Visión Industrial de las Ensambladoras ante posibles regulaciones del Sector Resumen: La actividad económica del sector automotriz venezolano se ha ralentizado a lo largo de los dos últimos años. Durante los últimos cuatro semestres, la actividad económica industrial del sector se ha constreñido ininterrumpidamente. La producción a lo largo del segundo semestre del 2007 disminuyó en 10,07%. Por su parte en el primer semestre de 2008 la actividad de ensamblaje disminuyó en 14,82%; mientras que a lo largo del segundo semestre del 2008 la actividad económica del sector ensamblador nacional disminuyó en 28,65%. Finalmente, en el primer semestre del año 2009 la actividad económica del sector mostró una ralentización por el orden de 15,43%. Destaca particularmente que aun cuando para junio de 2009 el Ejecutivo Nacional había anunciado un presupuesto de divisas de 2.000 millones de dólares para la actividad industrial automotriz, las liquidaciones que deberían corresponder con las proyecciones de liquidaciones para mantener la actividad económica del sector no se cumplieron. Llama la atención la profundización de la crisis que atraviesa el sector industrial automotriz en Venezuela, materializado en la caída de 39% en el ensamblaje para el mes de junio de 2009. Fuente: Cavenez La insuficiencia en las liquidaciones de divisas, así como la falta de constancia, oportunidad y suficiencia han determinado que la deuda que mantienen las ensambladoras nacionales con sus proveedores internacionales ascienda a más de 3.000 millones de dólares. Esta situación ha agotado las líneas de crédito con los proveedores internacionales, aunado al hecho de que su estructura de vencimiento superan los 150-200 días, términos inmanejables por proveedor alguno a nivel nacional e internacional. Fuente: Cavenez Asimismo, la conflictividad laboral en el sector, -a pesar de que este ha renegociado a tiempo los contratos colectivos, siempre mejorando las condiciones de nuestros trabajadores, mostrando una relación salario básico del sector con respecto al salario mínimo legal de 2,5 veces-, ha impactado la productividad de la industria. En lo que va de año una de las ensambladoras se mantuvo paralizada a lo largo de cuatro meses, mientras otra ensambladora miembro de la Cámara tuvo que paralizar una semana recientemente. Preocupa el hecho de que no exista una instrumentación coordinada de políticas públicas que atienda a la actividad económica e industrial nacional. A pesar de los requerimientos de liquidaciones oportunas de divisas para el sector industrial nacional automotriz, se ha anunciado el otorgamiento de una serie de licencias de importación, sin siquiera ponderar a aquellas empresas que han desarrollado inversiones, generado empleos en el país, desarrollando una actividad productiva e industrial a lo largo de un periodo de al menos 40 años. El sector automotriz, particularmente el ensamblador nacional suministra y ha suministrado información a las instancias públicas y al Ejecutivo Nacional a lo largo de su historia. La coyuntura actual de insuficiencia de oferta que podría ser utilizada por terceros para intentar extraer rentas de escases no será resuelta a través de instrumentos regulatorios que aumentan las limitaciones y regulaciones ya existentes. Por el contrario, se requiere mantener e impulsar al sector industrial ensamblador nacional para que la brecha entre la demanda y la oferta se reduzca, introduciendo suficiente competencia intra-marca e inter-marca aguas abajo, en el renglón de comercialización final de los vehículos. El Estado cuenta con suficientes instrumentos regulatorios, los cuales prohíben prácticas abusivas sobre los consumidores –en el caso que las hubiere-, especialmente en aquellos mercados potencialmente competitivos de bienes no declarados de primera necesidad. Estos instrumentos regulatorios, la Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios, y la Ley para Promover y Proteger el Ejercicio de la Libre Competencia prohíben las prácticas abusivas hacia los consumidores, por lo que no se requiere una nueva normativa que venga a incrementar la inflación regulatoria sobre materia que cuenta con disposiciones al respecto, ni quebrantar principios constitucionalmente consagrados. Las ensambladoras nacionales se encuentran atravesando una situación crítica al punto de que algunas han tenido que paralizar sus operaciones o reducir su nivel de actividad productiva a niveles incluso inferior al 50% de su capacidad instalada y de su producción efectiva reciente, hecho este último que equivale a una paralización del sector en su conjunto. Las operaciones de las ensambladoras se han visto impactadas por pérdida de economías de escala ante las dificultades en el acceso a materiales de ensamblaje, perdiéndose productividad y eficiencia en el sector industrial e impactándose la estructura de costos. Asimismo, las ensambladoras han tenido que reconocer pagos en dólares permuta a sus proveedores nacionales ante trabas en la entrega de los CNP (Certificados de No Producción) por parte de las autoridades competentes, así como de divisas oficiales a los autopartistas nacionales. Una nueva regulación, esta vez con alcance sobre los márgenes de las ensambladoras podría ser nefasto para el sector y podría desembocar en una paralización definitiva de esta actividad económica-industrial. El modelo de negocio del sector automotriz se encuentra caracterizado por dos elementos fundamentales que deben ser ponderados previamente ante cualquier propuesta de regulación del sector. Primero, esta es una industria verticalmente desintegrada, lo que implica que las ensambladoras y los concesionarios son agentes económicos independientes, sin relación accionaria alguna. Esto implica que en la medida que ciertos concesionarios desplieguen alguna conducta abusiva vía precios en contra de los consumidores, no solo estos último saldrán lesionados, sino asimismo la marca, la ensambladora, su reputación y posicionamiento. En este sentido, se encuentra en el interés de los concesionarios que los márgenes de los concesionarios sean aquellos que garanticen a la red comercial operar eficientemente, sin que lesionen a los consumidores finales. La segunda característica es que el sector automotriz es un sector portafolio que ensambla vehículos para atender distintos segmentos del mercado, incluso a través de distintos modelos dentro de un mismo segmento. Segundo, todas las ensambladoras despliegan estrategias de diferenciación de precios y márgenes para subsidiar los segmentos destinados a los consumidores con menores capacidades de pago, permitiendo expandir la producción, amortizando y promediando más rápidamente los costos fijos y explotando economías de escala, característica idiosincrática del sector automotriz. Trastocar tal modelo y naturaleza del negocio lesionaría principalmente a aquellos segmentos dirigidos a las personas con menor capacidad de pago. Así las cosas, existen incentivos e intereses por parte de las ensambladoras de corregir los eventuales problemas de doble-marginalización o márgenes sucesivos e incluso excesivos aguas abajo –por parte de los concesionarios- y existiendo un modelo de negocio tipo portafolio que beneficia a los segmentos dirigidos a las personas con menor capacidad de pago, debería resguardarse que las ensambladoras continúen ejerciendo su determinación de márgenes y simplemente instrumentarse el respeto de los precios de venta sugeridos aguas abajo. Para que se cumpla lo anterior no se requiere de una Ley nueva, sino instrumentar la vigente Ley de Defensa de las Personas al Acceso a los Bienes y Servicios, a través de una Resolución ministerial. Existen alternativas menos rígidas que una ley para darle salida a los efectos de una insuficiencia coyuntural de oferta en el mercado; aun cuando la solución estructural y consistente es incrementar la oferta, con lo que desaparecerían los incentivos a desplegar conductas oportunistas de arbitraje que persigan extraer rentas de escases. En este sentido, la promoción de la producción, se alcanzaría instrumentando las siguientes medidas: 1) Deuda: Definir y ejecutar un programa de pago de la deuda con proveedores extranjeros 2) Permisos y administración: Revisar la justificación de su existencia (MEIV, CNP, Solvencias, Calificaciones, Actas de verificación, etc.) y reducir los tiempos de respuesta para los trámites necesarios 3) Política Automotriz: Establecer las mesas de trabajo para determinar la "transición" hacia la nueva Política Automotriz (VAN, motores, GNV, etc.). 4) Política Laboral: Revisar el impacto de las medidas sobre sindicatos paralelos, respeto a las Contrataciones Colectivas vigentes, desdibujamiento de la figura del Delegado de Prevención y la respuesta de las Inspectorias a los casos de conductas contrarias a la LOT Así las cosas, las ensambladoras se encuentran dispuestas a colaborar para alcanzar soluciones sostenibles y verdaderas que permitan expandir la oferta y el acceso de las personas a los bienes producidos por este sector. De igual manera entendemos que el Ministerio del Poder Popular para el Comercio tiene las herramientas para instrumentar los eventuales objetivos trazados por el proyecto de Ley, a través de una Resolución ministerial, según lo establecido en el artículo 50 de la vigente Ley de Defensa de las Personas al Acceso a los Bienes y Servicios, autorizando y exigiendo la publicación y suministro de precios de venta sugeridos a las ensambladoras, cuyo cumplimiento, seguimiento y fiscalización estaría a cargo del Indepabis.