DE CIENCIAS NATURALES 221 Había en efecto hecho constar que el «Catálogo Staudinger-Rebel no presentaba sobre este asunto, entre otros, toda la precisión que fuera de desear, y publicaré en nuestros «Anales» el resultado de mis investigaciones sobre este asunto. Ocupado en este trabajo, me he encontrado más de una vez en p r e ­ sencia de la ley de prioridad. En la introducción de este estudio sobre Duponchel, pensaba exponer las reflexiones que había de hacer sobre este asunto fun­ d a m e n t a l , pero he creído que estos estudios de s i n o nomia tendrían forzosamente un n ú m e r o de lectores más restringido y he preferido presentar aparte, como en efecto lo he hecho, estas reflexiones a fin de d i r i rigirme a un público más n u m e r o s o . Se sabe cuántas discusiones ha suscitado esta ley de prioridad. No hablo del diligente coleccionador, al q u e viene a t u r b a r la quietud la variedad de n o m b r e s , obligándole a cambiar sus etiquetas, pero sí, de a q u e ­ llos que miran la cuestión por el aspecto serio que reclama, y desean satisfacer todas las exigencias de equidad para con los autores y buscan la estabilidad. Si resulta alguna confusión, por los cambios impuestos por esta ley, esta confusión es momentánea, transito­ ria: si el acuerdo se hace según las reglas que siguen, para entender y aplicar esta ley de prioridad, una vez resuelta la cuestión, no queda más que avanzar con tranquilidad hacia nuevas conquistas científicas. L o peor es que esta prioridad no es atendida por todos de la m i s m a m a n e r a . Por otra parte no hablaré aquí más que de los n o m b r e s específicos, dejando aparte lo que concierne a los genéricos. Hay quien considera como autor verdadero al pri­ m e r o que dio una descripción aceptable, con o sin figura, poco importa; para él una figura sin d e s c r i p ­ ción es nula y no admitida, si le faltan algunas líneas, algunas palabras de texto. Otro exige por el contrario una figura suficiente para hacer reconocer al a n i m a l , y yo creo q u e algunos en presencia de una figura ver­ d a d e r a m e n t e b u e n a , prescindirían fácilmente de u n a explicación escrita. Desde el m o m e n t o en que se r e -