Naturalismo, realismo literario y la explicación de los fenómenos

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Nº 61 - junio de 2011
Naturalismo, realismo literario y
la explicación de los fenómenos sociales
Por Alfredo Juan Manuel Carballeda
Alfredo Juan Manuel Carballeda. Trabajador Social.
“Esto es lo que constituye la novela experimental: poseer el mecanismo de los fenómenos
en el hombre, demostrar los resortes de las manifestaciones intelectuales y sensuales como
nos los explicará la fisiología, bajo las influencias de la herencia y de las circunstancias ambientales, después de mostrar al hombre vivo en el medio social que él mismo ha producido,
que modifica cada día y en el seno del cual manifiesta, a su vez, una transformación continua.
Así pues, nos apoyamos en la fisiología, tomamos al hombre aislado de las manos del fisiólogo para continuar la solución del problema y resolver científicamente la cuestión de saber
cómo se comportan los hombres desde que viven en sociedad”.
Emile Zolá
“La novela experimental” en El Naturalismo, Península, Barcelona, 1976, p. 38.
1-La relación entre realismo, naturalismo y ciencias sociales
Desde mediados del siglo XIX, dos corrientes literarias intentarán construir una extraña
amalgama entre; protesta social, fatalismo y la elaboración tácita de una propuesta de reforma
social que abarcará individuos, conductas y poblaciones. El naturalismo y el realismo, como
formas de expresión cercanas al positivismo lograron construir lentamente una visión de los
problemas sociales que aún hoy se mantiene vigente.
Esta visión, al apoyarse especialmente en la denuncia de la pobreza se tiñó desde sus inicios
de una pátina reformista que se reproduce en la mayoría de las explicaciones y metáforas referidas a los problemas sociales y especialmente a la pobreza. En la Argentina, desde diferentes
posiciones estas corrientes estético literarias presentan un propósito de crítica social y política,
curiosamente tanto desde los sectores conservadores como de los progresistas. El discurso acerca
de lo social y político que surge en ese contexto tiene una serie de rasgos que lo relacionan en
forma penetrante con la literatura de esa época y construye una narrativa que continúa como
expresión dominante en el imaginario social.
Estas cuestiones se plasman en relatos, especialmente novelas, que van desde la existencia
de protagonistas individuales o colectivos relacionados conflictivamente con su entorno, hasta
héroes y villanos determinados indefectiblemente por el medio social o la herencia biológica.
De esta manera, el sentido de las obras literarias realizadas desde estas corrientes construyen
una nueva relación entre sociedad y naturaleza. Esta, se da en diferentes aspectos, por un lado
desde lo estético donde sobresale la descripción, pero por otro, la estética abre una especie de
nuevo camino explicativo hacia los problemas sociales. El método naturalista literario proviene
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de las ciencias naturales, allí es donde sobresale la metáfora de las relaciones causa efecto tomadas desde el paradigma anátomopatológico o la revolución bacteriana.
Pero, también desde esa lógica se construyeron las bases de la posible resolución de esos
problemas sociales, tanto desde medidas de orden general como a partir de propuestas de carácter interventivo. En el naturalismo y el realismo, los hombres no son libres, están determinados
por el entorno y su herencia genética. Una nueva forma de atadura los contiene, esta como un
manto invisible, deberá ser visualizada por una mirada experta y fundamentalmente externa que
propondrá las formas de resolución del problema. Esa falta de libertad es justificada a través de
las ideas de evolución social, en este aspecto, tal vez haya un punto de encuentro entre conservadorismo y el progresismo de la Argentina naciente en el fin del siglo XIX.
La noción de medio social aparece aquí como un elemento central. Se transforma en un punto
de arranque necesario y definitivo para la construcción de marcos explicativos y comprensivos
teñidos inevitablemente de fatalismo. Esa visión de lo social, pintará de gris, tristeza y melancolía
a los escenarios de la desigualdad, transformándola en un hecho donde se entrelazan estética y
ética.
Así, quienes los habitan, tendrán dificultades insoslayables que solo podrán ser resueltas a
partir de grandes transformaciones individuales. Estas se logran desde diferentes caminos; por
medio del milagro de la bondad de los otros, o sea desde una conversión filantrópica; el enamoramiento y la aceptación por alguien de otro estrato de la sociedad, o una transformación social
constituida por actores individuales y externos a ese medio, quienes aparecen como los únicos
capacitados para resolver la situación de imposibilidad de los desposeídos.
El naturalismo y el realismo como movimientos culturales se construyen en la sociedad burguesa europea del siglo XIX. Desde los valores de esa ascendente categoría social, se describirán
los conflictos sociales, la desigualdad y la vida cotidiana de los sectores mas expoliados de la
sociedad. Su mirada intentará objetivar el escenario, entenderlo científicamente, desde fuera,
construyendo también una nueva forma de involucrarse en la vida política, apoyada en el cuidado de sus intereses de estamento social.
Esta nueva construcción discursiva tiene la particularidad de presentarse contradictoriamente
como transformadora y cuidadosa del orden. De este modo, la desigualdad es un problema de
una parte de la sociedad que es víctima de sus propias circunstancias y determinaciones.
La crítica social naturalista será ideal para la academia universitaria, especialmente en el
campo de la medicina, desde donde surgirán más y nuevas denuncias, apoyadas ahora en la
ciencia, y desconocidos discursos políticos, hasta ese momento desconocidos, que en el caso
Argentino se enrolan en un socialismo científico que coincide en los temas de fondo con los
sectores mas conservadores.
La burguesía como nuevo actor social europeo, se alejaba en esa etapa del idealismo romántico, mientras que lentamente se aferraba a una pretendida objetividad científica. De este modo,
a los pobres se los asociada a la pasión, a la irracionalidad, a estadios anteriores de la evolución
humana. Estas asociaciones son presentadas en narrativas tanto literarias como científicas como
un fenómeno mancomunado con el determinismo, descripto a nivel individual como producto
de deformaciones del sistema nervioso por las influencias del medio o la inferioridad racial.
El naturalismo y el realismo, también se apoyaron en la observación fáctica y precisa de la
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realidad, desde un punto intermedio entre cercanía y objetividad de los hechos sociales, pero
siempre, por fuera del subjetivismo. El narrador, en estas corrientes, es omnisciente, es decir
maneja absolutamente todos los componentes del relato, posee capacidad predictiva y se dirige
al lector desde una perspectiva didáctica, proponiéndole una lección social o moral.
De allí que gran parte de las propuestas de intervención herederas de esas corrientes se relacionen con la idea de educar al otro entendiéndolo como incapaz de resolver sus propias dificultades.
La educación como forma de transformación de la sociedad tendrá diferentes acepciones en las
distintas décadas de gran parte del siglo XIX, llegando a la actualidad casi con el mismo vigor.
En ese período, bajo la escuela de Emilio Zola, el naturalismo francés trató de convertir a
la literatura en ciencia, cuyo objeto de estudio era el medio social, utilizando el método de la
observación y experimentación. Como científico, el narrador naturalista, debía ser impersonal
y objetivo. La opción por la narración en tercera persona recuerda a las descripciones de los
informes sociales de los inicios del Trabajo Social, la Sociología, la Antropología o la Medicina.
La predilección del naturalismo y el realismo por los escenarios de la desigualdad, la pobreza
y la miseria, de alguna manera, explica la necesaria organización de las metáforas sociales y
las relaciones entre biología y medio social. De este modo, el naturalismo y el realismo como
corrientes de pensamiento, producen un extraño encuentro entre reforma, transformación y
filantropía que aún atraviesa gran parte de los imaginarios sociales de las políticas públicas, las
intervenciones, el discurso político y las instituciones.
La relación entre un campo de conocimiento descubierto casi a la par del nacimiento del
naturalismo, la fisiología, dará elementos para comenzar a describir a la sociedad como “cuerpo”
con sus respectivas células, tejidos y conjunto de órganos. Así la familia será la célula básica de
la sociedad y la organización de la sociedad será constituida desde la metáfora del tejido social.
En este encuentro inesperado entre medicina experimental y literatura el determinismo pasa
rápidamente de lo biológico a lo social. Lo atraviesa y le confiere una dirección insoslayable.
Pero, ese “cuerpo social” no está aislado, se encuentra en un medio, que también va ser construido desde la lógica de las ciencias naturales. Así, medio social será sinónimo de “medio
experimental”, pero especialmente como espacio de análisis y estudio de los ahora llamados
determinantes de la conducta de quienes los habitan, como una especie de fisiología aplicada
a las características sociales y culturales de los individuos que habitan esos territorios cercados
por la pobreza y la desazón.
La novela experimental como base del discurso naturalista, intenta desde la explicación de
sencillas relaciones entre causa y efecto, construir una cadena de connotaciones que van construirse a partir una arbitraria descripción de la desigualdad, hasta la explicación de esas causas,
en tanto determinantes irresolubles. De este modo la explicación de las conductas de quienes
habitan esos lugares predefinidos, donde cohabitan la maldad, la desigualdad, las salidas individuales casi siempre aparecen en el relato ligadas a posibles resoluciones de los problemas.
Las posibilidades de transformación de ese “medio social” y de la sociedad toda, será una
imposibilidad atravesada por las dolorosas características de los pobres que deambulan desorientados por los grises y opacos senderos de barrios oscuros, fétidos y lejanos del progreso
por ser víctimas de éste.
El naturalismo, en tanto que se vincula desde sus orígenes con el realismo, al surgir como una
tendencia opuesta al romanticismo, lleva a la literatura a la consumación del sueño occidental
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y burgués de la construcción de un mundo desde bases científicas. Ahora organizado a través
de una nueva religión que conjuga ciencia y naturaleza, reviviendo en clave del pensamiento
positivista a los ideales de la Ilustración.
Además, el naturalismo, incorpora temas y componentes que se relacionan con el clima de
época en el que desarrolla su obra. Así, el materialismo, concierne con esta forma de literatura,
dejando de lado la visión espiritual, los ideales y los sentimientos. La comunión entre materialismo y ciencia se sostiene fuertemente en el relato naturalista. De esta manera los ideales y
sentimientos son entendidos como productos de la fisiología del organismo humano, de allí que
se los reduce a un hecho “natural” y con posibilidades de ser conocidos y transformados desde
lo científico.
De la misma forma, incorpora el determinismo, desde la perspectiva que indica lo inexorable
marca que deja la herencia biológica y las influencias del medio social.
Otro rasgo que caracteriza al naturalismo es su relación con el método experimental hipotético
deductivo, donde las situaciones de cualquier tipo solo pueden ser explicadas desde ese lugar.
El novelista, de la misma manera que el científico, ubica a sus personajes en diferentes lugares,
siempre demostrando que su comportamiento depende de la herencia y del medio, todo está de
algún modo predestinado, salvo que una intervención externa, desde una lógica diferente logre
cambiar taxativamente la situación.
La oposición entre naturalismo y romanticismo, y el triunfo del primero sobre el segundo en
la explicación de los problemas sociales, tendrá como consecuencia inmediata la pérdida de la
centralidad de “lo otro”, de las culturas diferentes, de otras lógicas, en tanto posibles lugares de
verdad y valoración de sus propios aspectos sociales. La única salvación posible, pasará entonces
por la imposición de un orden racional y científico de la cotidianeidad, que para algunos será
útil para mantener la disciplina sobre los márgenes de la exclusión y para otros una especie de
garantía “evolucionista”, para llegar a la transformación y los cambios sociales.
De ahí que la mirada de muchos reformistas del Siglo XIX hacia América, planteaban que
nuestro continente debía transitar, antes que llevar adelante una revolución, por diferentes etapas para llegar a la cúspide pre revolucionaria que como fantasma atravesaba a Europa. De esta
manera, la historia repite a la evolución de las especies, América, en esa narrativa se encuentra
en un estadio inferior que deberá transitar de manera inexorable. En otras palabras, las etapas
desde esa perspectiva indefectiblemente pasan primero por la revolución burguesa y luego la
liberación y la independencia.
Desde estas ideas, la intervención en lo social comenzará a orientarse a la observación rigurosa
de la vida cotidiana de los sectores “determinados” por la pobreza y la desigualdad, aplicando
un método experimental que atraviesa desde las ciencias naturales a la literatura, la sociología y
la psicología. Esta narrativa requiere ir a terreno como un observador externo, desde allí logrará
documentarse, realizando meticulosos trabajos de campo que en forma tautológica que ratificarán las visiones de la pobreza y la desigualdad sugiriendo salidas y propuestas donde quienes
padecen esas circunstancias no tienen la palabra y mucho menos la capacidad de acción. Las
costumbres y los ambientes serán el lugar predilecto de observación y de señales que marcan la
necesidad de cambios.
Desde allí se construirán perfiles psicológicos, formas de pensar, ratificación de la imposibilidad de salir sin la ayuda de alguien que no pertenezca a ese ambiente atravesado por determinapágina 4
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ciones. El habla popular, en su expresión literaria, muchas veces será utilizada para hacer decir,
lo que sea necesario en la ratificación del fatalismo naturalista, desde ese lugar se construyen
los personajes, escenarios y situaciones.
La literatura y la medicina comparten desde ese clima de época hasta hoy una serie de curiosas
coincidencias, la construcción de lo “sano” y de lo “enfermo” como formación discursiva sostiene
al saber médico desde una suma de factores históricos y culturales que le otorgan cierta validez
“científica”. Las metáforas de “curar la sociedad”, “realizar una operación de cirugía mayor”,
entrecruzan política y sociedad sosteniendo las características de un modo de hacer. La literatura, desde el naturalismo se muestra capacitada para componer y describir desde la estética una
figura de la sociedad y de los actores sociales que atraviesan esos escenarios. Como así también
representarlos, explicar sus conductas, actitudes y formas de comprender y explicar el mundo.
2- Un Cuento de Navidad. Naturalismo y Filantropía
Esta novela, publicada en 1843, Charles Dickens, conjuga algunos elementos que pueden ser
interesantes para analizar. Uno de los protagonistas (Scrooge) es un empresario que mantiene
una relación conflictiva con sus empleados, no los escucha ni comprende. Su avaricia, marca
el sentido de su vida, donde su principal objetivo es obtener ganancias y disminuir los gastos
que pueden ocasionarle cualquier eventualidad propia o ajena. En la noche de navidad tiene un
sueño donde toma contacto con un fantasma. Éste le muestra el futuro a través de un sueño. En
él, Scrooge se horroriza al ver que en su destino, su casa, por culpa de su avaricia, será saqueada
por los pobres. Durante el sueño intenta convencer al espíritu que le muestra el futuro de que él
está preparado a cambiar si el destino también cambia.
Al despertarse, Scrooge se convierte en un hombre amable y generoso, decide celebrar la
navidad y le envía un pavo a uno de los empleados (Cratchit), al que había despedido, le da
un aumento de sueldo y lo ayuda en el tratamiento de la enfermedad de su hijo. Desde la esfera
individual y especialmente a partir del temor a perder lo que se tiene, el protagonista muestra
un mundo de desigualdad, prepotencia y avaricia que podrá ser cambiado desde su actitud individual. Scrooge se vuelve filántropo por el temor que surge a través de un sueño que logra
develarle los efectos de la desigualdad.
La vida de sus empleados es miserable y ellos también lo serán, dado que el ambiente los
condiciona desde diferentes aspectos. Una pobreza que de alguna manera los transforma en
niños inocentes que podrán ser redimidos desde dos lugares posibles, el empleador o un cambio
social, pero nunca con ellos como protagonistas. La filantropía o la ciencia se encargarán de
llevar adelante las diferentes formas de la redención.
En “Un cuento de Navidad” no hay leyes sociales, ni Estado, pero fundamentalmente el destino de los empleados de Scrooge sólo puede resolverse a través de un otro que no pertenece al
mundo de ellos. La Justicia Social como concepto recién está siendo acuñada.
La idealización de la pobreza en tanto su relación con la inocencia la ubica en el lugar de la
imposibilidad de la resolución o la elaboración de propuestas desde allí, ya que se encuentra
minimizada, los pobres son como niños en ese relato. Seres inferiores que necesitan de otros,
que pueden ser filántropos o revolucionarios. Pareciera que, desde la imposibilidad que certifican
los factores del medio, siempre necesitarán de ayuda externa.
“Un cuento de navidad”, extrañamente, forma parte de la obra mas difundida de Dickens.
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Durante años, en el Reino Unido era una costumbre que se lo leyera durante las fiestas de navidad a toda la familia reunida. Tuvo más de quince adaptaciones cinematográficas y tal vez forme
parte de la construcción mítica de la sociedad sajona occidental en el siglo XX.
Es de alguna manera la fundación de la filantropía desde la literatura, pero las metáforas de
“Un cuento de Navidad” llegan de diferentes maneras a nuestros días.
3- Domingo Faustino Sarmiento. El naturalismo americano en forma de proyecto de
nación
Es posible considerar al “Facundo” de Domingo F. Sarmiento como uno de los primeros ensayos sociológicos novelados escritos en la Argentina. La novela abarca aspectos, pedagógicos,
sociológicos, políticos y filosóficos. La presencia del paisaje, la tierra como determinante fatalista
de conductas y cosmovisiones, servirá para la construcción de un proyecto político en el que la
oposición entre civilización y barbarie tensiona los relatos. El triunfo de la “civilización” llevará
a la oligarquía terrateniente al gobierno y a los llamados bárbaros a la periferia de la sociedad.
Tal vez no sea casual que Sarmiento pretenda ser un educador, pero como tal sabrá cuáles
son sus límites, no dudando en proponer el exterminio de aquellos que -de tan atravesados por
los determinantes del medio- deben ser aniquilados, dado que no sólo su situación es irresoluble
sino que por sí mismos representan un peligro en potencia para el todo social civilizado.
Civilización y Barbarie implican dos formas de vida irreconciliables, sin posibilidades de
síntesis. Ambas son presentadas desde una lejanía tal que las hace totalmente ajenas y antagónicas. El método naturalista le dará la razón, creándose -luego de las masacres que surgieron de
las contiendas entre unitarios y federales- una actitud compasiva para los hijos de los derrotados,
que se apoya en su imposibilidad de ser otra cosa.
Cuando Sarmiento, en el Facundo afirma…: ”en Facundo Quiroga no veo un caudillo simplemente, sino una manifestación de la vida argentina tal como la han hecho la colonización
y las peculiaridades del terreno”(Sarmiento,D.F.1991.12) está ratificando la necesidad de un
proyecto político excluyente de un sector definido de la sociedad.
Lo otro, como amenaza o lugar de la imposibilidad en el caso de Sarmiento, no se ubica territorialmente en el suburbio de la gran ciudad, está en la inmensidad de la pampa. En ese paisaje
indescifrable para el autor, germina la barbarie. La ciudad en este caso será la posibilidad de
salvación o redención. El gaucho, en tanto habitante de la pampa, no podrá nunca ser civilizado
conjugando medio social y herencia biológica dentro de un encuadre de fatalidad. El problema
está en la sangre, que como herencia genética se contamina minuto a minuto por efecto del
paisaje como determinante del medio.
Así… “Las diferencias de volumen del cerebro que existen entre los individuos de una misma
raza, son tanto más grandes en cuanto más elevadas están en la escala de la civilización. Bajo el
punto de vista intelectual, los salvajes son más o menos estúpidos, mientras que los civilizados
se componen de estólidos semejantes a los salvajes, de gentes de espíritu mediocre, de hombres
inteligentes y de hombres superiores.” (Sarmiento D.F. 1991; 48)
Para Sarmiento, el gaucho lucha contra la naturaleza sin lograr dominarla, sencillamente,
porque es parte de ella. Como contraposición, el hombre civilizado -que si bien también lucha
contra la naturaleza- forma parte de un proceso histórico inexorable.
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4- Guerra y Literatura en los escritos de Sarmiento
Civilizados y Bárbaros; Unitarios y Bárbaros son narrados como contendientes dentro
de una guerra, en tanto participantes de una puja entre dos vertientes diametralmente opuestas.
La relación entre guerra política y literatura que plantea Sarmiento será similar a la
de Clausewitz. En ambos la guerra es un instrumento de la política. Pero Sarmiento, a su vez,
profundizará la idea de que una u otra modalidad de hacer la guerra hablará de las características
de los contendientes, explicando su cotidianeidad, y visión de mundo.
En este aspecto, el enfrentamiento no es sólo entre dos fuerzas. Unitarios y federales
son presentados como dos mundos opuestos. El uso de la artillería y la infantería serán para
Sarmiento, sinónimo de civilización, en oposición a la caballería que representará a la barbarie...
“En La Tablada de Córdoba, se midieron las fuerzas de la campaña y de la ciudad, bajo sus
más altas inspiraciones, Facundo y Paz, dignas personificaciones de las dos tendencias que
van a disputarse el dominio de la República. Facundo, ignorante, bárbaro, que ha llevado por
largos años una vida errante que sólo alumbra, de vez en cuando, los reflejos del puñal que gira
en torno suyo, valiente hasta la temeridad, dotado de fuerzas hercúleas, gaucho de a caballo
...no tiene fe sino en el caballo, todo lo espera del valor, de la lanza, del empuje terrible de sus
cargas de caballería”...(Sarmiento , D. F.1991:198).
El uso de la caballería como modalidad prominente en la guerra será sinónimo de
barbarie, de una Argentina atada al pasado, a sus orígenes, tanto españoles como indios, una
Argentina que no había sabido interpretar las luces de Rivadavia, que amenazaba y ocupaba
Buenos Aires, la futura metrópolis europea enclavada en América del Sur. En el libro “Facundo”
de Sarmiento ya se vislumbraba que el proyecto político de los federales no podía ser solamente
derrotado en el campo de batalla. No bastaba con el triunfo en la guerra. Se necesitarían nuevos
dispositivos, tecnologías, formas, estrategias, aprendizajes que ya se percibían aún en el medio
de la contienda de disciplinamiento. Esos gauchos ya en la paz serán “civilizados” y el proyecto
educativo de Domingo F. Sarmiento será una de las formas instrumentales para ese objetivo.
Tanto en el “Facundo” como en el libro “Educación Popular”, las nociones de civilización y barbarie no son solamente sinónimos de proyectos y voluntades políticas opuestas sino
que también estarán claramente territorializados, en lo que este autor denomina la puja entre el
campo y la ciudad. Dos territorios, dos mundos que se enfrentan...”¿Pudo prever Dorrego y su
partido que las provincias vendrían un día a castigar a Buenos Aires, por haberles negado su
influencia civilizadora; y que a fuerza de despreciar su atraso y su barbarie, ese atraso y esa
barbarie habían de penetrar en las calles de Buenos Aires, establecerse allí y sentar sus reales
en el fuerte?”.(Sarmiento, D. F.1991:191).
De ahí que el triunfo de la civilización no se lograría sólo en el campo de batalla sino
en una nueva territorialización y en una imperiosa imposición de una voluntad política de los
vencedores.
La visión de la guerra en Sarmiento empezaba a anunciar que luego de su finalización
en el terreno de lo formal, comenzaría a desplegarse hacia la periferia y delineaba su continuidad
en la paz.
Al igual que Clausewitz, Sarmiento verá en la guerra un instrumento de violencia para
alcanzar una finalidad política: la guerra será un acto de fuerza para imponer la voluntad al
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adversario. Es decir, gana quien desmantela al enemigo, quien le quita toda voluntad política.
Pero este juego con la voluntad, que Clausewitz expresa cuando comienza a definir a la
guerra equiparándola con el duelo, retornaría en Sarmiento luego de la victoria en el campo de
batalla y se expresaría en el disciplinamiento. Así, éste sería como una nueva arma, un nuevo
medio, que se proyecta en la guerra. Un medio, que como conjunto de instrumentos se irá construyendo para el momento que se llegue a la paz.
Sarmiento equipara a la violencia con Rosas, con los federales, con el desmantelamiento
de los cuerpos, con la guerra sin tácticas modernas, con la simbiosis entre el gaucho y el caballo.
Rosas es para Sarmiento, una continuación de la violencia aún en la paz, una forma de gobierno
que se mantiene a través de la fuerza, sin disciplina.
En este aspecto, Sarmiento ve en Rosas la encarnación de un poder sin el orden de la
modernidad, sin los mecanismos de control de la civilización, la puesta en marcha de un proyecto
político que sólo se sostendría por la violencia. Rosas, es la expresión de un medio “científicamente” imposibilitado de resolver sus propios problemas, y producir transformaciones en clave
de la modernidad.
En la noción de guerra que diferenciaba a unitarios y federales, el conocimiento técnico,
el manejo de lo táctico, los movimientos ordenados de la tropa, según Sarmiento caracterizarán a
unos, siendo casi lo exactamente opuesto en los otros. Pero esa idea del manejo y funcionamiento
de la guerra en el bando de los unitarios, adelanta también el sentido de las formas disciplinares,
éstas aparecen como en una especie de laboratorio que muestra su eficacia en la guerra. Pero
también en la preparación de ésta...”el ejército será la primera institución en donde se capitalizará la superabundancia vital del gaucho, en donde su violencia antisocial se transformará en
un poder de Estado y fuerza productiva”...(Scavino, D.1993:73).
El ejército será propuesto como una forma de adoctrinamiento, castigo y exilio. Desde
allí se modelarán los cuerpos de los otros para ingresar a la modernidad. Tiempo después, la
conquista del desierto bajo el mando de Roca y la creación de un ejército nacional muestra como
esos primeros esbozos de la búsqueda de disciplina en la tropa, será una forma de control que
se proyectará a toda la sociedad.
Para Sarmiento, uno de los obstáculos para el progreso está en la propia gente que habita
el desierto, la pampa; las enuncia como incapacidad para el trabajo, lo sistemático, en definitiva
para el orden necesario para los tiempos que venían. Para ello hace falta un complejo de prácticas, explicaciones, instituciones y actores que disciplinen a los otros, siempre desde el “afuera”,
ingresando a los oscuros territorios de la barbarie ahora bien pertrechados, con conocimientos
profundos, desarrollados desde doctrinas educativas europeas y de los EE.UU. Sarmiento traerá
para la formación de la Escuela Normal a maestras estadounidenses.
Las formas disciplinares mostraban así que también podrían servir en la paz...”La fuerza
cambia aquí de naturaleza: la violencia era una fuerza que procuraba descomponer los cuerpos, fragmentarlos y limitar o neutralizar, con ello, la fuerza del enemigo; la disciplina será
la fuerza que busque combinar o componer los cuerpos de manera que aumente su poder de
obrar” (Scavino, D.1993:21).
Terminada la contienda ese cuerpo de tropa vencedor será casi una metáfora y un anuncio
de cómo deberán ser disciplinados los cuerpos de los vencidos y de toda la sociedad. De ahí que
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la ley dará un marco: las conocidas leyes para “vagos y mal entretenidos” que comenzaron a
aplicarse a partir de 1854 y la instrucción se mostrarán como instrumento para alcanzar la ahora
nueva finalidad política. “Cuando decimos pueblo entendemos a los notables, activos, inteligentes, clase gobernante de 1810 a 1831 y de 1851 hasta ahora”…(Sarmiento, D.1953:334)
Sólo a “una minoría ilustrada poseedora de la propiedad” le correspondía gobernar. (Sarmiento,
D.1953:27).
La idea de desigualdad “necesaria” en la visión de Sarmiento es justificada en relación con
los resabios de barbarie que quedan aún después de la victoria política y militar de la civilización
y se enuncian en el texto “Educación Popular”.
Según Sarmiento, para civilizar no alcanzaba la igualdad ante la ley, ésta llegaría después,
cuando los efectos de la maquinaria de la civilización, mostrasen que la barbarie había sido
derrotada realmente, es decir también en el terreno de la paz... “Una Constitución pública no es
una regla de conducta para todos los hombres. La constitución de las masas populares son las
leyes ordinarias, los jueces que las aplican y la policía de seguridad. Son las clases educadas
las que necesitan una Constitución que asegure las libertades de acción y de pensamiento; la
prensa, la tribuna, la propiedad”...(Tamagno, R.1963:146).
La guerra en Sarmiento separa el objetivo político del militar. El objetivo político es la civilización, la revitalización de las ciudades tomadas y destruidas por la barbarie. Es decir, la
búsqueda de re-imposición de un orden en el territorio tomado por el enemigo. Un orden cuyo
origen o semilla, Sarmiento ubica en el gobierno de Rivadavia y sus reformas.
La guerra también será un instrumento de la violencia para alcanzar una finalidad política.
Pero, ésta no se agotará en la contienda, la victoria final de la civilización vendrá después cuando
se imponga al enemigo la voluntad política. Y, finalmente, cuando éste sea nuevamente derrotado
podrá hablarse de igualdad ante la ley. Cuando el enemigo reconozca el sinsentido de su lucha
y acepte a la civilización, la incorpore, la internalice, en definitiva la aprenda.
Según Sarmiento, las Fuerzas en la guerra son los medios para lograr un objetivo político:
la civilización, la derrota del desierto, la vuelta del orden de las luces a las ciudades y la proyección hacia el futuro en una nueva sociedad donde el origen indiano y español fuese sólo un
antecedente, una etapa, un estadio superado. De este modo la narrativa naturalista se construye
en los inicios del estado moderno argentino como una forma de explicación de la realidad, pero
también del sentido político de la intervención sobre esta. En ambas cuestiones hay un común
denominador: la incapacidad de los “otros” para resolver por si mismos sus problemas, siendo
esta incapacidad un determinante que convertiría en potenciales factores disolventes del todo
social que se estaba creando.
Las “manifestaciones de la herencia” y las “circunstancias ambientales”, serán los factores
causales de los problemas sociales. Los desheredados, los pobres, los marginados por este nuevo
modelo de sociedad, serán una imitación nefasta de la naturaleza, que deberá ser transformada.
La intencionalidad política de la conjunción de realismo y naturalismo logra una extraña síntesis
entre progresismo y conservadorismo, conjugándose en el relato la descripción de la realidad
para mostrar su degradación reclamando una resolución ligada al racismo y al problema de la
población, donde ésta realidad será el obstáculo hacia un nuevo mundo. Ratificando un fatalismo
que atravesará el ensayo positivista argentino; la idea de que el hombre está determinado por las
leyes de la naturaleza. Esta explicación, será un justificativo que habilitará todo tipo de acciones
sobre quienes portan esa determinación desde sus pautas o aspecto físico. La conjunción entre
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naturaleza y sociedad embrutece al individuo y la descripción de quienes son los que poseen esa
forma de deterioro moral queda circunscripta a un solo sector social; el dominante.
En el escenario de fondo del naturalismo argentino, no hay una burguesía naciente, ni siquiera
una revolución industrial. Éste será entonces el instrumento de otra clase política: la Oligarquía
Terrateniente. Esta nueva clase conserva algunos ritos y costumbres del pasado, adopta otros
provenientes de los sectores más económicamente poderosos de Europa, especialmente de Inglaterra, articulándolos con los valores del dinero, la competencia y el pragmatismo.
De esta manera, el relato naturalista también encierra una especie de lección moral que facilitará la justificación y aplicación de más y nuevos instrumentos de intervención social desde una
perspectiva aleccionadora conjugando, extrañamente, control y transformación. Construyendo
desde allí, algunas formas discursivas que se pierden a través del tiempo y a veces se esconden
en la filigrana del discurso de la transformación social.
BIBLIOGRAFÍA
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- Foucault, Michel. Microfísica del Poder. Edit. La Piqueta. Madrid 1980
- Foucault, Michel. Genealogía del Racismo. Editorial Altamira. Bs. As. 1994
- Scavino, D. Barcos sobre la Pampa. Las formas de la guerra en Sarmiento. Bs. As. Ed. El
cielo por asalto.1993.
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- Sarmiento, D. Facundo. Buenos. Aires. Editorial. Losada.1963.
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- Zolá, E. “La novela experimental” en El Naturalismo, Península, Barcelona, 1976
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