Situación energética y programas de ahorro de energía

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Situación energética y programas de ahorro de energía en el Perú1
1.
El camino hacia la eficiencia energética
Durante las últimas tres décadas han sucedido diferentes fenómenos económicos, políticos y
ambientales que han dinamizado la implementación de programas para el ahorro de energía a
nivel mundial.
1.1 Década de 1970: crisis energética
En octubre de 1973, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), por motivos
políticos más que por razones de estructura de costos, decidió incrementar el precio del petróleo
desde 1.6 dólares el barril hasta casi 10 dólares. Tal acción originó una gran crisis económica a
nivel mundial, produciendo inflación y recesión en todos los países, principalmente en los
importadores de petróleo2. Esto obligó a los países desarrollados a reflexionar sobre la posibilidad
de sustituir el petróleo con otras fuentes de energía, para evitar depender de este vital insumo,
debido a que la mayor parte de las reservas mundiales se encontraban en el Golfo Arábigo 3 (ver la
figura 1).
Figura 1. Reservas mundiales de petróleo en 1995, en miles de millones de barriles. La producción mundial en ese
momento era de un billón de barriles (figura tomada de: Oil & Gas Journal. Worldwide Production Report).
1
Este texto fue escrito a fines del siglo XX, por eso hay algunos aspectos referidos a la situación ambiental actual que
no son mencionados.
2
El libro de la energía. Forum Atómico Español, 1987.
3
th
U.S. Energy 1995. The 9 . Annual Assessment of United States Energy Policy. USEA, 1995.
1
Considerando lo anterior, los países desarrollados analizaron diferentes alternativas energéticas
con el objetivo de diversificar sus fuentes de suministro de energía. Entre las alternativas que se
evaluaron estuvieron:
A. La utilización de energías renovables como la energía solar y eólica. Desde luego, ya en
ese entonces ambos tipos de energía eran técnicamente factibles de ser utilizados, sin
embargo, no lo eran económicamente, sobre todo para la producción de energía a gran
escala. No obstante, los países decidieron intensificar las investigaciones tecnológicas para
que, en el largo plazo, estos tipos de energía fueran económicamente competitivos.
B. La energía nuclear. La tecnología para generar este tipo de energía era entonces reciente,
se venía utilizando solo desde la década de 1960 para producir electricidad. Sin embargo,
ya se conocía la ventaja de la energía nuclear de producir energía eléctrica en grandes
cantidades y a un costo más bajo que el de las plantas térmicas que funcionaban con
petróleo. Por esta razón, la mayor parte de los países desarrollados decidieron iniciar
programas nucleares intensos con la finalidad de construir centrales nucleares para
diversificar y asegurar su abastecimiento de energía. En 1998, en promedio, más del 16%
de la energía eléctrica consumida a nivel mundial provenía de plantas nucleares. En
Europa, el país que más usa este tipo de energía es Francia, cuya demanda es cubierta en
75% por sus centrales nucleares; otros países, como Japón, cubren el 35% de su demanda
con este tipo de plantas energéticas4.
C. Programas de ahorro de energía. Paralelamente, se llegó a la conclusión de que se podía
mantener el nivel de calidad de vida y el crecimiento de un país consumiendo menos
energía. Desde luego, el concepto suponía que, por un lado, la demanda de energía es
inducida por una demanda paralela de servicios energéticos, tales como alumbrado,
refrigeración y transporte, entre otros, y que, por otro lado, sí se podía prestar los mismos
servicios empleando menos energía. El ahorro de energía era como un recurso de igual
categoría que cualquier otra fuente de energía. Por lo tanto, lo que se proponía era
explotar los “yacimientos del ahorro” a través de la mejora de los hábitos de consumo, la
utilización de equipos energéticos eficientes en todos los sectores de consumo y el
mejoramiento de la arquitectura de edificios y viviendas.
4
Nuclear España, Nº 186, mayo 1999.
2
1.2 Década de 1980: globalización de la economía
Como consecuencia de la intensificación de la internacionalización de la economía (más conocida
como globalización de la economía), los países repararon en que, para ser competitivos en los
diferentes mercados, tenían que reducir sus costos de producción y, entre ellos, sus costos
energéticos. Este fue otro de los factores que impulsaron el desarrollo de programas de ahorro de
energía en esa década, ya que la competitividad se había convertido en la piedra angular para
conquistar otros mercados.
1.3 Década de 1990: crisis ecológica
Durante esta década los científicos advirtieron que el contenido de dióxido de carbono (CO2) en la
atmósfera se estaba incrementando de manera importante y pronosticaron que esto produciría el
calentamiento de la Tierra, es decir, lo que se conoce comúnmente con el nombre de efecto
invernadero.
De hecho, se ha demostrado a través de rigurosas mediciones que, durante el siglo XX, la
presencia de este gas en la atmósfera ha crecido en un 20%, lo que ha dado origen a que la
temperatura de la Tierra aumente en aproximadamente 0.5 °C. De seguir esa tendencia, y si no se
hace nada por evitarla, se pronostica que en los próximos cincuenta años, la temperatura podría
incrementarse en dos grados centígrados más.
Durante los últimos años, se han detectado algunos signos que indican que dicho calentamiento
ya estaría produciendo algunos efectos en nuestro planeta. Por ejemplo, los 12 años más calientes
durante el presente siglo se han dado entre 1980 y 1995. Se pronostica que un calentamiento
prolongado podría producir la reaparición de enfermedades tropicales que ya habían sido
erradicadas ‒como la malaria, el cólera, el dengue, la fiebre amarilla‒ y también producir cambios
climáticos muy importantes, que originarían sequías en algunas partes del mundo y abundantes
lluvias en otras, pudiendo causar la migración de cientos de miles de personas en busca de
mejores hábitats para tener una supervivencia asegurada. Por otro lado, podría producir el
deshielo de los nevados, gracias a los cuales muchos valles en el mundo tienen agua permanente
durante todo el año. A ello se suma, el potencial deshielo que podría producirse en los casquetes
polares, lo que incrementaría el nivel del mar, produciendo inundaciones de gran magnitud en
algunos países asiáticos que prácticamente se encuentra al nivel del mar. Finalmente,
calentamientos localizados podrían romper el frágil equilibrio de los ecosistemas de algunas partes
3
del mundo, propagándose en el tiempo este efecto a nivel mundial, amenazando la supervivencia
de la vida humana.
Esto viene ocurriendo por el desbalance existente entre las emisiones de dióxido de carbono ‒que
en 1995 ascendían a 6,500 millones de toneladas al año (debido principalmente a las plantas de
energía que utilizan combustibles fósiles, el transporte y la industria)‒ y la capacidad de absorción
del planeta ‒que solo es de 2,500 millones de toneladas al año y es realizada fundamentalmente
por la vegetación y el agua del mar)‒. En 1995, el 73% de las emisiones de gases de efecto
invernadero eran producidas por los países desarrollados, mientras que solo el 27% era generado
por los países en vías de desarrollo5 (ver la figura 2).
Figura 2. Desbalance mundial entre la emisión de dióxido de carbono producido por el efecto invernadero y su
absorción, 1995.
Las medidas más efectivas para reducir el efecto invernadero consisten en:
A. La implementación de programas de eficiencia energética, con la finalidad de racionalizar el
consumo de energía y de esta manera reducir las emisiones ambientales que
inevitablemente se producen cuando se genera energía.
B. La utilización de energías alternativas limpias, como las renovables, para ir sustituyendo
progresivamente las fuentes de energía que funcionan con combustible fósiles.
C. El fomento de programas de forestación y reforestación, a fin de aumentar la capacidad de
absorción de dióxido de carbono por parte de las plantas del planeta.
5
“Climate Change. State of Knowledge”. Office of Science and Technology. Estados Unidos, 1997 (más información
en: <http://www.ipcc.ch>; <http://www.wri.org/wri/climate/>).
4
Con la finalidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y de evitar el cambio
climático, durante la Cumbre de Río (Brasil) que se llevó a cabo en 1992 y a la que asistieron 172
países, se acordó suscribir el Convenio Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático.
Más adelante, en diciembre de 1997, las partes firmantes de ese convenio se reunieron en Kyoto
(Japón) para aprobar el denominado Protocolo de Kyoto. En este documento, los países
industrializados se comprometieron a reducir en 5% sus emisiones de gases de efecto invernadero
entre los años 2008 y 2012, con respecto a las emisiones del año 1990. Es decir, si en 1990 uno de
ellos emitió un millón de toneladas de CO2, en el período 2008-2012 debe haber emitido como
máximo un promedio de 950,000 toneladas por año.
2.
Situación energética del Perú
FIG. I.1.10
PERÚ: Reservas comerciales y Producción Comercial, 1998
4,5%
9,6%
8,4%
URANIO
68.2%
30,6%
PETRÓLEO
CARBÓN
HIDROENERGÍA
GAS NATURAL + LÍQUIDOS
0,1%
46,9%
17,7%
14%
RESERVAS
PRODUCCIÓN
FUENTE: BALANCE NACIONAL DE ENERGIA
1998 / OTERG - MEM
Figura 3. Reservas comerciales de energía en el Perú y producción comercial, 1998.
En el Perú, las reservas probadas de energía comercial ascendían en 1998 a 467 millones de TEP6,
reservas de las cuales, el gas y los líquidos del gas natural suman casi la mitad. Por ejemplo, la
producción de energía comercial en 1998, se basó predominantemente en el petróleo,
representando el 68.2% del total (equivalente a 5.71 millones de TEP al año). De ello se puede
deducir que nuestro consumo está basado en una fuente de la que tenemos escasas reservas. Por
otro lado, la producción de energía secundaria en ese año fue de 9.94 TEP, siendo los
hidrocarburos los más importantes con un 83.2% (gasolina, kerosene, diesel, petróleo residual y
gas licuado de petróleo ‒GLP‒, entre otros), seguidos por la electricidad en un 14.9%.
6
Una TEP es una tonelada equivalente de petróleo.
5
3.
Programas de eficiencia energética en el Perú
El Perú desarrolló acciones de ahorro de energía desde 1973, año en el que se produjo la gran
crisis energética a nivel mundial debido al incremento del precio del petróleo. En ese entonces,
nuestro país importaba este insumo en cantidades considerables, ya que nuestra producción era
muy limitada. Sin embargo, estas acciones de ahorro de energía fueron periódicas y no sostenibles
en el tiempo, debido a que la fuerte subvención que tuvieron durante las décadas de 1970 y 1980
tanto las tarifas eléctricas como los combustibles desalentaba la realización de estos programas.
Más adelante, en 1985, fue creado el Centro de Conservación de Energía y del Ambiente
(CENERGIA), entidad que desde entonces realiza una tarea pionera, principalmente en la
promoción de la eficiencia energética en el sector industrial.
Luego fue creado el Proyecto para Ahorro de Energía (PAE) a fines de 1994 por el Ministerio de
Energía y Minas, con el objetivo de desarrollar acciones de ahorro de energía, en vistas a que no se
tenían márgenes de reserva suficientes como para soportar la reactivación económica y el
crecimiento del índice de electrificación que se venía produciendo desde 1993. A ello se sumaban
los pronósticos acerca de que los años 1995 y 1996 serían secos, lo que sin duda afectaría a
nuestro sistema hidroeléctrico, reduciendo más la oferta y el margen de reservas y poniendo en
riesgo el normal desarrollo del país. Debido a esta situación, el objetivo principal de la campaña
durante 1995 y 1996 fue evitar que se produjeran racionamientos en el Sistema Interconectado
Centro Norte (SICN) a través de la reducción de la demanda en 100 MW. Esto se cumplió, ya que
durante esos dos años no se registraron restricciones de fluido eléctrico en ningún momento.
(Texto
tomado
de:
<http://intranet2.minem.gob.pe/web/archivos/dge/publicaciones/uso/1/01/03/01/I.1.Situaci%C3
%B3n%20Energ%C3%A9tica.htm#1.
EL CAMINO HACIA LA EFICIENCIA ENERGÉTICA>.)
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