Evolución de los sistemas de cubierta sobre la construcción

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Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996,
eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996.
Evolución de los sistemas de cubierta sobre la construcción
abovedada en la arquitectura religiosa de la Comunidad
valenciana, entre los siglos XIV y XVIII
Fernando Benavent Avila
Julián Magro Moro
A partir del momento de la conquista de Valencia por
Jaime 1 en 1238, y la creación del Reino de Valencia,
éste se incorpora al mundo occidental, dentro del contexto de la corona de Aragón, y por consiguiente dentro de su influjo. Se crea una sociedad en la que predominan las clases no aristocráticas, lo cual origina
un espíritu democrático que favorece el desarrollo
económico, convirtiéndose
en un importante centro
agrícola y artesano. Este predominio de la burguesía,
imprimirá un carácter particular a la construcción valenciana, que en cada generación buscará su propio
modo de expresión, al que irá superponiéndo a lo ya
existente. En frase de un autor valenciano del XIXt es
una sociedad con «una aspiración moral constante,
sucesivamente modificada en su expresión artística».
El primer tipo de cubrición que vamos a analizar
es el de las iglesias de arcos diafragmáticos. Constan
de una sola nave de planta rectangular, y con el presbiterio también en rectangulo, lo que es una clara referencia a una planta «basilicai». Son naves con cubierta de madera a dos aguas, apeadas en arcos
perpiaños transversales, mostrando un aspecto exterior en su trasdós de forma angular, con las inclinaciones correspondientes
a los faIdones de cubierta, y
con una imagen interior en su intradós con la misma
forma angular, suavizada en su eje transversal (cumbrera) por un falso almizate.
Podemos encontrar una importante decoración en
toda la estructura leñosa (tablas, pares, correas) incluso en las ménsulas o canecillos de piedra. Las
obras de fábrica se ajustan a los materiales disponi-
bles en la zona. normalmente fábricas de silleria en
arcos y esquinas, aunque puede encontrarse tabién el
ladrillo. El resto de la fábrica se realiza en tapial o
mampostería,
siendo muy habitual que los contrafuertes se realicen de silleria.
Las obras de carpinteria de armar se realizan con
madera de coníferas, eon correas y pares. Posiblemente como consecuencia de intervenciones posteriores, podemos encontramos correas y cabirones de
madera, con tablero de ladrillo, siendo siempre el
material final de cubrición, la teja árabe asentada con
mortero de cal (figura 1).
Torres Balbás2 relaciona este tipo de edificios con
las «navalia» romanas, con destino mercantil e industrial, y señala su utilización en los monasterios
cistercienses de Fossanova, Viterbo y otros.
Parece sin embargo más clara su derivación, apuntada por Choisy,J de los arcos de mamposteria colocados a modo de cortafuegos en las basílicas paleocristianas. Sea cual fuere el origen y relación entre
estas primeras formas de construcción religiosa en la
Comunidad Valenciana y las palocristianas, lo cierto
es que el «tipus» se extiende hacia el sur, llegando
incluso a Murcia. Los ejemplos fueron muy numerosos, pero unas han desaparecido y otras han recibido
añadidos y modificaciones posteriores, que las hacen
dificilmente rcconocibles
Si abundante es el tipo de iglesia de arcos diafragmáticos con armadura, muchísimo más numerosas
son las de una sola nave, con bóveda de crucería y
capillas entre los contrafuertes.
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F. Benavent, J. Magro
Figura 1
La solución consta esencialmcnte en la repetición
de tramos rectangulares,
cubiertos con bóveda dc
crucería muy sencilla, generalmente
cuatripartita.
Los esfuerzos son absorbidos por 10s contrafuertes
dispuestos en las cuatro esquinas del rectángulo. El
csquema de fuerzas queda muy claramente definido,
y el espacio resultante sigue tenicndo resonancias basilicales, aunque la espacialidad queda modificada
por la repetición de ritmos de las tramadas. La planta
es alargada, no existe transepto y la cubrición del
presbiterio adopta un esquema radial, siempre dentro
de la línea de máxima sencillez.
En la búsqueda de los antecedentes del «ti pus»,
hay numerosos
autores que buscan una relación
Oriente-arquitectura
gótica,4 pcrfectamente explicable sobre todo por la relación templarios-cistercienses, y su relación preponderante sobre el origen del
gótico. Sin embargo, cabe pensar en un origen a partir de la estructura de arcos perpiaños, al tratar de
sustituir la madera por bóveda dc crucería.
Aunque haya sido así, no conocemos ningun intento previo o balbuceo, y el tipo analizado, aparece
perfecto en nuestra Comunidad. La cubierta de estas
iglesias, presenta una novedad, y es la desaparición
de la estructura leñosa. En efecto, la cubrición no se
realiza a dos aguas, sino mediante cubierta plana.
U na vez cerradas las bóvedas, se recrecían los muros
perimetrales, creando un espacio cerrado alrededor
del extradós de las bóvedas. A continuación se procedia a rcllenar las enjutas con vasijas y cacharros de
alfarero mezcladas con mortero de cal. La dimensión
de las vasijas era variable a edida que se hacía más
grande el seno. También con capas de mortero se realizaban en la parte superior las correspondientes
pendientcs, ¡ogradas las cuales, se recubría la superficie con rasilla y mortero, quedando así terminada la
terraza. La solución, característica del gótico español
mediterráneo, causó la admiración de los estudiosos
del siglo XIX,5 que reconocieron sus valores de incombustibi1idad, pero supusieron que sustituía a una
cubierta previa de estructura leñosa, llegando en algún caso a proponer su restitución.6
Hay que decir, que en la actualidad, no se conserva ninguna de estas cubiertas originales, pues según consta7 por documentos el mantenimiento de las
mismas era dificil, y siempre aparecían grietas y humedades. con lo cual, y a partir del siglo XVI, fueron
sustituidas por cubiertas de teja, con las características que señalaremos en su momento. Sin embargo,
en algunos casos, aunque desgraciadamente
no en todos, intervenciones actuales han devuelto su aspecto
primitivo a las terrazas (figura 2).
El Renacimiento trae consigo el uso de la bóveda
de cañón seguido, y el de la cúpula sobre tambor. En
la Comunidad,
nos encontraremos,
por una parte
obras dc nueva planta, y por otra la adaptación de
edificos ya existentes a las nuevas tendencias. Las
Figura 2
Cubierta sobre construcción
abovedada
iglesias vienen sometidas a una nonnativa muy rígida después del concilio de Trento, y en esa normativa se explica muy claramento las precauciones que
hay que tener a] construir.
Conservamos un documento,S en e] que se adaptan
a la Archidiócesis de Valencia las normas de] Concilio, y más concretamente ]a «lnstructionum fabricae
et suppellectitis ecclesiasticae» de S. Carlos Borromea (1577). En dicho documento, se manda que: «la
cubierta de los Templos sea bóveda firme, conveniente y correspondiente
a la fábrica de] Temp]o».
Con respecto a] tejado, y posiblemente teniendo en
cuenta ]a experiencia de las cubiertas planas a que
antes hicimos referenciase dice que: «Las dichas bóvedas se han de cubrir con tejado entero, que cubra
todo e] edificio; porque las cubiertas padecen mucho,
y se penetran las aguas, y ]0 interior de] Temp]o en
poco tiempo está gastado y negro». Posiblemente por
la poca experiencia en cubiertas a dos aguas, se seña]a ]a necesidad de que e] tejado vuele ]0 suficiente:
«Este tejado ha de salir tan a fuera sobre las paredes
del templo, que haya un rafe muy cumplido, por la
hermosura del edificio y defensa de las paredes y
ventanas».
Es curioso sin embargo, que se siga preconizando
una solución en ]a que la madera intervenga poco,
aunque también se acepte ]a estructura de madera:
«No ha de ser este tejado de tejavana, sino sobre tabiques de ladrillo que formen callejones, como se
practica en muchas partes, o sobre adera suficiente a
tener e] peso del tejado. El tejado será perpetuo, si
las tejas se asentaren con cal, o con mortero, bien
perfiladas».
Cuando se use la madera, se tendrá quc tcner en
cuenta: «Si el tejado estuviere sobre madera, dejense
en el espacio que ha de haber entre é] y la bóveda
ventanillas, o a ]0 menos troneras a trechos, y correspondientes unas a otras, para que corran los aires,
porque sino, la madera de] techo se pudrirá muy en
breve, y vendrá todo el tejado en ruina, y ]a causaría
a ]a bóveda» (figura 3).
En ]0 referente a la forma de la Ig]esia, se indica la
de cruz latina, pero se señala la conveniencia de cúpula en el crucero «Sobre el crucero, habiendo posibilidad, haya linterna o cimborio proporcionado a la
fábrica». Esta cúpula, que se realiza sobre tambor, y
suele ser de dos hojas, se recubrirá con teja vidriada
de color azul fuerte, siendo éste un elemento característico de las cúpulas de la Comunidad.
en la Comunidad
valenciana
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Figura 3
Junto a las obras de nueva planta, se produce en
estos años, sobre todo a partir del Barroco un recubrimiento de la tipo logia ya citada de iglesias de
nave única, cubiertas con bóveda de crucería, y con
capillas entre contrafuertes. Algún autor,9 ha señalado la continuidad espacia] entre esta tipo]ogía, y ]a
resultante de ]a Contrarreforma, la iglesia de tipo <<jesuítico». Si observamos con detenimiento, veremos
que en todos los casos e] revestimiento
señala los
mismos ejes y ritmos que tenía e] edificio original,
marcando los apoyos y manteniendo e] ritmo de los
fajones. Quizás e] éxito se deba a ]a perfecta relación
forma-función que se da en el tipo, o, a que crea un
espacio igualitario muy en consonancia con e] sentido de ]a sociedad valenciana.
El revestimiento
y ocultación de los elementos
verticales es general, pero las bóvedas, en unos casos
siguen siendo las de crucería, con las nervaduras rebajadas, y en otros se recurre a una solución laminar
de bóveda tabicada, realizada generalmente con tan
sólo un doble tablero de ladrillo, son un espesor total
que ronda los diez centímetros. La solución demuestra además un evidente conocimiento de la fonna de
trabajar e] sistema de bóveda. Cada dos metros aproximadamente, se forja un anillo de refuerzo mediante
un arco tabicado sobre e] trasdós de ]a misma bóveda; en estas zonas el espesor total de] tablero no
sobrepasa los quincc centímetros. Además se suele
dotar de unos puntales de arriostramiento
que van
desde los riñones de la bóveda hasta los arcos cruceros de la estructura gótica. Suele quedar un espacio
entre las dos bóvedas por donde se puede circular,
aunque con dificultades.
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F. Benavent, J. Magro
Lo que ocurre en todos los casos de revestimiento,
es la sustitución de la cubierta de tetTaza por cubierta
de doble vertiente de teja. Para hacerlo, se sobreelevan paredes sobre la terraza, y sc desarrolla una estructura de tabiquilIos, prácticamente
sin intervención de la madera. Manuel Fomés y Gurrea,lO recoge,
al final del periodo, la «fórmula» para este tipo de
formación de cubiertas. Dice: «Para formar las vertientes sobre los trasdós de las bóvedas, se hacen callejonadas de tabiques de tres palmos de anchos, cubiertos con bovedillas o baldosas grandes, y sobre
estas las superficies o planos inclinados en que se
asientan las tejas. A esto se reduce la práctica; pero
conviene saber el modo de aligerar el peso que producen tantos tabiques, que suben desde el principio
de los senos o arranques de las bóvedas donde cimentan, hasta formar las vertientes. El método de aligerar se reduce a formar arcos en los mismos tabiques, que estriben sobre las paredes y trasdós de las
bóvedas, por cuyo medio se puede suprimir una tercera parte de su peso y trabajo.»
En la práctica hemos encontrado numerosas soluciones que intentan conseguir la mayor efectividad a
este tipo de cubierta, desde la colocación de anillos
de reparto, colocados sobre el trasdós a modo de cimentación de los tabiques, evitando asi efectos de
sección sobre la bóveda, hasta la construcción de los
tabiques no en línea recta, sino en forma sinuosa,
para evitar el efecto de pandeo (figuras 4 y 5).
Posiblemente la Comunidad Valenciana no sea la
única donde se de este tipo de soluciones, pero si que
hay que decir que es en la que se dan en un porcentaje infinitamente superior al resto del país. No debe
ser ajena a ello por una parte la tradición mediterrá-
Figura 4
Figura 5
nea de uso de los materiales cerámicos en la construcción y la experiencia en la construcción de bóvedas tabicadas, arraigadas hasta hace muy pocos años
en la arquitectura tradicional, y por otra las dificultades de mantenimiento de las estructuras de madera,
por las condiciones climáticas, los ataques de xilófagos y el peligro de incendios.
En un curioso librito, publicado en 1776, por D.
Joaquin de Sotomayor, estractando y añadiendo a
uno del conde de Espie sobre Modo de hacer incombustibles los edificios, sin aumentar el coste de su
construcción, encontramos por una parte la defensa
encendida de esta solución, a cargo de Sotomayor,
que invoca a su favor razones de todo tipo, pasando
de la seguridad a la ecología, y por otra parte el escepticismo de Ventura Rodriguez, que en la «Censura» previa a la obra, se muestra disconforme con
las pretendidas ventajas.
Cubierta sobre construcción
abovedada
La práctica constructiva del siglo XIX, sobre todo
en las restauraciones llevadas a cabo en la segunda
mitad, abandona la idea de cubrición con tabiquillos
cerámicas y retorna la de cubiertas de estructura de
madera, con resultados en la mayor parte de los casos negativos, pues en las intervenciones realizadas
actualmente, suele estar más deteriorada la actuación
del siglo XIX que la original.
Evidentemente, no hay que echar las culpas a los
actuantes del XIX, sino que las causas del deterioro de
las cubiertas, son muy variadas y difíciles de sintetizar
en pocas líneas. Aparte las causas exógenas al edificio, muy variadas y que van desde terremotos a incendios o saqueos, podríamos hablar de defectos de construcción, bien por insuficiente protección de los
tableros de madera, por mala ejecución de la cubierta
plana, o por mala ejecución de los tabiques cerámicas,
según los casos. O bien hablar de patologías encadenadas, basadas principalmente en fallos de cimentación en las obras de fábrica, o en la perforación de los
contrafuertes y otras intervenciones en el edificio que
debilitan la capacidad portante de la estructura.
La falta de mantenimiento, las incorrectas repara-
en la Comunidad
valenciana
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ciones ejecutadas a lo largo de la historia del edificio, o las transformaciones del conjunto, son otros
factores de riesgo que pueden afectarJo gravemente.
NOTAS
1. Llorente Falcó, T., España, sus monumentos y Artes.
Valencia 1886.
2. Torres Balbas, M., «Naves cubiertas con armaduras de
madera sobre arcos perpiaños a partir del siglo XIII».
Archivo de arte español, Enero-marzo 1960.
3. Choisy, A., Historia de la Arquitectura B. Aires. 1970.
4. Choisy, A., op. cit.
5. Bassegoda Nonell, J., La cerámica popular en la arquitectura gótica. Barcelona 1983.
6. Bassegoda Nonell, J., op. cit.
7. Magro Moro, J., La catedral de Valencia. análisis histórico y valoración crítica. Valencia 1985.
8. Benlloch Po veda Ced.) Manual de constructores. Valencia 1995.
9. Marqués de Lozoya, Historia del Arte Español. Madrid
1931.
10. Fornés y Gurrea, El Arte de edificar. Madrid 1847.
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