Enfoque holístico (ecosistémico) en el estudio de los recursos naturales para la agricultura Victorino Gómez V; Arturo Flores S; Marcial Castillo A; Manuel Ramirez A; y Jorge Hernández El panorama actual de los recursos naturales en el Sureste de México coloca a una instancia académica como el Centro Regional Universitario del Sureste frente a un conjunto de oportunidades y desafíos. Las oportunidades provienen del hecho de que, no obstante los marcados procesos de deterioro que padecen dichos recursos, siguen constituyendo un capital natural para impulsar la producción agropecuaria y el desarrollo rural. Por su parte, los desafíos son un reto a la imaginación y a la creatividad científicas que produzcan nuevos enfoques de investigación, esquemas y tecnologías que detengan y reviertan esos nocivos procesos, y a la vez satisfagan las necesidades de alimentación y servicios que provenga de los recursos naturales. Las diversas instituciones educativas y de investigación en la región tropical han orientado sus trabajos hacia la generación de conocimientos y tecnología, así como la formación de recursos humanos con una visión productivista, donde los recursos naturales son vistos como un factor de producción. Muy escasamente se ha atendido el aspecto de la conservación, el manejo racional y sustentable de los recursos naturales. Esta visión sólo podrá derivarse de un enfoque holístico, ecosistémico en el estudio de los recursos naturales, opción que como colectivo académicos pertenecientes al Área de Recursos Naturales del CRUSE proponemos para el desarrollo de la investigación y la vinculación en este último. La agricultura de zonas tropicales de México y el nuevo contexto ambiental Históricamente la agricultura de las regiones tropicales de México se ha asociado a los cultivos de plantación (cacao, caña de azúcar, plátano, tabaco, cocotero, henequén, entre otros), extracción forestal y la ganadería bovina, bajo sistemas de aprovechamiento totalmente extensivos. Estos sistemas de producción se ajustaron a las condiciones sociodemográficas del momento, y es con la idea de la Marcha al mar, durante y a partir del gobierno de Ávila Camacho (1940-1946), cuando se da la configuración demográfica y agrícola de las zonas tropicales, estimulada por acciones del Estado mexicano. De esta manera, con la creación de la Comisión del Papaloapan, por ejemplo, se sientan las bases de proyectos del desarrollo agrícola de la cuenca del río del mismo nombre y el Plan Chontalpa, por citar dos destacadas experiencias de poblamiento y aprovechamiento de tierras en la región tropical de México. Hasta 1950, más de la mitad de la superficie de esta región estaba cubierta por selvas medianas y altas. Ravel-Mouroz (1980), quien estudió la colonización del trópico húmedo mexicano, señala que entre 1950 y 1960 se desmontaron 1´750,255 hectáreas. Estas acciones de desmontes se vinieron repitiendo, lo que ecológicamente ha significado la pérdida de grandes biomas tropicales, particularmente de selvas; estos biomas, de acuerdo con Estrada y Coates (1995) proveen a nuestro planeta la mayor parte de la diversidad biológica o biodiversidad. Actualmente el contexto ambiental en nuestro país y en el mundo es completamente distinto. Si en un momento dado esos grandes biomas significaron, dentro de una visión particular, un obstáculo físico para la incorporación de nuevos espacios al circuito agrícola comercial, por lo cual se procedió a eliminarlos mediante los desmontes, el creciente interés internacional por la conservación de los recursos naturales y la vida sobre nuestro planeta propugna por conservar los pocos espacios naturales relativamente inalterados que quedan en las zonas tropicales. México es considerado un país Megadiverso, y en particular Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Guerrero son los que tienen mayor riqueza de especies animales y vegetales. En general en el sur sureste mexicano se encuentra representada casi el 70% de la biodiversidad total del país, casi la mitad de la fauna protegida por la legislación mexicana y tratados internacionales. Siendo consecuentes con el nuevo contexto ambiental, las acciones actuales y futuras relacionadas con el aprovechamiento de los recursos naturales en la agricultura de las zonas tropicales tendrán que conducirse bajo un enfoque radicalmente diferente a la visión extractiva, minera, que prevaleció en un momento de la historia de la colonización de las tierras tropicales de México. La nueva visión sobre los recursos naturales en la agricultura Cuando se señala que en una época dominó la visión de que las selvas tropicales constituían un obstáculo físico para la apertura de espacios agrícolas, técnicamente se da a entender que la lógica del aprovechamiento de tierras en el trópico mexicano fue adaptar el ambiente a la tecnología y no al revés. La colonización de tierras tropicales fue también, en su sentido amplio, una colonización cultural, al trasladarse tecnologías generadas en otras latitudes a las zonas tropicales, no obstante de ser este ámbito geográfico cuna de culturas prehispánicas como la mesoamericana, quienes desarrollaron tecnologías adaptadas al ambiente tropical, que se observan en los vestigios de estas civilizaciones (zonas arqueológicas) y lo que ha logrado conservarse a través de las estrategias productivas y culturales de muchas comunidades indígenas asentadas en la región. Hace tres décadas apareció la versión en español del libro de Farnworth y Golley, Ecosistemas frágiles. A partir de esa publicación, para algunos es claro que muchos biomas y espacios abiertos a la agricultura con esas tecnologías importadas se ha venido aplicando en ecosistemas altamente susceptibles al riesgo de que sus poblaciones naturales, biodiversidad o las condiciones de estabilidad decaigan riesgosamente, o desaparezcan por factores exógenos. Es decir, son ecosistemas frágiles. Frente a la necesidad y el compromiso de conservar los recursos naturales, es necesario generar tecnologías bajo una nueva visión y una nueva lógica: adaptar la tecnología al ambiente para que la primera sea compatible con este último. Farnworth y Golley (1977) consideran que el reto de la ecología tropical consiste en descubrir formas de perturbar el ecosistema tropical natural para el beneficio del hombre, sin por ello poner en riesgo a la más rica fuente de investigación biológica sobre la tierra. Como señalan Mass y Martínez (1990), la incorporación del enfoque sistémico en la ecología, ha dado nuevas herramientas conceptuales y metodológicas al problema de entender, estudiar, conservar, utilizar y restaurar a la naturaleza. Justamente en funciones como estas últimas, en donde se tienen que tomar decisiones, profesionalmente está involucrado el agrónomo, y sin duda la perspectiva holística (Savory, 2005), proporciona un marco metodológico adecuado a dicho propósito. Enfoque ecosistémico: base para una perspectiva holística en la investigación agronómica La bondad del concepto ecosistema deviene de las ideas que propone para entender un entorno natural que las visiones disciplinarias, especializadas han seccionado al extremo, al grado de perderse la noción del funcionamiento unitario de la naturaleza. En diversas definiciones del mismo (Odum, 1977; Mass y Martínez, 1990; Labrador, 2003) se hace referencia a sistemas de relaciones entre organismos vivos y su ambiente físico, reconociéndose cierta arbitrariedad en cuanto a la fijación de sus límites espaciales. García (2005) define al ecosistema como sistemas funcionales estructurados jerárquicamente, formados por almacenes y flujos de materia y energía manifestándose en distintas escalas temporales y espaciales. Frente a la limitación de la arbitrariedad en cuanto a lo espacial, Savory (2005) prefiere usar el concepto de ambiente, para fines prácticos, que incluye los cuatro procesos básicos del ecosistema: el ciclo del agua, ciclo de los minerales, comunidades bióticas y el ciclo de la energía. Desde nuestra perspectiva, lo más importante del enfoque ecosistémico es inducir o inculcar la visión holística (del griego hólos, todo) del ingeniero agrónomo en zonas tropicales. Esta reconstrucción de su objeto de trabajo (los recursos naturales) como un todo (ecosistema), coloca al profesional en una mejor posición para la toma de decisión en torno al uso, manejo y gestión de los recursos naturales. Justificación La agricultura es una actividad eminentemente consumidora de recursos naturales y, como se ha subrayado, el uso de la tierra con fines agropecuarios en el trópico mexicano ha sido una de las intervenciones del hombre que mayor perturbación ha ocasionado a los ecosistemas. En estas acciones se ha carecido de una visión de largo plazo que garantice el mantenimiento de la base material de la agricultura, tal como propone una corriente de pensamiento que en las últimas dos décadas ha puesto en boga el concepto de desarrollo sustentable. En la toma de decisión respecto a qué uso darle a los recursos naturales, profesionalmente se involucra el ingeniero agrónomo, quien debe velar en primera instancia por el aseguramiento de la producción y la productividad de las tierras. Una decisión de esta naturaleza puede tener repercusiones negativas en el ambiente si no se entiende y se valora el funcionamiento de los elementos del medio natural como una unidad. Por lo tanto, la investigación agronómica con una visión holística, integral como la que proporciona el enfoque ecosistémico adquiere hoy relevancia y pertinencia, si se quiere revertir y reorientar las tendencias indeseables en el uso y manejo de los recursos naturales con fines agrícolas. Temática de trabajo del Programa de Investigación Manejo de ecosistemas tropicales: i) Evaluación de recursos naturales para la planificación agrícola. Objetivo: Aplicar los métodos y técnicas que se utilizan en el levantamiento de inventarios, caracterización y evaluación de los recursos naturales con fines de uso rural. ii) Recursos bióticos y su aprovechamiento en la agricultura tropical. Objetivo: Identificar, caracterizar y evaluar las especies vegetales no convencionales que signifiquen un potencial de usos alimenticios y no alimenticios (industriales, medicinales y esquilmos) para el desarrollo rural.. iii) Manejo integrado de suelo y agua. Objetivo: Proponer esquemas de manejo integrado de suelo y agua que permitan el aprovechamiento sustentable de estos recursos en la agricultura tropical. iv) Deterioro e impacto ambiental. Objetivo: Evaluar los procesos de deterioro de los ecosistemas tropicales ocasionados por los esquemas de aprovechamiento de los recursos naturales con fines agropecuarios y de desarrollo rural. v) Manejo de cuencas hidrológicas. Objetivo: Aplicar el enfoques de cuenca y sus variantes conceptuales y metodológicas como esquema de investigación integrada de recursos naturales en las zonas tropicales. vi) Sustentabilidad en el manejo de recursos naturales. Objetivo: Generar experiencias metodológica que permitan la definición y aplicación de criterios de evaluación de los sistemas de manejo de los recursos naturales en la agricultura tropical. vii) Áreas Naturales Protegidas y Servicios Ambientales. Objetivo: Generar experiencias metodológicas en el estudio de las área de la conservación de los recursos naturales como política pública, y en el campo de los servicios ambientales como opciones de usos alternativos de los recursos naturales. Acciones Académicas En Marcha Para responder adecuadamente a lo hasta aquí propuesto y con la firme intención de contribuir al crecimiento institucional regionalizado, los integrantes de esta área académica del actual CRUSE, han iniciado una serie de acciones académicas para dar cobertura a varias de las necesidades reconocidas. Entre ellas figuran: a) Propuesta académica de la orientación terminal denominada “manejo de ecosistemas tropicales”. b) Establecimiento de la línea de trabajo sobre uso y manejo del suelo y agua en la agricultura tropical. c) Consolidación de la estación agrometeorológica de la futura unidad regional universitaria de zonas tropicales. d) Consolidación del módulo de producción orgánica (MOPRO). e) Creación del Centro de Información Geográfica y Estadística de las Zonas Tropicales (CIGEZT) de la URUZOT. f) Propuesta de reestructuración de las áreas estratégicas del cruse: caso del jardín botánico, áreas de apoyo a la docencia, investigación y producción. g) Creación del Centro De Investigación y Desarrollo Tropicales. De Recursos Fitogenéticos Conformación del grupo académico del área de recursos naturales en el CRUSE – UACh. ACADÉMICO Marcial Castillo Álvarez Gonzalo Ortiz Gil Arturo Flores Santiago Jorge Hernández Victorino Gómez Valenzuela José Manuel Ramírez Acosta FORMACIÓN ACADÉMICA Ing. en Irrigación, Maestría en Agrometeorología Doctorado en Hidrociencias Lic en Biología, maestrías en ecología y biología Ing. en agricultura tropical, Maestrías en estrategias para Desarrollo Agrícola regional y sistemas sustentables de producción en el trópico Ing. en agricultura tropical, Maestría en edafología y Doctorado en ecología y desarrollo sustentable Lic. En biología y Maestría en Horticultura tropical (fruticultura) Bachiller agrícola Literatura citada Estrada, A y R. Coates-Estrada. 1995. Las selvas tropicales de México: Recurso poderoso, pero vulnerable. Fondo de la Cultura Económica (México). Colección la Ciencia desde México 132. 191 p. Farnworth E. G. y F. B. Golley. 1977. Ecosistemas frágiles. Evaluación de la investigación y aplicación en los geotrópicos. Instituto de Ecología de la Universidad de Georgia-Fondo de la Cultura Económica. México. 381 p. García-Oliva, F. 2005. Algunas bases del enfoque ecosistémico para la restauración. En: Sánchez, O. et al. (editores). Temas sobre restauración ecológica. SEMARNAT-INE- US. Fish and Wildlife Service. México. pp 101-111. Odum., E (1977) Ecología. Ed. Interamericana. (3ra. Edición) 639 p. Ravel-Mourz, J. 1980. Aprovechamiento y colonización del trópico húmedo mexicano. Fondo de la Cultura Económica (México) 391 p. Mass y Martínez,1990. Savory, A. 2005. Manejo holístico. Un nuevo marco metodológico para la toma de decisiones. (México) Secretaría de Medio Ambiente y Recursos NaturalesInstituto Nacional de Ecología-Fondo para la Conservación de la NaturalezaFundación para Fomentar el Manejo Holístico de Recursos, A.C. 623 p.