rotura fibras recto anterior portales

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Revista electrónica portales médicos.
Vol. II; nº 10; 146. ISSN: 1886-8924
ROTURA DE FIBRAS DEL RECTO ANTERIOR: EL MAL DEL FUTBOLISTA.
RECUPERACIÓN FUNCIONAL PRECOZ
2º Premio Certamen Internacional Artículos de Fisioterapia. www.Efisioterapia.net
Pedro Gómez Piqueras
Universidad de Valencia (España)
…………………………………………………………………………………………….
1. Introducción:
El fútbol, y más el de alto nivel, es un deporte que requiere un gran esfuerzo
para el deportista .Se engloba dentro de los deportes colectivos caracterizados
por esfuerzos explosivos individuales y su práctica supone para el practicante
un riesgo lesivo inherente.
Desde este artículo, se pretende acercar al lector, especializado o no, a una de
las lesiones más frecuentes de este deporte, la rotura de fibras de la zona
anterior del muslo o más concretamente del músculo recto anterior.
Profesionales o no, son muchos los jugadores que han sufrido alguna vez en
su carrera deportiva este tipo de lesión y son ellos, quien mejor entenderán el
por qué de este artículo ya que en muchos de sus casos esta lesión les ha
tenido apartados mucho tiempo de los terrenos de juego, llegando incluso a
provocar su retirada.
Actualmente hemos visto casos concretos como el del defensa del Real Madrid
Jonathan Woodgate o el del azulgrana Leo Messí en los que sendas roturas de
fibras han provocado su exclusión del equipo por largos periodos de tiempo,
llevándonos esto a reflexionar sobre la dificultad que conlleva el proceso de
recuperación de esta lesión en los equipos de élite cuanto ni más en el
deportista aficionado o amateur.
El objetivo por tanto que pretendo desde aquí es aunar todos aquellos escritos
que desde mi opinión resultan más interesantes y crear un “todo” alrededor de
esta lesión que sea de ayuda para fisioterapeutas, readaptadotes,
preparadores físicos, médicos y demás a la hora de tratar a un deportista con
esta lesión de la mejor y más rápida manera posible sin riesgo de recaídas.
2. Estructura del músculo esquelético
Todos lo músculos están formados por numerosas fibras que varían entre 10 y
80 micrómetros .Cada una de estas fibras está formada a su vez por
subunidades denominadas miofibrillas.
El sarcolema es la membrana que recubre a las fibras musculares que en el
extremo de la fibra se une a las fibras tendinosas formando haces tendinosos
que darán lugar a los tendones musculares que se insertarán en las zonas
óseas.
Cada fibra muscular contiene entre varios centenares y varios millares de
miofibrillas que a su vez se componen de unos 1500 filamentos de miosina y
3000 de actina, responsables de la contracción muscular.
1
Los sarcómeros son los tramos en los que se divide la miofibrilla y que están
delimitados por las líneas Z, en reposo muscular tienen una longitud de 2
micrómetros aproximadamente
3. Cuadriceps: Recto Anterior
El cuadriceps es un conjunto de cuatro músculos (crural, vastos externo e
interno y recto anterior) cuya principal función es la extensión de la rodilla.
Es uno de los grupos musculares más potentes del cuerpo humano y su
correcta función depende de la perfecta coordinación entre sus componentes y
con su antagonista (los isquiotibiales)
Centrándonos en el recto anterior, anatómicamente observamos en el mismo
una inserción proximal con un tendón directo insertado en la espina iliaca
antero inferior y uno indirecto que va a parar a la ceja cotiloidea.
La inserción distal posee un tendón que transcurre en la cara profunda del
músculo y se extiende a lo largo de los 2/3 distales.
Además de tener la función de extensión de la rodilla, este músculo también
hace de sinergista junto al psoas iliaco en la flexión de la cadera
A partir de los trabajos de Hasselman y Garrett se comprueba la disposición de
los distintos componentes dentro del músculo.
En su extremo proximal el tendón directo es aplanado y anterior.
El tendón reflejo es redondeado y postero-medial con respecto al directo en la
porción proximal. En su recorrido a distal se aplana en forma de coma, rota
lateralmente y se ubica en el centro del vientre muscular. En el tercio distal es
chato ubicándose casi anterior.
El tendón distal casi todo su recorrido lo hace a lo largo del vientre muscular, lo
cual origina que sea susceptible de lesión en todo su recorrido.
En el fútbol, este músculo se ve involucrado principalmente en los lanzamientos
a puerta, en los choques de balón contra adversario, en los sprints tanto
excéntrica como concéntricamente…. y siempre, de una manera explosiva que
hace peligrar su integridad.
4. ¿Qué son las roturas de fibras?
Son lesiones musculares que pueden producirse de una manera directa
(contusión, típico “bocadillo”) o indirecta (elongación, movimiento balístico).
Debido a la rica inervación del músculo, cuando el deportista la sufre, nota un
dolor muy agudo, concreto y que le impide continuar con la práctica deportiva.
Algunos la narran como una “pedrada”, sobre todo cuando es en la parte
posterior y se comenta con cierta sorna que algunos jugadores incluso llegaron
a darse la vuelta para ver el origen de dicha piedra.
El dolor que produce se calma con el reposo y reaparece inmediatamente con
la realización del gesto que la provocó si la misma no está del todo curada.
“La rotura se puede producir en el vientre muscular, en la unión entre el vientre
muscular y el tendón, sobre el propio tendón o puede ser un arrancamiento de
la inserción muscular en el hueso.” Del Corral, 2005.
Estas lesiones conllevan una rotura de vasos que produce un hematoma en el
que la extravasación de sangre puede ser intramuscular, cuando la fascia está
intacta o intermuscular, cuando la fascia se rompe y la sangre se dispone en
los espacios intersticiales sin aumentar la presión muscular.
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La gravedad de esta lesión nos viene indicada por el número de fibras rotas por
lo que a la hora de clasificarlas se dividen en parciales (cuando no afectan a
todo el músculo) o totales (cuando sí lo hacen).
El abanico tan grande de porcentajes que podemos encontrar dentro de las
roturas parciales provoca que existan tantas clasificaciones como autores
tratan el tema.
Tradicionalmente se vienen dividiendo en tres grados:
- Grado 1: lesiones microscópicas que comprometen menos del 5% del
espesor total del músculo. El paciente refiere dolor sin determinar un punto
preciso y clínicamente son indistinguibles de un calambre muscular. El vacío
que deja la zona de retracción fibrilar es ocupado por sustancias líquidas
serohematicas.
Son las de mejor cura y su diagnostico ecográfico es difícil debido a su tamaño.
- Grado 2: son las típicas roturas parciales en la que su extensión es mayor,
comprometiendo más del 5% del espesor. En algunos casos, cuando el
músculo está más superficial, pueden llegar a producir equimosis.
- Grado 3: desgarro completo. Compromete el vientre completo del músculo,
con una separación de los extremos por retracción de éstos e interposición.
Se puede apreciar un hundimiento en la zona afectada que se denomina “signo
del hachazo”. El tratamiento de estas es quirúrgico.
J.M Sánchez (2004), especialista en recuperación deportiva, divide las mismas
añadiendo el criterio de la afectación de la aponeurosis llevándole esto a
distinguir 4 grados de lesión.
Sea cual sea el grado en el que uno u otro autor sitúe la lesión a tratar lo
fundamental en estos casos es recibir un seguimiento meticuloso por parte de
un especialista, en el que se determine exactamente la afectación muscular y
en el que se ofrezca un tratamiento de recuperación adaptado a la persona y
al músculo que produzca resultados satisfactorios en los que no aparezcan
recidivas.
5. Incidencia y mecanismo de producción.
Aproximadamente un 30 % de las lesiones en deportistas afectan a los
músculos.
En función del deporte practicado hay un mayor riesgo para uno u otro grupo
muscular. En una encuesta entre jugadores de fútbol profesionales, se
demostró que las lesiones musculares eran las que más se producían, 26,8%.
(Leáis, 1989)
Volví, Melegati et al. en un estudio que duró 5 años (1995-2000) en una liga
profesional de fútbol de Italia encontraron que el 30 % de las lesiones
producidas fueron musculares
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“Las roturas de fibras musculares se producen con mayor frecuencia en los
músculos biarticulares (cuadriceps, isquiotibiales, gemelos) ,como
consecuencia de una descoordinación neuromuscular momentánea”
(Renstrom,1985)
Marshall en el 2002 comprobó con jugadores profesionales de fútbol en
australia que la lesión muscular del cuadriceps era la más común.
“En el fútbol los músculos que se lesionan con mayor frecuencia son el
cuadriceps (20%) y los aductores (20%).” (Del Corral, 2005.)
Dentro del cuadriceps, el recto anterior es el músculo que en la mayoría de los
casos es el afectado ya que es el que mayor actividad electromiográfica
registra en el momento de la extensión de rodilla o el que más anteriormente
colocado está anatómicamente en caso de sufrir una contusión
“Las distensiones más frecuentes no son las roturas completas sino las roturas
parciales del tejido muscular, localizándose principalmente en la unión
miotendinosa” (Millar,1979).
Como vemos tras analizar la literatura especializada existente, la rotura de
fibras parcial del recto anterior es una lesión muy común entre jugadores de
fútbol profesionales y no profesionales por lo que debido a su incidencia y
gravedad creemos necesario otorgarle la importancia que se merece.
En relación a los mecanismos de producción típicos de esta lesión existe
bastante consenso entre los especialistas del tema señalándose movimientos
balísticos, rápidos, imprevistos, contusiones…. como los principales causantes
de estas roturas parciales de fibras en el recto anterior.
Para Del Corral , 2005, la contusión y el sobreuso de la musculatura extensora
son las principales causas de lesión en jugadores profesionales.
La alta velocidad excéntrica como causante también es mencionada en varios
estudios como en el de Chapman, Newton et al. en el 2006, Marshall 2003 y
en el de la doctora Sara Muñoz 2002, quien además añade que son los
músculos con alta proporción de fibras II (rápidas) los que mayor riesgo lesivo
corren.
Espejo Baena (1996) también señala a los músculos biarticulares con alta
proporción de fibras rápidas como los principales sufridores de esta lesión y
menciona el estiramiento brutal, la incoordinación neuromuscular, el choque a
distancia y la parada brusca como las principales causas.
En el fútbol, la manera descoordinada de realizar acciones como sprint, golpeo
de balón, estiramiento….sobrecargan la musculatura y son los principales
detonantes. Uno de los principales motivos de que estos detonantes aparezcan
es el disbalance provocado cuando uno de los grupos musculares del muslo
(cuadriceps e isquiotibiales) es más fuerte o flexible que el otro.
4
Siguiendo con las conclusiones ya publicadas, Marshall (2002) , en un estudio
con imágenes grabadas de la fase de carrera de jugadores de fútbol
australiano, llegó a la conclusión de que el momento de deceleración de la
velocidad es el punto crítico más común que da lugar a roturas.
También, el mismo autor, sostiene que puesto que el golpeo de balón es otro
de los mecanismos de rotura más comunes, deberíamos de tener en cuenta los
días de lluvia en los que el balón está más pesado y puede llegar a provocar
mayores problemas.
En relación al momento del golpeo, varios estudios electromiográficos
muestran que el momento de máxima actividad eléctrica del recto se produce
concretamente en el momento que la rodilla pasa de estar en flexión a
extensión, por lo que parece lógico pensar que será entonces cuando más
riesgo aparezca para el jugador.
Por último, y como causa indirecta, también he encontrado consenso a la hora
de señalar la pérdida de líquidos y sales producida por la sudoración como un
desencadenante en las roturas.
Para acabar, y en relación a la zona natural de daño, la mayoría de la literatura
coincide en la unión musculotendinosa como la principal zona que se lesiona,
tan sólo el estudio de Hughes, Hasselman et al. ( 1995) pone de manifiesto un
tipo de lesión que afecta más proximalmente al recto y que consiste en un
desgarro incompleto más profundo en las fibras originarias de la inserción
indirecta.
Muchos lectores pensaran que en su experiencia en caso de ser fisioterapeutas
o rehabilitadotes la mayoría de las lesiones que han visto son en la zona
central del muslo pero esto es porque debemos tener en cuenta que el recto
anterior tiene una arquitectura compleja de un “músculo dentro de otro” con una
unión músculo tendinosa a lo largo de su estructura y que hace susceptible al
músculo de lesionarse en su vientre muscular sin ello desechar el consenso al
que la mayoría de los autores han llegado y que antes mencionábamos.
Finalmente, además de los derivados de los mecanismos de producción
mencionados, señalar otros factores de riesgo que predisponen a este tipo de
lesiones musculares:
-
Pobre condición neuromuscular (baja flexibilidad y tolerancia al esfuerzo)
Propensión a la rápida fatiga.
Ausencia o deficiente calentamiento y enfriamiento.
Mal uso del calzado deportivo.
Ejercitarse muy frecuentemente sobre superficies irregulares.
Sobreentrenamiento.
Lesiones anteriores
Desviaciones de columna
Mala salud general y deficientes prácticas higiénicas
Condiciones ambientales: frío y humedad.
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6. Síntomas y Diagnóstico
El jugador que la padece sufre un dolor repentino (pinchazo), agudo e intenso
(cualquiera que lo haya sufrido lo identifica rápidamente) y localizado en un
lugar concreto. Provoca una impotencia funcional casi total en ese músculo.
Evidentemente, los síntomas variarán en base al tipo de lesión que suframos,
así, en una pequeña rotura el dolor será la única señal pero cuando se trata de
casos más graves la equimosis y el hematoma harán acto de presencia. En
algunos casos en los que el dolor ha sido muy intenso se han identificado
episodios de shock con mareo y sudor frío, pero esto es muy poco frecuente.
Como vemos, diagnosticar este tipo de lesión es sencillo siempre y cuando el
jugador nos ofrezca una explicación clara de lo ocurrido o nuestra presencia en
el momento del percance así nos lo indique. De todos modos, y aunque nuestro
diagnóstico esté bastante cerca de lo realmente sufrido, no podremos saber el
alcance real de la lesión si no echamos mano de material más sofisticado que
nuestra propia visión u oído. Material este no sólo imprescindible para saber
perfectamente el grado de afectación sino importantísimo también a la hora de
seguir la evolución durante la fase de tratamiento indicándonos con ello el
momento idóneo para la reaparición deportiva.
“El rápido desarrollo tecnológico del ultrasonido (US) y de la resonancia
magnética (RM) ha modificado el enfoque diagnóstico y terapéutico de las
lesiones musculares. El contar con un examen inicial permite objetivar la
magnitud de la lesión, estimar el tiempo de recuperación, monitorizar la
evolución y respuesta al tratamiento” Dra. Sara Muñoz ( 2002).
Cross, Gibbs et al. (2004) señalan que la RM en lesiones musculares agudas
de cuadriceps ayuda enormemente a predecir su pronóstico de recuperación.
La ecografía y la resonancia magnética son dos métodos de diagnóstico por
imagen que diagnostican correctamente las lesiones musculares. Travieso, MM
afirma que: “la ecografía es un método barato y rápido que en las lesiones más
graves puede infravalorar la gravedad de la lesión por lo que es la RM el
sistema más recomendable en casos de sospecha de lesión complicada” . En
referencia a las lesiones más leves en pacientes de alto rendimiento: “..debido
a las numerosas implicaciones sociales y económicas y a la escasa precisión
que muestra la ecografía en cuanto al periodo de convalecencia se refiere,
aconsejamos la utilización complementaria de la RM como método de precisión
que pronostique con exactitud el periodo de inactividad”.
RM del recto anterior derecho
(corte coronal, T2). Lesión grado 2
con periodo convalecencia corto,
sobreestimación por el edema.
En Travieso Ajá, MM. (2005)
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7. Hacia la regeneración
Dentro del campo de la fisioterapia y la rehabilitación, se entiende por
“reparación de un tejido” al cambio de dicho tejido por otro aparentemente
similar pero que no reúna las mismas características ni funciones que el
original (en nuestro caso concreto sería la sustitución de las fibras musculares
lesionadas por tejido cicatricial).
Cuando las propiedades tanto arquitectónicas como funcionales del tejido
sustituto son indistinguibles del tejido original, estaremos hablando de
“regeneración de un tejido”.
Parece evidente que de los dos procesos señalados, será el de la regeneración
aquel que más nos interese potenciar a la hora de tratar a un deportista
lesionado para así asegurar de una manera más efectiva y sin riesgos su vuelta
a los terrenos de juego.
“El tratamiento de la lesión muscular pretende estimular la regeneración para
que compita con la cicatrización que invariablemente dará como resultado un
músculo de menor volumen y con importante pérdida de funcionalidad ya que
la cicatriz no es elástica y predispone a nuevas lesiones”. Dra. Sara Muñoz
( 2002)
El ambiente celular externo a la lesión y las señales estimuladores de ciertos
procesos regenerativos serán los factores que decanten la balanza a favor de
uno u otro proceso, obligando por ello a rehabilitadotes y fisioterapeutas a
saber distinguirlos y a dominarlos siempre a favor del lesionado.
En el artículo mencionado en la bibliografía del fisioterapeuta Jose Manuel
Sanchez y que tengo el gusto de resumir, encontramos el proceso de
regeneración celular de una manera clara y concisa empezando por lo que
Mauro (1961) marca como punto de partida, y que constituye el momento en
que las células satélites son activadas (inactivas normalmente en adultos).Las
células satélite se encuentran entre el sarcolema y la lámina basal, y es cuando
se rompe esta última cuando se activa la capacidad reproductiva de estas
células.
En la brecha que forma la lesión, los sarcómeros mediante su crecimiento
intentan evitar la llegada de células inflamatorias y así, será la sangre quien
ocupe el nuevo espacio creado con la lesión. A continuación, los macrófagos
limpiaran los restos de tejido muscular necrosado y también como indica
Kuschel et al (2000) liberarán factores de crecimiento que favorecen el
crecimiento de nuevas células satélite.
“La eliminación de estos restos necrosados marca el comienzo de la
regeneración, pues se activan células satélite y se transforman en mioblastos”
(Carlson et al, 1983).
Zhang y Dhoot, (1998) continúan el proceso con la fusión de los mioblastos
entre sí para formar miotubos, que a su vez se fusionarán para formar nuevas
fibras musculares.
7
Finalmente, Jarvinen (1975) establece que al mismo tiempo que se produce la
regeneración muscular, el hematoma se ve sustituido gradualmente por los
fibroblastos y los componentes de la matriz extracelular que restauran la
integridad del tejido conectivo
Macrófagos
eliminando restos
musculares muertos
Célula satélite yendo
a zona de
discontinuidad para
crear nuevas fibras.
Como vemos, el proceso de la regeneración muscular es un mecanismo que
debemos de conocer y controlar perfectamente para que a través de distintas
técnicas fisioterápicas (cinesiterapia, electroterapia, hidroterapia, crioterapia...)
podamos sacar el mejor partido de él, impulsándolo al máximo desde el
comienzo de la lesión y logrando así el máximo porcentaje de tejido regenerado
en el músculo a tratar, lo cual, nos proporcionará una vuelta más segura y con
menos riesgo a los entrenamiento del deportista en cuestión.
8 Tratamiento de la rotura. Recuperación funcional precoz
Cuando un paciente llega a la consulta sea por esta o por otra lesión lo primero
que piensa o que quiere saber en caso de ser deportista profesional es el
tiempo que estará de baja. La mayoría de las veces, ni el fisioterapeuta ni el
rehabilitador son capaces de establecer una fecha de vuelta concreta ya que
cada lesión es diferente y a cada paciente le afecta de una manera.
Son muchos los casos en los que una vuelta precipitada ha ocasionado
agravamientos importantes en las lesiones provocando con ello periodos de
inactividad mucho más
duraderos que los inicialmente esperados.
Surge por tanto el término que todo profesional ha de seguir y que consiste en
la recuperación funcional precoz definida esta por Fernandez Martín (1997)
como “el proceso cuyo objetivo general es recuperar la función perdida del
deportista lo antes posible evitando recidivas, y que tiene como objetivo
especifico el recuperar la función del gesto dentro de la modalidad deportiva
principal.”
A través de la recuperación de la amplitud de movimiento, la fuerza, la
flexibilidad, la reacción y la habilidad específica, el recuperador deberá
asegurar una vuelta a la práctica sin riesgos en el menor tiempo posible para
que podamos hablar así de una recuperación funcional efectiva
Antes de abordar los tratamientos específicos para las roturas de fibras que la
literatura nos ofrece, hemos de hacer mención a un término acuñado por el
Dr. Gonzalo E. Gomez , que en mi opinión es fundamental y que se trata de
“la personalidad del desgarro”. En su estudio realizado en varios músculos del
cuerpo humano, comprobó como cada uno de ellos tiene unas características
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anatómicas y clínicas únicas, lo cual les hace diferentes a la hora de recibir
determinados tratamientos.
Más allá de esta simple “personalidad del desgarro” el autor concreta e integra
el concepto estableciendo el término de “personalidad de la lesión muscular”
que englobaría tres componentes: el tipo de paciente, el músculo afectado y el
tamaño y localización del desgarro, afirmando que: “..la gran diversidad en
cada uno de estos tres aspectos hace que cada caso sea único, que no existan
dos desgarros iguales y por lo tanto que cada lesión sea tratada de forma
particular”.
Una vez definidas las premisas que considero imprescindibles para comenzar
un tratamiento adaptado al deportista, y pasando a señalar los protocolos de
recuperación más comunes para este tipo de lesiones musculares,
observaremos como ciertos datos que los mismos ofrezcan no deben ser
tomados estrictamente ya que cada proceso es idiosincrásico y evoluciona de
una manera distinta.
Para Del Corral (2005),el pronóstico de la rotura viene marcado por el grado de
hematoma en el momento de la rotura y establece que en la fase aguda todo el
esfuerzo debe encaminarse a reducir la hemorragia siendo el protocolo ICER
el tratamiento aplicado durante las primeras 48 horas.
En referencia a lesiones leves: “..tras 48 horas de reposo y hielo se puede
comenzar la movilización, la fisioterapia, e incluso la aplicación de calor y
masajes, hasta que el paciente pueda reincorporarse a su actividad deportiva,
nunca antes de 3 semanas”
En lesiones más graves, establece un periodo de una semana para comenzar a
mover y cargar progresivamente la musculatura siempre teniendo en cuenta el
límite del dolor.
Para el galeno madridista el masaje está contraindicado hasta la cicatrización
de la lesión, tanto en roturas totales como parciales , ya que la aplicación de
este puede ocasionar un nuevo sangrado en la zona dañada.
Coincidiendo con otros muchos autores, señala la aparición de tejido fibroso
(lugar de futuras roturas) y la miositis osificante debida al hematoma no
reabsorbido como las principales complicaciones de esta lesión.
Por otro lado, en Del Corral, A; Forriol,F; Vaquero, J. (2005) se menciona el
protocolo de Delle y Drez dividido en 5 fases y que a continuación se expone:
Fase 1: (48-72h):
Objetivos: disminuir dolor, inflamación y derrame
Tratamiento: reposo, hielo, compresión y descarga.
Fase 2: (3 días-1 sem.)
Objetivos: mejorar rango movilidad
Tto: movs pasivos, calor, ultrasonidos, electroterapia
Fase 3: (1-3 sem). Objetivos: mejorar fuerza, elasticidad y resistencia.
Tto: isométricos, bicicleta pierna sana…
Fase 4: (3-4 sem) Objetivos: aumentar fuerza y coordinación.
Tto: isotónico e isocinéticos
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Fase 5: (4-6 sem) Objetivos: vuelta a la competición
Tto: entrenamiento específico
Espejo Baena (1996) sigue un protocolo muy parecido al que se acaba de
mencionar de Delle y Drez con la salvedad de que en la primera fase añade
antiinflamatorios y relajantes musculares así como el masaje no brusco en la
segunda fase. Como otra novedad, añade la rehabilitación propioceptiva para
la cuarta fase y establece una secuencia de reentrenamiento para la fase final y
que consiste en: carrera continua-progresiones-velocidad-cambios de ritmo y
zancada larga.
Dividiendo el proceso en menos fases, la fisioterapeuta Carolina Ruiz siguiendo
a otros muchos autores establece tres periodos a seguir en el tratamiento:
1ª Fase( Aguda): Comienza con la aplicación de hielo hasta las 48 o 72 horas
siguientes a la lesión acompañada de un reposo absoluto y vendaje
compresivo. Desaconseja durante este breve periodo de tiempo cualquier
técnica que comprenda masaje, calor, geles, cremas vasodilatadoras….
2ª Fase (De cicatrización o subaguda). Busca que la cicatrización sea lo más
pequeña y funcional posible a través de contracciones isométricas al 4-5º día
que favorecen la orientación adecuada de las fibras lesionadas.
Estiramientos sólo se comenzarán en esta fase en caso de que la lesión sea
una distensión que no llegue a rotura.
3ª Fase (Reanudación progresiva de la actividad deportiva): Se realizará el
fortalecimiento o potenciación muscular ya sea con ejercicios terapéuticos
específicos o con corrientes eléctricas específicas para este fin. Habrán de
prevenirse nuevas lesiones realizando estiramientos y calentamiento antes y
después de la actividad.
En otra línea de trabajo distinta, el fisioterapeuta Jose Manuel Sanchez experto
en rehabilitación deportiva plantea un método novedoso denominado
Microregeneración endógena guiada (MEG) que consiste en alterar el potencial
eléctrico de la región lesionada normalizando así la presión oncótica y de
oxigeno para que se produzca una hiperactivación de las células satélite
respecto a los fibroblastos (tejido cicatricial) y la proporción de miofibrillas
recuperadas sea mucho mayor.
Su práctica durante años le ha llevado a reducir periodos de convalecencia de
lesiones de grado 2 a 10 días y de grado 1 a 4-5 días con resultados
excelentes.
Como podemos imaginar, esta técnica aunque muy interesante, tan sólo está al
alcance de unos pocos por lo que su utilización en deportistas sin recursos es
muy limitada o nula.
Observamos que aunque distintos, todos los protocolos siguen una línea más o
menos parecida por lo que no creo conveniente la elección exclusiva de un
único modelo. Como ya se ha mencionado anteriormente, las lesiones
musculares son individuales y cada paciente responderá de una manera a una
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técnica concreta, será por tanto cuando entre en juego nuestra profesionalidad
y experiencia para que seamos capaces de adaptar a cada deportista en base
a sus características aquel protocolo de recuperación que mejor y más
rápidamente asegure su vuelta a los terrenos de juego de una manera segura y
sin riesgo a futuras recaídas.
A continuación, me reservo el derecho de citar algunas de las numerosas
investigaciones que se han llevado a cabo en relación a las lesiones
musculares y que arrojan conclusiones concisas a cerca de aspectos concretos
del tratamiento de estas lesiones y que ayudarán a completar aun más si cabe
la información aquí mostrada.
En Sanchez, JM (2005) encontramos:
“Uno de los métodos más eficaces para la regeneración de roturas musculares
consiste en mover durante las primeras fases de curación la parte dañada,
porque genera muy pocas complicaciones e incapacidades si se compara con
otros tratamientos de inmovilización “ (Knigth,1985).
“Un hallazgo que suele acompañar a la inmovilización es el aumento de tejido
conjuntivo en relación con los tejidos contráctiles del músculo. Este tejido
conjuntivo no se alinea de forma paralela a las fibras musculares, de tal
manera, que este incremento de su tamaño y estructura aumentará la rigidez
del
músculo,
disminuyendo
sus
propiedades
de
extensibilidad”
(Tabar et al, 1972).
“Las propiedades tensoras de los músculos lesionados recuperan su nivel
anterior a la lesión en un tiempo corto cuando se sigue un tratamiento de
movilización precoz,mientras que la inmovilización disminuye las propiedades
tensoras.” (Jarvinen,1975).
“El entrenamiento excéntrico de baja velocidad incrementa el número de
formación de sarcómeros en serie y minimiza la proliferación de colágeno”.
(Jarvinen,1975).
“Durante la primera semana el lugar de la lesión es el punto más débil durante
los estiramientos pasivos Después de la primera semana,la rotura suele
producirse en la parte proximal de la lesión.” (Jarvinen,1976)
Otros estudios consultados:
Sherry MA & Best TM (2004) en un estudio con atletas con rotura de fibras de
isquiotibiales, comprobaron que un programa de rehabilitación compuesto por
ejercicios de agilidad y de estabilización del tronco es más efectivo que un
programa que haga hincapié en el estiramiento y fortalecimiento del músculo
aisladamente a la horade acelerar el retorno a la práctica y prevenir recaídas.
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Millar AP (1976) propone un tratamiento para roturas leves compuesto por
varias repeticiones de una rutina de hielo y onda corta para el alivio del dolor,
estiramientos pasivos, ultrasonidos y ejercicios primero de los antagonistas
para pasar posteriormente al músculo lesionado. Ejercicios de cuadriceps y de
marcha correcta fueron ejecutados para asegurar la aptitud del deportista
después de la cura. El promedio del tratamiento fue de 6 días encontrando un
1% de recidivas
En relación a la conveniencia de utilizar antiinflamatorios no esteroideos en el
proceso de cura:
Alonso, JM en 1997 señala: “ Uno de los usos terapéuticos de los AINES son
las lesiones musculares en fase aguda. Suele emplearse por vía intramuscular,
oral y dermatológica local. Cuando la lesión es suficientemente seria como
para causar sangrado en tejidos blandos, deben transcurir un mínimo de 24
horas entre la lesión y el inicio de la terapia. El uso en menos tiempo puede
incrementar considerablemente el sangrado de los tejidos blandos”.
Garret, WE Jr (1996) afirma tras su experiencia que el uso de AINES presente
un riesgo para la lesión a largo plazo.
Almekinders, LC & Gilbert JA (1986) en un estudio durante 11 días con dos
grupos de trabajo demostraron que los antiinflamatorios no esteroideos
(piroxicam en este caso) pueden retrasar la regeneración del músculo
lesionado.
“El tratamiento con AINEs lo han puesto en entredicho los autores que
defienden que en las roturas musculares es necesaria la respuesta inflamatoria
para evitar una fibrosis y para que puedan actuar las células satélite,
responsables de la respuesta reparadora para transformarse en mioblastos”
(Del Corral,2005)
Otro estudio basado en la administración de fármacos o similares sería el de
Yi-Sheng Chan; Yong Li et al (2005) que confirma al suranim como reductor del
proceso de formación de cicatriz muscular y potenciador de la fuerza muscular
en pacientes con rotura de fibras. Desde otra perspectiva también se
demuestra que este proceso de regeneración se ve acelerado en pacientes en
los que se ha inyectado suero sanguíneo propio en la zona dañada, tal y como
se deriva de la investigación de T. Wright-Carpenter; P. Klein et al en el 2004.
Distintas técnicas demostradas y más cercanas al espectro electroterápico
utilizado comúnmente en estas lesiones (corrientes diadinámicas, ultrasonidos,
iontoforesis, onda corta..) serían el laser y la onda electromagnética. En
relación al primero, Gonzalez Iturri (1996) destaca sus efectos antiálgico en
dolores superficiales así como su acción antiinflamatoria, trófica y
descontracturante a través de su experiencia con 76 deportistas aplicándoles
10 sesiones a cada uno y obteniendo datos positivos.
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En cuanto a la segunda técnica mencionada (onda electromagnética)
Mondardini (1999) comprobó ecográficamente en 72 sujetos con rotura
muscular 1 y 2 que los resultados obtenidos por la transferencia energética de
esta onda eran buenos y que los mismos se derivaban de su efecto biológico
producido en la micro y macrocirculación traducidos en un aumento de la
velocidad de reparación muscular.
Finalmente, siguiendo la teoría que sostiene que el entrenamiento del miembro
sano favorece al miembro lesionado encontramos varios estudios que han
confirmado que el entrenamiento de fuerza de un grupo muscular produce
mejoras en el grupo muscular contralateral (Hellebrandt y col.1947; Shaver
1970; Komí y col.1978; Moritani y de Vries 1979; Houston y col.1983; Yasuda y
Miyamura 1983; Leáis y col 1984; Kannus y col. 1992; Ploutz y col.1994), los
cuales se habrán de tener en cuenta a la hora de desarrollar un programa de
ganancia de fuerza muscular en la musculatura afectada, pudiendo utilizar esta
técnica en las primeras fases en las que todavía no está recomendado el
movimiento del segmento afectado.
Mención especial debemos hacer en el estudio de Lewis y col (1984), que
derivó en la conclusión de que buena parte de la mejora de la fuerza
isométrica máxima del cuadriceps sometido a entrenamiento se transfiere a la
pierna no entrenada.
Por otro lado y para acabar, López Calvet, JA (1997) con un protocolo de
entrenamiento consistente en 120 contracciones isométricas máximas diarias
de 5´´ con periodos de descanso de 10´´ durante dos semanas, comprobó que
se producía un aumento de la fuerza isométrica máxima del 18% en la pierna
entrenada y del 13 % en la no entrenada.
Pienso sinceramente que con toda la información aquí mostrada, tanto
fisioterapeutas, como rehabilitadotes ,como preparadores físicos gozan de un
amplio cuerpo de conocimiento con el que a través del trabajo multidisciplinar
logren desarrollar planes de recuperación en las roturas de fibras del recto
anterior que aceleren la vuelta a los terrenos de una manera segura y sin
cometer errores que tal vez en otra ocasión hubieran cometido.
Como se puede observar, son numerosas las conclusiones que se desprenden
de los cuantiosos artículos revisados, y es ahora, cuando entra en juego la
profesionalidad y el saber hacer de cada uno.
9 Vuelta a la práctica deportiva
Desde el momento exacto que se produce la lesión el jugador sólo piensa en
reaparecer lo antes posible. A veces, la importancia de un jugador en el equipo
o las ganas de este por jugar hacen que se acorten demasiado los periodos de
inactividad provocando peligrosas recaidas.
El caso concreto de las lesiones musculares es muy complicado ya que el
jugador cuando ha pasado un tiempo concreto deja de sentir dolor, corre sin
13
problemas, salta e incluso chuta, lo cual le lleva a pensar que se encuentra al
100% y que ya puede incorporarse al equipo.
Son desgraciadamente numerosas las ocasiones en las que esta situación ha
derivado en nuevas y mayores lesiones alejando aún más tiempo al jugador de
los terrenos y añadiéndole a esta situación un componente psicológico de
ansiedad muy grande para el futbolista.
En la actualidad, como señalan Orchard J; Best TM & Verral GM ( 2005)
“no hay consenso directo o consenso acordado para asegurar la vuelta al
deporte después de una rotura muscular eliminando completamente el riesgo
de reincidencia con un rendimiento máximo”.
Del Corral (2005) señala una serie de premisas que han de cumplirse para
asegurar una vuelta con ciertas garantías:
- Que no existan restos de hematoma en la ecografía.
- Que ecográficamente también se demuestre una cicatrización completa.
- La masa muscular del lado lesionado ha de ser igual a la del lado sano.
- La elasticidad del músculo sobre todo en la zona de cicatriz ha de estar
recuperada.
- No hay ningún dolor o molestia durante el entrenamiento constante y
prolongado.
- Las pruebas funcionales han de demostrar una actividad similar a la del
lado sano.
Para finiquitar con este apartado, mencionar algunos otros consejos que desde
mi punto de vista pueden ser muy útiles de cara a la puesta a punto definitiva:
-Realizar series de fuerza resistencia tanto en cuadriceps como en
isquiotibiales para así preparar mejor al músculo en caso de futuras
sobrecargas.
- Hacer especial hincapié en los estiramientos de la zona dañada antes y
después de los entrenamientos o partidos.
- Retirarse de la actividad en el momento que el jugador note la más ligera
sensación de molestia.
- Ponerse en manos de los fisioterapeutas si se dispone de ellos todos los días
al acabar las sesiones para que descontracturen la zona y apliquen crioterapia.
- No realizar golpeos fuertes de balón hasta que el jugador no tenga la
confianza necesaria.
- No verse involucrado en situaciones de fuerte confrontación hasta que no
vayamos adquiriendo el ritmo de los demás.
- Pensar que desde el momento en que nos lesionamos del recto anterior
somos propensos a volverlo a sufrir por lo que siempre habremos de hacer
especial hincapié en su cuidado a través del calentamiento y los mencionados
estiramientos.
- Durante las primeras sesiones con el grupo e incluso en los primeros partidos
tras la reaparición aplicar un vendaje funcional que aumente la seguridad del
deportista, pero teniendo prudencia para que el jugador no se acostumbre a
jugar siempre con esta técnica.
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En su libro sobre vendajes funcionales, Toni Bové nos explica de una manera
muy sencilla la manera más eficaz de realizar este vendaje y que a
continuación se puede observar en 5 sencillos pasos:
(Para más detalle sobre esta técnica consultar el libro mencionado referenciado
en las fuentes utilizadas)
10. Conclusiones:
- Las lesiones musculares y concretamente las roturas de fibras del recto
anterior son un tipo de lesión bastante común en los jugadores de fútbol por lo
que se le ha de otorgar la importancia que merecen.
- Dentro de la gradación de las roturas, son las parciales las que más y con
más complicaciones se dan en este contexto.
- La sobrecarga durante la fatiga, los movimientos explosivos de golpeo de
balón, las contusiones y ciertos estiramientos que sobrepasan el límite
muscular son los mecanismos más habituales de producción en esta alteración.
- Las fases del calentamiento y estiramientos antes y después de la práctica
son fundamentales para prevenir y evitar recaídas.
15
- Para poder realizar un tratamiento más adaptado al grado de rotura que se
padezca se ha de contar con medios sofisticados como la resonancia
magnética o la ecografía, siendo la primera mucho más precisa.
- El fisioterapeuta o rehabilitador ha de encaminar todos sus esfuerzos en la
dirección de la regeneración muscular frente al proceso de reparación que
proporciona efectos indeseados.
- La lesión se debe personalizar a cada paciente y a cada situación ya que no
todos los deportistas responden de igual manera.
- Asegurar una vuelta a la práctica sin riesgos es muy difícil por lo que
debemos intentar a toda costa que esta decisión se tome con la mayor cantidad
de argumentos posibles.
- Fundamental la creación de un equipo multidisciplinar de trabajo que
empezando desde el entrenador y acabando por el propio jugador englobe
tanto a fisioterapeutas, médicos y preparadores físicos
11. Fuentes utilizadas:
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ISBN: 84-8174-814-5
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