Sociedad Civil, Globalización Corporativa y el rol de la UNCTAD UNCTAD XI São Paulo, Brasil Junio 2004 Sumario El Foro de la Sociedad Civil de la XI UNCTAD reúne un abanico diverso de organizaciones incluyendo movimientos sociales, grupos de desarrollo, grupos de mujeres, sindicatos y pequeños productores rurales, organizaciones ambientales, grupos religiosos y muchos otros. Esto expresa la pluralidad de visiones con respecto al comercio y su impacto sobre el desarrollo. Sin embargo, los participantes de este foro están unidos por la defensa de una variedad de principios, perspectivas y acciones, los cuales esperamos lleguen hasta los Estados miembros de la XI Conferencia de la UNCTAD. Nuestro mensaje es claro: deseamos ver una UNCTAD revigorizada emerger de la XI UNCTAD, una UNCTAD capaz y comprometida con la exigencia del desarrollo sostenible del planeta, especialmente de los pueblos más pobres y desproveídos de poder, particularmente de los países en desarrollo. Nuestra declaración es corta y concisa: el comercio y los crecientes flujos financieros pueden ser medios para el desarrollo sostenible, pero ellos no so un fin en sí mismos. La UNCTAD fue creada precisamente para elaborar y promover políticas de desarrollo para el Sur en un ambiente económico más igualitario y promotor de potencialidades. Este mandato es de gran importancia y debe continuar. Introducción La liberalización comercial forzada está causando diversos impactos negativos y reales en el cotidiano de los pueblos y de su hábitat, en todas las regiones del mundo. La desigualdad – tanto en los países cuanto entre ellos – está creciendo y millares de personas no satisfacen ni mismo sus necesidades más básicas. La democracia está siendo erosionada a medida que los gobiernos renuncian a su derecho de regulación doméstica en cambio de la oportunidad de ampliar el acceso al mercado, y aún las ganancias van cada vez más para las empresas y sus propietarios, al revés de ir para los países y sus ciudadanos. Fundamentalmente, el Norte global, utilizando los recursos del Sur global a precios bajísimos, aportaron una deuda ecológica para el Sur. A pesar de todo son estos países empobrecidos del Sur que se encuentran compelidos a exportar cada vez más a fin de amortizar los únicos débitos que parecen importar, los financieros. Irónicamente, esto lleva al exceso de oferta en los mercados mundiales, bajando los precios de las commodities y disminuyendo los ingresos de las exportaciones del Sur. Este deterioro de los términos del intercambio comercial hace aún más difícil para el Sur pagar sus deudas. Al mismo tiempo, la UE y los EE.UU., en una demostración de un doble patrón, vierten subsidios macizos en las exportaciones agrarias para los mercados mundiales, destruyendo los medios de vida rurales de los países en desarrollo. Interrumpir los daños que los subsidios que el algodón de los EE.UU. causan en relación a los pequeños productores agrícolas del África Occidental ahora se volvió la prueba decisiva para descubrir si los países pobres pueden obtener alguna justicia a través de la OMC. La hipocresía del mundo rico no termina allí. Los países industrializados aún sostienen altas barreras proteccionistas contra los productos en los cuales los países en desarrollo lo hacen bien como ropas, calzados y acero. Otros problemas del comercio enfrentados por los países en desarrollo – como el deterioro de sus monedas y las políticas de liberalización conducidas por las corporaciones adoptadas por los países ricos – contribuyen para el problema del endeudamiento. Además, cuando los pagos son efectuados, recursos naturales preciosos que podrían ser utilizados para un desarrollo justo y para economías y sociedades sostenibles son canalizados de vuelta al rico Norte. En otras palabras, el status quo internacional está impidiendo el desarrollo sostenible, la generación de ingresos y la erradicación de la pobreza. Aún, las personas son privadas del derecho de determinar el camino de su propio desarrollo; las personas no pueden se reunir libremente y tomar decisiones democráticas; las mujeres y los pueblos indígenas son excluidos de los mecanismos de la toma de decisión (incluyendo las decisiones sobre la asignación de recursos) de su sociedad; las personas son forzadas a destruir sus recursos naturales y del planeta; los trabajadores no pueden negociar sus propios salarios ni sus condiciones de trabajo – todas estas personas son excluidas de participar o de beneficiarse del desarrollo sostenible. Está claro que las reglas y políticas actuales de comercio – establecidas tanto por organizaciones intergubernamentales así como por gobiernos poderosos – son un obstáculo para el desarrollo justo y sostenible, y deben estar subordinados a estos derechos – individuales y colectivos – los cuales los pueblos de todo el mundo establecieron en las Naciones Unidas durante el último siglo. En otras palabras, abordajes alternativos de la gestión del comercio – nacional, regional e internacional – son esenciales. No es verdad que “no existe alternativa” para el actual modelo de globalización económica. El inapropiado tamaño-único-que-se-ajusta-a-todos de la mentalidad neoliberal necesita ser remplazada por sistemas económicos diversos y participatorios que sean flexibles, justos y sostenibles, ir más allá del dinero, ganancias y crecimiento. Sociedades justas y sostenibles requieren políticas nacionales e internacionales que den prioridad y protejan la equidad, la democracia y la diversidad, los derechos humanos, la soberanía alimentaría y la producción y el consumo sostenibles. Economías locales saludables están en el corazón de sociedades sostenibles y deben ser estimuladas, apoyadas y fortalecidas. Al mismo tiempo los sistemas de gobernanza global necesitan cambiar su foco. Reducir el alcance y la influencia de la Organización Mundial del Comercio es un primer paso y fundamental para este proceso de rebalance. Así también como es la introducción de una legislación vinculada a la restricción y al control de las actividades motivadas por la ganancia de las corporaciones transnacionales; y el desarrollo de instituciones multilaterales y legislación efectivas – en el ámbito de las Naciones Unidas – que asegurará el bienestar, la protección ambiental y la subordinación de las políticas comerciales a estas cuestiones más amplias. Nosotros damos grande importancia al objetivo del cambio de los fundamentos y del proceso de toma de decisión de instrumentos claves y instituciones de la economía global y de gobernanza global, notadamente los organismos de Bretton Woods, de la OMC y de las Naciones Unidas (especialmente el Consejo de Seguridad de la ONU). La democratización de estos organismos (especialmente las instituciones de Bretton Woods y de la OMC) será un paso hacia políticas más humanas, centrada en las personas y de desarrollo sostenible. Propuestas Gobernanza global y coherencia La cuestión de la coherencia es fundamentalmente importante. Las instituciones de Bretton Woods y los Estados miembros más poderosos de la OMC frecuentemente consideran coherencia la harmonización de las políticas nacionales que no estén en conflicto con el orden económico neoliberal prevaleciente. Esto resulta en la creación de un círculo vicioso. Las instituciones de Bretton Woods, las cuales argumentan estar comprometidas con el alivio de los ajustamientos estructurales rigurosos (incluyendo la liberalización del comercio) basados en el Consenso de Washington están simultáneamente empujando a los países en desarrollo para la reforma sus economías, así como para el alineamiento al mismo modelo conducido por las corporaciones. No obstante, para las organizaciones de la sociedad civil, coherencia significa algo bastante diferente: el orden económico internacional debe ser ajustado a las necesidades del desarrollo de los países pobres. Los resultados de la XI UNCTAD deben contribuir para esto. El rol central de la UNCTAD en tratar de tema generales que afectan el desarrollo, incluyendo coherencia, deben ser revividos. Esta es la intención expresa por el Secretario General de la UNCTAD; y por la sociedad civil en Brasil y en otras partes en que se acredita que la XI UNCTAD pueda ser una oportunidad valiosa para principiar un esfuerzo en esta dirección. Los temas sugeridos por el Secretario General son muy oportunos y muchos entre ellos están relacionados a cuestiones cruciales. Con todo, hay mucho que hacer. Espacio Político y primeros pasos desiguales El abordaje tamaño-único-que-se-ajusta-a-todos del hacer política económica no funciona. El camino para el desarrollo sostenible no son los mismo para todos y las políticas que pueden convenir a los países desarrollados frecuentemente son inapropiadas a las etapas de desarrollos más recientes. Esto es netamente verdadero en los casos de la liberalización del comercio y de la inversión, así como de las reglas de propiedad intelectual. Los países desarrollados siguieron un camino muy diferente de esto los cuales ellos ahora prescriben para los países en desarrollo. Mientras todos los caminos llevan a Roma, ellos no siguen la misma ruta y ni todos los caminos permiten el mismo tráfico ni la misma velocidad o demandan el mismo tipo de conductor. La UNCTAD puede tener un rol esencial que respecta estas diferencias y ayuda estos con caminos más difíciles a encontrar el vehículo adecuado, los mejores desvíos y los conductores más habilidosos. La XI UNCTAD debe resistir a estos jugadores poderosos que insisten que todos los cominos empiezan en Washington y todos los conductores deben comprar el último modelo de coche. La progresiva disminución de las opciones de políticas de desarrollo, bajo el peso de los tratados internacionales y obligaciones contractuales con las instituciones financieras internacionales, han contribuido para la deterioración del desempeño del desarrollo de un gran número de países en desarrollo por muchas décadas. Al mismo tempo, sin embargo, culpar las víctimas de estas políticas por sus fracasos se ha convertido en la opinión general en lo establecimiento de políticas de desarrollo. Estando de acuerdo en establecer un programa de trabajo para analizar las implicaciones del acortamiento del espacio de las políticas de desarrollo y promover un examen de políticas y estrategias de desarrollo alternativas, la XI UNCTAD puede ayudar a los países en desarrollo a enfrentar los desafíos de planear políticas nacionales coherentes con sus etapas de desarrollo y con sus capacidades en implementarles. El colapso de la economía de commodities Teniendo como amplia y única fuente de empleo, ingresos, renta pública y divisas extranjeras en muchos países de bajo ingreso, particularmente en África y en los PMDs, el sector de commodities es la mayor determinante del actual crecimiento y del potencial de desarrollo. Su casi desaparecimiento de la agenda global de desarrollo, incluyendo esta de la XI UNCTAD, se debe mucho a la visión laissefaire en la cual el desempeño del sector refleja el funcionamiento de los mercados y en la cual, a lo largo de lo tiempo, los pequeños productores agrícolas, productores y economías deberían ajustarse y tornarse más eficiente. En realidad, hay algunas manos bien visibles trabajando. Las empresas multinacionales (EMEs) dominan muchos mercados de commodities y cada vez más toman la mayor parte del valor añadido en la cadena de producción. El retorno para los países en desarrollo de los negocios globales del café, por ejemplo, se ha caído de un tercio para un décimo durante la última década. En 2001, cuando los precios del café eran los más bajos de todos los tiempos, Nestlé tuvo ganancias de 40% en sus ventas de café instantáneo. Los países que han intentado aumentar el procesamiento local de las commodities o diversificar su producción fueron impedidos por barreras comerciales injustas en los países desarrollados. Al mismo tiempo, el Banco Mundial y el FMI presionaban a los países en desarrollo para un crecimiento inducido por las exportaciones, sin decirles lo que podría suceder si todos ellos exportasen la misma commodity. Entretanto, muchos países desarrollados mantuvieron grandes subsidios para sus exportaciones agrícolas, llevando a una baja aún mayor de los precios – de 25% en el caso del algodón. La instabilidad de ingresos y el declive a largo plazo tienen origen en todos estos factores. Todo esto justifica políticas globales como respuesta a los problemas causados por falla del mercado. Consecuentemente, la XI UNCTAD debería fundamentarse en el reporte de Personas Eminentes comisionado por la UNCTAD en el año pasado y debería estar de acuerdo en crear un programa de trabajo ambicioso planeado para encontrar y promover soluciones nacionales e internacionales para los desafíos puestos por este sector. Necesidad de una investigación independiente y de formulación de políticas Muchas acusaciones infundadas son hechas al rol de la UNCTAD en la investigación del enlace entre desarrollo y diferentes aspectos de la economía internacional. En la práctica hay una presión para estrechar el rol de la institución a la cooperación técnica y otros trabajos operacionales. Los países de la OECD consideran que ya existen análisis suficientes en torno del tema, entonces sería mejor hacerles en otros lugares y parecen contraponerse al rol de la UNCTAD en la formulación de políticas y asesoría. Esto sería un error trágico. La experiencia de los últimos 10 años muestra que las teorías dominantes no previnieron la mayor parte de las crisis financieras y aún talvez les tengan exacerbado. Por la segunda vez en un corto período de tiempo, la Conferencia Ministerial de la OMC ha fracasado. Evaluaciones internas y externas han mostrado que las políticas del FMI y del Banco Mundial sobre el endeudamiento y el ajustamiento no lograron a alcanzar sus objetivos que ellos mismos habían establecido. Una investigación independiente y una formulación de políticas, que critique al revés de aceptar el modelo económico dominante, y la proposición de alternativas, está se tornando cada vez más importante. La UNCTAD tiene un rol fundamental para desenvolver en la producción de análisis y de asesoría a este respecto y su mandato deber ser asegurado. Asociaciones que funcionan y asociaciones que no funcionan Los textos que han sido preparados para la XI UNCTAD frecuentemente se refieren a las asociaciones – entre gobiernos y la sociedad civil; entre organizaciones intergubernamentales; y entre gobiernos y compañías del sector privado, especialmente las EMEs. Nosotros valorizamos la asociación, pero la asociación sólo puede existir donde hay en la base respecto mutuo. Los gobiernos y las organizaciones intergubernamentales sacan sus poderes y derechos soberanos de la sociedad civil y consecuentemente son obligados a trabajar en asociación. Algunas EMEs, por otro lado, parecen tener una concepción distinta de asociación, en la cual ellos tienen derechos y los gobiernos y la sociedad civil tienen responsabilidades y costos. Esto no es asociación basada en la reciprocidad. En aquella base, nosotros de la XI UNCTAD pedimos reciprocidad en todas las relaciones asociativas. Las EMEs poseen un vasto poder económico y político, desde del cierre del Centro de las Naciones Unidas sobre Corporaciones Transnacionales, no hay una organización intergubernamental que examine sus roles de manera comprehensiva. La UNCTAD debería consecuentemente priorizar un trabajo político sobre las EMEs. Estudios analíticos deberían estar asociados a la promoción tanto de la responsabilidad social, así como a la regulación nacional e internacional como política anti-trust, regulación y tasación de inversiones. La UNCTAD puede ayudar a asegurar que la dimensión del desarrollo sea adecuadamente dirigida a todas iniciativas voluntarias y regulatorias. Para este fin, debe se fomentar las discusiones entre los gobiernos de los países en desarrollo, las otras agencias de la ONU, las compañías, los sindicatos y las ONGs. Proporcionar una asistencia práctica para los países en desarrollo y sus asociaciones regionales en las negociaciones con las EMEs también es muy importante. El plan de acción Bangkok El plan de acción Bangkok de la X UNCTAD no ha reflejado sobre el deseo de las organizaciones de la sociedad civil por un rol más fuerte de la UNCTAD y de las Naciones Unidas en las políticas socioeconómicas internacionales. Todavía, en la incursión a la XI UNCTAD los movimientos de la sociedad civil acreditan que el plan Bangkok fornece al menos un punto de partida para un futuro fortalecimiento y perfeccionamiento del rol y del mandato de la UNCTAD. Una futura debilitación del texto de compromiso de los cuatro años es inaceptable y podría favorecer una deslegitimación del actual sistema de gobernanza económica global. Liderazgo y administración de la UNCTAD Salvaguardando y fortaleciendo el mandato de la UNCTAD para tratar de modo independiente de las cuestiones de comercio, moneda, finanzas, transferencia de tecnología y desarrollo, de manera integrada, depende fundamentalmente de la calidad y de la administración de su liderazgo. A luz de impedir cambios en el liderazgo de la UNCTAD, este foro de la sociedad civil urge que el Secretario General de las Naciones Unidas y los Estados miembros actúen con gran cuidado y transparencia en la elección de la nueva administración de la UNCTAD. Como apuesta clave con respecto al futuro de la UNCTAD, la sociedad civil espera estar íntimamente involucrada y ser consultada en las decisiones en lo que concierne a la futura administración de la institución. UNCTAD y transparencia En el contexto actual – en lo cual el unilateralismo trabaja contra la democratización del sistema internacional, nosotros deseamos que la UNCTAD sea transparente y se empeñe en el diálogo, sobre bases permanentes, con las organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo. Una UNCTAD revigorizada es necesariamente aquella que esté cerca de los pueblos del mundo, estos que buscan justicia social y económica. Sumario de recomendaciones específicas del Forum de la sociedad civil para la XI UNCTAD La XI UNCTAD debe basarse en una forma radicalmente diferente de “coherencia”: una reorientación e integración de políticas que aseguren que el orden económico internacional sea ajustado para enfrentar a las exigencias de desarrollo de los países pobres. El rol central de la UNCTAD en tratar de temas generales que afectan el desarrollo, incluyendo la coherencia, deben ser revividos. La XI UNCTAD debe ayudar los países en desarrollo a enfrentar los desafío de planear políticas nacionales coherentes con sus etapas de desarrollo y con la capacidad de implementarles, estando de acuerdo en establecer un programa de trabajo del análisis de las implicaciones del acortamiento del espacio para las políticas de desarrollo y promover un examen de políticas y estrategias de desarrollo alternativas. La XI UNCTAD debe ayudar a los países en desarrollo a tratar del colapso de las economías de commodities, así como: Asistir los países a implementar las políticas acordadas de gestión de demanda que son cruciales para el establecimiento y la manutención del comercio y de mercados agrícolas justos; Proyectar mecanismos los cuales fornezcan el control sobre el comportamiento de las empresas involucradas en el comercio de commodities, como los grupos de compradores; grupos que tienen influencia decisiva en los precios de las commodities, sobre las condiciones del comercio de los productos y sobre la remuneración de los productores pero que no son sujetos a regulación internacional; Fortalecimiento de las reglas y procesos multilaterales para prevenir que la importación (subsidiada) de commodities competitivas del Norte desestabilicen los mercados locales, amenacen la seguridad alimentaría, etc. La UNCTAD tiene un rol fundamental en proveer investigaciones independientes, análisis y asesoría que critique, al revés de aceptar, el modelo económico dominante, y proponer alternativas. Su mandato debe continuar. La UNCTAD debería ser una entre las muchas organizaciones de las Naciones Unidas involucradas en revisar la Ronda del Uruguay de negociaciones comerciales, junto con la sociedad civil. La XI UNCTAD debería estar de acuerdo en emprender un amplio programa de trabajo para encontrar soluciones nacionales e internacionales para los desafíos puestos por el sector de commodities. La XI UNCTAD debería exigir la reciprocidad en todas las relaciones de asociación. La XI UNCTAD debería estar de acuerdo en fortalecer el trabajo político sobre las EMEs. Estudios analíticos deberían estar asociados a la promoción tanto de la responsabilidad social corporativa como la regulación nacional e internacional, así como políticas anti-trust, regulación y tasación de inversiones. Fornecer asistencia a los países en desarrollo en las negociaciones con las EMEs también es muy importante. Los gobiernos deben actuar con gran cuidado y con transparencia en las elecciones para la nueva administración de la UNCTAD, eligiendo personas que tengan un compromiso comprobado con el desarrollo y que apoyen un verdadero confronto con las ortodoxias prevalecientes.