LA DETERMINACIÓN DE LOS UMBRALES DE SATISFACCIÓN MÍNIMA DE LAS NECESIDADES HUMANAS A PARTIR DE LAS NORMAS SOCIALES DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES HUMANAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO. EL CASO DE LA ENCUESTA DE SATISFACCIÓN Y ACCESO A LOS SATISFACTORES BÁSICOS 2009 (EPASB 2009) MIGUEL CALDERÓN CHELIUS Este trabajo parte de interrogantes fundamentales en la discusión y análisis de la pobreza. Más allá de las técnicas de medición, cabe preguntarse sobre lo que la noción de pobreza o no pobreza supone. ¿Quién es pobre? Y si ¿Los pobres de un lugar lo son en otro? Pero dar respuesta a estas preguntas no es un asunto trivial. Es complejo y supone una discusión sobre la naturaleza misma de la noción de pobreza. El acotamiento del concepto de pobreza y sus alcances analíticos parecieran un asunto arbitrario que depende del cristal con que se mire. ¿Será que lo que denominamos pobreza en realidad depende exclusivamente de nuestros propios prejuicios, valores, formas de ver la vida, o de nuestra experiencia? Por ello, antes que medir la pobreza, que saber cuántos pobres hay, donde están y qué tan pobres son tenemos que definir con precisión qué entendemos por pobreza y cuáles son las bases en las que sustentamos dicho concepción. Tener claridad conceptual, implica además clarificar los conceptos de necesidades y carencias. Uno de los aspectos centrales, en este sentido, se refiere al umbral de pobreza. Este trabajo busca aportar nuevos elementos al problema de la definición del umbral. A partir de las nociones de necesidades humanas, normas de satisfacción y mínimo de satisfacción. Las necesidades humanas constituyen el punto de partida en el establecimiento de cualquier umbral de pobreza. El trabajo sostiene que estas necesidades se satisfacen con arreglo a normas socialmente estructuradas. Digamos, a fin de ubicar el problema, que la pobreza es la condición social que implica la carencia de recursos para satisfacer el componente económico de las necesidades, de las personas. Supongamos que tenemos definidas claramente esas necesidades. No ser pobre implicaría entonces contar con los recursos para satisfacerlas. Pero ¿cómo se satisfacen esas necesidades? ¿Con qué bienes, servicios, actividades y relaciones específicos? ¿Cuánto de esos bienes se requieres para su satisfacción? ¿La satisfacción de las necesidades implica contar con ciertas capacidades? ¿Se considera que estos niveles son absolutos o dependen del tipo de sociedad en la que se viva? Estas preguntas son esenciales en la definición del nivel, línea o umbral a partir del cual se considera que alguien es o no pobre. La satisfacción de necesidades no se da en abstracto y lo que se considera normativamente adecuado debe partir de lo que sucede socialmente. Está por demás resaltar la importancia que esto tiene en el diseño de las políticas sociales. Ahora cabe preguntarse ¿cómo se deben definir dichos niveles? ¿De forma arbitraria, según la convicción personal de quien la establece, o de acuerdo a estándares técnicos? ¿Se investiga acerca de la naturaleza específica de las necesidades y los satisfactores en una sociedad dada? En última instancia ¿la pobreza depende del cristal con que se mire o existen pautas sociales, normas, estándares que determinan quien se encuentra en dicha condición? Nuestra postura es que la satisfacción de las necesidades humanas tiene un carácter normativo que se origina en una concepción moral sobre las condiciones de vida que los hombres deben alcanzar en una sociedad determinada. Pero no pensamos que este carácter sea completamente arbitrario, producto de las muy personales convicciones del investigador sino que es un “deber ser” originado en las propias relaciones sociales. Las sociedades generan parámetros de lo que es adecuado o inadecuado en un momento histórico concreto tanto de manera general para el conjunto de la población, como con distinciones por grupos de pertenencia de clase y de carácter cultural. En cada grupo existen normas, estándares, reglas que norman la conducta, la apariencia personal, la forma de vida, el tipo de actividades de los miembros. Estas son distintas en cada sector social, en cada clase. ¿Cómo distinguir entonces entre los mínimos aceptables en una sociedad toda? ¿Cómo saber si lo que una persona tiene ya no es aceptable como suficiente para las demandas normativas de esa sociedad? Si bien cada sociedad genera normas y estándares sociales para la satisfacción de las necesidades humanas, estás normas se diversifican entre los diversos grupos sociales, estableciendo, cómo y con qué se satisfacen. Pero al mismo tiempo que se presenta una diversificación en las normas específicas de satisfacción en cada grupo social, se genera, a través de un proceso de socialización, un consenso social sobre las normas y estándares mínimos aceptables. Este trabajo explora dichas normas generales y los umbrales que de ellas se pueden derivar para la medición de la pobreza, asimismo las contrasta con las condiciones existentes en la Ciudad de México. Para ello, se utilizará como instrumento ilustrativo el uso de la Encuesta de Satisfacción y Acceso a los Satisfactores Básicos 2009 (EPASB 2009). Esta encuesta fue diseña en El Consejo de Evaluación del Desarrollo Social del Distrito Federal (EVALÚA DF) por Julio Boltvinik y Miguel Calderón Chelius dentro del Proyecto de Investigación para la Medición Integral de la Pobreza y la Desigualdad en el Distrito Federal. Su objetivo es contribuir con información sobre el acceso y percepciones de los satisfactores básicos de la población de la Ciudad de México para construir una nueva Canasta Normativa de Satisfactores Esenciales para el Distrito Federal. Permite profundizar sobre las carencias de la población y obtener diversas mediciones de pobreza, incluyendo la medición integrada con el MMIP (Método de Medición Integral de la Pobreza), por NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas) e incluso se pueden realizar nuevas mediciones como la pobreza sentida o percibida. Dada la riqueza de información de la encuesta su uso puede ser muy amplio para diversos intereses y necesidades. Fue levantada por la casa encuestadora BERUMEN entre el 1° de agosto y el 18 de septiembre del año 2009. Pone a disposición del investigador un total de 2,138 encuestas a hogares y 1,984 entrevistas individuales (se refieren a la sección de percepciones sobre los satisfactores necesarios). De esta forma, resulta posible acceder a una base de datos completa de 1,984 registros (con cuestionario de hogar y de percepciones). Con ellos, se cuenta con la información relativa al hogar, así como las opiniones de los miembros del hogar sobre los bienes, servicios y actividades necesarios para cualquier hogar de la Ciudad de México. La muestra permite obtener resultados representativos a nivel del Distrito Federal. Los factores de expansión ajustan a la población del DF por edad y sexo y representan proporcionalmente a las delegaciones en las que está dividido. Está conformada por tres bases de datos: características del hogar, características de los miembros del hogar y percepciones. El levantamiento de la EPASB se realizó en dos fases. En una primera, se entrevistó a la jefa o jefe de hogar, a quien se le preguntó sobre las características de su vivienda, los integrantes del hogar, el acceso a diversos satisfactores y los lugares de compra frecuente de diversos tipos de bienes. En las características de la vivienda se reproducen las preguntas habituales incluidas por el INEGI en las ENIGH’s pero se introducen preguntas que profundizan en características de la vivienda, acceso a servicios y condiciones de hacinamiento que ninguna encuesta a captado antes. En las características de los integrantes del hogar se recupera la información sociodemográfica y de ingresos para cada uno de los miembros del hogar. Se pregunta, entre otras cosas sexo, edad, parentesco con el jefe, seguridad social, alfabetismo, escolaridad, actividad e ingresos. En la sección de acceso se incluye todos los bienes que la ENIGH pregunta. Además, se adicionaron otros bienes, servicios y actividades que se preguntan en el cuestionario de percepciones a fin de contar con información complementaria entre ambos cuestionarios. Los rubros que se incluyen en la sección de acceso son: • Alimentos. • Consumo y frecuencia de alimentos. • Bienes para la elaboración, consumo y conservación de alimentos. • Equipamiento de la vivienda. • Características de la vivienda. • Salud y seguridad social. • Higiene del hogar. • Transporte. • Comunicaciones. • Educación, cultura y recreación. • Socialización. • Disponibilidad de tiempo. • Prendas de vestir. • Presentación, cuidado e higiene personales. • Cuidado y atención de los bebés. La información se recuperó usando diversos tipos de preguntas (TABLA 12): • Preguntas que se refieren al acceso a bienes, servicios o actividades específicos. En algunos casos a estas preguntas se les añade la razón de carencia en caso de que no tengan acceso, ya sea porque no quieren o porque no les alcanza. Al formular la pregunta de esta forma se pueden identificar las carencias sentidas al combinar las respuestas con la sección de percepción de satisfactores necesarios (explicada más adelante) ya que se sabe que consideran necesario y de que carecen, esto es lo que denominamos: pobreza sentida o percibida. • Preguntas sobre la frecuencia de acceso a bienes, servicios y actividades. Se recupera cada cuando se tiene acceso a un bien, servicio o actividad, así como, el número de comidas al día, la frecuencia en el consumo de frutas o leche y los días de descanso. • Preguntas sobre la calidad de los bienes servicios y actividades. Este es el caso, por ejemplo, del tipo de establecimiento en el que se consumen alimentos fuera del hogar o el tiempo de espera cuando se acude a los servicios médicos. • Preguntas que califican la calidad de los servicios a los que se tiene acceso. Se incluyó una pequeña batería de cuatro preguntas sobre el acceso a los servicios de salud. • Preguntas que tienen que ver con los lugares de acceso. Entre estas preguntas sobresale el lugar de acceso a internet. • Preguntas sobre la cantidad de bienes que se tiene. Sólo en un par de casos se incluyeron preguntas de este tipo: cuantas televisiones se tienen y el número de automóviles. Al final del cuestionario de hogar se incluye una batería de doce preguntas sobre los lugares frecuentes de compra para diversos tipos de bienes. Se pregunta por lugar de compra de alimentos, artículos de limpieza, muebles, enseres domésticos, productos electrónicos, artículos de cocina, toallas y sábanas, ropa, calzado, aseo y cuidado personal, juguetes, ropa y artículos deportivos. En la segunda fase, se entrevistó a un miembro del hogar, elegido aleatoriamente entre aquellos de 15 años y más, sobre sus percepciones de los satisfactores necesarios para cualquier hogar de la Ciudad de México. Se les pregunta sobre una lista de bienes, servicios y actividades sobre si los consideran necesarios, no necesarios pero deseables o, ni necesario ni deseable. También se pregunta sobre la frecuencia de uso de algunos bienes y las características de los mismos. Las preguntas se agrupan en: • Alimentos • Consumo y frecuencia de alimentos • Bienes para la elaboración, consumo y conservación de alimentos • Equipamiento de la vivienda • Características de la vivienda • Salud y seguridad social • Higiene del hogar • Transporte • Comunicaciones • Educación, cultura y recreación • Socialización • Disponibilidad de tiempo • Prendas de vestir • Presentación, cuidado e higiene personales • Cuidado y atención de los bebés La EPASB es una encuesta con información muy amplia y variada. A partir de la información recopilada es posible identificar las percepciones sobre el conjunto de normas sociales relacionadas con la satisfacción de las necesidades humanas, así como los umbrales de satisfacción que se consideran adecuados. Lo anterior, mediante el contraste entre los resultados de la sección de acceso a bienes, servicios y actividades, con las percepciones sobre los satisfactores necesarios; lo que, a la vez, permite distinguir no sólo entre las percepciones sobre la pobreza o la existencia de determinadas carencias, sino también las desigualdades entre la población, según las posibilidades (o no) de acceso a los bienes, servicios y actividades. Además de la EPASB se mostraran otros ejemplos derivados de Grupos Focales y análisis de contenido en los cuales es posible identificar las normas sociales de satisfacción mínima de las necesidades humanas.