ESPACIOS ECONÓMICOS ALTERNATIVOS COMO FORMA DE

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ESPACIOS ECONÓMICOS ALTERNATIVOS COMO
FORMA DE ACCION POLITICA. NUEVAS REDES DE
INTERCOOPERACION Y AYUDA MUTUA EN
ANDALUCIA1
Lucía del Moral Espín
Universidad Pablo de Olavide
[email protected]
Esta comunicación ofrece un marco, basado en las teorías
feministas del cuidado y las propuestas de proliferación
económica, para el estudio de espacios económicos alternativos.
Entre las diversas iniciativas que engloba este término, el estudio
se centra en las que, con un fuerte componente inmaterial, tienen
que ver con la intercooperación y la ayuda mutua a través del
intercambio de servicios. Se presenta una perspectiva histórica de
su evolución desde el s XIX para luego centrarse en la situación
actual en Andalucía y analizar dos casos concretos -tipo, gestión,
motivaciones, dificultades- Se plantea que estas iniciativas
pueden ser entendidas como forma de construcción de lo común y
por lo tanto forma de acción política.
Licenciada en Ciencias Políticas por la UGR es becaria FPU en el
departamento de Economía de la UPO, Sevilla y socia colaboradora de
Taraceas S. Coop. And. Pertenece al grupo de investigación
COMPOLITICAS Sus áreas de trabajo están relacionadas con la teoria
feminista, las dinamicas del cuidado y la economía social.
Economía feminista, geografías económicas, sostenibilidad
de la vida, espacios comunitarios de intercambio,
componente afectivo del trabajo, crisis
Introducción
En los últimos años venimos asistiendo a la proliferación de nuevos tipos
de redes de intercooperación y ayuda mutua que, con frecuencia,
implican la creación de formas alternativas de moneda. Andalucía no ha
sido ajena a este proceso y prueba de ello son los diferentes bancos de
tiempo y redes de trueque, grupos de consumo ecológico o las
1
Esta investigación se enmarca en un trabajo más amplio de tesis doctoral que, con una dimensión
europea, incluye casos de estudio de la región North West de Inglaterra y de la Emilia Romaña italiana.
2
cooperativas de servicios financieros solidarios surgidas recientemente en
nuestra comunidad. La idea de partida de esta comunicación es que estas
redes pueden ser analizadas como espacios económicos alternativos
(EEA), es decir, como circuitos de consumo, intercambio y producción
sostenidos a lo largo del tiempo y del espacio que interrumpen y tratan
de desestabilizar la identificación de la economía con el capitalismo. La
creación de formas alternativas de moneda es una estrategia política que
si bien nunca ha sido hegemónica, se remonta a la tradición de los
socialistas utópicos, resurge con los movimientos contraculturales de los
60 y, en la actualidad, vive una nueva reactivación. Desde esta
perspectiva, entendemos que buena parte de las personas que participan
y promueven estos EEA lo hacen como forma de acción política, para
explorar posibilidades de organizar la vida económica y las relaciones
sociales de forma más justa y ecológicamente sostenible.
Partiendo de estas ideas, en este texto se examinarán algunas de las
experiencias de este tipo que se desarrollan actualmente en Andalucía.
Para ello enlazamos perspectivas politológicas con las propuestas y los
métodos de la teoría feminista y la geografía económica. En primer lugar
se propone un marco de análisis interdisciplinar para el estudio de EEA
que permita definirlos y explorar los principios teóricos que los informan.
A continuación se indaga sobre los límites, retos y potencialidades que
ofrecen desde una perspectiva histórica y en un contexto de crisis global.
Posteriormente se presenta el estudio de casos como estrategia para
analizar su tipología, forma de organización y las motivaciones que llevan
a participar en ellos. Por último se cierra con un apartado de conclusiones
y reflexiones finales.
1 Marco teórico
El marco teórico de este trabajo plantea una relectura desde la Ciencia
Política de los debates que desde hace tiempo se plantean desde
Economía Feminista y la Geografía Económica.
La Economía Feminista parte de la idea de que así como las concepciones
3
y prácticas dominantes de atribución, adquisición y justificación de
conocimiento sistemáticamente perjudican a las mujeres y a otros grupos
subordinados (Stamford Encyclopedia of Philosofy, 2007), también los
trabajos tradicionalmente realizados por mujeres han sido invisibilizados
y desvalorizados. Por lo tanto, exige repensar estas perspectivas como
producto de un sistema de desigualdad de género y reformarlas de
manera que sirvan a los intereses de esos colectivos. Así, se ha
expandido exitosamente el concepto de economía hasta incluir el trabajo
no remunerado y las transacciones de no mercado. Como suele ocurrir
con toda corriente de pensamiento, la Economía Feminista no es un
bloque homogéneo; existen diferentes perspectivas y este trabajo se
apoya en la que algunas autoras han denominado ‘Economía Feminista de
la ruptura’ (Pérez, 2006). Ésta subraya la necesidad de situar los
procesos que garantizan la sostenibilidad –producción y mantenimientode la vida2 y la lógica del cuidado en el centro del análisis. La noción de
sostenibilidad de la vida pretende servir de término bisagra que permita
trascender
las
androcéntrico
dicotomías
fundacionales
del
discurso
ilustrado
poniendo “la idea básica del cuidado como objetivo
central” (Dones i Treballs, en Pérez, 2006:163). Se trata de analizar
cómo “resuelven las sociedades las necesidades de subsistencia de las
personas (…) cómo se organizan en torno a esa función primaria y
fundamental de la cual depende nada más y nada menos que la vida
humana”
(Carrasco,
2001:43).
Esto
exige
repensar
los
intereses
prioritarios de una sociedad y cuáles son las esferas relevantes para la
satisfacción de las necesidades humanas, cómo las definimos y qué
características tienen en cada momento. En consecuencia, el criterio de
valor ya no es que las esferas muevan o no dinero, “lo monetarizado
pierde su papel ex ante (…) Los mercados dejan de ser significativos de
por sí y pasan a integrar el análisis de forma derivada, por el papel que
juegan en los procesos de sostenibilidad de la vida” (Pérez:164)
Decimos procesos, porque no hablamos de un concepto que pretenda
2
Distintas autoras han planteado términos distintos para nombrar esta idea mantenimiento de la vida
(Else), aprovisionamiento social (Nelson o Power), reproducción social (Picchio). En la literatura feminista
en castellano, predomina el de sostenibilidad de la vida, desarrollado en el trabajo de Cristina Carrasco y
el Grupo de Estudios “Treballs, Institucions i Gènere” de la Universidad de Barcelona (Pérez, 2006:163)
4
captar esencias, al contrario, su objetivo es reivindicar el conjunto de
relaciones que garantizan la satisfacción de las necesidades de las
personas no como elementos y situaciones preestablecidos y coherentes
sino en continua re-creación.
Por tanto se trata de un acontecimiento
inherentemente social y no comprensible desde el mero estudio de las
actividades individuales sino desde la observación de las actividades
económicas como procesos sociales interdependientes (Power 2004 en
Pérez, 2006:165). Por ello es importante analizar la participación e
inclusión de las propias personas en los procesos de toma de decisiones
que refieren a sus necesidades.
El análisis de los modos en los que las sociedades occidentales organizan
la sostenibilidad de la vida humana, nos obliga a analizar las profundas
transformaciones que se han producido en las últimas décadas en los
hogares. La desaparición del modelo fordista, male-breadwinner, la
progresiva
(re)incorporación
de
la
mujer
al
mercado
de
trabajo
remunerado no ha tenido un eco correspondiente en el conjunto de la
sociedad: la figura del ama de casa tradicional ha tendido a desaparecer
pero el hombre ha mantenido su rol casi intacto y se han desvalorizado
las tareas que permiten la sostenibilidad de la vida. Estos procesos
acompañados por la progresiva privatización de los sectores públicos, por
una creciente necesidad de cuidados –por el envejecimiento de la
población- y por el incremento de los
movimientos migratorios,
desembocan en lo que se viene denominado: crisis de los cuidados. Para
solucionar estas cuestiones, en los hogares se recurre a diferentes
estrategias según el tiempo o el dinero disponible o las representaciones
de género dominantes: dobles jornadas –dentro y fuera del hogar- para
las mujeres, mercantilización de las tareas del cuidado, puesta en juego
de redes familiares o comunitarias-. Es necesario subrayar que en
general, todas ellas tienen como protagonistas a las mujeres con
importantes repercusiones negativas sobre su posición económica e
incluso sobre su salud.
Por otro lado, la perspectiva de la Geografía Económica, introduce un
lenguaje de la diversidad económica. De cara a repensar el objeto
5
económico y explorar la intrincada interdependencia entre las actividades
económicas monetarias y no monetarias en los hogares, en las
comunidades y en los mercados, resultan útiles las aportaciones de
Gibson-Graham3.
Esta
autora,
partiendo
de
la
teoría
cultural
e
inspirándose en una política feminista4, entiende la práctica económica
como una rica diversidad de actividades capitalistas y no-capitalistas y
propone que es potencialmente productivo entender la hegemonía
capitalista, más que como una estructura social, como un discurso
dominante5. Partiendo del estimulante mensaje Gibson-Graham plantea
la necesidad de un nuevo lenguaje económico que amplíe el imaginario
de la posibilidad económica a través de la reconstrucción de sujetos que
pueden
desear
y
representar
nuevas
formas
colaborativas
de
experimentación (micro)política que permita avanzar hacia lo que Judith
Butler denomina “desidentificación colectiva” con el capitalismo (GibsonGraham, 2006:54)6.
Estas ideas forman la base de una interesante corriente de la Geografía
Económica que viene trabajando sobre la proliferación de las geografías
económicas. Proliferación, en un sentido puramente material, pero
también como construcciones inmateriales y sociales (Leyshon et
al.2003:8). Desde los años 70, deben entenderse en el marco de la
transición de un modelo de producción y de trabajo fordista al posfordista
caracterizado por la informatización, la automatización y la hegemonía
del trabajo inmaterial y terciarizado. Esto no quiere decir que la
desaparición de la industria sea el rasgo definitorio del posfordismo, es
3
4
Sujeto híbrido formado por las geógrafas feministas Kethie Gibson y Julie Graham.
“La compleja mezcla de discursos alternativos, leguaje compartido, prácticas corporizada,
autoformación, acciones localizadas y transformación global asociada al feminismo de la segunda ola ha
nutrido nuestro pensamiento sobre la políticas de las posibilidades económicas- (...): si las mujeres están
en todas partes, siempre hay una mujer en algún lugar y esos lugares de mujeres son transformados al
mismo tiempo que las mujeres se transforman a sí mismas”. (Gibson-Graham, 2006:xxiv).
5
En la línea de Laclau y Mouffe que desarrollan un teoría posestructuralista de la política que sitúa el
discurso en el centro de cualquier proyecto político. La hegemonía conlleva la expansión, naturalización y
fijación de determinados discurso, valores, normas y percepciones compartidos (Torning 1999:89, 302 en
Gibson-Graham, 2006:55) De ahí que, según estas autoras se haga necesario aplicar el método
genealógico de Foucault al análisis económico, rastreando la evolución y el desarrollo de las formaciones
discursivas que apoyan y sostienen la economía capitalista contemporánea –pensamiento dicotómico,
metáforas biológicas y psicológicas apoyadas en la teoría evolucionista tradicional... (Leyshon et al.:7).
6
A este tipo de políticas Deleuze las llamaría “devenir en el espacio”; Foucault, “ética de la
transformación del yo”. En general, para Gibson-Graham, se trata de políticas que posibilitan la
transformación local, visibilizan las actividades económicas ocultas y alternativas presentes en todas
partes y las conectan a través del lenguaje de la diferencia (2006:xxiv).
6
más, una de las características fundamentales de este nuevo modelo es
la convivencia e imbricación de distintos modos productivos. Puede
decirse que “el posfordismo reedita todo el pasado de la historia del
trabajo, desde islas de obrero masa a enclaves de obreros profesionales,
desde un extendido trabajo autónomo a restablecidas formas de dominio
personal” (Virno, 2003:111). En la actualidad empleos muy bien
remunerados, regulados y con derechos garantizados, conviven con un
creciente sector de trabajo precario e informal, con sistemas de
ocupaciones múltiples y redes de intercambios solidarios. De hecho, se
dice que la denominada economía sumergida no es una desviación del
sistema, sino un elemento estructural del mismo (Vega et al.,2003:16).
Los trabajos del antropólogo J. Ferguson apoyan esta perspectiva al
hacer visible que los modos de organización social y económica
tradicionales nunca llegan a desaparecer del todo, simplemente son
relegados a espacios menos visibles, quedando ensombrecidas por los
modos más ‘modernos’. Este autor señala que en tiempos de crisis
cuando las supuestas ‘vías principales hacia el desarrollo’ muestran sus
debilidades puede y suelen resurgir las ‘formas arcaicas’ (Ferguson,
1999:251 en Leyshon et al., 2003:9). De ahí que las economías
dominadas por las particularidades del capitalismo –relaciones de clase y
objetivo de la acumulación...- convivan también con aquellas basadas en
la solidaridad, sostenibilidad ecológica y la justicia social (Leyshon et al.,
2003:8).
2.-Los espacios económicos alternativos7
A grandes rasgos definimos los EEA como circuitos de consumo,
intercambio y producción sostenidos a lo largo del tiempo y del espacio
que interrumpen y tratan de desestabilizar la identificación de la
economía con el capitalismo. Esta noción parte de una idea de alternativa
económica es altamente inestable y relacional, y que el concepto de EEA
puede abordarse desde una multiplicidad de perspectivas (Leyshon et al.
7
Tomamos la noción de espacio económico alternativo (en adelante EEA) del libro homónimo de
Leyshon, Lee y Williams (2003), compilación de investigaciones que diversas experiencias económicas.
7
2003:17)8. Algunas visiones lo asocian a lo opuesto a lo mainstream,
otras a la creatividad social y en general a una actitud anticorporativa;
también se vincula a la creación de espacios de trabajo más democráticos
o a estrategias defensivas frente los programas de privatización y
flexibilización; han sido vistos como motor de regeneración económica
local o moderadores efectivos de los extremos del mercado capitalista,
etc. Partiendo de estas ideas y señalando que probablemente uno de los
ejemplos más claros y menos polémicos de este tipo de espacios se
encuentre en las redes de comercio justo, el libro de Leyson, Lee y
Williams recoge estudios de prácticas tan diversas como tiendas de ropa
de segunda mano, cooperativas de trabajo asociado, uniones de crédito,
los movimientos agroecológicos, sistemas de intercambio local (LETS en
sus siglas en inglés Local Exchange and Trading Systems)
9
e incluso el
trabajo informal.
Nuestros casos de estudio están relacionados con la creación de formas
alternativas de intercambio y moneda, por lo que el análisis de los dos
últimos ejemplos resulta de especial interés. Williams y Windeback
(2003) entienden por EEA el amplísimo espectro que está más allá del
empleo formal y que contribuye a una mayor equidad social10 y
bienestar: p.e. autoabastecimiento... De ahí que concluyan que gran
parte del trabajo que se desarrolla en ciertas comunidades es ya
‘alternativo’ en el sentido en que se lleva a cabo no tanto por razones
instrumentales11, sino como parte de los mucho más amplios vínculos de
la reciprocidad social, y la ayuda mutua sea monetarizada o no. Por su
8
Definir los EEA de una manera tan amplia plantea, la necesidad de acotar las características
fundamentales de estas prácticas: la diversidad de relaciones sociales que apuntalan la actividad
económica, el grado y los criterios por los que juzgar éstas prácticas como ‘exitosas’ y las relaciones
de influencia entre ellas y otro tipo de alternativas más formales (Leyson et al. 2003).
9
Colectivo de personas que se unen a nivel local para intercambiar bienes y servicios, a través no de la
moneda oficial sino de una creada ad hoc que puede ser medida según la divisa local (libras, euros...), o
el tiempo de trabajo (10, 30 minutos)... El precio de los servicios y bienes se calcula bien sobre el tiempo
de producción, bien sobre el precio de mercado o la autovaloración de las personas implicadas.
10
Siguiendo a Amartya Sen plantean que la inequidad social se analiza mejor en términos de las
‘capacidades’ de los hogares para funcionar y reproducirse a sí mismos.
11
En estudio sobre trabajo informal, realizado en diferentes barrios del sur y del norte del Reino Unidos,
detectó que en los barrios más ricos, éste se producía por motivos de evasión de impuestos, en los más
pobres se desarrolla más entre amigos, vecinos y miembros de la familia y en un tercio de los casos, los
servicio entre vecinos, aunque hubiera intercambio de dinero, no se producían principalmente por
motivos de lucro. De hecho los pagos se hacían no tanto para compensar por el trabajo o el tiempo como
para aliviar a los que recibían el servicio de una obligación que este ‘regalo’ hubiese impuesto (Leyshon
et al., 2003:23).
8
parte Williams, Aldridge y Tooke (2003) consideran LETs como EEA en al
menos dos sentidos: 1. En relación, o como alternativa a la esfera de la
economía formal –p.e. como plataforma que permite ganar seguridad y
autoestima para luego dar el salto al empleo formal; 2. En relación a la
esfera informal, como ‘puente’ entre personas, fomenta una red de
contactos ampliada que incrementa las posibilidades de intercambios
recíprocos.
Es importante señalar que la creación de monedas y formas alternativas
de intercambio es una estrategia política que, si bien nunca ha sido
hegemónica, se remonta a la tradición de los socialistas utópicos. Por
ejemplo se encuentra en los falansterios de Fourier, o en las propuestas
Saint-Simon y Blanc (North, 2007:42). Así mismo, en la primera mitad
de la década de 1830, Robert Owen desarrolló el primer ejemplo práctico
de alternativa monetaria como desafío político al promover una moneda
asentada en las horas de trabajo (North, 2007:43). Algo después, hacia
1840, Phroudon planteaba el bank of the people entre artesanos que
funcionaría con crédito democráticamente regulado bajo los principios del
mutualismo, sin especulación o intereses y entre tanto, en EEUU, Josiah
Warren ponía en marcha en Cincinnati la denominada tienda del tiempo.
Tras sucesivos fracasos y las fuertes críticas planteadas por Marx y
Engels, este tipo de iniciativas caerían en desuso, sin embargo en ciertos
momentos, aparecerían experiencias similares pero con un carácter
básicamente defensivo, como durante la gran depresión. Su espíritu
transformador no resurgiría hasta que los movimientos contraculturales
de los años 1960 volvieran a reivindicarlas. En la actualidad, vivimos
nueva oleada de innovación monetaria que tiene su origen en la última
década del siglo XX y primeros años del XXI (North, 2007:41). Esta
nueva proliferación de procesos creativos que implican formas de
practicar la vida económica diferentes e incluso opuestas a las relaciones
sociales hegemónicas deben analizarse en interconexión con los debates
más amplios sobre finanzas éticas y sobre la naturaleza y la valoración
del trabajo
2.1 Espacios comunitarios de intercambio
9
En el marco de esta perspectiva de los EEA, el objetivo de este trabajo es
analizar una de las manifestaciones concretas de éstos, lo que vamos a
denominar
espacios
de
intercambio
(ECI):
redes
multilaterales
y
multirrecíprocas de intercambio de servicios que se valoran y contabilizan
en una unidad de cambio acordada por los/as usuarios/as de la red. Bajo
el término ECI englobamos diferentes facetas y denominaciones que
pueden presentar: las redes de trueque en las que no sólo se
intercambian servicios sino ocasionalmente también objetos; Bancos de
Tiempo (BdT), nombre que reciben estas redes cuando la unidad de
cambio es el tiempo; Bancos Comunes de Conocimiento, cuándo lo que
se intercambia es básicamente conocimientos...; algunos sistemas de
monedas locales/alternativas que crean su propia moneda. Todas
comparten el ser sistemas de reciprocidad indirecta, basados en la
confianza mutua. Las personas interesadas se inscriben indicando qué
servicios/objetos/conocimientos ofrecen y cuales se solicitan. Con esta
información se elabora una lista que se hará llegar a todas las/os
usuarias/os
que
a
partir
de
este
momento
pueden
comenzar
a
intercambiar.
Es fundamental explicitar las características ‘inmateriales’ del fenómeno.
Esto no niega una importante dimensión material en las actividades
intercambiadas -pequeños arreglos y tareas domesticas- pero subraya,
por una parte, que muchas de las actividades intercambiadas se
enmarcan en lo que puede denominarse trabajo inmaterial característico
del posfordismo (informática, idiomas, asesoramiento legal); por otra,
que el componente afectivo, comunicativo y de sociabilidad suele ser muy
fuerte en los intercambios. Así, gran parte de las actividades se vinculan
al trabajo del cuidado y sostenibilidad de la vida y con frecuencia se
realizan tareas de acompañamiento y escucha.
Por otra parte, el término comunitario remite a las dimensiones
espaciales/territoriales
que
presentan
estas
redes,
pero
no
sólo.
Mayoritariamente redes locales en las que la proximidad geográfica
favorece los intercambios y las relaciones. Sin embargo, aunque puede
resultar útil hablar de ECI de barrio, localidad u otro término que
10
implique
una
circunscripción
real,
resulta
así
mismo
interesante
entenderlas en el marco de una ‘comunidad’. Ettinger señala que
‘comunidad’ es un término relativo, que hace referencia a un grupo que
comparte intereses y circunstancias pero que no se asocia a una única
singularidad porque varias comunidades pueden coexistir dentro de un
lugar
o una
sola
comunidad puede extenderse
a
través de un
considerable espacio (2004:5). Queda aún por determinar qué influye
más para el éxito de estas experiencias, los vínculos locales de
proximidad u otro tipo de raíces sociales, culturales, políticas, económicas
compartidas que potencien la creación de ‘comunidades imaginadas’
(Ettlinger, 2004:36).
3. Planteamiento de la investigación
3.1 Objetivos e hipótesis
En los últimos años asistimos a la proliferación de distintos tipos de redes
y espacios económicos alternativos al mercado, al Estado y a la familia
pero que conviven y se entrelazan con ellos El objetivo general de esta
comunicación es examinar dos experiencias de ECI en la provincia de
Sevilla entendiéndolas como formas de acción política en un contexto de
crisis global. Este objetivo general se apoya en una serie de objetivos
específicos:
1. Analizar de los objetivos, principios y motivaciones que guían estas
experiencias.
2. Entender y comparar sus diversas lógicas y formas de funcionamiento
y gestión.
3. Analizar los retos y límites que presentan en un contexto de crisis.
La hipótesis de partida de este trabajo es que no somos robinsones,
vivimos en sociedad y necesitamos una serie de bienes y servicios para el
sostenimiento de la vida. Estos pueden ser provistos a través del Estado,
del mercado, la familia o la comunidad. Pueden ser pagados o no
pagados y las motivaciones pueden situarse entre el interés propio o el
amor y la solidaridad pero nunca se presentan en estado puro. En el
marco de las transformaciones en los hogares y en las formas de trabajo
11
resultan sugestivas las propuestas de carácter comunitario –ni individual,
ni familiar, ni estatal- que proponen las ECI. Se ha visto que los intentos
de proliferación de experiencias económicas alternativas a los discursos
dominantes no son nuevos. Históricamente han recibido una serie de
críticas en cuanto a su escala, dimensión emancipadora y capacidad de
transformación real que puede ser interesante revaluar para un contexto
occidental, actual y de crisis. En este sentido se plantea analizar estos
espacios como forma de acción política.
3.2 Metodología
Partiendo de una perspectiva interdisciplinar se opta por una estrategia
de investigación basada en el estudio comparativo, cuantitativo y
cualitativo, de casos. Se seleccionan dos ECI situados en un entorno
urbano, con más de dos años de existencia12. Esta estrategia permite
estudiar en profundidad un fenómeno complejo, adentrándonos en sus
matices y detalles. Para ello se combinan análisis cuantitativo para
conocer los datos sociodemográficos y socioeconómicos de los/as
participantes; y cualitativo -etnografía y entrevistas- referido a las
motivaciones, cambios de actitudes y grados de satisfacción de los/las
participantes. Además se desarrollará un análisis de redes sociales (ARS)
para entender las dinámicas y los contenidos de estos espacios –
volumen, contenido y dirección de los intercambio-. Esta combinación de
enfoques
y
aproximaciones
metodológicas
es
posible
porque
la
investigación se articula en torno a un número limitado de casos. Sin
embargo, es evidente que esta estrategia presenta límites en cuanto a su
extensión y comparabilidad, dificultando la identificación de rasgos
generalizables.
Las primeras etapas de la investigación se centraron en la revisión
bibliográfica, en la toma de contactos y realización entrevistas con
especialistas en estos temas de diferentes países13. Paralelamente se
procedió a la localización de las distintas experiencias. En segundo lugar
se seleccionaron los casos de estudio, en función de 3 criterios:
12
En el futuro se aumentará el número de casos de estudio analizados.
13
Rosa Amorevele (Italia), Elvira Méndez (España), Martin Simons y Tony Warne (Inglaterra)
12
•
Permanencia
en
el
tiempo:
el
fenómeno
de
las
ECI
es
relativamente reciente en Andalucía y con frecuencia estas iniciativas no
sobreviven en el tiempo. Por ello era importante trabajar con casos que
contaran con una cierta trayectoria y posibilidad de continuidad a pesar
de los periodos de inactividad.
•
Iniciativa ciudadana: el origen de este tipo de proyectos se puede
encontrar en iniciativas ciudadanas o en un impulso institucional.
Entendemos que para analizarlos bajo la óptica de la participación política
y la acción colectiva, resultaba más interesante escoger casos de estudio
del primer tipo.
•
Entorno urbano: este tipo de iniciativas se sitúan tanto en entornos
urbanos como rurales. Unos y otros son diversos y, sin negar el interés
de las especificidades que puedan encontrarse en lo rural, en esta fase de
la investigación y con el objetivo de facilitar la comparación entre los
casos de estudio se ha optado por los casos de estudio urbanos.
•
Conformidad de los propios espacios de participar en el trabajo.
Algo fundamental dada la metodología y las herramientas de recogida de
información que se van a utilizar a lo largo de la investigación.
Una vez seleccionadas los ECI, se procede, por una parte, a analizar los
materiales producidos por las propias experiencias: web, trípticos de
difusión,
boletines,
material
administrativo
interno...
Por
otra,
a
entrevistar a las personas promotoras del proceso. Del análisis de unos y
otras se obtiene una primera aproximación al tipo de espacio, objetivos y
motivaciones, organización y funcionamiento así como a su situación
actual y perspectiva de la crisis14.
3.3
Relevancia de la investigación
Se ha mencionado anteriormente que las actividades de cuidados tienen
un peso importante en las ECI, este hecho junto con el campo de
posibilidades y experimentación que este tipo de iniciativas abren en un
contexto de crisis –económica y financiera pero también política social y
14
Hasta aquí se ha llegado en la investigación. En el futuro se dispondrá de los datos obtenidos a través
del cuestionario, del ARS y de la asistencia a las actividades y momentos de encuentro y trabajo en estos
espacios. Asi mismo se profundizara en el análisis de artículos de prensa para ver la atención que los ECI
reciben en relación con la crisis.
13
cultural-van a determinar algunos elementos que subrayan el interés de
esta investigación: las transformaciones socioeconómicas y demográficas
de las últimas décadas han determinado que las dinámicas del cuidado
vengan recibiendo una creciente atención por parte de investigadores/as
(UNRISD), instituciones políticas (Comisión Europea) y colectivos de
activistas (Ecologistas en Acción). Sin embargo estos estudios, cuando
analizan la situación europea se centran bien en las políticas y servicios
públicos –nacionales, locales o regionales- bien en las soluciones
familiares o de mercado pero rara vez se enfocan desde una perspectiva
comunitaria. Por lo tanto resulta interesante avanzar en esta línea. En
cuanto al objeto concreto de estudio, los ECI, cabe decir que para el caso
español no existen estudios suficientemente consolidados que puedan
servirnos como referencia. Si en Italia o en Gran Bretaña se vienen
analizando estas experiencias desde hace una década, en España el
trabajo académico entorno a ellos es prácticamente inexistente. Por
último, en un contexto de crisis entendida en sentido amplio, diversas
voces15, vienen anunciando un incremento cuantitativo importante de
estas experiencias, tanto por la situación económica más precaria de los
hogares,
como
por
las
posibles
transformaciones
de
los
valores
imperantes y la búsqueda de modelos más sostenibles medioambiental y
socialmente. En este sentido los ECI se encuentran en la línea de
propuestas como el decrecimiento (Pallante,2009; Secretaría Confederal
Ecologistas en Acción, 2009; Latouch, 2009) o el transition movement
(Hopkins,2008)16.
4 Primeros análisis y resultados parciales
No se pueden presentar todavía resultados ni conclusiones definitivas
pues este proyecto de investigación se encuentra en sus fases iníciales.
Hasta el momento se ha venido trabajando en las preguntas de partida y
el marco teórico y contextual; se ha recopilado información sobre el
surgimiento y evolución de las experiencias modernas de ECI; ha definido
el objeto de estudio y los objetivos del proyecto y se ha concretado una
15
En los últimos tiempos el número de artículos sobre estos temas en prensa, en concreto analizamos el
caso de El País o la Repubblica, ha aumentado significativamente.
16
Transition towns es una iniciativa que plantea reducir la dependencia energética y afrontar el cambio
climático desde lo local. Más información en http://transitiontowns.org.
14
estrategia y metodología que permitan contrastar las hipótesis. Para el
ámbito andaluz se han localizado y clasificado las redes existentes, se
han seleccionado los primeros casos de estudio y se han realizado las
primeras entrevistas. Con estos datos iníciales y la experiencia de venir
observando estas experiencias en los últimos dos años tanto en Andalucía
como en Inglaterra e Italia, se pueden describir algunas de sus
características y formular algunas conclusiones parciales a partir de las
que revisar las intuiciones preliminares, anticipar algunas ideas fuerza y
orientar los pasos sucesivos de la investigación
4.1 Surgimiento de las experiencias modernas de ECI
Las primeras ECI actuales surgen en Vancouver a partir de 1976 (Green
dollar). A partir de ellas se desarrollan, en los años 80 y 90, 2 líneas
diferentes, por un lado LETS en el Reino Unido y Australia, por otro los
Time-dollars en EEUU, que se trasladarían con el nombre de Time Banks
al Reino Unido y Australia. Todas estas iniciativas surgen ante las
masivas reducciones del gasto social del gobierno y las dificultades que
muchas personas encontraban a la hora de pagar los servicios que
necesitaban (Cahn, 2004; Tabachio, 2000). Paralelamente tanto las
monedas alternativas como los BdT se irían extendiendo otros países
europeos como Francia (System d'echange Local, Trocs, Reseaux
d'Echanges Reciproques de Savoirs), Italia (Banca di Tempo), Alemania y
Austria (Chiemgauer, Tauschring).
Andalucía se ha incorporado a esta oleada de nuevas prácticas con cierto
retraso respecto a nuestros vecinos europeos, pero también respecto a
otras comunidades autónomas como puedan ser Cataluña o Madrid. Esto
puede deberse a que hasta hoy se ha mantenido un modelo fuerte de
redes familiares que, en buena medida, cubre ciertas necesidades. En
cualquier caso en los últimos años se observa también aquí el
surgimiento de BdT, redes de trueque y redes de finanzas solidarias.
Actualmente según el portal (www.red-bdt.org)17 existen más de 60 BdT
17
red-bdt en España es un proyecto de la fundación holandesa STRO para promocionar y dar soporte a
BdT y sistemas monetarios complementarios a través de tecnologías apropiadas. A nivel nacional en
Italia encontramos el Osservatorio Nazionale sulle Banche del Tempo y en Inglaterra la organización
15
repartidos por la geografía española, pero concentrados especialmente en
torno a Madrid, Barcelona y, en menor medida, las provincias de Sevilla y
Cádiz. Hasta el momento en Andalucía se han localizado 13 ECI18, de
éstos, al menos 10 se encuentran activos. De ellos 8 son BdT –7
localizables a través de la web red-BdT-; 2 se identifican como red o club
de truque y han creado su propia moneda. Cuatro están gestionados por
asociaciones formales, 2 por asociaciones informales, uno es corporativo
y los otros son gestionados por los ayuntamientos de sus municipios.
Geográficamente, tres se encuentran en la provincia de Sevilla y otros 3
en la de Cádiz, uno en Córdoba, uno en Jaén, otro en Málaga y otro en
Almería. Excepto 2, todos se encuentran en municipios de más de 60.000
habitantes. Puede entenderse que tras décadas de transformaciones en
los barrios, de desaparición del sentido de comunidad y de privatización
de espacios públicos resulta difícil construir lazos y relaciones de
solidaridad y cuidado en los entornos urbanos. Sin embargo, entendemos
que es precisamente en estos contextos donde la experiencia de este tipo
de iniciativas cobra sentido como vía de posibles “territorializaciones
afectivas (y de cuidado) en la ciudad privatizada” (Precarias a la Deriva,
2005).
4.2 Casos de Estudio
Partiendo de los criterios definidos para la selección de casos, este
trabajo centra su atención en dos ECI situados en Sevilla y su área
metropolitana: el BdT del Ecolocal, Casco Norte de la capital y el Club de
Trueque (CdT) de la Talega, Alcalá de Guadaira (68.500 habitantes)19.
I. Ecolocal
El Ecolocal, es un proyecto de la asociación de educadores ambientales el
Enjambre sin Reina, surgida en 2005, formalizada a principios del 2006 y
que cuenta con 12 personas socias. Con el apoyo de la Comisión Europea
timebanking.uk que agrupan a la mayoría de estas experiencias.
18
Esto contrasta con la situación en la región Emilia Romaña donde a día de hoy el coordinamiento de
BdT de la región engloba 48 proyectos. Debe decirse que en esta región italiana se fundaron los 2
primeros BdT de Italia, el del Sindicato de pensionistas de Parma (1991) y el de S. Arcangelo de
Romagna (1994). En la región inglesa de North West encontramos 4 BdT activos y 10 en creación.
19
Cuando no se indique lo contrario, los fragmentos de texto que aparecen entrecomillados en este
apartado corresponden a entrevistas realizadas a los/as promotoras de estos ECI, en junio 2009.
16
en el marco del programa de acción JUVENTUD el Enjambre puso en
marcha en Marzo del 2007 el Ecolocal: “un centro de información y
actividad medioambiental”, desde el que “fomentar una acción positiva y
fortalecer el sentido colectivo hacia estos asuntos” por eso se abre a las
propuestas de actividades que cualquier ciudadano/a quiera plantear
(www.ecolocal.es). En estos 2 años y medio las actividades realizadas
han sido muy variadas desde charlas sobre cooperativismo, talleres sobre
conducción
eficiente,
y
consumo
responsable,
comidas
populares
ecológicas, visitas a las huertas de Sevilla capital, mercadillo libre y de
trueque o cine fórums hasta talleres de arreglo de bicicletas y, lo que en
este caso nos interesa, la creación de un BdT.
a) Tipo de red
El del Ecolocal es un ejemplo de BT en sentido puro: red de intercambios
multilaterales
y
multirrecíprocos
de
actividades,
habilidades
y
conocimientos en la que la moneda de cambio es el tiempo: el valor de
todo viene determinado por la cantidad de tiempo empleado en realizarlo.
La idea de partida es que una hora, es una hora independientemente de
la formación o capacitación de la persona que la ofrezca.
b) Organización, gestión y uso de las TIC
El BdT está gestionado por un grupo de 4 personas –en un principio 4
mujeres, ahora 3 mujeres y un hombre- que trabaja de forma rotativa,
cada 2-4 semanas cambia la persona encargada de realizar todas las
tareas de la secretaría: inscribir a los/as nuevos/as socios/as, responder
a los correos, poner en contacto a quien quiera intercambiar, actualizar el
listado de ofertas y demandas y enviarlo cada cierto tiempo –
generalmente un mes- a los/as inscritos/as… La inscripción puede
hacerse a través de la web
del Ecolocal, por
mail del BdT o
personalmente en la sede. Al contrario que en la gran mayoría de BdT la
inscripción es automática y no es necesario pasar por el trámite de una
entrevista ni pagar una cuota de entrada. Cuando un/a socio/a quiere
contactar con otro/a, simplemente se le remite el teléfono o e-mail- y se
confía que se comunicará –por e-mail, en persona o telefónicamente- a
la secretaria del BdT la duración y el objeto del intercambio para que
17
sean anotados en la contabilidad. Este sistema requiere que los datos del
BdT coexistan en diferentes formatos: correo web, hoja de cálculo y
papel lo que ha demostrado ser poco operativo. Como resultado los
ficheros no están actualizados y el equipo gestor señala que es probable
que
gran
parte
de
los
intercambios
producidos
no
hayan
sido
comunicados o registrados. Se considera muy importante que los/as
socios/as se conozcan, por ello realizó un encuentro de socios/as al que
acudieron 15 personas. Comentan que resultó muy interesante y
enriquecedor pero hasta el momento no se ha repetido.
c) Situación actual
En Enero 2009 había oficialmente 159 socios/as inscritos/as, sin embargo
tan sólo 17 realmente activos/as –10 mujeres y 7 hombres-. Sin duda el
hecho de que la inscripción sea automática favorece un número alto de
inscripciones que luego no llegan activarse en intercambios, así mismo
cabe la posibilidad que haya más personas activas que no hayan
comunicado los intercambios. La solución a los problemas de gestión
pareció presentarse con la propuesta de un estudiante de ingeniería
informática de elaborar gratuitamente un software para la gestión del
BdT. Sin embargo a la espera de que este software esté listo, lo que se
ha retrasado más de lo esperado- desde Febrero del 09 no se han
actualizados los listados de ofertas y demandas y no se lleva un registro
regular de los/as nuevas/as socios/as ni de los intercambios realizados.
d) Miembros y motivaciones:
En general gran parte de los usuario/as del Ecolocal son personas del
entorno de los movimientos sociales de Sevilla, pero no sólo. Por el
Ecolocal también pasan personas mayores, inmigrantes, gente que ha
escuchado hablar del proyecto y siente curiosidad. En cuanto a las
motivaciones de los/as socias del BdT, la opinión de Ángela, una de las
promotoras, es que “[hay] de todo, gente que viene con una mentalidad
muy instrumental pues a mí me vendría muy bien que tal y gente todo lo
contrario que buena idea, (…) la filosofía, el compartir....no, no hay un
perfil la verdad”. En cualquier caso tratan de trasmitir que “más que el
servicio concreto esto es una ideología, disfruta del BdT porque es una
18
herramienta, pero no mero...”. Por su parte la propia presentación de
BdT del Ecolocal incluye las dos cuestiones.
¿Por qué el banco del tiempo?
*Porque queremos compartir nuestros saberes, nuestros haberes
*Porque queremos rentabilizar nuestro tiempo, nuestra vida…
*Porque sabemos que valor no es igual a precio
*Porque tenemos mucho que ofrecer y que recibir
*Porque podemos y queremos ofrecer y recibir sin que intervenga el dinero
¿Qué es?
Un sistema de intercambio de tiempo donde poder ofrecer y recibir
servicios que cubran nuestras necesidades.
(www.ecolocal.es/BancoTiempo.html)
e) Crisis
Al no estar actualizados los datos no se puede saber con seguridad si han
aumentado el número de inscripciones e intercambios en los últimos
meses, sin embargo, creen que no. Así mismo subrayan como las
dificultades y la precariedad de la vida no es algo de los últimos tiempos,
sino que ciertos colectivos los sufren desde hace años. De ahí que
critiquen el tratamiento mediático sensacionalista de la crisis financiera.
II. La Talega.
La Talega es una asociación de consumo ético no formal que surge en
noviembre de 2005 a raíz de unas jornadas organizadas desde el grupo
ecologista de Alcalá de Guadaira, ‘Al-Wadira’, y la plataforma local del
voluntariado. Sus tres ideas fuerza son: “acercamiento a la naturaleza,
promoción de la comunidad y la ética que lo inunde todo”. La Talega
realiza compras conjuntas –productos agrícolas ecológicos directamente
del productor, placas solares, filtros de agua, productos de comercio
justo-; organiza cursos y jornadas de formación, sirve de plataforma de
reflexión e intercambio de información sobre temas como permacultura,
promoción de energías renovables… El objetivo es conseguir productos de
calidad a un menor precio, pero sobre todo impulsar un consumo mas
ético. La Talega, al contrario que otras agrupaciones de consumo, no
tiene tienda por una parte para evitar gastos extras y por otra, para
fomentar la involucración los/as miembros: los puntos de entrega de los
pedidos se sitúan en casas particulares.
19
En la actualidad está formado por 45 familias –la unidad no es la persona
sino
la
familia
cada
una
paga
3
euros
de
cuota
mensual
independientemente del número de personas que la formen- y 5
productores/as
ecológicos/as
–que
no
pagan
cuota-.
Su
mayor
peculiaridad como organización es que no tiene cargos, consideran que
de esta manera se fomenta la mayor corresponsabilidad de los/as
socios/as. Con esto consiguen una implicación relativamente alta un 60%
de las familias se implica en las tareas y prácticamente la mitad asiste a
las asambleas que se desarrollan cada dos semanas, de forma abierta y
sin orden del día. Entre asamblea y asamblea se producen encuentros
amistosos informales y un continuo flujo de información a través de
internet. Siguiendo el ejemplo de la Talega han surgido recientemente
otras asociaciones de este tipo en pueblos de la provincia. De hecho, esta
asociación destaca su extensa y fuerte una red de relaciones con otros
colectivos y organizaciones afines
a)
Tipo de red
El CdT de la Talega se pone en marcha prácticamente al mismo tiempo
que la asociación. En este caso no se trata de un BdT sino de un sistema
de moneda alternativo: como instrumento de cambio, no utiliza el tiempo
sino que crea una moneda propia, el ‘bollo’, con un valor de referencia de
medio euro. Al prestar un servicio, se ganan bollos que luego se pueden
gastar recibiendo servicios de otras personas. La cuestión de cómo
valorar el bollo fue objeto de discusión al poner en marcha el CdT: había
quien era partidario/a de hacerlo por fracción de tiempo y quien prefería
tener una moneda equiparable con el Euro, vencióvenciendo esta
segunda opción.
b)
Organización, gestión y uso de las TIC
Cada miembro de la Talega es inmediatamente socio/a del CdT y recibe
una hoja de cuentas en la que anota los intercambios que realiza –
actividad realizada o prestada y coste en bollos-. Cada persona pone
precio a sus servicios según considere justo y el valor no siempre
coincide con el precio de mercado. No existe propiamente un equipo
gestor sino que cada persona lleva su propia contabilidad. En el 2006 se
20
contabilizaron intercambios por valor de 3000€. La Talega tiene en estos
momentos dos páginas webs, una antigua –informativa- y una nueva –
más operativa-. En ambas se hace referencia al CdT y es posible
encontrar ejemplos de servicios ofrecidos por los/as miembros. Por otra
parte a gran parte del importante flujo de información y los pedidos se
producen a través de internet.
c)
Miembros y motivaciones
La Talega está formada por personas que coinciden “en que lo que nos
comemos y lo que nos venden está muy mal”. No existe un perfil claro
pero muchos/as tenían experiencia y preocupaciones
previas en estos
ámbitos y en la Talega encuentran un espacio para integrarlas y
resolverlas en su vida cotidiana. Luz Marina -colombiana que lleva
intercambiando toda su vida- promovió el CdT porque “se pueden hacer
tantas (...) siempre una cosa por otra sin gastar dinero, no tiene que ser
en el mismo momento sino cuando venga bien”, “Hay que tener el
espíritu de poder compartir con la gente y no pensar en la economía y no
hacernos esclavos del tiempo y el dinero (…) si no, no hacemos nada”.
Señala que el trueque “da libertad” porque no necesitas tanto en
propiedad y amplia la red social, lo que ya en sí es “una gran
riqueza”:“se conoce gente de todas clases, alguna dices ésta se queda
aquí conmigo para ser mi amiga y ésta no (…) porque su pensamiento y
forma de ver la vida es otra, entonces ésta ya no sirve para hacer
trueque”. Para ella la base no es tanto que exista una moneda o se
contabilicen los gastos como desarrollar auténtica confianza, ‘sabes que
luego te van a dar’.
Por otro lado, Antonio, otro de los promotores, subraya el peso de la
cuestión del tiempo en estos procesos: “para estar en la Talega la gente
ha tenido que conquistar un poquito de su tiempo.” “En el supermercado
en una hora se acaba con todo, aquí te tienes que molestar. Decir bueno
yo le dedico un tiempo a esto porque me merece la pena, hay que tener
un grado de conciencia para estar en la Talega”. La Talega requiere una
importante dedicación y trabajo por el que “no se gana nada de dinero
contante y sonante pero los beneficios son muy superiores a ganar
21
dinero”, “En estos 4 años (…) se crea una red personal que no tiene
precio”; “se da pero se recibe el triple o el cuádruple, mucho más de lo
que se da”. Este sentimiento de riqueza de lo común, del estar en red
“es la vida, lo que nos propone el modelo en el que vivimos es todo lo
contrario (...) es la muerte”, “quiere individualismo, cada uno en su
parcelita porque de esa forma somos más manejables.” Por lo tanto
plantea la construcción de la comunidad como forma de acción colectiva
hacia nuevos modelos más sostenibles.
d)
Crisis
Los/as promotores/as trasmiten la idea de que las familias de la Talega
están más protegidas frente a la crisis precisamente por esa red de
relaciones que se ha creado. Por una parte al interior de la Talega
“porque cuando tú estás en las malas, todo el mundo se vuelca”, “cuando
alguien ha estado en paro entre los socios le han salidos pequeñas tareas
y cosas, no dentro del trueque sino cobrando” o “se le han dado ideas”.
También es importante la red externa de la Talega “al estar tan
interrelacionada se vislumbran áreas de economía”, “si empieza ahora
gente a quedarse en paro (…) hay un caldo que puede dar pie a que la
gente encuentre trabajo”. Por otro lado se señala que ahora es posible la
reactivación del CdT.
d) Situación actual:
El CdT funciona durante los dos primeros años porque hay un encuentro
de voluntades. Sin embargo “se va apagando porque quizás mentalmente
la gente no tienen una necesidad”. Se señala que en la sociedad en que
vivimos el trueque hay que reactivarlo, cuando el grupo promotor se
cansa, el proceso se paraliza. Sin embargo, el intercambio, la ayuda
mutua entre los/as miembros continua de forma informal. A lo largo de
estos años se han creado relaciones de amistad y confianza mutua y ya
no son tan necesarias la moneda y la contabilidad. Sin embargo existe el
deseo y la potencialidad de reactivar el grupo, de hecho se están
recopilando las hojas de cuentas para poner en orden y actualizar el debe
y el haber.
22
III Puntos en común
A pesar de las diferencias evidentes entre el BdT del Ecolocal y el CdT de
la Talega, existen puntos en común:
a)
Se enmarcan en iniciativas que tienen unos objetivos más amplios
relacionados con el fomento de modelos de vida más sostenibles
ecológica y socialmente20.
b)
La idea se pone en marcha con gran entusiasmo pero se va
apagando con el paso del tiempo y el cansancio del grupo promotor
voluntario. Se espera que la involucración de nuevas personas en el
proyecto permita su reactivación.
c)
Subrayan la importancia de los momentos de encuentro entre las
personas socias para fomentar la confianza e incitar los intercambios.
d)
Se insertan en una intensa red de relaciones y colaboración con
otros grupos e iniciativas.
e)
Entre los intercambios más mencionados se encuentran los
vinculados con trabajos domésticos y tareas de cuidados y atención que
son valoradas porque las personas usuarias realmente expresan sus
necesidades en torno a ellas.
f)
Se mencionan dos tipo de motivaciones: una más ideológica, otra
más instrumental, aunque en la mayoría de los casos desde una cierta
afinidad, al menos desacuerdo con el estado actual de las cosas.
Las principales fortalezas y debilidades de estas dos iniciativas pueden
resumierse:
Puntos débiles
- Sesgos entre los participantes
De los procesos
- Temporalidad
- Cierta desorganización interna
De los resultados
Puntos fuertes
- Diseño del proceso
- Aprendizaje y reflexión colectiva
- Entusiasmo
- Poca claridad respecto los resultados esperados
- Flexibilidad
- Concreción y retorno
- Cuantitativamente poco significativo
- Impactos tangibles e intangibles
- Dificultades de contabilización y visibilización
- Creación de sentimiento comunitario
4.3 Críticas y problemas
20
De la misma manera la documentación dedicada a los BdT Italianos se subraya su vinculación a
proyectos medioambientales (Tabachi, 2000)
23
Gran parte de las dificultades que se presentan en este tipo de iniciativas
coinciden con las que encuentran en EEA en general. Entre otros riesgos
pueden mencionarse:
-
Moda. Actualmente este tipo de experiencias está de moda. Esto
puede fomentar la activación de proyectos que no parten de una
verdadera comprensión y compromiso con los principios y necesidades
reales que deben guían estas experiencias. Es previsible que estas
iniciativas no sobrevivan el tiempo contribuyendo a dar una imagen
negativa del conjunto. Por otro lado, la mala utilización de los términos
puede llevar a confusión21.
-
Temporalidad: si pueden ser sencillos de crear, más complicado es
darles continuidad en el tiempo y garantizar el futuro de los proyectos.
Los inicios son siempre lentos, requieren tiempo, paciencia y constancia.
-
Uso abusivo de las TIC. Sin duda las TIC facilitan el funcionamiento
de este tipo de espacios, sin embargo deben servir para fomentar y no
para sustituir espacios de relación y sociabilidad base de la confianza y la
atribución de responsabilidad reciproca
. Un directorio de ofertas y
22
demandas anónimas no es suficiente para fomentar los intercambios.
-
Dimensiones inadecuadas. Un crecimiento excesivo de la red –en
personas o en extensión- no favorece las relaciones personales. Suele ser
más útil la escisión o replicación de las redes que su continua ampliación.
Al mismo tiempo una red demasiado pequeña presenta dificultades para
resolver las necesidades de sus miembros.
-
Dependencia y/o instrumentalización por parte de las instituciones:
Aquellas experiencias de dependen del apoyo de las instituciones corren
el riesgo de formalizarse y plegarse a ciertos condicionantes o de dejar
de existir en el momento en el que dejan de recibir financiación 23. Asi
mismo cabe señalar que cuando estas iniciativas son impulsadas desde
21
Por ejemplo timebank en el Reino Unido es una organización de voluntariado tradicional
(www.timebank.org.uk)
22
En este sentido, algunas BdT italianas han abierto perfiles en facebook que son muy utilizados por sus
socios/as jóvenes y parece que han aumentado las inscripciones de este sector de la población.
23
En Inglaterra se observa el peligro de la excesiva dependencia financiera, en Italia en algunos casos
los BdT han sido utilizados por los ayuntamientos o poderes regionales para sustituir servicios que
debería prestar las propias instituciones.
24
arriba sin una verdadera voluntad política, puede ocurrir que no sea
capaz de involucrar realmente a un colectivo.
-
Conflictos internos, falta de comunicación e implicación de los/as
miembros, pérdida de confianza.
Así mismo se presentan una serie de dificultades. Algunos son de tipo
cultural y psicológico derivados por ejemplo de que la sociedad en la que
vivimos legitima sólo determinado tipo de soluciones, digamos respecto
al cuidado de los/as hijos/as. La filosofía de estos espacios escapa a las
formulas socialmente aceptadas a través de una redefinición del propio
estado de necesidad que no es fácil de admitir –de hecho gran parte de la
filosofía occidental moderna se basa en la idea de un sujeto autónomo sin
lazos de dependencia (Galcerán, 2009: 45,168,198). Se observa que las
personas socias de ECI tienden a ofrecer más fácilmente que a recibir,
quizás por falta de confianza y/o para no encontrarse en una situación de
deuda. Por otra parte como se ha señalado, los ritmos y tiempos de vida
de gran parte de la población no son directamente compatibles con estos
modelos;
requieren
una
reflexión
y
una
adaptación
de
nuestras
actividades cotidianas que si bien pueden favorecer una mejor calidad de
vida han de vencer cierta reticencia y hábitos.
Históricamente, este tipo de prácticas han sido criticadas como naïve,
utópicas o no significativas (Gibson-Graham, 2006; Leyshon et al., 2003;
North, 2007) y presentadas, tanto desde la hegemonía capitalista como,
desde sectores críticos, como “alternativas no creíbles a lo existente”
(Santos, 2004: 238 en Gibson-Graham, 2006: 57). Es más, autores como
David Harvey plantean que no hay posibilidad de que escapen a las
contradicciones del capitalismo (Harvey, 2000 en Leyshon et al., 2003:
23). En general, las criticas marxistas clásicas han puesto en cuestión: 1,
que la gente ordinaria tenga, por sí misma los recursos necesarios para
poner en práctica sus propias relaciones económicas alternativas. 2, que
un cambio técnico –una nueva moneda- en el sistema económico puede
marcar una transformación profunda de la sociedad. 3, han criticado la
aproximación liberal subyacente a las estratégicas de los utópicos de
25
cambio24.
Sin embargo, frente a estas visiones, se puede plantear una lectura más
optimista que visibiliza estos espacios como posibilidades ya existentes
de una economía más diversa e inclusiva. Ante las críticas de cooptación
o funcionalidad al sistema resulta útil subrayar que tras Foucault y
Deleuze, la intervención social y la política alternativa no puede seguir
pensándose como una acción que surge de un lugar externo y
frontalmente opuesto al sistema sino como la construcción en red de
prácticas situadas que cortocircuitan las prácticas de reproducción
ordinarias y las sustituyen por un tejido social alternativo (Galcerán,
2008:69). Si los procesos vienen impulsados desde abajo –como las
iniciativas aquí analizadas- y permiten que un número elevado de
personas
integre
de
manera
consciente
formas
alternativas
de
intercambio en su vida cotidiana que abran camino hacia espacios de
economías reales liberadas, las criticas marxistas que pueden haber sido
adecuadas para el atropismo del siglo XIX y para las iniciativas
impulsadas desde arriba pueden no serlo para las condiciones actuales.
Por ello, a pesar de limitadas dimensiones de los ECI aquí presentados,
entendemos que pueden analizarse como experiencias de (micro)política
de la vida cotidiana pero haría falta más investigación empírica en este
sentido.
Conclusiones y reflexiones finales
Comenzábamos este trabajo presentando, desde la economía feminista,
la noción de sostenibilidad de la vida que traslada el núcleo analítico del
mercado a las personas y de las exigencias de la producción de
mercancías y beneficios a la satisfacción de las necesidades humanas
(Carrasco, 2001). Dicha perspectiva enlaza con aquellas propuestas
teóricas y prácticas que tienen como objetivo desestabilizar la asociación
de la ‘economía’ con el ‘mercado’ y el ‘empleo’ y producir discursos sobre
las economías proliferadoras de formas de cooperación social que
conviven ya con el capitalismo (Leyshon et al, 2003: 14). En este marco,
24
Al ver el cambio social como resultado de ajustes tecnológicos rápidos, algunos utópicos se esforzaron
en persuadir a las elites de que sus propuestas planteaban un cambio no doloroso, apolítico que no
atacaba sus intereses sino conllevaba el beneficio común (North, 2007:52).
26
y en un periodo de crisis que es financiera y económica pero antes
política, cultural y social, frente a las críticas tradicionales acerca de su
escala, su dimensión emancipadora y su capacidad de transformación
real, cobra sentido hablar de EEA como intentos prácticos que cuestionan
la hegemonía neoliberal explorando posibilidades diversas de organizar la
vida económica y social.
Un subtipo de EEA serían los ECI, redes de personas interesadas en
cubrir, al menos, parte de sus propias necesidades y las necesidades de
las/as demás de forma solidaria –desmercantilizando ciertas esferas de
su vida. Este término engloba diferentes iniciativas de intercambio
solidario multilateral y multirecíproco, basadas en el tiempo o en una
moneda propia. Al analizar dichos espacios se ha subrayado su dimensión
inmaterial tanto por el contenido de los intercambios como, sobre todo,
por lo fundamental del componente afectivo y relacional presente en
ellos. Estas iniciativas, partiendo de la idea de que la interdependencia es
la situación común en la sociedad, no algo excepcional, ponen en práctica
alternativas de organización y diversificación de los usos del tiempo de
acuerdo a las situaciones y necesidades específicas de sus miembros y
entienden las diferencias como recurso público. Esto permite visibilizar y
revalorizar las tareas vinculadas a las sostenibilidad de la vida frente a la
hiperexplotación e infravaloración de que son objeto. Por todo ello los ECI
podrían ser considerados espacios de construcción colectiva de lo común.
En este sentido entendemos su potencial, en el marco de un proceso del
cambio de las pautas y hábitos socioculturales dominantes, para mejorar
el bienestar de la población en su conjunto en clave de bienestar
cotidiano (Torns, 2006:18-19), basado en la redistribución de la carga
total de trabajo entre todas las personas, la revisión de la organización
social del tiempo y la reducción del consumo a la capacidad de la
biosfera…. Pero para ello es necesario continuar avanzando en la
desarticulación de la construcción simbólica de la vida en pares de
opuestos: público-privado, laboral-doméstico, trabajo-ocio; naturalezacultura;
dependencia-autonomía
construcción
que
hace
y
sospechosas
ante
las
todo,
del
diferencias,
miedo
como
idealiza
las
situaciones de autonomía y crea condiciones materiales que aíslan a las
27
personas y las hacen sentirse vulnerables.
Desde esta perspectiva tras hacer una radiografia de los ECI que existen
hoy en día en Andalucía, se han seleccionado dos de ellos, el BdT del
Ecolocal y el CdT de la Talega. Los criterios de discriminación han sido:
duración en el tiempo, carácter urbano, iniciativa ciudadana y disposición
a participar en la investigación. A partir de la información disponible en
sus webs, folletos informativos y documentos internos y la obtenida en
las entrevistas realizadas sus promotores/as se ha analizado su tipología;
gestión y uso de las TIC; motivaciones de los/as miembros; perspectiva
de la crisis y situación actual y se han apuntado algunas de las
dificultades y riesgos que deben afrontar. De cara al futuro debe
profundizarse en la comprensión de las dimensiones espaciales y
medioambientales de estos procesos así como en los efectos reales que
tienen sobre la vida de las personas que los protagonizan.
Para concluir, es importantes subrayar que se ha trabajado sobre dos
iniciativas pequeñas pero, y esto es lo significativo, insertas en una
extensa
red
de
proyectos
y
colectivos
que
puede
aumentar
significativamente su potencial. Gibson-Graham propone de repolitizar la
economía y abrirla a intervenciones que cuestionen la representación de
capitalismo como la forma -o identidad- necesaria y naturalmente
dominante de la economía (2006). Iniciativas como las que hemos
presentado hacen posible, desde un nivel micro, estos procesos de
recuperación de la economía desde la práctica colectiva. No es que la
simple participación en estos espacios implique directamente una forma
de activismo, pero cuando posibilita formas diversas de organización de
la vida cotidiana basadas en la interdependencia y la responsabilidad
social del cuidado y, en definitiva, en la construcción de lo común desde
una perspectiva ecológicamente consciente, puede considerarse una
acción política. Así mismo, el importante contenido relacional y emotivo
de estas redes, nos recuerda que el afecto y que las emociones son
cruciales para la acción colectiva y que es la “práctica ética” lo que nos
permite pasar “del victimismo a la potencia, del enjuiciamiento a la
acción y de la protesta a los proyectos positivos” (Gibson-Graham, 2006:
28
6).
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