Corderi,El hombre es su proceder

Anuncio
1
Mirta Cristina Rodríguez Corderi
EL HOMBRE ES SU
PROCEDER
2
Desde tiempos inmemoriales se viene diciendo que no se
debe juzgar a la persona por lo que dice o por lo que ella
misma piensa de sí, sino por lo que hace. Pero resulta que
la acción o el proceder es también la única posibilidad de
conocerse a sí mismo.
Veamos un poco esto, despojados de todo nuestro acervo
ideológico ?si es que tamaña empresa es plausible¿Cómo conocerse a sí mismo? ?reflexionaba Goethe: sólo
mediante la acción y nunca mediante la contemplación.
Procura cumplir con tu deber y sabrás qué hay en ti.
Si esto es así, ¿qué mueve el comportamiento del hombre?
¿Qué lo incita a realizar unos u otros actos?
Durante siglos, incapaces de comprender los verdaderos
motivos de su comportamiento, los hombres trataban de
hallarlos fuera de sí, descargando la responsabilidad por
sus propios actos en el espíritu de los antepasados, en los
demonios, los dioses, el destino, las circunstancias, las
condiciones de la educación, o en la mala o buena
herencia.
Pero esa forma de objetivar las causas del proceder se
hacía cada vez más denigrante para la autoconciencia en
desarrollo (que no deseaba conformarse con desempeñar
el papel de títere en manos de fuerzas extrínsecas
desconocidas) y al mismo tiempo socavaba el sentido de
responsabilidad personal, absolutamente indispensable
para vivir en la sociedad de sus semejantes.
Hegel afirmaba, con razón, que para cualquier sistema
étnico la primera idea es la representación de sí mismo
como ser libre.
Esa idea del libre albedrío- tan agradable para el intelecto
humano- lleva aparejadas consecuencias desconcertantes.
La sociedad insiste en atribuir al sujeto su responsabilidad
personal pero simultáneamente le exige respetar las
normas de comportamiento propias de dicha sociedad La
absurda leyenda del libre albedrío y de la indeterminación
del proceder humano obstaculiza el enfoque analítico del
comportamiento del hombre
3
Baste referirse a León Tolstoi en su epílogo a su novela la
Guerra y La Paz, cuya segunda parte está dedicada a la
libertad y la necesidad de acciones humanas. "En lo
concerniente a la astronomía-escribe Tolstoi- cierto es que
no nos damos cuenta del movimiento de la Tierra.
Si
admitimos su inmovilidad, llegamos al absurdo, pero si
aceptamos que se mueve, desembocaremos en las leyes. Y
del mismo modo en lo relativo a la historia. ?Si admitimos
nuestra libertad, llegaremos al absurdo, pero si aceptamos
la dependencia del mundo exterior, del tiempo y de las
causas, iremos a dar en las leyes"
Bertrand Russel diría, medio siglo después, que "El único
efecto de la doctrina del libre albedrío es, en la práctica,
prevenir que la gente extraiga una conclusión racional del
conocimiento basado en el sentido común. ?Los hombres
tratan a sus semejantes tan insensatamente como no
tratan a su automóvil"
B.F.Skinner, psicólogo estadounidense, opina que el
individuo no es responsable de sus actos, porque éstos
están predeterminados enteramente por circunstancias
externas y por las condiciones de la educación.
Los
conceptos de libre albedrío y responsabilidad moral deben
ser expulsados de la ciencia del comportamiento, del
mismo modo que la física se separó en su tiempo del
flogisto, la astronomía de las representaciones según las
cuales la Tierra era el Centro del Universo y la psicología
del mito sobre el alma inmortal.
John Eccles, notable naturalista Premio Nobel, le objeta a
Skinner en su obra The Understanding of the Brain, "Mas
yo creo que los seres humanos poseemos libertad y
dignidad.
La teoría de Skinner y la técnica del
funcionamiento
de
los
reflejos
condicionados
instrumentales provienen de los experimentos con
palomas y ratas. ¡Que ellas se beneficien! "
Podemos decir que una explicación científica del
comportamiento adecuado a fines surge con el papel de las
necesidades como causa determinante del proceder del
hombre, como fuente primaria y fuerza motriz de su
4
actividad, descubrimiento hecho por Carlos Marx y
Federico Engels.
Todos los demás conceptos que se emplean al describir el
comportamiento del hombre- ya sean los valores,
orientaciones, intereses, motivos, disposiciones, etc.
derivan de las necesidades o son generados por ellas. Lo
que no debe olvidarse es la extraordinaria riqueza y
diversidad de esas necesidades que en modo alguno se
reducen
al alimento, al vestido, la vivienda y la
continuidad del género.
Resta quizás investigar de qué modo, durante la evolución
de la naturaleza viva, la asimilación pasiva de las
sustancias comestibles del medio circundante se
transformó en búsqueda activa de fuentes de alimentos.
Más complicado aún es el origen de las necesidades
zoosociales de los animales que viven en grupos y son
capaces de coordinar su comportamiento con el de otros
miembros del grupo
Investigaciones hechas con ratas a las que se les enseñó a
procurarse el alimento en un acuario lleno de agua, donde
debían pasar el alimento a lugar seco en la jaula donde
vivían, indicaron que al unirse las ratas en grupos se
produjo entre ellas una diferenciación inmediata: unas
continuaban procurando el alimento, y las otras
comenzaron a esperar a sus "alimentadoras" en la vivienda
y a comer por cuenta de las primeras.
Cuando se
formaban grupos tan sólo de ratas que procuraban el
alimento o que sólo eran alimentadas, parte
de las
buceadoras dejaron de procurar la comida, y parte de las
alimentadas comenzaron a procurarla
Investigaciones de esta índole, especialmente si se hacen
con monos antropomorfos superiores, quitan veracidad a
la idea de que nuestros remotos antepasados eran iguales y
libres en su comportamiento antes de aparecer la actividad
con instrumentos y la propiedad sobre el producto
adquirido.
Más bien el progreso de la tecnología, la
dominación de los instrumentos, la posibilidad de crear
reservas de alimentos, etc se superpusieron a la rígida
estructura ya existente y jerárquicamente organizada de
las comunidades primitivas
5
Es aún más enigmático el mecanismo de la necesidad
"desinteresada" de nueva información, cuya significación
vital es desconocida por el animal. La curiosidad, la
propensión a lo nuevo y antes desconocido son tan
grandes, que compiten con éxito con el hambre, la sed e
incluso con el poderoso instinto de conservación
Se sobreentiende que durante el desarrollo cultural e
histórico, bajo la influencia del habla articulada y del
trabajo social, los instintos vitales, zoosociales y de
investigación orientadora de los animales experimentaron
cambios cualitativos antes de convertirse en las
necesidades vitales, sociales e ideales (espirituales,
cognoscitivas, de creación) del hombre. La sociogénesis
de las necesidades es otro problema que debe estudiarse
(comprensión, invención, dirección y censura, dirá Binet,
para quien la conducta inteligente cambia de algún modo
los cuatro factores mencionados).
La elaboración de este problema se complica más porque
las necesidades sólo se reflejan en parte y de modo
apriorístico en la conciencia del hombre y son concebidas
por él.
En este contexto el término conciencia se emplea como
saber (en el sentido de ciencia) que puede ser trasmitido a
otros hombres, incluidos los descendientes- a modo de
monumentos de la cultura-, por medio de palabras,
símbolos matemáticos, modelos de tecnología e imágenes
de obras de arte
Concebir significa obtener la posibilidad actual o potencial
de comunicar su saber a otro, de convertir su propio saber
(ciencia) en con-ciencia, o sea, el saber (ciencia) junto con
alguien, el saber (ciencia) socializado.
El diálogo real con otro miembro del grupo social se
transforma en diálogo mental con un interlocutor
imaginario y. luego, en diálogo consigo mismo, o sea, en
autoconsciencia
Debido a que la conciencia tiene limitado acceso al ámbito
de las necesidades, el análisis de las causas verdaderas de
6
uno u otro accionar es muy dificultoso. En la práctica
habitual nos convencemos a diario de que tras una
conducta relativamente sencilla se oculta todo un mundo
de complejísimos móviles, tanto más difíciles para el
análisis cuanto más tiempo ahondemos en sus orígenes.
Por lo demás, la conciencia dista de ser siempre una guía
segura en este camino
?"Callé en la reunión en que censuraban injustamente a mi
compañero. El sentimiento de culpabilidad y vergüenza
me contrae el corazón." Pero la conciencia construye de
inmediato todo un sistema de motivos que me justifican:
Que yo no tenía argumentos suficientemente persuasivos.
Que en ciertas particularidades mi compañero realmente
no tenía razón. ¿Por qué habló con tanta brusquedad?
¿Para qué se puso en contra a la mayoría de los presentes?
Y, en general, ¿qué podía haber hecho yo solo?
Lamentablemente, la conciencia es hija servicial de las
necesidades, y en este caso la necesidad de verdad no fue la
predominante entre los móviles que compiten
Por eso, la primerísima tarea de cada especialista llamado
a incidir sobre los destinos humanos, es esclarecer los
motivos auténticos de la conducta, profundamente ocultos
no sólo de la "mirada" ajena, sino de la propia "mirada"
interna
La actividad, el proceder, no siempre conducen a la
satisfacción
simultánea
de
varias
necesidades
coexistentes- Con mayor frecuencia nos vemos ante la
elección entre motivaciones que compiten
¿Cuál es su mecanismo? ¿Qué determina esa elección?
Tan sólo en casos excepcionales la elección depende
únicamente del peso que tenga, en el momento dado, la
necesidad predominante: a la madre que salva al hijo no le
hace falta voluntad ni apreciación de sus fuerzas, como
tampoco sopesar las consecuencias de las acciones que
emprende.
No le importa su vida ni la opinión de la gente
7
En fin, con tal situación nos vemos también en las acciones
de la persona embargada por la necesidad absorbente de
afianzar la verdad que ha conseguido. "En esto estoy y no
puedo hacerlo de otro modo":. he aquí la explicación del
proceder de esta índole formulada con máxima exactitud
por Lutero hace varios siglos
Comúnmente el hombre opta entre las necesidades, a un
mismo tiempo actualizadas y que compiten entre sí,
tomando en cuenta las posibilidades de satisfacerlas en la
situación concreta o más adelante La evolución de los
seres vivientes requirió la creación de un mecanismo
especial que "calcule el peso" de las motivaciones en
competencia, computando ambos factores: la fuerza de la
necesidad y la probabilidad de satisfacerla.
Dicho
mecanismo surgió necesariamente en el proceso de la
evolución y fue denominado emociones
Las emociones, originadas por la necesidad y la evaluación
de la posibilidad de satisfacerlas (en muchos casos
inconsciente) ejercen influencia inversa sobre la necesidad
y sobre el pronóstico de la probabilidad de llegar al
objetivo
Un hombre recuerda su primer salto en paracaídas. El que
debía saltar delante de él se asustó. El avión tocó tierra y
ese muchacho comenzó a salir de la cabina rodeado del
silencio de todos los presentes?.Al oir la orden de saltar,
recuerda, puso un pie sobre el ala y se quedó atónito:
debajo de sí había un abismo. Una fuerza poderosa le
tiraba hacia atrás. Era el miedo, impuesto por la natural
necesidad de conservación.
Entonces recordó a su
antecesor, se imaginó vivamente (¡de un modo
absolutamente espontáneo!) que no era su compañero,
sino él quien salía del avión en presencia de sus
compañeros.
De pies a cabeza sintió una terrible
vergüenza (emoción generada por la necesidad social de
corresponder con las normas de comportamiento
admitidas en su ambiente) Salvándose de esa vergüenza y
sin pensar en nada más, se lanzó al abismo?..
Por cuanto las emociones positivas testimonian la
aproximación al objetivo (o sea, a la satisfacción de la
necesidad) y las negativas, las dificultades con las que se
8
encuentra camino a ese objetivo, el hombre ?si es
psíquicamente normal, si no es un fanático religioso o un
masoquista- procura maximizar las emociones positivas y
minimizar las negativas.
Las últimas, basadas en la escasez de información acerca
de los medios necesarios y suficientes para lograr la
finalidad, incitan a buscar esos medios, métodos,
conocimientos, habilidades y, por último, el tiempo, si es
esto precisamente lo que escasea para utilizar tales
habilidades y tales medios.
El papel de las emociones positivas es semejante, con una
reserva sustancial: la total satisfacción de las necesidades y
la plenitud de información, que garantice esa satisfacción,
no sólo eliminan las emociones negativas (lo cual es
magnífico) sino también las positivas y la vida se ve
privada de alegrías
La evolución -eterno proceso de autodesarrollo y
automovimiento de la naturaleza viva- "inventó" un
excelente mecanismo de dicho desarrollo a modo de
emociones positivas. Los seres vivos, aspirando a repetir
esa vivencia se ven obligados a conducirse en forma
paradójica desde el punto de vista de las teorías pasivoadaptativas
del
comportamiento:
deben
buscar
activamente las necesidades no satisfechas y, de la
totalidad
de información anhelar lo nuevo, antes
desconocido, porque tan sólo el incremento de
información puede brindar la alegría que proviene de los
descubrimientos y de los destellos creativos. Mientras que
para la necesidad de conservación (de sí mismo, sus
descendientes, su status social, etc) hay bastantes
emociones
negativas,
las
positivas
atienden
preferentemente el proceso de desarrollo, complicación y
aumento de las necesidades.
Otro ítem a considerar es que llevan implícito el peligro
potencial de tergiversar su papel inicialmente progresivo.
La satisfacción, como fin en sí, adquiere formas
desfiguradas, haciéndose cada vez menos escrupulosa en
los medios para obtenerla. El comportamiento empieza a
orientarse hacia los objetivos fácilmente asequibles, a
buscar las vías más cortas para la satisfacción primitiva, ya
9
se trate del sexo sin amor o de las drogas. Este "talón de
Aquiles" de las emociones exigió a la evolución que creara
otro mecanismo para determinar la elección del proceder,
lo que llamamos voluntad
Ahora bien, hemos visto que la necesidad que predomina
evidentemente sobre las demás motivaciones no necesita
voluntad. Es más, la voluntad se revela cada vez que
resulta insuficiente la motivación iniciadora de la
actividad concreta
??Un grupo de viajeros, luego de un tramo largo y pesado,
llega a un albergue para pernoctar.
Los hombres
comieron, entraron en calor y se acostaron a descansar.
Todas las necesidades estaban satisfechas. Pero muchos
indicios anunciaban una ventisca y la reserva de leña era
pequeña.
Había que superar nuevamente el cansancio y el sueño e ir
a buscar ramas secas. La conciencia sugería : "Tal vez
alcance la leña que hay". "Tal vez la ventisca sea breve."
Algunos participantes de la marcha pronunciaban estas
ideas en voz alta. Sin embargo, alguien es el primero en
levantarse y dirigirse a la puerta
¿Qué mueve a ese hombre? ¿La necesidad de conservar el
calor? ¡Pero en ese momento esa necesidad está satisfecha!
Ni la conciencia ni la voluntad pueden crear
artificialmente la necesidad. La necesidad no se puede
imaginar. La imaginación únicamente puede extraer de la
memoria la situación en la cual dicha necesidad no ha sido
satisfecha. La representación espontánea del cuadro con
hombres congelados junto a la estufa apagada genera una
emoción negativa, y esta emoción, surgida sobre la base
del instinto de conservación, superará la necesidad de
descanso y el cansancio.
Existe otro mecanismo que puede ayudar al hombre o,
para ser más exactos, otra necesidad: la de superar los
obstáculos, su propia no libertad, su dependencia
denigrante de la debilidad y del deseo de dormir
Es una necesidad muy antigua, que apareció ya entre los
animales. La descubrió Iván Pávlov y la llamó "reflejo de
10
la libertad"; mucho más tarde redescubierta como
"motivación de resistencia a la coacción", expresada con
particular fuerza entre los animales salvajes
El reflejo de la libertad vence con éxito al hambre, la
atracción sexual y el dolor. Incluso entre los animales este
reflejo es variable individualmente: entre unos individuos
de la misma especie está fuertemente expresado, entre
otros, debilitado y transformado en "reflejo de sumisión",
también descrito por Pávlov.
La necesidad de superar está aún más individualizada
entre los hombres
Posee aptitudes genéticas y se intensifica o se amengua en
menor o mayor grado con la educación. Es importante
recordar que para el hombre una barrera no sólo es un
obstáculo exterior, sino también un motivo que compite y
que hace al hombre no libre, esclavo de su debilidad o
costumbre
¿Con qué podemos demostrar que la voluntad es una
necesidad? Pues con el hecho que las emociones aparecen
en el momento de la superación (o no) de los obstáculos,
aunque el objetivo final no ha sido aún logrado, y la
necesidadconvertida
en
causa
primaria
del
comportamiento- no ha sido satisfecha.
La alegría por haber superado un obstáculo o triunfado
sobre sí mismo es tan atractiva y aguda, que el hombre
crea él mismo esos obstáculos y, de los objetivos
fácilmente logrables, ansía pasar a los de difícil
consecución.
¿Quizá la voluntad sea ese "libre albedrío" del que hemos
hablado tan escépticamente al comenzar el artículo? ¡¡¡No,
por cierto!!! El caso es que la voluntad no existe por sí sola,
siempre debe "adherirse" a alguna otra necesidad,
iniciadora del comportamiento (causa fuente). Porque el
viajero voluntario que, olvidando el cansancio, sale a
buscar la leña, va impulsado por la preocupación de
conservar la vida a sus compañeros y a sí mismo. Es
justamente la necesidad, "atendida" por la voluntad, la que
le comunica a ésta valor social. Porque la voluntad, por sí
11
sola, carece de ese valor; un delincuente volitivo es mucho
más peligroso que el que no tiene voluntad. Por cierto, la
voluntad puede adquirir significación independiente, pero
entonces deja de ser voluntad y se transforma en una
terquedad absurda
La idea de la complementariedad, aplicada a la psicología,
le pertenece a Tolstoi. En el mismo epílogo de la Guerra y
la Paz afirmaba: "?Si tomamos al hombre como objeto de
observación?..damos con la ley general de la necesidad, a
la cual, como todo lo existente, está sometido.
Y al
mirarlo desde nosotros mismos, según nuestra conciencia,
nos sentimos libres"
En otros términos, el hombre está determinado por las
aptitudes hereditarias y las condiciones de la educación (es
decir, no es libre) desde el punto de vista del observador
exterior.
Al mismo tiempo, es libre en la elección del
proceder desde el punto de vista
de la consciencia
reflexiva.
Esta sensación subjetiva de la libertad objetivamente
inexistente es la que genera el valiosísimo sentido de
responsabilidad personal, que nos incita a analizar
reiteradas veces las consecuencias eventuales de unas u
otras acciones . En este análisis nos apoyamos en la
experiencia de la vida, en la experiencia de otras personas,
e incluso en la de las generaciones pasadas.
La
información extraída de la memoria a través del
mecanismo de las emociones refuerza la necesidad que
predomina firmemente en la jerarquía de los motivos de
dicho individuo ("supertarea de la vida", según Konstantin
Stanislavski) y le facilita enfrentar los móviles
instantáneos, actualizados por las circunstancias que se
han dado.
Debido a ello no tomamos una decisión impulsiva e
irreflexivamente, sino en consonancia con el sistema de
valores impuestos por nuestra "supertarea": la dominante
de la vida..
La necesidad que domina firmemente en la estructura de
los motivos del individuo concreto, inicia la actividad de la
12
intuición
creadora
("superconciencia",
terminología de Stanislavski).
según
la
El mecanismo de la superconciencia no solamente
moviliza la experiencia vital, acumulada en la conciencia y
en el subconsciente del sujeto, sino que la recombina y
propone a la conciencia variantes de posibles actos no
existentes en forma acabada en la memoria. Tenemos
derecho a examinar estas decisiones, nuevas en principio,
como peculiar autodeterminación del comportamiento, si
bien será la práctica social ?que sanciona o rechaza los
resultados de la actividad de la superconciencia individualla que juzgue si son justas o erróneas las decisiones
tomadas.
Es en la tarea educativa como formadora de las
necesidades social e individualmente valiosas donde debe
prestarse particular atención y poner en primer plano la
formación de las necesidades espirituales, la capacidad de
vivir con sus ideas y con sentimientos ajenos, la capacidad
de obrar por respeto al bien y la verdad y no por temor ni
por la interesada perspectiva de ser elogiado o premiado
Lo más estéril y sin sentido en este plano es exhortar a ser
bueno, sensible, desinteresado, ansioso de saber, etc. El
altruismo debe enseñarse como se enseña la lengua. Por
cuanto la necesidad de conocer y la necesidad social "para
otros" son potencialmente inherentes a cada persona
normal, es preciso guarnecerla sin cesar con medios y
procedimientos para satisfacer esas necesidades.
La
dotación creciente incrementará la posibilidad de
satisfacerlas, o sea, facilitará la aparición de emociones
positivas que, a su vez, reforzarán las necesidades que las
han generado y les asegurarán un lugar, si no dominante,
al menos lato en la jerarquía de los motivos del individuo
Del mismo modo que Stanislavski llamaba a comenzar a
encarnar la "vida del alma humana" del personaje que
representa el actor por la verdad de las acciones físicas
más simples y más elementales, la educación de la
espiritualidad empieza por el respeto de las reglas
elementales de convivencia, cortesía y atención hacia las
personas que nos rodean
13
Existe, además, otra vía, quizá la más segura y directa
para formar al individuo socialmente valioso: la fuerza del
ejemplo
Gracias al mecanismo de la imitación,
especialmente desarrollado en los niños, los modelos de
comportamiento que encuentra entre quienes lo rodeanincluso sin estar concebidos ni argumentados con el
análisis lógico- son registrados por su subconsciente. Así
las normas de comportamiento y de moral se convierten
en orientación interna de las decisiones tomadas, en voz
de la conciencia, del corazón, en un deber. Si el niño se
encontrara desde los primeros meses de vida rodeado
únicamente por personas valientes, humanas y veraces no
necesitaría educación especial alguna.
Tampoco sería
necesaria la teoría de la educación; quizás tan sólo si
hubiera desviaciones de naturaleza genética o vinculadas
con enfermedades sufridas.
Sea como fuere, la personalidad comienza por la acción
Trata de cumplir con tu deber y te enterarás qué hay en ti
Porque el hombre es su proceder.
Descargar