penales y adaptado de Ja Ley francesa H° 49956, a insertar o difundir la respuesta .sin perjuicio
de 16 de julio de 1949, sobre publicaciones des- de la responsabilidad del aulor de esta". ¡Qué
tinadas a la juventud, conforme al cual debe fácil va a ser coludirse con alguien, al cual se
impedirse que se exhiban en vitrinas, puestos aluda en el diario o revista y que envíe una
de diarios o en cualquier sitio público, publi- rectificación en la que se contenga el texto decaciones u imágenes licenciosas o que puedan lictuoso! No habrá responsabilidad alguna para
constituir un peligro para la juventud. Es éste el órgano publicitario y ella recaerá entera,
uno de los pocos artículos del proyecto del Ins- también aquí, en el pobre diablo que habrá
tituto referido que no fue considerado por el acoplado oficiar de chivo emisario. Podrá sosactual proyecto gubernativo.
tenerse, al igual que en el caso anterior, que
En materia de provocación o incitación pú- tales casos de colusión permitirán, conforme a
blica a cometer delitos, y de ofensa1! contra las reglas generales de derecho, perseguir lamJetes de Estado extranjeros o de agentes diplo- bién la responsabilidad del que armó la maquimáticos de olios países, que son otros de los nación. Pero j vaya alguien a demostrar esa
delilus previstos en la legislación vigente sobre colusión!
abusos de publicidad, no hay en el proyecto en
LQ único aceptable jurídicamente es esta-
blecer que si en la respuesta o aclaración de
una persona ofendida o aludida, se contienen
expresiones que manifiestamente constituven
delitos de publicidad, el director del diario, revista, radio o televisora deberá presentarlo ni
tribunal correspondiente para que éslc resuelva
si debe o no ser publicada.
En el proyecto gubernativo se exhibe un
visible empeño por solucionar tan irritante estado de cosas. Por una parte se aumenta la
gravedad de las penas corporales correspondientes a los delitos comía el honor, cuando
15 son cometidos por los medios de difusión
publicitaria; por otra, se ha querido ampliar
el concepto de difamación; enseguida, se ha
VII. Rubm aparte merecen los llamados "de- buscado simplificar el procedimiento judicial,
litos contra el honor de las personas" previstos en forma que la sentencia pueda lograrse sin
en la legislación penal sobre publicidad, lanío excesivas dilaciones y .sin oportunidad de arpor su importancia y gravedad, como por la gucias procesales para el querellado. Se introfrecuencia con que son cometidos con la casi duce, además, como una novedad en nuestra
completa seguridad de impunidad absoluta.
legislación, el delito de chantaje, consiiiuido
Por si solos constituyen ellos un tema es- por la exigencia da dádiva o beneficio pe
pecial, pero aun cuando se trata de materias rio, bajo amenaza, en caso de no ser concedique conciernen principalmente al interés indi- dos, de propalar o divulgar informaciones levidual del ofendido, no estará demás consignar sivas al honor, fama o reputación del afectado
¿i su respecto algunas consideraciones.
o de su familia. Debe observarse, sin embargo,
Los abogados criminalistas tienen la vieja que técnicamente pueden formularse criticas a
experiencia de recibir continuos requerimientos la redacción de las (¡guras punibles de d'!.;¡i!.'de personas que han sido ofendidas en su ho- ción y chantaje.
nor por órganos publicitarios y que desean
entablar la correspondiente acción. ¡Que desen- VÍTI. Las disposiciones vigentes sobre publicanto les produce saher por boca del crimina- caciones prohibidas, que son las que princilista consultado que, aunque tengan toda la ra- pálmenle reprimen el desarrollo del sensaciozón, habrán de seguir un juicio de unos tres Daliámo en la crónica roja, reciben del proyecaños de duración, aproximadamente, antes de to modificaciones casi íntegramente transcritas
verla declarada por la justicia! Todo esto sin del Proyecto del Instituto de Ciencias Penales.
contar con que se trata de juicios dispendiosos;
A las prohibiciones vigentes (pero jamás
con que el abogado que debe trabajar tesone- cumplidas) para publicar pie./as de un sumario
ramente durante tres años ha de cobrar un crimina! o de procesos por delilus contra I
honorario que guarde relación con su esfuerzo, honor de las personas en los cuales no se ady con que el procedimiento actual ofrece ¡antas mita prueba sobre la verdad de la imputa
argucias posibles, que podría ocurrir que aun o de Informaciones sobre delitos cometidos por
teniendo toda la razón, se perdiera el juicio y menores no se traen reformas sustanciales,
hubieran de pagar las víctimas las costas a los aparte del general aumento de penalidad que
calumniadores. Y la triste verdad es que osla permitirá hacerlas efectivas. La novedad se enes la justicia que ofrece la ley actual a los que cuentra en la disposición especifica destinada ;>
son injuriados o calumniados por la prensa o reprimir en general la crónica roja sensacionala radio.
lista.
La disposición actual sobre la materia es
Mucho se ha hablado sobre la excelencia
del honor, como muy alio bien de la persona de libre apreciación para el tribunal: cunes
humana. Se ha agregado que un atentado en ponde a ésu- determinar cuando puede "resulsu contra, significa para un hombre digno algo tar verosímilmente daño grave para las buenas
mucho más grave que despojarlo de sus bienes costumbres y para la tranquilidad pública" de
materiales. Sobre esta materia puede señalarse la publicación de noticias sobre hechos deliccomo valiosísimo el discurso inaugural de las tuosos. El proyecto parle de la liase, enl eraai lividades judiciales del año 1962 que pronun- mente aceptable, de los inconvenientes sociales
ciar;! el Presidente de la Exenta. Corle Suprema de la explotación "sensacionalisla" (es palabra
don Rafael Fonlecilla. Allí se demuestran los nueva que se introduce en el precepto) de los
inavaluables daños que puede causar a un ser hechos delictuosos y pone restricciones malchumano la calumnia, la injuria o la difamación. ríales a la publicación de iníorraaciones de este
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género, consistentes en limitación del número ticiable sin trámite previo (que es lo que sude palabras, exigencia de tipo de imprenta de cede actualmente), y que excluye a los suplemenor tamaño, obligación de usar tinta del menteros como distribuidores con responsabimismu color que el resto de las informaciones lidad penal Por lo que se refiere a las radioy prohibición de fotografías y grabados. Señala difusoras, televisoras y cinematógrafos, el prociertamente las convenientes excepciones para yecto gubernaiivo introduce normas para señalos hechos de interés político o de interés pú- lar también responsables legales, dentro de un
blico superior, necesarias para evitar que las orden de ideas semejantes. Bien discutible parestricciones sobre crónica roja permitan em- rece, en este terreno, su propósito de atribuir
plearse para coartar la libertad de expresión o responsabilidad en ciertos casos a los ampidade crítica política. Cabe, evidentemente, dis- dores o avisadores de un programa radial o de
cusión sobre el acierto del número de palabras televisión. Inexplicable resulta también que se
señalado como máximo, o sobre la distribución quiera eliminar la responsabilidad del locutor.
de ellas en relación con diversos artículos sobre No se advierte qué fundamento podría tener
hechos criminales.
esta exención; piénsese, por ejemplo, en expresiones obscenas proferidas por la radio, en maIX. El capílulo relativo a la determinación nifiestas injurias y groserías proferidas contra
de los responsables por los delitos de abusos un particular, etc. Bastaría, respecto del locude publicidad es teóricamente amplio campo tor, hacer extensiva la exención de justa causa
polémico.
de error, prevista en otra disposición.
La legislación vigente, con el afán de predeterminar responsabilidades e impedir que és- X. El proyecto contempla, finalmente, medidas
tas sean eludidas, opta por el sistema de im- varias y disposiciones generales. Fuera de la
poner responsabilidad legal, baya o no tenido simplificación muy acertada de las tramitacioefectiva intervención en el delito perseguido, al nes judiciales en los procesos criminales sobre
director responsable y al propietario: a falta estas materias, se introducen normas nuevas sodel director, al impresor, y a falta de ambos, bre prescripción de las acciones civiles y penaa ios distribuidores. Podría sostenerse que tal les, que resuelven numerosos problemas que se
régimen constituye violación de principios de habían presentado en la práctica judicial. PerDerecho Penal aceptados generalmente como mite al tribunal pedir informe al Colegio de
base de una legislación punitiva, como es aquél Periodistas sobre aspectos técnicos de la funde que no puede haber responsabilidad sin ción periodística, cuando fuere necesario tenerlos presentes en el fallo del proceso. Da una
culpa.
La realidad social y la necesidad de que regla general para aumento de las multas en el
haya una persona que en todo caso pueda ser caso de reincidencia en el delito; la multa irá
responsabilizada por actos en los que es muy aumentando aritméticamente por cada nuevo
fácil diluir la participación, ha llevado a acep- delinquimiento y será doble en el segundo. Iritar, sin mayores críticas prácticas, dicho siste- ple en el tercero, y así sucesivamente. También
ma. Podría, en definitiva, entenderse que me- dispone la obligación para los diarios y revistas
diante él se impone a los responsables legales de conserva)' por tres meses un ejemplar firde esta ciase de delitos una obligación, que es mado por su autor de los artículos que se pula de vchir activamente porque en los diaribs, bliquen con iniciales o con pseudónimo (¿y los
revistas, radios, etc. de que son directores, pro- que se publican sin firma?).
pietarios, impresores o empresarios, no se cometan delitos publicitarios. De esta manera, la
La inspiración del proyecto de reforma de
responsabilidad que recae sobre ellos podría la legislación sobre abusos de publicidad que se
ser estimada, en último término, como una res- ha analizado, concuerda con las exigencias de
ponsabilidad por delito de omisión.
bien público, y en general las disposiciones que
Sobre este punto, las novedades del proyec- en él se contienen son eficaces y acertadas. Lo
to consisten en que el director responsable no anterior no excluye, como ya se ha podido aprequeda eximido de su responsabilidad ni aun ciar a lo largo de este artículo, que haya discuando présenle al autor efectivo de la publi- posiciones suceplibles de crítica o de objeción
cación que hubiere consentido en ella y sea jus- técnica.
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