DE .. ALFREDOESPINOSA TAMAY'6-- GUA YAQUII •. IMFRJi:NTA L ltUNIOIPAJ. _ "";.:f'-o:-:".-. PSICOLOGIA Y SOCIOLOGIA DBL· PUEBLO ECUATORIANO --~-OBRA POSTUMA . y DEFINITIVA DE ALFIŒDO ESl'IKOSA TA~IA YO GCA YAQUIL. DIPRENT A MUNICIPAL .__ ••u •••••••• IIIlIOT!CA lUIS AH()'" "••••• "cKHOS fff:""(OI ••. ~cc •• o "o .••••or_~ 7~7"/26? " •.•.••. J{.•.. '~fi,..el.S _ .--- r fi (oncejo Cañtonal· de Guayaquil, CONSIDERANDO: Qt:i: ES e~ DEBEH DE WS PODERES DE LOS CIt;DADANOS . PÚBLICOS HONR.\R LA MEMORIA !l:8OLAUECIDOS, ACUERDA: Dt~plorar el fallfffl'miento del distt"nguido guayaquilefio, señor docto;" don Alfredo E<;pinosa Tamayo; Publieœr en dos volúmenes, por cuenta del Municz'pz'o, las obras escritas por dicho doctor; y Comunicar este Acuerdo a la {amiHa dÛ ext";nto. Dado 1m la sala de sesiones del Concejo Cantonal de Guayaquil, a 5 ck &tiembre de 1918. EJ. PHEBmE~TE, R. BAQUERIZO EL SECRETARIO, C. .11.",tRilO YO del RIO. jJ¡I. ESTAS P1tGINltS J ONFIESO que cuando empecé a escribir el presente traba(ë) jo COI té mÚs con mi buena. voluntad y COll h. excelencia de la. bUl3naintención que Ille ~uiaha. li ¡emprenderlo, que con la propia suficiencia de conocimientos y con las dotes de observador concienzudo y profundo que se necesita tener para hacer esta clase de e¡;tudios. Las dificultades con que más tarde he tropezado, me han convencido de que tratándose de una cienria t'omo la Sociolog-ía, cuyos principios, re~]as y métodos no estáu aún bien definidos puesto que toda ría se discuten muchos de el!Js y en que multitud de hechos están sujetos a interpretaciones, cada una de las cuales parece tener algún fun· damento de \'erdad, pero que siempre satisfacen a] ob¡;ervador perspicaz y que se contradicen eutre sí prestándose a críticas y observaciones más o menos fundadas. Puede decirse lo mismo de ]a Psicología colectiva de los pueblos en la cual si bien los hechos son más fáciles de observar, en cambio SOl1 más difíciles de darles interpretaciones. Todos los psi{'ólo~os y sociólogos están de acuerdo en dar g-ran importltllcia. en el desarrollo de las sociedades así corno en el caráeter especial de cada una de ellas, a los factores, clima, raza, producción y naturaleza del suelo y seeundariamente al medio ambiente social y a la educación; pero es bien di- 1'.~ICOL()(¡¡A y SOCIOLOGíA fil'il inte 'pretar en las ('olltliciones actuales a cual de estos fadores e.¡ debida talo I'uat ('ararterística de un pueblo. Así C(lmo t)JI :\ltdi('iua lleg-a Ull momento en que 1\0 se puede diferrnriar si Ul\ sílltllma Il U1\ signo ('ualquiera es puramente un a,'to fisiológico () que debe considerarse como anormal o patoló¡;il'o, a8~ en la vida de los pueblo~ hay hechos que no sabe el observador si atribuírloR a vicios del desarrollo o èonsiderarlJ8 simplemente como fases de la e~olucion soeial y cualidadea que, si miradas b.tjQ cierto pqnto de Vi6t~ parecen pet:iulticiales y 1Il1ómalas, en ('llmbio bajo otros aspectos pueden ser consideradas ('omo ,irtudes o condiciones favorables para la. 8Uperviyencia. en la lueha por la vida. Cr.eo que por lo que hace a psicología de los puebl9i pispano amlriranos, se ha eXlIgerlldo muchl> pintando, con defec~8, rualidadfs que otros pueblos también poseen y que sin!lQlbarg.q DO 1m; .,on e('hl1.dos en cllra cgn taut¡¡ dureza. Lah t'recueutes revolucioneS que han agitado este conti-:nente y a nuestra patria como parte de él, nail motivado Ja. ifa y el de81,e~0 de ..extranjeros y nacionales que han llegado. a considera,r como enfermos IL los pueblos que 10 hahitan y li. atribuirles una rnentalidl\od inferior, sin eOD3idarar que acaso los que hoy están clasificado~ como de mentalidad rn~elevada; han tenido fases de su historia. mucho más agitada.s que •• nuestra. Cuando escribo estas líneas, atravesa.mos nuperlodo de turhulenciaí', que indudablemente es una época de transición cny.) signifir,ado 110S lo revelará más tarde la Historia. ~ psicologia de 108 pueblos .de nuestro continente no puede ser estabie porque se trata. de sotieda.des llamadas li. renovarse rá.pidaDlente y, así como la Europa de 1088iglos IV a IX de la Era. Cristiana, es decir en los comienzos de la Edad Media, cambió l.otalmeQte de fllZ debido a las irrupciones de los bá!'Qaros, en la. época civiliza4a. la inmigración de una. manera más pacífica y silencio..~a Vl\ haciendo cambia.r el car~te~ y el modo dtl ser de JIlucha.~de l~ n!w~pnes hil'lpa.w> &m~f\~na.&. (i;l pr.eeent¡e~n~ajA e&~ p~eli (\~tin~o np ~OlAJDIKl~~ 6 Iln, I'l'ET\LO E(T..\T(\l'¡\~O estudiar nuestras a(·tuales condiciollrs, nUP,~tros vil,ios cie or:ranización y nuestros drfectos, nuestros artuales problemas, sino también a rl'flejar el asprcto de la sOl'ieclad contemporánra (je nuestra patria y ojalá, si ll'ls ohsen,ll'iones qUil So hn hrcho son exactas, pueda servir de dOl'umento para la hi:-toria de manana. PHra iutl'utarlo me ballo colocado en (jf't~rminadas condiciones de obRef\'aciÓn, que librándome dr cicrtl'ls ilit!urllcias del J:1edio arnhil'nte, me prrmitrn trlll'r punt<ls dl' vista sufirientcmente amplios y lillfllnne del i¡,flujo Je las pasioPI'R tumultuoiías que eu la vida orrlinl'lria bflstarllpan]¡¡s opiniones j' ofuscan el criterio. Pero en call1hio, fiíltanme mu('hos dato,;; que bubiera ([c¡¡caJo flõroger, mucboR rlOi'UIllellt.osque hubiera querido estudiar y que ha sid0 imposible ('()nsrg'uir, porque esta claRe de e·studio está, aúu en su,,, comier,zos rll pstI' país. Huhiera querido además viajar. rOJ¡o('er j' ri,ir la vida íntima de murhos pUéblos de orig'Pll rllli('o 11l1álo[o l'lI lJupstro, así como el de otros de constitution ~o('Üd más adelantada, li fin de poder Establecer una comparllciÓn y dedurir COIlSI'I'Upllcias lógicas muy importantes. MaR, ya que no ~e ban pollino cumplir mis deseos, doy a luz estos 'ensayos simp!enH'l1te C'OUlO obserraciones personales lo más ajustadas Il la verdad y al criterio riE'Dl.ífico Htual, sill exag-('racione~ de efoícuela, ni aballderizarni~Iltos d(~ niII~Ul]a clase y ojalá e~ta impar('ialidad dé a mi obra el valor que ella no tirne como trabajo de i>rurlil·il"Oy rdS uItado de üb~enaciolles que no ban esta.do a mi alealJt'e \ criti ca r. KOVIE:lfBRE DE 1916. 7 CAPITU LO I. Descripción general del pats.-Sos tres regioneSI la Gosta, la SIerra J la RegIón Oriental.-Garactertstlcas cllmatérlcas, efno- .•. gráficas y geográficas. • • ;'"fiT" • • • • •., " '" ~ ~ • • l"" 1 \ ••••.• ),., "~.~ , .... 'I~ CCA:\DO la inmensa cadena de los Andes, después de haber atra\'esaùlI el territorio que formaba el antig"uo Virreinato de Nueva Granada. pa~a el páramo de Cumbal, se divide en dos ramales que currit.'ndo I.:usiparalelos el uno al otro de norte a sur dejan entre sí un ancho 'mile., el cual, cortado pur trozos di' montañas que de una a otra cordillera se dirig-en. como emisario,; 'lue mantuvieran unidas sus dos dh'isiur.es y que subrlividen el valle en otros tantos menores. Preséntase entonces una g-radil'nte de lllanicies y de colinas, de valles y de quebradas, de ríos de rápida corripnte, de v"rdes llanuras ~. de yerm')s s'Jlitaríos, que constituyen el más variado y orig-ínal paisaje de una grandeza primitiva, en el q lle tu das las tintas y toùos los colores se IIl1'zclun, desde el gris melancólico del páramo abrupto hasta el v'~rdp riente de lus prados que bordean el riachuelo y el blanco inml1cul1do de la nieve que cubre los picachl's de las altas cordilleras en euyas elevadas cimas el sol Cjuiebra su'; rayos multicolores produciendo jlle~os y cambiantes de luz como ,i fueran diamantes de un aderrzo monstruoso, en el cual se hubil?ra engastado una esmeralda. Al este y al oeste las IDe.ntañas bajan en pendientes abruptas y rápidos drcli\'eR a perderse en las llanuras bañadas por las aguas d·~l océano Pacífico )' en las selvas inmensas que bordean los ríos que forman rI cur:-;o superior del Amazonas. Tal es la región que constituye la República del Ecuador, donde el clima de los trópicoE. modificado por las condiciones topo~áfieas reproduce con cortas diferl~ncias, bajo la línea ecuatorial, desde.·a estepa siberiana hasta los ralles y collados de la Europa central y la selva milenaria del Africa tenl'brosa. Tres reg-ioles quedan así netamente demarcadas: la que se extiende dfsde .las faldas de la Cordillera Oriental ha(:ia las riberas del Amazonas, región de las selvas orientales (I Región Oriental como se le llama; la de la sierra o sea el callejón situado entre las dos cordilleras; y la de la costa que se extiende desde las vertientes de la Cordillera O:lcidental hasta las márgenes del Océano Pacífico. La primera, casi de¡;poblada, se halla sometida al clima tropical no atenuado por las causas locales que influyen sobre el de la costa. Esta I'SICOl.o,¡íA y SOCIOLOGíA inmensart':~iÚn, poco conoeida todavia, se halla habitada sólo por tribus indígenas que viven l'rrantes y en estado salva.Ít'. I.•a autoridad de Gobierno Ecuatoriano se encuentra ftlducida a cuatro o cinc,) pequeñas poblaciones situadas a muchos centenares de kilómetlos unas (le otras en el curso supt'rior de los ríos quc surcan la region. A la orilla de los mismos se han establecido algunos colonos que poseen plantaciones y que hasta aquí se han dedicado al tráfico y al comerei\) de caucho con Iquitos. Toda It opulenta vegetación de los tró¡:licos se muestra aquí en su forma primitiva con todas sus ventajas e inconvenientes, con toda su exuberancia y su fertilidad, pero con la salva,k y bravia fuerza de producción que constituye el peor obstáculo para su aprovpchamiento; abundan las maderas en las selvas que las lianas y plantas tre-' padoras vUHlven impenetrables, el caucho, las gomlllO,la canela '1la vainilla, y fleproducen además el eMile, el mai;';, el arroz, la yuca o ca8abe y todas las frutas de los climas 'trorîeales.Esta re~ón se halla eu gran parte disptltada por las naciones limítrofes y l'n e~pe" cial por la República del Perú que ha ocupado la desembocadura de los ríos y ~lgue l'xtendiendo su soberania aguas arriba. sin respetar tratadl)8, arreglos y protestas diplomáticas. Su extensión es casi el doble de la parte habitada del Ecuador. La siena, por su clima, que por lo general es .suavl', igual y templado, (~n excepción de las altas mesetas denominadas páramos, que se exti,mden al pié de los grandes nevados y que Son muy frias, ha sido la J,arte preferida por los conquistadores españoles o indígenas para estable~erse, por lo que es la región más poblada del pais y àquêllaen la cual se han desarrollado los acontecimientos que más influencias han tenido en la vida pública de la nación. Su producción es la de los paises. de clima templado: se da el trigo. t'l maíz. la a \'I'n a, pl centeno, la cebada, las papas o patatas. las lentt:'.ia~,las 81'1't';as, los fréjoles o porotos.y las frotas de los países templados. Se ha ensayado también el cultivo de la vid, aunque en,corta eSCiI la, sí hicn existen en la república extensiones de terrenos apropiados para este objeto. Lo mismo puede decirse del lúpuloy de la morera. Sinembargo, la tierra formada oasí toda por toba o greda de origen vQlcánico, no es tan fértil como otros territorios de la República I) como otros suelos que gozan de igual clima. Este, por su uniformidad. es asimismo un inconveniente, pues la temperatura no alcanza a la exigida para la perfecta evoluciÚn de los vegetales. Las lluvias son además muy irregulares y el terreno sumamente pOrosó y deleznable en muchos sitios, se agrieta con facilidad y deja filtrar el agua, COll lo que la irrigación se dificulta. Además. no todo el terreno de la hondonada andins es cultivable: los valles y las mesetas ~. colinas d'3 altura media entre 1.500 y 3.000 metros Bon los terrenos mejor apropiados p~ra el cultivo, pero los páramos, que forman' una gran e~tensión de territorio, sólo tienen una vegetación graminel!. y. ,12 DEf, 1'l"\':IlT.O E<'l'Al'OHIA\'O Hirn>n parn lU;!lIn>s 01' pastu hasta la altura de :l,OOO metros. S f'g-IÍn 'Volf. lapart!' ('ultivahlp OP la siplTa sÚll' akanzarla a la trrcl'ra parte de su extensiÚn tutal. En eambio. la ~anadt'ría tien!' grandes eXtensiones de terrf'IlUS pa l'a la 1\1'Ía dI' ganado de toda dast. Zodiro crer qUE' E'l Ecuadur pudria pruniar j' malltt'nrr \Ina f'llntid:lll dl~ ganad" dos o tr('s yt'cl's mayur (1\11' pl ('(Ill' aetnalmrntl' npacl'nta en la reg,ón andina. Lo::; ríos que dl"l:iE'nd,'n de las faldas dI' amhas curdillE'ras, dl':;Plll'S lit' hal}!'r rE'¡.:allu lus valll>;; del eall"jl'lIl. J'om¡lI'n por portillos ahirrto.; pn ambas cadrIlas .r st' prt'cipitan j'a Iweia la J't'gión uJ'il'ntal para fllmUll' la e\ll'nea dPl AnHlzunas, ya hacia la región uccidl'nt:i! para 11('I'ar sus aQ'llas al O('I;ano Paeitieo. Contrastandu cun (,I \'t'rdl.r dt' los valll". qne J¡;¡eia I" hondo se di\'isan, lUH plÍramus tiellpn ak" de la m¡,jl'stad sllmhría de la puna boliÚana. j' Sil S hahitantl's. lus indios, ~Ilardan aÚIl uds analug'Ía por ~llS usus r costumbrl's ¡;on lus poblador!'s dl' IHjll!'1 1l'rritorio. Dt's(·I'T"li ••n<k pOl' las rápidas vertientl's <il' Iii Cordi\lpra Orit'lltal nn('ia el Ocp.anc, Pacíficu .r pasandu pUl' la gra(L!cióll tI"ral 1\(' intt'rflllllJ,ida desde la n>giÚll rll' la !lien> y los pÚranlOs hasta las sl'll'as trUJlieal('s, se t'nt l'a en la purtlún Im,ia.l' LÚmpda fi,> la costn. TI'llIplnda pill' un ramal de la l;orric!lt¡> antÚtinl ,r p(ir las brisas m:lrillas. la l'l'don de la tosta no l'S ni tan hlÍl1ll'da ni tan llIalsana cumo gPIH'ralml'nte se le cunsi<lera ,\ ant!'s bil>n l''; mucho IlIPjur qUl' otras ft'gio!ll's sitlladas ba,il) la lílH'a ('(Iuinoccial. Las sl'll'as qUI> "e !'xtirndrll drsde E'l pie de la conlIlll'ra. l'an siendo transfurmadas IWCI a puco l'Il tprrenos dr. cultivu; las llanuras f¡tlt' Il' SigllPll ha¡;ia \,1 oeste ('I)(:i!'ITan Ilumerosas tro'Jas dl' ganado .Ysi Lil'n la orilla or! 1lI;1l'. por la falta dl' Ilul'ias, l''; lÍrida, t'n las provincias del Gua,ras y Manabí rncit'rra en camhio :>nlhas y Il\'troll'ras. Los prodnctus dE' psta rl'/!iÔn SOil lus má.; \'alio~I's qut' produte la región 'Jriental .r eolhtitu.\t'n l'! J.lrinl'Ïpal rpugl"lIl dE'1 eunH'rtio de rxportación. :--:1 l';ll'ao, pl caft;. PI tahaeo, la cilila dt' i\zÚl'ar. t'l C;lUcho.la ta~ua o marfil \pg'ptal: las frutas trupical!'s nHís \ariadas: 1,1 maíz, el arroz, pl ,"lita no. la j'uca. las maderas de l;unstrutl·iÚIl r muchos uL'OIi pruductos I'aliosus. ' • La quina )' la zarzaparrilla originarja~ OP los yalll's hondos dl' la Pr<)\'incia.ll' Loja se dan tamhién en la vl'ftit'ntE' lJccidental dt' la Curdill(>rll, al (,,¡tadu sih'pstrt>, si biE'n. la mala fl)nna dl' la t'xp!otaciÚn, ha destruÍiO lo:, bosq Ut'S y nlJestra dl'l'id ia ha pprllli: ido q IlP illglpst's.r hularllJ..':'l'''' PlIlprt'lldil'ran ('ft Sll cultil'o l'n la Inllta y I'll la isla dl:' .Jal'a .r nos arrl'h¡ILlI'lln su eOlTIE'rcio, Los ríos qll" atr¡¡I'irs:l1l la rpgión son nllvegahlr:, y por ellns se hact' l'a~;i todo Id e'Jllll'rcio til'l país. prineipalmt'lltP, por el de Guayaquil. que d\'~agua \'n r! golfl' rie su numbre. El mar Paeítico que baña las costas se le ha dado en este lugar el calificativo q ne merece, pues no hUJ t'n ellas tl'mpestadl's ni ci- 13 l'"ICOLOGÍA y SOCIOLOGíA clones y I;~sfurias de las olas rara vez dan lugar a naufraJ;{ios, aún de las peq u,.ñas emharcacionrs Que hacen el servicio de cabotaje. Elleitna bastante vurit'daù dp. peces y de moluscos comestibles de loscuale, se alimentan los habitantes. A unas Quinirlltas millas de la costa se hallan las islas de Galá~ pa~os, grupo de orillen volcánico de formación bastante moderna que Jll'rtenecen al Ecuador. Su clima que es el ecuatorial moderado por las influenCIas de las corrientes antárticas y de las brisas del mar os sumament;e benigno y la temperatura baja hasta 14° y no pasa de 25° cg; el suelo compuesto en gran parte de rocas eruptivas sólo es fértil en determinadas r('giones que por desgracia no son muy extensas. Sólo dos de las islas están habitadas y cultivadas: las demás permanecen deSIerta,.;. La pedca es muy abundante. El nombre oficial de estas islas e, el de .Ùchipiélago de Colón, pero se le sigue llamando Islas de Galápa~os, aunque oficialmente I\e las designa con el pri-· mero. De las sres regiones que hemos descrito, la oriental, aunqu~ PS la más extensa, interesa poco al ohjet<>de este libro, pues es la menos poblada o h;tbitada por tribus nómadas o selvática!;. La sierra y la custa son las dos secciones d~ la República en las qUf.>,por haJerse concentrado la población, se ha efectuado la formación y la tWJlución del actual pueblo Ecuatoriano. Las earacterísticas geográlicas de una y otra, que acabamos de describir, marcan con preci~iól1 las diferencias tiel medio ambiente en una y otra región. IJa Hierra, país dr. montaña, disfruta de clima suave y templado, de cielo azul y puro, de sol brillante: pero que alumhra y calienta sin achicharrar. La actiridad humana no se encuentra coanaôa ni por el aplastante calor ni por el frío glacial. La altura no es un inconveniente porque las poblaciones no se hallan a un nivel demasiado elevado para que el aire, por flJlta de densidad, se vuelva irrespirable. Aún las persona" enfermas pueden ascender a las cordilleras sin 'lue se produzcan en ellas accidentes violentos. Al con~ trario, los l'nfermos del pecho buscan su alivio en el clima de la sierra. La costa, sin ser malsana en la verdadera acepción de la palabra, y sin qlle se Plleda decir que su clima ejerce una acción deprimente marcada sobre el org-anismo, es indudablemente, como todo país tropica, una rp~ón en la que el calor, la humedad, el brillo del sol y todas las demás características de esta clase de clima, hacen necesaria ulla aclimatac.ión especial, sobre todo para los que no ban nacido en e. pais. En la costa, existen muchas causas de debilitación que no existen en la sierra y el organismo tiene que luchar para reponer sus pérdidas COll más energía que en otros lugares cuyas condioiones vitales no e[i~~n untrabaio de adaptación y de defensa tan intensos; pero si bajo el punto de vista de las condiciones biol6gioas la sie- 14 m;!. I'UI·:rll.O ~;CUATOmA~(1 rra tiene indudablemente francas ventajas sobre la eosta, en la concurrencia vital, t'sta le ¡\t'Va \·entajas. por la fertilidad de su suelo J la abundancia y 1'1valor de su producciÓn :r aún por su misma topog-rafía, ya qUE'SU )Jroximidad a las costas del mar, le dau ~ran facilidad para la salilla de sus productos por su;,;ríus naregabll's. Esta :hfer~ncia de producción influye notablemente sobre la vida económica .v social de las dos regionl's, tanto como sus características topogdficas. El habitante de la sierra labra fatigosamente un suelo poeo fértil, arrnisco o pedregoso, (',orn' el riesgo de ver sus cosechas destruidas por la helada o por la falta de J!u,.ias. recoge un producto a veces en sí mismo poco valioso } quP la dificult.ad de transportar de:lrime alÍn más, encontráll'l'lse reducido a limitar su producción a las necesidaries d!'l consllmo local. Ell c¡¡mbio. rn la costa la naturaleza hace por el homhre la IlIflynr parte del trahajo, no lo exige ni g-ran contracción ni grandel:i e~fuerzos J lo retribuye con una producción valiosa y exub(·rante. El habitantI' ¡jp la sierra blanco, «chagra. o indin, PR pn todo caso unmontañez: homhrl' rie anchas espaldas, de meliianR l'statura, de musculatnr;l dpsnrn,llada, /Iran caminatlar y ág'il para trppar cerros y ladaas. El habitante dI' la costa P:i de complpxión m<Íi><lrlgoada, aunqu~ ¡;irmpre ágil y robusto. de mm'imipntos más ci úctilei> y resuelt(ls. bu elemento está en las llanuras, en los bosqups y en los ríOi>correntosos que cruzan la región baja. No me he ocupado hasta aquí sino de la pro(hcción a~rícola, porque aunque el subsuplo encierra bastantes riquezas mineralps, éstas no son aún explotadas sino en muy pequeña escala y en l'scasos puntos de:. territorio. Dos compañías pxtranjpras explotan algunas minas de oro en el cantón de Zamma. Se extrae una pequrña cantidad de petróleo PIl las minas de Ranta Elena, Jos indígenas del Oriente y de las cabeceras de los ríos Santiago y Esml'ralda~ laran un poco de oro y a eso se reduce túda la extracción minrfa de] paiR. De las salinas que se hallan a lo largo rie la costa sólo s(' rxplotan las de Santa Elena, cuya producción está munopolizac:a por el Gobierno. H e aquí el pais descrito a la ligera. Teatro pintDresco y multiforme, donde sin exageración puede dpcirse que tOllos los climas y todas las producciones se han ag-lomerado siquiera en pequl'ña ('scala unas veces, en g-ran abundancia otras. No es posible quejarse de la naturaleza que así nos ha brindado con SIIS donbs. No son estos tan ópimos como los que otros paises han alcanzado; pero tampoco desmerecen, ni son inferiures a los de muchas naciom·s más extensas y poder9sas qu-e la nuestra. Saù('rlos aprovechar es lo que hace falta, saber sacar de ellos el mpjor partido es lo que se necesita. La población se encuentra distribuida ea las ciudades, villas y aldeas y en los campos, en caserios diseminados, principalmente en 15 la costa. a orillas de los ríu>;o '-n chozas ai,.;lada~, lejos de toda pobJación. En la ,,¡m'fa las eillll¡¡des. villas o pueblos son l'n maJor nÚmero q Je en la co~t;¡, '¡()lIdl~ ri núcleo mayor de la población habita en lo:. campos. Las ciudades más populosas son: Quito, .capital de la Rl'píbliea, cllya población oscila sej:{ún los eálculoi", al rededor d~ 60.000 habitantes; Uuayaqllil, a la qUE' se le ailigna de ochenta a citm mil habitante~; ClIen¡;3, la que se dic!' tener cuarentarnil habitant!'s: Ri'lbamba. 20.000: e Ibarra, LatacunW1, Ambato y Loja, a las que desde hacc mlldlOs años se l!'s calcula una población de 12.000 hahitante~. En la costa, después dl' Guayaquil, sólo se asigna una población de 10.000 habitantes a P~lrt{)yieio,capital de El proYinc,ia de Manah;. Las I'l'stante:i capitale,,; de provincias y cabecera" de cantón ~Oll villas que os¡;ilan entre tres .r ocho mil habitantes. Por lo demás, estas cifras 80n bastante arbitrarias; no se ha poctido le~ vantaI' un censo exacto, ni de la población tot.al. ni de la de cada ciudad. El a:;pecto de éstas es como el de muchas otras ciudades de SlIdamél'i(a. un recuerdo de la élJoca colonial, \Ina mezcla de ciudad e•.pañola ~e tl'rcer orden a la que los tra.ies pintorescos de los indios, dun un colorido local. En los último!; años, algunos de los beneficios dI' la civilizaeión han ido penetrando en ellas. La luz eléctrica brilla en la rrayor parte; algunas poseen J'a canalizaciones de agua potable o las tienrn en pro~'ecto; pero falta en casi todas un buen sis-tema de d"sagües y una paYimentaciónconvenienw, pues aunque las ciudad'ls de la sierra son pavimentadas, su pavimento hecho en su mayoría con cantos de río. es inadecuado y fatiga al paseante. lJ n cierto "elo de tristeza, de tedio y de ociosidad cubre la mayor parte de ellas; gracias al ferrocarril que las atraviesa, algunas como Riobamba y Ambato, se han animado y es de esperar que cuando las dem.ás vías férreas en proyecto se terminen, adquieran las.cill"· dades que de ellas se bene1icien más animación, se desperecen yen..;¡ tren en mevimiento¡ por medio de la industria y del comercio que en ellas se de"arrolle. El aSJecto de las eiudades de la costa y de la sierra es muy diverso. En aquella las ca¡;;as son de madera y caña, con portales; pero las calles son, por regla general, más descuidadas. Sinembargo, har más animación y más movimit'uto que en las dormidas y si~ lenciosas urbes sf>rraniegas. Lo mismo puede decirse de las villas y pueblos. K,tos, l)or regla general, en ambas regiones, son miseras agrupaciones de chozas de indíge.nas al rededor de una plazadonde hay una iglesia y algunos t'dificios de meior aspecto. En 108 campos, 108 caserios son por regla general h. población de las plantacione8 o hacifOdas, principalmt'nte en la región cálida donde las vastas· soledades ~e encuentran s610 hacia el int.erior, en tanto què en la sierra, a pf'sar de l~ mayor densidad de la población, se atraviesan grandes extensiones de terreno inculto y ,de¡¡poblado .• 16 nI:!. PCEH1.\\ l':t'l·.\T{lll:.',\11 Ell tlllllt,) ;: ];¡ p"hl;u.:itÍll total. ]tl~ c;ílclIJus otÏC'ialt's la fijan t'Il .IllS milll111'~' d,. hal¡itant,:.;: pt'l"tl C·'lmu ya di.iim<l'; anj,'riurmt'lltl' no hay se~urida(1 ;ihstlluta \~n esta cifra, PIU'S nu ha ~idll !lt)sihle hacer lin hlll'n ('.('lhU Il' la puhlación .r t~"; prccÏsú, atenerse Ii cálculos más I) 111('1111'; ,,'rid iCII';. En ,'1 ('apí'ul,} l't'ft'r,'ntp a la,; raza;.;. e,tu'liarem,)s el':reparto ,It~ ,;,ta;; prup"r"¡'l!Llllllt'lit" alllÚmt'rll tit' hai,it¡llltes. 17 , .. ; •~~- . ~ "~~_:.L:'.1 -'-4- . ~ ' r .~", .( ,~.~.~,~ CAI'ITULO II. " .. ~t~ '.; '" ,~. Las razas primlt vas...·La raza indígena alites . ~ ' ,~. y despu( s de la conqulsta.- •.. El c!lloniale.···la l,epít!Jlica .•.•Su estado actual.· ... .:.. . ª • J -:, Su I sicolflgla actual. " ~ '. ","J' J' ., ~~ ..' -;-~ .. ~ ., .~ ~~ .., ~, ..~ .., .., ~ •• •• •• & •••• - •••• ~ •••••••••• 0, L"\ raw allt(~d()na () al)(,ri¡;rn e~]a )'[lzn indiil dl' idi(,nm "(1111'chua» {JUl' pllTC'C' hahl'r ~Ido intruhll'ido pt,r I(ls Jne:!::' dl'::']luts de babl'r tOlHlui"l:ldo l'1 J:c'ill\l dc' (¿uitu, :\ pesar dl' I¡b ilJ\c"tignci, 111'~ 1I1qllt·, !I·¡.:ica~ IJOt ~l' lWfI hlc/lO, !lO l:all pudiol; hallnn,(' r¡¡:"tru~ dl'! ¡dit 111;\(Ill' ],r'll'it¡Y¡!llH'ntl' hahJ¡J)on lo~ Pll};J¡¡cluf(':, :\l'1lI l';lIflcr (¡ur end:l 1riLli JI¡:hJ¡¡]I1! rI ~liYO pl'llpil) I) 'HI (halIeto di"tJn!11 .r ;,tlll ]u:-;l'IIIll¡ui,1¡¡dl,rr, hnl¡arün trilius <¡Ill' Ill' hahlal::m dqul'thua', «}lurli h,ll'':'' .r ,Ciuitu, ],;1 Linn,l' Ullidtl I I.!ih ¡;:lH 1.11'. ¡'l'ru no fu ndidu tlLI;:gic;'ll:II:II.' ll:¡¡lellI}l(pilln :t- ,(';II¡I~"(J\lt' l'l,nlll;j~l¡¡r'.iIl 1'1 H'iIlO,)'!t' illl/mil'H'1l ~1I:- lt,~t'>.r (',~1l:1},l.r"~, ]>1'JlI, aUIIqUl' gllPnnos y cunqlii~lndt:l't,~, rdl ]lUdi"J'(,n k,s "(',lnlS» li!2¡lf ,¡no l'lin laZI,,, Dili:: dd,iln. ];¡~ tnl \l~ <11,1dlr. n:ti~ n¡lti d,' Tl 1Il(1),m¡] <l. .r Jas tl'lLm. dl' la lIJ~!¡¡, (1111',:llllítjUt' ITl,(l]I Cl( ] "ll la <lull,r¡d¡ld (/l'i ~lllry dt' (¿uito, ridall ulla lida ('a~i ,llell'f('IHlit !it\" A (,,:t¡¡ dd,j1idarl ele J¡¡zo:; pulítin):; y dllfJl'~Jgj('(,s I'lInt' tnln;,. '!Ul' HIIJlljll' dt' ('ligTll (UmlÍlI ,I' t:'\'ían H'}t,m.das }til]' dlt't-rllll'ias dI' r¡¡z¡¡s '!J' d\' !t'ngua. se atrihuye ia fa,'ilidatl ('t,n que f'} lnc;! l,udll ('(nqUlst:H las ¡,]'Il' ineias de la co~ta .Y dl'1 ,ur dl'l Hl,jnl' d(' <¿\Iitll. 110 halJant!(, J't',i,ll Lcia ,('rill, sino "1) el norte, lll-nde 1abill¡],;an tnlJll" principalml'Iltp de origl'n ~Carll». Baju 1\J~ «1neas, los illdi"" riril'n,n "n la copdi(:il,n >(J('I(¡]drl ]'{.gim\'n dl' (a"ta~. mf·tinos a i(,,, '('lIUI(aS' ya la laïa militar ('onq lli~tadora. qll!' fOlllwba la nristll'raua, \'0 t'l'an l'ru]Ji(t¡lI¡o~ del SllPlu. ~¡rl) ,,¡¡,alllls u ~i\'nos: ],rro h'nían d('rl'chl) ¡; 'us l,rlldlldos, porq ue allllq Ut' t (,dll ¡wrtellf'eÍ¡¡ a] .,I n'ca». el "Jn ('il" ClIn ¡,iltl'rl!(1l :-olil'it ud atrndía a :fU -u)¡,.i,t¡ neía. JIrmildl' y dócil. cI ¡Ildil' ía f'ltfltl'lIto haj" l'] de,]'(,:i,mo di minr.dur del Hijo dd ~;u]. trah.iandu sin <¡uejarH'. ),(')'(, \'Íl'il )ido rll la 'nIT']'p, ísiGn y In la indu!PI;ei¡¡. la~ tr¡hus dl' la tlls'~a DO culti"nban el 'lIl'lo. l'l hHjUl' les dal,n HIS flllt(,s .Y ('] río Sl, j1fStn. A~í, J¡¡ "ina !l,1 iLdllJ! litp .Y()('j(>,a. f¡m( I'ladll {~ln, aquí p(lr ]a:-; (olldieil');l'~ U¡llll'I:'·'. lililÍ ] {.f las ClrdilÚ las H·tiait s :r la natural ¡neurin de 1¡¡ r¡¡ïa, AI amLu dt' los ('()n'jui:-taduTrs que hallaron el Plis diYididIJ ror l¡!la gUl'na ciril, fátil les fué dcminar 'I ,j, un pnrhlo P(¡(~ogncrrero ,r aeostulllhr:lllo a la st'rvidnmùre. La rpristt·ncin. (:P "Rnmiñahni" no les filé difícil de \'('1\('''1', lo mismo qu~ la d.-·lo~ "HlIan('¡\\'ikas» y la COllI] nista no prpsl'ntó mayores dificultades, pu!'s la ,~p)pP\'a mag-nn.dt' dia es la expedición de Gonzal(. Pizarro a la Re¡rÏnn Ori!'ntal. lÍnica partI' del país que permaneció y permanece todavía indÓmita .r salvaje. El indio de la antiplauicie más bl~n opuso al c1mquistador su rpsistencia pasiva, su indolencia, su disimulo y SI' adaptó lentamente a las nuevas costumbres~' a los nuevos hpc11O; que el conqnistador le imponía. Este. por su parte, se adaptó ;:¡smismo a las costumbres indias, continuando parcialmente el régim.'r político y social hajo el cual habían virirlo los in(!ígt>nas. )lnch·, se ha hablado riel trato inhumano y cruel que los español¡>s dit'ron a (>stos: mas, si bien es verdad que no fué blando, como no pod ia serlr) rI dado por una raza que vestía armadura dehiE'ffu y quP hahía mane.îacto la lanza ocho slf{los y sólo volvia su punta de los moJos infidl's :r de los protestante,; luteranos, para conquistar tierra!'. \wl",íticas (>: ignoradas. debemos declarar que leyendo a los historiadoTPs españoles y extranjeros y las relaciones de viajeros. c0mo Jorgt\ Juan y Antonio de t:'lloa, no fué tan duro en nuestro suelo como "n otras ('omaf(~as de la América. Es vE'rnad que se instituyeron 10:-. rt~partilllento~ y que más tardE' 108 obra,ies y fabricRs de hilados J t>jiclos consumían hasta el cansanciolas fuerzas del indio,. mal alimertadll .Ymal \'l'stirlo: más no"ñí.ï6ieron entre nosotro':l las mmas ql\(, ulburrían hombres y homùrrs- ;(--ôÍfi-imaban la pobltHli6n, como en M,~jico ';f' Boliria. Los minerales de Zaruma solo comenzaron a expl( tarse a mediados del siglo XVI, mas su trabajo no era tan ouro. ni hecho en tan malas condidones como en el cerro de Potosí. por ej<-illplo. Sinembargo.' alguna qur otra insurrecciÓn, más bipll causa·ia por abusos .Y\'f'jámenes de autoridades rapaces que exigÍan trihutos. se señalaron PD las publacione" iudias sometidas. En el Onellte, lo:; iudómitot; .YcrupIes .iíharos destruyeron Jas poblaciones qne los españoles habían fundado allí.v desrle entonces viven indeprndieltes, Sill qlle los blancos hayan log-raoo volver a colonizar SU territl.ri\l. Alg1Ín trabajo costó a los dominadores reunir a los indios en poblado'ii y hacerles renunr,iar a sus creencias fetil\histas .f a la "00radón del ~,ol .r de la Luna: mas poco a poco furron los curas logrando reducirl'JR, inculeánd,)lcs las principales miximas del Cristianismo: alÍn (mandil cunst>nraron largo tiempo .r conSerV¡lll todavia prácticas y creencias idólatras que mezclan con la de la religión cristiana. Quedó pues ha,io el ré~ir1ll'n colonial el initio, colocado en la condición de sien'o de la gleba, sobre el que pesaban los tributos, los servimo,. per~lIna.les. la.,; contrih\lciones y la. odiusa instituciÓn que ha,,,t!l.toy perdura del arrendamiento de servicios que denominan «c:>neertaje'. Ei cura. y el cncom mderv, sustituídos ahora por 22 nFl. l'I'l·:¡:I.\! EC'l'.HlI:U.\:\!) Pl ¡lalllOll81 .Y la :ltIturidad r(,lítil'n, hll'n'll ~II~ ;iTI]I,~ Y tarnhirn HIS H'rJugl'~ iml'la{'ahll'~: ,in\! la indqllndl'l}(·w. I'('W 11,)I'ara!'l indiu, que \ió p:{~:lr l'~n rJl(J(";I tmhll/uIla ('(mo ha \'i:.:to 1J:l~·ar tlllllas otra", indiferente.r pa,.i\,o. ~o camhiJ') dl' ¡¡llll' ]J(,)'()\l(' t'lInun los llIi,.mos lus <¡u!' lo ~i.!!lli(·n'n dllIllinandl'. l.a~ ('\;H':.: dil ig('l¡("~' Ja~ l]lIt' ('unstitll.H),l'n la l~)'J,lÍhlira f,fjU(; hiJ·j('J'lI' 1'(lr 1,11I,di(/.I?\!(,O Il liada: lu (,(,J,'carun lHlju la (utl'la d('1 ('lIl" rlllll> ;lJltJ'~ 11¡lhía ('~tadlJ .r lo dl'.iarOll "n ura ~itlla('iúll inl'Ïnta. ~ill ¡\t(lt,,)' ]I,II'l'J' dl' I~Jun rilldadano o a lo ml'Il(!" ;, l.(,nerlo I'n ('Umilll) dI' III ¡l¡¡r a ~,'rlo algÚIl día, Los p]'illli'!'(¡~ ('(¡!l~n'.';(~ H' P)'(',,('III,;:rUIl ;1I¡.!1Il'loi' la lif711 ¡¡IJ/)rígl'n. lliftando de miti!!nr la durn ~itll<lI'iÚn t'n qnl' "ilÍa .r (f¡. ('uIICI'd('rle al. ~'\IIlil ]ihnlad. (Iu¡tândull' lu, tn\¡uto~ .Y I"" tntl,nill~ pl'r~olla]¡'s .r ¡llíll Ilt'¡¡s:nd\! "Il in~tr\lírJa. 1'1'1'0 ('n la ]Ir;idira. JJ"; ahu,.os CJ",tll.uuron;; c:l-i ('untinlÍa!l I¡;l,.ta allura: I'" \ (rdad !jUI' l'I Illdi" ~ a !lu png'a la ";llita" ni ¡J('/"I l'}¡u,; ¡larrHllIial¡.-~; 1'1'1'" los pri'.Jstazgos u li(',.llls rl'li~.d(lsn~ qlll' ]JlIr !Ina I'i('ja tr¡¡diriÚ!I laLH indiu H' uJn>idl'la ddipldl, ¡¡ r(lsb'al', ¡ll'''all ~ulll't.' l'].r li,.tu r,.tÚ "I Jla('(wlndo él fal'ilitar I'i dineru (jlll' 1ll'(·I',.ita para 11111'1'1' di' (,I 1111(,;J'r\'4' dI' t"da la I'ida. Si pl ,(lld;ld(l (I la nllturid::d 11(Ilítil'a III ("'sita n tralls]I('rtnr J'j'I't't •.IS, IlU Y¡¡ril¡¡l t'n ('('Ill'l'rtir alllldiu l'II IllAia dl' (,¡¡;,a .I' ,.1' 1(' 1'I,(,luta sill ('umpa,.· (J!l, e.\igi\"I~lh'¡l' "1'1'\iriu" 1;(>1''''']1:11\·,.quI' l'a,i Iln!l('a ,I !ion J'I'rnuJwl1ld'h, La lIl;i, cran' f,llta dI' la Ht'l Úblil'a ('ul,ist(, ('II hah('r dl'jad() a ]a raza il dia .¡\';lIldl,n;l!l¡¡ li ,.u JljI·pia ~U\ It •.', SI' ]1;: IIIJ~pnad(l £jUl' "ldallll'lltl' 1'1 flpn·lldiza.iI' (11'1 idil'lI;a \'''I'¡¡Ùu! quI' JiUIl.' l'Il CtlIIIllllira(,iÚn al illdi(l (('Il la l'"lolal'i¡'¡1l ¡'¡:l!lra ,\ ·II'I'stil.u. Il'\'al.ta .l'a mudw sU condi('j¡')11 !lwlal: IllII'S loil'll, el E,t:HI(I, !l111Wa sr ha (uidadu dl' pru\'prr la (TI'¡J('J'~J11(\1' ('sl'l1()las rh'Jl{h> ('''j,('('i¡t!nll'nte ~e le ('J '('111' ri ¡ditlnUI .r dr,nd(' Sf' ]¡, dI.; una I'dW';I('j{'1l :11'J'<'lllada a HIS ('Ulldi('i(,Ill'S l\J('Ii1a!rs y ¡¡,.í pl indí12('Iia. iglH.nllltl' ~ ¡¡ÜII mantp]lid(l ('n la içlJllr¡\II(,ia ('a,i !.l(lil'l'TlHI;:nHnte 1)('1' el Jlf(,¡lil'tariu o caDlt'llal. yil'!' (I,mo Ull paria, iner:I' (' indl·frn~o, ~in COIlU('('1'¡a~ rpgJas d •• la ]lIoral .r tl:'ni/'I1(h, pt)r ClJllHlpJ() los I'lH'n antes ef(tlos que ('n ,sI Cllu,a la I 1lIbriagu!'z. SJ' IHl dicho 'lur la rmhriag'uez. qlll' l'S I)(\y uno .if' lo~ pe(,rrs \'ÍI'lns qUl' m<Ís::"mumen y hae( n d('f.!('IlHar la raza indígf'lla, t¡CIH' ]lllr orig( lila in:HiaptaÓón del indio a la ciyi:ización adual: ])f'rll PI1 priIlH'r h,L(ar. p~ta pruposíej61l 110 tic'lle \'f'r(lnorro fUlld¡lnH'litll, ¡lI'rque habr.'a 1)111'dl'llIlJ~trar alltf'~. qllf' lus 1'1l('\¡]llS mrllos adrlantados, l'S dN'ir, os ll,f'I:OS ad:ll-,tados a la ti,ilízuei(1l modE'rna, son los que c(,nsumen m¡l' akl·hol, cosa f]1Il' e:-.t:í rip~mr'nfida por la f'stariHira, .r PH ,egulld" lugar y en el caso r~pf'eia] 01' la raza inl ígpna, rstÚ opsmenti du /)(11' lil Hj~tOIiH. En dl'd(J. jllll'e(,f, segÚn nuestros bj~t()toriacl on's y ('.J'(Jllistas, que ya d(,~d(' allt('s de la Il('g;,oa rie los I'spa¡¡lIlps l'rall los indios mu~' dad,)s il la 'mbriagurz, J durante la Colonia Y' casi desde l:;U('(,mienzo, tuYieron qUI' !.lidar l'untes disrl·sicio- _ 23 nes para r >primil' la bOl'l'nchera l'Il Ins inllio". Xo es que el indio bmwara er la ',chicha» o Cl.'rwZ<\df' maíz y mÚs tard!' en el alcohol d,> c,'Ù L, el lenitivo li ri oh'ido dl' sus dolor"" y sufrimientos, sioo que el vi\li l arrai~lHh .va entr!.' ellos, tomó mayor dr,.,arrol\o cuando el allmpn\;(, del trabaio aumentÓ el ç'lI1SUmi)Ile sus fuerzas y disminuyó su erergía vitR.!. El aumento de sensacione.s nerviosas traio como COTlsI!cueocia la necesidad de calmarlas, buscando lenitivo eu el alcoh(_,I,única manera de proporcionarse una falsa sensacién de alegría .. lJa inrlolencia de la raz'! indí(!l'na ha siol) àtrihuida por alg'llOos autorf's, ;;11 es como [n~enieros, al factor eéonómico: el iodio sabia que por Jn,tS qur se psfurzara no podía ser terrateni('nte, por cunsi~ui¡>nte, ne ponía ninglÍn empeño pn cultivar un suelo que no seria nnnea suy(. Pero a esta alirmaeión pOliremos objetar con una observació¡¡ ce lo qll'J actualmente sllcede ell algllnas rpg'iones de la aetnal R"pública: los indígena;; de la co;;ta y de al~unus lugares de la siNra S( n propietarios del suelo en que vi\'cn, constituídos en Comunida(b~ ya por compra, ya por donación hecha desde los ticm pos coloniales. Plies bien. aunque se trata de suelos por regla g'eneral áridOS per falta de llUVIas, o de páramos desolados en la sierra, no por eso ino incult.ivahles y un cultivo racional o siquiera constante lo;; haría fi ¡"tiles;y ¡}rùdudivi)';: pero el indio no sabe aprovecharlos: indolentr \' fil),ítieo el indio de la costa, se limita a CIrcundar un cit'rto t>spil·\io de terren,) con ramas y espinos y siembra aHí algunas legumhrrs y fflltas en espera de que haya lluvia,; y ~erminen las semillas, que con e~easo trab~.\o depo,itó en el snelo, recu~e el procJ.uc-: to de una e ¡secha eRcasa o abundante, según q uierd dársela la Naturaleza y '~o'Bllme de ella llna parte y vende la restante, sin qu~ sea mucho pl provecho. Hace lo mismo el indio de la sierra, pero uno y otro di~I)Iltan fir'ramentl~ la propienad del suelo o RU aprovechamiento, al blarlc) u al m.~stizo que quierau hacer en él plantaciones. Este aSllntr) ,le Ill" terrenos Cllmuuerus, pertenecientes a indígenas, constituYl'1.o,V 11110 de los problemas agrararios m>i" importantes.v que se acre'Jentará cuando las' extensiones de terreno que aún faltan cultivar, lo estén ya. PUI~S¡rracias a èl, extensas .vdilatlldas llanuras quedan ,;ín cultivo, sirviendo a lo má~ para alimerltllr trùpas de ~<lnado en escaso nÚm"ro, que se nutren del pasto seco que qu,~rtadurante los años en <J11f' las Ullvias fe0undan el suelo. En todo caso el indio sicmçtf( perm:lnC'ce indolente y entrel!ado él su miseria. Su frugalidad aciBO explique má" bien esta indolencia o quizás al contrario sea hija de ella misma: el indio tiene muy pocas o escasas necesidanes, se alimenta muy poco.. El de la sierra teje por sí mismo el poncho que lo abriga y el sombrero que lo cll!}re y en ocasiones hasta ellienw de qu •., se viste. El de la CQsta tiene por única industria el te.iido de sombreros de paja tOCJ.lIilla,dB la cllal viven casi exclu,ivamente II)S que babitan la porción ribereña de las provincias de i 24 nE!, PT'I·:!lI.0 E(T\TII1;r\'U (~uaras.r \[anabí. ('uHlquil'ra flnp sea 1:1 causa ell' ]¡¡ inr!ulpncia indígpna, spa ella dc'hida a 111\ instinto natural u a la ;nfluel\f~ía artificial d,' ulla Cr;Ilsa pCIH1Úmi('a. es indudablp qne trac corno conspcUPllcias, pl do,:asru y la mi"eria en quP viven los indios. La tristeza Jlt' la raza indígpfHl se dt'bc a cansas más cIJmpl('jas, la miseria entre t'lias: m:í'- tamhi~ll las r!emlÍs cundirionps dl' sn \'irla: la opresión y 1m: \'cÎ:\mt'llt's 'lu" snhre l'\los han ejrrcirlo blancos, mestizos y mulato." durant!' si~los cil' c'selavitud y va~:¡\la.iI', la rlp,:esperanza y la falta dc' c'JIltianza pn sí mismos para al<-anzar un éxito, y su igonol'Hlwia. qll!' IW l,'s pprmitt' ('!Il'Clntrar los medios ad(',mados pam plia y l[1ll' Ins !'lltr¡'!.!':l maniatadus rn pudpr dI' sus opresor!';:. l-\I!'ra de estas cuaiidacl(', 11I'gati,'as, pl indi\) SP distingup por Dtras, quizÚs secundarias. Ill'r" lll¡\s aparentes: el sen-ilismo, producto talYl'z rir los largus si{!¡'}~ dI' rschnitud l'n qUl' ha "ilirl!): la a~tt\(~ia y el rlisimulo que Il' sinï'n para dl'fl'ndl'rsl' cie la codicia dr sus "mos; la rlrsconfianZH y el fI)( (·1" !Jill' le~ hacrn a cada ]laSO crepl'sl' rngañaclos, en tantu (JIll' dio" llliSll1\1S tratan de engañar a SlIs cuntrarios: la paciencia .\' la r,'signa<'¡ón y Sil impa~ihilidad anti' los sllfrimipntos, caractl'rí~ticas tlulas más o l1lPllUS Cllml1l1rS a tU(!a:ó la" l'm,as inllígenas rie la AnH;ri(~;1. La «quI'{'IHla>', adplllá;;, es l'!'('llnlll'ida pill' ~n docilidad y man:;:l'dumhrl': su facilidad clp adaptacit\lI:r su st'ntido de imitarilÍn. ::\0 c's una raza qnl' carezca d{~ima~inaci··Ill. solu qlll) ('sta sr halla como rmhutad1 :r ad'lfIllecida pill' la illl'lIltllra, CII:\Ildo despierta, es al contrario l'xhlllJl'rante y fantástica fn rl"lI1asía, annqul' hupra y df' ¡UH~OIl,trl' .I' fUlllj¡mwnto. Xo ps nna falltasía dl:kp. tranquila y I'azonarla, casi filos('¡nca, cum,) la dl.' la raza sa.i'llln: ni ]lo(;ti"a .1 soñadora (:onu la ,11'1 áralH' del df~,iertLl: ni tan simipzcu y bllrda comu la dd npgl'lI: ¡:'C'J'Osí carece rie i<lealidad d('lil1lda, soil' se enamora de la brillantez, de la forma ('xtf'rna (le las idl';IS. lo mi:-mo qllt' rie Ias palabras y de las COsAS matl'ríalr,;, sin tiian:p l'n la "acipdad rie los cuneeptu~, ù ell la ntilJ(larl rip ,;stos. rn alltllr ha hrchu notar que sun lus culoro- mÚs \'i,'"s y lus <]111' más imprrsiullan la retina, los qUI! más agrallan al iudiû. de In misma ma\lrra l'n f'l indíg'pna qlle adquiere alguna I!duea('iÚn Sllll las palabras'y las idl:'as más brillantes las fine m:ís lu sugestionan y en tuantu a pl'l>dueción, ésta Sf' earactpriza por ';11 I!xhulH'rante vaciedad que semf'ja a la de eiertas plantas <pf' pnHlucC't1 ramas y ramas ('ar~adas de bo.;as pero sin dar ningún fruto r quI' abundan sulo l'Il follaic. Talvez a esta afieión por lós viros culorcs SI' deba cjuef.>l indio I!seapp a fa ley del mimetismo animal: según la cuat;'a sempjanza de lus animales qur adapta~ la' colorac;ó~ de su __~~i1mellt{) t'xtt'rno al_~olor genrral lle,l paisa]p en qlle ,:r~_e.n,TOs D_o.IATes adaptan tamblen:::paJ¡u\l vestido un tolor HúmejaÏ1le. Pur el eontranu, en el p<iramo gris, cubíerto de palonales amarillentos, la Üniea nota viva ~'alegre la dan los ponchos y rehozos de colores cbillones. rojos. verdes azules, de los in_ dios que por ellos cruzan. Una observación acerca de la música in<)..• D ° Pi=-ICOLOr.iA y SOCIOI.o<;L, dígena, fJll l'a caraeterÍstica melancólica ha SPf\"ido de asunto para tantas disl'ftaci6ne~ a escritores y poetas, dá idea de la disociación de la mf'malidad del indio. La mlÍsica es tierna, gemebnnda, dulce, sollozan:l'. de una languidez y melancolia que concuerdan muy bien con el paÜaje de las altas mesetas de los Ande,,: en cambio la letra de la8 can~lOnes que la ácoinpaña nostiele por lo general expre,;ar niuJ:runa idea concreta. Pareciera que el indio no acertara a expresar clin la palabra sris sentimientos y solo en la tnúsica cdilcretára toda la int~nsidad de el\os. En este estado de aplanamiento c~rp.bral vÎ\"e el indio de las mesetas anrli'las, aislado del rest<J dê la poblaciÓn, en contacto pero rio en comunidad con la civilización que lo rodea, sin preocuparse de los intereses materiales y morales del rMW de la pOhlación, ape~ado al terruilO que labra por necpsidàd, viviendo, má!! bien dicho, vegetando, sm más alegorías que las festividades religiosas que Consumen sus e:;casos ahorros y sin más esperanzii que la de la mllertè, qu~ Vl:'n!.f<l a Iibrarlo de los padecimientos y vejálhenes a que el bl:ili;' co lo sujl'ta. La idea de la justicia apunta confusamente en su mente; COn la astucia, la d(~sconfianza y el rêCelo, se defiende de patrones y gamonales y a feces, harta ya su paciencia, reclÍrre en tumultos y asonadas a los acws de violencia, pàra defender Sll misera propiedad, amenazada por la codicia de los blancos. Una ¡.ociedad en que una tercera parte de sus componelites vive aislada de resto, sin comunidad espiritual, es como nn cuerpo que tuviera uno de sus miembros paralizado y que caminara renguean<fo y arrastrando el miembro enfermo, y así la marcha del pais tiene que ha~IT;e cornu l~ de "l~npara!ítico, lenta y penosamente por cul~a de la V[('IOSa org-an¡zaclOn SOCial,que ha abandonado a su propia silerte a la raza abOrígen. sin hacer nada por su educación y pbr incorporaria a. la vida ci\ilizada, de cuyas ventajas no participm y cuya utilidad nil comprende. El rû')O Y la ratería son otros de los vicios más arraigados en la rl/.za indíg'~na y el propietario tiene que andar siempre vigilante r aleita, pU~'s al menor descuido el ilidio, gObre t<Jdo el de los CátrtpoS-, se sustrae cualquier objeto, cualesquiera. que sea su valor, y por insignificant~ que parezca. En las coseçhas, se ha hecho necesario recurrir a mil estr~tagemas pafâ evitar que los indios mermen el producto, apoderándose de una Parte dEi éL Así por ejemplo, los pJ:0pietarit,s de frutales, se ven obligados a ve~der sus cosecha~ ánte~ de la recolección que queda a cargo dpl comprador, el cuat, pará evitar el Nbo de las frutas, tiene que cog-erlas antes de su completa maduracióu. Esta propensión al robo proviene en 108 indios del odio íntim.) r secret{) que tienru siempre para el propietario blanco, pt.r el cua, se cn'eu estafados . . En lo~ últirilOS años ha parécido proau6irse nn movimiento dé Simpatía l'or la raza india y diversas leyes que tienden a favorecerlà ° ~6 han prps\'llta,i" I'll lu,.; (',ongrp,.;os, allnq\ll) !l:)sta a!ltJr¡¡ JIU han sido ãprohadas, El "elllH·prta.ip" suhre t(Hio, ha sido ohj,';o dI' Yivas rlisensi/ml's. pUPS mipntras soriúlog'os extrnnjrro..; r nacionales ~. algllnos Ílltr!Ntllnh·s. "id"n Sil abolición, lo~ prupiptario:i son por regla gl'llf'ral 01,lIpst 's a PlIa y ap('yan con argumentos de bastante peso, flllldadl's l'Il la p,;ic{¡jllgÍa misma drl indio y f'n Sil adual c"ndiciÚn slI('ial. Ia "ll'J,i,'il'Jll quI' hael'n a l'sta n'forma. El de más fllcn!:a entn.> tlldu, ¡,; {,I :If' quI' pl indio mismo, libre y rxpontáneamente se CUIl('il'rta 1ll1I,hilS \'eet~S a fin dI' qlle su amo o patrc,n lo ddirn<la contra los ah\l"j'" de las autllridades políticas Il militares, qur, ClIma ya hp!llIlS .licito, lo f'xtorsionan rXlgiéndole sus ser\'ieil's persona]l''; y pl dl' SIIS ¡'¡¡éla.!",; o lH'stias de carga, Pero de todas maneras, el ('OHl!l'rta,il' es \lila n,titlll'iÚn odiosa que, como ha dielto nn escritDr, slIlo ,;e diferrnej¡¡ dt, la bclaYitll(l, ('Il que no rs tr¡¡,.;misihJ¡~ a la familia y I}ps~ con la rida ,Il'! eoncit'rto, y ni alÍn l'SII, porqup hllY propietarios qllp prl'tendl'll hacl'r quI' los hi,ius mayor('s rr"ponr!an dI' la deuda lIt' IllS padn's a la llIu,'rtl' de ~sto,.; y, con aUlt.'llaZaS u tn~años, los iudlll'f'n a tirlllar dlll'uHll'ntos ell qllo Sl' con[il'~an d!'udures de la canti(iar! li UP ,li m¡\rir dl'llían sus padres. Otr!) ar'!uuH'ntll dl' alglÍn \'(1101'.es rl (](' quI' la a!!ri:'ultura sufriría grandrIllente l'un la sU!lJ'f'si(m dl'l conc!'rta.i", ¡HIl'S la in(!tllpneia dd indio y su ¡¡tiei,'m al alcohol, If' harian ol\'idar d trahai'. y solo recurriría a él cuaudll Jl()el'~itara l!ruar sus eS('aSèis nel'bidulles. Los propietarios de la Cl'sta se yr'n ohligado" a JIlant(lu('r Ull nÚmp]'I) comidrrahle dr peones l'oneirrtos COll ri ob.il'to dI' 1111 int"rJ llIullir sus lahorrs. ¡Hll" de utru nWllo, lo" j"r'¡¡¡!l'rus slIlu tral1a.iun 14.1-dia~ qllp It's plac(', (pll! I'n grlll'ral. sulu ';Oll euatro por ,,('mana, .\ (',.;tll respondell los ud \"l'r~¡.rius dl'l eUIll't'rta,Ït' que, si los j'.Jrnules IJ salarius fueran iu suii,'if'utl)rnl'nt(' rrmuut'ratiyos, los jOl'llaleros trabajarían con gustu pup;; hallarían bien remlllH'rado su trabajo, 'j' que es anti('conÚmipo m¡¡ntr):!'r l'"tantadn ell d(,ll'ias \ln j.,rr;m capilill, una parte del c\lal Sf' pil':d!' allualmrntp por muertp de los coneiertos y qu!' rrsulta más renta.ioso rI aumento de dichos salarios, que aumenta tamhirn la capacidad producti\:\ dl' eada trahajador. Como quirra qlll' sea, y aún rl'Íirit~ndola solo a la raza in(Hg('na, la institución del I}ullcerraje \erdadl'rallll'nte solu pUl'de rxistir en un pueblo atrazado y l's pr:lpio ,.;(.lu dp la Edad 11t'dia, dando además 'Jrigen a multitud de abllsu~; que rrJluj:{nan a la naturail'za humana .. l\1allklH'r en \ln estado vreinu a la escla\'itud una gran parte de la pohJaci{n del país, (Íl'primir sistl'mática y erónicamente su estado mural, aholil'llIlo en ella todo srntimiento noble y elevadv, que exalta al homJ,r!) con\'irtiéndolo en un srr racional, y al cODtrario, hacer qur. permanrzca en la ignoraneia y en la ahyección, en un estado próximo al de I"s animalt's irracionales, es verdaderamente criminal y sólo el eguÍsmo y la avaricia de los propietarios pueden inculcarles tales ideaí; e inducirlos a perdurar en una conducta tan complctaSp 27 PS!C(J[.()(¡fA y SOCIOLO(;Í.\ mente opr esta li la moral y a la civilización. Los políticos, desgraciadamente más ocupados de embrollos, de intriga" y de satisfacer su vanidad o su ambición de lucro personal no ~e ocupan de mejorar la suerte (le estos desgraciados, que son sinembargo la fuerza motriz del trab:ljo agTícola en la planicie interandina. " Solo 1m estos últimos tiempos, determinado gTUPOde intelectuales, ha trat.ado de influir en la opinión para mejorar la condición del indígena, sin que sus esfuerzos hayan tenidu éxito alguno .. La Iglesia ha quendo dar muestra de que aún se encerraba en su seno lin poco de la caridad y de amor al prójimo, que son el fondo de la doctrina del Patriarca de Judea, y en un CongTeso Catequista, ha habido una sección destinada especialmente a tratar de la suerte del indígena. Mas poca Ilsperanza hay que abrigar en este movimiento, por desinteresado y generoso que aparezca a primera vista. Los curas de pu&blo, están demasiado interesados en mantener al indígena bajo Su tutela, para 1ue tratoo de levantar su espíritu y hacer de ellos verdaderos aptos para comprender la civiijzacil>n actual: se contentarán con predicarles el Catecismo, la resignación y el temor al castigo y el indio continuará creyendo que es su deber obedecer al blanco y resignarse con su suerte, buscando un consuelo material en el alcohol. Una >;olacosa puede lévantar el estado moral del indígena, yes una educación bien graduada y conducida, que se adapte a la psicología esreDiRl y al estado actual de su mentalidad, que poco a poco la vaya desbrozando, por decirlo así, y quitándole la corteza que los años dl' abyección y sen"idumbrc han hecho crecer en su imaginación, encerrándola en los estrechos límites en que hoy se eucuentra. Desgraciadamente, ningún paso se ha dado hasta ahora en ese sentido, y mientras"tanto, la fuerte raza de los "puruhaes» y de los «caras», irá degenerando agotada por el alcohol, la miseria, la sueie-dad y la inopia. 28 CAPITU LO III. . la nza conquistadora.-Su mentalidad, su cultura y su InfluencIa en la formación ~ . d.e I~S. D~CI~na."d~d~S.hl~"a~o.~m~rl~anas... .;}--~,~ l~ .~ ,~ .~ l~.~ .~ ,,:, l~ .~~, d l~ l Cc\snu Ills paladiJll)~ de balwl r di' FlTnand,) dirron con la toma dp. Granada tin a la l>piea lucha IJlIl' durante ~¡ete siglos tUYO que sosterH'f la E~pal¡a cri~tianll (;()l1tra Ill'; Illoros im'asores, nu puoía (lpcirsl' qllE' eon la unidad Ili,lítiea se había logradu la unida¡1 étIIIea de In PPlIíusllla, Como IllU.)' hien diep el ilustre estarlista r~pañol ~¡inclH'l d¡) Tuca, España nu era una nacilJnalidad adaptada a lin cuadro grogrúfico dl'tpnninado, Purblos de ¡listintas razas y dr distintllS orkenr-, dr len~lIas difl'rente~, unido,; por nr\o~ políticos aÚn lJastantes recil'ntl's " euros int('re~es matl'rialrs p<ahan más d\' una \'I'Z en eontraJ>osiciÚn, p;'ulaban a Espaíla, Jheros y EÚ~karos, Catalall"~ y Valelwianus, CasÜ'lIan('s, Asture~ r lJallf'gu:" Judíos y )10ri~cos, todos ttnían di~hntas caraderísticas etnul,',!.Ó(~as, yasí mismu, curn',;poniían a grados de ci\'ilizaei6n distinta. El al'¡ín de srntar axil'ma~ ('n }¡i~t'-,ria, ha lle\'ado a algunos pscriton',,; a decir, que pl }JUehlo mlls ci"ilizado ,'pnee en 11Iehas al ml'n,)s cl\'ili;~ado: sinembargo, durante la (·darl nwdia y hasta la (:por;l dl'l H"naeimil'nto, la cultura de la IGspaíla morisca del sur eJ'a SUIH'l'iur a la de lo,.; hárharos que dl'strurt'ron el Imprrio deeadpntl' d(' los C\\"at't's. Lo que sucede es que lus pUl'hlus quI' han llegado al ap'lgp¡, dl' su eirilizaciun atlojan news murall's, que constitu.íl'!l para la g-lIprm, manil'l'staeión de barbarie y de incultura, uno Ùl' lus prilll'il'ail's auxiliarrs de la victoria. Este aflojamieuto d(~ nex,)s muralr~ es una de las causas de deg-E'nrración de los ~Tan(l('s pu,'blo.; :\Ia~" sra de ello lo que fllerl', es el (~aso que la cirilizacíÚn g·)(I,¡-ibera predominó sobre la civilaciÓn al:írahe. La mezcla de sapgre no hahh sido lugraria, los pueblo:> dl'1 Xortr no habían cruzadu :I1Ín sufieientemente"su sangre con los del Sur por antagonismu dI' raza, de cultura y de ci\'ilizaeiÔn: el pais e~taba dp:>angrarlu pur lus largos siglas delllcha que había teniliu que sostenery fué en estas eondicioncs cuando porTazón dI' su proximidad geográfiea, K·;paña l'ué llamada a ayudar a Colón a descubrir primero. y a conquistar un Nuevo Mundo y para esta emprl'sa fJé la España cahalleresca del Norte la que tUYO que dar su sangre; fueron vascus, catalanes, gallegos, castdlanos y extremeños los que primero acometieron la empresa; fueroll pues los gue- 1'!';J('oLnlõiA y !'iOCIOLonÍA rreras <I:-'a Cruz y los rle~(~l'ndipnt{'s de Pplll.Yll.es decir. los godoil!t'J'os, ll)s qur priml'ro viniprOll a la América. Mas, al mismo tiempo que ¡'n é~ta fllndían,;e du~ razas. la de los conquistadores.r la aborígen. fundíanse tambi¡;n. aunque ineomplptamentl'. los distintos pueblos de la Península y formÚhase una unidad etlloló~ica, tan homo~énea como podía sPrla, dada las earacterísticas de su forma de ~obierno y de Sil'; 11ptitutles para confundirse entre sí. La mentalidad de la raza hispana cnando la conquista era, pues, la de la España <Irl ~orte; el elemento judío y árabe no había pene-, trado aÚn suficientemente ni se había fundido \0 bastante en su pueblo por 'Jwmerse a ~\lo razonps de rl'ligión y de política. Por eso, los avcnturerils españoles, acostumbrados ti la !tlcha j' a la conquista, al mando de la lan7.a y rle la l'spada, a las proezas caballerescas, lograron, ~n el corto espacio de medio siglo, explorar y conquj¡star tan extenso ccntinente, rlesde la California hasta la Tierra del Fuego. No era pr,)picio el momento para la raza conqnistadOl:a, que aún nó babia terminado su evolución política y cultural y que así debilitaba su organihmo, enviando a tierras lejanas sus mejores energías, ni era tampoco favorable para la tierra conquistada esta circunstancia; pero ¡>I fatalismo geográfico, más real y evidente que el fatalismo histórico, III d•..termin6 así y pr¡>cisa acatar sus fallos. Desem-olvióse pues, paralplamente la civilización americana eon la de la civilización espaÏlola; chocaban y confundían se allá diversos pueblos .v d08 civilizaei{nes: chocaron y confuodiéronse aquí dos pueblos y dos cul- ' tura,>. E'oluciunÚ la España de los Austrias hacia la unidad rpligioSa y hada la prerlominancia de la fé en los sistemas de ~obierno, y a"í mismo, si la España de los caballeros nos conquistó, toe,óle . a la España dd fraile cûlonizarnos. IJ8 nua conquistarlora nos di6todo lo que Ilodia darnos, su men •. talidad, tal como entonces esta ha constituída, sus formas de gobiet'no, su fafi'ltismo político y rt'ligioso, propio de los purblos que habían vivido largos años luchando por la fé y por el prerlominio de su raza y al amoldarse al nUéVO mareo geógráfico. el pueblo conqtústador que nJs trajo sns costumbres y sus ley¡>s, crpó fuel'S de su país una nueva patria, modIficada por las influencias del clima y de la topografía. Se hr, fundado una de las características de ,Jas diferencias que i'>enotan 1m el carácter de los diversos puebloB hispano-americanos en la predominancia, en los elementos blancos de ciertas agJ'upaciŒ:ne5 étnicas de la Península, sea el el¡>mento vasco, el catalán y el castellane o extremeño. por el estudio de los apellidos predominantes en el Ecuador, se ve, que son los lÍltimos los que vinieron a esta parte de América en mayor número, aunque no faltan los otros. En la época actullI, la escasa inmigración peninsular es casi exclusiva- mente ealalann, No~'egar?Jl 32 pues los conquistadores su altivez y su orjl;ullo, 8U DFL PUEIlLO ECUATORIAN'O concepto especial del honor, su solemnidad, su particularismo, al mismo tiempo que nos educó en el centralismo político, impidiendo en la Colonia la tendencia autónoma, por el g'obiernomunicipal. De las caraeterÜiticas psíquicas y va la educación que recibimos proceden en ~'tan parte muchas de nuestras cualidades y defectos, que por lo demás, tenían que serIo, como inherentes al estado de desarrollo de las razas que al fundirse dieron urigen al pueblo sud-americano. .- to 33 SE ha dicho que el verdadero tipo del sud-americano es el criollo, es decir, el descendiente direct<l de españoles con poca o nin/{una mezcla de sangre indígena. En nuestro país, es mllY raro que la primera condici5n se cumpla: son muy escasas las familias que habrán logrado conservar pura y sin mezcla, la raza blanca, pues por lo general, los criollos ecuatorianos siempre tienen alguna mezcla c<>n las razas de color por más que su piel sea tan blanca como la de un europeo y teng-an los cabellos rubios. 1]n refrán popular dice: «lo gue no tiene de ing-a tiene de mandinga~, lo que quiere decir, que casi todos los p,)bladores tienen en sus venas algunas gotas de sangre india o negrll. Sinembargo, aunque el nlÍmero de individuos de raza blanca pura sea muy restringido, el de individuoE de raza blanca con estigmas de mestizaje de indio o negro es muy crecido y los escritores más exigentes como Wolf, calculan su número en la tercera parte de los habitantes del país. La población blanca es más numerosa en la Sierra que en la Costa, tant<l por razón del clima, cuanto porque la población española se estableció de preferencia en la antiplanicie, Asimismo los mestizos de la Sierra lo son de blanco y de indio exclusivamente; en tanto que en la Costa predominan los mulatos, es decir, los de blanco y negro. Es de advertir que la raza negra sólo se ha establecido en la Sierra en los valles hondos y calientes de la provincia de 1mbabura a orillas de los ríoR Chota y Guaillabamba. El color de la piel en los blancos varia naturalment.e mucho desde el moreno al blanco mate; pero en general al hablar de blancos o criollos", no eomprendemos en ellos sino a los ecuatJrianos en los que los caracteres de Ill. raza blanca son predominantes. En el país como en otros de América se denomina «cholos» a los bastardos de un primer cruzamiento entre blanC<>e indio y «zllmbos~ a la mezcla de indio y negro. Mulatos son los hijos de blanco y negro. Los primeros son 108 que por cruce eon individuos ,de raza blanca se asimilan más fácilmente a los caracte· res antropo16gie~s de ésta. Los mulatos guardan largo tiempo la impresiónf los caracteres de la raza negras 8ólo después de tres o cuatro gèneraciones, siempre qne no haya habido nuevo apor- PSICOLOGíA Y SOCIOLOGíA te de slngre africana, con:,;ervaa estigmas de su origen de color. El z:lmbo J' el mulato predominan en la costa y su número es mayor que el de los habitantes de la raza india y que el de los cholos; por el C9ntrario, en la sierra, el chol'} es tipo predominante en las ciudades, en tanto que el indio ne la raza aborigen más o menos pura predomina en los campos. La mezcla de razas es sinembargo bastante grand,) para que haya una graduación desde el blanco puro hasta la5 razas negra e india puras también. Respecto a la purpza de 'a raza india, ya hemos dicho que ella sólo es relativa a si mismc; pero no a las diversas tribus en que estaba dividina, pues hoy n~ ps posible encontrar 108 caracteres antropoló~cos exaotos de mngnna de ellas, ya que :su mezcla los ha. det;virtUado todos ..... La ra.za negra fué traidapor los e.spañoles. ai EuuadoT .comQ al resto de la América en calidad de esclava, con eloQjeto de réemplazar el trabajo de Jl;>B indios. q~ no; soportaban ciertas fa~ nas, d'emasiado duras .. En la, Costa son bastante numeroso!!IO!~ negros, fiunque. ni() pOdríamos determinl\r su número exacto, talvez de purâ. raZ'a lI~uen a 20.000, quizás a: 30.000 .. Es en la provin, ciad!-J K;meraldas donde hay may(}r número de ellos ... Se¡@n Ell bistoriad')f Ceballos, èstos provi€nen' de una fragataesPailol$ .CQn carglUIlento de esolavos que naufragó en las c09tas.dee~ provinOÎ& a 'DÍooiados del sig-IoXYIL Los negros se suble'olaron disemin¡indQi!~ por ~pr\lvincia q;ue siempre había sido poco pobI4da¡p8¡$aron a. cu,:" chillo a .8US habitantes y se. estAblecieron en ella, siendo después muy diftllil a los españoles èI someterlOs a. la obediencia; otr~8, principalmente los que opnpan las oabeeeras del río Santiago, provienen de los esclavos que trábaiaban aIl las plantaciones de los,vallerH,\J:lÏentes d,) la provincia de Imbabura y que al recibir su lib~ JlQ.t, Ialey du 1853 trasmontaron la cordillera y Se establecil'too en las pobbl.ciones de Carondelet y Uyumbi. Estos últimos, vivenun.~ talio· semi-salvaje y apenas si han conservado nociones de la religión cristiana. Se OCllpán en lavar oro y sólo con escas& freouen~ia .bajan Il las poblaciones de la desemhooadui'à del río. No nos ocnpareIDDs de la psieolo~ía especial de la. raza negra_ya bien estudia~a 'flor dj,:" versos autores: eUa es la mis mil en nlU*ltro llaís que lo eSj:1n .otro.s diversos. Están de acnerda casi todos los! sociólogos en pronuncilU:r se contra la mala influencia que su mezcla COb las deIJlá~m~l'S ,lia -ejercido lIara la constitución del tipo sud-americano_ apor.tJ¡ndQ.~racteres psicológicos y cualidades menta-les inferiores. Est&,infiue~ cia es notoria y se hace sentir en las diferencias regionalesqu~ exi8':" tehen el Ecuador, ya que las clases inferiores sobre.todo de 1;1. regj.ón (lali('nte llstán en su.may~r l?lgte. ~o~puestas de ,za¡p.,hosy m$t.oJlJ ,~n.ta,nt? que los de ~aza .u~dla RredoJI~Inan en JaJeglon .a~tà1-. qu}zas eStá sea una cansa mãs del regfonálIS'bio que existe en ell!itititidot . . Ràz'a se'rv'il, creàdk eli la èséla~it1Î'd; ~ qne 9\\10 dé âós t&S ~ 38 en o DEl. PUEBLO };(TATClUl.\>:O neraciones a esta parte, disfruta (le la lihertad, t':; sinembargo la más levantisca y la más exaltada, al mismo tiempo que la menos apta parai ncorporarse a. la civilización y tiende a dt'saparecer más fácilmente que la raza aborigen, absorvida por las demás. Pero dejando como secuela: el mestizaje que ejerce a larga distancil\ su influencia en la constitución definitiva del cuerpo de la nacionalidad. 39 ~ " ,. \. \, ~, ~. ~, . ,~,. ~, i . .•.•... .: , •••• h " ~~ ~,~.,~" ¡ • Il . CAPITU LO V .. ; --: La Colonia y la Conquista. ~ ¿¡-.; ,;.;.; .;.; .;.;.;.;.;.;.; ~ " .;: . CCA~DO (lI conquistador español don Franeisco Pizarro acompañado de un pu.ñado de aventurrros, SI' apoderó por sorpresa del VlIl',to imperio ne los Tncas, el Rrino de Quito, ligado desde hacía poco tiempo al Imperio de llaneo Cápac por las victorias del Seyri Atahualpa sobre BU hermano Huëisear t'ué flÍeilmente sojuzgado por los t)~Jlañ()l('s. a prsar de la resistencia dl'l <ll'neral Rumiiiahui que, ven(~idùpor Benaleázar, halló en la derrota y en la muerte el término final de sn carrera de g'urrrero. Las -poblaclOnps indias divididas en pequeñas naciones y tribus y en fpudos caciquiles. aunque sometidos a la autoridad del Inca, no tenían entre si un sl'ntimiento homogént'o de solidarid¡ul y se juntaban entre ella-, sólo en 108 casos de peligro para defenderse de un t'nemigo eomlÍn más poderoso. Las tribus de la Co~ta sólo estaban débilmente somt'tidas .r vivían en un estado de semi-independencia. El Gobierno patriarcal de los Incas había acostumbrado a las poblaciones a la sumisiÓn y a la obediencia, quitándoles todo sentimiento dt~ initiativa y acostumbrándolos a mirar su autoridad como divina y (lmanada d(:1 Sol, padre de los mortales. Los productos de la tierra misma le pertenecían y sólo volvían a los habitantes por la graeia y la bondad del soberano. Las cosechas almacenadas '~n los trojes o d('pó~itos eran repartidas al pueblo en {-pucas de mala cm;l'cha .Y así vidan los indios confiados en el cuidado paternal del Inca. Al faltar éste, fácilrrll)ute se entregaron a aquellus homhres 'lue habían vencido al-hiio del Sol y admiraría ver la pasibilidad Cl,n qlle f;oportaron los \'l)j(un¡>nps y las cargas que les impll~it'ron los eonllllistarlores. sino se pxplicara fácilmenteé sto por el fatalismo y la inopia caraeterística de los indios del idioma «quechua». Las leyes y ordenanzas de Indias que luego dictaron los españoles, fueron cal0a¡}as en las eostulllbres que los Incas habían establecido y el Gobi'3rno no cambió de forma lel;'al aparente; pero el carácter de l(}snuevos dominadores se hizo más duro v cruel como no lo habia sido en tiempo del imperio .• Con su carácter de orgullo y de altivez dominadora, los conquistadores reflejaron en sus colonia~ la época sombría, mística y supers- psiCOLOGL\ y SOCIOLOGÍA ticiosa p)r la que atravesaba la España decadrnte de los Austrias. A~a"ar má; la tri.;;te y sombría época del coloniaje con las calamidades pÚblicas Q!Je venían a arrojar una manelia de sangre r de lágrimas sobre ]a viia connnt.ual de los países ultramarinos. La crónica de los siglo, Xn y XnI, sólo registra terribles erupcionrs de los volcanes de la (~ordillera que srpultaban ciudades y pupblos. e Irrupciones de piratas que devastaban las costas, o pestes Que diezmahan los habitantes. cuando no salmodian las querrllas y disputllS que sostenían entre sí los conventos de frailes que abundaban en las ciudadps. Si la metrópoli se despoblaba por las guerras y la emig-ración, si cundía la misrria y en los campos y ciudades eampaban bandoler<ls y trua 'les a dt>sp('cho dfl la Santa H(.>rmandad. si la Inquisición quemaba l1ere.i('s y judíos, la Colonia hacía una vida m('dil)('val, lánguida como un cr('púsculo de los trópico",. Su situación sobre las ÇQstas del Pacífico al('jada dI' la madre patria, conSIderada como pobre con relación a los opulentos territorios ricos en minas de oro y plata que los conquistadon'8 poseían, la hacían vivir apartada del fausto y d"l explrndor que eircundaha a aquellos virreyes: grandes señores que rodeado:,; por una corté de aristócratas gobernaban en Méjico, en Santa Fé o en Lima. Los l'resident('s de la R('al Audiencia, togados o militares, y nobles de segunda; categoría no hicieron dI' Quito una ciudad fal!!tuosa, centro de atracciÓn de lo~ aventureros del nuevo mundo c0mo aqul%ls otras capitales. Si el poder civil no ejcrcíll influencia ni deslumbraba por el brillo dI' ~;u espleqdor,en cambio el poder religioso guardaha la atracción de sus ceremonias y prooesiones, funcionln5 de gala en las que la curiosidad de las gentes podía satisfacer al par que su mistrcism(, el aflin de exhibición y de espectáculos de esplendor. , Así Ir, vida colonial no tiene entre nosotros más que el aspecto místico. tétrico y conventual: pero no el Indo ~lant~ y frívolo de nocturnas aventuras. donjuane~cas que tuvo en las demá.!¡ metrópolis virreinales. Ha~ta el indiO' que, sumido en i"ombrío y duro vasallaje, arrastraba todas las penurias de la servidumbre, buscaba apoyo y consuelo en d cura o «ta.itico» que le hablaba en nombre de la ivinidad y que si lo conminaba (lon las terribles penas del infierno, le promet'3 en cambio las dulzuras del paraíso eterno en Pa¡;{O de su paciencia y sufrimientos y así mientras faltaban 108 caminos y los editki<.s públicos, se levantaban en cambio templos, conventos e iglesias y las comunidades reli!riosas se hacían propietaria:> de ricos y eXGensos latifundios. Verdad es que en la metrópoli tampoco se lerantaban hospitales ni €'~euelas, ni se abrían eanales de riego, ni fe cuidaban las carreteras. Si allá las campiùas quedabUDincultas ¿qué extra:ño que las del F.cuador.s(' qultivaran cOOlO en época :ie la antigÜedad Romana? La producci6n del suelod~ n 44 nf:!, I'n:m.o E(T.HORH~O hi' bahi'1' sido muy es('a;;a, p'If'S mudlO til'mpo más taroe, el cacao, rI produ¡;to más ndioso del Ewador, sólo se exportaba en cantidad insignific-antl', Así la riqlll'zn prinda no dehe haJ¡rr sido ni muy g'ranor ni mu}' E:'xt"lllllda, roda \"l'Z que nu rxi"ti"llIio las ~ranu('s pl,lntaeioII\'S, qUE:'hp,Y cOIl"lit1I.\'I'n la pl'ineipal fuente de t'lia, no hahría utro medio de const·~uirla. El (',omE:'rciomonopolizado por la metrópoli, l'la eSe1l8(,y mínimo. La p'Ibrl'za traía consigo la frugalidad y por consiguit'nte la simplicidad de las costumun's. Los I'IlIpll'o.s pÚh1i¡;os estaban resf'rnHIt)s a los conquistallores en su maYtlr partI'. Los criollo.;, f'lIl'ran descen<lil'ntl's pur,).; dr l'lIropl'Us o nIl'sti· zos, tenían Ct'rnlllas la;; puertas (Il' lus cargos ,r di!!,nidaut's. Algunos propptarios !jllf' SI' habían t'nr¡r¡uPl'idt) adquirían títulos de uoblE:'za, a ftll'na de dinero r de empl'Úos. Los miÍs Sf' contentaban c·m títulus (it' A1t\;rpz l'pal o COfonpl de milicías l' con ,cr J{l'~idor(>sde jus cahildus y Jor~e .Juan sc hurla de la vaniliad tip ('stos (Tiollus. l.as costumhrps pÚhlicas eran una m.~zcla i'x,ítica y extrav'\gantt' oe reza:.,:us de la uarharic ¡ncai(':! .v .It· los h:l\¡itos de lus CI.IUI)llistadures e~;paÜolc,:. :\a(la mils chocante que lus ritos sa~rados cn los qu~ se mrzclahan danzas hèirharas al sou de arpas y tamhuriles .v q\ll' ft>eorda1)an las l'l'ligiunes primitiva::; de los pueblus orientalrs: nada mlÍs n'pulsiru qUt' la estrrrotipaciÔn de las modas puropeas, aÚn aqurllas qUi' procedían (Ir las ,;plwas mlis rl'lIlOtas cumo la dp los disfr:wes (Il' carnaral v de ¡nuCt'lItt'S a las cualps Si' Ips daha UII sl'!lo local qn!' 1',,(:01' laha ' pl urig,'n ..;pmisalra,;e del pnrblu ahorí~pn, y que por desgracia SI' han pcrpl'tuado easi hasta nuestros días. Compañpras insrparahJt's de las fpsti,'i(lades rrligiosas, las corridas ¡je t.oro,;, infalllps "nPrt.es de ca¡Jl'ar pn las qUt' ni siqui!'Ta se hada g'ala rll~d"strpza y de "aloI' pprsonal r l'n las vuales una nIUehednmhre ahigarrada tj)reaha .v acozaha al animal r"eihipndo gulrps y testarazos J' rodando por cI sllplo en mt'diu de la ma}ur confusión y alborote•. Como ha dicho mny bien IIU modpl'llo pscritor ('spañol, el conquistador no t'fa l'olono, dueÜu del s\1,'lo el labriego castellano o extremeño. (I el hidalgo de capa y espada, qllt' s.jlu huscalm la fácil riqueza, de.i,\ball al indio que cultivara la tierra, en tanto que ellos adormf'eido::; el la hulg-anza. distraían la munutonía de su vida en el jue~o o eu fúti..es querellas y pendencias. El indio padecía todas las servidumùl'(,s y todas las torturas, desde el hambre hasta la des- 45 1'~1C'()l.OoÍA v SOCIOl.OGÍA undf'z y df srie la «mita» li trihuto hasta la encomienda o repartimiento qUf lo eonrlf>naùan al trabajo forzado en el obraje o en Ill. mina. Raza indolrnte .v perezosa e imprevisiva. da{la al alcoholismo ya desde tiempos remotos l\ la cunquista. vivió en la colonia como hasta hoy sign!' "ivienrlo, extraña al movimiento social sin participar de la civilízaciÔn y sólo sufriendo toda clase de ultrajes. La educación pública estaba reservada sólo para los privilegiados y reducida a la lec~ra ,f escritura y a nor-iones elementales de aritmética en su ~rado inferior: al estudio dêllatín yde la gTaniátíca,en su grado medio y al del derecho o teología ",n Is enseñanza universitaria. La~ clases de física y matemáticas se establecieron solamentr al fin del periodo colonial. La em¡!'ñanz8 se encontraba entre¡.tada exclw~Ï\amente ('n manos il!'l clero y los Dominicos, Agustinos y Jesuítas al,rieron cole~ios y"Gniversidades que difundieron por ,lo m(lnos en las clases elevadas los conocimientos que entonees" se daban en ESI,aña. El pueblo quedaba sumido en la ignorancia. y aún lapráct¡'}8 de mnchas artes útiles era desconocidd. Es preciso reconucer l'irembargo qut' si el clero español se apoderó de las concien~ cias y edu(:ó en el fanatismo religioso ~ la colonia, en cambio, fué a su manfloa y sf~IÍn ·fl sistema de su época, un elemento de progreso, puesto qUt a él sr debe la introducción de muchos conocimil'ntoi¡1 aport.ados desde e¡l'iejo mundo por los miembros de las comunidades' religiosa.:.. La inquisición era muy severa en lo qut> se refería a la introducciÚn J circulación de librüs y la difusión de la cultura se dificultaba más por esta causa. Ad:nira que en estas circunstancias sobresalieran hombres ;ie ciencia como Maldonado y Franco Dávila, 11getas como Orozco~ f iñás tarde como Olmerlo: que casÎ pertenece a la épOca S\ibs~Üïente: iÍ1dlÏstrîaiês-éOm(Y~l Mar<iii~s -ùe---Cas-¡¡-Jijón; gëõgrãfõs 0ómo Alcedo; eScritorei¡"oomo-Xspejo y oi·adoresoomo Mejia Lequerica." " Las artes también florecieron y tuvieron representantes cuyas obras han adquirido renombre, sobre todo, en la pintura, en la que sobresalió la famosa escuela quiteña disdpul'l de la de Sevilla y de la que Mi~uel de Santiago y Samanie~() fueron los mejores representantes, hahiendo sido llamados los MLirillosy Velásquez ecuatorianos. Hasta hoy se oonservall sus obras que aunque no exentas '.le defectos de étnica son sinembargo, admirables, sobre todo porque los autoreH las ejecutaban sin haber visitado nunca una academia ni haber tenido verrladera escuela, ddmirándose en ello más aún la inspiración y disposiciones naturales de los artistas. Lllescultúra tuvo también rl'presentantes, si bien reduciéndose a la escultura de madera; ~.t.anto este arte como el anterior tuvieron el carácter místico y reli~ioso rie la época. Los templos que entonces se ~evantaron y que aún perduran ..demuestran el a~elanto de la. arqUItectura 0010uíal que Sl no llegó a levantar grandlOsos monumentos como las ca- 46 IlEL PL"E8LO ~ClJATOmA::\O tedrales de la~ ciudades europeas, I:!OSdejó en cambi·) edificios, que aún hoy son lél admiración de los mtelig-ellLes. La industria se hallaba casi fl'dueilia a los tí',iido~,de paños, liencillos y ballí'tll.s y (Il corn(lreio lie l'stos artku los Sl' hacía princi palml'ntl' con los \'jrrl'ynnt{Js \"l'ciIlO:i. La co,;tu expurtaba muy poco cacao, :ill prineiJlal producto, a conSl'Cm'IH'ja d(l qllp prodllci¡ínclose éstp en llt;jico. Ia mt'tní¡)(Jli impl'día que I;lS colonia" ';l' hicit'ran COIlljll'tl'nL,iaéntrt' "í. Por esta razón, lii\;e t'l histuriadpr, Sl' mand:irUIl a dl'st.rnír las \'iñas qllr sr hahían plantado rn Pimampiro.r que producían t'xcdpntrs uvas, dt'hllio a que Sl' hahía cunvrnido qlll' rI Yirrí',\'nato del I'l'rÚ surtirra de vinos a la I'n'"idt)lleia.r ésta a su vez le suministrara sus paños .r lienzos. La impn'nta estaba mu,V restringioa .r ~1O sr puhlicaban ]H'riódicos, pUPS ri priml'ro qlH' vió la luz fué -Las Primicias lie la Cultura del Reino dt' Quito», quI' publicó don .Francisco dl' Santa Cruz y Espr.io ya a prillcipios del siglo XIX. Por e~to era muy frecueIlt.e rt'currir a pa~quines manuscritos. :;e~~para comhatir il los ~ohl'fIJantt:'s. sea para zaherir a alg-Ún enl'mig-o y pl mismo Espl'jo fur aCll~ado por t'ste delito. La bibliu¡;rafía de la épuca re~j,;tra la mayor partr de las ohras publicadas corno de fllusofía y tl'ulugía y algunàs dI' pOt'sías e historill. Como dieB 1111 l'scritur, parece que el IH'IlSamil'ntù no pudiendo .concentrarse ni discurrir sobre las ciencias v los clJnocimit:'lltos de utilidad práctica. tenía que remontar su n;Plo a las esferas dI' lo ideal J' rie lo rnetafisico y concentrarse a divagaciont!s o im-estigaciones de ord(·n subjeti\'o. Los gobernantps coloniall's poco o nada hicirron ni porlían hacer, dados los limitados recursus de qUl' di,~pollían, por el progl'l'SO de la colonia; entrabada su acción por el ambientl' y por Jas mil vallas que oponía a su autlJTioad .r a su iniciati\'a la rl'cplosa pulítica de la metrópoli; ocupados generalmente en apaciguar quprellas entre las comunidades reli~iosas o en reprimir vicios y corruptelas propias de la época. El errado concl'pto quP de la economía pr¡lftica tuvieron los gobernante:! de pntonees. cerraba la put'rta al comprcio I~onel extran,ipro e impedía todo apol'te de cultura de las naciones más civilizadas. Los libros eran liecomisados por el Santo Oficio .Y si eran j\l7:gados l'l'pticus, ~;p condenaba con fUPl'tes pl'DdS a SllS posel'dores. Esto no obstante, las leyes del prog-rí'SOse cllmplií'ron y aunque lenta y orfl'ctuosamentf', la sociedad colunial fllr 1'\"01ucionanlio y crecií'ndo hasta tal punto que su independl'ncia tup Jll'sible dehido al t'sfueno de sus propios elPIDPntos. Es prí'ciso reconocer. sim·mbargo, quP a la Madre Patria se dpbe la introduccíón e implant'lmiento de todos los elemt'ntos civilizadores que a este resultado contribuyeron. y atribuir SIlS errores más bien a las ideas de la época y a la política que la dinastía de los Austrias. sobre tDdo, siguió en Eurupa empeñándose en guerras continentales que la arruinaron y la empobrecie- 47 PSICOLOGÍA Y SOl'rownÍA ron, en tado que desellillaba el rieo patrimellio que en Sllerte le ba~ bía tocallo ~o podemos qlll'j¡HnÙ~ de ella, ni más ni ml'llOS que los dl'más PU(bIos de América, pu~s la suerte de todos fué casi igrial ('ri 1'1Continente, ni aehllcarll' spr la causa de t()dos nnestros males pQrque ellos (ependen en realidad de causas más complejas y múltiples . • ... , . • ' AL comrrzar el siglo XT1II. Ri birn con mucho rdraso y confusamente.lll'gab¡m a lus oíllos de los colonos ùe ia Amí'rica rspañola, lus ecos dr la gran tral!;r.dia que conmnl'Ía a la Europa. el estruenùo proo.urido por las batallas y por pl dl'rl'umbamientú de los tronos seculares, conmovidos por la n~volllciúll del HH .r más tarde, por la espada \'(lnl'rdOfll del corso de )Tarrll~o, :\lg'UllOS americanos que más tarde furron illlstr!'s, eran tt·,;tig-os o actores del drama: Miranda. Bolhar, Sal' !\Iartín, Carrl'm.v )Tontúfar, () militallan en la ConH'llciÓn o \iajaban por los paises (Ill g"llt'rra o sr.rdan pn los pjércitus combatientes,\' b,·hian al];i. mismo I'll las f\ll'ntl''i primitims las teorías d•. Libertal\ Igualdad y Fraternida(i, que había prudamado la Franciit y Sl' intlamaban en ri valor,\' heroísmo de SllShijus, AIg'unos l'Spi ritus elevados, cUJa cultura los hacia sohrl:'salir entr'l, sus coterrán('os, se adelantaban a Sil \opoca r predicaban, li pl'sar (il' la e!;casa Iilwrtad que les dPja ba la auturidad española, las 11lIP\,,:l.S ideas y trataban de hablar de libertad y de independencia a los Plll'blos que vidan en el '~ololliaip. Entre> Ilusutrus, nno de estos I'spíritur-. Franci~eo Engenio dl' ESPfjo, médieu inteIigl'nte \' Iiteratu notable, CuIIIi¡~lIzala ¡llIhli'\:lciún de un ¡)t'ri.idicu: «Las Primieias cie la Cultura dl'l Heino de QlIito", :r m;Ís tard!', la de li/la serie ¡le folletos, que le m¡'reejpron la prisión cu que lUnric'J.insinuando a sus c'Jmpatriotl\s la id¡·a dI' separar,;e de la madn' patria: mus, tal idea Jleg-aba a parecer absurda, en la mayor part¡, de lus eolunos, acostumbrados al régimen euloniul J ~;lImi:;o,;it la COfuna cil' ESpalla. El historia lor (;rhallos, l'stndiando la Constitución de la sociedali de ~uit.lJ il. priul'ipios dl'! sig-Iu X IX. nos cupnta que estaba compuesta dI' cinl:o o seis erjullos ari~tóeratas que ostenta han el título d,~ m<:,rqués, de sus familias y parientes y de algunos jurisconsultos o letrados, adictos o allegadus a las personas de los marqueses. Cada marqués tenía a Sil lado dos o tres letrados. EXl'cpci6n hecba de la vida administrativa, todo lo demá:;¡ giraba al rededor de I~stas cinco o spis familias privilegiadas, poseedoras de grandes extensiones de terreno y de la escasa industria, fábricas de hilados y tejidos, que constituían la riqueza de la Presi- PSICOLOGíA Y SOCIOLQoíA dencia. Comerciantes y menestrales, industriales y artesanos, eampesino~ :' pequeños propietarios, todos dependían de ('\los y con ellos tenían intereses crea ios, que les hacían solidarios de cada casa. L(ts marqueses se hombreaban Como iguales con los Presidentes do) las Audiencias y con los Oidores y formaban además una aristocracia separada del poder español, sólo por las riendas del Gobi~rno. Entre el elemento intelectual o sea el clero y los letrados, babía algunos que a hurtadíllas y a pesar de las prohibiciones del Santo Oficio, babían logrado leer a los enciclopedistas y las ideas de Rousseau y de Voltaire los hahían embrial{ado como a todos los hombrE'S de su época. ¡Ni Madrid ni Roma!, decía don Juan de Dios Morales, uno de 108 próceres de la Independencia patria. Pero el pupblo, toda la masa de la población criolla o mestiza, era completamente inculta y en ella las ideas de patria libre y de nacionl.llidad, sólo podían ser eomprendidas de una maneTa confusa, o p~saban ,~omoheIll-os dicho por absurdas o atrevidas. Fué sólo la crueldad de las autoridades españolas y la solidaridad de intereses entre el pueblo y los aristócratatl dirigentes, lo que produjo la di tuI!ión del incendio, cuya primera chispa estalló en Quito el DIEZ DE AGOSTO de 1809. Los primeros patriotas ni siquiera se atr~vieron a hablar de independencia y separación de la metrópoli y disimularon sus intencionel bajo el pretexto de formar Juntas que defendieran las 0010Dias dela invasión francesa qUI! en España había destronado a Fernando VII, y sólo, un año má, ~rde, en 1810, proclamaron la independencia en la colonia. Pero este movimiento, si bien más tarde S8 generaliz<) por casi toda. la América y Popayán y Caracas, Mèjico. Santiago y Buenol! Aires, imItaron el ejemplo de Quito: era aislado, por cuanto, encerrados en sus montañas, sin ~omunicación con el exterior, lo~ patriotas del año diez, faltos de armas y hasta de apoyo en la opinión, careciendo de práctica en el manejo de los negocios y de experiencia en la guerra, tenían que sucumbir ínevitablemE'nte. El el~onomismo histórico, tan preconizado por :Marx, ha sido duramente .iuz~ado y su doctrina acusada de mirar las 008&8 bajo un punto de yista unilateral que no podía explicar todos los fenómeno. de la vidE; colectiva por los conflictos económicos. lng-eniero!>, basándose en los trabajos de Alberdi y de Echeverria. busca smembargo, lOf;orígenes de la independencia argentina en el conflicto económico entre criollos y españoles. Aunque es verdad que ya hemos dicho, Que el comercio estaba monopolizado por la Metrópoli, no puede decirse que sólo las causales económicas fUllron las Que empujaron a 108 patriotas del año diez a la lucha por la independencia: en manOl~ de los dirigentes estaban en efecto la agricultura y la industria y como la producción se limitaba al consumo local, Jas traDas impu'3Stas al comercio no pesaba,n grandementi sobre ell08. Si 52 IlEL I't: F.IILO ECl: ATORI A ~O algún moti\ o intere~ado podría guiarll's, era el de los benefkios de la buro-~raeia y el afán de lo,; rmph'os o el deseo de mando J de l~obierno. Pero no debemos d~"cllirlar ta inllurneia que las ideas e.ieroían sobre los hombr\'s diri~entes a lo menos, y los inflamaban a t:al punto. que llt'~aron al herlli"mo y al sacrificio fvrmando HU èp'Jca una epop\'ya pn la rida hispano am~l'icana. Larrvolut'i6n init'iada en las qnit'llras dpl Pichincha. tU\'o \lIla vida tftmerll. aÚn antI's de conspgllido 1'1 triunfo .r allt\' la vista misma dt'l f'nemigo. comenzaron las disenl'Íollt's .r éstu unido a la im¡wricia de 108 improvisados guerrt'ros, y a la falta ;¡b~oluta de t4emBntos de guerra, dirron el trillnfu a las tropas I'spañuL!s bien or¡.ranizadas. armadas y diri~ida8. La Prl'sidencia vuhió al régimt'n coluniai; peru ya en lUllespíritus habia nacido la idea de indpp\'ndellcia. y avivada por lus ecos de las luchas Que en otras rl'gi1mps de América sostenían los defrnsori's de la Lihprtad. mantuvo vivu pl fllpgo sa¡!rado en el (',orazón di' los pClIat"ria nos. L nfl ùit'n tramada cun i\ll'RCIÚn militar e!ltallJ f'lI Guayaquil el :\TE'TE DE OCTLT:RE de lR:W .r la toma de los ('uartpl!'B dunde se allliaba una lIuml'ro¡;a l!uarnición. dló el triunfo a los indepelldientt's. No se :-;abe qUI~ p"lIsar Cllallc!O SP juzga dt' modo imparcial este acto imeial de la irdt'¡H'llllf'lIcia d('l Ec-üaâor. en qIle como símbolo .r prólllgo dI' una sere de actos SUI't'sivos, rppl'obahlt'8 todos ellos. se pprpetra un pronur ciamll'llto militai. hecho tan frt'cuptltementl' n'petido po:-tl'riormellt" en la \'lOa de la RrQúhlica. Y ésto. que \'l'nllría a ser Sll hautismc herÚico, clllSItlf'rrëp algrín tanto, si SP considera que en él comienzan y toman nacimiento l,)s hf'chos luctuusos quI' han t'lJsangrentaoû nuestru suplo. y no es qnp r!i'sconozcamos el ardur .v pl Plltusiasmü !ln!' animó a los humbres de Octubre y quI' no span prohadl)~ y pro,crhiales sn valor y su eneri!ía: ¡)l'l'a l'~ que esos asaltos a ellartt'lrs, dondl' la tropa y hasta partI' I: pios onciales SI' han comproffit:tido a ''altar a su filll'lidad. qUl'brantando la llisciplina. o en los qlH' el .TeL>arrastra a sus subalternos a la insubordinación contra el urden constituído. Que había juradu defender' y sosteIlpr, han sido tantas H ces borrones de baldón y de vergÜenza, y han sN\'ido para ('oml~trr hrchos delictuosos en que el coht'cho y la traición .iurgan i'1 principal papt'l y merced a lus CUIlle,; la suerte dt'l pais ha t'stad,) al arbitrio de un ~rllpu de hombres armados. quI' no se puede nH'UOBqUI' seutir aversión a los pronunciamientos militares. España, nuestra madre patria, estuvo contempul'lÍneamentr con nosotros durante una larg'a rpoca condl'nada a presi'llciar estos mismûs prOIlunciamipntos. que IIr~aron a hacerse tan frecuentes y repetidos y que la condujeron al imperio del desorden)' III preduminio del militarismo. De ella pues, quizás, nos haya venido la herencia. ¿Nu era el mismo año veinte y en el mes de .Julio que Riego se pronunciaba liD Cádiz contra el régimen teocrático y absolutista de Fernando ,TI? Sea cualquiera la gènesis de este movimiento militar, ojallÍ 53 P"[('OLOolA y SOCIOLOoíA en él hub1.l'lan trrminadq las intrrn'ncioneH del Pjèrcito en la vida política d,· la I1aeiÚn. AlLwllos aut,)rps, han pensado que, cuando la tiranía dom;na y Ilniquila todas las PIIPr¡rías y las fuerzas vivas del pais, la lihl'tad pUflde trner Sil rrfllgio en el alma del soldado, en~ carnación a'mada dt'l pUt'blo, que put'de reivindiear los drrpchos absorvitlos pOI el dt\sJlota. Si to(h)s los pronunciamientos Sf1eft'ctuaran con tan sahldable ohjeto y si algllna pl)(lerosa valla moral contuvierll las ambicwlles de los caudillos mjljtan~,;, sin Que lus tentara la ambición y el (\pseo de preduminancia, hubiera de considerarse como un reCllrS8 sahadar. la sublevación militar: mas por desgracia entre n~ sotros nos hl IIp\'ado derechamente al desputismo militar y al régimen del caudillajt'. La re,'olución de Octubre efectuada con mejor preparación. abundan\;ia de elpmentos, con franca comunicación al exterior y cuando ~a el régimen colonial sr hallaba quebrantado por las victorias dI' Buli I'ar y San Martín y tras de algunos reveses y triunfos, el inmortal 811cre alcanzó 1m Pichincha uno de los éxitos mlÍs decisivos de la indfpl'ndencia americana Que libertó por completo la Pre8iden~ cia de Quite del vasallaj,~ de la madre patria .. La liùertad se habia con;;egnido, mediante el auxilio de las hUl'stes ,,"needoras dl' Bulívar y bajo su influencia el nuevo Estado. muy d(>hii ¡cún para subsi--tir por sí sólo, se anexó a Colombia. Durante la cté.:ada Que permaneció unido a ella bajo la égida del Lihprtador,la jU\l:'ntud ecuatüriana subJu~ada y atraída por la gloria militar, siguió deslumbrada al brillo de la espada que centelleó en Junín y en .\}acucl1o ,v selló la epapeJ'a de la lndept>ndencia americana. En estos diez años, ocupados en tareas guerreras. poco o nada podían hacl'r nUl'stros padres por or~anizar la vida política y administ.rativd dpl país, viciada .la de graves faltas desde la época del co:" laniaje. ~i ordt'n ni rnrtodo, ni honrddpz ni escrúpulos, había habi~ do durantI' éste: lOf;caudales públicos se habían manejado eon mny poco cuidado, la in~trucción no había sido atendirJ.a y las obras públicas casi no c'xistían. Algo se hizo durante la época de la Independencia, sobre todo en el ramo de Instrucción PúblÏC;a, puesto que se establecil'ron las primeras escuelas y colegios; pero en lo demás todo quedaha po' hacer, porque al separarse el Ecuador de Colombia en 1830, el dc"onlen predominaba, A~í, lanzados eu la lida indept'ndiente. por una revolución militar. inmedirtamente contrarrestada por otra, nos vimos entregados al poder desp(tico dI' los militares extranjeros quI' nos habían ayudado a libertar d ~l yugo español: pero que suplantaban una tiranía con otra. Estos bravos y hasta heróicos conductores de ejército, eran malos cond.lctores de pueblos. a los que crelan gobernar cun la "ara de cabo de cuartel Q COll III contera de la lanza que esgrimían en el campo de batalla; pero a los cuales, no sabían dar una organización 54 DF.L ITF.BLO F.CL\TORlA:\O aopcnada a SU3 condiciones s(lciale~, a sus tendencias y a su caráct()r. El primpr Presirlrnte, homhre vanidoso y l'ersátil, locuaz y frívolo. g'uardaha ell cam bio una [!ran amhi('i,'m dI' mando: rodeaoo de su pjércit'J, a¡rJl'l'J'ido y vptl'rano. prrn vicio~o y corr,¡mpido, sólo se ocupó l'II g-lH'rrrar contra sus pllpmic-us dP[ jntprior I) pn intprvrmr rn las cortil'nda,.; políti('as dl' la \'('r,ina rppÚblica dl' ):ur\'a Gmnada . .Ell \aoo alg'Llllos homhn's ('iyilt's qu,' a su Jado pstu\il'ron. trataron dr (Irga1!iZ<lr algo ia administrnciÚn. suhre todo en pl ramo nI' Haeif·noa. MilS era imposibit' luchar cuntra los \ïci'JS que contaminahan la administraci{II1 ~. PPI'l'PlwJÚn df' las rpntas y cau(hlps pÚbliem;. El agio. l'I ppculado.r "I C(llltra!Jalldo. SI' pjl'!Tiun ¡níhlica y drscaradaml'lltl' y pran anmitidos ('(Imo JlIt',tl"lus ('orrp!'tus df' adulInistraeiÚn. :\'Pl'.l:siiállasr dinp['(). y Jos ¡,,[OIJl't'IJallif'S di' arrilla lo mismo quP los intálOrps, lo ohtPní;m a ('l;alqui,'r pr ·pjo. La orgo,!nizaeilín :;(t('ial, l'stalla ('n \lila l'puca dl' tratlsil'iÓII. Al mJ(~iar~p la inde¡Jl'ndf'llcia. la b\l!'tH'!'ilcia Il'' t'xi~tía, ya 'lllt' IllS l'lIlplt'os pstaban mOIl(lpulizado~ pt1r los ('>-pHl1o!rs. La hl1r!!\lI'"ía ;JeoInodada. q\le pasó a spr la elasp diri¡.!"llt,·, !'stalla formada por criullus ,r algunus mestizos .r Inlll;¡to,;, I,,'opit,tarius ¡JI' tineas Turall's. Curno las profpsionps Iibpralps, pl ('(!!II('rcill y Jq industria, 110 hahían ar\l¡uirido importallcia, la pPq 111'1n\ blll'!.!l1l'sÍa. illti'l'Il1('llia pntrl' l'i pupblo .Ylos ricos. aún nu hal¡ía tpnidll til'mpo dl' formarsr. La ignorancia rra casi g-l'nrral, l'Il nn pab duode leer y escribir había sido patrimoniu dr, los r¡eos. Para organilmr .YeUTlstitllír en estas t~ircunstane,as nn Esta(lo era mrnrstpr, no la turhlllrnta v atfllhiliaria y(¡luntad de un militar, salido dl' las clasps populares i~f"riorrs, y pducado 1m medio de la relajac,jÚn ne la rida de euart!'l, sino un f'spíritu r/¡>Yadu y noblr, de apreciacionrs ¡nib altas que pl npseo dr mando y la tirmp y enérgica constancia df'spll'glldêl por un ,Ç!fllpOdI' hurnhres bien intrl1cionados que se huhi"félll propuesto moralizar .r e!.luear ri país. De tlloas las democraeias hispanu-aml'l'Iranas, ulla sola tUYO :'sta fortuna, y tan benftica idlupncia ~l' sipntl' hasta huy pn la organizaciÓn de ese país. quc más de \Ina \'l'Z, ha podido ser pue,;to como modelo a los demás de su origen ¡¡r\lal al SIIYO. Los desmanes del militarismo rxtrallj¡>r(l, dipron origrn a \Ins reacción r¡olenta contra él J dr~plll's dl' IIna sangri('nta lucha, Rocsfuerte, 1'1 hombre civil, qur había rncalwzadu la opo¡;ición, subiÓ: mas no ('II brazos dr sus amigo~, sino l'n los de los que habían sido sus adversarios. 1\0 obstantP, su gobierno marca una época de civilización y de adelanto y una fuerte rrpresión de los ahusos del podpr militar. Vuelto al poder el I)f('sidpnte Florrs, haCIa el año 45, una Dueva revolución lo obligó-i- abandonar d mando y rxpatriarse dpl país y un lluevo partido, enemigo de todo lo que había sirlo «tlOf('ano~, es decir, del militarismo extranjero, gobernó el país. Más des- 5~ P~¡(,oLo(¡f A Y SOcTOT.oníA pliés de dH, arlministracinnes civill's, la de los Presidrntes Ruca y Nobou, lus lllllitlHPS nu(~iollalr~ qu\:' habían uyudiloo a combatíf el -úl'spotisnlll militar rit' la priml'ra época, reclamaron la predominancia .r cun la revo!lIciÚn dr 1852, se inicia la srgunda época de la Historia de la Vida Independiente, o sea la de Ir. dictadura militar nacional. . Una daria eabe sinembar~o al régimen militar que terminó en 1860: jtoc;~fuerte había suprimido el tributo que pa~aban 10~Lindios de la cask: el Presidente Un;ina dictó la liberación de los esclavos negrós .r c el tiiblito que pagaban los indio8 de la sierra .. Después ne los ·sangrientos sucesos de 1859 y 60, un caudillo civil. García Moreno, aparece en la escena política y encabezando una rracción nacional. fllnda e-împlanta en el Ecuador, un régimen teocrátieo, apoyado Mtamrnte por los elemento~ reaccionarios y por el fanatisno rt'ligioso. Esta época de lucha y de sangre, de reacciones violrnc.as, ne abusos~' cxacciones del poder, de humillación de 1&8concieJlcias, en la que todo quena subordinado a la voluntad del autócrata que manda, es no obstante una época de adelanto material e inteleetl al. SE' inician mnchas obras públicas, se en~andece y se mdora la LTninrsidad, se establecen enseñanzas de artes y ciencias, hasta allílescullocidas en el país, se multiplican las escuela~ primarias, se comipnza a construír el primer ferrocarril, y en una palabra, bajo el férreo yu¡.tOdel dpspotismo teocrátir.o, ]a civilización, apesar del tinte rojizo dr la Sllnl{re derramada en los patíbulos y de 1&sombra negra del bonE'te jesuíta, gana terreno en el país. GarcíaMote':' no, se equivocó en la elección de los medios.-¿PudÕHsin(l-xcitar a tal grado ~I fanatismo religioso del pals, organizar y disciplinar la nacientf' sociedad de lo~ primeros tiempos de la República?-¿Qné idea lo llevó a las exageraciones de misticismo erótico, que como ri.. dícula fa.randdería, están ell abierta oposición con el frío cálculo V el golpe de ,ista ccrtl~ro que se advierte en el fondo de su carácter?¿Obró así por convicción o por disimulo?-Puntos son éstos acerca de los cuales no es posible pronunciarse definitivamente: pero es indudable, que el Presidente cometió grandes errores políticos y no sena extraño, que se equivocara tambíén, en la elección del lllldio para dominar y mantener en la obediencia & la turbulenta y desorganizada deml)cracia que las pasiones banderiza.s y la demagogia cnartelera babía puesto en sus manos. En efecto, si bien es verdad, que el fanatismo reli~ioso dominaba las conciencias, y si bien es cierto, qne UDJ de los mejores agentes que tuvo Pl Plesidente García Moreno, tué el clero, sinembargo no es posible arlaudir, ni aún siquiera explicarse, las extravagancias místicas del mandatario, entremezclando con ellas, actos de barbarie. reñidos c(·n la religión y sobre todo, el afán teocrático de ilIl}'loner el dominio de Roma sobre un país democrátioo como era el Eouador. Como béroe y mártir del espíritu religioso, como &Jl6stol de nna doo- ~ Dlc"1. PPE13LO ECl: ATO¡;L\XO trina. Jluede hallarse fácil explicación a muchos dI' e~;os actos; pero no ('omo f. mallliatario dl'seoso de org-anizar un país e,a.estado de revuelta y de ineongruencia social y política. La vi'I[l'nta [('acciÓn producida pClrsus actos despóticos, armó el hraw dI' lIlla e,)nspiraeilín siniestra, Cl/Yos impulsorcs aún han quedado escundid(,s entre las somhras, que aeahú con la 'rida del Presidl'nte y que puso fin a ('ste terc!'r lll'ríodo de la Historia del Ecuador. Ell'gido un llUI'\'OPresidl'lltc, el Hr. Antonio Born'ro. fué derribado por una suhlpyatión milit:Jr encabezarla ]tor I'l (]l'ller<i.LJosé Ignacio de V l'intirnilla, Fup ()sta Mila rl'acciún lihrral contra el régimen que 11ii1iía'(lominado los últimos quince años; 1)('1"0. desgrac',iadamente, tomeí el mislllo t::3mine)que han tomado siempre en el Ecuador esta especie de r,'acciones. Del desprJtismo teott¡itico, se pasÓ al despotismo de cuartl'I: l'I Huero Presidrnte, hajo l'I aspecto externo de un gobiprno liberal, hizo un gouierno al toritari(i person:tl de derroche y de despilfarro. rna nupra revollleilÍn, en la cualllllidos conserradon's y liheral~s, arro,iÓ a Veintimilla dl'! poder, entronizándose entonet's los f'lementos tradicionalistas que gohernaron enseguiùa al país durante trece años. En este Pl·ríorlo d(>rég-ime:1 conservador. allllf(lll' en su primpra época el país no di"frntó de paz, se hizo notar algÚn progTrs~, q Ile huhiera podiùo ser mayur si la Administración hubiera sido más honrada y m¡is rigurosa en cI man!'jo de las rentas, reproehr e \1(' por lu drmás puede diri~irse a casi todos los I{Obiernos que k, tenido el Ecuador. RcJhn'\'ino pn 1SUfi, la rcvoltwión liberal que impl'ovisó este partido, peru rI .initio sobre esta \;po('.a corresponde a la ac~tualidad. CoIllO se r(;, la historia nos marca pn l1IH'stra vida independiente. priIIlt'W, una l;po,;a de dominación militar extranjera, lllego otra dictadllm militar tamhién, pero nacional, que ~ustitu.\'ó a aquella; en seguida, unn rea~ción ci\'Íl nacionalista, que formó un rartido apoyado en el cIen, co,'Jtra el ellal feaceionaron lo,; elementos libérales, apoyados por el militarismo. Estas son actualmente las características dr' la política: ·[e un lado los (dpmpnl.os libentles, apoyados por el elemrnto miliLlr: llcl otro los reaccillnarios apoyadcs por el clero: honda di\'isión que en sí misma es 11 su rpz originada por causas más complejas que más tarde estudiaremos, 57 LA €-pocn actual o sra n 11)';Últimos ,"pintl' a¡¡os, 11)rs SIno como una delas dl'finiciulll's qUl' mi'l'; COlllnnllll'ntl' SI' dan dl' la lIj~tol'ja, es decir, la rp]lptÍciÓn dl' los mismos hl'ch",; pn dij',"It'Ji!t's tlPlllpoS y eon otros homhres. PUl' lo dpm¡í,;, tan turhull'jlla r tall alll'lTllala e,,mu Ias antt'riorps. torno si puca o ningïlllil ('xp(,l'ipll~'i¡¡ se 11IIhil'!'a adquirido limant\' casi un siglo ,le yi,\el llldl'lH'l1(lirntl'. LI)'; partidos )](1 hun Il.'g'ado a I'llcontral' otro Jlll'diu OUI' ri dI' la reYUIIlI'jÚ¡¡ para suhir al poder .. ni hall cambiadu sus m0Ludus, ni han mudadu sus oril'ntarion\'s. Los I'rrorf'S dI' los humhr\',; ,;on IlJ~ nli~lIIo". los dpfpctos de ios p,ll'hlo~ Içouall's a los antt'rio¡'l's .r ClJlllOlu \¡j¡¡lOS ¡¡ \'('1', si ligeras diferl'ncias podrán hallarse nHis eu la furma l¡uc en el fundo de los acontl'cimil'lltus. La n·yolnción de lH!-l!), eleyó al podpr al spilur Gl'neral (Ion Eluy Alfaro, que gobl'rnó al país basta UIUJ. Durante la mayor pllrtp de !Ill gobierno, una yiolenta l'eaceiÚn eunspnadora se IllUdu,io pn forma de contínuas J" sllngrirntas l'l'\'olucionrs, dando lugar a rt'presiolH'S violentas y a ('xacciuut's odiusas. Las contínuas f1'\'oluciones en'aron la nec.esidad dI' un Pjéreito nUlll\'roso'y dieron u('asión a que lus c.aud ¡Ilos militart's, cumetieran d t'prl'dacif)ne~ nu ea:;tigadas I'll un país ¡lond,> la n('cesidad de la ddt'nsa común, vu('lve sulidarius a los gulJPrnantes dl' los actos de sus subordinado,;. Akunas refurmas Iiherall's se intr,)rlujerulI en la Constitut;ión dPl pais, cntre otras, la toleranl',ia de t'ultos y la libertad de la ('l1Sl'i1anza .v OP la pr('nsa. Pero ell's[líritll liberal p('netraha lentamrntp PIl las :nasas populares. El mèÍs granop anhelo de la admilli,;tra(:~ón fu0 ,a eonstl'llccilJn dl'l ferrocarril de Guayaquil a t~nito, que punía el va [l' central de lus Andes, en l'oIllullicaci(JlI eun la costa. A trupqul) dl' grandes sacrificios se cdl'brÚ nn contratu en ltiU7, con un I'llll'rl'sario nort('americano, Mr. Arehrr Harmann, fJ nipn Sf' cOlllprumetió a construir el ferrocarril hasta la capital dl' la HepÜhlica. l'ero~l cr~rlito del país estaba completamente abatido, su deuda extl'rna qU(l había sido motivo de tantas contro\'ersia~, )H'~aba sobre l'l. como luza de plomo y habiéndose suspendido el pa~o de los eupones tie illt,>reses a los tenedores de sus bonos, el paí:l se hallaba eonsidcrado eomo iU8olven- PSICOLoolA y SOCIOLOGíA te. Como Ih compañía con~tituÍ<la por Mr. Harmann necesitaba recurrir al cr·5ctito. para dar valor a sus acciones. hIZOnn arreglo con los trtle<1ores ce honos QI1/' permitiÓ lrvantar el capital necesario, comenzánd.)s.~ los traha,ios con gran actividad en 1899; pero las continuas fl'vueltas y la desmoralización admininistrativa, la desconcertlllla política del Gobierno que lo hacían tomar medidas represivas de extremado rigor, llevaron al país a un estado de postración~' de ahatimient", lamentables. Así, cuando en 1901, l'l Presidente impuso Ql)mo sn sucesor al General don Leonidas Plaza Gutiérrez, haciéndolo ëlegir por los medios del fraudey al.' la coacción- electorales: el país lo aceptó cansado de las luchas intestinas y en espera de una época de paz y tranquilidad. Y no solamente esto, sino que, cuando pOI' una de esas veleidades y caprichos, muy comunes en los déspotas sûdamericanos, el Presidente Alfaro comprendió qu" su sucesor no sE-guiría completamente sus inspiraciones, y pretendió hacerlo renullciar, la opinión pÚblica Sf' puso enteramente de parte del Presidente electo, y éste, aunque elegido por la fuerza, subió con la adqUle:sceDcia de casi todo el país. Cesaron las persecuciones politicas y se restableciÓ la paz y la tranquilidad, y habiendo tenillo el nuevo mar.datario el talento y la perspicacia de elegir sus ministros pntn> lOi; lcombrf's nuevo:; de su partido y entre los más ilustrados y honora ble~, se encaHsó la administración por Hna. senda de honradez y de reonlInía. ~l('joráronse los descuidados servicios públicos, reorganizÓ"e el I:'jrrcito sobre me,iores bases de moralidad y disciplina, 8e atendió a la Instrucción PÚblica introduciéndose en ella reformas mllY apre('iables, fllndáronse nuevos institutos y se echó las bases para la fundación de otros, se estableció la escuela naval, se dió impulso a la., ohras pÚblicas, continuándose el ferrocarril que llegó hasta Riollamha, en la planicie interandina y se iniciaron los trabajos de otro, que partiendo de Ambato, llegara al río Curara,., en la reg-ión ùri':ntal y allarte de otras muchas mejoras, el país en los cl1atro años de la administración Plaza, lleg6 a un estado de prosperidad rlesconocitlo desde 189t, merced a los beneficios de la paz y de una administración honrada, inteligente y animada de buenos propósitos. )las. de:;graciadamente, en la política interna, a pesar de una aparente calma y tranquilidad, fermentaba.n violentamente las pasiones políticas: no podía olvidar el General Alfaro, sus resentimientos, pOl.' causa de lo qne él creía una ingratitud de su sucesor, con motiY'ode los aconlpcimil'utos de 1901. .Aunque viejo y achacoso, anhelaba aún el poder y aunque ni él ni RUS amigos se encontraban alejados de la administración pública, conspiraban secretamente, para volver al manno de la nación. Con motivo de las restricciones que el nuevo régirmn había puesto a la Compañía del Ferrocarril de Guayaquil a Quiw', tratando de obligada al fiel cumplimiento de su oontrato, spha dicho y aún casi ha quedado plenamente oomprobado que dicha Compañía favoreció ahiertamente el movimiento revolu- 62 DEL PUEBLO E(TA1'C'}¡1.\XO cionario; motivo por el cual, arlpmás dl'l amplio apoyo que el Pre¡,;ident.e Alfaro dió a todas las prrtensionps de la citada CompllÎlía, ~e le ba aCIl~ado de comJ¡licidad y ne cuopartieipación pn los 1H'g'upius de ésta, en p,'rjuieio de los intereses del Estado. S"~a dp plio lo que fuerp, es el caso que dos meses desplIPs de subir al poder el sf'iiur don Lizardo García ('(,mo sllcrsor del Pn'sidt'nte Plaza, .r al pflft'Cf'r con pl aplauso llDlínime del país. una sprie de vprg-C)nzo~f1strflieiunrs dpl t'jército y aún Of Jos pmplrados eivilt's, liÎzu tl'Îunllu la n'H,lución en lH días Y" ante t'1 estuJlor !!l'npral, l'l v¡r.in CIluoillu subió al poder e inauguró una nueva era de gobil'rno. Rl'Jlllnciamos a describir, porqup aún e~tán muy rl'cipntps lus lll)('hos,\ muy vi,(,s y latrntt's 105 odios, l'sta ppoca tt'mpt'stuosa que aún pl'rdlJra de rl'v(,Juciones y de ('ontípndas políticas a cllulmás violentas. Ha ~idlJ till. que acaso sólo en los primeros tiempus de nuestra histOria Sf' halla un período qllt> ]p aVf'ntaje en disturhios ~. trasturnos. Cun todo, la evolución social se ha bf'eho l'n medio dr l'sa \'Ida ¡¡wrosa e inquipta y el progreso se ha efectuado a prsar de la contínua a]arnlH de l(ls l"píritus. Obras públicas de importancia se han tl'rmillado () !'stán l!l vías de estudio y de ejecución, idl'as nurVllS y dI' I!ran valor y akance, se bau lallzado y dIscutido y haJ lado l'CO r arraigo en la opllllún, la instrucción pública. ba IDpjurado notablement!' y ]!l'SI:' a ]a viulpncia ambil'nte, (lI odio d(l las facciones, a la lucha t'marnizada t'Il QlIe se ha echado mano d(l todos los m(ldios. ha\" en el fundo d!.'1 alma ecuatoriana un manifirsto y Ù\'o anh!.'lo cie paz y una tf'nlÍrljcia al mejoramiento y al pTl¡greso, que a cada paso se mamtiesta. l,as ciudades van pl'rdiendo el asppcto culonial triste y luelancó!Jco, que hasta baee pocos años prt'sentaban: se animan, se urbanizlln y Sl' aumentan HIS (~')nstruccion(ls y si dos provincills. la~ n,às ricas, pn frutos naturales y las más fértiles, han estallo hasta ha!'!.' poco azotadas por el bandolt'rismo, rs de esperar quP en adelantr la paz rpinf' (ln (lI país. Esto !lO aquietará los l'spíritus, no arrancará la CizllÎlIl de los corazones, ni el agua turbia drjará asentar su st'dillll'r.tO qlll' ha Silbido a la ¡,;upl'J'fi.cie por la violenta sacllo1da ljUl' a IIi :-ol'il'darl impone la guerra civil: ésta será la obra Jrnta dr muchos factorrs. algunos de los cuales son pxtraHos a nuestra propia f'xistpnl,ia Ilaeiunal: mas, la obra se vrrificará. porque la kv dI' las transtonl1aCiOllp,; l'Il los pueblos como en lus individuos rs inpvita hie y Jlur COn~JIHlj('ntp, 1'1 país que no podrá esquivar las influ(ln('ias q\ll' han dI Pjrrepl'se suhre él y que superarán, al influjo étnico y hiolÚg-ieo que ".ip\'cp la mf'zda de razas .Yel Glima, así como IU8 df'fecl(ls qllP Illla f'ducaciÓn \')\;/(Isa han dejado C('IDOft'rmento nocivo l'Il rlalma na('Íl'llal, crl'ando un ambiente de art¡ficialismo y de agitación en las C(,ntiencias.Y que IIll ecbado hondas raíces, orientando la mentalidad de nupstro purJ¡llI por tortuo¡,os senderos, basta conducimos al yermo árido y solitario que hoy atravesamos. Mas, toda época de la Historia tiene su significación en la villa 63 I'siCOl.(\GÍ\ y sllcro!.ouÍA 0(>nn pupIlo; tOllo prríodo de Sil desarrollo curn>spondl' a IIna época dl' Sil I'vo!llciÚn slwial ~-ésta no PUf'ril' sllstraPfse al ¡ntlu.io de la,,; lE':VPS biol¡')l!kas y psíqnieas Qne rig-I'n :v determinan esa evolución. La.s Qllp nos parrel'n ['·ausas f'senciall'B a primera vista no son 8ino caU!:'38 secllndaria, mira/Ias a través tÍpl prisma de un estudio imparcial y serio y .iuz:!ánrlolas con la lógiea quI' nos dá la comparación dp, las causas q·.H' han influído en el de,;al'rollo dI' otros plIl'hlos dA constitucIón aná:ol~a al nuestro. )If'jor dieho, cada pUAblo hac() su bisturia; pero en "sa historia no hay que atrnf'r¡.;e sólo a la parte extenul, sino tamhiélc. a la parte interna: de la misma manAra que socialmente no se .iIW!l al indinduo. al ser moral, al ente psicológi0fl. sólo por II):' aetos d:1 su vida extrrior sino que se le signe hasta flll vida intima y se in çrstiga la clase de su educación, sus atavismos, sus circunst.anl ia:n'conÓmicas, su" costumbres pri\'adas, y sólo con ostos datos. plielle (hr,;p- cuenta perfecta. ,v cabal dd sujeto a quien quiere estudiarse, Dt'l mismo mmlo. para damos cuenta del valor histórico dI' los a(:ontt'cimipntos políticos oontemporán~os, tenemos que hacel1nos cargo dI' la influencia que anteriores aC<lUtecimientüs han podido e,¡ereer sot re los actuales y de los drmás datos de la historia interna, para p ,der .i117.~arlosdp- modo imparcial y ecùánime. l.os perío.dos antNi(lre,; de nllPst.ra histllna son la consecuencia lógica de nuestra constitución política y social. Traídos a la .ida independiente por lin g-rupo de militares inqui¡>tos e indiscipl¡nado8, quetrat.r4ln lupgo de ~obl'rnarnos con los mismos métodos con que se mandaba ~. dirigía un campamt>nto o cuartel en aquellas épocas y por estas ti¡>rras, pra natural que surgiera una reacción nal~ionalista quI' ,nos llrvó a la transformación de 1845; pero los v¡>ncedores,. eduClldos ('Il la mi.;ma I'sellt'la de los vencidos, no resultaron mf'jorp,s ~ubrrnantl's q\le éstos y la reacción naciOllali~ta de 1800 nos lIev,) li un civilismo oligarca que trató de gobernamos como si aÚn viviéramos rn la primera época de la Edad Media, cuando los rc\'es reci ;)ían sus coronas dE manos de los pontífices romanos. Pro.. (itijéronse luchas religiosas en un país donde el fanatismo místico había ,'pudo a mezclarse a los disturbiós pulíticos y eri~ídose en sistema (le Gobil'rno. Trinnfante la revolución liberal en 1895, continuóse la luch11 hasta que, obtt>nidas las reformas más urgentes y vpncido e partido tndicionalÜ;ta, se rompió la unidad del bando venc¡>dl1r. Esto es inevitable porque toda evolución hechaprecipit.'ldamentí' y como protesta violenta contra situaciones anteriores, trae cornc consecuencia, un desquiciamiento total de las instituciones aùejas r \In rstado de fermentación y exitabilidad pal'ticula.r dela conciencia pública que predispone las masas al disturbio yal tumulto. Rota, las antiguas vanas; derribadas las barreras que aprisionaban lat conciencias; pero que talllJién refrenaban ambiciones ,y apetitos no confesados; libres de {rrno las pasiones populares; suelta 64 la hrilla il Lod;", 10\;; audacias y a todos lo~ atrpYÏmif'ntos; franco el (',amIlJO para Lodos los t'ncllmhramíentos rÚpidos; rlf'sbordado todo l'st!' torr!'ntl" rs bastante difíeil conten!'rlù y nnnea podrá decirse ba"ta dl;nr!!' id y basta dónde 1lt'g'IIr;Í, (;on jlH:tieia decía un JlPrsnna,il' de la rt'vo!lIl'iÚn francesa, que la rpvolueíl,n romo SatlIrno devora sus pr')IJio"- hij~\s. , Los triunfos til> la demoeracia (Ian con mncha frecuencia ocasiolH's a los rX(:l'sos de la d¡>magog'ia y un pll.í::; acostumbrado al raudilla,ie y a los ~I)bjt'rnos militaristas, rn 'luC ri liheralismo y!'l jacubini::;mu Sl COllflllldpn f¡icilmrnte por cuanto 11l,llIasa popular, no trnipllIlo rnl'ntalillad sulleirntl' para la COmlJri.-nsi(JI1(;!' ideas abstractas y demasiadu sutilr;; y compJt..ias para ella, ni hahirndo vivido bajo el r('gimen irll!I'!J('ndipnte, un ti!'lIlpo sutil'irntt'rn"nte largo, para fi Ul' rn la cOII'.lt:J]('ia Ii"l pueblo se hu bi!'ran pudidl eristalizar los ht'ehus, ri,' modo (¡lW Jludi!'ra adi\'inar su porrrnir, d,} un müdo intuitivo ya que no dar~p eU!~nta l'lara y pl'l~eisa de él. es también muy fácil qUl' ('nrarne sus ideas l'II un !wmu]'(' y conerntl'e t0das sus aslíiraciolll's l'II nil srr p\'uvillt'lH'ia\ <11qUI' l'llll!'a dl' Lna aUI'I'ola dr gloria ('''II toda la rxagl'l'aciún y toda la \'(·IIi.·ill(llwia que las imaginaciones tropl~;j I('s P(lIl,'11 ell Slh pa~,i()n.·s r ~'Il sus afectos. Eu lo::; partid<ls amnzados, Ilu todus I'.oll!],aten en la mi-ma fila ni todos marchan ('1m igual rapi,ll'z; nli"IIITilS lus UIIUS se enntentan con rpfurmas,n;Ís de furma qUl' de sustancia, los utl'US tratan de vulcar todu lu l'xistl'ntp'para n'e'!ili,'¡¡rlo Itlf'gu (;(Ill IW1~t~rl<ljl's lluevos. \' como ('Stos n{ormadofl's rxagerados sUl'leJl atraer más vivaulPnte la atl'nciÓn de las Illultitudl's pUl' la nhl'ml'ncia d¡,;u lenguaje, la ,iolrnt;ia dl' sus p:li-iul1l'';, su falta de escrúpulo en la elección de 10:5 medios, pill'S rIO hay vallas q III' se opongall a Sil ambición; si It esto se añade 'lile (~un el furur partlllarista se nH'zda el mezquino interés y la cùdic~a: si se considl'ra 'lIle la cunstitución social ~stá erigIda sobre haSt'S de injllsticia .r de upn'siÔn, se cumpren(lerá f¡inilmpnte, que los mils audaces II son de preel!lIizar n-furmas radicales, atrai~an a SIlS filas a pueblos ;Í\'illos tIr lilwrtad y dp justicia '-¡lIe Bunca alca.nzarun y que sólo vag'ampnte Cl!mprl'ni!¡>n, Estu pasó entre nosotros y por eso I~Ij;H\obiulsmo tau,lil\pzco ha encontrado tantus partidarios en determinados elpmentus de las clases bajél.s de nuestro pueblo, Puedt~ compararse, purs, nuestra épuca a esas erisis de acersos tetánicos ('n qLl' una eunvulsiÔn engendra lus fermentos y las toxina.s de poder t'~tanizante que ban de dar ongen a la próxima convulsión. DI' un estado revolucionario ha salido otro, del sediment{) dr,¡ado por antiguas prácticas políticas, se ha originado la revivicencia de las actnales viCIadas prácticas y estu en un cuerpo sooial predispuesto por su constitlld6n a ser fácil presa de las ambiciones y conoupiscencias, al que el tópico sedante de nna educaci6n bIen dirigida no 65 PSICOLOGÍA Y SOnOLOGÍA ha podido curar ni modificar de una manera apreciable. Pero estas crisis cCon'!ulsivas, a~otando y ext~muando el cuerpo del paciente, conducen al cabo a un estado de laxitud y de cansancio y esto es el principio dl! una curaciÓn sino radical y definitiva, por lo menos bastante estaUe para damos idea de fa salud, y si a esto se añade Jas influencias de otro orden a que antes hicimC)s mención, podremos esperar la mi'joría tan annf>lada. No nos desesperen, pues, las pr:ietiCilS de prit1Cipado florentino que mezcladas con racias de tribu africana, p8rl'c~en constituir la característica de nUl'stra política; ni nos desanime d que la' vida pública parezca no haber variado gran OOsa. desde nueftra independencia: no es porque no bayamos pro¡uesado ni ganado' nada, pero la evolución de la conciencia popular se hace muy lentamente y si esto ha sucedido en pueblos de constitución étnica más liomogénea que eJ nuestro, si la Europa central, hoy tan civilizada, cuna y foco de la cultura, ha dado a la historia un larJi{o período tan turbulento y tan 1\eno de ignorancia y fallàti:;mo, como la Edad Media, por' qué admirarse de que nuestro pueblo, en un siglo de vida independiente, no haya llegado al grado de progreso que otros, ni SIl haya podido desprender totahnente de la costra de fanatismo y dE ignorancia en Que vino envuelto a la vida. ni de los 'Vicios que contra.io luego en su desarrollo, raquítico e incoherente. Todas las revoluciones presentan el mismo fenómeno que las nuestras y si en éstas hay Ja tendencia a perpetuarse, ps porque causas de otr., orden mantienen vi\'o no ya el espiritu re"olucionario, sino el fueg de la revuelta y porque los frenos que podrían sujetarla no se aplÙ~an ni hay mano firme y resuelta que logre ponerlos y manejallos d~ modo firme y se~uro. Dem(,cracia y demagogia se han en:lontrado frente a frente y los excesos d(· esta última que por deS/rI'8cia aún perduran, han dado origen a lo¡t dolor(tsos acontecimientos de {'gtos últimosañoR de nuestra vida pública. Mas, como antes ya expresamos, es 'posible que el cansancio fatigue nuestro pueblo y le-hagaentrar en un período más ordenado y tranquilo. Aunquf> no somos partidarios incondicionales de la teoría marcista o ill:1l1 del economismo histórico, como no desconocemos que ella tiene ap!i(\l1ción en muchos casos y se comprueba. la verdad de su emisión, llemus tratado de averiguar hasta qué punto las fuerzas económicas tan obrado en la dinámica n;lcional, haciendo que nuestro pueblo vaya escribiendo su historia. en medio de hechos luctuosos y sangrient'Js; pero no hemos hallado, quizás por in¡,uficiencia de perspiClicia y exactit.ud en nuestro análisis, que pueda dicha teoría ser aplicable al desarrollo histórico de nuestro pais. Si en la lucha regionalista puede f'ncontrar aplicación,en la lucha política no hallamos ningeín indício a qué atribuir que por una causa económica se haya establecido ninguna de nuestras contiendas: son más bien causas espirituales o biológicas las que quizás hayan influido; pero no l) 66 DEL I'n:IlLO ECl.:ATOHU:-¡O las f'conómica~, pUPS los interpses que se han encontrado eran eontrapnesto~ en idpas pero no de un modo material y tangible. Mas, en lo porvenir, cnando el de8emolvimiento de las fuerzas vitales del país traiga otros contingentes y haga presentarse problemas de otro orden, es muy posiblf' Que sean las causas de origen económico las que principalmente influyan en lus acontecimientos de la vida nacio- nal. • • ~ . -. 67 ¡ ~ ~ ~ ~ ~ _'~4 ,~,~,~)~,~'~ '~)~'~ '~ '~ '~'( 'f ,~'f{"·~ CAPITULO VIII. .~ ~ LilSclilses soclales.-Las clôses dirigentes, . la clase Intelectual, la clase militar, la 1:Iase . ~ eclesiástica, los comerciantes, Industriales y ~ agrlcultores.-La burguesía, su ausencia o es· casa preponderancia durante la ~oloniil, Sil for· maclón durante la Repúhllca.-La burocracia.Los "~hlJllas".- El conflicto económico de la burguesia. -Influencia de la desl:endenciil en . la formación de Iils clases soclales.-La elase popular, el pueblo de las ciudades, y el pue· blo campellino.-~hagras y monluvlns. !lEI, l'LEIlL() ECL\1 ()lIU:\O eQultatÏ\a. L;:¡s tres clases van adqlliri!'l1\lo día a da más mflujo y <l.cllbll.nÍ,1lpOl' impunel':>e a los militare~, en benefiCio de la paz y de la tranqlJilitlll'l del pak La bUl'Ocraeia procede casi exelu~ivamente, de las profesIOnes libf'rall's .r t'l.' 1!enpral de la hUl'!;uesía, PIll'S es rar,), que las clases acullluda,las, h,s propi\'tariut'i l¡riueina Imente, dl'jt'n sns ocupaciones trao~itorias.r de Corta duracj':JlI. Salida dI' Ins eapas inferiores de la burgu!'~ía, tleshf'chu de las clasps lt(· ••modadas \'f·nidas a menos .r mezchindosp i'.lm la l'la,,\, obrpra, hay ~l)hre todo l'U la s¡l'rra, una parte' dt' la chisI' mNlia. qllp reeihl:' el nombre de "chlllla» o de 'chulla-Ipvll» de~ignaciÔn quidllla que e(luinde a la española tit.' Curriudll's ~. que litl:'ralmeutt' quit'rp ¡¡l'l'il', Úniea lerita, Dl:' esta porción de l;t slIcil-dad, que til't1\' todus Jus pn'jilil'ills J to(los IllS defpctos de la ('hb!' ('¡prada, sin pOSl'pr su in~trllel'j(¡lI, al mismo til'ltIpo que parti('ipa dt' lus ,¡rillS p"pl¡)an's, pru('l'dl' pl l'lira, pl I11ilitar de poca gra,iIlH,iÚn, pl t'mph'ad" dl' t'SC¿1Su SlIl'ldo, pl abuU'allú ramplÓn y pllg-l'lIpral. t ••du t'l prult'tariadu de lp\ïta. qlll' hl't'i\~a \)(\U}l<WiOlH'S dt' fá('il dt'sPlllpC¡¡" )' pu"ieilllll's hrillantl's ¡lllnqllf' '411íru('¡¡s. Tan llena d!' urgllllu .r prosopupt.)lla (",nw \¡(ria olt, !'stl"Jll:I¡:lI y dt' hubill,,; c.;ta clase tra::a ot:' 1l1'I\ar t<.Hl,,,,ll}t'ihlll'("':; dI' la adlllinistraeión pÚblica, odiando t'1 traba.i'J, riri!'lId •• ('r¡ la sillllllarj,'J!j .I' l'Il la mi"eria, alimrntalldo.lI1 fabo llljo y r'-"IIITipl\d" para pst" 11 t.'xpt'tiirntt:'s tan put.'l'ilt.'s, emu\) l)(}l~\)dil!JWs, l' nll dI' los e'tlIflit:tu,; (·cunómieos (le la sucie,lad p(\lIa~orjan;!, ('(Insist!', (.1\ la man!'ra de dar "l'upación a esta elasl:' que hauipndo 1ll'l'Ihdu l\,~. háhitus de traba.iu, nI) encuentra manera dreorosa dI" ririr, nu ~icnd" suliripnte ·ItIS car~'lIs pÚhlicos para darle empll'o, El dl'.;arrollu ùt-l ('<mwrcio y de la industria en la sierra, pulríal! quiÓs salrarIa. Jluchos de los indiridllo~ de t.'sta Clast', t'mil!rar hacia la eo~ta; 1)('1'0 la mayor parte dI' ellos fracasan por falia dI' preparaciÓn en la Ineha por la rida, Bohemios incorregihles, ~pntl'~ dl' quif'ru y ou pu('du, SUIl lU8 cliulla~, el mejor elemento para his ro,,¡lucione:, y la clase donde la p:'ostitución y el aIeuhulisIllu haCfn más \'Íetimas. Ilespués de la popular, ~o df'hemos 111~jar{le anoiaI', que en la formacil"n de las clases sociall's, influye por rnneho la descendeucia y el color de la piel. Los blantus o tJt'sl:(·Jldit'ntes más o mt'nll~ dirf'do~ de ellos, forman la clase l'leY!l(la r partI' de la burgu('~ía; los mestizos o mulatos, se Íntiltran en t.'sta das('; pero nds JÚII, forman la mayoría de las capas inferi(Jfp~ .r I'll g('lll'ral. pUI·dt' dt.'l'ir,,(', que los primeros. tienf'n ,,¡eHlpre SJllf(' lo.; Últirnus, ltIa.ruJ't'S H'nta.ias .r más seguridad de subir.Y formarse una pusici¡'m; no por la mayor energía del esfuerio, sino por la mayor cantidad de facilidades quc la sociedad les presta para elb. Esta superioridad del blanco, es tan reconocida, que los pl.'ones del campo suelen desig'nar con el nombre de ~el blanco» a su amo o p~trón, aún cuando nu pertenezca a esta raza y sea a "eces tan mestizo o mulato como ellos, y juzgan indigno, que 77 P.,:;wOI.OllfA y SOClOl.or,í A un hombre de raza blanca, SI' OC\lpPde bajos menesteres. La mezcla de ra1a~ y el anmpnto dt' la inmigración. podrían acabar COD este prt'dominio qne ejPl'ce grande influencia en la constitución social. Otra de las causas quI' intinye en la furmación social es la procedencia, sea de una antigua familia col(mial, sea de los hombres de la lndepl'ndencia o de 108 mandatllrios posteriores, pues ésto par{\C1lllcreditar cierto orgullo aristocrático de clase Que se trasluce a pesar de la influencia del rég'imeu democrático y ésto, cUlllpgquit'ra que sea la raza y el color de la piel d~ los individuos que asi se crepn privilpgiados .. El pueblo de las ciudades, está comp\ll'sto de indios y mestizos en la ~ierra; de indios, mesti¡;os y mulatos en la costa. En ('1 campo, la población d(' la sierra, es casi toda de raza indi~ena p\lra V en la costa de mestizos y mulatos, con excepción de la Provincia de Esmeraldas. donde la población campesina es npgra. Para de!;ignar It los campesinos se emplean pn el país las palabras "chalfra" ,m la 8ierra y «montnvio· en la costa. El chagra ('s el campesino no mpstiZ(l, generalmente pequeño propietario, aunque con la mi~ma voz se designa aún a los grandes propil'tarios de la sierra. ~;J «chag-ra», es laborioso y emprendedor, tenáz en sus empresas, mllY appg'ado al terruño y viste y habita en m(·jores condiciones que pl indio qne vive miserablemente. El «montuvio», es el campesino rico o pobre de la costa: es ll'vantisoo, fanfarrón. de aire resl'rvaoo y silencioso, cuando está bueno. bullicioso y amigo tie I!, algazara cuando se emborracha. Campesinos y ciudadanos, las ela· ses populares, están desgraciadameÎlte muy contaminadas con el vicio del alcohol, tanto en las ciudades, como en las publaciones- pequeñas y aún en los campos, cùmu no se tienen otras distracciones, se apela a la chicha o al aguardiente de caña, para alegar las horas de los días de fjpsta. En las ciudades, donde la instrucción está bastante difundida, el pueblo sabe generalmente leer y escribir, aunqul' muy mal; pero en los campos, el 3alalfabetismo es la regla, sobre todo en los indígenas de la planicie andina. Hay diferencias capitales, entre el pueblo de la sierra y el de la costa: excluyendo al iDdi~ena que forma una raza aparte, el cholo de la sierra es más humilde y sumiso, más propenso a la disciplina que el zambo de la costa, que participa con mucho, d3 los caracteres de la raza negra. Quizás ésta sea una d~ las causa~ que más influyen en el regionalismo y una de las diferencias más ·!senciales entre la sierra y la costa. 78 ;:~~~~' \. ~~~\~;;~~~~\ ># I\~~'~.~' ~.\'~ la clase popular, el pueblo.- Cultura y roen· lalldad de las diversas clases del Ecuador.-NI· . ~ lrel cultural medio.- La educación p(lbllca.·-Su necesIdad y su aficacia en la formación dI! la ." nacIonalidad. ,t ,; ); .; ,; ,; .~,; .; ,; ); ,; .; ,; .; ); . ¡' Ar, hacer pl l'studio de la formariôn y r!rsarrllrO (Ir la~ c1afirs 80Ùales en el Ecua(lor, hrmos pshozado 1:'1 grado d,~ mpntalidad .r cultura d,' cada una de ellas, más tratarplUOS di' ahondar en "sta cupstión tan important!' para conu(:rr a f(ludu, la I'ullstitución s<)(:ial de un país. Continuando en el mismo ()f(it'n quI' hrlllos seguido. hablaremos p';:imcro de las clasps aeomodadas quP sun las diri~eutl:'s. Ri por cultum hrmos de pntrllder 1'1 mlÍs eompll'tll .r prrfpcto desarrollo de la 5 funcionps eprl'brall's rle la inteligencia~' dp los srntimipntos, lo mismo pn el srntido intell'ctual quP pn pl sl'ntido mond, tendremos 'lIlE' d núml'ro de individuos \'I'rdaderamente cultos I'S sumamente eSI:aso en el .Eeuador. Bit'lulo la pducélcj(m tan dpficiente, com') atrasada e ineomplpta, no tÜ'ndr por r"j:da j:!pnf'ral. a desarrollar'de Ulla manera pl'rft'cta la mcntalidarl de lus enncllndus, y esta falta dI' intpgralidad se ref1Pja en la eultura g'pneral de Ia masa de lüs pebladorl's. Bien e~ v(rdad, que la amplitud rle la eoueación prriudica a la profundidad de ella: pero que ésta en cambio. sólo f'uetlt' dar ulla cultura unihteral y por consiguiente incumpleta. Sinembargu. pn nuestro país, nn por srr profunda nUl:'stra educaciÓn, SinO al cuntrario por fier superficial y falta de objetivo es que adolec;~ la cultura de incompleta :1 escasa. Las claBes elevada~ que como hemos dich,), forman la plutocracia del paf;;, cr('en en ('fecto que f'S sutic.iente dejar a sus hijos la riqUl'za r por co(¡siguiente. no les ps necesaria una edueación suprrior y elevada, o que plIos entienden por cultura, PS la desflnvoltllra en el trato social, la li~ereza y la frivolidad, para tratar superticialrnl:'llte las cuestiOllrs más corrientes de la actualidad r una instrucción que no pasa del grado de la primaria, con el adorno de la posesiún de uno o dos Idiomas mal hablados. Su mentalidad es por consiguientr muy poco de:,arrolIada y aunque esta clase está ya bien di:-tante de los prejuicios populares y de las clases inferiores, se halla sinrlllbargo, bien lPjo~ del nivel que debia corresponderle,dada su situación rrivilegiada. De entre los suyos, es muy raro q.ue alguno de .sus miembJ'o:~ ingrese a la Unhersidad. siendo ésto nn poco más PSICOl.or;fA y SOCIOl.or,íA frp("'l1pntc'n la Sirrra que en la Costa, ya que el gorado de doctor es allá lin 'ÍLllo honorífico más buscado que en la st'gunlia. Lna parti' ¡JI' la, dasrs rieas hacc pasar a SlIS hijos alg-unos años en los Gimnacio~ y Licr,)s del extranjero: pero no busca darles una educaciÓn téenj'~a de aeuerdu con su situación que les fllcilitaría el manl'jn lie sus negucios y de sus bienes de fortuna. La educación de mujrr c'lf'esponùe más o menos al mismo grado de educación dI' lI)'; h'lnlbrrs. En la Sierra y antes en la Costa, las jévenes eran ed\wadllS pn cull'~ios dirigidos por comunidades religiosas. Ahora sl' pretil~r1' la en,;pJ\anza particular en su propia casa; pero una y otra se rp(!twpl\ a la instrucción primaria elemental, al estudio de algún in4runlPntoJ d\' música, generalmente el piano, y al aprendizaje de lahor\'s m;\llllales. muchas de ellas de puro adorno. Añádase a esto, el cunoeillliento de triviales nociones de religión que no pasan de las explíc¡,ciunes del catecismo y del aprendizaje de muchas oraciones. Lanoral sólo es eomprendida como un aditament<l de la religiÓn y í'e despr"nde que siendo ésta tan superficial, su conocimiento se reduzca a bien poca cosa; pero el natural recato y la sujeción en que de UT' moelo atávico ha sido educada, para la vida dEll hogar, la mll,ier ecuatoriana, su natural desparpajo y su vivo in~enio, la hacen ser agradahle en socieda¡l, bnena esposa y madre tierna en el hogar. l,a gasmoíl'ría reli~iosa y los prejuicios, casi rayanos en superstición, que se le inculcan, h¡wen que aún en las clases altas, en la Sierra sobre todo, las mujeres segan asérrimas partidarias de la Iglesia. y del clero que explota su cándida credulidad, exaltando su1maWIlación basta pl fanatisTUI): peru a pesar de ese exagerado espíritu místico. no se lIl'ga a los extremos que en otros países hemos visto y alÍn vemos actualmente. Así la intromisióh del clero en los hO!1:aresva de"apareciendo poco a poco y perrliendo su antigua influencia. El confes()nario bajo este punto de vista es hoy solamente para la mayor parte, el ',ribunal de la penitencia, pero no tiene el dominio absoluto de la conciencia:r la dirección de la f\onducta pública y privada comoantañll aconteda.Las ideas religiosas no son ni elevadas ni hieráticas: s~ da más importancia al culto externo que a la ética misma de la rl'ligión y se atribuye gran importancia a las ceremonias del culto, costumbre que es exacerbada por el clero como medio de mantener el fervor más religioso. l,as demás ideas se hallan a la altura de la id!':! religIOsa. La moral sin ser de una extrema ril{Urosidad, es observada con bastante exactitud y la hidal~uía castellana tiene en la cla,e elevada su me,ior representación. La duplicidad y la doblez. la debilidad dè carácter, son cualidades que en los últimos tiempos han nomenzado a aparecer como signo de decadencia. Las clases dirigentes de la Costa, son de ideas más liberales y democrájcas que las de la Sierra, más apegadas a los principios reaccic.narios y tradicionalistas. Esta clase. sinembargo, es la más fácilmente culturable por su vivo ingenio y su talento despejado pre82 DEL PT.:EIlLCl ECI',\TOll1.\:\"O dominando (lI (~lIa los individuos de la raza ]¡lanC;1 y por tllnlll. Jas cualidades men(ales del criollo o destendl'ntl' dt' l'ur"p"o. La hurguesía en sn parte más acomodada. participa de la~ ie l'as .v ella lida des de la clase dirig-ente, en tantu que en /iUS capas inferioreH se tonfunde por su mentalidad y sus prejuidos con la cIaiie pupular. De esta c1:lse 'salen sim'mùarg-o yiyos.Y claroii ingl'¡lios.v t¡¡lpntos mllY cultivadl)s, aÚn entre los mulatos y llll'stlZOS. La illstrucciÓn está hastantr rl'particla, sÍl'ndo h;ta. Ia clase q\ll~ dá má" l.ontingpnte relativamente a las Vniyersidacll's. clJlt'~rius .v l's('ut'las. A 1IJ1l.jue las ideas religiosas son tamùién mu,\' ])J't)dominant!'s, l's::~n t'n lll('llllr grado que en la clase ele,'ada .r en la elasl' IIi'fll/lar. Ei I2'rado lllPdio de la mmtalidad .YdI' la cultura. lllll'dl' J¡¡¡Jlarsl' PH mayor lIi\,t'! en esta clasE contrabalanccandlJ la ignorancia pupular. Las e1a:,es popularps varían mUtho l'Il ni\'f'1 dl' l'ultura. En rI puehlo de las e:.l\Ilade~. los obreros o al'tl'~an')~. SOil lo:; que adquieren mayor grado de instrucción: rn tanto qtll' la jltol,j¡lI:ilÍn dtO fll~ campos queda inculta y casi ana Itilùl'ta. En l'tl'ctll, (,1 èlna Ifa hl'(i~mo es la regla, principalmente l'Il la raza inrlígenil, f/lll' e~ la (.jll" dá mayor conting-Œt!' .Y qu£' vive sumida en la il!nOraIH·Í¡¡. Lo~ l'ampl'sinos de la (;u:;ta, inrlígl'nas u llle~tizo~, adquirrt'n alguna~ nO{'lOnl'~ de lectura y escritnra: pero ell CTado muy rl's(ringido. Ln ('laH' popular de la Sierra, se ha distinguido sil'lllprl' l'Ill' su flllatislllo rdigioso'y por d dom;lIio que sohre l'lia ha e.iNcido {'l eh'ro. La l/Ira rdigiosa está mrzclada en el lllll'blo por Hna l'~I){'{'i(' dt' ;;llpt'J'~ti{'iÚll o fetichismo, unido al fanatismo indíW'lla. La idt'a Lt· la di\inidad más que de dulzura.Y mansedumhrr,es de ¡¡irada dd(·ra. El (t'lll"l' al castigo p,)r ¡os pecados, la l'l'sij!llaeiÓn por IllS ~utl'imil'ntos, son Jas dos idfa:, ('apitalrs quI' pn·t!umillan en punto 11 TeligiÚn, LHS ideas mOfál!'s no se comprendl'n SillO unidas a las rt'ligiu;;as y ('omo una conseeuent:ia de ellas. SOli de l,) m¡ís extraña;;.\' ahsmdas ('n más de un caso, y esto se compf{'nde fácilmpote, pn un ])\lf·hlll rn que la educaei,)n se pn'ocupa puco de inclll<-ar l·l ~rntido {-tiro r ItlS más trivialt.':; prilleipios mon¡Je~. En mllchos PUlltuS ril'l país, la filmilia sólo e~:iste pn virtu<! de la actuaciÓn rl'li:.!'iosa, plle~ de otro modo, llegaría a I;('sIHw{'rsr, debidu a una I'scal\fla]o~a }.ioligamía, a la cual tienell gran tendpncia las clasps inff'l'lul't,s. El tiesarrul1u (:l'rl'braI rs enterampnte rudimentario {'Il l'~tas claH's ~. \'¡Î {'llsa!whándose poco a poco. hasta lll.'gar a la de los (lbn'rlls u art,·sarws. t'Il LIS cuales la int.rli:rencia tirne un grado dl' dl'sal'rollo Lorlllal. lo qltP los pone en atlitud de asimilar más fátiJmpote las idpas, alío Jas abstractas y pltrampntr suhjeti\'as. Ademá~, d(~ los prejuicios religiosos y moraIt's, m'.lltitud de supersticiones d(' todas clasps, hijas de la i~norancia, tienen HI asipllto en la cl::l~e popular. l,a instrucción que;;e dá {)Il las {'scllt'las, no alcanza c. borrarias; pero sí tiende cada día más a hacerlas dt'sal)arecer. Cornu cn todas las sociedades; nI grado dI' cultura vá dis- 83 PSiCOLOGÍA Y SOCIOLOGíA minnrPII<!) ¡jpsr)r las clases elemdas hasta las inferiores; pero con la partir ul aridad de no ser la pl utocracia la que la posea en más alto !!rado s;no la clase meclia: la burocracia. la clase universitaria o intrlect1l3 .v lurgo en grado descenrlente hasta el pueblu de las ciudatlel:\ y dto los campos. Este en la Sierra, donde en su mayor parte se eompone de jnd£¡:~enas,es completamente analfabeto y en la Costa graIl parte de él no recibe ninguna instrucción. Por razón de este bajo nivel de cultura, el criterio público sufre muchos extravios y presenta a cada momento desviaciones cuyo origen es int·'resante estudiar. Propio es de los pueblos de poco desa .•. rrollo cerebral el dar a rodas las cuestiones un aspecro simplista y eh>mental. desl'chando por incomprensión todo lo alambicarlo y complejo. La tendl'ncia !1;eneral de nuestro país es reducirlo todo a una sola fÓrmllla. El empirismo que en todo reina: lo mismo en política que en ec{,nomía, en industria¡;, en ali!ricultura, hasta en lo pun¡. mpnte ide(,lógico como la moral, tiende a eliminar todo lo que no sea fácilmente acceq uible a inteligencias poco acostumbradas al análisis y a la ptm~epción. Estn que podria ser característico de las multitudes. e¡.,(-n nue:-;tro pals patrimonio de la masa en general. De aqui que sea muy difícil el hacer que hasta pila lleguen id••as cuya ('levación narecl' superior a sn alcance y favorece el imperio de la mediocridr,Q que SI'.adapta me.ior a sus condiciones mentales. A favor de estf la charlatanería lo~ra fácilmente imponerse en el criterio público al verdadero talento ya que no sabe distinguir los E:ogaños de la \lna, del verdadero mérito del otra y que por expontáneo y natural Inl·vimit'nto tiende a dar más crédito a las patrañas y mohatrerias, anI es quI' a las verdades mejor demostrad'ls. En el ánimo del pupblo. lo más fantástico, lo más ilusorio es siempre mejor creido que 10 real y verdadero, porque este, está despojado de toda vistosidad y de todo oropel; en tanto que el otro aparece a sus ojos brillante y de"lumbrador. La ignorancia es la me.ior favorecedora de la superstinión, de la supercherla y el político, el industrial, el comprcîante. el prufesional, se aprovechan de ella para alcanzar fácilmente emr,resas poco recomendables y lograr fáciles triunfos. Otra consecuentÏa de la ignorancia es la falta de consistencia en la opinión públi(a y sobre todo la ausencia de energia en esa masa de opinión neutral, que, no tomando parte en 111.8 luchas de la viria diaria, pone sJnembar~o en la balanza el Pl'SO de su fuerza y decide las cuestiones entre dos bandos en uno u otro sentido. Esta masa neutral que en las luchas políticas ejerce en realidad una sana mfiuencia porque no toma parte activa en ellas, está formada de agricultores, de propietarios, de comerciantes y de gente más o menos acomodada, de sus obn·ros y clientes. Pero en el Ecuarlor las cuatro quintas partes del comercio está en manos Ge extranjeros que parecen no preocuparse para nada de 108 asuntos públicos, 'J' cuyo único papel se reduce a pagar ~os im- 84 DEL po:m.o ElTA1'OI~L\'\o puestos que se le imponen, sae¡indolos lueg"o elel valor de las mercaderlas Que imp,)rtan li exportan y haciéndolos pagar en definitiva a los consumidores. Parece como que se consideran hUtíspedes molestos que trataran dl' pag-ar a cualquier precio sU pl~rmanencia. El el,:,ml'ntll \'xtranjero no l'jerce, pues, ning-una saludable inthH'ncia ni r.porta (Jomo a otros países un conting-ente de luces y de prog-resos apn',.~iahll's: sohre todo en la clase que hemos menc.ionado. En l'uanto a los ag-ricultores y propietarios, si no toman parte por convenien,~i;¡ en. la política, se I'ncÍt'rnul dentro de Sy propío egoísmo o procuran ~montrarse hien call tudos los partidos, mostrándose indiferentes èl todu lo !JIW concierne la vida plÍblica. S3r hombre de bipn ps para un intlividuo de esta clase, desconocer los sentimientos de humanidad, de altrUismo y de amor a la patria que deben ligar a los homhres .'n \Ina soeiedad. :\Iientras má" inteligente es un hombre. diep Ellll'[Son. ll{'l'eibe mejor los lazos qlle lo ligan al interés colUlín. faroreeil'IHlo S\lS propios intpreses. En nuestro pais el concepto emersoniano no tienp gran eabifla, pues en general todo ciudadano cree qlle lo~, intl'rpsps pÚblieos y sus propios intereses son antagónicos o sólo están uni(los por un vínculo que a costa de los primeros pueda sacar para los segundos. Tantas falta,; de integridad y de honradez en la Administración de los caud'l.le, públIcos, pueden tenerse por originados por esta creencia, profundalllpnte arraigaùa en la mentaliùad de la mayor parte de lo~, ciudadanos, y sí ('I pueblo está habituadc a con¡¡iderar a los adminis:radores de fondos públicos cornu a defraudadores, éstos parece qne cn·seran qlle pstán obligados a justificar la creencia popular. Provipne esto de vicios ancestrales sumament? arraigados en las costulllt:re~, públieas desde los tiempos eoloniales, "n los cuales se enviaba a Am,;rica Il los segundones arruinados de la Península para quI' se PlIriquecieran; y en quP se vendían los l'mplPos pÚblicos de los cuales IJS eompradores procuraban rcsar,jrse sacando el precio y sus gana.lIcir,s pUl' cualquier medio. La falta de esta masa de opinión neutral que si no vive preocupada de la política o de los asuutos públicos, decide ya de un lado ya de otro de :as euestiones que se suscitan, trae coma eonsecueneia un desequilibrio !Jue se traduce por la facilidad con que los políticos pueden llevar a cabo audaces revoluciones, sill arraig-o en la opinión, imponiéndose a las mayorías y de allí una de las fue::zas del caudillaje, que l'n países donde esa opinión vigila alerta, no logra imponerse y trir,nfar. Mucho se ha hablado y se habla de la exuberancia tropical y del exceso de ina>!inación de los pueblos situados en latitudes análogas a la nuest.ra; pero poeo exacta es esta afirmación cuando se trata de nuestro pueblo; por el contrario, más que el vaniloquio de los políticos o de lo~.poetas exalta su imaginación un hecho de fuerza y de violencia. Sin que sea insensible a los influjos espirituales, son p~in- 85 rSICOLOGíA v SOCIOLOGíA cipalmedf los actos materiales los que más vivamente atraen su atención y entre un orador y un militar, éste atrae siempre su preferencia. Basta en nuestra literatura se encuentran huellas de esta sequedad, pues no se la puede acusar de exageradamente retórica. Al hablar de ella en carítulo especial insistiremos a este respecto. Ahora sólo haremos t:lonstarque nuestro pueblo antes puede ser tachado de apitico y apocado que de exaltado y vehemente. La tristeza indígena se impone en él con más fuerza que la influencia del clima y del medio ambiente si es verdad que estas causas influyen en los climas tropicales para volver a sus habitantes exaltados, bullicio80S e imI1rE'sionables . ..•. ---P-Jo 88 .£ e{ --- •. LA litl'ratnra y el arte no son sólo, rom0 ha dkbo Tain!'. rI rl'tilejo del alna cil' un pueblo, sinó su encarnacil1n mi~rna porqul' ellas revelan la psiwlogia íntima de los homhrt's revreselltati\'os dt' una nación 6 <If'una raza. Por grande Que Si>a la difl'nncia entre la ml'ntalidad coll'ctiva y la de los bombrrs de f'spiritu culti\'ado, dice Waldiun, e:. medio físico y el medio amhii>nte social no dejan di' influir sobre los escritores y artistas, comunicánriolrs las mismas impresiones que al con.innto de los asociados. Sólo los g'f'nios pueden sustraerse li estas mfluencias .r ('levándose por encima de estas harreras, com,titnirse en directores espiritualrs rie la humanillad. pudiéndosr dl'cir Que ellos no prrtenecen á ninguna nación porque están imbuIdos del espíritu de universalidad que c.aracteriza sus prorluccion,'s. Así. pues, uno de los clementüs psicol,Sgic.'JS.r uno de los indices más seguros para juzgar la cultura y el estado mental de un pueblo es el estudio de su arte, de su literatura y de su producción científica. ~adR tenemos que decir del carácter do la literatura española, perfectamente jnzgaoo y decidido por diversos autort's y por tant{) nos atendremos á lo que en sus lihros han escrito críticos y filólugos tan eminentes como el P. FeijÓ. Vi\'ens, Lista. Herm'Jsiila. y en lo moderno Menéndcz y Pelayo. Fitz-Maurice, Altamira y otros. Respecto á la raza india, segundo elemento aueestral que sería necesario turnar en cuenta para esturliar las influencias étnicas en la form~;ción de nuestra literatura, carecemos dl' datos porqne cs bien sabille que, no teniendo idioma escrito la lcnglla quechua. no nos ha que:lado ninguna obra de ('sta clase. pero que la raza mi"ma no era refractaria á las producciones artísticas dd pensamipnto. 1(\ demuestra el poeta Garcilazo yen nUl'stro pais el indio Jacinto ColIag-nazo, h:stüriador de las guerras de Atahualpa y Huáscar, lo que manifiesta que, apenas aprendida la escritura española, los ir.rlios )'a pudieron trasmitir las expresione,; de su pensamiento, demostruciún bien clara de que su inteli~encia podía, con un régimen de más libertad. haber alcanzado rápidamente los más altos grados de la civilización, l;oda vez qne no se mostraban refractarios á una de sus PSICOLO¡¡íA y SOJOLOG(A más 1'11'\'Uflas manifesta(~ionrs. l>urante la Culonia la literatura tllnw pl œiS:Ilo asjtt'l:to q nI' tOlla la vida de e"ta épuca. es decir. q :Ir se ha,~l' mÍst,ea y casi tuda sr rl'due,> a disrrtaciunes t(>ológica~. distinglli\-ndllse escaslIS puetas, entrl' lus q IH~subresalen, An.t\ll!Íu_de .<Jr.psC(I.diseiQlll" rie GÚngu1l!.y el Padre AJ{I!.irrp,poet;a~stivo d\,,-.claro -~eIlíV· y fãCif"Yerso. 1\o obstante .v a pt'sar de la escasa difusión de la cultilra,historiadures como Alcedo. Morán de Buitron.,y-eL.l'a!irr y daz<:o; cOI~õ'),Iãldõiï"ãdo TB~º~º~uaVliã,· g~úgraf() notaille el pl ¡mero y .dis.~mguiQo.J:latur~llb.tael seg\l.ndu Y ._'pen~!!tlores êõÍliõ Esp,·ju, fundador aeT perÍooismQ nacional e~.&E-cuadõr y prec·lÎr,;or dI' la fndep('nriencia Patria. sobresalt'n t'nt-un<ws. A los ,1iltÍmus tiemro\'l de bta época pprtenl'ce Mexia Lequerica. orad(}r eminl'nte. QIH eo las CortI's de Cádiz drferwíó·éüó Olmedo ío;"-deruchos iTë--lasPrcvmcia,¡ Amrricanas. dominios del re.v·-·õe' España. DesPlU;Sde la Injeprndeneia, es OIml'do la primera y también la' figura más eleva ia de la poesía. naciÚnal. ·r;ntre él y los escritores y poe"tas que of'sde 18flO cornenzarlln á sobresalir. sólo pUedenombrars~ a Julio haldumbide. Parece como que las g-eneraciones de~ste pe:7 rTo(lotIlÑ)tllrnto. más que del cultivo de la lIteratura, !{ustaban del f',iercicio de las armas y de la política en uoa época tan conmo\"ida y llena dt> s"bresaltos. Allmira que OlmeJo no tuviera imitadores y aunque é,to f\e explica porqne, .además de las turbulencias, la falj,a de difusión de la lectura quitaba aml-¡iente á los escritüres, es sine!Il.hargo digIlo de notarse este período tan,'escaso,en cultivadores de la literatura. 1850 marca nna espeüÏe de rènacimientb del peIl~miento nacional: de cumbre á cnmbre, ha dicho un escritor, no suele existir má, que nn abismo, así desde Olmedo a MOl)J;alvo no podemos anota r ningún numbre hasta hãllarnos con el mejor prosador, filósofo, pdemista y crítico que haya producido nuestro país. DesPIll'S de él la pOf'sÍà y la literatura han st'guido produciendo nUlne~ rosos cultivadores. anotándose el hecho de que cada generación SO" bresalía ó coincidia su aparición cun alguna de las convulsiones ~ lÍtiuas qUE agitaban nuestro pais. Así 1876, 1883, 18!:15. 1906 Y 1911, ban dado li conocer nuevos nombres y becho aparecer una nueva sprie de escritores contemporáneos los unos de los otros y con i~uales tl'lldencias y métDdos literarios. Parecería esto justificar la frase de Ingenieros que dice que la época es la que influye sobre el bombre, haciéndole determinar y orientar el rumbo de las ideas. 8~ºíos En ,'stas conmociones la pluma. suele convertirse en una arma de combate: sinl~mbarg-o, el carácter general de toda nuestra" literatura no ~s revoluciouaria ni aún en el mal sentido de la palabra, es. decir, no es revultol>a. Excepción hecha de la desdichada oda de Olmedo a la VIctoria de )1iñarica, nuestros poetas han desdeñado cantar las luchas vartidaristas y aunque se ha.Yan mezclado eu ellas, su poesía 'la quedado sin cuntaminarse. Ellos han preferido." más bien qUl;l l'0ner el arte al servicio de la política, divorciarse de ella y 90 nn. prEnT,n fXT.H0n1\'\O ('TI nupstro paí!; Sl' observa, CO!110lo hace nutar Garda Cal,ií'rón, pl <livI/l'cil) qllc sil'mprp "xistr entre las idpas pulíticas ~. las idc'as l'sti~· ticas hispa 1o-anwricanas. Prru como lo obsrrva el autor :va r.ita<io. la pUl'sía rcuatorianll, como t,Hia lit .il' S\lll Am{orica, allnqur litl'ratul'a dl' imitaciÚn, ha lindado l'pl ra,.;ada dp I fi a 20 aiius en la evolueión d(~ los !Iustos ¡itt'rarins de Jo" nwc;a r de España, llaCioll('s cIe las clla/es ha tomado l'il'mpn' lWi lllodf'lof:. Olmrdo imitaha li los etásieus dI' la pOl'sía lírica d{~ pri:H.'.j;lius del s¡glu cuando pl rt'ni\c~imil'nto ";C'lwllaha pn pleno aj)()l!I'<l. L ••,.;pudas ,\' eseriton's dI' la !I"III'ral'i,'1ll dpl aÜo 50 y drl ~iHl 7l) sil.;ul'lI a Víctor HlI~ll,\' a Lamartllll',c'll:tllfl"ya 1'1 rmnanticismo hahía pa,.;ado dl' moda f'1I Fra/lI'i;l. Lo" dpl ¡Ïio 8:\ imitan li. )\ÚÎH'Z Ol' .\rn' o a Camp(lamor .r lo" dl'l !J;j IlU st' dali CIHc'nW dI' quI' f'l parna~iani,rno, pl "imhilosmo .Y f'l dP('ldc'nti..;mll, p,,;cllf'la..; r¡IlP ~'a no trnían adc'ptos. h••hían ¡¡"";lldo a la hi~t(lria y d"~c;C'Î);lJl fi Ilarío. ('nt-,IIlCPS l'] ph'llo apogl·O. l'or Últlmll. ('n 1;1 C~Pll('a adual cllandll :ra Bauch'lair". \'rrlaine ~' )Iallarmc~ sC' C'1l('IIPlltrall I'll pl panll'I'ln de la hiswria, ks .iÓ\·pnes litt'r;¡tll"; tratan d,' ¡¡fi'dar la,.; rni..;/w¡s ti'rmflS rl't(mca:> y ri mi..;rno ,.;ahor aer" y voluptllOso dl' los pueta..; mll<lrrllistas: pero malos imitadur!'s. sólll COIl";I!IIll'1l 11<Icl'r jlll'gos malaharrs de frase:> y palabra, f'xtrambMic'.as .Y rpton'lrniC'nt(l cil) voeahlos, hacil'n<lo cun_jstir la ¡wIl.'za l'Il Ulla rstprpotil'atiÚIl dt' nuestrll idi'.>llU\ y ('n par?dnja, de mal Q'u..;to. E"te falso ";PIl";llali"!11\) !jUI' ha ,.;idu raliti('adu ]Illr 11lIOdl) Illll,,,tros l'"critorf's ClJl!l'¡ llll ..;Illlhism,) trupieal. óig/w de '¡'aS[,WUpfOS' l'S fIl' un Q'IISt.Odf'tl'stahlr \' sl',lo acu..;a, antI's quC' verd;¡l\,ru St'lltillo pstético. una precoz per\'ri'silin del gllstu y del sentim,enw !lI0fa!. E..;l;o no Quipre decir que' ha~'an inŒPnios que drsech'l.ndo las ('xagen\(';(llr~ cie un mudernismo retm..;a,-Io \rintr años <Id 1Il0\"Ïmirntu litprano y pasado cip moda ell ElIl'opa .YAmpl'ica, "rrsili'llIl'n sin atl'IH'r,p a las antiguas formas, pero l'n ll:'ngllajr I~a:>tizo, sill barbarismos 'I1i \',)('ablos exlÍticos. Como muchos d" lus e;;critol'ps dI' las I"kias f,::t'ut·raciunes \'i"rn aún y sig,H:,n l'sl~rihi('ndu, y ('IIJllO p!lI)S lll) hall ('nducillnado, ~iglliendo lo~¡ lJiJ('\'IIS glhtllS y tl'llllt'lH:ias lilprarias, st' j{t una confusa II1('zela de escul'las desde el romantieislllo de Víctor Hugu hasta el U1udt'rnismu dl' BuhPII llarío. El ('jt'nicio de la I¡t('ratura no ha sido l'n el BCllador nunca un oficio o una (ll'upaciÚn quI' siquipra rip para \"Ïyjr. El esentDr ellllllllbiallo V á,c UPl Y c'o¡H'Z, hablando rie los escl'it(lres catalanes, ciire I}IlP en Barcelona purdpn los autores llegar a ganar dinero. pero jamás a tenrr fama y d.inero a la "rz: en América sucede lo nontrario, cualquirr f'scritor o pneta qlle haya escritu media docena de composieiones o de !lltíeulos gana pronto fama de intl'h'ctual y éste es Ull CI'I'tificario no sólo para mpl'pcpr la admiración y el aprwio del públtco. sinó tamhil~n~ra conql,istar puestos j" empleos administrati\;os. cu- 91 ---- PSICOLOGiA Y SOCIOI.OOÍA ---------.--"---. __ .. ... _------yo drsrmpeÎlu tit'ne que ver pOCOcon la literatura; pero se le concedI' tall'n!:u y esto basta según el concepto hispano-americano, para lograr cualq ,lier dignidad. De aquí que la política arra¡;tre muy pronto a los jó\enes que se dediran Il escribir y que de cada f,eneración que culLvil las letras c( n más o menos éxito, sólo algunos perduren I'n ell'mpl'ño y éstos allll'l!:ar a viejos se consid£'ran como fracasados, y eI: realidad lo son, porque la vejez de nuestros pocos e¡;;crit{)rrs, si n(o hn cuioaoo de conquistar una situación, mediante el t'jercicio oe cualquiera otra profesión que no sea la de poeta o escritor, es por cierto bien triste. Los primeros poetas fueron ~andes señorps que escribían p01' puro «dÚ·jantismo.; Olmedo _y Zaldumbi.d_e poseían bienes de fortuna y escribianpor p_':l~ affCíón. Esto, añadido a la dtlieultlnideimprímíry -ó:ir-ã lúi-sus ~scrit{)s, hace que la fecundidad de poetas y escritore~ l'l'a tan escasa que bien puede llamársela más bien pobreza literaria. En el Ecuador, no hay impresor que se atreva a dar a luz un t{lmo de poesías o una novt'la de un escritor nacional, pues sabe bien que la edición se quedaría en sus almacenes y que sólo se venderían unos cuantos ejemplares. Todos nuestros escritores han pasad,) por las horcas caudinas de no hallar editor para sus obras y se dice qur actualmentl! muchos de ellos tienen una colección de manuscrit..·s que las polillas y ratones se están encargando de destruir. Montalvo sólo pudo ver impresas sus obras ~acias a la ~eD~ rosidad de algunos compatriotas que, admirando más la pluma del polemista político que la valía del escritor, costearon generosamente la edición de sus libros. En la actualidad los escritores apelan al socorrido nlPdio de hacer que el Gobierno imprima sus obrasi pero como para disfrutar de esta ~acia no se tiene en cuenta el mérito del autor sinó las influencias que los hombres del Gobierno pul'dan poner en .ille~o, sólu se imprimen folletos de propaganda o de controversia po1ít.ica y malos v('rliOSque antes desacreditan que prestigian al intelectü nacional. Otras .•.eces el escritor, dl' acuerdo con al~n impresor, hace por su cuputa la edición de sus obras, pero tiene que mendigar la compra de flllas remitiendo un e.iflmplar a cada \lno de sus amigos o personas de alj;;\lna notoriedad junto con una circular suplicatoria en la cual se anuncia el precio del libro remitido o bien, lo~a medÜnte influencias, que alguna Municipalidad generosa compre un cieJto número de ejemplares de la obra que lue¡ro van a las bibliotecas a quedar allí arrincona.dos o salen al exterior en forma de canje. Como esta clase de libros no son los de los escritores de valía, que de"deùan recurrir á estos expedientes, en el extranjero no se nos conoce sinó por esta clase de producciones; aparte de Olmedo y Montalv(" los escritores de ot.ros países no conocen a ninguno -le los nuestros. Más aún, no es raro que a éstos dos autores se los tenga por cokmbianoso peruanos. Los Congresos decretan de vez en cuando la publicaci6n de - DEL reF.BI.o F.CL'ATOIHA:\'O las ohras de al¡~ún autor, pero olvidan señalar una partida detl.'rminada en el prflSupllesto y aunque la señalan, el Gobierno no la invierte en el ohjeto indicado. Así del Ecuador puede decirse, lo que Larra del palS de los batuecas, que nu se escribe porque no se Ipe r se lee sólo a los autores extranjeros en las ediciones económicas que publican las casas españl!las o francpsas. Los autores nacionales, incluso el propio Muntalvo, son menos leídos por la juventud que VrrLline o Baudelaire. Las :ni~mas revistas tienen una vida efímera y. para asegurar su existencia, necesitan obtener una !>ubvención del Gobierno, lo cual equivale a r:.ecir que el Director debe ser amigo de lo•. hombres dirigentes, para pl.dl~r ('(Iitar su revista. Como estas reristas no tienen para pagar '~olaboradores, tienen que suplicar a los eSI,ritores de más renombre les envíen !\tIlO articulas, y los más encastillados eu su egoismo, o {·n su vanidad, rehusan hacerla con escasa, excepcione3, d(~modo que las pág-inas de una de estas publicaciones se llenan con versos de prineipiantl's y composiáones tomadas de las revistas extranjeras, d,' hi:) cuales se apropian sin ninguna aprensión: sin duda en reciprocidad de lo que se hacc por allá con alguna de las nuestras. La prosa ha tenido también cultimdores. despu¡"s de Montalvo. pero la mayoría de los escritores se ha dedicado al periodismo: la llovela. el génno literario hoy más en boga y que es el que más refleja la sutileza y agilidad del pensamiento del autor y el que más se presta para la pintura y caracterización del medio ambiente, puede decirse (Lue está en su infancia. pues tDdas las que se han escritD sólo deben cOl1sidl'rarse como ensayos, nohahiendo entre ellas ningIma que p Jeda estimarse como obra definitiva. En los últimos años y a partir de la titulaùa «A la Costa» del malogrado Luis Martínez, se ha iniciado la tendencia saludable de hacer nn arte nacion-il e~tudiatldo en él los probll'mas de nuestra vida y haciendo verdadera obra s{lcial. Pero es bien escaso todavía el número de obras dl' esta cla~¡e. La tradición histórica ha sido despué~; de la novela, el género que nUl'stros autores han cultiv'ldo con más éxitD. En crítica y en filolo¡cía tenemos también algnn bagaje literario. Las ciencia¡;, sübw todo las exactas. son escasamente cultivadas y por consiguiente la literatura científica, con excepción de las obras de derecho e historia, muy raras. Toda nuestra cultura científica se la debemos a extranj('ros y los estudios de más interé~: para el pais. j.\"eogTáficos,etno~ráficos, geológicos y mineralógicos, han sido hechos por ellos. Y no es que la mentalidad de nnestro puüblo no sea lo ~uficientemente elevada ni incapaz de la concentraci6n necesaria para esta cla~,e de estudios, porque el Ecuador ha producido algunos hombres que a fuerza de contracción y perseverancia han logrado alcanzar un grado apreciable de cultnra científica y efectuar trabajos dignos de ser tomados en c\lenta; si nó que esta cla8e de estudios 98 ~ICOI.O(ií.t ¥ SOCIOLOGÍA rpquier? 'In ambil'nte rsprcial y mrdios para ser Ilf'vados a cabo. de que en nHestro país no s(' ha podido disponer. En lus últimos tiempos se 110 11 una reucción fa\-orable para cultivar las ciencias y en es¡,ecialhs téenicas, pero como sa hemos dicho, es el ambiente lo que favoreCI' d desarrollo dI' e:itl¡ rama de la cultura humana y pa~:ará toda ría agún tirmpo antes de que nuestra intelectualidad llUeda ejercitarsl~ en su ~ultivo .r dar frutos apreciables. El teatro es asi mismu incipiente y sólo puede considerarse como un arte ne imitación. aunque las últimas producciones tit'ndan a la. pintura de tipos y costumbres nacionalf's y se pretenda dar un cierto c'Jltlrido locul a las pocas obras que dt' tiempo en tiempo se estrenan: de todos modos, esta es una saludable tendencia, en la que sería dI' Üesear persistieran nuestros autorf\s. En punto a artes, nuestra época de florecimiento fué en 108 días de la Colonia, cuando, :\ligueI deJil!p.Jittgo v Sam.aniego, discípulos e imitadores de l\lurïITõTVèlásquez, dieron origen a lo Que se ha llamado la escuela quiteña. y que según dioe nuestro historiador r -hrqueólogo González SulÍrez. no es más que la escuela sevillana, a la que los pintores de la época imprimieron un sello personal, de ;;al modo que aún hoy se consen-an como obras de mériW sus tuadros en los conventos y museos bispano-americanos. Los asuntos rdi~iosos fueron aquellos en que, casi exclusivaniente subresalierorl eBOSpintores que (Heron á sus cuadros el relieve místico y asoeta de la época. El mismo González 8uárez hace Dotar la flllta de e~tudio de estos artistas que se notaba en la extraña indumentaria con que vestían a sus personajes. Esta misma falta que no revela malllusto estético, sinó ignorancia, se nota en las obras de 108 drmás pintores. Después de la época colonial, ]a pintura ha se~uido cultivándose en el Eouador; pero sólo en el mismo género: el paÙ,aje. el cuadro de costumbres y la marina han tenido cultivadore;;; pero sólo como meros aficionados, sin que ninguno baya alcanzado renombre, aunque al~uno de estos cuadros haya llamado la atención en el extranjero_ Escaso ba sido el estímulo que los Gobiernos han presta~o al desarrollo de las artes. La escuela de Quito se ha abierto y cerrado alternativamente varias veces, pero en lus . últimos ti'Jmpos el envío de algunos ,ióvene'i a la Academia de Bellas Artes de Roma, nos ha dado algunos artistas que pudiera ser, sinó se malogran, inicien un renacimiento de la pintura en el Ecuador. La pscultura que cuenta entre sus predecesore~ al famoso Caspioara, se ha hecho sólo en madera r dedicada exclusivamente aasuntos religiosos: ahora comienza a babel' algunos escultorts en mármol. Nue ,tra arquitectura si se em-anece con algunos edificios é, i~lesia8 dtl tiempo de la Colonia: ha sufrido una especie de E'staneamiento r s610 ahora se nota alguna reacción del gust-o artístico en este plinto; !li bien es verdad que elia se encuentra tan falta de 94 LA lit'~ratnra y el arte no son sólo, como ba dicho TaiM. el rf'Rejo del alma dI' un pueblo, sinó su enr,arnaci6n mi~ma porqur ellas revelan la psicología intima de los hombrl's n'prl'sentativ(js dI' tina nación ó dI' una raza. Por grande que sl'a la difl'rencÏa entre la mentalidad colectiva y la de los hombrrg de espíritu ,~ulti\'ado, dice Waldiun, el medio físico y el ml'dio ambiente social nll dejan dl' influir sobre los escritorrs y artistas, comunicánrloll's la.; mismas impresiones que al conjunto de los asociados. Sólo los g-pnio~ pueden sustl'llerse Ú ef..tas Influencias J elevlÍndosl' por encimn de estas barreras, constituirse en directores espirituales ,il' la humanidad. pudiéndosl' lif'cir que ellos no pertpnpcen á ning-ulla nación porque est,án imbuIdos dpl espíritu de universalidad que caraoteriza sus produccioD(·s. Así. pues, uno de los eleml'ntos psicolÓgicos ~. uno de los indices más seguros para juzg-ar la cultura y el estado ml'otal de un pu('blo {'s el estudio de su arte, de su literatura y de su producción científica. Nada tenemos que decir del carácter de la literatura española, perfectamente juzg-arlo y decidido por di\'ersos autores y por tantD nos atendn:müs á lo que ('n SllS lihros han escrito críticos y filólog'os tan eminentes como el P. FeijÔ. Vi\'ens, Lista. Hermosiila. y en lo moderno )Ienéndez y Pelayo. I<'itz-Maurice, Altamira y otros. Re8pacto á la raza india, se~undo elemento ancestral que sería necesar;o turnar en cuenta para estndiar las influencias étnicas en la formación de nuestra literatura, carecemos de datos porque es bien sabido que, no teniendo idioma escrito la len~lI<i quechua. no nos ha quedado ninguna obra de esta clase, pero qne la raza misma no l'rd refraotaria á las produociones artísticas del pensamiento. III demuestra el poeta Garcilazo y en nuestro país el indio Jacinto ColIag'uazo, 'bistoriador de las guerras de Atahualpa y Huáscar, lo qne manifiesta clue, apenas aprendida la esoritura española, los ir.dios .ra pudieron trlismitir las ex presione" de su pensamiento, demostración bien clara de que su inteligencia podía, con un régimen de más libl'rtad. haheraloanzado rápidamente los más altos grados de la civilización, toda vez qne no se mostraban refractarios á una de sus J>srCOI,onÍA Y so IOLOIlÍA mÚ,; e]"\',lt!a,; manifestaeioops. Durante la Colonia la literatura ttima plmi'lllO a';l't'do que tOlla la vida de e,;ta época. es deeir. q:Il' se hact' Illhtlea J" casi toda Sf' red Ul:P li disertaeiones tpológic.as, distingu:,;wllJse escasos poptas, entre It,s quI' sobresalen, Antolliu.Qf_0J"sco. ùisel pilI.•de Góngora y el Padre, M..Wl'I,(>,pueta-festivo de claro -ill.gj:>ni\l y fácirvprso. ~o obstante ya pesar de la escasa difusiÓn de la cultua, historiadorl>s eomo Alcedo. )toráo de Buitl'onJ~PuºD~.Tl'laz:o; sabios corno )lal(!~li~(Jo YFJllnco.JJáv:ila, geÚg!ª~o notable el Il 'impf(j y distlUg'uido .naturilJisJa el segundo y ~J¡ensª,llûres ëüïilo E~)>J¡:-),-fulldador--aelJlpriodismº-njtcign.al eQt>I·Ecuadõf y precursor de la IndPIJI='orleocia Patria. sobresah>o eotonces. A los ..últimos tiempos de e~ta época pprtenl'CP Mexia Ll'<]uerica. orador emin!:'J.!.te,qUt' en las Cortes de Cádiz defendIó COÙ Olrñ~do fos'ïíe[,)Chos de las l-'rcVlncias Americanas. dominio~ del rey Ge -"España. Después de If Iniependenciël, es Olmedo la primera r también la figura más elel'ada de la poesía naeiüDãl:-r;-ntre él y los escritores y pueta~ flue dl'sde lHi)Ocomenzan,n á sobresalir, sólo puede nombrarse a .Julio Zaldnmbide. Parece como que las generaciones de este peñõôo-tiIITÚTentù; más que del cultivo de la litt>ratura, ¡¡ustaban del e.iercicic, Ce las armas y de la política en una época tan conmovida y llena de s Jbresaltos. Admira que Olme,lo no tuviera imitadores y aunque é~to se l'xplica porque, .además de las turbulencias, la falta de difusión d'lIa lectura quitaba aml¡iente á los escritores, e,¡ sinem. bargo dIgno de not.arse este período tan- 'escasu en cultivadores de la litl'ratura. 1850 marca UDa especie de renacimiento del pens\lmiento naclonEl: de cumbre á cumbre, ha dicho un escritor, no suele eÜ.;tir más que un abismo, así desde Olmedo a Montalvo DO podemos anc·tar ningún numbre hasta hálTarnos con elme.ior prpsador, filósofo, polemista y crítico qUi:>haJa producido nuestro paíg. Después de é, la popsía y la literatnra han seguido producienrlo numerosos cult vado res. anutándose el hecho de que cada generaciÓD SO· bresalía ó coincidia su aparición cun alguna de las convulsiones políticas qUI' agitaban nuestro pais. Así 1876. 1883, 1895, 1906 Y 1911, bau dado á conocer nuevos nombres y becho aparecer una nlle\'a sere de escritores contemporáneos los unos de los otros y con iguales tl'ldencias y métodos literarios. Pareceria esto justifiear la frase de hgenieros que dice que la época es la que influye sobre el hombre, haeiéndule determinar y orientar el rumbo de his ideas. En '~stas conmociones la pluma suele convertirse en una arma de cornball': sinembargo, el carácter general de toda nuestra htératura no ~8 revulucionaria ni alÍn en el mal sentidO de la palabra; es deeir, no t'S revoltosa. EXCi:>IWión hecha de la desdichada oda de Olmedo a la vlct-oria de :Miñarica, nuestros poetas han desdt'ñado ('antar las lllcha~ ;¡artidaristas y aunque se hayan mezclaùo en ellas, su poesia ha qlwllado :-Jillcontaminarse .. Ellos han preferido má!;> bien que poner el arte al servicio de la política, divorciarse de ella. y 90 nET. pL'ERT,n ECT.Hom \'\¡) ~'n DlH'"tro J.laí~ "p onsPr\'3., como lo haee notar Gan'Í;¡ Caldl'rón, rI flivortjo ql1l' ,,¡empr!' !'xiste l'ntre las ideas voJítitas .r las ideas f's(è~ ticas hisparo-unprieanas. Prro (~orn(1lo ousrrra el autor ya r.itado. la pue~ía ecuatoriana, como toda la l'e ::;\111 Amt-riea, aunqup ¡¡tl'ratura dr imitaciÚn, ha nndado rptrasula d!' Hi a 20 a¡¡us t'n la p\'(duI'¡Ún d\~ los gustos litl'rarios de Francia :r de ES¡>l¡iia, naeionrs de las (~ual,'s ha tomado sil'mpl't' los ll1uùl'lo~. Olmedo imitaha a los rlásicus dt' la porsía líriea (le prircir,ios del siglo l'llando d n'nal'illlipntll Sf>hallaha en ple~ no aJlIl¡!I>(), Ltl" poptas :r e"eritof('': d!' la gplI¡'nl(~i1'Jl1df>l aÙo 50 :r Jt'l ~¡¡o 7fi ,igw'll a Víctor Hli~O ,\' a Lam;irtlll<', ClI:llld" ya f'! l'\Hmtn~ ti<·is1\ll) hahía pa"ado dI' moda !'n Fram:ia, LI'" d('1 añu H:1 imitan a Xtíl1PZ de Arel' o a Call1J1oarrwr y los dl'l ~)f} lb' se dan CU('llW de 1.1'lr f'l parna>iiani.;mll, el siml¡ilo~n}(l :r l'l dr('a,lenti"nlil. p'("llrlas qu!' ya no tl'nían adt:'l,tlls. habían pasado a la hi,torÜ¡ y d"~dl'iiall a Daríu, ('ntlllle!',: "r pl"lIo apog'po. PM 1Íltmlo. l'Il la ¡"POI,I al'tual ('uandn ya Baudrlair!', \~rrlain(' ~' :\Iallarrrlf; sr P1H'III'ntrall I'n pl panteÚn de la historia, lo:; .iI')\'PIlPSlit-('rat'js t,ratan dl' af(,etar las mismas formas rptóncas:r rI ':H1smo ,:ahor aen' ~' voluptnosll rip los poetas modrrnistas: ppro malo~ imitadol'ps, sÓlo conS1Q'\lrn haepr jUl'gOS malahares dl' frasrs~' pa'ahras l'xtrambúticas y rl'torl'imil'llt.o dl' \'ocahlo~, hacipndo e()n~istir la ht>llpli¡ rn \lila pstl'rl'otipacÍl'!1I d,' :J\ll'stru idilllllll y pn p:Hallll.ia- dl' mal gusto, Estl' falso spn~ualismn q\lr ha "ido calilie.ado por HilO de llul'4ros !'seritorps ('om" uu snohismo trupical, o¡gno d(~ 'rastaI'IH'n.s» PS dI' \lll gust.o ol'trstahlp y ,:{',Io:1<:\lsa, allt,('s quI' Yl'rdal/pro spntido l'stético. \lfla precuz perrrr.-:ió:l del g"listU.r dd st'ntimll'nto moral. Esto no (l'liprr dl'cir qUE' ha~'an ingrnÎos que desrch'llloo las ('xag('raei· 1I11'Sde lin moorrnismo retrasadu \'I'intl' aiios ùl'l Il\u\imirntu litprano .r pasado dp moda l'n Europa y Amériea. ypr~ifi'luPII sin atenrrs,' a las antiguas forlllas, peru en ]1'Ilg"uaj(' castizo, siu harbarismos 'ni \"(,eablos pxMil'os. COffiU m licllos dl' lus ('scriturrs dl' las ridas g'.:'tll·raciones ,'i,"pn aún ,\ siguen l'slorihif'ndo, .r COIllOt'llos IlO hall I'\olueiouado, ~iguiplldo l\1s lllW\'OS gU~t{IS .r tl'lldl'neias l¡tl'rarias, sr dli. Ulla l~onfllsa llll'zela 0(> eSC!lPlas ol'sde 1'1 romanticismo dl' \ïetor Hu~u hasta el mudt'rnislllJ de Rubéll Darío. El ",kreieio de la literatura no ha sido rn ri Ec"ador nunca lin ofkio o ulla ocupa(:ión qllr siquirra M para ririr. El rsentur eulull\ùianu Yásquez Yrprz, hahlandu ¡JI' los esnitures eata:anes, dice '11l{~ en Barerlona!meden lo~ anton's I!l'gar a ganar diller,). pl'ro jamás a tener fama y (linero a la \'rz: en Amrrica sucede lo contrario, cualquier escritor o porta que haya escrit~ mpdia docena de composirionrs () de nrtíclllo8 ,Q'ana pronto fama de intelectual y éste es nn et'rti.licado no ,;610 para ml'l'l'crr la admiraciÓn y el aprecio del pÚbllcu, SIUÓtambi{n I,ra conql.istar puestos ':i empleos administrativ,os. cu91 P~ICOLooIA y SOCIOLOGíA yo drsrmpE'ño tirne que "E'r poco con la litE'ratura; pero se le concedE' tall'ntc y esto basta según el concepto hispano-americano, para lograr cuakuier dignidad. De aquí que la política arrastre muy pronto a los jóvenes que se dediran a escribir y que de cada r.,eneración que cultiva las letras cm más o menos éxito, sólo algunos perduren pn pl empeño y éstos al llegar 8 viejos se considrran como fracasados, y en realidad lo son, porque la vejez de nuestros pocos escritorps, si no han cuidado de conquistar una situación, mediante el pjercicio de cualquiera otm profesión que ne>sea la de poeta o escritor, es por cielto bien triste. Ltl8 primeros poptas fueron ~randes señores que escribían por puro «oil(,tantismo»; Olmedo _y ZaldJlID.ltide pos.eian bienes de fortuna y estri I)ían porplÍfa_ aficÚ5n. Esto, añadido a la difiottlta-d-tteimpriffiir-y-dar a luz sus ~scritos, hace que la fecundidad de poetas y escritores sea tan escasa que bien puede llamársela más bien pobreza literaria. En el Ecuador, no hay impresor que se atreva a dar a luz un tomo de poesías o una novela de un escritor nacional, pues sabe bien qne la edición se quedaría en sus almacenes y que sólo se venderían unos cuantos ejemplares. Todos nUl'stros escritores han pasad·) IlO, las horcas caudinas de no hallar editor para sus obras y se dice que actualmente muchos de ellos tienen una colección de manuscrit)s que las polillas y ratones se están encargando de destruir. M(.ntalvo sólo pudo ver impresas sus obras ~acia8 a la ~en~ rosidad dE algunos compatriotas que, admirando más la pluma del polemista político Que la valía del escritor, costearon generosamente la edición de sus libros. En la actualidad los escritores apelan al socorrid.) medio de hacer que el Gobierno imprima sus obras; pero como para disfrutar de esta ~acia no se tiene en cuenta el mérito del autor sinó las influencias que los hom.bres del Gobierno pUl"dan poner en .iue~o, sólo se imprimen folletos de propa~anda o de controversia política y malos versos que antes desacreditan que prestigian al intelect·) nacional. Otras 'fece~ el escritor, de acuerdQ con al~ún impresor, hace por su cuenta la edición de sus obras, pero tiene que mendi~ar la compra de ellas remitiendo un e.il"mplar a cada uno de sus ami~oH o personas de alg'Una notoriedad junto con una circular 8uplicatoria en la cual se anuncia el precio del libro remitido o bien, logra med:ante influencias, que alguna Municipalidad generosa compre un cierto número de ejemplares de la obra que luelZo van a las biblíotecaF a quedar allí arrinconados o salen al exterior en forma de canje. Cemo esta clase de libros no son los de los escritores de valía, que dfsdeñan recurrir á estos expedientes, en el extranjero no se nos conoce smó por esta clase de producciones; aparte de Olmedo y Montalv·), los escritores de ot.ros países no conocen a ninguno 1e los nuestros. Más aún, no es raro que a éstos dos autores se los tenga por coltlmbianos o peruanos. Lus Congresos decretan de vez en cuando la publicación de nEL J''LF.BLO EITA TORTAXO las obras de algÚn autor, pero olvidan señalar una partida dett'rmi· nada en ~~l prl'snpue;;;tu y aunque la señalan, el Gobierno no la invierte en el ohjeto indicado. Así del Ecuador puede decirse, lo que Larra del país de los batllecas, que nu se escribe porque no se lee )' se lee sólo a 108 autan s extranjeros en las ediciones económicas que pufJlican las casas e;;;pañolas o francl'sas. Los autores nacionales, incluso el propio Muntalvo. son menos leídos por la juventud que Verlaine o Baudelair~. J,as mismas revistas tienen una vida efímera y. para asegurar Sil l'xistencia, necesitan obtener una ¡,ubvenciÔn del Gobierno, lo cual equivale a ¡leeir que el Director debe ser amigo de lo~ hombres dirigen tes, para puder editar su revi;;ta. Como estas re\'istas no tienen para pagar colaooradures, tienpn que suplicar a los el'critores de más rentlmbre les l~nvícn litiS artículos, y los más encastillados en su ego: sma, I) en su \'anidad, rehusan hacerla con escasas excepcione¡J, de modo que las pá~inas de una de estas publicacioDf~s se llenan con ver~,os de principiantes y compusi\Jiones tomadas de las revistas extrar jeras, de las cuales se apropian sin ninguna aprensión: sin duda (~n reciprotidad de lo que se hace por allá con alguna de las nuestras. La prosa ha tenido también cultivadores. despuès de Montalvo. pero la mayoría de lus escritores se ha dedicado al periodismo: la l1ov,~la,el gént~l'o literario huy más en boga y que es el que más refleja la sutileza y agilidad del pensamiento del autor y el que más se presta para la pintura y caracterización del medio ambiente, puede decirse que está en su infancia. pues todas las que se han escrito sólo deben considerarse como ensayos, no .habiendo entre ellas ningllDl que pueda estimarse como obra definitiva. En los últimos año:; y a partir de la titulada «A la Costa~ del malogrado Luis Martínez, se ha iniciado la tendencia saludable de ha·cer nn arte nacional e¡:tudiandl' en él los problemas de nuestra vida y haciendo verdad,~ra obra social. Pero es bien escaso todavía el nlÍmero de obras dl' fsta clase. La tradición histórica ha sido después de la novela, el grnero que nuestros autores han cultiv'ldo con más éxito. En crítica y en filolo~lll. tenemos también algún bagaje literario. Las cil:'neias, sobre todo las exactas. son e~casamente cultivadas y por com.j~uiente la. literatura científica, con excepción de las obras de derEcho e historia, muy raras. Toda nuestra cultura científica se la debt'mos a extranjeros y los estudios de más interés para el país, geo~Táficos, etnográficos, geológicos y mineral6gicos, han sido hechos por ~lIos. Y no es que la mentalidad de nuestro pueblo no sea lo Rufidenternente elevada ni incllpaz de la concentración necesaria para e:;ta clase de estudios, porque el Ecuador ha producido algunos hombres que a fuerza de contracción y perseveranciA. han logrado alcan2ar un grado apreciable de cultura científica y efectuar trabajos dignos de ll& tomados en cuenta; si nó que esta claso de estudios 98 PSICOl.OGÍA ï SOCIOI.OGÍ-\ reqlliere U'I ambiente e~pecial y mrdios 'Para ser llevados a cabo. de que en nUI·,¡tro país no Sf' ha podido disponer. En loti últimos tiempos ~l) not¡ una reacción favorable para cultivar las ciencias y en especialla:i técnicas, pero como ~'a hemos dicho, es el ambiente lo que favorece el desarrollo de e:;tlt rama de la cultura humana y pa~llrá todavía alpin tiempo antes de que nuestra intelectualidarl pueda ejercitar;;e en su cultivo y dar frutos apreciables. El t:atro ('s asi mismo incipiente y sólo puerIl' considerarse como un alte ne imitaci{¡n. aunque las últimas produccionrs tiendan a là pintu'a de tipos y costumbres nacionales y se pretenlla dar un cierto colojdo local a las pocas obras que df' til'mpo en tiempo se E'strenan: de todos modos, esta es una salurIable tendencia, en la que sería de d,~sear lH'rsistieran nuestros autorps. En punto a artes, nuestrf\ época de florecimiento fué en los días de la Colonia. cuando· MigUE'l1eJ~antill.IDLL_S.amaniego, discípulos e imitadores de Murï1ToyYêlá.squez, dieron origen a lo <lue se lIa llamado la E'scuela quiteiía, y que según dice nuestro historiador y -arqupólogo González Suárez, no es más que la l'scuE'la sevillana, a la que los pintores de la época. imprimieron un sello pprsonal, de tal modo que aún hoy se consprvan como obras de m~rito sus cuadros en los conventos :; museos hispano-americanos. Los asuntos uligiosos fueron aquellos en que, casi E'xclmlivamE'nte sobrpsalieroll esos pintores que dieron á sus cuadros el relieve místico y asceta de la época. El mismo González Suárpz hace notar la falta de e"tudio de estüs artistas que se notaba en la extraña indumentaria !~onque vestian a sus personajes. Esta misma falta qnc no revela mal gnsto estético, sinó ignorancia, se nota en las obras de los dPInás pintores. Después de la época colonial, la pintura ha seguido cultivándose E'n el Ecuador; pero sólo en el mismo género: pl paÜ,aje, el cuadro de costumbres y la marina han tl'nido cultivadores: pero sólo como meros aficionados, sin que ninguno baya alcanzado renombre, aunque alguno de estos cuadros baya llamado la atención en el E'Itranjero. Escaso ha sido el estímulo qUE'los G(Jbiernos h:.n prestado al dl'sarrollo de las artes. La escnela de Quito. se ha abierto y cerrado alternativamente varias veces. pero en los últÍmos tiempos el ('nvÍo de algunos jôvene;; a la Academia de Bellas Artes de Roma, nos ha dado algunos artistas que pudiera ser, sinó se malogran, inicipn un renacimienw de la pintura ell el I<~cuador. La escultm3 que cuenta entre sus predecesores al famoso Ca~ica_ra, se ha hecho sólo en madera y dedicada pxclusivamente a asuntos religiosos: ahora comienza a haber algunos escultorts en márm,)I. N Ul'stra arquitectma si se envanE'ce con algunos pdificioH é, i~lesias d·!l tiempo de la Colonia: ha sufrido una especie de f'stancamiento y sólo ahora se notll alg-una rea~ón del g'usto artístico en este punto; !li bien es verdad que ella se encuentra tan falta de 94 DEL r>rr.B1.0 ECrATOI:IA'\O ambipntr '~omc las demás artes, no habil'ndll monllml'ntm; nutahles pueda admir<Írsela. Es digno d,' notar sint'mhargo qllt' a pp,;ar de ser de madrra los edificios y casas df' la cindad de GuayalJuil y l'star cOllstTl/ldo:\ por obreros faltos d!' toda elase de estudios, no ~ar(lcen de bU('1I gusto arquitrctÚnico. Pero, por regla general y eon l'x('epción do Ja pintura, Jas art"s plásticas. "inó tienPD un srllo nllciünal pspt:'cífico que rptleja el gusto y los sentimientos de la raza, indican, ¡lUlo' ésta no carpce de ellos .Y quI' es no sólo capaz de imilar sif\lí de crear, ya que no nn arte nacional, por lo menos obras que lleven lin sello propio y l'special. PB qUf> La ffilbica indígena nos l'S comÚn l~on los demás pueblos que formaban el illlperil) de los incas, Bolivia ,r el Perú • .Y pS típica por su a're tri:4e, láuguida .Ymonótuna, en III q Ile se rl'fkia y palpitan tOllas las allgll~t.ias de la esclarizalla alma inllia. tan hermética en otras manifesLlciones y que sólu dp- este modo mauifiesta sus angustins y lanlt'ntal',iunes. En la soledad de las punal> el yaraYÍ o el «san jualllt,p> resuenan como Ulla música bárbara de ritmo monótono J acompasado. En la Costa, las canciunes pupulares de los campos se aCl'lllpaÙan de ulla música \oluptuusa, pero mÙ:; alegre y jal'ancra y las cl,plas de "amor tino" con !Jill' ellas SI! cant-an, 'son vl:'rdadero relido .Iel alma popular. Casi toda" ..:ean amorosas u bllflescas, llevan nll tinte de ironía y de joco:iidad al mismo tiempo que c¡{'rta gnwia .r nw licia de acuerdo con el caníeter petulante. dicharacheru y u n tanto z<ifio dpI campt'sil1u de la Costa: el pasillo, especil' de \'a]~(' d(~ eompaz acelerado, originario del sur de Colombia. es una mti,ica a,í mismo tristl' y dulz,.na, J'rupia para acompañar a la !t'tra qlle J,{eneralml'llte habla de amon's nu corresponllidos o de despsperanza r'ur l'I abaudoIlo de una mujer. Es de nutar que pn ml'dio de una naturaleza tan rica y tan exuherante, Sl'a sMo la nota patética la qlH' haga Yibrar el alma del puehlo, crt'ando un falso ambi'.'ntt~ de pasiJnalisml), más bien vuluptuosu .r sl'nsual que sincero. Las canciones sPucillas en que se exaltaran las pasiones más nobles como Pl amor a la patria. al trahajo, al allior filial, sun muy escasas y más bien de origen exótico, de modo que no pUl'de decirse quP formen parte dI' la antulogía y de la música ecuatoriana. La mÚsica eh~vada, :;l'v. la rl'li~iosa, sea la que se ha llamado de salón. no ha tenido en l'l K~l1adl)r cultivadores q lie merezean ml'neiollarlos. Aunque los habitantes de la eiudad de Quito gozan de fama de aficionaùos a la mÚsica, y lo son en efecto. no ha habido hasta ahora sinó compositon's medianos que no han logrado sobresalir, ni siquiera en nn arte de imitación y buenos pjeeutantes, pero no verdaderos artistas. Por otra part!', si los Gobiernos han prestado eHcaso apoyo al desarrollo de las letras, ha sido mucho menor el que han dado a las artes ya las ciencias: se ha iniciado es verdad una reacción sensible y sería de esperar el reHultadu de la nueva oríentación para saber si con este impulso toman vuelo las facultades artísticas de 96 PSICOLoolA y SOCIOLOOÍA nuestro pueblo. Por lo demás es bien conocida la opinión de Le Bon. df que la prosperidad de éstas no se halla en relación ni con la mentalidad, ni eon el adelanto material de los pueblos. En épocas de decadencia. las arte~ han florecido en tanto que. en pueblos, donde )a actividad material se ba manifestado pujante y soberbia, las artes y las letras sólo ban tenido escasos cultivadores. di~Dos de ser tomados E:ncuenta, sin duda porque la actividad cerebral estaba absorvida Dor otras atenciones: durante el Renacimiertto de Italia se inicia la decarlenoia de los ¡>rincipados de la Península, el Silorlode oro español corresponde a la época de los Austrias y la Alemania actualllo ha producido un Gothe ni un Schiller cl'mo en los tiempos napoleónicos en que el país estaba dividido y subyugado. El ideal de la civilización sería aquel en que, junto con el desarrollo indus· trial y comercial y el buen orden en la administración pliblica, florecieran la~ artes, las ciencias y las letras, pero este perfecto equilibrio nO siempre se verifica y bartos ejemplos de ello nos presenta la historia. Debemôs. considerar, pues, que el progreso material o moral no está ligado al orden político y que no siempre la prosperidad de un pupblo ba de medirse por uno s610 de l'stos factores. Lo interesante para la psicología colectiva es conocer las tendencias y el sentido artístico que es lo que dá la medida de la capacidad mental de una raza . . •• •• •• . N o hay cosa qup revele más ia Ínoole y l'] ear<Íett'r de Il'S 1Iabitante~ èe un país. así como rI grado de su adelanto .Y cultura. 'lU" la, costnnlbres, tantu pÚblicas cumo priradas, porque l'Il pilas ~p ('1'tl •.jan el DIodo de ser y 1<1 mentalidad 01' los puehl,,:\. Pill' e,,, illt •.re~all tanlo las descripciones de los via,jprt>s Qllt' pintan las co~tUIIIbrl's df' lo i países que visitan y PS ('stl) unt> de lus eapltlllus lIlits illtere"ante, de la vida humana. La opscripciÓIl dI' las (~osturnhrI'S lie nuestn, país se reouciría a repruoucir la dI' muchus otrus Plll'hlos de los Ilanaoos eriullos, salvo ligeras dlferrncias debidas aquí tflmbién, mis a la ,itnaciÓn topográfica qut' a la edncal,ión. plH'sto que ésta ha silo cumún y belnejante en la mayor parte de los puehlos lir la raza hi ipana. Duraate la colonia la vida se deslizaba en mediu de fil',tas rpligiusas. <¡uó eran, puede decirse. las lÍnicas qup alterahan la munotonÍa de la vida .r eun ellas se fl'stl'jahan. lo mismu lus días srllalad,.s por la iglesia como tambièn elnacimit'nto o matrimunio dI' alglÍn príncipE c princl~sa o tI aorenimiento dl' un nupvu l'l'y. ~u l'S de extraña' I'ues que aunque tediosa y aburrida por regla g'enel"al, filera semeja ¡te a la que nos describen en SIIS comedia,; y norelas pieare"cas I.)::!autort's de lus sig-los XVI y XVII, es lil'cir llrna lil' ¡!alalltL>('s.de ntrig-as amorosas, de liisputas y quprl'ilas. entrpgadus lus humbn'i al juego ya los amorÍus y las mu.ipres a las aventuras rIe tapadillJ ,: a la devución. Tudo t'sto cuhiertu por supuestu cun un velo oe ri ~ilirz .r mogigatería cunrentual no ohstante lo cllal ex¡,tían Tt'ahnpr tE casas coloniales donde la rigílirz {'fa rpal ,'- "I'nladl'ra r donde la "irtud, si \'Írtud es la abstinencia, se practicaba riguflIsaIlH'ntp. El 'imor al lujo y a la ostentación fué cosa importada de España y qu~ ha quedado muy imprrsa en el carácter criullo y a pesar de la diticultari. de las comunicaciunes y de las traba" plll'stas al culit'rcio ';f¡tÍanse de Europa maror cantidad dt' cusas y ubit-tos fútilps qut' dt~ .Itlidad y verda(~rro pruvecho: en todo lu dl'rnás rt'inaba la frugalida< y aún la misena y el hu~ar colonial no conucía pl confort: otra de las características trasmitidas ha,ta nuestra èpo¡:a r que poco a po,:o va desapareciendo. El illdio era cosa apart\': ~'a l" h~IllllS vist.o nncndo entregaùo al trabajo forzadu, ignurante y abyecto, emuriagállùuse ]Jor todo placer r vegetanlio en una vida dr psclavitud r de miseria. Las costumbres coloniales de las cuales aún I'~W\)I.Or,f.\ \' ~(1crùl.o(JÍ.\ quedan rp:f,a~û,; han p\'ulllcwnado mucho y la faeilidlld de las comuniea(~iulws, la ll(>~ada dt, extranjeros que se han dc'miciliado en el . país. pl nÚIl1.erll rplatirampnte ~rande dl~ naciunales que han salido a visitar Ilh países nui~ adelantadus. la dismiouciÚn <Il'l analfllbt,tismil ,r la liifuIH:iÚn de la lpctma pur la publicación de lihros .Y ppriódil"os. han :d\1 al par qu!' camlllandu POl)Oa poeo la mentalidad drl Pllehlu. [¡urrandu lvs restos de barbaril' y dl' atrasu en las cWo;tllmbrl's. suhn' tudJ t'n las pl.pulares, llun<¡ut' aÚn perduren alR"unas en la masa g'Plll'rall:r la punlaeiún y en detf'l'nllnados puntos dd país. Al 11•.·..11'Blanco lb<iñ"z qlW rI cspañoll'n América se hizo indio. ha Iluprido SII~lIititar qde st' asimiló rn gran partI' ala manera lie St'r d" la, custllrllhrps indígpnas, .Y en nuc..;tru país psta afirmación es fácil dI' eHllpr"oar !Jur e/ srl/o verdadrramente incá,icu que cit'rtas (;u,tlludJrt's wlÍan t'n la Sif'rra .r que han perduradu hasta nllt'stros dh~ sohre tJ,k pn las peqneñas poblacionps. ~us l'\!f.'rimos esppcialmt'nt\' a las (lol'ridas de turos. a las til'stas dl' oanzan~e8 y a lus dist'nwl's lI,a,jlt" IlI'IlIcipalmpnte l'n la cllpital durantl' largos días. dt\sol' \'1 :!S d.· lJil·jl'lllhre ha,ta el 6 01' Enero del siguiente año, es deeir llueY!' u ,b'T, ,¡ ía.; sin tltrnar en lm,'ota lus del carnllval. cuyo juego un t1f'lIIpO ~en :'ral cllmu en toda la América española. va desaparecÍt'nd./ I' Hl\ldernizán,.lose a medilla qlll' se difunde la eOIlC¡W¡ÓII, Las curridas de turos no eran pn nupstru paLs, y no lo sun aÚn. fit-"tll' l'II !fil\' (,I ralllr ¡)t'rsunal se pone de manifiesto, lo mismo qllt' la gnlC'a .. lt <!t'streza .v l-I arrojo de los lidiadoreE. sino alg-o rc]llH{Il1<l\t\'.v salrajt'. !Tn torlt coll los cuernos l~mbo\¡dos por mpdio de s•..ndas 1)Ulas dI' lanll as\'gura'lllS eu sus pUlltas .r CLlb¡erto con una (j,/lcha o gualllrapa Ót' visto..;os culon-s, a la cual iban aóhNioas moueda.; de 111'11 ~' plata. pra soltado en mrdio dt' un cprcado rn el l'ulll SI' prt'ci¡Jitaha ulla lIIuchpdllmbre abigarradll de indígt'nas qlle lo hosti\I¡dm, y acosaban arraneándole las munedas y ;.as gualdrapas, en tantu que d toru en mpdiu de la alga rabia de la muchl'dumbre arrujaha pUl' los aires algllnos indígrnas. atropellaba a otrus. pisoteaha a aqurllos .Y algllnos salían maltr!'chos y mohin,):; }¡1l11lln(lo la nlll\'rte a l:llll,.a de las eontusiunrs. Esta clase <le ellrridas de toros, SI ¡¡,.;í puedpll ¡J¡¡lIIarse. lllín se \'t'n en los pUl'blecitos y villorrios de irHlills dI' IllS quiebras dI' las cunlilll'ras y aÚn en una que otra cabeel'ra de cantón, 11 pesar de t'star pruhibidas por las lp.\Oes.grudas Il la tolprancia de algunas alltúridadps que siempre buscau con ello al¡{un pruvecho o alh'1.ín medro. Lus danzantes se veían en las procesiones reli~i(]sas y pran cuarhillas de indus vesti<los de 1I11 mUllo extra\'agante y abigH.rradu, pintarrajl'ado ,'I rostro, quI:' al són de un tambur iball bailando ritmicamente y gulpeandu en el aire UDOS palas de los Que iban amarrados, a manera de esg-nma, y que recuerda las danzas religiosas y g"uerrl'ras de los pueblos primitivos. Como III llntp-ior costumbre, a1Íu subsiste èsta ell las pequeiías publaci()nes indíg-Huas, a pesar de ml m.l, .PCr:IlLO ECCATORIA:-;"O todos lo') ,·"fuerzos que se han ht'cbo para t'xtiog-uirla, pero el fanatismo de hs inri¡os y Sil apego a lo trarlicional ha provocado fu~rt.e resisteod¡" al extremo de amutinar~e si alguna autorictad o algÚn cura de pt.:,ehloha querido imperlir qut' se \'('rificase rlicha fie~ta. Lus disfraces (, mascaradas del carna\'al tenían asimismo lin ~pllu de barbarie C; ue recordaba Ia primitiva de los inti ¡g-eoas infiltránduse en la vida <:rhlla a través de las traídas e impuestas pul' lus elJl\lll\istad,)res ('spa ñoles. En la mayor parte de las veces nu se trata b:¡ cia trajes el~gantes y de mascararias que dejaran arlivinar la pSJ.liritualidari, la g-racia y el buen gusto. sino g-roseros disfraces dt) muno. de indius sa.lvajes y de los llamados padres belt'rmos. qlw n'(~orrí¡¡n IllS calles d{' Il población t'brios, tamhaleándusr y ostpntandu su ridícula fi¡{ura. E,ta costumbre era casi pxclusiva de la CaJlibll, pues en las ciUdades provincianas r en la Costa nu se ]a ohservaba. El ÚILmo dia de Inocentes y al reciedor drla plaza principal establecíansl' mesas con ventas de refrescus, comidas y behidas alcohÓlicas y a' són de una banda militar tH:' bailaba deseufrenadamt'utl' hasta la m.ldrugada, quedando la plaza cubierta de cuprpos de borrachos como resultadu de aquel:a nuche de orgía y de libertinaje. Las máscara~; ,e han iùo aftl'centando ,r moctE'rnizaulio y poco a puco van desapareci 'O do lus disfraces ridículoi.'1y estfàfalarius: pero la política que en t'Jdo intprnene, muchas veces para daño de la muralidad ~' perjuiciu d>3las buenas costumbres. ha hecho que ciertos g'obiernus ansiusos dI' g-rangearse popularidad en las c1a-;es bajas hala~llt'n sus instintos y gusto" plebellos permitiendo las fiestas antedichas cumo un medio de ganarse la voluntad popular. Adem¡ís, las :\Iunicipalidades no S>3han preocupado de modernizar y proeurar la transformación èe esas costumhres estimulando la decrncia y originalidad de los distraces, prohibiendo la venta de alcuhnl y I'stablt'ciendo bailes de máscaras pupulares fuera de las plaias públicas. El carnaval erB.J continúa sirndu jugaùo, arrojando agull. y embarrc\ndose lus iu~adores con poi TOS de colores y a vecl's con las sustancia8 má" extrañas cemo harinay hUI'vos,lo que le8 dá aspecto repugnante.Y ridiculo. En Quito y Guayaquil. las clases elevadas van adquiriendo las eostumbres eu ropeas de arrojar flores, confites .Yserpentinas, pero en lu,; barrios bajos y en los suburbios, continúa ju¡{ánduse como antés. a pesar de todas las prohibiciunes ele la policía que no son ubedecidas. 11as dem:,s distracciulws públicas populares se reducen, sobre torio en la COfitll,a las carreras de caballus y a las lidias de gallos, en las cual e!' se hacen grandes apuestas de dinero, Los juegos populares SOlIprincip.dmente el de la pelota y en la actualidad el «fuot hall. que import ~do recienternt'llte se ya aclimatandu en todo pl p"í.; aÚn en las clasf s trabajadoras. Aparte de esm y dtJ las mudt'rnas di,;traccione3 de teatro, los circos de acróbatas y las funciones de cinematÓgraf,), que sólo se dan en las ciudades de Quito y Gua.ra'luil únicas que tienen teatros, y oúasionalmente en las ciudades de fácil 100 P!,;ICOLOGÍA y sO'"IO!.oGL\ acceso, el resto del país carece de distracciones y "ive sumido en una monutonía triste y carcomirio por el tedio y el aburrimiento. Ko ps extrañ,) que en las clases popularps el alcoholismo esté t.an generalizada, pues ellas buscan en él toda distrac(~ión y lenitivo a sus dolures y fi su cansancio del trabajo. Al estudiar las plagas sociales ver~mos la extensión y las proporciones que alcanza pste ,-icio en el Ecuador, uno de 108 mayorcs males que afligpn a nuestro paí~_ Mucha,; de las costumbres privadas que antes existían, sobre todo en la ~;¡eI'ra, han ido borrándose poco a poco, pero la Tida puede decirse que es casi unifurme y sin variaci6n all{una, pues si las tiestas y diver~iones públicas son escasas, las privadas sun mLls numt'rosas y se reducen a uno o dos bailes anualment.e en d Ca,ino o Club de alguna de las capitales de más importancia:l a las reuniones privadas que una o dus veces por año se cel ••bran en calia casa cun motivo del cumpleaños de algún miembro de la familia_ Estas reuniones, ~i se v,,'ritican en las casas de gente pertene'Jiente a las cla!les culta,; y elevà1las, tienen tudo el boato y la currección que exige una lie,;ta !locial entre persona~ bien eriucalias, pero en las clases medias é inferiores y en el pueblu, bajo la influencia del alcohul, se convierten en groseras orgías, ele la,; cuale.; mllCha~ Tece,; no salen bi~n librados los concurrentes, pucs se produc~n esc¡indalos y reyertas en los que el ~arrote Y los puñetazos hacen prineipal papel. Xo hablemos de las fiestas de inriios, pues éstas sa reducen a beber chicha Y aguardiente y a bailar los munótuIlo¡¡ trensados denominados san juanit.)s y a cantar lus tristes y melanc61icos Yllravies que son la mlÍ:>ic~.predilecta de la raza. }i~nla Costa, el montuvio o campesino, es naturalmente ale~re y juerguista y es raro que en 10<; doming'os ~n eampus Y poblado,; no se celebren con el menor pretextu bailes y reuniones que terminan como las anteriores con el aditamentu de que el montuvio, que nunca deja de !levar ~l machete pendiente de la cintura, lo saca a relucir y fórman,;e grandes al~aravias y verdarieras batallas al arma blanca entre cuadrillas de camp"~sinos beodos, de los ClI<lles muchos salen heridos y alguna vez al~uno de ellJs mllerto. K;tus riña., sun cosa frecuentísilll<l .v la falta de policía en los campos y poblaciones retirad<l.s, permite que queden impunes y sin represión alguna. Las riñas en las clUelades son menos frecuentes, pero no dejan de produp.irse los dumingos y días de tiesta, t~niendo por origen las misma" causas que las anteriores. 'El curto al valor personal, Il!!!!-ae~arro!lad(l entre nosotros, exalta la matonería campesina lo Ïiiismoque la urbana .v en los barrios bajo,; engendra rivalidades que terminan con eSI)enas de sangre. Muchu se ha declamado contra la brabuconería. pero los atavismos ancestrales ¡>ür una parte, la mala educación por otra, el ambiente favorable en la elase popular y por último la utilización que se hace de estos elemlmtos nocivos para las luchas polítiúas hacen que este vicio persi~ta :l despecho de tudo lo que se prediqne contra él. 101 Dr-I. I'l:EIlI.O HTATOHI.\:--'O La ,ida social es como st' ha \'isto muy rerlut:illa .v las relaciones c'ulti\'an !luja y recl'l')Same'lte en una SIJCIl'lIa.!llena de odios y prl'jllieiu: .. Ell III Sit'rra nd.s que pn la C,)sta l'stas relaciones son mib fl'cuen tes, m,ís c,)fIiiales.Y aft'ctllOsas. peftl bajo esta capa dl~ rli~imulo y de finL';i,lu af•.cto se ocultan muchas veces las pequeñas 1lI1 fig-as." pnemist;ldl's J las insidias propias de una soeiedad retraída \' L!asrnoña. Ell di\'er~as ocasiunes se ha tratano tanto en ~luto c~nll t;n Guayaquil, de e"ta[¡l~cer quI' las cla.;e,; aeomolladas dlPran pl.r êUrnos relllJil)ol'S s0t:iall's; pero drspuè.; de algunos l'nsa~'I)Scasi :;il mpre ha fraeasarlo el intento.~· la cllstllmbre no ha llegado a e~t¡¡hlecerse. La.; furtunas no son en el Ecuadur sino muy mediana~ y es muy ram la que podría soportar el gastu que ocasiona una nia rie bailes y saraos. En las eiudades de la 8ierra " en lib pequt'ilh,,; df' 111 Co"tá dunde la vida es má., íntima, los paséu" a lo" camp),,; y las cabàl~atas constituyen linos de los motivos de diversión J de rrunionrs "ociales; ¡wro en ciertos plH>blosde la SIerra. aún lista cla"e dI' diver,;iones toman un aire repulsi\'o .Yg-rosero por el abu"o Ôpl all:oho\. En las c!pm,is relaciunes de la vida diaria el trato pen;ollal es francl) )' desinteresado, mu:y cordial y expansivo. SI' Pero no ~,r pasa de alii, dt'! trato de la calle a la intimidad del hogar hay mIcha (Iifen'ncia y este último no siempre está dispuesto a abrirse :tI extrailu. La falta dI' reuniones colpctivèl.s hace más íntima y htrecha la VIda de familia. 8ólo en Gua;íaquil y Quito pneden hal arse trasnoehadores pasadas las 10 de la nuche; en las demás tiujades la vida t'S conventual y con excepción de alguna partida de mozo!:> alegrl's quP rondan, nanno serenatas, o de pmpedernidos j Igadores que se des\'alijan f'n alguna chIrlata, las ealles están mud[ s y silenciosas pasadas las ocho de la noche y sin luz y cerradus 1)8 eseasos tafées o tabernnchos que en el país llaman estau4uil.u:. La vida pn el hogar ecuatoriano varía un tallto en las dos reg-LOlle,en qLle está dividido. En la Costa, las casas por razón de la con:;i,tencia del sllplo son de madera y su disposición un poco diferente di' las de la Sierra: por lo general son de dlls pisos .r en el interior t ellen un portal o galería sostenida por e"tantes o eolumnas, el eual si rv ~ para el tráfico, en vez de aceras, protegiendo así a lo~ transeunte~ de los rayos del sol ~'de la lluvia. El piso infprior está destinado ~ habitaciones para la gente menos acomodada (I almacenes de comercio, cafl-es, restaurantes, etc., en tanto que el superior, clare, mejor iluminado y aireado, se halla destinado a habitaciones del p'O JÍt'tariu o de familias más acomodadas. IJa disposici6n de estas casas es la de un patio lateral y de una ala de edificio en el cual a lo largo de un eorredor se abren las puertas de las habitaciones, qredando al final el comedor y la cocina. Las habitaciones que (Ian al frente de la calle son la sala de recibo y uno o dos dormitorios. Be deja entre el cielo raso de las habitaciones y la techumbre UIl espaeio vacío. pero desgraciadamente por la falta de luz 102 P~lC()LO(¡h ., ~OC10l.o(¡í\ ~' dp huena ventilación ~e convierte en nidos de rata~ lo misIDu Qllt' las parpdes. que cuando se hacpn hupcas dp bambú rpvpstido rir típrra apIsonada y cubierta luego de pappI tapiz. son otros tantos criarlerus df~pstos roedores r de insectos <iPdi,'prsas clasps. En los campos ¡{er t'ralmente se «(('.ia sin erlifiear pl piso ha.io ó bien SI' lo destina a budt'ga li dppÚsitos. En la Sil'rra las casas son oe ladrillos o d~ adubt's y su arquitrctura casi uniforml' tíl'nl' la rIistribueión de un erliliciu levantadu al rprlerlor de un patio crntral: los pisos Que generalmpute son de ladrillos se . recubren de estf'Tas y alfombras más sucIas J p"b'orientas aÚn, rt'fugio de pulgas y otros inseetos y almacenes de pul\'o que se levanta con el barrido quP aún se tit'ne la antihilÚénic3 costumbre de hacer en 81'CO, En Gua~'aquil ,r rn Quito, mucho más rptipntpmentp. las casas I'stán prt·vistas dl' baiius y retretes inor!oros. peru en lus suburbios d•.•estas ¡:obiaciulH's ,v l'n todo ri resto dpl país rste ('8 un luju <ipsconocido, pues faltas casi tudas las eiud;¡des de canalización y de dp~.agül'~. las inmunrli(~ias ~p arro,ian ya \,n \>07.0S negros ya a las acequia.,; que corren al bUf(i(' dI' las ac\'ras, ya l esterculpros y aun a lus patios que se con\'1erten l'Il poeilgas. Ya por los rigures del clima. ya tamhién por un !!rarlo mayur de adplauto o por natural instinto. los habital:tes dI' la Custa tipnrn mejor higiene corporal QUI' los rl(' la Sirrra. El calur los ubliga al baño con mayor frecuencia y a falta de establt'cimíentos es'p(\cialps, la abululancia de ríos y arroyus les sirve para satisfacpr {'sta nec"sidad. l'pro {'Il la Sierra, dunde la tl>mperat.ura es muchas veces agria y destpmplada por el ,'ipnto frío QUp sopla de lail cordillera.s. hay verdadl'ro horror al agua y los baños Sl' toman con una parquedad invl'rosímil teniendu la gt'nte imbuídos acerca de elbs multitud de prpjuicios considerándulos maléficos para la sabd si no se toman en determinadas y absurdas condiciunes como la de que sea impar pl númf>l"OdI' baños que sp toman en ciertas tpmporarias. A esto se añade qllP de alto a haju en todas las clases sociales el cambiarse a mrnudo de ropa es consid('rarlo C.lmo un lujo. y se cumprenderá que esos cuerpos SP pncupntran plagados de aquellus animaluchos que Sancho sacaba eun t.anta abunrianciaal meter la mano bajo la curva en la aventura de les batan es. Esta abundancia de parásitos y animalE's chuparlores rlP sangre e;; general y de lo más pxtl'nrlida en tooa la Sierra; ppro principalmente en la clase indígena, y se cumprende la rrpugnancia que causa a los l'xtran.ieros que visitan el país al extremo Q u(' llno de ellus, el Capitán de Artillería Drlbl'cqur, l'scrihe que no h"l visto una sucipdad más repulsiva l'n ningún otro país rlpl mnndo .v que bajo este punto de "ista, la planicie interandina d('l Ecuador sólo IHIl'de compararse con la China. La Costa mismo no se vé libre de lo!; tales bichos ni sns hahitantes rlp.ian de ser portadorrs de ellos, pero no con la abundancia e indiferencia qUl' los de la 10:3 llF.L prEnI.O r.rU.\TORr.~\"O Siprra !fIll' parpet> se huhieran al~o~tumbrado a considrrarlo como hIH'specl~s hahitllalps. E,;ta falta de higiene haee posible la trasm¡sión (Ir las '.'Ilfl'rmedadrs infpeeio,;as y aunque por fortuna, aml~n dll paludismu y de la fiebre amarilla, nu existe ('n pl pais otra enn·nnedad por lus in~pctus que la peste bubóllica: ésta se ha idu c1is"minanno poco a poco y \Jpganclo a las poblaciones de la ~ierra, Pli las 'IUt' a pesar de la falta de higirne no ha lH'cho "l'rios estragos. quizás dpbldu a la bonda,i del elima. Sinrmbargo, la invasión de p~ta enfrrmrdad ha servido dl' acicat~ para que Sf' piense UII poco más, tanto en la higil'Ill' pública como en la privada: pero alÍn faltaria muchu 'lile hacer y una larga y pacipnte educaeión para lugrar qm en las costumbres el aseo tuviera una parte principal y predomi l!llltP. Se trata oe vieja y muy arraigadas preocupaciones, de ~asm()ñerías qUl' datan de la época colonial y por lo tanto en un lJulblu tan tradlciunalista st'rá bien dificil estirparlas. No es sólo PI a¡,;eo de los c-u('rpUi;y vestidos lo que deja que desear sino tam bién el de la~ habitaciones. El barrido de éstas que se hace en seco y la costumbre dp escupir en el suelo trasmiten pur intermeflil del polvo los gérmenes de la t.uberculosis, enfermedad que en la Custa bace más estra~os que las infecto-contagiosas. El desaseo v la falta de higiene de las casas se trasmiten a las calles quI' las m micipalidadps oeseuidan y que gpneralmente son mal empedrada:;,' carecen de pavimento y en ellas se hacman basuras y desperdici,s cuya reco!eeción se hace imperfectamente y sin la presteza y o :.lortunidad debidas. Por o ,l'a parte, la falta de declive y de canalización en la maparte de las poblaciones de la Costa permite la formación de pantano:, :! lodazales durante el invierno, de tal modo, que las calles Be vuelvel! intransitables Y en estos pantanos se crían multitnd de mosquit,)s entre otros 108 trasmisores del paludismo, por lo cual esta estacIón es la m¡is mal!iana del año. Las ciudades de la Sierra, están pavimentadas, pero su pavimfmto hecho con piedra menuda es muy imperfecto y el a~eo se hace tan mal como en las ciudades de la Costa.. Son muy rafas las calles plantadas de árboles y sólo en (JuayaqiJil se encucntran algunas: pe!.o cosa irritaJlliL.Y.ur.daderamente reprobable, una ~ran parte de Ta población_tiene horror al arbuladl' J le hace una guerra declarada: en primer lugar las niñas casaderas y las mamás, álegimdo_a~riëllai __ql!_ll no les dejan ver desde el balcón al novlõ-¡"füë ronaan-por la calle, y éstas a los transeuntps que pasan y de los cùã1es murtnúran. Luego ciertos señores qlie tienen la errada creencia de que el mosquito he cría en ellos y así es frecuente que el intentar lã~unicipalidad sf-'mbrar de á~bolef una calle el mismo vecíñdanû- arranque las estacas y aún descTllya lQS ya crecidos. De este modo, en una ciudaà que pur su sitllación en la zona tropical tien~ un clima ardiente y ca~uroso, el árbol que no sólo debía ser mirado como un adorno smo yor 104 P~H'oI.or.lA y SOCIOI.onh ellTTlOun d,~fpTl~or de la salud que detiene el polvo de las calles y nn,L fnpnte (,e oxí~¡.>no.un refut.!io para pl paseante que podría en(lnntrar somhra y frescnra, es tenido como un esturóo ~. perse~uido Clllno nn criminal por los mismos a Quienes benpfil:ia. Este horror al árbol no es más Que un indicio de atraso y de i~norancia de la masa social que no le permite percibirse de Jas vent.aias que ellos pro\l<Jrcionar a las habitaciones. La alimentación se compone en la Siprra de lq~umhrps y veg-etales, frutas, hortalizas, leche, huevos y poca carnp. Al contrario en la Cust.a la carne constituye la base de la alim(·ntación, de tal mudo que no falta de la mesa de los pobres, (j¡f('rt'n(~ia fIne no tendría razón de spr ya que la Siprra cría mayur cantidad de lo!anado de toda clase qur la Costa y al mi~mo tiempo el clima impondría de preferencia la alimentación carRea en las alturas y la alimentación \'eg'rtariana en la n~g-ión calurosa; t!S ljuiz;ís otra (1r Jas cansas cie las dif.'rpncias pn el :;aráct.pr de los habitantf's de arubas comarcas; 108 sO'liólo~o:; é hi~icnistas atribuyen gran importancia a la alimentación,pues según ello~ los pueblos \'ewt.arianos !¡erlan má.s humildes y apáticos en tanto que lllf; pueblos carnívoros serian más enrtgtcos y emprendedores. Ia alimentación del indio es sobre todo muy fru~al .r consiste ante tlHio en patatas, maiz, coles, harina de cebana y como carne consume de preferencia la del roellor l1amado cochinillo de indias (¡ coùayo qlH' en la ~ierra se designa con el nomhre df' cuy. En la Costa los ngetales que de prt'ferencia se consumpn son, el plátano, rI maiz tierno Que se llama choclo y la )'uc:t 6 caf;abe, el arroz .r las patatas o camotes. El pescadu St' cousume asimismo mucho en las puhlacionrs situadas a orillas del mar (J I~e alglÍn río, las frutas de los países trepieales que se prodlwpn cun abundancia están al alcance de todas la,: fortunas. El nlÍmeru dl' comidas es generalmente tres por día; l'l desayuno al le"antarse, e; almuerzo al medio día y la merienda al caer la tarde. Las comidas son, sino mu,y variadas, abundantes y bajo este punto de vista la alimentación no intiuye, a lo menos por la canticiad, en el modo de ser gtmeral. ~o puede dt'cirse que la:)Obreza lll'g'ue al extrpmo de producir el hambre y si en la Sierra la pérdida de cosechas ha hecho encarecer las subsistencias, no se ha llegado a casos extremos, y hoy la mayor facilidad de lo~ tran"portes, ha vuelto la per.uria menos frecNente. Los vestido:; de la ~entp pobre en la Costa son por regla genera.l de telas de al~!'odÚn;la clase media y las clLse'i elevadas visten de casimin's los hombres, y dL' teta de lana y seda las señoras. Las mujeres del pueblo SL' tocan casi siempre con la manta cie lana negra que hoy ~e principia IL abandonar por la mantilla a la usanza españula. En la Sierra las indias visten sns anacos o follones de chillones coloflls v las cholas y chag-ritas faldas de lana negra y manta del mismo (~olor. Los indios visten camisas y calzoncillos rie lieneillo blaneo, doblado al hombro el poncho de color rojo y Ilsan sombreros de hna qne ('lIos 105 DEL P"[F.B],O ElTATOHl.\\"O mismos trabajan. Las clasrs e1e\-adas ,isten con gran lujo lu mismu I)ue pn la Custll. El ir ¡jiu vn casi sipmpre r1pscalzo, el cholo o chagra usa ya alparga:a; y cn la Cust.a ri liSO dl'l calzado es casi general ('n las clases T oJ,res aun t'nt.n~ los campesinus, si hirn estos rpservall sus butas o z tpatos para las fiestas rlomingurTas. Es dásicu el use tir los som bl eras de pa,ia tOfJuilla (, sombrl'ros mana hitas y l'n ri caInpo l'l poncho, prenda indisJlpnsable qur sine de capa de abrigo contra el frío y de impermeahle cuntra la 11m-ia. En n Jestro país, eomo l'Il Jas demás na(~ionl's del eontillrntl', (lunde la ·)oblación I'st¡í formaria por l'migrantes ('uroppos o c!pscrI\dicntrs dI' los conquistadoft>s, pul' g1ftmes de las razas vpncidas o esdaviza( as, no es d(~ extrañar que juntu a las costumbres dr Ins pue'blos c \'ilizados del vipjo mundo, más o menps l'st.Pft'oti¡lfldas, se Jn,'zclen J pzagof; de la harharie pT'imiti\'a, dp la cual. en muchos casos, hall ¡asado rstos pueblos rápidamrnte a un ~radu de cultura l:;uperior, pl'fIl l'tlya reciente a(lqui~ieiÚn tl'stifica qll!' alÍn es necesario q Ie pa~e alglÍn t.il'mpu pam que se ahance y fortifil]tlr ell el eaníett'r y el\ el modo dl' sel' de los habitantes, muditieando su psicolu¡:Ü cn lù que ellas pueden lllorlitiearla. 106 ~ / ~, " ~~~:~ , ¡ \\~'I :: ~,~, ~ .• :: . I;aracteres psicológicos.-Los hispano·amerl· ." '. canos tienen un cará"cfer psicológico especIal? ~ ",,' --Diferencias y sImilitudes en los caracteres ," :: de [as dIversas naciones hispano-americanas? . " -El Ecuador forma lin cuerpo de nación adop· ~. tado a un cuadro geográfico defermlnado?-£a· ..•. raclerlsticas psicológicas del conjunto de los ",,' ecuaforlanos.-Dlferencias segOn las regiones. 0.\81110 -tlêlYpUl'blu pn la tierra QUP jll1('!la ahharsp dE' {'star formaoo d·, irlllividuus que tt'nl{au todus un mismo orig¡>n étni('o, que pprtplH?ZCan a una misma raza: Jean Fi1lot ha 1Il'gado aÚn a generalizar e:;tp eoncl'pto hasta las mismas razas prubaudu Qllt' l'n ('I ptitado l'clual ninguna dl' pilas tipu\' caractpre" antrupológi(~os exactampnl:' h:uales l'II todus sus individuu:.; ctebido a la IIlpzela de l'lIas. !nercI-!! a las gl1prras, a las iu\'a~i"lH's ~.a la culunización. Lus put'hlu8 más :lUmul/:l'nl:'us pstán cunstituídus sin embargu por individuus de distintu urí.g-f>n.lt)ngua. custulllhn's y civib:aciÓn. lnglatrrra quI' pur su situación ilpsa fUt; unu de los pupblus dondp las inrasiullf's se verilh.:anm Clln menos frecuencia j' qUI~ llegó por tantu Ci constrnir su naeiunalidad antps que lus otruR pl1ebll.ls Que publaban la Europa, tiene IJO ub:;tantt' diversos p!pnlt'ntus cunslitu.rpntes qllp aúo eun:;f'rvan ciprta sepafllciÚn étni('a r sucial pntre ~í. En f·1 CUnlll'ptu de raza.r dl' pUf'blo no rtl'he pxil!irsu pues una j~ualdad ahsoluta en los caraeteres antrl)puJ¡'¡gi(~os de lus indiyiduus que la furman. Para la prilh,-ra cs nl'cesario sl, una sprip de cafllctl'res ('xtl'rnus quP estahJez('an Un lazo de unión o de seme.ianza entre tonos los in(lidduOll y para lu sl'gundo más bien atributos espiritllall':; o psi("J]ÚgicllS y vinellto!! pulíticos y so(~ialps qne mantengan unidos a lus individuos que lus furman: en esta virtlld y a ppsar de que el ori¡;:pn £If' lus hispan(l-anJ('ri(~anos I'S común a tortas las naeion!'s pur elles furmadas, no plIede hablan,(' df' una raza hispanoaIlll'rieano. Adl'IlHls se trata de países pn quP la inmigración va transfllrmannc, poco a poco los caractpres tltnicus y l'Il lus QlHl la fu¡.iÓn de I¿¡~ razas va hacitlndose poco a poeo y ab!:'orvirndc;se las unas a las otras: fundiénduse sus .caractpf('s y constitnypndo un meiltiza.if' que daJëÍ al fin un pUf'hlo formlldo pur trp:; raza8 rliferf'ntes llil'zeladas f'n di,-prsae proporciones. lIay algunos plIebloe, comu la Argl'ntina, donde la eantidad or indiÙdyes de raZ.i blanl'a venido ('II 108 últimos tiempos, asi como !:'lIS descendientf'S inmediatos, furman los do, trrcios de la población, preoominando en ellos esta raza. Costa Rica. dice Garcia CllldNÓn. es una democracia dl' hlancos. En camhio, en otros paise!:', como Bolivia y México, los hlaneos están en minoría y la publación indígena l'n'domina sobre las otras. en tanto que en Santo DCimingo y pn ('] Brasil la raza negra cunstituy(' la ~ran parte dI' la publación. Y siu embargo, a r)l~sal' dp esta diversidad de mezclas de sangrr no hay quien a prime- ni yi,.;ta Tll reconu;l,ca il un hi,.;pano-amrricanu aÚn sin oirle h¡¡u:ar, tUillqui"Iïl que sPit p.I culur Ile su pipl .v su,.; ras~os tisonlÍmiell";, .va sc' 1.mt\' \11 UIl (\riu\\() ,Ie,;('\'ndientf Ile blalleu,; purus, de \Ill mulato o mestizo, sill I¡UP Sl'a ru~ihle (\()nfundirlo ('ull tipu de otra llaCI(¡nalidado 'í:" ~sto qllt~ ti~(lnÚmieamente no puerle decir,.;e que exista un wrdadel'o tipo de hi,.;pano-amt'ri<\uno en \'1 e\lal se encuentren en furma equilihrada lus earact('ú'S ptnoló~ico,.; dl' la,.; razas cunstituJentes. 1sicológieamente e8 alÍn más gralldl' 61I srmf>janza y así lo lJan adrr.it do todos los so(',iQl()~us como B\ln~e e Ing-pllier"s difl'rt'neièÍndose s )10 por la cantidad y la proporeión dI' sangre de tal Il ellal raz;! (jUf cif(.\nle por las wnas de Il)s indi\'idllllR de talo l'liaI naciunalidad. l esto que aÚn Pl1tre los pueblu,.; de III razas cOllstitu,Yrntes había di""l'lencÍils psiclI1Úg-ieas y aúlI étnieas hastantr ~ranlltls, ,llf\'f(lneiándos,~ tanto nn eatal;in de lin andalÚz como un ll.ztt'ea de 1111 charrÚa) 111 Ill'g lH'nehi y un l¡\lp(',ha de un aimad. o lin ma mpnchf'. EmllPrO, e~ necp>ario consirierllr l'Il esta la influencia de la ~1I1ll'rior mPlltalilln.1 de la raza hlanea ••obrr las atm\! dus razas constitll,HIlte,;: lus t:èl.Hcteres del puphlo p,;pañul se ven reprodueiduH de una mallera :11 is o mpnus exada cuale,;qlliera que s('a la pruporción d" ~u sangr~ lur rntn' en la mezcla dL) razas. ~o se pUl'de decir qUtliD iIl\lIhl0 II lIu',.;1izo tt'nga l'n su~ '-ellas sangre española y a ppsar de dIu nu ,p pu\'dc lll'\!'ar la afinidad en el modo de spr con el puehlo eunl\I¡j~ taIlor. ni aÚn se pUl'de dpcir qllf' no t\'ng-a los earacteres !.!en·_~rall',;: triuuídos a la entidad con\'encional que llamamos raza ¡atilla: a,í, lunqt\'~ pan'wa ridículo en IItbios (le un mestiZ<o mrxieano (I de un mlllattl \,Pllrwlantl dl'cir, «nosotros los de la raza latina», quÏ\'n p~\'¡r a negar qne ese llll'stil0 o l'se mulato pil'nsa y siente a la latina: Esto prueha qne mÚs que nada PS la (.\oJllllnidall mental J' t!spiritl al lu lIIH' suj,'ta a los indirilluos de lin mismo JlIlPblo y lo que atraI' a los puehltls rie urigen y de educaciÚn comunes. La m\'zda dd español COli la raza inct ígena de Amèriea diÚ pur resultallL, nn I'\l"blo (¡ue tien\' con nOliotrus Ull concppto particular del hOllOI': que 1mbla nuestra misma lengua .v que sient\' :i piensa y ¡JI'ou'de d,' lin mUllu análogu al de los espaÜoles, dice un autur espalltll. )lèÍs que ~IIS ll'yes y sus iustituciones, la [<~spaiia nos dejt'¡ .~u espíritu y Hl edll1~aeiún ,v ésto y su lpng\la son los mlÍs [llL'rtel! víncuios qm r os umn mÚtuamentl' con la madre patria. Bipn pueden pues muht)s :i me~tizos considerarse hij(ls de E,.;paña: hijos espiritllall's sU,lO, sun, aunque tengan en sm; venas poc.a u ninguna ¡.;an~re esparlol); .mientras su ml'ntalidad no camhie, al tipo que más se senwji n espi ritualmcnte será al pueblo español. En p[pcto, su voluhilidr.Ü que lus vuelve fácil Jln'sa del entusiasmo y del dl~saliento alttH')ativRIrlentc, su verbosidad, su espírItu abierto il las Hpam;ióne~, llodrán no spr cualidallcs heredadas etnolÚgicamente de un pueblo le origen latino IlPfO, en todo caso, o por pl ¡weho de ser seml'.iantt~s á idénticas cualidades, características de muchos pue110 TH:!. PITilLO }:rL~1'O¡¡I.\~O hlll~, Ins \'1I('1';('n spml'jllntrs a l'lins ~. f,kilmpntr a~imilablf's a sa cultlll'tL. ';81"f'rdarl qlll:' sil'TOpn' existf'n çrandf's difflrpncias~' yu me adhil,r,) Ii la opini';ll dp Bungp' quI' erre qllt' Ir. falta rip prohidari y la il pp~'e,;tl'sia de la aspirahilídad. snn t'n pllos caradrrh.til'as: estas son ¡:or otra part.r cUlilillades propias llf' adn'l1l'clizu,:¡ J culllO tall'S podrlllo~; c~on,:¡jderar a los individuos tit' t'sta mpzda dI' razas. De todas manpras, es innpl.(ablf', la sPI1lPjanza d,~ car<ÍctPr dr los suoampric¡:nos. a [lt'sar dI' las diferrrwilis (IIII' pntn' dlus pupdpn existir baje p1 irlfiuju dp causas ptnológil'as, ŒPográfil'ns .Y hiológicas, si comí) qu rrl' (larda Caldf'dm rI tipI) ill'l hlspan,,-allll'ric~ano rl •• hn srI' pl criollo dl'scendlrnte <k hlanco, dI' poca o t'sca,..a nll'zcla dt' sangre in:líg'!'lHl, veremos que l'n una rf'ullil;n rlondr SI' hallrn individuos p:rter.<'cÎentes a las \'f'inte rppÚhll(~;IS IÚ",piUltl-arn!'rica¡¡as, SUB incti\ithos, quI' pUt't!pn Sf'r considNat!,)~ cnCTWtipos n"pn'spntativos de ~;u purhlo, preSl'ntan caractrrl's indiyirluall's ¡PIP los cliferencian entt'f' sí l)Pro (jill', t'n cambio, tll'lH'il c',ualid:\lll's sl'mf'jantes que son eomuncs a todus ellos, atÍn fUl'm de la 1t'1l~1I(1r rlf' las costllmhrt's, <lIlt" nn yarian gran eo~a entr!' sí. ¡\sí ¡Hl!'S si todus los hispanu-aml'fi'~aOO8 8t' parret'n pOl' Sil aspI'C'.I) "xtrrno ,l' por Sil modo df' sp'r interno, part'eería ca;;í inlÍtil t' inuliciusu t!p,;crihil' caraeten's p,;ieo]¡ígi.:,)s tipi JlllPhlu I'cuatol'i:lno: Ill'fO ('Oll1U hl:'mos dll',lw • . siempn' ha,\' li~eras difl:'I't'Ill'i'ls'Y PS a éstas quI' Il\>S vamlls a ref(·rir haciendo ,a ";¡¡Iredad de quI' nil pensamo.,.; quI' nin¡!Uila ellalidarl spa ('xclllSiYanwntt~ Cimletrrística dl' n\1rstro ¡llll'bll:. Ante toclo (\êlhe prl'g'ulltarnos: l'ntn' 1'1<,¡'njnlltu dl'l gran p'lt'blu hispano-americano, forma el Ecuador un CIIPrpll de n:wiÚn nrlaptadll a nn cuadro g'1'1Ig-ráJÎ<:oIIl'tl'rmnaciu: Por t'ste cur,cl'pto l'lltiz'lldp (·1 insig'nf' político don ,Ioaquin ~índl\'z (II' Tlwa qnl' para quc' un pupblll pUl'tla eOllstilllir una enti, !a,1 politiea indl'l,¡endiente dl' las dl'lll¡is qll\:' la rudt'an, !lll S{¡lll e~ n('I:I'~ario qlll' ";IlS individuo;; !'~t(;n li!!'ad:¡s por vínculos (;Ollllln'.'s dp ]f·n~lIa. rl'ligiÚn, costurnhrl.'s. ilhtitILl'il,nes e intt'f('~<'s e()mpfl'ialps, Il.'yr,.;, l'te., s¡nó tamhit!n quI' la l'xtl'nsiÚn gl'o¡lr<Ífica l'Il ]a cual vj,oPt! I'st.\' SI'IH1rada de las t!l'mÚ" por a('.(:lllmtl's qne la limitrn y dividan fllrrn¡llIc1o una COIllII harrera ü di\'isitlll !latmal quI' lll'rmita a SIIS hahitante:> SelbeI' hasta dondl' "a su su~lo patrio. Es )'('rdad qUI' la l'\pan,.;it'Jn (Il> los JJllPblos, pilI' pllllllLentll dI' publaeiÚn, hat\' I'nli2rar a ;;us inrli\'illnos :r rO!llJlI'r las har:'cras df' la naturalpz:l ,.;alrallclo ('sta;; rallas el puphlo qUlo'n::\s en'el' ('Il pohlal'jÓn, y de aqllÍ 'lael' \lila eunqnista p;ldfica qllP, intl'J"('s('s eOl1wreiall's o (It' otra índo:c han conv!'rtido, lII¡í" dp una YI'1, t'n con(juista g'nl'rrrra: l>Pfll, a ¡)t'saI' dI' esto, queda I'll pil' la anrrnaeiÚn clpl p'lf'ta que dice: no sl\(,umhl'll los pueblos quI" cai~an. Lùs )llll'blos qnr han logrado a/hmar su nacionalidad, que til.'lIpn una hi411ria r llna tradición, no IIIl1l'rl.'n por las ¡;lIerras rit' conqnista: tl.'stiglls Polonia, Alsatia y l.orl'na .Ylas prorineías irrt'dl'ntas .1(' Italia, todas las cllales mantiplIl'll vivo aÚn su espíritu nacional. An!l Ills inllligmntl's 111 1'~\I'()LOGí A \' SUCI()1.0¡;Í \ qnn :lh:ln tonan bU tierra natal. eXlliIbados más (Il' una H'7. por el hamhre y Il miseria no ulvidan nunca el terruÏio y cllu¡;arejo (~n que nacinl n por (1ohrp r mísero que sea y !lolamt'nt~ debido a (',ausas socialell o econÓmicas pueden resi¡{narsp a morir en suelo extraño PPrtl, I!spiritualmente, ~\lguen perteuecien1lo a la nacionalidad q lit! le,; (lió origen, con la cllal. má,; de una \'ez. no les liga ningún \'Ínculo. ni rolítico, ni económi~l). ni simplemente af\>ctivo y sí. t>Ólo el sentimeLtal dl' los recuerdo,; dr la infancia y dt' la jllventwt y talvo7. l'1 d.! la tradición de mucho" años. Dice Lamartine qUI' la" nubes to-nan las formas de los países que atravit'san .r en realid;t(J sólo pl slIrlo Of' la patria puede ser considprarlo como pl propio solar: toda otra t errfl donde se levante un nUt~V(¡hogar podrá ¡¡pgar a ser un lu~ar qllerido pero nunca elluivale a aquel en que se naeió. a,ín los antipaviótic08 y los cosmoJlolitas no plIl'(!l'n mr/Hl8 que confl'sar esta vertia L Los in~lese" que rmigran al Canadá. a la Australia Il la N lleva Zè!andia ptldrán trasformarse en canadienses, australian08 o neo-7.elar deses pero, nu miran el suelo de su nueva patria clin 1'1 cariño r el respeto que el de la vieja In.!:!,"laterra. L.ts españules que emi~:ran la AmérIca podrán olvidarse de España ~' no regresar más a el ia pero. Ilunca mirarán la nueva tierra de la misma manera Que con~ideraban (\ la antigua Buutmy hablando del sentimient0 de patrili. tn los Estado,; Unidos dice que los americanos, sobre todo los inmi':filntes recién ¡¡rgados o descendientes inmediatos, miran a su patrih tomo Ulla criada fiel y trahajatiora que les sirve bien pcro, no como os europeus que la consirleran como una abuela o una ascendiente anCIana cargada de hijos, de vIrtudes y merecimientos. El 8llelo, la configuraci6n geognílica, in~uye mucho para la conglomer lCión de los hombres bail, un sólo gobierno r unas misma~ leYf.s. La fras~, ya no hay Pirineos, no ha podido ser nuuca y('nlad tn la historia a pesar lte todas las invasiones y de todas lag glwrras de eonlluistas: Y la historia de la furmación dI) los p\1(~blos europeoH, lue es la. que conocemos desde más antiguo. nos está dicif'ndo que a pesar oe ellas subsishm casi las ml~ma~ divisiunes pt)lítica" que en la antiguedad, cmrespondiendo a determinadas regiones, limitadas por los mismos accidentes ~,'ográ(ico8 y ligadas tradicionamente por los mismos vínculos. cualesquiera que selin las v ¡riaciones que en la raza, en las costumbres y en las leyes hayan int'oducÜlo esas guerras y eRas invasiones. La m sma historia así como la tradición, la homogenidad de la pohlaci( n, las costumbres y la confij{uración geog'ráfica, nus demuestran QU3 dentro del conjunto de los pueblos hlspant1-amerieanos, el Ecuador forma un cuerpo de nación incorporado a un cuadro geo¡¡t\"iilico determinado. En efecto, tanto en la t:poca incásica como durante e, coloniaje; más tarde, durante la Gran Colombias 1espués, como rl~p'íblica independiente, el Ecuador, desde los más remott)S tiempm lie su existencia como nación, ha tenido más o men,)s lus 112 tH:!. rn:m,O ECL\TOHL\XO mismos IHnite,;, Lü,; pueblos indígen:ls que lo lJan hahitado han sido todo,,; annrs o se han fUó'iunado bastante íntimamentp para f(,rmar un sÓlo puehlo diferenciándose en camhio la nación Cara (I Quitu ,le If,.nación :\1uishco por el norte y de los quechuas prruanos por el më, r.uya lengua. gohierno.Y costumhrrs solo tomó dpspués de la conqlli~ita por pl inca Huaina Capac. Los ríos :\lira .YMacará. los páramos de Cumhal..Y los desierto,; arenales ripl norte peruano llislan pl,r el norte .Ypor el sur, perfrctaml'nte. nue,.tro territorio. Es PU yerdad qup I¡¡s poblaciones limÍtrufl's tienen ciertos puntos de contacto y sl'me.ianza con las aledañas de l~s naciones Yecmas. ppro psto suct'dp con las poblaciones fronterizas drhido a las relaciones eoml'rcia II'S cue siempre existt'n y a la iguald¡ d de liSOS.Ycostumbres en d(tprn1\nada región. Rin emhargo siempre SI: puede, a pesar dl' -su sOllwjallza. distinguir perf('ctamente un habitante de la pfOyillcia de Loja de uno del nortr drl Pe·rú y un carchense de un colombian:, dc' Túqurrrrs o de Ipiales: hasta la anchura de un río para marcar e~tas diferencias en el caníctpr rir los habitantps. Por lo dicho podrá rersf' que los pobladurps del ECllador pueden ser distinguillJs de los de las repúblicas \'Pcinas, dl' la misma manera qlH' ps muy f{¡cil drcir cual es un chileno r cllal es un argentino: pl tl'mperampnto, los modales, el acento de la n.z, son suficientes. Pero, no l'S psto solamente en su aspecto pxterno. sino también, en su~ cualidades internas. Ahora bien, ya hpmos hablado de las clIaliriadrs ¡renerales que se atribuyen a los hispano-americanos ,v que según Bllnge. recordamos qUl' son tres, deri\'adas de las características (\(o Jas tres razas que combinadamente han dado origen al actllal pIlE·hll, hispano-amprieano. a saber: la perpza. la tristpza y la arrO!laOcÜl. Estas tres cualidades se pnCllentran I'erfpctamente reprorl ucida:; en la mayor parte de los ecuatorianos, pero, principalIClellte. ton los que habitan en la meseta central (;e los Andes. A dios hahría <¡lie añadir la volubilidad del caráeter. siempre dispuesto a fáciJr.; entusiasmos. seguidos de rápidos dl'sfallecimientos de la voluntad, la ligrrezil, hija de la anterior y la imprerisión que acaso nazca de la ¡wreza. En un estudio del Dr, Belisario Quewililj}Jilll'ca de la jnflueo(~ia del rnr(lio gl'ográfico de los habitantes del Ecuador, ~e preg-llnta por qué los que viven en el !:lima templal¡o pn las mesetas altas ll(. tienen las cualidades que se asignan a los habitantes de estos climas, es decir: franqueza, libertu!l, huen gusto, actividad. Para el I~itad3 autor, la causa sería el clima sipmpl'e igual y uniforme. una primavera perpetua segÚn dicen nuestres cscritores. Para rI, el clima de la sierra ecuatoriana seria una esuecie de Cápua que ('ll(,f\'urla las fncultades individuales y las ene::gÍ:1s colectivas. i\lirnt.ras tanto, es en la reg-ión caliente donde se (¡bserva en condiciones ccmpldamente diversas, seglÍn los geógrafos, la mayor actiVIdad, frauqul>za y energía en la lucha por la vida y en donde se desarrollan c,)n mayor vigor las facultades individuales y la energía 113 PSICOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA cull'ctiva. En llUf'stru euncepto son factures más complejos los que intl'nielJen para dl'terminar l'~ta. manera de srI' en la modalidad de los habitarlt's de las dos rrgionps del Ecuador. En primer lugar, no todo el'.lima (le la 8if'rra puede llamarse templado: los valles y las mesetas de altura media tienl'n en H'rdad una temperatura Sl'me.iante a h. del clima d.· Europa ]'orro, en cambiu, las altas planicic·s tienen un el ¡ma frío y ~i las poblamones puedl'n cunsidl'rarse como gozando rie ulla }ll'imaHra perpetua, lus campos pn ('amhiu tit'lIen variaciunrs le tpmperatura y fenól\l('nos m('tert'[,Jûgicos impl'l'ri~tos a cada pa iO El Dr. QlIeH'do atribUle a la monotonía dpl clima el aburrimienÍJ dl' que pstim afectados lus haùitanÍl's de la Sierra, sin contraste~. climat?ricob debidu a la falta de esta('iun~. A nl! mildo de rer h;l)' qllP tomar l'n cupnta primpru, el faetor l·tnico y TImar ell la tri ~t,'za, característica de tuda la raza, una de las causal' de est' aburrimientu, y ('Il sejj(undu lugar, antes que el factur clju¡;¡ ('S necesario mirar el factur ambiente gpográlko, el paisaje, qllP inf!llye gram!emPllte en la psicolugía ùe lus habîtaJites de una región. El ~effãiro ('s en eft'clo taciturno, melancólico, mur predispuesto al mi!;ticisnu, ¡Jp aspecto mc¡litabundo y de canícter receluso r desconfiadu pero, I Tl cuantu a la pereza y ('\ aburrimipnt,· no lo comparten por igual ;\ se ctif(')'('ncian hastant(· seglÍn la raza, la elase !;ueial ~' el lugar dl nde hahitan, A ppsar dé la innr.L!able prreza indígt'na, lus indios c Imppsinlls son mncho más bburiusus y trabajadores (¡ue los mesti7m y los blancos Ill' la,: ¡;iudades. Lns clases medias son Jas que prir cipalmrnte suministran rnasor conting(mte de drsocupado~ y pmp\{ úmanos que cunstitll'ypn el proletariado de lerita qur en la :-;ierra Hl denomina "chuya-Jerismo». En cambio la agricultura y la gana,lería y las pucas industrias de la Sierra están casi exclusiyam{'nte ,~n manu~ dl' lus indígenas que además f'jercen en las ciudalles la mayur parte de los otieios más pesad,)s. La arictéz del sucIo no produ'~p co~pchas tan abundantes que suplan con sn cantidad la escasa ,alía de los productos J (a corta extensión de las tierras cultimbh·s; ademÚs, la rutina y 1'1empirismo con que Sp Ja cultiva no permit.t'1l obtt'ner coseehas que puedan ser expurtadas de modo que la riqllrza traiga 1'1 bienestar y el contentamiento a 108 habitantes de l[ región. Por otra partr, la falta de caminos. la difil~llltad para c JI1~truirlos que exige sumas relativamente grandes que muchas reces no ~e comppnsan con la exiguedad dl' lus pruductotl que hay '1I1P transportar, ha impedi(lo el desarrollo de la industria volviendo difícil, sino impOSIble, el transporte de materias primas y de maquin¡ rías al travez de los riz(us y quiebras de la alta cordillera de 108 A odes y ha uti lizado las pncrgías de muchas generaciones mantenida~. por otra parte, en la ignorancia y ('n la anrsi6n al pr,)greso pur lila eàucación eclesiástica que en los tiempos coluniak1i era escatmarla y sólo se daba a los privpligiadas cJases sociales. Arguda 114 al hablar de la tristeza, de que lo mismo que cI nues- IlEL ¡TEIlLO ECLATOHL\:\O tro. ~stá afpl'ta(lo ri pueblo boliviano, piensa QUO la melancolía inml'lba dl']a puna y la grandiusidad aplastantl' dl' lus alto~ nevados influye e[ l'] caf<lcter de lus habitantes: En Buliria dice, todo es grandr, ,ól,) d hombre se encuentra peque ñu ante los inmen80~ accidente; de la naturall'za. Vna escritora espailOla que recientemrnte no:; ha visitado, duÜa Concepción .Jimpno deJ<1aquer, escribe hal)landu dl'l caráctrr de hi Sierra rCllatoriana, qnr se semeja a los grandt's \'uleanrs dl' la cordillera cuhiertos de nie\'c y al parecer graciale:, y tranquilus pero, ardiendo (>1 furg"o en sus C'ntraÎlas y siempre di~l'll('stos li estallidos de violencia y de fucor. La ob¡;ervación es rlllY ré'al, pues el sprrano bajo su asppcte glacial y apático es quizás más vehemente que ci habitante de la Costa y tan pronto eomo t:'l a cl)l1tagiarse con los entusiasmos, Peru, hay dos cualidades llIás qUi) le sun características: la una de origen telúrico y dehida también a causas econÓmicas, la otra cumlín fl muchos pueblus hispano-americanos. Los halJitantcs de las muntañas de suelo pohrr y ,irid) son ell gl'neral tacailOS y nUl'stros serranos lo son en grado sumo, La puhreza del suplo explica esta cualidad más asentuada en la:' cla:;es p-roletarias que rn las clases acomodadas, que más de una \-ez Sl muestran derrochadoras y expléndidas pero, generalmente solo er. lo ornamental y externo, cualidad heredada de la raza hispana. ALamira dicc que desde. los tiempus de la reina Isabella Católica S,) nutaba en los espflñoles la tendencia a un gran lujo en los vestides y en la8 fiestas quc contrastaba con la falta de cunfort en las hahita,}iones y el aspecto mísero de lai ciudades. Este también es un l:l'fecto común en muchos pueblos hi¡;pano-americanos pero, muy acentuado en la Siprra drl Ecuador. La tacañería de sus habitantes es cosa explicable y aunque ella produzca cierto apocamil'nto ell el espíritu de empresa, en cambio, los hace económicos y Irs da d lrto espíritu de orden y de previ¡.:i6n merced al cual pequeñas forlur as constituídas por un pedazo de tierra de pan sembrar, akanzan para mantener a una familia que no cuenta con otros recursus d e vida. Desgnc1'ldamentc, y esto es nn defecto qne coincide con el que Argueda l'?proeha al puebló de su país, el ahorro se estanca por que la rlcscl.ufian:\a y el recelo hacen que los habitantes de la Sierra no guarden el dinero en cajas de ahorro o instituciones de crédito, quedando así improductiva y estancada una parte de lli, riqueza que en otros paÍ»rs \'s fuerza qué impulsa el movimiento comercial e industrial. La quiebra de dos o tres instituciones ha venido a aumentar la desconfianza que inspiran al pueblo que prefiere guardar bajo una olla de barre- o en el rincÓn de una choza los ahorros juntados de centavo en ce:lta\'O para comprarse una cuadra dn krreno y algunos animalrs, anhelo supremo, perseguido por los indígenas. Pero, esta furma de uhllrro, es común, aún a las clases medias y elevadas, a menos que no practiqurn la usura, cosa mu,}' frecuente en la Sierra 115 P~ICOI.or.í\ I ~OCIOI.or'ÍA donr!p el di nrro dr los ricos explota a cada pasu Ja~ misrrjas de los puhrf's, d,'smés dl' habrrse forlllado á t'xpellsas ùe su sudor J de sus fatig'a~, La me~alomanía rs más hien dicho mr~alología porqur ('S la expn'siÓr fe Jas palabras qlle sr noLa principalmente: la mayur )larte dt' las vece:; la palahra l'mpleada no cum'spondf' a la idpa o al (,hjeto a quI' H) la ¡¡plil'a, En la provineia <1d Azuar es duruk piledI' notarsl' Illlior l',tl' d(.frdu d('l canieler Q\lP ('\I fl'alidad (:oJ'l'psplInd" a un est: d" psitt llil'u t':-¡ll'l'ial de la mentalidad .\' 'I \Ir SI' nota a ('ada paso aÚIl ('1 los modall':-, t'n la litf'ratura, l'n PI ppriÚdict). ete. Los vocahlus r~ tllprndos, illml'lIso. magllífi<:o, colosal. Ilermusi,.;irno. lwlllsimo. sor, (mplt'adus a (:ada mUllll'nto r las m<Ís ¡¡I¡¡mllitadas figllra.s de rptóriCli Sl' t'IlIp¡"an aÚn ell ri Il'ngna.ie ('urril'nte. Hay fra,.;f·s de muletillas:ple furman una rspeci •..dI' depósitu dp tópicus y de lu~are:; comlLlr's ùr los cuales sp l'cha mano a cada paso: la~ inmpnsas ml.lps rh I)s ,\ndp,.;, PI gi!.rantezcu Chimborazo o las inmensas sl'h'as orit·ntal( s: la hplll'za .r la hprrnusllra ùt' nupstros paisajes lJllP nl' tipIH'n rival tn· el mundo, la bondad de nuestro e1ima. l'te., {'te .. eonstilW.\'l'nider s preeoncl'loidas a furrza de SPI' rt'prtidas diariamcnte de tlll mod(1 ( ut' hall llegado a ser predicados dl' \"(')'dad PO la eoneipncia rir la Ilul:hpdumbre. Xuestra pohreza no no'; pl'rmitp trner edilidos qUf' \'l'rulldpranwnte pnedan lIamarst' sUlltnusos J ohra" IltÍblieas fI\lr s{'an lllllranllas de artf' o de ingpnil'ria: má", sin pmbargo, cual'luiera de ntlPstrus oradores califica dI' mag-nllico palacio a un vulgar casrrón de ladrillo o dl' innH'nsa clmqllista dpl progrt'so a una instaIleiún de agua putabl(', construida muehas vt'crs contrariandu hs leyrs de la higif'lIr J de la in~pnil·ría. El a1re enfáti('o cun que ;r acompaÜan estas hi;l(~'rbules J la discrepancia entr¡o la realidad mirada desapasiunadamente y Jas "alabras £Ir. un orad!lr o los ver~o~ fantast'ad(,s dp \ln pOPÍa dan nn tint£> más cÓmi('o a este de1"r(tu. La megalomania engpndra hasta ciprto punto un misonrimo aldrano que fl'IiZIlll'lltt' liO llt'ga hasta la xeIlofubia. pur el f~U ¡traria, aÚn SI' Ileg¡¡ a fI'conocer ci(·¡'la supf'rioridad t'n uetermir¡¡ das ramas d!'l sab!'r, PII el extranjpro, :,:in menos~a bo dd orgullo nacional. Por lo expuesto v('remo:; lus puntos de ctiferl'ncia que hay Plltre los hahitantes de la Sil'rra ,Y de la Costa: éstoS últimos s 1Il <k gellio más aleg-rr, luclláz y comunicativo, aunque m<is iu(:ollstant!',.; y m;is illlprc\"Ïsul"Ps pero, mels audaces en sus empn'sas; SOil tamhi<'n más levantis\:lJs, despreocupados e iudisciplinadus que I)s Sl'rranos, qllipnrs sun mucho m,ls sumisos y pacíficos. AlInqul d culto al \'alur pprs(maI, que engendra la matoneria, ('s general En el país. en la Custa está más desarrollad u (jue ell \a Hierra. lada la sitnación P!:uatorial de la rt;>gión costanera podría Cff PIse qUI' 1'1 talur abrumallor, las inftllpIlCias telúricas dI' la humedad r la ahlllldancia dt' !lurins, el {'xcesivo hrillo del sol y las enfÈ·rJlledad,.'s propias de los climas cálido:,:, podrían rllen"ar las IlG ~nerh'Ías de lo:; costeiios: ¡wro, cumo lu ha el.' Dutar muy hipn \Yulff, la corriente antiÍrica, quI' haiia una gran parte de las custas, dckrmiDa una baja rie la tempt'raturll y regula las estaciones, haciendo que t'l clima, sin ser benigno, sra soportahle, de tal manera, que como Iv h;lc e notar el mismo Wolff Ius I'xtranjeros pllfldrn dedicarse ocho \' Jluere horas al día a aetiro,; trabajos mentaIps (',omu la contabilirad en las casas de coml'rcio. sin fatigoa ni dpbilitamiento. Les l'Íos navrgahlt>:> y la proximillad drl ocl'-ano qllc facilitan rl conH'l'cie y la nawg-aeión y la feracidad del s 11('] O, la riqueza de lus prod lct)S cuyo cultivu rt'trihll,H' arnpliauH'nte al agricultor, dan a los hahitantes de];L Custa rmis confianza rn sí mismo. más alcgría y n: <is franqueza cumll lu hilcr notar el citadu t'studio dpl DI', (lllerrdll. A esto debe all;lIlirse rI intluio de la inmigración pxtralljpra que aunque relativanlPnte prqllPr:a es mucho rmís numerosa en li. Costa quI' en la Sierra. l)pntro de r.;ta~ línt'as genpralps el carácter dt' los hahitantt's de las cioco ¡ro\'ineias lip la Costa ,.r dif~n'llciall mu,\' rscasanH'llte. I'n cambio, t'I: la Siprra hn.v rwis difpn n ~ia de provincia a provineia. Las dd (~rntro gun l'dan dptprminadas características Que la hil(~rn di~tingllir un tanto dn Jas dl>! nortE ;; de las dC'1 sur. Entrl' las provinci'ls dl'l Azuay y Luja que' Sl n vecinas hay IlOtable rliferencia entre sus habitantrs, quizás a ,'sto se dt'ba que f'n IR SipI'm ~P PllCUrntrt' mucbo más lit'sarro\laG(¡ el regiunalismo provincialista. Pl'ro dl" todas maneras en la Sirrra o en la Custa de norte a sur, pll('(le cleeirsl' qur, a ppsar de los diversos influjos quc ejercl'n contra(lictorianlPntl' t'l clima de alt.ura y deJ los llanos, la din'rsa mt'zcla de sangrt' y la desigualdad dl" ambirntC' la comiveneia ba,io unas mi"ma" lCF" y una tradiciún comlÍn han irnprrso t'n los rcuatorianos caraetprlsticas gpnrralrs que le son com ll[lC~, a tudos p\los. Fuera dc' I"s Ih'fcctos ya seiialado8 y rir otro,,; dl'hidus a la educación, dt' los cua!ps hablaremos al tratar tip las ('ostnnhlr8: los t'cnatori¡1nos tit'nl'll tamhién ci,>rtas virtudes: sun \,t1if'r1t(·s, honrados, spneillos, frugalt'~ y hospitalarios. Pl'ro estas eualid¡)(It'~; que por 10 dl'miÍs son pradicadas a la mant'ra qup lo h,¡r,pn los pll('blos primitivos, l'uedt'll Ih>saparecflr COll la evolución dl' las costumhres y con las trall~fl)rma(;ionps quI' la mrzela de raza" y el apurte de IHle\'os cuntingrntes. rie sanw'c proe¡>dl'ntl's dt' otras latitudes. n'ng-an a imprimir al ¡lllPhlo ecuatoriano una nul'\a din)(',ción en su mudu dI' srr adnal ':i qut' la educa('ión eambir sn ml'ntalillad C ue como es bien sabido a la característica más [¡ícil de yárias l'n U'l pnl'blo. Así sl'g'1Ín sean favorablrs u nó las nnevas cO[J(lieiones tie \'ida, serán, dpscontando la,; intlnrncias dl'! medio ambil'ntc físico:nuy distintas las futuras cualidades qu.: nuestro pueblo haya dl'lOSeer. El cOll'inentr americano rs el que más cantidad or inmigrantC's atrae .• lus IUl'blos actuales no jJllcd(·n ser cunsiderados como ('stables en su eonstitueiún étnica r en su::; caraderísticas psiculóg-itas; 117 1'.'.;¡COI))(¡ÍA Y socror.OGí.\ dtl allí r¡llP pensemos (jlll' el can/hio de medio ambiente social inflllirá grat,d 'mrnte en d carácter de los hombrrs do mañana puoblen nuestro HIelo. L(.s soeifl!<,g'os argpntinos, principalmente Bunge e Ingpnieros. con denasiada dnrpza a mi modo de ver, han reprochado a IllS hispano-am 'ricanos diferrntes dpft~dos que le son comunes. su falta de probidad. su 111)lgazanería, fI'sl11tados según pllos de la \'anidad (Irl negro. la arrogancia del pspaÎlol ~. la incuria (lrl indio. su trn·lrncia al embw te ~':I la simulación. frutos de la truharwrla l'spaiíola que eJl los siflos y XVII prorll1jo la literatura ]licarezca de Ccrvant(·s, Hurl ado dl! Mendoza y Ql1e\'cdo y dpl disimulo del indio, f-Ilmatl'riali>mn, producto <1C su escasa mentalidad, que no les permite trneI; id(·a' rs elenldos y que sólo sn enamoran de las idE'as Ó de las cosas dl' h 'ilIo ó relumhrt'm; su manera de considerar la vida atenién(lose Ù h s condiciones actullles y, como resultado oe ésto, la imprevisión, e (lescl1ioo. el prsimismo y la tristeza. ¿Diremos qur los ('CllatoriaDos est.;in expntos de estos rcproches?-Ciertamentc que nó y en n~alid¡ld l'llo,.; son más o menos justos y bien fundados pero, hay otro qile hacer a nuestra pueblo y que acaso sea la cualidad más caract"r stica del l'mwtoriano y cs la facilidad COllque cs ¡:,rl'sa del entusi Isno y con qUt) acomete empresas que al dia sigIÜf'ntt' abandona, 01:idándose l\leg-o de e!las,-Por cansa dE' esta inconstancia muchas institlleiones han "l'nido a liE'nOS y muchas iniciativas se han p,lr lido al (lía siguiente de lanzadas y acogidas con gran calor y anliml'nto. CiE'rto es qne otros pueblos tienen igual defecto, pero cn n( sotros espasmos cunmlsivos rie la voluntad son más notahles y má~ f'ccuentes que en nin~ún ..otro. xn llH CAPITU LO X" I. •.. f .#> , El reglonalismo.-Causas biológicas, etno!lrá· .•.. fll:as y económlcas.--EI regionalismo y Sil pa· pEI en las luchas pnl1flcas y rellglnsas del pals. -Su papel en las futuras lucllas el:onómicas •. ~ ,#> --Gómo desaparecerá el regionalismo .. li .;¡; .;); ,;~; ¡; ,; .;); ,;.; .; ,; .; ,; " .;. TI XO dl' los más' gran's mall's Ill' la "ilIa renatoriana qne afreta sns rl'laeionrs pl'(InÚmiras, po1ítÏi:as ~- sorialt's, r qur, a rada moIlll'nto s\\ trall"part'llta, proyocalHlo si nó st'rios eonflil:toS. ('omplicando por lo lIH'nllS tudas las eur~tiOI1l'S p(fJdirlltp~, ('5 d I'pgÎunalismo. mal 'ulJl1Ín a muchas nacionps df' Amènea y aÚn de utros eOlltinpntt's. Ya :¡pmos yisto al Psturlillr l'! t:aráetel' gl'lll'ral rll'! pueblu l'l'lIatoriarll a,·í l'omu su ,'lllllposici6n (;tnicfl, las dift'rl'ncias fJlH' rxistían pntw los publadores dt' las <ius regiones: la llana .r la muntañosa () sean la 8irl'n1 r la Custa. Mas. no ;;ulamentl' s\ln ('stos dos facto)'es los lpC ínt(>nÏ<'[Jrl1 en la cl'()aeiÚn de rstl' l'llnllictll. otros rie orden hilllÓ~:ic(l. topognífico.r pconúrnico intrr\'if'nl'n t:nnbirn pllra pprpl'tllar / agravar este acbaque de l111I'stra existencia cumo naciún. El serrano. o Iwhitantr rh· las planicips intf'randinas, mestizo de sangTl' inlli¡ y lJlanea o indio puru. ('S cu!110 ya dljiulUs un montall¡"s adheridu ¡¡ un sU('lo de orip'n vulc;ínieo. l'n genrral poc.) fértil. l]lIe tlPn(' l]ue nl¡rar lima e incl';:antl'mentl' para hacerlo producir. Viye I'n contacto COli una natlll'alf'za ilhl'llpta, ('n oCHsiones árida y rlpsiprta, en ocr.s on,'s poética .r pintul't'sca. tl'nif'IHlu a la vista las altas cUll1hrrs si('mJn'!' nevadas de la Cordil!rra. 1,H influrucia rll' I's(e paisaje, pl eun(mste entre ]a puna somhría y solitaria y el vallf' fértil y risuI'Îi\l, PI !ll'vado majestuuso ;r Pl volcán curonado rie fUl'go, infiuyrn ,ch'l' t;¡ inclimín(lolu h;l(:ia la vida contemplativa y rxtiÍticu imprt'gnada de unciÓn un tunto mística, de Illdanculía y dr tristeza. Su imaginaciólI purdp l'xtaeiarse I'li la cUlltt'mpÍación riel vastu lJaisa.il' IIpno dI contrastrs Que lo rorlea, pl'l'U, al mismo tiempo, la H'alidad de una vi -la I'strrcha J' dura, modera lus impulsüs dI' la exaltación imaginati\,l. El mulato, habitante de lils llunura¡.,.r tupidos bos(¡ul's d(' la Costa Sp bala rn contacto con ulla natlll'alrza sall'uk r bra\'Ía f'l) que tudo es rxuherantl' r luminoso. cun 1'1 \"igor r la fl'rtilidad de los dimas tr,¡pi,'ules. Su cadeter está en rl'laciÓn COli ]a natul'all'za srlníti(~a '~'r mrdin de la qur vive. El clima c:í1;C!u :r hÚmpdu, el suelo fértil r fácil de cultivar, el paisajr lleno df' \'l'rdor ¡)l'l'enne, rSlcoLul~í.\ y SOCJOLOnÍA ac('ntlÍan I ¡S ras!!oS (le ~u fisl,nomía murai: él es tamhirn bra\"Í(" levantisco ,v exul)('rantP CùIllU la ;\aturall'za: l11uehl) m;Ís all'gre .Y ('Xpantii\'o, m is loeuaz ,\' atre\'ido qlll' pl tímido .Yn1PlaneÚlico habitante dl' las cordilleras: inJnil;o.f filnf¡¡rl'<Jn ro IJcasiolles es más dado a la expansiÚn \" a la al~az:lI'a. La facilidad (le la \'iria que la fertilirlall del sU1'11 b prpsLa, le hace más confiado y jactancioso, más imprevisor que d ,eJ'fano. La mldl)r, la ~llitarra, rI alcllhol. son los mr(lios qlle alf'~ran su (·xi,.,t.en(ia: amigo dI' la ,iuPl'g'a y dpl hullicio, pasa gran parte de su vida ('n mp(lio (leI ÍiHl(lang'ù, lo mitirIlJ SI \'ive en las ciudades que si habit.a en Jos C¡lmpOli. De !sas influencias (;tnicas r hio[ógicas que sobr8 PI car:ictl'r de los ha lÎtant<·s lie una r otra rcgiÓn, t'.Îl'rcc el mcdiu lÏsicl> y la d¡ft'renra de 'raza. dt'pl'Ddl' CIl gran part.e la dl'semejanza pn pl modo dI) Sl'nti l' ~. ppnsar de unos y u tros: prro, ¡\lll'mils, la sitllHción lOP(Igrálica., II difefl'nt:ia por la prllducción, úriginada por la divcr~idarl de sut'lu \' de clima, infillYl'n grandemente y <le una manera más (keisi\'a f'1I crear t'1 concepto I'l'g'ional. La Cl sta, mÚs en contacto cun cI l'xtranjero, r.s mucho mtls cosm0!1oliÜ. J nwnlls apPg'ada a la~ costumhres tnllliclOnalps qlle Ja ~il'rra, d mde la difkultad de las comunieaeiOIlcs .r la escasez.r mala cali< 1111 de lus camirws estaca y paralizan muchas pnergías. Se vive Ina vida rstÚtica en opusiciún a la pxistt'nma milS activa .Y a~itada cc las pohlaciones de la Costa. La. pro(lucÓón en ésta es la más 1'(1 iosa y constituye casi tudo el comercio rie exportacióu del pais. La Sierra sÓlo produce lo necesario para sn consumo y nn lig-ero excpso q Ie hal1a Sil mercado oatural en las tierras bajas q lie no pro(llIc('n los ct'H'alcs y frutos de la zona alta y tt'IlI\llada; pero exrei:\Uque !lO alcanza a cubrir todas las necesidades y que df'ja miirgt'n a qlW e (omprcio tenga que impurtar el resto d('l extranjero. intrudueiéndo, e de fU8fa una /!ran cantidad de materiai:\ a Iimenticias de pnmerll rece~'¡dad que podrían produciri:\e en l'l país. Las industrias nl) S( han desarrollado aÚn por la falt.a de iniciativa, de capitales y de ut ellos medio~ d.(' comunicación ,r por coni:\iguiente 110 f'xiste e:;ta COIn¡t'nsación a la rscasez de producción agrícola que vuelva mils ho'g;.da la situación econÓmica de la regiún, Existe, plies, uIla dif('renl~j¡ de intereses notahles entre LIna :¡ otra, míentra¡.; la primera sopurt.L la mayor parte de los tributos que gravan la exportaeíÚn J' aún 11 ffiportación, puesto que relativamente los habitantes de la Costa S! lallan en e~t.ado de consumir más que los de la ~ierra, lo mismo qlle los que gra\'an la propip(lad y el suelo, pues las plantacillllesnas valiosas est.án situadas en la Custa, la triblltac¡ón en la :Sierra ne alcanza en algunas provincias, pero ni aun 1lara llagar los gastos de la administración, tcniendo que cubrir ese délicit el excesO que dljan las provincias de la Costa. Además, lo accidentado del 122 DEI. J'T:F.Bl.O FT ATC·Rf.\ \"0 terrrno, lu l]uebrnrlo del suelo. la gTan pxtr-nsiÓn dI' trrrenos <Írirlos que hay ::¡ue atravesar, la elevación dl' las montañas ha(~pn qUI' las obras pÚl:lieas, principalmente los ferroearrjJrs y los caminos. ¡"s llUelltrs, l'te., resulten de un costo mllcho mÚ", ell'sado: tUIlIO para construirlo;; PI; necesario estahlrcer impllcst\lS, pstos ppsan dl'sig-lIalmpntl' soblr las poblacionps, resultando casi sir\1lpre qllt' el call1lll'sino rI(. In Costa trahaja para pagar t>IslI('lrIo rir los pmplrados dl' la Sil'rra o ne las obras púhlicas que allá SP l'mprruden. H'lbo lIna {>plwa. nI' 1111,'-lejana. en que el sueldu dl' la Cortt' BlIperior (h) .Justicia dr Loja, pra pag-ada CUll lu qllr pruducía IIna Aduana de la 1'1'0vincia dr I¡ smeraldas. Como rrsnltado de (-stp dl'sl'quilibrio hay l'Il el Con!lTfSo, siemprp qUI' se trata dl' obras pÚhlieas, una lucba 1'11contrada l'litre los Diplltad"s df' la Costa y la t;ierra. Los nt' {-sta Última tratll1 dI' rl'hllir tooo impllpstu, principalmPlltp los qUl' g-ravall la ¡mniedad, acppt¡Índolos sÓlo riara ohras pÚI¡:i¡ms luealps: I!t'ro en cambio iemandan JIll'joras a I'xpl'nsa::; <ll'Ipru.ludo de las Aduanas. Lo~, de la Costa tratan d,. l'rital' qup St' rel~nJ'gul'n los impupstos a la ('xI,orla¡;iÚll princijmlnll'ntl' <Id enCHO, \jUt' ya paga UIl tributo mUj' alto. La Co~ta SI' :l<:prea al si,trma Of' lihrt' cambio: drsl'aría qUI' slIs productos pagaran JIlrllUS para qlH' akam:aran I1H'jOl'l'S prl'cios y (jlle l'n eambio la imp0l'taeiÚn dI' Illatl'rias primas y dI' s\lh,t< neias alinH'lltÏcias fUt'ra Idll"i~dt' d!'n'(:hl" J·;~to I'st¡i rn opusiciÚn a lus intpn'ses de la Sil'rra, Plli'S sus productos, trigo. cl'hada. patltas, crl'rall's rn gpneral, fmtas dl' los climas wmplados, encontrarían fUPl'tr (;omprtidor rn la irnpurt:l>.~iÓn !·xtran,il'ra. Lu mi,m,: pa::;aría 1'1 día q\le SllS industrias 111'12';ll'ê\ll Il dpsarrollarsl'. Como al cO\1lirnzu Sil manllfadura ';I'J'Ú ineipil'I1t(,. tnltará dl' ampanlse hajo lin araJl('l'l pruhibitiro: dl' matlrra dl' pudpr competir así I~on d producto extranjpro. ~IICI'dl' l'ntrt' nosotros lo mismo qlll' sml'd(~ I'n España. allnqllP con di\'er~idad Ih' circllnstaneias, e/ltn) Catalllña, y las prurincias ca:,trllana::;, Cataluiia, nHlIlut'adlll'l'l'a e indu,trial. npel'sita ampar:lI"SI' bajll \ln aranel'! prott'l'l'ionista, las prorinl'¡ lS del Cl'ntru y i\fediodín, agTil'ultora,;. prpt'!'rirían la l'pba.ia l'Tl \11::; objetll::; manufaeturadus. I'tc. El concrpt!) mareista quP da lIna ba;!' \,conÚmica a los problemas sociall's, tien\' a nm'stro juicio ('·abat apticaeillnes entre nosotros y \0 tl'ndrá má~ lu1Ín a ml'c1ida qll(, la~ fuprzas t'l.:onómicas df'1 l'aís ~(' "ayan desarrullandu. Aetualrnpntp, aUII'llle la Costa ~i('ntl' bastnnte la (~argll llue sobre l'lia gra"ila, LO la r('liuy!' eun demasiada \'wll'ncia y aun se ufana dl' Sil riqu!';;a y de ser la qUl' sost¡rne la mayor partl! de Jas obligacionl's dr! l;stadu: pew no sabe~nos si mÚs tanl!'. cualquier trasturno l'u Pl comprci.) pueda trapr como consrlmpnr.ia la baja de SllS productus y en:onees el problema se pre~entaría mÚs difícil dt' resolver. Lü qu,) hace f¡ur nuestro regionalismo no tenga un aspecto ag-resivo y disolvente, ruinú::;o para la nacionalidad, ('S la m('zcla de 12:-3 P;;JCOl.O'~f.\ Y SOClOl.O,iÍA satH!.Tr cpr diariaml'lltl' SI' hace )' allTnPnta por la ~ran emigTfl,~iI5n dl' hahitand's dl' la planieip intt'randilla hal!Ï;l la Co~ta. La cind;HI dl' <lua.ral[lil, por HI e'/Inrrcio r SlI antiQ'lIo tráfico, atrae un ¡!mn nÚnlt'J'O dl' p\lus y el anInl'lIttl de sn pohhwi6n. pUl'de (lecirse que es dphido a 'SOS l'migrantes. Lna trrcera u cllarta parte dl' sus pobladores SI il srrr;¡nos o dI' origt>u serrano. ~ruchas de SllS h;¡('ipnelas o plLu"aclones de las pro\'incias de Los Hios y dt'l Gua.ras dan OClI!a< iÚn a zrlln n,Î1Jlf'l'o dl' hr:Jct'ros df' la Sirrm. El continuo trato y lu; alianzas dp familia sna\'izan las espen,zas y IllS (j,Ii,);; y cualltlo h,,, ferro('arrilrs pn (·'Jnstl'lll'.ción o rn pf(l.\'r(~tll llrg'l\pn a ser lIna n'illldul, el cOilllícLO rl'::!ional disminuid, aunqlle quíz¡Í:'; adquiriendo utra faz pllr las razonps qu,.' opjamos arriha expu(·stas. En 1l1estras nUffip]'osas gurrms ciril('s, desde el comienzo de la in(l,'pl'u( ('lltia. ia sitnariÚIl topogriÍfic'a ha arrtlÍ<ulo mUl'has \('(',es Ull(\:-"contI' I otros, los hahitant!'s dI' la Sif'rril contra lus oe la Costa. Si 1111mJ\" mit'ntù insurrl'ceional t¡pnl' Sll orig-en en la Sil'rra. pl ubj"LÍ\'u militar illm.'diatu Sl'rll tumar il Guayaquil, eapital cum.·rcial y e,'ntru d ~ los rl'cursos finanl'Îl'fOS del pai~, Si al re\'l'Z, es ('n la Co,ta dOllU' COmil'llZa, Sil ohjl'to sl'rlÍ. apodl'rarsl' OP la capital de la HI'pÚblica:r dominar la~ poblacil)ll('s (Il' la SipITa.: pl'ro si l'n ('sta" luchas "j'Hlr raï.t'J!l de la tupografía, la mayor parte de IllS Pjén:ito,; dI' uno \' I trfl hanrlo han estao.o formados <le ('o,;trños y sl'rranos alterllati\,'aru'ntr.Y así <>1udio n'gioll¡¡! se ba meze]¡¡r1o ¡il odio po1Ítil'o y n'ligios", si('mpw ha hahi,lo t'II ambos balloos eil'rta cantida(l de Sl'rranm entre los costl'ltO:-" y al n'l'pz dl' costt'ñus entn' lus serranus, Ùl' muoo ( ue la ml'zcla (le uno;'.\' utI'IlS ('n Ull mismo han do, slla\ízaha estos odios pUl' la sulidarida<l (le ¡,lpas e intrrl'srs. Actualmente', la ri\alidad 01' una,\' otra rp!.Ôón sr tradllcl' ell bromas y ('Il ppítc'tos mI'" o menos burlOIll's y despectivos y en alllsiollrs o rq)foches lH'chos :11modo ùe hahlar. a las (~I)stllmhres o al modo de St'r de cada rpgión y hasta a los alimentos propios dl' ellos. tos alldinos llaman a los emtrïios «monos> :r (;stos les rlëvuehen 'el insult!) llamánnojos «sl'reanos 1;I)nle papas con gllZJÏT1os" que a sn vez es contestado pOJlieTlIl) "n boc:ls de los costeñÓs Iln !'rfrèÍn quri dice: «En hahiendo plÚano "i arró, Dili que no haiga lJió". (Eñ-Iiahien<lo plátanu y arroz, má" qlll' 10 haya Dios). A pesar de estas diferencias, los pobla<lorf's del EC\llnnr COl1\'ipne ]lacíficam1lnte sin que sr pue,la. (h·ci!' {jlle el antag'onis'no, que indudaùlementl' exi"tl' ('ntrt' ello!:;, 1m; s!'para tanto que lIl'gllln a rechazars!'. rnos y otros COlllprrC!PIl, por e"f' in~tinto natural qlle forma la hase de la concil'Tlcia pupular, qu\' aisladarnl'nte no ]l,)(!l'Íal1 exi~tir Jas oos regiones y ('sta noción manti\'IH\ junto COll los I:tzos de la tranic:ión y dr la comunidad de origl'n, adl'm:i,; de los ':ineulos de interesps eOlIlunes, muy unidos los lazos que forman la nacionalidad. Bi('n es yerdad q ne en las luchas polítH:<lS l(l~ (1uehl( s d\' una y utra porción del territorio, se han inelinado marcadamente hacia distintos bandos por razón de la diferencia de C<l124 DEL ITEBLO ECCATOBL\XO ráctpr y aUll ¡\\\ rllueaeión que en ambas pn'(lomina: siendo más prppunrlErallt~ la intlllellCia drl cleru en la ~ierra, las ideas tradic\OlIali~ta,; hiln ~l(ll) dpfenrli,la" "iempre con mayor t\'nacirlad y ardor e:¡ la ant pknicip, dunde hay regiones qlIP alirntan un fanatismo reli~i\),; •• lrto\\'rante y agresivo, en tanto que las ideas librralps tíenen su ballllrtf en las poblaciones de la Costa. Pero la difnsi(¡n de idp,h, lu mi"m,) flUI) el aumento del intercambio eomercial, ya burral1(!o r~.tas difl'rencias, con excrpeión de al~unos Ingares quP, toda\'la aislado.; dt'} re,;t.o de la l{l'ptíblica, prrmanecpn muy apegados a ~us yi('.ias lradieiul1PS, Dr pro\'incia a pro\'Ïncia, dl' Plll'blo a puphlo, de \'alllpanan ) a campanario. nI) puede decirse que haya ri\Oalidad rl'gional, C'lll Ilna sola excep<\lón. la (le la prol'ineia d",l Azuay l'n clonde cumu ,l'L rl:jirnu" anteriurull'n(l', el reg'ionali,;rnu es muy marcarIa .Y se hace notar aÚn con las demit" de la Sirrra. En nuestra historia. sr' r\'l!:istla I ]¡('('hus sangrirntos en que por cUl'stiunrs dp prePlIlinencias de III pIIl'hlll sohrp otro, los muradores Fe han ido a las manus y Sl' Lall produl~idu luchas sang-rientas; mas. por furtuna, estos hechos hac(' t.ielll(llI 'Jlli.' nu se r<'gi,;tran. lu que pl'lleha qur el odio de campanariü \;1 disminll'ypndu. I':sta falta Ile ag-re~i\'idad qllita a nupstras quer:>llas rpgionalistas la importancia que tendrían si el odio polítwu, r 'li~:i0sll o lus int(Jn~ses materiales exaltaran las pasiolles hasta tal p lIIto <¡liP ella viniera fi. cUIl"Muir un ~rav\\ peligro para la pxi,;tt'nci". n;;cional.Y para Pl desarrollo del progn'so del país. La antítpsi" l'culuJmica (¡Ile existe entre una .r citra regiún sp ha cUlltrabalallt:l'adu por 1l111tua lll'cesidad que la Ulla ha tenido de la utra y el dt'sarrollo •.pl clIlnereiu y el aumrnto dl' \:ts vías de cmnunieación que facilitarán pl éxodu qlle desdr, hacr muchos anos sr, virne verificando. dd l'x(esu de publaeión (h' la n'gi,)n alta hacia la regi,'m baja, cuntribuinl a borrar la" difen'tJC.ias de raza .Y a volver más humogeIll'a la pobllCi.'m pUl' mer!io de las uniones con~llgales cada. dia más t'rrCUt'nte., entre lus pobladures de amba:> comarcas. Puede deeirse que ulla tl'rCI'ra parte <le la pulllaeiÚn de Guayaquil ektÚ formada )lor interioranlls u descendientes de los que \'mig-raron hace veinte o trclllta aiiu:; a la Costa. E:;te (\xudo, motivado por la ;:JObreza y estl'rilida(l dI' ILS tierras altas y por la falta de trabajo en las industrias y de ccupacione~ para la clase media, es uno ùr los ùolores nacilJl1ales lat:ntes r también \Ina contribución de sangTe, un tributo a la mlH~rte, ¡mes un cincuenta por cirnto de lus emigrantes 110 resistpn las ind~mllncias tinI clima cálido y sucumben a las enfermedadt·s infecci, sa~; tan comunes en él; pero llenan la necesidad económica. pue~ la d\~manda de brazos que hay para la agricultura de las \lbÚrrimas tier-as bajas, se cubre con lo" braceros q\le vienen de la antiplallicie Y'l su vez redUnda en beneficio ele esta purque muchos de ellos a fuerza clf' allOrro y economía rl'gresan con el capital necesario para convertirse en pequeiios propietarios agrícolas, aumentando así la riqueza de la región alta contribuyendo al parcclamien- 125 P~iCOl,O(;íA y SOCIOLOGíA to de la ¡If( piedad que en alg-unas rl'g-iones como las prorincia~ (li) TuoQ"urn}H11 ~. Away ('st<Í ya muy rxtendi(lo, pUPS la ind(¡leneia de los grandr~ propirtarios ayuda eficazmente a la adquisi(~iÓn dI' pequ610s oj!,s ]lor los puhrt's. Así de nn m(){lo natural Sl' \"a ohtellil'lldo la 'xtiociÓn de los latifulldi<,s, problema que en otros países es una Q( hs cuestionl's soeiálps ~. económicas nuís debatidas. La cJnstrucci,)n de ferrocarril!'s que ho.r cada proriocia r(-'clama y para los cualN; los puelJlos no \"acilan (-'n Rum(-'ntar furrt!'IIlentI' su tribulaeiÓn, l'S UIl pr£>t!'xto para que mutIHlm!'nt\' sf' ha¡ran cargos y r('(ri ninaciunl's por supnestas prpfL'rt'neias que el GobiL'fII.) dé a la ej(-'cuc ón dl' {'sta o dr otra da; pero l'n lo futuro, cuanrlo pl a nhelo de l( s pupilles se haya realizado, las parall'las de hit'ITO Si'l\ín pl fljl'rl£> \' oculo que una .r estrl'chl' los lazo; d£> la cOlllunidad l'ntr\' las difen'n es re:,!ionl's quI' boy, al disputarse entre sí, no se dim cuenta que trahajan pUl' su futura uniÚu. Con e~to :r ttJllo, la cu('stiÚn reQ"ionalista no (I('saparreeni.('n pl E(:uador, qlle por (>lla es asuntu de rlifen-ucias topogr;Uica,; y climatológicas r pur Pllde de earaeterí,ticas psíquicas esppcialrs y porqu\' las r.if'rpncias económieas qlle alites sl'¡mlamus no rI!',.;aparp<;eráll totalm.)nte PD I1n p\'ríodo más () menus lar!!u; peru el (-'stI'p<:hamientu dl' las rplacioTl"s, pl aumento de intl'l"l'ambio cOIlH'rcial v la fu,;iÓu dI: Hngre, serÚn lazos m<Í,; <[tH>snfieipntes para (~ontrar)"('~tar los pl'iigl'o; que porlrían l'ngeodrar \ilIa contro\"l.'rsia dI' ('sta naturall'zil. P)r lo demá,;, el reg-iunalislIlo existI' l'Il casi tudus lus paísrs del munlo aÚn en aqHl'llus dond •.' la nacionalidad tiene m¡ís fup)'za y (~{)hesi )11: per') mi(>ntra,; 110 tome un cadct!'r separati,;ta. o hil.'Il, mi(-ntra~ t na región no l'jcrza sohre la otra Hila espcei,> dl' tutda y se 'kie lIerar por mÓvil\-s egois,as, acaparando 1::\ vitalidad dI' la Ilil('ión o absorri,;ndola en pnl\'l'cho propio. l'! rl-'gi,malismo es al eontrariu Hl 'xeitantl', un estimulo l'n la vida <iE> los puehlos, porque rle,.;,uTolia la~ pner¡ría,; indi\'iduaJes ." mu\'\'e a ius asoeiadüs a trabajar cn /a\'or (le los intereses coJel,tiros de nna ('(¡marca dptf'rminada. :Uientras la soJidarida:! qne dphe existir f'utre los iudivilluos que fornan lIna nación no se rompa, Y' ('sto no OClIlTl' ni aun ell naciollrs formadas pur pueblos (It' difprt'nte origen y qlll' hablan diversos idiom¡ s, la nación d(' la patria grandr prt-dominará suhre la de la patrih (hiea y el e~píritu gregario d(' la trillll o clan s¡'llo se manifiesta (~lIilndo Fe pienlr el ideal de fUNza y de ¡;randpza <¡UP acaricia t(.d.) puphlo, o.,e hurran las tradiciunes. vínculo moral que sukta flll'"temcnt(' a los ciudadanos, Ko p Isar{¡ ('sto por fortuna I'n Ilurstro país 'l pr¡r ('so eonfiamus que aunque ('I regionalismo sra lino de los tópieos dI' qlll' llliÍ~ fn-C\ll'nteme ltl' nos ocupamos, no llegue a tener sin embargo lo~ C,tracteres de un verdadero conflicto. 126 u XO dI' los males que afi¡~en a nnestro país y qur Ir es común con otros d,· ¡!tual origen qur el suyo. dehido a su defpct\lOsa organización so(:íal, rs el caciquismo, tlltrla 1)111' la ignorancia j' la pobrpza obligan a supurtar a lus }lueblos.-En Espaila, nllt'stm Madre Patria, es .'stt> un \'¡cio político.r social SlImalllt>ntr armigado .r una }lodl'n'sa institll('iÚn g\'nrradora de muebo de los conllictos que afligPlI COllstiU trllH'nt\' a la P<,nínsula. Alg-unos escritores españulps }ll'l·trnf!PD que el caciquismo I'S un contagio arrH'ricano, \ln virus infiltrado dlrante la colonización, un p.iemplo imitado por los espailolt's rie la forma primíti,'u de guhirrnu de los indios: pl'ru ésto no pasa d,~ ';('1' una paradoja, y COll mucha razón st> ha dicho que no F,\, flt·be al'lIsar riP las parall').illS. En pfpctu, ell'l;gimt'n fpudal en el c\lal ri sei10r l'l'a dupilo rir vidas y hacipndas, así COIllO rI r{.gímen llamado alo iial, fur f'OlJUcidu en la Península mucho antrs dI'] dl'Scuhrlmiento dt> Amérit.a y este régimen así como el dt' señurío o Ilatronatu ~ollIe ,illas y ciudades, tienen muchos más puntus de cOIItacto y mÚ~ Sl·.:l,H'.ianzas con el caciquismo qnl' el gobiprno de las tríbns por ]I)S cas¡ques inaígenas de Amériea. En rralidad, \'1 caciquismo tw·o origrn aquí como allá cUaJllto IllS trasturnos Plllíticus llel'mitil'ron que dt't\:'rmiuados propietarios se ele\'aran subre lus (Iemás, adqu¡r:l'lldo grandes furtunas .r latifundius .r rjercit'ndo así preponderancia económica, social y pulítica no eontrarrestada por ningún otro podl'r, sobre todu en las pequeùa" villas. Efectlvamentp, en el ECllador, ci eaCi(lllÚ propiamente dichu es un hongu paní.sito de la,. I'l'fjupiias pohlaciones. Xo debl'llIos confundirlu con los cauriilll'jus civilps o militares que transitorjanwnte. 11 merced de las frl'cllent!'s r,lroluciones. se el\:,"an .r erigcn en djc~adon's dl' toda una jlro\'Ïucia {:on la a{¡uiescencia del caudillo que gobierna todo \'l país, .r (¡ue en más dtO una ocasión los ha nombrado como para sl'trir dI' azute a\¡::; legiones qUl' t'ran hostilL's a su tiranía, como para hllmiliarIa::; y ,ejarlas. E~t{Js caudillejos duran gent'ralmente poco y su influencia cesa con la caída dpl régimen al (mal son adictos. En lag pro\'Íncia s, pn las eindalies de cierta importancia, más birll d(·minan oli~al'}uías, compuestas de dos o tres tim1ilJas que sC repar- [,SICOLOGÍ.\ y P-OCIOLOGÍA tpll los (mpleos jllíhlicos y f<Jrlllan {!ohiprnos de cír'culos que mutuamente v VI n odiándose :r pruI',ur:Lur\o hael'rsL' el mayor daùo pu~ihll'. El l'aeiq11E' qut' prt'fier,' Ins )lI'qupÙas poh]¡Il'iunes donoe no ti"nen comppti(o:('s o le L'S fÚcil deshlh'l'n:1' dl' los qur se prrsl'ntan, Ps xI'llúfobl ~ur naturaleza .r convenieIlcia: todo pJl'm!'ntu extrañu nntÚ¡:tono Pl:> para él un l'l1!'mi¡!() r¡ur trap ielpas su hvprsivas y ni aÙI1 siquirra gm:la de q ne transiturian1l'1ltt' vayan furastPrus él pasar alguIlu,,; díasrn S,IS dominios. El los lll:ujt'ní con la mayor eqrtesía, lus colmará dI' agas;:,jo.; y ¡!tl'rwiunl's, pnll'urará pasar a sus o.ios como un I'x~rlente hur~urs, ¡H'rû disinlllladamt'ntc tratar1Í cie qne st' alt'jp,,¡ It) anH's pusi )11', )lues a pesar dI' qur intpnta captarse su volnntad, te ... me qur se 1Il t('s1.igos de sus a hUstls .r d¡'predaeiones .v voceros ~è ellas ('n a ciudad capital de la provincia. El '~a 'ir¡ ue J'Ilral es gl'lleralmentl' alglÍn mestizo, rara \,pz proveniente ( e Jas clases ell'\ïldas. Sil origt'1l t's gelJeralmpnte hunllidl' y en Illch llon la naturall'za y con los hombrps, se ha leyantaria casi Sil'IHprl' n unil'ndll una fortuna Sill parar en los ml'dios: su vida de lucha lo It 1: costmnbrado a ser duro y cruel, impasible ante la dl'sgraeia a,¡l'na: vprrladerfl ave de pn'sa, rapaz y sanguinario a quil'n no a¡tl'rail lus lanentos de SIlS rldimas. Despoja al e,nnpesino o Ih'quPiio propÍf tario ('.on la mayor sangre fria, yalit;nllúsl' de las argueias judicial/'s o de lllrdills dL' fuprza (¡UP rara H'Z pmplea a no ser que Sl' enct:I'Ltre amparado por la impu¡;lidad. Ao.;tuto r di~im1\lado (,1\;mdo tI' lta de dcshaef'rH' pM la \'iull'ncia dI' ¡¡]glÍn I'nemigo SIIYO. pft)Cllra la coartada alp.iándusr del lugar, peru dejando as('gurada la drsaparic ún de la \'Íctima escogida.por medio de algunos de sus allegadus o se rv dores que él se encarga de defenllrr Itll'go y alÍn ele haeerlus fugar s, Il autoridad lus pI'rsiglI('. En riÎla cast siempre con SllS eon\pcinc s, genl'ralml:'nte por extensiones de trrrrno se apropia de elll)s sin ~Impoor escrÙpulo y los dptiende obstinadamente. A \'PCes prOH ca esCiÍnrlalos tremendus, sobre todu ellan(lu SIlS contendores son Il s propietarios indigpnas llamaùos comuneros que, g-elleralmente, r:a rlsados Je ser rejados y extorsionadus se amotinan contra 1:'1, Qlle apda entonces a 1:1 proteceión de la fuerza pÙblica. Tienen siempn' eh la; ciudadps amparaclores y nLledores j'a pn el comerciu, entr'e negueiant e::;que les compran SllS proeluetus agrículas o le n'nllen mprcaderías Ie consumo, o l'ntrr los politícos, entre los cuales rsco.ie \'.0munm('n' e el a bogado que le (ldieBele sus pleitos y le pone l'n relaeión c( n las autoridades. El eacique rara HZ tiene opiniünp,; po ... líticas ,lerinidas: él está de ordinario con el partidu que g'obieJï1a; valjéndo~e de su astucia procura estar sipmpre bien con el que manda Si las sorpresas de la Jlolítica inconstante .y revuelta io tajen de,pI evenidu y sus rivale::; se aprovechf~n la ocasión para arrehatarl!: ~l poder político, busca manera de acercarsr al nuevo g-obil'l'TIO y encuentra siempre truchimanes y padrinos qlle merced a sus influencias logran se culoquen como autDrielades seccionales a 130 DEL ITEDLO ECL ATOHL\\"O las prrsonai qte son dl' su agrado y que él mismo dl'signa. El cacique rara "ez gusta de ser autoridad política, pn su purhlo prE'ÍÎen> gnhrrnar l'n la somhra ¡)(Ir medio dl' sus allrgados .r amigos. prl"O prOCUrl qUl' todos le drban la situal'ión !jUt' ocupau .r Sp hallen ba,in ~II ':l'pendrn('ia. El cura, el maesf:ru de escurla. ",] juez, el tenirntr ¡ulít.ico. todas han dl' srI' pl'rsunas numhradas IlIprced a su influend:, .r l'seogidas por èl, Sl'a rntn' sus allegados o ¡¡aril'nt.es, sea l'llt'P (ll'rsonas quI' cn'e procurarán estar siempre cun él. El qlle man ;enga siquiera relaeiulH'S amistosas con sus rnrlllig'os sr le haee sO';J t>(:huso y lll'untu procura hacerh. dl'stitllíl'. DI' ,~sta I1Ul.Ilrra cun,;ig'llC que todus lus rpsurtl'S dI' la administración l'st,;1\ en su p"d'3r .Y se \'ide'y usa de "'lus rn su propio pru\'ecllO para mr(lrar a l:,usta ajena o para eumrtrr toda clase de abusos. impunt'lI1pntr llmpa!ado por una auturidad qUl' clin M sr muestra blanda .Ysumis,¡. Armina a sus cOlllpptidores C(llIIpranc]o a b¡lju prl'cio los créditlls atras'ldos que tengëlll entre IllS comereiantt's de la e¡udad .í 6'xgf:' luegu su pago embanmndo sus hil'nps:r propipdadt's. ~\) tu' "ni cOnIpetidurps cornl'rcialr~ ni inllustnalps y pJ"tl(~lIra lllêlparar till as jas fllPlltpS dt' riQueza.r de produeeiÚn, dl'sdp el cultiru de ];: til'rra hasta la renta de mercadC'rías. Gl'lIpralmplltt, SI' rncarga dl'l cobro de las contriblleiones, cuya ]'('c:audll(:iC'1I pS sacada a fl'nate pÚlJlieo, y se raIl' dl' pstu para pagar l'l menor imJl\ll'~tu p:J~ibll' en tanto que pxtorsiona a lus dl'llIiis propietarios. Estanea la riqurza ímpídíl'udo el desarrollo o implantación cie nupras indllstrias ',' hipn la construcción de caminos. si l'SOS no pasan por sus profiedadrs .Ylo fa\'llreet'n así dirl'ctalllt'lItp. Enpmigo dl'l llrugn'so mil' 1 con drsdén o eon pren'neiÚn todo intento (It' intwdllcir alguna nC\'l'dact o algÚn adelanto en su ¡¡lIphlu; su amhll'ntr prefrridu es pl J('tal .Y allormiIado de las pohlaeionrs (le poeo lIlurimiroto. Si -u I~omprcio dpcap, si los camprsinos nil acudt'n en nÜmpro suficientr para TJroreersr de mrreaderías l'n !'1 pobladu rntO!lers apda al c:ura y abusanllo drl rspíritu fl'ligioso hacl' qur St' erlehn'n no\"'!as .Yfirstas que atriagan a lus lahnegos que !lO de.ia de acudir y no;!' "an nnnea eun Jas llIanos \'adas sin hacer sus compras rl{ su p,tahIN:imiento de eumrreiu. El eaciqup f'S Ilamadu g'l'nl'ralul(:'nte ¡.:anunal ,r no dijj('rt' gran cosa l'II la sit'ITa y l'n la eusta. Ell SIIS propjpdadc's privadas l'S duro y crud con SIlS jUl'llalt'i'lIs o trahfi.iad()res drl eampo con los cuales rxtrl'ma sus abusos. eastig,indul(~::; duramt Iltt' por la menor falta cou penas dr azote ,r prisión ('II el aparato dE' tc,rtura orllominado cepo. Es \In propagador drl alcoholismo. pu('s generalmente tipnE' a S\I cargo ]¿~, "ruta dl' aguardit'ntrs y procura atlHPr fi los camp('sinos .r fOlllrntar sn Cl,.nsnmu. En algunos plll'blos (',Ianclo los tpnit'l1tt'S políticos, si~uiendo las órd\'lws de las autorÎiadps s\lJ.H'riorrs. han tratado dt' hareI' obspr\'ar pl deseans!) d(.ntilllcal haeiendo (;errflr lus l'xprnd¡os dl' agnardil'ntt>s, han tropezado (Ull la mÚs grande oposición qUl' parte de los g'amlllla- 131 I'~ICOLOI¡IA y SOCIOLOnL\ les rjl e generalmentl' pran prupietario~ de e~os exppndio,:. El c{,ncerta.i.' tipnl' en 01, pumu por lu (Iemás en tudo otru prupil'1ario, su ma.'·o· dl'f(·n-.;or, 1)('1''' M salie hacerl.., con su crueldall, más ol,rohioso e inhurnarlfl. ('xplotandu misl:'rablementp las fuerza>. y la ignorar cia de los pobrf's .iornall'ros. Amoral y sin conciencia ni escníplllo, "r murstra sin emhar¡TO cre.rente ferr(/foso ha,:ta Ill'gar a la supfr~tipiÚn: tlrnr por lo general cumo patrono algÚn santo o santa ¡;) l'liaI profl'~a grandp renrración y que es para él, más bien ulla espl' :ie (II' fl'tidlt' o alllulrto ~. un intercrsor o a bugado que Il' haga )('f(lon.¡r sus ppeados y lo lihre de las penas de la vida eterna. (~I'neralnlente es un gerll'l'iaco y el fl'Spl'tO a la mu.ier del prójimo no exit.t{ para (',J. En SIlS propir'dades tipnp siempre un harem disperso. y pn cada ea baÎla d(~ sus traba.ia1lores puede hallan·;¡~ la muest 'a or su liri:lI1dad. ya pll una donl'rlla deshonrada. ya UII vêÍsta ~o de Hn lIlatrimuni;¡ cuyus rasgos fisonómicos Sl~ semp.i~lll mucho a los dpl g"[Imonal y !jUt' r"tnn dplatando que su autoridad lI"ga h ¡s~a rI lrl'ho matrimomal df' sus servidores. En pstI' punto el gamon'll eonlPt.1' \,prdallrras atrocidadf's :r atl'ntados contra natura qHe SI' haee duro .r hochorn(l~o relatar. ElemE'nto de perturhaeiÚn social y a]g-llna "pz pulítica, inquietud y anlf'naza constante para el ]>obre: detentador de la riqueza y enemigo del progreso; el caci'lll£) PS una de las peores plagas de la~ pequeñas polllationl's. En realidad casi todos los propietarioii pjprcen en sns fincas o haci,~n las una autoridad ilimitada equiparable casi ignal a los antiguos seÎlores feudales. :\Iientras se contienen r1E'ntro de los límites (e sns dominios sin estorbar a los dem<Ís. esta tiranía se e.iprce :;Ó¡O sobre sns jurnalpros y es por lo drmás soportablE', sobre todo si el pl'llpi •.otario vive en la cinnad. Pero el gamonal no gnsta de l'lia y ·•.ir'ne sólo algunos días por hacer sns compras o arn'l!lar sns nego,:ios: S1l elemento f'S el campo y el pf'queiiu poblano donde su a\ctoridad no tienr límites v su voz es oída con miedo v con f(·spet{,. Cllan·io se Il' acusa de algún crimen o cuando la ¡irensa d{'lata Sl s abusos y (~xtorsiones, sn abo¡rado se encarga de defenderlo y éefvirtuar las acusacionrs que se le hacen ante las autoridades. :~stas, por otra parte, toleran ca~i siempre los abusos de los gamonal ~s, ql1\' son para ellas un auxiliar político. sobre todo durante las elecc'.ones, en las cuales toma parte con el voto de sns peones o jornalt·fC s que incondicionalmente votan por el candidat0 de gobierno: el gan.ollal rara vez tiellr candidato propio o ayuda a la aposi0ión. E (dio germina rn redp,dor suyo y él sahirndo qur ('s m,t1qurrido )J)r tudos o ca,;i todos. "ive alrrta. temeroso y desconfiado, toman·lo prec3ucion¡os para no ser \'Ícbma de una acechanza o (lei T,lncor ,engativo de todos aquellos a quienes ha ultra.iado y ofen{lido. ~ o es raro que el g-amonal tenga algÚn fin trúgi()o f~n alguna ('Illboscada y muera víctima de la venganza en algún tumulto sang-riento, {Ille más de una ocasión se ha producido conmalW2 11EL pcEBT.O EIT ATO¡;L\:\O ,,¡pndo a la Socil'dad. Sobrio'y pconómico en la "ida privada llega algunas V"l p" '\asta la avaricia habiendo alfrunus fI UP merced n su ahorro rl:'unl'n grandes fortunas, annque por lu grnnal éste no es el lÍllico orig¡:n lip su riqueza. ¡Hlrs ps la rapiùa la principal fupnte de sus ingTPsl''':: arrl'hatando al cam¡H'sin', SllS ganados: dando dinrro a plazo cun ir tpl'PSPS usurarios: cambiando merradprías de mala clase pUl' hurnoslrod\lctos agricolas u industriales: \Isufl'llctll~nlio la propiedad ail'na: introllucipndo su garra Pll las cajas municipales y por mil utros a "hÍ~rios el gamonal (jue muchas n'crs fué un mozo pobrp J (lpsll-'r¡ldado muere l'il'O ,Y opulpnto. La admiÍlistraciÓn mnnicipal dl' lSl' cantón es un filón Que rxplota. ya para dar puestos a sus aU1Ígos y parÍpntes, 'ya para hacrr contratos que le dp.ian grandrs lJl'nrfi(~i lS, ya para obtprH'r pl cobro de contrihueÎollcs que n'mata a baju pn'{' \) ~.' (le las cualps saea burnas ¡!anancias aunque sea a costa de toda clase ne atropl'llos. Con el mi,;mo rigor con que trata (ll> (,rdl'nar. g'ohierna los suyos en su hog-ar. ;:;irnelo amo ahsol\1to y exigi 'n<:o (le todos obpdil'ncia incondicional y pasiva. Las dl'sgraeia" pÚhli-:;as no le attig-en ni le aft'dan gran cosa; purs (>J sahe saGar pr.w'(;ho de las prores ealamiriades rn beneficio propio: si una sequía azota la rrgiún haciendo morir de hambre y seri al ~an(ldu. èl eOlllf1l'a a bajo precio el de lqs campesinos que se dl'sha('t'11 de su;:; anirnh!es antes que perderias sin ~;acar provee1w. El g-amonal valiéndose de sus reeursos traslada el ganado a otro sitio rico I'n pasto y pn agua .r al cabo de poco tiempo lo rcwnd •• l'pa :i. anjo grandes ganancias. ~i una revoluciún drvasta el país, lo] sab! l';;conder en lo más oculto rie la seh'a sus caballos y sus mula;:, :m'sa favorita dI' sus revolucionarias, r se hace pagar grue,;as sUllias si las tropas del gobierno se apoderan de algunos bag-aks SUYI}S. t-5i en el mercado dI' la ciudad baja de preei\.J algÚn produ:;til li acapara la mercadería, esp(·rando con paciencia el alza y \ endipndo a buen precio lo que compró casi debalde. Es indirrctl allxiliar de la rí'\'olución porque en su drsro de hacprlp daÎll', SllS enemig-os casi siem pre ayudan a los re\'olucionarios y manteniruto constantemente un f(~rmento de adio :r de venganza en la:> Pl-'qlH·i'ías poblaciones. crea resentimientos prontos de estallar en la prim:>Ia (·casión r a \<llerse ele cnalq uier oportunidad con tal dI' devoherl~ el mal hecho anteriormente. La vida rural se "uelve así por su ~:1usa m:is hosca y agresiva: en algunas poblaciones se vive cun la mano en la emlmñadura del machetc .Yel ojo avisar listo a atacar al COlltrario. Si el cacique tiene elescendencia èsta pesa s(,bre la poblaei(ín como una dinastía de pequeños r1ésputas que de g-eneracÍón en ~~eneración se van lleredando el fetHio que las violencias y artimaùas lid padre ele familia supieron conquistar. Cuando esta genp\'Ución de caciqnes llega a formar pOI' sn natural expansión varias familias, se constituye una dinastía nepotista que se repur;en todos los destinos públicos inn1Clirndo la adminis- 133 psrcor.or;ÍA T SOCIOLonÍA traeión lot al y ll',uf!'uctllan<lu <If' (>}la ('omo !ln hien cUllllÍll . .r QT,lcias a la complicidad qur natu!'almf'ntr los liga en el mando dr los fondos púhlic1s, Sl' apropian de l'stus sin escrúpulo alguno .r sin tl'nlOl' a la san ii(·n II')!lll. En e¡l'l'tos PI1l'hlos l'xist£' IIna £'s)wcie de l~aci· eaz!!o dl ¡l'or l's¡weir drl que hl'mos ('scrito: algún matÓn cflll1)H'sino a flll'!'za de tOBwr parte fln todas las rrrulueionl's alcanza gradus militan'~; ~ cieTto influjo pulítico dl'l clIal sr rale en su P1Il'hlu Il en Ü,da la :O'narca ru raI pa I'n com rtl'r a husos y atrop!'lIos, ¡Ill pm}i.:l1do,,\, a¡ín I los mismos propirtaril's <JUI' pOI' tl'lllU!' a sus fl'chllrías procuran' as mlÍ:-; de las n'crs estar hil'n l~on dio,. Hi suhl' al ]lUder alg'lll1 gohierno <Jill' le niega stl apoJo t'slá pl'Onto a suhll'\'arH' y a ll'rur al' montonrras y aun IIrga a COIlI't"tirse ('n capitán de bandolr·o;. Pem l'stos (',¡ciqurs no tirnrn la importancia ni la significaci ln social dl' los qUl' antl'!'iornH'ntl:' lwmos dl:'scrito. Coma ca,;i nu h: y puehlo de ('s('·asa import¡lOcia qlll' no tf'nga algún g-amona! .) caciqll(', pl caciquismo "jt'np a 1'l>llstituír nlla institlll'itÍn. un Jlodl:'r ll'hitrariu y dr~JlÚtico (¡up ~r sustituyl' al poclrr político, qup riola todas las ¡eyE's, las cuall:'s ~Úlo Il' sirn'n de red con la cunll'nrrda a sus eontrario~ sali{'nclosp 1'\ por las mayas y burliÍndolas a (,ad: paso amparado dl' ln impllnidad qltl' ,;u influjo politien, social r e :onómico I\' propurciona: bajo Sil ff~rn'a garra los pUl'h!¡,s ri\ pn oprimidos. inquieta la sociedad, cohibidos lus campl'sinos y prrjltri'ios propif'tarios: fl'lleOrOSO~ lodus, att'lI1orizadoi:' los mits: estancados '1 clllnercio, la ag-ricltltura y la inrlltstria: abso)"\'idas tu das la~ elirrgía~ y las inil'iati\as; dl'~pilfarrados y pillados lo~ c:ludaIps púbios: f'ntreQ"ada la administnwiÓn municipal al prulreho partieulaJ y sufrirndo rn grneral prufundo trast\lrno por l'sta causa todos Il s jrdl'nps df~ la rida r todas Jai:' manitt'slaeiolH's dl' la actiridad. Como hl:'mos dicho, 'eI f'llrmigo natural df'1 ciH,ique t'S el desarrolle ~. la ('xpansiÓn de la rir¡ltl'za: tuando il desJll:'ehu suro y por caus,), que ¡~I no )JUl:'rlP COJJtrarn'star l!t'ga ésta a desarrullar~e, cnanclo ul rus propietarios se (;olu\:an rllfrpnte de él. cuando al misml) til'mpl la i¡.munllwia ~. la tilllidrz de los campesinus \'a dt'~;¡pareeiendo, el cacique \'{) dismilluir.r desaparecf'r su puder. La al1olieiÚu Ile lus latifundios y la l'xtensión de la ensrilama, el fUIIlPnto dI:' la rer upj'ia propiedad agraria :,;on )1\1rs los ml'dius naturah's qne hahriar ce emplearse para acahar eon esta es)wcie (II:' dt'spoti~l\IO qur tar te s male::; r tantos cunflictos crea a la suüiedad ecuaturiana. Ul4 ~~~ ~. ~t ~~~~ ~t ~( ~( ~t ~t ~( ~( ~t ~t ~t ~( CAPITULO XV. ~t •• :~ Los partidos politicos•.•. ?jltñ- .; ,; ,; ,; .; .; ,; ,; ,; ); ,; . ,; ,; .; ,; CO~IO ·:n todo paí~, (le5(le 10'; comienzos oe su \ ida independientt" dos t{ ndencias opnestas se han mareado en ri carácter general de IllS relaciones políticas de lo;; habitantes dpl país. La nna, la tendl'llcia tradiciunalista o sea el considl'rar lo qne ,"a existente u III pasado como hnf'no y no snc'~ptible dI' mdora i la otra pUl' el (40ntrario francamente reformista, partidaria de todo lo nue\"0 C<J/lSlrllf¡índolu como mp.ior que lu antl'riur. Esti\s dos tenden~ cias se han tralls¡.mrrntn(lo atÍn il tra\'E'Z de las luchas, qne nu "ipmprC!)l. r causas pLlfalllentes idl'llUló¡.rieas han constituído la ma~'ur partl' de la historia política de nUf'stru pais. AI principio lus divergen<:~i \s dr upiniones solu dil'l'on lng-al' a círcnlos más o me~ nus persullaLstas q ne únicarnrntc eran g'niadus ]lar ambIciÓn de m:mdo y u' puder. así: en el primer 'gobierno independiente de los añus 1810 a lHl~ se ve la Incha entrc l(l~ Gnl'frero~ y MontlÍfarei:' qne rU! lIna de las causas Que dió mús prunto al traste con el moYimientJ Libertador de 1809 facilitandu la derrota de los patriulflâ y d trillnfo de los espaÜolps. lJe~d\' la proclamación de la independe;¡cia d\' Guayaquil en IH20 Jas disconlias se prudu.ierun entre los )altillarios de la unión al P('nÍ dl·l nnl'vo estado u ¡\(' su ar¡pxión a Colombia. l\Iás tarde la división entrc ¡¡dictus al Libertador y d{ safeetos a éste es principalmente la eausa de IllS renci\las de 1~2S a 1830. Proclamada la indepcndt'fll'ia de Colombia y ('rigido 'i Eeuador en un nuevo gobierno entramos francament~ en nn perhdo de caudilla.it~ militar.' No podía ser de otra manera: acostumhl'ldcs lus pueblus a la olH.'diencia pasivlI, ignorante y sin educación CÍvica la masa popular, la conciencia. colectiva apenas había tenido tiempo de formarse. Casi toda la generaciÓn de la época había córrido a empuñar las armas en la lucha por la independrncÍ:l y la admiración por el valor persona I y el arrojo de nn caudillo eran a sus ojos el mayor prestigiu que despertaba el entusiasmo lo mismo que el de las multitudes. ~iguiendo pues las leJ'es de le e,olución de los pueblos, el nuestro se dió así mismo como mandatariu al general que mayores prestigio~ y más noturiedad tenía en d ejército del sur. T.a fuerza armada fuc desde el prin- f'SJ("'01.O(¡í A Y SOCIOLOG ÍA cipio Ja c,u ~jugó pJ papel predominante en los cambios político; (J,) nll('~tra pr,mera ppoca. Ahora bil'n, l'J f'jército no l'ra na(~ionnl: la mayor parte ('staba compul'sto de miJitares colon¡bianos jO yenpzoIallos n'ni,los al sUt' con motivo (It' la exppdición del P('ní, los cuales, antp; (Ile como una nuera patria, miraban como tiprra conquistada a la U1Pra república. A su n'JI: los militare~ nacionales y \lna parte de Lts cJa~l's pensantes consideraban como extranjl'f(>s lt l(¡~ alltll!lIOS Jibertadores: en la Jllcha (leI caudillajP de los primeroS ti\'mpos illd\'pt'ndiE'lltes Sl' pl'léa al mismo til'lllpo (lue por IIbrar;;t) dl' la tirar ia caudillrsca del primer prcsidE'ntp, pur afirmar el prll1eipio dl' n lCionaiidad, pupsto que los E'cllatorianos de nacimiplIto eran posJuestos a los militar!'s l'xtranjpros <¡lit' SP r('partían mandos y homorps. La gurrra ci\'il lIamad'l de los chihunhuas no rl'conO('l' otro ori¡rr 1. Frrntr al ('audillo E'xtranjero nÚn no sp nlznha otro r,audillo m cionaJ militar, pues el ,kie de la n'\'l,IIl<:iÓn, Dn."\ïeente Rucaful'l'tc. era un hllmbre ciril. En la f('\'olu<:iÚIl llf' IiJilYzo de IS'!;) atíl. ~parr(:!' este mismo civilislllo elrralHlo al po(h-r a DIl. \ïcrnte R'lmón Hoea pl'l'O ('S dE' señalarse que en la eOllstitllren1e dl~ If;J{) se 1Io:a el primpr ,.i~no dl' lucha rrligiosa: 1J1l. Pt'dro :\lolll~ayo y otros e ir ntados qul' rnÚs tarde formaron parte delpartillu liht'ral sostil'nclI Il libprtac\ (\1' prllsamiento j" dl' e(lrwipneia tontra Pl ('¡lIIÚIlig-o An:~ulo orador que se opone dpcidirlamente a que l'n JIl constitución li 11!fP la libertnd de cultos. Desde esta ppo('a empi¡'za a manifrstar má~ l'lara ~"francarnf'ntf! el l'spíritu anticlericaJ en ahierta oposición con la drl'idida protección al t1ero <¡Ul' otros pollti(;o,;; Je prest, n Con la sdJida al poder drl gpneraLl'rbina por nH'dio d!' un g<'lpe de (;uarte: sr imcia t'! caudillaje militar na(:ionaJ apoy¡í.ndose el el rl!'m('nto li¡!pral. La expulsión dl' los jesuitas es otm lwcho qlle marca la" l'tapas dl' la lucha ('Il que más tarrle se habían ell' empf'~¡¡r los partidos políticos y principalrnpnte hahría de sf'nirJps (te lille 1 divisoria y de handera de comhatr. Caído rI l'audil1aj..' militar na( ionaJ plH'de dl'cirse que es desde l8üO que nrtamrntr se dPlíol'an Il s dos grandes frnccionl's políti(~as en qur ha rstado diridid,) eJ )a~s. Hall desde lH:3:? hahía echado las hasps del partido Librral;" ROl'afuerte con )Ionca~'o y [rbina hahían continuado su obm: pe'o el partido tradicionalista y conserrador Call la doctrina, tl'ndencias, idpas y programa, <¡ue casi sin rariación consprnl hasta la fécha, debe mirar COJllO su fundador a Dn. (iahriC'l García )[oreno ¡Jor qU( si bien es verdad que ¡¡ntrs dl- esa époc"a los elemf'ntos reaccionar os hahían pre-stado su apoyo al priml'r Flor('~l la lucba política lO tenía UlI carèÍctpr ideulÚgico sinÓ mas hirll persona lista, Jmes COIllOya hl'lIlOS dicho Flores n'pn'senta1m pl caudillaje militar l'xtranjp·o, ')'odfls las gUI~rras civiles que más tarde hau desgarrado nuestra patria ha tenido mas o mrnps sil'mprc el mismi) o)"igpn a las mi:;n as (:ansas. La luch-a religiosa ha sillO en nuestro pllís como en Columbia la que pl"l'duminaba en toda las disenciones pu- 1:38 DEL Pt' EBI.O ECl:,\ TOIll A\"0 líticas: los lihl'ralrs han tratado sie¡¡¡prc de alejar al clero de los negOLio~ (le l'stadu e impedir sn intromi~iÚn rn la \'ida<ei\'il de los cinrladan:¡,. Lus consrna(lores al eo'ntrario no se,lamrnte se ban apuyado en l'L ,;inó que han tratado de sustrner la autonomíà del estadu J' la aut~'fidad t'dl'siástiea rl:índole mayof (lud(~r qlH' a las autorirlad!'s cil ill'S, cOflcediélldùles privilegios J" fuerus de justicia.r ('ntrl'g,inrlol', 1,[ l'ducación pÚbli(~a. golH'rnando la concirncia y plnsmundo a [¡ I ida lJa,~iunal por IIwdiu del confesionario. Este sist('ma -:.'estos mè;odus (1('g-obil'rno fueron implantados ~ turi('ron sn ma .••. or auge dlll'lllltp la (¡pewa del presirl¡>nte García l\Iun>no llegánrlose ('n~ tonces 11 Ul lIli,;tieismo nii;ûio-enll tan exagcradu q Ile se Ilrgó a llamar al Ee'lCldor la República del ~agrado CorazÚn de JesÚs: las institucion 's monásticas, ya muy nnmf'rosas rlf'sdc la época de la culonia, Tl',~ihierun gran prutección ,.Yaumentaron considerablemente. Las tendencirt~ teocráticas del parti(lo conservarlor son completamente ui'U~st l~ a un régimen republicanu y democrático: él pueblo no es clln"idl'nldll como el vrrdaderc y prilleipal factor del estndo, qUl' no l''; ma,; lIUl' una df'legación suya y pUl' consiguiente la autoridad 1\0 e na 'Hl d(~él sinó que viene casi como l'l rll'Tl'cho diyino de los reyes l. Cllllcentrarse en una oligarquía formada por los r¡eus :YpOl' el clerc,: una plotucracia tpocrática. Frl'nte a tun defectuuso sistl'nHl. las ro~voluciunrs de cuartel imprimieron al liberalismo una ten(lt·neia tan ('rmda (:umu la anteriur: los libera les prestarun Sll apoyo al rrimer caudillo militar turoulento y re\-ultosu qtle ansiuso de pOIler H~ alzaba cuntra pl rl'gimen teoerátieo por el ansia de dcrrirar a é,te: mas, una vez ell'vadu al Jloder rI caudillo militar, homhre g~ll('ralmente groseru y ambiciosu, desentelldíase de la cue,;tión d Jctrinaria y apresllrábasc a furma r un gobierno personal apoyánrl,ose principalmente ell sus cunmilitones S compañeros de cuartel. I>ilatábase así la refurma liberal y las instituciunes y las leye,.; qu~(ab,llIflo mismo que antf'S y f'1 gobirrno sÓlo se diferenciaba del allt~rior pul' la mf'nor participación del clero ('n lus negocios d('1 estado. Hay que advertir que al hablar de lucha religiosa rn los pricm'flls tiempus no se combatía la religión mi~ma y aÚn el clero l'l'a res¡,ctadu rn su persona a pesar de su actividad casi siempre viulenta y agTl'siva. Los liberales de entonces, decía un viejo político, nos det en':amos a la puerta de la iglesia. El fanatismo popular considl'ral a las personas de los religiosos como sag-rarlas e inviolablps; la PX(:()nlunilÍn era una arma qu~ tenía gra{l fuerza y ser descreído. s~r impío, hereje eran injurias que se nacían a los que sc atrevían a pensar con alguna libertad. Las prácticas religiosas eran fielmente l)bs'~rvada" por los polítiCOS de todos los partidos. Lo que los liberall~s pretendían era sulamf'ntr quitar al clero su predominancia en el gobierno político. pero conservando buenas relaciones entre la iglcs~a y el estado. Pero la iglesia no se ha dado a partido en el Ecm,dor, su tendencia ha sido siempre retornar las cosas al cs1:~9 T'siCOLonÍA Y SOCJOLor;í.\ tado en qlH rstul'ieron de 18GO a 187:"): con los ojos \"lIdtu,.; a] pasado, ellnr ido c(,ns\'rVlHlor ha sidl' llamado tprrorista l\or los 1m;tudos de "illencia y de ~allgre que ha empleado para g'olJl'rnar: HISpira aÚn :)Of un segundo Garda )loH'no que III "up]va a llpvar al }loder. )[a;, aunque después de esta época ha~'a llel!adl\ a ~oherllar por un prríltdo rit' tr('(:e años, no III'g(, Il las exageraciones dl' rntoners, ponllll' la fnH'('iÓn IlH'1I0S fan¡itiea d\' est' partido formÓ uno nuP\U qUl' il' dpIllJminÓ JJI'(Igresista .r aunque apo.nindase en pl I'lpn· y dándoh dl'<.:idida prot.!cciÓn, lllitil!ó Jas crup]dades e intransigrllcias rie lt~ época anterior, La propaganda de las idpas lib"ralps ha idu I'O(~U ;¡ )IICOcambiando la llll'ntalId¡¡d }llllítica de la ma-a pupular .Y ho,\' Il( spria ¡JOSl]¡h~ \"01H)r a ¡'¡S métodos garcianos sin hallar una fuerÍt! ) rsistelleia. Creem( s qne ['sto sed mlís di(az que la enllllrir'1I1 en un sentirio liberal que a]gU1ws creen advertir en el partido con";l'rvador purs nos parecI' que {':,te no ha cambiado nada y fi •• l il la tradiei(JlI no a('ppl:a mU1ilieaeiorh's pn ~u;; prúgramas. sobrr todu en la partt' to('ante al dlslindamiento ,11' la cuestión política y dI' la 1'I'lii!i(lsa. )las mín, actualnH'ute la influpllcla ell'rical e:,tá trat:índo~t' de formar, ya h I¡a logrado en Cupnea, partidos católicos a imitación de las a~uci!l,.,it nrs quI' ùa.iu pllll'mhl'l) rie juventudrs eatólieas pxisten rn }-:"pañ,l. Si flP.ifllldo li lin lado la eup~t)(ín dI' la lilll'rtad de (:ollcjpneia los dos jHutidos sr l'ncontrarari frrnte a fn'ntp: muy ptJca st'ría la dífer¡'ncia que l'Il PI resto general rip sus idt'a;; políticas existirrll y un) :;010 su critl'rio para juZ!!'ar dt' las CIH'stioIlPS soeialp,;, pe(lnómicas.I arirninistrativas fxcppei¡'," heeha de Jas pprlag-I"gieas, P'lt s I'll este plln'o ICoseOIlsef\-adorps tipllI'n till critl>rio l'spe\;Îlll q UP \; 1[,~Ü;tt' pn cJ'riT quI' ](1 nw.il.r rs entrpgar la ensPÙanza sl1JH'ril.r .Y ';f'cundaria ell manos de los .irsuitas .Y la enseÙanza primaria:r df' la mujer en lilt de las instiwcionrs rl'lii!iosas docentes, o por lu IIIf'IIUS ]Hoteger ( e tal modo la ensPÙanza darla por la,.; c(,n(!frg[leiUlll's qoe (~~tas se apodrrpn en su mayor panr dI' PIla. Los librrllll's han ('0IIlptido durautl' la vida !Jolítiea del paí,; un gravI' "J'I'ur {lUI' ha clln,;istidu pn tor troniz;lJ' al llJl]itarismu (jUP ha goh!'J'nudo la ;\aeión por ]a \'io!pn( ia. rllmdi!'ndo toda r1a~p fie atropr]lo~ y fie~nfueros. no sirmpre "x \¡icado~ por Ia rp[l('I'iÓn y la resist,-nl'ia que sr 0po:lía a los regímpws dominantr,.;. Esto no quiere deeir que lo,.; regímenes mllitans hl yan gob¡>rn¡Hlo l'xelllsi\'êlmpnte en nombre (h'¡ partido libpral, sir 9 que' por J'pgla gl'nf'ral lo,.; lilH'rales han h('(;ho gobil'rno,; militaristas, por lo nlpllO'; a partir de lR;')l; en talllo quI' lo~ gl,bi\!rnos conseJ\':dorps han sido mas bil'n (;i\'ilistas. pllf'~ lu,.; militares no han tenido I Il pllos ni el ]ln'dumini". ni la int1ul'nl'ia qlll' l'Il la época l'II qup Ian dominado los liheral!'s. Las administraciones de Clareia ,"orl'no. o de Caamaiio. Fll)ft~,.; \' COl'ril'ro han sido prr~Hlidos VOl' nomhrl's ci\'ilr,.; Cil tanto que la>.;dl,' l'l'bina, Yeintimilla, ,\Ifar,) )" Plaza han sido notoriamènte militaristÜS--Y--de eaud!lIajes. El JIli- HO DEL 1'1:EHLO El"!: ATOm.\:-¡O litarismo que> nació l'Il nuestro país eu pl gobit'rlw dt' Flures ha continuado ('v)luciunando r camhiando d(' un gobit'rllo a otro, pt'ru siempre pn do:nlnante por el in/hIjo que la fue>rza pt'¡hlicil ha t"IlHlo e>u tOllos Jo~ a(:tos polítICOS, ya oJ¡oyando un gohit'f11o. ya dprribiÍlIdol\1, ya Oj:OI.Jélldusp al ('jrrcicío d('1 sufrauio .r (:on\"irtiélldusp t'Il instrumente dl~ los mandatarios para elt·jir couful'Iue su c¡ll'ridlO, sea IIIl nld:>.o sllcesor, sea los llamados. n'prpsentalltes (lei pu('hlo ('II congreso,;.r a,rllntamiPlltus. El e,jéreitu lilás qll(, sostp11eoor ,id onlplI y dt>fl'nsor de las le,res .r de la pro]lielfud, de ~lIardi¡in de la honra de la patria se ha \"uelto así lin "il in:;trUIIH'lItu dt' todas las tinlllías y d:> todas las eonclIpisc!'l](;ias políticas. )Iás Q1W llljo de la 1H1\;)Ón, p Pjt;rcito ha sielo enprnigo d(' clla, m;Ís flll!' illstitución naciunal, lin p,'mbito adlll'rido al ('stanu, nn l'lI!'rpo pxtraiio ado~;¡rlo al orí!unÎsmo llacÏona I que consumia SllS l'nl'r~ías y aQ,(ltal¡a ~u ritalidado r p~ (¡lit' pI l',iército formarlo al prinrípio ell ~Il mayor parSe por extranjcros a QuipIles lIna larga ,-ida de I1Ut'rras y dl' call1paiias h:¡hla aeo,tnm'Jrado al eontílluo I¡atallar. f'onnarlo dt' e¡PUI('nlos HIlidos de las n1éís hnjas capas de la ~ocil'dad, mlleho dt' tuyos indiÚ,lnos ur raza africana hahían sirlo ('sc]a\,os y qllr grn('ias a Sil \'alor 1'(' hahían I'Hallo 11 los más altos l!radus cil' la lllili,:ia, carecía dI' moral ~' dl' dieiplina. IlrsclIidadlls pill' los primrfo,; gohirfllos !,,,jos militart's bu;ullon continu: r ('n las guerras ,-írill's ~' t'\1 IllS Tt'rnrl1<ls la rida de ;1\ t'1I"uras (¡Ill' habían 1I(','arlo dllranll-' la ind!'lH'IHil'neia y tambit'n t'llul:To de grados .r honores qlH' facJ!m('ntc c"nst'í!lIían ('n tanto (jn!' ~'n la par. ,'p.ir'tah:lIl ociosos ,r ahllrridos. Los \'rtpnlllos de la indppcll([(,lwia fueron "ust ¡tnido,; desde 18iíO por lus lllihtar!'s nacional('s que como rIlus habían combatioo durante Jas [!lIl'rras épieas () M' habían rOL~nadu ('\1 las cun'.il'nrlas (:iviles ,lpsde ¡ti:):l: I)('ro (,,,tos nuP\'os pn·t')ri&nos trataron al país tan lIlal o ppor Que los utrus J pnJ"OC¿¡¡"'11 cun ,-us ('xlIti(lIles y atH\pl'll(l~ In rrnceiÚII naei(lna1i-1a de H:l(jO. J\ r I'SO ha di('ho un hi"jorindor dI' la fJlo!''!., q\lc ,'alia tanto !'J ~abJl' <Id !!\'Ill'ral OjDlllPlldi c(,mo pl mach('tl' d('1 comaudante (Jo.n. En e~tc' Jl(lríodu como rn pl allt('rior Ins militarps 110 solo O(;UpahHU I,.'s cargos pÚlJlico,; que por su naturalIza dl'bían sl'r t\(>sem¡H·j'¡adu,; por hombn's df' su clns(l sillÚ tambil'lI los que pxig'Ían fllPran oCllpados por eíviles ~- S\l auturidad se sohn'Jl(Hlía "il'mpn' a todas J¡;s demás: un .iuc:z. \In presidl-nt.' de la l1\unicipalirlnd: un guhernador t('nía Que inclinarsp, aÚn faltando a la ¡t'y. il las exigl'Ilcias de cualQllirr sargeIltÚn g'alonl'ado t:II\IlO si l'uPnl un inf.'riur ~er<Írqlli(:o. Lus críml'IH'~. dl'litlls, ahu,;os .r atrupdlos comptiO('s pUl' militares, :ra individual ya coleetÍvarnl'ntp, quedaban impunes pues no :lalÙa llutoridad (]UC tu\'il'ra ('nl'r;.!la h<lstautc para intentar su castig(,. Todas las grangerías. t(lda,; las siner-uras eran ocupadas por 11ilitares que absor\'ían la mayor parte de Jas rntO!lCl'S exiguas rellt,l~ naciouales. Los escl it.()res Sr. Hidalgo y García han estudiaùo cxtensame>n141 P';;[('(,{.O(;;.\ y SOCWI.or.í.\ tt' 11'8 mal 's dl'! militarismo en gt)]wral el uno, y en la Amt;ri<:a PI otru. ppr!) tomand!) eUlllu hast' de ubserración la furma g-rusrra ~. dt'spÚti('i qllt' ha tt'ni¡lo l'n nlll·~tru país. En sus trahajos han ht'chu nt till' muy hipn los tr:l~turrlOs qlle en 1'1 onl,)n soeial producl' Il intromis <ln dl' lin pu'll-r ¡'xtraiw (¡lIt' en las (lt'mueraeias debe ('star Comlll'tam!'1I1t' slIhonlinadll al pud!'r Jllllítieu y sel' sol!) ulla de)JI'ndrn<:1iI ril' l-I sin in!:!l'r!'neia alguna (>n la marcha d!'l país, a! tllal uni(,llll1entp (Iphe ~eryir )1ara thof',-ndrr S\I intt'gridad y sU honra. En el Etu;,dur pstC' azotl.' ha tenido más o nll'nos d mismo caráct.er qll.t' l'n la Arg!'ntma. tal tomu lo ha dpscnto ~armiel1to l'Il sn faenndu. ( nl1lU en Bvlina cn la ¡;puca de las tiranías en :\lelgart!jt) y Ht'lzÚ. Durarte los rrgíml'nrs consrrradurl's !'l pjécrito siempre ha sido uu in ;t.nInWlltu p(,lítieo ¡H'ru pur lo ml'nus lu autDridarl elrrl ha tenidu miÍ j rlH~rza y ha si{lu Ill¡b n'slll'tada Y lus dl'smant's dI' los militares han sitIo mpllOS tolt'nlllos sin duda pUl' <¡U" el llH'.ior ¡¡POYI> (le \'stu~ fegíml'III>:! era pl cma y TlUel soltla(lo. Así hemus \ï\"ido l'nt rl' el Pledominiu dl'; IIllO y dpl "tI'O ~. en oeasi(lfl!'s de amho;;, ('/} eOllsorcjo de crlll'ld¡¡d .r de "JIl'p"iÚn, di' adn·r:,iÚn al prO¡.!TP;'!),de lllnmiL d·- la dig-nid¡ld .v dl' carE'J)cia dl' ganllltîa;; itJdirid\lal~s sil'mp!'\' afrup! !ladas pu!' in"titucill(l(-S tiránieas. ;\i1 SI' dphe extrañar (lile el (liu J la rpnganza hayan grrminadu siempre en lluestras luelus pulil ieas: el !illlatÜ;n1O l'pligiuso que la educación culonial dejara COlli) simi.>nte de ri"lencia l'Tl l'l cariíct!'1' dI' los ecuaturianos rl1l¡111ja·m a las masas rorular!'s hrutales e ig·wrantes y la ambiciÓn de lus t:iLlldillos C'l'pl'illlía las oposiciones úponil'rHlol('s como hiprrv can:lcnl.(' Jos d\'.'aful>\'f)s y otrupellus tie una soldadesca analfahl'tu e indisci¡;liuada. ;\0 PS dI' admirar que en estas eircullstan¡:ias ell'jértito nu h: 'ya siùu, cumo lo pS pn otros paíst,s. una institución simpátita, anla la, quprida}' rl'spetada. como ri hi.io mimado de la naeiÚn, l>inú que II contrario la prof"psiÚn militar haya sido ,'ista con aHrl-Í\in y 1Il1llusprpcio, a tal l'xtremo quI' ha habirlo époeas en (¡ue "1 soldado lia "irido completamente aldado delllllphlo <Ir cuya" mismas filas salía. Los l'8fuerzos qUl' flilrrsos gobit-rnns lHlu IIp\,ldo a cabu p)r nacionalizarlo .r Il'l'antar sn nirel mural por ml-dil) de la instrucjllll y de la disciplina. han lIwjorado indudablemt'ute su cun¡lición.v Ian atraído a sns filas dementos más sanos.r mejor displlestu~" )Cro por des~racia. ninguno ha querido prrseÎnllir de él eomo ins:fIlmento en las luchas políticas y mirntras el s,·lda(lu no ViVil alAjado J' extraho Il pilus, lllnitÚI1l1ose a ser guardián del 01'111'11y de Jas insLit.1eiol1P'i públieas, mirntras sea deliberante y no obediente, mipntns carezca dc.' la fiera indl'pendl.'ncia qne tiene en los países cirilizr<lllS y que )0 hace respetabll' a los ujus de tudos los partidos, será si:nlpre en 1'1 EelHl(lor lIna institución peJig-l'Osa para r1 onll'n y la tranquilidad pÚblica. Xing-uno de nucstros partillos polítieos tiene r'OI otra parte una org-ullización estable definida, por que allu142 m:t PLERto l<XTATollL\\O que l'Il pl ·:ollsrr\'ador se obsH\'a m¡í,: eoht'siÚn y dis('iplina, 1'110~e {Iebe m,is Jjp'l al caráett'r más modprado y p[\eato ri.' sus miemhros, {'n UPOSilil' n a Ia índole turbulenta y dcmal,:ógicn' dI' jlls agrupaeioIH'S lilter:tl's. En diH'rslls l~pocas se ha tratado dI' ¡p¡wir asamhll'lI" qlle hall lallZ1lùo distilltas fórmulas y de('laraciolll's dp fp .r forlllll!;Hlo prog-ramas. pero nunca han faltario disidpntes, que furlllando cam-paml'llto ap:ute, prote:,taran dI' la "aJiril'z de talps dl'(~lara('.i(JIH's. Estas tf'nd"III'ias gTPgarias SI' han dehido al rftr¡Íctl'r rminPlltt'llwnte prrsonalist:l. alltl'::; qur sl'et.ario, qlH' han tpnido nupstra,: a!l'rUpal·joIll'S politic: ", Ias que llan gustado sit-mrre (Ir añadir IIna disidf'lIp.ia fil lST,\ a Ul nomlln' cl.alqull'ra y llamarse Fl:l ..\\IST.I, Sl:T.\\IST.I, l'tc. J.:n pl pst<ldo Jclual la mn~'oría dI' las con SI nadorps ha adopta1lo 'C"mo proQ'nllT'a las declaraciones lwchas dllrantl' la eOllvenciÓn d\' ¡H8-! y el idl'¡¡! de los li0rral('s consistr l'II l'i mant\'lIimil'nto dl' la (\unstlttlción Il,·tual 'lue data de 1907 .r dl' Jas ley\'s de refurma ('X¡Wdidas drs(1f 1;;';98. La lucha pups prosig-ul' al r\'llt>dor dl' IllS mi,.;mas tÓpicu i quP hace treinta aliOS sl'r\'Ían para difl'rrneiar aJos Hnos Ile los 01ro;;. P<'ro desgraciadalllt'nte Jos prog-ramas o plata1()fmaS, e\llliO ahora se die!'. no han ;;icl" c?si sil'rnpr\' miÍ8 qll\' la miÍseara, l'nml;,ridura de ambi('iUIlI'S dI' podE'r .r mando dl' las faecillnr,.; rontl'lIdjl'lItps.r Jlor r\'!!la gl'lwral la c'lncnpisct'ncia ':to el dE'sPO d\' uH'drar Iwn sidu IllS mlÍ\'il s que han empu.iado a la una contra la otra qllt'd¡¡ndo la cll\'stilÍn il1t'olr'¡gica l'II segundo plan. Lo::; cauoilllls rll'vado,; al pod!:'r han frustrado gt'JIl'ndll]{'nte la,.; ('sjwranzas de lo,.; ideolÓgi :lJS .r de lfls patriotas dl' su partidlJ. no cuid¡iuoosl' oe satisfacE'r 1 Ja~i que su propi:' \{lnioari.r farurt'cer los intl'rescs de sus amigos illl'ullLlicionall's dl,fraudalldu las psprranzas que StlS partidarios o I'l I'aís pusieran en pllos. Por reg-Iii gerwral nlll'~trus pulíticus hal carl'eido ,le ¡drales y han ,lescon'H:i(lu en lo absuluto el arte Of' guliil'rno, la t~cnica dp la g\,stiÚn arlministratira y la malll'!'a rif' ~'uinr lin estadu: eondllctorl's de lwmbres en los eampamentu;; hall :;idu II.al"s cunductores de plI.'1.I108 en p\ g"hjprtlo. De nada ha "¡¡lido que antes de suhir aIllod"r bríllant\'s proclamas, casi sielllpre e:;critas por algÚn amigo tipi cauoillll, proH1ptil'l'lIll ':unfllsamellÍ\' ~, la multitnd librrtad, prugrrso, oesarrollo OP la indu,.;tria. dl'l comereio, prut!'cción a la [\gril'lIltura. por que tal('s }lrOnH'Sas sÓ o 1Jall sitio hpchas eon pl ohjl'tu de opslulllhl'ar al país, ignorando ':'\ r¡lIe proml'tía comu por1ría lIt'g'ar a cumplirlas. Cuatro admini,.traelon\'s ha tenido el Ef'lIatlor (jue se (',;rllpan a estos rl'pruchps: Its dI' Rocafllrrte y García Mon·no. ':i sigllit"odules bast.mtp oe lejo~ la cid spgllnQo l'lorp8 y la priml'ra dl'! gent.'ral Plaza, Hocafnrte. m¡is hunïiino. menos intolerant-p, más patriota, quiz:l;; mpnos ambi.:iuso quI' García :\1oreno no tu\'u la eonstancia. la tf'naeidad .r la l'n:'rgía de estë último: rrrdadero mbticu qUl' se creía prl'dest¡nado para la rl'aliza~ión de lIna ohra y ('.11,)"0prugrama de gubierno compado, concreto dpfinido, trataba de p<'uer pu Pjecllción, 14:3 PSlcOl.o(¡íA y SOCIOLOGÍA Yl'nrlo d 'I' '('ho al On qllP Sf' proponía, )Iandatario de un pai,; rrpllhlll:allll, Ho('afllprte nnts dÚctil, C\'I!lÓ muchas \"pcrs a la fllerza ri.' las t~irC\luslali('ias: GareÍil :\lnrl'l\U déspota m('dio-rral no 1'l'Conuda nllL's IIi taianqu"ras para rralizar SIlS propÓsitos. La obra. llt'\ \lno al'an'el' mlÍs slmp:itica; la del otro m;Ís ~ralldr .r admiral/If'. Loo; dü~ "l'an ilustrados, los dos eOllOC¡rrOn rI arte dt~ gol/il'rno Pl \1,111 ('urn\" lo huhi<'ra hl'eho uu l\Iunror o un Lin('on )' l'I otro !'.omo lin ¡,'pli'l(' 11 o IIU J<'raul'ia. Los ,~uhiernos dI' Fll~res )' l'l:}za fueron pI'ogTt'S;st lS'y sllpiprun ali\'iar sltwwiullë-;;-'ilUIllrosas creadas pur épo('as antl'! itl!'l's dl' erlle!tlat! y turhulencia, rrulizando obras de prog\'l'SO I' '1 1'\ curtIl til'mpu dl' sn g\'sti/m politiea, ¡)pru no t\l\'irroll ni la hahilioad IIi la altl'za dI' miras dl' los dos mandatarios antf'riores. Si l'n lIS rl'stantl'S administracion!'s alç'una ¡¡¡bur se ha efeccua(!o o ahrllna 'pfl,l'nw política se ha J't'alizado ha sid,.! mas bien dl'hi(la a al!:rllllo de" lus homhres que ,\(\ol1lpañahan al eaudillo, (jllr ha ]o~rrado i 1I111eirlo a lIe\'arlas a caho pt'fO la maroría de las rl'ces ~Ij;plan Iti prOQTama determina,io. En 1111pstra,; constitueiutle~ la Hllturid 10 dd pre~it!pnte sr, h:1 ~ohn'pllPsto sipmpre a todas las dem.ls si'n lo el t'je erntral dI' la administración: los ministros nu hall sido miÍs \jue ml'rus ejecntures, simples empleados a los que él ha ¡wdido rt rm pla!.ar o ,.;ustituir cuando no se prestaban a spgllir ciegamt'lll.l' SIIS inspiraeiones; de la \'olnntaù del presidente ha dependidu ¡Jllf'; toda la mareha dr la administración, y tratándose la mayoría de las reces dl, caurliIlus ignorantes y ambiciosos, el papel de lus mini'itros se ha redllc1tlo a moderar las tl'ndencias arbitrarias y dl'sp ")t eas df'! jl~f(~dd podl'r () il uhed('crr liplmente las Órdl'IH'S lit>! m<.nlatano. En el Euador el ministl'u tit)ne que SPI' un cortesano qU\ debe l'star IH'Tldiente de los caprichos J rclei<lades ele un hombre g('n¡>ra]mcntt~ inl",.'rior a l'l en educaciÓn y en cultura, las iniciat nlS .Yhupnas intt)nciunes de los hombrrs de talento se estrellan a~,Í ante lus intereses crt'ados que Plleden más en el ánimo dpl man ¡atario o antes la incomprensión por parte de éste de 1m; prohll'm IS pulíticos o económicos qlle se Il' presentan. Aparte de é~to. h ~estiólI pulítica encuentra sir.mpre ulHt;Íeulo t'n la rrsistencia de la masa general del país êlvostumbrado a la rutina y al em¡Jirismo. Sr. ha marchado siempw dentro de CÍf(',ulo vi(;ioso por que no} ahiéndose sabido conducir al put'blo pUl' la wrdadera senda po~ la cual debía llevÚrselt~, cualquier pa~o adrlante lo asusta .)' se rei iste a marchar. Las mejores reformas, las ll'Ies más sahias (,U ~dan f¡,sÍ incllIl111lirlas o son desyirtuadas y olv¡'dadas. I,a intolcrancia y la intransigencia. vicios políticos de nuestros partil:m han ngriallo si!'mpl'l~ \'1 ánimo de las facciones contenthnt!'s: la falta ne honradez y de huena fé, su carencia de ideales, llr alteí a de miras, de idl'!Is clc\'adas J de cO\Joeirnientus dI' la \'('1'dadl'ra situación del país y <il' sus necesidades, ha impedido (jue se hiciera labor administrativa, sabia, previsora y honrada. De otro 14.;, larlo la aerittd J la \'jolencia de la lueha política y los desengaños sufridus kn irlo ale,ianrlo del ejercicio d(' ella a los hombre honrados y pacit rOS en tanto q ne los audaees J' los arrihistas aprovechaban de su al~.iamicnto para colocarse en primem lila y lOR mediocres USuI'pl0nn los pnestos más elevados quP dpjaban los hombres intelit:entes y eapaces, La revuelta pulltica tÍ('ne la virtud de exaltar a 'us hombrCR más ignorantes ,r currompidos, de elevar el légamo :le las capas sociales, de 8aear mucha,,; H'ces del fondo de la, pris:ulH'S y de los oscnrm; antrus del vicio y de la corrupción. de la bra\'Ía y montaráz tierra, dr. las sl'lvas. de la aldea humilde v e~'Jon(lida, de la encruci.iada del lJan Îo bajo a los elementos rlfsl~olos y turba lentos que forma el núcleo principal de cada una d(' la~ numerosas revuluciones que I'egi;;tra nuestra historia, El lhanos político, como lo ha llamado Carlos Arturo Torres. se Illltn' principalmente con los detritus que intSlxican el organismo so~ial. Por eso ha sucedido muchas veces que la nación sorprenrlida por una avalanr,ha de gentes sin honor r sin dignidad ha tpllilf¡, lUt' tascar el freno (It> Hna tiranía impue,ta por la flH'rza, La i~r orancia popular, la indiferencia n el egoismo de las ela8e8 ele\'ada~. y la incultura ambiente, nu ha permitido que en el paí~ t'xista lo que se ha dado en llamar la opiniÓn pública, La conciencia cclectil"a no ha podido crearse, dehido a las causas antel'iore>:, r por consiguiente la mayoría de los ciudadanos no pact ía formarse Ull CllTlC!'pto real y verdadero de' los asuntos púhlico~, Añádps!' a pst.o nut'stru natural tendeneill. a la simulación colectiva, al ideologisll1( "I'rbal r la ahulia mental que más de una vez nos ha invadido y enervado: tÓmese en cuenta otros vicios ùe constitución social coino el regionalismo y el caciquismo, pónganse además el problema e ;nológico, d aislamiento de las eorrientes de la civilización en qu·) nuestra situación grognifica nos coloca, considérese las dificultad,~s que ofrece nuestra topografía al desarrollo del progreso y se tendr~ Ulla idpa (le las eausas que han influído para que nuestra política y nuestros partidos sean como han sido y como lo son actualmentE'. A falk de handeras y de programas, las simpatías personales o las conveniencias individuales han servido de guía y norma para el desaguad!'r) de las pasiones públicas y de aquí que el caudillaje y el oportunism,) d·Jminanin en los partidos más que los ideales y el deseo del b PU ,'star nacional. El criterio popular más. que por la razón, ha Sido guiado por su instinto, para dar la pr,~ferencia a éste o al otro eaudilIo y la ignorancia y la falta (le educación política han hecho que ,~l pueblo eliia casi siempre mal. dando la preferencia al que más alaga ba sus pasiones. En este plinto los partidos, o mejor dicho los llolíticos, que formaban agrup~iünes o ,;e apanùillaban para obtener el poder, han tenido buen - cuidado de no hablar al pueblo mas qU'3 un lenguaje huero y vacío, lleno de metáfGras y eu- 145 PSICOLOGIA Y SOCIOLOGÍA femismos, pero sin formular jamás un programa doctrinario ni ideas COllc·etas respecto a los asuntos generales y a los interpses dpl país En detprminadas épocas 108 caudillos que han subido al poder parl'ce que huhieran propnesto ofuscar la mentalidad nacional, ro solo con el corruptor r.iemplo de sus malas prácticas políticas. ~ino también dando ripnda suelta a las pasionl's pOllularrs sin mlliarse de reprimir los vicios y las enfermedades sociales, a trueque dr adquirir el aplauso del populacho que siempre gusta drl amo que le brinda pan J eirco. JJa falta de bandera y de programl' permite a los descontentos agruparse al redl'dor de cualquier caurillo de ocasión. para hacer oposición al gobierno que no ha satisr'e¡ ho sus aspiraciones personales o pasar de un bando a otro sin el menor escrúpulo adaptándose a todas las sitHaciones: de donde'esulta Que los más dúdiles y maleabl£'s son los que perduran en la política y los que aproypchan y w.~ufructlÍan Jo.,; destino!', públic<ls. En diferentes ocasiones, hombres patriotas y bien intencionadcs, hall tratario de dog-matizar .r disciplinar Jas masas amorfas QJe ho;\' constituyen las agrupaciont's políticas dl' nu{'stro país, pen han troprzado siempre con la valla que It's opourn los interese~; ,:reaclos y los compromisos adquiridos y contra la oposición de lus canclillos que en l~lIos veían la ruina de su prestigio. A Íl'a"ez de toda nuestra historia las tendencias polhicas han surgido, }¡;¡n vivido y se han ::aracterizado así. pl'ro no han podido lll'gar a olganizarse aún: tienen t.endencias .v distincionl's bien marcadas Pl,f(· no han podido llrgar a exponer un programa definido J sobre :odo li señalarse una línea de conducta .r lin método político dl'termillado en eada uno de los awntos sociallls. económicos, internacionales, agrarios. etc .. que son otros tantos probll'mas que el país tiene que resolver. El Único criterio Que guía a los hombres dl' los di''Cl'sOS bandos es el sentido religioso y la intluencia más o meno~ f centuada dpl clero en los asuntos públicos o su alrjamiento de los negocius del estado y de su intromición en la política y aún el "I manejo de la conciencia nacional, por mpdio del adueñamientJ le la enseñanza pública y del dumillio que e,iercen desde el confe~;icnario y el púlpito. Pero aún éste influju SI' ha debilitado y hoy suit separa a los bandos eont<,odientes dt'l odio tradicional y la ambición del poder, tendiendo los unos a formar una oligarquía plutccrática y los otros una drmagogía turbult'nta. Entre estas dos tl ndencias hay un término medio que aprovechando elementos de amhos bandos ha pretendido gobernar -el país sin caer en las ex[ geraciones de unos y de otros o mejor dicho, sin apelar a los re()u eSos de fuerza de los unos ni a la violencia plebeya de los otrot ... Pero en resumen, todos los políticos de nuestro país podrían, si s ~hiciera abstracción de la cuestión reli~iosa, gohernar con las misma5 fórmulas, porque sus ideas no los separan más en este punto. 146 HABIF.:\110 esturliarlo ya la composicÎ(ln dl' las agrupaciones poHtieas que en pl Ecuador se disputan ri pOlirr y las di¡.;tintas orientaciones y tendencias, que a falta de un credo con ('reto .r ddinidu. las dividen l'ntre sí: veremos ahora la forma .r los proe(>dimiE'ntos que rmplean el: la Incha tan tenáz coma porfiada qUE' dC'sde la inoependencia ha r ¡arcado la revoluciÓn de la nacionalidad. ~o preparados JHwstros pueblos para el dercicio de la democracia ni E'ducfldos en prácticas políticas, que no se aoqnieren corno dE'cía Bolívar, baio gobiernos tirânicos; tomaron sin E'mtargo la furma democrática, más qne por tpndencias naturales r por conformarse con su psicolOgÍa l'special y habitual mooo de ser, pur pl idiulllg'ismo dE' los dirf'ctores del movimiE'nto insurrrceional que nos diÓ libertad :r que les hizo adoptar una forma dt' gohierno qlle las necesilladrs dpl momento hicieron posible .r casi Il(·cesaria. La crración dE' la Am¡;rca rE'puhlicana, no sólo o¡wdE'ció Il una reacción local, sino que tU\"O una trascendencia mayor l'n la vida de la humanidlld, pllE'sto que aparf'cía como una fuerza opnesta a las tendencias monár')\licas ahsulutistas q\le E'ntOllcrs prl'dominahan E'1l Europa y así dE'l uno al ¡tn; lado del oCL>allolos l'Iempntos IíbE'rales la imp\lsierùn como una fllena opuesta a aqtll'lIa otra h·nrlpncia. ~ uestro ¡Jais si~uió r1 t'jpmplo de sus hC'rmul1I\s del nortr y se dE'sligÚ dt· la nran Colombia, E'ntrrl;Índose en manos del dt'spotismo militar qne Ir "lahía dado independencia, pero que dE'l1tro del régimen republicallL qlle adoptÚ, le diÔ mllY ('scasa lIhrt<lll y mllY poca muralidad polltiel. ~'ste vicio uriginal, con todas SIlS cc,ncecllencias E'S el que hem 1S vt'nino pndecienoo r E'I petado que alÍn purgamos de g"ohiernos de~;póticos que engenrlran revoluciones demagÓgicas. Acostulllbn mus desde nuestro nacimipnto al empleo de los medios de fuerza r dolencia en la vio a pÚblica, pl abuso y la violncíÓn de ia ley, la fa ta dE' respeto a los derechos ch'l cilldacJano, E'I c\lmplimiento de I,)s deberes más triviales por parte de toous, ilegitimidad l:'n el origen de los gobiE'rnos, han roto los \"inculos que dE'bE'!l \lllir a gohE'rnante~, y gobernados r el estado no ha sido entre nosotros otra cosa q\le ura afición impuesta al país por la fuerza ~. que sólo se ha~ PSICOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA cía sent Ir ea forma de exacciones odiosas ~. de extorsiones VIOIl'ntas. Sada tiene de fxtraño qne, como consecnencia natural, fueran las revoltH ione~ el rlesahogadero de las iras de los .\'l'.iados y oprimido~ y la bandera tras de la cnal sc> cobi.iaran todas las ambiciones no satisf·'ctlas ~. todos los ímpetus mal reprimidos. El est ldio dl' nuestra lIistoria nos ha demostrado cómo en diversos p,'r odos de aquella lucha política no se ha entablado entre clasps o cllstas ni entre regiones diH'rsas que tendieran a dominar la una a lE otra por moti\'os de origen étnico o económico, sino entre grup,)S de di~tintas nacionalidades al comienzo y en diversas ideas religosas má~ tarde. La alternabilidad de los grupos políticos necesaria t'n la vida de las naciones democráticas, no ha podido hacerse de lU madI) pacífico, porque ni los que gobernaban tl'nían la tolerancia suficientt' para <lP.iarque los ciudadanos e.iercieran librem<mte l'US derechos, ni esto~ tuvieron nunca conciencia exacta de ellos, ni la firmeza .Yla ecuanimidad sulicienll's para reclamarios de un mod! ~acífico pero ~nl'rgico y sólo hallaron en Pl tumulto y la rebeldía la manera pronta .Y elicaz de adquirirll,s o recuperarios. La liberta<i de sufriagio sólo ha sino un dereeho l'scrito y con~ignado en las mut has cünstitul;iones que al país se ha dado, una por lo genrral dewués de cada revolución, pero nunca o con muy escasas excl'pciones un hecho real y tangible que haya hecho srntir su saludable influencia l'n la vida pÚhliea del país. Aún hoy, después de casi un si~lo de vida innrlwndente, continuamos lo mismo y de aquí uno de los males fundamentales de nuestra política que día a <lía se ha id) 19ravando, merced a la cronicidad del mismo padecimiento. En cf ~cto, si al comienzo esta libertad estuvo restringida para solo nn determinado núc!l'o de ciudadanos procurándose, por este medio qlle los electores fueran solo la parte mas conciente e ilustra· da del paí" le fué entregado aunque de un modo illlsorio este poder discresicnal, cuando aquel no había adquirido el desarrollo cultural y solo ha ¡uedado en manos de Jos gobiernos para que a su amparo' se comdHn fraudes y ahusos, que han llevado el exceptismo y la desconliall7;a en los procedimientos, al ánimo de los ciudadanos, Los pacificos no hacen uso de él por temor de verse atropellados; lo, in~truídos porque saben que su número es menor que el de :os analtabetos: éstos porque ignoran lo que con la política 5e .relaciona y sólo saben que las elecciones son una ocasión -para qUB :;e les ve.ie y oprima: únicamente la matonería trashumante de las villas y ciudades, dispuesta a vender su conciencia y su fuerz.} :nuscu]ar al mejor postor, l's'la que elige los candidatos que el I~ol)ierno o algllna facción oposicionista desea ver en los cargos púhlicos. y sinó por este procedimiento, hasta hace pocos años se ha elegido por otro más expeditivo que con zumbona irouÍa 150 DEL PVEllLO ECl.:ATOHlAXO describe a.;Í ('1 viajero francés Delebecq: "cuando se Quiere elt'gir un diputado ,) un concejero municipal, una compaiiía de soldados desfila por delante de la mesa el{'ctoral ~' ya d\'po~itando en el únfora sus nltos; la misma tropa J'('pite igual operación hasta que se complete el número de votos snficient(·s para sacar triunlhnte al candidato ~scogido. Si algunos ciudadanos tratan de oponerse a esta manera de procedt'r, uno:'. cuantos tiros de fusilo unos cllantos garrotazos los vuelven más a realidad Óp las cosas. "Los J\pehos han camhi,ldo un poco en los últimos año.; y Jlor pudor político, annque no conste en la Jey, el ejpreito ha cpsado de votar: pero en camhio turoa, armadas de garrot\'s y de revÚI\'l'r(ls y reclutadas entre la haja elas\' social monopolizan el libre ejercicio de la suprema garantía ci ldadana. No \', ~n estas páginas donde yoy a expon"r los mil abusos y-Ias mil incorre'~ciones que se com\'ttll. sólo hago mención de ellas pa· l'a señalar we, falseada. la base del sistema f!pmoerútiro represPllta· ti\'o, no qu~da a las facciones en lucha. otro recurso qlle los nwdios de fuerza, I ara turnarsl' l'n el poder: por endt', hl' aquí una de la~ principales callsas de nuestras fl'l'cuentes revoluciones. La otra sc desprende d\'l mismo hl'cho de qut:', dándose particlp:¡eión al ejèrcito pn la polítiea. este es una fuerza Que decide la snl'rte de los gobiernos. Así, Sea que l'l kfe dl'! Estado sea lin militar o un CIvil, qlle el gO-i)i~rnospa cons"rvador o liberal, \,) ré¡¡inll'n PS sirmpre militarista por pl hecho de Que sólo domina debido al apoyo lipl ejército J que falt<ÍndoJe e~te, cae in('\-itahlelllpnte del }lodeI'. No apo~-álldosc los partidos, o mejor dicho los políticos de los handos contl'ndorl's. en masas·~ulal'es. densas y cl)nseil'ntes tienen que applar irr€-nlediablplIll'nte a e::;te apoyo extraño para mantenerse en el mando. Con muy justa raz6n ha dicho un et"critor nacional que mj\'ntras linos se apoyan en el cura .Yl'n el gendarn1f', los otros se apoyan PIl l'J j!t'ndarme y eJ montonero. La única dilprl'ncia de un gobierno a otro coni:\iste pn la mayor o roroor tolerancia qUl' se tenga parll los abusos llun la soldadesca COIDt·tacontra la població/l civil. J't'ro por 10 d\'má~. todos h.~an al soldadv, procllrando que el Prl'slIpuesto ml'jor cuhi\'rto s~:el dl'! Pjèrcito qlH' an:;oT\"l.' la cuarta lmrte de las J'l'otas naciorl'ft1l'sy qUI', a pesar de las Ipyes de pie de fu,lrz;l Que se dictan. es casi si~)mJlre suprrior a lo QUI' rl'ahnente opcesita la nación para su srguridad r d£'fensa. Decir CUllntos tra.ítOl'1I0S políticos v sociales engendra este predominio del militarismo. i:\ería tarea ¡iuga y dos jÚvenrs escritores nacionales, el doctol Lronidas GarCÍa y dOll Daniel Hidalgo, lOll han estudiado bien \'/l SIlS sendQS f- magnificaml:'nte escritos opúsculos. De paso hpmos Il~Ul~nado \lll tercer vicio de /luestra política y \'s ]a falta ,le acatamiento a la ley y la facilidad de su incumplimiento, la fr\'~uencia. con que ('S violada por los mismos en"argados ùe bacerla guardar y cumplir. En estricta verdad, poqemos decir que, 151 p;;rrOI.OI¡i.\ manclatario SOCIOI.OGÍA !lUI' se ha.va ceîiido estrictamente a ella haya huscado al!!Ún subterfugio para oriIlarla. nlglua puerta de e~ea¡)(' para no cumplirla. 'l\Hlo .ndi\"id uo erigido en autoridad, pan'Cl' {'omo que se creyera por t'llcima fIe la ley y pxcl'ptuado de Hl cumplimiento. sin perjuicio <le aplicarIa con dun'za a los que están haj\J su férula. En const'c'H>ncia, los gobernadus no miran rn el Estado sinÚ una fuerza dl'.;pÓti(~a. ~il'l1Ipre dispuesta a cuartar sus dereehos J la autorida-110 SI' t I'allucf' para 1'1pueblo, sobre todo para las clases inferion's, sinú en forma oe ahusos r rxaccionl's conll'ti<las pUl' Pl juez. pUl' el pu] ida. por el Teniente Pulíticu, pUl' el militar y hasta por los (OIWI'.ÎOS municipales. La le :¡¡dura dI' ferrrlf'nto y odio que hac!) prosperar a las rc\'olueiones y empuja el p{lpulac~ho (le las ciudalll'':; y laf; campiñas tras de cualquier hanctera. l'tllpuîiada por un caudilkjo, f;e defw bust~ar en la illcomprensiÚn dn lus políticos de clase elerada de la psicologia (,spl'cial del puehlo qlh! ~obi{,l'lIan, en su ncgli~l'ncia para poner r('rnedio ¡¡ sus nt'(~(,:iidades .r en :iU tuleran(:ia para los abusos de los ea(~ir¡n(';; lUeblerillo~~' de las autoricta(l!)s inferiures. Faltando todo fn'nu all))cler, ('sto s<llo se ve coartado por di:ipusicionps Je~ales cnyú cum,llimielltlJ trata de eva{tir. siempre que lo jllzgue conveniente y no ('~. raro sinemharg-o que los políticos'y mandatario.; (leclaren que en ilL paí" dl' díSI:ulos, l;~s leyes son insulici!)otes para guhcrnarl"~so Los que así hablan ol,'ulan la Hii;toria y no re0u,mlan 'Ille más de Ina vez hajo Pl imperio de tiranías que no se ciñrrun nunca a J¿ls leye,;, no fue la nación mejor gobrrnada ni anduvo mlls de prisa en el caraino del pro¡rreso. LeIS c"erpos plegihlps, el congreso y lai:; municipaliùades no son {m suma m¡Í.; que Illla prolongación del poder <:entral, pnesto que son elegidos por inspiraciÓn suya y bajo sus auspieios y sólo por rara casualidad o t( lerancia, que miÍs de una vez se debe a una estratagema política, se deja asistir a ellos algunos hombres qlle no participan de las ideas del gouierno. Estas minorías no plu'llpn hacer más que liPa laho~ de oposición infccunda en sí misma, vero cuando la opinión pública las apoya, el Jloder rie estas suele ser hastante para intimidar a los gobiernos que en tales casos YeTl coartados sus planes, llHÎS de IlIla vez, ruinosos para Ia vida nacional, como que no son inspirado,; l,ino en un inter{>s personalista. Li '¡lIta de probidad gllbcI~ativa y desinterés pcrsonal hace sospechow cnalquier plan cconómlCn salido de los hombres de gobierno y las op Isicionps explotan much<ls veces con evidente mala fé "sta rlesconfi tnza, ostaculizando en ocasiones intenciones de los gobernantes ineludilMmente honradas y progresivas. Est l mar qne viene dese/e los comienzos de la República y ei) de re(OI dar Ia caída del ministro Tamal'Íz en la época del Presidente Rocafuerte por haber tratado de reprimir el agio y encausar 1l(;¡1~0 no hlYll r :v que en a]~una (lta-.;iÚll 152 110 DEL PCF.BLO }:CUATOf,UXO el dr;;on!,'n que reinaba en la Hacienda Pública, mal crónico do Iluestra a(ministración, A esks Yicios capitales y aún por encima de £>llos, (lebe unirse la falta de llll idl'al elevado y Hna visión de conjunto que caracteriza a nue ;tros hombres públicos y qu(', dejando a un lado los do~mas y lù~ pre.iuicios de las banderías políticas, tratará de imprimir a la naeiÚn un rumbo definido, de acuerdo con su pasado histórico y Cl n ;;us n('cesida(le~ actuales .r futuras, Acaso sólo dos gobernantes que hemcts tenido se han dado cuenta exa,~ta de ellas :r con visión clara, aunque no serena y quizás OfUSCiHOS siempre por el p;;píritu partidario, han podido imprimir, aunquc con distintas tendencias, un impulso firme y decidido en el camino de la cjvilización y del progTI,;SOy dotamos de lp,res e instl'ucci','llp, que aún subsisten: Rocafuerte y (¡arcía l\Ioreno son en nuestra hi"toria política espíritus cllya alta comprensión de las realidades de la yida nacional, no han sido igualadas pOI' utro mandatario; las refurmas políticas y las obras públicas que en otros períodos de g,.)hi,'rno se hayan podido llevar a cabo han sido en yerdad inspira.las más bien por los homhres que rodeaban a lus gobernantes y ql~e estos acoglan instintivamente y hacían suyas sin comprender en rpalidad el verdadero a!cance y trascendl'ncias de ellas. Esta carencia de llleales no sólo en lo político. sino en lo económico, en lo administratIvo y en las relaciones exteriores con los demás pueblo" además de habemos hecho cometer la mayor parte de los errOles de nuestra vida púhlica; hace que con frecuencia se dicten leym inadecuadas al temperamento nacional. y Que la mediucridad imp,}re en todo porque: no siendo necesario, para desarrollar plant's de gohierno concebidos sin talento ni elevación cie miras, el C(lnCllrSOde los hombres más ilustrados, se echa mano de los elerwmt,)s que, por su menor valer, se prestan mejor a satiscel' las exi!~tncms de los gobernantes. Además, su mentalidad est¡i más cerca de la del pueblo y se hallan por consiguiente más en contado con las realidades vulgares del momento, y de aquí que los organisrro1:l rampantes de la política que lus hombres dúctiles y maleabl(l~. ~'an los que mejor provecho saquen de ella, A.unque ha~Ta derechu Dara acusarIa de falta de patriotismo, Ia parte ilustrada del país 1eh ,\sa más de una vez ocupar los cargos ptÍblicos para no tener qu,! apelar a los medios que se consideran indignos y en desacuerdo con su manera de sentir y de ver las cosas. La luck de ideas, por otra parte, ha cesado en realidad; pues las de los tÍltimos diez años sólo han sido personalistas y pneden considc·rarstl como una recrudescencia del caudil1.aje militar no desaparecldo ni vencido aún, Las revoluciones se han becho bajo pretextes de especiosos, para cubrír las apariencias, a veces con raZOnalllJentos pueriles que de.¡aban ver la sin razón de los que los llevan a cabo y seria curioso releer con criterio impar- 153 P"ICOI.O(ií.~ v SOCIOLO(iÍA cial y sereno los manifiestos que han lanzado 1,)s jefps rryolul;iollarios r r¡ H' hoy. después que rI tiempo que ha I'enido a deshacer mlwhaslusiont's ,r a destruír muchos prfljuit~ios, harlan sonreir al psplritu (It sapasionado que hicil'ra tallectum. Las reacciones \'ioIl'nlas que a tales n~\'oluciones han seguido. no hall siclo sin6 cOllseclIIll,ia natural ill' la. in.iu~ticia con que fUl'rl)n heehas y Ult mOl'imil' lt) de dl'fensa más bit'll social que polítieo, para terminar los JlHíodos de corrupción y de d('sorden a que han dado lugar. Xu sab 'ir mos decir si el militarismo con el:o está cnyando S\l llropia tunba p('l'qlle en un paí, donde la opiniún púulica til'np tan l's,;asa fuerza (:omo pn cI nu('stro. los cad¡Í\'ercs políticos son \ln mIto J' d('sput;S de un tiempo de letargu parecrn (¡ue rC',\1citaran ¡il res dp las culpas qup eumetipron. Los plwblus pareet'n faltus <ll~n¡>moria y que no aprnn'chan las lf>eeiones dn la experiencia pn cuanto al eonocimi¡>nto de los homures y 11 la aprel:iaciún ,dp S(I:-; virtudes. I·;~ta falta. de sanciÚu en lo social ('orno I'n lo !,olític( se dl'he a <los causas: primero li cobardía moral, (lues ha.\' hom r a ('('barse t'ncima f'npmistadps ppligrusas y así pn un puchlo (h canícter end!'ble es el brabucón qun triunfa y se impone. clIait':.quiera quc sean SIlS faltas:'y sl'gundo al CHIto dc los homhn'.;, n>rdadflros ídulos opl foro, como ha dieho cI escritor ('()lombiar o Carlos Arturo Torres y que cs Hna de las earacterístiras hudl tS dpjactas ctesde la independencia por la intransigencia partida:-i,ta. Esto hace qne no se diferencie entre sí al mandatario probo y hourado del dilapidador.r concusionario, sit~mpre qne este SP'Ja lialngar los instintos populares )' hacerse dneño de la fUl'rza lrmada, snpn'ma auturida(l que concede pl po(kr con una g'uardiL petroriana en tirmpo de la dccadencia del imperio de los Ct;sarc!;. Por eso son posibles aÚn en nuertro pais las tiranías pncahel.a las por un personaje ll\1litar, pues aunque la última que hemos p ¡decido haya tenido un lio dolorosamente trágico, no puedI.' decir:;e que la situación social del país haya vlielro imposible tales ~:ohiernos. ' La intransif{encia y la intolerancia ori¡rinadas en Inchas en que cl sectarismo político se ha unido al fanatismo rl'li~ioso, ha dr,iado III sedimento de adio y (le \'Jolencia quc ha lwchu más cnconada aún la lucha. hasta ahora en nuestros días que ya no se ha combatido por idl'llS o princiJHos doctrinarios sino pur intereses personalistas. }las los rxeesus de esta misma viulencia han 11l'gado a impresionar hasta cierto punto a la mayoría de la naciÓn y elrte {iisgusro y esta repulsión por tales medios puede ser un prinÓpio de curaciÜn de nuestro tétanos político y un comienzo de regeneraclon en nuest.ros métodos de gobierno. A tan vicioso sistema político tienen que corresponder formas de administración mtis vici:!.das aún y que originan y engendran a HI ve, marores daños para el progreso de la nación. Los gobernan- 154 DEL Pl:En1.0 ECl!ATOIlIA:\O tes tiel\flp-II a rodparse de personas de su eonfianza que les sean adictas particu]armpnte y de aquí el n¡>potisrnu y la oligarquía y la tolerancia para los abusos rie los empleados inf\>ríoJ'l's, para lus cualps se cierra lus o.ios pUl' .mipdo de pl'J'der un partidario que apoye ineondiciunalmente los actos del Jefe de gubierno J" SlIS )[inistros. La distribución de los empleos púb]icus se hace siguiendo E'l criterio de que es preciso contentar a los amigos y partidarios del Jefp del E,ta<.:o sin consultar las aptitudE'S que estos tl'ngan para desempei\arlo y los cargos pÚblicos antE'S son eonsidrrados como prebendas ) sinecuras y como un premio a la adhesión drl agraciado con {'lia. Principalmente lus que tiE'nen que manpjar rentas púhli(:as buscan hacer su pro\"{'eho ¡wrsonal administnlndúlas sin prubidad con perjuicio dpl erario púlJlico. La sanción de los tribunales encargadl's dE' re\"isar las cuentas se hace lenta y tardíamPllte haciendo nula su acción que (lE'lwría ser pronta y rticaz. J)('más e~tá decir lo q.H C(.'I1 E'sto padecen los servicios' plÍ blicos y de cómo la fa Ita de aomic istraci¡)n trae cunsi!!o la desorganizaciÓn general y muchos tI'UpÍP20S y <iificultades pn la vida ordmaria. Tal est grandes rasgos ]a manE'fa g'E'neral corno operan las faccion('s l)olítica~ y si bien rn estas hay homlJI'f~s prubos .r honrados que des('arían \'E'r cambiado el rumbo de los acontecimientos y t'ncallsarlos lo, prucrdimientos por utra vía, siendo su nÚmero escaso, se \"en flffl)llados por la mayoría y al tin tienen que ahstenersr de tomar parte en la lucha desengañados ante la impotencia de sus esfuerzos. 155 As! I~OIllOla rida de los indidduos Ias faltas que se cometen durante (' la ran acumulándose hasta el extremo de ocasionar situaciones dfíe-iles e insostenibles a los que la cometen: así si se ha sido \'iciosO~iy corrompido!; puede lIeg-arse a la degeneración: si se ha sido dl'rrocltadur Jluede ocasionar la ruina; del mismo modo los errores df' lus IJUl'blos ¡,;eacumulan hasta provocar crisis y trastornos cuandu su imp "t~risión o inexperiencia los cOllduCI\a análogas situacionf's. Tal pu¿de decirse de la situación económica del Ecuador <¡ue,auque lia j~uinosa .Y desesperada, se halla huj' en un estado de estancamiento que diticulta en unión de otras causas, el r<Ípido desarrollo de la nación. Cuando nos erigimos en estado independiente nuestro drsarroIlo material era muy escaso r las rentas del país, de suyo pohre~; r menguadas se hallaban pi~noradas en Sll ma;vor pilrte J' en poder de agiotistas que especulaban '~on la penuria del tesoro público. La primera administración nada hizo por remediar f\ste estado de cosas .Y los esfuerzos del presidente Rocafuerte S8 estrellaron a~:Ite1;1 influencia de tales vampiros que vivían a expensas de la nacilÍn. Vicios heredados de la colonia hllcían que la administración fuere sumamente defectuosa y la falta de probidad, que por 10 demiÍs dc;;gr,lciadamente en tor/a época ha existido en el manejo de los fondo~ pÚblicos, era escandalosa en aquellos'lif'mpos. El estado (Ille apenas podía atencler a Sil subsi<;tencia tuvo que tomar a su cargo pa ·te de la deuda de la Gran Colombia y heredó así una carga que le ha sid" sumamente onero<;a y le ha ocasionado en todo tiempo dificdtades y controversias. Sea por la escaséz de rentas, sea por las 1J0ntínua$ guerras civiles, sea por la incapacidad de los gobernantes, estos dieron poca importancia a los caminos y vias de comunicación, principal manera de facilitar el desarrollo del comercio en los plJl'blos. Fué en la època del presidente García Moreno cuando se constituyeron e iniciaron las mejores que hasta hoy tenemos y con p}st·:rioridad los demás gobernan~s cual menos trabajó en este sen~ido. Aunquc I:ometiendo errores en la forma de la contratación de los ferrocar.ri:es que han estorbado que se obtenga de ellos todo PSICOLOGíA Y SOCIOLOGÍA - -- -. ---- --------- pl prOVClho que sprla de esperarsE', ha tocado a las Últimas admit\'il('iones el honor de iniciar o t.mninar l'n el país una serie de vías fl'm'as, (¡U ~ aunque hiln demanriadu y siguen aún demandando ingentes sacrificios de parte (le la naci{.n, harán cumunicar Importantes cent.ros de produC'ción .r (le actividad comercial y darán vida a pxten.,as .r fl'races re.~iOl1l'shoy incultaf',.r despublallas. El prineipal rie ellos qlC va desdI' Quito hasta Gllayar¡nil ha sino hasta ahora el más c;¡,,;toso. aunque, mdwiablementE', €'I más importante. porque pone en Clmunicación directa la Capital de la [{epÚblica .r la mespta cen ~ral interandina con el puerto principal del país, Su ('on:-:trucción St' haya sin embargo íntimamente ligada a la economía y a las fi lanzas nacionales. no solamente por la relación natural y directa 'Ile existe entre ellas y la~ vías de eomunicaciÓn sino tamb¡èn pOlql\e el crédito del estado se haya empcñado por CUuseCUl'ncia de él. En efi~cto, la dpuda externa pn)\'eniente en su mayor parte de 1(, que nos tuclÍ pagar la rleuda de la Gran Colombia no había podido;c' cancelada, Ju'ro ni aÚn siquiera el Estallo pudo atender cumplidmaente rI pa~o de los servicius de intereses y amortización, en rlive"ShS épocas se hi(~ieron arrt'glos con los tenedores de bonos para ef'~c'uar dicho pa~o: pero la vida irregular dt' la nación cuya hacienda pública ha tenido \loa existencia más precaria y aun ru las cundil iones honrosas 1m que dichos arrl'glos fueron pactados, imI)j¡lieronLl tes'¡ro cumplir SIlS compromisos habit'ndose suspendido el servi ~ill de 10'5 honos en 189·1. En estas eundiciont's v tratándose de comtruir el f(~rroearril de Guayaquil a QuitD se hi'zu nece¡:ario recurrir d cré,lito exterior dificultándosc toda operación por ca\lsa dl' la SIlS >ensión dpl pago antedieho. Enton(~es se llevó a cabo una nueva cUllversión de la deuda eangeándose bonos de ésta por bun os del ferro,;arril ;r pasando lie los acreedores del estado a ser acreedores por concl~pto de esta ohra pública la cual ~e les daba como garantía en hipl,tfca. Se esperaba cuan(lo la obra t'ué Jontratada que el pm .. dueto (lel tráfko cubriría no solamente el gasto ciel mantpnimiento y servici" del ferrocarril sino que también alcanzaría para pagar los intereses y la amortización de los bonos y así se pactó y convino. Pero por des~racia han snrgido dificultades interminables y ann no terminacas entre el gobierno y la compañía constructora: el primero exi~;e una revisión de la cuntabilidad de la Compañía confvrme los cont"atos, alegando que el producto <iel tráfico es suficiente para pagar los servicios referillo!\: y la segunda se niega haciendo constar en sus libros de contabilidad partidas que el gobierno considera Climo ilegales, con el objeto de cubrir el saldo y evitar así el cumplir con su compromiso aumentando al mismo tiempo las ganancifls de sus accionistas. El Gobierno ha suspendido el pago de los inteleses de los bonos, pero sus tenedor~s alegan que nada tienen que \"~r con la compaflía constructora ni con las diferencias que ésta. tenga· 'Jon el gobierno y que es éste el responsable en todo caro 160 DJ::L PLl:m.O F.CllATORL\~O de los intl'r ~~es de dicha deuda. Ha surgi,lo aqui un conflicto económico que gira dentro de un círculo vi(:ioso, pero que en todo caso constituye I n l'scollo para la buena marcha ('conómica del país porque los t.~led,)res de bonos hacen una propaganda de descrérlito contra ell's:adll y le impiden contratar emprèstitos I'n el extranjero para llevar a eabo otras obras públicas que impulsando el desarrollo del País p,:rmitirfan a éste, al mismo tiempo que alimentar su riqueza y SlI pr')1 lw~ióo, sus rentas, merced a la cual podría hacer honor a sus compr')mlSllS eon más reglllaridarl. qut' a lo que hasta aquí lo ha hecho .. ~I'a. por la situación geogriÍtica del país, sea a cansa del clima, de la ignül'ancia que acrrca rle èl existe en el extranjero y de su agitada y:da política, '31 capital rl.e afuera no ha acudido tampoco ba.io forma., de l'mpresas particulares, de las cuale".,ólo existen un pequeño nlÍnero y por tanto el incremento de él, sób se debe en su mayor parte al esfuerzo nacional. En otr'), palses de la América, aun de nlgun0s que b~n tenido una vida política análoga a la nuestra, este contingente ha \'enido sin embargo p':He Il torlos los inconvenientes, y debido a ál, mucbos de los problemas nacionales se han resuelto fácilmente. Los países de la América central a los setentrionales de la del sur han sido menos tilVorecidos yeso que su riqueza no desmerece la de lo~ otros. Quizá deba l,usearse la callsa de éstu en que los países más ricos y empreo(ledores Inglaterra. Francia, Alemania, Bélgica tienen en Asia y AfrÜ',ll tierras tan feraces de snelo, clima y producciones como las nuestras y prefieren desarrollar en ellas empresas agrícolas e industriale:;. p:un obtener, talvez en mejorrs condiciones, productos sempjantEs a los qne nuestro suelo }lodría suministrar. Las colonias Ingleslis do Trinidad y de la India, las Portugueses de Guinea, las Belgas J :Francesas del Congo y las Holandesas de Java 60n en efecto nue.,tras competirlol'as en lOi>m~'rcados europeos. Con el apoyo del capital cxtran,iero Qtros países de más vitalidad que la nuestra. no hubieran podido progresar con la l'apldéz con que lo han hl'Jho, ni explotar sus minas ni construir sus obras públicas. Pero ha sUI'gido otra dificultad que retardará por mucho tiempo más la inmigraeión de capitales y ésta es la causada por la t.rempnda guerra enropea que hoy conmueve al mundo entero. Pl'eveen los linan'llstas que a consecuencia de ella quedarán económicamente a~otadù:, los países más ricos de Europa, actualmente empeñados en la contienda y que necesitarán emplear todas sus energías para refitaurar SIlS industrias y sn comercio, empleando en su propio territoro el dinero que antes se invertía en emprbsas en el extranjero. Más aun, en los Estados Unidos, que se han aprovechado de la guerr;\ para incrementar sus industrias y efectuar enormes ganancias, que antes eran tribntario del dinero enropeo, se están convirtiendo al contrario en prestamistas puesto qne ya varios empréstitos se bal lanzado en estos países y por consiguiente sus ban- 161 PSICOLOGíA \' SOCIOLOGíA qlleros enr ontrando más se~uro colocar sus capitales en Europa Pfl'ferirán f st,) Último a colocarlos en los países hispano-americanos que ellos cOTlsilleran como cO/1\'ulsivvs. Además <le ésto el interés dE'! dint)ro suhrá drbil\o a la mayor liemanda de los capitalE's y sólo las rmpresës mur lucrativas atnU:'r;Ín la atención de los esppculadores. BifJn es vnelarl que mucho!! economistas creen que la imersiÓn de capItales ,'xt.ranh·ros no solampnte merma la soheranía rhol pafs imponit'lldol) el tlltr~Iaje de una plutocracia extraña, sino que también constituYI' más tarde \lna pérdida constante de recursos para el país porque le impone \lna contribueión anual .r una E'migración de dinero por callse de los divillendos e intereses corre,;pondientps al capital invertièo que es nl'cesario pa~ar IUl'go. Est'), no obstante el rjt>mpl(· de la ,\r¡{entina .r Chile no~ mue~tra qlle si los homhres (liri~l'n':e~; de una naeiÓn se inspirau en los dictados de la cordura y el patliotismo para guiarlo y si el puehlo corresponde a la conducta ,le sus gobernantes, la riqueza del país, no sufre merma sino que al contralio aumenta cada día y 'Iue la sohHanía l1aciunal)o Iria cunsen'arse incólume a pesar oe las influencias (le! c3pitalsI'lo E'xtranjl'ro. Vl'rdad es que un e.iemplo contrario nos lo dan t\mbíén los países de la América central en donde vemos realizars-! enteramente pl primer enunciado. Lr. escasa experiencia que el Ecuador puede tener aCl'rca de este p"o')lema financiero no le e~ favarahle: por las causas anotadas más arriba ya hemos "isto de como se ha halladu siempre en dificul ta les cun sus acacedort>s extrankro!i, y con las compaÎ1Îas empresarias de sus ohras pÚblica,,: y pur lo que haec a las empresas pnrticulam" éstas generalmente g"llstan oe viyir al mar~en de la If r atrü¡wllanri;) los derechos de los uacionales, demandando privilegios exorbitantes, a camhio de concecioD(,~ ilusurias y eousitárdose alodio .r Pl pncono de los pobladores. El çapital extranjero que honradamente ha \'enido a trahajar al país llll sufrido, .insto es confpsarlo, los natnrales qurhrantos que la agitada vida polítil~a de este haya podido causaI'll': pero nunca se ha dadl) el easo :If que propiedades extran.ieras hayan sido robadas o saqUl'allas ni le que una pmpresa haya fracasado por eausa directa de la rP','oluciÓn. Se v!' pups que si l:'l país entrara en una l~ra de paz ba~.tante larga para borrar desconfianzas r hubiera honradéz, seriedu I y sinceridad l'Il el GobierTlo, se realizaría el mismo éxodo que en otros países y psto sería una gran ventaja para el nuestro. lHas por desgracia UlÍn parpce yue esta condición ('stá lejos de llegars.j a cumplir y que a pesar de las esperanzas que se fincaron Cil la apertura del Canal de Panamá no se realizarún tan pronto las previsirmes de algunos escr;tores que creían que esto tracría un gran aflujo de negocios y de emigración al país. En el el nlle_tro. como en ca,;i todos los de América, los caminos y ferrOCli.rJiles tienen gran importancia en la economía naciunal, por lU:! DEL PUEBLO r;CLATOHI.-\~O las largas distancias que hay que recorrer y los ob...;táculos que se pstá obligado 11vpncer; además de la que tienen por si mismos a causa dpl desrarollo que imprimen a las rl'g'iones que atraviesan. En el Ecuador estas son casi siempre feraces y no existen esos grandes rlesicrtos áridos desprovistos de población, pues las comarcas no pub lada..; de la Repúhlica son al contrario las más fèrtiles no hubiéndolo sido hasta ahora precisamente a causa de su vegetación bravía y exhuberante de selva tropical j' por el alejamiento en que se hayan de l{ls t:entros poblados. Por I'SO hemos hablado de ellos en primer lug-ar y por eso insistiremos en el mismo tema más adelante. Los demás ferrocarriles en construcción o en estudio están llamados así mismo a desarrollar grandemente el comercio y la agricultura el día que estuvieren terminados: pero pur desg-racia su elemdo costo no está en relaClóll con los fondos destinados para construirlos r como por las razones an'otadas tiene que serlo sólo por el capital nacional, su progreso es muy lento y van pjecut1Í.ndose poco a poco. Los espíritus previsores creen que lo racional y conveniente sería dedicar todos los fondos dr, que disJlone la nación a ejecutar uno sólo, eligiendo pl que se creyera ae n'~cesidad más ur~ente y de rendimiento económico inmediato, pero px desgracia el receloso provincialismo pone el grito en el cielo porq Ile como cada cual SP. ejecuta eon fondos reg-ionales y cada comurca cree ver en el ferrocarril que la atra\'iese su salvar.ión económica, se grita y se protesta si se distrae un sólo centavo de los fondos' destinados para estudio y mucho más gritara y protestara si una medida tan rarl.ical fuera puesta en práctica. Se necesitaria un gobierno dotado de energíll y firmeza para llevar a cabo esta medida qm- acaso ocasiunaría mucho alhoroto qne causaría muchas d(,sllnsiones momentáneas, pero que permitiría terminar más rápidamente uno 11 otro todos los ferrocarriles emppzados. Por otra parte: a cnal dar preferencia? cada cllal haría ver las razones por las cuales está cO)ll\'encido que mejor es el suyo y no habría manera de sacar a los pueblos de tal convencimientû. El Ecuador necesita además de sus ferrocarriles, prestar más atención a la construcción de carreteras y puentes así como los de caminos secundarios: actualmente se pagan muchas contribuciones destinadas &. la úonstrucción de algunos de éstos pero como sucede con la mayor parte de los Impuestos que se pagan para obras públicas, el gobierno dispone de ellos para dedicarlos a gastos generales de la administración y por otra parte la mayoria dan nna renta insuficiente por año para efectuar la obra con la rapidJz necesaria por que en el país es muy curiosa la manera cómo se arbitran los fondos necesarios para una obra pública: generalmente se impone una contribución sobre los productos de la región que va a ser beneficiada con la obra pública en proyectos y a veces sobre los de al~una otra que ningÚn beneficio sacará de eUa, recaudada la contri bu· 163 DEL l'VEnLO E('UAT0RrA"O ciÚn el fi,c·) como ya hemos dicho, casi siempre en apuros Je dinero, la. distral~ :r los contribuyentes pasan muchos años sin qUE'vean rpalizada la lH.'jora,que esperaban y que algunas veces ei; de suma urgencia, Así se han pn,yectado y pagado contribuciones para obra:; dI' Irrigaci.in, ferrocarriles, puentes, caminos, canalización <Il' ríos, sllr)()ami:~nto (le ejuda(lt~s, hospitales, mercados, pdificios de colfl~i(js y t'scllel IS sin que tall'S obras, se hayan ejecutado. Ppro pl prp-uPUI'sto dt'l estado que ha llegado a ascender a 21 milloncs, por efoeta de la época anormal que atra\'ieza el mundo entero en los instantl>s en ql Il escribimus ha descendiùo hasta 17; sinemhargo como a pbar <'In todo no es posible negar el lento progn>so que se efectlÍa y la ohm le los piont'ers de la agricultura que en la costa van día a día gf.n:tndo sobre la selm inculta terrenos de cultiyo y camhiando los fllH antc's eran bosques ('.prrados ell tinea::; cultivadas;; aumlmtand, por consig'ujpnte la producción agrícl.la: la economía nacional la sintiendo rI influjo de este aumento y 1IlC',ioninlose yisih\leIDt'nte pl estado financiero del país, apesar de las crísis momentáneas, PIlI' que r:'i la agricultura y esto ya se ha dicho y rpllt,tlllu f'n todos los tono,.;, la fut'nte principal de nuestra vida pconÓmica. En f'fl:'cto, pura que en lIU pllís i'e desarrollp en la industria l'S nrcesario 01'1'. Clsas: primrro la haratUl'll y facilidad Ih· consecución de Jas matf'rills primas.r f'1I sf'gllndo lug'ar Ja facilidad de comunicación qUf' perrrita tanto transportar éstas: cuanto los productos manufactnra(lo~;. Ahora. bil'n ya hemos yisto que apartp ~l ferrc,carril de Guayaquil a Quito apenas si el Ecuador tiene comenzarlo algunos kilómétr)s de otros fcrroearriles sPclIndllrios:r en cuanto a carreteras y camim s l'stá alÍn por iniciarse la verdadera era de Sil cllnRtrucción, pues aparte Ùl' la que atravieza la meseta central, paraJplampnte al ft'rrocan il, no har otra en el Ecuador qni' meresca t.al nombre y los caminos son malos senderos, muchas veces intransitables en cil'rtas ppocaR df'l año, La exportación tic ciertas materias primas. taJl's como el carbón, están li¡{adas a Ja constrllcclónde Jus fl'J'J'oearriles porqnl' merced a ellos podría transportar,;;e económicamente la maquinaria nrccsaria para dicha explotación r a su "ez tran:;porta l'se los pndllctos . hasta los lugares donde fuera necesario su consumo; así se d('sllrrollaría la minoría y por consiguiente las industrias dprivadas d,~ ellas, AÏiÚl}ase quc los productos mineros estáo casi todos situados en eJ callejÚn interanllino y que hay que salvar los obstáculos de las cordillpras para transportarlos a la costa para sn exportación al extran,il"ro. Se compren(lerá l~ dificultad que existe para el desall'ollo de ésta y de otras industrias pues Rería nf'cesario que se tratara de minerales tan rieos como los de .México y Boli"ia para que pUllieran SPI' explotados)' sn @xplotación dar el producto bastaute P¡,nt pag-af lus ~ast,o.5 de transporte. Asi el parvenir im\m;tÚal del Phís ligado al pOl'venir ferrocarriiero está según tona probabilidad ba<taute lejano y dependerá de los esfuerzos .que se hagan para 164. P>iTCOLOr¡!,\ y SOCIOLOOÍ.\ llevar a cabo los caminos de hierro qUl' se tipne en proyecto. En cambio su' rica región agrícola de la cllsta Cf'rcana al mar y apta para mnchas dases de cultivos sprá la mr,ior flH'ute de ri!}lH'z3 qne sostenga .r anime la vida coml'rcial del país. El principal pruducto es hasta hay d cacao liel cual en 1914 d Ecuador produ.iù 250.000 quintales o sean 4:~millones 300.000 kilos flue rl'prf'sentan la trrcera partl\ rlf la producciÓn mundial. l'rsgraciadaml'ntr al rl'dednr de l'ste Pl"Orillct:¡ curo!'; der{lchos de expllrt.aciÚn com;tituYl'n unas de las más fuertes y sel{nras entradas de las arcas fisc;lles .Yque aporta al país cerca dl' 25.000,000 de Sllcrl'S, ha,)"diH'rsas controvNsias a cerca de su porn'uir r hay mucho que decir sobTt\ su cultivo. En primer lugar el Ecuador til'ne mnchos ri\'ales, que si bien todos no producer, ni la calidad ni la calltidad de cacao qnf' él, sin emhargo le hacen com¡H'tencill ell los mt'rcados extnmj(>ros: hasta hoy el principal consumidor batia sido Alemania. si¡;p1iènrlole de cerca EE. 'UU. e Inglatrrra. prro la gll('rra mundial ha trastornado .v cambiado los mercado,. .Yel principal l\entro de comrrcio no es Hamhurgo {\omo basta a~'l)r, sino ;\ue\'a York. In!.{laterra eomo cous('cuencia de la gnerra mnndiõtl l'S posible qm' camhie de sistf'ma volvirndose proteccionista y ljnc preliera consumir el c¡¡cao de sns colonias o de las dI' SIlS aliad(l~, al de los países neutrales con qnit'nes no tenga ana alianza comen:ial: de ('ste modo el Ecuador no tenrld .ra la libertad Of' oferta que tenía antes y Sf' \"f'rá ouligado a acept.ar los precios que ri.ian (ln Hambnrgo o Xew York. qne ru la futnro s('l'án SllS prin~ipales ml'rcado;;. Estas prcrisiol1(,s pUf'den ~a\ir fallidas lJorque Inglaterra, para h¡t<wr competencÍa a sns contrarias puede necesitar 3caparar ma~"()': cantidad df'1 product.o que se dé en sns colonias J se vea ohligada a comprar el dI' los pahl's n('utrales. Pero aun Queda otro pelig-ro: las tierras donde ('1 caCHOplH'de ser m1ltiv31lo tanto ('n Am(~rica <:lomOen Asia y Africa son cxten~ísimas y podría suceder qu!' sus plantaciones l1í'chas en las colonias E'lropras de l'sOS continente~;. !'umadas a la producción americana, dirran una cantidad de cacao mayor Que ('1 consnmo mundial. Sin embargo hasta hoy la rt'laeiÓn t'ntre el amlll'nto ¡le1lr¡>todllcción y la del consumo l'C mant.wnl' cor:stante y los optimistas 'èreen que no Sf! dani l'l caso dl' una haja por CXèeso de producción, análoga a la que otros productos tropicaks h¡¡n experimentado. ¡{ada puede prevel'rse de una manera t'Xlleta aCI'rca de e~te punto porqne rn rralidad drpf'nde de lo:; ~ustos <if'1pÚblico.\" hasta rie los bebés que consuman más o menos cantidades de bombones. y hl' aquí dI' que modo un grave problema económico está pendiente de la golosínería de los niños. Lo qUl' dl'sgraciadamente es cíertoesque la rutjna de nuestros cultivariores no quiere introducir en éste, como en ningún otro cult.ivo, m(ítndo~ .Y sistrmas nuevos dl> agricult.ura y que debido a ello la calidad de nuestro ~rano desmejora día a dia por agotamiento del suelo. Pero éste; fèrtilizado continuamente por el aporte de terrenos lû5 I'siCOLOGÍ,\ y SOCIOLOGíA cargados d~ hllmu~. 'lue según Wolf le traen constantl:'mente los aluviones qu' hajan de la Cordillera. es capaz para producir mllchow otro,. hitos (lne pneden ser objeto de nn gran comercio o SHI' utilizados f'n la industria como mat(~rias primas. El cncotero puede darse en gra'Hles e:<tensiones .r es sabido el \"11lorque hoy tiene esta. nuez. sea l~o'lsllmida directam¡>nte, sea para extranr dI' l'lia el aceite que (',ontieoE. L¡¡~ frutas tropieales pueden ser exportadas asimismn al estado natural o rn eonsprva. en cantidades inmensas. eu cultivo racional del algodón. dE'la cabu,va del kapok o lana de seiba. Imede volver plOducti\'us regiunes que hoy quedan Yl'rmas y estériles, cumo las I~O ;tas dI.' las provincia" dI' :Manabí y 1:'1 Guayas. donde adem;Îs pxistrr yacimientos dI' petróleo, al horde del mismo mar y que apenls se explotan. Por último. el café, el caucho, la zarza parrilla y j¡, quina, las maderas de todas claRes, pueden ser exportadas en cl,ndiciones ventajosas. Desgraeiadamrnte pl comercio tie~ ne dos trai as que impIden su librp (lesarrollo: la primera, la carpstía de los fletes que la compañía de vapures imponen debido a la falta de concurrencia por una parte, a la maia calidad de los puertos por otr I ya las cuarente'1as que imponen a laR nares procedentes del Ee lador y prineipalmente de Guayaquil, por causa del mal estado saritario; IUtgo las leyes de aduana que Tpcarg-an la tributación de lo~ frutus exportados, g'ra~ando no sólo la tierra. sino también la pr·¡ducción; de tal modo que nuestra legislación rentística y aduanerl no se atiene a un criterio económico determinado, siendo al mismo tiempo proteccionista y Jibre~cambista. con tal de que el Estado saque el mayor producto de los impuestos fiscales. gravándosf por consi~uiente Jas mercancías con el máximun de las carg-as que pueden soportar. Además la agricultura de la Costa, puede t( davía aumentar su prorlucción, ya por la introducción de métodos ?'acionales de cultiyo, ya por el de otros nu('\,os tall'S como el del lúpulo, la marera, el oli\'o de la vid, de Ins cuales se ban hl:'cho em;a;-'os muy favorables. Lr. l{anadería tiene un ~ran porvenir, tant.o en la Sipna como en la Co,ta, y hoy mismo empieza la primera li exportaI' pwductus derivado; de la cria de ganado vacuno. Las crias ovina y porcina tienen ahÍ mismo un gran porwnir. pues apenas si hoy se crían eo escala tw reducida que no alcansan para el cünsumo del país. Por últime, h pezca podría dar mnehos mayores rendimientos y esto bablandq EOlamente de Ja de la Costa firme, pues la colonización de las Islas Gdápagos, que pre~upond~ía la éreacióll de una marina mereante a vapor, aumental'la la nqul:'za del pais. por las ventajas qut" lJrest;¡, Il situaci6n I:'nla ruta de los buques q\le van de Australia y el ExtBmo Oriente a Europa por 1:'1 Canal de Panamá. ns una anomalía sólo explicable por el empirisrno (Jon q\l~ o;,~ manf'jan las finanzas públicas y por el lllllg'ún interés que los hombres jhgentes, con escasas exepClones, han puesto en el desenvol161) DEL PCEnLO E('1õATOll;'\~O yimiento de la riqueza pública, qne d Ecuadur >,i~a siendo liDO de los países más pobres de América cuando sn di\'l'rsidad de climas y }lwduceiÚn lo p<mí'n en condiciones, no s(ílo de llenar por sí mismo SIlS nec~sidadl's, siulj también de abastecer con Sll prodncción a mnchos otros ¡Hwblos de América y Europa. El Pfl'SlI)lllpsto de la nación t'ra ha~ta 191:3 de 21 millúnt's de sucres; })l'ro Jlor cansa dt' la dismi!l\\(~ión lie las importaciones dnrantp la guerra l'lll'O)H'a y lil discordia ci\'il dpl país ha liisminllídu a 1() millones, siendu lilS enij'adas ig,Hlles a las salidas. La importa~~ión pS dI' miÍs o meuns 28 millones .r la (>xportaeión al rt'dedor lie ~lO, si~ndo la ma . ;a total d~1 comercio de 'millunes más ao ù mellO", 167 -1t~i:~~~'~t. ~l' ti: ~t. ~~ ~~~, ~~ ~t ~~ . CAPITULO El prllblema sanitario. '~~-;i-;t ;; ,; ,; ); ; l; ); ,; l; ~ ~ XVIII. .1 ~l E~ todn tiemp.o la salud pública ba sido considerada como una de las condl,~iones más necesarias para que un pueblo puel],a. desarrollarse r aumentar su riqueza y su población; pero ninguna época como la nuestra le ha concedido tanta importancia, sobre todo desde qlle los progresos de hl hi~iene han demostrado que era posihlr mejor:J.r las oondiciones de salubridad de regIOnes consideradas como il1ababitables y que podía conseguirse disminuir la mortalidafl de ~1tIplIeblo, suprimiendo o haciendu decrecer las enfermpdade~ iofecto-conta~iosas. En 1m: países situados en la zona ecuatoriales yentre los trópicos. donde cansas de origen climáterico y telúrico hacen posible el desarrollo más rápido de estas enfermedades y donde estas mismas causas, obrando sobre la economia le imponen una actividad mayor para sn conservación y defensa, donde existen ad('m¡ís cansas que debilitan el organismo o lo predisponen a rrcihír las aludidas enfermedades, la cuestión ha adquirido mucha mayor trascendencia y se ha relacionado y li¡rado íntimamente a la ,-ida nacional de tal manera qne el incremento de la población, el del comereiü, ri de la industria y la agricultura, la economía misma de un pueblo. sus condiciones de vina todas, depeude de pIla. Así se ha visto que, poblaciones de vida lánguida e inactiva, después de mejorar sus condiCIOnes de salubridad pública, han pasado li un estado de prosperidad y florecimiento que antes no tenlan. Se ha demostrado también que no era imposible sanear .f volver habitables los lugares que antes eran considerados como más insalubres y que no es difícil la vida cuando las condiciones de higi,me se adaptan al clima en que se habita. Para nuestro pais esta cuestión tiene, por los antecedentes que acabamos d'3 eX¡IOner, nna gran importancia; porque precisamente su situación ge'Jgráfica lo coloca en una zona considerada como generalmente insalubre: y de ello ba gozado fama y la goza alÍn, si bien es preciso confesar que de un modo injusto y no merecido. El Ecuador, aunque situado bajo la línea equinoccial por las condiciones especiales de su topografía, disfruta de climas muy variados y en los cuales las condiciones sanitarias son muy dis- PS¡¡'OI.OGf.\ y SIICIOI.Or;Í.\ tintas, 1,03 '¡igicnistas di\'iden la Zl,na comprrndida entre lo:; trÚpicos l'II otras tres, de las cuales la una sitllada r. amhos lados rie la línea equiro( eial (IS llamada la zona de las nubes. rIel «¡)(,t noin'" como fliee!. I IS francp;;es, .r en~'() elima se caractrriz:l por una hunwoad ('.onstant,', Hm'ias continnas r abundantes durantf todo el ailo, alta temp,'ratu ;'a .r frecllrntrs tempestades. La atmÓsfl'fa se eneuentra en ella m'I}' cargada (le "apor de ag-lIa y de electricidad y a esto se llfll~ que la lllz solar caypndo diredamen';e pn si'ntido casi vertical ilum.n;~ m¡Ís lJrillantl'nH'nte ,r calienta toda la regiÚn <ie un modo vig-or"so. La vrjl-taeiÚn es más luzana y abundantr que en ninguna otla ¡¡artp del ~loho; pero al mismo tiempo que las cOlldicionl.'~ c1iml.tt'rica:; .Y telúrieas favorecen el desarn.'1I0 dp lus V{'jptales, parec!'1l hacer más difícil la vida ¡\pl homhn', PI'W la zona dI' IhS nub!'s o del 'put nuire~ no j iene l'fi todo el globo la misma anehma, estrpehárrlllsc en drtl'rminados sitias, merced a condic!OIlt'S locales y tamhién }aio la influencia de lus \'ientos alicius .r mOllzonp" que suplan en ¡'sta regi¡ín, l\Iereed a IInas de estas condiciones locales, pl El~uador q\,C ya gracias a la altnra de la ml'seta interandina, que Ci'; la parte mas pohlada del país. escapa a Ia influf'neia que las condicione. climatt;ricns pjercplI en la zona equinuccial, se libra tambil;n parcidmente de ellas, en la l'arte baja u sea en la regi6n Que se extiende dpsde PI Océano Padtico llasta la vertiente occident::tl de los Andl's Il)r causa de la (~orriellte antlÍrtica, que al baiiar sus costa~ meridiolla es. !lrincipalmpnte en las provineias de El Oru. Gnaya'l y ?\Ianabí, enfría y hacr hajar S\1 temprratura, e impide la e\'aporaeiÚn abundallt¡ y la formal'ión de grandes nuhlados y de freclI('ut!'s ch3p8rr )nes, La trm¡¡rrat.ura m,:,dill de la::; custas es en ('fl'ctO oe 25 a 28' siendo la máxima del añil J!' al sol y ('n las ¡;Jlocas de más calor y el Jll'ríodo anllul de lIu\"ias de 4 meses quc SOli 11)'; primf'ros orl alie. IJ'1s eondicione~ climatéricas:r telúricas piles, no son tan dedarorahles como podría creerse dada la situación gl.'ográf:ka qne OC1I¡J<t, Otras regiones situadas pn la misma latiturl o más al ~<lrte, c( mo la n ..gicín lÍ!'1 ChocÚ en Colombia, por rjemplo. tirnen clima mucho más in;::alubre, pilI'S en ellas no l'xisten la~ causas 10tah>s q le hemu'! dr.iado anotadas, Sinemhargo, y aunque las ('araeterí·cj'eas clIlnat<'·rieas no sran tIrl todo desfavorabll'~, eomo las pllferŒe«(Hles contagíosas no sólo deprnde de ellas para Sil drsarrolIo, sino lue a<lrmás son intluenciadas por las condiciones de \'ida de los hai}iautes, por los mrrlios de trasmisión que le son habituales, tales CDrlO det(~rminadj)s inspctos y estas causas secundarias existen en nlles:ro pa:s, dichas \'nfl'rmed,lllcs que se han pxt('IHlido y propagar!), más bien que mereI'd al clima 01' nuestra I'l'¡;ión a nuestra incr ria, a Durstro abandono y al ulrido de las condiciones higiénic IS qUi' es IH'cesario tpner en cnpnta par¡, com);¡t.irla:i J pxtirparlas, En otros tl'rminos, las enfrl'medades qnr l'Il nnpstro país e:.isten no son debida;; al clima ni tienen un origen l'S- 17:2 DEL PCEIlI.O ECL\TIIIII.\:\O trictamente t,~l\Írico sinlÍ Que se prop¡¡~all graeia~ a la falta de llig-iene J" de hUt'nas condiciones "anitarias. Xu existe entre nosotros enfermEùad alguna que puella s\'r atrihuída l'xclusi"amente al clima. y más aún, ni siquiera trne1l10S CUIllU otro~ paísps que tienen fama de ser mÚs salubre" que el nUl'stro, ellfenlll'dal]es 1'('gionales dehidas a condicion!'s espl'ciales de una comarca o a la exist!'ncia en pila rie medios dI' trasmisi{,n que ]e span prop;us y aut.Óctonos. Tal por ejemplu eumo la enfl'rlll((]ari de la ()rnya en el PerÚ, enfl'rmedau que s(ílo t'xistr en es(os 1ue-an!s (!FIndo a quP el insect,) trasmisor, al cual se atrihuJe eon m;ís prubahjlidad el sl'rlu, sÓlo habita en P,;os parajes. AÚn mudl<ls de las l'nfermcdades epid(~miras más mortíferas que hoy nos aZiltan 110 son propias dI' lIuesko país sinó traírlas e importachs de al'tLl'ra: la fiebr\' amarilla .r la pest.e bu blÍnica pur "-irmplo quI' tanto l~spanto can ,a n y tantas víctimas hact'n, se han implanta(lo aquí venidas dl'sdf' el extrar_.ÏC'ro, El paludismo que en todos los países dpl gloho origina tantas p~rdjdas de "ida .r qne l'Il lo~ trópielJs tit'llE'n cantetert's tan gra"e~, es una t'nfermrdad frl'eul'nte sí. pt'ro nu tan mort\ft'ra ni tan \'inlrnta como en otras partes y fuera de t'lIos .v t'l de la Ruquibstomj¡l:,is, de la rJispntería, las inrt'~tig-aciolles médicas nu han !t'velarlo en la región baja o htlIJlP(tu la costa que ps la que SI! considera como la más illsalllbrp; QUO hay utras que lmusen gran número de víctimas, Rn lo:; últimos ti('mpus se ha prpsE'ntado en la pro\'ineia de Esmrraldas el heri--1H'ri, peTo l'Il curto número (It' casos y sólt) l'Il dicha pruvincia (Iebillo a la aglomeración de tropa:; en la ciudad de este Jlomhre. Los campos nu son insalubrps y si hubiera algtin cuidado ell su sanl'arnit'nto lo serían mucho meno" En las ciu(lades la falta de higiplI(~ pÚblica.v privada, la mala calílbd de eonstrur,cio!ll's. la alimr!ltacióll ddicil'nLe e inademHH]a son causas quI' favorellPn, más aún qlle el clima, el desarrollo de las enfrrmeda(les infecto--corJtag-iosas. nl' En (~uanto a la Sierra o sra a la parte alta de] país, disfruta dr. \In climl igual y templado, de aire puro, ~uplo sel~o .Y lIu\"ias poco ¡¡hundantl's, por lo eLlal no existen t'Il ella las l'nfenTIt'óadl's l]Ut' rn la Costa y al contrario es considerada como una rp-giÚn surnamrnte salubre. En n'alidad el dillla de las montañas, }¡aciendv aumentar COli su mayor oxig'pnaciÓn la riflul'l,a globular de la sangrE' hacE' a los hahitant(lS de l'lias n1<Ís fUPltes y robustos quI' los di' las llanuras. La sierra t¡rne l'slas cualidadl's dt'1 clima de ]a montaÙa y allí no d('herían t'xistir elifl'rmt'dadrs epidémicas silLlÍ àuhiera tanta falta de hi~ienl'.v Ùl' ¡¡S(lOcomo al hahlar df' las eostumbres lil-mos lH'cho mención. La única enfermeda(l infecciosa es la f¡('hre tifoidra que en las ciudades causan l¡astantl's rxtragus .Y má:. bien en esta parte del país m:is saluhre qUI' en la regit'1l1haja Pll:'de decirse que sí existl'n t'nfermrdadf's clirnat{'l'ieas: asi la pulmonía por Pjernplo r la bronquitis, ocasionadas por las co_" 1¡,:> P.,,¡coLoah v SOCIOLOOíA rriputes de aire frío, tan frpcuentes en los climas (le altura, son una dI' las \;¡llb IS de mortalidllrl en las ciudades situadas en los sitios más elevlld .•s como la capital por ejpmplo que se halla a la altura (h~2.:-300no>tros. Sinemhargo, esos mismos elimas son buscados por los tuben~u osos que en M eneupntran alivio .v aún curaciÓn radical de su enfpnnedad. siempre que guarden la debi{la higiene. Rn h ,ierra ecuatoriana no existe pues, más problema sanitario que la IxtinciÓn de la liebre tifoidea, cosa que podrá llevarse a cabo el día que se pueda r\utar de agua potable li todas las poblaciou"s de ella .v extpnder los hábitos higiénicos, mediante una l)f()pag"nlla bi\ n dirigida que comience desde la escuela y cambie las aetuales '~oitumbres, borrando los antig-uos prejuicios y rezagos de añpjas y r¡¡neias preocupaci"nesde épocas coloniales. El pro! lema sanitario se relaciona m,is bien con la costa ecuatoriana.v el In futuro. muy lejano aún, con las sdvas orientales, cuando la c ,lonizaeión purda hacerse una vpz que la actual zona publada no de cabirla al número de habitantes qne aún p\ll'da cont"ller, plies antI's rs inútil prnsar en coluni.mr l('janos territurios cuando la r9giÓn de la costa se halla despoblada pn SllS dos terceras parte~.. Rn esta re~ión, adpmás del sanramiento de los campos, presl'nta e>cepcionHI importancia el de los puertos, porque el primeru se relaciona íntimamente con el desarrollo de la agricultura, 1:,1 spg-undo esl á ligado al del comerciu y de la industria,'y todos dus cun l:'l de la emigración ex:trl\n.iera quc tanto f,worece a los pab!:'s poco poblad )S .Yen vías de desarrollos. El puerto principal dd Ecuallor. la ciudad de Gua~'aquil, es por desgracia la más insalubre ne todas HI~poblacilmes debido a su excepciunal situación, pups está asen talla en \lila región b,lla y antes anegadiza y rodeada de pantano:>, asiento muy fa\'orable para el desarrollo del paludismo y de la lid)] e amarilla. La clase de construcciones y el material que en ella se flmplra, fal'orece la propag-acióu de las ratas por lo cual se hac) difícil extinguir la epidemia dl' la peste b\lbónica que pxiste en ella periódIcamente cada año desde hace ocho, que fue importada (e nn país vocino. La falta de una buena red de canalizaciÓn y de obras sanitarias ha vuelto más difícil la tarea lie saneamientc. Por fortuna estas obras han comenzado ya y aunque marchan lelltamente, por la escacez de recursos económicos emplpados pn ellas dada su ma~itud es dp esperarsc que a la vuelta de algunos alas se haya logrado alguna mejora en el estado sanitario de la ciurad. Apresurémonos a decir que fuera dc esta y de algunos punto·; (crcanos, situados en sus alrcd\~dores, no existe en el resto del país ni la fiebre amarllla ni la peste bubÓnica, la crral si bien, imp)r ;ada de Guayaquil, ha h('cho sn aparición en algunas otras ciuo ades, ha podido combatírsela fácilmente y extirpársela sin que haj a causado gran número de yIctimas. Pero lo que dá más importancia al saneamiento de la ciudad, 174 DEL l'LEnLa En; A'rOnI.\~o es qne en los países extranjf'ros el .iescrédito del país entrro se hace merced al mal e'itado sanitario de esta dlldad y se alrja de él Ia inmij;{fación por causa de la fama cie país insalubre de que disfruta. Además de ésto, el comercio se dificulta por las trabas que los Servicio, Sanitarios de otros países ponen a los bur¡ues que tocan en 11)'; puertos ecuatorianos y por las cuarrotenas que se impolH'n a los viajeros que proceden de ellos como resultado d e esta el nf'te de 1m¡ cargamrntos rf'~;uJta excf'si\'amente elevado, de tal modo que si los productos de I'xportaciÓn no alcanzaran eIHados prt'cios, no podíun salir del país en condiÓonE's f'conómicas y por esta misma razÔn muchos productos de nlf'nor ndor qlle podrían ser exportados dejan de sf'rIo. disminuyendo asi el munto total de las eXllortacionE's. Sucf'de lo mismo con los pruductos de ImportaciÓn entre los cnaIrs figuran mn('has de las cosas mlÍs útill's en la vida y matl'rias de primrra necesidad qne alcanzan elevado flrecio dl'bido a l'ste recargo, sin contar cun que el cumercio disminuye sus ganancias por tal motivo. Hasta Sl~ ha JIegado a querE'r haCf'r de este asunto un punto de potilica internacional para el logro de interesados fine~. Sinembargo, dehemos hacer constar que en el país existe hoy mucha mayur preocupacilm por el saneamiento y mrjora de las condiciones higiénicas, 'lut' hasta hace alg-unus años'y puede afirmarse que en la concll'ncia nacional se ha l1l'gado a tpner una impresión más clara y dpfinida de este asnnto y a darse curnta de toda la importancia que él rl'viste. El día que el sanf'amiento de las puhlacionrs sra un he~ho. dl'saparecrrá indud¡¡ blemente una de Ias causas de intranquilictad social que boy aflijen al país tanto como Ias rHoluciOlll's, y la prupagaciÔn de epidemias podrá ser contenida a tipmpo y aún l1rg-ará a extirpársrlas c(,mpIetamente: digamos para honur de nUf'stro puís que nna (le estas y las más temibles y qUE' m¡ís rxtrag-os cau~a, 10 ha silla 'ya casi completamente: la \'iruela apenas sc presenta en pequeños brotes en algunas poblaciones ruralf's y desde hace "arios años no ~e clan casos de epidemia ni aún en Guayaquil, donde antf'S tantos extrag-os hacía. A pesar de las malas condiciones sanitarias rie las poblaciones y de la .falta de costumbres higié~ica;,. la propurción de mo¡talidad y natal1dac. gua.rdan una diferenCIa bastante elevada qne pasa de 5001° y este que entre las cansas de mortalidad debemos poner las ~'íctimas originadas por las guerras civiles y por las consf'cuencias quI' de elIas se derihan. Damos a continuación un cuadro general de estadística de mortalidad y natalidad en rI lÍlti~ mo año y sn proporción por cada mil habitantes. calculándose oficialmente Japoblación del Ecuador 2'000.000 de habitantf's, aun cuando esta cifra sea sólo aproximada, pues no se ha levantado nin~ gwn censo de Ia población total en los últimos afins. Comparadas estas cifras con países hispano-americanos 175 d¡~ elima, condiciones tllpl)!!rálica~ y gra(lo de il(lelanto análogos al lIue,-:r<', \'éa~e la dif\·n'IH:.il. Turnamu~ como ej\'mp!o a Venewda. Fr¡ ~il .r pl Uru~uay. CUJèlS <.:ifras no son superiorcs Il las nu('st.ra~ :. rsto qUE' (''1 E'~os paí~('~ Ins ser\'ieios sanitarios lie en(~lIt'ntraJl llt'jur organizados QUt' entre nostltros. E~to drmurstra qll<' pni!l'lOlh\ fu;pirar :l hacer disminuír la cifra de la lllortalidu(l SI nos \In ocupamos di' la~ cuestIOnes hi!!Iénica.; como uno de lus prohlE'ma~ I:.'l¡ís trascl'lI(lE'ntales para la rida dpl país: año 1915, natalidad total Hi.lOO, proporción por ciento, :1.S(j.--.\lortalidad total: ·1!.·u) i, prul'llrciÚn ]lor t:il.'nto ·Z.4:t Crecimiento 1,4!o ". 1>l\<)<I.\('rrse pur las cifras ante(licha~ QUC si logran suprimir o hacer disminl\ir las enferme(lndl's infpcto--contagiosas, y la 111berc;ulÚ ;i~, la nlClrtalid:líl no serÚ ma.vor que en <.:ualquil'r otro país que gOí:a rie la fama dl' tpner un clima mÚs saluhre que el nut'stre,. Kr camhio es nel'csario prl'carl'rse de la maligna inthH'neia q uc lo~ \'ieioi.r enf(·nnedacle" soeiales pueden ('jercl'r en Pl desarrollo di, la raza. Entr ~ estos es prrci~o dar la maror importancia, porqne es t.amJi,;n el más extendidu. al alcoholIsmo. El Ecuador rs uno dE' los p: íses Qlll' eonSllmc mILs alc;,tIOL El cseritur boliriano A1eidl''' i.rglll'da, Sl' lamenta porquc en su país sp c;on~ump un mllIÚn udll cit'ntos mil litro~ (le aJcuhol por UDa ]luulaeiún de setecientus n il habitantes. :\0 tie si los cálculos de ..••rgul'da estén hechus, ni ,egÚn el volum(·n de lu,; licores '~onsumirlos, sinó sE'gún la riquen alcohólica tntal. calculada cn alcJhul absoluto. Por lo que hac( a nLl\'stro país. he aquí la" cifras que purden citarse: En su informe al Congn'so de lU12 el :Ministro (IE' Hacienda caleulaba b. prod,lceiÚn de aguardiente de caña, que es licor m'\s CPllSIlIlIÍ( o en Pl paí" por los imlios de la altiplahicie y por l'l plWÙ[i) en g 'ncral. en urooo.ootJ dl' litros. Ahora bien, como la producción 10 ha ido disminuyendo sinÓ Que aumenta cada día, nt) se:Íi aventurallo calcular en 11'000.000 la producCión adual: 1 ñádase a esto dos millones ,r medio dl' litros de cerveza qne se [¡brican en el país y otro tanto quizá de chicha, bebida fermertrda de maíz que asimismo tiene gran ClmSUlll() entw las clases pqplllarps. Dt'l extranjero se importan entre vinos, cOII~ñacs ,,¡ski :¡- Mos licores alred('dor de un millón de litros por año. advirtiendl que ~rull parte ùe estos licores extran.il'ros son ùe calidad inferior y muchos de ellos fah;¡tieados o de fabricación artificial. En el lUis su fahriean asimismo hebillas tóxicas que se eonocen cen el numbre de licore!! nacionales y que no son otra cosa tIne agu mliente aromatizado ct)n diversas esencias y coloreado para im:ttl r el vino, el cogñac y otros licorrs. Todas estas bebidas alcohélic.as arrujan un total de lG'OOO.OOO de litros que si seguimo5 la furrm. en que hace SllS cÚlcnlos Argnp(la, es decir, descontando la po],lación femenina y los niños, tendremos unos 500.000 habi- liG DEL P"CEfiLO Ef'UATOIUAXO tantes que cllnsumen ésta cantidad de substancias alcohÓlicas, algunas de ella~ fnertemente t.óxicas, por causa ùe su mala preparación y de bs impurezas que contienen. Sobre tucló, los aguardient.es sConf{!rmentados dpl moùo más rudimentario y como la destilación no los priva más qne incompletamente del maloliente bouquet que tipnen, se oculta este mal olor con esencias artificiaIps, como la de anís, que como se sabe son fuertemente tóxicas. Puede calcnlarse el efecto desastroso que en la salud pública en general y ton la economía nacional causa esta inmensa cantiùad de alcohol; cuyo valor debe calcularse asimismo en muchos millones que el pueblo del Ecuador gasta en enriquecer a unos cuantos indu~1;rialrs, a costa de su salud, de su fuerza, de su vigor, de la c'lll1odidad de su propia familia y de la moral plíblica, ya qUI~las mismas estadísticas prueban que la mayor parte de los crímenes tienrn pllr callsa principal el consumo del alcohol. Porque no se trata solamente del pequeño alcoholismo del vaso de aguardiente Cf :le a diario apura el obrero al entrar o salir del trabaju, sinó también de pantagruélicas borracheras Que los domingos y días de tirsta toman los campesinos de la costa y los indius de la sierra. Cada romería, cada fiesta religiosa en un pueblo pequeño. no es más que pretexto para una gran orgía rematada las más de las vecrs por escenas de sangre cuando las cabezas ya ofusca(las se sienten predispuestas a la rifLa y a la querella. Lo peur es que c(,mo el Gobirrno, las obras públicas y las de beneficencia sacan !Ina ùuena renta de la elaboración de alcoholes, no es posible tomar medidas restrictivas de la producción, sin afectar a muchas de ellas y así, mientras el alcoholismo hace disminuir la furrza y la producción de los trabajadores, aumenta el caudal de los propIetarios y sostiene los hospitalt's donde quizá irán ellos mismos a morir. Por más que se ha elevado la cifra de los impuestos, la producción de aguardiente no ha cesado de ir en aumento: no ha pasado lo mismo con la introducción de licores extranjeros porque el alza del impursto ha hecho disminuir la importación. Cada vez que se ha tratado de expedir algnna ley restrictiva los sembradores de caña y los propietarios de destilerías se han alzado proclamanùo los sagrados nombres de la libertad de indnstria y los intereses de la agricultura sin cuidarse para nada de la salud púhlica. y el gobierno, asustadu por la ~ritería que formaban, ha tenido que ceder. No existe en el país ninguna sociedad de propaganda anti alcohólica y el peligro social que engendra el abus·) en el conSllmo de tan ~rande cantidad de alcobol no es com'nati(\o en forma alguna con detrimento de la raza, y de la salud pl.íblica. Es muy probable que a este peligro esté unido el creciente desarrúIlo de la tubercul6sis. No podemos citar cifras totales, pero sí estadísticas parciales; así la ciudad de GuaJ·aquil que cuenta 177 PSICOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA con una ¡::oblaciÔn calculada pn 100.000 habitantes, presenta ..t50 defuncicnls annales debidas a la tuberculósis, sien(lo la enfermedad QlW má';' Íctimas causa .r estando por l'ncima de las elldemu--c,pidemias qne la. azotan to(los los años. El eantún Quito, con una población d" 80.000 habitantes, ha presentado el año último 110 r,a"os dn muerte por esta entprmrdad, a pesar ùe estar situado entre lo, :~ .r :WOO metros sobre rI nivel del mar r de tener toda la sierra fim a de ser refractario a la tubereulÓsis. Esto no es verdad, pero es cirrto qae bajo la influl\neia del clima de las altnrH.s, los rnfermos de la tierra calit'nte (Jue yan a M en husea de alivio, mdoran y sol revi,"en largo tiempo, d:lnllose el caso de curaeioncs nLdir:ales c'lando busean su acci(¡n benéfica en tirmpo oportuno. :Sinemb 11" ~u, la falta cie higiene y de estnhleeimientos especiales de aislamÍl'n' o, hacen qur los tuberculosos difulldan los g'l'rrnencs de la l'nfenncdad por donde van y cntre los illdí~ellas sulJre todo que no obserran la higiene debida, mal alimentados y debilitarlos por el "x'~eso d,~ trabajo, no s8ría raro se prupagara y fuera una cansa III ís de ¡{('generación de una ra.a tan fuerte, laboriosa y su frida. La ir diferencia que existe ]lar los mall'S ~ucial(ls, cnando no vemos ~;IHefectos inmediatamente y la previsión .r la incuria típicas de nuestr> cará(~ter, ha hechu que en el país no prosperen las ideas de fundal ligas contra la tulwrculósis. "Gna sola sociedad, se propUSl' flbricar en Quito un Sanatorio y obtuvo la expedición de un decreto LegislatiVl' creandu fondos para ella, pero corno sucede casi simr pre, las rentas estalJ:1II l'n inmensa drsproporl'iÚn cun la magnit1\d del t'dificio qlle se cOIIlenzó a levantar y éste ha. queda,io a medio lunstruír, pn tanto que ha terminado j'a el entusiasmo y la. constar cict de los iniciadores de la obra. En Guayaquil existe un ¡¡('queÏio hospital Jlara asistencia de los tu)¡ereulósos, pero en toda la l{epÚblica no hay nilJ~ún sanatorio, cuya falta se hael.' sentir tanto, sobre todo en las dos poblaciunes mÚs irnpurtaIltl'~: El peligrll hasta abora local, pur'de extenderse pese a la beni~niùad llel clim:l de lus alturas, toda vez que el principal aliado de la tubercuhsis. es el alcoholismo, es un mal general para tUlIa la RepÚhlica. l{espeelo al peligro venèrfo, éste t'stá asimismo localizad) a las pohlacionrsgranc!rs, PS decir a Quito y (;uayar¡uil: no l'xi,til'ndo la ]lrostíLución en Ias capitalrs de provincia, pur la rigídéz de costumbn·s, en ellas el nÚmero de fnfermedactes de ésta clase, si las bay, es muy limitadu. Pero digamos también que Quito y GU<lJ aquil por la atlllencia d ~ viajeros proee<ll'ntes dt·l resto (leI país, ¡Hilde ser el foco de donrle se irradia el contagio,· puesto que no } ay ninguna \'alla que lo contrnga. En dos o tres ol\asiones h: tratado de reglamentarse la prostitución, pero la falta di' estalJilidad de nuestras instituciones, ha hecho (jUl' prontü se ]wf(liera tudu d trabajo realizadu. 178 DEL P"CEBl,O ECL\TORIAXO La inconscirncia de las clases dirigentes, su indiferencia e inprpvisiún, ante pstos peligros puede costar caro pn un futuro no lejano y f·jercer funesta influencia en e] (lrsarrollo de la raza. En vez de perorr e] tiempo en inútiles disputas de carácter privado deberían pre:lcupars(' de preparar ¡.{eneraciones fnertes y robustas, tratando de ata.iar el mal, hoy que su ('xtensiún permite hact'rlo sin ¡i\'rano.=>sesfuerzos. Al país le cuestan muchos millones las re,·oluciones que lo agitan, pero, ¿qué es esto compl\rado con el valor de las vielas que se pierden, eon los perjuicios que sufre el comercio r la agricultura por causa de la mala filma qne rodea al país l'n e: E'xterior y por lo qne se gaita en amenguar e¡¡i(lemias QUI! no se extirpan? Como muy bien dice el doctor Verdes Montenegro, no es lo mismo gastar 100.000 pesos en quinina que eu máfJ uinas agrícolas y en esto estriba el valor económico de ]a supresión (lE' la.s enfermedades infecciosas, porque los brazos que se conservan ~e emplearían en cultivar los campos y el dinero que ellos pr(,ducf'n en máquinas e imitrumentos de labor . Tal es a grandes rasgos el problema sanitario del país, que por sus ffitíltiples aspectos es de vital interés y que con empeño y decisiÓn s~,ría fácilmente resuelto. 179 D~;so¡;; que el estadista ar~cntino Sarmiento sentó como un principiu polír.ico que poblar es gobernar, todos los estados indeppnctirntes hi~pano amorieflnos se han prl'oeupado en mayor o mt'nor eseala de atraer a su suelo inmigración. sobre todo de la raza hlanca. Desgraciadamentc- nO todos los países hispano-americanos se prestan por las eonciiciones dI' su clima, de Sll salubridad, de sn topografía y C:esu producción, para atraer igualmente al inmigrante europeo quI' ¡ivido de buscar nue~'o campo a su actividad y de hqcer una· fortuna o de mejorar de ella, abandona el suelo natal para ir a I'stahleeerse en lPjanas tj¡~rr8s casi siempre desconocidas y a veces r(,t!eaùas de llna leyenda fantástica como países de enslItlños. Generalmente, el inmigrante busca para haeer Sll llueva patri:l las regïones curo c1ima.r produeeiones son amí.logas a lus que él abandona. Las tierras tropicales por Sll alta temperatura, sus enf¡>rrnpdal!ps exóticas y mortift'ras. no lo atraf'n con tanta facilidad como ILS tierras m;is cercanas él los círculos po]arps que dotadas de UIl dima templado se avienen IDPjor a SllS cor.diciones de vida y l'xigpn una aclimataci{m menus ppnosa y difícil. Pur eso la Ar¡;¡:('lItlml,Chile. el lTru¡{uay, Australia, ~ueva Zelandia, el Cana(lá y los Estallos Unidos, han sido hasta ahora los paises preferidos para los ('mig-rantes eurupeos en su éxo(lo a traréz ùel mUIldo; en c:unhio, a pesar de sus riquezas. las tierras tropicales sólo han r?cib¡<to una parte mínima rte emigTantes en comparación con la que va" las naciones antRs citadas. El profesor Le Dantec divide por esto las tiprms 'li) inmigración en dos categorías. la primera de países de colonizaciún .r la segundll dt· países o colonias de explotación. Según él. las regiones de la primera categoría SI) prestarían para recibir una emigración europea en nlÍmero más o ml'nos eonsiderable sin ¡;rrandes dificult.ades de aclimatación; los de la sPg"unda sólo podríanrecibir un pequ"Ïio número de europeos funcionarios. soldados .Y colonos, lus male:::. sería necesario renovar de tiempo en til'mpo para librarlos dl' lo" rigores del clima y aprovechar del trabajo de la población indígena para. explotar bs riquezas del país. Las re- PSICùLOGíA y SOCIOLOGíA giones d3 esta sr.~llnna categoría se encuentran según el mismo autor, colocadas a ambos lados de] Ecuador en la zona que los marinos llaman la hOJa nrgra por la grnn cantidad de nubes que ;;e acumulan en la atmósfera y que forman como un anillo o un cinturón alrededor de la tierra. Pero la hoya negra no tiene la misma afil~hura en toda su extensión morlificándose debido a con. diciones l<Jcales. Ahora bien, rs~as cunrliciunes que son por In general Ilebillas aJos Úentos reinantes, a las corrientes marinas r· a la topografía del terreno, (ele\'llcíón en altura &) existen en su mayur p.lr.c para la América del Sur y ]a Central que están colocadas eotr) rI Ecua lor y los trópico;;. Casi todos estos países tiem'n en su ntarior montañas :r mesetas en las cuales el clima es muy be\li~no y se aproxima mucho al enropeo. siendo sólo insa]ubres las c08tas que son bajas y húmedas. Por lo que hace al Ecuador, :;e halla en las condiciones. anteriormente enuDciadas. J,a parti' ,nerirlional ne SIlS costas en la porción comprenrlirla pntrt) las pr·lVincias de El Oro y del Guayas y parte de la de Manahí se encuer tran bañlldas por las corrientes antárticas de tal modo que refrr~ cando la temperatura la hace soportable aún en rI interior y mLl~ho más al acercanie a la cordilll'ra de los Andes. Aunque la 30;ta tell~a la:,; enfermeoalles endémicas que ya hemos señalado, ne, tiene lIna temperatura excesiva, ni ('I aire ni 'la atmós-. ft'ra una humedad mny grande: en nuestro país no se oan casos oe insol~l(:ión como en vtros del ~lobo que gozan de la fama de t.t'ner me.ior clima que el nuestro. La, pro\'incia de Manabí, sobre tOllo, p~ excesivamente salubre. Por lo que hace a la sierra o sea a la reqión situa(tt entre los ODS ramales de la cordillera de los Andes, es la q·le me.ior se presta por su clima y por SIlS producciones para recibir emÏ!{rantes de raza europea: desgraciadamente, como hllnlOS dicho, su sn~lo no es tan fértil como el de la custa y segím el p.tdre Sodiro si fuera tan poblada como la Europa central, no alcam.aria su producción para mantener a sus habitantes. Xo o's posible pensar pues, en hacer <le esta región lin sitio dp. colonización agrícola, y sí bien ya pernos clicho qlln eu t'lia estant en lo futuro el centro dè la producción minera e industrial tendrá que ser tributaria de las demás regiones de parte de los productos de alimrntación que ella por si misma no alcanza a producir .. Las regiones más apropiadas para la colonización en la costa serían ]l¡S provincias de Esmeraldas,Y de M.anabí y determinadas porciones de las 6el Guayas y de El qro, slempre.que con las colonias agrícolas que en ellas se establec!cren se tuviera gran cuidado en lo referido a la higiene y salubndad de los inmigrantes. Por lo que hace a )a región oriental aún es prematuro mientras no se haran hi',,}}n burnas caminos que lleguen siquiera hasta la cabecera de sus rí,}s pensar en una colonización que heeha con elemento autóctono no serviría sino para despoblar otras regiones m{ls fácil184 Dn, PUEBLO ECl:'ATOIUAXO mrnte explotahles o para dejar sin ('xplutacíón las que, por su Jll'üximidad al mar, están en condiciones de poder dar mayor prurechc oj rendimiento por tener sn producción salida más fácil y exigir menos gasto en su trasporte. Las Islas de GalÚpagos, elt' Ilna ext('nsiún de doscientas leguas cuadradas, no tIenen segÚn "rolf, sino unas veinte aptas para el cultivo, pl'ro en cambio pueden reciJir \lila población rIe pescadofl's .r marinrros aunque en nÚmcru no muy consillerahlp. As! pill'S el Ecuador, aunqlle no tiene ex:t\~nsi\ln\'s de terreno mu.\' grandes ofrece sin embargo lugares apan-ntes para la culonizaei{¡n y poùni trapI' inmigrantes en la seguridad de QII(" si se cuidaba de su salud y de su huena instalacién, si se mejuraba la higiene de sus ciudades y campiñas, Pllllría haeer alimentar la pr,ulación. Bu situación geográfica. alejada de h~ grandes rutas marítimas y situada detds de países ¡Je prodll:lción análoga a la suya barían que a él sólo llegaran los últimos restos de los inmigrantps qUl' no hubif'ran podido tener colocación ('Il los demás países sobre todo en los del mar de las Antillas. Xos referimus a la inmigración voluntaria, pues la situación del país y el criterio f'special de la clase dirigente, no permite pensar que se pudiera traer inmigració~l pro\'ocarla. En distintas éOOèèlS,los Gubiernos han celebrado contratos para traer a trueqnc de ~~randes concesiones, inmigrantl's, pero las èompaiií¡lS cuntrati"t:iS Lu hun podido cumplir SllS compromisos. ])os sun las elillS¡b Que principalmente' se oponl'n a ellu: wimero, la~ frecuentes alteraciones y los cambios de gohierno del país, por medio de la rerulueión y segundo la fama de insalubre de que goza en el exterior. Arlem<Ís la iniciativa particular no ha secundado esta tentativa y èlllnquc los pro;:lietarius agríeolas se q llejen de la falta de braceros pata la agricultura, nunca han pens¡tdo en traerlos de Europa. Sr ha acons('jado como remedio, el e~tablecimiento de oficinas de propaganùa adjuntas a los consulados en Eurupa que suministren datos e informaciones a los inmigrantes que quieran venir al país; Jlero alÍn e~tamos muy lejos de poder llegar a organizar tales instituciones pOl"quI) primero sería preciso preparar los lugares donde podrían ser recibidos los inmi~rantes que quisieran "enir. La guerra europea, ab:,ol'\'iendo las energ-ías qne antes sobraban de los pueblos del viejo continente y destruyenúo muchos omporios de civilización, disminuyendo considerablemente los publadores de su :Jarte central, ha hecho que por hoy se aplacen las esperanzas de reI' llegar a nuestras costas el exceso úe la población blanca de los países más civilizados del viejo eontinente. Aunquc Italia y España sean las naciones que' mayor contingente han dad u a la inmig-raciÜn hacia los paises americanos y estas Ilaciunes hayan sufrido })O(\\. en la gran gnerra, sin embargo el exceso de su población es pro~)able que en adelante prefiera ocupar su actirÎ\lad en las 185 P;;;¡COLOGÜ y SOCIOLOGíA naciones que en la última contienda han perdido gran número de hombres y que por algÚn tiempo, quizás por un decenio, nl'cesitarán del f~O !Curso de hrazos extranjeros para rE'staurar sus industrias y fomentar su a~rje\lltura. Se han desvanecido, por ahora, las risueñas eSJl'ranzas que se abrigaban de que al abrirse el canal de Panamëí \Ilia corriente inmigratoria se l'stableceria hacia la costa Sur del Paeíficu. de la cllal hubiéramos sacado pro\'!~cho; pues <le haberse realizado tal previsi{m la~ primeras tierras que se ufredan al inmigrante eran nuestras provincias litorales, precisamente, las q\le nost tns excrptuamos como las más aptas para recibir una inmig-raeiÔn llumerosa siempre que se llenaran las cunrlicionE's que ya hrmos mrncionado. Hasta hor, en vez de inmigración europE'a, sólo una ÏI,migración asi<itica relativamente escasa y compuesta de sirios y d·! chillOS es la que acude en mayor nÚmero a nuestras costas. Se cree que a pesar de las Iert's prohibiti"as que impiden la introl]ucci >ll de indIviduos de raza asiática, éstos, como los indostane~ después de ima<iir las islas del Pacl/ieo, acabaran pul' llegar a nucstras (~ostas a introducirse en nuestro país como lo han het hll en los dem¡ís ribereñus del ~rande Oc(:ano. Sin que nos anime fl gran Pl'PjuÏt\io de razas y sin que creamos que sea un axioma ci'~lltí!icu comJllf'tamente demostrado el principio de la existell(~ia de razas superiores e inferiores, es indudable que está en nuestra c mvrniencia t'l que a nupstro suelo lleguen los pueblos de mmtalilad más elevada y de c()stumbres y civilización análogas a la dI" l,ul'blo que al conquistamos nos diÓ su cultura y su leng'ua. l'or consiplipnte, creemos que la mezcla cun hombres <ie otra ranl, mentalidad, costumbres y civilización distintas no haría Silll) ]lrrjlldicar il la formación de la nacionalidarl. bastardean<io por un IT('stizaje híbrido el tipo mediu bispano-americano, rebajando al mismo tiempo su nivel cultural. Ya existrn en nuestro suelo y lntran en Il11Pstra composición étnica tres elementos raciales di,tintos para que añadam,.s otrus a esta mezcla tan heterog-t'nr1! ·¡ue forma ('1 puehlo hispano-americano. Seglín Gusta\'o Le Bon trrs son las condicione;; para que dos razas purdan fundirse y dar 'lr gen a una "ariedad (>Stahley estas sun: que el nÚmero de individU( s de ambas razas se I'IlCuentre más o mellOS l'Il la misma proporciÓn: segundo, que los caracteres psicolÓgicos no sean muy difl rrutes; y, tt-reero, que los medios componentes se encuentran SOIr didos a las mismas influencias hiolÚ~icas y sociales por un tiempo más o menos largo. La primera de las anteriores condicioms se encuentra llenada parcialmente, pues el número de indi\'idIH's considerados como de raza blanca es casi i\!:uaI a los d~' ran indígena, si bien, es »l'pciso tener én cuenta lo que ant('s dijimos, es decir, que la mnJ'or parte de ellos no pueden SPI' c()nsidl~rados como de raza blanca pura. En cuanto a sus demás 186 DEL PUEBLO Ef'UATPRL\XO cualiciades psicológicas es indudablemente que la (le los inùios de origen quechua, no son antitéticas de las del blanco, cosa que se comprueba con las del meztizo de las planicies interandinas. Estos son sohriol'l. sumisos, fieles, fuertes e inteligentes y constitU.Hn illdudablpmente nna de las mejores poreiunps de la población dl'! Et:uador. BI tiempo transcurrido desde 1ft l:onquista no ha sido aún suficiente para llenar la tereera condición, pues después de cllatro siglos la mezela de razas aún no es eompleta. Resp>cto a lo que se podría llamar los peligros de la inmigración, (~s decir, a la absorción de los actuales ('lempntos por los nnevamente llegados y a la destrucción de los elementos constitutivos d:.>la nacionalidad, de los que furman los principios inmediatos de la conciencia nacional y del alma de nn pueblo, es decir, las tradieiones, las creencias y el orgullo patrio. dl:'strucción que se haría gracias al hibridismo de aventureros que no tendrÚn el mismo cariño que la actual población y aÚn que considerarían las tradieiones nacionales como leyendas fantásticas, creemos 'lue :al peligro sería menus de temer en ntll'stro país, plies como ya hl:'mos dicho, las tierras que ]l'ldem!)s ofrecer para la eol!)niza('ión aunque bastante extensas no albergarían masas de población ba,;tante numerosa para ahsorver a la actual y por otra part'>. nuestro pais no puede aspirar por las razones que antes l'xplIsimos a atraer tan gran nlÍmero cie inmi~antes que superen a los actuales pobladores. El ejemplo de lo q lie pasa en los países mt'ridiünales del Sur de los Estados Unidos, nos enseña la manera ele evitar ese peligro: cualesquiera Que sean los errores de nuestro pasado, formamos un pueblo con tradiciones y un cuerpo de nación que podría ser qUlzás dominado o subyugado por otro más fuerte, pero no absorvido y destruído como pueblo. Es curioso observar por otra parte el criterio con que el nuestI·o jllz~a al extranjero: de hecho reconoce su superioridad intelectual y culturaL pere, al mismo tiempo, mientras la clase baja confiesa más o menos abiertamente esta superioridad, siente por él cierta aVl.'rsión que si no llega a la xenofobia es por lo menos un s6ntimiento de reehazo quizás porque presiente en él, un dominador futuro: en cambio la clase elevada siente preferencia por el elemento extranjero que necesita como propulsor de las industrias y del progreso material del país y lo atrae francamente sin hostilidad alguna. El orgullo nacional se abate en este punto y acaso sería este un peligrl) para el futuro que haría temer por la existencia nacional si no creyéramos que el instinto de conservación ad vierte a los puehlos hasta qué punto puede irse en materia de confraternidad y de admiracitÍll por lo exótico. De todos modos, la resolución de este problema que tantas conexiones tiene con el progreso y desarrollo del país, está inevitablemente aplazada por ahora, pero 187 PSlcor.onÍ.\. y SOCIOLOGÍA sería de i('~par qne sin perder dû yista su importancia fuéramos prcparanrl( el terreno para cuando las circunstancias se prt'selltl'n favorables podamos abordaria Call . probabilidades de obtener UIl resultadc r rOYCcllOSO y un éxito satisfactorio. 188 ..'~'?'r ,~,?)? ,?,~,~ '~'~'r CAPITU LO XX. '?)~1 El problema educativo y cultural. ~;,;; ;:)~);"';);"i;";););~ ~ ~ TI xo n" los ínilices d€'l grado de cultura de un pueblo, es la ~xtt'nsión (¡ue en él tiene la rns€'ñanza pÚblica y el porcentaje de analfabetismo de su poblaciÔn. Es se~uro qut' un pueblo ignorante es un puehlu ¡¡trasado en el camino de la civilización y del progreso ;r al cual 3(llH',¡anmuchos malt's sociales que enCllentran su pn~\"eutivo y ;;lI remt'(iÎo en la escuclla. La preparación de la juventud para la vitia l'l'al deht' ser la gran preocupación de tod('s los cond llctores dr puphlu. Desdl' las épocas más antiguas las naciones flue han sido las guías y faros de la humanidad, Oreeia.y Hama nos han dado (\II estu los e,¡emplos más llutahles. En la época moderna, la preocupación por la en;;rñanza se ha con\'rrtido pn ias naciunes ci\'ilizadas en una vernadera obsesión y li porfía todus lus gohiernos se ('sfuerzan en difundir y extender más ~' más la <'sfera ne acción de la escuela. El urgullo de un pupblo.Y tDO de los títulos má:; preciados que debe ostentnr si aspira a '~ontFrse en el rol de las naciones civilizadas es el dr. tpner el menor porc('ntaje posible ne analfahctos y de que, en su población no se cl'hen epidemias de ,:nfermedades infectocontagiosas 'Sobre tudo, de las que huy está demostrado que es posible dpsterral" pUl' medio de la higiene. El cuidado de la sa~ Iud dpl cuerpo .r del alimento del espíritu preocupa tanto a ¡OH gobernantrs (lUe han venido a construir puntos prineípalísimos de los programas políticos. Xo podemlJ~;alaharnos por desgracia de haber adelantado bastante rápidamente en t'ste camino, pues aunque, de la indeprndencia á esra pa rtc es grande ri camino recorrido, mucho es aún pl que nos faIta por andar para IIrgar a un grado cumpatihle con el estado actual ,le la civilización a fln de no mCf(.'cpr el título deshonroso de país ignorante y atrasado. Siguiendo su política educativa, Espai'ia implantó en sus colonias el mismo n~gimen de enseñanza, que existía en la metrópoli y que tendía a dar preferencia li la 1] niversidad sohre la escur/a, creando así una casta privilrgiada, una ('specie de aristocracia del saber>y descni(lando la ellucación de la ll1a~a popular. En tanto que la Universidad educaba letra- PSTCOLOGÎ.\ y SOCIOLOGÍA. do.,;, teólog \s~' fillí~üfos. la mayor partI' de la población no sahía ]epr ni l'.;e '¡1m y así Pl.r S\I superioridad intell'etual una oligarq\lía Ile letradof Sl' imponía sohre pl pueblo que era mantenido sistem¡ttiean1l'nt~ "n la ignorancia. El desarrollo de la pscuda primaria s()lo \'iplle dl'sdc los tiempos (le la In(lepcndenei;;, y la RepÚblica. ha ido dps urollando y ensanchando cada. VèZ mÚ" la instnlGción primaria y creando la secundaria, aunque degracia1lnrnente con critrTio errónel y contradictorio~' sin [Itf'nersp a \Ina pv\ítica pedagógica (¡Ul' tuvil\]';l \Ina l.r¡entaeiún estable y dcfinida. Todos nuestros gobiernus han eCTIlprl'llllr,lo la importanl',ia Que tenía para f'1 progreso dd país el de ;arroll,) de la enseñanza pÚhli(~i1: pero no han l'stndiada la forma má,; conveniente en fj\ll' (Iebían impulsar el progTI'SO de la instruc,·,ión. ¡';-uestro error inicial consistió l'n que, aeustumbrados a lus mt;tod'ls colonialps, dimos partielJlêlción dirl'cta l'n la l'nSl~· iianza li la igll'sl:L P hicimos de la l'scuela .r de la Gni\'ersida(1 institllcion}s c(mff'sionall's. Crl'l'ncia IllUY arraig-ada .r que aÚn suhsiste ho,\' èS ya la lh'sautorizada upiniÚn (le que la me,iur l'dnctlciÚn es la dadh por las instituciones mooásticas. Con e\ oll,leto de COIlsen'ar d dominio de las conciencias, la iglesia por su parte ha definido c,m empeño psta prerrug-atL\tI, que las costumbrps primero, las It'Yl s y el asentimiento lllíhlico le habían concedido casi sin discusion Lo funnaciÚn de la conciencia ciudarlana se entH'gah~ así a W1Í¡'nes tenían interés en mantenerla subyugada 00 solamente a una l;rf encia relig-iosa sinó también a una tendl'ncia política determinad 1 .rá que s¡>glÍn hemos visto. la lucha política (le nuestro Jlaís hu tmido III carácter de una displlta de preùc.min¡o pntre el 1)o(ler (\i\ il Y edesiástieo para lihl'rtarse aquel de la tutela de é"te :r de S'l ntromi"iÓl1 en la dirl'l',l'ión de los Ill'g'ocios plÍh]icos y del libre dis! rute dI' las libertades dl' la conciencia j' del pensamilmto. Es sólo de veinte alios a esta parte cuando la l'nseihnza oficial ha quedado libre de la tutela del poder I'cJesiástico y de doce a quince que se la laicizado por completo la educación pÚblica. Na,11 tien,} de extraño que 1:'1país haya ppnnanccirto sumido (>n el fanatismo reli~ioso hallándose la instruc-.ción entre~arla por tan~ ti'lmpo en mallas de las instituciunl's docentes (jue, naturalmrmte, ~igllien{io SllS métodos trariicionales atrofiahan la inteligen('ia y Il conciencia de los I:'ducandos desterrando de ella el at'¡ín de ill\'e~,ti~aci()nes, rh'struyendo el espíritu de iniciativa y el ansia de p(He 'r una personalidad propia qnc debe caracterizar a la edu(~ación de un pueblo que Yive bajo el règimen democrático. Hoy se hallan j'rente a frente las dos instituciones docentes: la laica li ofi(jial y la reli~losa o libre; pero preciso se hacr confesar que la primera sc: ha independizado a medias de la segunda porque sus métodos son deri ¡'ados de los que hasta hace ,'e¡nte anos dominahan a toda'; las escuelas del Estado. El más grave error de los Gobiernos ha sido el no atender de preferencia a la formación del 19~ DEL PUEBLO ECU.lTORlAXO maestro y de.iar abandonada la instrucción públiea cuando su PrImer cuidado ha debido ser apoyarla y enaItecerla. Verrlad es que por caminos distintos aunque cun ig-uales fines los gobiernos teocrátieos y los desllotismos militares t.endían ambos al mismo objeto: es decir, mantener al pueblo en ignorancia para gobernarlo mejor -:"a su antojo. Todo en nuestra edueaeiÔn parece haber estado dispuesto para hacer de nosotros un pueblo fanático n ignorante, imprevisor y fatalista, para darnos doctDfes de ciencia teorizan te y dOgïuátic:l para hacemos intransigentes e intolerantes como la opinión ajena y para mantenemos estancados en la rutina y el empirismo. La escuela no ha sido un sitio de preparaciÚn para la vida, un lugar en don(le el pensamiento se espaeiara intenso y desbordante, un sitio en que se prepararan las socipdades futuras y en que se desarrollara la solidaridad o se exaltara la personalidad de los educan(los, sinó un plantel donde se daba al alumno un conjunto de conocimientDs hechos, expresados en una lengua confusa, ininteligible en parte para ellos, y que por consiguiente, no asimilaban o lo hacían sólo parcialmente. Los conocimienws útiles para la vida eran pospuestos a otros de interés meramente teórico sin tener en cuenta la finalidad ulterior de ellos y el destino futuro de los alumnos. La mujer no ha sido preparada para la vida del hogar como si la eseu·ala 110 tuviera que hacer nada con el rol social que está. llamada a descmpr,ñar; así su vida tiene que ser oscnra, triste y estéril y es sólo por una anto educación o por una enseñanza dada en condiciones especiales que unas pocas pueden elevarse sobre el nivel intelectu;ll de las demás. Una reacción saludable ha comenzado a dejaf8e sentir contra estas malsanas tendencias y una ansia general Jlor cambiar de rumbo y orientarse bacia objetivos más acordes c.:m nuestras realidades nacionales. Se ha comenzado a hacer la revisiÓn de nuestros valores morales e intelectuales y se ha caído ,an la, cuenta de la exagerada importancia dada a la enseñanza superior en detrimento de la primaria que es la base para la formación de los oiudadanos en un país democrático. Por otra parte, aunque la enseñanza Universitaria esté muy extendida, o mejor dicho diseminada, continúa siendo tan incompleta y tan rutinaria, tan falta de ideales y desligada de los intereses de la nación como al principio de la República. Se ha estancado y hoy se necesita hacer en ella una verdadera revolución, pues se ha atrasado demasiado para pensar, que evolucione rápidamente para ponerse a tono con el estado actual de la cultura universitaria mundial. Con ÍoJdo, y a pesar de lo mucho que se 11a escrito y se ha dicho en este sentido, parece que nuestros ponticos aún no se percatarán de la valía y el interés que para el progreso nacional tienen los problemas pedagógicos, y su discusión no tiene to- 193 I'SlCOLOGíA y ROCIOLOGiA davia ulla trascendencia real y efectiva que se cristalice en leyes que los oriente hacia una resolución rápida y y en dispcsiciones efi caz. Todada la penuria fiscal deja morir de hambre a los maestros de escuda, tDdavía no sC halla la manera de asegurar 11 la enseñanza pÚb ica rentas suficientes y bien saneadas para su manteniment·), todavía no se ha podido abordar siquiera el problema de la edificac,ón eseolar, todavia el matprial de las escuclas continÚa siendo el nadecuado y anti pedagógico de los tiempos antiguos, todavía la enseñanza téenica e industrial se halla reducida a unos pows pla ltcles incompletos y d,'sprovistos del matprial lH'cpsari,) }Jara la cr sei'ianza, toda\'Ía las rni\'ersidades y culegius carecen de laboratorios y mll:leO, todaVÍa la educación de la mujer continÚa casi (nterarnente entregada en manos de las comunidades 1'1'ligiosas y así toda reforma se hace imposible mientras no se la aborde "fI nca y resueltamente. Ensanchar el radio de esfera d(, la educaci<in haúiéndola vcrdarleramente gratuíta y obligatoria, levantar por mrdio de ella Pl nivel moral del indio de las serl'llnías y del caILp' !sillo de las costas, moclificllr el carácter ya ap¡itico r receloso, :ra bravío y levantisco del pueblo form<)do por mestizos, exaltar la personalidad e imbuir de un modo firme la noción del cumplimil'nto del debrr. inculcar el sentimiento de amor a la patria, sw;tituir la mentalidad actual por otra más elevada~· IlllÍS conscient.! de las realidades de la vida he allí la finalidad de la educaci'm que vendría a redimir nuestro país de muchus vicius soeiales, de muchos dpfectos morales que actualmente son un estorbo pau su prOhrreso. Quie 'an nuestros hombres dirigentes mirar má, allá de los m(~zquino:; intereses que actualmente forman la atmósff'ra política en que r"spiran y tendrlÍn en la resolución de este prohlema el más vast) campo para ensanchar los horizontes de la patria y crear unh nacionalidad fucrte y consciente de su prupio valer. -" 194 ...•. EN la evaluación de los coeficientes m:lrales y culturales, que constituyen E'l índice del E'stado social de un pueblo j" en su comparación con su ,"ida IHiblica gl'neral, es nesariù t\'ner en cuento multitud df' factores de orden biológicos, moral, físico, psicológica y étnico. Mejor dichù, para juzgar de una naciÓn por los datos que nos da su estado social e inferir de ellos deducciones acertadas es nl'crsario p,onsiderar lo que podríamos llamar la vida interna '~íla vida externa de un pueblo; bien así como para juzgar de un ind.ividuo y del Pllpel que desempeña en la sociedad, no solamente se toman en cuenta su posición. su riqurza, SllS aptitudes personales, silló tamoién, sllS antecedf'ntes familiares," :1' su manera de vivir en la intimidar] drl hogar. Es tDí!o esto, lo que "¡l'ne a formar el carácter dIll individuo y a moldearlo Sl.'g'1Í1lel ambiente en que respira, por otra parte, no es sino función dependiente del medio físico y de los caracteres individuales del sujl'to. Por eso hay tan intima conexión entre el estado social r la marcha de un pueblo consiriprado como nación o sea la vida política de un país (¡ue es la forma exterua bajo la cual se juzga y considera a las agrupaciones humanas. Taine ha hecho consistir la evolución r las condiciones d,> la vida en la reunión de los tres factores: el étnico y racial, el medio ambiente físico y el momento historico. Euchle da decisiva imp0rtancia al factor intelectual, Marx funda todo el movimiento histórico y social en el económico y por llltimo, Le Bon cree que e:::a[¡te tDdo la raza la que influye rn el modo de ser, de desarrolhlf:,;e ~.'(le vivir dl} un pueblo, atribuJ"enrio a la (lrlu~ación J' a las influencias de media geognífico, de la alimentación y del modo de villa importancia secundaria: un prudente ecleeticismo, nos hace juzgar que es preciso analizar con cuidado cada uno de estos factures .y ver hasta qu6 punto pueden ellos inf.luir en la vida de una nación. Bi las sociedades seg1Ín Spencer y Ward, son verdaderos organismos y como tales están sometidos al imperio de las leyes biológicas. es también cit'rtD que estas no obran de una manera cieg~~y fatal porque no se trata de agTupaciones animales Sill conciencia exacta ni noción precisa de su existencia que obran de un modo instintivo y es necesario por consiguiente tomar l'n cuenta el factor psicológico intelectual. Como ha dicho el autor de los PSiCOLOOíA y f';OCIOI.ooíA primeros pr.ncipios bay aIgu meb aliei que está filera dl'l limite de IlUl'stns inn·"ti~aciones .r qlle no podplIItJs prpveer ni alcan~ar. El e~.t¡!llosocial de nllestro país, tiene (lentru de Sil esclleta sencillez míltiples y cumph'.ias cuestione::; qlle nosotros hemos \"1)nirlu e,;tu li.llldo Sl)mCrallll'nte, para trazar IlIPg'O 1111 lig-eru eshow de (Jon.iunt·) .Ydeducir clÜlc::; sun las influencia,> que impubmn nnestra \,¡dL pur le. tortuosa sen(la qlle hemo::; veni(lo recorriendo. Sea este, u 10 como ex;imrn de conciencia de nuestra mam'fa (le ser, comL ¡ modu de rlia~n<Ístico de nucstro estado fisio-patológico, y con,n investigación semiológica de nuestro org-anismo. Situhd) nuestro país bajo el Ecuador y en IIna posisión geográfica aId HIa hasta ahura dc lai; grandes rntas cumcrciales y por comigllil'nt~ del íntimo y contínuu contacto con los países qlle son el flc( ùe la civilización y los guías avanzados del progreso, lll'gan SJI" hasta él, de mudo fl'nto y eun rechazo, las manifestacion'ls culturalt's de los demús pueblo;; de la tierra. E~te all'jamier;t( del contacto directD con la civilización occidental, no ha ~ido óbi,;e para quI' sigamos, ;lllnque sea de r('t.razo, su marcha: Jlt'ro l'l'tra mrse equiralll huya dehilitarse o auquiluzarse. :Marehar rápidam¡'n',e es el pro~rama de todos los pueblüs que no quieren slIcumbir e ser absor\'i(lus por lus que han llegado a tener un desarrollu más grandI': l'n esto se cumple de un modo fatal la le;v biol{q'i'~a de la evoll1ciÚn de las especies y hoy más que nunca la gran ·}oltienda empl'ñarla al otro lado del océano nus demuestra que J¡ s nurmas del derecho, que la humanidad había tratad u di: poner ('omo valladar y amparo de los déhiles contra la ambición de los fuertes, son impot.entes para contener el ansia de expansión que impulsa a estas. Hespetando como nubles y diguos de aplallsc de los elevados iùealismus que harían fundar el estatismo de !Js pueblos en el respeto mutuo de unos a otros, creemos que una ~Tan l('cción se despren(ie de este episodio magno de la historia dn la humanidad: es preciso ser fucrtes porque sólo la fuerza pl cde dpfendernos de los que yá la han alcanzado. Allá en una ùnnna muy lejana, se pierden como esfumadas las vanas ilusiones e ue acariciaron algunos soñadores de alcanzar una paz universal; precisa pues prepararse a conservar la integridad por el propio esfuerzo y afianzar por consiguiente la individualidad si se quiere subsistir como nación, como pueblo y como raza. No llar orgarismo que tienda al suicidio; el derecho, la aspiración a la vida, ~s una ley que cumplen todos los organismos animales aún entn los seres mferiores; la conciencia de ser, de existir, de progresar de persistir, de perpetuarse, son otras tanta::; características de la existenCia, de la función vital en general que todos cumplen en la naturaleza. Nada podría justificar que est\lvier~mos atacados de nihilismo moral, para que pretendiéramos temunar nuestra existencia por un suicidio moral naoional. Al contra· 198 DEL PPEBLO ECP.~TORa=,O rio, si la "ida es f¡lcíl y agradahle en un país, al cual la natural\'za se ha compla(~idll en ootar dl' toda cla~e de climas y producciollt's, si nut'stra situaciÓn eomo pueblo y estaoo, sólo no son florecirntes debido a IllS ob~tácu]o~ que Ilue;;tro propio desarrollo nos ha preSf>ntado hasta ah,ml, si nUhtros prohlemas tienen resolu(\iún fácil .v para la cual :-ólo hace falta voluntad y rnergÍa rs nl(\J1Pstf>r c111tirar estas do~:cualidades que precisamente son las que más falta nos hacen. La ahulia, la inopia y la. iMrcia menta: son nuestros peorrs (·nemig-os; ('S preciso pensar y tener firme "oluntclll para lieraI' a cabo rJUf>stro pensamirnto. Es preciso querer algo, pero quprrrlo con fuer;m, t'IJU tenacidad y con constancia, soñar en una empresa para abandonarla luego, sólo es propio oe irna£;'inaciones exaltadas y de espíIïtus apocados. Es posihle, que 1'1 intlu.io ancestral de las cualidades étnicas de los 1Hlphlos que nos han daoo origl'n, que nuestm hetprOgl~nea composición soeial y que los defèctos de educaeión ya spña]ados por nosotros, sirvan dI' rémura para nupstm reg'enprarión y pngrandrcimíento; ¡lt'ro conocidas nuestras ta~ chas y sa hioas nuestras faltas, es preciso tener el valor de la enmienda. :\urstra snciprlad, tirndr a democratizarsfl, prrci"a al('ntar este movimirnto, porqUt' sÓlo mercpd a ¡q r fundado sobre o¡U;I'S de lib('rtad y de .iusticia, de ('quidad y tolemncia, podremos e"lwrar que al amparo de una paz e:;table y dUI'adrra, SP restablecl'riÍ nuestro I'Xtpnuado currplI de las l'nfermcdadl's que lo han afligido. Actuall11f>ntr,Illwstro país prpspnta esta anómala sitlla\/ión: \lna oligarquía compuesta de plutócratas, comerciantes, propietarios, agricultores e industrial!'s r una burocracia. de médicos. abogados, mi1itarrs, empleados y curas j)rsa sobl'l' un Il\ll'blo oprimido, Ignorante sin ideal ni aspiraeionl's. ~[l'dio millón dI' indios en la siPI'm y un cuarto 'de millón de mulatos en la custa, viv\'n en el analfabetismo y casi ('nIa sf>l'\'idlllllbre, IKI' la inícua lry Que permite rI concert¡l.Ír: Sil mpn~ talidad retra7.ada, ruda y primitiva, DO puerle compl'endf'r los ohstrusos irlenl(l;; c¡ur animan a los hlancos .r mestizos q lIe forman las demás elE.se~;secialps orl país. Los ven moverse y a¡Ôtarse ell cOl1\"ulsiones eS\l1lsmÚdieas, sin comprender pl objf'to de tal agitación: lo Único il que a~pil'an, es Que de tales movimientos, no resulte un nuevo prl'tt':l:to para vPjarlos y oprimirlos. ])l~ aq tÍ ulla£;'rande y primordial obliga:;ión, la de \l\"OC\U\\\' 'h todo tranc(', la eleración del nivel social .v del valor cultural de la raza aborígt:'1J y del campesino dl' las eostas. Si hay un problema social en rI Ecuador, que con imperativo categórico, exi.ia ulla pronta s(llucieín, ('s este. Xupstros politicos, son miopes y no ven m,is qll~ la~ cuestiones triviales que más cerca tienen de ello;;, pero DO se Ii.ian en esta grande e inmensa tan'a que If'S cabria llevar 11 cabo, sí tuvieran una noción más elevada y más l'xacta 199 PSICOLOGIA Y SOCIOLOOÍA de su mi~ ón. El ánimo no debe desmayar por lo arouo de la em¡)f('nSl, tod o pueblo, dr·he tener, una aspiraciÓn, \ln ideal de la noción de un deber <.Ille cumplir sobre la tierra: la comicción de nuestra p'opia debilidad, la descsperanza en nosotros mismos, la falta. de (aráctrr y la volllbidad rn nuestras f'mpresas, no ~on debidas a' trupicalismo y por consiguiente, al medio físico rn que vivimos, sino a nuestra educación falla de idealioad .r de objetivo final elendo. i\llestro pensamiento, se queda Riempre en los límitps de un e(il nismo inferior que nos hace considerar sólo el asprctù materia de las cosas. Vemos a la vida un sentido más prúctico y más ut litario, dentro de una eoneepción idealista r no cunfulldamos >JIegoismo y el particularismo, la mesquindad y el interl>s COll el sentido positivista de la vida. Se purde a"pirar a cosas útiles, Jla~a nosotros y los demá" y buscar el bendicio propio sin estorha"~l aj¡>no Y con una tinalirlad más lejana que el logro pn la cosa bJscada en sí mismo. El cultivo de la voluntad, el de la dignidad personal, el ~wntimientJ) de la solidaridad, de la noción del deber. jellen srr las ~ulas y normas de nuestra vida y harán de nosotro'l, los buenos ('iudaJanos dI' una Rrpública no tan ideal como la sc,Ïlada por Platón, pero sí de la que en el futuro deberán constitui! los pueblos que queriendo afianzar su personalidad desean Clm pIla mantener su propia existencia. Ln i~norancia e~ otro de nuestros dQfectos esenciales, que debemos (:.cmbatir a todo trance: no solamente ella nos mantiene con el atrase, la rutina y el empirismo, sinó que nos deja inermes en manos del fanatismo político y relÎ!!ioso. En lo social, el imperio de la ffi,)diocridad y el arribismu se imponen debido al bajo nível cultural de la masa total dr los pohladores y al analfabetismo de la mitad de ellos por lo menos. No pued'3 haber justicia l'Il' una ,ociedad que no alcanza a distinguir el verdadero mérito del fah,o oropel de reputaciones usurpadas formadas sólo por el elogio y la alabé,nza de prodi¡;rados interesadamente. Por último, si queremos mlldificar la marcha de nuestro país allanándole obstáculos y dificultades, debemos procurar ser más tl.lerantes, pero no con el mal, con el vicio y con el crimen, lo que sólo es propio de laf, ~,ociedadps Mbiles y corrompidas, sinó con las id ras y creencias de loí' demás, ]lam poder y¡vir en paz y concordia. Por último, dl~bemos adoptar, como pro~rama, el que conviene a todos los pueblos dt5biles y atrasados y que fué el que .Toaquín Costa, trazó a su p~.tria drspués del desastre de 1898: la escuela y la despensa, e~, decir, la Instrucción pú1:Jlica y la agricultura como ba:;es futuras de prosperidad n'lcional. Ouayaquz1, Mayo 1914-Marxo 1917. FIN 200 INDI(~1]1~ ----.-I 'rÜlog:o '" . Dest'l'ipei(1I\ g'Pllet'ul l]PI pH í:-; .•......•...•............. J{ H za S, e t<~ La raZ;1 cOllq II iHtl-1dura f'1·i,.)]]o~;,lllulHtos, IlwstizuH y llt:'f!'l'l)S La ('olollia y la COt1tllli:-;ta Ln. Illd,~peIldeneil.1 y la J{PJ)\íbli'~1l La época n.dual . l'la ses 30ciales __ La Política El pr()I)I<~llla ('eoIlÚlllÍl·O El 1)1'01 ¡Ipma HHni h-'11·jO El pl'Ob!t'llla ptnog-r{¡fieo El l't'ohlpma ed u('ati \·0 Estado l-'ocj¡LI,y \ïùa Ila(~iollaL, ) . 1\1 ;¿!l . :¡:¡ . . -!-!J .~ 1 ,j~l Ii !l COi'; t 11m Il l'eH ( '/trade t\~S p:-;i('() I(íg-icos El ){pg-ionalistllo El Caciquismo Los pa rt i(los políticm- . . Cultlll';.l .v mentalidad ArtE-', Literatura y Ciencias [AIS . \) . iD . Hi . !li . . . . llli jl!) } :.!ï 1:¡tl l--li 1;-) 7 __ . . : . Iii!) . 1~ I . 1 I'i!l . 1I),;