658-2008 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia

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658-2008
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las trece
horas con cuarenta y nueve minutos del día veintiuno de octubre de dos mil nueve.
El presente proceso de amparo se inició mediante demanda incoada el día 4-VI2008 por el abogado José Rodolfo Aguilar Bolívar actuando en su carácter de apoderado
general judicial del señor Carlos Alberto Vásquez Deras, mayor de edad, del domicilio de
Santa Tecla, contra actos del Juez de lo Laboral de dicha ciudad, que considera vulneran a
su poderdante los derechos constitucionales de seguridad jurídica, audiencia y defensa.
Han intervenido en el proceso, además de la parte actora, la autoridad demandada, la
tercera beneficiada, así como el Fiscal adscrito a esta Corte.
Analizado el proceso, y considerando:
I. 1. El actor expuso en síntesis, en su demanda, que en el Juzgado de lo Laboral de
la ciudad de Santa Tecla se le inició juicio sumario de terminación de contrato de
arrendamiento y desocupación ref. 48-INQ-06, y para que lo representara nombró como
apoderada a la abogada Mireille Escalante Dimas. Que en las fases finales de dicho proceso
y por causas que desconoce, la mencionada profesional presentó un escrito ante el tribunal
renunciando a su calidad de apoderada, y con posterioridad a ello, el Juzgado de lo Laboral
le notificó personalmente a él dos resoluciones mediante las cuales, en la primera, se tuvo
por aceptada la renuncia de su mandataria, y en la segunda, se declaraba ejecutoriada la
sentencia definitiva pronunciada en su contra, y se ordenaba su lanzamiento. Que por la
circunstancia descrita no se enteró de la emisión de la mencionada providencia
condenatoria, razón por la cual se vio imposibilitado para recurrir de ella, lo que lo ha
colocado en una difícil situación ya que la vivienda que se le ordena desocupar es la que
sirve de casa de habitación para su grupo familiar, sin tener otra opción a corto plazo.
Que posteriormente se dio cuenta de que, además, la notificación de la sentencia
definitiva fue efectuada en el tablero del tribunal, razón de más por la que le fue totalmente
imposible enterarse de la misma, anulándose, así, su derecho a impugnarla. Por todo ello,
considera se le han vulnerado sus derechos constitucionales de defensa, seguridad jurídica,
y audiencia; razones todas por las que pidió se le admitiera la demanda, y se diera el trámite
correspondiente “ordenando a la brevedad posible suspender el acto contra el que se
reclama”. Y, para sustentar su pretensión, citó legislación, y presentó documentación.
2. Mediante providencia pronunciada a las diez horas con dieciséis minutos del 5VI-2008, se admitió la demanda presentada, circunscribiendo dicha admisión al control de
constitucionalidad de la sentencia definitiva emitida por el Juez de lo Laboral de Santa
Tecla, a las nueve horas con quince minutos del día 15-II-2008, en virtud de la cual el
demandante fue condenado a la desocupación del inmueble y al pago de los cánones de
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arrendamiento adeudados, habiéndole notificado la autoridad demandada esa decisión a
través de un edicto que se fijó en el tablero judicial y no en la dirección que, aparentemente,
constaba en el proceso, vulnerándole así presuntamente, sus derechos constitucionales de
“mera tenencia”, seguridad jurídica, audiencia y defensa.
En dicha interlocutoria, además, se ordenó la suspensión de los efectos del acto
reclamado en el sentido que la autoridad judicial demandada debía abstenerse de realizar
actos tendentes a concretar la desocupación del inmueble en el que actualmente habita el
demandante; y se pidió informe a la autoridad demandada, quien, al evacuarlo, manifestó:
“Que en ningún momento se ha violentado principio constitucional alguno” y, para
sustentar su aseveración, realizó una sintética relación de lo acontecido en el proceso de
inquilinato, con énfasis en que la sentencia definitiva del mismo fue efectivamente
comunicada al ahora actor por medio de su apoderada, y explicó que si bien ésta renunció a
representarlo, ello fue con posterioridad a la comunicación de la aludida providencia,
renuncia que efectivamente se le comunicó al ahora peticionario en el inmueble objeto del
proceso, al igual que el auto que declaró ejecutoriada la sentencia emitida y la orden de
ejecución de desocupación, so pena de lanzamiento.
3. Por auto de fecha 23-VI-2008, se ordenó hacer saber la existencia de este proceso
a la persona señalada como tercera beneficiada; y, además, se confirió la audiencia que
ordena el artículo 23 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, al Fiscal de la Corte,
quien no hizo uso de la misma.
Mediante interlocutoria pronunciada a las ocho horas con cinco minutos del día 17VII-2008, se confirmó la suspensión de los efectos del acto reclamado, y, de conformidad
al artículo 26 del cuerpo normativo antes citado, se pidió informe justificativo a la
autoridad demandada, el cual al rendirlo lo evacuó en términos idénticos a lo expuesto en
su contestación al primer informe, esto es, realizando una resumida relación de lo
acontecido en el proceso de inquilinato en controversia, y la legal práctica de los actos de
comunicación al pretensor por medio de su entonces apoderada. Y, para respaldar su
resistencia a la pretensión planteada, certificó los pasajes pertinentes del proceso ref. 48INQ-06.
4. Se confirió el traslado que ordena el artículo 27 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales, al Fiscal de la Corte, quien, al evacuarlo, manifestó su desacuerdo con la
forma de realizar las notificaciones en el procedimiento de instancia cuestionado y, en ese
sentido, afirmó, en lo pertinente: “No es posible concebir la idea, sin un fundamento legal o
jurídico, que motive el procedimiento de notificar una sentencia definitiva por medio de
edicto, tomando como base la disposición a la [que] hace referencia el funcionario, es decir,
la del artículo doscientos dieciocho del Código Procesal Civil «las citaciones se entenderán
con ellas», refiriéndose a los procuradores. Pero aquí el texto, no habla de notificaciones, si
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no (sic) de citaciones, y en el caso que hoy examino, estoy analizando una notificación de
una sentencia definitiva, considerando que el legislador ha definido con claridad,
verbigracia, la diferencia entre una citación, una notificación y un emplazamiento (…)--Por otra parte, a mi juicio, no tiene lógica jurídica, que por tener conocimiento el Tribunal
de la renuncia de la doctora [apoderada del ahora pretensor], y emitir un auto de dicho
incidente procesal, éste (el auto) se le notificará al demandante en el inmueble objeto del
juicio en sede ordinaria, pero jamás se le notificó al impetrante, la sentencia definitiva, a
pesar que la apoderada no había señalado lugar, pero se entiende que sustancialmente es el
acreedor y titular materialmente de los derechos, que invoca en la presente demanda de
amparo.---En conclusión existen suficientes elementos conducentes para establecer la
configuración de un agravio constitucional en la esfera jurídica del actor”.
A continuación, se confirió el traslado correspondiente a esta fase procesal, al actor,
quien al evacuarlo -siempre por medio de su apoderado- reiteró lo expresado en su
demanda, especialmente el hecho que la sentencia definitiva “no se le notificó en legal
forma” al haber sido comunicada “arbitraria y antojadizamente por el tribunal encargado de
llevar el caso mediante el tablero judicial del referido tribunal, sentencia de la cual mi
poderdante hubiese recorrido (sic) por generarle agravios en su patrimonio, pero en realidad
no fue así, por no habérsele dado la oportunidad debida para recurrir de dicho fallo, con lo
cual se ve vencido en cuanto al derecho de audiencia y defensa, principios consagrados por
nuestra Carta Magna o Ley Fundamental”.
5. Por interlocutoria del 21-X-2008, se abrió a pruebas el proceso por el plazo de
ocho días, período procesal dentro del cual ambas partes reiteraron sus alegatos, así como
presentaron documentación.
6. Finalmente, se confirieron los traslados que ordena el artículo 30 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales al Fiscal de la Corte, al pretensor, y a la autoridad
demandada. El Fiscal de la Corte se limitó a ratificar los conceptos vertidos en la
contestación al primer traslado que le fue conferido, mientras que el peticionario, siempre
por medio de su mandatario, presentó un escrito en el cual recalcó los argumentos vertidos
en sus anteriores intervenciones, así como señaló documentación incorporada a este
expediente con la cual, a su decir, se demostraban las violaciones constitucionales
reclamadas. Por su parte, la autoridad demandada remitió un oficio en el que, en lo
pertinente, manifestó: “en ningún momento se ha violado principio constitucional alguno a
la parte demandada dentro del presente proceso [de instancia], ya que se corrieron los
traslados pertinentes para ambas partes, dándoseles la oportunidad de aportar la prueba que
estimaren necesaria para probar sus extremos alegados”.
En esta fase procesal, intervino el abogado Martín de Jesús Sánchez Fuentes
presentando un escrito en el cual solicitó se le tuviera por parte como apoderado de la
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señora Irma Esperanza Díaz, persona señalada como tercera beneficiada en este proceso
constitucional, a lo cual esta Sala accedió mediante auto del 18-III-2009. Así, quedó el
proceso en estado de dictar sentencia definitiva.
II. Previo a entrar al estudio de la queja constitucional planteada, es pertinente
aclarar lo relativo a la suplencia de la queja deficiente, específicamente en lo que concierne
a los derechos que el demandante estima vulnerados.
En un principio, este tribunal admitió a estudio la pretensión por la posible
vulneración a los derechos de “mera tenencia”, audiencia, defensa y seguridad jurídica. Sin
embargo, de la relación de hechos efectuada resulta evidente que el argumento fundamental
estriba en la aseveración del actor de que, ante la omisión de la autoridad demandada de
notificarle personalmente la sentencia pronunciada en su contra en el respectivo proceso de
inquilinato, se vio imposibilitado de incoar los medios impugnativos pertinentes. De ello se
deduce claramente que, en todo caso, los derechos que le habrían sido violentadas al
pretensor serían los de audiencia, defensa, y a recurrir, así como el derecho a la vivienda de
los no propietarios.
III. Corresponde ahora realizar el examen de la pretensión incoada, y para ello,
deben tomarse en cuenta las argumentaciones expuestas por los intervinientes en el
proceso.
1. El actor ha asegurado desde su demanda que, en el proceso sumario de
terminación de contrato de arrendamiento y desocupación ref. 48-INQ-06 que le fue
seguido en el Juzgado de lo Laboral de Santa Tecla, no se le notificó personalmente la
sentencia definitiva por la cual se le condenó al pago de cánones adeudados así como a la
desocupación de la vivienda que arrendaba, pues dicha providencia se comunicó por medio
del tablero del tribunal y sólo se le hicieron saber dos resoluciones en las cuales se tuvo por
aceptada la renuncia de su apoderada, y se declaraba ejecutoriada la sentencia; razones por
las cuales se vio imposibilitado de recurrir contra la mencionada providencia condenatoria,
lo que ha vulnerado sus derechos constitucionales. Por su parte, la autoridad demandada ha
negado las violaciones constitucionales atribuidas, y ha argumentado que, si bien es cierto
la notificación de la sentencia definitiva fue comunicada al ahora actor mediante edicto,
ello se debió a que su apoderada no señaló lugar para recibir notificaciones, y que si bien
ésta renunció a representarlo ello fue con posterioridad al pronunciamiento de la referida
resolución definitiva, y fue por eso que únicamente se notificaron de modo personal al
ahora impetrante los autos de aceptación de dicha renuncia, y de declaración de
ejecutoriada la sentencia definitiva.
2. Expuesto lo anterior, es evidente que el análisis del fondo del asunto traído a
conocimiento de esta jurisdicción constitucional deberá centrarse en verificar si, en el
proceso de terminación de contrato de arrendamiento en referencia, el pretensor sufrió una
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violación de trascendencia constitucional en sus derechos como consecuencia de la
supuesta omisión procesal de notificarle la sentencia definitiva.
Ante ello, el análisis de esta pretensión deberá sujetarse al siguiente esquema: A)
Realizar una breve reseña del contenido de los derechos de audiencia, defensa, a recurrir,
así como del derecho a la vivienda de los no propietarios; B) efectuar un análisis de los
actos procesales de comunicación en perspectiva con la trascendencia de la ausencia de
notificaciones en un proceso; y C) verificar si la autoridad demandada omitió realizar la
comunicación reclamada.
(A) a. En reiterada jurisprudencia –verbigracia, en la sentencia de amparo ref. 8642002 pronunciada el 24/VI/2005- se ha sostenido que las personas tienen derecho a que los
procesos jurisdiccionales se desarrollen con total respeto de las categorías constitucionales
procesales. Así, nuestra Constitución en su artículo 11 ha reconocido el denominado
derecho de audiencia, en virtud del cual previo a limitar o privar de un derecho a una
persona debe tramitarse un proceso o procedimiento en el que se le permita razonablemente
su intervención a fin de que conozca los hechos que lo motivaron y de tal manera tenga la
posibilidad de comparecer e intentar desvirtuarlos. En ese sentido, los procesos
jurisdiccionales deben encontrarse diseñados de tal manera que potencien la intervención
del sujeto pasivo.
b. De lo anterior se deriva que el derecho de defensa está íntimamente vinculado al
derecho de audiencia, pues cuando éste establece que en todo proceso o procedimiento se
tiene que otorgar –de acuerdo a la ley o en aplicación directa de la Constitución– al menos
una oportunidad para oír la posición del sujeto pasivo –principio del contradictorio–, no
cabe duda que todas las oportunidades de defensa a lo largo del proceso también son
manifestaciones o aplicaciones in extremis del derecho de audiencia.
c. Íntimamente relacionado con los anteriores derechos, se encuentra el derecho a
recurrir. Al respecto, en la sentencia de amparo ref. 704-2000 pronunciada el 16/IV/2002,
se ha sostenido que tal derecho se conjuga con el derecho a un proceso constitucionalmente
configurado y con el derecho de audiencia, en tanto que al consagrarse en la ley un
determinado medio impugnativo, la negativa de acceder al mismo sin justificativo
constitucional, cuando legalmente procede, deviene en una vulneración de ellos, ya que, en
caso de estar legalmente consagrada la posibilidad de otro grado de conocimiento, negar la
misma sin basamento constitucional supondría no observar los derechos de rango
constitucional como queda dicho.
También en el precedente jurisprudencial en detalle se manifestó: “Una vez que el
legislador ha establecido un medio para la impugnación de las resoluciones recaídas en un
concreto proceso o procedimiento, o para una específica clase de resoluciones, el derecho
de acceso al medio impugnativo adquiere connotación constitucional, y una denegativa del
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mismo, basada en causa inconstitucional o por la imposición de requisitos e
interpretaciones impeditivas u obstaculizadoras que resulten innecesarias, excesivas o
carezcan de razonabilidad o proporcionalidad respecto de los fines que lícitamente puede
perseguir el legislador, o por la imposición de condiciones o consecuencias meramente
limitativas o disuasorias del ejercicio de los medios impugnativos legalmente establecidos,
deviene en violatoria de la normativa constitucional”.
d. Además de las anteriores categorías jurídicas procesales, y tal cual se mencionó
supra, en este proceso de amparo se tutela el derecho material de posesión de vivienda. Al
respecto, es menester citar lo expresado en el Considerando II de la Ley de Inquilinato, el
cual, textualmente, dice: “II- Que conforme al Artículo 136 de la Constitución Política [de
1950, que equivale al artículo 102 de la actual norma primaria], que «garantiza la libertad
económica, en lo que no se oponga al interés social», es evidente el deber y el derecho del
Estado, para intervenir por medio de regulaciones especiales, a efecto de balancear, en
cuanto sea posible, los intereses de las partes en el contrato de arrendamiento para
viviendas (…)”; es decir, la mencionada normativa secundaria desarrolla la obligación que
el Estado Salvadoreño tiene de resguardar el derecho a una vivienda de los no propietarios,
esto es, de aquellas personas que, por circunstancias económicas o de cualquier otra índole,
no sean los dueños de las viviendas que ellos y su grupo familiar habitan, es decir, que
usufructúen un inmueble bajo un título legítimo, verbigracia, en calidad de arrendatarios.
Y es que, si bien, el artículo 119 de la Constitución prescribe que debe procurarse
que el mayor número de familias salvadoreñas lleguen a ser propietarias de vivienda, es
necesario tener en cuenta que mientras ese objetivo constitucional se logra, la parte de la
población que no es dueña sino legítima arrendataria del inmueble que utiliza como casa de
habitación, merece y necesita la protección del Estado.
En por eso que, y de conformidad con el mencionado artículo 102 de la
Constitución, tanto el derecho de propiedad del dueño de la vivienda como el de posesión y
usufructo de los arrendatarios de ésta, deberán equilibrarse tanto en las políticas estatales
como en los procesos y procedimientos establecidos, de modo tal que ambos derechos se
respeten y resguarden adecuadamente; cumpliendo, así, el mandato constitucional que
dimana de los preceptos constitucionales citados.
(B) Los actos de comunicación tienen una relevancia trascendental pues son
condicionantes de la eficacia del proceso, y se consideran efectivos no sólo en razón de la
observancia de las formalidades legales sino, esencialmente, en cuanto que los mismos
cumplen con la misión de garantizar la defensa de los derechos de las partes en un plano
de igualdad, de tal manera que la notificación sirva a su objetivo principal, cual es el
permitir un conocimiento más que formal, es decir, real comunicación del acto o resolución
que la motiva, para que la persona destinataria de la misma pueda disponer lo conveniente
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con el objeto de defender sus derechos y de esta manera evitar toda situación que genere
indefensión.
En ese sentido, la Ley de Inquilinato prevé en su Sección Segunda “Disposiciones
Comunes”, la forma de llevar a cabo dichos actos de comunicación estableciendo, en
primer término y respecto del emplazamiento, en su artículo 47, que “…se hará por escrito,
haciéndose entrega al inquilino, de la copia de la demanda a que se refiere el Artículo
anterior, al pie de la cual el notificador transcribirá la resolución del Juzgado. La entrega se
hará personalmente al inquilino, si es hallado; de lo contrario, se entregará a cualquiera
persona que se encuentre en la casa de cuya desocupación se trate, y no habiendo allí quien
la reciba o quiera recibirla, el notificador cumplirá fijando los documentos en lugar visible
de la puerta principal de la entrada. Además, en todo caso y con objeto de informar a los
posibles subarrendatarios, el notificador fijará una copia de la resolución del Juzgado en la
puerta principal de la casa. El notificador pondrá en el expediente una relación detallada de
la diligencia practicada”. Es de hacer notar que este modo de proceder también es aplicable
cuando se trata de la notificación de la sentencia definitiva, según lo establece el artículo
52 inciso último de la citada ley.
En ese orden de ideas, si bien las anteriores disposiciones prevén que los actos de
comunicación han de efectuarse al inquilino, esto no obsta a que éste decida comparecer al
proceso y realizar su defensa por medio de un apoderado, ello de conformidad a las
previsiones contempladas en el Código de Procedimientos Civiles -v.gr., artículos 99 y
217- cuyas disposiciones son aplicables supletoriamente a los procesos de inquilinato en
todo lo que no estuviere previsto en la ley especial. Dicha habilitación está contenida en el
artículo 62 de la ya mencionada Ley de Inquilinato.
Así, habiéndose nombrado un procurador para comparecer al proceso, el juzgador
está habilitado para realizarle, en principio, a éste las notificaciones procesales -v.gr.,
artículos 113 ordinal 5º, 208, 218 y 219 del Código de Procedimientos Civiles-.
Por otra parte, el antes mencionado Código regula en el artículo 1276 que las partes
en los escritos de demanda y contestación y en cualquier instancia, deberán “…indicar la
casa que debe buscárseles en el lugar del juicio para las citaciones, notificaciones y demás
diligencias que ocurran”. Y es que, tal como lo señala en artículo 1248 todo decreto,
mandato o sentencia se notificará a quienes interese y hayan intervenido o deban intervenir
en la causa, pena de nulidad, respecto de la parte no notificada.
Ahora bien, si la parte no hubiere designado un lugar para recibir las notificaciones
de conformidad al artículo 1276 del mismo cuerpo legal precitado, el juzgador podrá
notificar la providencia judicial por medio de edicto fijado en el tablero del tribunal, según
lo regula el artículo 220 inciso tercero parte final: “Si la parte no tiene casa o no la hubiere
designado conforme se previene en el artículo 1276, las notificaciones y citaciones se harán
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por edicto en la forma prescrita en los incisos primero y segundo de este artículo”; es
decir, el mencionado precepto establece la validez de la realización de la notificación por
edicto o tablero judicial cuando se desconozca una dirección donde materializarla.
En otras palabras, la notificación por edicto no está habilitada cuando sí se conoce la
casa o el lugar donde puede realizarse el acto de comunicación, sea porque la dirección se
encuentra agregada a las autos, sea porque la contraparte lo ha hecho del conocimiento del
juzgador.
Finalmente, cabe reseñar que de conformidad al principio finalista de los actos de
comunicación, cualquier juicio de constitucionalidad que sobre éstos se imponga realizar,
deberá observar siempre, en definitiva, no sólo su concreción desde el punto de vista formal
sino, además, que la diligencia efectuada permitió una real oportunidad de conocimiento de
la resolución que se pretendía comunicar, pues de lo contrario si se podría afectar el
derecho de audiencia y defensa concomitantemente con otra garantía constitucional o
derecho fundamental.
(C) Dentro del marco de referencia expuesto, es procedente analizar la prueba
ofrecida y concretar luego, las anteriores nociones jurídicas al caso en estudio.
De la certificación del proceso de inquilinato de referencia 48-Inq-06 se constatan
las siguientes actuaciones:
(i) Auto de admisión de la demanda de terminación de contrato de arrendamiento
del 8-I-2007, presentada por la abogada Mayra Virginia Calderón González en
representación de la señora Irma Esperanza Díaz y en el cual, además, se concedió al señor
Carlos Alberto Vásquez Deras un plazo de tres días para contestar la demanda. Dicha
providencia fue notificada en Residencial Villas de Suiza, final 4 Avenida Norte, número
14-A, Santa Tecla mediante esquela que se dejó en poder de la señora Carolina de Vásquez.
(ii) Escrito presentado por la abogada Mireille Escalante Dimas en su calidad de
apoderada general judicial del señor Vásquez Deras contestando la demanda en sentido
negativo. Se advierte que en dicho escrito la mencionada abogada no señaló un lugar en el
cual pudiera recibir notificaciones.
(iii) Ante ello, las notificaciones posteriores, por ejemplo del auto de apertura a
pruebas e, incluso, la sentencia definitiva del 15-II-2008 con la cual se declara por
terminado el contrato de arrendamiento y se condena al demandado al pago de los cánones
adeudados, fueron notificados a dicha apoderada por medio de edicto fijado en el tablero
del tribunal, lo cual se advierte de las respectivas actas de notificación.
(iv) A continuación, está agregado el escrito presentado por la abogada Escalante
Dimas el 8-IV-2008 renunciando a su calidad de apoderada general judicial del demandado
Carlos Alberto Vásquez Deras, circunstancia que fue aceptada por el Juez de lo Laboral
mediante auto del 30-IV-2008, notificándosele dicha decisión al señor Vásquez Deras el
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27-V-2008 mediante esquela que se dejó en poder de la señora Carolina Vásquez en
Residencial Villas de Suiza, número 14, Santa Tecla.
(v) Auto de las nueve horas y catorce minutos del día 28-V-2008 mediante el cual se
declaró ejecutoriada la sentencia dictada en dicho proceso de inquilinato al no haberse
recurrido de la misma. Asimismo, se previno al señor Vásquez Deras para que desocupara
el inmueble en un plazo de ocho días so pena de lanzamiento. La mencionada interlocutoria
fue hecha de conocimiento del demandado el 30-V-2008 mediante esquela recibida por la
señora Carolina de Vásquez en la misma dirección donde fue notificado el auto anterior.
Teniendo en cuenta lo expuesto, se concluye que el juzgador transgredió las reglas
procedimentales señaladas supra puesto que si tenía conocimiento del lugar donde podían
hacerse las notificaciones al demandado -Residencial Villas de Suiza, final 4 Avenida
Norte, numero 14-A, Santa Tecla-, no era procedente la notificación por medio de tablero
del tribunal, ya que -se recalca- constaba una dirección efectiva donde poder efectuarla.
Es decir, el juez demandado debió notificar la sentencia definitiva al demandado en
la dirección que se hacía constar en el proceso y que era precisamente el lugar en el que se
localizaba el inmueble objeto del contrato de arrendamiento, y en el cual se había
notificado el auto de admisión de la demanda, la renuncia de su apoderada, y la ejecutoria
de la sentencia definitiva; ello con el fin de hacer del conocimiento del señor Vásquez
Deras la providencia que decidía el fondo del asunto y así dejarle expeditos los medios
impugnativos legalmente previstos.
En virtud de lo anteriormente expuesto, se concluye que la realización de la
notificación de la sentencia definitiva por medio de edicto fijado en el tablero del tribunal y
que devino posteriormente en la declaratoria de firmeza de la misma, se constituyó en este
caso concreto en una indebida disminución de las posibilidades de defensa de la entonces
parte demandada, puesto que le impidió conocer de la misma y le imposibilitó el pleno
ejercicio de su derecho a recurrir, como una manifestación del derecho a un proceso
constitucionalmente configurado, suscitándose de este modo una transgresión a la
normativa constitucional, por lo que resulta procedente amparar al actor en sus
pretensiones.
IV. Determinadas las violaciones constitucionales en la actuación del Juez de lo
Laboral demandado, corresponde establecer el efecto restitutorio de la sentencia.
Al respecto, es necesario aclarar que cuando este tribunal reconoce en su sentencia
la existencia de un agravio personal, la consecuencia natural y lógica es la de reparar el
daño causado, restaurando las cosas al estado en que se encontraban antes de la ejecución
del acto violatorio de derechos y restableciendo a la perjudicada en el pleno uso y goce de
sus derechos violados. Por ello, el artículo 35 de la Ley de Procedimientos
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Constitucionales, en sus primeras líneas, señala el efecto normal y principal de la
sentencia estimatoria: el efecto restitutorio.
En el presente caso, deberán retrotraerse las actuaciones al estado inmediatamente
anterior a la inadecuada notificación de la sentencia definitiva dictada en el proceso de
inquilinato de referencia 48-Inq-06 el día 15-II-2008 para que la autoridad judicial
demandada proceda, conforme a lo dispuesto en esta sentencia, a comunicar al señor Carlos
Alberto Vásquez Deras, el referido pronunciamiento de fondo.
POR TANTO, a nombre de la República, con base en las razones expuestas, y en
aplicación de los artículos 2, 11, 12, 102 y 119 de la Constitución y artículos 32, 33, 34 y
35 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala FALLA: (a) Declárase ha lugar
al amparo solicitado por el señor Carlos Alberto Vásquez Deras contra acto del Juez de lo
Laboral de Santa Tecla por violaciones a sus derechos de audiencia, a recurrir y defensa, así
como a su derecho a la vivienda de los no propietarios; (b) Vuelvan las cosas al estado en
que se encontraban antes de la notificación de la sentencia definitiva pronunciada por dicha
autoridad el 15-II-2008; y (c) Notifíquese.
---F. MELÉNDEZ---J. N. CASTANEDA S.---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZÁLEZ B.--PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E.
SOCORRO C.---RUBRICADAS.
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